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La actitud es la manifestación o el ánimo con el que frecuentamos una

determinada situación, puede ser a través de una actitud positiva o actitud


negativa. La actitud positiva permite afrontar una situación enfocando al
individuo únicamente en los beneficiosos de la situación en la cual atraviesa y,
enfrentar la realidad de una forma sana, positiva y efectiva. A su vez, la actitud
negativa no permite al individuo sacar ningún aprovecho de la situación que se
esta viviendo lo cual lo lleva a sentimientos de frustración, resultados
desfavorables que no permiten el alcance de los objetivos trazados.
La actitud crítica analiza lo verdadero de lo falso y encontrar los posibles
errores, esta no permite aceptar ningún otro conocimiento que previamente no
sea analizado para asegurarse que los conocimientos adquiridos sean
puramente válidos. Algunos expertos de la filosofía, consideran la actitud crítica
como una posición intermedia entre el dogmatismo y el escepticismo, como
defensa de que la verdad existe, sometiendo a examen o crítica a todas las
ideas que pretenden ser consideradas verdaderas.
La actitud puede culminar en una determinada postura corporal. Una actitud
amenazante es una postura que expresa agresividad, y puede ser un
mecanismo de defensa o forma de intimidación. Este tipo de actitud es común
en los seres humanos y otras especies del reino animal.

Aptitud de origen latín aptus que significa 'capaz para', es la idoneidad que posee un
individuo para ejercer un empleo o cargo y, la capacidad o disposición para el buen
desempleo de un negocio o industria. En referencia a los objetos, es la cualidad que
hacen que sea adecuado para un fin determinado. En cambio, actitud es la voluntad o
disposición que posee un individuo para realizar una determinada actividad,

Tres ejemplos con este término: «No me gusta la actitud que está
teniendo Manuel con los empleados», «Si sigues con esa actitud,
quedarás afuera del equipo», «La actitud del leopardo demostraba que
el animal no estaba dispuesto a dejarse atrapar con facilidad».

Por lo tanto, la actitud es más bien una motivación social antes que
una motivación biológica. A partir de la experiencia, las personas
adquieren una cierta predisposición que les permite responder ante los
estímulos.
Una actitud es la forma en la que un individuo se adapta de forma
activa a su entorno y es la consecuencia de un proceso cognitivo,
afectivo y conductual.

ACTITUD EMPRESARIAL. Hace relacin al conjunto de motivos que posee el


empresario y que adems puede extraer de la sociedad. Se manifiesta en el deseo de
enfrentar retos y obtener logros. La actitud empresarial se relaciona con: - La
estabilidad poltica y econmica como base para la actividad empresarial realista

Por lo que la Actitud se define: “Son los sentimientos y supuestos que determinan
en gran medida la perfección de los empleados respecto de su entorno, su
compromiso con las acciones previstas y, en última instancia su comportamiento…”
Keith Davis, Comportamiento humano en el trabajo. Mc. Graw Hill.
Gordon Allport definió la actitud como un estado de disposición nerviosa y mental,
organizado mediante la experiencia, que ejerce un influjo dinámico u orientador
sobre las respuestas que un individuo da a todos los objetos y situaciones con los
que guarda relación.
Con mucha frecuencia, la posesión de una actitud predispone al individuo a
reaccionar de una manera específica. El conocimiento de la actitud permite a veces
predecir el comportamiento, tanto en la empresa como en otros aspectos de la vida.
En el ámbito laboral es la actitud positiva la que canaliza y garantiza el logro de los
objetivos. De esta forma el término actitud amerita respeto por parte del nivel
administrativo/gerencial, puesto que las actitudes son indicadores razonablemente
aceptables de las conductas, ofrecen indicio de las intenciones conductuales o
inclinaciones a actuar de cierta manera (positiva o negativa). Cuando un empleado
se siente insatisfecho no se involucra en sus labores y asume un compromiso
insuficiente con la organización es probable que de ellos se desprendan ciertas
consecuencias.
Una actitud favorable hacia un lugar de trabajo significa que generalmente se trata
de una fábrica, o una empresa agradable y que nos gusta trabajar ahí, podemos
preferir no aceptar otro trabajo debido a que tenemos algo sentimental respecto al
lugar, luego nos encontramos en un estado de ánimo favorable o en las cosas
relacionadas a él.
Una actitud desfavorable tiene aspectos similares excepto que son negativos. Nos
desagrada el lugar por lo general nos sentimos infelices en nuestro trabajo, nuestro
estado de ánimo es de depresión odiamos a los compañeros de trabajo y a los
patrones.
Las actitudes de las personas son sumamente cambiantes y son posibles limitantes
para un desarrollo de la persona en el presente y en el futuro, situación que los
gerentes han observado y que buscan encontrar solución, por lo que las empresas
invierten en entrenamientos que permitan moldear nuevamente las actitudes de los
empleados.

