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Conflictos interpersonales
Comunicación ineficaz
Problemas de confianza
Roles indefinidos
Falta de motivación
Focus On Experience
Focus on Experience, se trata de un Programa para Adolescentes entre 13 y 18
años. Se imparte en el mes de julio y tiene una duración de sesenta horas.
Es una experiencia de convivencia entre jóvenes que, juntos, practican los
valores del modelo CIVSEM, en un ambiente heterogéneo, donde el respeto a la
individualidad de cada uno y las diferencias es fundamental.
Propone una toma de consciencia que procede de la identificación de procesos
cognitivos, emocionales y corporales. El encuentro con el resto del grupo de
aprendizaje, acompaña y apoya el descubrimiento personal a través de las
vivencias compartidas.
Orienta a una construcción elegida, que les abra posibilidades y les oriente a
una vida plena y comprometida por sus deseos y elecciones, sin boicoteos que
obstaculicen el camino de futuro que cada uno se plantee.
Influence Coaching
Lanzamos el Primer Programa Profesional para Jóvenes a partir de 16 años que
desean Influir desde el Coaching en su entorno cercano y a través de las redes
sociales.
El Programa surge de la amplia experiencia de Civsem en el trabajo con
Adolescentes y en la Formación de Coaches Profesionales.
El objetivo es capacitar profesionalmente a Jóvenes para que puedan
acompañar a sus iguales en su proceso de construcción personal
convirtiéndose en referentes y apoyo.
Proponemos un aprendizaje e integración de habilidades para el abordaje de
situaciones vitales. Conocer el funcionamiento del comportamiento humano y
así orientar la vida hacia una existencia feliz y convivencia agradable desde la
perspectiva del Coaching Social y basado en los Valores de CIVSEM.
Coaching Social
Programa de formación de Coaches profesionales de diez meses de duración:
Desarrolla en profundidad las competencias y técnicas del coaching. Prepara
personas conscientes, capaces de hacerse cargo y acompañar procesos de
crecimiento y transformación.
Con un enfoque basado en la experimentación y un acompañamiento
tutorizado del proceso de aprendizaje.
Aborda al individuo desde una triple perspectiva, cognitiva, emocional y
corporal.
Coaching social es la puesta en acción del coaching en la sociedad: Educación,
salud, mayores, familias, emprendedores, empresas,…
Una poderosa metodología de intervención orientada al desarrollo de la
autonomía, consciencia y responsabilidad del individuo, en el proceso de
construcción de una vida plena.
Se orienta a la transformación de las personas, que con su cambio, generan un
impacto en el entorno al que pertenecen.
El resultado final es la evolución y transformación de la sociedad
Orgullo personal por la vida que cada uno construye en el entorno propio de su
organización, aportativo y de creación de valor para la persona y la empresa
Nuestros Valores
Nuestros Programas están basados en un modelo aperturista de Valores. Se
trata de un modelo inspirador y motivador, para que cada uno identifique y
descubra lo que le da valor a sí mismo y la base en torno a la que quiere
realizar su propia construcción.
Está diseñado a partir de la investigación sobre las experiencias realizadas en
los proyectos más avanzados a nivel mundial.
RESPETO
Escucha, Aceptación e Integración de la diversidad humana.
Permite emerger a cada uno en su máxima plenitud y abre un espacio a la
legitimidad de los demás en sus diferencias y autonomía.
CONFIANZA
Sensación de seguridad en uno mismo y en la vida, que hace
previsible lo que está por venir.
Permite a las personas actuar libremente para generar iniciativas y desarrollo.
Es el gran motor de la acción y del potencial transformador de los seres
humanos. Sin confianza no hay brillo.
COMPROMISO
Identificación personal con las propias decisiones y realización de las
promesas asumidas desde la libertad.
Define nuestra identidad, el grado de fiabilidad de nuestra palabra y la
efectividad en la coordinación de acciones.
INTEGRIDAD
Construcción de la persona que quiero ser, dando pasos coherentes en
el recorrido.
Asumir la responsabilidad de nuestras acciones y ser conscientes del tipo de
persona que construimos al actuar como actuamos.
CORAJE
Poder personal y Valentía para llevar a cabo la acción y lograr que las
cosas sucedan.
Remite al espacio de posibilidades, al espacio de acciones posibles. Con coraje,
las personas creamos nuestro propio destino.
Investigación
Estamos en contacto y somos referente, a nivel mundial, de Centros que
trabajan en el ámbito de los Valores Humanos. Intercambiamos información y
estamos en continuo movimiento, enriquecido por la multiculturalidad y la
diversidad de las personas que acuden a nuestros programas.
Cada nueva edición se plantea con foco experimental. Ampliamos los
colectivos a los que nos dirigimos y analizamos los resultados en función de las
variables diferenciales. Estamos en una continua revisión y evolución de
temáticas, abordajes y pedagogías, con el fin de generar conocimientos y
metodologías efectivas en nuestro ámbito de actuación.
La apertura de nuevas experiencias incluye equipos multidisciplinares, que
desde diferentes perspectivas, aportan diferentes visiones a los proyectos que
abordamos.
Colaboradores
Club de Transformakers
Soñadores que desean cambiar el mundo, transformando su propia vida en
torno a los Valores palanca propuestos por CIVSEM:
RESPETO-CONFIANZA-COMPROMISO-INTEGRIDAD-CORAJE
Se alimentan y se nutren entre sí para sostener y elevar su energía y llevarla a
su propia vida y a los proyectos emprendidos.
Creación de una red de apoyo mutuo.
Tiene como objetivos principales:
Contribuir a la Transformación Social
Generar una economía colaborativa
Seguir en contacto
Energía
Corporalidad y meditación Grupos de reflexión Actividades de ocio Actividades para
adolescentes y niños
Movimiento transformador
Acción
Lanzadera de empleo Emprendimiento Proyectos sociales
Movimiento transformador
Energía/acción
La redarquía es un nuevo paradigma que traza un nuevo camino audaz para construir las organizaciones del
futuro. Una nueva estructura organizativa pensada para un nuevo mundo interconectado. La redarquía
complementa las estructuras organizativas heredadas del pasado y proporciona un enfoque sistemático para
mantenernos competitivos cuando el cambio es discontinuo y el futuro es cada vez menos una extrapolación
del pasado.. Reseña del editor. La redarquía es un nuevo paradigma que traza un nuevo camino audaz para
construir las organizaciones del futuro. Una nueva estructura buenas razones para que las empresas traten de
pensar más allá de la jerarquía” . Por eso propongo que utilicemos el concepto redarquía para .. orden
emergente en la Era de la Colaboración” por José Cabrera | TL. Redarquía - Más allá de la jerarquía. Uno de
los mayores desafíos a los se enfrentan las organizaciones ante la incertidumbre, es cómo organizarse para
Cabrera Management Consultants Redarquía - Màs allá de la Jerarquía. 1. @cabreramc José Cabrera
Gracias Blog.cabreramc.com. Ficha de producto del libro Redarquía: más allá
Al fin nos hemos dado cuenta de que necesitamos construir nuevas organizaciones
más abiertas, participativas y transparentes; organizaciones que nos permitan
colaborar para dar una respuesta colectiva -la única posible- a los nuevos retos. Pero
todavía nos falta responder a algunas preguntas fundamentales: ¿Qué tipo de
estructura deben tener estas nuevas organizaciones?, ¿Sustituirá esa nueva
estructura al actual modelo jerárquico?, ¿Cómo resolvemos el choque entre las
necesidades personales de libertad y autonomía y las necesidades organizativas de
predicción y control?.
