Está en la página 1de 10

El té como enteógeno / Tea as an entheogen

Federico Erostarbe
erostarbe@gmail.com

Introducción

Los enteógenos son un tipo de plantas utilizadas por el hombre desde tiempos
remotos para entrar en contacto con lo sagrado. Esto se debe a sus propiedades
psicoactivas, que modifican la conciencia de quien las toma y conducen a estados
visionarios, de trance o de calma profunda. Creo que analizando el concepto de
enteógeno primero, la química detrás de la planta del té después y, finalmente, la
historia de la bebida (desde sus orígenes en el sureste himaláyico al uso dentro de
templos budistas), se podrá ver con claridad que el té es un enteógeno.

Summary

Entheogens are a type of plants used by man since ancient times to come into
contact with the sacred. This is due to their psychoactive properties, which modify
the consciousness of those who take them and lead to visionary, trance or deep
calm states. I think that by analyzing the concept of entheogen first, the chemistry
behind the tea plant later and, finally, the history of the drink (from its origins in the
Himalayan south-east to its use within Buddhist temples), it will be clearly seen that
Tea is an entheogen.

La primera taza humedece mis labios y garganta.

La segunda taza destierra mi soledad y melancolía.

La tercera taza penetra en mis entrañas marchitas, encontrando nada más que un
texto de cinco mil volúmenes.

La cuarta copa me da un sudor ligero, y todas las desigualdades de la vida pasan a
través de mis poros.

La quinta taza purifica mi carne y huesos.

La sexta me lleva al reino de los inmortales.

La séptima taza…¡ah ya no puedo tomar más!

Sólo siento el viento que hincha las mangas de mi vestido.

¿Dónde está la isla Penglai1?

¡Dejadme cabalgar sobre esta dulce brisa y que me lleve por los aires!

Lu Tong - Siete tazas de té

Zen cha ichimi (el zen y el té tienen un mismo sabor)

Proverbio zen


1 Isla mística de la mitología china, hogar de los ocho inmortales del taoísmo

2
Los enteógenos

Los enteógenos son agentes químicos, de origen natural o sintético, que actúan
sobre el sistema nervioso central, ocasionando cambios específicos en sus
funciones mediante la modificación de la actividad de determinados
neurotransmisores. Al hacerlo, alteran directamente la conciencia y el estado
anímico de manera tal que pueden desembocar en una visión profunda (y a veces
radicalmente distinta) de la realidad, motivo por el cual han sido utilizados en
contextos religiosos desde los orígenes mismos de la humanidad2. Durante milenios
fueron parte indispensable del contacto con lo sagrado hasta que, en la religión
moderna fueron usualmente reemplazados por sustitutos burocráticos3.

El término en sí es un neologismo4 derivado de dos palabras griegas, ἔνθεος


(éntheos) y γενέσθαι (genésthai); entheos es la raíz de la palabra entusiasmo y
significa “estar poseído por un dios”, mientras que genesthai se traduciría como
“llegar a ser”. Es decir, siempre poniendo el foco en la práctica de lo sagrado, un
enteógeno es una sustancia que corporiza lo divino, mediante la cual se lo
experimenta. Dada la etimología y el hecho de que para que una sustancia sea
tomada estrictamente como enteógeno deben tenerse registros de su ingesta en
ritos mágico-religiosos, siempre habrá de contraponer entonces dos usos posibles:
el puramente enteogénico, sagrado, o ritual y el recreacional.

Este último describe el consumo habitual de sustancias psicoactivas en el mundo


moderno y se contrapone de manera clara con el primero. Hay varios ejemplos,
actuales y nativos de América, que creo que ejemplifican a la perfección esta

2La experiencia psicológica producida por esta alteración química del comportamiento en
un ámbito ritual se ubicaría en la raíz misma de la espiritualidad humana y del desarrollo
artístico y mágico.
3 Las razones y formas del desuso de los enteógenos excede por completo este trabajo,
sólo diré que se trata de una especie de tercerización de la espiritualidad, en que se
sustituye la experiencia comunitaria de lo sagrado por el fortalecimiento de la institución
religiosa.
4Creado en 1979 por R. G. Wasson, Jonathan Ott, Carl A. P. Ruck, J. Bigwood y J. D.
Staples para reemplazar a términos como alucinógeno o psicodélico que no sólo tienen
problemas importantes de imagen pública sino que ni siquiera describen de manera
apropiada la totalidad de fenómenos y procesos mentales que producen los enteógenos, ni
hablar de su rica historia, representando sólo a un tipo específico de sustancias, cuando el
abanico de modificaciones al sistema nervioso y las experiencias a las que refieren estos
es bastante más amplio.

