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El porqué del nombre

El chasqui es un mensajero, un correo. Nuestro lema dice “Por una nueva socie-
Hemos preferido aquí la voz original del dad del buen convivir”.
altiplano, que derivó en chasque, de ma- Nuestra sociedad capitalista nos conduce
yor uso en otras regiones como la nuestra. al suicidio y la autodestrucción. Nos lle-
Lo entendemos como cartero y como vía va hacia el precipicio. Y en el camino va-
del diálogo entre humanos y con el resto mos depredando ambiente y eliminando
de la biodiversidad. vida. Por eso proclamamos la necesidad
Litoral, porque en nuestra América, que de una nueva sociedad, del buen convi-
al decir de Atahualpa es “un solo poncho”, vir.
tenemos un ámbito regional, la cuenca del Ahí nuestras expectativas, poniendo de
Paraná-Uruguay, donde alzó un rancho el relieve la necesidad de cultivar la con-
propio Yupanqui, una amplia región que ciencia del pueblo por la armonía del hu-
no responde a límites políticos (provincia- mano en la naturaleza, un legado mile-
les o nacionales), y puede exhibir su his- nario de nuestro territorio, el Abya Ayala
toria, sus artes, sus pueblos, su biodiver- (América).
sidad, sus saberes, en conversación con la Si decimos del buen convivir estamos se-
Pachamama, es decir: sin reducir el suelo ñalando raíces hondas. Es el tekó porá,
y el agua al productivismo. el vivir bien y bello de la región guaraní.
Nuestra mirada no se ciñe a localismos ni Buen vivir y buen convivir, sumak kaw-
tropieza en chovinismos. Tampoco renie- say, suma qamaña, decimos en el alti-
ga de su localización en el sur del sur, una plano. Y lo estamos reconociendo desde
región del mundo bien definida en sus el gran legado de resistencia y lucha del
montes, sus humedales, sus economías, pueblo charrúa.
sus luchas decoloniales que encuentran Esa frase expresa entonces nuestras aspi-
una síntesis en la gesta federal de la Liga raciones y admite que no estamos inven-
de los Pueblos Libres. tando una sociedad desde un escritorio,
Chasqui del Litoral. Por una nueva socie- que para la vida de hoy, para nuestros
dad del buen convivir. Es nuestra carta de sueños, debemos mirarnos en comuni-
presentación y, como medio masivo de dad y en saberes sin dueños, tan lejos del
comunicación, completa su carácter con antropocentrismo y el individualismo
aquella clave en las Instrucciones del año impuestos.
13: libertad en toda su extensión imagina-
ble.

2
Acerca de nosotros

Somos un equipo de personas que conformamos el Programa de Ex-


tensión de cátedra “Por una nueva economía, humana y sustentable”,
de la Facultad de Ciencias de la Educación de la UNER y el Centro
de Estudios Junta Abya Yala por los Pueblos Libres-JAPL.
Con el aporte especial de practicantes y colaboradores invitados le ha-
cemos llegar Chasqui del Litoral- “Por una nueva sociedad del buen
convivir”, una publicación electrónica periódica gratuita.
Con este número, volvemos a salir luego de una interrupción tem-
poraria, con el convencimiento de la necesidad de aportar al debate
sobre el presente y el futuro de nuestra región, nuestro país, nuestro
continente y el mundo, en momentos críticos que consideramos como
una crisis civilizatoria sin precedentes en la historia de la humani-
dad.
Con el objetivo de abordar diversos temas con piezas comunicaciona-
les desde miradas críticas, con un enfoque alternativo al de los medios
masivos.
Este servicio estará bajo la coordinación de Tirso Fiorotto y Luis La-
fferriere.

Boletín Electrónico N° 10
2019

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Indice

Actualidad:

6 Unión Europea – Mercosur: Más plata para los sojeros, más depredación ambiental,
más destrucción industrial y más desintegración social
Para quien redacta esta columna, las posibles consecuencias del anunciado tratado entre la Unión Eu-
ropea y el Mercosur sólo presagian un futuro horroroso para nuestra sociedad. En resumen, de llegar a
concretarse “estaremos entregando porciones de territorio y soberanía, a cambio de nada. Agravando el
extractivismo depredador, con actividades que no tienen sustentabilidad más allá de unos pocos años.
Se agravará el saqueo histórico que sufrimos en la región. Llevarán a fondo la tarea de destrucción
iniciada por la última dictadura militar en la Argentina, de lo que nos llevó más de medio siglo en cons-
truir, incluyendo cohesión social, derechos sociales y laborales, etc, etc”. (De la Redacción de Chasqui del
Litoral).

10 Malvinas: del frío polar al nido para incubar la paz y la unidad


(Tercera parte, final)
“Si nos abriéramos un poquito y comprendiéramos la gama inmensa de posibilidades que nos ofrece la
paz que avizoramos, aceleraríamos el momento del abrazo. ¿Nos moriremos sin probar?”, dice el autor;
sigue con la diferenciación entre Estado y pueblo. (de la Redacción del Chasqui del Litoral).

14 La política se lleva puesto el principio de identidad


“El kirchnerismo intenta mostrarse diferente de lo que fue. El macrismo trata de disimular su fracaso y
anunciar que ahora, ahora sí, viene lo mejor. Desde allí ambos intentan construir, con dificultad extre-
ma, los precarios escenarios de esperanza que necesitan para salir a pedir el voto”, dice el autor. (de la
Redacción del Chasqui del Litoral).

18 A los giles de siempre: el Gobierno confirmó que el aguinaldo pagará Ganancias


Para descartar falsas expectativas en una sociedad bombardeada de promesas, el autor analiza la de-
cisión del gobierno de Macri en relación al pago del Impuesto a las Ganancias por los trabajadores en
relación de dependencia. El tema sirve para poner en contexto las políticas tributarias regresivas y la
irracionalidad de un impuesto que en cualquier sociedad civilizada deben pagar los que más ganan y
más tienen, a la inversa de lo que sucede en la Argentina (De la Redacción del Chasqui del Litoral).

Temática:

Los consejos de Jaimito


20 “La ruina o la declinación de las instituciones originadas en la modernidad nos han convertido en
zombies, en gente viva que camina entre estructuras muertas sin poder orientarse”, dice el autor (Chas-
qui del Litoral).

22 “Sociabilizar el saber para democratizar el poder” (*)


Esta cita de José María Arizmendiarrieta inicia las siguientes reflexiones de nuestro querido Pedro, in-
tegrante de la Junta Abya Yala por los Pueblos Libres” y un defensor entusiasta de los valores esenciales
del cooperativismo. Se trata de reflexiones que tienen una actualidad enorme, ante el avance desmedido
de la cultura hiperconsumista y egoísta que reina en el orden social vigente (Redacción de Chasqui del
Litoral).
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La concentración en Argentina y algunas repercusiones
24 Una mirada crítica sobre el funcionamiento de la economía capitalista, que promueve permanentemente
la concentración de los mercados y su contratara social con una distribución cada vez más desigual del
ingreso, generando un sistema que no garantiza condiciones de vida digna para la gran mayoría de su
población (de la Redacción del Chasqui del Litoral)

Ambiente:
La puerta al árbol nos llama a entrar desnudos
28 En el mes de la Pachamama, el autor se refiere al sistema de reciprocidad en nuestros pueblos, el vivir bien
y bello, la relación del ser humano y la tierra, la vida y el trabajo comunitarios, y el racismo que subyace en
el destierro y el amontonamiento; y apela a estudiosos entrerrianos para comprender la situación actual y
la identidad comprometida. La nota fue publicada en la revista Barriletes bajo el título “Chau latifundio,
hola comunidad”, con referencias gráficas a la Pachamama. (Chasqui del Litoral).

34 ¡El clima está loco! Estamos buscando culpables


Esta nota fue escrita por tres estudiantes hace ya casi cuatro años, pero conserva actualidad, ya que trata
temas y problemas estructurales que en lugar de solucionarse se han venido agravando dramáticamente
(de la Redacción del Chasqui del Litoral).

Otra historia:

Flor de ceibo y flor de Romero


52 El autor explica los dos objetivos cumplidos por el sistema con el ataque a la “Flor de Ceibo” como marca
argentina: mostrar la incapacidad argentina y el menosprecio de la flor nacional. (Chasqui del Litoral).

Nuestras actividades:
Programa de Extensión “Por una nueva economía, humana y sustentable”.

Se realizó exitosamente el Seminario Intensivo de “La Economía Política Argentina desde los
54 años ‘70”

55 Inicia nuevo curso, abierto y gratuito: Entre Ríos, Argentina y el Mundo

56 Sitio web recomendado: rebelion.org


Rebelion.org es un medio de información alternativa que publica las noticias que no son con-
sideradas importantes por los medios de comunicación tradicionales, tratando de dar a las no-
ticias un tratamiento diferente en la línea de mostrar los intereses que los poderes económicos
y políticos del mundo capitalista ocultan para mantener sus privilegios y el status actual.

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Actualidad

Unión Europea – Mercosur: Más pla-


ta para los sojeros, más depredación
ambiental, más destrucción indus-
trial y más desintegración social
Por Luis Lafferriere

Para quien redacta esta columna, las posibles consecuencias del anunciado tratado entre la Unión
Europea y el Mercosur sólo presagian un futuro horroroso para nuestra sociedad. En resumen, de
llegar a concretarse “estaremos entregando porciones de territorio y soberanía, a cambio de nada.
Agravando el extractivismo depredador, con actividades que no tienen sustentabilidad más allá
de unos pocos años. Se agravará el saqueo histórico que sufrimos en la región. Llevarán a fondo la
tarea de destrucción iniciada por la última dictadura militar en la Argentina, de lo que nos llevó
más de medio siglo en construir, incluyendo cohesión social, derechos sociales y laborales, etc, etc”.
(De la Redacción de Chasqui del Litoral).

Aunque muchos hablen de la integración entre países, no todos quieren significar lo mismo
con ese concepto, ni piensan en las mismas cosas cuando se imaginan los contenidos que de-
bería tener tal proceso. Más aún, muchas miradas tienen perspectivas absolutamente opuestas
sobre mismo término.

Así, por ejemplo, durante la presidencia de Raúl Alfonsín se avanzó en un interesante proyecto
para integrar las economías de Argentina y Brasil, con ideas que implicaban una complementa-
ción intrasectorial, donde se distribuían roles entre actividades de ambos países para fortalecer
los mismos sectores económicos involucrados. Se buscaba completar el desarrollo industrial
en beneficio de los dos países, con una diversidad de producciones en los dos territorios, pero
descartando totalmente la posibilidad de una especialización deformante (donde un país se
reservara el rol de productor primario y el otro se especializara en la actividad manufacturera).

En general, las ideas de integración de Alfonsín no tienen nada que ver con lo que luego vino
del Mercosur, que quedó muy sesgado y limitado hacia la integración del complejo automotriz
en manos de corporaciones extranjeras. Pero mucho menos tienen que ver con el anunciado
acuerdo con la Unión Europea, que apunta a profundizar la desindustrialización de la Argen-
tina y de todo el bloque mercosureño, agravando al infinito los graves problemas sociales y
ambientales existentes.

Hoy, las intenciones de Macri y Bolsonaro apuntan a profundizar un modelo neoliberal que
impulsan ambos en sus respectivos países, que beneficia centralmente a las grandes corpora-
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ciones transnacionales, pero que tiene como asociados privilegiados a sectores locales con in-
tereses en la actividad primaria, en especial el complejo sojero que tanto ha crecido en nuestro
país, en detrimento de una economía sana, de un ambiente sostenible y de una sociedad inte-
grada, cohesionada y equitativa.

Afortunadamente, y a pesar de que el anuncio habla de “acuerdo” y da la impresión de decisio-


nes que pueden entrar en vigencia en el corto plazo, en realidad se trata de un preacuerdo que
requerirá un largo y complejo proceso, que llevará años en el mejor de los casos, que incluye la
necesaria aprobación de los parlamentos de cada uno de los países de la Unión Europea y del
Mercosur.

Más allá de la reserva con que se manejó el gobierno argentino durante las negociaciones, sin
ninguna consulta con sectores involucrados en las consecuencias de ese proceso, ni mucho
menos con amplios sectores de la población que se verán seriamente afectados de prosperar
el acuerdo, se conocen algunos detalles que dejan enormes preocupaciones por el futuro de la
sociedad.

Lo anunciado implica beneficio para multinacionales y agronegocios

Las medidas más importantes se relacionan con la eliminación de los aranceles que ambos
bloques tienen vigentes para el ingreso de productos del otro, y con cupos que en principio
podrían ampliarse. Las primeras ventajas concretas para los países del Mercosur incluyen la
reducción a cero de aranceles para productos primarios, con escaso o sin valor agregado, en es-
pecial para el complejo oleaginoso (corazón del lobby sojero argentino); en tanto que la Unión
Europea se beneficiaría con la eliminación de los aranceles para el ingreso de sus productos
industriales a los países del Mercosur.

¿Cómo se beneficia la sociedad argentina con este acuerdo? ¿Cómo se pueden resolver los prin-
cipales problemas, vinculados al desempleo, subempleo y empleo precario que afecta a la mi-
tad de la población activa, o los problemas de bajos salarios de los trabajadores, o los problemas
de la drástica caída de la demanda interna para las micro, pequeñas y medianas empresas?

Si los productos industriales europeos ingresan al país sin aranceles, implicaría la destrucción
de vastos sectores locales que se verían absolutamente imposibilitados de competir en una su-
puesta ‘igualdad de condiciones’. Poner nuestras PYMES y nuestras industrias frente a la previ-
sible avalancha importadora de manufacturas de la Unión Europea, es como poner a competir
a adultos profesionales de un equipo deportivo frente a niños de seis años… eso sí: ¡en igualdad
de condiciones!.

Las consecuencias son más que previsibles: habrá más campos sembrados con soja en la Argen-
tina, y desaparecerían miles y miles de establecimientos industriales, comerciales y de servicio
(con la multiplicación horrorosa del desempleo y la precariedad, como paso a un gigantesco
universo de pobreza e indigencia). Se potenciaría la depredación ambiental que ya viene arra-
sando con la biodiversidad y con las pequeñas producciones diversificadas de alimentos, dejan-
do un campo sin gente y ciudades abarrotadas de menesterosos.
Esto anticipa el desarrollo de un proceso insustentable, que luego de agotar nuestros bienes co-
munes y contaminar el ambiente, haría muy difícil la vida para la gran mayoría de la población.

También habría un fuerte impulso a la producción intensiva de ganado, cuyas secuelas son tan
negativas como la monoproducción de transgénicos con uso masivo de agrotóxicos.

Todo ello profundizaría los impactos demoledores en términos ambientales y sociales: más
deforestación y avance de la frontera agrícola, más contaminación de acuíferos, de territorios
y de personas, maltrato masivo a los animales, con el peligro que se intensifique la aplicación
de antibióticos y la proliferación de superbacterias resistentes con un riesgo fenomenal sobre
las condiciones sanitarias de la población (tema éste que ha sido considerado por las Naciones
Unidas como parte de la crisis humanitaria que vivimos a nivel planetario).

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Lo grave de este acuerdo es que nuestros países verán limitadas sus posibilidades de decisiones
de políticas independientes, ya que con el argumento del respeto a las inversiones extranjeras
se deberán aceptar procesos demenciales de depredación y contaminación en la extracción de
la megaminería, petróleo y gas, debilitando la capacidad reguladora del Estado en defensa de
un ambiente sano, de la salud de la población y de la vida en general.

También se posibilitará a las empresas europeas que participen de las obras públicas y las com-
pras del Estado ‘en igualdad de condiciones con las firmas locales’ (pero con ventajes enormes
por su potencial económico y financiero), lo que anticiparía un mayor achicamiento del tejido
empresarial local y del trabajo nacional.

Las voces de los actores involucrados

Los efectos desfavorables sobre los trabajadores justifican la previsible reacción de sus organi-
zaciones representativas, como lo viene expresando la Coordinadora de Centrales Sindicales
del Cono Sur, que alertó del impacto funesto que tendrá el acuerdo sobre el sistema productivo
de la región, asegurando que en el grupo de perjudicados “se encuentran el sector tecnológi-
co, sistema marítimo y fluvial, obras públicas, compras del Estado, laboratorios medicinales,
industria automotriz y las economías regionales, en especial, las vinculadas al aceite de oliva,
vinos y espumantes, quesos y lácteos, entre otras”.

Considera además que “la firma de este acuerdo es la sentencia de muerte de nuestras indus-
trias y de gran parte de nuestro trabajo decente y empleo de calidad”.

La propia Unión Europea, en un comunicado de prensa anticipó que “el acuerdo de región a
región UE-Mercosur eliminará la mayoría de los aranceles sobre las exportaciones de la UE
al Mercosur, lo que hará que las empresas de la UE sean más competitivas al ahorrarles 4.000
millones de euros en impuestos al año”.