Para responder a estas preguntas quisiera proponeros el concepto de redarquía,
que define el nuevo orden emergente en las organizaciones colaborativas. Es un
término prácticamente inédito, que hasta ahora no aparece en las páginas de
resultados de Google, pero que pienso refleja muy bien la estructura organizativa
que podemos encontrar en las nuevas redes de colaboración, basadas en el valor
añadido de las personas, la autenticidad y la confianza. Por ejemplo, en las
comunidades de software libre.
Pero el tiempo no pasa en balde, y las circunstancias que nos rodean han cambiado
por completo. La eficiencia y la escalabilidad -problemas que en su momento fueron
clave para el surgimiento de las organizaciones jerárquicas- han dejado de ser
centrales, y han sido sustituidos por nuevos valores como la colaboración, el
compromiso, la transparencia, la creatividad y la innovación.
Con todo y con eso, el principal problema con el que nos enfrentamos es que estas
organizaciones jerárquicas han acabado convertidas en auténticas
organizaciones de poder. En teoría, este poder está alineado con los intereses
reales de la organización; es decir, el poder actúa por el bien de todos. Pero a
medida que las instituciones se han vuelto más complejas y opacas, ese poder ha
dejado de servir a los intereses de la organización y, en muchas ocasiones, ha
pasado a obedecer casi exclusivamente a los intereses personales de una casta
dirigente, tal y como podemos comprobar cada día a través de los medios de
comunicación.
Jerarquía y redarquía
La jerarquía es un orden impuesto (de arriba abajo) que establece las relaciones de
autoridad y poder formal entre superiores y subordinados en el seno de las
organizaciones tradicionales. La redarquía, en cambio, es un orden emergente (de
abajo arriba) que surge como resultado de las relaciones de participación y los
flujos de actividad generados en los entornos colaborativos.
Este modelo asume que la solución no va a bajar del cielo, tampoco de la cúspide de
la pirámide en la que se encuentra el líder todopoderoso. Muy al contrario. Es la
colaboración en redes abiertas de todos los agentes la que genera nuevas
interacciones, la que hace aflorar todas las propuestas, y la que, en última
instancia, hace posible que la solución emerja de forma natural, de abajo arriba.
El libro es un ensayo muy ameno y reflexivo sobre estas cuestiones. En el se abordan las
cuestiones claves que decidirán el futuro de nuestras organizaciones en la Era de la
Colaboración:
¿Cómo impacta la redarquía al liderazgo? ¿Cuál es el nuevo papel del líder como
Arquitecto Social?
Las evidencias de que nuestras organizaciones no están preparadas para este nuevo
contexto son claramente visibles.Todo apunta a que las estructuras jerárquicas y
altamente burocratizadas están fracasando en sus intentos para ajustarse a la nueva
realidad. Necesariamente tenemos que repensar cómo queremos que sean nuestras
organizaciones en el futuro.
Cada día es más evidente que, al menos durante las próximas décadas, los medios de
comunicación social serán el motor de grandes transformaciones en nuestros modelos
productivos. Por lo que nuestras organizaciones han emprendido ya un viaje sin retorno,
del que conocemos su punto de partida, pero del que no conocemos en detalle el punto
de llegada, aún por definir. El desafío está en pasar de las organizaciones cerradas de
hoy, centradas en los procesos, diseñadas como maquinas y con sus puntos de referencia
en el pasado, a organizaciones abiertas, centradas en las personas, y diseñadas como
sistemas adaptativos capaces de transformarse y reinventarse así mismas
continuamente. La innovación, continua y discontinua, es hoy necesaria para la
generación de ventaja competitiva y asegurar la supervivencia a largo plazo de la
organización.
En la reflexión de hoy veremos que, con el fin de abordar estas cuestiones, debemos
crear organizaciones «Duales», que tengan las doble capacidad de explotar las viejas
certezas y explorar las nuevas realidades, que sean capaces de obtener resultados y a la
vez interactuar con la complejidad inherente a un mundo hiperconectado.
Tres son los pasos que nos abren el camino hacia las organizaciones bimodales. (1) En
primer lugar, necesitamos nuevos modelos mentales para construir y liderar
organizaciones capaces de conectar con la inteligencia colectiva de su gente y hacer del
liderazgo y la innovación el trabajo de todos. (2) En segundo lugar, necesitamos nuevas
estructuras organizativas capaces de interactuar con la nueva realidad. (3) Y por último,
necesitamos nuevos modelos sistémicos para el cambio, una hoja de ruta que nos
permita pasar de las organizaciones jerárquicas actuales a nuevos modelos organizativos
bimodales capaces de aprender, adaptarse y abordar la complejidad manteniendo su
capacidad operativa y los resultados del negocio durante todo el período que dure la
necesaria transformación.
Este es el dilema al que nos enfrentamos como líderes. ¿Cómo podemos desmantelar la
jerarquía/burocracia actual y construir organizaciones capaces de interactuar con un
entorno necesariamente más inestable, complejo y global, y a la vez mantener la
coordinación, el control y los resultados?
Ya tenemos las herramientas, las nuevas tecnologías sociales, como hemos visto en
una conversación anterior, hacen posible la coordinación del esfuerzo humano sin
sacrificar la creatividad y la iniciativa de las personas. Así que lo que necesitamos ahora
es cambiar de visión; cambiar nuestra forma de pensar, de ver y de entender el mundo.
No resultará fácil. De hecho, este es el reto más difícil, porque son nuestros esquemas
mentales los que nos han traído hasta aquí. Pero en eso consiste esencialmente el
liderazgo del futuro.
Las organizaciones jerárquicas que hemos creado en el último siglo ponen el énfasis en el
trabajo y el capital como base de los procesos de creación de valor. Y haciendo esto no
solo no responden a las necesidades actuales de las empresas –agilidad, innovación y
gestión de la inteligencia colectiva-, sino que además han creado un modelo de
participación de los empleados que no permite liberar su creatividad. Por si fuera poco,
este modelo ha generado un nivel de complejidad en las estructuras organizativas que
hace prácticamente imposible responder adecuadamente a los cambios del mercado
global y digitalizado.
Para afrontar los nuevos desafíos las organizaciones han de buscar un nuevo
balance entre la jerarquía como garante de predictibilidad y control, y la redarquía
como motor de innovación y crecimiento. Tenemos, pues, que enfrentarnos a la
necesidad de nuevas estructuras organizativas y al hecho de que los nuevos imperativos
de gestión no son alcanzables únicamente con las estructuras jerarquizadas, altamente
centralizadas y burocráticas que hemos construido hasta ahora.
