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Filosofía del hombre en Hegel

Miguel Bautista y Aurelio Cuevas

Los medios académicos tienen motivos para la función de la filosofía en nuestro tiem-
celebrar los doscientos años de la publica- po: Vo l ver a plantear las eternas y siempre
ción de La Fenomenología del espíritu del nuevas preguntas del saber. Su libro La Fe -
filósofo Jorge Guillermo Federico Hegel. nomenología...,cuyos doscientos años de su
Un aniversario semejante será visto con in- publicación celebra el mundo académico,
terés sumo por los especialistas, políticos, es un tratado de los temas existenciales, pro-
estudiantes y quizá con escepticismo por los funda y laboriosamente abordados, del
llamados “hombres prácticos” pero lo cier- h o m b rede la modernidad, enfrentado con
to es que dicha obra filosófica cambió mu- definir sus parámetros y su ser esencial.
chas formas del pensamiento social otor- Por su pertenencia al Racionalismo
gándonos una nueva imagen del hombre y Hegel está inscrito en las corrientes moder-
su mundo. Hegel ve al hombre haciéndo- nas de la ideología, es precursor de bande-
se a sí mismo mediante el trabajo, lo obser- ras utópicas y finalmente el último baluar-
va actuar y constata que su mundo no es te de esa ratio que entra en crisis en el siglo
caótico sino que está sujeto a constantes, XX con los sabios Freud, Nietzsche y Marx,
que su conocimiento le pueden otorgar la que sopesan los tradicionales conceptos del
G.W.F. Hegel
Libertad. h o m b re en el mundo.
Así observaba el mundo este sabio ale- El mundo moderno es hegeliano por-
mán. Su filosofía está expresada en el os- que entiende las luchas de los hombres su-
curo lenguaje de La Fenomenología..., sin El filósofo vibraba al abordar estos te- jetos a constantes, a razones y sinrazo n e s
embargo al explorar una nueva imagen del mas del hombre y su sitio en el mundo, políticas que los filósofos comprenden en
hombre y una filosofía de nuevo tipo, el ante Dios, frente a sus propias creaciones textos clásicos, críticos por excelencia, como
filósofo se topa con los procesos derivados humanas como el arte, la religión y la filo- el mencionado de La Fenomenología del es -
del mundo moderno: “trabajo”, “esclavi- sofía. Entendía que la cultura tenía un sen- p í r i t u. Hegel como pensador de la era me-
t u d”, lucha de los hombres por el re c o n o- tido inmanente: Hacer al hombre cons- dia de la modernidad —precursora de las
cimiento y por tener un lugar en el mundo. ciente de su Libertad, de su ser existente y ideologías— nos interesa como testigo de
Fue uno de los pensadores más adelanta- pensante. La filosofía entraba así en la com- su tiempo. Es decir, el productor de conoci-
dos de la modernidad, al tocar esos asun- prensión del hombre como ente expuesto miento bajo especie abstracta, oscuramente
tos, como la dominación social, y otro s en el mundo otorgándole armas para en- codificado. Tiene en este sentido un interés
donde se fraguan las lides políticas de la tender su trascendencia, su “ser de límites” no sólo para especialistas sino para el hom-
Nu e va Er a . y poniendo la Razón a su servicio en el bre atento a desmitificar la historia de la
La Fenomenología..., es y seguirá siendo eterno preguntar por su idiosincrasia. cultura, vale decir, los mitos y los enigmas
uno de los libros claves de la filosofía por su Leído por los especialistas, recordado del conocimiento filosófico.
amplitud de miras: Fundar un método de por las academias, presente en el debate de La extensión de su mirada —tan amplia
conocimiento y alzar la vista a la escruta- las ideas, Hegel es todavía un índice de la como la cultura entera de su tiempo— sigue
ción del hombre viéndolo como fruto de su labor más racional del hombre: la filoso- admirándonos. Como teórico del Estado y
hacer en un mundo ordenado, que no fía y su manera de enfocar lo existente, el de la sociedad nos presenta su teoría de los
podía serle ajeno a la luz del saber. Esta mundo, la vida, el destino humano-social círculos, a saber: en medio está el ser indivi-
obra filosófica leída en clave antropológica del hombre. Pues este sabio que acostum- dual, luego la familia, la sociedad y el Esta-
nos da amplias esperanzas y expectativas braba decir: “No necesito a nadie y puedo do, y debe aquel someterse a la hegemonía
para poner en el hombre de la Edad Mo- vivir en todas part e s” que pertenece a la eta- de éste. Por eso Hegel y sus posturas políti-
derna... Pero. . . pa de los filósofos especulativos, refrenda cas son ambivalentes: oscila entre la defensa