El texto agrega que “en lo que respecta a los sectores industriales de la UE, esto ayudará a im-
pulsar las exportaciones de productos de la UE que hasta ahora han estado enfrentando aran-
celes altos y en ocasiones prohibitivos. Estos incluyen automóviles (arancel del 35%), partes de
automóviles (14-18%), maquinaria (14-20%), productos químicos (hasta 18%), productos farma-
céuticos (hasta 14%), ropa y calzado (35%) o tejidos de punto (26%)”.

Las disposiciones del preacuerdo agravarían las grandes asimetrías existentes en las estruc-
turas productivas de ambos bloques, pero también harían más desfavorables para los países
del Mercosur los intercambios comerciales existentes. Se estima que alrededor del 70 % de las
importaciones de origen europeo que realiza el Mercosur se concentran en productos manu-
facturados de alto valor agregado como vehículos, autopartes, maquinaria y equipo, productos
farmacéuticos y químicos. Mientras que el 63 % de las exportaciones del Mercosur a la UE son
productos agrícolas y productos alimenticios.

Un estudio realizado en 2013 por la propia Un estudio realizado en 2013 por la propia
Cancillería argentina advirtió que solo la Cancillería argentina advirtió que solo la
Unión Europea obtendría ganancias Unión Europea obtendría ganancias co-
comerciales como resultado del acuerdo. merciales como resultado del acuerdo.
Es decir, que tanto Argentina como Brasil
aumentarían el déficit comercial actual. Este peligro se confirma con el resultado desfavorable
que tuvieron procesos similares de países de América Latina que firmaron tratado de libre
comercio con la Unión Europea, como Chile y México, que de tener originariamente balanza
comercial favorable con los europeos, luego de algunos años de vigencia del tratado pasaron a
tener déficits.

En tanto, diferentes voces del amplio segmento de empresarios PYMES de la Argentina expre-
san la gran preocupación ante el riesgo potencial de “la invasión de productos extranjeros”, que
entrarían con grandes ventajas en muchos rubros, varios de ellos generadores de empleo como
el textil y el calzado, pero también muchos otros de producciones regionales (con el previsible
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impacto demoledor sobre la ocupación).
Si pensamos que el propio mercado interno hoy viene cayendo fuertemente (lo que genera cie-
rres masivos en todo el territorio nacional), el panorama es mucho más grave aún consideran-
do que en el mundo existe una sobre producción manufacturera, estancamiento secular y cre-
cientes políticas proteccionistas, con una fuerte puja por ganar nuevos mercados a toda costa.

En esa línea, desde la Cámara Argentina de fabricantes de medias se afirma la gran preocupa-
ción “porque vamos a competir con países que tienen años, décadas, siglos de historia de apoyo
estatal para convertirse en megaindustrias y en megaempresas competitivas. Para colmo la
actualidad nos encuentra con un gobierno que no concibe apoyar a la industria desde ningún
punto de vista, y al mismo tiempo con una administración en la Unión Europea que cada vez
es más consciente de que hay una guerra comercial en el mundo y sabe que hay que cuidar las
industrias y los puestos de trabajo en cada uno de sus países”.

Nada más alejado de la filosofía y la práctica de nuestro gobierno, que por el contrario demues-
tra con cada medida que lo que busca es precisamente la destrucción del tejido industrial y el
desempleo masivo, para dejar territorio arrasado en beneficio de las corporaciones, y trabaja-
dores sumisos y dispuestos a aceptar condiciones de superexplotación cada vez más aberrantes.

Resumiendo, de avanzar el preacuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea, estaremos en-


tregando porciones de territorio y soberanía, a cambio de nada. Agravando el extractivismo
depredador, con actividades que no tienen sustentabilidad más allá de unos pocos años. Se
agravará el saqueo histórico que sufrimos en la región. Llevarán a fondo la tarea de destrucción
iniciada por la última dictadura militar en la Argentina, de lo que nos llevó más de medio siglo
en construir, incluyendo cohesión social, derechos sociales y laborales, etc, etc.

En síntesis… Un gobierno que pregonó la lucha contra la corrupción K, y es mil veces más co-
rrupto que los que se fueron. Un gobierno que viene pregonando la transparencia y es más
oscuro que la noche más negra. Un gobierno que prometió el ‘regreso de la Argentina al mun-
do’ y la ‘lluvia de inversiones’, y sólo invierten los parásitos especuladores para ganar lo que no
ganan en ningún lugar del planeta. Ese gobierno está buscando acelerar la desintegración de lo
que nos queda de la industria, la destrucción de la agredida clase media, la entrega de nuestra
soberanía y la desarticulación de la Nación. Gobierna para un reducido puñado de parásitos y
considera al grueso de la población poco menos que animales. Sería suicida que se avance con
el anunciado tratado, y mucho peor que el pueblo argentino lo vuelva a votar.

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Malvinas: del frío polar al nido para
incubar la paz y la unidad
Por Daniel Tirso Fiorotto

Tercera parte

“Si nos abriéramos un poquito y comprendiéramos la gama inmensa de posibilidades que nos
ofrece la paz que avizoramos, aceleraríamos el momento del abrazo. ¿Nos moriremos sin probar?”,
dice el autor; sigue con la diferenciación entre Estado y pueblo. (Chasqui del Litoral).

Con sólo mirar a mediano y largo plazo se desatan nudos del momento. Con sólo mirar la re-
gión amplia se desatan nudos locales. Si las dirigencias de los estados argentino y británico es-
tán incapacitadas para hacerlo, los pueblos sí podemos soñar con alternativas que hoy parecen
clausuradas, en torno del Atlántico Sur.

Con pasos firmes por la unidad regional y la paz vendrán frutos extraordinarios. Es cierto: la
paz y la unidad son metas en sí mismas, pero además dan otros frutos que exceden el aquí y el
ahora.

La paz es como el agua: se la valora cuando se la pierde. En lo que se refiere a la paz, la Argentina
no es un país del montón porque carga en sus espaldas un conflicto colonial como ningún otro
país de la tierra y viene de una guerra con el imperialismo cuyas heridas no se han cicatrizado.
Sería un engaño pensar que el tiempo se encargará de desenredar este matete.

Lo colonial está en las Malvinas y las demás islas y el mar que las rodea, y la colonialidad en
simultáneo se expresa en el endeudamiento externo y la presencia abusiva de las multinaciona-
les y el capital concentrado en los resortes principales de la economía, entre otros órdenes. La
educación misma suele ser colonial, cuando sostiene categorías de análisis propias del invasor
y menosprecia otros modos de conocimiento.

Ruleta rusa

Así las cosas, la tensión entre la paz y la violencia en nuestra región se parece a una ruleta rusa.
La paz ha sido declamada pero como cualquier planta necesita riego. Y no hay garantías de paz
en Venezuela, como no la hay en Colombia, en Nicaragua, ni hay garantías de paz entre Colom-
bia y Venezuela.

Qué decir de Chile y Bolivia, cuando los bolivianos acaban de sufrir un revés pero saben que
no está dicha la última palabra por su derecho al mar. O de la Argentina y Gran Bretaña por
razones obvias.

La relación de la Venezuela de Nicolás Maduro con Rusia ha dado pie al Brasil de Jair Bolsonaro
para cerrar filas con los Estados Unidos. Ya no se habla solo de financiamientos y convenios co-
merciales, sino de acuerdos militares. ¿Paz decíamos? Pocas veces se han concentrado con tanto
riesgo los intereses de Donald Trump, Vladimir Putin, Xi Jinping, Theresa May y otros líderes
de las potencias en nuestra Abya yala del sur, sea por los alimentos, la energía o las finanzas.

La situación no está para que un país poderoso en materias primas como la Argentina se quede
esperando de brazos cruzados que todos muevan sus fichas en este tablero. Y eso se nota más
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cuando imaginamos la presencia que podría tener la Argentina para desatar los nudos de la
región.

Nosotros somos argentinos con los hermanos de la región. La Argentina extirpada del con-
tinente es un juego de ficción. Pero además, nuestro país no podrá enfrentar los desafíos del
futuro en soledad. Es decir: no somos la Argentina en soledad, y tampoco nos conviene serlo.

Los poderosos del mundo han colaborado con el endeudamiento de la región, son tan respon-
sables como sus socias: las clases dirigentes de nuestros países. Tarde o temprano eso entra en
crisis, y entonces buscamos culpables en medio del vendaval. Esa actitud provoca soluciones de
corto plazo que profundizan y estiran el problema.

En unidad, en cambio, el colonialismo y la colonialidad pueden encararse con fuerza y deter-


minación. Porque la colonia y la colonialidad se sostienen mientras conviene.

Ahora, ¿es que la paz no tiene chances? ¿O esa presunta convicción de que la paz es una pueri-
lidad nos sirve de excusa para ocultar nuestra incompetencia?

La deuda en moneda extranjera es un problema grave para nosotros, y cada país del Abya yala
del sur tiene los propios.

Por todo ello es importante abordar el conflicto por las Malvinas. Una solución integral, que in-
volucre a una decena de países y muchas otras naciones dentro de esos países, podría dar frutos
extraordinarios a largo plazo y en una amplia región, con beneficios para todos. Para ello hay
que estar convencidos de que en una negociación multilateral todos podemos ganar. Ni vence-
dores ni vencidos, es el gran desafío.

Coro de niños

Hemos dicho en una primera parte de esta saga que nadie puede predecir cómo superaremos
el conflicto argentino británico por las Malvinas o Falkland, que los estados no dan garantías de
nada y que la Argentina ha sido colonialista, como Gran Bretaña, pero eso no involucra necesa-
riamente a los pueblos de aquí o allá.

Se desprende de ahí que los estados no están sabiendo por ahora cuál será la vía de solución
dentro de una década, y que los pueblos tienen margen si se desmarcan. Los gobernantes jue-
gan con fuego, y como efecto de su impericia difícilmente caigan los gobernantes.

Hemos dicho que los habitantes del Atlántico Sur podemos conversar, liberados del peso de los
estados, y para ello debemos actuar con sinceridad, en un rueda de mate.
También apuntamos que, mirando desde la experiencia de muchos provincianos de la Argenti-
na, los isleños no debieran dar un paso hacia la unidad con los pueblos de este continente si no
es preservando su autonomía. Y esto porque el poder financiero, político, corporativo y mediá-
tico en sinergia que ejerce Buenos Aires no tardará en darles la espalda, como lo hizo durante
200 años con los pueblos del llamado “interior”. Es decir: si hay una razón para que los isleños
descrean, el despotismo porteño debiera hacerse cargo. Si en verdad queremos ser hermanos
de los isleños tenemos que sincerar este problema. La autonomía, y no la subordinación, será
garantía de unidad.

Prevenidos de este vicio del colonialismo interno que sufrimos, los isleños podrían gozar de
una vida a pleno en relación con las naciones del sur del Abya yala (América), entre las que en-
contrarán sus pares opuestos complementarios (yanantin).

En una segunda parte, señalamos el bello día del encuentro con las artes, los oficios, los sueños,
escuchando un coro de niñas y niños de las islas y del continente, ya aventadas las amenazas.

Pero también la determinación de las potencias de arrastrar a la Argentina a la humillación, y


la posibilidad de trocar la actual declinación (hacia la fragmentación) por una diplomacia de la
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unidad, que permita abordar varios temas del sur al mismo tiempo: Malvinas, Antártida, Salida
al mar para Bolivia, deuda, por caso.

Liderar la paz

Hay un par de sugerencias conocidas para que las Malvinas sean una provincia autónoma, con
una autonomía distinta de las actuales provincias argentinas. Esas posiciones recibieron, claro,
el rechazo de la gobernadora de Tierra del Fuego (entrerriana), y es lógico, pero todos com-
prenderán que aquí no se trata de someter a los isleños a nuestras estructuras rígidas, sino de
buscar un punto en el que nadie pierda: ese es el desafío. Que todos salgan de la conversación
satisfechos por el resultado, sin ánimo triunfalista y menos vengativo.

Centenares de comunidades argentinas se sienten doblemente vinculadas a las Malvinas, por-


que uno de sus hijos dio su vida por la integridad de la patria. Y no pocos isleños se sienten con
derechos multiplicados, si sus abuelos y bisabuelos ya vivían allí.

Para todos ellos hay una forma de superar las expectativas creadas, y consiste en tomar con-
ciencia de un logro extraordinario para el mundo, el de la paz en el Atlántico Sur, una paz con-
sensuada de la que disfrutarán las generaciones que vienen.

¿Ven los dirigentes británicos de Europa y del Atlántico sur, y los dirigentes argentinos, que este
estado de cosas nos presenta como bobos, cuando podrían liderar la paz en el planeta? ¡Den una
sola señal, y verán cómo la humanidad nos mira!

Para los combatientes, sea cual fuera su origen, que dieron la vida en las Malvinas o Falkland, el
mejor homenaje será una diplomacia inteligente, comprometida, honesta, que genere con los
años la confianza imprescindible para empezar a resolver el entuerto, y que apure un proceso
de paz y desarme. Hacer que aquellos que hasta ayer nos mostrábamos los dientes nos mostre-
mos el corazón.

Alguna vez tendremos que aceptar que los gobiernos argentinos son tan cambiantes que las
personas por fuera de sus caprichos no tienen de qué agarrarse para la confianza. Si los que
estamos al lado de estos gobiernos no les tenemos confianza, ¿por qué pediríamos eso a los isle-
ños? Lo que manda aquí es la zozobra. Entonces, si hubiera uno solo de los isleños con ganas de
participar de una rueda de mate, nuestros gobiernos se encargarían de espantarlo, y sus vecinos
le dirían ¡viste, te lo dije!

Pueblo no es gobierno

Pero los pueblos de la Argentina no somos así, no nos volamos al primer viento. Podríamos dar
innumerables testimonios de personas que cumplen con la palabra empeñada, que son hones-
tas, que no cultivan el cálculo, el atajo, la ventaja, nada de eso.

Ahora, como nosotros sabemos que no somos como nuestros gobernantes, también tenemos
que conceder que los isleños no son como sus gobernantes. Y ahí hallaremos un lugar común
donde nos entendernos.

Colombia está saliendo poco a poco de una guerra interna que le llevó medio siglo. Y lo hace
no sin sacudones, conflictos, mezquindades, pero para ello los colombianos debieron inventar
modos, leyes, que no estaban dentro de las habituales porque se encontraron con una situación
extraordinaria.

Con Malvinas ocurre lo mismo. Llegado el caso, habrá que cambiar incluso artículos constitu-
cionales. Y quien proponga la paz no tendrá el camino allanado: la oposición suele complicar
las cosas para lastimar al oficialismo, para cargarle las responsabilidades de cualquier tropiezo.
Esa también es una razón para exigir en la dirigencia, sea británica o argentina, un grado de
valentía que hoy brilla por su ausencia. Valentía para la paz.

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Mirada infantil

Se dirá que en el conflicto por las Malvinas tenemos una mirada infantil. Y es cierto, sólo que
no le damos a ese adjetivo una condición peyorativa.

Si iniciamos el camino común de entendimiento sobrevolando los estados y sus cuitas (por
apreciar los riesgos que los estados nos presentan), advertiremos una diferencia entre las per-
sonas mayores y los niños. Mientras los adultos insistimos con la mirada esquiva, con los repro-
ches y acusaciones mutuas, los niños no tardan un instante en celebrar el encuentro. Y en esa
celebración, saben valorar el corazón de sus madres, padres, abuelas, abuelos, vecinos que un
buen día dicen basta, y se abrazan.

Todos acá conocemos el frío polar, nadie es ajeno en estos lares a los vientos del sur. Por alguna
rendija se nos cuelan. Si nos atreviéramos a un convenio a largo plazo, con un conjunto de pro-
tagonistas de la paz y el entendimiento, ¿no estaríamos garantizando a los niños un nido cálido,
donde incubar la paz y la unidad?

¿Tanto nos cuesta ver en el horizonte a las Malvinas o Falkland como lugar de encuentro, de
armonía entre las mujeres y los hombres del mundo? ¿Qué tendrá para decirnos la Pachama-
ma, la madre tierra en equilibrio, sobre la responsabilidad de las mujeres y los hombres que
habitamos este suelo?

¿Escucharán nuestros nietos el paso redoblado del odio y el rencor, o los escucharemos noso-
tros en un coro de voces en mapuche, guaraní, inglés, castellano, quechua, portugués?
Si nos abriéramos un poquito y comprendiéramos la gama inmensa de posibilidades que nos
ofrece la paz que avizoramos, aceleraríamos el momento del abrazo. ¿Nos moriremos sin pro-
bar?

Argentina y Gran Bretaña están en un proceso de buscar aliados, ¿qué tal si probamos con una
rueda de mate, abierta como son las ruedas de mate? ¿Y qué tal si las diplomacias de Londres y
Buenos Aires escuchan a los pueblos y revisan sus políticas de intrigas para abonar alguna con-
fianza por la paz y la unidad?

*Columna publicada en diario UNO.

