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LEYENDAS Y MITOS DE

FERREÑAFE
1.El Tesoro de Chaparri
Este cerro enclavado en la Cordillera Occidente del Dpto. de Lambayeque, estaba encantado
por los inmensos tesoros que en él se guardaban. Su cacique se llamaba Chaparri y tenía
como esposa a la bella Collurqui. En las faldas de este cerro, existió la vieja población de
Firruñap y en sus alrededores una hermosa laguna de aguas cristalinas.

FERREÑAFE:LEYENDA DEL CERRO CHAPARRI

Por otro lado en la provincia de Cutervo, existís otro cerro llamado “Yanahuanca” que
siempre vivía en pleitos con Chaparrí debido a la existencia de grandes tesoros y además
deseaba a su bella esposa que era poseedora de grandes encantos.
Chaparrí, conducía a su pueblo por el camino del trabajo, del orden y armonía. Sus
habitantes eran nómades y en sus viajes por otros territorios, trajeron a estos lugares
semillas de yuca, maíz, maní y tabaco; planta ésta, cuyas hojas servían para la alzada; ya
que Chaparrí era brujo curandero y Yanahuanca era “malero”. Muchos viajeros de aquellas
épocas manifestaban haber visto sostener grandes luchas entre estos dos cerros en noches
de luna llena. Chaparrí transformado en toro con astas de oro y Yanahuanca con astas de
plata y en estas luchas siempre triunfaba Chaparrí.
Yanahuanca, valiéndose de sus artes maleros se robó a Collurqui, dejando a Chaparrí
sumido en la desesperación y tristeza.
En Huancabamba Dpto. de Piura, existe un lugar llamado “La huringa” y por estos años
vivía en este lugar un brujo de renombre apellidado “Tallanca” gran amigo de Chaparrí, que
llegó a enterarse de la traición de Yanahuanca y mediante sus artes castigó al seductor y a
sus pobladores con grandes sequías que afectaron la agricultura en estos lugares. Cierta
noche en que Tallanca se encontraba curando a un enfermo y al tomar el brebaje, alcanzó a
ver que desde al norte se acercaban hombres extraños blancos cabalgando en briosos
caballos. Eran las huestes de Francisco Pizarro, que luego de haber conquistado Tumbes y
Piura, viajaban hacia Cajamarca en busca de Atahualpa y que al llegar al poblado de
Túcume, un felinillo bautizado por el cura Hermano de Luque le había puesto el nombre de
Tinajas por haberlo encontrado escondido en un tinajón. Este felinillo, que ya había
aprendido el castellano les comunicó a los españoles que no muy lejos de este lugar existía
un cerro llamado “Chaparrí” y que en él existía gran cantidad de oro.
2. La Viuda Alegre

