las humanidades y

las ciencias sociales

en tiempos de ajuste
adrián piva
julia soul
Sistema científico,
desarrollo productivo y Estado

Adrián Piva

Primero gracias por la invitación. Como no
soy especialista en estos temas voy a tratar
de referirme al problema, más general, de ins-
cribir la presente coyuntura en un plazo más
largo, en el plazo de los últimos veinticinco o
treinta años, tratando de hacer algunas re-
flexiones sobre cómo se constituyó el sistema
de ciencia y técnica, su vínculo con algunas
tendencias más generales de la acumula-
ción de capital, y qué ha cambiado y qué no
ha cambiado después, y entonces, sobre esa
base, tratar de volver a pensar qué es lo que se
juega en la coyuntura actual.
En principio, el actual modelo de ciencia y téc-
nica se constituyó en los años noventa y no fue
una tendencia solo local, fue una tendencia glo-
bal. El marco que sirvió de base a la construca-
ción de este modelo de ciencia y tecnología fue el
de los llamados Sistemas de Innovación Científi-
ca y Tecnológica que tuvieron un fuerte impulso
en los noventa, inicialmente en los países euro-
peos. La OCDE los hizo propios, los estandarizó
y los tradujo en una serie de criterios e indicado-
res, y finalmente los adoptaron los organismos
de financiación –es decir el Banco Mundial, el
Banco Interamericano de Desarrollo, etc.– que,
desde los años noventa, comienzan a financiar
en los países periféricos el desarrollo científico
y tecnológico sobre la base de que esos países
adoptaran esos modelos. Básicamente para no
aburrir y para no abundar en cosas que la ma-
yoría conocemos, estos Sistemas de Innovación
Científico-tecnológica presuponían que había
una tarea primordial de las empresas privadas
en la producción de innovación y que el Esta-
do debía ocuparse de aquello que las empresas
privadas iban a tender a abandonar, aquellos
procesos de investigación y de producción tec-
nológica que tenían fuertes externalidades po-
sitivas, que no son totalmente apropiables por
quienes las producen y otros pueden apropiar-
las gratuitamente, aquellas que por problemas
de costos suponían problemas de rentabilidad
para las empresas, y la ciencia básica, que como

{ }
El actual modelo de ciencia y técnica se constituyó en los años noventa y
no fue una tendencia solo local, fue una tendencia global. El marco que
sirvió de base a la construcción de este modelo de ciencia y tecnología fue
el de los llamados Sistemas de Innovación Científica y Tecnológica.

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no tiene una aplicación inmediata debía quedar
a cargo del Estado. A su vez, esto suponía la crea-
ción de una serie de instituciones, instituciones
de financiamiento del Estado, por un lado, que
trataban de cooperar con el sector privado y, por
el otro lado, instituciones que se especializaban
en la producción de conocimiento pero con un
énfasis en la articulación entre ciencia y produc-
ción que –voy a volver sobre esto al final– en rea-
lidad es una articulación entre ciencia y capital.
Estos sistemas presuponían que
había una tarea primordial de
las empresas privadas en la pro-
ducción de innovación y que el
Estado debía ocuparse de aque-
llo que las empresas privadas
iban a tender a abandonar.
En la Argentina de los noventa es que se de-
sarrollan las bases de este sistema de ciencia y
técnica con la creación de los organismos que
conocemos, o con la reforma de algunos pre-
existentes, la Agencia Nacional de Promoción
Científica y Tecnológica por ejemplo; también
se diseñan los instrumentos de planificación de
política de ciencia y tecnología, los planes plu-
rianuales de ciencia y tecnología que se revisa-
ban anualmente y que fijaban temas estratégi-
cos, áreas de vacancias –es decir un conjunto de
términos que hoy para nosotros son bastante
comunes, habituales y que de hecho estructu-
ran nuestra práctica científica–, así como es-
tablecían una serie de metas: la producción de
una cantidad de doctores, la producción de una
cantidad de investigadores, etcétera. Esto tuvo
efectos inmediatos: por un lado, como decía re-
cién, la constitución de este modelo de ciencia
y tecnología, y, por otro lado, suponía la resolu-
ción de un viejo debate, de una vieja discusión
en Argentina sobre dónde debía desarrollarse la
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investigación científica, si en las universidades
o en el CONICET, que es el organismo que en
realidad preexistía a esta construcción del mo-
delo de ciencia y técnica. Esta discusión venía
de larga data, en particular desde el período de
gobierno de Lanusse (un poco antes también,
pero en realidad ahí es donde se da más fuerte-
mente), y en realidad las dictaduras tendían a
querer que el CONICET fuera quien realizara la
investigación. Así y todo el CONICET de los se-
tenta era un CONICET que pagaba el sueldo de
los investigadores, pero los investigadores a to-
dos los demás efectos dependían de la universi-
dad, desarrollaban su investigación en el marco
de la universidad y con los criterios que fijaba la
universidad de manera autónoma (con los lími-
tes que tiene la autonomía universitaria).
