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¿Qué es la derecha y la izquierda política?

Aunque los conceptos de izquierda y derecha política no sean, según muchos, los idóneos
para definir la identidad política de los ciudadanos, el hecho es que son aún frecuentes
para posicionar planteamientos y posturas ideológicas en la actualidad. En este apunte se
van a definir ambos conceptos superficialmente, simplificando los grandes problemas y
contradicciones que tiene la susodicha conceptualización.
Durante la revolución francesa dos partidos se disputaron el poder en la asamblea. Por un
lado los girondinos, un partido moderado que propugnaba un derecho al sufragio no
universal, del que excluía a las clases no propietarias y que defendía la alianza con la
nobleza para establecer en Francia una monarquía parlamentaria. Por contra, los jacobinos
defendían un sufragio universal que extendían a todos los miembros de la población y la
instauración de una república. Estos últimos tenían el apoyo de las clases más populares,
mientras que los girondinos eran apoyados por los burgueses, propietarios y algunas capas
de la nobleza. En las deliberaciones de la asamblea los girondinos se sentaban a la derecha
y los jacobinos a la izquierda, de aquí la división, que aún hoy perdura, de ideologías de
izquierdas y de derecha.
Tanto dentro de las posiciones derechistas e izquierdistas hay pluralidad de
planteamientos que en muchas ocasiones están enfrentados entre sí. Un rasgo que
distancia mucho las posiciones, dentro de ambos conceptos teóricos, es el lugar que juega
la autoridad en lo público; en otras palabras, tanto en la izquierda como en la derecha
encontraremos posiciones autoritarias, antiautoritarias y planteamientos intermedios. Sin
ser exhaustivos se intentará reflejar cada una de esas posiciones dentro de la ideología
izquierdista y derechista.

LA DERECHA POLÍTICA:
Dada la heterogeneidad de las posturas de la derecha política es difícil dar una definición
de este concepto que englobe a todos los movimientos derechistas. Quizás una
aproximación sea que mientras que en los movimientos de izquierda la igualdad social es
uno de los objetivos prioritarios del programa político, en los movimientos de derecha esta
igualdad no tiene un papel tan central; a veces los movimientos de derecha propugnan el
elitismo o el mantenimiento de ciertas diferencias entre los miembros de la sociedad
(sobre todo diferencias económicas); sin embargo, la igualdad social sigue siendo parte del
proyecto político de la derecha, aunque sin la centralidad que tiene este objetivo para la
izquierda.
Se analizarán los tres movimientos de derecha más importantes en la historia reciente y la
actualidad de Europa y el mundo capitalista en general: el liberalismo, el conservadurismo
y el fascismo.