La redarquía hace posible nuevas formas de coordinar nuestros esfuerzos, donde las
personas tengan la posibilidad de elegir su marco de contribución y comprometerse con
aquello que realmente les apasiona. Es una moneda de dos caras, eso sí, con más
libertad para elegir y mayor compromiso para cumplir.
En otras palabras, hemos de buscar un nuevo equilibrio entre la jerarquía como garante
de predictibilidad y control y la redarquía como motor de propósito, innovación y
crecimiento. Para ello, vamos a tener que dar a nuestras organizaciones una nueva
dimensión social, buscando el nuevo equilibrio necesario entre las necesidades de
resultados sostenibles de los accionistas y las necesidades de las personas de encontrar
sentido y propósito en lo que hacen.
En la Era de la Colaboración una organización solo puede ser verdaderamente
competitiva conectando con la inteligencia colectiva de todas las personas que la integran,
aprovechando al máximo las nuevas formas de hacer y los nuevos modelos de
colaboración que nos ofrece la web social. El desafío está en que el uso de las
tecnologías sociales solo es posible dentro de una cultura de confianza, clave para
generar interacciones productivas entre las personas y entre las organizaciones. Si los
desafíos a los que nos enfrentamos son de una complejidad tal que superan la capacidad
de nuestros líderes, la respuesta ha de ser necesariamente colectiva.
Organizaciones Duales
La arquitectura organizativa es un medio para lograr un fin, que es en última instancia ser
capaz de interactuar en el nuevo contexto para aprender, adaptarnos y mantenernos
competitivos a pesar de la inestabilidad e incertidumbre del entorno. De ahí que las
organizaciones en el futuro han de mostrar una capacidad bimodal, integrando dos niveles
operativos en su estructura, que les permitan simultanear los resultados operativos con
una mayor capacidad de recuperación operativa frente a la incertidumbre la volatilidad de
los mercados digitales- Por definición, la empresa dual es capaz de combinar diversas
estructuras y culturas organizativas en función de sus objetivos:
La redarquía emerge como estructura natural de las nuevas organizaciones en red, facilita
la innovación y hace posible que las personas creativas opten por aquellas contribuciones
que más les motivan y que mejor se alinean con sus propias habilidades. En la redarquía,
las tareas pueden ser elegidas y no impuestas, y la capacidad de decisión de cada uno
viene determinada por su reputación personal y el valor añadido que aporta a la
organización.
Así como la jerarquía es un orden impuesto que establece las relaciones de delegación de
autoridad entre superiores y subordinados, la redarquía es un orden emergente que surge
como resultado de las relaciones de participación y los flujos de actividad generados en
los entornos colaborativos. La redarquía da así a nuestras organizaciones dos nuevas
dimensiones importantes: una dimensión de red que tiene que ver con el conjunto de
nodos y enlaces que facilitan las relaciones, y una dimensión social, la comunidad, que
hace posible el desarrollo de una identidad colectiva.
Mientras que una jerarquía típica no suele cambiar mucho de un año para otro, la
redarquía, se transforma constantemente y con facilidad. Como no incluye niveles
burocráticos, prohibiciones de tipo orden y control o procesos burocraticos, la redarquía
alienta la contribución individual, la creatividad e innovación que una jerarquía jamás
podrá proporcionar. Al ser un nuevo marco de contribución en el que participan una
porción transversal de empleados de todos los niveles y departamentos de la
organización, la redarquía libera información de los silos y los estamentos jerárquicos,
permitiendo que fluya con mucha más libertad y a mayor velocidad.
Ralph D. Stacey
Cada día es más obvio que nuestros líderes no tienen la respuesta. A pesar de lo cual, la
mayor parte de los libros sobre liderazgo, y las mejores escuelas de negocio, continúan
negando lo obvio: nuestra incapacidad para gestionar, predecir o controlar lo que pasará
en un contexto como el actual de volatilidad extrema. Seguimos empeñados en aplicar,
sobre un territorio nuevo y volátil, herramientas diseñadas hace un siglo, pensadas para la
planificación, el control, la certeza y la predictibilidad.
La premisa fundamental sigue siendo que el trabajo del líder es elegir el estado futuro de
la organización, y guiar su desarrollo en esa misma dirección. Sin embargo, nuestra
experiencia nos muestra, cada día, que en un mundo global, complejo e incierto, la
realidad organizativa no es planificable; que emerge como resultado de innumerables
interacciones e intereses imprevisibles; y que los conocimientos y experiencias que
hemos ido acumulando en nuestro paso por el escenario anterior, acaban convertidos en
disfuncionalidades y errores graves cuando se aplican al contexto actual
sistematicamente disruptivo.
El primer paso es que consigas abrir tu mente. Piensa que la posibilidad de comprender el
nuevo contexto no depende de la claridad de los hechos, ni de la cantidad de información
que tengamos, sino que, hoy más que nunca, depende de nuestra capacidad para
crear nuevas perspectivas de la realidad, de integrar nuevas experiencias y
desarrollar nuevas formas de acción colectiva.
La realidad de la incertidumbre
Tal y como explica Nassim Taleb en su libro “El Cisne Negro”, nos encontramos en un
mundo nuevo, dominado por lo desconocido y lo imprevisible. Nos hallamos frente a un
futuro emergente, en el que todos somos parte del problema y de la solución, y en el que,
para abordar los nuevos retos, debemos asumir que “lo que no sabemos es más
importante que lo que sabemos”. Tanto es así que la complejidad creciente de este mundo
global, interconectado y compuesto por innumerables actores, nos lleva a pensar que la
estabilidad, en el nuevo escenario, será la excepcion en un entorno estructuralmente
inestable.
De ahí que esta sea, precisamente, una de las primeras preguntas que Ralph nos plantea
en su libro: ¿Por qué seguimos hablando, explicando y prescribiendo soluciones a
nuestros desafíos actuales sobre una base intelectual que contradice completamente a la
experiencia?
«Necesitamos dejar de fantasear acerca de lo que las organizaciones deberían ser, para
dedicarnos seriamente a explorar la realidad de la vida de nuestras organizaciones»
Ralph nos propone en su libro ver a las organizaciones como son realmente, como
sistemas adaptativos, es decir como interacciones conversacionales entre personas y
relaciones de poder en las que se negocian decisiones basadas en ideologias e intereses
concretos, donde la continuidad organizacional y los cambios emergen
impredediblemente en vez de ser el resultado de un plan global predefinido.
Autoorganización y emergencia
Ralph Stacey nos propone analizar la realidad de las organizaciones desde la perspectiva
de las ciencias de la complejidad e incertidumbre. El reconocimiento de que las
organizaciones son el resultado de una multitud de interacciones, tal y como, en cierto
modo, sucede con los seres vivos y con otros sistemas complejos, nos lleva a afirmar que,
al igual que ocurre con los seres vivos, la capacidad de adaptación es un eje motor de los
cambios organizativos.
