Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
América 1492-1992 PDF
América 1492-1992 PDF
Ilustraciones:
Portada:
Representación del dios precolombino
Quctzalcoatl (Códice Magliabechiano, f. 61). D e la
obra L'Amérique de la conquête pinte par les
Indiens du Mexique, de Serge Gruzinski,
Éditions Flammarion, 1991.
A la derecha:
«Los primeros habitantes de America», de un
grabado sobre madera de 1497, Museo de
La Plata, México, Rogcr-víoiict.
2 2 DEC. 1992
Diciembre 1992
Trayectorias históricas
Aldo Ferrer El desarrollo económico de Argentina:
una perspectiva histórica 491
Luiz Vasconcelos Brasil: quinientos años de historia 501
y Vania Cury
Osear M u ñ o z Economía y sociedad en Chile: frustación y
cambio en el desarrollo histórico 517
Serge Gruzinski Colonización y guerra de imágenes en el México
colonial y moderno 533
R . T . Naylor Canadá en la era poscolombina 549
Stuart Bruchey Las bases del desarrollo económico de los
Estados Unidos 563
Ignacy Sachs
Cada generación reinterpreta la historia según Tras la destrucción de los Estados y cultu-
su sensibilidad. Es m u y natural que el Quinto ras precolombinos, los colonizadores ya no en-
Centenario del «encuentro de dos mundos» contraron resistencia en América, al contrario
-uno de los eufemismos m á s singulares inven- de lo ocurrido en otros territorios periféricos.
tados por los diplomáticos de la cultura- dé Los países de América se (re)crean así ex nihi-
lugar a una profusión de publicaciones sobre lo. Surge, literalmente, un N u e v o M u n d o que
la Conquista y sus consecuencias. Lo que re- termina por escindirse: el Norte del continente
sulta curioso, en comparación con los actos -al menos los Estados Unidos- se suma al
conmemorativos a que dio lugar el cuarto cen- centro del sistema mundial e incluso termina
tenario, es la inversión de las proporciones convirtiéndose en su potencia principal, mien-
entre las obras que insis- tras que los países de A m é -
ten en poner de relieve su Ignacy Sachs es profesor en la Escuela rica Latina aunque con tra-
aspecto heroico y aque- de Estudios Superiores de Ciencias So- yectorias marcadamente
llas, cada vez más numero- ciales (EHESS) en París, desde 1968, y diferenciadas entre sí, tie-
sas, que tratan de analizar responsable del seminario de «Investi- nen en c o m ú n el hecho de
gación comparada sobre el desarrollo».
su brutalidad, dando tam- En 1973, fundó el Centro Internacional seguir perteneciendo a la
bién mucha importancia de Investigación sobre el Medio a m - periferia de ese sistema.
a la visión de los venci- biente y el Desarrollo (CIRED) y, en Es difícil imaginar un
1985, el Centro de Investigación sobre
dos. el Brasil Contemporáneo (CRBC), del laboratorio m á s apropiado
El gran historiador in- cual es director. Es autor de numerosas que presente, en un m i s m o
dio K.N. Panikkar llamaba obras sobre el desarrollo y sus repercu- continente y durante un
siones sobre el medio ambiente. Su di-
«la era de Vasco de G a m a » rección: Centre de Recherches sur le periodo de cinco siglos,
al período transcurrido Brésil Contemporain: 54, Bib. Raspail, una gama tan amplia de
desde la llegada de los eu- 75006 París. trayectorias y de formas de
ropeos a las costas de la desarrollo o de «maldesa-
India hasta la independen- rrollo». Su análisis se im-
cia de este país. La conquista de América ha pone en la medida en que elfinde la era de
cambiado tan radicalmente el curso de la his- Colón se perfila c o m o el desafío más impor-
toria hasta nuestros días que, por analogía, se tante con que se enfrenta la humanidad dividi-
puede hablar de la era de Colón. En 1492 da en un Norte y un Sur, al que acaba de
comienza la división del m u n d o en Norte y agregarse un segundo Sur: los países de Europa
Sur, la instauración de relaciones asimétricas y del Este y de la antigua U R S S que se empeñan
difícilmente reversibles entre potencias domi- en construir un capitalismo periférico y tardío
nantes y regiones dominadas. E n el artículo sobre las ruinas del socialismo real.
que figura a continuación, Wallerstein y Qui- ¿Cuándofinalizarála era de Colón y reco-
jano muestran que la creación del sistema- menzará la historia con una búsqueda de nue-
m u n d o tal c o m o existe actualmente es la con- vos modelos de sociedad y de comunidad
secuencia directa de ese hecho. mundial que responda al triple critero de justi-
cia social, prudencia ecológica y eficacia eco- los «monográficos» (Ferrer en el caso de Ar-
nómica? ¿Cuándo se establecerá un nuevo or- gentina, M u ñ o z en el de Chile, Vasconcelos y
den mundial fundado en la igualdad de opor- Cury en el de Brasil) insisten en la importancia
tunidades para todos los países, pequeños o de la singularidad a la vez que elaboran una
grandes, pobres o ricos, y en un reparto equita- historia razonada, implícitamente fundada en
tivo del poder en las instituciones internacio- el cuestionamiento de las teorías del desarro-
nales? llo. Ocupan así un «espacio intermedio» entre
El desmoronamiento del socialismo real no la teorización que, a fuerza de buscar la gene-
puede interpretarse c o m o una victoria defini- ralidad, termina por volverse ahistórica y el
tiva y convincente del capitalismo neoliberal. banal estudio de casos que no se presta a nin-
Los modelos del primer m u n d o están desgas- guna comparación ni generalización. Resulta
tados. El segundo m u n d o vuelve a empezar tentador ver en este tipo de comparatismo un
haciendo tabla rasa. E n cuanto al tercer m u n - arma capaz de sacar el debate sobre el desarro-
do, sus modelos y prácticas requieren ser rede- llo del estancamiento teórico en que se en-
finidos a fondo. Esto indica hasta qué punto cuentra en la actualidad. A la vez, en este
está fuera de lugar la tesis de Fukuyama sobre número de la R I C S se plantean algunas cues-
el «fin de la historia». tiones transversales a propósito de la plurali-
D e ahí que hayamos considerado útil apro- dad de destinos de América.
vechar la ocasión del Quinto Centenario para ¿Qué se puede pensar hoy en día, teniendo
replantear el debate sobre el desarrollo a partir en cuenta la nueva sensibilidad ecológica, de
de una comparación de las trayectorias de al- la polémica que enfrenta desde hace casi un
gunos países de América. siglo a los deterministas geográficos y los posi-
Este número de la Revista Internacional de bilistas culturales?
Ciencias Sociales tiene un propósito doble. A partir del estudio de la civilización pre-
Por una parte, se trata de señalar la plurali- colombina del valle de México, Garavaglia lo-
dad de estas trayectorias, el papel fundamental gra modificar los términos del cuestionamien-
que desempeña en ellas lo singular por oposi- to. Esa civilización dio muestras de una exce-
ción a lo específico, en el sentido etimológico lente adaptación a las condiciones naturales
de este último término y, por tanto, contrario mediante un empleo cuidadosamente elabora-
a su acepción popular. Cabe hablar de una do del transporte por agua y de>la construcción
cierta especificidad del Sur y del Norte de de chinampas, jardines flotantes que permi-
América sin dejar de insistir en los aspectos tían alimentar una población numerosa y ur-
singulares de la historia que diferencian, por banizada. Su desarrollo se produjo en armonía
una parte, a Chile de la Argentina, Brasil y con la naturaleza (en este caso el agua), mien-
México, y, por otra, a los Estados Unidos del tras que los colonizadores españoles, que aca-
Canadá. Probablemente podrían elaborarse riciaban el sueño prometeico y voluntarista de
otras subtipologías a condición de incluir la dominar la naturaleza, se apartaron del agua
totalidad de los países latinoamericanos, lo con las funestas consecuencias que aún se de-
que no ha podido hacerse por falta de espacio. jan sentir en el presente.
En particular, sería posible contraponer los D e seguir el hilo de la reflexión de Garava-
países que se insertaron en la economía m u n - glia, es posible distinguir un posibilismo «bue-
dial gracias al impulso de su producción mine- no» y uno «malo». El primero trata de poner
ra a los que se desarrollaron a partir de planta- de relieve las oportunidades que ofrece el m e -
ciones (el Brasil perteneció sucesivamente a dio natural, el segundo sucumbe a la tentación
ambas categorías). Otra distinción fundamen- de eliminar las limitaciones de éste para repro-
tal podría establecerse entre los países cuya ducir en él, sin cambios, modelos transferidos
población indígena sobrevivió a duras penas y de un entorno diferente. E n realidad, se trata
aquéllos donde la población y las culturas pre- de la oposición entre el desarrollo autónomo y
colombinas fueron prácticamente aniquilados. el «maldesarrollo» mimético.
Gruzinski analiza precisamente en este n ú m e - Esto nos lleva a considerar el papel que
ro ciertas repercusiones de este último fenó- desempeñan los factores culturales y religiosos
m e n o en la historia cultural de México. en el desarrollo. Eisenstadt subraya con razón
Prácticamente todos los autores de artícu- que estos factores deben interpretarse en el
Introducción: ¿Elfin de la era de Colón? El desarrollo en tela de juicio 485
U n arcángel, de un artista peruano definalesdel siglo xvii, representado con sus alas emplumadas tradicionales,
pero con un hábito suntuoso de la época y disparando con mosquete. D e la obra Le monde hispanique, de John
Elliott, Editions Vilo, 1991. Ilustración de w. swaan, N.Y.
486 Ignacy Sachs
marco global del proceso histórico del desarro- sidades. El tercer enfoque, preconizado por
llo y que no pueden considerarse c o m o expli- Sagasti, parece el apropiado: las prioridades
cación cabal de las diferencias entre las trayec- de la investigación deben tener en cuenta el
torias de los países de América Latina y las de contexto socioeconómico, natural y cultural.
América del Norte. Indudablemente, un factor N o obstante, la verificación de las hipótesis
de peso es la oposición entre el catolicismo y el debe responder a los criterios universales de la
protestantismo, entre la religión institucionali- ciencia.
zada y la religión civil, pero no menos impor- La reflexión sobre el papel de la ciencia y
tantes son las diferencias entre las formas de de la técnica, de las imitaciones y la creativi-
Estado presentes en los dos grupos de países. dad, lleva a plantear dos problemas de carácter
Dicho de otro m o d o , el contraste en lo que m á s general.
atañe a la herencia institucional de las anti- El primero es el de la singularidad, la espe-
guas metrópolis constituye otro factor de dife- cificidad y la universalidad. Citemos a este
renciación, analizado por Romano. América respecto a Octavio Paz:
Latina heredó instituciones de tipo feudal, lo «La pretendida universalidad de los siste-
que no le impidió organizar un m o d o de pro- m a s elaborados en Occidente durante el siglo
ducción basado en la esclavitud. H a y que agre- XIX se ha roto. Otro universalismo, plural,
gar que los productos agrícolas y mineros lati- amanece.»
noamericanos entraban en los circuitos del El segundo es el de un enfoque global del
incipiente comercio capitalista mundial. D e - desarrollo, que reconozca la pluridimensiona-
b e m o s ir m á s allá de las simplificaciones que lidad y la complejidad de ese concepto. El
explican la historia de América Latina exclusi- desarrollo es un proceso y no un estado final.
vamente en términos de feudalismo, esclavis- Puede interpretarse c o m o un proceso de libe-
m o o capitalismo. C o n todo, las polémicas en ración respecto de las trabas que limitan la
este punto han sido m u y violentas. creatividad h u m a n a . Por liberación puede en-
Las civilizaciones de América, tal c o m o las tenderse también la abolición de un poder
conocemos en la actualidad, ¿constituyen opresor, la eliminación de todos los obstáculos
«fragmentos» de Europa o son, por el contra- materiales, o incluso un proceso de aprendiza-
rio, una cristalización de nuevas civilizacio- je social, un avance lento y difícil hacia una
nes? Eisenstadt opta decididamente por la se- civilización del ser con un reparto equitativo del
gunda interpretación. Los Estados Unidos na- tener.
cieron de una rebelión contra el viejo m u n d o . Esta polisemia del término hace que la ela-
Pero también América Latina consiguió trans- boración de modelos fundados en un número
formar radicalmente las premisas heredadas limitado de variables sea prácticamente impo-
de Europa en materia de civilización e institu- sible. En todo caso, es preciso rechazar el razo-
ciones. A d e m á s , fue escenario de un intenso namiento reductor a base de los factores eco-
mestizaje cultural, motivo de legítimo orgullo nómicos y de otro tipo, lo que da a entender
para los pueblos latinoamericanos. que lo económico es el factor determinante,
En nuestros días, la vitalidad y creatividad cuando sería necesario, por el contrario, hacer-
culturales de América constituyen un aporte se la pregunta fundamental de Karla Polanyi:
importante a la cultura mundial. E n cambio, ¿cómo se inserta lo económico en lo social?
¿qué cabe decir de la ciencia y la técnica lati- C o m o señalaba con frecuencia Gunnar
noamericanas? Myrdal, sólo existen configuraciones de facto-
Sagasti recuerda la herencia de las culturas res pertinentes y no pertinentes relativos a los
precolombinas, en gran parte aniquilada por el ámbitos social, cultural, ecológico, económico
cataclismo que representó el «encuentro de los y político. Esto lo han comprendido m u y bien
dos mundos». E n la actualidad hay que llenar los historiadores que practican la historia to-
el vacío que separa en este aspecto el Norte del tal, c o m o demuestra el pasaje siguiente de Pie-
Sur. Algunos suponen que el Sur ya no tiene la rre Villar (1982, pág. 302):
posibilidad de liberarse de la dependencia «Para ti el universo de los hechos económi-
científica y técnica con respecto al Norte. cos. Para ti el de los hechos políticos. Para ti el
Otros querrían que se dotara de una ciencia de los hechos artísticos. ¿ Y si la historia fuera
diferente, que respondiese a sus propias nece- totalización? ¿ Y si todo acontecimiento entra-
Introducción: ¿El fin de la era de Colón? El desarrollo en tela de juicio 487
wgft
T\
r
-**>.
en!*"*
*>T- ai*»*iá¿jlfe=ii~"-
Referencias
A N D E R S O N , Perry. Tras las huellas del materialismo histórico, Siglo xxi, Madrid, 1986.
Aldo Ferrer
U n cargamento de carne a punto de partir del puerto de Buenos Aires. La exportación de carne de buey a Europa
ha tenido un papel capital en la economía de Argentina. Library of Congress. Edimedia.
las autoridades de Paraná. Frente a este cua- lización de la lana y otras materias primas. El
dro de marginamiento del Interior, la ganade- enfoque proteccionista consiguió éxitos nota-
ría, el comercio exterior y la ocupación territo- bles en la Legislatura de Buenos Aires y, sobre
rial, fueron consolidando el poder de Buenos todo, en los debates de la Ley de Aduanas en el
Aires y afirmando su influencia hegemónica. Congreso Nacional en 1875 y 1876, durante la
Entre 1862 y 1880, mientras se decidían las Presidencia de Avellaneda.
bases de la organización política del país, la
Nación emergente debatía su futuro económi-
co en torno de la opción libre cambio o protec- 3. La integración al mercado
cionismo. Todavía las condiciones internacio- mundial
nales no habían permitido consolidar el poder
de los intereses ganaderos y comerciales de Sin embargo, el proyecto librecambista se con-
Buenos Aires y la región pampeana. Los pro- solidó rápidamente. E n la segunda mitad del
blemas del comercio internacional en aquellos siglo XIX, irrumpieron masivamente un con-
años despertaron ciertas inclinaciones protec- junto de circunstancias propicias para la pro-
cionistas en los ganaderos bonaerenses. Estos puesta librecambista. La revolución industrial
percibieron, en el mercado interno, posibilida- en Inglaterra y Europa aumentó la demanda
des, de colocación de lana y otros productos, de alimentos y materias primas. Al m i s m o
que el mercado internacional no ofrecía. Esta tiempo, el desarrollo de la navegación a vapor
indefinición de los intereses dominantes esti- rebajó los fletes marítimos y el ferrocarril per-
muló el surgimiento de un importante movi- mitió integrar los espacios continentales al
miento proteccionista fundado en la industria- mercado mundial. Estos «territorios inútiles»
494 Aldo Ferrer
El estilo del desarrollo económico argenti- nes. Eran también propicios los recursos hu-
no, desde la Organización Nacional hasta la manos y el acervo tecnológico preexistente.
crisis de 1930, abarcó a la mayor parte de la Existía una oferta de bienes y servicios de
población. N o era ésta una economía de encla- origen local para el mantenimiento de los fe-
ve, con una brecha profunda entre el sector rrocarriles, la infraestructura, los frigoríficos, y
exportador y la mayor parte del país en un el parque de maquinarias del agro. La ingenie-
régimen económico de subsistencia. N o se pre- ría y la industria de la construcción tenían un
sentaba aquí la fractura observable en la eco- desarrollo considerable. Cuando se aceleró el
nomía minera exportadora del Altiplano, de proceso industrial a partir de 1930, el país
otros países andinos o en los sistemas de plan- contaba con recursos humanos calificados y
taciones en las naciones del Caribe. En la Ar- una base tecnológica respetable.
gentina, la sociedad y la economía quedaron Hacia 1930 existía también un mercado
ligadas al orden mundial por la incorporación nacional integrado en torno del centro hege-
masiva de inmigrantes y el vertiginoso desa- mónico de la región pampeana y el Gran Bue-
rrollo de la producción agropecuaria en la nos Aires. Prácticamente toda la población ar-
zona pampeana. gentina se encontraba vinculada al mercado
Sin embargo, el Interior recibió débilmente interno a través del sistema de transportes y
los efectos del desarrollo de la producción y las comunicaciones. Hasta 1930 las importacio-
exportaciones agropecuarias de la región p a m - nes de manufacturas abastecían la mayor parte
peana. Las economías regionales del Interior del territorio nacional. Desde entonces, fueron
se especializaron en producciones para el mer- progresivamente sustituidos por bienes de pro-
cado bonaerense y, en alguna medida, las ex- ducción interna.
portaciones. Por ejemplo, el caso de la produc- La zona metropolitana del Gran Buenos
ción de yerba en el Noroeste, el azúcar en el Aires representaba el 1,3% del territorio na-
Noroeste y la vid en Cuyo. En la Patagonia se cional y, hacia 1930, contaba con cerca del
generalizó la explotación extensiva del lanar. 30% de la población total del país. E n la re-
D e todos modos, se acentuó la concentración gión pampeana y sus ciudades, con el 25 % del
económica y de la población en la región p a m - territorio nacional, residía cerca del 70 % de la
peana. Entre los censos nacionales de 1869 y población total. D e este m o d o , la localización
1914, la población de Buenos Aires y la region del mercado, la disponibilidad de m a n o de
pampeana aumentó del 53 % al 74 % del total obra e infraestructura y la cercanía a los puer-
del país. La integración de la Argentina al tos, a través de los cuales entraban los equipos
orden mundial disolvió en pocas décadas el y materiales importados para la industria en
orden tradicional heredado del régimen colo- expansión, contribuyeron a reforzar la concen-
nial y de los primeros pasos de la Nación tración en la ciudad de Buenos Aires y su zona
independiente. Este estilo de desarrollo culmi- de influencia.
nó en vísperas de la Primera Guerra Mundial Entre 1930 y mediados de los años setenta
y se prolongó hasta la década de 1920. la Argentina fue m u y inestable. Hasta 1945 la
política económica aseguró el equilibrio fiscal,
monetario, del balance de pagos y los precios.
4. El crecimiento hacia adentro Pero las tensiones sociales y políticas estalla-
ron más tarde y generaron continuos desequi-
La crisis internacional de la década de 1930 librios en los pagos externos, el sector público
modificó radicalmente la inserción de la eco- y la distribución del ingreso.
nomía argentina en el orden mundial y generó El rezago en transformar la composición
estímulos para la sustitución de importaciones del comercio exterior pari passu con los c a m -
y el desarrollo industrial. Los factores internos bios en la estructura productiva deprimieron
eran favorables. La población de 12 millones las exportaciones y generaron el proceso de
de habitantes hacia 1930 y un ingreso per contención y arranque (stop-go). Vale decir,
capita de 1.500 dólares (de 1990) conforma- fases de expansión de la producción, el ingreso
ban un mercado interno de dimensión sufi- y el empleo bajo el estímulo de las políticas
ciente para fundar un proceso ambicioso de fiscal y monetaria, y el ajuste posterior frente a
industrialización y sustitución de importacio- la insuficiencia de divisas para importar y ser-
496 Aldo Ferrer
vir la deuda acumulada en el período previo sión pública realizó contribuciones importan-
de expansión. Durante la década de 1930 y la tes a la expansión de la infraestructura de
Segunda Guerra Mundial, el país retuvo sus transportes, energía y comunicaciones. Hacia
posiciones preestablecidas. Después de 1945 la década de 1960 representaba alrededor del
fue perdiendo participación en el comercio y 50 % de la inversión bruta interna y cerca del
producción mundiales. Frente a tasas de creci- 10% del PBI. El gasto público cumplió un
miento de la producción mundial del 5 % papel significativo en el área social. Sin e m -
anual y del comercio cercanas al 10 %, Argen- bargo, no sustentó con recursos genuinos el
tina perdió rápidamente posiciones relativas. desarrollo de la educación y la cultura, la salud
La transformación de las exportaciones fue pública y la vivienda. La política social au-
m u y lenta. A mediados de la década de 1970, mentó el déficitfiscaly se concentró a m e n u d o
las de origen industrial representaban sólo el en los controles de precios y salarios. Sus brus-
25 % de las exportaciones totales. Esta era una cos efectos redistributivos sobre el ingreso ali-
participación insuficiente dado el peso relati- mentaron las presiones inflacionarias. En pro-
vo de la industria en la generación del produc- medio, entre 1945 y 1975, la inflación fue del
to. La importancia del comercio exterior en la 25 % anual, m á s de cuatro veces la vigente en
economía nacional declinó rápidamente. E n - el período 1930-1945.
tre 1930 y 1950 la relación entre las exporta- Estos hechos influyeron negativamente so-
ciones y el P B I cayó del 25 % a menos del bre el desarrollo económico de Argentina. La
10%. L o m i s m o sucedió con las importacio- inflación debilitó el mercado de capitales con-
nes. La capacidad de importar siguió depen- siderablemente desarrollado hacia la década
diendo esencialmente de las exportaciones pri- de 1940. E n tales condiciones, la elevada tasa
marias. La brecha entre la demanda de impor- de ahorro (20% del PBI) y el considerable
taciones de insumos y equipos para la indus- acervo científico tecnológico, no pudieron
tria y las exportaciones de manufacturas sus- ejercer suficiente influencia en el crecimiento
tentaron el crónico desequilibrio externo. Las y la inserción externa del país. Esto deprimió
políticas discriminatorias contra el sector la significación internacional de la economía
agropecuario y sus exportaciones agravaron la argentina, especialmente en el contexto de la
situación hasta mediados de la década de América Latina. En 1945, Argentina represen-
1950. taba el 25 % del producto de toda la región, en
El crecimiento del sector público fue un 1960 el 19 % y en 1970 el 15 %. En esto influ-
fenómeno generalizado en los países industria- yó la menor tasa de crecimiento de la pobla-
les y la periferia desde la década de 1930. ción pero, sobre todo, el menor ritmo de creci-
Cuando este proceso culmina en la Argentina, miento económico. En 1975, el producto por
en la década de 1960, la significación econó- habitante ascendía a 3.300 dólares (de 1990)
mica del Estado era comparable al de otras que representaba una tasa de aumento del
economías avanzadas y en proceso de indus- 1,8% anual sobre 1930. La población total
trialización. Sin embargo, no se financió con ascendía en 1975 a 26 millones de habitantes
recursos genuínos de origen tributario y del con una tasa anual de crecimiento del 1,7%
mercado de capitales. D e este m o d o , el déficit anual respecto de 1930. El comportamiento
fiscal, m u y alto en varios períodos, se convir- económico fue relativamente insatisfactorio
tió en una fuente importante de expansión de en el período 1930-75. Sin embargo, a lo largo
la base monetaria. Esto contribuyó a alimentar del período, el sistema fue acelerando su tasa
las presiones inflacionarias. Todos los servi- de crecimiento y revelando signos crecientes
cios públicos fueron nacionalizados durante el de madurez tecnológica e industrial. Entre
primer gobierno de Perón (1946-52). Esto ge- 1960 y 1975, el PBI global aumentó a la tasa
neró una fuerte demanda de inversiones y ca- del 4,2 % anual y el PBI per capita del 2,5 %. A
pacidad de gestión de las empresas estatales. partir de la década de 1950 el sector agrope-
Las bajas tarifas de los servicios públicos y la cuario alcanzó un ritmo considerable de creci-
creciente influencia política en la administra- miento. El cambio tecnológico y la reforma de
ción de los mismos, deterioraron la calidad de la empresa agraria comenzaron a producir una
sus prestaciones y provocaron fuertes desequi- elevación persistente de los rendimientos por
librios financieros. D e todos modos, la inver- hectárea y la rebaja de los costos.
El desarrollo económico de Argentina: Una perspectiva histórica 497
argentina es, pues, c o m o semejante proceso de doras resolvieron violentar el régimen consti-
desarrollo económico, social y político se inte- tucional y asumir el poder en u n régimen
rrumpió a partir de 1930. Existen dos explica- autoritario y, enseguida, mantenerlo mediante
ciones convergentes. Por una parte, la baja un proceso electoral fraudulento que proscri-
capacidad del país de adecuarse a los cambios bió al partido popular. El golpe militar de
del orden mundial. Por otra, el fracaso del aquel año reveló la fragilidad del sistema insti-
sistema político argentino. tucional formado a partir de la Organización
En la década del treinta, la depresión eco- Nacional. Los dilemas no resueltos de la socie-
nómica mundial deprimió los mercados inter- dad argentina se trasladaron al plano político
nacionales y redujo drásticamente los ingresos y provocaron repetidas quiebras del orden es-
de las exportaciones argentinas. La crisis de tablecido. Entre 1930 y mediados de los años
los pagos externos quitó base de sustentación a setenta, se produjeron seis golpes militares
un modelo económico sustentado en las expor- (1930, 1943, 1955, 1962 y 1976) y cuatro falli-
taciones agropecuarias. Hacia la misma época, dos intentos de retorno al orden constitucional
el tamaño de la economía argentina, medido (1946, 1958, 1963 y 1973). En total, diez pro-
por el ingreso per capita y la población, exce- fundas conmociones políticas. Esta experien-
día los moldes del sistema primario-exporta- cia marca una diferencia decisiva con las de
dor. La crisis internacional coincidió, pues, Australia y Canadá, países que, hacia 1930,
con el progresivo agotamiento de la viabilidad compartían con la Argentina el liderazgo res-
interna del modelo. A partir de entonces, el pecto de los principales indicadores económi-
desarrollo económico dependía de la indus- cos entre las economías de poblamiento re-
trialización y la diversifícación de la estructu- ciente.
ra productiva. Después de 1945, en el m u n d o Mientras el sistema primario exportador se
de la posguerra, era preciso también reabrir la desenvolvió en el marco de una estabilidad
economía y aumentar las exportaciones agro- institucional de siete décadas, el proceso de
pecuarias y de manufacturas. Era necesario industrialización soportó conflictos políticos
participar en las corrientes dinámicas del co- permanentes. L a economía argentina, pese a
mercio y las inversiones internacionales con- su considerable crecimiento, era m u y vulnera-
centradas en la producción y el intercambio de ble a los factores exógenos. Al m i s m o tiempo,
bienes de creciente contenido tecnológico. E n •el poder económico interno estaba excesiva-
la década de 1970, la expansión del crédito mente concentrado en los propietarios territo-
bancário privado internacional generó el peli- riales de la región pampeana y los grupos co-
gro de un endeudamiento exagerado desvincu- merciales yfinancierosasociados al comercio
lado de la expansión de la capacidad producti- exterior. El sistema careció, entonces, de la
va y las exportaciones. Para evitar caer en la flexibilidad suficiente para responder, dentro
especulación financiera era indispensable la del orden constitucional, a la crisis internacio-
existencia de prudentes políticas de ajuste, nal, al agotamiento del modelo primario ex-
equilibriofiscal,control monetario y endeuda- portador y los cambios producidos por la in-
miento. N a d a de esto sucedió. El débil creci- dustrialización. Las fuerzas populares demos-
miento de las exportaciones tradicionales y de traron incapacidad de defenderse de las a m e -
manufacturas sancionaron la pérdida progresi- nazas del poder conservador. E n 1930, perdie-
va de participación argentina en el mercado ron el poder formal que habían ganado en las
mundial. La insuficiencia de las políticas de elecciones de 1916, 1922 y 1928. La moderni-
ajuste y la integración incondicional a las pla- dad económica, social y política de la Argenti-
zas financieras internacionales provocaron la na en vísperas del golpe de estado de 1930 era,
especulación financiera y una gigantesca deu- por lo tanto, m á s aparente que real.
da externa desvinculada de la economía real y La crisis del sistema político influyó negati-
las exportaciones. Argentina no respondió vamente en la administración de la política
adecuadamente, pues, a los profundos y suce- económica. A partir de la década de 1930, el
sivos cambios en el orden mundial. gobierno enfrentó responsabilidades nuevas e
El fracaso del sistema político argentino es inevitables. La estabilidad del marco institu-
el segundo factor explicativo y, probablemen- cional es esencial para encuadrar la puja por la
te, el decisivo. E n 1930 las fuerzas conserva- distribución del ingreso y mantener los equili-
500 Aldo Ferrer
brios macroeconómicos. Este es un requisito sujeto de crítica del sistema internacional por
esencial de la racionalidad de las decisiones la violación de los derechos humanos. La in-
privadas y públicas de asignación de recursos, flación m á s prolongada y elevada de la histo-
formación de capital y cambio tecnológico. La ria económica del m u n d o es el epílogo de las
política económica debe arbitrar los conflictos consecuencias de la inestabilidad política ar-
en u n sendero de crecimiento y acumulación gentina inaugurada en 1930.
de capital. E n la Argentina, en cambio, la ines- En resumen, Argentina no logró realizar
tabilidad institucional agravó las tensiones con éxito la transición desde una economía
emergentes de la transformación puesta en fundada en las exportaciones agropecuarias
marcha por la industrialización. Se produjeron hacia un sistema industrial moderno. El acer-
cambios bruscos en los precios relativos y vio- vo científico-tecnológico, la capacitación de
lentas transferencias de ingresos entre sectores los recursos humanos, los eslabonamientos en-
productivos y sociales. El Estado fue incapaz tre la ciencia y la producción, la vinculación
de generar recursos financieros reales y expan- dinámica y expansiva con los mercados inter-
dió excesivamente sus actividades. Esto agra- nacionales, quedaron limitados dentro del
vó las presiones inflacionarias. L a inestabili- molde estrecho de una economía aislada del
dad permanente provocó expectativas negati- sistema internacional y agobiada por sus pro-
vas en los operadores económicos y señales pios conflictos. Pese a esto, el nivel de excelen-
irracionales relativas a la asignación de recur- cia existente en algunas áreas de vanguardia,
sos. L a discriminación contra las exportacio- c o m o la física nuclear y las biociencias, permi-
nes y la inadecuada combinación contra las tieron realizar desarrollos considerables en la
exportaciones y la inadecuada combinación de construcción de centrales de energía nuclear,
factores de la producción deprimieron la pro- la obtención de tres premios Nobel por cientí-
ductividad de la inversión y de la m a n o de ficos argentinos y una base industrial de cierta
obra e incentivaron la fuga de capitales y las complejidad, por ejemplo, en las bioindustrias
operaciones especulativas. y el sector metál-mecánico.
El golpe militar de 1976 reforzó el proceso Algunas de estas experiencias probable-
de inestabilidad política abierto en 1930. Las mente tienen validez para otros países de
tensiones alcanzaron su punto culminante a América Latina y del Sur pero están asentadas
fines de la década de 1960, la siguiente y prin- en la trayectoria histórica del país, en sus tra-
cipios de los ochenta. La violencia, existente diciones culturales y políticas. Tienen, por lo
también en otras partes de América Latina, tanto, un alto grado de especificidad a las cir-
alcanzó entonces niveles desconocidos en la cunstancias argentinas.
Argentina moderna. El país se convirtió en u n
Referencias
hacia el exterior. D a d o que el país «no se ramas de la actividad colonial. E n las zonas
explicaba» si no era por referencia a la proyec- mineras, las clases sociales urbanas de reciente
ción externa, los intentos de integración sólo aparición podían considerarse representantes
se emprendieron seriamente en el siglo pasa- de la modernización a la europea del Brasil
do, durante el cual empezó a prestarse m á s colonial. Pero ello no afectó a la importancia
atención al mercado interno, especialmente en general de los esclavos. C o n su esfuerzo y su
las épocas m á s recientes de la industrializa- sudor, la economía de la colonia, que pronto
ción. A este respecto se suponía que la socie- adquiriría la independencia, iba a crear un
dad brasileña había sufrido una fuerte influen- nuevo ciclo de expansión, basado en el café.
cia, a finales del siglo xix, de los cambios
procedentes de los centros mundiales m á s di-
námicos, y m á s concretamente del declive de La esclavitud colonial y su dinámica
la división internacional del trabajo impuesta
por la Gran Bretaña y la intensificación de la El énfasis en la esclavitud c o m o forma predo-
competencia industrial, que obligó a reorgani- minante de m a n o de obra en la colonia puede
zar la producción agraria orientada a la expor- llevar a muchas conclusiones. U n a de ellas,
tación. que ha influido considerablemente en la histo-
Esta concepción unilateral, que subordina riografía brasileña, sostiene que se creó una
excesivamente la evolución histórica del Brasil sociedad de nuevo cuño, que debe entenderse
a causas externas, corrió pareja a una visión en función de sus propias estructuras. Aunque
demasiado convencional de la sociedad así entró en la historia c o m o parte integrante del
creada. Las relaciones sociales en los tiempos viejo sistema colonial; aunque su economía
de la colonia se definían rígidamente c o m o tenía por finalidad atender a los intereses co-
una polarización entre los esclavos negros y merciales portugueses; aunque sus ingresos de-
sus a m o s blancos3, descritos principalmente pendían de las vicisitudes del mercado inter-
en su vida cotidiana de las plantaciones de nacional, y aunque tenía que importar el
caña y los ingenios azucareros. Durante m u - equipo, las manufacturas y la mayor parte de
cho tiempo se creyó que esta polarización era su m a n o de obra, Brasil consiguió desde un
típica de los latifundios orientados a la expor- principio estructurar una economía y una so-
tación, subestimando así el alcance y la inten- ciedad propias. Para comprender plenamente
sidad del trabajo de los esclavos en general. lo que ello supone, es necesario estudiar la
Poca o ninguna atención se prestó a los grupos dinámica interna, porque de lo contrario las
dispersos de hombres libres que vivían en la : vinculaciones con las fuerzas externas que do-
colonia, la mayor parte de ellos en la pobreza, minaban supuestamente la evolución de Brasil
y que al parecer no tenían m á s remedio que carecerían de coherencia.
someterse al poder absoluto de los grandes Este nuevo planteamiento cobró impulso a
terratenientes, ganándose la vida con ocupa- comienzos de los años 70, con la publicación
ciones directa o indirectamente relacionadas de los estudios de Cardoso (1973). En la intro-
con las grandes explotaciones destinadas a la ducción a su principal contribución a la expo-
exportación. sición formal del llamado « m o d o de produc-
El descubrimiento de oro y piedras precio- ción esclavista-colonial», este autor afirma
sas en Minas Gerais hizo del siglo XIX un siglo categóricamente que deben reconsiderarse
«dorado», realzando la importancia de la muchas conclusiones anteriores, porque se ba-
5
m a n o de obra esclava para extraer la florecien- san en hipótesis erróneas .
te riqueza de la colonia. Puesto que la minería La concepción de la colonia c o m o un suje-
favorecía la creación de centros urbanos4, la to propio de reflexión, sin negar con ello sus
dicotomía rural típica entre dueños y esclavos estrechos y profundos vínculos con el sistema
sufrió un cambio considerable. El tráfico de mercantilista, y por consiguiente con Portugal,
esclavos africanos llegó a su punto culminante arrojó nueva luz sobre los documentos históri-
durante la fase m á s gloriosa de la extracción cos, abriendo un campo prometedor a la in-
de oro en Minas Gerais. Ello puso en eviden- vestigación. Casi podríamos decir que, a medi-
cia que la esclavitud no se limitaba a la agri- da que se aproxima el Quinto Centenario del
cultura, sino que había penetrado en todas las descubrimiento de Brasil, se ha hecho otro
Brasil: quinientos años de historia 503
explicar la medida en que la creación de un Así pues, la constitución del nuevo Estado
Estado soberano se originó en los aconteci- reprodujo en gran parte las características bá-
mientos de la era colonial. sicas de la relación metrópolis/colonia. La per-
C o n la proclamación de la independencia petuación de la vieja estructura en un nuevo
por Pedro I, el 7 de septiembre de 1822, Brasil régimen jurídico-político sólo fue posible por-
pasó a ser legalmente una nación libre. Sin que garantizaba la unidad, poniendo coto al
embargo, esto no significó una emancipación localismo. L a necesaria articulación de estas
política. El nuevo país había heredado no sólo dos polaridades esenciales se consiguió situan-
un marco social básico sino también un gober- do un eje político en la región centromeridio-
nante y una dinastía de origen portugués10. D e nal del país, con Rio de Janeiro c o m o sede del
esta forma apareció un imperio único en A m é - gobierno, decisión apoyada en un principio
rica, que sorprendentemente duró casi setenta por el Virrey y, después de 1808, por la corte
años. L a lucha por la independencia, con los portuguesa. L o que Dias12 denominó adecua-
movimientos revolucionarios que caracteriza- damente «la internalización de la metrópolis»
ron las fases finales del colonialismo, y con es la clave para entender la compleja red de
una nueva conciencia indigenista (Incofidência poder que se creó con la independencia, confi-
Mineira, 1789; Conjuração Bahiana, 1798; riendo un carácter específico a la evolución
Confederação do Equador, 1817) parecían con- política brasileña en el siglo xix. Por cierto,
firmar dos características destacadas de la ex- algunos aspectos de esta red aún hoy dejan
periencia histórica brasileña: localismo y dis- sentir su influencia.
persión. Pese a los débiles vínculos de solidaridad
Los territorios colonizados por Portugal en entre las diferentes regiones, se daba un grado
el N u e v o M u n d o consistían en vastas exten- considerable de consenso social y psicológico
siones deshabitadas difíciles de integrar, dada en una época en que había un elevado número
la escasez de medios de comunicación y de de hombres libres sumidos en la pobreza, y de
transporte. En este enorme espacio, la evolu- terratenientes y pequeños y medianos propie-
ción política en la era colonial consistió en un tarios de esclavos. Las bases de esta unidad,
reflejo m á s de la segmentación local" que de que trascendía el aislamiento físico, deben
la unidad considerada justamente una de las buscarse en la jerarquía estricta impuesta por
mayores realizaciones del periodo. Fue nota- la estratificación de una sociedad esclavista,
ble, ciertamente, que la administración metro- con una movilidad nula entre los esclavos y
politana consiguiera mantener su control so- sus amos.
bre la extensión entera de una de las áreas La administración colonial fue capaz de
dependientes m á s grandes del m u n d o , a pesar reforzar esta estructura. Es más, ya que el go-
de los muchos obstáculos. bierno metropolitano se ocupaba concreta-
El hecho de que Brasil no ofrezca el m o d e - mente de la legislación y del control del co-
lo clásico de una colonia «progresista» en con- mercio -pilares del poder absoluto de la m o -
traste con la metrópolis «atrasada»; que la narquía portuguesa- no intervino directamen-
separación de 1822 no sea causa de orgullo te en la aparición de caciques políticos en los
nacional, y que en los trópicos no surgiera una centros dispersos de población donde los gran-
nacionalidad genuinamente nueva, son otros des terratenientes y propietarios de esclavos
tantos motivos no sólo de despedirse de las imponían su ley c o m o principales organizado-
ilusiones históricas, sino también de empren- res de la actividad económica. Dentro de sus
der una evaluación realista de la transición. áreas de influencia, estos caciques repartían el
Las características económicas y sociales pre- poder y dispensaban justicia con absoluta li-
dominantes del Brasil colonial, tan profunda- bertad. El aislamiento resultante del tamaño
mente marcadas por el localismo y la disper- del Brasil y la colonización practicada favore-
sión, c o m o ya hemos apuntado, no fueron cieron la aparición de varias unidades sociales •
borradas por el movimiento hacia la indepen- m á s vinculadas con la metrópolis que entre
dencia. D e ahí el mérito indudable de estable- ellas mismas. Así pues, la tradición perpetuó el
cer un nuevo orden jurídico subyacente a la poder privado de los terratenientes, que cons-
tradición secular de preservar a toda costa la tituye el origen m i s m o de la dispersión.
integridad territorial. En tales condiciones, la edificación del Es-
Brasil: quinientos años de historia 505
> *
yt.~ ±
5^5» *ï
Ceremonia m a c u m b a en Brasil. Los protagonistas son las mujeres. La cultura negra de Brasil conserva muchos
rasgos de sus orígenes africanos. Rapho.
506 Luis Vasconcelos y Vania Cury
obra para las plantaciones, el núcleo m i s m o de cambió realmente «ya que el final de la m a n o
la estructura socioeconómica brasileña resultó de obra esclava no supuso la aparición de rela-
afectado. N o obstante, esto no ocasionó ningu- ciones capitalistas de producción en el c a m p o
na perturbación inmediata en la capacidad del y... la estructura agraria se mantuvo bajo la
sistema de reproducirse autónomamente. L a hegemonía de relaciones no capitalistas». Sin
esclavitud se mantuvo hasta 1888, posibilitan- embargo, cuando los fundamentos del Imperio
do la expansión de la producción de café a la Brasileño se derrumbaron, el régimen tuvo
región centromeridional y el subsiguiente au- que cambiar. Esto ocurrió un año después de
mento de las exportaciones para obtener divi- la abolición de la esclavitud, con la proclama-
sas. C o n todo, el final del escandaloso tráfico ción de la República en 1889. La coincidencia
de esclavos africanos hizo imperativo encon- de estos dos importantes acontecimientos no
trar alternativas para la multiplicación de la es fortuita. C o m o se ha indicado ya, el centra-
m a n o de obra. lismo monárquico representó el triunfo del
La abolición de la esclavitud y la transición orden sobre la dispersión característica del
al trabajo asalariado en gran escala requieren Brasil. A d e m á s , c o m o hemos visto, las oligar-
una mayor investigación histórica. La situa- quías regionales se,rindieron hasta cierto pun-
ción actual hace pensar que queda aún m u c h o to a los poderes centrales, para conservar su
camino por recorrer (Cardoso 1988), aunque dominio. C u a n d o el final de la esclavitud
se han aclarado ya algunos puntos esenciales. planteó de nuevo el enfrentamiento de los po-
Sobre todo, hay que evitar las generalizacio- deres central y local, se vio claramente que,
nes. El ejemplo de Sao Paulo, donde se planta- dada la forma federal adoptada por la R e p ú -
ron cafetales en tierras vírgenes fértiles y don- blica, las oligarquías tratarían por todos los
de los inmigrantes europeos contratados para medios de imponer sus prerrogativas en el
trabajarlas aportaran las técnicas más perfec- plano regional, manteniendo al propio tiempo
cionadas, no es típico de lo que ocurrió en el un firme control sobre el gobierno nacional.
resto del país. M á s bien al contrario: las carac- Mientras que durante el Imperio el centro de-
terísticas de regionalización y dispersión del legaba funciones de gobierno a las provincias
desarrollo histórico de Brasil se dejaron sentir (el propio Emperador nombraba «presiden-
con especial fuerza en la delicada era de la tes» provinciales), la República permitió que
transición, durante los dos últimos decenios los estados federales eligieran a sus gobernado-
del siglo xix. res. Esta autonomía garantizaba que los plenos
La reconfiguración de las estructuras agra- poderes, a nivel local y regional, permanece-
rias después de la desintegración del m o d o de rían en manos de quienes ya los ejercían.
producción colonial esclavista distó m u c h o de El régimen republicano introdujo otras no-
ser un proceso lineal o uniforme. Se dieron vedades, en particular la extensión del derecho
bastantes variantes, que merecen un análisis de voto, antes limitado a los terratenientes en
detallado. Formas particulares de asociación régimen de enfiteusis (titulares de derechos
(«parcerias» y «colonatos»14) se convirtieron perpetuos a la tierra). El derecho de voto se
en elementos típicos de la agricultura brasile- hizo universal y directo, salvo para los m e n o -
ña, en los sectores tanto de exportación c o m o res de 21 años, las mujeres, los mendigos, los
de subsistencia. A d e m á s , una ley promulgada sacerdotes, los soldados y los analfabetos, que
en 1850, probablemente en previsión de una constituían la gran mayoría de la población.
gestión distinta de la fuerza laboral después de Aunque se mantuvo en límites m u y estrechos,
la abolición de la esclavitud, favoreció una la extensión del derecho de voto constituyó el
mayor concentración de la propiedad de la nexo principal entre los detentores del poder y
tierra para tener en cuenta los nuevos vínculos los que dependían de sus favores y atenciones.
de dependencia entre los trabajadores rurales Al necesitar los terratenientes los votos de la
y los terratenientes. Las granjas familiares de mayoría para hacer elegir a sus candidatos, en
tamaño pequeño o mediano eran m u y escasas, una sociedad donde el privilegio y el poder
lo que explica quizás que no se produjera una seguían estando m u y concentrados, los votos
fuga en masa de esclavos de las grandes ha- se convirtieron en «bienes de intercambio».
ciendas en las que vivían. La práctica de vender el voto a cambio de
Fragoso (1990, pág. 187) se pregunta qué ventajas concretas (una dentadura, un par de
508 Luis Vasconcelos y Vania Cury
su propia dinámica en relación con los secto- da nacional para aliviar el sector de exporta-
res de exportaciones, otras actividades produc- ción. Esta política consiguió promover el cre-
tivas y servicios, de los que dependía su pro- cimiento industrial manteniendo la capacidad
greso20. adquisitiva de los grupos m á s importantes de
El crecimiento de la industria se benefició consumidores, a la vez que encarecía las im-
pues de los cambios introducidos, e inevitable- portaciones. Los ingresos obtenidos se destina-
mente produjo otros. D o s de ellos fueron de ron a la compra de maquinaria en el extranje-
importancia capital: el acceso a la tecnología y ro, para sustituir las capacidades de produc-
la producción de energía. El precario arraigo ción o para modernizar las fábricas existentes.
de la ciencia y la tecnología en Brasil (secuela D e este m o d o , el Estado sentó las bases del
del pasado colonial que un siglo de indepen- proceso de sustitución de importaciones, ca-
dencia no había podido borrar), así c o m o la racterístico de la primera fase de expansión
escasez de capitales e incentivos para hacer las industrial acelerada, que tan bien han analiza-
inversiones básicas, contribuyeron a retrasar do Furtado (1979) y Tavares (1972), en su
las soluciones a los muchos problemas plan- relación con los recursos financieros. El creci-
teados por él desarrollo económico. La depen- miento del sector industrial, paradójicamente
dencia industrial de fuentes exteriores se agra- estimulado por la crisis de 1929, si bien aún
vó a consecuencia de la introducción de tecno- estaba vinculado al de la agricultura de expor-
logías importadas y normas energéticas. U n tación, planteaba nuevas posibilidades en un
ejemplo indicado por Simonsen (1973) es que, contexto distinto. D e ello se siguió una mayor
a pesar del rico potencial hidroeléctrico y la demanda de bienes de capital.
penuria local de carbón, en 1907 el vapor Mientras que algunas fábricas producían
constituía el 73 % de la energía "utilizada por la ya equipo metalúrgico, material eléctrico, ape-
industria. ros agrícolas y algunos otros bienes de capital,
Suzigan, en su monumental estudio de los Brasil no disponía todavía de una auténtica
orígenes de la industria brasileña, adoptó una industria pesada. U n proyecto de tal magnitud
metodología para la medición del crecimiento requería no sólo enormes recursos financieros
industrial desde mediados del siglo xix hasta para cubrir las necesarias inversiones, sino
los años 40 de nuestro siglo, sirviéndose de los también personal de dirección altamente espe-
datos sobre las exportaciones de equipo indus- cializado. Estos eran difíciles de encontrar en
trial de las principales potencias capitalistas, a una economía dependiente, sin contar con que
saber, Gran Bretaña, Francia y Alemania. Su- la situación a finales de los años 30, con la
, zigan demostró que las inversiones dependían crisis internacional y una guerra inminente, no
casi por completo de la maquinaria importa- ofrecía grandes perspectivas de obtener présta-
da; la industria pesada todavía no había echa- m o s en el extranjero. El mejor m o d o de eludir
do raíces. la dependencia y de crear riqueza por ese m e 1
Después de 1930, las relaciones entre la dio m á s prometedor que el basado en las ex-
exportación y el sector industrial sufrieron portaciones agrícolas, tan sensibles a los pre-
transformaciones importantes, al mostrar este cios, sería que el Estado fuese el principal
último su creciente capacidad de aprovechar inversor en los grandes proyectos de desarrollo
las condiciones favorables a su expansión. Es- de las infraestructuras. M e n d o n ç a (1990), re-
tas condiciones mejoraron con la restricción sumiendo la situación, señala que este fue el
de los mercados internacionales que siguió a la marco concreto en que se t o m ó la opción a
crisis de 1929. L a crisis tuvo dos consecuen- favor de las empresas estatales c o m o medio de
cias desfavorables para Brasil: se redujeron las financiar el nuevo modelo de acumulación, en
exportaciones, en especial las de café, y la un m u n d o de tecnología altamente monopoli-
consiguiente escasez de divisas redujo la capa- zada. Así, en muchas ramas de la industria,
cidad de importar. El impacto en la economía c o m o la siderurgia, la energía eléctrica, la in-
pudo ser m á s grave, pero el gobierno Vargas dustria química pesada y la producción de
tomó medidas para sostener los precios del motores, el ímpetu inicial se dio mediante in-
café. Entre ellas figuraba la compra de los versiones estatales, o con la creación de pode-
excedentes, garantizando así un cierto ingreso rosas empresas mixtas que empezaron a abas-
a los productores, y la devaluación de la m o n e - tecer el mercado interno en 1941.