VIUDA ALEGRE-LEYENDA FERREÑAFANA

Con traje que cubre hasta los pies y sobre el un manto grande, ambos de color de una
noche tormentosa y cuando la luna está verde o sea en luna nueva hacía su aparición en la
esquina, entre las calles Arequipa y Grau una señora de pequeña estatura que afirman se
presentaba vestida de blanco. A veces se le ocurría pasear por las calles, acercándose a
algún parroquiano o dejar que se le acerquen a ella; otras veces, ya rendida parece que iba a
recuperar fuerzas sentándose en una banca del Parque.
En cierta oportunidad la señora encontró a don Bartolomé Chamaya en su casa de la calle
Santa Clara, en paños menores, porque hacía mucho calor, don Bartolomé estaba en el
quicio de la puerta de su casa.
La mencionada dama lo invitó para que la acompañara. Aquel no esperó, segunda petición y
fue del brazo de su ya prenda adorada. Pero después de haber caminado unos cuantos
metros, el afortunado personaje se dio cuenta que don Chamaya iba en traje de Adán y con
justicia tuvo temor. Las mujeres se cuidan hasta después de muertas.
Cuentan que cuando la mencionada mujer se veía muy sola, echaba a llorar con tanto
sentimiento que parecía una criatura. En otra ocasión dicen que don Miguel J. Egart a quien
llenaban cariñosamente el Zambo Egart se encontraba tomando licor en una tienda y al
verse mareado salió para irse a su casa y l pasar por el parque vio a una señora sentada en
una banca y todo fue para él un paraíso en esos momentos al verse los dos solitos, Egart
acercándose le preguntó a la señora que
Hacía allí y si deseaba que la acompañara, empezando a llover los piropos y tantas cosas
lindas por el Zambo Egart que le seguía enviando palabras amorosas. Llegando al tamarindo
rumbo a la Alameda y no la podía alcanzar y al darse cuenta adonde se dirigía nada menos
que al cementerio; el Zambo Egart sacó su revólver y disparó cinco tiros a este personaje
invadido por un frío extraño, el valiente regresó decepcionado, levantándose muy temprano
para componer el cuerpo con un guaracazo de yonque, juntos con sus amigos a quienes
narró lo sucedido y ellos le informaron que era “La Viuda Alegre”. Seguía la chupeta y las
composturas de cuerpo en las madrugadas como de costumbre; el macho Egart enfermó y
no duró ni cuatro días más. Se fue en pos de la viudita alegre. Y como la señora encontró su
otro gil, se encuentra satisfecha y dejando a los lechuzones hacer sus correrías sin
estorbo.

3. La Carreta encantada
Según contaban algunos ferreñafanos, a media noche y hace muchos años salía una carreta
del cementerio y otros que salía de la pampa cercana al molino de Señor Salcedo, en la que
no se ha llegado a determinar es a quién o quienes jalaban la carreta; algunos decían que
era un caballo de color plomizo, otros que era una mula la que jalaba la carreta otros lo que
tos vieron es que sobre el animal iba un jinete vestido de blanco y con varios, ocupantes
llevando ramos de flores. Este recorrido lo hacía por la calle Juana Bulnes de Castro,
llegando a la calle Tres Marías y en esta esquina descansaba unos minutos, para luego
continuar por la calle Real, ingresando nuevamente por la calle Juana Bulnes de Castro
donde desaparecían.

LA CARRETA-LEYENDA FERREÑAFANA

Y hay personas que vieron que ingresaba al parque para luego dirigirse a la Iglesia donde
bajaban los raros ocupantes para entrar al Templo y elevar sus plegarias al Salvador, para
luego dar una vuelta al Parque y dirigirse a su lugar de origen y desaparecer
misteriosamente. Según contaban que el objetivo de la salida de esta carreta era para
conseguir almas con las cuales obtenían su salvación en e otro mundo; es decir eran
difuntos que venían a llevarse a todo aquel que se le cruzase en el camino.
Leyendas
EL CERRO CHAPARRI
Cuenta la leyenda que el antiguo FirruñaF, quedaba ubicadaen el cerro de Chaparrí de la ciudad de Chongoyape.
Elpueblo era muy religioso., pero en esos instantes en laiglesia se realizaba una misa, donde el sacristán tenia
queresponder conforme a las oraciones que el padre decía, y enlugar de responder al sacristán lo hacia el diablo, en
esosinstantes quedo encantado todo el pueblo, hubo una familiade apellido Pachungo quien se salvo de este
encanto y sefueron a vivir a otro lugar. Cuentan también que pasabanotras personas hasta que un día paso un señor
y encontró enla puerta de la iglesia un cerrito de carbón, entonces elseñor entusiasmado empezó a llenar su saco y
lo llevo a sucasa y le comenzó a contar a su esposa lo que habíaencontrado.Respondiéndole que lo dejara en la
cocina, al Día siguientese fue a ver el carbón y se dieron con la sorpresa que sehabían convertido en mazorca de
oro. Comentaron esto avarias personas, entonces fueron a ver a un brujo para queles haga brujería; es así como
llegaron a formar lo que hoy conocemos como el nombre de Ferreñafe.