Y la emergencia es otro concepto que nos ayuda a entender el proceso dinámico por el
cual surge -de forma impredecible- un orden superior, resultado de las múltiples
interacciones que se producen en las organizaciones autoorganizadas. La emergencia es,
por tanto, el nuevo orden. Un nuevo orden que resulta de la dinámica de las interacciones,
que no viene marcado -como en las organizaciones jerárquicas- por la dirección y el
control, y que, a diferencia de las férreas e inflexibles estructuras jerárquicas, es capaz de
dar respuesta a los retos excepcionalmente complejos a los que nos enfrentamos.
Liderazgo e incertidumbre
El liderazgo adaptativo exige, pues, poner un mayor foco en las interacciones y en las
personas. Como líderes adaptativos debemos ser capaces de influir en los demás, y de
crear las condiciones que faciliten la emergencia de nuevas soluciones. Debemos
fomentar la colaboración y la participación de todos, la cultura abierta y la transparencia
en las interacciones, teniendo siempre en cuenta que la innovación surge según la forma
en que las interacciones son gobernadas y facilitadas. Y debemos facilitar la
comunicación y la co-creación entre los distintos nodos de la organización, para
desarrollar al máximo el capital humano y social.
Redarquía e incertidumbre
Piensa que, hoy en día, en el seno de las organizaciones, las personas logran sus metas
interactuando con un número pequeño de personas; es decir, a través de interacciones
locales. Estas interacciones locales hacen que cada equipo, grupo o departamento tenga
sus propias formas de hacer y relacionarse. Y están fuertemente condicionadas y
limitadas por la estructura jerárquica, por las estructuras de reporting, por la división del
trabajo y, muy particularmente, por la obligación de hacer lo que se considera correcto en
la organización; es decir, por sus valores y su cultura.
El modelo organizativo tradicional nos constriñe, y nos impide dar una respuesta
adecuada. La realidad nos muestra cada día que, en tiempos de incertidumbre, las
estructuras jerárquicas funcionales -las divisiones operativas- compiten entre sí, luchan
por los recursos internos, y se olvidan con frecuencia de que, en un entorno inestable e
impredecible, la colaboración es la forma mas poderosa de crear valor. Olvidan, por tanto,
que la colaboración y la confianza son claves para la adaptabilidad y flexibilidad
organizativa en un entorno cada día mas complejo y global.
Los nuevos espacios de comunicación -los blogs, tweets y redes sociales- están teniendo
un impacto real en los entornos de trabajo, en los procesos y en la estructura de nuestras
organizaciones. Las nuevas generaciones de nativos digitales -recién llegados a las
organizaciones- aprenden, innovan, colaboran y hacen las cosas de forma
sustancialmente distinta a las generaciones anteriores. De ahí, la necesidad de crear
nuevas estructuras y marcos de contribución mas dinámicos, que hagan posible la
innovación y la diferenciación a todos los niveles. Y de ahí mi propuesta, que pasa por el
desarrollo de una nueva estructura redárquica complementaria, que supla las evidentes
carencias del modelo organizativo jerárquico, y lo vaya sustituyendo paso a paso, al ritmo
que la organización lo necesite.
Como ya he explicado en otras conversaciones, la redarquía emerge como estructura
natural de las nuevas organizaciones en red, facilita la innovación y hace posible que las
personas creativas opten por aquellas contribuciones que más les motivan, y que mejor
se alinean con sus propias habilidades. En la redarquía, las tareas pueden ser elegidas y
no impuestas, y la capacidad de decisión de cada uno viene determinada por su
reputación personal y el valor añadido que aporta a la organización.
Por eso pienso que, ante lo imprevisible, una estructura dual jerarquía-redarquía puede
asegurar la sostenibilidad y la escalabilidad necesarias y, a la vez, es capaz de
mantenerse ágil y flexible en sus interacciones con el entorno.
A modo de resumen
“La mejor manera de prepararse para actuar no es intentar adivinar lo que está adelante y
mirar hacia atrás, sino percibir la dinámica que nos trajo hasta aquí y aprender con ella»
Por lo que para salir con éxito de la crisis actual vamos a necesitar algo mas que ajustes
presupuestarios, medidas de control financiero o nuevos bonos europeos seguros. Quizás
debamos, como nos propone Ralph, comenzar por repensarnos radicalmente lo que
hacen nuestros líderes, ejecutivos, gerentes y lo que hacemos todos nosotros cada día en
nuestras organizaciones. La buena noticia está en que en las ciencias de la
incertidumbre lo posible siempre es más edificante que lo real.
Necesitamos, pues, nuevos modelos que nos permitan crear valor a través de las
personas; un nuevo paradigma que nos ayude a aprovechar el conocimiento y las
experiencias del pasado y que, al mismo tiempo, nos permita introducir las innovaciones
que necesitamos para cambiar y encontrar la respuesta a los nuevos desafíos. Por todo
ello, encuentro enormemente atractiva la propuesta que Ronald Heifetz nos hace en «La
Práctica del Liderazgo Adaptativo», su libro más reciente, escrito conjuntamente con
Marty Linsky y Alexander Grashow. En esta obra, Heifetz nos sugiere que abordemos
nuestros desafíos adaptativos tal como lo hacen los demás seres vivos.
La biología como punto de partida
La naturaleza nos enseña que unos pequeños cambios en el ADN pueden tener un
impacto radical en la capacidad de las especies para adaptarse al nuevo medio y
prosperar. Las pruebas están ahí: la secuenciación del genoma del chimpancé reveló
que su material genético es, en aproximadamente un 98%, idéntico al del hombre. Sin
embargo, el resultado ha sido totalmente diferente. Un cambio en el ADN de tan sólo el
2% ha proporcionado al ser humano un cerebro superior, y le ha permitido desarrollar
avances tan significativos como la habilidad para caminar erguido y para elaborar
lenguajes complejos.
No se trata, por tanto, de cambiarlo todo de golpe -eso significaría echar por la borda toda
la experiencia y el conocimiento de la organización- sino de ir evolucionando, de cambiar
con agilidad, de salirse del plan cuando hace falta para adaptarnos a los nuevos retos. Es
un proceso experimental en el que, muy posiblemente, la mayor parte de los cambios no
dará los frutos que esperamos, pero en el que algunas de las innovaciones introducidas
nos permitirán cambiar para adaptarnos y crecer en la dirección adecuada.
Hay que tener una cosa muy clara: el Liderazgo Adaptativo no consiste sólo en cambiar.
De hecho, si acudimos al campo de la biología podemos comprobar que la naturaleza
conserva la mayor parte del ADN anterior. Esto mismo aplica a nuestras organizaciones y
a nuestra vida profesional, en las que debemos ser capaces de identificar aquello que
deseamos conservar, normalmente lo mejor de nuestra experiencia anterior. Por
desgracia, muchos líderes ignoran esta premisa y se concentran exclusivamente en el
cambio. Olvidan así una parte fundamental de su labor: recordar a la gente que un
proceso de cambio también implica una gran reflexión constructiva sobre lo que se ha de
preservar.