510 Luis Vasconcelos y Vania Cury
C o m o era de esperar, el estatismo naciona- privándola de los derechos básicos que defi-
lista de este periodo no se aceptó sin reservas, nen a la ciudadanía en el m u n d o contemporá-
incluso en los círculos industriales que, a pri- neo. U n a población sumida en la ignorancia y
mera vista, parecería que fueran a beneficiarse la enfermedad, privada de participar en las
m á s de él. La intervención estatal y la planifi- decisiones m á s importantes de la historia de
cación se asociaron inmediatamente a los m o - su país: he aquí una fiel descripción de la
delos socialistas de inspiración marxista, que situación de atraso y dependencia de Brasil.
alentaban a los enemigos de la propiedad pri- Sin duda alguna, muchas cosas han cambiado
vada y la libre empresa. Las visiones contra- desde que empezó la gran aventura del Brasil
puestas del proceso de crecimiento económico en el año 1500. Pero el legado colonial defor-
fueron objeto de un célebre debate entre dos m a d o del ejercicio del poder y la protección de
miembros de la intelectualidad brasileña a los privilegios no parece llevar trazas de desa-
quienes la difusión de los estudios económicos parecer. El calificativo m á s adecuado para el
debe mucho: Roberto Simonsen y Eugenio sistema, sería quizás el de un capitalismo de-
Gudin 2 1 . pendiente que preside un «maldesarrollo» (se-
Durante la segunda mitad de la década de gún la definición de Sachs de 1977).
1950, la intervención estatal en la industriali- N o obstante, actualmente un cierto n ú m e -
zación se moderó mediante la promoción de ro de unidades económicas operan a niveles de
amplias asociaciones con el capital privado productividad m u y favorables en compara-
internacional. Este nuevo concepto de progre- ción con otras unidades en contextos m á s
so y modernización ofrecía grandes perspecti- avanzados. A d e m á s , la industrialización acele-
vas de futuro. Brasil emprendió el largo cami- rada (Castro, 1986), propulsada por los gobier-
no que le llevaría a convertirse en una «nación nos militares, y la «triple alianza» en favor de
de reciente industrialización», en el contexto los bienes duraderos, han conseguido hasta
de la división del trabajo determinada por las cierto punto producir para el mercado tanto
empresas multinacionales. La introducción de nacional c o m o exterior. Esto cambió la com-
esas empresas, especialmente en el sector de posición de las exportaciones brasileñas, a la
los bienes de consumo duraderos, contó con el vez que se satisfacían las necesidades de las
apoyo del presidente Juscelino Kubitchek. clases acomodadas locales, que suponen alre-
Esto, junto con las inversiones de capital pri- dedor del 15 % de la población. En general, la
vado nacional en bienes no duraderos y las producción y las exportaciones alcanzaron ni-
aportaciones de las empresas estatales en el veles sin precedentes. Aunque situado en la
sector de los bienes de producción, constituyó grada inferior, el producto nacional bruto del
una especie de «triple alianza»22. Sin embargo, Brasil ocupaba hasta hace poco el lugar n ú m .
la mayor penetración de capitales extranjeros 10 aproximadamente en el m u n d o 2 3 .
acentuó la dependencia de la economía brasi- Entretanto, este crecimiento económico in-
leña en términos tecnológicos e industriales. fluyó en el aumento de la población urbana,
Por otra parte, la producción masiva de costo- que pasó del 36 % en 1950 al 67 % en 1980 y
sos bienes de consumo, que sólo una pequeña que actualmente representa un porcentaje esti-
proporción de la población podía permitirse, m a d o del 75 % de la población total (probable-
dio lugar a un modelo consistente en canalizar mente m á s de 115 millones de habitantes), lo
las energías y la riqueza hacia una estructura que supone un fuerte crecimiento durante los
de producción, sin preocuparse de satisfacer últimos 40 años24. La expansión de las ciuda-
las necesidades básicas de la mayoría de la po- des, alimentada por la constante inmigración
blación. de campesinos sin tierra, o simplemente fami-
La exclusión ha sido, sin duda alguna, el lias rurales desempleadas, ha sido también
rasgo característico del modelo adoptado por consecuencia del proceso de industrialización
la élite brasileña que apoyó a los gobiernos no acompañado de la reforma agraria.
militares definalesde los años 60 y de los años Al asumir las ciudades el papel predomi-
70, y que fue apoyada a su vez por éstos. En el nante, en detrimento del campo, el número de
contexto de las desigualdades existentes, este asalariados de la industria y el sector terciario
modelo sirvió a una gran proporción de la ha aumentado de un m o d o enorme. Las es-
población en la pobreza parcial o absoluta, tructuras del empleo han cambiado radical-
Brasil: quinientos años de historia 511
mente, y así vemos que entre 1950 y 1980 el a la creación de un auténtico mercado de con-
porcentaje de población activa del sector pri- sumo de masas, garantizando que la distribu-
mario disminuyó del 60 al 29 %, mientras que ción de la renta - h o y día una de las m á s
en el sector secundario aumentó del 18 al 25 % desiguales del m u n d o - sea m á s equitativa, y
y en el sector terciario del 22 al 46 %, regis- que pueda reducirse rápidamente la pobreza
trándose un incremento especialmente fuerte absoluta;
del número de puestos de trabajo en el comer- iii) Emprender una nueva fase de industriali-
cio y la banca. zación avanzada, incorporando gradual y se-
lectivamente la alta tecnología para promover
la competitividad interna y externa; y
¿Qué modernidad? iv) Llegar a un consenso nacional para definir
un proyecto general de desarrollo con miras a
La imagen m á s bien dinámica descrita ante- la reanudación del crecimiento sostenido, te-
riormente no debe ocultarnos la situación crí- niendo en cuenta la nueva dinámica interna-
tica a que hace frente Brasil en la actualidad. cional26.
El progreso que respondía m á s o menos a las El logro de objetivos tan amplios es, desde
aspiraciones de los círculos dirigentes del país luego, una empresa sumamente compleja que
se ha atascado. Todos los índices económicos depende de una acertada aplicación de medi-
y sociales apuntan claramente a un alejamien- das complementarias de vasto alcance y visión
to de la modernización, que siempre anduvo de futuro. Asimismo se requieren esfuerzos
cerca pero que nunca pudo alcanzarse. E n los denodados, políticos y de otro tipo, en apoyo
círculos políticos influyentes, así c o m o en la de las prioridades, la primera de las cuales
opinión pública, hay un sentimiento difuso de sería mejorar la productividad de las instala-
decepción al comparar Brasil con los países ciones industriales existentes y velar por u n
«desarrollados», el llamado Primer M u n d o . uso adecuado de los ingresos públicos. Lo que
Los medios de salir del atraso y concebir esce- se pide al Estado a este respecto podría pare-
narios viables para el futuro son objeto de cer contradictorio. Incluso los partidarios de
grandes reflexiones: la modernización es el una reducción de la intervención estatal aca-
lema. ban por aceptar su aumento de cara al fomen-
H a y una sensación m u y extendida de que to de la modernización. Porque está m u y claro
se ha perdido demasiado tiempo esperando un que el Estado, una vez rescatado de sus «pro-
proyecto nacional aceptable. Las demoras en pietarios» privados - u n giro histórico de la
la adopción de las decisiones necesarias para m á x i m a importancia- debe desempeñar un
que el desarrollo se ponga de nuevo en marcha papel m á s amplio en sectores tales c o m o la
son difíciles de aceptar, máxime cuando se educación, la salud pública, el apoyo a la in-
han acumulado bastantes conocimientos acer- vestigación y desarrollo, y otras materias rela-
ca de los problemas con que se enfrenta la cionadas con la modernización general.
sociedad brasileña. Bajo el impulso de un esta- La mayoría de los estudios prospectivos
do subordinado a intereses privados, el siste- realizados hasta la fecha muestran que las
m a ha perdido sus referencias a largo plazo, perspectivas de éxito de la modernización son
llegando a un punto que ya no satisface ni a los alentadoras, por lo menos en la esfera mate-
que ejercen el poder político y económico ni a rial. Esta opinión se basa en varias considera-
sus clientelas. C o n miras a que el Estado ejerza ciones, y sobre todo en la existencia de una
una actividad m á s racional, algunos ciudada- plataforma industrial bastante bien integrada,
nos responsables, tras frecuentes reuniones pa- con unos pocos sectores punteros razonable-
trocinadas por asociaciones comerciales, sin- mente eficientes. A d e m á s , deben tenerse en
dicatos, órganos académicos y otras partes cuenta las características de la población brasi-
interesadas25, han propuesto una serie de m e - leña. Físicamente es m u y diversa, pero c o m -
didas con los siguientes objetivos: parte un m i s m o sistema político, un m i s m o
i) Reavivar la modernización económica, so- sincretismo cultural y un m i s m o idioma (ex-
cial y política con vistas a la reducción de la cepto los indios) en todo el vasto territorio del
heterogeneidad estructural; país. Las tensiones sociales del dualismo son
ii) Adoptar una estrategia social encaminada desde luego agudas pero, sin subestimarlas, es
512 Luis Vasconcelos y Vania Cury
un hecho generalmente reconocido que pue- grandes grupos internacionales, que se consi-
den atenuarse gradualmente a plazo medio, a deran particularmente estimulantes. Los h o m -
condición de que la sociedad civil se compro- bres de negocios esperan beneficiarse de estos
meta a trabajar con esta finalidad. Podrían vínculos, relegando a un segundo plano la ex-
conseguirse resultados inmediatos sin una car- pansión de las relaciones Sur-Sur en los cam-
ga excesiva para los ricos, siempre tan preocu- pos tecnológico y económico, con la posible
pados por su fortuna y por la evasión fiscal. excepción reciente de la creación de un merca-
Así pues, la economía en general se beneficia- do c o m ú n que comprende el Brasil, Argentina,
ría de fuertes incentivos a medida que van Uruguay y Paraguay.
reduciéndose paulatinamente las desigualda- Si bien el concepto de «abertura» puede
des. aceptarse fácilmente, aún hay que responder a
Sería ingenuo suponer que los graves pro- los siguientes interrogantes: ¿cómo?; ¿a qué?;
blemas derivados de la polarización social y el ¿a quién? ¿Se trata de una abertura general, o
mal funcionamiento permanente de las insti- adaptada a una política industrial determina-
tuciones a que ésta da lugar, así c o m o de la da? ¿ N o convendría que esta política fuera
protección egoísta de intereses privados.pue- objeto previamente de un consenso nacional
den resolverse en un futuro inmediato. D e m a - sobre sus metas, que deben expresarse con cla-
siados hábitos nocivos se han ido incrustando ridad?
con los años. Baste recordar el abuso de auto- U n a pregunta lleva a la otra. ¿Qué debe
ridad, proyectado verticalmente en una socie- esperarse verdaderamente del Estado, y qué
dad edificada por y sobre centros de poder papel ha de desempeñar? Hay consenso gene-
autónomos. La lucha por la democracia y los ral en que su alcance ha de ser limitado, pero
derechos civiles no es, ni con mucho, una ca- no se ha decidido todavía la dosificación ade-
racterística dominante en la evolución históri- cuada. Entretanto, dos consideraciones son
ca del país. primordiales: primero, la necesidad de resca-
C o m o hemos indicado antes, después de tar al Estado de los intereses privados que
un régimen imperial que duró casi setenta tratan de someterlo a sus propios fines, y,
años.-un caso único entre las antiguas colo- segundo, en vista de la tendencia a privatizar
nias europeas- con la independencia de los las industrias nacionalizadas, reafirmar la res-
grandes terratenientes y la alta burguesía, pri- ponsabilidad del Estado para sacar al Brasil de
mero sólo mercantil, después también indus- su miserable situación actual lo antes posible.
trial, consiguieron conservar los poderes ana- Del Estado se espera que contribuya impres-
crónicos y la mentalidad de la metrópolis cindiblemente a la formulación de una estrate-
conservadora e imponerlos a una nación en gia válida de desarrollo, c o m o base para el
vías de formación. Los potentados veían las consenso requerido de la sociedad civil. Y es el
distintas regiones de Brasil c o m o cotos priva- Estado también quien ha de intervenir decisi-
dos de caza. Pese a los cambios constituciona- vamente en la búsqueda de soluciones a los
les, cada vez supuestamente m á s democráti- problemas derivados de las tremendas desi-
cos, esta situación todavía subsiste en gran gualdades acumuladas con el tiempo, c o m o la
parte. La faz social de la joven nación brasile- urbanización salvaje o la amenaza del «malde-
ña muestra aún frecuentemente los signos de sarrollo» a la conservación del medio ambien-
un pasado que algunos insisten en mantener te. El debate sobre todas estas cuestiones per-
vivo. manecerá abierto durante m u c h o tiempo en
En relación con la tan debatida moderni- esté país contradictorio pero vigoroso, con su
dad, la importante cuestión del lugar de la fe innata en el futuro, por difícil que sea de
economía brasileña en la economía mundial (y explicar. Los obstáculos que se oponen al éxito
especialmente su abertura al Primer M u n d o ) son proporcionales a las dimensiones del país
se plantea una y otra vez. Esto, naturalmente, y a la confluencia de fuerzas del pasado y del
debe examinarse desde varios ángulos. E n un presente que, para bien o para mal, condicio-
país cuya élite se complace volviéndose de nan las opciones futuras del Brasil.
espaldas al Tercer M u n d o , nada más natural
que subrayar los vínculos económicos con los Traducido del inglés
Brasil: quinientos años de historia 513
Notas
1. En este contexto, Brasil habría c o m o hasta ahora, con examinar concluido la lucha contra los
sido «moderno» desde un principalmente los aspectos bátavos, completamente ignorada
principio. La monarquía relativos a los flujos comerciales; de los sureños».
portuguesa creó enseguida integrar esas sociedades... con los
industrias (azúcar), que contaron moldes de la evolución europea 12. Véase Dias (1972); Faoro
con la mejor tecnología de la no puede sino deformar su (1958).
época en equipo, transporte y verdadera fisonomía.
defensa. La idea misma de 13. Véase i.a. Queiroz (1976);
«colonización» era moderna en la 6. Véase Lapa: 500 Years of Uricoechea(1978).
Europa renacentista. Brazilian History (1982).
14. Se trata de formas legales de
2. La penetración al interior se contrato entre los propietarios y
vio dificultada por la topografía y 7. En breves términos, la las familias de campesinos sin
por los indios. Sin embargo, los América colonial estuvo tierras. C o n la «parceria» una
portugueses pronto dominada por la acumulación de cantidad determinada de
comprendieron que no había capital de la burguesía británica productos de zonas
muchas esperanzas de descubrir que, a medida que fue cobrando preestablecidas se entrega al
El Dorado m á s allá de las fuerza, controló la expansión de propietario en plazos fijos,
montañas costeras. Prefirieron América del Norte y el Brasil (en mientras que con el «colonato» el
buscarlo al norte y al sur, lo que este último caso, naturalmente, a arrendamiento se suele pagar en
contribuyó a asegurar la línea través de la interposición de efectivo. Ver inter alia Queiroz
costera m á s larga, esencial para Portugal). (1976) y Uricoechea(1978).
proteger la navegación a la India
y el Lejano Oriente. 8. Esta dinámica era menos 15. Fragoso (1990, pág. 187)
radical que la de Hispanoamérica, escribe: «...el 15 de noviembre de
3. Los indios, atacados y estaba m á s centrada en el 1889 ...los asombrados
despiadadamente y sometidos a la mantenimiento de una transeúntes presenciaron el
esclavitud, no se rindieron nunca. continuidad histórica admirable, movimiento de tropas que iban a
En el mejor de los casos actuaron que se consideraba merecedora de proclamar la república. N o
c o m o una especie de soldados sacrificios políticos en cuanto a la entendiendo lo que ocurría, estas
auxiliares para los colonos, en determinación de controlar personas, que se suponía tenían
determinadas circunstancias. grandes extensiones de tierra. que intervenir decisivamente en
apoyo de la república, pensaron
4. Desde un principio los 9. Gran Bretaña, aliada que se trataba simplemente de un
objetivos mercantiles, tradicional de Portugal (y después desfile militar. Esto es una
administrativos y defensivos de la de la restauración de la ilustración de lo que significó
colonización exigían centros monarquía portuguesa en verdaderamente la proclamación
urbanos en la costa, o no oposición al dominio español) de la República para la historia
demasiado lejos de ésta. La gozaba ya de prerrogativas y del país, y, m á s aún, el tipo de
minería y la explotación ganadera privilegios especiales en las república que se estaba
de las llanuras, en su mayoría en principales ciudades brasileñas proclamando». Obsérvese que
el sur, promovieron la desde mediados del siglo xvn. estos acontecimientos ocurrieron
urbanización del interior desde el en la capital, Río de Janeiro.
siglo xvii. 10. D o n Pedro, el primer
emperador, era heredero dinástico 16. Por no mencionar m á s que a
5. Véase Cardoso (1973, pág. 73): al trono de Portugal. dos famosos autores, ver a este
«... si queremos mejorar nuestra respecto Furtado (1971) y
comprensión de los problemas de 11. El conocido escritor Euclides Cardoso de Mello (1982).
América Latina es preciso ante D a Cunha (1909, pág. 40)
todo que prestemos mayor describe la precariedad de las 17. Véase Falcon (1982, pág.
atención a los rasgos comunicaciones en tiempos de la 468): «En el Brasil, se permitió
característicos de este sistema, y colonia: «El drama de la también la construcción de
tratemos de definir las leyes y la Incofidéncia había terminado algunas "fábricas" que debieran
dinámica interna de las recientemente en el Sur sin que llamarse mejor plantas de
sociedades coloniales americanas. su trágico epílogo se dejase sentir elaboración para la exportación
Hasta que no lo hagamos, en el Norte donde, en tiempos de arroz, lonas y sábanas, madera,
tendremos que contentarnos, más remotos, había comenzado y pieles y cueros curtidos, etc.
514 Luis Vasconcelos y Vania Cury
Deducir de ésto una actitud 21. El debate entre esas dos actualmente por España, según el
liberal de la metrópolis o una personalidades se llevó a cabo en Banco Mundial.
menor simpatía hacia la una serie de artículos de prensa,
"industria" de la colonia sería, en 1942. Fue publicado de nuevo 24. Para una evaluación sumaria
cuando menos, exagerado». por la que fue Secretaría Federal de las tendencias de la
de Planificación; véase urbanización, véase Faria (1988)
18. Véase Dean (1975). Simonsen/Gudin (1977). y Silva (1990).
19. Equivalente a unas 42.000
22. Según la definición de Evans 25. Véase, i.a. Velloso (1990,
libras esterlinas al tipo de cambio
(1985). Nótese que varias 1991), Fiesp (1990), Diniz (1990).
vigente en la época. El valor de la
empresas multinacionales
producción ascendía a 47.000
operaban ya en otros sectores del
libras esterlinas. 26. En este contexto los políticos,
Brasil.
industriales y sindicalistas suelen
20. D e considerable importancia referirse al éxito formal del pacto
en este sentido era el suministro 23. U n P N B de de la Moncloa, sin tener en
de energía, los talleres de aproximadamente 375.000 cuenta, por lo que se ve, las
reparación de todas clases, el millones de dólares. Entre abril diferencias políticas y
mantenimiento de los de 1990 y marzo de 1991 la estructurales entre la España
ferrocarriles, las instalaciones recesión causó un descenso del postfranquista y el Brasil de
portuarias, etc. 7 %. Brasil ha sido superado nuestros días.
Referencias
Osear Muñoz
Frustración y cambio han sido dos temas per- prana organización política, un centralismo y
manentes que recorren la historia económica y fortalecimiento de la autoridad del Estado y
social de Chile. Frustración frente a expectati- una cierta disciplina social que ha hecho efica-
vas que no se realizan o traumas que se pro- ces las instituciones.
longan excesivamente en el tiempo, c o m o el Trataremos, en este artículo, de esbozar el
desengaño que debieron sufrir los conquista- desarrollo histórico de esos rasgos. E n una
dores ante la pobreza de un territorio que primera parte haremos una m u y breve referen-
creían rico en tesoros y ante la fuerza de la cia a los orígenes coloniales y al primer siglo
resistencia que opuso la población nativa; pero de vida independiente, con especial énfasis en
también capacidad de cambio y adaptación, las características específicas de la conquista
para responder creativa- de Chile, que determinará
mente a los desafíos, c o m o Economista chileno, Osear M u ñ o z es condiciones seculares del
la búsqueda de alternati- Presidente del Consejo de C I E P L A N , desarrollo nacional; y en el
vas de creación de riqueza centro privado de investigación con proceso de consolidación
sede en Santiago de Chile. H a sido pro- de la República en la se-
y de otras formas de coe- fesor en el Departamento de Economía
xistencia entre las razas, de la universidad de Chile y en otras gunda mitad del siglo xix.
que no sean las del enfren- universidades. Sus principales ámbitos La segunda parte discutirá
tamiento bruto. Se proyec- de estudio son: procesos de industriali- más detalladamente el de-
zación comparativos, políticas indus-
tan, aminorados, durante triales y relaciones entre los sectores sarrollo económico y social
el período colonial, duran- estatal y privado. Recientemente ha a lo largo del siglo x x .
te el cual se va consolidan- publicado «El proceso de industrializa-
ción: teorías, experiencias y políticas»,
do una estructura social en El desarrollo desde dentro, dirigida I. Asentamiento
más homogénea y apegada por O . Sunkel (1991). Su dirección:
C I E P L A N , Av. C . Colón 3494, Santia- territorial
a la tierra; para intensifi-
go, Chile. y consolidación
carse en el siglo indepen-
dista (a partir de 1810) y nacional
adquirir formas explosivas durante la moder- Si Chile fue un tema de debate internacional
nización del siglo x x , cuando se enfrentan durante los años del régimen militar por lo
ahora los nuevos estratos sociales en d e m a n d a inusitado de la represión, que enfrentó a chile-
de una participación equitativa en los benefi- nos contra chilenos, llegando a las peores for-
cios de la modernización, y los grupos que se mas de amedrentamiento y violencia física, n o
aferran a sus viejas tradiciones y estructuras. debe desprenderse que ello fuera nuevo en la
Sin embargo, de esos rasgos y de sus for- historia de Chile. El descubrimiento y con-
mas específicas de manifestarse, surgen carac- quista habían ya establecido las peores formas
terísticas de la nacionalidad chilena que la han de violencia en esta región de la América His-
diferenciado de otras naciones hermanas y que pana. El enfrentamiento de las razas y de los
han contribuido a darle un perfil progresista al intentos de dominio generaron una de las m á s
país. Entre ellas pueden destacarse una tem- largas guerras que conocieron las fuerzas con-
das, por la importancia que le asignaron los te por la reacción provocada por la sucesión de
primeros gobiernos independientes ante la gobiernos autoritarios y conservadores, en
percepción de amenaza externa que ellos tu- ' parte por las inmigraciones de elites cultas de
vieron frente al Virreinato del Perú primero, y otros países vecinos en los cuales la anarquía y
luego, por un prolongado período, frente a sus la represión se agudizaban. Se profundizó el
vecinos y a la propia España. pensamiento liberal en d e m a n d a de reformas
democráticas, a la vez que se aplicaron diver-
sas reformas jurídicas tendientes a modernizar
Reformas liberales e inserción internacional
la institucionalidad. E n los años que siguieron
Hacia mediados del siglo se fortalecieron las a 1850 se abolieron los mayorazgos, favore-
tendencias modernizadoras y liberales, en par- ciendo la subdivisión de la tierra; se promulga-
522 Oscar Muñoz
ron los primeros códigos (Civil, de Comercio, finanzas públicas que le dieron nuevos recur-
de Minería); ordenanzas de aduanas, leyes de sos al Estado (Muñoz, 1977; Carióla y Sunkel,
bancos, de educación, de diferenciación de los 1982).
roles de la Iglesia y del Estado; se establecieron Bajo el estímulo de la vigorosa expansión
organizaciones de fomento de la actividad del comercio mundial de fines del siglo XIX,
productiva, c o m o la Sociedad Nacional de las exportaciones chilenas, principalmente de
Agricultura, la Caja de Crédito Hipotecario, la salitre, crecieron rápidamente hasta la primera
Sociedad de Fomento Fabril, en las cuales guerra mundial. Entre 1883 y 1913 la produc-
convergían iniciativas públicas y privadas. ción de .salitre creció a una tasa anual del
La mayor fuerza que adquirieron los parti- 7,2 %, elevando la participación de las expor-
dos políticos m á s progresistas hicieron posible taciones totales en el PIB cerca del 3 0 %
nuevos gobiernos de orientación liberal en la (Marshall, 1987). Este ritmo de crecimiento
segunda mitad del siglo, a la vez que el desa- del sector exportador lo convirtió en el motor
rrollo de organizaciones sociales de carácter del desarrollo y en un estímulo para la diversi-
solidario que son precursoras del movimiento ficación productiva.
sindical del siglo X X . Contra una hipótesis que se sostuvo duran-
Sin embargo, el desarrollo económico y po- te bastante tiempo, en el sentido de que el
lítico de varios decenios casi sin interrupcio- sector salitrero se convirtió en un enclave se-
nes terminó en una grave crisis a poco correr parado del resto de la economía, en realidad se
el período iniciado en 1870. U n a crisis econó- generaron algunos efectos de difusión econó-
mica internacional, a la que se agregaron con- mica hacia el resto de la economía. U n o de los
diciones climáticas m u y desfavorables para la mecanismos de transmisión fue el desarrollo
agricultura durante varios años, terminaron del aparato estatal, gracias a la recaudación de
con el período expansivo que había beneficia- impuestos al comercio exterior. Entre 1880 y
do a varios productos que eran fundamentos 1900 el empleo del sector fiscal creció en 8 %,
básicos de la economía. El país se sumió en reforzando el desarrollo de la clase media chi-
una crisis económica que se prolongó por lena (Muñoz, 1977). Gran parte de la activi-
años. El símbolo económico de mayor credibi- dadfiscalse orientó a la construcción de obras
lidad c o m o era el valor de la m o n e d a ligado al públicas, especialmente ferrocarriles y al desa-
patrón oro debió suspenderse, para entrar el rrollo de la educación.
sistema monetario en una sucesión de depre- Adicionalmente, el crecimiento del ingreso
ciaciones e inconvertibilidad. Se había inicia- del sector exportador y del gobierno indujo
do la inflación secular chilena y, con ella, vol- gastos locales que estimularon la demanda de
vió la frustración social y arreciaron las con- algunas manufacturas, a pesar del alto c o m p o -
troversias. nente importado de la oferta de bienes indus-
Recrudecieron los viejos conflictos con los triales. Kirsch (1977) estimó que la produc-
países vecinos, Perú y Bolivia, que culminaron ción industrial chilena habría crecido en 2 %
con la Guerra del Pacífico (1879-1884). A Chi- por año entre 1880 y 1910, aunque a ritmos
le el conflicto le significó una expansión terri- desiguales según los ciclos económicos. Otros
torial m u y importante hacia el Norte, a la cual investigadores han aportado también diversas.
se añadió la consolidación definitiva de los evidencias en apoyo a la hipótesis del creci-
territorios del Sur y de la región Austral, con lo miento industrial previo a la primera guerra
cual el país geográfico tomó la fisonomía defi- mundial (Palma, 1984; Ortega, 1981). La con-
nitiva del siglo x x . Estas expansiones territo- cesión de patentes industriales aumentó rápi-
riales hicieron posible el inicio de un nuevo damente. E n números absolutos, de 81 en la
ciclo de gran crecimiento económico, ahora en década de 1850 pasaron a 193 en los 80, 505
base a la producción y exportación del salitre, en los 90 y 904 en la primera década del siglo
convertido en producto estratégico en los mer- x x (Muñoz, 1977). Hurtado (1988) ha caracte-
cados internacionales. La producción salitrera rizado acertadamente esta fase c o m o una de
no sólo importó por su contribución directa, «sustitución de importaciones de economía
sino también por el mercado que generó para abierta».
la producción agrícola y forestal del resto del
país, así c o m o para el fortalecimiento de las
Economía y sociedad en Chile: Frustración y cambio en el desarrollo histórico 523
siguientes, debido a la crisis de posguerra, pero nes. Por lo tanto, la estricta política de control
alcanzando un respetable 4,5 % aduciéndose de importaciones aplicada después de la crisis
este ritmo en los años siguientes, debido a la de 1929 no era una novedad en el país, aunque
crisis de posguerra, pero alcanzando un respe- sí lo fue en su intensidad y cobertura. Esto era
table 4,5% anual entre 1924-25 y 1929-30 comprensible, porque también fue m u y inten-
(Muñoz, 1968). sa la magnitud de la crisis externa. Los térmi-
La crisis de la estructura productiva prima- nos de intercambio para Chile cayeron cerca
rio-exportadora se anunciaba y el Estado co- del 45% entre 1929 y 1932. El valor de las
m e n z ó a adaptarse a la nueva realidad. L a exportaciones cayó al 12 % de su nivel nomi-
organización de una economía mixta comenzó nal previo ( C E P A L , 1977). Estas condiciones
a tomar forma durante los años 20. El telón de deprimidas del comercio exterior chileno se
fondo fue el cambio político de 1920 y que ha mantuvieron durante toda esa década y aun
sido identificado por los historiadores c o m o el durante la siguiente. N o había muchas alterna-
de la «crisis oligárquica». Por primera vez fue tivas al control directo de las importaciones, si
elegido un gobierno que reivindicaba los dere- se quería evitar una recesión prolongada. Este
chos de las clases medias y de los trabajadores fue el objetivo central de la política económica
y se apartaba de los gobiernos oligárquicos. Se de los años 30, m á s que la aplicación de una
aprobó una nueva Constitución (1925) que estrategia de industrialización. El efecto, sin
estableció el régimen presidencial y democráti- embargo, fue un crecimiento industrial vigoro-
co, se comenzó a legislar sobre los derechos de so, que permitió paliar en parte los efectos de-
los trabajadores y se modernizó la institucio- presivos.
nalidad del Estado para administrar las finan- Pero el Frente Popular llegó al gobierno
zas públicas (creación del Banco Central, de la con el propósito explícito de impulsar la in-
Dirección de Impuestos Internos, la Contralo- dustrialización desde el Estado. Esta era, ade-
ría General de la República y otras). E n la más, la d e m a n d a de los empresarios: que el
segunda mitad de esa década se avanzó a la Estado definiera una política de fomento de
creación de varias instituciones para el finan- largo plazo de la producción local y que esta-
ciamiento crediticio a largo plazo de los secto- bleciera una institucionalidad mixta para la
res productivos y se consolidó la política aran- coordinación de las iniciativas públicas y pri-
celaria c o m o un instrumento de manejo de la vadas. Se demandaban la creación de un C o n -
política económica. Todos estos cambios insti- sejo Económico-Social, en el cual las organiza-
tucionales se inspiraban en una nueva idea ciones gremiales del sector privado tuvieran
que comenzó a permear el sistema político: el representación. Se produjo así una convergen-
Estado c o m o instrumento de modernización y cia de intereses que hizo posible la creación de
progreso, m á s que c o m o espacio para el ejerci- la Corporación de Fomento de la Producción
cio del poder (Ibáñez, 1983). N o estuvieron ( C O R F O ) , organismo estatal que pasaría a ser
ajenos a este desarrollo los ingenieros ni los central en la dirección de la política industrial
militares, los primeros c o m o agentes de la m o - y en la implementación de la actividad empre-
dernización tecnológica, los segundos c o m o sarial directa del Estado. Esa convergencia no
expresión anti-oligárquica. fue sin conflicto: de hecho el sector privado
A u n q u e la Gran Depresión mundial de rechazaba la idea de una participación directa
1929-30 afectó duramente a la economía chile- del Estado en la actividad empresarial. Final-
na (Marfan, 1984), la institucionalidad del Es- mente este aspecto fue negociado en lo que
tado y la capacidad productiva industrial per- resultó ser un intercambio político: abandono
mitieron una reacción relativamente rápida. por parte del gobierno de sus planes de movili-
En 1934 prácticamente se había recuperado el zación campesina y reforma agraria, un bene-
nivel de producción industrial de 1929 y a ficio de la aceptación del Estado empresario y
partir de 1935 el crecimiento fue acelerado. de la Corfo ( M u ñ o z y A m a g a d a , 1977).
U n o de los principales instrumentos de la polí- El Estado chileno de la primera fase poste-
tica industrial fue el proteccionismo. E n reali- rior a la segunda Guerra Mundial representa
dad, la política proteccionista se había estado así un compromiso político y social entre los
aplicando desde fines del siglo XIX (1897), actores que protagonizan las nuevas activida-
aunque con diversas y cambiantes orientacio- des industriales. U n sector heterogéneo queda-
Economía y sociedad en Chile: Frustración y cambio en el desarrollo histórico 525
ba al margen de ese compromiso: el complejo plazo provocadas por las políticas proteccio-
agrario, formado tanto por los propietarios de nistas y de controles estatales. L a hipótesis
la tierra c o m o por el campesinado. La gravita- estructuralista, por su parte, enfatiza los efec-
ción de este hecho se manifestaría m u c h o des- tos de la estructura de propiedad sobre la ofer-
pués. ta de algunos sectores estratégicos.
Las políticas económicas de este período Si se atiende al ritmo promedio del creci-
son m u y heterodoxas, tanto por la difícil e miento industrial anual éste fue bastante diná-
incierta coyuntura internacional c o m o por u n mico y sostenidamente superior al 5 % a lo
hecho innegable, aunque a m e n u d o ignorado: largo de los 20 años entre 1934 y 1953 ( M u -
en un período de tiempo relativamente breve, ñoz, 1968). Este fue un período de severas
el Estado tuvo que asumir el manejo centrali- distorsiones «asignadoras», ya que rigió una
zado de una economía m u y restringida en su política estricta de control de cambios y de
sector externo, pero con grandes demandas importaciones, con m u c h a discrecionalidad,
sociales. Su capacidad instrumental rápida- controles de precios, etc. A u n q u e puede presu-
mente se vio sobrepasada. El control de múlti- mirse que los costos de la ineficiência en la
ples desequilibrios debió hacerse con impor- asignación de recursos fueron altos, ellos no
tantes insuficiencias de personal calificado, impidieron la expansión industrial. Sin e m -
desconocimiento de los efectos secundarios de bargo, cuando las presiones inflacionarias se
las medidas aplicadas y ausencia, de informa- desbordaron a mediados de los años 50 y co-
ción. D e manera que no es extraño que el menzaron a aplicarse planes ortodoxos de es-
proceso mostrara ineficiências e incoheren- tabilización, el dinamismo industrial se vino
cias, a pesar de su dinamismo, que en último abajo. Esto sugeriría, en una primera aproxi-
término desembocaban en presiones inflacio- .mación, que las políticas de corto plazo fueron
narias e inestabilidad, que arreciaron a media- más influyentes en la crisis industrial que las
dos de los años 50. U n ambiente de pesimismo políticas de largo plazo.
se difundió, especialmente entre quienes ha- Con todo, el problema no es tan simple.
bían propiciado las nuevas políticas de indus- Los desequilibrios de corto plazo recogen, en
trialización y los cambios estructurales. parte no despreciable, desajustes de largo pla-
En este contexto tuvo lugar un amplio de- zo que se acumulan. El enfoque estructuralista
bate crítico de la orientación que se le estaba de los años 50 planteó la hipótesis de que la
dando al desarrollo económico chileno. Influ- aceleración inflacionaria se debía a la rigidez
yentes economistas chilenos y extranjeros, de la oferta agrícola y de divisas, la que, en
c o m o Jorge A h u m a d a , Aníbal Pinto y Osvaldo presencia de un crecimiento dinámico de la
Sunkel, entre los primeros, y T h o m a s Balogh, economía, se traduciría en presiones de costos
David Felix, o Nicolas Kaldor, entre los segun- de algunos factores cruciales c o m o el precio de
dos, formularon penetrantes análisis de las de- los bienes agrícolas y el tipo de cambio.
ficiencias estructurales que afectaban a la eco- El problema es ¿en qué medida esas rigide-
nomía chilena y estaban impidiendo un desa- ces se debieron a las propias políticas aplica-
rrollo económico m á s acelerado. Todos ellos das o provenían de causas m á s profundas?
concordaron en que Chile era un país m u y Con frecuencia se argumenta que larigidezde
bien dotado de recursos naturales y humanos, la oferta de divisas se debió al estancamiento
cuya baja tasa de crecimiento económico no de las exportaciones, provocado a su vez por
correspondía con su potencial. Los principales las distorsiones de las políticas comerciales y
obstáculos debían buscarse en algunas caracte- cambiaria. El estancamiento de las exportacio-
rísticas estructurales de su economía. nes, en valores reales, durante la mayor parte
de los años 40 y 50, es un hecho establecido
( C E P A L , 1977). Al término de la guerra los
El sector externo
precios de exportación se recuperaron en for-
¿Qué falló específicamente en la estrategia de " m a casi sostenida hasta la segunda mitad de
industrialización seguida en el período inme- los años 50, por lo que la coyuntura externa no
diato de posguerra? D o s hipótesis tradiciona- puede considerarse negativa. A d e m á s , el co-
les compiten en la explicación. U n a , de carác- mercio internacional comenzó a normalizarse,
ter ortodoxo, enfatiza las distorsiones de largo sobre todo después de 1950. D e m o d o que una
526 Oscar Muñoz
(aritmético) para el total de sectores (Behr- El resultado claro del atraso agrario es que
m a n , 1976). afectó el proceso de industrialización no sólo
Este resultado no es concluyente, sin e m - por el impacto sobre los precios relativos y el
bargo, porque al m i s m o tiempo la agricultura estancamiento de la d e m a n d a de bienes indus-
tuvo una serie de otros beneficios no conside- triales, sino también por las presiones en la
rados en esas estimaciones. Por un lado, aun- balanza de pagos. La asignación de recursos de
que nominalmente existían aranceles a las im- divisas para importar bienes agrícolas esencia-
portaciones de bienes de capital e insumos les, que se podían producir en el país, compi-
para la agricultura, en la práctica había n u m e - tió con las importaciones de bienes de capital
rosas excenciones destinadas precisamente a e insumos intermedios para la industria.
bajar los costos de producción agrícola (Hurta- C o m o además los déficit de abastecimientos
do, 1984). A esto se agregaban los créditos a agrícolas eran inestables e impredecibles a m e -
tasas de interés subsidiadas, una m u y baja dio plazo, el manejo de la balanza de pagos
tributación, salarios reales agrícolas m u y infe- sufrió también de esa inestabilidad, afectando
riores a los urbanos y ganancias de capital a la política económica general.
derivadas de la revalorización de la tierra en
períodos de alta inflación.
Búsqueda de la transformación
El balance del conjunto de incentivos y
desincentivos a la agricultura no es claro. Por A mediados de los años 50 se profundizó la
cierto, queda firme el hecho de que la agricul- sensación de frustración en el ambiente políti-
tura es, de por sí, una actividad de alto riesgo e co y económico chileno. A la aceleración infla-
inestabilidad. L a incertidumbre del clima, la cionaria sin precedentes, el estancamiento eco-
perecibilidad de la producción y la inestabili- nómico y el aumento del desempleo, se añadió
dad de los mercados determinan ingresos m u y la pérdida de apoyo político de un gobierno
fluctuantes que requieren un comportamiento que había planteado la necesidad de amplios
empresarial m u y dinámico para ser contrarres- cambios institucionales y sociales. Sin embar-
tados. gó, el virtual inmovilismo político en que cayó
E n esta dirección se orientaron las inter- debió ser superado con la intervención de una
pretaciones estructuralistas, las cuales, sin des- polémica misión asesora extranjera, la Misión
conocer muchas de las distorsiones de los sis- Klein-Saks, que propuso un plan de estabiliza-
temas de incentivos, enfatizaron los aspectos ción y de reformas económicas.
institucionales c o m o la estructura de tenencia Se estaba iniciando en Chile un largo perío-
de la tierra y la ausencia general de empresa- do histórico durante el cual se emprenderían
rios modernos en la agricultura. Jorge A h u m a - los m á s variados experimentos de transforma-
da, un experto en economía agraria, sostuvo ción del sistema, cada vez m á s radicalizados y
que «si se hubiera procedido a reformar las totalizantes. Es el período que el historiador
condiciones de producción de la agricultura, Mario Góngora denominó la «era de las plani-
nuestra historia habría sido m u y diferente. La ficaciones globales» (Góngora, 1982).
simple eliminación del latifundio habría dado La estrategia de la Misión Klein-Saks
mayor elasticidad a la curva de oferta de es- (1955-58) consistió en buscar la liberalización
fuerzos empresariales. D e esto no hay la m e - de la economía y el restablecimiento de los
nor duda» (Ahumada, 1958). Este autor justi- equilibriosfinancieros.Esta propuesta sólo fue
ficó la necesidad de eliminar el latifundio a fin implementada parcialmente. U n a política res-
de crear una clase empresarial agrícola, capaz trictiva de la demanda agregada contribuyó a
de asumir dinámicamente una función inno- disminuir la inflación, aunque a niveles m u y
vadora e inversionista, que indujera un c a m - por encima de la década anterior. El régimen
bio tecnológico en el sector. Sostuvo que « m e - de comercio exterior fue reformado, reempla-
jores técnicas, mejores agricultores y mejores zando los controles directos y cuantitativos
precios constituyen una trilogía inseparable por gravámenes al valor, y reduciendo los ti-
para la transformación agrícola del país» pos de cambio deferenciales a sólo dos áreas.