LAS LLORONAS
Cuando ocurría un fallecimiento en Ferreñafe de antaño y siendo necesario solemnizarlo con toda pompa, se
contrataban a un determinado numero de mujeres llamadas“lloronas” que durante el duelo y el traslado del difuntode
su casa al cementerio, cantaban a modo de llanto losdones, vicios y virtudes del difunto.Por lo general era entre la
cierta edad la que desempeñabaestas funciones, vestidas de negro con grandes mantos delmismo color, con el que
se cubría el rostro y la cabeza.A las famosas “lloronas” se le suponía conocedoras de estosmenesteres; ya que el
llanto que expresaban era fúnebre ypodía durar medio día o un día dando a conocer lo que envida había hecho el
difunto.Si era agricultor, informaban detalladamente entre lo quesembraban.Las “lloronas” iniciaban su llanto de esta
manera“Ya que se murió don Piscoyita, tan bueno y trabajador comoera; en su chacra todo sembraba: camote, mías
y yuca.Pobrecita Simona, ya no tiene yuca buena”Para estas escenas la mujer del difunto también asistía alentierro
y en el camino imitaba el llanto de las lloronas.Hoy han desaparecido estas humildes mujeres que dieroncolorido a
nuestro Ferreñafe.

EL CURA SIN CABEZA


En tiempo en que Ferreñafe no contaba con luz eléctrica sevivía en tinieblas, solo las calles principales Unión y Real;
con lamparones de kerosene, eran iluminadas de 7 a 9p.m. los sábados y domingos.Los moradores, con velas de
sebo que colocaban en lasparedes de sus fronteras, iluminaban los demás días de lasemana hasta las 8 de la
noche. Pero como en todo tiempo ylugar, hay y habrá “lo sabelotodo”, en ciertos domicilios oesquinas permanecían
hasta las 12 o 1 de la madrugada paradar razón de la vida ajena o malogrando citas amorosas.Por esta razón
aparecían fantasmas. A las 12 de la nochesalía el “Cura sin cabeza” era un personaje, que teniendocita amorosa, se
disfrazaba con una sotana de curacubriéndose desde la cabeza, llevaba en la mano una velaencendida y en la otra
una campanilla; después de recorrerciertas calles hacia su aparición en la esquina de su cuadra preferida, cuyo fin
era despejar a los “mirones”,los “chismosos”, que al oír el sonido de la campanillaentraban espantados a sus
viviendas, exclamando:”EL CURASIN CABEZA”... Entonces, era cuando el personaje disfrazado entraba a casa de
su amante dándolo por desaparecido.Ayer como hoy y siempre habrá fidelidad en ciertos hogaresy la infidelidad usa
diversos medios según la épica en quese vive.Actualmente no se recurre al disfraz del “cura sin cabeza”;los medios
en estos momentos son otro: un hotel, un hostal,una casa de cita, un viaje de placer, etc.

