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La gestión de la Salud Ocupacional, considerada como una herramienta de tipo gerencial, que
mejora la productividad y la rentabilidad de las empresas, enfrenta hoy en día un nuevo reto ante
la globalización de los mercados en donde aparecen nuevos competidores más eficientes y de
mayor tamaño. La actitud de los Gerentes y de los responsables por la gestión de Salud
Ocupacional en las empresas debe garantizar que ésta gestión, traducida en mejor calidad de vida
para los trabajadores, se convierta en una nueva contribución al valor agregado de la organización
que representan.
Introducción
La fuerza de trabajo mundial está constituida por 45% de toda la población o lo que es lo mismo,
por el 58% de los mayores de 10 años, los que contribuyen con su trabajo a sostener las bases
materiales y económicas de la sociedad. Durante los años ochenta las diferencias entre las
naciones ricas y las más pobres no solo no se redujeron, sino que se acentuaron, persistiendo
grandes diferencias en sus estructuras económicas y de trabajo, calidad del ambiente laboral y
estado de salud de los trabajadores.
Diversas organizaciones internacionales han establecido estrategias con el fin de mejorar los
programas de salud ocupacional en el mundo. Pero los esfuerzos por mejorar las condiciones de
salud de las poblaciones laborales no han mejorado las condiciones de vida laboral. Según la OMS
de 30 a 50% de todos los trabajadores están expuestos a riesgos físicos, químicos o biológicos, a
una carga de trabajo demasiada pesada para sus fuerzas o a factores ergonómicos que pueden
afectar su salud o su capacidad de trabajo; otros empleados experimentan el tipo de sobrecarga
de tareas que producen estrés.
Actualmente un tercio de todas las lesiones no fatales y una sexta parte de todas las fatales entre
adultos entre 20 a 64 años ocurren en los ambientes de trabajo. La responsabilidad de los
empleadores es velar por el control de los factores de riesgo generadores de accidentalidad
laboral y estimular en los trabajadores la adopción de actitudes seguras frente a los riesgos
generadores de accidentes de trabajo o enfermedades profesionales. Pero éstos deben considerar
que ahora la razón de ser del trabajo se está ampliando desde la producción de bienes y servicios,
a la consecución y satisfacción de metas personales y sociales además del necesario logro de la
rentabilidad empresarial, por lo tanto su campo de responsabilidad se ha ampliado.
A pesar de las cifras atrás citadas y de la mayor consciencia de los actuales gerentes sobre su papel
en la gestión las empresas modernas, y de que aun consideran a la Salud Ocupacional como una
herramienta de inversión que, reduciendo los accidentes de trabajo y las enfermedades
profesionales, mejora la productividad y la rentabilidad de las empresas, se destaca el hecho que
muchos empresarios aún después de décadas de inversión en salud ocupacional, no han tenido la
oportunidad de ver con claridad cuál puede ser el beneficio de esta inversión y hoy, que se ven
enfrentados a un mercado global con competidores más eficientes y de mayor tamaño, no están
dispuestos a invertir sumas importantes en proyectos que den un claro valor agregado a la razón
de ser de la organización.
La globalización de la economía
Con la caída de las barreras arancelarias, con la menor intervención del Estado en los asuntos
económicos y con la globalización de la economía, los mercados se van haciendo más y más
transparentes, y toda empresa que pretenda mantenerse en el mercado debe hacerlo con base a
una mejora continua de su competitividad. Es importante observar que con la globalización, las
diferencias entre el mercado interno y externo se diluyen; y poco a poco se va configurando un
mercado único, el mercado global.
Tres son los factores que se considera determinan la competitividad de una empresa: su capacidad
de innovación, la calidad de sus productos y su productividad.
La búsqueda de nuevas relaciones con los clientes y con los proveedores como factores de
productividad no es algo nuevo en la estrategia empresarial. Lo que sí resulta novedoso en esta
era de globalización, es el surgimiento de una nueva cultura de la relación de la empresa con sus
trabajadores como factor de productividad. Esta nueva cultura podría resumirse en el
convencimiento de la necesidad de "invertir en el trabajador", tanto en lo que se refiere su
capacitación, como en lo referente las mejora de sus condiciones de trabajo. Para poder seguir
mejorando la productividad se requieren nuevos métodos de trabajo y la adaptación del medio
ambiente de trabajo al trabajador.
En un estudio realizado en 1994 entre 68 empresas Mexicanas (Liberty 1995), en el que se trataba
de averiguar el énfasis que se le daría en el futuro al tema de la seguridad y la salud en el trabajo,
el 85% de los encuestados respondió que el principal beneficio de la instalación de un programa
de seguridad y salud era la reducción de costos y una mano de obra más productiva. Sólo el 7%
respondió que estos programas eran una carga y una imposición legislativa.