(1958). Kaldor, en su estudio de la economía Este paquete de políticas fue complementado
chilena de 1956 (Kaldor, 1964) había desarro- con un endeudamiento externo negociado con
llado similares argumentos. el Fondo Monetario Internacional. El efecto
528 Oscar Muñoz
medio siglo. Emergieron así los objetivos eco- la renegociación de las deudas, la socialización
nómicos de liberalizar completamente la eco- de muchas pérdidas, la privatización de e m -
nomía, con la excepción del mercado de divi- presas públicas que creó oportunidades para
sas; reducir el papel del Estado a una función obtener altas ganancias de capital, la utiliza-
subsidiaria del sector privado; impulsar la in- ción del mercado secundario de pagarés de la
serción de la economía en el capitalismo inter- deuda externa para estimular al capital extran-
nacional y estimular la inversión extranjera. jero a transformar deudas en propiedad de
Esta estrategia de largo plazo fue complemen- empresas nacionales y una política macro-
tada con diversas políticas de corto plazo económica m u y pragmática que trató de m a n -
orientadas al control de la demanda agregada, tener un tipo de cambio real alto en forma
eliminación del déficitfiscal,apertura finan- estable, un menor nivel de tributación y u n
ciera y ajustes automáticos frente a los shocks nivel bajo de salarios reales. Se logró reducir la
externos (Foxley, 1982). inflación a niveles moderados, alrededor de
Por cierto, hubo etapas diferentes en la 20 % anual y se alcanzó una tasa de crecimien-
orientación de las políticas, siendo el año 1982 to del PIB real cercana al 6 % en 1985-90.
el punto de quiebre m á s marcado entre lo que Estos resultados, y sobre todo las altas tasas de
podría llamarse la «etapa ingenua» de liberali- rentabilidad obtenidas por los grupos econó-
zación, que culminó con la crisis del sistema micos privados han generado un ambiente de
financiero y una profunda recesión económi- fuerte optimismo y euforia financiera.
ca; y la «etapa pragmática» del período que le La contrapartida de este proceso de cam-
sigue, en la que con habilidad táctica se en- bios y transformaciones ha sido el empobreci-
frentaron los problemas de los ajustes finan- miento de un amplio segmento de la sociedad
cieros, facilitándose así una recuperación sos- chilena. Esto ha afectado no sólo a los grupos
tenida de la actividad productiva a partir de tradicionalmente pobres, sino también a los
1986 (ver Meiler, 1990 y Ffrench-Davis, 1991, sectores medios. La distribución del consumo
para una discusión del proceso de ajuste en los de los hogares muestra que la relación entre la
años 80). participación del 40 % m á s rico y la participa-
A inicios de la década de los 90 y después ción del 60 % m á s pobre de la población au-
de 17 años de experiencia autoritaria y de una mentó de 1,9 en 1969 a 3,0 en 1988 (Ffrench-
gran inestabilidad económica, el sector capita- Davis, 1991). Los salarios reales, las asignacio-
lista privado, sobre todo el gran capital, han nes de seguridad social, los gastos públicos
pasado a ejercer un alto grado de control de la sociales per capita y las tasas de ocupación de
economía y del proceso financiero. C o n la ex- la fuerza de trabajo estuvieron sistemática-
cepción de m u y pocos sectores de propiedad mente m u y por debajo de sus niveles anterio-
estatal, c o m o la Gran Minería del cobre, el res a 1970 durante la mayor parte de las déca-
petróleo y algunos otros, la empresa privada das del 70 y del 80. Este deterioro de la
ha asumido un papel de liderazgo y de predo- situación social ha provocado grandes frustra-
minio casi absoluto. Este ha sido un resultado ciones entre los sectores m á s pobres del país,
que se explica por varios factores. En primer las que sólo fueron superadas por el temor
lugar, y a pesar de los sesgos desindustrializa- ante la represión y la falta de libertades d e m o -
dores de las políticas aplicadas desde 1974, sin cráticas.
duda la estrategia general de liberalización de Los años 90 se han iniciado en un ambien-
los mercados, disminución de la intervención te de mayor optimismo y esperanza, provoca-
del Estado y garantías institucionales a la pro- do por la recuperación de la democracia y las
piedad y a la empresa privada crearon un a m - libertades básicas, y por una economía dina-
biente de confianza en el sector capitalista. mizada por un vigoroso crecimiento exporta-
Esto debe apreciarse en el marco del ambiente dor. Las frustraciones pasadas han estimulado
de amenazas expropiatorias que había prevale- la búsqueda de nuevas instituciones políticas
cido entre 1966 y 1973. E n segundo lugar, las (partidos renovados ideológicamente, la dispo-
reformas económicas aplicadas después de la sición a buscar acuerdos, y la descentraliza-
crisis de 1982-83, han sido instrumentos m u y ción del Estado, entre otras) y una. estrategia
estimulantes para la inversión privada y el económica que incorpore mayor equidad en la
aumento de las exportaciones. Ellas incluyen distribución de los beneficios. Existe concien-
Economía y sociedad en Chile: Frustración y cambio en el desarrollo histórico 531
cia nacional de que los objetivos estratégicos de un esfuerzo de largo plazo, sin exclusiones
no pueden sostenerse en ambiciones desmedi- sociales y de cambios aceptados mayoritaria-
das y utopías irrealizables, y que m á s bien, la mente.
modernización del país debe ser el producto
Referencias
Serge Gruzinski
y las epidemias. La diversidad de los c o m p o - ticular (los obstáculos que representaban las
nentes étnicos y religiosos, el profundo desa- lenguas indígenas, la ausencia de diccionarios,
rraigo, la influencia reducida o nula de la auto- de intérpretes, las dificultades de la traduc-
ridad central -delegada o demasiado lejana, ya ción, etc.).
que el emperador Carlos V residía de preferen- . Hasta los años 1560, las órdenes mendi-
cia en Bruselas- la vastedad de océanos y con- cantes dominaron la evangelización de los in-
tinentes, el predominio de la improvisación, dios de México. Los religiosos, en particular
todo ello desató fenómenos y situaciones cuyo los franciscanos, que pertenecían al movi-
carácter caótico, o mejor dicho fragmentado4, miento de la prerreforma y del humanismo,
es manifiesto. fueron quienes introdujeron la imagen cristia-
La experiencia de fragmentación (1521- na en México. Este episodio fundador se inau-
1530) que precedió a la cristalización de la guró con la destrucción de los ídolos, o sea con
sociedad colonial ejerció una influencia dura- la aniquilación de las imágenes del adversario,
dera en las culturas y las sociedades del Méxi- c o m o si la imagen occidental no pudiese de
co español, por cuanto dejó su impronta en la ningún m o d o tolerar la existencia de una re-
comunicación social y cultural. Ello consagró presentación competidora. La idoloclastia fue
el predominio de una «recepción fragmenta- a todas luces una manera de proseguir y consu-
da», ya que la invasión provocó en ambos mar la conquista por otros medios. Este gesto
bandos, y por m u c h o tiempo, la pérdida y aun demostraba una aguda conciencia de la impor-
la desaparición de los puntos de referencia tancia de la imagen en una estrategia de con-
originales -africanos, mediterráneos, amerin- quista y de colonización, e iba acompañado de
dios- y la creación caótica de nuevas marcas. un conocimiento exacto de las capacidades
Esta dinámica de la pérdida y de la reconstitu- generales de la imagen: ésta podía ser, según
ción se manifestó en todos los planos en forma los casos, una herramienta de la memoria, un
de una recepción intermitente y fragmentada instrumento de dominio, un sustituto afectivo
de las culturas presentes. Obligó a los indivi- o un señuelo engañoso.
duos y a los grupos a establecer, entre los Esta fase agresiva y destructora trajo inme-
fragmentos y los pedazos que podían recoger, diatamente consigo la imposición de la imagen
analogías m á s o menos profundas o superficia- cristiana. La operación correspondió a la difu-
les. Este m o d o de recepción y de comunica- sión del mensaje cristiano: dogma, historia sa-
ción, que multiplicaba los malentendidos y las grada, simbolismo e iconografía. Los religiosos
imprecisiones, confirió al m i s m o tiempo a losutilizaron la imagen para evangelizar a las m a -
supervivientes una receptividad particular, sas indígenas. Se suelen asociar a esta técnica
una destreza de la práctica cultural, una movi- de enseñanza nombres c o m o los de Jacobo de
lidad de la mirada y de la percepción, una Testera y Diego Valadés: «gracias al medio de
aptitud para combinar los fragmentos m á s dis- las imágenes», el conocimiento de las Escritu-
persos de los que el arte indígena del México ras debía fijarse en la mente de esta gente
colonial nos ofrece admirables testimonios5. «carente de letras, de memoria, ávida de nove-
En medio de esta atomización de los rasgos y dad y de pintura»6. Los franciscanos utiliza-
de los puntos de referencia y de este estado de ban lienzos pintados en que aparecían, «de un
fragmentación, la Iglesia sentó paulatinamente m o d o y en un orden harto ingenioso», el Sím-
las bases de una colonización de lo imaginario. bolo de los Apóstoles, el Decálogo, los Siete
Pecados Capitales y las Siete Obras de Miseri-
cordia.
La imagen cristiana c o m o Sin embargo, y esto es m á s significativo
instrumento de occidentalización aún, la difusión de la imagen cristiana se ase-
mejó a la inculcación de un orden visual y de
En esta empresa, la imagen desempeñó un un imaginario: no se trató únicamente de reve-
papel decisivo pues aportaba una respuesta a lar un repertorio iconográfico inédito (caracte-
la situación fragmentada que acabamos de ex- rizado por la preponderancia del antropomor-
poner, pero también porque se inscribía en un fismo) sino de inculcar lo que el Occidente de
contexto espiritual (los imperativos y las ur- los clérigos entendía por persona, divinidad,
gencias de la evangelización) y lingüístico par- cuerpo y naturaleza, causalidad, espacio e his-
Colonización y guerra de imágenes en el México colonial y moderno 535
toria, ilusión y autenticidad, etc. La imagen ció ser la M a d r e de Nuestro Señor y que Ella
cristiana expresaba un pensamiento figurativo es la gran Mediadora del cielo»8. N o existe
tanto m á s desconcertante cuanto que los m i - m á s clara defensa de la dicotomía entre el
sioneros no lo explicaban sino m u y parcial- significante y el significado, entre la imagen y
mente. En los frescos, los lienzos pintados o el la «cosa representada». La imagen aspiraba a
escenario de las representaciones dramáticas, ser la semblanza de un original, la copia de un
los religiosos comunicaron un universo de ges- modelo celeste. Dicho con otras palabras, so-
tos pero también una concepción del aconteci- bre la imagen renaciente pesaba -tanto c o m o
miento, un sentido de la concatenación de las sobre la nuestra- el modelo fonético de la
actitudes y de los comportamientos que remi- lengua y del signo. Henos aquí una vez m á s en
tía a esquemas occidentales tan disímiles el centro de un proceso radical de occidentali-
c o m o la representación de las emociones, la zación de las poblaciones vencidas9.
noción aristotélica de causalidad o aun la del Así pues, la imagen franciscana era ante
determinismo y el libre albedrío. Bajo los es- todo una imagen didáctica, puesta al servicio
quemas estilísticos y perceptuales operaban de una política de tabla rasa: esto es, que
otros esquemas que organizaban inconsciente- rechazaba todo compromiso con el m u n d o in-
mente todas las categorías de la relación rena- dígena. Imagen-espejo, imagen-memoria, ima-
ciente con la realidad. C o n la difusión de la gen-espectáculo10, vehículo de la occidentali-
imagen cristiana, los religiosos aplicaron una zación, la imagen franciscana se dirigía exclu-
política m á s de occidentalización que de his- sivamente a los indígenas que se deseaba
panización. Esta se inscribía perfectamente en proteger de las influencias y las contaminacio-
el proyecto humanista y cristiano de crear un nes deletéreas de los conquistadores y los colo-
«hombre nuevo», aun si las órdenes mendi- nos. El hombre nuevo que pretendían forjar
cantes no podían percibir cabalmente el alcan- los misioneros debía romper con su pasado
ce y las consecuencias del instrumento que pagano. Dotado de un «ojo moral», el indio
manejaban 7 . debía, gracias al libre albedrío y a la fe, adqui-
En tales condiciones, resulta evidente que rir el dominio de la imagen verdadera para
el comentario de los religiosos no podía agotar librarse de los «engaños del dominio» y de las
la sustancia de la imagen cristiana: la abun- trampas de la idolatría.
dancia de las referencias culturales y teológi-
cas, y la profundidad de la memoria que hacía
intervenir y que presuponía, la convertían en Hacia una política barroca
una fuente de informaciones por descifrar, un de la imagen
instrumento de aprendizaje y, de forma m u y
accesoria, un foco de ilusión y de fascinación. Ahora bien, a mediados del siglo xvi, en un
Pero la imagen de los frescos franciscanos México que ya no era el de la Conquista, la
no era únicamente una imagen exigente y difí- Iglesia modificó su estrategia. E n la segunda
cil, sino además un objeto sometido a control. parte del siglo se fueron reuniendo paulatina-
Los misioneros temían que las imágenes cris- mente las condiciones para la aparición de una
tianas se convirtiesen en objeto de un culto nueva política de la imagen. Frente al m u n d o
idólatra. Este temor dictó a veces en la prácti- indígena del campo, todavía poderosamente
ca actitudes radicales c o m o el rechazo apenas controlado por los religiosos pero diezmado
disimulado del culto de las imágenes. Por in- por las epidemias, se esbozó una sociedad nue-
fluencia de la prerreforma y del erasmismo, va, urbana, a un tiempo pluriétnica e hispani-
los evangelizadores manifestaron a este res- zada, que se enfrentaba cotidianamente a la
pecto una prudencia e incluso una reticencia experiencia sin precedentes de los mestizajes.
extremadas. L a imagen cristiana se concebía En el m i s m o m o m e n t o , la Iglesia secular y
c o m o un instrumento destinado exclusiva- la jerarquía desplazaron del primer plano a las
mente a alimentar la devoción por lo que re- órdenes religiosas y, en particular, a los fran-
presentaba, y que se hallaba supuestamente en ciscanos. Esta evolución se tradujo en un
el cielo. La imagen refrescaba la memoria: «la abandono de la política de tabla rasa. E n vez
imagen de Santa María se pinta solamente de promover la ruptura con el pasado prehis-
para que recordemos que fue Ella quien mere- pánico, la Iglesia secular persiguió un doble
536 Serge Gruzinski
i '.y
"" iL ••"
V '•'- Ï*.
.
¡
; > • • >
• •
j
i'V' ' s, " ¿i \W:1
<<>*
fir* #*'' A
540 Serge Gruzinski
nuevas identidades. En los códices y los mapas santos, las cruces que se alzaban por todas
indígenas la combinación de la escritura y del partes, evocando otras cruces prehispánicas, y
glifo, de los juegos del paisaje y de la simboli- m á s tarde el culto de las reliquias, propiciaron
zación revelan los itinerarios de un pensa- aproximaciones y falsas equivalencias que
miento figurativo indígena, sus hallazgos - v a - provocaron en los imaginarios indígenas fenó-
riantes del kitsch, abstracción, etc.- y sus menos incesantes de interferencia. La coexis-
estancamientos. Asimismo, el diálogo entabla- tencia y la proximidad física de los objetos
do entre los coloristas indígenas y la imagen cristianos y paganos en el universo indígena
monocroma del grabado europeo pone de m a - tuvieron las mismas repercusiones. Los imagi-
nifiesto un aprendizaje de la imagen y una narios indígenas parecen haber multiplicado,
adaptación23. entreverado y dispersado por doquier las fuer-
En realidad, las intervenciones sucesivas zas y las presencias «divinas». Las imágenes
del m u n d o indio en la iconografía y las repre- «idolizaron» lo amerindio y lo europeo, lo
sentaciones europeas abarcan la mayor parte antiguo y lo moderno, venerando o transfor-
de las modalidades de la relación con la ima- m a n d o en simple amuleto lo que podía here-
gen, desde la imposición brutal hasta la experi- darse de la tradición, transmitirse por la «cos-
mentación, desde la interpretación heterodoxa tumbre» o m á s simplemente adquirirse en u n
hasta la producción autónoma y aun la disi- mercado. El origen respectivo de los rasgos
dencia iconoclasta. L a imagen barroca fue presentes acababa por perder toda pertinencia
ante todo un instrumento importante de inte- a medida que se iba adentrando en la época
gración del m u n d o indígena en la sociedad colonial. Los espacios del ídolo y del santo se
colonial primero, y luego en el m u n d o mesti- cruzaban y se superponían constantemente, a
zo. Y a hemos señalado el éxito de las grandes pesar de las barreras infranqueables que pre-
devociones barrocas (las Vírgenes milagrosas, tendía erigir la Iglesia y de los abismos que
los santuarios, lasfiestas,las peregrinaciones) separaban originalmente las dos concepciones
y de las actitudes piadosas m á s individuales, la del m u n d o .
multiplicación de las imágenes, los nexos entre Las referencias se borraron tanto más efec-
la imaginería del culto y la imaginería visiona- tivamente cuanto que en la mente de los in-
ria. Añádase el papel clave de las cofradías dios, de los mestizos y de los españoles los
-oficiales y espontáneas- que florecieron en distintos universos de creencias no eran in-
torno al culto a las imágenes de los santos. E n compatibles, lo cual en la práctica cotidiana se
torno a los santos se formó, durante todo el traducía en innumerables arreglos. D e visiones
siglo xvii, un imaginario híbrido cuya inventi- en analogías, de confusiones en cotejos, lo
vidad y plasticidad contribuyeron a la crea- imaginario del ídolo fue contaminando lo ima-
ción de una nueva identidad indígena, fruto de ginario del santo sin que la Iglesia colonial
la confluencia de la herencia antigua, de las haya podido jamás eliminar las interferencias,
imposiciones de la sociedad colonial y de las e incluso sin advertir realmente, muchas ve-
influencias de un cristianismo mediterráneo. ces, lo que se urdía ante sus ojos. ¿Indiferencia
Insistimos en este doble movimiento: en el de un vencedor seguro del desenlace final o
m i s m o m o m e n t o en que se convertía en el incapacidad de captar la manera en que los
sostén y el bastión de una nueva identidad indios recuperaban y deformaban la imagen
vinculada al pueblo, al terruño y a los organis- cristiana? Sería excesivo pretender que la gran
m o s comunitarios, la imagen cristiana tendía marea barroca estuvo a punto de arrastrar a la
un puente entre los indios y los otros grupos de Iglesia que la había desatado. Es posible, ade-
la Nueva España por cuanto posibilitaba la más, que esas eflorescencias heterodoxas ha-
coexistencia de una pluralidad de interpreta- yan contribuido a largo plazo a que arraigara
ciones concurrentes y de imaginarios. el modelo barroco. Sin embargo, los torbelli-
Al estudiar las modalidades de reinterpre- nos y la agitación que se observan por todas
tación de la imagen cristiana por parte de las partes demuestran que nada es m á s frágil que
poblaciones indígenas, se pueden observar al- el dominio de la imagen; ello pone de mani-
gunos de los mecanismos culturales del mesti- fiesto procesos de aculturación y de contraa-
zaje. La sustitución sistemática de las estatuas culturación en que participan no sólo imáge-
paganas por las imágenes de la Virgen y de los nes materiales y m o d o s de representación,
544 Serge Gruzinski
Notas
Spanish Monarchy, Creoles la cristianización de los indios del 22. Sobre un enfoque
Patriots and the Liberal State, Nuevo M u n d o . transcultural de la visión barroca,
1492-1867, Cambridge, véase Jean-Michel Sallmann edit.,
Cambridge University Press, 1991. 17. Véanse estos textos en de la Visions indiennes, visions
Torre Villar ( 1982), págs. 152-333. baroques: les métissages de
l'inconscient, Paris, P U F , 1992.
15. Seguimos la tesis de
18. David A . Brading, Prophecy 23. Gruzinski(1988) y
E d m u n d o O ' G o r m a n , Destierro de
sombras. Luz en el origen de la and Myth in Mexican History, L'Amérique de la Conquête peinte
imagen y culto de Nuestra Señora Cambridge, Centre of Latin par les indiens du Mexique, Paris,
de Guadalupe del Tepeyac, American Studies, s.f.; Los F l a m m a r i o n / U N E S C O , 1991.
México, U N A M , 1986. orígenes del nacionalismo
mexicano, México, Sepsetcntas, 24. Sobre un culto indígena
1973. inspirado en los cultos marianos
16. Montufar había nacido en de la época barroca, véase S.
Loja, en el reino de Granada, 19. D e la Maza (1981), pág. 162. Gruzinski, Man-Gods in the
donde fue calificador del Santo Mexican Highlands, Indian Power
Oficio. Es sabido que la ciudad and Colonial Society, 1520-1820,
de Granada, capital del último 20. En los archivos mexicanos de Stanford University Press, 1989,
reino musulmán de Europa la Inquisición abundan ejemplos págs. 105-172.
occidental, cayó en 1492 y que de estos comportamientos
sus habitantes se vieron obligados (México, Archivo General de la 25. N o s remitimos a los ensayos
a abrazar la fe cristiana. Nación). de sociología posmoderna de
Recordemos que España tuvo que O m a r Calabrese, L'età
ocuparse durante el siglo xvi de la neobarocca, Bari, Laterza, 1987 y
doble cuestión de la integración 21. P. Camporesi, / / pane Alberto Abruzzezc, / / corpo
de los moriscos -moros ibéricos selvaggio, Bolonia, II Mulino, elettronico, Florencia, La Nuova
en principio cristianizados- y de 1980. Italia, 1988.
TRAYECTORIAS HISTÓRICAS " ]
R . T . Naylor
Por consiguiente, estos quinientos años todo en las primeras fases de la colonización
son, en cierta medida, la historia del ataque de europea. Esto, a su vez, reflejaba la relativa
los «emprendedores» contra el medio ambien- fluidez del orden social colonial, en compara-
te físico, el tejido social y sus competidores, ción con las metrópolis europeas.
nacionales o extranjeros. Asimismo son la his- Dentro de los Estados europeos, la rigidez
toria del poder, su acumulación y su uso con institucionalizada de la jerarquía social difi-
fines personales y políticos. Porque, contraria- cultaba la ascensión social. Para el aspirante a
mente a los mitos de las sociedades liberales, trepar por la escala social de la metrópolis, la
el «mecanismo de mercado» que en teoría penetración europea en ultramar era el medio
(aunque pocas veces en la realidad) difunde y de sortear las barreras sociales en el propio
despersonaliza el poder, es un instrumento re- país, acumulando riquezas y prestigio en el ex-
lativamente reciente, y aún bastante imperfec- terior.
to, para la movilización de recursos con miras Paralelamente a las actitudes prevalecien-
a la consecución de objetivos económicos. tes respecto del comercio exterior, hasta que la
La alternativa al mercado y al poder difu- noción de las ventajas mutuas del intercambio
so, despersonalizado, son las relaciones de in- económico fue generalmente aceptada en los
tercambio personalizadas: en la práctica, el países occidentales (bien entrado el siglo xix),
ejercicio del poder económico c o m o instru- la transferencia de riqueza y categoría social
mento de organización económica y medio de dentro de la metrópolis se veía un proceso que
acumulación de capital y riqueza. beneficiaba inevitablemente a unos en perjui-
C o m o es natural, estos fenómenos están cio de otros. E n cambio, la acumulación de
inextricablemente vinculados entre sí. A medi- riquezas clasistas en ultramar representaba
da que la influencia socieconómica de las po- una adición neta a los bienes ya existentes, y
tencias imperialistas europeas penetraba en por consiguiente podía asimilarse sin alterar
nuevas zonas del planeta, la acumulación de gravemente el orden socioeconómico. Mien-
riquezas por los aventureros europeos de ultra- tras que una clase de nuevos ricos basada en la
mar corrió pareja a la creación de institucio- metrópolis podía suponer una amenaza para el
nes para facilitar la difusión de la actividad orden establecido, y su aparición tenía fre-
orientada "al mercado en sociedades (y en ca- cuentemente consecuencias revolucionarias,
pas sociales) donde hasta entonces había sido una clase de nuevos ricos coloniales no supo-
escasa o inexistente. Y , mientras que el siste- nía una amenaza de esta clase, por lo menos
m a de mercado se difundió c o m o un medio de en sus años de formación. Es m á s , la desvia-
organizar la actividad económica, esta difu- ción a las colonias de los elementos m á s libres
sión no fue consecuencia de las leyes de la de las clases sociales con aspiraciones propor-
naturaleza sino, en gran medida, de las leyes cionaba un dividendo doble a la metrópolis
humanas. L a acumulación de riquezas por exportadora, ya que sus actividades tenían
parte de los emigrantes europeos, y la corres- para ésta, un rendimento directo, en forma de
pondiente comercialización de las relaciones una mayor influencia estratégica en ultramar,
sociales, constituyó el núcleo de un proceso y un rendimento indirecto corría mejora de las
político que reflejaba las exigencias del poder perspectivas de estabilidad social en el propio
y la necesidad de aumentarlo mediante el ac- país. Desde Cristóbal Colón en el siglo xv al
ceso a los recursos económicos. conde de Frontenac en la Nueva Francia a
Las nuevas sociedades estaban maduras finales del siglo x v n , desde Clive en la India
para el ejercicio de los talentos de los emigran- en el siglo x v m hasta lord Strathcona en los
tes emprendedores, ya que las sociedades colo- territorios británicos del noroeste de América
niales se caracterizaban por una falta total de a finales del siglo XIX, el motor de la acción
inhibiciones en cuanto a la variedad de c o m - fue básicamente el m i s m o .
portamientos económicos que estaban dis- A medida que se estabilizaban las condi-
puestas a tolerar. Si bien los códigos de con- ciones sociales en las colonias m á s antiguas, y
ducta de las sociedades europeas que patroci- las adquisiciones iniciales europeas generaban
naban la colonización no eran m u y exigentes, sus propias élites sociales y económicas, el
en las colonias aún lo eran menos, debido a la campo de acción de los emigrantes europeos
falta de instituciones sociales de control, sobre cambió simplemente de lugar. A lo largo de la
552 R.T. Naylor
casi totalidad del medio milenio poscolombi- pectiva no justifica una división simplista de
no o, por lo menos, hasta bien entradas las la historia de la economía mundial entre m e -
primeras décadas del siglo X X , la tendencia trópolis «explotadoras» y colonias «explo-
histórica general fue de expansión constante tadas».
de la influencia europea (después norteameri- Dentro de los diversos imperios económi-
cana) por todo el planeta. cos que han ocupado sucesivamente las candi-
A medida que se estabilizaban las condi- lejas en el escenario histórico mundial, suelen
ciones sociales en las colonias m á s antiguas, y encontrarse una serie de elementos política-
las adquisiciones europeas generaban sus pro- mente distintos que coexisten en una relación
pias élites sociales y económicas, el c a m p o de simbiótica entre sí, y con el centro imperial. El
acción de los emigrantes europeos cambió grado de predominio de la metrópolis, y el
simplemente de lugar. A lo largo de la casi tipo de decadencia con respecto a ésta, es pro-
totalidad del medio milenio poscolombino o, bable que sea m u y variable y de formas radi-
por lo menos, hasta bien entradas las primeras calmente distintas.
décadas del siglo x x , la tendencia histórica La noción de un imperio compuesto de
general fue de expansión constante de la in- elementos económicamente interdependientes
fluencia europea (después norteamericana) que se mantienen juntos por una distribución
por todo el planeta. asimétrica del poder político-militar se mani-
En lo relativo al desarrollo de las diversas fiesta con la mayor claridad en la era preindus-
potencias coloniales europeas (a diferencia de trial. Así, los sistemas mercantiles británico y
los grupos particulares de emigrantes empren- francés, en el contexto de los primeros asenta-
dedores que fueron los adalides del proceso de mientos blancos y explotaciones comerciales
conquista y colonización), el papel de las colo- en Canadá, tuvieron c o m o punto de partida la
nias fue desigual, y tendió a variar en el tiem- actividad de la metrópolis c o m o centro de m a -
po y en el espacio. Las colonias producían nufacturación y depósito comercial. Pero en
materias estratégicas, c o m o artículos suntua- este m i s m o imperio se encontraban las planta-
rios, alimentos esenciales o materias primas ciones de Norteamérica y de las Indias Occi-
industriales. Servían de mercado para los pro- dentales, los centros africanos del tráfico de
ductos metropolitanos, de polos dé inversión esclavos, las pesquerías del Atlántico septen-
del capital metropolitano y de aliviaderos para trional, los puertos francos de la India y las
la población excedente. Eran fuente de benefi- comunidades de colonos blancos en el conti-
cio privado y de utiliades públicas, proporcio- nente norteamericano. Todos esos grupos rea-
nando metales preciosos para el tesoro, benefi- lizaban actividades que, si bien diferían m u -
cios comerciales para las empresas de comer- cho entre sí, eran mutuamente complementa-
cio de ultramar y rentas para los inversores rias, tanto entre ellas (directa e indirectamen-
extranjeros. Algunas posesiones coloniales no te) c o m o en relación con el centro imperial.
se adquirieron con vistas a su explotación eco- Todos ellos crearon instituciones políticas
nómica sino m á s bien por su valor estratégico que, aunque poco parecidas entre sí, eran
en la defensa de las rutas comerciales. La m o - igualmente resultado de sus relaciones econó-
tivación económica de la colonización siempre micas especiales con el centro imperial. Y to-
estuvo presente de un m o d o u otro, y general- dos ellos establecieron relaciones económicas
mente -pero no siempre- fue predominante, e instituciones cualitativamente distintas con
aunque su materialización precisa varió en grados m u y diferentes de dominio metropoli-
función de la intensidad y la dirección del tano y m o d o s de explotación m u y diversos,
desarrollo económico de la metrópolis y el según la compleja interacción entre su función
poder político relativo que pudieran ejercer económica primaria dentro del imperio, la for-
ciertos grupos de intereses de ésta. m a institucional de su vinculación con la m e -
Si bien el desarrollo histórico de las nuevas trópolis y su estructura socioeconómica an-
sociedades americanas sólo puede explicarse terior.
en función del ascenso y la decadencia de los En breve, cada uno de estos territorios era
imperios mundiales eurocéntricos que cobra- una dependencia, por un concepto u otro. Y
ron forma a raíz de los primeros «descubri- todos ellos se desarrollaron, y se aceleraron el
mientos» portugueses y españoles, esta pers- desarrollo de sus «hinterlands», con arreglo a
Canadá en la era poscolombina 553
«The voyageurs», de Charles Deas, 1845. Rokeby Collection, en préstamo al Metropolitan M u s e u m of Art, Nueva
York. Los términos franceses «voyageurs» (viajeros) y «brûlés» (quemados) fueron utilizados por los anglófonos
para designar a los mestizos descendientes de franceses. D e la exposición «Les Sentiers de la Découverte: recontres
franCO-indiennCS d u XVI a u X X Siècle». Editions Musics Nalionaux.
mayor parte del continente americano y con- no tenían utilidad alguna c o m o m a n o de obra
troló el suministro de los metales preciosos del local en una economía basada en la pesca, y
Nuevo M u n d o ; por consiguiente, las potencias eran demasiado pocos para poderse exportar
del norte de Europa, que habían llegado tarde rentablemente c o m o esclavos- siguieron fatal-
al reparto, tuvieron que idear estrategias di- mente el camino hacia la extinción de tantos
versivas para obtener una parte del botín de la otros pueblos aborígenes.
explotación y conquista de los territoios de ul- Por su parte, Francia obedeció a motiva-
tramar. ciones similares. Su búsqueda del pasaje del
El siglo y medio que siguió a la expedición noroeste, y de metales preciosos, la condujo
se caracterizó por el predominio del metalis- también a Terranova. Pero, además, Francia
m o , una doctrina primitiva basada en diversas afirmó antes su pretensión imperial en el sep-
consideraciones geoestratégicas,fiscalesy co- tentrión de América creando, a comienzos del
merciales, que dio lugar a una alianza de con- siglo xvii, un asentamiento fortificado en el
veniencia entre los mercaderes y los príncipes río San Lorenzo, uno de los principales siste-
para promover sus intereses mutuos mediante m a s fluviais que da acceso al interior del conti-
la expansión ultramarina. Para llevar a buen nente. Desde este primer asentamiento, Fran-
término sus proyectos, el Estado necesitaba cia se dedicó al lucrativo comercio de pieles.
medios financieros, y la imposiciónfiscaldel U n aspecto típico de esta época era que los
comercio internacional (la única fuente de agentes y los mercaderes europeos se instala-
nuevos suministros de plata) permitía fomen- ban en puntos geográficos que les permitían
tar su poder en el país en el extranjero. Los controlar los intercambios comerciales entre
mercaderes, por su parte, necesitaban encon- los productores aborígenes y sus clientes de las
trar los medios de promover sus intereses co- metrópolis, situándose en particular en las
merciales en el país y en el extranjero, median- confluencias de los principales sistemas fluvia-
te el tráfico de artículos suntuarios. Y fue esta les y en los puertos comerciales establecidos.
filosofía la que indujo a realizar las primeras Incluso después de que la fase de relaciones de
exploraciones sistemáticas del potencial eco- intercambio entre los aborígenes y los euro-
nómico de las regiones septentrionales de peos cediese el paso - c o m o lo hizo inevitable-
América. m e n t e - a los asentamientos blancos, la coloni-
La reacción inglesa a los «descubrimien- zación blanca (y la infraestructura comercial
tos» ibéricos se tradujo, en el siglo xvi y co- que la acompañaba) siguió con frecuencia ru-
mienzos del XVII, en una búsqueda, patrocina- tas comerciales ya creadas y operativas en la
da por la Corona, de un pasaje noroccidental era anterior a los contactos, o al comienzo de
al Oriente y, al m i s m o tiempo, de yacimiento éstos.
de oro y plata. Estos primeros viajes septen- El contacto entre los sistemas económicos
trionales suscitaron un vivo interés por Terra- de los europeos y los indígenas no dio lugar de
nova, y hubo una pugna por asegurarse dere- m o d o automático e inevitable a la ruina de
chos absolutos de propiedad sobre este territo- esos últimos por efecto de las fuerzas corrosi-
rio. Las grandes pesquerías de la zona añadían vas de las relaciones de intercambio de merca-
interés comerciales a los objetivos político- do. Es más, en las primeras fases el sistema
militares, sosteniendo una reserva de marine- socioeconómico aborigen se mantuvo delibe-
ros ejercitados y de buques armados en tiempo radamente intacto, aunque sus fundamentos
de paz, a los que recurrir en tiempos de guerra, morales sufrieron la erosión causada por el
mientras que la producción de pescado podía cambio profundo en la motivación y la direc-
intercambiarse con la plata de Europa meri- ción de la actividad económica de la sociedad.
dional. E n la propia Terranova se creó una Así, por ejemplo, en América del Norte las
sociedad violenta compuesta de marginales, pieles, que un principio eran un producto inci-
en una economía esencialmente de monoculti- dental de la caza destinada a la alimentación,
vo que estuvo desprovista de instituciones se convirtieron en objetos codiciados por su
normales de gobierno civil hasta bien entrado valor de intercambio con bienes europeos. D e
el siglo xix. U n efecto lateral de ello fue que m o d o análogo, en Africa Occidental los escla-
los indígenas beothuk de Terranova -que pro- vos, cuya captura había sido, en principio,
ducían artefactos de escaso valor comercial, incidental (por razones de prestigio bélico), se
556 R.T. Naylor
hastafinalesdel siglo XIX. Cuando terminó el fío al poderío mundial británico. Durante esta
comercio de pieles con China y se agotaron los época de decidido imperialismo, las potencias
yacimientos de oro, la utilidad de la Columbia europeas empezaron a delimitar sus zonas de
Británica para el Imperio se redujo considera- influencia comercial en todo el globo, a prote-
blemente, y acabó por desaparecer cuando ger sus industrias nacionales, a buscar merca-
dejó de ser una economía regional en expan- dos garantizados y fuentes exclusivas de mate-
sión para convertirse en otra cargafiscalde rias primas en ultramar, a competir agresiva-
ultramar para el contribuyente británico. mente para encontrar lugares donde invertir
Todos estos fragmentos de la América del sus excedentes de ahorros y a tender puentes
Norte británica se fusionaron entre 1867 y con sus nuevas dependencias mediante la pro-
1873, para constituir la actual Federación ca- moción de los transportes por ferrocarril y vía
nadiense. E n acusado contraste con los Esta- marítima y las líneas telegráficas.
dos Unidos, país nacido del rechazo revolucio- Lo propio ocurrió en la nueva Federación
nario, de las exigencias comerciales y los de Canadá. Los ferrocarriles canadienses, fi-
valores políticos de u n imperialismo poderoso nanciados con fuertes aportaciones de capital
y resistente, el Canadá fue una unión renuente británico, cruzaban el continente en c o m p e -
de desechados de un imperialismo indiferente, tencia con los ferrocarriles estadounidenses.
cuyas instituciones y valores trató desespera- La creación de un ferrocarril transcontinental,
damente de emular durante gran parte de su del Atlántico al Pacífico, representó el cumpli-
historia subsiguiente. miento de una misión imperial. U n a imagen
Lo curioso es que durante un tiempo la representativa de la época del ferrocarril trans-
cosa funcionó, y funcionó bien. Dirigido por continental, construido en gran parte con el
una clase empresarial anglocanadiense basada dinero de los contribuyentes canadienses, que
principalmente en Montreal, el Estado federal 'transportaba el grano de la India a los merca-
canadiense llevó a cabo eficazmente cuatro dos británicos pasando por las vacías praderas
operaciones primordiales de desarrollo: creó canadienses, con lo que se protegía a la Ingla-
una uniónfiscaly aduanera de toda la Améri- terra imperial de la catástrofe que hubiera, su-
ca del Norte británica para asegurarse los in- puesto un bloque del Canal de Suez. A d e m á s ,
gresos necesarios con miras a reembolsar los la apertura de una nueva fuente de productos
créditos contraídos por el Canadá o por sus básicos en territorio británico proporcionaba
diversas partes constituyentes con financieros un suministro garantizado de materias estraté-
ingleses; creó también una unión monetaria gicas -minerales, cereales, madera, etc.- al
basada en el patrón oro, para garantizar a los Imperio Británico. Y la creación de arterias
inversores extranjeros la repatriación de los comerciales en el Oeste canadiense contribuyó
intereses y dividendos en m o n e d a convertible; a desviar parte del flujo transatlántico de in-
reaccionó contra la negativa de los Estados migrantes, apartándolo de los E E . U U . , donde
Unidos, después de la Guerra Civil, a aceptar habrían promovido el poderío económico y
un acuerdo de libre comercio en América del militar de uno de los principales rivales de los
Norte, creando la infraestructura comercial ingleses, y dirigiéndolo a Canadá, cuya fideli-
necesaria para hacer lo m i s m o con la América dad al Imperio era inquebrantable. Estos inmi-
del Norte británica y, finalmente, promovió la grantes, a su vez, no sólo creaban un nuevo
apertura de los territorios interiores del norte mercado para los colonos blancos en el territo-
a los intereses madereros, mineros y agrícolas. rio británico, sino que además proporcionaba
Y sin embargo, lejos de ser una manifestación m a n o de obra para las grandes obras, las ex-
de la creciente conciencia nacional, todas esas plotaciones agrícolas y las industrias.
medidas no hicieron sino adecuarse a los obje- Así pues, la colonización blanca avanzó
tivos imperialistas de la época. paralelamente a la penetración canadiense en
La era del libre comercio y la expansión los nuevos territorios. En consecuencia, la últi-
económica mundial conoció un brusco fin en m a gran fase de penetración europea en el
1873. D e la depresión y la deflación consi- planeta fue también la fasefinalde la conquis-
guientes se siguió una renovación del imperia- ta de América del Norte por el hombre blanco.
lismo formal por parte de varias potencias Simultáneamente con la penetración de la R u -
europeas, y con ello una renovación del desa- sia imperial en los territorios turcos y persas
560 R.T. Naylor
del Asia Central, de Francia en Argelia y de los del poderío industrial estadounidense. Pero
Estados Unidos en el Oeste americano, se pro- esto sólo funcionó mientras Inglaterra estuvo
dujo la de la América del Norte británica, cuya presente para contrarrestar la influencia eco-
sociedad y economía aborígenes fueron exter- nómica, y por ende cultural y política, de los
minadas, aparte de unas pocas bolsas aisladas Estados Unidos.
de resistencia que sucumbieron en las décadas
siguientes.
Detrás de la conquista del Noroeste cana- La decadencia del sistema federal
diense por los mineros, leñadores, agricultores canadiense
y especuladores, detrás de la colonización y los
ferrocarriles, se encontraba el poderío del ca- Pese a una cierta mitología nacional que afir-
pital financiero británico. La prosperidad fe- m a su carácter excepcional, la historia de Ca-
nomenal y el ritmo frenético de desarrollo de nadá se halla inserta en elflujoy reflujo de la
Canadá afinalesdel siglo xix y principios del historia del imperialismo en el medio milenio
X X son directamente imputables a su acceso posterior al viaje de Colón. En Canadá, c o m o
privilegiado al mercado de capitales de Lon- en la mayor parte de América, las sociedades
dres. El sistema monetario,fiscaly financiero aborígenes fueron marginadas o destruidas
de Canadá se había configurado de m o d o que para franquear el paso a nuevas sociedades
tranquilizase a los inversores ingleses y de derivadas de las europeas; dentro de esas nue-
otros países respecto de la seguridad, estabili- vas sociedades la evolución institucional se
dad y libre convertibilidad en oro o en divisas produjo en forma de una adaptación selectiva
de sus activos en el Canadá. Ello se tradujo en de los modelos metropolitanos a las condicio-
una invasión de capitales británicos de inver- nes del N u e v o M u n d o ; y el desarrollo del Ca-
sión. Sólo los E E . U U . y la India consiguieron nadá se derivó en último término de un proce-
superar a Canadá en el total de préstamos so, a la vez constructivo y destructor, de
contraídos; y si el ritmo de aportación de capi- comercialización gradual de las relaciones eco-
tales hubiera continuado algunos años después nómicas mundiales a raíz de los «descubri-
de 1914, Canadá habría superado incluso a la mientos» de Cristóbal Colón y la penetración
India en su absorción total de inversiones bri- progresiva de la influencia europea. Es más, la
tánicas. existencia m i s m a del país c o m o estructura fe-
Empero, mientras que todas esas fuerzas y deral sólo puede explicarse en función de los
acontecimientos servían para consolidar la po- imperativos geoestratégicos de las relaciones
sición de Canadá c o m o eje de la economía imperialistas euroamericanas.
imperial británica afinesdel siglo xix, al pro- N o obstante, los días del imperialismo
pio tiempo cobraba forma una serie de interre- competitivo eurocéntrico han quedado m u y
laciones económicas de un tipo m u y distinto, atrás. Conjuntos de fuerzas más recientes -la
basadas principalmente en el sistema indus- continentalización y la mundialización- están
trial. Canadá se veía a sí m i s m o c o m o la Ingla- socavando rápidamente la razón de ser econó-
terra de América: y los responsables políticos mica (y por consiguiente política) de un Esta-
canadienses reaccionaron a la incipiente po- do federal canadiense.
tencia industrial de los E E . U U . con políticas Desde que terminó la primera guerra m u n -
destinadas a fomentar la introducción en Ca- dial y se derrumbaron los imperios eurocéntri-
nadá de empresas y tecnolqgías industriales cos, ha avanzado ineluctablemente la integra-
del país vecino., A medida que finalizaba el ción económica continental. Junto con la reo-
siglo xix y daba comienzo el siglo x x , el pro- rientación del comercio canadiense y los flujos
greso industrial canadiense se. basó de manera de inversión hacia los Estados Unidos, hay
creciente en las novedades estadounidenses, que señalar el auge de la regionalización eco-
sobre todo en las empresas de ¡corte nuevo, nómica; la vieja economía transcanadiense,
fundadas en la ciencia aplicada-y en la explota- controlada por el gobierno federal, dejó de ser
ción sistemática de los recursosTiaturales, con monolítica y las inversiones extranjeras, en
alta densidad de capitales. En la práctica, Ca- particulr estadounidenses, invadieron el país
nadá iba a ser la base que permitiría a la con miras a la explotación de los recursos na-
Inglaterra imperial aprovechar los beneficios turales de las diversas provincias, o por lo
Canadá en la era poscolombina 561
menos de las que disponían de esa riqueza. industrias basadas en m a n o de obra barata
Esas fuerzas dieron lugar a un aumento del frente a la integración continental de los flujos
poder relativo de los gobiernos provinciales, comerciales y el establecimiento de industrias
en detrimento de la autoridad federal. Las fun- de alta densidad científica y de capitales, la
ciones clásicas del gobierno federal en la eco- vieja simbiosis entre el capital anglófono y la
nomía política de Canadá están hoy casi c o m - m a n o de obra francófona llegó también a su
pletamente superadas. Hace tiempo que el fin. La conexión canadiense fue perdiendo im-
gobierno federal cedió a los gobiernos la m a - portancia frente a la nueva economía del Q u e -
yor parte de las competencias en lo relativo a bec, dirigida por una incipiente elite política
la explotación de nuevos recursos. El papel francófona y basada no ya en el antiguo prole-
que solía desempeñar el gobierno federal en la tariado urbano, sino en los recursos naturales
creación y defensa de un mercado c o m ú n de la del norte del Quebec, cuyo mercado m á s lógi-
América británica ha caído gradualmente en co es la zona adyacente de Nueva Inglaterra-
desuso frente al impulso continental de los Nueva York.
Estados Unidos y la reorientación paulatina El proceso de integración paulatina en un
de los flujos comerciales a lo largo de un eje complejo comercial y financiero dominado
Norte-Sur. D e m o d o análogo, el sistema m o - por los Estados Unidos, y el correspondiente
netario y bancário unificado se ha ido erosio- aumento del poder de las autoridades provin-
nando, en parte por causa de la expansión ciales canadienses a expensas del Estado fede-
encubierta de la jurisdicción provincial y en ral, amenazaba con socavar la razón de ser
parte también por el proceso irresistible de la política del Estado federal canadiense; no obs-
integración financiera internacional. Incluso la tante, el proceso se detuvo momentáneamente
uniónfiscalha sido gravemente socavada por con la aparición, después de la segunda guerra
la creación de estructuras tributarias propias mundial, del Estado asistencial y bélico m o -
en los gobiernos provinciales, y por la devolu- derno, que confería nuevas responsabilidades
ción de un volumen creciente de los ingresos a los gobiernos centrales de las antiguas fede-
fiscales recaudados por el estado federal. raciones. Pero, con los recientes cambios del
U n factor que intensifica el efecto de la escenario mundial, incluso estas funciones es-
regionalización y la integración continental en tán siendo erosionadas.
la erosión de las bases económicas de una Las tendencias mundiales actuales apuntan
unión federal en Canadá es la resurgencia del a varias direcciones inquietantes. H a n saltado
nacionalismo en el Quebec o, mejor dicho, el barreras tradicionales al comercio internacio-
paso de su nacionalismo tradicional de una nal de servicios que protegían implícitamente
plataforma etnorreligiosa a otra territorial. a las culturas nacionales m á s débiles. A d e m á s ,
Durante m u c h o tiempo la comunidad fran- el colapso del consenso social de la posguerra,
cófona coexistió fácilmente con la anglocana- que dio lugar en todo el m u n d o a gobiernos
diense, por fuertes que fueran los sentimientos fuertes dedicados a fomentar la justicia redis-
nacionalistas. Quebec era históricamente po- tributiva, ha venido a sumarse al peso muerto
bre, rural y m u y católico. Estas características que supone la deuda pública cada vez mayor
dieron lugar a un rápido crecimiento demográ- de los países, con la consiguiente m e r m a en la
fico, que excedió con m u c h o de la capacidad capacidadfiscalde los gobiernos de promover
de sustentación de las regiones agrícolas. D e el bienestar económico. Asimismo, los países
ahí que el Quebec rural exportara su población pequeños sufren presiones inexorables para in-
excedente a los Estados Unidos o a las grandes tegrarse comercialmente con los grandes blo-
ciudades, en particular a Montreal, donde ques comerciales regionales. Y los cambios en
constituyó un proletariado de bajos ingresos las prioridades estratégicas de las grandes po-
destinado a las necesidades de las industrias tencias han provocado la división de estados
de alta densidad de m a n o de obra, dominadas multinacionales, privados de su razón política
por los angloparlantes, que abastecían al mer- y económica de ser.
cado pancanadiense. Así pues, c o m o consecuencia a la vez del
Sin embargo, al descomponerse la vieja proceso de continentalización a largo plazo y
economía transcanadiense, vinculada al Impe- de las tendencias mundiales m á s recientes que
rio birtánico, con la decadencia de las antiguas promueven la privatización y la descentraliza-
562 R.T. Naylor
ción política, gran parte de las razones lógicas país, y un pesimismo generalizado acerca de
de la existencia de la federación canadiense, si las perspectivas económicas. Se trata de una
no todas, han desaparecido. El resultado de crisis estructural de proporciones sin prece-
ello es la reaparición del nacionalismo tribal dentes, cuyas consecuencias a largo plazo no es
en el Quebec, el predominio de las actitudes posible predecir por el m o m e n t o .
cínicas con respecto a la política en todo el
Las bases del desarrollo económico
de los Estados Unidos
Stuart Bruchey
traficantes antes del siglo x v n . La invasión desde luego, no estaban tan desarrollados
tuvo tanto «éxito» que acabó con la vida de c o m o lo estarían bajo los imperativos de la
m á s del 9 0 % de los nativos en la zona que revolución industrial, pero, aun así, para los
después serían los Estados Unidos. E n la épo- colonizadores el concepto «tiempo» tenía unas
ca en que los peregrinos desembarcaron en implicaciones que eran desconocidas de los
Plymouth Rock, en 1620, una población esti- indios. Estos cubrían sus necesidades vitales
m a d a en 10 o 12 millones de individuos había con la caza y los productos del suelo y del
quedado reducida a unos 850.000. agua, y no precisaban m u c h o m á s . Se dedica-
Los indios vivían en la Edad de Piedra, ban en cierta medida al comercio de pieles y
carecían de lenguaje escrito y, los que encon- obsidiana, cobre, textiles y otros artículos,
traron los colonos ingleses, vivían c o m o caza- pero la actividad mercantil desempeñaba un
dores y agricultores seminómadas. Sus hábiles papel relativamente menor en sus vidas. N o
artesanos construían artefactos tales c o m o ca- tenían por qué pasarse el día pensando en la
noas, mocasines, vestidos de piel y arcos y diferencia de valor entre los bienes de consu-
flechas. Los restos arqueológicos correspon- m o y los de capital, entre lo disponible de
dientes a periodos posteriores al siglo v m d . C . inmediato y lo que podía esperar para conse-
muestran que ya entonces practicaban la agri- guir un rendimiento mayor con el tiempo. P o -
cultura. Por fortuna para los colonos, los in- seyendo de sobras (casi siempre) todo lo que
dios no sólo les enseñaron el cultivo de plantas deseaban, vivían al día, en un presente cons-
tales c o m o el maíz, la calabaza, el calabacín, tante. Los niveles de vida de los indios en el
los fríjoles, las batatas y los melones, sino que siglo xvii probablemente no habían cambiado
además les mostraron c ó m o había que consu- desde tiempo inmemorial.
mirlas. Su conocimiento de las propiedades de En cambio, en Europa se había producido
las plantas se revela en el hecho de que m á s de una revolución comercial ya a comienzos del
200 medicinas empleadas por las tribus indias siglo xiv. Aproximadamente en esta época, los
con fines curativos se han incluido en un m o - italianos inventaron un sistema llamado con-
mento u otro en la Farmacopea de los Estados tabilidad de partida doble, que el m u n d o clási-
Unidos de América o en el National Formu- co no había conocido. A pesar de su nombre,
lary. Los inconvenientes que sufrían los indí- no consistía en un registro duplicado, un au-
genas sólo se pusieron de manifiesto en c o m - téntico y oculto a los curiosos, otro para ense-
paración con las ventajas de que gozaban los ñar. Se trataba simplemente de lo siguiente:
ingleses. c o m o se daba algo (bienes y servicios) y se
Entre ellas figuraban, ciertamente, las ar- recibía algo (bienes, efectivo o créditos) cada
mas de fuego, y la capacidad de llegar hasta vez que tenía lugar una transacción comercial,
playas remotas con barcos dotados de mapas e los libros tenían que reflejar las dos partes de
instrumentos de navegación. Otra ventaja la transacción. Supongamos, por ejemplo, que
-por lo menos en los asentamientos de Nueva alguien vende tabaco en efectivo. Esta persona
Inglaterra- era la convicción religiosa de los debe anotar el tabaco en el «haber» y el efecti-
puritanos de que Norteamérica era un territo- vo en el «debe». Cada cifra del «haber» ha de
rio salvaje en el que Satanás campaba por sus corresponder exactamente con otra cifra del
respetos, y que su deber era convertir a los «debe» (en otras palabras, la cuenta m e debe a
«salvajes» indios al cristianismo. Otra ventaja mí, el propietario, tal cantidad). L a aplicación
aún era la capacidad de escribir, especialmen- estricta de la contabilidad de partida doble
te para quitar las tierras a sus anteriores posee- permitía al propietario del negocio determinar
dores; los indios quedaban atónitos ante aque- en cualquier m o m e n t o cuánto debía a los de-
llas extrañas marcas negras en títulos de pro- m á s y cuánto le debían a él, y precisamente
piedad que eran incapaces de leer. Pero, a la cuánto había invertido en artículos de todas
larga, hubo elementos aún m á s importantes. clases. El sistema le permitía también mante-
Lo m á s importante, quizás, que escapaba a nerse al corriente de los cambios en la natura-
la comprensión de los indios era el alcance de leza de sus activos y pasivos, y calcular las
las necesidades de los ingleses. Al querer m á s pérdidas y las ganancias.
de lo que tenían, éstos se veían obligados a La invención de la contabilidad de partida
planear y calcular. Estos atributos culturales, doble permitió al comerciante ejercer un m a -
566 Stuart Bruchey
yor control racional sobre sus decisiones co- glo a los viejos esquemas. Los Estados Unidos
merciales. U n destacado historiador económi- del año 2000 se habrían diferenciado poco del
co alemán del siglo XIX, Werner Sombart, país de mil años antes.
llegó a decir incluso que el capitalismo y la
contabilidad doble estaban «íntimamente co-
nectados entre sí, en su forma y en su conteni- Aspiraciones de los colonos
do». Su contemporáneo aún m á s distinguido, ingleses
M a x Weber, se mostró de acuerdo.