LA VIUDA ALEGRE
Con traje que cubre hasta los pies y sobre el un mantogrande, ambos de color de una noche tormentos, y cuando
laluna esta verde o sea en luna nueva hacia su aparición enla esquina, entre las calles Arequipa y Grau un señora
depequeña estatura que afirman se presentaba vestida deblanco. A veces se le ocurría pasear por las
callesacercándose a algún parroquiano o dejar que se le acerquena ella; otras veces ya rendida parece que iba a
recuperarlas fuerzas sentándose en una banca del parque.En cierta oportunidad la señora encontró a don
BartoloméChamaya en su casa de la calle Santa Clara, en pañosmenores, porque hacia mucho calor , don
Bartolomé estaba enel quicio de la puerta de su casa. La mencionada dama loinvito para que la acompañara. Aquel
no espero segundapetición y fue del brazo de su ya prenda adorada. Perodespués de haber caminado unos cuantos
metros, elafortunado personaje se dio cuenta que don Chamaya iba enel traje de Adán y con justicia tuvo temor. Las
mujeres quese cuidan después de la muerte.Cuentan que cuando la mencionada mujer se veis muy sola,echaban a
llorar con tanto sentimiento que parecía unacriatura. En otra ocasión dicen que don Miguel J. Egart aquien llamaban
cariñosamente el Zambo Egart se encontrabatomando licor en una tienda y al verse mareado salió parairse a su
casa y al pasar por el parque vio a una señorasentada en una banca y todo fue para el un paraíso en esosmomentos
al verse los dos solitos , Egart acercándosele lepregunto a la señora que hacia allí y si deseaba que laacompañara ,
empezando a llover los piropos y tantas cosaslindas le dijo el inesperado galán, que la señora opto porla retirada,
seguida por el Zambo Egart que le seguíaenviando palabras amorosas. Llegando al tamarindo rumbo ala Alameda y
no la podía alcanzar y al darse cuenta don dese dirigía nada menos que al cementerio; el zambo Egar saco su
revolver y disparo cinco tiros a este personaje invadidopor un frío extraño, el valiente regreso
decepcionado,levantándose muy temprano para componer el cuerpo con unguaracazo de yonque, junto con sus
amigos a quienes lesnarro lo sucedido y ellos le informaron que era “la viudaalegre”. Seguía la chupeta y las
composturas de cuerpo enlas madrugadas como de costumbre, el macho Egar enfermo yno duro ni cuatro días mas.
Se fue en pos de la viudaalegre. Y como la señora encontró el otro gil, se encuentrasatisfecha y dejando a los
lechuzones sus correrías sinestorbo.

LA CARRETA
Según contaban algunos ferreñafanos, a media noche y hacemuchos años salía una carreta del cementerio y otros
quesalía de la pampa cercana al molino del señor Salcedo, enla que no se ha llegado a determinar es a quien o
quienesjalaban la carreta; algunos decían que era un caballo decolor plomizo otros que era una mula que jalaba la
carreta,pero si lo que todos vieron es que sobre el animal iba unjinete vestido de blanco con varios ocupantes
llevandoramos de flores. Este recorrido lo hacían por la calleJuana Bulnes de Castro, llegando a la calle Tres Marías
yen esta esquina descansaba unos minutos donde desaparecíany hay personas que vieron que ingresaban al
parque paraluego dirigirse a la iglesia donde se bajaban los rarosocupantes para entrar al templo y elevar sus
plegarias alSalvador para luego dar una vuelta al parque y dirigirse asu lugar de origen y desaparecer
misteriosamente. Segúncontaban que el objetivo de la salida de esta carreta erapara conseguir almas con las cuales
obtendrían su salvaciónen el otro mundo; es decir eran difuntos que venían allevarse a todo aquel que se cruzase en
el camino.