El modelo de ciencia y técnica de los no-
venta, potencialmente, resolvía esta cuestión
en favor de CONICET: el CONICET empezaba
a concentrar cada vez más la investigación y
esto suponía que el Poder Ejecutivo asumía la
orientación general de la investigación cien-
tífica. ¿Por qué digo “potencialmente”? Por-
que lo que caracteriza a los noventa es que
se constituye este modelo de ciencia y técni-
ca pero sin demasiado financiamiento. Esto
afectaba tanto al presupuesto de los órganos
del Poder Ejecutivo como al presupuesto uni-
versitario, donde sube la proporción del gasto
en salarios en ese período. Por lo tanto las po-
tencialidades de este modelo no se desplega-
ron plenamente. A partir de 2003, entonces,
ocurren una serie de cambios, pero básica-
mente el principal cambio que se produce es
el financiamiento de este modelo de ciencia y
tecnología, es decir, la expansión presupues-
taria, con lo cual algunas de esas potencialida-
des se desarrollan plenamente, pero de hecho
no se pone en cuestión el modelo de ciencia
y tecnología constituido en los noventa, y de
hecho nunca lo volvimos a discutir. No se puso
 { }
A partir de 2003, entonces, ocurren una serie de cambios, pero bási-
camente el principal cambio que se produce es el financiamiento de
este modelo de ciencia y tecnología [...] algunas de esas potencialida-
des se desarrollan plenamente, pero de hecho no se pone en cuestión
el modelo de ciencia y tecnología constituido en los noventa.

en discusión en las políticas de gobierno pero
tampoco fue tema de discusión entre los in-
vestigadores, entre los docentes investigado-
res universitarios, etcétera. Nunca más volvió
a plantearse este problema y esto significó
que, por un lado, la investigación científica
empiece a ser comandada efectivamente des-
de el Poder Ejecutivo y crecientemente se va-
cíe la política de investigación de las universi-
dades. Esto simplemente lo planteo porque lo
dejamos de discutir, pero no es lo mismo que
se lleve a cabo la investigación en universida-
des, que –con todas las dificultades que plan-
tea el sistema de cogobierno– pueden discutir
con cierta autonomía cuáles son los fines de la
investigación, qué se va a financiar y qué no,
que que lo discuta el Poder Ejecutivo.
Y que se desplegaran todas estas potencia-
lidades implicó que se asumió fuertemente
como un valor la articulación entre ciencia y
producción. Esto incluso tiene su manifesta-
ción en la estructura del directorio de CONI-
CET: el Directorio tiene representación de las
organizaciones corporativas patronales, la
Sociedad Rural, la Unión Industrial Argentina,
pero no hay una representación de trabaja-
dores, movimientos sociales, etcétera. Ahora
bien, ¿esto significa que desde 2003 en adelan-
te se desarrolla de manera plena también esta
articulación? En realidad más o menos, por-
que de 2003 en adelante hubo efectivamente
cambios, esos cambios tuvieron que ver con
que la salida de la crisis de 2001, crisis que tuvo
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como un aspecto saliente la rebelión popular
del 19 y 20 de diciembre, sentó las condiciones
de posibilidad para la apertura de cierto pro-
ceso de inadecuación, sobre todo a partir de
la asunción del kirchnerismo, de la estrategia
de reconstrucción del consenso que siguió el
gobierno, basada en la incorporación de de-
mandas de los grupos sociales movilizados
desde mediados de los años ‘90, y un modo
de acumulación que en sus fundamentos no
se había modificado. Esto es algo bastante
conocido: el hecho de que el patrón de inser-
ción exportadora de la Argentina, los secto-
res económicos más competitivos, es decir,
aquellos que fueron más dinámicos tanto en
los noventa como en la postconvertibilidad,
muestran continuidades profundas. Pero esta
inadecuación también se expresó en la políti-
ca de ciencia y técnica, porque no hubo una
plena adecuación de la ejecución de la política
de ciencia y técnica a los objetivos enunciados
de articulación entre ciencia y producción.