A m b o s expertos exageraban la importancia El que esto hubiera sido «malo» o «bueno»
de la innovación italiana, aunque sólo fuera depende de c ó m o se mire. Los indios, satisfe-
porque la necesidad de noticias al día sobre los chos sin duda del m o d o en que vivían antes de
precios y los suministros en ruta hacia los la llegada de aquellos agresivos forasteros, se
diversos mercados era m á s importante en la vieron empeñados en una justa y valerosa de-
economía preindustrial de los siglos xvii y fensa de sus gentes, su entorno y su estilo de
xviii que los registros que permitían calcular vida.
los beneficios o las pérdidas de anteriores in- ¿Qué sabemos acerca de la clase de vida a
versiones. A d e m á s , en la época de las primeras que aspiraban los colonos ingleses? ¿Cuáles
migraciones a América, sólo las mayores e m - eran sus móviles y sus ambiciones? ¿Cuáles, su
presas mercantiles- inglesas estimaban útil lle- condición social y sus oficios? ¿Qué aspectos
var una contabilidad de partida doble. N o obs- de su cultura podían haber ejercido un impac-
tante, en América incluso los pequeños merca- to en sus valores, en particular el valor atribui-
deres empleaban este sistema de contabilidad; do al éxito material? Las respuestas a estas
el testamento o «apología» del mercader bos- preguntas no se conocen a ciencia cierta. Sabe-
toniano Robert Keayne, de mediados del siglo m o s unas pocas cosas de algunos miembros
xvii, por ejemplo, da un testimonio inequívo- del grupo que creó el primer asentamiento
co de ello, y por lo menos en las últimas déca- inglés permanente, en Jamestown, Virginia, en
das del siglo xviii los grandes mercaderes de 1607. Sabemos m á s de la segunda inmigra-
Nueva York, Baltimore y otros lugares aprove- ción, que dio comienzo en el decenio de 1640;
chaban al m á x i m o las posibilidades del sis- y aún conocemos mejor los dos grupos de per-
tema. sonas con contratos de servidumbre que llega-
La contabilidad de partida doble no fue ron m á s entrado el siglo. El primer asenta-
sino de las muchas innovaciones resultantes miento casi acabó en catástrofe. Los suminis-
de la primera Revolución comercial. Antes, el tros escaseaban, los indios eran hostiles y las
comercio se llevaba a cabo principalmente m e - relaciones entre los dirigentes eran conflicti-
diante sociedades creadas para una sola opera- vas. Sin embargo, los colonos se concentraron
ción o envío comercial. Este procedimiento en la búsqueda de oro y de un pasaje al Pacífi-
fue reemplazado por el de empresas perma- co, y se olvidaron de cultivar la tierra. Des-
nentes, y aparecieron también los bancos y las pués del tercer invierno sólo quedaban 60
compañías de seguros. Estos dos tipos de e m - hombres, de un total inicial de 600. Después,
presas, últimos retoños de una cultura comer- nuevas aportaciones de suministros y personal
cial, revelaban el interés en controlar y mejo- reavivaron la colonia, y una distribución de
rar las condiciones materiales de la vida. Y , si tierras de la Virginia C o m p a n y proporcionó a
bien algunas de esas novedades apenas tuvie- los colonos un incentivo para trabajar por
ron repercusiones para la América colonial -la cuenta propia. Antes de esto, los dirigentes
banca comercial, por ejemplo, no aparece en atribuían sus problemas al número de fracasa-
norteamérica hasta comienzos del decenio de dos y señoritos que engrosaban susfilas,perso-
1780- con el tiempo se combinarían con otras nas «que no habían trabajado un solo día en su
clases de mejoras tecnológicas y de organiza- vida». H a y que reconocer que el trabajo nunca
ción para elevar los niveles de bienestar del ha sido m u y apreciado entre la alta sociedad.
norteamericano medio. En los primeros tiempos de los imperios,
Si los europeos no hubieran asomado nun- en todos los asentamientos americanos de las
ca a esas playas, la cultura de los indios habría potencias europeas podía encontrarse a caba-
seguido funcionando probablemente con arre- lleros y soldados de fortuna de las clases no-
Las bases del desarrollo económico de los Estados Unidos 567
bles. Sus objetivos no son difíciles de c o m - emigrar? N o podemos, desde luego, saberlo
prender. La búsqueda de metales preciosos, la con certeza. Algunos no emigraron voluntaria-
codicia de botines, tierras y títulos nobiliarios mente. Unos eran trasladados a América en
fueron las principales fuerzas motrices de las cumplimiento de una sentencia penal por ha-
empresas coloniales de España en el siglo xvi. ber transgredido la ley inglesa. Otros eran sim-
Los primeros que llegaron al Nuevo M u n d o plemente raptados y subidos a la fuerza a bor-
pertenecían a la pequeña nobleza o a clases do de un buque en un puerto inglés cualquiera.
inferiores, y no a la alta aristocracia, y en Pero la gran mayoría se marchó de Inglaterra
general eran hombres con experiencia en las porque quería marcharse, algunos de ellos, sin
guerras. Quizás a los «hidalgos» les gustara duda, en un esfuerzo por escapar de una situa-
más arriesgarse que a las otras clases sociales, ción económica ingrata. Muchos, sobre todos
pero,, sea c o m o fuere, lo cierto es que su pre- en los primeros años del siglo x v n , lo hicieron
sencia es conspicua en empresas de alto riesgo seguramente en respuesta a los llamamientos
y rápido beneficio, de excitación, romance y patrióticos para «crear una nación donde no
constante peligro. Para los historiadores de la había ninguna antes». N o hay que subestimar
presencia inglesa en las Indias Occidentales, el la importancia de los numerosos sermones y
Caribe era «un antro de tahúres», el «salvaje folletos de propaganda que crearon un fuerte
Oeste» de los siglos xvi y x v n . También acu- sentimiento de misión nacional, aunque en
dían caballeros a la Norteamérica inglesa en gran parte estaban patrocinados por promoto-
los primeros tiempos, pero hacia 1630 su nú- res, inversores y participantes en operaciones
mero había disminuido hasta la insignifican- mercantiles coloniales. C o m o han reconocido
cia. Algunos perecían a manos de los indios, estudiosos de todas las épocas, otros (por
otros se ahogaban, otros aun (quizás el grupo ejemplo, los Padres Peregrinos) buscaban un
más numeroso) regresaban a Inglaterra, enfria- refugio en el N u e v o M u n d o para practicar
do su entusiasmo por la realidad prosaica de la libremente su religión. Según una autoridad,
vida en las colonias. entre los miembros de la oleada de colonos
En cuanto a los representantes de las capas que llegaron a Norteamérica en los últimos
altas de la sociedad británica, quienes iban a decenios del siglo x v n , «había tantos disiden-
América y se quedaban en ella no eran los tes religiosos que casi puede decirse que todos
aristócratas o los caballeros, sino aquellos que lo eran».
«estaban lo suficientemente próximos a la no- Ningún conjunto de motivos puede abarcar
bleza para sentir con la m á x i m a intensidad las plenamente todas las variedades de la expe-
penas de la indigencia». Estos formaron parte riencia h u m a n a , reflejarfielmentela presencia
de la segunda generación de inmigrantes, que de motivaciones adicionales c o m o son la cu-
empezaron a llegar a las costas de América del riosidad, la sed de aventuras o el deseo de
Norte a partir del decenio de 1640. Segundo- liberarse de lazos conyugales, legales o de otro
nes sin perspectivas en Inglaterra, y otros hijos tipo. L o que es m á s importante, no puede
menores de importantes familias de comer- suponerse que ningún motivo explique por sí
ciantes y terratenientes con buenas conexiones solo la decisión tomada. La mayoría de seres
en los círculos mercantiles y gubernamentales humanos actúan en respuesta a una serie de
de Londres, estos emigrantes esperaban encon- pulsiones, y la introspección ofrece poco fun-
trar puestos de m a n d o social y político en los damento para afirmar, cuando se trata de
vastos Estados de Norteamérica. Eran los asuntos de peso, que es posible entender ple-
Bland, los Burwell, los Byrd, los Carter, los namente y conocer con precisión sus grados
Ludwell y los Mason, la mayoría de los gran- relativos de importancia. E n el caso de John
des nombres de Virgina en el siglo XVIII. Frus- Winthrop, líder de la Gran Migración de puri-
trados en sus esperanzas de conseguir riquezas tanos a Massachusetts, en 1630, y fundador de
y honores en el Viejo M u n d o , pronto alcanza- una nueva ciudad de Dios, su motivación era
ron ambas cosas en el Nuevo. bien material, c o m o veremos: «Mis medios
¿Y qué decir de los otros, no sólo los que se aquí (en Inglaterra) se han reducido tanto (mis
instalaron en Virginia en el siglo xvn, sino los tres primeros hijos han llegado a la mayoría de
que lo hicieron en la bahía de Massachusetts y edad) que no podré seguir viviendo y trabajan-
en otras partes? ¿Qué motivos les indujeron a do donde lo hago ahora... ¿y con qué comodi-
568 Stuart Bruchey
dades podré vivir con 7 u 8 criados en un lugar el francés Marc Lescarbot indica tres cosas que
y condición donde durante muchos años he «mueven a los hombres a buscar tierras remo-
estado gastando de 3 a 400 libras al año, y tas e irse de sus hogares. La primera es el deseo
mantener una carga tan gravosa?» A finales de mejorar. La segunda es cuando una provin-
del decenio de 1640 los terrenos de propiedad cia está llena de gente que rebosa... La tercera
de Winthrop en Boston y en sus alrededores son las divisiones, disputas y litigios». Cuaren-
eran m á s vastos que los de la mayoría de los ta y una cartas recientemente publicadas, es-
restantes propietarios. En su caso (¿y en cuán- critas en el siglo xvi por colonos españoles de
to otros?) los motivos religiosos y materiales la ciudad mexicana de Puebla a sus familiares
estaban igualmente presentes, ¿y quién podría de España, testimonian el poderoso afán de los
decir cuáles eran m á s imperativos? colonos por encontrar «algo mejoro:
Así pues, el énfasis es una cuestión de crite-
rio. A m i juicio, la búsqueda de mejores condi- U n estribillo se repite constantemente a lo
ciones sociales y materiales influye considera- largo de toda la correspondencia: ésta es
blemente, tanto en el caso de los obreros no una buena tierra. ¡Venid! «Aquí ganaréis
cualificados o analfabetos c o m o en el caso más con vuestro trabajo en un mes que allí
aspiraciones». En respuesta a las fuerzas de en todo un año...» escribe Alonso Ramiro a
atracción y de repulsión, en un grado que es su cuñado. Diego de San Lorente, un sastre
imposible de calcular, un considerable número llegado a Puebla en 1564, le pide a su m u -
de ingleses con iniciativa y ambición dirigie- jer, cinco años más tarde, que vaya con su
ron sus aspiraciones al Nuevo M u n d o , para hijo de 10 años a reunirse con él. «Aquí
recuperar y mejorar el bienestar que el Viejo podremos vivir a placer, y estarás m u y con-
M u n d o les había recortado. tenta, y contigo a m i lado pronto seré
E n el año 1700 las colonias marineras de rico». Juan de Robles escribe a su hermano
América del Norte tenían una población esti- en Valladolid en 1532: « N o vaciles. Dios
m a d a en 250.000 personas, en su mayor parte nos ayudará. Esta tierra es c o m o si fuese
de origen inglés. Algunas habían nacido allí, nuestra, porque Dios nos ha dado más aquí
pero no sabemos cuál era su número en rela- que allí, y viviremos mejor».
ción al total de inmigrantes. T a m p o c o pode-
m o s saber con seguridad el número de ingleses Es indudable que, mientras que unos bus-
que emigraron a Barbados, Jamaica y las Islas caban escapar de la pobreza, otros «quizá fue-
de Sotavento en el siglo XVII. U n historiador ran movidos por el deseo de huir de las con-
de la presencia inglesa en el Caribe supone quevenciones sociales restrictivas de un país don-
por lo menos emigraron 30.000 ingleses en la de los antepasados y la pureza de la sangre
primera mitad del siglo x v n . Pero los ingleses
tanto representaban». Otros, c o m o demues-
no fueron los únicos emigrantes al N u e v o tran claramente las cartas de Puebla, eran
M u n d o en este siglo. Pequeños grupos de sui-
«hombres emprendedores y con iniciativa, de-
zos, suecos,finlandesesy franceses constituye- seosos de iniciar una nueva vida en un entor-
ron bolsas de población a lo largo de la costa no extraño para mejorar su suerte». Lo propio
norteamericana, c o m o los holandeses en las puede decirse de los ingleses del siglo x v n y de
orillas del Hudson y en el Caribe, y los france-
los miembros de otros grupos nacionales.
ses en Acadia (Nova Scotia) y en el Caribe Y ello siguió siendo así. Según el Registro
también. E n el siglo xvi, España envió al N u e -
de Emigración de Gran Bretaña para los años
vo M u n d o un número de colonos estimado en 1773-1776, interrogados acerca de «los moti-
200.000, principalmente a México, Perú y las vos de que quisieran abandonar el país», 2.532
Indias Occidentales, y los portugueses coloni- personas Cunto con 1.926 familiares a cargo),
zaron Brasil. ¿Puede decirse también que estos que no eran personas con contrato de servi-
grupos estaban movidos en gran parte por el dumbre y que dejaron constancia de sus moti-
deseo de mejorar su posición social y mate- vos para emigrar, respondieron que trataban
rial? opuesto. Por desgracia, es sumamente impro-
Subsisten poquísimos datos, pero hay m u - bable que podamos determinar nunca con pre-
chas, probabilidades de que fuera así. E n su cisión la proporción de la gran masa de emi-
Historia de la Nueva Francia, escrita en 1609, grantes de los siglos x v n y x v m que eran
Las bases del desarrollo económico de los Estados Unidos 569
que las islas se fueron especializando durante persistentes de los colonos, no sólo en Nueva
el siglo xviii- debe de haber absorbido cons- Inglaterra sino también en el sur, para repro-
tantemente recursos subempleados o no e m - ducir comunidades estables, coherentes y je-
pleados del sector de cuasi subsistencia, para rárquicamente estructuradas. Incluso después
dirigirlos al sector de mercado, la gran m a y o -
de que la movilidad geográfica y otros cam-
ría de los pequeños agricultores del norte se- bios, acelerados por la presión demográfica
guían ante todo una estrategia de seguridad. sobre los limitados recursos a medida que
Cuando los medios de transporte se lo permi- avanzaba el siglo x v m , erosionara la realidad
tían producían un excedente comercializable, histórica, «los hombres seguían definiéndose
pero principalmente evitaban los riesgos, la como miembros de una comunidad armóni-
especialización y las prácticas innovadoras. ca». Lo menos que podemos decir hoy día es
Consciente de la tendencia a la movilidad que existía una tensión entre los valores de la
ascendente de la sociedad inglesa y de la pro- familia y la comunidad, por una parte, y por la
pagación por Europa occidental de las mencio- otra el afán de ganancia.
nadas prácticas capitalistas c o m o la contabili- Esto no quiere decir que no hubiera gente
dad de partida doble y las asociaciones perma- que pensara en grande. La había, desde luego,
nentes para el comercio a larga distancia, pero era una minoría. Eran mercaderes que
hasta hace poco los historiadores estadouni- comerciaban con el extranjero, especialmente
denses pintaban con trazo fuerte el supuesto los que operaban a escala relativamente gran-
temperamento comercial de los inmigrantes. de, y propietarios de latifundios y explotado-
Los ingleses, c o m o dijo Joyce Appleby «viaja- res de m a n o de obra extrafamiliar, sobre todo
ban al N u e v o M u n d o m u y ligeros de equipa-
en el sur. Eran ésas las familias que sacudían la
je», dejando atrás los m o d o s precapitalistas de
economía colonial, los agentes de su creci-
pensar y actuar. C o m o señaló Cari Degler «el miento económico. Eran también los principa-
capitalismo vino con los primeros barcos». les beneficiarios de una distribución suma-
Los Estados Unidos nacieron «libres, ricos y mente desigual de la riqueza, y los que domi-
modernos», y la abundancia de tierras en rela- naban la política y una sociedad jerárquica-
ción con la población hizo posible que las mente estructurada.
familias, c o m o paramecios que se dividen in- Debido a la escasez de datos estadísticos
cesantemente, produjesen células nucleares a sobre la producción, las estimaciones per capi-
partir de los hogares paternos. Al igual que un ta del crecimiento económico colonial son
móvil de Calder, la estructura de la sociedad poco más que conjeturas informadas. La que
colonial se agitaba incesantemente bajo el más se acerca a la realidad es la relativa a la
efecto de las frescas brisas creadas por la inte-producción real per capita, que entre 1607 y
racción entre personas orientadas al mercado 1776 creció lentamente, con tasas situadas en-
y circunstancias económicas favorables. tre el 0,3 y el 0,6 % al año. Sin embargo,
Los historiadores recordamos lo que dijo incluso una tasa anual tan baja c o m o el 0,6 %
John Winthrop en su sermón a bordo del bu- habría sido suficiente para doblar el ingreso en
que Arbella, que navegaba al frente de la Gran un período de 120 años; suficiente, según ha
Migración Puritana del año 1630: «Dios T o - aducido convincentemente Alice Hanson Jo-
dopoderoso, en su santa y sabia providencia, nes, para producir un nivel de vida en la Nor-
dispuso el estado de los hombres, que algunas teamérica británica que «fue probablemente el
veces son ricos, y otras pobres; unos altos y más alto conseguido jamás para la gran m a y o -
eminentes en poder y dignidad, otros humilla- ría de la población en cualquier país hasta la
dos y sometidos». Pero estas palabras sonaban época». La rápida expansión de la población y
c o m o el trueno de una tempestad que se está de la superficie colonizada hace que este logro
alejando. D a m o s por supuesto que las creen- sea aún m á s notable. Entre 1650 y 1770 se
cias que encerraban encajaban mejor en las calcula que la población de las colonias nortea-
condiciones del Viejo M u n d o que en las del mericanas aumentó de 55.000 a 2.283.000 ha-
Nuevo: y así es. Pero recientes estudios acadé- bitantes.
micos, c o m o los de Zuckerman, Greven, H e n - Las fuentes del crecimiento de la economía
retta, Lockridge, Smith, Allen, Isaac y Gross, se prestan tanto a la especulación c o m o el
nos sorprenden con la prueba de los esfuerzos propio crecimiento. Es casi seguro que la inter-
Las bases del desarrollo económico de los Estados Unidos 571
eran, Filadélfia, Nueva York, Boston, Charles- haberse exigido una prueba formal de títulos u
ton y Newport concentraban una población obligaciones. En lo esencial, los bienes y servi-
urbana que pasó de un total estimado en sólo cios se intercambiaban en régimen de trueque,
1.696 habitantes, en 1640, a 104.000 en 1775. y la diferencia entre el valor (precio) de las
El producto excedentário del c a m p o se mercancías compradas y vendidas se anotaba
transportaba por vía fluvial y por rodales a en los libros de contabilidad de los participan-
esas ciudades costeras para su exportación y tes en la transacción. Las empresas mercanti-
para el consumo urbano; gran parte de esa les inglesas solían conceder un crédito de un
producción la compraban los tenderos rurales año a los importadores americanos, quienes a
a los agricultores del interior, y se transporta- su vez ofrecían créditos de varios meses a los
ba en carretas o en embarcaciones a la costa. tenderos coloniales que compraban sus impor-
Los mercaderes costeros enviaban a Inglaterra, taciones. Pero en las colonias no había un solo
y (si lo exigía la ley, c o m o en el caso del banco comercial. En resumen, la oferta m o n e -
tabaco) a otras colonias británicas, tabaco, ha- taria y crediticia reflejaba y promovía un volu-
rina y productos de panificación, pescados, m e n relativamene pequeño de transacciones
arroz, añil, trigo, aceite de ballena, madera y comerciales, obstaculizando el proceso de m o -
productos derivados, alquitrán, brea y tremen- dernización.
tina, pieles, arrabio y barras de hierro y otros Estudios basados en los registros de propie-
productos. En 1775 el valor de las exportacio- dades rústicas {circa m A) revelan inequívoca-
nes coloniales a Inglaterra se había septuplica- mente que la principal beneficiaría de la acti-
do con respecto al de 1697. El tonelaje de vidad económica colonial era una minoría
salida de los principales puertos también au- relativamente reducida de grandes terratenien-
mentó; el de Boston, por ejemplo, se duplicó tes y mercaderes de la costa. En ese año, m á s
entre 1714-1717 y 1772. C o m o era de esperar, de la mitad de la riqueza colonial, en forma
la mayor parte de la fabricación comercial de tanto de activos materiales (incluida la tierra)
productos (manufacturas navales, cordelería, c o m o de valor neto (teniendo en cuenta los
lonas y velas, refinerías de azúcar y de sal, pasivos financieros), estaba en poder del 10 %
forjas de anclas y cadenas, tonelerías, asarra- m á s rico de la población (56,8 % en las colo-
deros, destilerías y cervecerías, molinos hari- nias de N u e v a Inglaterra, 42,1 % en las colo-
neros, herreros, zapateros y carpinteros, depó- nias de N u e v a Jersey, Pennsylvania y Delawa-
sitos de carga y astilleros) estaban estrecha- re y 48,8 % en el sur). En cambio, el valor neto
mente articulados con las necesidades del de las familias libres de las colonias de Nueva
comercio exterior. Jersey, Pennsylvania y Delaware que consti-
El desarrollo urbano e industrial fue un tuían el 50 % con menos ingresos ascendía a
signo temprano de modernización, pero no un 9,4 % del total, mientras que el porcentaje
hay que atribuirle demasiada importancia. Las correspondiente al sur era del 4,3 %, y el de
transacciones comerciales basadas en el siste- Nueva Inglaterra ¡de menos 1,6 %!
m a de trueque procedían lentamente, y el Tanto en el campo c o m o en la ciudad las
transporte marítimo sufría los retrasos e incer- familias ricas constituían una élite política y
tidumbres propios de la navegación a vela. Por social, élite que en el siglo x v m bien podía
regla general, las monedas y los metales pre- calificarse de elegante y educada, poseedora de
ciosos que iban a parar a las colonias c o m o las señas de identidad de la «gente bien», espe-
producto de la venta de las cargas en las Indias rando y recibiendo deferencia y asumiendo el
Occidentales o América del Sur no permane- poder político c o m o de una obligación de la
cían m u c h o tiempo en circulación, sino que clase alta. E n el campo, los terratenientes imi-
salían despedidos por el otro extremo del tubo taban a sus homólogos ingleses. A m e n u d o se
para corregir déficits permanentes de la balan- heredaban grandes propiedades, junto con los
za de pagos con la Madre Patria. La ley britá- esclavos para trabajarlas, o bien, en el caso de
nica prohibía la exportación de m o n e d a ingle- los terratenientes de Virginia, en el siglo x v m ,
sa y el establecimiento de cecas en las colonias. se gozaba de acceso preferente a la Secretaría
Letras de cambio, pagarés y recibos de depósi- de las Colonias o al Consejo Real, que contro-
to de tabacos pasaban en ocasiones de m a n o laba el proceso de donación de tierras. Estos
en m a n o , pero las m á s de las veces no parece estamentos disponían de suficientes riquezas y
Las bases del desarrollo económico de los Estados Unidos 573
declaraba en 1787: « A veces casi siento que se El arma principal de Marshall era la cláu-
eliminase a la aristocracia en 1783...»; mien- sula contractual del Artículo I, Sección 10, que
tras que en Nueva York alguien dijo a John prohibía a todo estado promulgar leyes que
Jay: « N o podéis haceros una idea de los sufri- menoscabasen las obligaciones de un contrato,
mientos de muchos que han pasado de la ri- c o m o las leyes de prórroga, o que permitiesen
queza a la pobreza m á s abyecta». Y así podría- el pago de las deudas a plazos. Este m i s m o
m o s seguir, de ciudad en ciudad. En Filadélfia, artículo prohibía a los Estados autorizar el
Pelatiah Webster dio testimonio de «la m á s pago de las deudas con medios distintos de las
perniciosa transmisión de la propiedad» y de monedas de oro o de plata, y proscribía explí-
«los muchos miles de fortunas que se han per- citamente c o m o medio de pagar las deudas el
dido». En Charleston, David Ramsay afirma- papel moneda - m á s concretamente los «bilis
ba que «nuevos y atrevidos comerciantes sus- of credit», billetes de banco emitidos por los
tituyeron a los antiguos y promovieron rápida- Estados- con el cual los Estados endeudados
mente sus intereses». «Hombres que apenas habían inundado los canales comerciales en el
tenían dinero, lo tienen ahora», dijo el D r . decenio de 1780. Estas leyes, al igual que las
Joseph Orne refiriéndose a la sociedad de Sa- de prórroga y las relativas al pago a plazos,
lem, en Massachusetts. Añadió que se les lla- menoscababan las obligaciones de un contra-
m a b a «los nuevos caballeros con colmillos». to. E n el caso Ogden v. Saunders, Marshall
«Aquellos que hace cinco años eran 'las clases expuso con claridad su vehemente oposición a
bajas' -declaró Samuel Curwen, un partidario las leyes de esta naturaleza: «El poder de cam-
amargado de la Gran Bretaña-, son ahora, por biar la situación relativa del deudor y el acree-
una extraña revolución, los únicos detentores dor, o de interferir en los contratos -escribió-,
del poder, la riqueza y la influencia». [se ejerció durante el decenio de 1780] en pro-
Hace veinticinco años, David Hackett Fis- porciones tan excesivas por parte de las legis-
cher observó que los americanos definalesdel laturas de los Estados que causó una interrup-
siglo xviii y comienzos del XIX», que analiza- ción en las relaciones normales de la sociedad,
ban la estructura de su sociedad, a veces la y destruyó totalmente la confianza entre los
dividían en dos grupos: los buenos y los malos, hombres». Es más, «la introducción de esta
los respetables y los ambiciosos». La distin- cláusula [la cláusula contractual] en la Consti-
ción, añadía, «no era simplemente entre rique- tución» era resultado de «el peor mal de nues-
za y pobreza, sino entre logro y aspiración, tro tiempo». Según Marshall, este mal consis-
entre los que tenían y los que querían tener. tía en «la práctica de emitir papel moneda, de
Los más codiciosos, los m á s ambiciosos, los hacer que una propiedad que es inútil para el
m á s «malos» desde una perspectiva elitista, acreedor sirva para pagar la deuda, y de cam-
eran hombres que tenían m u c h o y querían biar la fecha de pago autorizando plazos ulte-
tener más, hombres que querían agregar la riores». E n Fletcher v. Peck (1810), el presi-
respetabilidad a la riqueza, o la riqueza a la dente del Tribunal Supremo se explayó acerca
influencia popular». de la intención de los Padres Fundadores de
limitar el menoscabo de los contratos priva-
La vieja élite, que Fischer calificó de « m a - dos, sosteniendo que un Estado podía ser par-
dura, estática, homogénea y congénita», fami- te en un contrato ejecutorio por el simple ex-
lias que habitaban docenas de condados en pendiente de promulgar una ley. Asimismo,
cada Estado, desde Massachusetts hasta Caro- para el juez Marshall el derecho de insolvencia
lina del Sur, no dejó de responder a la amena- de un Estado, retrospectivo o futuro, consti-
za que suponían las ambiciones de los nuevos tuía una infracción de las obligaciones con-
ricos para su liderazgo económico, social y tractuales. La prohibición de la cláusula con-
político. Estas clases precedieron a elevar ba- tractual, escribió en Ogden v. Saunders, es
luartes en forma de interpretaciones de la completa y total, sin excepción alguna.
Constitución estadounidense de 1787 por su
representante, el Presidente del Tribunal Su- El elitismo de Marshall se inspiraba proba-
premo John Marshall, con la finalidad de ga- blemente en la cultura de su nativa Virginia,
rantizar los derechos de propiedad y mantener donde todo el m u n d o , excepto los blancos po-
el statuo quo, m á s que de fomentar el creci- bres, tendía al «ideal aristocrático en los m o -
miento económico. dales y la conducta». Nacido y criado en la
Las bases del desarrollo económico de los Estados Unidos 575
frontera, de origen modesto, Marshall tenía la oferta de dinero y de crédito. Pese a las
sobrados motivos de luchar para que lo acep- sonoras frases de sus grandes informes, su ac-
tasen «los aristócratas». Alexander Hamilton ción habla m á s alto que sus palabras. D a d o
aún lo necesitaba m á s , ya que había nacido en que los derechos de importación eran la fuente
las Indias Occidentales, de padre desconocido. principal de los ingresos necesarios para hacer
Desde siempre se ha considerado que el funcionar el gobierno y el servicio de la deuda
Secretario de Hacienda fue el principal propo- nacional, Hamilton se opuso a los esfuerzos de
nente del crecimiento en su generación; sus los fabricantes para que el Congreso pusiera
famosos informes al Congreso sobre el crédito coto a las importaciones competidoras, esta-
público, las manufacturas y la banca nacional bleciendo aranceles de protección. Afinalesde
constituyeron, en palabras de Joseph Dorf- 1793, sus políticas favorables a las importacio-
m a n , «un plan teórico» para el desarrollo de la nes habían arrojado a los fabricantes, desde
economía. Pero el desarrollo económico no Boston hasta Charleston, a los brazos de la
era, ni con m u c h o , el principal objetivo de oposición a su partido político, los federalis-
Hamilton. Lo que quería, sobre todo, era esta- tas. Similares reservas suscitan las opiniones
blecer el crédito público c o m o medio de alcan- de Hamilton acerca del dinero y del crédito,
zar dos objetivos absolutos: la seguridad de los cuyo fácil acceso habría permitido que un nú-
derechos de propiedad y el mantenimiento de mero creciente de hombres de negocios parti-
la Unión creada por la Constitución de 1787. cipasen en el reparto del pastel, por así decir.
Las noticias de que una tercera banca ha-
bía comenzado a funcionar en Nueva Y o k en
La nueva Constitución 1792 le causaron un «dolor infinito»;
Los primeros conatos constitucionales de los «Sus efectos han de ser forzosamente per-
revolucionarios -los Artículos de la Confede- niciosos, desde todos los puntos de vista.
ración (1781-1787)- dejaron substancialmente Estas manifestaciones extravagantes de es-
el poder político en m a n o s de los Estados. peculación dañan al gobierno y a todo el
Privado incluso del poder de recaudar impues- sistema de crédito público, disgustan a to-
tos, el débil gobierno central tuvo que presen- dos los ciudadanos sensatos y dan un aire
ciar, sin poder hacer nada, c ó m o el precio de de desgobierno a toda cosa. Es imposible
sus «bonos de guerra» descendía hasta un m í - que la coincidencia de tres bancos en una
nimo de 15 centavos de dólar. La nueva Cons- misma ciudad no provoque un volumen tal
titución no sólo confirió al gobierno federal la de créditos artificiales, que ponga en peli-
faculta de percibir impuestos, sino que además gro a todos ellos y cause perjuicios de toda
indicó que el pimero de sus objetivos era pagar especie.»
las deudas de los Estados Unidos. Habiendo
propunado con éxito el pago de estas deudas a Las relaciones del Secretario de Hacienda
la par, Hamilton señaló explícitamente la co- con el First Bank de los Estados Unidos (1791-
nexión entre las «máximas del crédito públi- 1811), creado por el Congreso en 1790, testi-
co..., la esencia del buen gobierno..., la seguri- monian de m o d o inequívoco la primacía, para
dad de la propiedad en general», y «el gran él, del crédito público. Es cierto que Hamilton
sistema del orden político». El mantenimiento recomendó, en su «Informe sobre u n Banco
de la unión era esencial para asegurar los dere- Nacional», que la institución fuera gestionada
chos de propiedad contras las incursiones de privadamente para evitar el descrédito que su-
las leyes estatales. pondría un número excesivo de préstamos al
Si bien la seguridad de los derechos de gobierno. Al propio tiempo, el Secretario afir-
propiedad es una condición indispensable del m ó también sin ambages que «la utilidad pú-
crecimiento económico, no era eso lo que que- blica es un objetivo m á s cierto de los bancos
ría demostrar Hamilton. M á s directamente públicos que el beneficio privado». Y así fue,
pertinentes para el examen de la actitud del en efecto. El día en que dimitió del cargo de
Secretario de Hacienda con respecto a la im- Secretario de Hacienda, los créditos totales al
portancia del crecimiento son sus políticas y gobierno ascendían a 4.700.000 dólares, prác-
planteamientos acerca de la manufacturación, ticamente la mitad del capital autorizado del
576 Stuart Bruchey
First Bank. D o s de los primeros estudiosos del detalle, m á s comerciantes urbanos auxiliares y
Banco, Holdsworth y D e w e y , llegaron a la con- más agricultores y plantadores comerciales. La
clusion de que estas cuantiosas extracciones de vieja estructura agromercantil de la economía
los fondos del Banco «paralizaron sus servi- se estaba industrializando. E n la última déca-
cios al comercio y las manufacturas y dificul- da del siglo xviii, según Victor Clark, «la m a -
taron las operaciones del gobierno mediante nufactura rompió los viejos moldes técnicos, y
préstamos temporales». El descubrimiento de los procesos de producción se revoluciona-
los balances del Banco para el período de 1792 ron». C o m o señala Robert W . Fogel, «en el
a 1800 permitieron al estudioso m á s reciente decenio de 1820 las principales industrias m a -
de la institución, James O . Wettereau, hacer nufactureras crecieron rápidamente, la m a y o -
una clara demostración numérica del acentua- ría de ellas a ritmos decenales que excedían
do conservadurismo del Banco en su política con m u c h o del incremento de la población, del
crediticia y de descuento. Durante la mayor 35 %». Los textiles de algodón iban a la cabe-
parte de los años de este período, la diferencia za, pero el crecimiento de la producción de
entre el número de billetes en circulación y las artículos de lana, alfombras, papel, cristal de
reservas fue reducida, oscilando entre un m á - roca, plomo, azúcar y maleza, sal, hierro y
ximo de 4,93 a 1 y un mínimo de 0,96 a 1 en máquinas de vapor también fue impresionan-
1800. La media para los nueve años fue sólo te. La manufacturación doméstica alcanzó un
de 1,95 a 1, m e n o de dos dólares en billetes de máximo alrededor de 1815, tras de lo cual el
banco por cada dólar en efectivo. El Consejo descenso fue tan rápido que para 1830 los
de Administración era obviamente sincero productos de fábrica habían excluido casi to-
cuando declaró: « H a de resultar sobradamente talmente del mercado a los fabricados en el
evidente para todos los que se interesen en el hogar. En los treinta años anteriores a 1840, la
negocio de la banca, que sus recursos y venta- tasa de crecimiento de la producción y el cam-
jas tienen límites». Lejos de ver en el crédito bio estructural de la economía superaron con
bancário un instrumento de crecimiento, el creces las cifras alcanzadas incluso durante los
Consejo de Administración creía que el volu- años m á s activos del siglo x v m .
m e n de riqueza era un factorfijo.La función U n a parte fundamental de cualquier ex-
adecuada del crédito bancário no era acrecen- pliación del progreso de la industria durante
tar la riqueza sino facilitar su transferencia. Es esos años fue la relativa escasez de m a n o de
claro que Hamilton estaba de acuerdo. obra en los Estados Unidos. Aunque en los
Estados Unidos había menos capital y m a n o
de obra que en Gran Bretaña - y esto es espe-
El auge de la manufacturación cialmente aplicable a la m a n o de obra no espe-
cializada- el segundo era el factor de produc-
Si bien el juez Marshall, a quien se ha llamado ción m á s escaso, sobre todo después de media-
el discípulo m á s grande de Hamilton, nunca dos del decenio de 1830. Su relativa penuria
tuvo la oportunidad de pronunciarse sobre la ofreció a los fabricantes un incentivo econó-
constitucionalidad de los billetes emitidos por mico para ahorrar en este factor, invirtiendo
los bancos comerciales, es casi seguro que, en novedades de alta densidad de capitales,
para él, se trataba de los «bills of credit» pro- tanto m á s cuanto que había una mayor dispo-
hibido por el Artículo I, Sección 10. Si se nibilidad de hábiles constructores de máqui-
hubiese pronunciado en este sentido, la econo- nas. Trabajadores especializados construyeron
mía, en rápido desarrollo, se habría visto su- la maquinaria empleada en la mayoría de las
mida en el caos. El m u n d o estadounidense de industrias y la adaptaron a las necesidades
los negocios había sido un paraíso de oportu- especiales. Hacia 1850 unos técnicos ingleses
nidades desde que las guerras de la Revolución de visita en los Estados Unidos observaron
francesa y de Napoleón (1793-1815) abrieron que «en la adaptación de aparatos especiales a
los principales puertos del m u n d o a los cargue- una sola operación, en casi todas las ramas de
ros neutrales de los Estados Unidos. Y no se la industria los americanos dan prueba de un
trataba sólo de una mayor presencia de ele- ingenio, así c o m o de una denodada energía,
mentos familiares: m á s importadores y expor- que nuestra nación haría bien en imitar». La
tadores, m á s vendedores al por mayor y al medida de patentes reconocidas aumentó de
Las bases del desarrollo económico de los Estados Unidos 577
535 en los años 820 a 2.525 en el decenio de ca. U n a cronología parecida se aplica a las
Í850. necesidades de capital de la industria. E n las
¿Hasta qué punto es imputable a la educa- dos décadas anteriores a la guerra, quizás del
ción este indudable progreso en los descubri- 10 al 12 % del producto del país se había en-
mientos y la industrialización? N o es fácil res- cauzado hacia el ahorro. Entre la Guerra Civil
ponder a esa pregunta. Si bien durante esos el inicio de las hostilidades de la primera gue-
años el nivel de alfabetización fue, por lo gene- rra mundial, en 1914, esta proporción a u m e n -
ral, alto, la capacidad mecánica de los h o m - tó hasta el 18-20 %, c o m o consecuencia del
bres era probablemente casi tan frecuente incremento de las inversiones no sólo en la
c o m o la propia alfabetización. E n su Informe industria pesada, especialmente la siderurgia,
sobre las Manufacturas, Hamilton observa que sino también en la infraestructura urbana re-
«un comentario que se oye a m e n u d o » es que querida por la ya avanzada Revolución indus-
«en el genio del pueblo de este país, hay una trial.
aptitud peculiar para los trabajos mecánicos».
El célebre inventor inglés de las máquinas he-
rramientas, James Nasmyth, hizo una obser- Competición y energía
vación similar a mediados del siglo XIX: «El
joven trabajador americano se transforma rá- Pero nos estamos adelantando a los aconteci-
pidamente en un artesano capacitado...; no mientos. U n a vez m á s , aunque es indiscutible
hay un solo trabajador joven de habilidad m e - que la seguridad de la propiedad y los contra-
dia en los Estados de N u e v a Inglaterra... que tos, en cuya importancia tanto había insistido
no haya ideado algún invento mecánico o m e - Hamilton y Marshall, es una condición indis-
jora en la manufacturación con el que, con el pensable del creciminto económico, las con-
tiempo, no espere mejorar su posición o inclu- servadoras opiniones de los dos patricios con
so hacer fortuna y ascender en la escala so- respecto al volumen apropiado del dinero y el
cial». Es posible que esta extendida habilidad crédito habrían frenado el crecimiento, si h u -
mecánica tenga su origen en la escasez de la bieran prevalecido. N o prevalecieron. Al expi-
población, en relación a la tierra. Los habitan- rar la licencia del First Bank de los Estados
tes de asentamientos aislados y haciendas re- Unidos en 1811, las restricciones conservado-
motas tenían que aprender a aprovechar los ras practicadas por esa institución con respec-
recursos disponibles, y esto debe de haber fo- to a las políticas de crédito y descuento de los
mentado la improvisación. bancos estatales autorizados llegaron a su fin,
Lo que es m á s cierto es que los estadouni- y entre ese año y 1816 el número de bancos
denses aprendieron por la vía práctica. estatales licenciados se duplicó, y lo propio
¿ C ó m o , si no es mediante la experiencia, po- sucedió con sus reservas de capital, triplicán-
dría un muchacho que había sido obrero en dose el volumen de sus emisiones de papel
una fábrica de algodón durante siete años ha- m o n e d a . A continuación el Congreso procedió
ber aprendido lo suficiente para que se le con- a licenciar un segundo Banco de los Estados
fiase la responsabilidad de reparar y poner en Unidos en 1816 y esta institución, presidida
marcha la maquinaria de una fábrica de algo- por Nicholas Biddle, siguió una política análo-
dón en Tiverton, R h o d e Island? ¿ C ó m o si no gamente conservadora hasta que la elimina-
podría un joven de diecinueve años, después ción de los depósitos de fondos del gobierno
de once años de formación en el empleo, haber en 1834 puso término a sus facultades de res-
sido nombrado superintendente de la Tejedu- tringir la actividad comercial de las institucio-
ría de Pawtucket en 1826? Después de todo, nes estatales. Entre 1834 y 1860 se triplicó el
ésta era una edad tecnológica en la que la número de bancos y sus depósitos, y el n ú m e r o
innovación se basaba en el conocimiento e m - de billetes se duplicó con creces. Las necesida-
pírico, m á s que en el conocimiento científico. des de desarrollo del país requerían la expan-
La edad empírica duró hasta comienzos del - sión del crédito que las nuevas instituciones
siglo x x , aproximadamente, después de lo cual estatales hicieron posible, y el hecho de que la
el conocimiento formal de principios científi- pauta secular de los precios antes de la Guerra
cos, enseñado en instituciones, se convirtió en Civil siguiera una trayectoria descendente
la fuente principal de la innovación tecnológi- prueba que la expansión no era inflacionaria.