13
La política se lleva puesto el prin-
cipio de identidad
Por Antonio Tardelli

“El kirchnerismo intenta mostrarse diferente de lo que fue. El macrismo trata de disimular su
fracaso y anunciar que ahora, ahora sí, viene lo mejor. Desde allí ambos intentan construir,
con dificultad extrema, los precarios escenarios de esperanza que necesitan para salir a pedir el
voto”, dice el autor. (Chasqui del Litoral).

¿Es el poder económico quien en última instancia define? ¿Es que los mercados juegan abierta-
mente en política? ¿Los extranjeros intervienen en las elecciones? ¿Será que los gobiernos son
seleccionados de entre quienes se amoldan a las reglas de juego impuestas por los ricos? ¿Es que
los pueblos escogen entre los candidatos bendecidos por los banqueros de adentro y de afuera?
Es el punto de vista de quienes afirman, en síntesis, que el imperialismo vota. El imperialismo
ha dejado de ser lo que era y es probable que se manifieste ahora con un rostro muy diferente
del que exhibía en el pasado. Pero en todo caso la idea de que influye electoralmente estaría
respaldada en el comportamiento que respecto de la Argentina se ha verificado en el mundo de
las finanzas durante las últimas semanas.

La palabra clave, ahora, es “overweight”. Literalmente, sobrepeso; en las finanzas, negocio a fu-
turo. Se trata de una recomendación para que, en el juego del casino global, los apostadores se
inclinen por acciones y bonos de un origen determinado. En las últimas semanas, los papeles
argentinos cotizaron en alza en los Estados Unidos. Es curioso: esa clase de noticia es observada
atentamente no solo por los gobiernos, que por lógica deben atender esas variables, sino tam-
bién por quienes aspiran a alcanzar el poder.

Tiene lógica en este tiempo preelectoral, de moderación sobreactuada y condena de las radi-
calizaciones. Buena parte de los candidatos observan los tableros bursátiles con la devoción
con que los fieles a los santos. Pueden pensar, y hasta saber con certeza, que no es allí donde se
decide todo. Que es un mundo al que se le escapan muchas variables. Pero aún así intuyen que
algo importante para su destino se juega en esa ruleta cotidiana.

*****

Un buen clima en la Bolsa de Nueva York es para los gobiernos, sobre todo en momentos de
incertidumbre, música celestial. Es la aprobación de la que de un modo u otro se está pendien-
te. Las malas noticias que de allí surjan anticipan, en cambio, perspectivas aciagas. Los datos
promisorios son agua bendita; los negativos, baldazo helado.

Es sintomático que incluso aquellos que se animan a un discurso de barricada ligeramente res-
pondón sigan detenidamente sin embargo el comportamiento de los benditos mercados como
un termómetro indispensable. Queda bien tribunear un poco pero la respuesta del auditorio, se
puede arriesgar, es menos determinante que la reacción de los mercados a tal o cual definición.
Hay oyentes de primera y de segunda. Acaso, una expresión de la desigualdad.

La contracara de esta actitud medida, del discurso que procura entregar certezas a los inver-
sores priorizándolos ante intereses contrapuestos, es la sinceridad. Es el aspecto encomiable.
Si es que oportunamente se atenderán sus intereses, si es que su opinión será prioritaria, no es
ocioso anticiparlo en el mismo momento en que se intenta conquistar la voluntad del electo-
14
rado. Es mejor adelantar debidamente los movimientos que ser censurado luego por traidor o
claudicante. Debe reconocerse: hay un indicio de sinceridad, por más decepcionante que resul-
te, en esa actitud de extrema cautela.

El Riesgo País, que mide la sobretasa que paga un país según lo indisciplinado que sea con los
amos de las finanzas, anda alrededor de los ochocientos puntos, doscientos menos que hace
seis semanas. Algo les hace creer, allá, que por acá andamos mejor. O, en rigor, que estaremos
mejor. El Riesgo País es una nota a futuro. Es un pronóstico alentador. ¿Para quién?

*****

Se vuelve sentido común el mirar las oscilaciones de los indicadores financieros en términos de
armonía. Se extiende una subjetividad en esa dirección: si todo está tranquilo allá, todo se tran-
quiliza acá. Opinan allá que las cosas andan bien por acá. Por lo tanto, inferimos aquí, estamos
fenómeno. Vaticinan que andaremos mejor: esteremos, pues, mejor. Es un círculo virtuoso,
dirán los integrados.

Los apocalípticos expondrán un punto de vista diferente: si allá están tranquilos es porque pre-
sumen que, de alguna u otra forma, el Estado nacional de la Argentina afrontará satisfactoria-
mente sus compromisos. Cobrarán ellos, los acreedores, y el sistema, siempre sensible a un res-
frío argentino, un catarro turco o una angina griega sobrevivirá sin olas amenazantes a la vista.

Pero la calma del acreedor (bien lo sabe todo aquel que tenga sus ingresos comprometidos
en cuotas infinitas) es el reverso de la penuria futura del deudor. El prestamista se tranquiliza
porque el deudor será exprimido. El sentido común, en cambio, diría que no hay motivos para
celebrar. La tranquilidad externa, que hasta ahora opera como contagiosa, no tiene por qué ser
sinónimo de euforia interna.

La política líquida se derrama. Cuando a (casi) todos les va mal, proliferan las ideas de solucio-
nes totalizadoras, absolutas, colectivas, que borran las diferencias. Los intereses contrapuestos
se diluyen. Las rivalidades se desdibujan. El humor de la Bolsa de Nueva York se convierte
en nuestro humor. Todo es armonía. Todos juntos empujando para el mismo lado. La prensa
superficial, en cierto punto tan banal como la militante, colabora con su dosis de tontería galo-
pante.

Los mercados, entonces, votan. Directa o indirectamente. Tienen motivos, según comenta la
prensa especializada, para creer que las cosas irán mejor. El gobierno del Presidente Mauricio
Macri mejora su intención de voto. El tipo de cambio se mantiene estable. Los sondeos regis-
tran avances en las expectativas ciudadanas. El futuro puede no ser una acechanza. Puede que
no sea un camión que viene hacia aquí la luz que asoma allá donde acaba el túnel pesimista en
el que nos frustramos.

***** Únicamente un necio podría no reparar en


la infinita secuencia de hechos de corrup-
Los bancos de inversión, se explica, revisan ción protagonizados por la administración
encuestas diarias. Y luego recomiendan kirchnerista. Ese ciclo político estuvo mar-
invertir en activos argentinos. La ciudadanía cado por un grosero sistema de asalto a los
puede sentir, con sobrados motivos, que el recursos públicos. El desfalco incluyó lo
país anda a los tumbos, dando vueltas, pero que nunca: imágenes televisivas revelado-
los expertos explicarán que son los sacudones ras (dinero a montones que allegados al po-
del círculo virtuoso. Hay Riesgo País y der cuentan y recuentan en una financiera
hay Riesgo PASO: una contundente victoria o un viceministro escondiendo bolsos con
de la oposición, se enuncia, puede arrojar billetes en un santo convento). Pero no hay
todo por la borda. Todo el esfuerzo echado a caso. Por las razones que fuere (siempre las
perder. hay), un sector considerable del pueblo no
está dispuesto a creer lo que ve. La política
nacional invirtió el refrán: mil palabras, li-
teralmente, valen más que una imagen.
15
El JP Morgan, al que tributan incluso ex gloriosos JP, y el Santander, poderosos
soberanos, levantan el pulgar y recomiendan las acciones argentinas. Prescinden de los pue-
blos, es cierto. De su voluntad y de sus decisiones. De sus humores y de sus terquedades. Ello no
impide, sin embargo, que crezca la sensación de que la competencia electoral es (o es suscepti-
ble de ser) el tablero de ajedrez donde mueven las piezas los amos de las finanzas.
Lo que conduce a la pregunta acerca de la localización del poder real. Y a preguntarnos con
Borges, al ver la extrema prudencia con que los candidatos mueven sus piezas, “qué Dios detrás
de Dios la trama empieza”.

*****

Suele hablarse de la distancia que media entre la dirigencia y la ciudadanía. A veces, con livian-
dad; de a ratos, con motivos fundados. Esa brecha suele ser remarcada por sectores corporati-
vos concientes de que en el descrédito de la política radica buena parte de su gravitación. Ello
no quita que, en efecto, por diferentes razones, la dirigencia aparece a menudo encapsulada en
su propio mundo divorciándose de las necesidades y las preocupaciones populares. O de las
necesidades y preocupaciones que expresa manifiestamente el pueblo.

Además de necesidades y preocupaciones puede haber valores diferentes. Podría haberlos. La


distancia entre dirigencia y pueblo podría ser fruto de una disociación de los valores que se de-
fienden. En los valores que no se comparten podría radicar la brecha. Una, la dirigencia, por un
lado; otra, la sociedad, por otro. En virtud de la posible victoria con que se alzaría en los próxi-
mos comicios presidenciales la fórmula Alberto Fernández-Cristina Fernández surge entonces
la pregunta acerca de la importancia que la ciudadanía asigna al valor honestidad.

Únicamente un necio podría no reparar en la infinita secuencia de hechos de corrupción pro-


tagonizados por las administraciones kirchneristas. Ese ciclo político estuvo marcado por un
grosero sistema de asalto a los recursos públicos. El desfalco incluyó lo que nunca: imágenes
televisivas reveladoras (dinero a montones que allegados al poder cuentan y recuentan en una
financiera o un viceministro escondiendo bolsos llenos de billetes en un santo convento). Pero
no hay caso. Por las razones que fuere (siempre las hay), una porción considerable del pueblo
no está dispuesto a creer lo que ve. La política nacional invirtió el refrán: mil palabras, literal-
mente, valen más que una imagen.

*****

Se dirá: los Fernández van a ganar las elecciones, o pueden imponerse, porque enfrente hay
algo aún peor que ellos. Aceptado. Es un presupuesto razonable. Pero no altera lo esencial. No
modifica lo que quedaría corroborado en semejante hipótesis (como sucedió en antecedentes
no tan lejanos): la honestidad no es un atributo que la sociedad considere indispensable para
encumbrar a sus representantes a las más importantes magistraturas de la República. De ahí
para abajo, todo se vuelve tolerable. Todo acto de corrupción de los particulares, en virtud de
la decisión colectiva de prescindir del requisito de la decencia, podrá hallar una justificación o
un atenuante.

Es, otra vez, el reino de la anomia. Un problema antiguo que acaso está en la base de todos los
demás. Es verdad que la legitimidad se puede construir desde diferentes atributos. Pero no –
dolorosa certeza– desde la honestidad, al menos en la Argentina y en este tiempo.
El precandidato a Presidente por el Frente de Todos viajó a Brasil para entrevistarse con el ex
Presidente preso Luiz Inácio Lula da Silva. La interpretación mediática fue que se trató de un
claro intento por trazar una analogía entre los padecimientos del líder del Partido de los Traba-
jadores (PT), condenado por la Justicia de Brasil en tres instancias sucesivas, con la denunciada
persecución política a la que estaría siendo sometida Fernández de Kirchner.

Declaró Fernández: “La detención de Lula es una mácula al Estado de Derecho. A mí me pre-
ocupa enormemente que estas cosas ocurran en nuestro continente”, se lamentó. Añadió el
ex jefe de Gabinete que tanto en Brasil como en la Argentina la Justicia ha sido utilizada para
quitar del camino a las “fuerzas progresistas”. Otra vez la indecencia en la administración de
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los recursos públicos pretende ser justificada mediante la denuncia de la supuesta reacción de
los sectores afectados en su momento por las políticas populares. Rebuscado y pueril. Es una
variante, apenas más elegante, de la Doctrina Muñoz acerca de la comisión que se le cobra a la
patria por los ingentes servicios que se le han prestado.

La afirmación podría desatar otra clase de discusión acerca de cómo se caracteriza a los actores
de la política argentina. Los componentes de la democracia liberal comportan una orientación
progresista en una cultura política que, como la argentina, carga con una extensa y multiforme
tradición autoritaria. El respeto por la pluralidad, la independencia de los poderes estatales y
la construcción de consensos democráticos son, sin duda, elementos constitutivos de un uni-
verso progresista. No se es progresista (más bien todo lo contrario) si por ejemplo se pretende
disciplinar a los otros poderes del Estado o subordinar a las jurisdicciones subnacionales. No si
se persigue a los periodistas críticos o si los gobiernos se lanzar a adquirir empresas de comu-
nicación para desplegar desde allí la propaganda estatal. Ello es, más bien, reaccionario.

*****

Esos valores del progresismo no fueron relevantes para el kirchnerismo. Por lo tanto, la auto-
caracterización del kirchnerismo como fuerza progresista puede en efecto encontrar funda-
mento en algunas alianzas, en la recuperación de discursos o liturgias, en la sanción de ciertos
instrumentos legales y hasta en determinadas orientaciones heterodoxas en el plano económi-
co, pero no en una concepción integral que, por el contrario, alentó también prácticas políti-
cas conservadoras. La cultura política del progresismo debería reivindicar, antes que nada, los
palotes de la libertad y la posibilidad de los ciudadanos de estar protegido de los atropellos de
los gobiernos.

¿Es que el kirchnerismo está condenado a ser mañana idéntico a lo que ayer fue? ¿Es que un fu-
turo gobierno de los Fernández repetirá en cualquier caso sus miserias y sus desvíos? De ningu-
na manera. No tiene por qué ser así. El kirchnerismo puede perfectamente evolucionar como
evolucionó a lo largo de su historia el peronismo todo, del que el kirchnerismo es parte. Nadie
merece ser congelado en su pasado. Pero el respeto por la institucionalidad y por el disenso y
por la prensa crítica y por la independencia de los poderes y por la transparencia administrativa
son para el kirchnerismo, en el mejor de los casos, una posibilidad a futuro. Una promesa.

La imposibilidad del kirchnerismo de ser Ese maquillaje, esa operación compartida


creíble en la defensa de determinados valores de diferenciación con el pasado, es un dato
democráticos y republicanos se combina con político de primer orden ante la inminen-
las impotencias que, a su vez, evidencia el cia de las elecciones menos prometedoras
macrismo. El oficialismo enfrenta enormes de la democracia recuperada: todo lo que
problemas para resucitar las expectativas tienen para entusiasmar los espacios que
que generó cuando se irguió como alternati- cuentan con mayores posibilidades de vic-
va a la corrupción del peronismo kirchneris-
toria es la promesa de que no serán igua-
ta y al fracaso económico de su último turno.
les a lo que fueron o son. Ese compromiso,
El kirchnerismo intenta mostrarse diferente
además de requerir un desorbitado nivel
de lo que fue. El macrismo trata de disimular
su fracaso y anunciar que ahora, ahora sí,
de credulidad colectiva, viola un principio
viene lo mejor. Desde allí ambos intentan elemental de la lógica formal: todo ente es
construir, con dificultad extrema, los precarios idéntico a sí mismo. La política nacional
escenarios de esperanza que necesitan para arrasa con todo: ahora se lleva puesto el
salir a pedir el voto. principio de identidad.

Ese maquillaje, esa operación compartida de diferenciación con el pasado, es un dato político
de primer orden ante la inminencia de las elecciones menos prometedoras de la democracia
recuperada: todo lo que tienen para entusiasmar los espacios que cuentan con mayores po-
sibilidades de victoria es la promesa de que no serán iguales a lo que fueron o son. Ese com-
promiso, además de requerir un desorbitado nivel de credulidad colectiva, viola un principio
elemental de la lógica formal: todo ente es idéntico a sí mismo. La política nacional arrasa con
todo: ahora se lleva puesto el principio de identidad.
17
A los giles de siempre: el Gobierno
confirmó que el aguinaldo pagará
Ganancias
Por Luis Lafferriere

Para descartar falsas expectativas en una sociedad bombardeada de promesas, el autor anal-
iza la decisión del gobierno de Macri en relación al pago del Impuesto a las Ganancias por los
trabajadores en relación de dependencia. El tema sirve para poner en contexto las políticas
tributarias regresivas y la irracionalidad de un impuesto que en cualquier sociedad civilizada
deben pagar los que más ganan y más tienen, a la inversa de lo que sucede en la Argentina (De la
Redacción del Chasqui del Litoral).

“No hay ningún estudio ni evaluación al respecto”, dijo el ministro de Producción Dante Sica,
cuando fue consultado este martes (25/06), en una conferencia de prensa, si el gobierno pensa-
ba eximir al menos al monto del aguinaldo del pago de ese impuesto.

Por si algún iluso piensa que el gobierno puede tener alguna gota de humanismo en su sangre,
o que dejó de ser el gran mentiroso y falso prometedor durante la campaña, un alto funcio-
nario nos reitera que continuarán con lo que viene sucediendo desde hace muchos años: los
giles de siempre, trabajadores y jubilados, seguirán pagando religiosamente el impuesto a las
ganancias sobre todos sus ingresos (además de tener que pagar obligatoriamente otros varios
impuestos indirectos, que le quitan más de un tercio de lo que gastan cuando realizan consu-
mos en el mercado).
Esto sucede mientras las grandes corporacio-
nes y el capital financiero, que están saquean- Los giles de siempre, trabajadores y jubi-
do nuestro país a costa del sacrificio de la gran lados, seguirán pagando el impuesto a las
mayoría y de la depredación insustentable de ganancias.
nuestros bienes comunes, casi no pagan im-
puestos por el saqueo.
La gran mayoría no paga o paga un porcentaje ínfimo por sus ganancias, pero como se llevan
todo el botín afuera del país, no gastan ni un centavo en otros impuestos internos.
Por lo tanto, quienes financian el grueso del gasto público en la Argentina son los laburantes
(autónomos y en relación de dependencia) y los ex laburantes de toda la vida ( jubilados).

