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A causa de la alta tasa metabólica requerida para el vuelo, las aves tienen una alta
demanda de oxígeno. El desarrollo de un sistema respiratorio eficiente permitió la
evolución del vuelo en las aves. Las aves ventilan sus pulmones por medio de sacos
aéreos, estructuras que sólo tienen las aves (y por lo tanto quizá también los
dinosaurios). Estos sacos no desempeñan un papel en el intercambio de gases, pero
almacenan aire y actúan como fuelles, lo cual permite a los pulmones mantener un
volumen fijo de aire fresco constantemente fluyendo en su interior
Las aves tienen un corazón de cuatro cámaras, lo que es común a los humanos, la
mayoría de los mamíferos, y algunos reptiles (los cocodrilos). Esta adaptación
permite el transporte eficiente de nutrientes y oxígeno a través del cuerpo,
proveyendo a las aves la energía para volar y mantener altos niveles de actividad.
Un corazón de colibrí Gogirrubi late hasta mil doscientas veces por minuto (cerca
de veinte latidos por segundo).
En la circulación no se mezclan la sangre arterial, que parte del corazón, y la venosa,
que vuelve a él procedente de los tejidos. Tienen dos circuitos sanguíneos, uno
pulmonar y otro que riega el resto del cuerpo.
Los peces realizan la mayor parte del intercambio gaseoso mediante el uso de
las branquias, que se encuentran hacia ambos lados de la faringe. Las branquias
están constituidas por estructuras filiformes denominadas filamentos branquiales.
Cada uno de estos filamentos contiene capilares
Los pulmones de los reptiles son esponjosos y tienen mayor superficie para
intercambio de gases que los anfibios. Esto es debido a que la mayoría de los
reptiles no puede intercambiar gases a través de la piel, como hacen la mayoría de
los anfibios de piel húmeda.
Los reptiles poseen un eficaz sistema circulatorio de doble circuito. Una de las vías
lleva y recoge sangre de los pulmones. La otra vía lleva y recoge sangre del resto
del cuerpo. El corazón de los reptiles contiene dos aurículas y uno o dos ventrículos
Estos dos aparatos son los encargados del intercambio de gases y su distribución
por el organismo.
Los mamíferos respiran el oxígeno presente
en el aire, el cual es inspirado a través de las
vías respiratorias
(boca, nariz, laringe y tráquea) y se distribuye
por bronquios y bronquiolos a todo el
complejo secular que constituyen
los alvéolos pulmonares.
La sangre procedente de los tejidos
transporta dióxido de carbono y al alcanzar
los capilares alveolares, lo elimina a la vez
que capta oxígeno. Este será transportado
nuevamente al corazón y desde allí a todos
los tejidos para proporcionarles el gas
necesario para la respiración celular, volviendo a transportar el dióxido de
carbono residual hasta los pulmones.