La actitud, en cambio, es la disposición mental que tenemos antes los retos y está
vinculada con la motivación.

La actitud y la gestión de recursos


humanos
La actitud es la predisposición psicológica para enfrentarnos a las cosas. Y
proviene de acción, es decir, de actuar. Es la forma como las personas
reaccionamos a lo que nos vamos encontrando, a los retos de la vida. Es, por
tanto, la manera como nos relacionamos con lo cotidiano.

Las actitudes son elementos de la personalidad, están ancladas a la cultura y, por


descontado, a nuestros referentes más inmediatos. Es un campo de la psicología
relacionado con la conducta.

En la gestión de los recursos humanos la actitud es un elemento determinante.


Somos muchos los que consideramos que, en muchas ocasiones, una buena
actitud puede llegar a ser mejor que una buena aptitud, sin que ello suponga
que con voluntad, predisposición y ganas se superen todas las dificultades.

En el dilema que planteamos más arriba, un náufrago en una isla desierta con
aptitudes para construir un barco, como es el caso del ingeniero naval, pero sin la
actitud para hacerlo, es casi peor que otro, por ejemplo, como el camarero, sin
esos conocimientos, pero con voluntad para superar obstáculos.

Quizá ninguno de los dos consiga salir de la isla, pero, si pudiese elegir, quizá,
preferiría estar con el segundo. Las actitudes que me parecen más adecuadas en
nuestro tránsito vital son las actitudes abiertas y proactivas, que se diferencian de
sus opuestas, las cerradas e inmóviles.

Toma de decisiones empresariales


En la gestión de los recursos humanos, en el mundo de la empresa, la relación
entre actitud y conducta es el eje central de muchas decisiones, porque las
actitudes sólo son observables en sus consecuencias.

De ahí que alguien con aptitudes para hacer algo, pero sin la actitud de pasar a la
acción, no genera consecuencias, no provoca resultados.

No hay duda que el que le echa horas, el que se dedica, o el que se esfuerza,
siempre merece nuestra aprobación, ya que su comportamiento implica sacrificio y
voluntad de superación, Sin ganas o compromiso, o sin implicación personal, no
hay acción posible.

Pero, al tanto: un tonto, aunque muy motivado y energético, y que trabaje muchas
horas, pero mal dirigidas, puede acabar siendo más desastroso que un insigne
profesional depresivo y apático.

Las empresas del presente y del futuro seguirán reclamando, sobre todo,
aptitudes. Es decir: conocimientos y competencias para conseguir objetivos y
resolver problemas, pero, exigirán, además, que la actitud de esos individuos sea
la más adecuada. Destacando, entre las más importantes, por genéricas:
proactividad, un cierto optimismo vital, motivación, amabilidad, habilidades
sociales, o iniciativa.

La actitud lo es (casi) todo.

Dr. Román Castro, Profesor de habilidades directivas del Master en Dirección de


Empresas de Cela Open Institute.

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