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Universidad Autónoma Metropolitana, Cuajimalpa

Humanidades III
Historia Antigua y Medieval
Dr. Alejandro Estrella González
Amaury Galván Juárez

COMENTARIO DE TEXTO
Presentación
El texto que analizaré a continuación es un fragmento que pertenece al diálogo Protágoras, uno
de sus más importantes pasajes dentro de sus Diálogos.
En este fragmento se plantea como problemática central la cuestión sobre la virtud política y
de si ésta puede ser o no ser enseñada. Los protagonistas del texto son Sócrates —quien
interviene de manera muy breve— y Protágoras —uno de los sofistas más destacados— los
cuales son partícipes de un intercambio dialéctico bastante interesante.
El argumento de Sócrates frente al problema planteado sostiene que la enseñanza de la virtud
política no tiene posibilidades de ser enseñada a los ciudadanos atenienses para participar en la
vida pública con responsabilidad. Por su parte, Protágoras sostiene que la virtud política sí es algo
que pueda aprenderse, respaldando su argumento con el Mito de Prometeo. La postura de Platón
frente a esta problemática es transmitida a través de Sócrates y pareciera consistir en que las
virtudes que conciernen a la vida política no pueden ser enseñadas. Sin embargo, a lo largo del
texto, Platón caerá en una importante contradicción.

Resumen.
Este texto tiene la forma de diálogo, dentro del cual los protagonistas intercambiarán opiniones
sobre la problemática planteada. El texto puede dividirse en dos apartados. El primero está
compuesto por la única y breve intervención de Sócrates, el cual deja sentado el problema que se
discutirá a lo largo del texto, además de pedir a su interlocutor que demuestre su postura frente a
este problema —postura que, hasta este momento, Sócrates ya conoce.
En el segundo apartado Protágoras se dedica demostrar su argumento, valiéndose de la
descripción del Mito de Prometeo, el cual utiliza como un reflejo de su postura. Al finalizar esta
exposición, concluirá su participación con la justificación de la tesis principal de su argumento. A
continuación lo describiré brevemente.
Análisis interno (argumentación del autor y desarrollo de las tesis)
El problema está esbozado: ¿es la virtud política algo que pueda ser enseñado o no? La primera
respuesta enunciada que podemos apreciar en este texto es la de Sócrates. Este pensador dice en
su intervención que no cree que la virtud política pueda ser enseñada. Argumenta que cuando se
requiera de la participación de los hombres en las labores técnicas, sólo se puede confiar en los
profesionales del oficio y no en cualquier ciudadano. Afirma que estos profesionales sí pueden
enseñar los saberes particulares de su oficio.
Sin embargo, según Sócrates, en la vida política no ocurre lo mismo. Dice que en las
asambleas cualquier ciudadano puede tomar la palabra con la seguridad de que nadie le
censurará, pues pareciera ser que la participación política fuera menos un oficio técnico factible
de aprenderse, que una virtud que surge naturalmente.
De manera no directa, por medio de Sócrates, podemos ver cómo se filtra la postura de Platón
respecto al alcance que los atenienses deben tener a la virtud política. Si bien en un principio
pareciera que Sócrates posee la tesis más fuerte, con un poco de esfuerzo podemos ver que Platón
en realidad está más situado del lado de su oposición. Recordemos que Platón sostenía que quien
participara en la vida política ateniense no debía tener una relación directa con el mundo sensible
—basta tener presente que en las asambleas de la democracia ateniense, muchos de los miembros
eran trabajadores técnicos. Aunado a esto, consideraba que la ciencia política debía estar
reservada a la aristocracia y que a este saber sólo se podía acceder por medio de un arduo
entrenamiento.
La tercera y última tesis expuesta en este fragmento es la de Protágoras. Ésta consiste en que
la virtud política sí es algo que pueda enseñarse. Para demostrar esta postura, Protágoras se valdrá
del Mito de Prometeo, en el cual se describe cómo la ausencia de ciencia política generó un
ambiente de hostilidad entre los habitantes de las primeras ciudades, así como su dispersión y
muerte. Frente a esta situación, continúa el mito, Zeus envió a Hermes para que inculcara el
sentido moral y la justicia en los hombres, repartiendo ambas por igual en cada sujeto. Así, y
retomando la repartición de conocimientos mencionada en el mito, Protágoras demostrará que la
virtud política sí puede ser aprendida de los hombres virtuosos, pues nadie puede desperdiciar los
consejos que este le dé a la hora de participar en las decisiones públicas.
Teniendo en cuenta esta última tesis, podemos afirmar que Platón también creía que la virtud
política podía ser enseñada, pero con la diferencia —respecto a Protágoras— de que este saber no
estaba abierto a cualquier ciudadano, sino únicamente a los aristócratas. Si revisamos la postura
de Platón, sostiene que todo aquél que tenga derecho a participar en la vida política tendrá que
pasar por un entrenamiento. Es decir, tendrá que ser instruido para adquirir capacidades que lo
ayuden a desempeñar mejor su labor.

Análisis externo (contexto histórico)


Platón, (427 a.C. – 347 a.C.) de familia aristocrática, desarrolló su obra mientras que Atenas
atravesaba por momentos de importantes conflictos. La derrota de Atenas en la Guerra del
Peloponeso, el gobierno de los Treinta Tiranos, entre otros conflictos, son algunos
acontecimientos que influyeron en el pensamiento platónico. Uno de los hechos que marcaron la
posición política de Platón fue la condena de su maestro Sócrates por la democracia ateniense.
Tras este acontecimiento, el pensador comenzó a asumir posibles riesgos, lo cual lo hizo retirar
un tiempo de Atenas.
A medida que pasaba el tiempo, el conflicto entre aristocracia y democracia —en el cual ésta
última cayó y se restauró por un tiempo— se acentuaba, frente a lo cual Platón generó un
discurso político y filosófico que atacaba a los pilares democráticos, así como a los pensadores
que apoyaran ese sistema político —como fueron los sofistas, entre los cuales destacó el pensador
que le da nombre a este diálogo: Protágoras.

Conclusión / Crítica
Hemos revisado tres posturas respecto a quienes pueden participar en la vida pública de una
región. Actualmente, el discurso democrático más vendido afirma ser incluyente, pero ¿qué es lo
que hace este discurso legítimo? Los sistemas políticos que conocemos hoy en día no le conceden
voz a cualquier ciudadano o miembro de alguna región. La mayoría de las personas que ocupan
cargos públicos no tienen el más mínimo contacto con los sectores poblacionales a los que dicen
representar, ¿cómo es que se puede confiar en que toman decisiones en beneficio de la población?
Dicho lo anterior, podemos suponer que actualmente la ciencia política constituye un conjunto
de saberes para los que hay que especializarse, por lo cual la postura sostenida por Platón —la
virtud política es algo que se aprende, pero a la cual no todos tienen acceso— es la que mejor
empata con la realidad. Sin embargo, profesionalización no quiere decir representación.

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