3
duplicidad. El más común es el de plantas psicodélicas como el peyote, la salvia de
los adivinos, o los hongos mágicos5 , y derivados sintéticos como el LSD y el DMT6,
todos los cuales, a pesar de ser ilegales en prácticamente todo el mundo, siguen
siendo consumidos no sólo de manera recreativa sino también como un sacramento
mediante el cual alterar el estado de conciencia y comunicarse con lo divino-interior,
continuando así esta larga tradición.

Otro ejemplo es el del tabaco, una de las mayores industrias a nivel mundial. El
tabaco, de hecho, era parte integral de la vida espiritual de distintos pueblos nativos
americanos, que utilizaban las propiedades narcóticas de la nicotina7 para entrar en
trance religioso. Por último, la hoja de coca, tomada recreacional y
farmacológicamente en todo el mundo andino para combatir el sueño y el mal de
altura, y base para la manufactura de la cocaína. La coca es también un enteógeno
sagrado desde épocas preincaicas, un vínculo de importancia brutal entre el hombre
y el mundo espiritual, consumida tanto para leer el futuro como para entrar en trance
y comunicarse con el mundo natural, siendo además una de las ofrendas predilectas
a la pachamama8.

Estructura química de la Camellia Sinensis

El té es la infusión de las hojas y brotes de la Camellia sinensis9, planta nativa de la


zona montañosa al sureste de los Himalayas, abarcando territorios de naciones
modernas como Laos, Vietnam, norte de Tailandia, Nepal, este de India y la
provincia china de Yunnan. Su estructura química es, como mínimo, compleja. Antes
de la cosecha, las hojas ya poseen miles de compuestos diferentes; luego, tras

5Mescalina y Salvia divinorum, las primeras dos. En cuanto a los hongos, es una familia
que contiene sustancias como la psilocibina.
6Triptaminas que además de alterar la percepción y causar alucinaciones suelen generar
una experiencia de disolución del ego, común en mayor o menor medida a muchos
enteógenos
7 Las plantas consumidas eran tres variedades de Nicotiana: N. rustica, N. tabacum y N.
glauca. Fuente: https://www.nicotianarustica.org/blog/2015/9/8/magico-religious-use-of-
tobacco-among-south-american-indians.
8 Al ser parte vital de la vida espiritual de la comunidad, la planta en sí y el cultivo de la
misma suelen ser vistos como sagrados, llegando a ser considerados a menudo como un
regalo de los dioses, por lo que su uso como ofrendas es un rasgo habitual.
9 Una infusión que no incluya las hojas o brotes de la C. Sinensis no es estrictamente un té.

4
infinidad de procesos de producción (reducibles a los seis tipos básicos establecidos
en China durante la década del setenta10 ), estos compuestos aumentan o
disminuyen en cantidad, se juntan con otros, forman compuestos nuevos y
completamente distintos a los existentes en un principio11.

Hay que sumar además los cambios generados por las condiciones geológicas y
climáticas, las diferencias entre las dos variedades más comunes de la planta, la C.
sinensis sinensis y la C. sinensis assamica12 y el hecho de que una vez logrado el
producto final, el modo de preparación (tiempo y temperatura) también alterará la
química de la bebida. De todos modos, y más allá de todos los antioxidantes,
polifenoles, enzimas, sustancias volátiles, pigmentos, aminoácidos, minerales,
carbohidratos y metilxantinas que contienen las hojas de la planta, definiendo sus
características aromáticas y sus beneficios para la salud, hay dos compuestos que
se destacan del resto al otorgar al té sus propiedades psicoactivas: la cafeína13 y la
teanina14 .

La cafeína es un alcaloide que estimula el sistema nervioso al afectar los receptores


de adenosina y dopamina, disminuyendo la somnolencia y aumentando los niveles
de alerta, en tanto estos mismos neurotransmisores están asociados con el sistema
del placer del cerebro15 . La teanina, por otro lado, es un aminoácido no esencial que
modifica los niveles de dopamina y serotonina16 , aumenta la producción del ácido γ-

10Blanco, verde, amarillo, azul o oolong, rojo (conocido en occidente como negro) y negro
o hei cha (conocido en occidente como rojo).
11La cantidad y calidad de las hojas seleccionadas, cuánto se las exponga al Sol están
durante el marchitado, cuánto se oxiden, todo repercute en la composición química.

La C. sinensis assamica es la variedad original, un árbol que, al ser domesticado por la


12

mano del hombre, devino en la C. sinensis sinensis, un arbusto de porte menor.


13La cafeína recibe también otros nombres relativos a las plantas donde se encuentre.
Tanto la teína (contenida en el té) como la mateína (contenida en la yerba mate) son en
realidad cafeína. Por esto, y por su presencia en bebidas azucaradas (para aportar una
nota de amargor característico de la cafeína) es la droga más consumida del mundo.
14La teanina fue descubierta justamente al analizar los componentes del gyokuro, un té
verde japonés, ya que la C. sinensis es la planta con mayor contenido de teanina en el
mundo.
15El té posee menor cantidad de cafeína que otras bebidas carenadas y el alcaloide se
absorbe más lentamente, por lo que su efecto no es tan rápido, pero sí más suave y
prolongado.
16 Hormona reguladora del humor.