Lejos quedó la promesa de Mauricio el Sensible cuando en plena campaña en el 2015 aseguraba
en sus spots televisivos que “los trabajadores no pagarán el impuesto a las ganancias”, porque el
Estado no debe quedarse con el fruto de su trabajo. Hoy la cantidad de trabajadores y jubilados
que abonan este tributo ha crecido notablemente. Así, por ejemplo, para este año se estima que
los asalariados que paguen el tributo sean más de dos millones, cuando eran menos de 1 millón
200 mil los que estaban alcanzados al asumir Macri la presidencia en el 2015.

Este incremento no se debe a que los trabajadores argentinos ganan más, ya que en promedio
han visto reducidos sus salarios en más del 20% desde diciembre de 2015 a la fecha. En realidad,
ese aumento de aportantes se debe a las tramposas normativas de los índices de actualización
de los mínimos no imponibles y las escalas diferenciales. Esa manipulación hace que a pesar de
que los trabajadores y jubilados vean caer sus ingresos reales frente a la brutal inflación macris-
ta, deben sufrir mayores descuentos por el impuesto a las ganancias. Basta con ver el ajuste del
18
mínimo no imponible para este año, que fue del 28%, frente a la inflación sufrida en 2018 que
superó el 47% (la cifra más alta de los últimos 27 años).

Eso significa que un ajuste nominal de los salarios inferior a la inflación pero superior al
índice del 28% genera la magia negra de ganar menos y tener que pagar más impuesto a las
ganancias.

Todo esto sin olvidar que este ninguneo de los que laburan no comenzó en el 2015, sino que
es una herencia del gobierno anterior, aunque hoy agravada al extremo por la actual gestión.
Y sin dejar de recordar que luego el nuevo Presidente eximió de pagar deudas tributarias a las
grandes empresas distribuidoras de electricidad por casi 20 mil millones de pesos, además
de buscar perdonar de manera fraudulenta una deuda del grupo Macri con el Estado por una
suma aproximada de 70 mil millones de pesos.

En fin… Los sufridos mortales que no son propietarios o accionistas de las grandes corpora-
ciones o banqueros chupasangres o fuertes inversores especulativos, verdaderos parásitos que
se enriquecen sin trabajar y a veces sin siquiera poner un centavo propio, para luego fugar sus
rentas extraordinarias al exterior, los sufridos mortales que por el contrario deben deslomarse
todos los días para conseguir dignamente un sustento, son los que además deben mantener
funcionando el Estado y hacerse cargo del grueso de la tributación en la Argentina.

Frente a la pasividad cómplice de gran parte de la dirigencia sindical, que permite que esto
continúe mientras acumula más riquezas que muchos empresarios PYMES; frente a la presión
del Fondo Monetario Internacional que busca una reforma tributaria que sea más regresiva que
la ley vigente; frente a la obsecuencia de una partidocracia al servicio de los más poderosos y
alejada de los intereses y las demandas de la mayoría de los argentinos, sólo queda un camino:
resistir, reclamar, participar activamente, y no firmar cheques en blanco a ningún partido ni
candidato.

Cambiar drásticamente esta realidad, hacer un sistema tributario más justo y progresivo, don-
de paguen más los que más ganan y más tienen, y donde los trabajadores y jubilados no deban
pagar el impuesto a las ganancias, es una reivindicación que debe sostener la sociedad y deben
reclamar los sectores mayoritarios, gane quien gane las elecciones.

19
Temáticos

Los consejos de Jaimito


Por Fortunato Calderón Correa

“La ruina o la declinación de las instituciones originadas en la modernidad nos han convertido
en zombies, en gente viva que camina entre estructuras muertas sin poder orientarse”, dice el
autor (Chasqui del Litoral).

A los jóvenes destinados por herencia a dirigir la Sublime Puerta del imperio otomano los
metían de niños en palacios de donde no salían, pero gozaban de todos los placeres sensuales
imaginables e inimaginables.

Cuando llegaban a la edad en que se les permitía ver el mundo fuera de las cuatro paredes don-
de habían estado recluidos y ocupar sus cargos en el Estado, eran manejados fácilmente por los
que los habían mantenido en jaula de oro y tenían el poder en sus manos.

La posmodernidad, como la describe el asesor del gobierno, el ecuatoriano Jaime Durán Barba,
pretende con métodos muy diferentes conseguir en nosotros el mismo efecto que el aislamien-
to conseguía en aquellos jóvenes. Esa es la finalidad de la política que él recomienda. El “norte”
del placer y las drogas en los conciertos de rock, modélicos para Durán Barba, son a los efectos
prácticos, un pálido reflejo posmoderno de los herederos otomanos.

Durán Barba es una demostración más, por si hace falta, del devastador poder que puede tener
la educación. Es doctor en derecho y en historia, tiene una maestría en sociología, y una licen-
ciatura en filosofía escolástica.

Montado en esta erudición como en un caballo de Troya, diseñó la campaña política del Pro
y es todavía su cara ilustrada más visible, aunque ahora más escondida. Sus puntos de vista se
dejan traslucir en el párrafo que sigue, tomado de una entrevista periodística:
“La posmodernidad es un hecho, la revolución de las comunicaciones ha sido descomunal, In-
ternet ha sido la última gran explosión de esa revolución y, desde luego, los celulares. Si se hace
política y no se entiende que los jóvenes admiran a los hackers y no a los guerrilleros, no hay
posibilidad de hacer política”.

La ruina o la declinación de las instituciones originadas en la modernidad nos han convertido


en zombies, en gente viva que camina entre estructuras muertas sin poder orientarse. Durán
Barba diseñó una campaña a medida de una política con partidos moribundos, con gente des-
orientada, sin convicciones, que solo aspira a mantenerse entre los consumidores.
Según él, los viejos partidos han entrado en una etapa de virtual extinción y no se parecen a los
que hubo hasta Alfonsín.

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El PRO, luego Cambiemos, ahora Juntos por el Cambio, sería “un partido muy joven, sin tra-
diciones, sin anquilosamiento en los viejos paradigmas”. Por ejemplo, la militancia kircherista,
para Durán Barba es cosa del pasado. Ya no hay militancia de pueblo en pueblo, ni de comité
a comité, porque los jóvenes actuales en vez de estar en las unidades básicas o en los comités
navegan en la red.

El PRO no quiere aparecer como representante de ninguna clase política, porque los plutócra-
tas no son una clase que pueda aspirar por número a ganar una elección: desde hace mucho no
necesitan de elecciones, conocen otros caminos.

Durán Barba pretende partidos que no expresen intereses de clase, sino que se dirijan al indi-
viduo separado, y contribuyó a delinear uno en tiempos en que los partidos agonizan.
¿Qué quieren los votantes según Durán Barba? Nada de revoluciones al estilo de 1789 o de 1917.
Nada de ideales. “Lo que quieren es que la política se ponga al servicio de su vida, de su hedo-
nismo, de su placer. No quieren dar la vida por un ideal. En lugar de la lucha por la revolución,
la búsqueda de la aventura a la vuelta de la esquina. “Es más interesante tener una aventura a
la vuelta de la esquina que cambiar el mundo”, dice en lo que parece mitad una constatación,
mitad una felicitación.
Durán Barba expone sus gustos musicales en relación con su técnica política, que considera
“transformada” por el rock and roll. El rock provocó en su criterio una revolución “que tiene
que ver con mayor libertad y donde el placer es el norte de la sociedad”.
El rock sería útil a la política posmoderna,
imperial y en el fondo terrorista, porque “si Los votantes quieren que la politíca
bien conserva su naturaleza contracultural, de se ponga al servicio de su vida, de su
despega de los grandes relatos políticos de la placer
modernidad”.
El mismo Durán Barba joven asistió a los conciertos de rock: “sentimos el impacto de estas
nuevas visiones, que eran las revoluciones de los 60, que no eran revoluciones socialistas”. No
hacía falta aclararlo.

Esta concepción groseramente materialista, propia del capitalismo llegado a su etapa de mun-
dialización y agotamiento, que la decadencia artística que tomó forma en el rock expresa a su
manera, es la implícita en la felicidad para todos, el consumo al alcance de la mano sin pensar
ni proponerse otra cosa.

Sin embargo, detrás de estas ilusiones hay otras más fuertes: Cambiemos, como los K, tiene
atrás el Nuevo Orden Mundial, hoy vacilante, y es una invitación “blanda” a aceptarlo porque
no hay alternativa.

Es la senda marcada. Cualquier intento por salirse de ella puede reavivar la alternativa real: el
garrote, que no se menciona, pero está preparado. Puede tomar forma en el protocolo antidis-
turbios, en la reducción de salarios, en la generalización de la miseria, en las pistolas Taser o...
ya veremos. La tentación hedonista de la vida consagrada al placer tiene un lado oscuro, como
la Luna.

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“Sociabilizar el saber para demo-
cratizar el poder” (*)
Por Pedro Aguer

(*) Esta cita de José María Arizmendiarrieta inicia las siguientes reflexiones de nuestro querido
Pedro, integrante de la Junta Abya Yala por los Pueblos Libres” y un defensor entusiasta de los
valores esenciales del cooperativismo. Se trata de reflexiones que tienen una actualidad enorme,
ante el avance desmedido de la cultura hiperconsumista y egoísta que reina en el orden social
vigente (Redacción de Chasqui del Litoral).

Los bienes materiales y el dinero tienen un valor relativo en función de la existencia digna.

Es el valor de mantener satisfechas las necesidades propias de la alimentación sana y de la vi-


vienda confortable e higiénica.

Pero la alienación somete a los seres humanos subordinándolos al poder de aquéllos, reducien-
do al mínimo la capacidad de razonar con vistas a la solidaridad, lo que insensibiliza el corazón
a medida que se llenan los bolsillos.

La acumulación es producto de la especulación despiadada del capitalismo como sistema y del


liberalismo como ideología.

Si gobiernan los que más tienen lo harán en detrimento de los que menos tienen, esto está de-
mostrado a lo largo de la historia en todo el mundo.

Los dueños de los medios de producción son también los que manejan la concentración del
dinero en las entidades financieras internacionales con sucursales distribuidas en países y siste-
mas gubernamentales diversos.

Los que sólo poseen la fuerza del trabajo están sometidos a lo descripto.

Revertir esta tendencia es posible si echamos manos a las organizaciones de la solidaridad, ad-
ministradas democráticamente, respetando la libertad individual y regulando la distribución
equitativamente, con imperio de la justicia, única manera de realizar la revolución de manera
pacífica.

El anterior gobierno habló mucho de esto y durante 12 años la revolución quedó a la espera de
mejores tiempos. El gobierno actual prometió esos mejores tiempos pero la pobreza continúa
destruyendo el presente y diluyendo la construcción del futuro, rindiéndose ambos a los inte-
reses de las minorías usufructuarias del poder económico interno y externo, en complicidad
evidente. “Me preocupan los de adentro que nos venden, más que los de afuera que nos com-
pran” (Arturo Illia).

Quédale al pueblo y en especial a los trabajadores tomar conciencia de la construcción de ca-


minos conducentes a crear futuro, a concretar la unidad mediante las organizaciones, y no si-
guiendo a los dirigentes que se autodefinen como representantes del campo popular pero que
22
lo mantienen dividido y atomizado, favoreciendo a los poderosos.

No todo está perdido y existen recursos y muchos argentinos que trabajan y producen y comer-
cializan de manera decente, que estudian, que practican deportes con la ilusión de un mundo
mejor.

Sería necesario que caminemos hacia una autocrítica que nos permita visualizar con claridad
las contradicciones y avanzar con generosidad en propuestas reales, ajustadas a las posibilida-
des y a los recursos con que contamos.

La autocrítica no es contra las personas sino por una búsqueda de las causas de los errores y de
una participación comprometida con los intereses generales del conjunto social.

Por cierto recurriendo a la educación, que consiste en “socializar el saber para democratizar el
poder”.

23
La concentración en Argentina y
algunas repercusiones
Por Tomás Bodeán – Estudiante de Comunicación
Social (UNER)

Una mirada crítica sobre el funcionamiento de la economía capitalista, que promueve perma-
nentemente la concentración de los mercados y su contratara social con una distribución cada
vez más desigual del ingreso, generando un sistema que no garantiza condiciones de vida digna
para la gran mayoría de su población (de la Redacción del Chasqui del Litoral)

El siguiente escrito pretende hacer un breve esquema respecto al funcionamiento de la econo-


mía, a las teorías neoclásicas que apuntan a la libertad de mercado y al modo en que, según la
teoría crítica, esta libertad deriva en la concentración. A su vez, se plantea este esquema de con-
centración en la realidad económica del país, con ejemplos puntuales de empresas y algunas
repercusiones en la distribución de los ingresos.

En pos de tener un primer esquema respecto a lo que ocurre en el mercado y el modo en que
este funciona, surgen explicaciones, con diferentes autores, agrupados en conjuntos de teorías.
Entre ellas se encuentra la teoría neoclásica, en la que el elemento central es la interacción entre
oferta y demanda, mediante la cual se determinan los precios en un equilibrio de todo el mer-
cado (inclusive en la interacción de diferentes mercados, hasta llegar a un equilibrio general de
todo el sistema económico).

En la teoría neoclásica se entiende que este equilibrio se logrará de forma “natural”, es decir, un
esquema en el que todos los recursos productivos serán utilizados correctamente, de manera
óptima, y los ingresos que este uso genere serán distribuidos correctamente.

Este esquema “natural” implica la no intervención del Estado, ya que se logra de forma espon-
tánea, por lo que el modo de mantener el equilibrio es dejando actuar libremente al mercado.
En esta libertad no podría haber abusos por parte de empresarios ya que los propios consumi-
dores serían los reguladores, comprándole a uno, dejando de comprarle a otro.

La oferta y demanda también tendría su autorregulación, de modo tal que si una mercancía re-
sulta abundante en un período, su precio bajará y muchos empresarios dejarán de producirlo.
Lo mismo ocurrirá en el sentido contrario, si escasea y sube su precio, habrá mayor cantidad
en pos de fabricarlo.

El elemento clave para el funcionamiento de este mecanismo es la competencia perfecta, en la


que se debe lograr la atomización de la oferta y la demanda, es decir, que haya multiplicidad
de actores económicos que compren y vendan cada una de las mercancías, haciendo imposible
la imposición de condiciones que favorezcan a un grupo y perjudiquen a otro. Ambos gru-
pos, productores y consumidores, se suponen personas perfectamente racionales y deben estar
atravesados por la transparencia del mercado.

Esa “mano invisible”, ese ideal en el que la liberación de los mercados era lo que permitía que
todo se mantenga en equilibrio, ese mecanismo de la competencia perfecta fue la propia di-
24
námica que generó la destrucción de la libre competencia y la concentración de los mercados.
Surge así la teoría crítica, mediante la cual se explica cómo a medida que se desarrolla el capi-
talismo, el libre mercado conduce a un crecimiento de los más competitivos, la conquista de
nuevos mercados y por ende la reducción de los menos competitivos hasta su desaparición.

Fueron esas mismas condiciones, bases de la economía según los neoclásicos, las que generaron
los mercados concentrados. Esto se da mediante dos procesos económicos: la concentración
económica, entendida como la reinversión de la ganancia para aumentar el potencial producti-
vo y así crecer como empresa, y la centralización de los capitales, en la que se ven afectadas las
propiedades. Sea mediante compra, fusión, absorción o asociación, las empresas más compe-
titivas ganarán terreno frente a las menos competitivas, al punto tal de hacerlas desaparecer y
formar grupos de empresas en manos de unos pocos empresarios.

Ahora bien, el elemento indispensable para la competencia perfecta era la multiplicidad de ac-
tores que compran y venden. Es decir que, como resultado de ambos procesos, desaparecen las
condiciones esenciales planteadas por los neoclásicos. En los diferentes mercados habrá muy
pocos o un solo actor, en los cuales el empresario, en su afán egoísta, puede imponer de forma
unilateral sus propios intereses (en esto imaginemos, por ejemplo, la definición del precio en
pos de la mayor ganancia).

Los números de la concentración en el país

Sumado a lo planteado por autores, cuando afirman que las condiciones de la competencia
perfecta no se dan en la realidad y tal vez nunca se dieron, en nuestro país la realidad se apro-
xima mucho más a lo planteado por la teoría crítica, en el modo en que los mercados deben
ser regulados porque de otro modo, el libre comercio genera que se concentre y centralice a las
empresas más y más en unas pocas manos.