Las Normas ISO 9000, se han convertido en las más populares de todas cuantas han sido
adoptadas por la ISO. En los mercados internacionales, los clientes están empezando a exigir a las
empresas obtener el registro ISO 9000. Estas normas ISO 9000 han incluido la seguridad del
producto como un elemento esencial de las mismas. Por ejemplo en las Normas ISO 9001 (sección
4.9.1. a) e ISO 9002 (sección 4.8.1.a) sobre el control de procesos, se destacan las condiciones
ambientales de trabajo. En la ISO 9004 (sección 4.3.1.) sobre la responsabilidad de la dirección en
la política de calidad la seguridad es citada de manera expresa y en la ISO 9004 (sección 19) se cita
la seguridad y responsabilidad legal derivada del producto.
Para alcanzar altos niveles de calidad en forma estable y permanente, no basta con disponer de la
tecnología apropiada; tampoco basta, aun siendo muy importante, con que los trabajadores estén
muy bien capacitados; los altos niveles de calidad que hoy día se requieren, solo pueden
alcanzarse si cuenta además con trabajadores dispuestos e conseguirlos. De ahí la importancia de
conceptos, tales como motivación, participación y cooperación, en la gestión de las empresas
modernas.
El fenómeno de la globalización de la economía y la competitividad que ellos genera, hace que sea
imperativo el manejo cuidadoso de los costos de operación de las compañías; esto implica que los
Gerentes de hoy deben ser mucho más cautos a la hora de emprender inversiones que no tengan
una relación muy directa con sus productos o alguno de los objetivos estratégicos de sus
compañías.
Todos los países del mundo y principalmente aquellos en vía de desarrollo, se deben preparar para
enfrentar la globalización económica y esto implica un enorme esfuerzo público y privado
orientado a que los productos y empresas de estos países hagan presencia, permanezcan y
crezcan en el mercado mundial.
La reducción de costos operacionales ha sido planteada como una de las principales estrategias de
competitividad, que obedezca a un profundo conocimiento del negocio, del producto y de los
costos de la organización y que se aplique en áreas que no le están aportando ventajas
competitivas a la organización. Una de las primeras áreas de la empresa que es sometida a la lupa
del evaluador de costos es la administrativa y dentro de ésta la de desarrollo humano.
De esta forma se llega a los programas de Salud Ocupacional de las empresas que inevitablemente
son sometidos a la escrutadora mirada de los administradores que se preguntan sobre cuál es el
beneficio que le está reportando esta inversión a la organización.
La respuesta no siempre es sencilla, con frecuencia se recurre a los argumentos de tipo legal, el
bienestar de los trabajadores, la mayor productividad que implica un proceso seguro, menores
costos de reclamaciones y demandas y menores conflictos y otros, que tienen el hecho común que
ninguno es empleado en el análisis para la adecuada evaluación de la relación costo - beneficio
que es importante a la hora emprender o renovar la inversión en proyectos de cualquier
naturaleza. En el análisis de variables económicas las consideraciones sobre el estilo de dirección o
políticas de producción y demás, no pueden individualizarse y en cambio debe considerarse que el
personal calificado y empleado es el que genera la riqueza del país o de una región y que su
ausencia de los centros de trabajo, necesariamente produce una reducción de los beneficios, por
su impacto directo sobre la productividad y las utilidades.
Por otra parte las empresas deben asumir altos costos de disminución de niveles de productividad,
costos elevados por asistencia médica e indemnizaciones por incapacidades temporales o
permanentes e índices elevados de ausentismo.
A pesar de la gran importancia que en los últimos años ha cobrado la prevención dentro de los
sistemas empresariales, es común encontrar todavía muchas empresas que no comprenden el
costo real de los accidentes y otros acontecimientos que ocasionan pérdidas. Con las limitaciones
impuestas por el pensamiento tradicional en el campo de los accidentes, es probable que sólo se
vean los costos del tratamiento médico y de la compensación al trabajador. Por lo anterior surge la
necesidad de profundizar en una mejor comprensión de las causas y costos reales de los
accidentes y dotarlos de un contexto funcional para analizar sus fuentes de origen y ser capaces de
controlar sus efectos.
Una fuerza de trabajo saludable es uno de los bienes más preciados con que cuenta cada país o
comunidad. No sólo contribuye a la productividad y riqueza del país, sino a la motivación,
satisfacción y calidad de vida de la sociedad, colectiva e individualmente. La salud es un medio
para lograr los propósitos del fenómeno de la vida humana. Luego de la revolución industrial el
entorno laboral ha sufrido las más dramáticas modificaciones no sólo por la magnitud de los
cambios sino por la velocidad en que estos han aparecido no solo en la naturaleza misma del
trabajo sino en los métodos y ritmos con los que se trabaja. En todos los niveles de la sociedad se
encuentra un mayor énfasis en el ambiente psicosocial, llevando a pensar a muchos que no basta
con sobrevivir el tiempo suficiente para disfrutar de un retiro por vejez sino que también es
importante mantener un nivel de calidad de vida aceptable para hacer posible incluso que ese
retiro no necesariamente sea ocioso ni física, ni intelectual ni laboralmente. En cuanto al trabajo
mismo se ha encontrado que la sociedad ve la productividad en forma diferente a como la ven los
que miden los indicadores de productividad en el mundo y esto tiene repercusiones directas en los
medios que se deben emplear para alcanzar niveles altos de productividad y en el concepto de
calidad tanto de productos y servicios.