Eso planteó la posibilidad de que hubiera, jun-
to con la expansión del presupuesto, efectiva-
mente una expansión de la investigación en el
área de ciencias sociales que no era del todo
coherente con la enunciación de los objetivos
de articulación de ciencia y producción.
Y acá es donde quiero situar la especificidad
de la coyuntura que se abre con la asunción
de Cambiemos, porque tiene dos aspectos: el
primer aspecto es el recorte presupuestario,
pero no quiero que perdamos de vista que el
modelo de ciencia y técnica que le subyace no
es que vuelve con Cambiemos, sino que nun-
ca fue cuestionado; es el mismo que se cons-
tituyó en los noventa y se siguió desarrollan-
do durante los gobiernos kirchneristas con el
aumento del presupuesto de ciencia y tecno-
logía. El segundo aspecto refleja una caracte-
rística más profunda del gobierno de Cambie-
mos que el ajuste del gasto: que es un intento
de adecuar de manera más clara esa política
de ciencia y técnica y su ejecución, con los ob-
jetivos de desarrollo productivo y de desarro-
llo del modo de acumulación.
Esto tiene que ver con una caracterización
más general del gobierno. Lo que sucedió en-
tre 2003 y 2015 es que efectivamente la inade-
cuación de las políticas del gobierno respecto
de las necesidades del proceso de acumula-
ción, tuvo como base el proceso de moviliza-
ción social, que tiene su origen en el 1996, 1997.
Y el gobierno de Cambiemos, efectivamente,
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trata de producir una adecuación general de
esas demandas obreras, populares, a las ne-
cesidades de ese proceso de acumulación. Por
lo tanto, estos dos aspectos de la política de
ciencia y técnica –por un lado, la reducción
presupuestaria, que evidentemente sufrimos,
y la adecuación de la ejecución de la política
científica a los objetivos productivos de más
largo plazo-, adquieren plenamente su signifi-
cado si los inscribimos en una caracterización
más amplia del gobierno.
Digo esto porque, en todo caso, ahí hay un
vínculo no tan inmediato, no tan visible, en-
tre las luchas que estamos desarrollando en
el área de ciencia y técnica con las luchas que
están desplegando el conjunto de los traba-
jadores. En última instancia, esas luchas son
las luchas contra esa subordinación, contra
esa adecuación de nuestras demandas a los
límites que nos imponen las necesidades de
un modo de acumulación que requiere una re-
ducción del gasto público, requiere una reduc- Y yo creo que ese es el punto donde las cien-
ción de nuestros salarios, la flexibilización de cias sociales tienen algo para decir. Porque,
nuestras formas de trabajo, etc. estrictamente hablando, las ciencias sociales
no van a poder adecuarse a esas necesidades
Quiero volver para terminar, a ese vínculo
impuestas por el modo de acumulación. ¿Qué
más general entre ciencia y técnica y produc-
podemos decir los sociólogos, los historiado-
ción, porque si esto no es cuestionado, la crí-
res, que sirva a esa estructuración del modo
tica a la política del gobierno es insuficiente.