Este es el motivo por el que prefiero hablar del Liderazgo Adaptativo como movilización de
los trabajos de adaptación, más que como cambio transformacional. Nuestra experiencia
en sectores donde el legado acumulado a lo largo de los años es especialmente poderoso
(por ejemplo, el financiero) nos demuestra que la palabra «transformación» ha adquirido
una cierta connotación negativa capaz de bloquear los cambios deseados. La explicación
de este rechazo es bien sencilla: el concepto de transformación está asociado a una
creación totalmente nueva, y la organización interpreta esta apuesta como una negación
total de la historia y la cultura anteriores.
Cada problema es una brecha que separa nuestras aspiraciones y la realidad. En nuestro
trabajo diario estamos acostumbrados a enfrentarnos a problemas meramente técnicos,
para los que conocemos las respuestas. Eso significa que podemos cerrar la brecha
aplicando los conocimientos y experiencias anteriores. Sin embargo, cuando nos
enfrentamos a un reto de adaptación, la brecha no se puede cerrar utilizando los
conocimientos técnicos existentes, puesto que son retos a los que no nos hemos
enfrentado con anterioridad. Es decir, no conocemos con certeza la solución adecuada, y
la brecha no se puede cerrar con procedimientos operativos estándar, ni con el tradicional
«ordeno y mando» que sí nos ha funcionado en otras ocasiones. Para cerrar la brecha es
imprescindible realizar cambios en las personas, crear nuevos hábitos y formas de hacer
las cosas. Por eso decimos que los retos adaptativos requieren que desarrollemos
conocimientos y habilidades nuevas.
Tal y como explica Heifetz, en un reto técnico conocemos tanto el problema como la
solución. Es decir, nos enfrentamos a un reto para el que ya disponemos de una solución,
así que nuestro trabajo como líderes consiste en coordinar y movilizar a la gente para que
haga lo que ya sabe hacer, y lo haga bien. Eso no significa que los problemas técnicos
sean fáciles de resolver, ni que sean poco importantes. Simplemente, significa que se
pueden resolver dentro del marco de nuestra experiencia anterior, usando conocimientos,
metodologías y herramientas que ya existen.
En cambio, un desafío adaptativo exige a las personas que desarrollen una nueva
forma de hacer las cosas. Y eso implica descartar algunas de las costumbres, las
prácticas y las asunciones del pasado. Resulta evidente, por tanto, que los desafíos
adaptativos no resultan cómodos ni sencillos de resolver. La gente espera que el líder sea
capaz de dar con la respuesta adecuada. Pero eso es imposible. El líder puede plantear
las preguntas adecuadas, pero no puede dar con la solución, porque la solución se
encuentra en las propias personas, que deben ser capaces de cambiar y de adaptarse a
las nuevas exigencias del entorno.
Es decir, el líder no puede eximir a las personas de su responsabilidad. La clave está en
asumir que las personas de la organización son, a la vez, parte del problema y parte de la
solución. Y en entender que ya no hay respuestas mágicas, sino preguntas capaces de
hacernos avanzar en la dirección adecuada.
Normalmente asumimos que el liderazgo es oligárquico, es decir, que es ejercido por unos
pocos situados en una posición de autoridad sobre el resto de la organización. Después
de 150 años de «management ortodoxo» -basado en la jerarquía y en las prácticas y
técnicas de la Era Industrial- nos resulta difícil concebir otras formas alternativas de
liderazgo. Pero si hay algo claro a estas alturas de la crisis es que las repuestas ya no
pueden venir de lo alto de las pirámides organizativas. Los problemas son demasiado
complejos como para que las respuestas estén en manos de unos pocos. El punto de
partida ha de ser, necesariamente, un ejercicio de humildad. Debemos asumir que, como
líderes individuales, no tenemos la capacidad para encontrar las respuestas que
necesitamos. Para hacer frente a los retos complejos a los que ahora nos enfrentamos, la
repuesta ha de ser colectiva.
El trabajo del Liderazgo Adaptativo es, por tanto, una responsabilidad de todos.
Cualquier persona de la organización, con autoridad formal o sin ella, ha de ser capaz de
enfrentarse a la nueva realidad, de identificar aquellas preguntas clave que nos
permitirán anticipar el impacto de los cambios en nuestra organización, y de movilizar a
otras personas para que asuman la responsabilidad colectiva que nos permitirá disminuir
la brecha entre la situación actual de las cosas y el escenario deseado (un futuro mejor
para la organización).
Movilizar a las personas fuera y dentro de nuestra área de responsabilidad, de forma que
podamos hacer frente a los desafíos adaptativos y seamos capaces de crear las
condiciones necesarias para prosperar en el nuevo entorno.
Seleccionar lo que queremos mantener y preservar, lo que es prescindible y debemos
descartar, y las nuevas capacidades que debemos crear para afrontar el futuro con éxito.
Gestionar los conflictos inevitables, las pérdidas y la confusión asociadas a los cambios,
de forma que las perturbaciones sean productivas en vez de destructivas para las
personas y la organización.
4. Las personas son parte del problema y de la solución. Las “partes interesadas”
tienen la responsabilidad de la solución de los problemas. No puedes quitarles el
problema de encima. Los desafíos adaptativos exigen que sean las mismas personas las
que se enfrenten a las nuevas realidades y cambien algunas de sus prioridades,
actitudes y comportamientos con el fin de prosperar en un mundo cambiante.
Es fundamental tener esto en cuenta para evaluar y desactivar las posturas de oposición
a la innovación, que son las que en última instancia acaban poniendo en riesgo la
supervivencia de la organización en un entorno cambiante.
Sal de tu “Zona de Confort”. Dedica una parte de tu tiempo a explorar la nueva realidad
y a encontrar las tendencias que en un futuro próximo afectarán a tu vida, a tus mercados
y a tu organización. Interactúa con la nueva realidad, lo esencial es acceder a las nuevas
conversaciones que han surgido en la Web y participar en ellas de forma activa.
Atrévete con los desafíos adaptativos. Identifica la brecha existente entre las
expectativas de la organización y la realidad. Separa los desafíos adaptativos de los
problemas técnicos. Ya has visto que ambos precisan de soluciones totalmente diferentes.
Plantea los nuevos retos a la organización y realiza las preguntas adecuadas para que
entre todos podáis encontrar una respuesta colectiva.
Construye los nuevos mapas. Encuentra el tiempo que necesitas para explorar el futuro,
para descubrir los nuevos retos y reflexionar sobre el impacto de los cambios en tu
organización. Recuerda que estás explorando un escenario completamente nuevo, y que
los enfoques y los esquemas mentales del pasado ya no sirven. Necesitamos construir los
nuevos mapas porque, para gestionar el futuro, «lo que no sabemos «es más importante
que «lo que sabemos».
Evita los passion killers. Un profesional con pasión por lo que hace, con energía positiva
y ganas de aprender es preferible a un «genio» pesimista y desanimado. La clave está en
evitar las prácticas y costumbres que acaban minando la energía positiva de la
organización.
A modo de resumen. El Liderazgo Adaptativo exige movilizar a las personas para que
asuman las nuevas realidades y se enfrenten a los nuevos desafíos planteados por la Era
de la Colaboración. Se trata de aprender colectivamente, de cambiar prioridades,
actitudes y comportamientos con el fin de prosperar en un mundo incierto, cambiante y
cada vez más complejo. A corto plazo debemos movilizar a las personas para superar los
desafíos inmediatos, y a largo plazo debemos ser capaces de generar los nuevos genes,
la nueva cultura que nos permitirá prosperar en el futuro.
