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INTRODUCCION
Las principales razones por las que optan por el aborto es que tener un hijo
dificultaría su educación o su trabajo, además de no sentirse preparadas para
ser madres en ese momento, no querer ser madre soltera o tener problemas de
pareja.
Es por ello que el objetivo del estudio fue conocer en qué medida las relaciones
familiares están relacionadas con el aborto provocado en adolescentes.
De manera esquemática, estas relaciones dan cuenta de una compleja trama de
variables e intereses sociales que incrementan el riesgo de que una adolescente
quede embarazada, en la mayoría de casos sin proponérselo. En acuerdo con
estas relaciones dinámicas, los marcos teóricos propuestos señalan que no se
debe dejar de considerar el efecto de algunos factores contextuales, más
vinculados al hogar y a las dinámicas familiares, de género y comunitarias,
incluyendo la cultura local (1). De los resultados de esta dinámica a escala
poblacional, y de algunos comportamientos que se generan en ella, da cuenta la
sección siguiente.
SITUACIÓN Y TENDENCIAS
Otro aspecto que considerar radica en la violencia sexual contra las mujeres,
incluso en menores de 15 años. En nuestro país, según la ENDES 2012, el 6%
de adolescentes unidas han sido víctimas de alguna forma de violencia sexual
por parte de sus parejas. Las situaciones de violencia tendrán mayor relevancia
en poblaciones en las que hay alta movilidad poblacional, asociados a ciclos
expansivos de explotación de recursos naturales o comercio, como sucede en
muchas áreas de la selva y ceja de selva. En estas zonas se trata de un negocio
cuya rentabilidad forma parte del comercio de bebidas alcohólicas y alimentos, y
no obedece a una lógica criminal organizada, sino a un conjunto de redes
familiares (10).
Por otro lado, en cuanto al análisis global del rango de edad adolescente,
también se debe considerar el hecho que el grupo de 15 a 19 años es
heterogéneo, lo que tendría implicancias para la prevención. En los últimos
veinte años el grupo de 15 a 17, que en su mayoría está en la escuela
secundaria, presenta porcentajes de embarazo relativamente estables, por
debajo del 10%, mientras que el grupo de 18 a 19, generalmente fuera del
sistema educativo, muestra prevalencias superiores al 20%. Obviamente, y
tratándose de valores nacionales, lo que también debemos considerar es que
estos valores fluctúan hacia arriba o hacia abajo según analicemos estratos,
regiones naturales, etc.
Tanto a nivel individual como colectivo, son múltiples los impactos del embarazo
adolescente, sobre todo si no fue resultado de una decisión libre e informada
que, como vimos, son la mayoría. Algunos de los impactos más estudiados en
nuestro país, someramente esbozados en secciones anteriores, tienen que ver
con la limitación al ejercicio de derechos y oportunidades, que afectan los planes
de vida y la transición a la vida adulta, perpetuando la transmisión
intergeneracional de la pobreza (11). Menos reconocidos, pero no por falta de
evidencias, son sus asociaciones de riesgo con la desnutrición infantil y la muerte
temprana (de la adolescente y de sus hijos). En conjunto o por sí solos,
configuran un potencial efecto negativo para los intentos de capitalizar la
oportunidad derivada del cambio poblacional y hacer realidad el bono
demográfico.
El impacto sanitario tampoco será menor, sobre todo si consideramos que casi
el 60% de los embarazos en adolescentes no fueron planificados. Entonces,
¿Cuántos de ellos terminan como aborto inducido? Según la Primera Encuesta
Nacional de la Juventud del 2011, cerca del 30% de adolescentes declaraba
“cercanía con algún conocido que se ha realizado un aborto” (18). A su vez,
estudios más especializados reportan datos por encima y por debajo a los
estimados realizados para el país en estudios internacionales (19,20). En todo
caso, prevenirlos habría costado bastante menos, tanto desde el punto de vista
sanitario, psicológico, social y familiar, como económico, el más invocado por
quienes optan por aborto (21). Según algunos estudios internacionales, en países
como el Perú, evitar cada embarazo no planificado en la adolescencia costaría
entre US$ 43 y US$ 63 (22).
Luego del embarazo se pueden considerar los efectos vinculados con la nutrición
y desarrollo, no solo de la propia madre sino también la del recién nacido. En el
Perú es mayor la probabilidad de que los hijos de las adolescentes multíparas
(alrededor del 2% de las gestaciones entre las adolescentes) experimenten bajo
peso al nacer o que sean pequeños para la edad gestacional, comparadas con
quienes no son multíparas a esa edad (24). Resultados de otros estudios
evidencian una importante diferencia entre las madres adolescentes y las adultas
en términos de peso del recién nacido, más aun en la adolescencia temprana (25).
Los resultados nutricionales, sin embargo, pueden ser revertidos (26).
En otras regiones del mundo, aun más pobres, se han registrado logros
semejantes. Es el caso de una experiencia local en el marco del programa de
transferencias condicionadas en Malawi, en el que la probabilidad del embarazo
cayó en 30% en quienes en un principio no formaban parte de él, mientras que
la de unirse para formar alguna pareja descendió en 40%. A su vez, la iniciación
sexual resultó 38% menor que en quienes no formaban parte del programa (36).
Para hacer frente a la situación descrita en secciones anteriores, este plan tiene
una sólida propuesta de intervención de política pública, aunque su aprobación
está pendiente desde hace dos años. Recoge lo más avanzado de la
investigación internacional y nacional, a partir del balance de las intervenciones
que tienen efecto probado para disminuir embarazo no planificado en
adolescentes (37), y reconoce que solo las intervenciones simultáneas y
multisectoriales, nunca aisladas, habrán de tener un efecto sostenible. Su
horizonte temporal alcanza el año 2021 (bicentenario), siendo su objetivo general
reducir en 20% la prevalencia del embarazo en las adolescentes. Sus objetivos
específicos son:
• Espacios de recreación y buen uso del tiempo libre para el desarrollo integral
de los adolescentes;
CONCLUSIONES
Referencias Bibliográficas
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10.Gonzales GF, Villena A. Body mass index and age at menarche in Peruvian
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24. Bernabé-Ortiz A, White PJ, Carcamo CP, Hughes JP, Gonzales MA, Garcia
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