de acumulación? Muy poco. En cambio sí creo
Porque si el problema, o la virtud, del gobier-
que podemos decir mucho en términos de dis-
no anterior es esa inadecuación entre la eje-
cutir otras cuestiones. Lo que quiero decir es
cución de la política científica y los objetivos
que encarar un proceso de resistencia a estas
enunciados de la articulación entre ciencia y
políticas, creo que nos obliga en algún mo-
producción, más bien lo que estamos señalan-
mento a discutir estas cuestiones más profun-
do son incoherencias; porque desde un punto
das, y a tratar, como sociólogos, como histo-
de vista puramente racional, correspondería
riadores, como investigadores de las ciencias
adecuarlos. Entonces la crítica termina siendo
sociales, de encontrar nuestro vínculo con la
débil. Y por eso insistía en que la idea de ar-
producción de conocimiento en general y la
ticulación entre ciencia y producción, es una
función que puede cumplir; que no es una fun-
articulación entre ciencia y capital. Porque si
ción meramente instrumental o individual.
bien esto debiera ser una obviedad, no lo es.
Asumimos que es bueno que la ciencia traba-
je para el desarrollo productivo nacional, sin La ciencia y la tecnología ya
cuestionar que ese desarrollo productivo na-
suponen esta discusión sobre
cional tiene una forma social determinada. Es
decir, que las características de la ciencia, las la utilidad; en realidad la pro-
características que asumen la ciencia y la tec- pia noción de ciencia y tec-
nología están estrictamente vinculadas con nología significa una subor-
esa articulación entre ciencia y capital. A lo
dinación del conocimiento a
que me refiero es, básicamente, al problema
de la utilidad del conocimiento.
esos criterios instrumentales.
Y por lo tanto, la ruptura del
Y ahí es donde más problemas tenemos para
desarrollar la resistencia a estas políticas de cien-
vínculo entre conocimiento y
cia y tecnología orientadas a las ciencias sociales. horizontes emancipatorios;
En gran medida, uno podría decir que en reali- es decir, entre conocimiento y
dad, si uno es consistente con lo que significan la una ética de la libertad.
ciencia y la tecnología como proyecto, la ciencia y
la tecnología ya suponen esta discusión sobre la
utilidad; en realidad la propia noción de ciencia y
tecnología significa una subordinación del cono-
cimiento a esos criterios instrumentales. Y por lo
tanto, la ruptura del vínculo entre conocimiento
y horizontes emancipatorios; es decir, entre co-
nocimiento y una ética de la libertad.
6
El trabajo de las humanidades y las
ciencias sociales: condiciones materiales y
articulaciones emancipadoras
Buenas tardes a todos y todas. Muchas
gracias por la invitación. Me parece más que
promisorio que podamos empezar a discutir
no solamente la coyuntura y las urgencias que
nos atraviesan en el día a día, sino que tam-
bién podamos empezar a pensar, a recuperar
las hebras de un pensamiento más profundo,
más cuestionador de las condiciones que nos
están constituyendo y que constituyen nues-
tro trabajo. Adelanto que voy a tener una es-
quizofrenia entre militancia gremial, discu-
sión político-sindical y análisis más teórico
pensando en la producción de ciencias socia-
les y en algunas discusiones que atraviesan la
disciplina en donde trabajo; sabrán disculpar.
Una de las cosas que nos pasaron cuando
empezamos a militar y a construir gremiali-
dad en el sector, es que nos encontramos con
una situación subjetiva que escuchamos que
se repite en un montón de espacios, en un
montón de situaciones y frente a un montón
de colectivos; la situación de no sentirnos tra-
bajadores. Uno de los principales problemas
que enfrentamos para construir fuerzas es
que los compañeros no se sienten trabajado-
res, los compañeros no se sienten parte de
una clase, de un colectivo. Y entonces, una de
las primeras cuestiones que nos parece im-
7
Julia Soul
portante poder empezar a discutir, a proble-
matizar, a poder empezar a preguntarnos, es
justamente qué nos pasa con nuestro trabajo,
cómo se estructura nuestro trabajo, cómo se
organiza nuestro trabajo, bajo qué condicio-
nes, qué condiciones se nos imponen. Y en
este camino es que fuimos desandando algu-
nos supuestos, algunas situaciones y algunas
certezas que teníamos bastante sólidas. Pro-
blematizarlas creo, nos permitió poder em-
pezar a pensar cómo encarar la batalla que
ahora enfrentamos con el ajuste –de un modo
más virulento– pero que venimos tratando de
construir y tratando de librar desde hace va-
rios años.