578 Stuart Bruchey
Las políticas conservadoras de Hamilton y empleo, junto con la relativa facilidad de ad-
Marshall representaban los intereses de una quisición de técnicas y propiedades producti-
élite m á s antigua, en la sociedad m á s rígida- vas en una época en que las sociedades y la
mente estructurada que permitía un ritmo len- propieda privada (y no las empresas) bastaba
to de cambio. para satisfacer las necesidades de capital de la
La batalla de los dos políticos estaba perdi- mayoría de las industrias, contribuyó a un
da de antemano. Bajo los efectos de la Revolu- grado insólitamente elevado de igualitarismo
ción, de las extraordinarias oportunidades de social entre los hombres blancos, durante el
comercio mundial que se ofrecieron a los neu- período de preguerra. Este igualitarismo con-
trales durante las guerras napoleónicas, de los tribuyó decisivamente al crecimiento econó-
aumentos de la inmigración en la posguerra y mico de los Estados Unidos.
el vasto desplazamiento al Oeste, de la inci- A comienzos del decenio de 1830, Alexis
piente industrialización a partir del decenio de de Tocqueville, el m á s penetrante de los ex-
1820 y del mayor ritmo de crecimiento de la tranjeros que han estudiado las instituciones
economía, la estructura jerárquica de la socie- estadounidenses, vio claramente la relación
dad cedió al empuje de nuevas y poderosas entre el hecho social y sus consecuencias eco-
fuerzas competidoras, de valores favorables al nómicas. La vasta igualdad de las condiciones
nuevo orden fuertemente competitivo, y de las sociales, la poca distancia que separaba a los
doctrinas jurídicas a nivel federal que promo- hombres, hacía que éstos fueran extraordina-
vían la liberación de nuevas energías. riamente sensibles a las desigualdades subsis-
La transformación social causada por la tentes e hicieran todo lo posible por subsanar-
Revolución fue m u c h o m á s lejos con la acele- las. « D o n d e la desigualdad de las condiciones
ración subsiguiente del movimiento horizon- es la regla c o m ú n de la sociedad -explicó Toc-
tal, la industrialización y la urbanización. Al- queville-, las desigualdades m á s escandalosas
bert Rees ha señalado uno de los principales no llaman la atención. Pero cuando casi todo
efectos sociales y económicos de la industriali- se encuentra en un m i s m o nivel aproximado,
zación: «Es una fuerza laboral en crecimiento, las m á s ligeras diferencias son suficientemente
las personas podían trepar por la escala jerár- visiles para lastimar la vista. D e ahí que el
quica con m u c h a mayor rapidez que en una deseo de igualdad sea cada vez m á s insaciable,
estable». La rápida urbanización en las déca- cuanto m á s completa es la igualdad.» Este de-
das que precedieron a la Guerra Civil no sólo seo causaba «una actividad o m n í m o d a e in-
concentró los numerosos empleos de servicios cansable, una .fuerza sobreabundante y una
relacionados con el comercio y la industria, energía que es inseparable de ella y que, por
sino que además incrementó considerable- desfavorables que sean las circunstancias, pue-
mente el número de empleos necesarios para de hacer prodigios».
sostener una vida comunitaria cerrada. Asi- A Tocqueville le resultava difícil «describir
m i s m o , la ampliación del mercado causó una la avidez con que el americano se abalanza a
división de las funciones que antes desempe- coger el inmenso botín que la fortuna le ha
ñaban, por lo general, las personas m á s eclécti-
reservado... Ante sí tiene un continente sin
cas. A comienzos del siglo XIX se registró un límites, y él se precipita c o m o si el tiempo
fuerte aumento de la especialización en el e m -apremiara y tuviese miedo de no encontrar
pleo. Los mercaderes se especializaron c o m o sitio para sus actividades». La riqueza circula-
importadores o exportadores, mayoristas, in- ba «con una rapidez inconcebible, y la expe-
termediarios o minoristas, al tiempo que apa- riencia demuestra que es raro encontrar dos
recía una multitud de especialistas en diversas generaciones sucesivas que le hayan disfrutado
funciones comerciales, desde la manufactura- plenamente». El único calificativo que podía
ción hasta la banca comercial y de inversiones, encontrar para la «actividad comercial» de los
que desempeñaban también toda la gama de americanos era «prodigiosa», y en este concep-
servicios de seguros y transportes. Aunque es to incluía a los agricultores, ya que «para la
difícil de medir, la sociedad presenció segura- mayoría de ellos la agricultura es también un
mente un aumento de la eficacia productiva comercio».
en el plano ocupacional.
Otros visitantes distinguidos de los Estados
La multiplicación de las oportunidades de Unidos, c o m o Harriet Martineau, la señora
Las bases del desarrollo económico de los Estados Unidos 579
Notas
En cl presente ensayo se exponen Harvard University Press, 1990). por el autor como presidente de
en forma resumida datos y The Wealth of the Nation (N.Y.: la Asociación de Historia
disquisiciones de varias obras Harper & R o w , 1988). The Roots Económica en 1986, publicado
publicadas por el autor. Para más of American Economic Growth con el título «Economy and
detalles c información sobre las (N. Y.: Harper and Row, 1965). Society in an Earlier America»,
fuentes consultadas, véanse los The Colonial Merchant, Sources Journal of Economic History,
siguientes trabajos: Enterprise, and Readings (N.Y.: Harcourt, XLVII, n° 2 (junio de 1987),
The Dynamic Economy of a Free Brace, World, 1966). Véase 299-319.
People (Cambridge, Mass.: también el discurso pronunciado
ELEMENTOS DEL DESARROLLO
La americanidad como concepto,
o América en el moderno
sistema mundial
tió en el patrón, en el modelo del entero siste- sistema de ranking mismo. Las fronteras ad-
m a mundial. ministrativas establecidas por las autoridades
¿En qué consistía esta «novedad»? Las no- coloniales requerían tener cierta fluidez, de
vedades fueron cuatro, una pegada a la otra: m o d o tal que desde la perspectiva de la metró-
colonialidad, etnicidad, racismo y el concepto poli, la línea fronteriza esencial fuera la del
de la novedad misma. imperio frente a los otros imperios metropoli-
La colonialidad se inició con la creación de tanos. Fue la descolonización la que fijó la
un conjunto de estados reunidos en un sistema situación estatal de los estados descoloniza-
interestatal de niveles jerárquicos. Los situa- dos. Los virreinatos españoles fueron compar-
dos en la parte m á s baja eran formalmente las tidos en el proceso de las guerras de indepen-
colonias. Pero eso era sólo una de sus dimen- dencia hasta erigir, m á s o menos, los estados
siones, ya que incluso una vez acabado el sta- que hoy conocemos. Trece de las más de trein-
tus formal de colonia, la colonialidad no ter- ta colonias de la corona británica pelearon
minó, ha persistido en las jerarquías sociales y juntas en una guerra de independencia y se
culturales entre lo europeo y lo no europeo. Es convirtieron en un nuevo estado, los Estados
importante entender que todos los estados de Unidos de Norteamérica. Las independencias
este sistema interestatal eran creaciones nove- cristalizaron la situación de estos estados
dosas -desde aquellos situados en la cúspide c o m o el medio por el cual el sentimiento co-
hasta aquellos situados en la parte m á s baja. m ú n de nacionalismo podía cultivarse y flore-
Las fronteras de estos estados han cambiado cer. Reafirmaron a los estados en su jerarquía.
constantemente a lo largo de los siglos, a veces La independencia no deshizo la colonialidad;
en mayor medida, casi siempre en menor m e - sencillamente transformó su contorno.
dida. A veces las fronteras mostraban algún Fue la estadidad de los estados, y ante todo
tipo de continuidad histórica con los sistemas la de los estados de las Américas, producida en
políticos premodernos; pero por lo general no las condiciones de la colonialidad, la que hizo
lo hacían. En América todas las fronteras eran posible que la etnicidad emergiera c o m o un
nuevas. Y durante los tres primeros siglos del elemento constitutivo del moderno sistema
moderno sistema mundial, todos los estados mundial. L a etnicidad es el conjunto de lími-
de América fueron colonias formales, subordi- tes comunales que en parte nos colocan los
nadas políticamente a un puñado de estados otros y en parte nos los imponemos nosotros
europeos. mismos, c o m o forma de definir nuestra identi-
La jerarquía de la colonialidad se manifes- dad y nuestro rango con el estado. Los grupos
taba en todos los dominios -político, econó- étnicos reivindican su historia. Pero ellos
mico, y no menos en lo cultural. La jerarquía crean su historia, en primer término. Las etni-
se reprodujo a través de los años, aunque cidades son siempre construcciones contempo-
siempre fue posible para algunos estados esca- ráneas, de manera que son siempre cambian-
lar de rango en la jerarquía. Pero un cambio en tes. Pero todas las grandes categorías por
el orden jeráquico no alteraba la continua exis- medio de las cuales dividimos hoy en día a
tencia de lo jerárquico. América se convertiría América y el m u n d o (americanos nativos o
también en el primer c a m p o experimental «indios», «negros», «blancos» o «criollos»/
para que algunos, nunca sino unos pocos, pu- europeos, «mestizos» u otro nombre otorgado
dieran alterar su lugar en el ranking. La instan- a las supuestas categorías «mixtas»), eran ine-
cia ejemplar fue la bifurcación de los caminos xistentes antes del moderno sistema mundial.
de Norteamérica y de América Latina, desde Son parte de lo que conformó la americani-
el siglo xviii. dad. Se han convertido en la matriz cultural
La colonialidad fue un elemento esencial del entero sistema mundial.
en la integración del sistema interestatal, Q u e ninguna de estas categorías está ancla-
creando no sólo un escalafón sino conjuntos da ni en lo genético, ni en una antigua historia
de reglas para la interacción de los estados cultrural, es evidente con sólo mirar las modi-
entre ellos mismos. Fue así c o m o el denotado ficaciones de sus usos en las Américas, estado
esfuerzo de aquellos situados en la parte m á s por estado y siglo por siglo. La categorización
baja del escalafón por ascender en el ranking, entre cada estado en un determinado m o m e n -
sirvió de diversas maneras para consolidar al to fue compleja o simple según la situación
La americanidad como concepto, o América en el moderno sistema mundial 585
Grabado de Chapuis, 1886, representando una estatua de Cristóbal Colón, en Colón (Panamá). Rogcr-víoiiet.
588 Aníbal Quijano e Immanuel Wallerstein
terminar el colonialismo ibérico, en las ex- talista de Estados Unidos, que ya a fines del
colonias no están presentes fuerzas sociales s. xix le permite competir con Europa y con
hegemónicas o capaces de articular y dirigir Inglaterra en particular. D o s , su asociación
coaliciones hegemónicas para preservar la uni- hegemónica con Inglaterra después de la Pri-
dad política del área iberoamericana, y ni si- mera Guerra Mundial frente a Europa y A m é -
quiera para erigir y sostener establemente un rica Latina, lo que finalmente llevará al apoyo
estado local. El caso de Brasil fue diferente. británico a la hegemonía mundial de los Esta-
Pero no se independizó sino m u c h o m á s dos Unidos.
tarde. Durante el m i s m o período, América Latina
En cambio, las ex-colonias britanoamerica- se «balcaniza»; se desangra en guerras de fron-
nas se organizan inmediatamente c o m o los tera y en guerras civiles en cada país; el poder
Estados Unidos de América, con un orden se organiza sobre bases señorial-mercantiles;
político bajo una hegemonía social m u y clara, se estanca el desarrollo del capital y de sus
con un estado fuerte, pero con una sociedad respectivas relaciones sociales. El pensamiento
civil provista de mecanismos para regular sus moderno, en esas condiciones, sufre la kafkia-
relaciones con las instituciones estatales. La na tortura del exilio interior o de la fuga utópi-
independencia combina las exigencias del de- ca. Las clases dominantes, eurocentristas,
sarrollo capitalista nacional y las del debate adoptan el mistificado modelo europeo de es-
político ordenado sobre las nuevas bases de tado-nación, para sociedades cuyo rasgo fun-
modernidad/racionalidad. N a d a sorprendente, dante es aún la colonialidad entre lo europeo y
en consecuencia, que en la perspectiva nortea- lo no-europeo; y el modelo liberal de orden
mericana la independencia tenga el lugar de político, para sociedades dominadas mercan-
toda una revolución: la Revolución Ameri- til-señorialmente. T o d o ello permite la perdu-
cana. ración del carácter dependiente del patrón de
Las dos Américas ingresaron en el s. xix desarrollo histórico y la subordinación al im-
son m u y desiguales condiciones y por caminos perialismo europeo, primero, y estadouniden-
m u y distintos. se después.
Estados Unidos siguió un patrón de desa- Durante el siglo xx, América Latina ha
rrollo, de nuevo, excepcional: se fue constitu- permanecido en gran medida apresionada en
yendo c o m o nación al m i s m o tiempo que el nudo histórico formado por el entrelaza-
c o m o centro hegemónico imperial. D e ello, el miento entre las cuestiones de nación, identi-
«destino manifiesto» es una ceñida expresión dad y democracia; cuestiones y problemas que
ideológica. en otros contextos, c o m o los europeos, se suce-
Ese patrón ha tenido varias etapas y m o d a - dieron en etapas. El desenlace o corte de tal
lidades históricas. Primera, la expansión terri- nudo histórico pareció comenzar con la revo-
torial violenta que permitió a Estados Unidos lución mexicana; pero la derrota de la revolu-
duplicar en menos de 80 años el territorio ción democrático-nacional en los demás paí-
continental heredado, a costa del territorio de ses, no solamente no resolvió el problema,
los «indios» del Oeste y de la mitad del mexi- sino que abrió una crisis de poder no resuelta,
cano. Segunda, la imposición de un cuasi- cuya más ajustada expresión es, seguramente,
protectorado sobre los países del Caribe y la perduración de ese peculiar animal político,
Centroamérica, incluyendo el «rapto» de Pa- específicamente latinoamericano: nacionalis-
n a m á y la construcción y control del Canal de ta-populista-desarrollista-socialista, cuyos
P a n a m á , así c o m o sobre Filipinas y G u a m . componentes se combinan de muchos m o d o s
Tercera, la imposición de una hegemonía eco- en cada país y en cada situación.
nómica y política sobre el resto de América
Latina, desde el fin de la Primera Guerra
Mundial. Cuarta, desde la Segunda Guerra Ill
Mundial, la imposición de su hegemonía sobre
todo el m u n d o , conduciéndolo a integrarse en Las Américas se preparan a ingresar en el siglo
un orden global de poder. XXI casi con las mismas desigualdades que en
D o s factores decisivos deben ser anotados el siglo xix. Pero a diferencia de entonces, no
a ese respecto. U n o , el rápido desarrollo capi- lo harán ni separadas, ni por caminos diferen-
La americanidad como concepto, o América en el moderno sistema mundial 591
tes, sino c o m o partes de un m i s m o orden m u n - los, a las utopías americanas, es lícito admitir
dial en el cual Estados Unidos ocupa, aún, el el tiempo de maduración de ese patrón autó-
lugar primado, y América Latina, un lugar n o m o , la presencia de u n proceso de re-
subordinado y está afectada por la crisis m á s originalización de la cultura en las Américas.
grave de su historia postcolonial. Eso es lo que podemos llamar la americaniza-
En la perspectiva americana del futuro, ción de las Américas. El proceso es apoyado
ciertos procesos merecen ser puestos de relie- por la crisis del patrón europeo.
ve. U n o , la tendencia a una m á s sistemática La formación de Estados Unidos directa-
articulación entre las Américas, bajo la hege- mente c o m o sociedad directamente capitalis-
monía de América del Norte (lo que incluye ta, fundó allí la utopía de la igualdad social y
tan secundaria c o m o tardíamente a Canadá). de la libertad individual. Esas imágenes velan,
Eso incluye el creciente flujo migratorio desde por supuesto, las m u y reales jerarquías socia-
todas las Américas hacia el Norte y en particu- les y su articulación en el poder; pero también
lar hacia Estados Unidos. D o s , la mayor arti- impiden su sacralización y mantienen el espa-
culación interna de América Latina, a pesar de cio del debate y legitiman la capacidad de
las presiones en contra desde el capital global, regular desde la sociedad la acción del estado.
Europa, Japón, Estados Unidos. Tres, el desa- E n América Latina, la persistencia del imagi-
rrollo de la descolonización en la producción nario aborigen bajo las condiciones de la do-
de la cultura, del imaginario, del conocimien- minación, ha fundado la utopía de la recipro-
to. En breve, la maduración de la americaniza- cidad, de la solidaridad social y de la democra-
ción de las Américas. cia directa. Y bajo la crisis presente, una parte
Las Américas son el producto histórico de de los dominados se organiza en torno de esas
la dominación colonial europea. Pero no fue- relaciones, dentro del marco general del mer-
ron nunca sólo una prolongación de Europa, cado capitalista.
ni siquiera en el área britanoamericana. Son Tarde o tempano, esas utopías americanas
un producto original, cuyo propio y sui generis se encontrarán para formar y ofrecer al m u n d o
patrón de desarrollo histórico, ha tardado en la específica utopía americana: La migración
madurar y abandonar su condición dependien- de pueblos y de culturas entre las Américas y
te de su relación con Europa, sobre todo en la gradual integración de todas ellas en un
América Latina. Pero actualmente, si se atien- único marco de poder, es o puede ser uno de
de a los sonidos, a las imágenes, a los símbo- sus vehículos m á s eficaces.
ELEMENTOS DEL DESARROLLO
El peso de las instituciones
metropolitanas
Ruggiero Romano
Antes de referirnos al problema de las institu- quia Española? Por incorporación a la Corona
ciones que gobernaban los territorios america- de Castilla. Es pues el derecho castellano (y no
nos, es indispensable examinar la situación en un supuesto derecho español, que no existía) el
Europa. que rige en las Indias Occidentales. Pero esto
Ante todo, hay que observar que cuando se no es m á s que un principio de orden general.
habla de «España», se comete un contrasenti- En efecto, la situación que los españoles en-
do. D e hecho, lo que había eran las Españas, cuentran en América es diferente de la de Es-
en plural, cuyos reyes eran Hispaniarum atque paña, demasiado diferente. Baste pensar que
Indiarum Rex. Esta observación no se inspira en América los españoles no encuentran so-
en un afán de precisión inútil, sino que es lamente sociedades segmentadas c o m o en el
fundamental para enten- Caribe, sino también so-
der que España en singular ciedades m u y bien estruc-
Ruggiero R o m a n o es un historiador
era una simple unión di- italiano, especializado en historia eco- turadas, c o m o las de M é -
nástica, y no una verdade- nómica y social de América Latina. H a xico o Perú. Sucede así
ra unión nacional. Esto sig- sido jefe de estudios en la Escuela de que en el tronco del dere-
Estudios Superiores de Ciencias Socia-
nifica que los diversos rei- les, de 1950 a 1989. Es profesor adjun- cho castellano se injertan
nos (las Españas) de la M o - to en El Colegio de México. H a publi- numerosos elementos abo-
narquía Española estaban cado libros y artículos sobre la historia rígenes, indios, i el dere-
económica y social de América Latina.
unidos a ésta según m o d a - Su dirección: 246, Bid. Raspail, 75014 cho y las instituciones vi-
lidades diferentes: Paris, Francia. gentes en la América espa-
a) Por incorporación al ñola se indianizan en cier-
Reino, lo que entraña la to m o d o . Y tanto m á s se
completa fusión y, por indianizan cuanto que,
consiguiente, la pérdida de por voluntad del Sobera-
los rasgos originales (como no, ciertas «pragmáticas
en el caso de Granada, por castellanas» n o fueron
ejemplo), incluido el sistema legislativo y el nunca de aplicación en América.
ordenamiento jurídico; Es en este contexto general, pues, en el que
b) Por incorporación a la Corona de Castilla: se desarrollan las instituciones.
en este caso, se trata de una simple unión de Ante todo, las que mejor reflejan los pro-
dos reinos (el incorporador, Castilla, y el in- blemas generales de gobierno. E n el vértice de
corporado) en la que cada uno de ellos guarda la pirámide, los virreyes. Los grandes virreina-
(por lo menos en principio, en la práctica ya es tos (Nueva España y Perú) rigen el corazón del
otra cuestión) su propia especificidad (por Imperio hasta bien entrado el siglo x v m . La
ejemplo, el caso de Aragón). tarea es ingente: desde Lima, gobernar los te-
Ahora bien, esto nos induce a plantearnos rritorios que hoy forman el Perú, Ecuador,
la cuestión siguiente: ¿con arreglo a qué princi- Colombia, Bolivia y la mitad de Chile y. Ar-
pio se agregó el espacio americano a la Monar- gentina... Por m á s que los virreyes hagan las
veces del rey, la inmensidad de los espacios se salieron de sus atribuciones judiciales.
reduce considerablemente su autoridad. C o n Estas observaciones acerca de dos institu-
todo, estos virreyes gozan de un poder m u c h o ciones, el Virrey y las Audiencias (y de su
mayor que sus homólogos de Nápoles o de alejamiento gradual del modelo metropolita-
Palermo (por ejemplo). Mayor, porque ellos no) son aplicables también a otras institucio-
no tienen que vérselas con parlamentos de nes no ya de nivel político, estatal, sino de
vieja tradición, ciudades con antiguos privile- nivel local, municipal. La tradición municipal
gios, noblezas de tradiciones (y prerrogativas) medieval era m u y fuerte en España, y las insti-
seculares, sino con una sociedad indígena m á s tuciones de gobierno local habían sido m u y
netamente (y brutalmente) conquistada y so- funcionales. Pero con el siglo x v se acaba esta
metida. Su poder abarca todos los aspectos de «edad de oro». E n América, los cabildos o
la vida del Estado, militar y económico, fiscal municipios sólo tendrán una función auténtica
y judicial... Pero al m i s m o tiempo, y sobre de representación al comienzo de la conquista
todo a partir del siglo xvii y a pesar de su y tres siglos m á s tarde, cuando se declaran los
autoridad soberana en principio, un formalis- movimientos independentistas (1810). Podría-
m o excesivo contribuyó a limitar rígidamente m o s esbozar el siguiente proceso: en un princi-.
toda su autonomía de acción. Ante todo los pio se imponen los cabildos abiertos, que son
virreyes (y también otros altos funcionarios, consejos municipales abiertos a todos (todos
c o m o los presidentes y los gobernadores) de- los blancos, evidentemente). Esta forma «de-
bían actuar en el marco de instrucciones m u y mocrática» durará poco, y los cabildos se
precisas, y debían rendir cuentas minuciosas, transformarán en órganos cerrados, domina-
en el menor detalle, de todos los aspectos posi- dos por las grandes familias (sobre todo en lo
bles e imaginables de la vida política, adminis- económico). D e ahí se derivaron la esclerosis,
trativa,fiscal,comercial, de las misiones reli- la falta de iniciativa y el conservadurismo.
giosas... Para cada asunto, una carta; y para Este es el panorama, ciertamente sucinto,
cada carta, una documentación de anteceden- de las instituciones estatales y locales.
tes lo m á s completa posible. Para completar el Pasemos ahora a examinar algunas institu-
cuadro, era preciso obtener la «Real Confir- ciones económicas que tuvieron gran influen-
mación» para cualquier asunto: un contrato, cia en la evolución de Hipanoamérica. Ante
una concesión de tierras... Esta enorme maqui- todo, las instituciones regulan la adquisición
naria local tenía su correspondencia en otra de la propiedad de la tierra. Las «mercedes de
institución de España, el Consejo de Indias, tierras» constituyen el sistema de formación
que no se limitaba a ejercer controles formales del régimen de propiedad de la tierra. Se trata
sino que examinaba cada asunto, pequeño o de donaciones de tierras efectuadas para re-
grande, en detalle, con la lentitud que pode- compensar a los «héroes» de la conquista, se-
m o s imaginar. gún sus méritos. El principio que justifica es-
Las complicaciones no proceden solamente tas distribuciones es el m i s m o que presidió la
de España, sino también del interior. Al lado distribución de tierras cuando la Reconquista
del Virrey, y para completar su trabajo en la de España contra los árabes. Incluso los n o m -
administración de la justicia, están las Audien- bres de las superficies de tierras que son objeto
cias. Estas audiencias, compuestas de un nú- de donación denotan este origen: las «caballe-
mero variable de «oidores», no limitaron sus rías de tierra» estaban reservadas a los que
atribuciones a la esfera judicial sino que asu- habían servido a caballo; las «peonadas» a los
mieron también funciones de gobierno. La soldados de infantería, los que combatían a
confrontación entre las Audiencias y el Virrey pie.
se hizo inevitable. Inevitable y violenta, y m u y El problema es que en América estas dona-
a m e n u d o zanjada en favor de las Audiencias ciones de tierras - q u e corresponde al Rey ha-
y de sus oidores, ya que éstos podían someter a cerlas- eran efectuadas por el cabildo, el con-
los virreyes a toda una serie de controles. sejo municipal. Estas donaciones de los conse-
En esta función «política» de las Audien- jos municipales habrían debido ser ratificadas
cias americanas la que las diferencia de sus por el Consejo de Indias en España; sin embar-
modelos metropolitanos originales (las A u - go, esta ratificación no se produjo. El resulta-
diencias de Valladolid y Granada), que nunca do fue que, después de haber sido distribuidas
El peso de las instituciones metropolitanas 595
Archivo administrativo en las Antillas. El poder colonial exportó sus sistemas administrativos al nuevo m u n d o .
Rapho,
sonas cuyo único mérito era formar parte del hablar de feudalidad en los siglos x v n o xvín,
cabildo, o estar bien relacionadas con éste. o de feudalismo en España o en Italia, n o es u n
E n resumidos términos, en el caso de la uso impropio de la lengua sino u n a simple
encomienda se producen los m i s m o s fenóme- constatación de hechos.
nos de desviación ya señalados al hablar de las Y estos hechos constituyen el sistema feu-
«mercedes de tierra»: era el R e y quien debía dal. ¿ Q u e n o queremos llamarlo así? L l a m é -
otorgar las encomiendas o, si habían sido otor- moslo señorial, pero los hechos n o cambian
gadas por el cabildo, tenían que ser ratificadas cambiando el n o m b r e .
en Madrid. A h o r a bien, nada de esto fue así en Feudalismo, pues. R e s u m a m o s . ¿ E n qué
la realidad. L a reglamentación era m u y estric- consiste el feudalismo? A m i m o d o de ver, en
ta; pero la aplicación práctica escapó por c o m - tres elementos principales:
pleto a su rigor. Y las «encomiendas» y las a) L a concesión gratuita de tierras (en A m é r i -
«mercedes de tierra» son precisamente los m e - ca, las «mercedes de tierras»);
jores ejemplos del incumplimiento m á s abso- b) Derechos sobre personas para la explota-
luto de las n o r m a s jurídicas. Éstas n o admitían ción de esas tierras (en América, la «enco-
ninguna confusión entre las «mercedes de tie- mienda»);
rras» y las «encomiendas», es decir, que n o c) U n a relajación total de los vínculos entre el
podían cederse a u n e n c o m e n d e r o tierras si- centro (el soberano) y la periferia.
tuadas en el m i s m o espacio que los indios que Hasta ahora n o habíamos hablado de este
se le había asignado. Esta disposición se inspi- último aspecto.
raba en la voluntad de impedir que la presen- D e j e m o s de lado (pero sin olvidarlas) las
cia directa del encomendero en tierras de sus fórmulas de orden general según las cuales las
e n c o m e n d a d o s ejerciese u n a presión excesiva leyes promulgadas en M a d r i d son «hostias sin
sobre éstos. N o obstante, este principio, en consagrar», y los virreyes (en principio los al-
teoría justo, fue constantemente transgredido, ter-ego del rey) pueden afirmar: «Dios está en
y son incontables los casos de «mercedes» so- el cielo, el R e y está lejos, aquí m a n d o yo». L o s
bre tierras de los e n c o m e n d a d o s . Esta «confu- otros factores son los siguientes: en primer
sión» tiene para m í u n a e n o r m e importancia. lugar, el incumplimiento de toda fórmula jurí-
E n efecto, en ella se encuentran las raíces de dica del derecho de la metrópolis. Y aquí vol-
los que m e parecen constituir la institución v e m o s a las instituciones. España había dis-
m á s importante de la América española: el puesto que toda transacción entre América y
feudalismo. la metrópolis debía pasar por Sevilla (después
N o ignoro que hay quien opina que el feu- por Cádiz). L a Casa de Contratación instalada
dalismo difícilmente puede considerarse u n a en Sevilla debía velar por q u e ninguna m e r -
institución en el sentido estricto del término. cancía destinada o proveniente de América
Pero yo creo que es el feudalismo americano el dejase de pasar por esta ciudad. El monopolio
que acaba por influir y corromper todas las funcionó bien durante el siglo xvi, pero desde
instituciones, políticas, jurídicas, e c o n ó m i - comienzos del x v n el contrabando (en todas
cas... Reconozco también.que se puede hablar sus formas) se impuso hasta tal punto que
largo y tendido sobre el significado de la pala- hacia mediados del siglo la cantidad de m e r -
bra «feudalismo»: en u n sentido estrictamente cancías de contrabando excedía con m u c h o de
técnico (y formalista), lo que se produce en los intercambios oficiales. Este tráfico parale-
América n o es «feudalismo». Pero he de reco- gal (más q u e ilegal, puesto q u e el contrabando
nocer que n o c o m p r e n d o porqué los partida- se beneficiaba en gran parte de la complicidad
rios del sentido estricto del término y el hecho de las autoridades españolas) corría también a
del «feudalismo» (Bloch, Boutruche), que n o cargo de españoles pero n o del todo, ya que
ven a la feudalidad fuera del m u n d o franco y sus beneficiarios eran principalmente ingleses,
sajón, aceptan la existencia de u n feudalismo franceses y portugueses.
bizantino y, lo que es m á s increíble, de u n E m p e r o , para entender bien este problema
feudalismo japonés. Para ellos, la feudalidad de las instituciones hay q u e considerarlo en el
italiana o española n o existió nunca, pero sí la plano de los h o m b r e s q u e las hacen (o no)
japonesa. funcionar. Es pues, en general, el problema de
Contrariamente a lo q u e creía Boutruche, la burocracia el que nos concierne aquí. P o d e -
El peso de las instituciones metropolitanas 597
m o s decir que la burocracia fue mejor durante con la América española, pero también u n
el siglo xvi que en los dos siglos siguientes. número considerable de diferencias. Desde u n
Este descenso del nivel de calidad de los fun- principio las características feudales de la ocu-
cionarios se atribuye al hecho de que los anti- pación del Brasil se reflejan en la división
guos burócratas de designación real directa administrativa del territorio ocupado, reparti-
fueron reemplazados por individuos que c o m - do en 15 capitanías. Los capitanes son donata-
praron el cargo y que parecen haber sido m á s rios, ya que han recibido del rey los territorios
corrompidos que sus predecesores. en donación (véase el m a p a adjunto), de los
Este problema de la corrupción debe consi- cuales son propietarios directos en un veinte
derarse desde diversos puntos de vista. Ante por ciento de la superficie. A d e m á s , estos capi-
todo hay que observar que la corrupción exis- tanes-donatarios ejercen un monopolio sobre
tía tanto en el siglo xvi c o m o en los siguientes. todos los molinos, tienen derecho a someter a
El hecho de que haya sido m á s importante en la esclavitud a todos los indios que logren
los siglos xvii y xviii de resultas de la venta de capturar, y gozan del derecho a percibir u n
cargos se sigue casi automáticamente: era nor- uno por ciento del diezmo real y un cinco por
mal que la persona que había desembolsado ciento de toda la madera de palo brasil corta-
una cantidad para comprar un cargo que le da. Para acentuar este carácter feudal, los capi-
proporcionaba un estipendio de menos del tanes-donatarios tienen derecho a conceder a
uno por ciento del capital invertido (la m i s m a los colonos una superficie de tierras, a cambio
cantidad invertida en un negocio cualquiera de la cual éstos han de servir en el ejército en
habría rendido un cinco por ciento) trate de caso de guerra (naturalmente los colonos han
recuperar por lo menos los intereses de su de pagar también el diezmo del rey, del cual el
inversión. En resumen, estos funcionarios «co- capitán-donatario percibe el uno por ciento).
rrompidos» estaban casi autorizados a serlo. Se trata pues de una estructura piramidal de
Pero hay otro elemento que debe considerarse, tipo estrictamente feudal (hay que añadir que
y es el importante cambio que se observa a los capitanes-donatarios tienen derecho a ad-
partir del siglo xvn; la preponderancia de los ministrar justicia, alta y baja). Pero la c o m p a -
funcionarios españoles disminuye y los cargos ración con la América española deja de ser
son cubiertos (siempre mediante compra) por válida en lo tocante a las instituciones que
«naturales del país». Debe reconocerse pues regulan la distribución de las tierras. Y es que,
que, a partir de este m o m e n t o , los frutos de la en lo relativo a los hombres que deben explo-
corrupción permanecen en América y no van a tar esas tierras, Portugal manifiesta de inme-
parar ya m á s a España. M e parece que pode- diato una vocación esclavista: primero some-
m o s llegar a un primera conclusión. Es posible tiendo al cautiverio a los aborígenes, y a
determinar los rasgos característicos de los Es- continuación mediante la importación masiva
tados en general (y en particular los del «an- de negros de Africa. H a y otra diferencia, im-
cien régime») examinando c ó m o se articulan portante, con la situación de la América espa-
(por parejas) estas cuatro características: forta- ñola: durante todo el siglo xvi, y hasta 1640,
leza, debilidad, rigidez, elasticidad. Ahora no existe en Portugal ninguna institución se-
bien, España es sin duda un Estado rígido y, a mejante al Consejo de Indias de Madrid. Sólo
la vez, débil. E n un Estado así, las institucio- en 1642 se crea un Consejo de Ultramar desti-
nes reflejan estas características. Por una parte nado a vigilar el funcionamiento de la admi-
(la rigidez) las instituciones son, desde el pun- nistración brasileña.
to de vista jurídico, m u y precisas (demasiado), El sistema de capitanías dura hasta media-
casuísticas, puntillosas, con una legislación dos del siglo XVIII, época en que todas ellas se
que pretende abarcar todos los casos. Por otra reintegran a la Corona. Hasta 1763 no hay u n
parte (la debilidad) estas instituciones se en- virrey en el Brasil; lo que hubo es un Capitán
cuentran en la imposibilidad real de aplicar las General, que era titular de la Capitanía de Río
normas, las instrucciones e incluso las leyes. de Janeiro. A nivel de la administración local,
Esto, que es cierto para el centro (España), lo es el Senado da Câmara el que nos interesa
es aún m á s para el espacio colonial. aquí. Se trata de una repetición de la institu-
Pasemos ahora a considerar el caso del ción existente en Portugal. E n la metrópolis
Brasil. Se encuentran aquí muchas semejanzas esta institución había perdido en parte su au-
598 Ruggiero Romano
nica en 1717 (después de la «gran» interven- ción de señor de Ias mencionadas tierras e
ción de Colbert...)? El teniente general de la islas», o bien sucesivamente -cuando la Coro-
Martinica, La Varenne, de designación real, na recuperó la administración directa de las
llega en 1716 con instrucciones m u y concretas islas- la concesión de la tierra es gratuita: se
para reorganizar la colonia, reducir los abusos trata de bandas estrechas y largas de suelo, que
de los oficiales de justicia, limitar la presión salen del m a r en dirección al interior de las
que los grandes propietarios ejercían sobre los islas, lo que no deja de recordar las «tenures»
habitantes y, sobre todo, impedir el comercio medievales (igualmente largas y estrechas y
con el extranjero (en particular con los holan- que salían de los caminos o los cursos de
deses de Curaçao). T o d o eso no podía ser del agua). Estas tierras debían desbrozarse en un
gusto de Latouche de Longpré, el cultivador plazo de tres años, so pena de devolverlas a la
m á s poderoso de la isla, quien organizó una Compañía o, después, al Rey. Pero esta dispo-
conspiración (la «Gaoulé») en la que partici- sición no siempre se cumplió y las instruccio-
paron varios centenares de personas que en las nes, órdenes y leyes se repiten de año en año,
operaciones militares fueron dirigidas por el para recuperar estas tierras dejadas sin explo-
coronel de la Milicia... ¿El resultado de todo rar. Pero hay otro fenómeno: en principio es-
ello? Saint Simon lo cuenta de m o d o delicioso tas tiras de tierra habrían debido medir 200
en sus memorias (ad a n n u m 1717): «los cons- pasos de ancho y 400 de largo. Y sin embargo,
piradores les sorprendieron (a La Varenne y a se encuentran propiedades de 500 a 800 pasos
su intendente) una mañana, encontrándose en de anchura y 2000 de longitud. Lo extraordi-
su casa en aquel m o m e n t o , les ataron, sellaron nario es que, en los tiempos de la Compañía,
todos sus papeles y efectos sin quedarse con era ella la que concedía directamente las tie-
ninguno, no hicieron ningún daño a los sir- rras; después, quien lo hacía era el teniente
vientes y les subieron a un barco que se encon- general y el intendente nombrado por el Rey, a
traba allá por casualidad, dispuesto a zarpar reserva de la confirmación real. Pero esto es
para Francia, y al que de inmediato hicieron sólo aparente, ya que de lo contrario no sería
levar velas». explicable la expansión de las superficies de
En este caso, el escarnio de las institucio- las propiedades.
nes es completo. Porque el sucesor de La V a - Pero hay otro elemento que incita a la re-
renne, Feuquière, deberá avenirse a que las flexión. Durante la Revolución Francesa las
cosas sigan c o m o antes de 1717 y, sobre todo, Antillas fueron, sin excepción, partidiarias de
tendrá que aceptar el comercio fraudulento. la monarquía (salvo, por razones que confieso
Pero antes de terminar al respecto, quisiera ignorar, Maria Galante). Desde luego había
señalar que el «revolucionario» Dubucq no era republicanos también en las Antillas, pero es
solamente un señor de su isla sino que además, revelador el hecho de que, cuando los ingleses
c o m o nos indica Saint Simon, tenía sólidas ocupan la Guadalupe en 1794 y restablecen las
amistades en Versalles: se producieron algunas instituciones del Antiguo Régimen, encontra-
condenas, pero en 1720 una amnistía borraba rán bastantes «colaboracionistas» y, entre ellos
todo recuerdo de la «Gaoulé». m u y particularmente, los plantadores ¡que lle-
Y volvemos siempre al m i s m o punto. E n garán incluso a jurarfidelidadal rey Jorge de
aquel m u n d o americano -sea cual fuere la po- Inglaterra! Es normal que sea así. El antiguo
tencia dominante- se tropieza siempre con la régimen es el que podía garantizar el viejo
misma constante: una enorme discordancia sistema feudal (o señorial, si se prefiere...),
entre el derecho y la situación real; entre las basado en gran parte en la esclavitud. Y es
palabras y las cosas (sin que deba verse ningu- que, si bien para la concesión de tierras el
na alusión a Foucault); entre los principios sistema era señorial, para su explotación la
administrativos y las realidades de la adminis- institución principal era la esclavitud.
tración. Las «cosas», los hechos son m á s im- La existencia de este fenómeno se confirma
portantes. Examinemos el problema de la tie- en otros espacios (y, sobre todo, en Haití).
rra, siempre en el Caribe francés: el criterio de Pero si pasamos a las Antillas inglesas, la
distribución es también la distribución topo- situación cambia, por lo menos en parte. E n
gráfica. En la época de la Compagnie des Iles efecto, aquí la concesión se hacía a cambio de
Françaises d'Amérique que tenía «la condi- dinero, y esto tiene consecuencias positivas ya
El peso de las instituciones metropolitanas 601
que una cierta inversión (por modesta que sea) sea sustituida por la legislación inglesa, m u c h o
financiera induce a los propietarios a ocuparse menos favorable a los señores). U n tercio de
realmente de sus tierras, a diferencia de los esas tierras debía concederse en arriendo y los
sistemas de concesión de las islas francesas señores tenían derecho de prestación personal
«que se asientan no sobre una verdadera par- sobre los arrendatarios. Cugnet insiste m u c h o
cela, sino sobre un derecho de otros singular- en la semejanza del Canadá y Francia. Es cier-
mente aéreo». La bella fórmula de Gabriel to que podría destacarse la variedad de situa-
Debien m e parece asaz significativa: un dere- ciones entre las diversas regiones de Francia,
cho «aéreo», o sea, un no derecho, con los pero esto nos apartaría del tema. L o que cuen-
consiguientes abusos (y esto independiente- ta es que leyendo a Cugnet tenemos la sensa-
mente de la retórica acerca del Estado « m o - ción de encontrarnos frente a una situación
derno» que Francia habría construido desde cristalizada en relación con la situación cana-
los tiempos m á s remotos). diense. Cristalizada significa simplemente que
Otro terreno de experiencia: Canadá. es aún m á s acentuada que en la metrópolis. Es
En el Canadá francés los intendentes (y en bien fácil dar una prueba. Los feudos de alta
París los funcionarios del Ministerio de la M a - justicia sólo podían estar en posesión de los
rina) se ocupan in situ del control de la admi- nobles. Pero todos aquellos a quienes se conce-
nistración local. U n a administración calcada, día un feudo noble gozaban de derechos nobi-
en gran medida, del sistema administrativo liarios; incluso el último de los plebeyos, si
francés. Aunque todo eso está m u y bien sobre compraba un feudo noble, gozaba de los dere-
el papel, la realidad es infinitamente más c o m - chos nobiliarios.
pleja. E n realidad, Francia lega al Canadá «la Si insisto tanto en estos aspectos «feuda-
argolla de un sistema señorial arcaico del cual les», en el carácter «feudal» del sistema econó-
la provincia de Quebec aún no se ha liberado mico-social-político, no es con ánimo polémi-
por completo hoy en día». Pierre Chaunu es- co sino simplemente para indicar que no es
cribió esta frase en 1964. Y el sistema feudal posible explicar la estructura administrativa
estaba suprimido desde 1854 (los bienes alo- de esos espacios (que es la finalidad de estas
diales subsistieron hasta 1942). Pero no se páginas) sin este trasfondo «feudal». Y si no,
trata de disputar a P. Chaunu una simple cues- ¿cómo explicar el retorno, en el Canadá fran-
tión de fechas. Lo m á s importante es, una vez cés (y también en Chile, por ejemplo, o en
más, el empleo del término «señorial», al que México) de las justificaciones militares del sis-
prefiero el término «feudal». N o se trata de tema? ¿ C ó m o explicar la concentración de car-
una querella terminológica, sino de algo m á s gos administrativos (y militares) en m a n o s de
profundo. E n 1775, o sea doce años después los señores?
de que el Canadá francés quedara englobado ¿Existe una homogeneidad «feudal» de las
en el Canadá inglés, François Joseph Cugnet estructuras administrativas en todos los casos
escribió un Traité de la loi desfiefs(Tratado aquí presentes, desde Chile hasta Canadá? D e -
del derecho de los feudos) en el que describía jemos de lado por un m o m e n t o lo «feudal».
la situación prevaleciente para explicar a las Lo que es cierto, y aún m á s importante, es, a
autoridades inglesas - q u e no entendían gran m i juicio, la homegeneidad de u n sistema que
cosa de la situación del Quebec- c ó m o funcio- sería equivocado llamar colonial. E n efecto,
naba el «sistema». El punto de partida es que este último término, al tratar de precisar las
el Rey de Francia era el señor feudal supremo situaciones, acaba por escamotear el hecho
(seigneur suverain) y, c o m o tal, había concedi- más importante: el carácter real del sistema.
do feudos, remitiéndose a la «costumbre de Este no es, desde luego, idéntico en toda la
París» (adaptada evidentemente a la situación masa continental. Podemos detectar trazos
canadiense). Los señores de esos feudos po- feudales m á s o menos acentuados según las
dían conceder a su vez sub-feudos; además (si regiones; podemos encontrar también casos en
eran nobles) podían ejercer la alta justicia (y si los que las características «feudales» van
no, la baja y la mediana); estos feudos se tras- acompañadas de elementos esclavistas (Brasil,
mitían por herencia, según la mencionada cos- Cuba...) o incluso mercantiles (el Canadá fran-
tumbre de París (es un punto importante en el cés, donde los señores, al tiempo que obienen
que Cugnet insiste m u c h o , porque teme que su poder de las tierras y de los hombres, se
602 Ruggiero Romano
dedican al comercio de pieles), pero todo el parecida, pero sin la presencia inquisitorial y,
sistema está impregnado de esta naturaleza en cambio, con una especie de predominio
«feudal». U n a naturaleza que lo impregna y lo jesuítico. Esta presencia jesuíta tanto en la
corrompe todo; las instituciones administrati- América española c o m o en el Canadá francés,
vas principalmente, pero también los sectores se presta a algunas consideraciones de índole
de la vida económica y social que parecería general. E n efecto, ello prueba que es imposi-
tuvieran que aludir su influencia. ble, incluso en el interior de un m i s m o contex-
Este rápido esbozo sería ciertamente in- to (como en este caso el religioso), establecer
completo si no tuviéramos en cuenta a las una homogeneidad total. Así pues, si bien el
instituciones religiosas. papel de los jesuítas en la América española ha
Aquí, las diferencias son m á s marcadas: de sido globalmente positivo, no podemos decir
un lado el m u n d o ibérico (católico, con la lo m i s m o del Canadá, donde «la implantación
Inquisición) y francés (católico, pero sin In- de la Compañía de Jesús fue la causa princi-
quisición) y del otro el m u n d o inglés, esencial- pal, a la larga, del fracaso de una América
mente protestante. La estructura católica es francesa» (P. Chaunu). Y es que en Canadá,
ciertamente la m á s imponente, c o m o expre- m u c h o m á s que en Iberoamérica, la Compañía
sión de la capacidad romana de organización. de Jesús se plegó a los deseos del Estado fran-
Basándose en una experiencia m á s que mile- cés. D e nuevo hemos de abandonar el terreno
naria, se crean obispados, parroquias (y, para- demasiado simple de las instituciones (en este
lelamente, se recaudan diezmos...). Se estable- caso religiosas), para examinar el entorno. Al
ce una división territorial bastante precisa, igual que cuando hablábamos de las institucio-
para este enorme proyecto que constituye la nes administrativas nos vimos obligados a in-
conquista espiritual del N u e v o M u n d o . Pero el teresarnos en los burócratas, al referirnos a las
clero secular es, en realidad, la tropa de ocupa- instituciones religiosas tendremos que consi-
ción. Los verdaderos conquistadores serán los derar la composición religiosa de la población.
frailes de las diferentes órdenes. Ordenes que Y aquí volvemos a las cuatro características
se reparten el continente: franciscanos al norte del Estado: el francés (fuerte y rígido) no acep-
de México, dominicos en el sur, mercedarios ta en m o d o alguno que los no católicos puedan
en el Perú. Este reparto no es exclusivo, y el emigrar al Canadá, y hace respetar esta regla;
ejemplo de los jesuítas es significativo en este el español (débil y rígido), clama bien alto que
sentido, ya que se encuentran un poco por los no católicos no tienen derecho a poner los
todas partes c o m o evangelizadores, pero tam- pies en las posesiones americanas, pero en
bién c o m o grandes organizadores, no sólo de ellas encontramos a protestantes, ortodoxos,
la vida estrictamente religiosa sino de la vida (cripto) judíos e incluso algunos (muy pocos,
social, allí donde las instituciones del Estado en verdad) (cripto) musulmanes.
están ausentes: en este sentido su papel en la Así pues, un catolicismo puro y duro en la
enseñanza, desde las primeras clases hasta la América francesa (lo que explica muchas cosas
universidad, es fundamental. hasta nuestros días) y, contrariamente a lo que
Este reparto tan preciso reproduce con bas- las ideas preconcebidas podrían hacernos
tantefidelidadel que puede observarse en Es- creer, un catolicismo m u c h o menos puro en
paña misma: los miembros de las órdenes son, Iberoamérica (lo que nos permite comprender
en general, de alta calidad (intelectual, moral y la penetración actual bastante fácil de las dife-
espiritual); el clero secular, por su parte, es rentes iglesias protestantes en la masa conti-
francamente mediocre, por no decir deficiente nental de América central y meridional). En la
(desde todos los puntos de vista). Pero, en zona inglesa, la multiplicidad de las iglesias y
conjunto, la estructura se mantiene (incluso de las tendencias (cuáqueros, puritanos, etc.) y
con contrastes entre el clero secular y el clero su naturaleza (más libre y, por eso m i s m o ,
regular, y entre las diferentes órdenes). Los menos «institucionalizada» e «institucionali-
cimientos de esta conquista son la Inquisición, zable») ha dado lugar, paralelamente al siste-
tutor del «orden» religioso, aunque sea capaz m a general, a una evolución m á s abierta.