“El secreto del éxito no es prever el futuro, sino crear una organización que prosperará en
un futuro que no puede ser previsto»
Si hay algo que ha marcado mi futuro profesional esto ha sido el convencimiento personal
de que la mejor manera de lograr el éxito en todo lo que emprendía era hacer posible el
éxito compartido. Este es, en mi opinión, el compromiso más importante de un líder con
sus seguidores, el compromiso con su desarrollo personal y con su éxito profesional.
En la reflexión de hoy quisiera profundizar la vinculación del éxito con el compromiso con
los demás de la mano de Adam Grant, una autoridad de la psicología positiva. Su obra
“Give and Take”, basada en mas de diez años de investigación sobre las relaciones
humanas, rompe el mito de que la avaricia es el camino al éxito y nos da ejemplos
concretos de porqué en la Era de la Colaboración el éxito sostenible en nuestras vidas
pasa necesariamente por el éxito de los que nos rodean. Su visión, sin duda alguna, tiene
profundas implicaciones en la forma en que nos relacionamos con nuestros familiares y
amigos, gestionamos nuestras carreras, criamos a nuestros hijos y diseñamos nuestras
organizaciones.
Dadores – Aquellos que » normalmente dan más de lo que reciben «. Son Generosos en
sus relaciones y les gusta ayudar a los demás sin condiciones . Comparten de forma
natural sus conocimientos y resuelven problemas a los demás sin buscar nada a cambio.
Tomadores – Aquellos a los que les gusta » recibir más de lo que dan «. Son personas,
por contraste, generalmente competitivas, que tratan de obtener la mayor cantidad
posible de nosotros, sin dar nada a cambio. Operan bajo la premisa de que si no hacen
nada por si mismo nadie lo hará. Son maestros en acaparar el crédito y la auto-
promoción y su objetivo final es asegurarse que están solos en la cima.
Comparadores – Son personas que se esfuerzan por » mantener un equilibrio entre dar y
recibir». Son equitativos y tienden a buscar reciprocidad en sus relaciones. Cuando hacen
un favor a alguien esperan que se lo devuelvan en otra ocasión.
Para responder a esta pregunta de una forma objetiva, Grant llevo a cabo un extenso
estudio en tres ámbitos muy diferentes: la ingeniería, la medicina y las ventas. En cada
una de las empresas, los investigadores recopilaron datos sobre si los empleados tienden
a operar como dadores, tomadores o comparadores y cuzaron estos resultados con datos
objetivos sobre su desempeño profesional, la productividad y las tasas de error en la
ingeniería, las calificaciones en la escuela de medicina y los ingresos de las ventas.
En las tres opciones, los “dadores” fueron los de peor desempeño . Los ingenieros con la
productividad más baja y mayor número de errores fueron aquellos cuyos colegas les
calificaban como los que hacían muchos más a favores de lo que recibían a cambio. Del
mismo modo, los estudiantes de medicina con las calificaciones más pobres y
comerciales con el número de ventas anuales más bajas, fueron los que se identificaron
mas frecuentemente con frases como » Me encanta ayudar a los demás». Estos
«dadores» se quedaban sin tiempo y energía para completar su trabajo de manera eficaz
porque ponen a los demás por delante de ellos.
Sin embargo, las personas con mayor éxito resultaron ser también «dadores». En los tres
contextos, ingeniería, medicina y ventas los mayores triunfadores fueron las personas
más impulsadas a ayudar a los demás .
¿Que diferencia a los “dadores exitosos” de los “dadores fallidos”? La clave está en la
capacidad para dar y apoyar a los demás en formas que no solo no están en conflicto con
sus intereses personales, sino que les ayudan a ser mas exitosos. Son personas capaces
de ayudar a los demás con un coste personal muy bajo, se preocupan por beneficiar a los
demás, pero también tienen metas ambiciosas para la promoción de sus propios
intereses. Su generosidad tiende a forjar relaciones más profundas; al abrir las puertas a
nuevas redes su reputación crece, por lo que se convierten en colaboradores de
confianza y ganan la lealtad de sus compañeros. Todo lo contrario ocurre con los
“dadores fallidos” que tienen el problema de ser demasiado empáticos y altruistas, por lo
que acaban sacrificando su éxito personal a favor de los demás.
Equipado con estas estrategias de auto preservación, los dadores exitosos logran
generalmente mejores resultados que sus colegas “tomadores” o “comparadores”. Pero
es que además su éxito tiene una cualidad diferente. Y es que logran su metas personales
de manera con estrategias “gana-gana”. Es decir que hacen amigos, no enemigos en el
camino, por lo que no están nunca solos en la cima, como es el caso de muchos
“tomadores” cuyo éxito se basa en la explotación de los demás o en la atribución personal
de un éxito colectivo.
Adam Grant ha puesto en marcha el portal Give and Take donde si dedicas unos minutos
a completar el test de evaluación puedes conocer tu estilo personal. Necesitas darte de
alta con tu mail para recibir los resultados.
Puedes hacer una Autoevaluación respondiendo de forma natural y honesta al test, y
también comprobar tu propia evaluación con las de tus compañeros, enviando la
encuestas la algunos contactos de tu red para que sean ellos los que te evalúen. ¡A ver si
coinciden!.
La realidad es que aunque podemos lograr el éxito de ambas maneras, como dadores y
tomadores hay una diferencia fundamental. Cuando gana un tomador normalmente hay
alguien que pierde a su alrededor. En contraste cuando gana un dador su éxito crea valor
y se propaga en cascada a las personas a su alrededor. Esta diferencia es fundamental
en la cultura y en la productividad de las organizaciones. Alentar a los empleados tanto a
buscar como al proporcionar ayuda, reconocer a los “dadores, y descartar los
comportamientos individualistas de “tomadores”, las empresas pueden obtener beneficios
significativos y sostenible.
El único camino posible es que nos reinventemos como líderes. La imagen del líder
carismático, el genio que se sitúa en lo alto de la pirámide de las organizaciones y tiene
respuesta para todo se ha quedado desactualizada. Hoy, como líderes, no podemos ser
los únicos depositarios de las soluciones; no podemos decidir, solos, qué hay que hacer o
dejar de hacer ni que productos hay que lanzar. Eso pertenece a un pasado en el que los
mercados eran estables, conocíamos la competencia y habíamos tomado decisiones
parecidas en numerosas ocasiones. En esta nueva Era de la Colaboración y el
conocimiento, ya no podemos seguir siendo los fabricantes de decisiones.