Uno de los principales pro-
blemas que enfrentamos para
construir fuerzas es que los
compañeros no se sienten
trabajadores, los compañeros
no se sienten parte de una
clase, de un colectivo.
 ¿Por qué digo que este contexto de ajuste
nos enfrenta a determinadas situaciones y
condiciones de modo más virulento? Porque
justamente lo que estamos enfrentando aho-
ra es el retraimiento, la retracción, del sus-
trato material de nuestros trabajos, de nues-
tras tareas; con todos los problemas que ese
trabajo y esas tareas tenían, pero teníamos
cargos, teníamos salarios, teníamos media-
namente proyectos y planes de trabajo finan-
ciados; y todo eso es lo que empieza a recor-
tarse, lo que empieza a sustraerse ahora. Con
lo cual, que lo estemos enfrentando como lo
estamos enfrentando también nos marca –y
el conflicto del 2016, con todo lo contradicto-
rio que tuvo su resolución, también nos está
marcando– que en todos estos años hubo un
proceso de construcción de cierto arco de rei-
vindicaciones gremiales, que implica que las
relaciones que estamos construyendo al in-
terior del sistema científico-tecnológico nos
contienen como trabajadores y trabajadoras.
Quiero decir: no hubiera sido posible que
nosotros salgamos a revindicar puestos de
trabajo, no hubiera sido posible que nosotros
salgamos a reivindicar condiciones de trabajo
y derechos laborales, si no hubiéramos hecho
un largo trabajo de pensar nuestras propias
condiciones como condiciones de trabajo pre-
carias, como condiciones de trabajo barato,
para un sistema de ciencia y tecnología que
estaba creciendo cuantitativamente, como
lo planteaba Adrián –en eso yo coincido mu-
cho–, y que creció cuantitativamente como
creció todo el empleo estatal, es decir con tra-
bajo precario. Esas situaciones, esas caracte-
rísticas, nos acercaron objetivamente en los
hechos a un conjunto de compañeros y com-
pañeras que empezaron a tirar de la hebra de
la precarización laboral como una punta para
sostener y para construir reivindicaciones.
Al mismo tiempo, en este crecimiento
cuantitativo de recursos, de recursos huma-
nos, la consolidación de cierta lógica corpora-
tiva de la elite científica implicó que durante
varios años hubiera toda una discusión o dis-
puta interna en el Directorio de CONICET so-
bre qué ejes o qué áreas o qué grandes áreas
de la investigación desarrollar, priorizar. Y en
un momento se llegó a un acuerdo salomóni-
co en donde todo lo que había en cuanto a cu-
pos, en cuanto a recursos, en cuanto a finan-
ciamiento, se dividía por cuatro: el 25% para
cada gran área. Esto implicó un crecimiento
objetivo de las chances que los que estudiá-
bamos ciencias sociales y humanidades te-
níamos para ingresar al sistema científico vía
CONICET, primero como becarios y después
como investigadores.
Me quedé pensando en lo de la inadecua-
ción; mi hipótesis sobre el crecimiento cuan-
titativo era otra. De la mano del ajuste viene
este cuestionamiento a la utilidad de las cien-

{ }
No hubiera sido posible que nosotros salgamos a revindicar
puestos de trabajo, no hubiera sido posible que nosotros salga-
mos a reivindicar condiciones de trabajo y derechos laborales, si
no hubiéramos hecho un largo trabajo de pensar nuestras pro-
pias condiciones como condiciones de trabajo precarias.

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cias sociales: ¿para qué sirven? Yo creo que en
ese momento, en el momento de crecimien-
to, esta presión que se expresaba en el fuerte
eje cuantitativista en la evaluación, en mirar
los criterios bibliométricos, en mirar los artí-
culos, tenía que ver con justamente construir
esos indicadores que hacen que un sistema
científico sea un sistema científico y tecno-
lógico viable. Entonces, la cantidad de artí-
culos a publicar como criterio de evaluación,
el acortamiento del tiempo para terminar las
tesis de doctorado, todas esas cosas que se
fueron presentando como requisitos cada vez
más duros a medida que pasaban los años,
tenían que ver con la necesidad de alimentar
esta cantidad de producción que se mide en
los índices de Scimago y todos estos disposi-
tivos que miden el rendimiento del sistema
científico.
