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Guion de capitulo numero 1

NARRADOR: -Tras el breve crepúsculo dándole nace la tranquila y oscura

noche, un hombre de mediana edad, de complexión recia, buena talla,

ancho de espalda, firme en su andadura, mirar osado y vivo; llamado

Teodoro Golfín excelente persona por doquier perdido en la entrada del

pueblo, tuvo la suerte de toparse con el ciego, Pablo y su fiel perro Choto

(Sonido Perro)

TEODORO: - Muchacho, hombre o quien quiera que seas… ¿Este es el camino

correcto para llegar a la aldea?

PABLO: - Oye Choto. ¡Ven aquí!

TEODORO: - ¡Eh! (Grito) Buen amigo… Sujeta pronto ese perro, que yo soy

hombre de paz (Tras el ciego acercársele) ¿Puede decirme usted si estoy en

Sorcates?

PABLO: - Si señor, estos son las minas, aunque estamos un poco lejos del

establecimiento

TEODORO: - Le doy a usted las gracias por la noticia que me ha dado

PABLO: - ¿Va usted al establecimiento?

TEODORO: - Si, pero sin duda me equivoque el camino

PABLO: - Yo puedo guiarlo

TEODORO: - ¿Usted...? Pero acaso no es ciego


PABLO: - Si señor, de nacimiento. No conozco nada más que el pensamiento,

pero puedo guiarlo con mucha naturalidad

NARRADOR: - El joven Pablo con cordialidad guio a Golfín hasta la entrada

del pueblo cruzando la famosa zona minera llamada La “Terrible” donde la

explotación agoto todo mineral, Golfín con cautela seguía al joven quien al

parecer conocía perfectamente el camino ayudándose por el ruido de los

constantes animales... Entre ellos incluidos un Sapo que le indicaba el fin del

recorrido

(Sonido Sapo)

(Cuando salieron el primer golpe en los sentidos de Golfín fue ese

melancólico canto)

TEODORO: - ¿La oye usted? (Pregunto volteado bruscamente)

PABLO: - (Como respuesta el chico llamo a la dueña de aquella voz) Nela,

Nela!

(Ecos sonoros repitieron aquel nombre)

PABLO: - ¡No vengas, que yo ya voy allá! (Devolviéndose hacia el doctor le

dijo) La Nela es la muchacha que me acompaña, es mi Lazarillo. Ya casi

llegamos a la herrería; Allí nos separaremos porque mi padre se enoja que

llegue tarde a casa, pero Nela le acompañara hasta las oficinas

TEODORO: - Muchas gracias amigo mío


NARRADOR: - Habían salido a un sitio despejado. La luna más clara a cada

rato, iluminada de praderas ondulantes y largos taludes. Al la izquierda y a

regular altura vio el doctor un grupo de casa blancas

PABLO: - Aquí a la izquierda, esta mi casa. Allá arriba el terreno se ha

estropeado por las diversas excavaciones. Todo aquí abajo es calamidad

NARRADOR: - Fue allí cuando apareció una niña casi corriendo hacia ello, de

ligerísimos pies y menguada estatura

PABLO: - Nela, Nela. ¿Me traes mi abrigo?

NELA: - Aquí esta!

TEODORO: - ¿Ella es la que cantaba? Sabes que tienes una voz preciosa

PABLO: - Nela, guiaras aquí al señor hasta las oficinas

NELA: - De aquí a las oficinas solo queda un cuarto de hora. Cuidado no

tropiece usted

NARRADOR: - Subieron una empinada escalera abierta con la tierra, cuyos

pedazos estaban forzados con vigas

En el camino Golfín algo curioso decidió armar una conversación con la

niña…

Quien demostraba tener 12 años, pero en realidad había cumplido 16.

Marianela constantemente sufría de bajo autoestima pues las personas del

pueblo le habían hecho creer que no servía para nada.


Nela le hace ver al doctor que Pablo ve el mundo atreves de sus ojos y eso

es lo único que la hace sentir útil, recalcando que el ciego es un buen

muchacho. Al final la conversación se ve interrumpida con la llegada a la

casa del hermano de Carlos Golfín y su esposa Sofía quienes lo reciben de

forma amable.

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