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EMOCIONES Y ALIMENTACIÓN

MARCO TEORICO:

La relación entre emociones y la alimentación es evidente, ya que en momentos de


inestabilidad emocional somos más propensos a consumir alimentos grasos. Las
emociones sobre la conducta alimentaria es más fuerte en las personas obesas que en
las no obesas y en personas que hacen dieta en relación a las personas que no hacen
dieta. La emoción en sí misma no puede ser responsable de excesiva ingesta sino más
bien, la verdadera causante del sobrepeso, es la forma en que la emoción es afrontada
por la persona.

Determinadas variables emocionales pueden considerarse factores de riesgo de los


trastornos de la conducta alimentaria (TCA): ansiedad-rasgo, dificultad para identifcar y
expresar las emociones (alexitimia), autoestima, actitud negativa hacia la expresión
emocional, percepción negativa de las emociones, influencia de la alimentación, el peso
y la figura corporal en el estado de ánimo, necesidad de control y estrategias de
afrontamiento, la baja autoestima (1), Las dificultades con la alimentación son una
manera de expresar sentimientos que no pueden ser dichos, así como las emociones
que no pueden ser reconocidas o los afectos que desde nuestro inconsciente intentan
manifestarse. Los regímenes alimenticios pueden estar al servicio de una necesidad de
castigo, más que de una idea de proteger la salud. La obesidad puede representar el
amor a otro y una forma de desamor hacia uno mismo. Puede estar escondiendo una
vinculación patológica con alguien. Negarse a comer puede ser un intento de afirmarse
internamente o una forma de expresar que la vida no tiene sentido si falta el alimento
afectivo. Puede esconder una tristeza, o puede estar demandando la presencia de
alguien. Comer de forma compulsiva y descontrolada sirve, por lo general, para aliviar o
reducir la angustia, desamor, abandono, culpa, rabia, celos, rivalidad, angustia o tristeza
son algunos de los sentimientos que pueden estar intentando expresarse tras los
conflictos con la alimentación…. ¨Cuando el espíritu se silencia, el cuerpo habla;
cuando nuestra boca no pronuncia lo que sentimos, traga para aliviar la tensión
emocional. Detenernos a pensar lo que nos ocurre, y ponerle palabras, puede
ayudarnos a contener el ansia de comer¨…(2)
Las variables psicológicas y emocionales son muy importantes para tener éxito en la
dieta, ya que para muchas personas no es un camino fácil. Por otro lado, hay que
entender el comportamiento humano y saber que cuando estamos ansiosos o tenemos
problemas emocionales, muchos individuos responden con grandes ingestas de
comida. Además, el estrés también causa problemas anímicos que influyen en la
ingesta alimentaria.

Algunos alimentos tienen un valor especial porque han estado asociados a afectos
placenteros que alimentaban nuestra estima, a relaciones donde el amor y la ternura se
enlazaban y nos hacían sentir bien. Entonces, cuando necesitamos aliviar nuestra
tristeza, buscamos aquel alimento asociado con un instante de la vida en el que nos
sentíamos seguros y queridos

Consecuencias:

Una mala alimentación puede producirnos depresión. Una dieta pobre en antioxidantes,
alto contenido de grasas trans y escasos micronutrientes puede dar origen a un estado
emocional alterado.

Alimentación alta en grasas trans descontrola el reloj biológico, impidiendo un sueño


adecuado, lo cual origina estrés y malestar emocional.

En casos extremos, cuando el hambre emocional se convierte en algo crónico, puede


derivar en otros trastornos alimenticios más graves, como la bulimia o anorexia
nerviosa o, incluso y en última instancia, poner en peligro la vida del paciente. A nivel
físico, por su parte, la consecuencia más visible y evidente puede ser el sobrepeso, ya
que por regla general el hambre emocional suele saciarse con alimentos superfluos,
procesados y de alto valor calórico, ricos en azúcar, grasas saturadas y sal. Fruto de la
ingesta descontrolada de este tipo de productos, estos pacientes, si no reciben el
tratamiento adecuado, “tienen probabilidad de desarrollar hipertensión, colesterol LDL
elevado, cálculos en la vesícula biliar y diabetes

ALTERNATIVAS

El equipo de tratamiento básico debe ofrecer atención médica y psicoterapéutica y, de


acuerdo con el caso, proporcionar terapia familiar o grupal, consulta ginecológica,
psiquiátrica, endocrinológica y nutricia con profesionales idóneos que conozcan los
trastornos alimenticios.

La psicoterapia es indispensable en el tratamiento de los trastornos alimenticios. Los


conflictos personales tales como dificultades en la autoestima y la autopercepción, la
vinculación con la familia y las amistades, el aislamiento, la falta de ánimo y la apatía-
son los que originan y sostienen el padecimiento. La psicoterapia es el camino para
encontrar otras vías de resolución de los mismos. El tratamiento psicológico también
contribuye al buen desarrollo del proceso de recuperación en la medida en que influye
en la toma de conciencia sobre la enfermedad y sus riesgos, así como en la aceptación
de la participación de los otros en el proceso de curación, desde el equipo
interdisciplinario hasta la familia.(3)

Lo primero y más importante es pedir ayuda a un profesional cuando nos damos cuenta
de que por nosotros mismos no nos es posible el control y el reequilibrio de la ingesta
normalizada de comida que conlleva este trastorno.

