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Descripción general

Cáncer de tiroides
Cáncer de tiroides
El cáncer de tiroides se presenta en las células de la
tiroides, glándula con forma de mariposa que se
encuentra en la base del cuello, justo debajo de la
nuez de Adán. La tiroides produce hormonas que
regulan la frecuencia cardíaca, la presión arterial, la
temperatura del cuerpo y el peso.

Si bien el cáncer de tiroides no es frecuente en los


Estados Unidos, las tasas parecen estar aumentando.
Los médicos piensan que esto se debe a que la
tecnología nueva les permite detectar tipos de cáncer
de tiroides pequeños que no hubieran podido
identificar en el pasado.

La mayoría de los tipos de cáncer de tiroides se


pueden curar con tratamiento.
Síntomas
Glándula tiroides
Glándula tiroides
El cáncer de tiroides no suele producir ningún signo ni
síntoma en las primeras etapas de la enfermedad. A
medida que va creciendo, puede causar lo siguiente:

Un bulto que puede sentirse a través de la piel en el


cuello
Cambios en la voz, como el aumento de la ronquera
Dificultad para tragar
Dolor en el cuello y en la garganta
Ganglios linfáticos inflamados en el cuello
Cuándo consultar al médico
Pide una consulta con el médico si tienes alguno de
estos signos o síntomas. Debido a que el cáncer de
tiroides no es frecuente, es posible que el médico
investigue otras causas de los signos y síntomas.
Solicite una Consulta en Mayo Clinic
Causas
Las causas del cáncer de tiroides no están claras.

El cáncer de tiroides se produce cuando las células de


la tiroides sufren cambios genéticos (mutaciones). Las
mutaciones permiten que las células crezcan y se
multipliquen con rapidez. Las células también pierden
la capacidad de morir, como lo harían las células
normales. La acumulación de células tiroideas
anormales forma un tumor. Las células anormales
pueden invadir los tejidos cercanos y propagarse por
todo el organismo.

Tipos de cáncer de tiroides


El tipo de cáncer de tiroides que tengas determina el
tratamiento y el pronóstico. Los tipos de cáncer de
tiroides son:
Cáncer de tiroides papilar. La forma de cáncer de
tiroides más frecuente, el cáncer de tiroides papilar,
se origina a partir de células foliculares que producen
y almacenan hormonas tiroideas. El cáncer de tiroides
papilar puede ocurrir a cualquier edad, pero afecta,
con mayor frecuencia, a las personas de 30 a 50 años.
Cáncer de tiroides folicular. El cáncer de tiroides
folicular también se origina a partir de las células
foliculares de la tiroides. Suele afectar a las personas
mayores de 50 años. El cáncer de células de Hurthle
es un tipo de cáncer de tiroides folicular poco
frecuente que puede ser más agresivo.
Cáncer medular de tiroides. El cáncer medular de
tiroides comienza en las células tiroideas
denominadas «células C» que producen la hormona
calcitonina. Los niveles elevados de calcitonina en la
sangre pueden indicar cáncer medular de tiroides en
un estadio muy temprano. Ciertos síndromes
genéticos aumentan el riesgo de tener cáncer
medular de tiroides; sin embargo, este vínculo
genético es poco frecuente.
Cáncer anaplásico de tiroides. El cáncer anaplásico de
tiroides es un tipo de cáncer poco frecuente y de
crecimiento rápido que es muy difícil de tratar. En
general, el cáncer anaplásico de tiroides se presenta
en adultos de 60 años o más.
Linfoma de tiroides. El linfoma de tiroides es una
forma poco frecuente de cáncer de tiroides que se
origina en las células del sistema inmunitario en la
tiroides y crece muy rápido. En general, el linfoma de
tiroides se presenta en los adultos mayores.
Factores de riesgo
Los factores que pueden aumentar el riesgo de tener
cáncer de tiroides comprenden:

Sexo femenino. El cáncer de tiroides es más frecuente


en las mujeres que en los hombres.
Exposición a niveles elevados de radiación. Los
ejemplos de exposición a niveles elevados de
radiación son los tratamientos con radiación en la
cabeza y el cuello, y la exposición como consecuencia
de accidentes en una central nuclear o pruebas de
armas.
Ciertos síndromes genéticos heredados. Los
síndromes genéticos que pueden aumentar el riesgo
de tener cáncer de tiroides comprenden el cáncer
medular de tiroides hereditario y la neoplasia
endocrina múltiple.
Complicaciones
Cáncer de tiroides recurrente
A pesar del tratamiento, el cáncer de tiroides puede
volver a aparecer, incluso si se te extrajo la tiroides.
Esto puede ocurrir si células cancerosas microscópicas
se propagan más allá de la tiroides antes de su
extracción.

El cáncer de tiroides puede volver a aparecer en:

Los ganglios linfáticos del cuello


Pequeños fragmentos de tejido tiroideo que hayan
quedado después de la cirugía
Otras partes del cuerpo
El cáncer de tiroides recurrente puede tratarse. El
médico te puede recomendar que te realices análisis
de sangre o exploraciones de la tiroides
periódicamente para buscar signos de recurrencia del
cáncer de tiroides.

Prevención
Los médicos no saben con certeza qué es lo que
provoca la mayoría de los casos de cáncer de tiroides;
por lo tanto, no hay una forma de prevenir la
enfermedad en las personas que tienen un riesgo
promedio de padecerla.

Prevención para personas con un riesgo elevado


A los adultos y niños que tienen una mutación
genética hereditaria que aumenta el riesgo de
presentar cáncer medular de tiroides se les suele
aconsejar que se sometan a una cirugía de tiroides
para prevenir el cáncer (tiroidectomía profiláctica).
Habla acerca de tus opciones con un asesor en
genética, que te puede explicar los riesgos del cáncer
de tiroides y las opciones de tratamiento.

Prevención para personas que se encuentran cerca de


centrales nucleares
Las personas que viven en los alrededores de una
central nuclear pueden presentar problemas de
tiroides como consecuencia de un accidente nuclear.
Si vives en un radio de 10 millas (16 km) de una
central nuclear en los Estados Unidos, es posible que
reúnas los requisitos para recibir un medicamento
(yoduro de potasio) que bloquea el efecto de la
radiación en la tiroides. Si ocurriera una emergencia,
tú y tu familia podrían tomar tabletas de yoduro de
potasio para ayudar a prevenir problemas de tiroides.
Comunícate con el departamento de gestión de
emergencias local o estatal para obtener más
información.
Diagnóstico
Biopsia de tiroides
Biopsia de tiroides
Las pruebas y los procedimientos que se utilizan para
diagnosticar el cáncer de tiroides son los siguientes:

Exploración física. El médico buscará cambios físicos


en la tiroides y te preguntará sobre los factores de
riesgo, como la exposición excesiva a la radiación y
antecedentes familiares de tumores tiroideos.
Análisis de sangre. Los análisis de sangre ayudan a
determinar si la glándula tiroides funciona con
normalidad.
Extracción de una muestra de tejido de la tiroides.
Durante una biopsia con aguja fina, el médico inserta
una aguja larga y delgada a través de la piel y la dirige
hacia el nódulo tiroideo. Por lo general, se utiliza una
ecografía para guiar la aguja hacia el nódulo con
precisión. El médico usa la aguja para extraer
muestras de tejido tiroideo sospechoso. La muestra se
analiza en el laboratorio para buscar células
cancerosas.
Pruebas de diagnóstico por imágenes. Es posible que
debas someterte a una o más pruebas de diagnóstico
por imágenes para ayudar al médico a determinar si el
cáncer se ha diseminado más allá de la tiroides. Estas
pruebas de diagnóstico por imágenes pueden ser una
tomografía computarizada, una tomografía por
emisión de positrones o una ecografía.
Análisis genéticos. Es posible que algunas personas
con cáncer medular de tiroides manifiesten cambios
genéticos que pueden estar asociados con otros tipos
de cáncer endocrino. Conforme a tus antecedentes
familiares, es posible que el médico te recomiende
que te realices análisis genéticos para buscar genes
que pueden aumentar el riesgo de padecer cáncer.
Tratamiento
Tus opciones de tratamiento oncológico para la
tiroides dependen del tipo y del estadio del cáncer de
tiroides, de la salud general y de tus preferencias.
La mayoría de los tipos de cáncer de tiroides se
pueden curar con tratamiento.