EL LIBERALISMO:
Movimiento ideológico que defiende el libre mercado e intenta evitar, en lo posible, la
intervención del estado en la economía, en particular, y en la sociedad civil, en general.
Este movimiento considera que la libre iniciativa y la competencia son los motores que
crean riqueza social; por lo tanto, la intervención del estado es entendida como una
injerencia totalitaria.
La libre competencia es un valor clave para el liberalismo. Del mismo modo que en el
orden natural la competencia entre los seres genera un ecosistema estable y sostenible,
en la economía de un colectivo la competencia entre productores permite que el mercado
se amolde a la demanda y la satisfaga convenientemente. La intervención del estado
entorpece este orden natural y lo corrompe.
Para el liberal los derechos individuales son fundamentales. El derecho a la propiedad de
los individuos y los colectivos debe ser respetado por el estado que no debe tener
autoridad, o la tenerla en mínima medida, para erosionar las posesiones de los individuos
con impuestos. Los servicios sociales deben ser dejados en mano de particulares, ya que si
están en mano del estado se produce una competencia desleal y, además, impide el
crecimiento económico del colectivo.
Muchos liberales, aún cuando se encuadren dentro de la derecha, mantienen posturas tan
aparentemente de izquierda como el derecho al aborto, al matrimonio homosexual o al
consumo y venta de drogas. Téngase en cuenta que todos los derechos anteriores son
derechos individuales sobre los que el estado, para un liberal estricto, no tiene porque
entrometerse. Otros liberales, sobre todo en EE. UU., critican los sistemas públicos de
sanidad o los sistemas de pensiones del estado; estos sistema sobrecargan, según ellos, a
los ciudadanos con impuestos y frenan la libre competencia.
El liberalismo más extremo y muy poco usual en Europa es el minarquismo. Este
movimiento propugna un estado mínimo que sirva únicamente para defender la
propiedad y la libertad de los individuos. El control del estado sobre los medios de
transporte, sanidad, educación o sobre el mercado debería desaparecer. En esta situación,
sin apenas impuestos y sin injerencia estatal los individuos se relacionarían social y
económicamente en libertad.
CONSERVADURISMO:
Movimiento ideológico que defiende valores familiares o religiosos y se muestra cauto
ante las innovaciones sociales. El conservadurismo, excepto extremos muy minoritarios,
no es contrario a la innovación científica y tecnológica.
Aunque se alía frecuentemente con partidos liberales, el conservadurismo,
tradicionalmente, no se ha opuesto al intervencionismo del estado en asuntos
económicos. Aunque dentro del conservadurismo hay muy diversas corrientes,
generalmente este movimiento se muestra favorable a la intervención del estado en
asuntos como la sanidad, educación, recursos sociales básicos. De este modo, el
conservador considera al estado como un garante más de la familia y del orden social
naturalmente establecido.
El conservadurismo suele ser también nacionalista. Defiende la identidad nacional del
grupo social y es más o menos combativo con las innovaciones culturales foráneas.
Muchos partidos políticos que luchan por la independencia de una región son
conservadores y, por lo tanto, de derecha.
La familia tradicional es otro valor importante para el conservadurismo. La defensa de esta
institución es una pieza clave en el discurso político del conservador. Además el
conservadurismo acentúa el papel social del individuo: cada persona pertenece a una
colectividad ante la que es un sujeto moral responsable.
Especialmente importante en Europa es la corriente conservadora de la democracia
cristiana. Esta corriente defiende la tradición cristiana de Europa y las costumbres a ella
asociadas. La política democristiana considera que el estado debe cuidar y proteger a los
más desfavorecidos con un sistema de asistencia pública. La moral pública defendida por
la democracia cristiana es la del catolicismo con algunos matices; por lo tanto, el
democristiano tenderá a oponerse al aborto, la eutanasia, la legalización de las drogas, el
matrimonio homosexual, etc.
EL FASCISMO:
El fascismo es un movimiento político surgido a principio del siglo XX. Su ubicación dentro
de la derecha es rechazada por algunos autores pero el uso común es considerarlo un
movimiento de extrema derecha. Debido a la crisis económica su importancia en la política
europea es cada vez mayor.
A diferencia de los otros movimientos derechistas tratados, el fascismo no considera a la
democracia capitalista un modelo político-económico válido. Frente a ella propone una
sociedad fuertemente jerarquizada y militarizada. Un nacionalismo ferviente también
acompaña a los movimientos fascistas.
En lo económico el fascismo propone diversos modelos pero todos ellos coinciden en un
fuerte intervencionismo estatal. Los movimientos fascista, por lo tanto, defienden un
sistema estatal asistencial en mayor o menor medida.
Los derechos individuales, para esta corriente, son dependientes de los derechos
colectivos y no son, en ningún caso, derechos inalienables. El deber del individuo hacia su
patria es absoluto. El nacionalismo impregna buena parte de la práctica política del
fascismo, siendo el engrandecimiento de la patria e incluso la conquista de otros
territorios, objetivos políticos recurrentes del discurso fascista. Frecuentemente el
fascismo llega, al defender un nacionalismo a ultranza, el racismo y la discriminación
social.
Junto con el nacionalismo, el autoritarismo es otro rasgo sobresaliente del fascismo. La
sociedad esta, más o menos, rígidamente jerarquizada y los roles sociales muy definidos. El
ejército y la vida militar son idealizadas y se convierten en referente para la sociedad.
El fascismo al pretender una revolución social, propugna un “orden social nuevo” que
rompa con el anterior para crear un orden total que englobe a una cuerpo social más o
menos homogéneo (totalitarismo). Por esta razón el fascismo no siempre se ha
relacionado amistosamente con el liberalismo o el conservadurismo.