La concentración atraviesa a gran parte de los rubros, siendo unos pocos (o uno solo en algunos
casos) quienes ofrecen determinados productos en el país. Según un estudio realizado por la
Universidad Nacional de Avellaneda en noviembre de 2016, Siderar controla el 99% del mer-
cado del acero, Aluar el 100% del aluminio y empresas como Arcor el 80% en golosinas y el 78%
en enlatados.

Según datos nacionales del 2013, 10 empresas concentran el 92,7% del mercado de granos. En
ello se debe incluir tres actividades: la molienda para harina, la extracción de aceite y la expor-
tación de granos de forma directa. El 7,3% restante se reparten aproximadamente en 30 empre-
sas. Entre las tres empresas que dominan este mercado, se encuentra Molinos Ríos de la Plata
S.A., junto a empresas de capitales norteamericanos.
En el mismo sentido, en el sector lácteo, com-
puesto por cerca de 900 empresas según el in- Las empresas que lideran los mercados tie-
forme el Ministerio de Ciencia y Tecnología nen más del 70% del total de la producción
de la Nación en febrero de 2016, el mercado en el rubro
está dominado por tres empresas. Mastellone,
Sancor y Nestlé domina el 80% del mercado.
En lo que hace a las comunicaciones, a fines del 2017 se conocía la fusión de Telecom y Cable-
visión (siendo la fusión una de las formas en las que mercados más competitivos ganan terreno
frente a los menos). De este modo, uno de los prestadores del servicio de conexión a internet
desaparecía como tal, Arnet, para ceder terreno a Fibertel. De esta manera, a raíz de la fusión,
el mercado quedará en manos de tres grandes empresas: Telefónica, Telecom-Cablevisión y
Claro.

Hay consultoras de gran predominio en el país, como Focus Market (citada constantemente
por medios nacionales de economía como Ámbito), que según sus estudios de 2018, en el país
hay una gran concentración en diferentes aspectos, siendo, por ejemplo, solo tres los mayores
fabricantes en rubros de bebidas y alimentos los que controlan más del 90% del mercado.

25
Detalladamente en cada área, según los resultados de estos estudios, en el área de Bebidas, se
observa que sobre 164 empresas fabricantes, solo 15 empresas (que es el 9%) tienen el 80% de
las ventas. En el rubro Alimentos, 18 fabricantes de un total de 260 empresas, dominan con el
60% de las ventas. De las 52 firmas dedicadas a productos de Limpieza, seis dominan el 82% del
mercado.

La brecha entre los que ganan más y los que ganan menos

Esta concentración de los mercados, en el que la producción está en manos de unos pocos, tam-
bién genera un modo desigual en la distribución de los ingresos en la población.

En ese sentido es que se produce un comportamiento diferente en el mercado. El empresario,


único en la producción, puede imponer de forma unilateral sus propios intereses y así, manejar
los precios para lograr ganancias extraordinarias para seguir creciendo, teniendo más inversio-
nes y concentrando más poder.

A pesar de que el empresario pueda seguir creciendo, invirtiendo, por ejemplo, en maquinaria
para aumentar la producción, y generando más trabajo para quienes venden su fuerza de tra-
bajo en el mercado, esto no implica que se genere una distribución de la riqueza, esas ganancias
extraordinarias, de un modo equitativo entre todos los actores que intervienen. Esa riqueza no
se reparte de forma proporcional al esfuerzo realizado ni a la contribución social efectuada por
cada cual.

Se entiende que quienes quieren recibir algún ingreso monetario deben entregar en el merca-
do algo a cambio, sea eso brindar un servicio, dar un bien, aportar capacidad intelectual u ofre-
cer la fuerza de trabajo. Según el valor que consiga ponerle a lo que brinde, es lo que recibirá
en la distribución de la riqueza social. Este esquema, explican autores, es injusto, generando de
manera creciente cada vez más desigualdades. Esto se debe a que quienes tienen mayor poder
pueden imponer qué bien, servicio o fuerza de trabajo vale más o menos, generando así una
tendencia a su favor y logrando apoderarse del grueso del ingreso generado y de las riquezas
acumuladas.

El otro elemento que interviene en este esquema injusto es el Estado, con las posibilidades de
aplicar políticas que remedien esta situación o bien de agravarlas. Si damos por hecho, por
natural, a la injusticia de ese sistema de distribución de la riqueza, el Estado debería intervenir
para reducir las grandes desigualdades sociales. Esto podría hacerlo con políticas en favor de
quienes menos tienen o mediante mayores impuestos a quienes tienen y ganan más.

Estas desigualdades entre quienes reciben más y menos en la distribución del ingreso se puede
ver reflejado en los números que da a conocer el informe de Evolución de la Distribución del
Ingreso que elabora el INDEC.

Según lo que se registra en el último trimestre del 2018, el 10% más rico de la población argen-
tina tuvo, en promedio, ingresos 20 veces mayores al 10% más pobre. Estos promedios fueron
superándose, estando esta brecha 3 puntos por encima que en el 2017.
En ese sentido, ese 10% de los hogares más ricos a fines del 2018 concentró el 32,3% de los ingre-
sos del país, mientras que el 10% más pobre tuvo solo el 1,6%.
Estos números surgen de identificar que en el
país hay 16.917.316 personas con ingresos, de
Los hogares más ricos concentraron el
los cuales, el 20% con mayores ingresos (sien-
32,3% de los ingresos
do estos al menos $27.000 mensuales por per-
sona) se apropian del 44,7% del ingreso total.
Con estas cifras como base, se presupone que ese 10% de los hogares más ricos serían quienes
más paguen en términos tributarios, logrando así un esquema lo más equitativo posible (en
tanto quienes más tienen paguen más). Pero no es así. En Argentina se aplica un sistema tribu-
tario regresivo, es decir que afecta proporcionalmente más a los que menos tienen y los que
menos ganan.
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La mayor parte de lo recaudado mediante impuestos proviene de tributos de tipo regresivo,
como por ejemplo el IVA, donde siempre paga el consumidor final, pudiendo ser este el dueño
de los medios de producción, digamos un multimillonario, o el empleado con menor sueldo
de la empresa. En el mismo sentido, nos encontramos con impuestos progresivos como el Im-
puesto a las Ganancias, que debería ser pagado por lo que tienen más altos ingresos, pero que
es el que ocupa el menor lugar dentro de la estructura de la recaudación.

En definitiva, quienes menos tienen son los que más aportan a las arcas del Estado, generando
así una distribución de la riqueza que profundiza cada vez más las desigualdades sociales e in-
centivando la concentración de poder de quienes más tienen y más ganan.

Bibliografía

Sumado a los textos propuestos por la cátedra, a continuación los artículos e informes que fue-
ron utilizados para aportar datos al escrito:

• Distribución del ingreso: se agrandó la brecha entre los que más y menos ganan. Dispo-
nible en: https://www.cronista.com/economiapolitica/Distribucion-del-ingreso-se-agrando-
la-brecha-entre-los-que-mas-y-menos-ganan-20190405-0004.html
• El Indec difunde los datos de la pobreza y la indigencia de mayo. Disponible en: https://
www.cronista.com/economiapolitica/El-Indec-difunde-los-datos-de-la-pobreza-y-la-indi-
gencia-de-mayo-20190618-0003.html
• Evolución de la distribución del ingreso (EPH) Cuarto trimestre de 2018. Disponible en:
https://drive.google.com/file/d/1YZkjVKpgGeQpTk68gaxukrZCd2dO5nBp/view
• Fusión Telecom-Cablevisión: Arnet desaparece como marca ante el dominio de Fiber-
tel. Disponible en: https://www.iprofesional.com/tecnologia/288504-banda-ancha-tecnolo-
gia-streaming-Arnet-desaparece-como-marca-y-deja-el-trono-a-Fibertel
• Incidencia de la pobreza y la indigencia en 31 aglomerados urbanos. Segundo semes-
tre de 2018. Disponible en: https://www.indec.gob.ar/uploads/informesdeprensa/eph_pobre-
za_02_18.pdf
• Lafferriere, Luis (2016) Ganancias El impuesto para nosotros… la platita para las compo-
raciones
• Mercados altamente concentrados. Disponible en: https://www.pagina12.com.
ar/118090-mercados-altamente-concentrados
• MERCADOS CONCENTRADOS Y GANANCIAS EXTRAORDINARIAS. Universidad
Nacional de Avellaneda. Disponible en: http://www.undav.edu.ar/general/recursos/adjun-
tos/16347.pdf
• ¿Qué significa la fusión Cablevisión-Telecom? Disponible en: https://www.telam.com.ar/
notas/201712/233091-fusion-telecom-cablevision-internet-cuadruple-play-que-significa.html

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Ambiente

La puerta al árbol nos llama a entrar


desnudos
Por Daniel Tirso Fiorotto

En el mes de la Pachamama, el autor se refiere al sistema de reciprocidad en nuestros pueblos,


el vivir bien y bello, la relación del ser humano y la tierra, la vida y el trabajo comunitarios, y
el racismo que subyace en el destierro y el amontonamiento; y apela a estudiosos entrerrianos
para comprender la situación actual y la identidad comprometida. La nota fue publicada en la
revista Barriletes bajo el título “Chau latifundio, hola comunidad”, con referencias gráficas a la
Pachamama. (Chasqui del Litoral).

Si sos una chica o un muchacho de un barrio de Paraná podés inspirarte en el Día de la Madre
Tierra, el 22 de abril, para recuperar una mirada feliz y expectante sobre el territorio. La Pacha-
mama tiene abierto el corazón, como una puerta que nos invita. Armonía en vez de competen-
cia; alimentos sanos y cercanos en vez de hipermercados; comunidad en vez de individualis-
mo; amor en vez de ganancia: son principios que no mueren por el capricho de los mandones;
principios que devuelven la alegría de vivir, si estamos dispuestos a desnudarnos.
Desnudarse equivale a quitarse los ropajes, los límites que nos separan del otro, los prejuicios
que nos distancian de la vecindad y nos extirpan del paisaje.

Si nosotros nos vemos adentro de la biodiversidad, entonces reconoceremos bien a nuestros


hermanos: mujer, hombre, pájaro, pez, árbol, río, zapallo, choclo, arcilla, mariposa. Y sabremos
que nadie es dueño, que todos somos hijos de la Pachamama, madre tierra en equilibrio. De ahí
cualquiera podrá desprender resultados prácticos, según su imaginación y su coraje.

El sistema nos ha tallado individualistas, separados, y como protegidos por una caparazón he-
cha de miedos y altanerías. Como al otro le pasa lo mismo, entonces tenemos entre nosotros
doble o triple capa de ropas y maquillajes para vencer, a la hora de comprendernos y encarar
algo juntos.

Desnudarse es sacarse las costras de una sociedad paqueta que pone obstáculos a la juventud, le
carga sus frustraciones: no sea que la juventud le resulte arriesgada y feliz, no sea que los jóve-
nes canten y bailen, cuando los mayores los queremos angustiados y acomodaticios.

La puerta al árbol no se abre con argumentos racionales para agotarse en discusiones, se abre
con amor. Una vez allí cambiaremos de aire, de puentes, de modos. Ya transfundidos con la
nueva savia podremos disfrutar con lo que parece poco y es infinito. Pero nadie correrá a abrir-
nos esa puerta, hay que encontrarla y agarrar el picaporte con otros.

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Para tomar conciencia del estado de cosas empecemos por un trago amargo: el despertar un
día sabiendo que hay muchas y muchos que son o somos víctimas de racismo. Sí, racismo, en
pleno siglo 21, hoy, aquí y ahora.

Pero ojo, porque nada es tan amargo si sabemos que desnudarse es también prepararse un
mate amargo para la dulce tarea de romper los tabiques de la soledad, compartir una rueda y
aceptar el cordón umbilical directo a la madre naturaleza, por esa tradición milenaria.

Tragos amargos

Si sos una chica o un muchacho que vive en un barrio, sin lugar en tu casa para una huerta, unos
frutales, un gallinerito, un jardín; si vivís en un barrio donde no ves el amanecer ni la puesta de
sol, y donde la falta de trabajo llama a los negocios turbios y la violencia; si en tu lugar conocés
una familia con niños desnutridos, bueno: si vivís en ese barrio sos víctima de racismo. Y diga-
mos que eso puede revertirse, que tiene solución. Tomarle el pulso a la vecindad es ya un acto
de libertad. Si nos conocemos, nos empezamos a desatar.

Ya llegaremos a la buena noticia, pero en este camino tenemos que reconocer otro obstáculo:
la ley.

La Constitución y las leyes están hechas, interpretadas y ejecutadas por clases sociales que, hoy
por hoy, ocultan el racismo de la aglomeración. Y en la Argentina se superpone otra estructura:
la preeminencia de la metrópolis, en todos los rubros, imponiendo sus esquemas coloniales.

En sus paradigmas del conocimiento, las clases sociales y las zonas de poder no encuentran (ni
buscan a veces) casilleros donde ubicar el racismo actual. Juan José Rossi y Fortunato Calderón
Correa suelen hacer hincapié en la necesidad de revisar las categorías impuestas, que nos impi-
den conocernos aquí y ahora.

En Entre Ríos se ven estancias de más de 40.000 hectáreas, donde cabrían dos ciudades de
Buenos Aires, con muy pocos trabajadores. Eso convierte en más injustos el desarraigo y el
hacinamiento barrial que padecemos, porque al lado nomás se ven enormes extensiones des-
habitadas, dominadas por robots; estancias que tarde o temprano deberán darle lugar a la bio-
diversidad y allí al ser humano: a vos, a los tuyos, con tus naranjales, tus durazneros, tus nogales,
tus huertas con calabazas y zanahorias, tus flores, tu horizonte siempre compartido.

Se cae de maduro, entonces: primero, corredores de biodiversidad en las cuencas, y luego dis-
tribución de parcelas en comunidades, en una economía sustentable, con cuidado del suelo,
el agua, el aire. La vida serena, la agricultura orgánica, el trabajo en colaboración, el arraigo,
no son compatibles con el acaparamiento de las superficies. Un canto a la vida es a la vez un
réquiem al latifundio, y a cualquier tipo de especulación y usura que distorsione las relaciones
comunitarias. Eso de escriturar estancias a distancia rima con vagancia.

La rigidez de las leyes hechas para pocos, y la ambición de esos pocos, impiden este cambio
civilizatorio, pero también lo impide nuestro propio distanciamiento: el sistema nos hizo in-
sensibles a la Pachamama, nos arrancó de su lado, y nos cargó el chip del consumismo.

Muchos no conocen un amanecer, y por eso no lo extrañan ni lo reclaman como reclamarían


un celular.

Voces del monte

Desnudarnos significa también aquí bañarnos en el agua que es nuestra naturaleza, lavarnos de
eurocentrismo, antropocentrismo, machismo, e impregnarnos de voces del monte, del río, que
nos devuelven al trabajo comunitario y la cooperación. En esto hace hincapié Pedro Aguer, por
ejemplo.

Basado en la ley hecha a medida de los grandes propietarios y demás privilegiados del sistema,
29
el poder pondrá toda la Gendarmería y las demás estructuras policiales nacionales y provincia-
les para defender los títulos de Benetton sobre un millón de hectáreas, y de otros capitalistas so-
bre 50 mil hectáreas, pero a los desterrados no los defenderán del atropello de la acumulación
de tierras en manos de esos pocos, que los dejan al margen. El Estado va al barrio cuando ya es
tarde: no cuando se oyó el grito por la desocupación y el hambre, sino cuando el horror de los
disparos y las puñaladas, o el crujir de la casa por el incendio iniciado en un brasero precario.
El sistema fue impuesto al contrario de lo que mandó José Artigas: “que los más infelices sean
los más privilegiados”.

No olvidemos que, como dice Juan Antonio Vilar, el actual régimen argentino fue construido
sobre tres matanzas: de los pueblos originarios, de los gauchos y de los paraguayos. La cosa vie-
ne de lejos. En estas décadas recientes, los distintos gobiernos siguen la línea trazada, de Barto-
lomé Mitre a esta parte, pero la historia no está cerrada: también en el año 1800 todos seguían
al rey y al virrey, hasta que cayó el régimen y empezó otra cosa.

Vamos por las puertas

La mayoría de las familias gasta en comida el poco dinero que tienen, fruto de changas, o ma-
gros subsidios. El Estado cobra impuestos en esos alimentos, aunque parezca mentira.
Muchos ven esto como si fuera el único sistema posible. Pero las chicas y los muchachos que
levanten un poco los ojos verán un mar de oportunidades que les fueron mezquinadas a sus
padres y abuelos. ¿Dónde están esas oportunidades?

Están en el suelo, en el clima, en la generosidad de la Pachamama para darnos alimentos ricos,


sanos, en casa, aquí, en el litoral. Pero no las veremos si no abrimos la puerta para salir del actual
estado de cosas que nos tiene aburridos, resignados. Malhumor, enojo, abatimiento, individua-
lismo, envidia, no son vías para volver a la Pachamama. Tampoco lo es la mirada utilitaria: por
ver las cosas desde la utilidad y la ganancia, el mundo se enredó en una catástrofe ambiental.