Cirugía
Glándulas paratiroides
Glándulas paratiroides
La mayoría de las personas con cáncer de tiroides se
somete a una cirugía para extirpar toda la tiroides o
gran parte de ella. Las operaciones que se utilizan
para tratar el cáncer de tiroides incluyen las
siguientes:

Extirpación de toda o de gran parte de la tiroides


(tiroidectomía). En la mayoría de los casos, los
médicos recomiendan extirpar toda la tiroides para
tratar el cáncer de tiroides. El cirujano realiza una
incisión en la base del cuello para tener acceso a la
tiroides.
En la mayoría de los casos, el cirujano deja pequeños
bordes de tejido tiroideo alrededor de las glándulas
paratiroides para reducir el riesgo de daño en las
paratiroides. A veces, los cirujanos se refieren a esto
como una tiroidectomía casi total.

Extirpación de los ganglios linfáticos del cuello. Al


extirpar la tiroides, el cirujano también puede extirpar
los ganglios linfáticos agrandados del cuello y
analizarlos para detectar células cancerosas.
Extirpación de una parte de la tiroides (lobectomía
tiroidea). En ciertos casos donde el cáncer de tiroides
es muy pequeño, el cirujano puede recomendar
extirpar solo un lado (lóbulo) de la tiroides.
La cirugía de tiroides conlleva riesgos de sangrado e
infección. También se pueden producir daños en las
glándulas paratiroides durante la cirugía, lo que
puede dar lugar a niveles bajos de calcio en el
organismo. Además, hay riesgos de daño accidental
en los nervios conectados a las cuerdas vocales, lo
que puede causar parálisis de las cuerdas vocales,
ronquera, voz suave o dificultad para respirar.

Terapia de hormona tiroidea


Después de la tiroidectomía, tomarás el medicamento
para la hormona tiroidea, levotiroxina (Levoxyl,
Synthroid u otros), de por vida.

Este medicamento tiene dos beneficios: Suministra la


hormona faltante que produciría normalmente la
tiroides e inhibe la producción de hormonas
estimulantes de la tiroides de la hipófisis. Los niveles
altos de hormonas estimulantes de la tiroides podrían
estimular el crecimiento de las células cancerosas que
puedan haber quedado.

Es probable que te realicen análisis de sangre para


controlar los niveles de la hormona tiroidea cada
algunos meses hasta que tu médico encuentre la
dosis adecuada para ti. Los análisis de sangre pueden
continuar todos los años.

Yodo radioactivo
En el tratamiento con yodo radioactivo se utilizan
dosis altas de un tipo de yodo que es radioactivo.

El tratamiento con yodo radioactivo suele usarse


después de la tiroidectomía para destruir todo tejido
tiroideo sano y todas las zonas microscópicas de
cáncer tiroideo que no se extirparon durante la
cirugía. El tratamiento con yodo radioactivo también
podría usarse para tratar el cáncer tiroideo que vuelva
a aparecer después del tratamiento o que se haya
diseminado a otros lugares del cuerpo.

El tratamiento con yodo radioactivo viene en forma


de cápsulas o líquido que puedes tragar. El yodo
radioactivo es absorbido principalmente por las
células tiroideas y las células del cáncer tiroideo; por
lo tanto, es bajo el riesgo de que afecte otras células
del cuerpo.