Y ahora estamos frente, justamente, al re-
traimiento y a la necesidad de adecuación en
términos cuantitativos, en términos de opti-
mizar esta inversión; que, además, como bien
se encargan de recordarnos los funcionarios
cada vez que tenemos una reunión o alguna
discusión, es una inversión, primero, en don-
de el sector privado también le demanda al
Estado que sea el que principalmente invier-
ta - y entonces ahí tenés todo el tiempo una
pelea - pero además es necesario focalizar en
determinados temas, determinados ejes y de-
terminadas áreas de investigación, que son
las que van a garantizar que esas inversiones
circulen, que esas inversiones –ellos le llaman
“retroalimentación positiva con capital priva-
do”– se produzcan. De ahí que, entonces, esta
autonomía que teníamos los equipos, los gru-
pos, los programas, para poder presentar de-
terminadas líneas de trabajo o determinados
proyectos, empieza a ser objetivamente coac-
cionada, estrechada, a través de la discusión
y el establecimiento de temas estratégicos,
9
Esta autonomía que tenía-
mos los equipos, los grupos,
los programas, para poder
presentar determinadas lí-
neas de trabajo o determina-
dos proyectos, empieza a ser
objetivamente coaccionada,
estrechada, a través de la
discusión y el establecimien-
to de temas estratégicos.
a través de delegar en las universidades, en
ciertas universidades, la construcción de per-
files de investigadores para que después los
compañeros y compañeras que se postulen
tengan que adecuarse a esos perfiles, que es
la modalidad que han implementado este año
desde CONICET1.
La primera consecuencia en particular so-
bre las ciencias sociales y las humanidades
que tiene el ajuste es el desfinanciamiento y
el estrechamiento de los márgenes de auto-
nomía para poder plantear líneas de trabajo
y plantear programas de investigación. Y esto
se articula a través del concepto de “necesi-
dad”, de la idea de “necesidad”: ¿Para qué se
necesita producir ciencia y producir tecnolo-
gía? ¿Quién dice qué es lo necesario? Ahora lo
está diciendo el Estado, y el Estado lo que está
diciendo es que lo que necesitamos son estas
articulaciones inmediatas entre sector pro-
ductivo e innovación científica y tecnológica
que permitan optimizar las condiciones para
1
Me refiero a la modalidad de la convocatoria a CIC im-
plementada en 2018 Fortalecimiento en IDI orientada
exclusivamente a Universidades Nacionales y Organis-
mos de CyT de menor desarrollo relativo. Bajo esta mo-
dalidad, los cargos se concursan en función de perfiles
elaborados por cada institución.
la inversión de capital en los distintos sectores
que son los que mejor nos permiten insertar-
nos en el mercado internacional. Por eso tene-
mos biotecnología, por eso tenemos industria
del Software, y demás.
Y esto no es gratis en términos de discu-
sión de contenido social del desarrollo del
sistema de innovación científico y tecnológi-
co. Nosotros tenemos toneladas de grupos,
de equipos, de producción científica, de ar-
ticulaciones alrededor de cómo optimizar el
monocultivo, el rendimiento, la soja que no
se riega, la soja que saluda al sol, un montón
de cosas; y no hay una epidemiología de las
poblaciones de los territorios que están su-
friendo el monocultivo hace veinte años. No
hay una epidemiología; no hay un programa
estatal, que implicaría un laburo interdiscipli-
nario de cientistas sociales, médicos, etc., que
pueda dar cuenta de cómo eso está afectando
a las poblaciones. Hay esfuerzos aislados, con
un financiamiento muy pobre en general, de
compañeros en distintos lugares institucio-
nales; pero no hay la misma determinación
10
que para construir el escenario para la inver-
sión. En este sentido, estamos necesitando
discutir esto que planteaban los compañeros,
también en un sentido lo planteaba Adrián,
de cuáles son las articulaciones que efectiva-
mente se están produciendo, y cuáles son las
articulaciones que podemos disputar, que po-
demos discutir, que podemos, a través de la
confrontación, tratar de imponer o construir
o desarrollar como cientistas sociales. Porque
también hay un trabajo ideológico, hay una
posición ideológica bastante fuerte y fundada
entre los funcionarios –y que cuando hay con-
flicto derrama al sentido común– que tiene
que ver con la utilidad pero que también tiene
que ver con que no tienen ninguna influencia
sobre la realidad; el desarrollo de las ciencias
sociales no tiene ninguna influencia sobre la
realidad, somos todos librepensadores que
vamos por la vida “hippeándola”.