5
aminobutírico (GABA) e inhibe la toxicidad del glutamato. Este aminoácido,
entonces, regula funciones cognitivas como la concentración y el sueño 17, mejora el
humor, reduce las señales de tensión física y mental, disminuyendo estrés y
ansiedad, calma las redes nerviosas y promueve la producción de ondas alfa en el
cerebro, generando en el organismo un estado similar al logrado durante la
meditación18.

La historia del té

El consumo de la C. sinensis nace en la provincia china de Yunnan y regiones


aledañas al sur unos tres mil, o cuatro mil, años atrás, en tiempos en que los
actuales límites territoriales carecían de todo sentido. Yunnan es parte de China
desde hace poco más de mil años y sus habitantes originarios son minorías étnicas
emparentadas tanto genética como lingüísticamente con los otros habitantes de la
región19. El modo de consumo original era radicalmente distinto, mas no del todo
rudimentario; tomaban las hojas de árboles silvestres y las comían (crudas, en
conserva o fermentadas)20, en tanto las utilizaban como ofrendas a los ancestros y
en rituales mortuorios. Más tarde las empiezan a poner en agua hirviendo, pero con
sal y verduras, en forma de sopa21.

De Yunnan pasa a la provincia de Sichuan22 , ubicada al norte, donde es cultivado


por primera vez y se comienza a infusionar las hebras en agua caliente (aunque de

17No sólo por cambiar valores de dopamina sino por estar relacionada con la producción
de melatonina.
18Fuentes: Nihoncha Instructor Textbook y https://www.jstage.jst.go.jp/article/
nogeikagaku1924/72/2/72_2_153/_article/-char/ja/. La mayoría de la investigación sobre la
teanina se sigue realizando en Japón y todavía no ha sido traducida ni al español ni al
inglés.

Por este motivo, durante siglos y ya siendo popular, el té mantuvo un aura de exotismo y
19

marginalidad dentro de China.


20 Por sus propiedades medicinales y para combatir el cansancio.
21Recién durante la Dinastía Tang se abandonó en China la costumbre de agregar sal al té,
aunque la práctica sigue viva al día de hoy en lugares como el Tibet.
22 Hogar de los antiguos reinos de Ba y Shu, conquistados durante la unificación de China
llevada a cabo por la dinastía Qin.

6
una manera mucho más compleja y engorrosa que en la actualidad)23. Al mismo
tiempo, se inicia un proceso de asimilación por parte de la cultura china y el
taoísmo, esa religión ubicua que se mimetiza y termina siendo parte de todos los
aspectos del pensamiento del lejano oriente, desde la filosofía y la medicina al
calendario, la música y la alimentación. Poetas y místicos taoístas ya hablan del té
como de un elixir de la inmortalidad, que acerca al hombre a los dioses. Okakura
Kakuzō, quien escribió sobre la ceremonia japonesa del té a principios del siglo
XX24, llega a identificarlo completamente con el taoísmo, llegando a decir que hablar
de uno es hablar del otro.

La expansión del té en China está íntimamente ligada a la expansión del Budismo


Mahayana25, pero es imposible negar la influencia vital que ejerció el taoísmo en
él26. Los monjes budistas descubren en el té un aliado perfecto, una bebida que no
sólo les permite mantenerse lúcidos y despiertos durante sus intensas jornadas de
servicio, estudio y meditación sino que de algún modo favorece la obtención de
estados de calma profunda y el alcance de la iluminación espiritual. Llevan el té
consigo, lo plantan en los alrededores de los templos y, en cuestión de siglos, los
cultivos ya llegan a las provincias de Fujian y Zhejiang, en el sudeste de China.
Prácticamente todas las innovaciones y desarrollos de la época27, desde la
sofisticación del cultivo y los procesos de producción al desarrollo de una cultura
espiritual y estética en torno a la bebida se deben (más directa que indirectamente),
al budismo y a la labor de investigación y experimentación llevada a cabo por los
monjes.

La ingesta de té en polvo se popularizaría recién en la Dinastía Song, mientras el método


23

moderno de infusión de las hebras data de la Dinastía Ming.


24 El libro del té.
25El Mahayana, una tradición pan-budista que pone el foco en la comunidad más que en el
individuo, destacando el rol del boddhisattva, y postula una cosmología bastante más
compleja que los budismos anteriores. Llega a China en los primeros siglos de la era
común, poco tiempo después de surgir en la región india de Gandhāra.
26Tanto el taoísmo en China como el sintoísmo en Japón fueron tomados por el budismo
como supercontextos con los que se asimiló sincréticamente.
27 Desde la llegada del budismo a China hasta la Dinastía Tang.