Cada época histórica va asociada a un tipo de liderazgo. La Edad Antigua, tal vez por ser
la más larga, fue una época de constantes cambios políticos: las dinastías de
emperadores despóticos en la antigua Grecia; el Imperio Romano, seguido de la
República, donde el poder se repartía entre los miembros del Senado; el poder divino que
confería a los faraones la legitimidad de su liderazgo en Egipto. En la Edad Media era
característico el modelo de liderazgo feudal, donde una sola persona ejercía un férreo
control sobre sus súbditos. La Edad Moderna supuso el inicio de las estructuras
democráticas que han llegado hasta nuestros días. La historia del mundo ofrece cantidad
de ejemplos donde podemos ver el modo en que la figura del líder ha ido cambiando en
función de su contexto.
Sin embargo, la mayor parte de los libros sobre liderazgo continúan negando lo obvio:
somos incapaces de gestionar, predecir y controlar lo que pasará en un contexto tan
volátil como el actual. En este nuevo escenario, la respuesta ha de ser necesariamente
colectiva. Las soluciones emergerán de la acción valiente de muchas personas a todos
los niveles, que han sabido adaptar sus modelos mentales al nuevo escenario.
Son tiempos para cuestionar. ¿Cuáles son los retos del liderazgo en un mundo
complejo, diverso, e incierto? ¿Cómo podemos crear organizaciones ágiles, donde la
innovación sea el trabajo de todos? ¿Qué factores están impulsando la necesidad de una
nuevas habilidades de liderazgo? ¿Como mantenernos competitivos en la inestabilidad?
¿Cual es la mejor manera de prepararnos para el futuro?
Por todas estas razones me gusta hablar del líder como un arquitecto social, capaz de
movilizar a las personas dentro y fuera de su área de responsabilidad, de forma que
puedan hacer frente a los desafíos de forma adaptativa, creando las condiciones
necesarias para que su comunidad prospere en el nuevo entorno.
Como líderes adaptativos debemos ser capaces de decidir, como hace la naturaleza cada
día, ser capaces de decidir que parte del ADN de nuestra cultura organizativa debemos
quedarnos, cuál debemos descartar, y qué innovaciones debemos introducir. Es, al mismo
tiempo, un proceso conservador y progresista: tenemos que conservar aquello que
funciona, y debemos ser capaces de encontrar aquello que nos permitirá sobrevivir en el
futuro. La naturaleza nos enseña que unos pequeños cambios en el ADN pueden tener un
impacto radical en la capacidad de las especies para adaptarse al nuevo medio y
prosperar.
Como arquitectos sociales nuestro trabajo consiste hacer las preguntas adecuadas, y
crear las condiciones propicias para que las respuestas a los nuevos desafíos sean
colectivas, es decir, para que la solución emerja de forma natural fruto de las relaciones
de colaboración establecidas entre todas las personas de la organización y entre estas y
el exterior, aprovechando inteligencia colectiva.
Para ello es necesario movilizar a los demás —fuera y dentro de nuestra área de
responsabilidad— para lograr comprensión y acuerdo sobre lo que hay que hacer y cómo
hay que hacerlo, facilitar los esfuerzos, tanto individuales como colectivos, de adaptación
a los cambios y desarrollar las nuevas competencias y hábitos necesarios para adaptarse
a las nuevas circunstancia.
Como arquitectos sociales debemos crear las condiciones para que emerjan la confianza
y los compromisos que faciliten la cooperación, establecer credibilidad, comprender a los
demás, conectar emocionalmente y desarrollar las nuevas estructuras redarquicas que
hagan posible la innovación colectiva.
A diferencia del liderazgo formal desde una posición de autoridad, donde nuestro poder se
deriva de la posición, cuando actuamos como arquitectos sociales nuestro poder se deriva
de la autenticidad, credibilidad, y nuestra capacidad para tomar decisiones, y actuar
proactivamente como líderes en base a nuestra pasión, constancia, autoconfianza y valor
añadido a la comunidad..
Liderar es conversar
De ahí que, hoy más que nunca, necesitemos participar activamente en las
conversaciones que mantienen nuestros clientes, nuestros suministradores y nuestros
propios empleados. Solamente a través de esas conversaciones podremos entender
cómo nos afectan los cambios a nivel personal, y cómo afectan a nuestras
organizaciones. Solo así podremos saber qué hay que hacer y dejar de hacer, qué nuevos
productos y servicios demandan nuestros clientes, y qué tipo de organizaciones debemos
diseñar para atraer y retener el nuevo talento digital.
Los mercados son conversaciones. Esta es la primera conclusión del Manifiesto Cluetrain,
que ya en 1999 anticipaba el impacto que Internet iba a tener sobre los mercados
(consumidores) y las organizaciones. El manifiesto señalaba que, gracias precisamente a
esas nuevas conversaciones, iban a surgir nuevas y poderosas formas de organización
social, y nuevas formas de conocimiento colectivo. También avanzaba que las
organizaciones debían cambiar para acomodarse a los nuevos niveles de transparencia
surgidos en las conversaciones entre consumidores y organizaciones, y entre los mismos
empleados de las compañías.
Si lo piensas bien, esta es una noticia realmente buena. Para desarrollar las nuevas
capacidades no es necesario volver a la universidad, ni inscribirse en sofisticados cursos
de escuelas de negocio; tampoco hace falta que nos compremos el último libro sobre la
Web 2.0. Solo tenemos que aprender a interactuar con la nueva realidad, y a participar en
las conversaciones que tienen lugar cada día entre nuestros colegas, clientes,
colaboradores y amigos. Es decir, lo central no es acceder a la información, sino acceder
a las conversaciones y participar en ellas activamente. Son esas nuevas conversaciones
las que nos permitirán desarrollar nuestras capacidades como líderes; las que nos
permitirán conocer las necesidades de nuestros clientes y encontrar el nuevo talento que
requieren nuestras organizaciones.
Los nuevos medios de comunicación social nos develan y hacen visible, un rasgo medular
del fenómeno humano: los seres humanos viven y crean su mundo en el lenguaje, en
conversaciones. Por esta razón te animo a salir de tu zona de confort y dedicar una parte
de tu tiempo a participar en las miles de conversaciones que tiene lugar, cada día, en la
Web Social. Es la mejor manera de explorar la nueva realidad y a encontrar las
tendencias que en un futuro próximo afectarán a tu vida, a tus mercados y a tu
organización. Fomenta también conversaciones valientes, protege a los críticos y saca los
temas más difíciles y espinosos para discutirlos abiertamente. El reto del liderazgo
adaptativo está en saber sacar el máximo provecho de la historia y las capacidades de la
organización, sin dejarse esclavizar por el legado anterior. De cambiar un poco, para
cambiarlo todo.
Curso 1: Innovación empresarial: visión global
¿Te imaginas poder tener una visión global de cómo entender qué tiene valor para
los demás, crearles una solución y hacerla realidad? ¿Y conocer cómo cocinar
juntos los “ingredientes” necesarios para el éxito empresarial: cliente, liderazgo,
innovación, proceso, propuesta de valor, herramientas, tecnología, cultura, misión o
propósito, visión y estrategia? ¿Y si sólo quisieras tener una visión global, la
suficiente como para poder mejorar en la dirección de tu negocio o área, o
entenderte con las otras áreas y colaboradores, en lugar de realizar largos y costoso
masters? Esto es sin duda lo que puede aportarte este curso, a través del estudio de
un caso de éxito, junto a su protagonista. En él analizaremos una empresa que
estaba en una situación de subsistencia y para salir de ella decidió transformar su
único producto en una propuesta innovadora, patente internacionalmente premiada,
y que le permitió abrir el mercado de todo un continente. El caso incluye
testimonios reales, y es un caso único para poder transitar por todo lo que necesitas
para conseguir que una empresa (de cualquier tamaño y facturación) deje de
sobrevivir para pasar a “bienvivir” .