Yo trabajo en un instituto que hace estudios
laborales. Cuando cumplió cuarenta años, la
que en ese momento era presidenta del Direc-
torio del CONICET viene al acto, y saluda el vi-
goroso desarrollo de este instituto de ciencias
sociales, cuyo rol es comunicar los hallazgos
de las ciencias exactas y naturales al común
de la sociedad. Nos quedaba un rol bastante
subordinado; y lo dijo casi literalmente de esta
manera. Pero porque creo que atrás de eso hay
un impulso conservador muy fuerte que tiene
que ver con que lo que tratan de establecer es
que la realidad social no es algo que merece
ser problematizado, no es algo que merece
ser cuestionado, no en términos morales sino
en términos de ver qué pasa atrás de las apa-
riencias, ver qué pasa atrás de la superficie,
ver qué pasa atrás de lo que se nos presenta
inmediatamente como real y concreto. Y esto
me parece que tiene que ver con el uso técnico
que priorizan, o la perspectiva técnica que se
prioriza desde, por ejemplo, las líneas de finan-
ciamiento de proyectos socio-tecnológicos –o
algo así– que tiene el CONICET. Entonces ahí
también tenemos otro núcleo de discusión; y
tenemos que pensarnos nosotros mismos en
ese brete, en ese lugar en el que pretenden po-
nernos, que es que pretenden que las ciencias
sociales solo cumplan una función técnica, de
legitimación. Y entonces nosotros lo que te-
nemos que discutir es qué significa la crítica
y qué significa la producción de conocimiento
crítico desde esa perspectiva.
Y ya para terminar, una reflexión fruto de
la construcción colectiva de la militancia: me
parece que también tenemos que empezar a
pensar cómo se estructuran nuestros proce-
sos de trabajo. Ahí, desde las ciencias sociales,
tenemos un montón de cosas para decir, tene-
mos un montón de cosas para pensar y cues-
tionarnos. Me parece que tenemos que em-
pezar a ponernos en evidencia en esto de que
no somos hippies librepensadores sino que
estamos inscriptos en relaciones colectivas,
estamos inscriptos en procesos sociales de
producción de conocimiento, de producción
de ciencia y tecnología; que hay una utilidad
social, si no del contenido, de nuestros papers
y de nuestros trabajos, sí de su forma, de su
forma de artículo, su ISBN y referato, que va
a la gran bolsa de artículos que se producen
anualmente en el país y va a un ranking. En-
tonces te dicen que CONICET subió del 80 al
50 y entonces capaz que a Argentina le pres-
tan plata para el desarrollo científico y tecno-
lógico, para el desarrollo del sistema de inno-
vación.
Y me parece que a partir de ahí, a partir de
visibilizar mucho más claramente en qué re-
laciones estamos inscriptos, va a ser más fá-
cil encarar la tarea colectiva de luchar, no sólo
por nuestras condiciones de trabajo inmedia-
tas, sino también por una construcción de las
articulaciones necesarias para poder avanzar
en un horizonte emancipador junto a los tra-
bajadores que no producen ciencia sino que la
sufren muchas veces.

A partir de visibilizar en qué relaciones estamos ins-

criptos, va a ser más fácil encarar la tarea colectiva de
luchar: no sólo por nuestras condiciones de trabajo in-
mediatas, sino también por una construcción de las arti-
culaciones necesarias para poder avanzar en un horizonte
emancipador junto a los trabajadores que no producen
ciencia, sino que la sufren muchas veces.

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