Los entrerrianos no estamos al margen del mundo. Este siglo en que vivimos con nuestros
abuelos y nuestros padres es el siglo de la destrucción masiva. Aquí también, ríos y arroyos
contaminados, suelo saturado de herbicidas e insecticidas, tala rasa, a la par de la expulsión de
las familias humanas.

La mirada, entonces, tiene que ser otra y es la de la vida en armonía y la comunidad, desde el
lema charrúa “naide es más que naide”, no sólo entre seres humanos sino también en relación
con otras especies.

Mínima invasión

En un estudio que publicamos bajo el nombre “Jubileo del tekohá”, y que traemos a cuento para
señalar una puerta al alcance, apuntamos que el sistema actual, en menos de un siglo erosionó la
comunidad campesina por el desarraigo y la desarticulación, y también la sociedad urbana por
el amontonamiento, es decir: estamos ante dos caras de un mismo fenómeno que se hace ultra
perverso cuando vemos que al mismo tiempo provocamos la destrucción del monte a razón
de 13.000 hectáreas por año sólo en Entre Ríos en esta década. Todo para aceitar la economía
llamada de escala, para pocos. Y la puerta al árbol nos llama, y nosotros ¿en qué canal estamos?

Jubileo es una suerte de indulgencia mutua, colectiva, de retorno al lugar de donde nos fuimos
obligados por las circunstancias; tekohá es una palabra en guaraní que equivale a comunidad
en la naturaleza, no aislada, no separada del entorno. Espacio y cultura.
El jubileo no se mostrará como opción en tanto nuestra juventud se sienta distante del terruño,
y no se manifieste la necesidad del “vivir bien y bello”, que en guaraní llamamos tekó porá.

Ñanderekó: nuestro modo de vida. En el altiplano decimos sumak kawsay, suma qamaña. En el
sur küme felen, küme mongen. Vivir bien y buen convivir. Son principios similares: dicen vida
austera libre de consumismo, en equilibrio con el entorno, con mínima invasión. El criollo, que
ha heredado estas culturas, reza con Romildo Risso: “si hay leña cáida en el monte/ yo no v’i a
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voltear un árbol:/ po’el aire no puedo dir/ de no, ni pisaba el pasto”.

En nuestra región confluyen actitudes para la vida comunitaria y la armonía en el ambiente,


lecturas en torno del jubileo, medidas políticas clave sobre la tenencia y el uso de la tierra (Ro-
camora, Artigas), denuncias reiteradas a través de los años contra la concentración de las pro-
piedades y el destierro (economistas, historiadores, escritores), y una condición particular de
los suelos arcillosos (vertisoles, invertidos, revolcados), que sugiere una rotación natural en las
grietas llamando a la emancipación.

Ayni y jopói

Hay claros ejemplos de nuestros pueblos milenarios, antiguos y vigentes, del trabajo comunita-
rio y la celebración del trabajo. La relación del guaraní con la tierra se basa en el jopói (yopói),
en el sentido de las manos abiertas mutuamente; el potiró, ayuda mutua; el pepy, convite; y
lo mismo en el altiplano se celebra a la Pachamama en las corpachadas. También en Paraná lo
hacemos cada 1ro. de agosto, el día de la caña con ruda.

Bartomeu Melià señala las coincidencias entre el jopói guaraní, el nguillatun mapuche, el ipaa-
mu de los aguaruna, encuentros para practicar el don, el intercambio festivo con especial con-
sideración del otro. Otros autores muestran signos de vida en reciprocidad y trabajo en comu-
nidad y reunión festiva en distintos pueblos del Abya yala (América).

Pensadores de nuestra región han sintetizado los pasos del acceso al vivir bien y buen convi-
vir. Se refieren al saber beber, saber comer, saber danzar, saber dar y recibir, saber amar y ser
amado, saber escuchar, etc. En ningún caso conciben respuestas individuales sino de a pares, en
comunidad; tampoco respuestas sólo humanas sino del conjunto, es decir: el ser humano en la
cuenca, en el paisaje, en el monte, con las aves, bajo este sol, compartiendo el suelo, el agua, el
aire. Y no es muy difícil para los argentinos, que pintamos el sol en el centro de un símbolo que
nos representa: la bandera.

“La economía no debe ser reducida, como de hecho suele suceder, a un problema de cosas o
de bienes materiales”, dice Sebastián Castiñeira al analizar el don y la reciprocidad, y toma ex-
presiones de Rodolfo Kusch. “Kusch pone de la mano de la economía no sólo el carácter social
sino el hábitat, la ecología y la cultura, con lo cual complejiza mucho más la comprensión de la
misma”.

Y sigue Kusch: “la economía era economía del trueque. Pero el trueque como sistema de pres-
tación o ayni no se reduce a un mero intercambio binario de bienes materiales ligados a la
determinación cuantitativa de quien da y quien devuelve. En el ayni se da el trabajo de mutua
cooperación, es por ello que el sistema se denominara ‘ayni ruway’, que significa trabajemos
juntos”. Y aclara Castiñeira: “Trabajo que inclusive era acompañado en oportunidades por dan-
zas colectivas”.

Minga y hospitalidad

La gauchada, eso de dar sin esperar nada a cambio, puede parecer una actitud aislada entre
nosotros, los panzaverdes, pero dentro de un paradigma occidental hegemónico. Sin embargo,
veamos dos antecedentes que tomamos de Marcos Sastre en relación con la familia islera (de
los llamados “padentreros”), y de Martiniano Leguizamón sobre los campesinos.

Decía de los isleros del delta el oriental Marcos Sastre, autor de El Tempe Argentino: “En los
campos y en las islas del Paraná, del Uruguay y del Plata, como en los pueblos antiguos, el
huésped es siempre acogido con respeto y alegría, servido y obsequiado con perfecto desinte-
rés. Diréis que es de su propia conveniencia el ejercicio de la hospitalidad, para cuando llegue
el caso de tener a su vez que reclamarla… Mas no es esta la hospitalidad del isleño argentino;
él os recibe con el cariño de un hermano, de un padre; os introduce al seno de su familia, sin
preguntaros quién sois; os cede su propio lecho; os sienta a su mesa con regocijo; parte con vos,
sin admitir recompensa, sus escasas provisiones; y todo esto lo hace él, lo hacen su esposa y sus
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hijos con tan buena voluntad y tanto gusto, que os encontraréis contento y feliz y no podréis
dudar que aquellos corazones gozan, al serviros, de la más pura satisfacción. He ahí la verda-
dera hospitalidad, la virtud inspirada por el Cielo”. Eso se lee en El Tempe Argentino, escrito
hace más de siglo y medio, y no es difícil encontrar rasgos de esos modos en isleros y orilleros
actuales como Dominga Ayala de Almada, de muy conocidos rasgos hospitalarios aprendidos
en su propia familia y su entorno.

Algunos años después que Marcos Sastre, Martiniano Leguizamón cuenta de la minga en nues-
tra región y dice que reunía en estos pagos el trabajo más fatigoso con las más bellas expresio-
nes de juego, comidas, humor, guitarras, pericones, amoríos, fiesta en suma.
“Aquellos hombres no eran peones sino amigos, convidados que venían hasta de pagos lejanos
para ayudarlo en la recolección de las sementeras sin interés alguno, por simple espíritu de
aparcería, de recíproca ayuda, creyéndose largamente recompensados con la celebración de la
alegre minga –la fiesta tradicional de las cosechas de antaño- con su inevitable carne con cuero,
pasteles, beberaje en abundancia y un bailecito hasta la salida del sol”.

Apunta que con la llegada de las máquinas, “al renunciar a los procedimientos primitivos y ru-
tinarios se han borrado casi totalmente esos rasgos de desinterés, ese desdén altanero y bizarro
por las riquezas”, que caracterizaba al criollo. “Ya no hay mingas en mi tierra!”, se lamenta Le-
guizamón. “Ya no resuenan en las noches de verano bajo la trémula claridad de las estrellas, las
músicas, las danzas y los cantos con que se festejaban las felices faenas de la tierra”.

Abrir las manos

Dice Melià, en textos más recientes redactados en Paraguay: “hay dos sistemas económicos
fundamentales: la economía de intercambio, de la cual la economía de mercado es la expresión
más significativa; y la economía de reciprocidad, que se rige por el don y está orientada a repro-
ducirlo... El jopói guaraní es etimológicamente ‘manos sueltas recíprocamente’”.

Como en nuestro litoral quedan centenares de voces indígenas en los ríos, arroyos, parajes,
aves, peces, árboles, insectos, hierbas, frutas, y muchas expresiones naturalizadas y no bien
registradas, eso nos lleva a pensar que aquello que parece muerto y sepultado está en verdad la-
tente en nuestras comunidades panzaverdes. Así como la gauchada, esa actitud servicial espon-
tánea, vemos en nuestro suelo aún la vigencia del trabajo comunitario y festivo en las yerras, la
chacra familiar, las cooperadoras, la construcción de viviendas, y expresiones tradicionales en
fogones, asambleas, rueda de mate, emprendimientos colectivos.

Si sos una chica o un muchacho del barrio, si sos hijo o hija de campesinos expulsados o em-
pobrecidos, verás que tomar conciencia del racismo que subyace en el amontonamiento es un
paso. Y que animarse a emprender una vida en comunidad, donde podamos apreciar el ama-
necer y descubrir cómo brotan las semillas, nos deja al borde de la emancipación.
¿Quién lo impide? ¿Alguien más importante que la vida?

No habrá tekohá, no habrá lugar sin ese amor intenso a la Pachamama; ni entraremos al jubileo,
por la puerta al árbol, enfundados en los chalecos de fuerza que nos colocó el sistema.

Dice Arturo Jauretche: “Me pregunto si mi raza/ como ese fuego agoniza,/ ¡o si está ardiendo la
brasa/ y hay que soplar la ceniza!”.

Para buscar remedio

El racismo que denunciamos aquí no es un racismo que reconozcan la escuela, los medios
masivos, no: al sistema le conviene mantener oculto este tipo de racismo, porque el Estado es
cómplice.

Dice el lindo de Viggo Mortensen que la discriminación “es fruto del odio que surge del miedo
y la ignorancia”. No está errado “Aragorn” (de El señor de los anillos) cuando nos cuenta de su
última actuación en Green Book, y nosotros nos atrevemos a aclarar: eso es discriminación, el
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racismo es otra cosa.

El racismo obedece a un plan para hacer a un lado a grupos numerosos que molestan en el sis-
tema impuesto. Coloca a las personas bajo la línea de lo humano e involucra la posibilidad de
muerte masiva. (Basamos esta definición en explicaciones del sociólogo Ramón Grosfoguel).

Racismo hay en el barrio de familias amontonadas y marginadas cuando el Estado (y en él los


partidos que lo gobiernan por décadas), cierra puertas y facilita en cambio que no pocos jóve-
nes se entretengan en violencias, adicciones, mientras que las mamás se las ven en figurillas
para echar algo en el plato de los gurises, o para liberarlos de una droga.

El racismo más difundido es el que habla de problemas de ayer, en los que es fácil tomar po-
sición. Todos estamos contra la esclavitud de los siglos 18 y 19, pero a muchísimos de los que
censuramos ese racismo nos cuesta ver el que está frente a nuestros ojos hoy: el racismo por
aglomeración en los barrios, que provoca enfermedades potenciadas unas a otras, hasta darnos
una vida riesgosa. Si meditamos el diagnóstico, podremos encontrarle remedio.

Fuente: Barriletes.

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¡El clima está loco! Estamos bus-
cando culpables
Por Natalia Landre – Jorge García – Vanina Ramallo
(Estudiantes de Comunicación Social – UNER)

Esta nota fue escrita por tres estudiantes hace ya casi cuatro años, pero conserva actualidad, ya
que trata temas y problemas estructurales que en lugar de solucionarse se han venido agravan-
do dramáticamente (de la Redacción del Chasqui del Litoral).

Inundaciones, tornados, tsunamis, reiteradas e intensas precipitaciones, altísimas temperaturas


sin precedentes, entre otros fenómenos climáticos son noticias que a diario figuran en los me-
dios de comunicación. A la hora de evaluar estos desfasajes ambientales hablamos de los “capri-
chos” de la Naturaleza o del tan mencionado “cambio climático”, “programado” por un devenir
irreversible o por la mismísima Providencia. Y como si el destino lo marcara los más afectados
cuando ocurren estas catástrofes son los que menos recursos tienen, condenándolos a la mise-
ria, el hambre y las enfermedades más crueles, sin un hoy ni un mañana esperanzadores.
Hay alrededor de 7.200 millones de personas que habitan la Tierra pero, más de la mitad, viven
en situación de pobreza estructural; menos del 15% de la población del mundo es responsable
de más del 85% del consumo; unos 2 mil millones pasan hambre todos los días; y se estima que
entre 40 y 50 mil, mueren de hambre cada 24 horas. Los datos son alarmantes. El mundo con-
temporáneo está en crisis.

Con la Civilización y la ciencia nos prometieron la gloria, el eterno progreso y la cura a todos
los males: la felicidad, como si para eso existiera una receta. Actualmente ya en la segunda déca-
da de siglo XXI el futuro inmediato de la humanidad es incierto a causa de los daños que sufre
nuestro planeta gracias a incesantes avances científicos que mejoraron el nivel de vida de miles
pero, simultánea y proporcionalmente, efectos nocivos para la calidad existencial y el porvenir
de millones.

En este contexto no es difícil advertir que atravesamos una profunda crisis que afecta tanto a
gran parte de la población mundial como al medio ambiente. Se trata de la denominada “Crisis
civilizatoria” a la que aluden -con diferentes grados de insistencia- investigadores, científicos e
intelectuales, preocupados por la manifiesta involución material, social y moral a la que arribó
el sistema mundo. Un deterioro indisimulable –sin precedentes- no sólo de la calidad de vida
de millones de seres humanos que permanecen en pleno siglo XXI con sus necesidades básicas
insatisfechas, sino de un planeta que parece alertar a gritos a los responsables de este genocidio
cada día más difícil de ignorar. Quizás sorprenda la introducción aquí de este concepto, habi-
tualmente utilizado para referenciar las peores matanzas llevadas a cabo a lo largo de la historia
de la humanidad, por motivos políticos, raciales, religiosos, etc. Sin embargo, está a tono con
los que sostienen que el mismo se ajusta con precisión para describir este momento histórico
que nos toca vivir.

Esta crisis provoca la aparición de dos grandes males: los de carácter humano y los ambientales.
Y es preocupante que no se haya tomado conocimiento ni debida conciencia de los numerosos
males producidos; ni que tampoco se considere la miserable existencia de miles de millones
de seres humanos condenados a vivir y a morir en condiciones lamentables. Sería ingenuo
plantear un regreso al escenario de pureza inicial; ni siquiera al de las primeras décadas post
revoluciones industriales, cuando la codicia de los dueños del capital explotaba a los obreros,
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pero todavía eran impensables las consecuencias que acarrearía para la salud del planeta una
producción artificial sin ningún tipo de control.

Por ello urge buscar y encontrar los atajos más próximos para evitar lo que parece ser la confir-
mación del apocalipsis bíblico. Sólo que éste no se producirá por el implacable designio divino
sino que, de concretarse, será pura y única responsabilidad del hombre, el gran depredador,
personificado en las grandes corporaciones económicas-financieras que manejan los hilos de la
economía mundial, con la connivencia de los gobiernos de turno.

A lo largo de este recorrido intentaremos identificar algunas líneas que nos permitan divisar el
horizonte planteado por quienes dedican gran parte de su tarea a estudiar esta crisis, a denun-
ciar sus nefastas consecuencias, a alertar sobre sus peligros y a proponer caminos alternativos
que, al menos, pongan freno a esta locura desenfrenada desatada por las ansias de obtener
máximas ganancias a cualquier precio. Ese horizonte alude al agotamiento del sistema capi-
talista, al modo de acumulación vigente. Vivimos un período de financierización del sistema,
centrado más en la especulación que en la producción –ni hablamos en términos de sustenta-
bilidad-, que lo hace más vulnerable y que no sabemos exactamente cuándo colapsará –aunque
su fin se presume pronto- y si seremos capaces de imponer otra forma de organización econó-
mica-social.

Nos centraremos en uno de los sectores vinculados al extractivismo depredador en los que se
basa este sistema: el de los agronegocios. Éste, al igual que el de la megaminería y el de hidro-
carburos, entre otros, constituye una de las principales fuentes de contaminación masiva de la
Tierra. Tomamos como punto de referencia la Localidad de Cerrito, dónde ya hay alarmas por
la cantidad de habitantes que son afectados por cáncer. Sin embargo en la ciudad no existen da-
tos oficiales de las personas afectadas, pero los médicos lo vinculan directamente con la utiliza-
ción de herbicidas como el glifosato ya que la mayor actividad económica son los agronegocios.