-sobre todo para el clero secular- de un cierto ¿Podemos concluir de un m o d o algo abrup-
laxismo. to? Las instituciones existen, y son m u y im-
La situación del Canadá francés es bastante portantes. Pero no se pueden considerar sola-
El peso de las instituciones metropolitanas 603
mente en sí mismas, porque ello nos llevaría a que cuenta es el conjunto, el todo, la realidad,
juzgar los hechos de jure. Ahora bien, lo que el «sistema».
cuenta son los hechos reales. Para llegar hasta
ellos, o por lo menos para aproximarnos, lo Traducido del francés
ELEMENTOS DEL DESARROLLO
El hombre y el medio en América:
acerca del «determinismo»
y el «posibilismo»
La discusión acerca de los conceptos de deter- bien los especialistas siguen discutiendo acerca
minismo y posibilismo en historia, corre siem- de las cifras exactas, pocas dudas hay que la
pre el riesgo de transformarse en algo intermi- población del valle superaba comodamente
nable e inasible. Para evitar caer en algunas de el millón y medio de habitantes. U n a parte
las trampas m á s habituales que suelen incu- importante de esta población urbana vivía
rrirse en este tipo de discusiones, hemos prefe- en algunas de las ciudades que se halla-
rido presentarle al lector algunos problemas ban en medio de los lagos y una de las ellas,
históricos, a través de los cuales las relaciones Mexico-Tenochtitlán, puede haber superado
entre las sociedades humanas y el medio en los 100.000 habitantes. Alimentar a una po-
América nos presentan los límites y las posibi- blación urbana de estas dimensiones exigi-
lidades que enfrentan los ría, hoy m i s m o , la movi-
seres humanos en ese tipo Juan Carlos Garavaglia es jefe de estu- lización de ingentes recur-
de nexos. dios en la Ecole des Hautes Etudes en sos agrícolas. ¿ D e q u é
Para hacer lo m á s a m - Sciences Sociales (EHESS), 54 Boule- m o d o enfrentaron las so-
vard Raspail, 75006 París. H a publica- ciedades que se sucedie-
plia posible la discusión que do diversos artículos y libros sobre te-
proponemos al lector parti- mas de historia económica e historia ron en el valle de México
remos del análisis de un agraria de América Latina, entre los el problema? U n a de las
cuales Mercado interno y economía co- respuestas tiene que ver
ejemplo histórico bien con- lonial (1983); Economia, sociedad y re-
creto: las relaciones entre giones (1987) y Las alcabalas novohis- con los llamados, por los
los hombres y el medio en panas (1988), en colaboración con primeros cronistas euro-
el valle de México, desde la Juan Carlos Grosso. peos, «jardinesflotantes»y
época prehispánica hasta fi- ya hablaremos de ellos,
nes del período colonial. pero, en realidad, las res-
El valle de México, una puestas fueron múltiples.
cuenca lacustre endorreica D e todos m o d o s , haremos
situada a m á s de 2240 m e - una historia del problema
tros y enclavada entre altas montañas, cuyo comenzando por el periodo colonial.
pico m á x i m o , el orgulloso y nevado Popoca-
teptl, alcanza los 5452 metros de altura. La
formación del llamado «eje neovolcánico», del La ciudad colonial: la lucha contra
cual el citado Popocatepl y el Iztaccíhuatl el agua o la falsa Venecia
[5286 mts.] constituyen una parte, es uno de
los movimientos tectónicos que modeló esa «Acostumbrados desde largo tiempo a oír
cuenca lacustre -es decir, sin salida al m a r en hablar de la capital de México c o m o de una
la época prehispánica- a inicios del cuaterna- ciudad edificada en medio de un lago y que
rio. sólo se une al continente por medio de
A la llegada de los europeos, el valle alber- diques, se hallarán sorprendidos los que
gaba una densidad poblacional altísima y si vean, que el centro de la ciudad actual
dista 4.500 metros del lago de Texcoco y «...y de allí vimos las tres calzadas que
m a s de 9.000 del de Chalco. [...] ...no es entran en México. [...] y veíamos el agua
ciertamente la ciudad la que ha m u d a d o de dulce que venía de Chapultepeque, de que
sitio... la diferencia de situación proviene se proveía la ciudad y en aquellas tres cal-
de la disminución de las aguas que ha teni- zadas las puentes que tenían hechas de tre-
do el lago de Texcoco1.» cho a trecho, por donde entraba y salía el
agua de la laguna de una parte a otra; e
Alexander von Humboldt, el celebérrimo veíamos en aquella gran laguna tanta mul-
naturalista y viajero alemán, no puede ocultar titud de canoas, unas que venían con basti-
su decepción en 1803, al visitar por vez prime- mentos e otras que venían con cargas de
ra la ciudad de México, a la que había imagi- mercaderías y veíamos que cada casa de
nado en sus sueños c o m o una Venecia ameri- aquella gran ciudad y de todas las demás
cana. Y a en ese entonces, la ciudad estaba de ciudades que estaban pobladas en el agua,
espaldas a los lagos. de casa a casa no se pasaba sino por unas
Pero, casi tres siglos antes, en 1553, Fran- puentes levadizas que tenían hechas en m a -
cisco López de Gomara, en su Conquista de dera o en canoas...3»
México afirma, refiriéndose a la ciudad de
México Tenochtitlán: Q u é ha pasado entre estos dos cronistas del
siglo xvi, que nos describen esa compleja red
«Está fundada sobre agua, ni mas ni menos de calzadas, canales y ciudades simbiótica-
que Venecia. Todo el cuerpo de la ciudad mente intrigadas a un m u n d o acuático y el
está en agua. Tiene tres clases de calles testimonio desilusionado de Humboldt en
anchas y agradables. Las unas son de agua 1803? Pasaron tres siglos de desenfrenada lu-
sola, con muchísimos puentes; las otras de cha de los conquistadores y los colonizadores
tierra solamente y las otras de tierra y agua, europeos contra el agua de las lagunas del
es decir, la mitad de tierra, por donde an- valle.
dan los hombres a pie y la mitad de agua, Esta historia merece que nos detengamos
por donde andan los barcos... Casi todas un m o m e n t o en ella, pues es casi un ejemplo
las casas tienen dos puertas: una sobre la emblemático de las contradictorias relaciones
calzada y otra sobre el agua, por donde se entre el hombre y el medio y el papel de la
andan con las barcas...2» cultura en esas relaciones. Es decir, de «deter-
minismo geográfico» a «posibilismo cultural»,
Es cierto que el autor no ha estado en los viajes pueden ser en ambos sentidos...
México, pero sus informantes son de primerí- El valle de México, c o m o hemos dicho, era
sima m a n o (el propio Hernán Cortés, entre una cuenca endorreica, formada a fines del
otros) y esta parte de su obra, discutible ésta terciario e inicios del cuaternario. U n extenso
en otros aspectos c o m o una apología del con- valle compuesto por una serie de lagos y lagu-
quistador extremeño, es sin embargo de gran nas de poca profundidad y por varias áreas
utilidad c o m o fuente. Otro cronista, esta vez pantanosas, de un total de alrededor de 8.000
testigo presencial y dueño de una pluma de k m 2 . Cercano al valle de México, existían tam-
calidad excepcional, Bernai Díaz del Castillo, bién otros valles -subtropicales hacia el sur y
escribe, alrededor de los años 1560, una cróni- templados hacia el suroeste- que constituye-
ca que verá la imprenta muchos años m á s ron todos áreas de asentamiento y de atracción
tarde, en 1632, pero que es un testimonio de de población para los grupos étnicos del norte,
primerísima m a n o sobre los contactos inicia- situados en zonas semidesérticas y áridas. La
les entre los invasores y los habitantes de Te- cuenca del valle fue entonces un área central
nochtitlán durante los años cruciales de la con- de atracción de diversas corrientes de pobla-
quista europea del valle de México. A los ción y desde la cual podían integrarse recursos
pocos días de haber llegado por vez primera a de zonas ecológicas m u y diversas4.
la ciudad, subido al Templo Mayor de T e - El clima del valle y su conformación geo-
nochtitlán junto con otros españoles, Bernai morfólogica tendrán una influencia enorme
Díaz cuenta: («determinante») en el tipo de utilización agrí-
cola del m i s m o . Las precipitaciones se acumu-
El hombre y el medio en America: acerca del «determinismo» y el «posibilismo» 607
La recolección del maíz. La escena se refiere a la época prehispana, pero también a la etapa colonial. Códice de
Florencia, vol. I, f. 315. Del libro L'Amérique de la conquête: peinte par les Indiens du Mexique, de Serge
G r U Z i n s k i , Editions Flammarion. 1991.
lan en una estación lluviosa, m u y irregular en otro lado, llueve m á s donde la instalación y la
términos de distribución geográfica dentro del ocupación para el uso agrícola de las socieda-
valle m i s m o (llueve casi el doble o el triple en des humanas es menos sencilla.
las áreas abruptas y montañosas del eje neo- U n a de las primeras consecuencias de este
volcánico y el Ajusco; pasándose asi de 400 a hecho en relación a la ocupación h u m a n a de
600 m m . anuales en el centro y noreste del este espacio, es la realización progresiva de un
valle, a 1.200 m m . en las faldas de las serra- sistema de irrigación que combinó la construc-
nías mencionadas al sur del mismo) y en tér- ción de terrazas de cultivo -para utilizar agrí-
minos de distribución durante el año, con una colamente los terrenos en declive y conservar
época de lluvias que dura alrededor de 5 m e - mejor la humidificación de esos terrenos así
ses. Este régimen hídrico tiene consecuencias creados en las áreas m á s lluviosas- con la
obvias: en algunas partes del valle llueve m u - puesta a punto de diferentes formas de alma-
cho, pero de golpe, en forma torrencial y por cenamiento y de conducción del agua de los
608 Juan Carlos Garavaglia
mediante palos que funcionaban c o m o sondas, cunos sobre ellas) en áreas cercanas a las de
aquellas partes del lago donde el fondo estu- chinampas, pero al parecer, éstas ya habían
viese a poca profundidad. Seguidamente, con casi desaparecido en las zonas chinamperas
la ayuda de estacas de tamaño regular, se deli- m á s accesibles en esa época, sin embargo n o
mita una área que marque exactamente el lu- hay que descartar la posibilidad de que subsis-
gar donde se halla el «cimiento» -es decir, el tiesen en lugares apartados hastafinesdel XIX,
fondo de poca profundidad. Allí se van colo- c o m o lo sugiere el detallado informe redacta-
cando capas de tierra y de césped hasta conse- do por Miguel Santamaría en 1912 9 . E n todo
guir que lleguen a flor del agua. Este césped secaso, existen citas que muestran la existencia
extrae de las llamadas «ciénagas», constituidas de «almacigos movibles», que eran transporta-
por la aglomeración de plantas acuáticas - e n dos hasta el lugar exacto del transplante y ello
especial, el lirio [Hitckomia coerulea]- que puede estar en el origen de esa tradición sobre
crecen en masas m u y compactas. C o n palas o los «jardines flotantes»10.
con «coas»7 se cortan pedazos de esta masa La técnica de cultivo en chinampas se basa-
para llevarla en canoas hasta los lugares ya ba además en la utilización de u n perfecciona-
delimitados. La tierra se extrae de las chinam- do sistema de transplantes, pues todas las
pas viejas (que han sobrepasado la altura ideal plantas previamente crecían en un ambiente
sobre el nivel de la laguna y ya son casi inutili-
aún m á s favorable, hasta alcanzar el desarrollo
zables para el cultivo). adecuado para ser transplantadas a las chi-
Colocando varias capas de tierra y de vege- nampas en el m o m e n t o justo. El m i s m o Jo-
tación se consigue hacer que la chinampa en seph A . de Álzate detalla con precisión la c o m -
formación surja y se eleve hasta unos 20/25 pleja técnica de los semilleros y almacigos
-realizados en cieno y ya prelineados en pa-
c m sobre el nivel del agua. Este es el m o m e n t o
para plantar las estacas de sauce [Salix bom- nes, formando cuadrados, a los efectos que el
plandiana] que tienen c o m o objetivo la conso-posterior trasplante no dañe a las raíces de las
lidación del terreno. Obviamente, los sauces nuevas plantas- que eran cubiertos durante los
dan rapidamente brotes y entonces la chinam- períodos de helada con unos techados realiza-
pa está lista para ser cultivada. E n un periododos en caña [Canna spp.] o con espadañas
de tres/cuatro años, la materia orgánica se ha [Typha lalifolia]. U n a vez alcanzado el m o -
descompuesto y la chinampa está totalmente mento ideal de desarrollo, los retoños son
formada. transplantados en las chinampas.
Las dimensiones de estos canteros así cons- Las chinampas albergan diversos sembra-
truidos son variables, pero su ancho se mantie- dos, pero los m á s comunes son el maiz [Zea
ne siempre dentro de valores pequeños, pues mays L.], los jitomates [Lycopersicon esculen-
de este m o d o el agua llega por infiltración tum Mili.], los chilares de diverso tipo [Capsi-
hasta el centro m i s m o de la chinampa sin ne-cum annum L.; C.frutescens L.], los tomates
cesidad de ulteriores trabajos de riego. Y esta [Pysalis ixocarpia Brot.], los frijoles [Phaseolus
infiltración se da justamente a la altura de lasvulgaris L . ; P.coccineus L.], las más variadas
legumbres americanas y europeas y las flores
raíces de las plantas, allí donde es m á s necesa-
ria. Solían tener entre 3 y 6 metros de ancho que hicieron la celebridad de Xochimilco des-
por una longitud m u y diversa - d e 5/10 metrosde épocas anteriores a la llegada de los españo-
hasta 900 inclusive, pero la media no se aleja- les al valle Central.
ba de los 100 metros de largo. Por supuesto, el C o m o era de suponer, dados estos antece-
recurso al uso del riquísimo lodo de los cana- dentes, la productividad solía ser m u y alta y
les adyacentes y el abono vegetal para fertilizar
los rendimientos también. A d e m á s , era posi-
la tierra está abundantemente documentado, ble realizar rotaciones m u y complejas donde
así c o m o la utilización de abono de origen ani-
se alternan diversos tipos de cultivo. J.A. de
mal. Álzate nos informa acerca de un ciclo de dos
En cuanto al carácter de «jardines flotan- cosechas de maíz y una de habas [ Vicia faba
tes», hay que señalar que algunos estudiosos L.] en un período de doce meses, pero, es
coloniales - c o m o Joseph Antonio de Alzate8- evidente que la variedad debe haber sido m u y
conocieron auténticas islas flotantes (que po- grande. D e todos modos y para no abundar,
dían mantener el peso de varios animales va- téngase presente que el área chinampera era la
610 Juan Carlos Garavaglia
Las chinampas, auténticos jardines flotantes sobre balsas de cañas fijadas con estacas se mantenían sujetas gracias
al fondo cenagoso de la laguna dispuesto en estratos. Dadora
tracción, que un cronista y conquistador c o m o la cuenca, dándole una salida hacia el rio T u -
Bernai Díaz, que ha entrado a México de la la14.
m a n o de Cortés, no olvida señalarlo con un El disecamiento del sistema lacustre tuvo
dejo de nostalgia c o m o algo que ha ocurrido varias consecuencias. Por un lado, fue amena-
delante de sus propios ojos12. zando lentamente al área chinampera, que
Pero, el proceso m á s lento (y a la larga, m á s poco a poco se fue quedando «sin agua» y
destructivo del medio que los habitantes del retirándose cada vez m á s a zonas alejadas. Y
valle habían lentamente remodelado a través junto a los lagos, se fueron acabando también
de una evolución varias veces milenaria13), fue los ingentes recursos en proteínas animales y
la progresiva, pero, ininterrumpida tarea de en vegetales del sistema lacustre que facilita-
disecamiento del sistema lacustre del valle. ban la supervivencia de gran parte de la pobla-
Los invasores no querían convivir con el agua ción indígena.
y decidieron buscarle una salida a esa cuenca Por otro lado, las aguas de los lagos al
endorreica para acabar con las inundaciones retirarse progresivamente - c o m o bien lo seña-
y... con todo lo demás. Fue asi c o m o idearon el la Humboldt con su habitual perspicacia- die-
proyecto del «Desagüe de Huehuetoca», que ron nacimiento a diversos tipos de ocupación
se arrastró por varios siglos hasta dar su come- humana. En algunas partes, los maizales reem-
tido y acelerar el proceso de disecamiento de plazaron rápidamente a las aguas, pero, en
612 Juan Carlos Garavaglia
dominio sobre la naturaleza. Es notable que tener con este tipo de enfoque, al distinguir
casi toda la tecnología agraria de origen pre- entonces técnicas «integrativas» y técnicas
hispánico americano, en muchos casos readap- «destructivas» y sus consecuencias en relación
tada m á s tarde en el período colonial, tenga al medio.
tendencialmente el caracter de ser «integrati- Otro tanto ocurre si analizamos los méto-
va» en lugar de «dominante». dos mayas de cultivo «de roza y q u e m a » en la
Respecto a este tipo de análisis, ya hace selva; allí verificamos de qué m o d o , a través
muchos años que André Haudricourt -el m á s de una compleja asociación florística que c o m -
grande especialista en historia tecnológica de bina decenas de especies domesticadas y no
los sistemas de arado- había señalado la dife- domesticadas (repartidas en distintas parcelas
rencia que existía en lo que el llamaba «méto- que poseen vocación diferente, dando el resul-
dos de acción indirecta» de los horticultores tado de las construcción de un auténtico mo-
melanesios y la «acción directa» de los occi- saico humanizado de paisajes) y además, res-
dentales en el m i s m o terreno18. Pensamos que, petando larguísimos barbechos que posibilitan
desde los griegos, la idea prometeica del domi- una lenta reconstrucción del medio forestal
nio del hombre sobre la naturaleza, es una «natural», los mayas pudieron alcanzar un ni-
concepción que va ocupando un lugar crecien- vel de productividad agrícola, que resulta casi
te en las formas mentales en que los hombres impensable en nuestros días en ese medio tan
imaginan sus relaciones con el medio. Esta se frágil de la selva subtropical20.
agiganta con la expansión del capital mercantil En pocas palabras: entre las condiciones
desde el siglo xvi y posteriormente, con la impuestas por un medio dado y las posibilida-
Revolución Industrial, pasa a ser una concep- des de una cultura determinada para enfrentar
ción tan obvia que ni siquiera se pone en tela sus desafíos, los caminos a seguir son siempre
de juicio19. m u y diversos y las soluciones múltiples. M a s ,
Y , por ejemplo, el estudio de las distintas está visto hoy que la elección de «dominar la
modalidades indígenas de cultivo con la coa y naturaleza», no sólo no es la única posible,
su reemplazo por el arado tirado por bueyes o sino que, con cierta frecuencia y en algunas
mulas en terrenos escarpados con sus graves situaciones, a la hora del balance ecológico, no
consecuencias en erosión hídrica y eólica que siempre resulta la mejor de todas, c o m o pode-
hemos evocado para el caso de la ladera del m o s comprobar en múltiples situaciones que
valle de México, es un ejemplo americano e m - se desarrollan frente a nuestros propios ojos.
blemático de los resultados que se pueden ob-
614 Juan Carlos Garavaglia
Notas
1. Humboldt, A . de, Ensayo 10. Ver Armillas, P., op.cit. l'eau vive á l'eau morte. Enjeux
político sobre el reino de la Nueva techniques et culturels dans la
España, [1807/1811], Porrúa, vallée de Mexico (xvw.-xixe. S),
México, 1978, p. 110. 11. Sobre estos recursos, ver E R C , Paris, 1991.
Rojas Rabiela, T . , La cosecha del
2. Francisco López de G o m a r a , agua en la cuenca de México, 15. Ver, por ejemplo, Cook, S.F.,
Historia General de las Indias, II, Cuadernos de la Casa Chata, Soil Erosion and Population in
Conquista de Méjico, [1553], CIESAS, México, 1985. Central Mexico, Ibero Americana,
Orbis, Barcelona, 1985, p.l 17. 34, University of California,
12. Dice Bernai, hablando de Berkeley, 1949.
3. Bernai Díaz del Castillo
Iztapalapa, una de las ciudades
Historia verdadera de la 16. En este trabajo hablamos de
del valle: «Después (...) fuimos a
Conquista de la Nueva España, ecosistemas definiéndolos c o m o
la huerta y jardín, que fue cosa
[1632], Clásicos Patria, México, comunidades de seres vivientes
m u y admirable verlo y pasarlo,
1983, p. 253. fundadas en una serie de
que no m e hartaba de mirarlo y
ver la diversidad de árboles y los intercambios recíprocos -cadenas
4. Estamos siguiendo aquí a tróficas o alimentarias- que están
olores que cada uno tenía y
Angel Palcrm en Obras enmarcadas por un medio abiótico
andenes llenos de rosas y flores y
hidráulicas prehispánicas en el y que, a su vez, modifican
muchos frutales y rosales de tierra
sistema lacustre del valle de activamente ese medio. Desde que
y un estanque de agua dulce; y
México, I N A H , México, 1973. ya las dimensiones del valle de
otra cosa de ver, que podían
entrar en el vergel grandes canoas México son tales, que deberíamos
5. Sobre este área intermedia, ver hablar propiamente de
desde la laguna por una abertura
Cabrero, M . T . , Entre chinampas y macroccosistemas o de
que tenía hecha sin saltar a tierra.
bosques. Arqueología de Topilejo «asociación de ecosistemas».
[...] Digo otra vez que lo estuve
D.F., Universidad Nacional
mirando y no creí que en el
Autónoma de México, México,
m u n d o hubiese otras tierras 17. Otro ejemplo similar, para el
1980.
descubiertas c o m o éstas... [...] ámbito americano, surge del
Ahora toda esta villa está por el estudio realizado sobre el Valle
6. Armillas, P., «Gardens on suelo perdida, que no hay cosa en
swamps», Science, 17, 1971, pp. del Mczquital, ver Melville, E. K . ,
pie.», ver Historia verdadera, ed. «Environmental and Social
653-661. cit., p. 238. Change in the Valle del
7. Acerca de este instrumento Mezquital, Mexico, 1521-1600»,
agrícola mesoamcricano, ver Comparatives Studies of Society
13. Hay restos arqueológicos que and History, 32(1), 1990.
Rojas Rabiela, T . , «La tecnología permiten datar la ocupación de
agrícola mesoamericana en el áreas lacustres desde el 6000
siglo xvi», in Rojas Rabiela, T . y antes de nuestra era; cf. 18. Haudricourt, A . ,
Sanders, W . T . , (cds.), Historia de Nicdcrbcrgcr, C h . , Zohapilco. «Domestication des animaux,
la agricultura. Época prehispánica- Cinco milenios de ocupación cultura de plantes et traitement
Siglo xvi, I N A H , México, 1985. humana en un sitio lacustre de la d'autri», L'Homme, 11(1), 1962.
Cuenca de México, I N A H ,
8. Álzate y Ramírez, J.A., México, 1976 y de la misma
Gacetas de Literatura de México, autora: Paléopaysages et 19. Sobre la «historia humana de
Puebla, 1831. archéologie pré-urbaines du bassin la naturaleza», ver Moscovici, S.,
de Mexico, C E M C A , Mexico, Essai sur l'histoire humaine de la
9. Ver «Las chinampas del 1987. nature, Flammarion, Paris, 1977.
Distrito Federal» [1912], en Rojas
Rabiela, T . , La agricultura 20. Ver, por ejemplo, Harrison,
chinampera. Compilación 14. Ver Gibson, Ch., Las aztecas P . D . y Turner, B . L . , (cds.),
histórica, Universidad Autónoma bajo el dominio español, Pre-Hispanic Maya Agriculture,
'• Chapingo, México, 1983, pp. 1519-1810, Siglo xxi, México, University of N e w Mexico Press,
41-70. 1967 [1964] y Musset, A . , De Alburquerque, 1978.
[ELEMENTOS PEL DESARROLLO
Francisco R . Sagasti
nan a diferentes ritmos: los cambios en las culron con el contexto m á s amplio de patrones
actividades productivas cristalizan en un pe- sociales, culturales y políticos.
ríodo de decenios, las transformaciones en la Sin embargo, el m u n d o sufre un cambio
base tecnológica toman entre uno y dos siglos, radical durante las revoluciones científica e
y los cambios fundamentales en la forma pre- industrial, las cuales fueron acompañadas de
dominante de pensamiento especulativo ocu- cambios cualitativos en la base tecnológica y
rren cada varios siglos. Las modificaciones en de la expansión a escala planetaria del sistema
la estructura de las actividades productivas y de producción capitalista originario de Europa
de servicios generan tensiones que acumulan y Occidental. A partir de ese m o m e n t o ya no es
presionan por cambios en la base tecnológica; posible considerar la evolución de las diferen-
en forma similar, las transformaciones de la tes culturas de América Latina en forma inde-
base tecnológica generan desequilibrios que fa- pendiente, y su estudio debe tomar en cuenta
cilitan e inducen cambios mayores en la natu- los desafíos que le plantea Occidente a las
raleza del pensamiento especulativo y la pro- sociedades no europeas, así c o m o las respues-
ducción de conocimientos. Por lo tanto, cual- tas que éstas generan.
quier examen de la evolución de estas tres El punto de ruptura se identifica con la
corrientes debe tomar en cuenta su dinámica transfomación del pensamiento especulativo y
interna y el conjunto de influencias recíprocas con los cambios que tienen lugar en la genera-
entre ellas. ción de conocimientos c o m o consecuencia de
Las sociedades experimentan períodos de la revolución científica. El paso hacia una con-
inestabilidad durante el período de uno a dos cepción científica del m u n d o , a través de la
decenios en que se produce la transición de cual es posible vincular sistemáticamente abs-
una estructura productiva a otra. El paso de tracciones y experimentos sobre los fenóme-
una base tecnológica a otra, que puede exten- nos naturales, descubrir leyes que rigen el
derse a lo largo de varios decenios, también m u n d o físico, y derivar postulados y normas
genera incertidumbre. Finalmente, desajustes de acción que acrecientan el dominio del h o m -
profundos acompañan a la larga transición de bre sobre la naturaleza, constituyen un cambio
una forma predominante de pensamiento es- fundamental e irreversible en la historia de la
peculativo a otra. En períodos históricos m u y humanidad.
especiales, cuando se producen cambios en Considerando el éxito en lo material e inte-
estas tres corrientes a la vez, puede esperarse lectual y su difusión a escala planetaria, la
gran turbulencia social. visión occidental y científica de «progreso»,
que tomó varios siglos a formarse e irradió
primero desde Europa y luego desde Nortea-
El Desafío de Occidente mérica, ha llegado a dominar el m u n d o actual
y se ha convertido en un marco de referencia
La evolución de las diversas sociedades del implícito. Sin remontarnos a los orígenes de
m u n d o puede ser examinada de forma relati- esta visión en el m u n d o helénico, en los siglos
vamente independiente, sin referirse necesa- xv a x v n se produjo un cambio histórico sin
riamente a la cultura occidental, hasta los si- precedentes, que llevó a una «occidentaliza-
glos xv a xvii. Durante este período, la forma ción» de la concepción del m u n d o natural y de
predominante de generación de conocimientos la foma en que el hombre se veía a sí m i s m o .
sufre una transformación radical en Europa Esta concepción se caracterizó por el acen-
c o m o resultado de la revolución científica. A n - to que puso en la racionalidad instrumental,
tes de esta época es posible emplear c o m o que sometió las actividades humanas al crite-
unidad de análisis a las sociedades considera- rio de eficiencia, subordinó la creatividad al
das individualmente. D e esta forma, es posible proceso de acumulación y despojó al m u n d o
examinar separadamente a la sociedad euro- natural de su carácter sagrado, creando las
pea, y a las culturas andinas y mesoamerica- condiciones para que el hombre occidental ac-
nas, siguiendo a través de su historia la forma tuara con impunidad sobre el medio ambiente
en que la generación de conocimientos, la base físico. Así, en la civilización occidental, la
tecnológica y las actividades productivas evo- preocupación por los medios e instrumentos
lucionaron, se relacionaron entre sí, y se vin- reemplazó paulatinamente a la preocupación
618 Francisco R . Sagasti
por identificar fines y darle un sentido último positivismo; y, por último, el período de in-
al problema de la existencia h u m a n a . dustrialización por sustitución de importacio-
Esto se debe, en gran medida, a que la nes, donde echó raíces y comenzó una expan-
ciencia moderna ha demostrado ser el método sión de la ciencia industrial moderna en la
m á s eficiente de generar conocimientos para región.
comprender los fenómenos que rodean al ser
h u m a n o y dominar la naturaleza, no por la
fuerza, sino a través del entendimiento; a que América prehispánica
la tecnología, surgida a través de la reflexión
sistemática sobre el repertorio de prácticas Si bien existieron diferencias entre las culturas
disponibles para actuar sobre el m u n d o físico prehispánicas latinoamericanas, la amplia ex-
y social, otorga un enorme poder de manipula- tensión geográfica que habían logrado controla
ción para enfrentar los desafíos del medio a m - las culturas Inca y Azteca, así c o m o el posible
biente; y que a las actividades productivas y intercambio entre ellas y con otras culturas
de servicios asociadas a la tecnología moderna menos avanzadas, confirieron a toda Latinoa-
ha adquirido un gran potencial para satisfacer mérica ciertos rasgos comunes, sobre todo en
las necesidades humanas. C o m o resultado, nos comparación con la situación m u c h o m á s he-
encontramos inmersos en un m u n d o de valo- terogénea prevaleciente en otras regiones
res, marcos conceptuales, artefactos y entes c o m o África y Asia. M á s aún, la presencia
sociales construidos por el hombre occidental colonizadora ibérica en toda la América Lati-
y su racionalidad instrumental, hasta tal punto na - a ú n tomando en cuenta las diferencias
que el Occidente ha confiscado lo universal. entre Portugal y España- ayudó a configurar
E n resumen, el desarrollo de las diversas una cierta homogeneidad relativa que, a gran-
civilizaciones y sociedades en los últimos cin- des rasgos, permite tratar a la región c o m o un
co siglos debe ser visto c o m o un todo comple- conjunto.
jo, cuyos componentes están en continua inte- Antes de la llegada de los españoles a A m é -
racción y transformación, en el cual una pers- rica, las civilizaciones Azteca, M a y a e Inca
pectiva -la occidental- llegó a influir sobre habían alcanzado importantes niveles de desa-
todas las otras, pero éstas a su vez conservaron rrollo material, social e intelectual. Los logros
su individualidad, afectaron la cultura occi- agrícolas, arquitectónicos y de ingeniería de
dental, y dieron lugar a nuevas formas híbri- estos pueblos han sido ampliamente reconoci-
das de concebir el m u n d o y de relacionarse dos. Aunque todas las altas civilizaciones de la
con él. América precolombina mantuvieron registros
bastante precisos de sus observaciones astro-
nómicas, fueron los Mayas quienes m á s se
Conocimientos, tecnologia adelantaron en la observación sistemática.
y producción: Una perspectiva Esto se relaciona con el hecho de que los m a -
histórica yas desarrollaron lenguaje escrito, a que su
evolución matemática incluyó el empleo del
Reconociendo que existen muchas variaciones cero, y a que su astronomía comprendió el uso
locales, es posible distinguir cinco grandes pe- de tablas para la predicción de eclipses.
ríodos en la historia de América Latina: el Las culturas prehispánicas m á s avanzadas
período prehispánico, caracterizado por una mostraron grandes adelantos en la generación
ciencia y tecnología tradicionales; el período de conocimientos a partir de la experiencia
de dominación ibérica, en el cual predomina el directa y el dominio de las actividades artesa-
pensamiento escolástico transmitido por las nales. Sus logros en agricultura e irrigación,
órdenes religiosas y se superponen las bases arquitectura y urbanismo, medicina y sanidad
tecnológicas europeas y la técnica latinoameri- pública, metalurgia, textiles y cerámica dan fe
cana; la llegada de la Ilustración y la indepen- del alto grado de desarrollo técnico que alcanr
dencia política de las colonias; la incorpora- zaron. L a base tecnológica de que disponían
ción de éstas c o m o naciones a la división -desarrollada por sistematización de la expe-
internacional del trabajo, al tiempo que tuvo riencia empírica, pero sin una concepción teó-
lugar la introducción, el auge y la crisis del rica detrás de ella- evidenció adelantos signifi-
Conocimiento y desarrollo en América Latina 619
a los europeos, y m u y distinos de los de China, las actividades productivas, sobre todo la agri-
que no tuvo impedimentos de orden intelec- cultura, y tuvo c o m o consecuencia hambrunas
tual sino m á s bien de orden social y político generalizadas y la disminución vertiginosa de
para establecer una base científica y tecnológi- la población (ayudada por las enfermedades
ca endógena. contagiosas europeas). Otro factor fue la trans-
ferencia de técnicas en reversa desde la Améri-
ca Latina hacia sus conquistadores, los cuales
Dominación ibérica aprendieron a desenvolverse en un medio a m -
biente nuevo y absorbieron los conocimientos
Para comprender la forma en que Occidente locales necesarios para establecerse en la re-
llegó a la América Latina es necesario conside- gión.
rar la situación de la peninsula ibérica antes, Se produjeron también respuestas variadas
durante y después de la Conquista. Este análi- a los intentos de conversión religiosa y en un
sis debe iniciarse en la época de la Iberia m e - entrecruzamiento de concepciones e ideas m í -
dieval, con su peculiar convivencia de las cul- ticas y religiosas, que en muchos casos aún
turas cristiana, judía e islámica durante varios perduran. E n el orden del pensamiento espe-
siglos. Luego se debe examinar el carácter cas- culativo se produjo un doble proceso de mesti-
tellano; la forma en que se expulsó a los árabes zaje y de superimposición de lo occidental con
y los judíos y las consecuencias que esto tuvo lo autóctono; en lo tecnológio se perdieron
en el desenvolvimiento intelectual de España; muchas respuestas técnicas locales, se produjo
la filosofía, al m i s m o tiempo materialista y una articulación parcial de los dos tipos de
religiosa, que justificó la Conquista; la c a m - bases tecnológicas y un mestizaje de técnicas
biante posición de España y Portugal con res- en diversos campos. Finalmente, se reorienta-
pecto a la ciencia moderna en la Europa de los ron las actividades productivas, priorizándo-
silo xvi y xvii, y la forma en que diversos las en función de los intereses de la potencia
agentes (órdenes religiosas, militares, adminis- colonial, subordinando la minería a la expor-
tradores coloniales, aristócratas) actuaron tación de metales preciosos, la agriculura a la
c o m o mediadores para transmitir la condición minería, y la estructura del comercio hacia las
intelectual, económica y política de Iberia ha- necesidades impuestas por el mercantilismo
cia la América Latina. español.
Sin entrar a explorar la condición ibérica T u v o lugar así una ruptura de las tenues
en lo referente a la ciencia, tecnología y pro- vinculaciones entre el pensamiento especulati-
ducción, es necesario destacar la involución vo y la base tecnológica prehispánicos, y se
que sufrió el ambiente intelectual durante la introdujo una cuña -la orientación hacia el
Contrarreforma y la mayor parte del siglo mercado de la metrópoli colonial- que separó
xvii, que afectó negativamente el desarrollo de la base tecnológica de las actividades producti-
la ciencia en la América Latina a través del vas locales. Se debilitaron aún m á s las interac-
aislamiento que se autoimpuso la potencia co- ciones entre las tres corrientes que postula el
lonial. Por otra parte, lo exiguo de los logros marco conceptual propuesto, sin que se diera
tecnológicos de la España de esa época y el paso alguno en la dirección del desarrollo de
carácter esencialmente mercantil y agrícola de una base científica y tecnológica propia en
su economía no contribuyeron a crear las con- América Latina. M á s aún, desde entonces el
diciones para la aparición de una base científi- Occidente se convertiría en un condiciona-
ca y tecnológica propia en Latinoamérica, ya miento externo inamovible para América Lati-
que estas condiciones no existieron ni en la na: la evolución del pensamiento especulativo
propia España. sería pálido reflejo, filtrado primero a través
La implantación de lo occidental en Améri- de España y luego de otras potencias, del desa-
ca Latina encontró diversas reacciones locales, rrollo intelectual de Occidente; la transforma-
cuya variedad se afirmó al desmantelarse el ción de la base tecnológica estaría cada vez
aparato imperial que había introducido cierta más condicionada por sus contrapartes euro-
homogeneidad superficial en las culturas pre- pea y norteamericana, y las actividades pro-
hispánicas. U n a constante fue la desarticula- ductivas responderían a los intereses interna-
ción social, que rompió con la organización de cionales vinculados a la expansión europea.
Conocimiento y desarrollo en América Latina 621
La evolución subsecuente del pensamiento dad política y social continuó hasta mediados
especulativo durante la Colonia y la época del siglo xix, lo cual conspiró contra el creci-
republicana está marcada, inicialmente, por el miento ordenado y acumulativo de las activi-
predominio de la escolástica y por la influen- dades científicas. E n el caso del Brasil, sin
cia de las órdenes religiosas en la educación. embargo, la llegada de la corte portuguesa en
Las primeras empresas científicas en América la primera mitad del siglo XIX tuvo c o m o con-
Latina fueron llevadas a cabo por unos pocos secuencia una profunda transformación de la
hombres de talento. U n factor importante en sociedad y proporcionó un estímulo a las acti-
la introducción de la ciencia occidental en vidades literarias y científicas y la fundación
América Latina fue el esfuerzo realizado por de nuevas universidades.
las órdenes religiosas, y especialmente por los
jesuítas, quienes prácticamente monopoliza-
ron la educación en los territorios españoles y Integración capitalista
portugueses durante el siglo vu y parte del
XVIII. La fundación de las universidades hispa- E n la segunda mitad del siglo xix se produce
noamericanas, de otro lado, también se consti- un renacimiento científico en toda la América
tuyó en un factor clave en el desarrollo cientí- Latina, debido a la creciente influencia del
fico e intelectual de la región. positivismo y al logro de condiciones econó-
micas y políticas m á s estables; estas últimas
c o m o reflejo de la integración de las econo-
Ilustración e independencia mías latinoamericanas al capitalismo en ex-
pansión, asumiendo su carácter de proveedo-
La Ilustración llegó a la América española y res de materias primas en el marco de la
portuguesa en la segunda mitad del siglo x v m división internacional del trabajo.
con fuerza explosiva. E n todo el continente las E n toda América Latina, el positivismo
universidades iniciaron una transformación modificó profundamente la forma de pensar,
que modificó el dominio tradicional ejercido la religión, y lafilosofía,y tuvo, además, u n
por la teología y lafilosofía,y se introdujo una gran impacto en el desarrollo de las ciencias
perspectiva científica en la enseñanza de disci- aplicadas. Su influencia fue particularmente
plinas c o m o la botánica, la medicina, y las evidente en México, donde determinó las re-
ciencias físicas. formas políticas introducidas a partir de 1860
Hacia mediados y fines del siglo x v m , la y dio un gran impulso a la educación y la
influencia predominante de la Ilustración co- enseñanza, estableciéndose así condiciones in-
rrería en paralelo con los primeros intentos de dispensables para el desarrollo de la ciencia
establecer las actividades científicas modernas moderna. Haciafinalesdel siglo, sin embargo,
en la religión. L a base técnica y tecnológica surgieron conflictos de carácter político-ideo-
continuó desarrollándose de manera fragmen- lógico que afectaron al sistema educativo y
tada y compleja, reduciéndose la variedad de llevaron al estancamiento de la ciencia en este
respuestas tecnológicas autóctonas y amplián- país.
dose lentamente el componente de la base tec- La última parte del siglo XIX presentó una
nológica de origen extranjero extrarregional. imagen mixta en cuanto al desarrollo de la
El impacto negativo de la Revolución ciencia y la tecnología en el resto de América
Francesa en España produjo una serie de in- Latina. Dicho desarrollo había sido estimula-
tentos para interrumpir el flujo de las ideas do por las ideas positivistas y por la creciente
revolucionarias asociadas con la Ilustración d e m a n d a de insumos técnicos derivadas de
hacia sus colonias americanas. N o obstante, economías en expansión e industrias en inci-
este esfuerzo resultó poco efectivo, y la in- piente crecimiento. Sin embargo, al igual que
fluencia inglesa y francesa aumentó de manera en el caso mexicano, problemas de carácter
significativa. Sin embargo, las guerras de inde- político, económico e institucional impidieron
pendencia y la agitación social que éstas con- un desarrollo acumulativo de las actividades
llevaron no proporcionaron un marco propicio científicas y tecnológicas. El carácter depen-
para la incipiente y embrionaria comunidad diente de dichas actividades en esta época era
científica de aquél entonces. Dicha inestabili- bastante significativo.
622 Francisco R . Sagasti
A comienzos del siglo X X , antes del impul- consumo requeridos por el sector moderno de
so inicial hacia la industrialización, en ningu- la población vinculado a las actividades de
no de los países de América Latina se había exportación y servicios.
logrado establecer una actividad científica La sustitución de importaciones fue el ca-
adecuadamente respaldada y capaz de realizar mino seguido hacia la industrialización por
aportes significativos al conocimiento univer- algunos países latinoamericanos después de la
sal. Esto se debió a la falta de una d e m a n d a crisis económica de los años treinta y de la
social por la ciencia c o m o resultado del inci- Segunda Guerra Mundial, y esto condicionó el
piente grado de desarrollo económico en los subsiguiente crecimiento de la ciencia y la tec-
' países de la región; a la ausencia de valores y nología vinculadas a la industria. Bajo este
actitudes propicias al desarrollo de las activi- esquema, las actividades productivas prima-
dades científicas; y, por último, a la inestabili- rias continuaron condicionadas por la orienta-
dad política y económica. C u a n d o la ciencia y ción hacia el mercado internacional, mientras
la tecnología modernas ingresaron a América que la industria y los servicios se volcaron
Latina, las actividades científicas locales no hacia el mercado interno. Los primeros países
habían echado raíces y no fueron capaces de en adoptarlo fueron Argentina, Brasil y Méxi-
constituirse en una base para la adaptación y co seguidos, en los años cincuenta, por Colom-
el perfeccionamiento de las técnicas industria- bia, Chile, Perú y Venezuela, así c o m o por
les introducidas progresivamente durante la algunos países de Centroamérica.
primera mitad del siglo x x .
c o m o lo atestigua la hecatombe demográfica x v m y durante los primeros años del siglo xix,
que, según distintas estimaciones, redujo la y en particular la destacada labor del procer de
población de la zona Andina a una tercera o a la independencia D o n Hipólito Unanue; por la
una quinta parte del total prehispánico. visita de Alexander von Humboldt, quien re-
La implantación de la cultura intelectual corrió el Perú durante seis meses en 1802; y
europea en el Perú tuvo lugar a través de la por las actividades de científicos tales c o m o
labor de las órdenes religiosas, asociadas prin- Mariano de Rivero y Ustáriz, quién fundó el
cipalmente a las universidades y colegios. La «Boletín de Minería» a mediados del decenio
Universidad Nacional M a y o r de San Marcos, de 1820, poco después de declarada la inde-
fundada por la Orden Dominicana en 1551, pendencia.
fue la primera universidad de América y se Los tres decenios entre 1830 y 1860 se
convirtió en uno de los principales centros caracterizaron por la inestabilidad política y
académicos e intelectuales de la Colonia. El por una serie de luchas internas y externas que
colegio jesuíta de San Pablo se estableció en no permitieron transformar y consolidar las
1568 y pronto devino en un centro de discu- institucions heredadas dé la Colonia. Los pri-
sión intelectual donde se estudiaban los avan- meros pasos para establecer una tradición
ces científicos europeos. Sin embargo, la atro- científica se vieron truncados por eventos tales
fia que caracterizó a la ciencia española duran- c o m o la emigración de Rivero y Ustáriz a
te el siglo xvii tuvo un fuerte impacto sobre el Chile, principalmente debido a la incompren-
medio intelectual peruano de esa época y, ex- sión y la falta de interés de las autoridades
ceptuando algunas figuras c o m o el polígrafo políticas. Esta situación empezaría a cambiar
D o n Pedro de Peralta y Barnuevo, la actividad gradualmente partir de 1860 al darse los pri-
académica e intelectual terminó decayendo meros pasos para modernizar la economía pe-
notablemente. ruana, vinculándola de manera m á s estrecha
Al margen de los avatares del ambiente con la división internacional del trabajo que
intelectual de la Colonia, se producen algunos surgía entonces bajo el liderazgo de Inglaterra.
avances tecnológicos importantes, sobre todo Las obras de infraestructura portuaria en el
en el campo de la minería. E n particular, el Callao y otros puertos costeros, la construc-
«Método de Almadén» (como se le conoce en ción de la línea ferroviaria Lima-Callao, el
los textos de metalurgia y de química) para el establecimiento de sistemas de alumbrado pú-
beneficio del azogue fue desarrollado original- blico y de alcantarillado en Lima -así c o m o
mente en las minas de Huancavelica en el otras obras de ingeniería c o m o el ferrocarril de
Perú hacia 1633. E n el campo de la produc- Lima a La Oroya y la expansión de varios
ción agropecuaria se producen otros avances asentamientos mineros- generaron una de-
técnicos menores, consistentes principalmente m a n d a por servicios técnicos y por la provi-
en la adaptación de nuevos cultivos a las con- sión de algunos insumos locales. Esto llevaría
diciones locales. en 1875 a la creación de la Escuela de Ingenie-
Hacia fines del siglo x v m , coincidiendo ros bajo la dirección del inmigrante polaco
con el proceso de descomposición de la domi- Edgardo de Habich.
nación española en América Latina, empiezan Sin embargo, estos esfuerzos fueron desar-
a llegar las ideas de la Ilustración, inicialmente ticulados por la guerra con Chile entre 1879 y
en forma esporádica, pero luego de manera 1884, que dejó el país en ruinas y requirió un
más continua al ampliarse el rango de contac- esfuerzo de reconstrucción nacional que toma-
tos de la élite intelectual peruana con Francia ría hastafinesdel siglo xix. Durante el primer
e Inglaterra. Se funda «El Mercurio Peruano» decenio del presente siglo renace una vez m á s
en 1790, notable revista científica que llegaría la incipiente actividad científica peruana, aba-
a colocar entre 250 y 400 suscripciones en su cando campos tales c o m o medicina, química,
primera época hasta 1795. antropología, y ciencias sociales y jurídicas.