Duración: corta-media
Curso 2: Creatividad
El World Economic Forum realizó un estudio donde determinó que en 2020 (mañana)
las tres habilidades profesionales más importantes eran: resolución de problemas
complejos, pensamiento crítico y creatividad. Lo que no sabían es que esas 3 se
agrupan en una sola ¿Cuál? La creatividad ¿Te imaginas conseguir una manera
eficiente, simple y eficaz de resolver mejor vuestros retos y problemas complejos?
¿Y ser capaz de ver oportunidades y caminos que ahora mismo no ves? En este
curso veremos cómo funciona tu creatividad, cómo es el proceso creativo (te
encantará saberlo, porque desbloqueará en muchas ocasiones), cómo gestionar tu
cuerpo, tu mente, tus emociones y el entorno para los objetivos anteriores y cómo
incorporarla en la innovación. La buena noticia es que así como hay habilidades con
las que no nacemos, con la creatividad sí venimos de serie. Sólo hay que volver a
despertarla, tener algunas claves para desarrollarla y cambiar algunos pequeños
hábitos para mantenerla ¿Fácil verdad? Con este curso conseguirás gestionar mejor
el entorno de incertidumbre, una mayor capacidad de visión al ampliar la mirada y
ponerte en valor como profesional, ahuyentando a esos robots que quieren tu
trabajo ;-)
Duración: corta-media
Impresión 3D, realidad virtual, nube, CRM, automatización, etc. son ejemplos de
conceptos que existen desde hace décadas. ¿Por qué no triunfaron entonces y sí
ahora? Puedes pensar que es porque la “tecnología no estaba madura”. Pues en
parte sí y en parte no. Conectar el conocimiento de estas tecnologías con el del
comportamiento humano, sus deseos y necesidades, y los valores que rigen el
mundo del mañana te dará poder. El poder de reinventarte y el de llevar a tu negocio
y al de tus clientes a lugares que ni tan siquiera imaginabas. Si hasta ahora has
acudido sólo a blogs, eventos y contactos de tu sector, ¡sal de la burbuja! La
transversalidad e hibridación son claves para moverse y aportar valor en el contexto
en el que estamos. En este curso además de conocer en detalle las 7
megatendencias por donde se mueve el mundo, podrás crear tu autodiagnóstico y
una lista de ideas de oportunidades para ti y para tu empresa.
Duración: corta-media
1
Proyectos de corta duración
Según los datos del Chaos Report más del 62% de los proyectos exitosos eran
pequeños. Proyecto grande mayor complejidad sin importar la metodología, el
marco de trabajo o como quieras llamarlo que utilices.
¿Pero que pasaría si nos fijáramos sólo en los proyectos pequeños? Pues
tenemos que el 58% de los ágiles fueron exitosos frete a un 44% de los
predictivos. Aquí la diferencia no es tan grande entre unos y otros, por lo que se
demuestra que el tamaño importa y mucho.
Cuando más pequeño es el proyecto mayor probabilidad de éxito tendrás
2
Seguimiento del avance con negocio cada 2
semanas
Una de las cosas que más gusta al negocio de la agilidad son las entregas
frecuentes. Les gusta poder probar el software, les gusta ver qué es lo que se
ha construido y poder tomar decisiones. Esto podemos trasladarlo también a
nuestros proyectos predictivos. ¿Qué no podemos desplegar en producción?
Pues tendrás que hacerlo en otro entorno, pero puedes seguir la misma filosofía.
Construir, desplegar y que el usuario vea lo que se ha hecho. Promover
conversaciones y entregar un resultado más acorde a lo esperado.
¡Las quiero!
Feedback con negocio cada poco tiempo para asegurar que estamos alineados
Las lecciones aprendidas hay que seguir recopilándolas, pero puedes utilizar
distintas formas de hacerlo como por ejemplo las Retrospectivas. Las
retrospectivas la ventaja que tienen es que puedes encontrar mucha bibliografía
de cómo prepararlas, de cómo realizarlas, de qué dinámicas utilizar, etc. es un
trabajo que tendrás adelantado para dedicarte únicamente a obtener feedback
para mejorar tu dirección de proyectos, sea ésta ágil o predictiva.
Retrospectiva: aprender de los errores es lo que nos hace mejorar
4
Reunión diaria con el equipo
A mí es que me sigue pareciendo una de las ceremonias más interesantes de la
agilidad, pero eso sí te reconozco que es una de las más difícil de realizar. Es
difícil no porque en sí sea complicada, sino porque es difícil no dejarse pervertir
en el sentido que tiene y terminar haciendo reuniones de seguimiento para el
cliente.
Una daily tiene que ser el momento en el que el equipo muestre qué hizo(se
completó) y qué va a hacer hoy (lo que está previsto completa) así como los
problemas que va a enfrentar y si necesita ayuda para ello.
El resto ¡calladitos!
5
Sé transparente
A lo largo de mi trabajo cómo director de proyectos me he encontrado muchas
veces con compañeros que me hablaban de sus colchoncitos. Seguro que tu
también los habrás escuchado: “le pido una estimación al equipo, pero sin
decirles nada yo le pongo un colchoncito”.
6
Realiza la estimación del esfuerzo con el
equipo
¿Te gustaría que te dijeran cuanto vas a tardar en realizar una tarea o
preferirías que te pidieran opinión al respecto?
Lo sabía, sabía que ibas a responder que prefieres que te lo den todo hecho.
Lo siento había activado el modo irónico. A todos nos gusta que nos pregunten
nuestra opinión y es que además, como te decía antes, somos adultos que
queremos mostrar nuestras capacidades y nuestrsa cualidades que queremos
mostrar que sabemos hacer las cosas por nosotros mismos.
7
Inception con tu equipo al comienzo
Hay una cosa que sigo sin entender. Y lo siento no es una cuestión de
predictivos o de ágiles. Son los directores de proyectos que comienzan un nuevo
proyecto con un nuevo equipo y no les cuentan nada.
La gente, nosotros mismos, para dar lo mejor que tenemos necesitamos
conocer los entresijos de los proyectos. Es cierto que no tenemos tiempo, que
nos piden muchas cosas y el día sólo tiene 24 horas, pero hazte esta
pregunta ¿quieres que el proyecto triunfe o fracase?
Pues una de las formas geniales de comenzar un proyecto es con una Agile
inception y aunque haya surgido en el entorno agile la puedes aprovechar en
proyectos predictivos. Tiene una serie de dinámicas para que todo el mundo
entienda el propósito del proyecto y aporte en sus momentos iniciales.
Otras alternativas también válidas son completar un ]Canvas de Proyecto como
en la metodología PM2, etc.