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de las libertades y el acatamiento de la esquemas y los encuadres de la políti-
soberanía del Príncipe... Pero... ca, la sociología, la historia y la ética
Por su actitud en el campo de la de los tiempos de la época contem-
vida pública de su tiempo Hegel apa- poránea.
rece por un lado como defensor de Por eso decimos lo siguiente: Lo
los espacios públicos y por otro se so- leerán no sólo los especialistas en fi-
mete a los poderes del Establishment. losofía sino aquellos que son capaces
Era un sabio y no un activista, lo que de vibrar con las ideas, con el torre n-
hay que tener en cuenta al visionar te de la sociología y con sus teorías es-
su método sensible al devenir de las c l a recedoras de la vida humana, en
sociedades, los cambios históricos y las urbes, en la polis de hoy en día;
al frenar sus ímpetus para el cambio aquellos que siguen estremeciéndose
f rente al Estado prusiano. En este de admiración ante el saber de la polí-
contexto, su defensa del Estado lo con- tica, de la ética y de las formas de vida
vierte en un inspirador de “los ismos que convienen a los hombre s .
de la época contemporánea”, que En un aspecto toral de su pensa-
vieron al Leviatán como un Mesías, miento Hegel aboga por la Libertad,
como un aparato de dominación que le parece el ámbito natural de los seres
iba a instaurar la felicidad en nom- políticos y ciudadanos pero diríamos
bre de “la clase social”, “la raza” y “el que, con su posición política a favor
pueblo”. Esto hace de Hegel un pen- del Estado (la monarquía alemana
sador de la política al servicio de la entonces en el poder) fue un parti-
f u e rza del Estado, con cierto desdo- dario de la estabilidad, no un franco
ro de las libertades del individuo, del revolucionario. Así lo veríamos hoy:
ciudadano. Como el prudente profesor y publi-
Hegel como teórico del Estado cista, dotado de un agudo sentido del
“fuerte” que mantiene su hegemonía movimiento histórico de las socieda-
es un valor entendido de la teoría política. prudencia y de ser partidario de la estabi- des, del devenir y en consecuencia del cam-
Podríamos pensar, sin embargo, que la lidad. Pe ro así sucede con las grandes cons- bio, a la vez que se acogería a los poderes
amplitud de su mirada y de su saber filosó- t rucciones de la teoría que llegan a desbor- establecidos. Y así podemos llamar a Hegel
fico le confieren un lugar especial en la teo- dar a sus autores. Son un índice del espíritu nuestro contemporáneo, por más que su
ría del Estado, a saber: Defensor de ciertos del tiempo, de la época, puesto que los regis- visión del devenir parezca palidecer ante el
espacios públicos, de la Libertad, de la tra un espíritu sensible, un hombre atento v é rtigo de las sociedades de la posmoderni-
acción ciudadana (re c u é rdese que no desa- al devenir, a las mutaciones de la sociedad dad, cuyo impulso en lo tecnológico y en lo
lienta a sus estudiantes de la Universidad y del mundo. material hace evidente recurrir a los princi-
de Berlín, sino que los llena de entusiasmo, Por eso podríamos decir que el autor de pios más radicales de la filosofía política, en
con sus teorías del devenir y el cambio de La Fenomenología..., vislumbró muchos fe- un afán enteramente compartible de demo-
todo lo existente), aparece como un ilus- nómenos de la modernidad, la corru p c i ó n , cratizar a las sociedades de hoy en día.
trado que, por paradójico que suene, es el desgaste, el esplendor de la política. Fi- Hegel es también un índice de la Razón
piedra de toque de los De rechos del Ho m- nalmente, Hegel era una conciencia alerta explorando un mundo complejo y plane-
bre, reconocidos en Francia en 1789. Esto a su tiempo y a lo que sucedía en Europa, tario llamado a ser “más racional sin olvido
a pesar de sus afanes autoritarios, de su donde en aquella época, se incubaban los del Hombre”.

Hegel es todavía un índice de la labor


más racional del hombre: la filosofía
y su manera de enfocar el mundo.
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