Los efectos secundarios pueden comprender los


siguientes:

Náuseas
Sequedad de boca
Ojos secos
Alteración del sentido del gusto o del olfato
Fatiga
La mayor parte del yodo radioactivo se elimina por la
orina los primeros días después del tratamiento.
Recibirás instrucciones sobre las precauciones que
debes tomar durante ese período para proteger de la
radiación a otras personas. Por ejemplo, es posible
que te soliciten evitar el contacto estrecho con otras
personas, sobre todo niños y embarazadas.
Radioterapia externa
Se puede administrar radioterapia en forma externa
mediante el uso de una máquina que dirige haces de
energía de alta potencia, como rayos X y protones,
hacia puntos precisos del cuerpo (radioterapia de
haces externos). Generalmente, este tratamiento se
administra durante unos minutos cada vez, cinco días
por semana, durante cinco semanas,
aproximadamente. Durante el tratamiento,
permaneces acostado y quieto en una camilla
mientras una máquina se mueve a tu alrededor.

La radioterapia de haces externos puede ser una


opción si no puedes someterte a una cirugía y el
cáncer continúa creciendo después del tratamiento
con yodo radioactivo. La radioterapia también se
puede recomendar después de la cirugía si hay mayor
riesgo de que el cáncer vuelva a aparecer.

Quimioterapia
La quimioterapia es un tratamiento que utiliza
medicamentos para combatir las células cancerosas.
Por lo general, la quimioterapia se administra como
infusión en una vena. Las sustancias químicas se
desplazan por el cuerpo y matan a las células de
crecimiento rápido, entre ellas, las células cancerosas.

La quimioterapia no suele utilizarse para tratar el


cáncer de tiroides, pero puede beneficiar a algunas
personas que no responden a otros tratamientos.
Para las personas que padecen cáncer anaplásico de
tiroides, la quimioterapia puede combinarse con la
radioterapia.

Inyectar alcohol en los tipos de cáncer


La ablación con alcohol implica inyectar alcohol en los
tumores pequeños en las tiroides mediante el uso de
imágenes, como la ecografía, para asegurarse de la
aplicación exacta de la inyección. Este tratamiento es
útil para tratar los casos de cáncer que se presentan
en zonas a las que no se puede acceder con facilidad
durante la cirugía. El médico puede recomendarte
este tratamiento si tienes cáncer de tiroides
recurrente limitado a pequeñas áreas en el cuello.

Terapia dirigida con medicamentos


La terapia con medicamentos dirigidos utiliza
medicamentos que atacan vulnerabilidades
específicas en las células cancerosas.

Los medicamentos dirigidos utilizados para tratar el


cáncer de tiroides incluyen los siguientes:

Cabozantinib (Cometriq)
Sorafenib (Nexavar)
Vandetanib (Caprelsa)
Estos medicamentos actúan sobre las señales que le
indican a las células cancerosas que crezcan y se
dividan. Se utilizan en pacientes con cáncer de
tiroides avanzado.
Atención complementaria (cuidados paliativos)
Los cuidados paliativos son un tipo de atención
médica especializada que se centra en brindar alivio
del dolor y otros síntomas de una enfermedad grave.
Los especialistas en cuidados paliativos trabajan
contigo, tu familia y tus otros médicos para
proporcionar un nivel de apoyo adicional que
complemente tu atención continua. Puedes recibir
cuidados paliativos mientras te sometes a otros
tratamientos intensos, como una cirugía,
quimioterapia o radioterapia.

Cuando los cuidados paliativos se administran junto


con todos los otros tratamientos que correspondan,
las personas que tienen cáncer pueden sentirse mejor
y vivir más tiempo.

Un equipo de médicos, personal de enfermería y


otros profesionales especialmente capacitados
brindan los cuidados paliativos. Los equipos de
cuidados paliativos buscan mejorar la calidad de vida
de las personas con cáncer y la de sus familias. Esta
forma de atención se ofrece junto con los
tratamientos curativos o de otro tipo que puedas
estar recibiendo.

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Estudios clínicos
Explora los estudios de Mayo Clinic de evaluación de
tratamientos, intervenciones y análisis nuevos como
medio para prevenir, detectar, tratar o controlar esta
enfermedad.

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