LA IZQUIERDA POLÍTICA:
Al igual que la derecha, la izquierda política oscila entre un mayor o menor autoritarismo.
A diferencia de la derecha plantea la igualdad social como meta prioritaria de su programa
político, aunque en muchas ocasiones esa igualdad se consiga a costa de algunos derechos
individuales como el de propiedad o el de libertad de empresa.
También como la derecha, los movimientos políticos izquierdistas tienen posiciones
diversas sobre el capitalismo y la democracia. Para algunos el capitalismo es un sistema
válido aunque es precisa la intervención del estado para garantizar la igualdad social;
mientras que para otros grupos izquierdistas el capitalismo es un sistema intrínsecamente
perverso que debe ser transformado de raíz. Igualmente existen movimientos izquierdistas
defensores de la democracia burguesa instaurada en Occidente, y otros movimientos
claramente contrarios a este sistema político.
Aunque las posiciones dentro de la izquierda son, al menos, tan ricas y diversas como en la
derecha política, en este trabajo solo se van a analizar la socialdemocracia, el comunismo y
el anarquismo.

LA SOCIALDEMOCRACIA:
En el siglo XIX surgieron en Europa movimientos obreros que proponían la redistribución
de la riqueza entre la población, el método para lograr esta redistribución era la revolución
social. Frente a este socialismo revolucionario, la socialdemocracia nació a finales del XIX
como un intento de conseguir la redistribución de las riquezas y una mayor igualdad social
a través de elecciones democráticas.
La socialdemocracia se ha mantenido más o menos alejada de las concepciones
revolucionarias y utopistas de otros movimientos de izquierda. Los socialdemócratas
defienden a ultranza la democracia burguesa como sistema político válido.
En lo económico defienden un capitalismo reformado. Para el socialdemócrata, aunque el
capitalismo es el sistema económico imperante y ha aportado beneficios indudables al
género humano, la tesis liberal de que el capitalismo genera por si mismo felicidad a la
mayoría del género humano es falsa. La avaricia de los ricos o la desigualdad de
oportunidades hacen que en el capitalismo sin regulación surjan estratos de población de
desheredados que mal viven en la miseria. El estado debe velar por estos sujetos más
débiles y regular el mercado para subsanar estas irregularidades. La socialdemocracia,
junto con los conservadores, ha sido una gran defensora del estado del bienestar, según el
cual el estado debe proveer a los ciudadanos de los servicios asistenciales básicos. Este
movimiento ideológico tiende a extender lo más posible este concepto de “servicio
asistencial básico” por lo que suele ser necesario aumentar los impuestos para mantener
los servicios asistenciales.
Los autores de esta corriente ideológica defienden en lo social la igualdad de
oportunidades para todos los ciudadanos independientemente de sexo, raza, religión u
orientación sexual. Por esto el programa socialdemócrata suele acoger el reconocimiento
de derechos para las minorías (minusválidos, homosexuales, personas dependientes…) o
para colectivos marginados (inmigrantes, mujeres, etc.).