La presencia de una incipiente actividad Por ejemplo, un examen de las memorias del
científica alfinalizarla Colonia y durante los IV Congreso Científico (I Panamericano) rea-
primeros años de la República se demuestra lizado en Santiago de Chile en 1908-1909
por las investigaciones médicas en la Escuela muestra que exceptuando al país anfitrión,
de Medicina de San Fernando afinesdel siglo Perú fue el país que m á s trabajos presentó al
624 Francisco R . Sagasti
Congreso después de Argentina y los Estados deficiencias de carácter cualitativo que aqueja
Unidos. al sistema universitario peruano. Entre ellas
La primera estación agrícola experimental destacan el hecho de que la mayoría de los
del Perú fue fundada en Cañete en 1916 por la docentes universitarios trabajan a tiempo par-
Asociación de Algodoneros del Valle de Cañe- cial y necesitan otros empleos para sobrevivir;
te, y en 1927 se establece el laboratorio meta- que el ingreso real de un profesor universitario
lúrgico de la Cerro de Pasco Corporation en principal a tiempo completo con 20 años de
La Oroya, que por muchos años sería el princi- servicio en una universidad estatal era en 1985
pal centro mundial de investigación para la menos de la mitad de lo que fue diez años
metalurgia extractiva de minerales polimetáli- antes, y hoy es m u c h o m á s reducido aún; que
cos. Se inician los esfuerzos para tecnifícar la han proliferado universidades (en la actuali-
industria peruana, sobre todo en ramas c o m o dad hay casi medio centenar de ellas) y que un
la textil y la industria alimenticia, mientras buen número de éstas no cumplen los requisi-
que continúa la expansión de la infraestructu- tos académicos mínimos para ser denomina-
ra física del país y las actividades de ingeniería das c o m o tales; y, finalmente, que la planta
vinculadas a ella. E n este período se plantea física -aulas, laboratorios, bibliotecas- se ha
también una reforma de las universidades pe- deteriorado hasta el punto de ser prácticamen-
ruanas -particularmente en la Universidad de te inutilizable en muchos de tales centros de
San Marcos- y la actividad científica peruana estudios.
empieza a tomar forma a través de la creación T o d o esto indica que el Perú ha venido
de instituciones c o m o la Asociación Peruana experimentando, desde hace m u c h o tiempo,
para el Progreso de la Ciencia en 1922. un proceso de deterioro en sus universidades y
La crisis que se inició en 1929 y la Segunda centros de investigación, el cual ha acentuado
Guerra Mundial obligan a desarrollar la activi- el desfase entre la capacidad científica y tecno-
dad industrial local, principalmente debido a lógica existente y las necesidades sociales y
la imposibilidad de continuar importando productivas del país.
productos manufacturados, lo cual crea una
cierta demanda por actividades tecnológicas
locales. Sin embargo, al m i s m o tiempo, el go- Perspectivas futuras y el debate
bierno enfrenta dificultades económicas que le sobre ciencia universal vs. ciencia
impiden ampliar el apoyo que reciben las ins- local
tituciones educativas y de investigación. D e
esta forma se llega al período de la postguerra, Esta breve apreciación de la evolución de la
en el cual las universidades se expanden en ciencia, la tecnología y la producción en A m é -
forma explosiva y se extienden e intensifican rica Latina a lo largo de cinco siglos muestra lo
las actividades de investigación. complejo de las interacciones entre las tres
La expansión masiva del sistema universi- corrientes, y entre éstas y sus contrapartes,
tario peruano durante los últimos treinta años primero en Europa y luego en Norteamérica.
no se ha visto acompañada de un crecimiento El encuentro entre América Latina y Europa
proporcional en los recursos docentes y finan- tuvo lugar en un período de cambios en la
cieros. E n efecto, la población universitaria se forma predominante de generar conocimien-
incrementó de 30.000 a 363.000 alumnos en- tos, de transformaciones en la base tecnológi-
tre 1960 y 1985, mientras que el número de ca, y de modificaciones sustantivas en la es-
docentes aumentó de 3.500 a 20.600 en el tructura de las actividades productivas y de
m i s m o período, con lo que el número de alum- servicios. T o m a d a s en conjunto, estas múlti-
nos por docente se elevó del 8,5 en 1960 al ples transformaciones del orden existente pre-
17,6 en 1985. La aportación del Tesoro Públi- vio al encuentro entre Europa y América Lati-
co a las universidades estatales - q u e concen- na configuraron un cataclismo social, político,
tran aproximadamente al 60 % del estudianta- económico y cultural, sobre todo para esta úl-
d o - han disminuido vertiginosamente en tér- tima.
minos reales durante los últimos 30 años. Cinco siglos m á s tarde, c o m o resultado de
Esta difícil situación se torna aún más gra- cambios profundos en la forma vigente de
ve cuando se toma en cuenta el conjunto de pensamiento especulativo (lo que se ha deno-
Conocimiento y desarrollo en América Latina 625
minado la transición del «modernismo» al región. Este punto de vista fué compartido por
«post-modernismo»), de significativas modifi- otros, incluyendo al físico argentino Rolando
caciones en la base tecnológica (donde el pro- García, al historiador y físico brasileño José
cesamiento de información está adquiriendo Leite López, y al sociólogo colombiano Orlan-
mayor peso en relación con las transformacio- do Fais Borda. Los partidarios de la ciencia
nes de energía y materia), y de serios desajus- comprometida rechazaban el «cientificismo»
tes en la estructura de las actividades producti- de quienes hacían ciencia por hacer ciencia,
vas (que se extienden ahora a escala planeta- sin preocuparse por la relevancia social de sus
ria), se aprecia un grado de incertidumbre e actividades, por la necesidad de orientar la
inestabilidad que podría aproximarse a aquel ciencia hacia los problemas de las grandes m a -
prevaleciente durante los ciento cincuenta yorías, y por el compromiso personal que todo
años que siguieron al encuentro entre América científico debería tener con el cambio político.
Latina y Europa a fines del siglo xvi. En contraste, otros autores plantearon que
Explorar las perspectivas futuras de la cien- la ciencia era fundamentalmente universal e
cia, la tecnología y la producción para una internacional. Este punto de vista fue sosteni-
región c o m o América Latina en este turbulen- do, con diferentes matices y distinto énfasis,
to contexto de cambios múltiples y complejos por el físico argentino Jorge Sábato, el biólogo
no es una tarea fácil. La agenda de temas por chileno Joaquín Luco, y los filósofos argenti-
examinar en el umbral del siglo XXI abarca nos Gregorio Klimovsky y T o m á s M o r o S i m p -
aspectos tales c o m o el carácter que debe adop- son, entre otros. E n términos generales, esta
tar el esfuerzo regional de investigación cientí- segunda posición argüía que los esfuerzos por
fica, el diseño de estrategias para armonizar el hacer ciencia comprometida irían en detri-
acervo de técnicas tradicionales con las tecno- mento de la calidad y el rigor indispensables
logías modernas, y las medidas para lograr que para la investigación científica, y del escencial
las actividades productivas satisfagan la doble proceso de contraste de sus resultados con los
exigencia de competitividad y equidad. de la comunidad científica internacional. Los
A título ilustrativo, el resto de este ensayo adhérentes de esta posición pusieron énfasis
reseña el debate alrededor del carácter local o en el establecimiento de condiciones para la
universal de la ciencia. Este debate permite actividad científica, m á s que en los esfuerzos
apreciar las tensiones que surgen al contrapo- por orientar su desarrollo y vincularla a la so-
ner una visión de la empresa científica orien- ciedad.
tada primordialmente hacia América Latina, La primera de estas dos posiciones refleja
con una perspectiva global del ámbito del que- en cierta medida las ideas de los «externalis-
hacer científico regional. tas» en el debate sobre el desarrollo de la
M u c h o se ha discutido acerca de la posible actividad científica, mientras que la segunda
existencia de una ciencia «local» -latinoameri- posición refleja los puntos de vista que han
cana, islámica, asiática o africana- en oposi- caracterizado a la escuela «internalista». Entre
ción al carácter «universal» de la ciencia m o - ambos extremos surgió una posición de sínte-
derna occidental que no admitiría variaciones sis, cuya expresión se encuentra en los trabajos
locales. E n cierta medida, esta polémica es delfilósofoargentino Mario Bunge, el biólogo
resultado de otra m u c h o m á s vasta que opone e historiador venezolano Marcel Roche y el
las dos teorías que atribuyen el desarrollo de la autor. D e acuerdo a esta posición, el desarrollo
ciencia esencialmente a causas internas, inhe- de la ciencia responde simultáneamente a fac-
rentes a la empresa científica, o externas, vin- tores externos, vinculados al contexto social
culadas al contexto social en que se despliega. de la investigación, y a factores internos, rela-
En América Latina, este debate se ha desarro- cionados con el quehacer científico en sí.
llado en forma intermitente durante los últi- El ritmo y la orientación del progreso cien-
m o s treinta años. tífico son afectados por factores tanto extrín-
A fines del decenio de 1960, el matemático secos c o m o intrínsecos. Por una parte, el m e -
argentino Osear Varsavasky señala la necesi- dio social, la manera en que se genere el
dad de una «ciencia comprometida» que se excedente económico, y la prioridad que se le
oriente principalmente hacia el cambio de las asigne a la ciencia, influirán en el carácter y en
estructuras sociales injustas prevalentes en la la orientación de las investigaciones; el acervo
626 Francisco R . Sagasti
Notas
S . N . Eisenstadt
Cocción de patatas en el norte de Potosí, Bolivia. Alimento de los habitantes de América, la patata se ha
convertido en elemento nutritivo básico de Europa. Christophe Kuhn.
pales escenarios de los valores del nuevo or- yoría de los países de Europa, de tradición
den. religiosa e identidad histórica, étnica o nacio-
Se registraban al m i s m o tiempo una trans- nal. Según Sammuel Huntington, «para la m a -
formación radical del lugar que ocupaban las yoría, la identidad nacional es el producto de
instituciones de derecho en el ámbito político. un prolongado proceso de evolución histórica
Tanto en Inglaterra c o m o en los Estados Uni- que entraña conceptos comunes, experiencias
dos predominaba el common law, en contrapo- comunes, origen étnico c o m ú n , idioma co-
sición al derecho romano, pero en Estados m ú n , cultura c o m ú n y, por lo general, una
Unidos surgió el concepto de revisión consti- religión c o m ú n . Así, la identidad nacional tie-
tucional que hizo que el sistema judicial pasa- ne carácter orgánico. Ello no ocurre, sin e m -
se a formar parte del escenario político. bargo, en Estados Unidos; la nacionalidad es-
La nueva identidad colectiva y su expre- tadounidense ha sido definida en términos
sión política en los Estados Unidos no queda- políticos m á s que orgánicos. Las ideas políti-
ban definidas (como en Europa) según tenden- cas del credo estadounidense han constituido
cias históricas y primordiales. Si bien dimana- la base de la identidad nacional... Así, los Esta-
ban de tradiciones y orientaciones religiosas, dos Unidos tienen su origen en u n acto políti-
se convirtió en una «religión civil» basada en co consciente, en la afirmación de principios
la separación de la Iglesia y el Estado y orien- políticos fundamentales y en una adhesión al
tada m á s hacia el futuro que hacia el pasado. acuerdo constitucional basado en esos princi-
La «american way of life» surgió de una ideo- pios...»24.
logía política c o m ú n con connotaciones reli- El hecho crucial es que la identidad colecti-
giosas y una insistencia en el legado cristiano, va de los Estados Unidos ha sido construida
m á s que de una combinación, c o m o en la m a - desde la base de la ideología política y prácti-
634 S.N. Eisenstadt
con cierto derecho autónomo de acceso al cen- familia y el lugar de trabajo, etc., una fuerte
tro, existían diversas oligarquías que, en prin- predominancia de las definiciones legalistas-
cipio dependían del Estado no sólo para tener formalistas de las relaciones sociales y los á m -
acceso a los recursos «materiales», sino tam- bitos institucionales y la plena institucionali-
bién al prestigio y a los centros de poder. A zación del concepto abstracto general de la
ello se sumaba la poca solidaridad entre las ciudadanía, todo ello en función de un indivi-
grandes elites. dualismo y un pragmatismo sumamente utili-
Estas transformaciones de las grandes insti- tarios.
tuciones y elites constituían los principales Las características jerárquicas en América
procesos por conducto de los cuales se selec- Latina se basaban en una combinación de
cionaban distintos temas de la tradición cultu- principios jerárquicos y totalizadores con una
ral europea, se transformaban las premisas de fuerte tendencia a lo que cabe calificar de
las civilizaciones europeas y tenía lugar en las formas topológicas (en contraposición a las
dos Américas la cristalización de nuevas pre- puramente lineales) de construir los espacios
misas y de sus consecuencias institucionales. sociales. Surgió, en consecuencia, una fuerte
Las diferencias entre las dos Américas iban tendencia a que esos espacios se superpusieran
m u c h o m á s allá de las variaciones que cabía y a que perdieran claridad los límites entre
encontrar en las sociedades europeas. El ele- ellos para llegar a definiciones legales del nexo
mento central de esas transformaciones radi- social no formales sino basadas en la relación.
cales consistía en la forma en que se resolvían Las definiciones jurídicas formales estaban
las tensiones simbólicas e institucionales entre incorporadas en las relaciones interpersonales;
igualdad y jerarquía, entre acceso autónomo y las relaciones formales, si bien estaban separa-
acceso controlado al centro. das de la ciudadanía, por ejemplo, tenían una
Esa combinación, sumada a la influencia connotación m u y marcada c o m o demuestran
recíproca y continua entre la transformación los dichos brasileños «Para mis amigos todo,
de la estructura de las grandes instituciones para mis enemigos la ley», « ¿ Y usted sabe con
sociales y elites (especialmente su autonomía quién está hablando?».
con respecto a la orientación cultural) explican Entre las definiciones formales e informa-
por qué los Estados Unidos y los países lati- les, entre los criterios jerárquicos de «rela-
noamericanos no quedaron reducidos a «frag- ción» y los igualitarios e individualistas, ofi-
mentos de Europa», c o m o ocurrió en cierta cialmente consagrados en la constitución y en
medida con Canadá, Australia o algunos paí- el ordenamiento jurídico, existía, c o m o ha se-
ses del Caribe, sino de hecho en nuevas civili- ñalado Roberto da Matta, una continua ten-
zaciones m u y distintas de sus orígenes euro- sión que no se superaba30.
peos. «...Podemos observar la institucionaliza-
Las transformaciones radicales de los c o m - ción del intermediario, del mulato, el cafuso, el
ponentes básicos de la civilización europea en mameluco en la clasificación racial: el «despa-
las dos Américas y la cristalización de las dos chante» en el sistema burocrático, el primo, el
civilizaciones americanas guardaban relación amante y el novio o la novia en el orden
con el desarrollo en cada una de ellas de una amoroso, los santos y el purgatorio en el siste-
cierta estructuración de las relaciones sociales m a religioso, las plegarias, la música popular,
y de límites de los espacios sociales que tenían las serenatas, el hablar vano y el mirar olhar en
consecuencias de vasto alcance a los efectos la mediación que impregna la vida cotidiana;
del desarrollo institucional. el jeitinho, el «¿Y usted sabe con quién está
El ethos igualitario, arraigado en una pro- hablando? y los conocidos en puestos de i m -
funda convicción religiosa en los Estados Uni- portancia {pistolão), en la confrontación con
dos, guardaba estrecha relación con una fuerte leyes impersonales, de la feijoada, Ia peixada y
concepción lineal que se encontraba en los el cocido, comida que dentro del orden culina-
aspectos m á s racionalistas de la forma en que rio están justo en el medio de lo sólido y lo
se enfocaba en la Ilustración la realidad social líquido, del sacanagem c o m o forma de mani-
y ontológica29. Incluye una delimitación m u y festación sexual y todas estas c o m o formas
marcada de los límites fundamentales de los fundamentales de sociabilidad. L o intermedio
espacios sociales, el público y el privado, la y lo ambiguo no pueden reducirse aquí a una
636 S.N. Eisenstadt
civil institucional no primordial de los Estados pero, en la práctica, se planteó una situación
Unidos si bien su propio éxito cambiaba el • m u c h o m á s diversificada36. Prácticamente
entorno general de ese marco. Sólo los elemen- desde el primer m o m e n t o surgieron c o m p o -
tos m á s extremistas, c o m o las Panteras N e - nentes múltiples de conciencia y de identidad
gras, querían subvertir ese marco. colectiva, una hispana en general, una católica
Esas luchas, al igual que las de los judíos en general, una criolla local y las «indígenas».
contra el antisemitismo, se libraban en n o m - Al m i s m o tiempo, la fuerte orientación es-
bre de los grandes valores americanos, de las tatista y jerárquica no estaba acompañada, y
premisas básicas de la civilización americana. esto es interesante, de un compromiso paralelo
Es interesante observar que Martin Luther con el ámbito político c o m o centro de la con-
King fue «canonizado» en el marco básico de ciencia colectiva.
la religión civil americana al tener un día espe- Así, junto con los principios jerárquicos
cialmente dedicado a su memoria. A d e m á s , formales, se formaron espacios sociales que
esa canonización quedó legitimada desde el cambiaban continuamente y estaban estructu-
punto de vista de la contribución que Martin rados según distintos principios e identidades,
Luther King había aportado en la lucha en pro cuyos límites no eran absolutamente fijos y
de la aprobación de los principios generales de que abrían la posibilidad de incorporar m u -
la igualdad civil. chas de esas identidades en el plano central.
Hace poco tiempo comenzaron a aparecer Ello obedecía a que esa forma de construc-
movimientos separatistas entre los negros y, ción de la identidad colectiva hacía posible,
en menor medida, entre los hispanos. U n a c o m o indicó Merquior, no sólo la incorpora-
tendencia apunta a crear una cultura afroame- ción de grandes sectores de la población india
ricana, y en menor medida una cultura hispá- en las identidades generales católica y nacio-
nica, distinta de la cultura occidental predomi- nal, sino también desarrollar, al menos en al-
nante. Los institutos superiores, las universi- gunos países c o m o México, el Brasil y, en m e -
dades y el ámbito de los espectáculos se han nor medida, Bolivia y Colombia, tras las
convertido en los principales centros de esos experiencias traumáticas de la conquista, un
intentos de institucionalización. resurgimiento cultural bastante especial e in-
Sin embargo, especialmente en el decenio cluso una reintegración en el centro.
de 1980, se produjo una profunda separación « U n a reintegración fue justamente lo que
que dejaba al margen del centro a grandes ocurrió en el pasado remoto en algunas regio-
sectores de la clase desfavorecida, integrada nes básicas del subcontinente. T o m e m o s el
mayoritariamente por negros y, en menor m e - caso de México tras la conquista. A la sazón,
dida, por hispanos (estos últimos de origen varias culturas indias desarraigadas procedie-
m u c h o más reciente) y, de esa manera, refor- ron a la reintegración cultural gracias a la cris-
zaba las tendencias separatistas al tiempo de tianización. La retórica nacionalista, empeña-
señalar que la mayoría de los demás grupos da en acusar a España, no lo reconocería, pero
étnicos aceptaban los componentes básicos del los hechos hablan por sí mismos. Octavio Paz
estilo de vida americano, que asignaba menor escribe que «gracias a la fe católica, los indios,
importancia a los componentes primordia- antes huérfanos culturales sin más vínculos
les35. con sus culturas ancestrales, con sus dioses
muertos, así c o m o sus pueblos, encuentran un
lugar en el m u n d o » . D e esta fructífera acultu-
La identidad colectiva ración nace lo que el indio occidentalizado, el
lationamericana liberal Ignacio Altamirano, tan acertadamente
denominó «igualdad ante la Virgen», la Virgen
El concepto de identidad colectiva en América de Guadalupe huelga decir...
Latina era m u y distinto del de América del »En la zona central y meridional de Méxi-
Norte. co tuvo lugar lo que el historiador Enrique
Originalmente, el Imperio español y el por- Florescano calificó de «pulverización» de la
tugués aspiraban a establecer una identidad memoria étnica india. Los mexicas y los zapo-
colectiva hispana (o portuguesa) unificada y tecas, sometidos a una triple separación, terri-
homogénea que se centrara en la madre patria torial, legal y económica, viendo abolidos su
Cultura, religión y desarrollo de las civilizaciones de América del Norte y América Latina 639
Vivienda de una familia de origen mexicano en Laredo, Texas (EE.UU.)- Abigail Hcyman/Rapho.
trecha por estratos tanto entre los altos c o m o bien clara de las jerarquías sociales y sus con-
entre los bajos; secuencias institucionales, especialmente en el
»g) conflictos entre estratos y dentro de ámbito político.
cada uno. T o d o ello ofrece u n contraste bastante
» E n consecuencia, los estratos sociales se marcado con la estructuración de las jerar-
han segregado de grupos sociales y ocupacio- quías sociales en América del Norte. Según
nales similares, de otras o de la m i s m a región. A d a m Seligman:
H a surgido así una tendencia en la cual los «Entre las principales características sim-
límites de los grupos sociales importantes tien- bólicas de los grupos privilegiados de América,
den a ser definidos en los términos relativa- los m á s importantes han sido:
mente estrechos de sus propios símbolos de » - L a posibilidad abierta de todos los agen-
prestigio y sus pretensiones de procedencia so- tes sociales de llegar a ser élite y de los distin-
cial.» tos grupos de élite de configurar las orientacio-
Estas tendencias en la estructuración de las nes en todos los ámbitos de la vida social;
jerarquías sociales guardaban estrecha rela- »-El entretejido de las orientaciones entre
ción, c o m o señalaba además Louis Roniger, distintos grupos de élite. A diferencia de Euro-
con el «carácter restrictivo de la participación pa, no había separación ni segregación de
política concedida a las fuerzas sociales por las orientaciones entre esos distintos grupos...
elites centrales en contraposición a la imagen »... Guarda relación con lo que antecede el
de esa participación, concebida en el plano hecho de que la especialización en las élites era
ideal c o m o abierta a todos los miembros de la relativamente escasa. Si bien había u n cierto
colectividad, y al hecho de que las fuerzas grado de especialización en el ámbito empre-
políticas centrales normalmente estaban dis- sarial, éste n o estaba acompañado de una ten-
puestas a atender las demandas de los estratos dencia similar en el ámbito político. A ello se
sociales en términos particularizados (indivi- sumaba el alto grado de deficiencias estructu-
duales y, posteriormente, colectivos) y de rales y falta de fuerza c o m o organización entre
clientela. las elites, especialmente las políticas. U n a
» C o n frecuencia los centros se cerraban a comparación con Europa, continente en que
las demandas y tensiones en la estructura so- las élites políticas tendían a extender su in-
cial y no abrían cauces institucionalizados de fluencia en vastos ámbitos de la vida social,
acceso a los foros de poder y adopción de indica la importancia de estas características
decisiones. A su vez, la política de reglamenta- en la estructuración de las elites políticas esta-
ción de esos centros podía haber sido califica- dounidenses.
da de «rapaz» y «foránea», lo que surtía dos »Por último, no existe una distinción es-
efectos relacionados entre sí. tricta entre las élites del centro y las periféri-
»La indeterminación básica en la estructu- cas, característica que coincide con la interpe-
ra de las jerarquías sociales podía «en ciertas netración de ambas y su carencia relativa de
condiciones»,... obligar a los agentes sociales a elementos distintivos.
competir en pos de valiosos recursos mediante » E n los Estados Unidos jamás se produjo
agrupaciones paralelas de protector y cliente, un problema de integración de la clase trabaja-
mediante acuerdos tácitos entre socios cuyos dora en la vida nacional porque n o existían
recursos son desiguales y que pertenecen a orientaciones primordiales ni raíces en las
categorías sociales distintas»39. Standen feudales. L a integración de la clase
N o cabe, pues, sorprenderse de que la insti- trabajadora en la vida colectiva, tanto de jure
tución de la clientela política en sus diversas c o m o defacto, nunca fue motivo de gran con-
formas haya constituido una característica flicto, a diferencia de las confrontaciones m u -
permanente de la estratificación social, la vida chas veces violentas a que daban lugar las
política y el desarrollo institucional en Améri- demandas de la clase obrera para que se a m -
ca Latina. Al m i s m o tiempo, el carácter m u y pliara el sistema de justicia distributiva y se
volátil de los patrones políticos y económicos, abrieran m á s caminos de acceso a los principa-
a que hacía referencia Merquior, guardaba es- les mercados y recursos.
trecha relación en la mayoría de los países de »En la estructuración de la identidad de
ese continente con una estructuración m á s clase y la composición durante el proceso de
642 S.N. Eisenstadt
reducir al m í n i m o las posibilidades de intro- tes que las pautas institucionales. Bien se po-
ducir correcciones en los sectores que funcio- dría especular acerca de la medida en que las
nan mal, con lo que aumenta la disparidad, presiones sumadas de las fuerzas internaciona-
entre los distintos sectores y se genera un alto les y la evolución sectorial interna pueden ge-
grado de volatibilidad política. nerar cambios en esas premisas y en sus deri-
Las premisas de las civilizaciones y sus vaciones institucionales.
derivaciones institucionales no son por cierto
inmutables si bien tienden a ser m á s persisten- Traducido del inglés
Notas
1. Véase por ejemplo E . por Thomasina Ross, Londres, G . Linsay, The Modern Democratic
Williams, «Culture, Change and Routledge and Sons, 1851; idem, State, Oxford Univ. Press,
the Rise of Protestantism in Ensayo Politico sobre el Reino de Oxford, 1962, H . Luthy,
Brazil and Chile»; en S . N . la Nueva España, Mexico, Calvinism and Capitalism», en
Eisenstadt (ed.), The Protestant Compañía General de Ediciones, S . N . Eisenstadt (ed.), The
Ethic and Modernisation. A 1953. Protestant Ethic and
Comparative View, Nueva York, Modernisation. A Comparative
Basic Books, 1968, págs. 184 a 6. Véase por ejemplo, Paz, O . , View, Nueva York, Basic Books,
211. The Labyrinth of Solitude. Life 1988, 87-109. L. Kolakowski,
and Thought in México, Nueva Chrétiens sans Eglise, Pan's,
2. Acerca de esta distinción, York, Grove Press, 1961; Morse, Gallimard, 1973, Kossmann,
véase S.N. Eisenstadt «The R . M . , «Toward a theory of E . H . , «The Dutch Republic», en
Expansion of Religions. S o m e Spanish American government», The New Cambridge History, Vol.
Comparative Observations on en Journal of the History of Ideas, V . Cambridge Univ. Press,
Different Modes»; Comparative 15: 71-93; idem, «The Heritage of Cambridge, 1989, págs. 275 a
Social Research, Vol. 13, 1991, Latin America», en Politics and 300, idem, Politik, Theorie en
págs. 45 a 70. Social Change in Latin America: Gesdiedenis-verspreide opsrtellen
The Distinct Tradition, editado en voodiachten, Vitgeverij Bert
3. Hartz, L , The Founding of New por Howard J. Wiarda, págs. 25 a Bakkcr, Amsterdanm, 1987.
Societies, Nueva York, Harcourt 69, Amherst, University of
and Brace, 1964; Eisenstadt, S . N . Massachusetts Press, 1974; idem, 8. Elliot, J.H., 1969 (c. 1963);
«The Axial Age. The Emergence El Espejo de Próspero: un estudio Imperial Spain, 1469-1716,
of Transcendental Visions and the de la dialéctica del Nuevo Mundo, London Edward Arnold Publ.
Rise of Clerics»; en European Trans. Stella Mastrangclo, Ltd. Domínguez Ortiz, A . , 1988
Journal of Sociology, 23: 294-314, México, Siglo XXI, 1982; H . (c. 1976), Sociedad y Estado en el
1982. Respecto de la unidad y Wiarda, Politics and Social siglo xvín español, Barcelona,
diversidad de la experiencia Change in Latin America: The Ariel; Elliot, J . H , Spain and its
histórica de las Américas, véase: Distinct Tradition, Amherst, U n . World, 1500-1700, Selected
L. Hanke (ed.), Do the Americas of Massachussetts, 1974; Octavio Essays, N e w Haven, Conn. 1989;
have a Common History?, A Paz, «A literature without K a m e n , H . , Spain in the Later
critique of the Bolton Theory, criticism»; en The Times Literary Seventeenth Century 1665-1700,
Nueva York, A . Knopf, 1964. Supplement, 1976, 6 de agosto, Longman, Londres, I983;
979-980; R . da Matta, Carnivals, Menéndcz Pclayo, M . , Historia de
Rogues, and Heroes. An los Heterodoxos españoles, T . Ill y
4. Tocqucville, A . de, Democracy
Interpretation of the Brazilian V , Madrid, Consejo Superior de
in America, Nueva York, Vintage
Dilemma, Univ. of Notre D a m e , Investigaciones Científicas;
Press, 1966.
Notre D a m e Press, 1991. Maravall, J.A., La philosophie
5. Humboldt, Alexander, Freiherr politique espagnole au xvu siècle.
von, Personal Narrative of Travels 7. Eisenstadt, S.N; European Dans ses rapports avec l'esprit de
to the Equinoctial Regions of Civilization in Comparative la Contre-Réforme, Paris,
America during the Years Perspective, Oslo, Norwegian Librairie Philosophique J. Vrin,
¡799-1804. Traducido y editado University Press, 1987; A . D . 1955, Maravall, J.A., Estado
644 S.N Eisenstadt
moderno y mentalidad social 14. Véase R . Morse, The Heritage 23. J.P. Nettl, «The State as a
(Siglos xv a xvu), Madrid, Revista of Latin America; H . Wiarda, Conceptual Variable», en World
de Occidente, 1972, Gallagher, 1974, op. cit. Politics, 1968, 20, N . Y .
C h . F . , «The Saping of Hispanic
Intellectual Tradition», en 15. Hartz, 1964, op. cit.; Haskins, 24. Y . Arieli, Individualism and
Fieldstaff Reports, West Europe G . 1960, Law and Authority in Nationalism, in American
Series XII, 1976, 1:1-16; Early Massachussetts, H a m d e n , Ideology, Cambridge, Mass.,
Gallagher, C h . F., «Culture and Anchor Books. Harvard University Press, 1964.
Education in Spain, Part II: M . Walzer, «What Does it M e a n
•absolutism and liberalism in to Be American»; en Social
Bourbon Spain (1780-1860)»; en 16. Hartz, 1964; Godinho, V . M . ,
Research, vol. 57, n u m . 3, Fall
Fieldstaff Reposts, West Europe Os Descobrimeitos E A Economia 1990, págs. 59-65.
Series XII, 1977, 1:1-16. Mundial, vol. I, Editorial
Presença, Lisboa, 1963.
25. S.P. Huntington, 1981, op.
cit.; Alexis de Tocqueville, 1952.
9. Rainer B a u m , «Authority and 17. L. Hartz, 1964, op. cit.
Véase también S . M . Lipset, The
Identity: The Case for
First New Nation, Nueva York,
Revolutionary Invariance»; en 18. Heimart, A . , 1966, Religion Norton, 1979, Richard
Roland Robertson and Burkart and the American Mind. Hofstadter, The Age of Reform,
Holzner, (eds), Identity and Cambridge, Harvard University Nueva York, Vintage Books, 1955.
Authority, Nueva York, St. Press. Becker, C , 1958, The
Martin's Press, 1979, págs. 61-118. Declaration of Independence, 26. H . Wiarda, Politics and Social
Nueva York, Vintage Press; Change, op. cit., B . Siebzehner,
10. M o o g , V . , Bandeirantes and Haskins, G . , 1969, op. cil., Little, 1990, op. cit. J . H . Elliott, 1989,
Pioneers, N e w York, Brasilier, D , 1969, Religion. Order and op. cit., esp. Part I, págs. 7-27;
1964; R . Morse (ed.), The Law, Nueva York, Harper and Haring, C . H . , 1963 (c. 1947), The
Bandeirantes. The Historical Role R o w ; R . Kent Fielding y Eugene Spanish Empire in America,
of the Brazilian Pathfinders, N . Y . , Campbell, 1964, op. cit.; Richard Nueva York, Harcourt, Brace and
A . A . Knopf, 1965. Hofstadter, 1973, op. cit.; Véase World, Inc. Parry, J.H., 1973 (c.
también, A . Scligman, «The 1966), The Spanish Seaborne
Failure of Socialism in the United Empire, Londres, Penguin Books.
11. Hatch, N . O . , The Sacred
States, A . Reconsideration», en
Cause of Liberty: Republican
S.N. Eiscnstadt, A . Scligman y L . 27. Góngora, M . , 1951, El Estado
Thought and the Millennium in
Roniger, Culture Formation, en el derecho Indiano. Época de
Revolutionary New England, N e w
Protest Movements and Class fundación, Santiago, Universidad
Haven, Yale University Press,
Structure in Europe and the de Chile; Wiarda, 1964, op. cit.;
1977; Perry Miller; The American
United States, Londres, Frances Harrcll, Sc. H . M . , The Hidalgo
Puritans, (Garden City, NJ:
Printer, 1982, págs. 14 a 56. Revolt, Greenwood Press Publ.,
Doublcday, 1956); Véase también
A . Herimart y A . Dclbanco, (eds), Weslpoint Conn, 1966; Hannef,
The Puritans in America: A 19. R . N . Bellah, Beyond Belief, B . R , Roots in Insurgency.
Narrative Anthology, Cambridge, Nueva York, Harper and R o w , Mexican Regions 1750-1824,
M A , Harvard University Press, 1970, especialmente el capítulo Cambridge Univ. Press.,
1985; R . Kent Fielding y Eugene a), c idem, The Broken Covenant, Cambdirge, Mass, 1986; Taylor,
Campbell, The United States: An Nueva York, Scabury Press, 1975; W . B , Banking, Homicide &
Interpretative History, N e w York, Martin Marty, Religion and Rebellion in Colonial Mexican
Harper and R o w , 1964; Richard Republic. The American Villages, Stanford Univ. Press,
Hofstader, The Structure of Circumstance, Boston. Stanford, Cal. 1979; Phelan, J.L.,
American History, 2d. ed., 1960, «Authority and Flexibility
Englewood Cliffs, N.J., 20. Alexis dc Tocqueville, 1952, in the Spanish Imperial
Prentice-Hall, 1973. op. cit. Acerca dc la diferencia Bureaucracy»; en Administrative
entre Estados Unidos y Canadá, Science Quarterly, V . 6 : 730-760;
12. L . Hartz, The Founding of véase S . M . Lipset, The Zavala, S.A., 1971 (c. 1935), Las
New Societies, op. cit. Continental Divide, N . Y , Instituciones jurídicas en la
Routledge, 1989. conquista de America, México,
D . F . , Editorial Porrúa, S.A.;
13. B . Sicbzchner, «Patterns of
21. S.P. Huntington, 1981, Anna, T . E . , 1978, The Fall of the
Incorporation of the
American Politics. The Promise of Royal Government in Mexico
Enlightenment in Spanish
Disharmony, Cambridge, Mass., City, Lincoln, University of
America, Mexico and Argentina,
Bellnap Press. Nebaska Press.
1790-1825», tesis de doctorado,
Universidad Hebrea de Jerusalén, 28. Zavala, S.A., 1971, op. cit.;
1990; H . Wiarda, 1974, op. cit. 22. S . M . Lipset, 1989, op. cit. Góngora, M . , Studies in the
Cultura, religión y desarrollo de las civilizaciones de América del Norte y América Latina 645
de la investigación comparada
sobre la pobreza
Else 0yen
Se considera que los estudios comparados tie- tante es reducir el actual nivel de pobreza.
nen un valor en sí mismos y arrojan nueva luz A este último conjunto de supuestos se le
sobre las diferentes formas de pobreza, sus suele atribuir un carácter ideológico o político,
causas, las políticas para abordarla, el m o d o lo que responde a la estricta verdad. Sin e m -
como la población se enfrenta con ella y sus bargo, tiene además importantes consecuen-
consecuencias. cias metodológicas. Por otra parte, nos obliga
Pero en la base de la idea de llevar a cabo a plantearnos la cuestión de saber si las inves-
estudios comparados transnacionales1 hay tigaciones comparadas sobre la pobreza son
unos cuantos supuestos sobre la pobreza que diferentes de otros tipos de investigacio-
no siempre resultan claros. Algunos supuestos nes comparadas en el ámbito de las ciencias
podrían agruparse de la si- sociales.
guiente manera: 1) la po- Else Oyen es profesora de política so- En principio la respues-
breza puede verse c o m o cial en la Universidad de Bergen, Fas- ta es negativa. Pero la rea-
algo inherente a toda so- tings Minde, N-5027 Bergen (Norue- lidad parece ser m u y dis-
ciedad, cualquiera que sea ga). Autora de numerosos libros y ar- tinta. Por una parte, los
tículos, relativos sobre todo a la políti-
su estructura social, econó- ca social y a las cuestiones metodológi- intereses que intervienen
mica y política. 2) Las di- cas, es en la actualidad Vicepresidenta son tales que hay una serie
ferentes manifestaciones del Consejo Internacional de Ciencias de individuos no investiga-
Sociales (CICS) y encargada de un pro-
de la pobreza pueden con- grama interdisciplinario de investiga- dores que influyen consi-
siderarse simplemente una ción comparada sobre la pobreza que derablemente en la formu-
cuestión de grado, en el se lleva a cabo con los auspicios del lación de las cuestiones
CICS.
que tal vez influyen deter- teóricas y metodológicas
minadas políticas o ciertos (Weinberg, 1985). P o r
planes estructurales. 3) E n otra, quienes trabajamos
todo el m u n d o pueden en- c o m o investigadores, en
contrarse ciertos aspectos nuestro deseo de ser útiles,
de la pobreza. Si a la pobreza se le ve c o m o un parecemos menos rigurosos y aceptamos c o m o
fenómeno intrínsecamente diferente en los verdaderas un número mayor de afirmaciones
distintos países, el modelo para llevar a cabo no comprobadas que en otros campos de in-
investigaciones comparadas sobre este particu- vestigación. Esto ha traído c o m o consecuencia
lar adopta una forma distinta de la que ten- una gran abundancia de investigaciones m e -
drían nuestros estudios si los basáramos en diocres sobre la pobreza.
uno de los supuestos antes citados. A la larga, las deficiencias de los estudios
Estos supuestos se apoyan en otros relati- sobre la pobreza ponen en entredicho su obje-
vos a: 1) una sociedad libre de pobreza; 2) una tivo de ayudar a los pobres. El fracaso de los
sociedad en la que la pobreza es aceptable organismos internacionales en su asistencia a
únicamente hasta un determinado nivel; o los pobres radica en gran parte en la falta de
bien 3) una sociedad cuyo objetivo m á s impor- teorías adecuadas con vistas a su intervención.
tras que otros se sustentan mutuamente. Las amplio estímulo y aprobación en una socie-
tendencias de estos últimos constituyen una dad». (Townsend, 1979: Cap. 27).
base para elaborar los índices e indicadores Si queremos utilizar esta definición en es-
sociales. Pero ¿conocemos realmente la rela- tudios comparados, puede ser útil separar las
ción empírica entre los distintos indicadores variables y enunciarla en términos m á s abs-
de la pobreza? ¿Con qué precisión podemos tractos. E n este caso la pobreza (P) se definiría
describir la relación teórica entre los diferen- c o m o sigue:
tes indicadores? ¿En qué medida son pura- « X , Y y Z han impuesto una falta de D
mente ideológicos los conocimientos incorpo- durante T de una magnitud M 1 , lo que impli-
rados en los indicadores? ca que la vida de A no puede ser c o m o la de B
Gracias a las nuevas tecnologías, se están y que la posesión de D I y D 2 que tiene B o
creando importantes bancos de datos que invi- que aprueba C es igual a cero o adopta el valor
tan a examinar cuestiones hasta ahora difíci- de M 2 . »
les. El Estudio sobre la Renta de Luxemburgo X , Y , Z : las fuerzas (procesos, causas, gru-
(ERL) se ha elaborado en torno a uno de los pos) que crean o amplifican P
grupos m á s amplios de microdatos económi- D : dimensión en la cual se evalúa P
cos disponibles, que mide diferentes formas de T : unidad de tiempo
ingresos en varios países (desarrollados) M : unidad de magnitud
(Smeeding y otros, 1990). C o n el tiempo se A : población que se supone pobre
añadirán nuevas series de datos, entre otros B : población que disfruta de lo que P no
los relativos a las medidas de tipo político. El posee
problema que se plantea al E R L consiste, des- C : población que afirma/cree/define que A
de luego, en seleccionar las variables necesa- es pobre o que carece de algo que permite
rias en tan gran cúmulo de datos. Cabría acon- calificar a A de pobre
sejar que la selección se guiara por la teoría, ya U , W : consecuencia de P
que únicamente las teorías facilitan un marco La definición de Townsend entraña una
adecuado para reunir y sintetizar datos (Lane, ordenación causal de las variables que puede
1991). Pero esta opinión se basa en el supuesto ilustrarse gráficamente.
de que existen teorías de la pobreza bien ela- Ciertas fuerzas se ponen en movimiento;
boradas, supuesto que con toda razón puede un determinado sector de la población (o in-
ponerse en tela de juicio. cluso la población entera, incluidos los pobres)
apunta hacia ciertas dimensiones según las
cuales se define la pobreza; aparecen los indi-
Concepto de pobreza cadores visibles de la pobreza; se trata el perfil
de la población pobre; y ha aparecido el fenó-
El debate de los años ochenta sobre si la po- m e n o de la pobreza; lo que a su vez tiene
breza puede definirse c o m o un fenómeno rela- ciertas consecuencias (Gráfico 1).
tivo o bien con carácter absoluto, si puede Este m o d o de pensar puede utilizarse para
trazarse objetivamente un umbral de pobreza clarificar variables en una perspectiva compa-
y si pobreza equivale a desigualdad, es tan rativa y para plantear cuestiones de carácter
archiconocido de los expertos en ciencias so- más teórico.
ciales que no vale la pena repetirlo en este ¿Son X , Y y Z variables del m i s m o tipo en
m o m e n t o (Townsend, 1971; Sen, 1983; Sen, los países desarrollados y en los países en desa-
1985; Townsend, 1985; M a c k y Lansley, 1985; rrollo? ¿O estamos utilizando estructuras cau-
Piachaud, 1987; Veit-Wilson, 1987; Walker, sales m u y diferentes? ¿Necesitamos teorías
1987; Donnison, 1988; Ringen, 1988). El de- completamente distintas para los países desa-
bate se basaba en una definición de pobreza rrollados y para los países en desarrollo?
c o m o ausencia impuesta «de recursos materia- ¿Son las dimensiones D , según las cuales se
les durante un cierto tiempo y en tal grado que evalúa P , las mismas en los países desarrolla-
resulta imposible o m u y limitada la participa- dos y en desarrollo? Si tal ocurre, ¿pueden
ción en actividades normales y el disfrute de analizarse también las diferencias en términos
comodidades y condiciones de vida que son de magnitud M ? Este es el campo de la investi-
habituales o que por lo menos son objeto de gación comparada en el que se han llevado a
650 Else Oyen
tíh POBREZA
definiciones de pobreza propuestas por T o w n -
send c o m o mecanismo heurístico para repen-
sar las comparaciones entre la pobreza de los
países desarrollados y la de los países en desa-
H W
f
h Consecuencias de P
rrollo y distinguir las investigaciones sobre las
causas de la pobreza, de los estudios sobre los
pobres, sobre las consecuencias de la pobreza y
sobre las estrategias para hacerle frente. ¿Qué
Gráfico 1: otras ideas podría proporcionarnos el someter
Ilustración de un esquema simple de pobreza al m i s m o tratamiento otras definiciones de po-
breza?
cabo hasta ahora la mayoría de los estudios,
c o m o puede verse en el debate sobre los estu-
dios de indicadores. Definición administrativa
El tiempo T es un término analítico ambi- de la pobreza
guo porque puede referirse tanto al tiempo
histórico c o m o al periodo de tiempo que ha El aumento de los estudios efectuados en los
durado P y al lapso de tiempo durante el cual países desarrollados sobre la pobreza, especial-
ha sido pobre una determinada población A . mente en los Estados benefactores, parece ba-
D a d o el supuesto subyacente de fortalecimien- sarse en una «pobreza definida administrati-
to en las teorías relativas a la pobreza, P es una vamente».
variable esencial en estos tres conceptos. N o Los Estados benefactores distinguen a cier-
obstante, hasta ahora parece que se ha investi- tos grupos (como las personas de edad, los
gado escasamente la relación entre T y P , salvo deficientes físicos y mentales, los desemplea-
en función de una hipótesis m á s general: cuan- dos, las madres solteras, los grupos con bajos
to m á s dura P , tanto m á s poderosa es la fuerza ingresos y las familias numerosas) c o m o posi-
autogeneradora en que se convierte perpetuán- bles beneficiarios de la asistencia pública. Gra-
dose a sí m i s m a . cias a un sistema de transferencia de fondos
¿Tienen las poblaciones B y C el m i s m o del Estado o del municipio, se dá relieve a
carácter én los países en desarrollo y en los estos grupos y se les define c o m o indigentes,
desarrollados? ¿Existen teorías que nos permi- pobres, desfavorecidos, necesitados, etc. La
tan comparar B , la población no pobre, salvo etiqueta varía, c o m o varían también los crite-
Algunas cuestiones básicas de la investigación comparada sobre la pobreza 651
Riqueza y pobreza: las carreras de Ascot, Inglaterra, 1981. John Sturrock/Nctwork. Rapho.
652 Else Oyen
rios que regulan las transferencias. Así, el Esta- ¿Qué ideas sobre la pobreza nos proporcio-
do benefactor crea categorías de pobreza. Las na la utilización de las definiciones adminis-
definiciones tienen a m e n u d o un carácter trativas de ésta? ¿Dan estas definiciones en el
pragmático y difieren de un país a otro. La blanco? E n caso negativo, ¿cómo evaluamos
edad de jubilación varía entre 55 y 70 años los errores de tipo I y II respecto de los dife-
dentro de Europa, mientras que los criterios rentes programas? En principio los programas
para atribuir una pensión por incapacidad van sociales están específicamente concebidos
desde la incapacidad estrictamente física a la para grupos de alto riesgo, es decir, se supone
incapacidad social, siendo en este último caso que los grupos seleccionados para que gocen
la pensión un subsidio encubierto de desem- de las transferencias tienen un mayor porcen-
pleo. La etiqueta de pobreza desaparece detrás taje de personas que las necesitan que otros
de los beneficios generales y reaparece cuando grupos comparables.
