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El IPC tuvo un alza notable en los años anteriores a 1989 debido a varias causas una de

ellas fue El aumento del gasto público, debido a la política fiscal expansiva, en especial en
los períodos de 1986 a 1990 trajo como consecuencia la aparición de saldos de déficit
fiscal. Este déficit tubo que subsanarse mediante la emisión de dinero que hacía el Banco
de la República. Esto provoco que peso resultante sobre la inflación era mucho mayor.
La inflación tuvo de nuevo un descenso causado por variaciones en los cánones de
arrendamiento, el aumento en la oferta de alimentos, el contrabando y la devaluación en
Venezuela y Ecuador. A partir de 1987 la política agrícola buscó aumentar los precios
pagados a los productores por medio de una estrategia de regulación de las importaciones y
compras del Estado para acumulación de existencias en el IDEMA “instituto de mercado
agropecuario”. Estas políticas llevaron a que la inflación en 1990 tocara su punto más alto
de 32.4%.

El sector externo jugo un papel decisivo debido a la devaluación y revaluación esto


ocasiono shocks en la oferta y el comportamiento de la inflación de nuestro país y la
demanda también sufrió un fuerte impacto por la oferta de dinero debido al banco de la
Republica que tomo esta alternativa para financiar el déficit del gobierno y así aumentar
las reservas internacionales, esto ocasiono un aumento significativo en la demanda
agregada y por ende los precios, como consecuencia de que la oferta de productos no creció
con la misma rapidez.

En 1990 la inflación empezó a descender. A partir de este año se implementaron un plan


económico que consistía en tres puntos básicos

1. Reformas económicas estructurales con un proceso de apertura económica.


2. Transparencia en las relaciones internacionales.
3. combatir contra la inflación.

El declive de la inflación se contribuye a: La liberación de importaciones.

1. La reducción del ritmo de devaluación


2. Una disminución en los aranceles.
3. La independencia del Banco de la República y de la política monetaria, y la
prohibición al Banco de la República de financiar el déficit fiscal del gobierno.

Estas tres medidas tuvieron un impacto directo sobre el precio de los bienes importados, al
disminuir sus costos, y por lo tanto sobre los precios en general. Así pues, la inflación pasó
de un 32.4% en 1990 a un 26.8% en 1991, y a una diminución notoria de 22.6% en 1993.

La Constitución otorgó al Banco de la República en 1991 autonomía e independencia con el


propósito exclusivo de reducir la inflación. “mantener el poder adquisitivo de la moneda”.
Con este propósito, la Junta Directiva del Banco de la República adoptó una estrategia de
estabilización que permitió independizar en alto nivel de la política monetaria de la política
cambiaria.

En 1999, la banda fue removida y a partir de esa fecha el tipo de cambio fluctúa de acuerdo
con los movimientos de mercado. Igualmente, la prohibición que se establece en la
Constitución al Banco de la República, de financiar el déficit fiscal del gobierno central, ha
evitado que se continuaran dando las emisiones de dinero que se presentaban en el pasado y
que tenían efectos inflacionarios. “1958-1990”. el exagerado crecimiento del gasto público
en la década de los años 90 y principios de los 2000, ha tenido que financiar un %
mediante las sucesivas reformas tributarias que se han dado y el aumento del
endeudamiento interno y externo, hasta llegar a cerca del 50% del valor del PIB.

El Banco de la República empezó a manejar unas metas de inflación para cada año, pero su
obtención sólo comenzó a ser palpable a partir de 1998- 1999 cuando se dio una aguda
crisis económica en el país con una fuerte caída de la demanda agregada. En 1999 el Banco
de la República se había fijado una meta de inflación del 15% frente a 16.7% observada en
1998.

En 1999 se dio una de las tasas de desempleo más altas de la historia del país 19.4%.

La inflación anual al consumidor en diciembre de 2015 fue de 6,77% y el promedio de

las cuatro medidas de inflación básica se ubicó en 5,43%. El aumento de la inflación en

2015 se explica principalmente por la transmisión parcial de la depreciación nomínala los

precios al consumidor y a los costos de las materias primas, y por el fuerte incremento en

los precios de los alimentos debido al fenómeno de El Niño. Las expectativas de inflación

de los analistas, a uno y dos años, se sitúan en 4,5% y 3,7%, respectivamente, y las

derivadas de los papeles de deuda pública a 2, 3 y 5 años superan el 4,5%.Aunque

históricamente la transmisión de la depreciación del peso a los precios al consumidor ha

sido baja, el nivel de la tasa de cambio es inusualmente alto y persistente, y puede seguir

impactando con rezago las cotizaciones de bienes y servicios importados. De igual forma,

se proyecta que el deterioro en la oferta de alimentos continúe hasta el segundo trimestre de

2016, fecha a partir de la cual debería normalizarse el clima. En este contexto, si bien

ambos choques son de carácter transitorio, pueden seguir teniendo un impacto negativo y

directo sobre los precios, afectar las expectativas de inflación y activar mecanismos de

indexación no deseados. En este entorno, las proyecciones del equipo técnico, que tienen en

cuenta una política monetaria activa, sugieren que la inflación anual seguirá aumentando
hasta mediados de 2016 y que luego comenzará a converger a la meta del 3,0% hasta

alcanzarla en 2017.

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