LA LUZ DE ALARMA YA ESTÁ ENCENDIDA

El consenso científico advirtió en los últimos tiempos que el calentamiento global provoca-
do por la emisión de gases de efecto invernadero -producto de la quema de los combustibles
fósiles-, conlleva un aumento de la temperatura media para las próximas décadas -aún en el
caso de que esa emisión se interrumpa-, lo cual hará muy difícil la vida humana en el planeta.
La extracción indiscriminada de los combustibles fósiles -fuente primaria de la generación de
casi el 90% de la energía que consumimos- conduce de manera inexorable a su indefectible
agotamiento. No se avizora ningún plan alternativo que sustituya esa dilapidación gigantesca
de petróleo y gas. A ello le sumamos la creciente escasez de agua potable, producto de un juego
doble de la gran contaminación a la que se la somete, como así también del derretimiento sis-
temático de los glaciares de altas montañas y la destrucción de los humedales del mundo. Todo
ello en nombre de un supuesto crecimiento económico sin límites que, paradójicamente, no
contempla la finitud de los recursos naturales con los que contamos.

Actualmente, más de la mitad de la población mundial vive en situación de pobreza estructural,


y son más de 1.500 millones de personas las que pasan hambre todos los días.

Como se podrá apreciar, el concepto de genocidio no sólo resulta pertinente para dar cuenta de
este presente sombrío, sino que obliga a buscar soluciones inmediatas y practicables a corto y
mediano plazos. La luz roja está encendida y seguimos empeñados en sortear las barreras que
nos conducen definitivamente hacia el precipicio. La metáfora no es ociosa y mucho menos
un recurso retórico para la ocasión. El propio secretario General de la Organización de las Na-
ciones Unidas (ONU), Ban Ki Moon, aludió al fenómeno señalando que “la humanidad marcha
hacia el precipicio y estamos apretando el acelerador”.

(Al margen)

PERO, ¿CÓMO FUE QUE LLEGAMOS A ESTE PUNTO?

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Una forma de medir la interacción destructiva planteada por el Hombre con la Naturaleza es
mediante la denominada “Huella ecológica”. Se trata de una forma muy aproximada de medir
las consecuencias de la acción del hombre sobre la naturaleza que indica si está por encima o
por debajo de las posibilidades de seguir con su actividad de manera sustentable.

Desde la década del 70 esa medición comenzó a ser negativa, y hoy se estima que la actividad
supera en un 50% las posibilidades de que el planeta continúe sustentando nuestra vida en él.
Es decir, no hay alternativas: o disminuimos en un 50% la extracción irracional de recursos
naturales y el arrojo de desechos, o la vida en el planeta se extinguirá en poco tiempo. La apre-
ciación no pretende ser parte de una postura apocalíptica, sino que refleja la cruel realidad. La
pregunta formulada, entonces, resulta sin dudas oportuna y atinada, luego de la presentación
del problema.

La Crisis civilizatoria surge con el devenir del sistema capitalista que es el orden social econó-
mico vigente en casi todo el mundo desde el siglo XVI, aproximadamente, y que sufrió trans-
formaciones con el correr de los siglos.

Si bien el capitalismo propugna que el comportamiento de las fuerzas productivas se centre en


mejorar y ampliar la producción de bienes y servicios y su correcta distribución para mejorar
la calidad de vida de la población, provoca grandes males desde lo social, ambiental y moral. La
concentración y centralización crecientes de riquezas –tendencias estructurales en el funciona-
miento de este sistema– llevan a la monopolización y oligopolización de las ramas productivas
de la economía, provocando desigualdades en el reparto de lo que se produce y graves conse-
cuencias de carácter social.

La lógica irracional de producir más para ganar más no se detiene y coadyuva a la depredación
ambiental, generándose una sobreproducción que necesita de un consumo exacerbado. Es la
fiebre consumista que vemos desplegada a diario en los shoppings, en los supermercados, en
los lugares de entretenimiento, en cada rincón, donde todo se reduce a mercancía, hasta los
seres humanos y sus relaciones interpersonales. Aquí la publicidad juega un rol preponderante,
pocas veces considerado seriamente.

Y mucho tienen que ver con la implosión, propagación y permanencia de esta Crisis civiliza-
toria los mensajes de los mal llamados “medios de comunicación” –se trata en realidad de me-
dios que difunden noticias, ideas, estilos de vida y determinada percepción de la realidad– que
alientan el “progreso”, el “avance tecnológico” y el consumismo a cualquier precio, sin impor-
tarles la devastación del planeta y sus gravísimas consecuencias para la vida del ser humano y
del resto de las especies.

Los grandes medios en el mundo, en su gran mayoría comerciales, de propiedad privada, tien-
den a tener una posición dominante, concentrando el manejo de la información. Sus vínculos
con conglomerados transnacionales, bancas extranjeras, fondos de inversión, etc., no son una
novedad y se hace difícil –por no decir imposible- establecer a quiénes realmente responden
sus intereses. La tarea de estos medios debería ser la de informar con la máxima objetividad
posible –no olvidamos que la objetividad absoluta no existe-, brindar un servicio social que
conduzca al respeto de las identidades y diversidad culturales, la libre expresión, la defensa de
los derechos humanos y de los pueblos, la cooperación entre países, la solidaridad y el respeto,
por ejemplo. Sin embargo, constituyen un instrumento efectivo del sistema capitalista para
establecer una pseudo comunicación, es decir, emitir mensajes de manera unidireccional que
incluyen ya la interpretación de los hechos difundidos, negando al receptor toda posibilidad
de efectuar una lectura crítica de lo que recibe. Cabe destacar que los medios de información
bajo la égida del Estado y en manos de los gobiernos de turno, con matices, terminan también
siendo funcionales al sistema.

En ese marco, la función de los medios radica en “naturalizar” este estado de situación. “Hay
pobres porque debe haberlos y no hay manera de que se termine con la pobreza”; “las cosas
funcionaron de esta manera siempre y, así y todo, este es el mejor de los mundos posibles”; “el
cambio climático tiene que ver con un proceso lógico de evolución, tal como sucedió millo-
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nes de años atrás”; “vivimos los tiempos finales a los que aluden las Sagradas Escrituras”. Estas
afirmaciones –y muchas más- desprovistas de todo rigor científico, atravesadas por el cono-
cimiento vulgar o dogmático, son las que invaden los medios de difusión masiva donde, lejos
de presentarse informes esclarecedores y poner en la agenda de debate un tema crucial para
humanidad como lo es el de esta Crisis, no se advierte respecto de la Espada de Damocles que
pende sobre la vida misma.

Pero es lógico que así sea porque los medios son “parte” –aunque pretendan erigirse en “jue-
ces”- del statu quo, e ir en contra del sistema al que pertenecen y deben seguir defendiendo,
sería atentar contra sí mismos, contra su razón de ser.

LOS AGRONEGOCIOS

Argentina desde sus inicios como país se inició en el mercado mundial como el granero del
mundo. Así lo permitieron las condiciones mundiales del siglo XIX cuando comenzaban a dar-
se las primeras revoluciones industriales que prometían el progreso, y también las situaciones
internas que se prendieron al juego de los países “desarrollados y poderosos”.

Actualmente sigue por este sendero en el cual no deja su condición de país capitalista depen-
diente, a través de la monoproducción de transgénicos, como la soja. La expansión del mono-
cultivo trajo aparejado un uso masivo de agroquímicos –particularmente del glifosato- provo-
cando el desplazamiento de la población rural, el agotamiento constante de la fertilidad de los
suelos, la pérdida de la biodiversidad, la eliminación de una variedad de cultivos, la contami-
nación de los acuíferos y efectos nocivos en la salud y en la vida, efectos dañinos y nocivos no
sólo para las malezas sino para todo tipo d vegetal, excepto para la soja. Pero esos agrotóxicos
afectan también a los animales y al ser humano, como ya veremos más adelante.

Los agronegocios constituyen un claro ejemplo de organización del mundo para el beneficio
de unos pocos, en detrimento de las grandes mayorías. Y desde mediados de la década de los
’90, este tipo de producción se constituyó en el pilar del desarrollo económico nacional. Este
modelo de producción - destrucción -inescindible del sistema capitalista- consiste en un con-
junto de actividades que vinculan la producción, distribución y la comercialización de produc-
tos agrarios a escala mundial.

Sus impulsores son las empresas transnacionales que, más que buscar alimentar a la población
mundial, pretenden obtener su máxima ganancia a cualquier precio, en plena concordancia
con la lógica capitalista. Para cumplir con su cometido, estas empresas trabajan de manera
coordinada con laboratorios y, a través de investigaciones científicas, logran producciones a
gran escala, en poco tiempo y a muy bajo costo en el sector primario de la economía, en este
caso, en la producción agropecuaria. Por ello los agronegocios se llevan a cabo en los espacios
rurales y necesitan de los recursos naturales (agua, suelo, etc.) para abastecer a los mercados.

Como dijimos anteriormente, por tratarse precisamente de un “negocio”, los agronegocios re-
quieren para sostenerse del apoyo de los gobiernos, de empresas nacionales e internacionales,
además de la publicidad y la propaganda a través de los medios de difusión masiva.

Desde 1996 a la fecha, el suelo sembrado con soja transgénica, sin una previa evaluación ni
análisis de sus consecuencias, se multiplicó en la Pampa Húmeda, ocupando hoy, aproxima-
damente, el 60 por ciento de la superficie total cultivable en el país. A partir de ese momento,
la expansión del monocultivo fue aumentado y provocando infinitos impactos negativos. Hoy
cubre el 60% de la superficie total cultivable de la Argentina.

La sojización y la agricultura industrial se convirtieron así en una actividad eminentemente


lucrativa que condena a la tala de montes y bosques nativos y sus consecuentes desapariciones.
Los ampliamente beneficiados en este negocio son las grandes corporaciones que concentran
el mercado; el fisco nacional que participa de una parte de la renta generada; junto con grandes
y medianos productores.

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LA EXPERIENCIA EN CERRITO

Entre Ríos se caracteriza por las grandes extensiones de campo y suelo dedicadas al cultivo en
el cual la siembra de soja supera los dos tercios del territorio fértil. A 52 km de la capital pro-
vincial en la intersección de la ruta nacional Nº 12 y la provincial Nº 8 se encuentra Cerrito, una
localidad con siete entradas estratégicamente diagramadas a lo largo de las dos rutas que lo
circundan. Su principal actividad económica es la agricultura, destacándose el cultivo de trigo,
el maíz y soja. La ganadería también cuenta con un desarrollo importante.

Según datos del Censo Nacional realizado en 2010, la localidad contaba con 5759 habitantes, lo
que implica un crecimiento del 20% respecto a los 4.653 habitantes que contabilizaba el censo
nacional de 2001. Colonia Cerrito se fue constituyendo demográficamente mediante la llegada
de inmigrantes alemanes, austríacos, eslovenos, italianos y españoles. Los primeros habitantes
no tenían conocimientos sobre la siembra, sólo un inmigrante alemán no pecaba de ignoran-
cia, los demás eran profesionales: panaderos, sastres, hojalateros, cerveceros y albañiles, por
ejemplo. En su mayoría eran campesinos que, si bien desconocían los trabajos de chacra, la
mayoría llegó para radicarse definitivamente. Cultivaban campos vecinos en la colonia, unos
como dueños y otros como arrendatarios.

Las primeras herramientas para cultivar terrenos eran arados de reja de 8 pulgadas, más el
yugo, cadena y un par de coyundas para atar una yunta de bueyes; estos elementos de trabajo
eran comunes por familia, pero cada tres familias había una rastra de madera con dientes de
hierro. La primera cosecha de maíz fue destruida por los animales por la poca vigilancia que
mantenían en los campos sembrados, pero fue positiva porque los colonos aprendieron sobre
siembra y cosecha. La segunda cosecha fue excelente.

Cada poblador tenía su tropilla de caballos, con su yegua madrina, vacas (algunas lecheras), ove-
jas y bueyes. Estos últimos eran utilizados para trasladar el trigo con cueros a las eras, el lugar
donde se trillaba. En un principio el trigo era el cultivo predominante, sin embargo existía una
variedad de siembras en menos escala. El área sembrada, en hectáreas de Colonia en Cerrito,
en el año 1931, fue: trigo, 4.095; lino, 4518; avena, 468; maíz, 163; cebada, 21; y alfalfa, 15.

A diferencia de la gran variedad de cultivos y la rotación que permitía el crecimiento de la tierra


fértil tan característica de la zona, en la actualidad los cultivos más frecuentes son la soja, en
mayor medida, el trigo, el maíz y el sorgo. No existen datos exactos y oficiales de la cantidad de
hectáreas sembradas por cultivo, aunque si es evidente que no existe la variedad de cultivo que
predominaba un siglo atrás.

Hoy la realidad y el paisaje de Colonia Cerrito son absolutamente distintos. Aquellos cultivos
tradicionales fueron relegados poco a poco porque el régimen de propiedad de la tierra tam-
bién varió. Pequeños productores fueron expulsados como resultado del boom sojero que co-
menzó a formar parte de la economía local. Aparecieron grandes productores que adquirieron
progresivamente las tierras más fértiles para dedicarlas a la plantación y cosecha del nuevo
cultivo “estrella” de la actividad agropecuaria nacional. Consecuentemente, el uso de herbicidas
es permanente desde entonces en la zona.

UN MODELO A MEDIDA DE LOS INTERESES DEL MERCADO MUNDIAL

Para obtener una visión general de los agronegocios, de su dinámica, intereses en juego y de
las consecuencias que esta actividad provoca en la economía local, recurrimos al ingeniero
agrónomo Carlos Retamoza, integrante de la Multisectorial en Defensa del Patrimonio de los
entrerrianos, entidad conformada por más de 70 organizaciones sociales, gremiales, políticas
y profesionales que aboga por los intereses económicos, sociales y ambientales de la provincia
y del país.

“Desde hace aproximadamente 20 años tenemos un modelo basado en la producción agroex-


portadora, fundamentalmente en función de la demanda del mercado externo, privilegiándose
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por parte del Estado y de los grandes productores a fideicomisos y pooles que predominan en
el manejo de la producción agropecuaria de la Argentina, merced a los altos precios y a la gran
rentabilidad que estos cultivos dejan, como es el caso de la soja” manifestó.

Esta agricultura industrial, basada en la monoproducción de transgénicos, como ya apuntamos,


es altamente mecanizada y expulsora de mano de obra, además de concentrar la producción en
grandes extensiones y pocas manos. Eso provoca un fuerte despoblamiento del campo, con dos
resultados a la vista. A corto plazo, se acumula población sobrante en las zonas periféricas de las
grandes ciudades, sin perspectivas de futuro digno y de trabajo decente, agravando el problema
de desempleo estructural y la situación de marginalidad de importantes sectores de la pobla-
ción, cubierta parcialmente por subsidios clientelares. A largo plazo, ante un eventual colapso
de este modo de producción-destrucción, el campo no tendrá gente para volver a producir de
otra manera; además de la pérdida de los saberes productivos de la gente que emigra.

No hay que olvidar que esta tendencia conduce a comportamientos rentísticos de propietarios
que arriendan sus campos, liquidan sus instrumentos de trabajo y viven de renta en las ciuda-
des. Y ese alquiler de los campos eleva las probabilidades de erosión de los suelos y la pérdida
de las propiedades físicas y químicas de los mismos.

Los censos agropecuarios son elocuentes muestras de cómo la propiedad de la tierra está cada
vez en menos cantidad de propietarios. En tanto casi el 60% de la superficie cultivable se dedica
a la soja, más del 50% de esa producción está controlada sólo por el 3% de los productores.

“La contracara de esto –prosiguió Retamoza- es que en la última década desparecieron 90 mil
pequeños productores del campo argentino, debido a que no lograron producir con la tecno-
logía hoy imperante que da altos rendimientos, pero sobre la base de grandes inversiones en
capital fijo, es decir, en maquinarias y herramientas; y en menor medida en los insumos que
son costosos, importados y que son vendidos por monopolios que detentan las patentes de la
tecnología que hoy se aplica”.

Al solicitársele una “foto” de cómo repercute el desarrollo de los agronegocios en la provincia,


Retamoza hizo foco en que “el campo es hoy un desierto verde, y a eso uno lo ve cuando recorre
las rutas de Entre Ríos. Cada vez es menor la cantidad de productores en el campo porque este
paquete tecnológico significó que grandes comparsas de trabajo, que incluyen maquinarias de
siembre directa, las pulverizadoras, las cosechadoras, tienen una gran capacidad de trabajo y
de producción en poco tiempo. Si la siembre se hace en dos días y la cosecha en cinco o siete,
¿para qué va a vivir un productor en el campo?”.

¿TODOS GANAN?

Si bien los agronegocios generan resultados económicos favorables en la coyuntura, debido a


los precios internacionales de los principales productos exportados, el impacto es desigual. Los
grandes ganadores de este modelo son las corporaciones que concentran el mercado y el fisco
nacional cuando participa de una parte de la renta generada (vía las retenciones, hoy elimina-
das). También se benefician productores grandes y medianos que entraron en el negocio. Pero
el derrame hacia los más pequeños y hacia el resto de los sectores de la sociedad es limitado y
con efectos transitorios. No sólo por tratarse de una coyuntura difícilmente repetible en la eco-
nomía mundial, sino también por el múltiple impacto que va generando la propia expansión
del monocultivo transgénico.