Como estrategia general frente al hambre emocional, la psicoterapeuta y un


nutricionista suele recomendar; “tener un plan de comidas planificado, cinco o seis al
día”, para evitar de esta forma los excesos y las tentaciones de caer en la ingesta de
productos superfluos.

Totalmente desaconsejada la ingesta de alimentos industriales y procesados, siendo


aconsejable reducir al máximo el consumo de azúcar.

Introducir en nuestra dieta alimentos que contengan triptófano como el huevo,


los lácteos, los cereales integrales, los dátiles, el pollo, el sésamo, las legumbres,
los plátanos y las almendras, entre muchos otros. Según la experta, el triptófano “es un
aminoácido esencial que promueve la liberación de serotonina, neurotransmisor
involucrado en la regulación del sueño y el bienestar”. La falta de triptófano, por tanto,
“puede causar ansiedad, insomnio y estrés”. Recuerda Elia que es importante que el
triptófano que consumimos “provenga de alimentos frescos y de temporada, pues para
una buena metabolización del triptófano se necesitan buenos niveles de vitamina
B6 y magnesio”.

Realizar deporte también es muy importante porque al hacerlo


“segregamos endorfinas y serotonina, fundamentales para sentir bienestar y paz
interior”. Como actividad saciante y beneficiosa para disminuir la ansiedad, la psicóloga
recomienda actividades físicas suaves, como “por ejemplo caminar a buen paso
durante una hora o llevar a cabo ejercicios de meditación y conciencia plena.

Mantener y conservar las relaciones sociales es “esencial para normalizar el patrón de


comidas y evitar el aislamiento”.

Establecimiento de metas motivadoras diarias.

ANALISIS CRÍTICO:.

Vivimos en un contexto de apegos y dependencias emocionales y materiales, desde


pequeños adquirimos conceptos hacia la comida como afecto o sentimientos positivos y
al no saber manejar nuestras emociones llegamos a crear conductas de alimentación
destructivas como comer por ansiedad , tu cuerpo es el reflejo de todo lo que pasa en tu
interior , así que los trastornos alimenticios son una manifestación de desorden de lo
que estás pensando, de lo que comes y ninguna de las técnicas de cambio físico como
las dietas serán suficientes para solucionarlo de ahí la importancia de la ayuda
psicológica para aceptar y reevaluar las motivaciones que tenemos hacia la comida

La mayoría de las personas que inician un régimen de alimentación se sienten


restringidas, frustradas la dieta se convierte castigo, la solución para este tipo de
trastornos a mi parecer con ayuda de profesionales y de la familia es encontrar su
equilibrio emocional y ser conscientes de sí mismos y del cuerpo ser consiente que la
salud está en juego y encontrar alternativas saludable para llevar una alimentación
correcta sin mezclarlo con las emociones del todo ya que no relacionar las emociones
con los alimentos tampoco es posible ya q nos genera placer por el significado de los
momentos que vivimos con nuestros seres queridos por ejemplo.
Seguir un plan de alimentación saludable estar consiente que es para mejorar calidad
de vida y para lograrlo ponerse metas y objetivos alcanzables para conservar la
motivación.

CONCLUCION GENERAL:

El estado emocional influye directamente en la ingesta de las personas

Puedo concluir que el conjunto de las variables de las distintas emociones y estados de
ánimo como la ansiedad, depresión, baja autoestima, actitud negativa que se
analizaron están relacionadas con la alimentación pueden ser consideradas factores de
riesgo para generar trastornos alimenticios , en el peso y la figura corporal, y por otro
lado también están cargados de sentimientos positivos y por esa misma razón se
consumen es exceso, los riesgos que se presentan ante estas conductas son
importantes ya que generan enfermedades cardiovasculares como la diabetes
hipertensión. Los tratamientos apropiados para la prevención y seguimientos son
importantes como la ayuda psicológica y nutricia para estar conscientes de nuestro
cuerpo y estar saludables planes sencillos como hacer varias comidas durante el día y
en caso como la ansiedad canalizarlo a otro tipo de actividades. En casos mas graves
como la anorexia y bulimia nerviosa necesitaría forzosamente un tratamiento clínico
para recuperar la salud.

Referencias

1 Pascual A, Extebarria I, Cruz MS, et al. Las variables emocionales como factores de
riesgo de los trastornos de conducta alimentaria. International Journal of Clinical and
Health Psychology 2011

2 Alimentación Emocional Isabel Menéndez Pag 9

3 ( Guía de Trastornos Alimenticios Primera Edición 2004 D.R. © Centro Nacional de


Equidad de Género y Salud Reproductiva Secretaría de Salud Guadalajara, México,
D.F pag 23

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