éstos se determinan según los ingresos o se Estadísticamente, un grupo de madres sol-
reservan a grupos determinados. Sin embargo, teras con m á s de un hijo tiene mayores proba-
rara vez se utiliza la palabra «pobreza» cuan- bilidades de no poder mantener a su familia
do esas transferencias se examinan en el plano que un grupo similar de madres casadas con el
administrativo o público. m i s m o número de hijos de la m i s m a edad. La
Los estudios sobre las definiciones admi- definición administrativa de pobreza puede
nistrativas de la pobreza son cada vez m á s afinarse aún m á s estudiando el grupo según los
numerosos, debido, en parte, a la mayor aten- ingresos, con lo que disminuye el riesgo de
ción que se presta a la investigación aplicada error I pero aumenta el de error II. A ú n puede
y, en parte, a la nueva tendencia a aceptar las lograrse un mayor afinamiento añadiendo cri-
ciencias administrativas c o m o disciplina uni- terios sobre la incapacidad física, mental o
versitaria. Sin embargo, los estudios centrados educativa. La lista es abierta y puede ampliar-
sólo en la parte del fenómeno de la pobreza se a voluntad. Estas definiciones administrati-
que se define en función de un determinado vas ampliadas entrañan hipótesis sobre lo que
programa de transferencia (sea en dinero, en origina o mantiene la pobreza. Pero, ¿cuál es
especie o de carácter institucional) adolecen la base científica real de algunas de esas hipó-
(para nuestro propósito) de los errores clásicos tesis? ¿Qué sabemos de la interrelación entre
de tipo I y II, es decir, de incluir en la muestra las variables integradas en las mismas? ¿ O va-
una parte de la población no pobre y excluir, m o s a aceptar1 con demasiada facilidad c o m o
en cambio, una parte de la población pobre. instrumento de investigación las definiciones
Buen ejemplo de ello son los estudios sobre los de pobreza establecidas desde hace m u c h o
programas de seguridad social, proyectos de tiempo por la administración (que, c o m o m u y
vivienda y umbrales de pobreza. Las personas bien sabemos, han sido acuñadas gracias a
que reciben algún tipo de subsidio social se fórmulas de transacción política y a la influen-
definen per se c o m o m á s pobres que el resto de cia de los grupos de intereses)?
la población, o al menos m á s pobres que el La segunda serie de interrogantes se refiere
sector de la población con el que se considera a la utilidad de los estudios de orientación
justificado o legítimo comparar su grado de administrativa en lo que atañe a la investiga-
pobreza. ción sobre la pobreza. Tales estudios pueden
La dificultad de utilizar una definición ad- dividirse en dos grandes grupos. U n o se centra
ministrativa de pobreza se agrava cuando se en los programas c o m o tales y el otro en los
combinan distintas definiciones de ese tipo. beneficiarios de los programas. El primero
Valga c o m o ejemplo el caso del umbral de pone la elaboración de los programas relativos
pobreza o la pensión mínima de jubilación, a la pobreza en relación con factores externos
que sirven además de criterios para conceder c o m o las fuerzas políticas y los partidos políti-
otras ayudas sociales c o m o la vivienda sub- cos en el poder, el crecimiento de la industria-
vencionada, el transporte público gratuito y el lización y la urbanización, el desarrollo del
acceso prioritario a los establecimientos públi- Estado y de la administración, la estructura de
cos de salud. la economía nacional y la simple transmisión
E n este punto podemos formular por lo de ideas e ideologías de un país a otro. En la
m e n o s dos series de preguntas: limitada medida en que la pobreza y los pro-
Algunas cuestiones básicas de la investigación comparada sobre la pobreza 653
blemas sociales se han abordado explícitamen- para los países en desarrollo? ¿Hay alguna lec-
te, se les ha considerado c o m o variables de- ción que extraer de los comienzos del Estado
pendientes, por decirlo así, de segundo grado. benefactor y del predominio del mercado an-
Los supuestos sobre la pobreza que subyacen tes de ponerse a crear programas sociales? ¿ O ,
en los estudios comparados pueden interpre- por el contrario, son las posibles lecciones m á s
tarse bien c o m o si la pobreza se expresara bien de carácter m á s estratégico, es decir, se
mediante los programas comparados sobre trata de comprender c ó m o se inscribe la po-
ella, o c o m o si fuera una constante en los breza en la lista de asuntos públicos y en qué
países estudiados, o c o m o si en cuanto tal circunstancias se conceden derechos sociales a
tuviera menos influencia en la elaboración de los ciudadanos?
los programas a ella relativos que los demás
factores antes mencionados. Los historiadores
difieren de los politólogos y sociólogos por el Concepto «visible» de pobreza
m o d o c o m o han descrito detalladamente las
condiciones de vida de los pueblos que sufren Gran parte de las investigaciones relativas a la
de pobreza y las han puesto estrechamente en pobreza han tomado c o m o punto de partida
relación con el establecimiento de programas un concepto «visible» de pobreza, es decir, un
sociales privados y públicos a lo largo del grupo o categoría identificable de personas cu-
tiempo (Blom, 1991). yas condiciones de vida presentan rasgos tales
Los estudios que se centran en el consumi- que intuitivamente se las clasifica de pobres.
dor toman c o m o punto de partida la defini- La noción de cultura de la pobreza (Lewis,
ción administrativa de pobreza en un determi- 1964) surgió de una definición de este tipo, lo
nado programa, formulándose preguntas c o m o m i s m o que la concepción de subclase urbana
éstas: ¿En qué medida es eficaz el programa (Wilson, 1987); ambas incorporan una dimen-
comparado con el objetivo que persigue? ¿Qué sión espacial en su delimitación de la pobreza.
otras clases de efectos puede surtir? ¿ C ó m o Los antropólogos han estudiado la pobreza ru-
utilizan el programa los beneficiarios? ¿De qué ral, clasificando a una zona geográfica c o m o
otros tipos de estrategias disponen? Los estu- más pobre que otra, mientras que los estudios,
dios con un objetivo m á s amplio toman ade- por ejemplo, sobre estrategias para atender a
m á s en consideración la manera c o m o la inter- los pobres se han elaborado entre personas
vención social afecta a la vida no sólo de los visiblemente pobres sin tener que definir la
presuntos pobres, sino también de los no po- pobreza (Hundeide, 1991).
bres no incluidos en el programa, así c o m o a En consecuencia, ¿precisan siempre los in-
las instituciones sociales y económicas. vestigadores de una definición de pobreza?
En principio los programas modifican o ¿En qué casos basta con emplear un concepto
atenúan las consecuencias de la pobreza. visible de pobreza? ¿Cuándo es un concepto
¿ C ó m o comprendemos teóricamente estas de- visible sólo un m o d o de evitar el sinnúmero de
finiciones cambiantes de pobreza? ¿ C ó m o dificultades que se presentan al tratar de ope-
afectan esos programas a nuestra comprensión racionalizar la pobreza, de decidir qué varia-
de las estructuras causales, toda vez que se bles intervienen y qué rasgos esenciales distin-
supone que aquéllos sirven para amortiguar guen al pobre del que no lo es? ¿En qué
ciertas fuerzas que originan o mantienen la po- medida es posible operacionalizar los rasgos
breza? de una vida que intuitivamente calificamos de
¿Son de algún m o d o pertinentes para los pobre? ¿Qué porcentaje de no pobres puede
países en desarrollo los estudios sobre la po- aceptarse en una categoría de pobreza limitada
breza administrativamente definida? ¿ Y es po- espacialmente para que se la pueda seguir defi-
sible integrar una comprensión de los efectos niendo c o m o tal?
de los programas sociales relativos a la pobre- ¿En qué medida es útil una definición visible
za y las cambiantes concepciones de ésta en de pobreza para los estudios comparados? ¿Es
modelos m á s generales que no hagan necesa- una definición visible de pobreza m á s sensible
riamente referencia al Estado benefactor pro- a las variables propias de la cultura, ya que en
pio ni a los derechos individualizados propios realidad «visibilidad» e «intuición» nos retro-
de Occidente c o m o metas también válidas traen al debate sobre la pobreza c o m o concep-
654 Else 0yen
to relativo? Y , en ese caso, ¿quiénes habrán de Existen teorías sobre la pobreza en todas las
ser los jueces? ¿ H e m o s de utilizar un enfoque ciencias sociales y, aunque el intercambio de
consensual (Walker, 1987) o un grupo de vali- conceptos e ideas entre las distintas disciplinas
dación nacional (Turner, 1990)? ¿ O , bien, la es cada vez mayor, algunas de esas teorías
base de partida es la totalidad de las condicio- parecen estar cómodamente instaladas dentro
nes de vida de quienes viven en las barriadas de los límites de una disciplina determinada.
de B o m b a y o de los miembros de la subclase Ello se debe en parte a los instrumentos meto-
urbana de Chicago a los que indiscutiblemente dológicos particulares de cada disciplina.
podemos clasificar c o m o pobres? Tenemos teorías sobre los macro, meso y
Se ha intentado definir y evaluar la subcla- microniveles, que van desde una teoría expli-
se urbana de los Estados Unidos. U n a de las cativa m u y amplia hasta fragmentos de teoría.
definiciones, formuladas en términos conduc- Las teorías giran en torno a la noción general
tistas, propone que «puedan utilizarse las zo- de pobreza, a determinados fenómenos que se
nas de extrema pobreza c o m o medio de deter- suponen ser causa de la pobreza (por ejemplo,
minar los puntos de concentración de los el desempleo), a las consecuencias de la pobre-
problemas sociales», por ejemplo, familias za, a la vida del pobre, a la intervención públi-
cuya cabeza es una mujer, jóvenes que no ca y a las estrategias individuales.
asisten a la escuela, familias dependientes de El panorama es complejo y lo es aún m á s
la asistencia social y jóvenes que no se han cuando los especialistas que las utilizan y otras
incorporado a la fuerza de trabajo (Ricketts y personas dan a las distintas teorías denomina-
Sawhill, 1988). E n un resumen de las investi- ciones y explicaciones diferentes.
gaciones sobre la subclase estadounidense se Al lego en la materia le parece que numero-
hace hincapié en que el carácter duradero de la sas teorías tienen m u c h o en c o m ú n una vez
pobreza, la vejez, las deficiencias físicas y que se las despoja de la jerga particular de
mentales y las familias cuya cabeza es una cada disciplina. E n cambio, para los especia-
mujer son las variables estudiadas que entra- listas algunas de esas teorías son paradigmáti-
ñan el riesgo m á s alto para que una persona cas, otras no.
pertenezca a la subclase urbana. Sin embargo, Entre los principales enfoques pueden se-
se consideran m u y raros los casos de pobreza ñalarse los siguientes: teoría de la desigualdad;
que duran toda la vida (Ruggles y Marton, teoría de la distribución de los recursos; teoría
1986). Pero ¿son estas variables significativas de las instituciones distributivas; teoría de la
cuando se trata de establecer una comparación estratificación; teoría de las clases; teoría neo-
entre B o m b a y y Chicago una vez que hemos marxista; teoría de la marginalización; teoría
incorporado al análisis, por ejemplo, las dife- de la pobreza relativa; teoría de la desviación;
rencias en punto a estructura familiar, índice teoría del acceso; teoría del sexo; teoría del
de desempleo y acceso a la educación? cambio social; teoría del desarrollo; teoría de
Los autores de los dos estudios antes m e n - la modernización; teoría del crecimiento eco-
cionados calculan, cada uno por su lado, que nómico; teoría de la cultura de la pobreza; y
el número de personas pertenecientes a la sub- teoría de la supervivencia. Si bien no cabe duda
clase urbana en los Estados Unidos varía entre de que estos distintos enfoques esclarecen as-
medio millón y dos millones. Quizá no esté pectos de la pobreza, el problema principal pa-
fuera de lugar preguntarse hasta qué punto es rece consistir en elaborar un plano intelectual
visible la definición «visible» de pobreza. Pero en el que puedan evaluarse de manera m á s
m á s importante es aún preguntarse si la nece- sistemática los puntos fuertes y los flacos de las
sidad administrativa y política de medir la distintas teorías y las relaciones entre éstas.
pobreza tomando c o m o base los derechos in- ¿Necesitamos para ello un vocabulario común?
dividuales no está llevando la investigación ¿ O nos basta con un vocabulario más preciso
comparada a un callejón sin salida. en el que se definan claramente los conceptos y
se enuncien con precisión las relaciones entre
las variables? ¿ O bien es necesario renovar el
Teorías sobre la pobreza trabajo de base en cada disciplina antes de que
N o hay una sola teoría de la pobreza, global o el debate sobre las teorías pueda llevarse a un
predominante, y es posible que jamás la haya. plano interdisciplinario e intercultural?
Algunas cuestiones básicas de la investigación comparada sobre la pobreza 655
do obtener. Dada la actual organización eco- bres y el interés que éstos tienen en evitar una
nómica y social de los países (desarrollados), pobreza excesiva de las masas (1982).
algunas de esas actividades son necesarias En su «Basic Needs Satiation Index», C o -
para que la sociedad pueda funcionar normal- hen introduce un índice de desperdicio c o m o
mente. Otras pueden considerarse simbólicas medida del consumo supérfluo (1986:111). La
y entrañan valores diferentes según los países. atención se desplaza hacia quienes pueden
Y todavía hay otras que sirven para distinguir consumir con lo que se supone que el consumo
a los no pobres de los pobres. Así, es m á s excesivo se realiza a expensas de quienes no
probable que éstos efectúen los trabajos sucios pueden consumir.
y humildes que aquéllos evitan a toda costa. U n a de las primeras cuestiones que cabe
En general, tales trabajos están mal pagados. plantear es si las investigaciones sobre la po-
Igualmente, es m á s probable que los pobres breza en esta fase son m á s fructuosas en caso
compren bienes y alimentos de segunda m a n o de realizarse c o m o estudio de las consecuen-
y baja calidad, prolongando así la utilidad eco- cias sociales que de las consecuencias indivi-
nómica de los productos. Y es m á s probable duales de la misma. ¿Cuál es la relación empí-
que los pobres recurran a médicos, abogados y rica entre las consecuencias en el plano indivi-
maestros de segunda categoría, de los que hu- dual y en el plano social? ¿Hasta dónde nos
yen los no pobres, sosteniendo así su actividad llevan las teorías sobre la pobreza cuando el
profesional. La impotencia política de los po- interés se desplaza de un nivel a otro?
bres los convierte en presa m á s fácil para so- El segundo tipo de interrogantes que pue-
portar las consecuencias de los cambios econó- den plantearse consiste en si las investigacio-
micos y sociales c o m o la reconstrucción de los nes sobre la pobreza en esta fase son m á s útiles
centros urbanos y la industrialización. Desde en caso de realizarse c o m o estudio de la pobla-
el punto de vista simbólico, los pobres contri- ción no pobre que no de la población pobre.
buyen a mantener la legitimidad de las normas ¿Es posible estudiar la una sin la otra? ¿Hasta
dominantes gracias a los ejemplos de desvia- dónde nos llevan las teorías sobre la pobreza
ción que ofrecen. Los pobres sirven además de cuando el interés se desplaza de la población
circunscripciones electorales y de oponentes pobre a la población no pobre? E n este punto
simbólicos para distintos grupos políticos, sin cabe ampliar aun m á s el argumento si se modi-
que realmente participen en política ni se les fica la unidad de análisis de m o d o que no sean
pregunte por sus preferencias. El simple acto ya los grupos de población sino los países. La
de distinguir a los pobres de los no pobres atención se dirigirá entonces a la compleja
contribuye a garantizar la condición de estos relación entre los países pobres y los no po-
últimos. Y es más probable que a los hijos de bres, con lo que los estudios sobre éstos forma-
los pobres les toque el papel de perdedores en rán parte consustancial de la investigación so-
el ámbito del sistema educativo y del mercado bre la pobreza en el m u n d o .
de trabajo, con lo que garantizan relativamen-
te la existencia de un número mayor de gana- La tercera serie de preguntas se refiere a la
dores entre los no pobres y los ayudan en su diferenciación entre las distintas consecuen-
ascenso social. cias. ¿Qué consecuencias son las «más impor-
tantes», para quién son importantes y en qué
Townsend concluía su monumental estu- marco se juzga de su importancia? Si se adop-
dio sobre la pobreza con seis recomendaciones ta una perspectiva basada en el sexo, las conse-
con vistas a dar un «asalto eficaz a la pobre- cuencias de la pobreza extrema son m á s duras
za». Las dos primeras son la suspensión de la para la mujer (Rose, 1986; Cass, 1988). Si se
riqueza e ingresos excesivos (1979:926), con lo adopta una perspectiva generacional, las con-
que el autor desplaza el centro de atención de secuencias de la pobreza extrema resultan más
los pobres hacia los no pobres y pone de realce duras para los niños y para las personas de
las consecuencias del estilo de vida de los ricos edad (Cass, 1989; F A O , 1990). Pero en algu-
para la definición de la pobreza y la vida de los nos tipos de economía estos grupos contribu-
pobres. yen en menor medida a la economía nacional
En su análisis de las consecuencias de la formal, representando m á s que otra cosa una
hambruna, Sen ha mostrado claramente las pérdida de recursos humanos en una econo-
amenazas que plantea la pobreza a los no po- mía con exceso de fuerza de trabajo.
Algunas cuestiones básicas de la investigación comparada sobre la pobreza 657
Notas
La autora quisiera dar las gracias de expertos que llevan a cabo «Comparing Countries: Lessons
al Ccntro.de Investigaciones sobre investigaciones comparadas sobre Learned», en E. Oyen (comp.),
Política Social, Universidad de la pobreza. Quienes se interesan Comparative Methodology. Theory
Nueva Gales del Sur, Sydney, por la cuestión pueden ponerse en and Practice in International
Australia, por la ayuda que m e relación con Stephen Mills, Social Research, Sage 1990.
prestó mientras escribía este Secretario General Adjunto,
trabajo facilitándome espacio y Secretaría del CICS, U N E S C O , 1, 2. C R O P está preparando un
biblioteca y presentándome a ruc Miollis, 75732 París Cedex simposio sobre los problemas
generosos colegas. El presente 15, Francia. éticos de la investigación relativa
artículo constituyó la base de un a la pobreza, y trabaja para crear
seminario sobre «El futuro de la 1. N o estoy planteando aquí el un clima en el que los
investigación internacional sobre difícil problema de utilizar en los investigadores de los países
la pobreza», que tuvo lugar en estudios comparados el concepto pobres puedan participar en
septiembre de 1991 en Bergen, de «país» c o m o unidad de relación simétrica con los de los
Noruega. Se está creando una red análisis. Véase Henry Teune, países ricos.
Referencias
Andersen, J., y J. Hcnrikscn, J.E. Blom, Ida; Informe oral sobre los Their Satisfaction», Bulletin
Larsen y P. Abrahamsen; estudios acerca de la viudedad en European Association of
Fattigdommens sociologi, Noruega, 1991. Development Research and
Sociologisk Institut, Universidad Training Institute, 1, junio de
de Copenhague, 1987. Brown, Joan C ; (comp); 1986.
Anti-Poverty Policy in the
Andersen, John, y Jörgen Elm European Community, Policy Dean, Mitchell; The Constitution
Larsen; Fattigdom i Studies Institute, Londres, 1984. of Poverty: Toward a Genealogy of
velfaerdsstaten. Liberal Governance, Routledge,
Samfundslitteratur, Copenhague, Calderón, Fernando y Piscitelli, Londres, 1991.
1989. Alejandro; «Paradigm Crisis and
Social Movements: A Latin Donnison, David; «Defining and
Atkinson, A . B . ; The Economics of American Perspective», en E . Measuring Poverty. A Reply to
Oyen, op. cit., 1990. Stein Ringen», Journal of Social
Inequality, Oxford University Policy, 17(3), 367-374(1988).
Press, 1984. Cass, Bettina; «The feminization
of poverty», en B . Caine, E.A. Duncan, Greg. J., y otros; Years
Atkinson, A . B . ; Poverty and Social Grosz y M . de Lepervanchc, of Poverty. Years of Plenty,
Security, Harvester Wheatsheaf, (comp.), Crossing Boundaries - University of Michigan, 1984.
1989. Feminisms and the Critique of
Knowledges. Allen & Unwin, 1988. Ferge, Sz., y S . M . Miller, (comp.);
Atkinson, A . B . ; «Comparing Dynamics of Deprivation, Gower,
poverty rates internationally: Cass, Bettina; «Children's poverty Londres, 1987.
Lessons from recent studies in and labour market issues:
O E C D countries», confronting the causes», en D . Flik, Robert J., y Bernard M . S .
Sunlory-Toyota International Edgar, D . Keane y P. McDonald, Van Praag; «Subjective Poverty
Centre for Economics and (comp.), Child Poverty, Allen & Line Definitions», Universidad
Related Discipline, Londres. Unwin, 1989. Erasmo, Rotterdam, 1990.
Journal of Sociology, 78 (2), Leibfried, Stefan; «Towards a 55, Luxembourg Income Study,
(1973). European Welfare State? O n the agosto de 1990.
Integration Potentials of Poverty
George, Vic, Wealth, Poverty and regimes un the E C » , Proyecto, Ricketts, Erol R . , y Sawhill, Isabel
Starvation. An International Universidad de Bremen, 1991. V.; «Defining and Measuring the
Perspective, St. Martin's Press, Underclass», Journal of Policy
Nueva York, 1988. Lewis, Oscar; The Children of Analysis and Management, 7 (2),
Sanchez, Penguin Books, 1964. 316-325(1988)., ,
Germani, Gino; Marginality,
Transaction Books, 1980. Lind, Niels; «Safety Management Ringen, Stein; «Direct and
and Social Progress», Institute for Indirect Measures of Poverty»,
Hagenaars, Aldi M . ; The Risk Research, Universidad de Journal of Social Policy, 17 (3),
Perception of Poverty, Elsevier Waterloo, 1991. 351-365(1988).
Science Publishers, 1986.
Laginkomstutredningen, Roach, J.L., y Roach, J.K., comp.;
Hansen, Erik Jörgen; Fordelingen Arbetsgruppen for Poverty, Penguin, 1972.
av Levekarene, Bd. 1. laginkomslfragor. Estocolmo,
Socialforskningsinstituttet, 1971. Rose, Hilary; « W o m e n and the
Copenhague, 1978. Restructuring of the Welfare
Marshall, T . H . ; Class, Citizenship State», en E . Oyen, op. cit., 1986.
Hansen, Erik Jörgen; The Concept and Social Development: Essays.
and Measurement of Poverty, Doublcday, Nueva York, 1964. Ruggles, Patricia y Marlon,
Socialforskningsinstituttet, n u m . William P.; «Measuring the Size
29. Copenhague, 1989. Marshall, T . H . ; «Poverty or and Characteristics of the
Deprivation?», Journal of Social Underclass: H o w M u c h D o W e
Policy, 10(1), 81-87(1981). Know?», Texto mimeografiado,
Haveman, Robert; «The W a r on
The Urban Institute, Washington
Poverty and Social Science
Myrdal, Gunnar; The Challenge D . C . , 1986.
Research, 1965-1980», Research
Policy 15, págs. 53-65(1986). of World Poverty. A World
Anti-Poverty Program in Outline, Ruggles, Patricia; Drawing the
Henrichsen, Kristofer; Den Vintage Books, Nueva York, 1971. Line. Alternative Poverty Measures
and Their Implications for Public
internasjonale
N O U 1976: 28, Policy, The Urban Institute Press,
fattigdomsforskningen. Et
Levekarsundcrsokelsen, Washington, 1990.
potensial for norsk forskning og
sosialpolitikkT, Heise- og Sluttrapport.
sosialpolitik, Universidad de Rupcsinghc, K u m a r , «The
Bergen, 1990. 0yen, Else, (comp.); Comparing Welfare State in Sri Lanka», en E .
Welfare States and Their Futures, Oyen, op. cit., 1986
Gower, 1986.
Henry, Paul-Marc, (comp.);
Shlonsky, Hagith; «Selection int.
Poverty, Progress and
0yen, Else, (comp.); Comparative Poverty: A Re-examination of the
Development, Kegan Paul
Methodology, Theory and Practice Intergenerational Cycle of
International, U N E S C O , 1991.
in International Social Research, Poverty», en Z . Fcrgc y S . M .
Sage, 1990. Miller, op. cit., 1987.
Hundeide, Karsten; «The World
of Slum-Dwellers», manuscrito,
Peterson, Paul E.; «The Urban Saunders, Peter, y Whitcford,
Universidad de Bergen, 1991.
Underclass and the Poverty Peter; «Measuring Poverty: A
Paradox», en Christopher Jcnks y Review of the Issues», Economic
Koht Norbye, Ole David, (comp.);
Paul E . Peterson, The Urban Planning Advisory Council,
Bangladesh Faces the Future, The
Underclass, Brookings, Australian Government
University Press Limited, Dhaka,
Washington D . C . , 1991, págs. Publishing Service, Canberra,
1990.
3-27. 1989.
Servicios
profesionales
y documentales
1992
15-20 nov. Nueva York Assoc, for the Advancement of Policy, Research and Development in
(Estados Unidos) the Third World: Conferencia 1992 sobre el nuevo orden mundial. U n
desafío para la gobernabilidad internacional.
Mekki Mtewa, Assoc, for the Advancement of Policy, Research and
Development in the Third World, P.O. Box 70257, Washington D C
20024-0257 (Estados Unidos).
1993
Abril Aberdeen Aberdeen University African Studies Group: Coloquio sobre los mapas
(Reino Unido) y Africa.
J. Stone, Director, Aberdeen Univ. African Studies Group, G10 Old
Brewery, King's College, Aberdeen, AB9 2UF (Reino Unido).
16-18 abril París Conseil International des Sciences Sociales: 4. a Conferencia del Progra-
(Francia) m a de investigaciones comparadas sobre la pobreza.
S. Mills, CISS, 1 rue Miollis, 75015 París (Francia).
662 Servicios profesionales y documentales
22-27 agosto Budapest Neue Kriminologische Gesellschaft: 11.° Congreso Internacional de Cri-
(Hungría) minología.
H.J. Kerner, NKG-Bureau, Corrensstr. 34, D-7400 Tübingen (Alemania).
23-27 agosto Chiba Federación Mundial para la Salud Mental: Congreso mundial (Tema: la
(Japón) salud mental en el siglo xxi: tecnología, cultura y calidad de vida).
WFMH'93 Japan, c/o Congress Corp., Namiki Bldg, 3-5 Kamiyama-
cho, Shibuya-ku, Tokyo 150 (Japón).
1994
22-26 agosto Praga Unión Geográfica Internacional: Conferencia regional sobre el medio
(Checoslovaquia) ambiente y calidad de vida en Europa central.
Dr. T. Kucera, Seer, of the Organizing Committee, IGC, Albertov 6, 128
43 Praga 2 (Checoslovaquia).
663
Libros recibidos
den Sozialismus». Münster, Verlag Team Composition on Firm Perfor- - . - . Department of International
Dampfboot, 1992. 386 p. bibl. tab!. mance: The Resolution of a Lea- Economic and Social Affairs. Inter-
D M 39.80 dership Paradox. Stockholm, Almq- national Conference on Savings and
vist & Wiksell International /for/ Credit for Development, Klarskov-
Cazes, Georges. Tourisme et Tiers- The Industrial Institute for Econo- gard, Denmark, 28-31 May 1990:
Monde: Un bilan controversé. Paris, mic and Social Research, 1992. 166 Report. N e w York, United Nations,
L'Harmattan, 1992. 207 p. tbl. bibl. p. fig. tabl. 150 S E K . 1992. 384 p. tabl.
(Coll. tourismes et sociétés).
Pontifical Council for Justice and
«Environnement et développement», Peace. Social and Ethical Aspects of Derecho
sous la dir. de A . Benachenhou, Re- Economics: A Colloquium in the
vue Tiers-Monde, t. XXXIII (130), Vatican. Vatican City, Pontifical Hungarian Academy of Sciences.
avril-juin 1992. pp. 242-479. Council for Justice and Peace, Institute for Legal and Administra-
1992. 145 p. tive Sciences. Binding Force of Con-
Fölster, Stefan. The Art of Encoura- tracts, cd. by Attila Harmathy. Bu-
ging Invention: A New Approach to Roundtablc on Global Challenges. dapest, Hungarian Academy of
Government Innovation Policy. Antalya Statement on Change: Sciences, 1991. 115 p.
Stockholm, Almqvist & Wiksell In- Threat or Opportunity for Human
ternational /for/ The Industrial Ins- Progress? N e w York, U N D P Deve-
titute for Economie and Social R e - lopment Study Programme 1991. Lenguaje
search, 1991. 133 p. graph, tabl. 67 p.
bibl. Georgetown University Roundtable
on Languages and Linguistics,
International Labour Office. World Singer, H a n s . Research, of the 1991: Linguistics and Language Pe-
Labour Report, 1992. Geneva, ILO, World Employment Programme: dagogy - The State of the Art, ed. by
1992. 104 p. tabl. 20 Sw. Fr. Future Priorities and Selective As- James E . Alatis. Washington, D C ,
sessment. Geneva, International Georgetown University Press,
Leriche G u z m a n , Cristian Eduardo. Labour Office, 1992, 136 p. bibl. 15 1991. 612 p. map/carte, bibl.
Sw. Fr.
Teoría cuantitativa y Escuela de
Cambridge: La Versión de A. C. Pi-
gou. Azcapotzalco, Universidad Storey, D.J.; Strange, A . Entrepre- Ordenación del territorio
A u t ó n o m a Metropolitana, 1991. 91 neurship in Cleveland 1979-1989; A
p. fig. bibl. Study of the Effects of the Enterprise Fritsch, Jean-Marie. Les effets du
Culture, Coventry, Centre for Small défrichement de la forêt amazonien-
Jeannot, Fernando, Argentina: Eco- and M e d i u m Sized Enterprises, ne et de la mise en culture sur
nomía y política de una transición University of Warwick; London, l'hydrologie de petits bassins ver-
prolongada, 1976-1990. Azca- Employment Department Group, sants: Opération ECEREX en Gu-
potzalco, Universidad Autónoma 1992. 78 p. tabl. yane française. Paris, Editions de
Metropolitana, 1991. 249 p. ill. l ' O R S T O M , 1992. (Collection étu-
tabl. index. Széll, György (ed.). Labour Rela- des et thèses).
tions in Transition in Eastern Euro-
- . - . La modernización del estado - pe. Berlin; N e w York, Walter de
Empresario en América Latina: Ha- Gruyter, 1992. 369 p. tabl. index. Historia
cia una teoría del Sector Público. Hardback D M 138; U S $ 59.95
Azcapotzalco, Universidad Autó- História geral de Cabo Verde, vol. I,
n o m a Metropolitana, 1991. 223 p. coordenação de Luís de Albuquer-
bibl. índex. United Nations Centre on Transna-
tional Corporations. Transnational que et Maria Emília Madeira San-
Banks and the External Indebted- tos. Lisboa, Instituto de Investiga-
Marchington, M . ; Goodman, J.; ness of Developing Countries: Im- ção Científica Tropical; Praia, Di-
Wilkinson, A . ; Ackers, P . New De- pact of Regulatory Changes. N e w recção-Gcral do Património Cultu-
velopments in Employee Involve- York United Nations, 1992. 48 p. ral de Cabo Verde, 1991. 478 p.
ment. Manchester, Manchester tabl. tabl. index.
School of Management; London,
Employment Department Group, História geral de Cabo Verde: Cor-
M a y 1992. 89 p. (Research Series, United Nations. Department of Eco- po Documental, vol. 2. Lisboa, Ins-
2). nomic and Social Development. Sup- tituto de Investigação Científica
plement to World Economic Survey, Tropical; Praia, Direcção-Geral do
Meyerson, Eva M . The Impact of 1990-1991. N e w York, United N a - Património Cultural de Cabo Ver-
Ownership Structure and Executive tions, 1992. 108 p. de, 1990. 369 p. index.
665
Publicaciones recientes de la U N E S C O
(incluidas las auspiciadas por la U N E S C O )
Anuario estadístico de la UNESCO Directory of Social Science Informa- interagencial. Caracas, Unidad R e -
1991. París, U N E S C O , 1991. 1092 tion Courses, 1st ed. / Répertoire gional de Ciencias H u m a n a s y So-
p. 375 F. • des cours d'information dans les ciales para America Latina y el Ca-
sciences sociales / Repertorio de cur- ribe, /l991/. 37 p. (Serie estudios y
Bibliographie internationale des sos en información en ciencias so- documentos U R S H S L A C , 10).
sciences sociales: Anthropologie / ciales. Paris, U N E S C O ; Oxford,
International Bibliography of the Berg Publishers Ltd, 1988. 167 p. Qué empleo para los jóvenes? Hacia
Social Sciences: Anthropology, vol. (World Social Science Information estrategias innovadoras, por A .
34, 1988. London; N e w York, Rout- Directories / Répertoires mondiaux Touraine, J. Hartman, F. Hakiki-
ledge /for/ The British Library of d'information en sciences sociales / Talabite, Lê Than-Khôi, B. Ly y C.
Political and Economic Science; Repertorios mundiales de informa- Braslavsky. Paris, U N E S C O ; M a -
The Internat. Committee for Social ción sobre las ciencias sociales). En- drid, Tecnos, 1991. 218 p. cuadros,
Science Inform, and D o c , 1992. cuadernado 100 F. 100 F.
242 p. (Diffusion: Offilib, Paris).
1120 F. Educación y desarrollo: Estrategias Repertorio internacional de organis-
y decisiones en América Central, mos de juventud / Répertoire inter-
Bibliographie internationale des por Sylvain Lourié. Paris U N E S - national des organismes de jeunesse
sciences sociales: Science économi- C O ; Buenos Aires, Grupo Editor / Internacional Directory of Youth
que / International Bibliography of Latinoamericano, 1991. 247 p. fig.
Bodies. Pan's, U N E S C O , 1992. 160
the Social Sciences: Economics, vol. cuadros. 120 F.
Pág.
37, 1988. London; N e w York, Rout- .
ledge /for/ The British Library of La enseñanza, la reflexión y la in-
Political and Economic Science; vestigaciónfilosóficaen América Selective Inventory of Social Science
The Internat. Committee for Social Latina y el Caribe. París, U N E S - Information and Documentation
Science Inform, and D o c , 1992. C O , Madrid, Tecnos, 1991. 247 p. Services, 1988, 3rd ed. / Inventaire
520 p. (Diffusion: Offilib, Paris). 110 F. sélectif des services d'information et
1120F. de documentation en sciences socia-
Estudios en el extranjero / Study les / Inventario de servicios de infor-
Bibliographie internationale des Abroad / Etudes à l'étranger, vol. mación y documentación en cien-
sciences sociales: Science politique /27. Paris, U N E S C O , 1991. 1278 p. cias sociales. Paris, U N E S C O ; O x -
International Bibliography of the 92 F. ford Berg, 1988. 6 8 0 p. (World
Social Sciences: Political Science, Social Science Information Direc-
vol. 37, 1988. London; N e w York, Index translationum, vol. 38, 1985. tories / Répertoires mondiaux d'in-
Routledge /for/ The British Library formation en sciences sociales / Re -
Paris, U N E S C O , 1991. 1207 p. 350
of Political and Economic Science; pertorios mundiales de informa-
F.
The Internat. Committee for Social ción sobre las ciencias sociales).
Science Inform, and D o c , 1992. Informe de la comunicación en el Encuadernado 150 F .
322 p. (Diffusion: Offilib, Paris). mundo. París, U N E S C O , 1990. 54
1120 F. p. bibl. indices. 348 F. UNESCO Yearbook on Peace and
Conflict Studies, 1988, Paris,
Bibliographie internationale des Noves tecnologies i desaftament so- U N E S C O ; New York, Greenwood
sciences sociales: Sociologie / Inter-cio-econbmic/Nuevas tecnologías y Press, 1990. 241 p. index. 300 F.
national Bibliography of the Social desafío socio-económico/New Tech-
Sciences: Sociology, vol. 38, 1988. nologies and Socioeconomic Cha- World Directory of Human Rights
London; N e w York, Routledge /for/ llenge/Technologies nouvelles et en- Research and Training Institutions,
The British Library of Political and jeux socioeconomiques/Nuove tec- 2nd ed. / Répertoire mondial des
Economic Science; The Internat. nologia e sfida socioeconómica ed. institutions de recherche et de for-
Committee for Social Science In- por Maria Angels Roque. Barcelo- mation sur les droits de l'homme /
form, and D o c , 1992. 318 p. (Dif- na, Generalität de Catalunya; Insti- Repertorio mundial de instituciones
fusion: Offilib, Paris). 1120 F. tut Cátala d'Estudis Meditcrranis, de investigación y de formación en
1991. 525 p.fig.(Col. de estudios y materia de derechos humanos. Pa-
Comunicación, tecnología y desa- simposios). rís, U N E S C O , 1992. 290 p. (World
rrollo, por H a m i d Mowlana y Lau- Social Science Information Direc-
ne J. Wilson. París, U N E S C O , Políticas sociales integradas: Ele-tories / Répertoires mondiaux d'in-
1991. 60 p. 55 F. mentos para un marco conceptual formation en sciences sociales / Re-
666 Publicaciones recientes de la Unesco
pcrtorios mundiales de informa- ciales. París, U N E S C O , 1990. 1211 World List of Social Science Perio-
ción sobre las ciencias sociales). p. (World Social Science Informa- dicals, 1991, Sth ed. / Liste mondia-
125 F. tion Directories / Répertoires m o n - le des périodiques spécialisés dans
diaux d'information en sciences so- les sciences sociales /Lista mundial
ciales / Repertorios mundiales de
World Directory of Peace Research información sobre las ciencias so- de cias
revistas especializadas en cien-
sociales. París, U N E S C O ,
and Training Institutions, 7th ed. / ciales). 225 F. 1991. 1264 p. index. (World Social
Repertoire mondial des institutions Science Information Services / Ser-
de recherche et de formation sur la vices mondiaux d'information en
paix / Repertorio mundial de insti- sciences sociales / Servicios m u n -
tuciones de investigación y de for- World Directory of Teaching and
mación sobre la paz. París, U N E S - Research Institutions in Internatio- diales de información sobre las
C O , 1991. 354 p. World Social nal Law, 2nd ed., 1990 / Répertoire ciencias sociales). 150 F.
Science Information Directories / mondial des institutions de forma-
Répertoires mondiaux d'informa- tion et de recherche en droit interna- Cómo obtener estas publicaciones:
tion en sciences sociales / Reperto- tional / Repertorio mundial de insti- a) Las publiaciones de la U N E S C O
rios mundiales de información so- tuciones de formación y de investi- que llevan precio pueden obtenerse
bre las ciencias sociales). 120 F. gación en derecho internacional. en la Editorial de la U N E S C O , Ser-
París, U N E S C O , 1990. 387 p. vicio de Ventas, 7 Place de Fonte-
(World Social Science Information noy, 75700 París o en los distribui-
World Directory of Social Science Directories / Répertoires mondiaux dores nacionales; b) las co-publica-
Institutions, 1990, :5th ed. / Réper- d'information en sciences sociales / ciones de la U N E S C O pueden obte-
toire mondial des institutions de Repertorios mundiales de informa- nerse en todas aquellas librerías de
sciences sociales / Repertorio mun- ción sobre las ciencias sociales). alguna importancia o en la Edito-
dial de instituciones de ciencias so- 90 F. rial de la U N E S C O .
667
Números aparecidos
•Desde 1949 hasta 1958, esta Revista se publicó con el título de International Social Science Bulletin/Bulletin international d
sciences sociales. Desde 1978 hasta 1984, la RICS se ha publicado regularmente en español y, en 1987, ha reiniciado su edición
española con cl número 114. Todos los números de la Revista están publicados en francés y en inglés. Los ejemplares anteriores
pueden comprarse en la U N E S C O . División de publicaciones periódicas, 7, Place de Fontenoy, 75700 París (Francia).
Los microfilms y microfichas pueden adquirirse a través de la University Microfilms Inc., 300 N Zccb Road, Ann Arbor, M I 48106
(USA), y las reimpresiones en Kraus Reprint Corporation, 16 East 46th Street, Nueva York, N Y 10017 (USA). Las microfichas
también están disponibles en la U N E S C O , División de publicaciones periódicas.
Materias
Alemania Canadá
Nacionalismos: la comparación en la era poscolombina 549-562
Francia- 399-409 Casa c o m ú n europea:
América teoría y práctica, Del conflicto
sobre el «determinismo» y el este-oeste a la 285-293
«posibilismo», El hombre y el Ciencia,
medio en 605-614 tecnología y producción
América del Norte quinientos años después del
y América Latina, Cultura, encuentro con Europa,
Religión y desarrollo en las Conocimiento y desarrollo en
civilizaciones de 629-646 América Latina: 615-628
América Latina: Ciencias Naturales,
ciencia, tecnología y producción de la tecnología y de las ciencias
quinientos años después del sociales en la elaboración de
encuentro con Europa, políticas en China, Función
Conocimiento y desarrollo en de las 311-326
Cultura, religión y desarrollo en Ciencias Sociales
las civilizaciones de América del en Europa, Hacia una
Norte y 615-628 infraestructura institucional
Americanidad para las 301-310
c o m o concepto, o América en el Europa: un desafío para las 3-24
moderno sistema mundial, 538-592 El m u n d o , Europa y las 129-134
La y la transición política en
América Hungría, Las 135-139
en el moderno sistema mundial, ante los cambios en Rumania,
La americanidad c o m o Las 141-146
concepto, o 538-592 en una Europa que está
Análisis comparado cambiando, El papel de las 295-300
y sociología histórica 341-350 en la elaboración de políticas en
Argentina China, Función de las ciencias
una perspectiva histórica, El naturales, de la tecnología
desarrollo económico de 491-500 y de las 311-326
Brasil Civilizaciones
quinientos años de historia 501-516 de América del Norte y América
CAEM Latina, Cultura, religión y
desafíos y perspectivas, La desarrollo en las 629-646
integración de las economías de Colón
la Unión Soviética y los países El desarrollo en tela de juicio,
de Europa del Este después del 67-69 Introducción: ¿el fin de la era de
Cambio social Colón? 483-490
La violencia, los sexos y el 257-266
670 Revista Internacional de Ciencias Sociales
Violencia Violencia
el homicidio y el suicidio a original, Las sociedades
través de la historia, Historia contemporáneas y la 197-204
de la 205-223 Violencia
Violencia los sexos y el cambio social, L a 257-266
de la guerra, o el «teatro de
operaciones», Ver la 237-256
674 Revista Internacional de Ciencias Sociales
Autores
A L D E R , Christine G A C H N O C H I , Georges
La violencia, los sexos y el S K U R N I K , Norbert
cambio social 257-266 Los efectos paradójicos de la
B A D I E , Bertrand toma de rehenes 225-236
Análisis comparado y sociología G A R A V A G L I A , Juan C .
histórica 341-350 El hombre y el medio en
B E R T R A N D , Maurice América: acerca del
La integración europea en una «determinismo» y el
perspectiva mundial 57-66 «posibilismo» 605-614
B I R N B A U M , Pierre G H I L S , Paul
Nacionalismos: la comparación La sociedad civil internacional:
Francia-Alemania 399-409 las organizaciones
B R U C H N E Y , Stuart internacionales no
Las bases del desarrollo gubernamentales en el sistema
económico de los Estados Unidos 563-582 mundial 443-458
C A U C H Y , Venant G R U Z I N S K I , Serge
Las sociedades contemporáneas Colonización y guerra de
y la violencia original 197-204 imágenes en el México colonial
C H E S N A I S , Jean-Claude y moderno 533-548
Historia de la violencia: el G U N D E R F R A N K , André
homicidio y el suicidio a través Ironías de la economía europea:
de la historia 205-223 una interpretación de las
C U R Y , Vania políticas occidentales y
V A S C O N C E L O S , Luiz orientales basada en la economía
Brasil: quinientos años de mundial 267-284
historia 501-516 H A M M , Bernd
DUFOURS-GOMPERS, Roger Y. Europa: un desafío para las
Ver la violencia de la guerra, o ciencias sociales 3-24
el «teatro de operaciones» 237-256 H A M M , Bernd
EISENSTADT, S.N. Hacia una infraestructura
El marco de las grandes institucional para las ciencias
revoluciones: cultura, estructura sociales en Europa 301-310
social, historia e intervención H E C H T E R , Michael
humana 411-428 La teoría de la opción racional
EISENSTADT, S.N. y la sociología histórica 391-398
Cultura, religión y desarrollo en HERMET, Guy
las civilizaciones de América del Sobre la obstinación histórica 367-374
Norte y América Latina 629-646 J A N N I N G , Josef
E L S E N H A N S , Hartmut W E I N D E N F E L D , Werner
Europa en 1989/1992 y el La integración de Europa
Tercer M u n d o 111-128 después de la Guerra Fría.
E N Y E D I , Györgi Perspectivas de un nuevo orden 67-79
Las ciencias sociales y la K I N G , Alexander
transición política en Hungría 135-139 La vía holística hacia una
F E R R E R , Aldo sociedad mundial 45-56
El desarrollo económico de L A W N I C Z A K , Ryzard
Argentina: una perspectiva La integración de las economías
histórica 491-500 de la Unión Soviética y los
Autores 675
1
II s 1
• Artículos
Adrián Makttc Jorge A. Mera
Privatización on el área de salud
La Ronda Uruguay. Una travesía en el desierto
Antonio Castro Helnï-AdolfHorskcn
Los derecltos de propiedad Intelectual en lu Hunda La seguridad social entre el sistema privado y estatal
Uruguay del CA'IT
Rolf J. Lnngliammcr • Cultura y Política
Comercio mundial y ecología James Davison Hunter
Sobre el humanismo secular
Fernando Porta
Apertura comercial e Integración regional en
América ¡Mina • Documentos y hechos
ECO '92: Declaración de Rio
• Relectura d e clasicos Economic Summit '92
Joaquín narceló Edgar L a m m
Selección de escritos políticos de I m m a n u e l Kant Elecciones en Ecuador
Elecciones en México
M Temas
Richard Jakob Seminarlo Internacional "La condénela ambiental
Politica social en la Economia Social de Mercado. en Latinoamérica y en la República Federal de
Alemania. Experiencias y estrategias'
¿Qué significa "social" en el concepto de la
Economia Social de Mercador
Ramón Fredlanl • Comentarlos de libros
Manuel Mora y Araújo
Reflexiones sobre la elaboración de la ¡mlltlca
Ensayo y error. La nueva clase política que exige
social en América Latina el ciudadano político,
Hansjürgen Rösncr por Carióla Jacklscli
Problemas politico-sociales en América Latina
Alejandra Salinas
Segur/dad social- concepciones y desafíos
Ricardo 'llicllcr
Costos y beneficios sociales de las políticas
da salud
CU &<
o <**
CO D
w -D
p-l C
<
U OJ DD
O
CO •a
eu
CO
U
z
w
l-H
U
O
W O
Q
i-)
<
s
C
O
U
<
! ¡a
z a,
4 CO
>
w
o
o <f*
rt
o SfD
S ^
cu<; 'a Pi
DD
C
o
I—I ft u
—* H rt
u ¿3 S
L*
w
* u
<: e
iro int
ci,
^U
z
neq
u o
C/3
C nj
•v2 Q
o
HJ G\
GS
g 72
u CJJ
PQ w ri "3
•aO l^ ri .
cu
•ciu u DD
3
P
• >
CO •o
C
Q " CO
rci
¡3 <L>
ri
u
í>
m 3 OJ
-< w O -O
r
^ 3 ri ci G
D m
O
c/3
CO
e "2 -S .a
2 u
w w S 00 D CU D Ã o
o •H a if
U fi <
La Revista internacional de ciencias sociales
se publica en marzo, junio, septiembre
y diciembre.
Precio y condiciones de subscripción en 1992
Países industrializados: 5.000 ptas. o 45 $.
Países en desarrollo: 3.000 ptas. o 27 $.
Precio del número: 1.500 ptas. o 15 $.
Se ruega dirigir los pedidos
de subscripción, compra de un número,
así como los pagos y reclamaciones
al Centre U N E S C O de Catalunya:
Mallorca, 285. 08037 Barcelona
Toda la correspondencia relativa
al contenido debe dirigirse al Redactor jefe
de la Revue internationale
des sciences sociales.
U N E S C O , 7 place de Fontenoy, 75700 Paris.
Los autores son responsables de la elección
y presentación de los hechos que figuran
en esta revista, del mismo m o d o
las opiniones que expresan
no son necesariamente las de la U N E S C O
y no comprometen a la Organización.
Edición inglesa: ' }
International Social Science Journal
(ISSN 0020-8701)
Basil Blackwell Ltd.
108 Cowley Road, Oxford O X 4 ÍJF (R.U.)
Edición francesa:
Revue internationale des sciences sociales
(ISSN 0304-3037)
Editions Eres
19, rue Gustave-Courbet
31400 Toulouse (Francia)
Edición china:
Guoji shehui kexue zazhi
Gulouxidajie Jia 158, Beijing (China)
Edición árabe:
Al-Majalla Addawlya
lil Ulum al Ijtimaiya
U N E S C O Publications Centre
1, Talaat Harb Street, El Cairo (Egipto)
Fotocomposición: Fotoletra, S.A.
Aragó, 208-210
08011 Barcelona
Impresión: Impremía Orriols
Ctra. de Manresa, 23 '
08660 Balsareny
Depósito legal,' B . 37.323-1987
Printed in Catalonia
ISSN 0379-0762
© Unesco 1991
C o n ocasión del quinto centenario de la Hegada de Cristóbal Colon al Atinente que,
posteriormente, llevaría el nombre de América, y que implicaría trágica* consecuencias para
las poblaciones y civilizaciones autóctonas, aparece un hecho que también se nos muestra '
c o m o u n momento decisivo en la formación del m u n d o moderno. Los artículos de este'
n ú m e r o de la RICS se refieren a dos problemas interelacionados: por una parte, las >
trayectorias históricas específicas de los principales países de América del Norte y del Sur,
por otra, algunos factores comunes que han influido en el desarrollo de estas sociedades (las
instituciones metropolitanas, el medio ambiente, la cultura y la religión, la ciencia y la
tecnología, así c o m o el sistema mundial). También este número es una contribución al
programa de la U N E S C O «El Quinto Centenario del Encuentro de dos M u n d o s , 1492-1992»v
ÎÎTÏÏÎ 1.500 pus. Revista Internacional de Ciencias Sociales, n ú m . 134/Diciembre 1992. ISSN 0379-0762