LA COSTURERA
En Ferreñafe había una señorita costurera que le gustabaenterarse de la vida ajena. Cierto día será de la
medianoche, encontrándose en la puerta de su casa conforme lohacia todos los días vio que se le acercaba un
jinetevestido de blanco y le hizo entrega de un corte de telapara que le confeccionara una camisa y que al día
siguienteregresaría a recogerla y cuando la costurera le dijo quevajara al jinete para tomarle mediada, respondiendo
eljinete que la hiciera como una camisa de cualquier hombrela costurera guardo el corte y al día siguiente que
desenvuelve el paquete, se dio con la sorpresa que en vezde tela era un par de huesos de miembros inferiores y
alponer al tanto de este hecho a sus vecinos; ellos lemanifestaron que esto le había ocurrido por chismosa y queera
necesario que fuera a la iglesia a poner al tanto deeste hecho al sacerdote y al llegar ante el y contarle loocurrido,
este le aconsejo que fuera al cementerio yenterrara los huesos y que tuviera cerca de la puerta de sucasa un
brasero y azufre para que cuando regrese el jinetea reclamar la camisa y cuando estuviera cerca de ellaechara el
azufre al brasero lo que ocasionaría unaexplosión.Debiendo la costurera cumplir al pie del la letra lo dichopor el
sacerdote.Acercándose el jinete a la media noche a la casa de lacosturera; cumpliendo ella con echar el azufre al
braseroproduciéndose la explosión, lo que dio lugar para que eljinete se alejara diciendo: esto te valga de esta
manera lacosturera se salvo y nunca mas se ocupo de la vida ajena.LOS AGUADEROSEn Ferreñafe antiguamente
los encargados de vender elliquido elemento para el abastecimiento de la población yganarse el pan de cada día,
eran los llamados “aguadores”.Al principio el agua se cargaba en burro, en cuyo pescuezocolgaban una campanita
conforme andaban anunciando a supaso, después surgieron los “carreteros” quien es unacarreta tirada por un
macho y con capacidades para docepipas cargaban el agua siendo el valor de cada pipa en susinicios de un real.
Luego veinte centavos posteriormentecincuenta y mas tarde un sol.Posteriormente aparecen los caminos
cargadores de agua, soncapacidades para veinte pipas, siendo uno de lospropietarios los hermanos inga.Entre “los
aguadores” mencionaremos a los hermanos casas,Juan ñaño, hermanos Morales, Julio Liza, Toribio Piscoya,Víctor
Asensio, entre otros.El agua de estos “aguadores” venían en sus inicios larecogían de las acequias cercanas a la
ciudad, luego lacompraban el lo que eran los baños municipales (ubicados enel lado norte de hoy hostal municipal)
pagando cincuentacentavos por carreta y un sol por camionetada.En tiempos en que Ferreñafe se instalan los
servicios deagua potable; estos “aguadores” poco a poco fuerondesapareciendo.
Patrona de Ferreñafe
Es la Santa Patrona de la Ciudad de Ferreñafe, cuyo día central se celebra el 13 de diciembre. La Virgen y
mártir Santa Lucía, abogada contra el mal de ojos, es nacida en Siracusa (Sicilia) Italia, y martirizada en su
propio pueblo el 13 de diciembre, como lo indica el martirologio romano aunque no consta con exactitud el
año, según unos en el 298 y otros entre el 303, 304 ó 305. En 1593, cuando el Arzobispo Toribio Alfonso
de Mogrovejo visita Ferreñafe, ya existía una cofradía de Santa Lucía. La referencia más antigua que se ha
hallado sobre la fiesta patronal de Santa Lucía es del año 1668. La cofradía en mención se encargaba de
celebrarla el 13 de diciembre, de cada año. En la Iglesia de Santa Lucía de Ferreñafe se guarda la reliquia
de Santa Lucía que es un pequeño fragmento, posiblemente de una de sus falanges, colocado en un
relicario de filigrana de plata, cubierto con una cajita de madera forrada en badano colorado, con su
auténtico jubileo.

Biografía de Santa Lucía


Santa Lucía nació en la ciudad de Siracusa que es una Isla al Sur de Italia, pertenecía a una familia muy
rica y cristiana, su padre murió muy joven cuando ella era muy pequeña. Su madre se llamó Eutiquia, era
cristiana y en esa fe educó y formó a su hija que crecía siendo admirada por muchos jóvenes dada su
belleza y en especial la de sus ojos.

Eutiquia contó a su pequeña la vida de santos que por amor Jesucristo vivían en Santa Virginidad y se
dedicaban a vivir en oración y la vida de caridad para con su prójimo. La pequeña Lucía oía con atención y
en su interior iba madurando su decisión, hasta que un día se puso a los pies de un crucifijo y oró así:
“Señor Mío Jesucristo: Yo sé muy bien que mi madre está tramando mi matrimonio con un joven rico, pero
yo no quiero casarme con hombre alguno que ha de morir, yo quiero desposarme contigo, Señor: ¿Me
aceptas como esposa tuya?” A Lucía le parecía oír un sí rotundo que brotó de los labios del maestro. Por
su parte, su madre interesada como todas las madres por conseguir un buen partido para su hija, trató de
desposarla con un joven pagano y así lo manifestó a su hija. Lucía calló y de momento no descubrió a
nadie el secreto de aquella consagración que había hecho de su persona y su amor a Jesucristo, era un
idilio entre los dos. Ella decía como el profeta: "Mi secreto es para mí".

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