Pero es en esta nueva sociedad poscapitalista donde aparece un nuevo y básico recurso: el
conocimiento. Cuando este es utilizado para generar trabajo generamos productividad y cuando
se usa como elemento de construir nuevos conocimientos hablamos de innovación. Existen por
supuesto otros recursos como los naturales, la mano de obra y otros, a estos se les denomina
como recursos marginales, para diferenciarlos del recurso básico: el conocimiento.
Ahora si pasamos del ámbito empresarial al Nacional encontramos que la contribución de las
organizaciones al valor agregado nacional es la competitividad y el desarrollo del país. Países con
poco desarrollo y no competitivos tienen empresas que no generan valor agregado.
En este orden de ideas del valor agregado podríamos definir el concepto de salud en términos de
desarrollo como el estado biológico del ser humano (fisiológico y mental) que permite al individuo
la generación de valor agregado. La salud con esta nueva concepción desde la óptica del valor
agregado, a nivel nacional se administra desde las políticas de Salud Pública y desde la óptica de
las empresas a la luz de la organización interna de Salud Ocupacional. Bajo esta nueva visión
gerencial la salud se constituye en un factor de desarrollo, en un factor de producción, en un
factor de productividad, en un factor de innovación y en un factor de competitividad.
Así entenderíamos como el control de los riesgos ocupacionales a los que están expuestos los
trabajadores, su inducción y capacitación permanentes, su mantenimiento a través de las
evaluaciones médicas periódicas y su participación activa en los programas de salud ocupacional
contribuiría a mejorar la productividad de las organizaciones.
Muchos empresarios, verdaderos gerentes innovadores, ven claramente que su papel es dirigir
grupos de trabajo y recursos capaces de mejorar la producción, con el menor costo posible y
agregarle el mejor servicio post-venta a un producto o servicio de calidad impecable, que ha
logrado una alta participación en el mercado. Dentro de estas prioridades para la empresa
moderna se destaca el considerar a la fuerza laboral como el verdadero gestor de conocimiento,
innovación y en síntesis el más importante gestor de valor agregado de la Organización. Por lo
tanto este gerente emprendedor no dudará en adelantar todos los esfuerzos para garantizar el
mantenimiento de la salud de aquellos y contribuir para que éstos adopten comportamientos
sanos y seguros en su trabajo y establezcan estilos de vida saludables.
La manera como se han venido desarrollando los Programas de Salud Ocupacional a través del
tiempo, muestran que a pesar de grandes esfuerzos humanos, físicos y financieros que se destinan
para que ellos alcancen sus objetivos, no han logrado impactar favorablemente ni los niveles de
accidentalidad y de enfermedades de origen profesional, ni han modificado significativamente la
cultura de seguridad al interior de las Organizaciones. Y regularmente una de las principales
razones para el no logro de estos objetivos, es que aun nos resistimos a modificar la forma
convencional o común como hemos venido realizando los programas de seguridad y salud al
interior de las empresas. Debemos separar el mito de la realidad y modificar lo convencional o
común, reemplazándolo por una lógica insólita o poco común, debemos dejar de pensar que la
gente es el problema y pensar que el problema de la seguridad está en el proceso.
Es necesario pues "repensar" la Salud Ocupacional y actuar con desición todos los actores que en
ella intervienen, esta es la única forma de impactar favorablemente los Programas de Seguridad al
interior de las empresas. Se presenta a continuación 12 principios básicos que nos ayudan a hacer
un verdadero proceso de reingeniería de la Salud Ocupacional planteando para cada principio la
manera común como hemos enfrentado la Salud Ocupacional y forma insólita como deberían ser
orientados.
Conclusiones
Hoy nadie pone en duda las razones por las que la gente trabaja o por las que debe trabajar. El
progreso de un país, de una comunidad de una familia y el individual se logran sólo gracias al
trabajo. No es solo cuestión de rentabilidad, ni de crecimiento del PIB, ni de incremento en el
ahorro familiar sino que también tiene que ver con el logro de metas sociales como la paz, como la
convivencia en orden, como la libertad, como el ofrecer a los nuestros las mejores oportunidades
para que adquieran habilidades y destrezas que los hagan exitosos.
Para lograrlo, sin duda, se requiere que la gestión de Salud Ocupacional asuma una nueva actitud
desde la misma Gerencia, quienes deben entenderla como una oportunidad de generación de
valor a los productos o servicios que prestan, de tal forma que haga a las empresas competitivas
en un mundo cada vez más globalizado. Pero a su vez debe generar para los equipos de Salud
Ocupacional de esas organizaciones, nuevos retos frente a una forma diferente e innovadora de
gestionar la salud ocupacional, involucrando por su puesto y como elemento fundamental a los
propios trabajadores.