EL COMUNISMO:
Aunque ha habido teorizaciones políticas comunistas desde Platón (IV a.e.c) se entiende
aquí comunismo como la ideología política inspirada por la obra del filósofo alemán Karl
Marx.
El comunismo propone la máxima igualdad social posible. Esto es inviable dentro de un
sistema democrático burgués y capitalista. El capitalismo es el sistema creado por los
predadores para rapiñar a sus presas, promueve desigualdades al promover la
acumulación de capital. Por lo tanto, en defensa de la sociedad, el estado, creen los
comunistas, debe controlar la economía del país de manera más o menos absoluta. De
este modo, el estado planifica la economía de un territorio, las necesidades, a que van
dirigidos los recursos, etc.
En los regímenes comunistas el estado posee los medios de producción de riqueza como
las fábricas; los obreros dan la mayor parte de la fuerza de su trabajo al estado pero a
cambio reciben de este alojamiento, trabajo, comida, etc. Es importante subrayar que en
una economía planificada como la que existe en los países estrictamente comunistas no
existe el paro ni la pérdida de vivienda por embargo bancario, por ejemplo. Los medios de
trasportes públicos como trenes y autobuses son gratuitos o muy baratos.
En los países comunista existe un solo partido, el partido comunista, que es el que toma
las decisiones y delibera. Como todo el mundo puede entrar a formar parte del partido, los
comunistas no creen que se esté negando la participación política a nadie. La democracia
capitalista es incompatible con el comunismo ya que, desde la interpretación comunista,
en las democracias burguesas los órganos del poder y de los medios de comunicación son
ocupados por la élite económica o sus fieles vasallos que promueven los valores y la
ideología de tales élites.
Por lo tanto, en los países comunista no existe libertad de prensa como se entiende en los
países capitalistas. En ocasiones hay censuras y no se puede criticar abiertamente al
régimen sin ser acusado de “traidor a la patria”. La disidencia política no comunista está
más o menos perseguida. Debe tenerse en cuenta que en tanto que el estado provee de
todo a sus ciudadanos ejerce o puede ejercer un fuerte poder sobre ellos, por lo que son
regímenes políticos que caen fácilmente en el autoritarismo y en cierta falta de respeto
hacia los derechos individuales. No obstante, existen y han existido muchos países
comunistas, cada uno con sus peculiaridades, en alguno de los cuales los derechos
individuales eran más respetados que en otros.
Un ejemplo de país comunista en la actualidad podría ser Cuba.
EL ANARQUISMO:
Al igual que el comunismo, el anarquismo suele ser considerado un movimiento
izquierdista revolucionario. Tal consideración puede ser cuestionada. Los anarquistas
prentenden llegar a la igualdad social mediante la revolución. Sin embargo, su perspectiva
del proceso revolucionario es muy diferente a la del comunismo por lo que estos dos
movimientos han estado en continuo conflicto.
El anarquismo critica al capitalismo por las mismas razones que el comunismo. El
capitalismo promueve la desigualdad social y la depredación de los más poderosos (ricos)
sobre los más débiles (pobres). En tanto que el motor del capitalismo es la acumulación de
capital deja a una capa de población sin parte en la riqueza social.
Sin embargo, y en esto se separa profundamente del comunismo, el anarquismo también
critica al estado. El estado es una estructura política creada bajo la base de que unos
hombres deben dominar sobre otros y dirigir sus destinos. Desde la perspectiva anarquista
no es posible la igualdad social mientras persistan este tipo de estructura del poder ya que
el poderoso frente al que no tiene el poder, representa la diferencia social más radical de
todas. Por esta razón el anarquismo propone la destrucción del estado y su sustitución por
comunas independientes en las que la democracia sea directa y no representativa; es
decir, que cada cual en la asamblea posea derecho a hablar y a votar sobre los asuntos a
debatir. Los medios de producción pertenecerán al colectivo de la comuna que decidirá
como utilizarlos, obviamente para el bien común.
El anarquismo es respetuoso con los derechos individuales que no dañen la economía
colectiva; por esta razón no reconoce al individuo derecho a la propiedad de los medios de
producción. Los movimientos anarquistas, por lo tanto, reconocen la igualdad de derechos
de todos y la máxima amplitud de estos derechos.

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