7
Al popularizarse en todo el país y al ser una bebida mucho más amigable para la
estricta moral confuciana, llega a reemplazar al vino y las bebidas alcohólicas28
tanto socialmente como en rituales de Estado y se convierte en la bebida del
Emperador y las elites. Se ofrenda el té a budas y ancestros y se vuelve todo un
símbolo de espiritualidad, con el que laicos pueden evocar de algún modo la vida de
ascetas, místicos y poetas. Los monjes budistas ya no toman el té solamente para
mantenerse despiertos sino que explicitan cuándo y cómo consumirlo, haciéndolo
parte estructural del complejo entramado ritual de la vida monástica. En la dinastía
Tang ya se habla de chadao, el “camino del té”29, en referencia a un tipo particular
de ceremonias efectuadas en templos budistas y al modo en que el té define todo
un marco de relación con lo sagrado en el que la bebida se encuentra en el centro.

También monjes budistas lo llevan a Corea y a Japón, donde a partir del siglo XII se
revaloriza hasta cobrar una importancia inaudita incluso en China. El zen japonés
profundiza su relación con la bebida30 y son artistas, poetas, monjes y comerciantes
(todos vinculados de alguna manera al budismo), quienes conforman 31 la ceremonia
japonesa del té. Sumando elementos del teatro y las artes a las tradicionales
ceremonias monásticas chinas, el chanoyu32 es la culminación narrativa de la
historia sagrada del té y representa un quiebre en tanto se trata de un encuentro
social y laico33 que mantiene todos los aspectos rituales y espirituales del camino

28 En lugar de entorpecer los sentidos los agudiza, calma y armoniza a quien lo bebe, etc.
29La primera mención de un 'camino del té' se encuentra en el Fengshi wenjian ji, un
registro histórico escrito por el erudito Feng Yan.
30Esto sucede por un número de razones, que van de la idiosincracia japonesa a la
importancia que otorga el Mahayana nipón a lo cotidiano. Kūkai, Saicho, Kūya, Eisai, Myoe,
Dōgen, Ikkyu, Murata Juko, son algunos de los hombres más significativos para la cultura
del té en Japón desde la era Heian en adelante, todos ellos importantes monjes budistas.
31 Durante las eras Muromachi, Sengoku e inicios de Edo, siglos XIII a XVII.
32 Palabra que significa “agua caliente para el té” y se utiliza, junto a chadō o sadō (“el
camino del té") y al sencillo ocha (“té” precedido por el prefijo honorífico o) para designar a
la ceremonia del té en Japón.
33A estas alturas, debido a su popularidad y al aumento de plantaciones, que trajo una
disminución notable del valor del té, antes inaccesible, ya había salido de los templos y
palacios imperiales tanto en China como Japón.

8
del chadao, previamente del dominio exclusivo de los monjes. Como dice Ueda
Sōkei, decimosexto iemoto34 de la tradición Ueda de bukesadō35 :

“… beber té en la ceremonia del té es la única instancia en la que se consume una


bebida con la intención explícita de lograr el desarrollo espiritual”36


34 Descendiente del fundador original de la escuela y líder de la misma.


35 El camino del té para guerreros.
36 Ueda Sōko Introductory Manual.

9
Conclusión

La mayoría de los estudios sobre el consumo de enteógenos en religiones orientales


se han centrado en la búsqueda del soma de los vedas y en el análisis de la
experiencia psicodélica, con ejemplos como la ingesta de algunos hongos
alucinógenos en el taoísmo primitivo o la rara toma de amanita muscaria, o de
datura, acompañando ciertos ejercicios tántricos. Pero el té, al apuntar a un tipo de
experiencia mucho más sencilla, o cotidiana, y al ser la segunda bebida más
consumida en el mundo después del agua, se escondió a plena vista. El hecho es
que, desde sus orígenes, el té ha sido tomado por monjes taoístas y budistas y no
sólo por sus conocidos beneficios medicinales sino que también por sus
propiedades psicoactivas.

Lo hacían para facilitar estados de meditación profunda, a menudo como parte de


elaborados rituales, acompañados de la recitación previa de mantras o sutras y del
aroma del incienso y de ofrendas florales -un elemento más de un complejo y
filosófico sistema de acercamiento a lo sagrado. Un consumo enteogénico a todas
luces, sólo que la iluminación es tenue, la sala está casi a oscuras, y el propósito
espiritual no es otro que el aquietamiento de la mente. Además, la experiencia de lo
sagrado se plantea de manera profunda y paradójica, no se trata de un encuentro
directo con espíritus o visiones de otros mundos. Okakura tenía razón, el té es el tao
y del tao no se puede hablar; una taza de té puede ayudar a entenderlo.

10

También podría gustarte