Esta inserción económica del país en el mercado mundial da lugar a una fuerte dependencia
de muy pocos productos y compradores. Exportamos principalmente bienes primarios y con
poco valor agregado, y la mayor parte de ellos concentrado en muy pocos destinatarios, lo cual
nos deja en una situación de debilidad ante los países compradores. Además, de producirse al-
gún cambio que afecte ese frágil equilibrio pueda provocar una grave crisis en toda la cadena,
es decir, incidir sobre la producción, la comercialización, el transporte, la recaudación, y en el
resto de los eslabones de la cadena.

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Desde luego que, también, existe una peligrosa dependencia económica y tecnológica a ex-
pensas de un reducido número de corporaciones transnacionales que dominan el mercado
mundial de semillas y agroquímicos, lo que conduce a una gran vulnerabilidad en la fuente de
alimentación de toda la población del planeta y, por supuesto, de nuestro país.

En la medida que continúe avanzando este proceso de monoproducción, con tecnología en


manos de esas corporaciones, no seremos los suficientemente autónomos para decidir qué co-
meremos, ni nos beneficiaremos con la propia producción de nuestro territorio.

“Con este sistema gana el Estado podría tener elementos regulatorios como la ley de Arren-
damientos o una Junta Nacional de Granos que imponga precios mínimo sostén iguales para
todos”, insistió Retamoza. Durante la administración nacional anterior, el Estado cobraba re-
tenciones que rondaban en un 30 por ciento promedio”.

“Por su parte, los grandes capitales financieros incorporados a la producción son los que menos
riesgos corren, tanto para contratar la tierra como para contratar a los contratistas. Pero en el
proceso, ellos se quedan con el 30 por ciento del valor total de la ganancia de lo producido; el
otro 30 por ciento se lo queda el terrateniente que es a quien le arriendan la tierra; y el 10 por
ciento restante queda para el contratista, el cual, a su vez, tiene que pagarle a algún asesor y al
obrero”, consignó.

“Los otros grandes ganadores son los exportadores de cereales y los vendedores de insumos
que son extranjeros, como Monsanto, que tienen la semilla transgénica, que venden el glifo-
sato, los agroquímicos para curar las malezas, para curar las enfermedades, los hongos y los
virus”, agregó el ingeniero.

“En definitiva esto nació a partir del interés de los grandes grupos que generaron los llamados
«agronegocios», es decir, aquellas industrias que producen los insumos básicos, como la semi-
lla transgénica a la que después le incorporaron genes que la hicieron resistente a herbicidas.
El herbecida es el glifosato que también lo produce Monsanto. Entonces, como esta planta o
híbrido que se logra con el transgénico mediante el mejoramiento genético, es de alto rendi-
miento, también demanda muchos insumos como fertilizantes que son vendidos; y como pro-
ducen ciertas enfermedades, comercializan los remedios. Es decir, todo el paquete lo venden
generalmente los mismos monopolios a nivel mundial. Son los principales impulsores y difu-
sores de que esto se expanda en todos los países que tengan tierras aptas para la agricultura”,
graficó Retamoza.

¿QUIÉN NOS DEFIENDE?

A partir de la Gran Crisis de 1930, cuando colapsó la economía mundial, el rol de los Estados
nacionales cobró un impulso sustancial para reactivar las economías de los países centrales.
Posteriormente, países periféricos siguieron el mismo rumbo. Fue así que esos Estados invir-
tieron fuertemente en infraestructura y facilitaron la concesión de créditos. Estas medidas,
inspiradas en la teoría keynesiana, fueron acompañadas por políticas monetarias y fiscales que
permitieron reactivar una económica virtualmente paralizada.

Luego de la Segunda Guerra Mundial, y en el marco de una marcada expansión económica, a


partir de altos índices de producción, salarios altos y una legislación en materia de seguridad
social que permitieron en los países industrializados la plena vigencia del “Estado de Bienestar”,
es decir, formas de gobierno en la cual el Estado se hace cargo de los servicios y derechos de
una gran parte de la población más humilde o empobrecida.

Hoy esa misma Europa es testigo inerme de la progresiva destrucción de esos Estados inter-
ventores en favor de los más desposeídos. Servicios sociales históricos fueron desmantelándose
poco a poco y se expulsó de los beneficios del “progreso” no sólo al tercio histórico de menores
ingresos, sino a las amplias capas medias que crecieron al impulso del modelo fordista-keyne-
siano de la segunda posguerra. En EEUU, la potencia más rica del mundo, viven 50 millones de
pobres que se alimentan con bonos estatales. En la rica Unión Europea se acumulan decenas de
40
millones de desocupados, pobres y hasta hambrientos. Simultáneamente crecen las fortunas
de los multimillonarios y la riqueza se concentra en pocos bancos poderosos y en gigantescas
corporaciones transnacionales, a costa de la supervivencia y bienestar de amplios sectores de
la población.

Es decir, el Estado fue desde su aparición la barrera institucional y política capaz de poner coto
a la voracidad del poder económico. El gran “Leviatán” descripto por Thomas Hobbes sería la
única instancia posible de acabar con la idea del “hombre como lobo del hombre”, trayendo
armonía y equilibrio en las relaciones humanas. Lamentablemente, ese Estado estuvo siem-
pre acompañando y justificando las inequidades económicas y sociales resultantes del sistema
capitalista y en contadas ocasiones históricas ocupó efectivamente la misión de arbitrar en los
conflictos suscitados y de laudar en beneficio de las grandes mayorías.

Con esto queremos decir que si el Estado no toma cartas necesarias mediante políticas regula-
torias y de control de las actividades de las grandes corporaciones y del poder financiero, por
más que el consenso científico advierta sobre las consecuencias nefastas de la presente Crisis
civilizatoria, y que iniciativas sectoriales se unan y organicen en una demanda colectiva, difícil-
mente podremos mirar al futuro con expectativas más alentadoras.

En ese marco, y respecto de la responsabilidad del Estado frente al poder de los agronegocios,
Retamoza opinó que: “Tiene un poder que se impone por la fuerza y por la confluencia de in-
tereses de quienes manejan los Estados nacionales. En la Argentina, desde la época de Martínez
de Hoz hasta acá, ningún gobierno les dijo: «acá ustedes no pasan», sino que trataron de sacar
parte de esos negocios, como ocurrió con las retenciones. Es que al Estado le interesa contar
con esa entrada de dinero, que es gratuita, sin arriesgar nada. Entonces se permitió la entrada
de estos grandes pulpos multinacionales que hoy manejan todas estas variables de la produc-
ción, los precios, la demanda, la exportación y la propaganda, en lugar de incentivar a que se
produzcan dos, tres, cuatro de estos granos, las oleaginosas que necesita el mundo. A su vez, se
fue eliminando todo aquello que era útil para una producción de rotación como la agricultu-
ra y la ganadería, es decir, pasturas, semillas para pasturas, horticultura, fruticultura, cebada,
centeno, lino, girasol, todos otros cultivos que la industria del país necesita y que son parte de
los gustos del mercado interno. Por lo tanto, son las corporaciones las que imponen el mono-
cultivo y qué es lo que se debe producir. Ese monocultivo es dañino y causa daños irreversibles
ya que cuesta muchos años volver a recuperar los suelos erosionados que pierden su materia
orgánica porque fueron muy fumigados con agroquímicos que poseen un efecto residual que
inhibe la vida misma de esos suelos”, completó Retamoza.

Resulta inentendible que las instituciones que tienen la función de regular, aconsejar y orientar
la producción se desvíen tanto de la realidad por claros intereses económicos. Pero también
es real que las grandes corporaciones demostraron y demuestran su capacidad para “bajar” su
mensaje y que sea aceptado sin cuestionamientos en diferentes ámbitos como el universitario,
comercial, colegiados y, como adelantamos en la primera parte de este trabajo, en los medios
de difusión masiva. De ese modo, presentan a la soja como “la solución” para la gente y para la
economía nacional. El razonamiento instalado es más o menos así: “Si a los grandes producto-
res del campo y al Estado les va bien con esta actividad, le irá bien al país”.

La política educativa también es parte del problema. Es contradictorio, por ejemplo, que los
estudiantes de Ingeniería Agrónoma que, se supone que deben dedicarse al cuidado de los
suelos y tratar de explotarlos por una vía ecológica, sean adoctrinados por las empresas de los
agroquímicos y respondan a sus intereses al trabajar como profesionales.

Recordemos que el artículo 4 de la ley nacional General del Ambiente (N° 25675), sancionada
el 27 de noviembre de 2002, establece una serie de principios entre los cuales se encuentran
el de “solidaridad” que alude a la responsabilidad de la Nación y las provincias en relación con
la “prevención y mitigación de los efectos ambientales transfronterizos adversos de su propio
accionar, así como de la minimización de los riesgos ambientales sobre los sistemas ecológicos
compartidos”; y el de “cooperación”, por el cual “los recursos naturales y los sistemas ecológicos
compartidos serán utilizados en forma equitativa y racional (…)”.
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Sin embargo, esta norma no parece ser un obstáculo en la producción de los cultivos transgéni-
cos, a pesar las reiteradas advertencias que se realizan acerca de sus consecuencias. La pregunta,
entonces, es inevitable: ¿quiénes defienden a las sociedades, a los consumidores, a los habitan-
tes de las zonas rurales que conviven con el coctel de tóxicos en el aire a causa de la fumigación
aérea, que a pesar de estar prohibida se sigue practicando?

Si no se respeta la ley sancionada, si no se tiene en cuenta la biodiversidad y el cuidado de


nuestro planeta ¿cuál es la herencia que dejamos a las futuras generaciones? La Red de Comu-
nicación La Olla TV -espacio comunicacional conformado por organizaciones políticas, so-
ciales, culturales y sindicales, que funciona desde 2012- difundió una serie de casos en los que
autoridades de escuelas rurales denuncian que se realizan fumigaciones aéreas permanentes
en las provincias de Entre Ríos, Chaco, Buenos Aires y Santa Fe, y el incremento del uso de los
agrotóxicos en campos.

AFECTAN LA DIVERSIDAD PRODUCTIVA

Siguiendo la línea de lo planteado por el ingeniero Retamoza, podemos agregar que el modelo
de los agronegocios afecta a la diversidad productiva, ya que se dejan de realizar actividades
que son menos rentables que la soja o el maíz pero muy necesarias, como el tambo, la ganade-
ría, la frutihorticultura, y otras producciones de granos. De esta manera, se pierden las produc-
ciones para autoabastecimiento local y se ingresa en la tendencia irracional de producir para
vender a miles de kilómetros; además de abastecerse comprando a miles de kilómetros, con el
grave peligro del futuro colapso energético y la creciente escasez de combustibles que vivirá la
humanidad en un futuro no muy lejano.

Esa política de homogenización de la producción provoca también la perdida de la variedad


de especies productivas y afecta la necesaria diversidad genética, además de generar mayor
susceptibilidad de enfermedades frente a situaciones adversas como plagas, eventos climáticos,
etc. Lógicamente que esto impacta desfavorablemente sobre los montes nativos, con el consi-
guiente efecto negativo en la productividad de estos ecosistemas.

Cuanto mayor es la monoproducción, es decir, cuando las superficies más extensas se destinan
a un solo cultivo, el uso de agroquímicos es más intensivo con el propósito de prevenir pestes y
destruir malezas. Así, se eliminan los controles naturales de plagas y se empobrecen los suelos,
arrasando la biodiversidad vegetal. Otro problema concomitante es que se generan especies
vegetales resistentes que requieren de dosis cada vez más altas y potentes de estos productos
nocivos.

Además de los suelos, los agroquímicos contaminan los acuíferos donde se aplican, proceso
que es acumulativo y que provoca graves daños en los ecosistemas, en la fauna acuática y en
quienes beben esas aguas. Asimismo, el sector de los agronegocios arroja un balance energético
sumamente negativo debido al uso intensivo de petróleo, desde los fertilizantes hasta el trans-
porte, pasando por la maquinaria para la producción. Se trata de una espiral de crecientes cos-
tos económicos, energéticos y ambientales. En definitiva, el poder de decisión sobre cuestiones
esenciales y estratégicas como lo son los alimentos y la renta agraria para el país, está en manos
de un sector minoritario y extranjerizado de la sociedad que, además, controla porcentajes sig-
nificativos del comercio exterior. Obviamente todo ello redunda en beneficios propios y no del
conjunto social, limitándose los intentos de redistribución del ingreso y la riqueza.

GLIFOSATO + TRANSGÉNICOS = BOMBA TÓXICA

Los herbicidas sumados a los transgénicos conforman una bomba tóxica para nuestros suelos.

Pero, ¿qué es en realidad el glifosato? Es un herbicida que interactúa con la química y la biología
del suelo, provocando una serie de impactos que incluyen la reducción de la nutrición de las
plantas y el incremento su vulnerabilidad a las enfermedades. Es el principal componente de
Roundup, el herbicida más utilizado en el mundo. La OMS lo declaró “probablemente cancerí-
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geno para los seres humanos” y en algunos países, como Francia, él ya fue prohibido. Actúa en
post-emergencia y es usado para matar plantas no deseadas como pastos anuales y perennes,
hierbas de hoja ancha y especies leñosas.

Uno de los efectos medioambientales que desencadena este producto es que determina la pre-
sencia de malezas resistentes que crecen sin contención y que deberán ser fumigados con pro-
ductos conformados por tóxicos más fuertes como Fusarium, que produce severos daños en
los cultivares del trigo.

A mayor cantidad de uso de agroquímicos más fuerte es la “dosis” que se debe utilizar en la
próxima ronda de cultivos, esto hace que los suelos queden infértiles sumado a que no tienen
el debido descanso, ni la debida rotación de cultivo.

¿Y los transgénicos? Son un Organismo Genéticamente Modificado (OGM), un organismo vivo


creado artificialmente manipulando sus genes. Las técnicas de ingeniería genética consisten en
aislar segmentos del ADN (el material genético) de un ser vivo (virus, bacteria, vegetal, animal e
incluso humano) para introducirlos en el material hereditario de otro. Esta práctica supera las
barreras entre especies para crear seres vivos que antes no existían en la Naturaleza.

Se trata de un experimento basado en un modelo científico que está en disputa ya que el cono-
cimiento sobre el funcionamiento de los genes es todavía muy limitado y las técnicas actuales
de ingeniería genética no permiten controlar los efectos de la inserción de genes extraños en el
ADN de un organismo.

Los transgénicos llegaron con la promesa de eliminar el hambre en el mundo, basados en una
agricultura de tipo industrial llamada “revolución verde”. Sin embargo, los resultados están a la
vista: la frontera agrícola avanzó sobre los bosques nativos; se produjo la pérdida de la biodi-
versidad; se concentró la tenencia de la tierra; aumentó considerablemente el uso de agroquí-
micos; se contaminaron los suelos; y se perdió soberanía alimentaria.

EL VEREDICTO DEL INTA

El Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) fue creado en 1956 y es el espacio de


referencia del agro argentino. Desde la década del 90 tuvo como política macro impulsar el
modelo transgénico con uso masivo de agroquímicos.

Una reciente investigación a cargo del organismo va en otra dirección, toma como base ar-
gumental 142 publicaciones científicas y recopila tres jornadas de capacitación que realizó la
institución en 2015. A través de la misma, investigadores confirmaron que los agroquímicos
permanecen durante meses en el suelo y afectan cursos de agua; cuestionan que la Argentina es
el país con más uso de químicos y menos “eficiente” en la producción de grano; alertaron que
se está explotando el suelo hasta “agotarlo”; afirman que se favorece principalmente a las gran-
des empresas; y llaman a impulsar otra forma de producción. “El principal objetivo del modelo
actual es maximizar la renta con una mirada de corto plazo, poniendo en situación crítica al
sistema agroalimentario”, alertaron.

La publicación, bajo el título “Los plaguicidas agregados al suelo y su destino en el ambiente”, es


una iniciativa del Proyecto Nacional de Suelo que remarca que toda la base científica utilizada
en el mismo –más de 140 investigaciones- fue publicada en revistas nacionales e internaciona-
les, cumple con todos los estándares del ámbito científico y aborda la detección de residuos de
plaguicidas, las consecuencias en el suelo y el impacto ambiental.

“El actual modelo de agricultura industrial o modelo extractivo ha pretendido que la química
(los plaguicidas) controle a la biología, simplificando así la toma de decisiones. Sin embargo,
dentro de este modelo, no se ha tenido en cuenta que el uso excesivo de plaguicidas pone en
serio riesgo al recurso suelo”, afirman los investigadores.

El libro también alude a quiénes ganan con el actual modelo agropecuario: “La captación de
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ganancia por parte del productor agropecuario es menor debido a que hay una transferencia de
esa rentabilidad a las empresas que producen y venden los paquetes tecnológicos de insumos.
Sumado a que las empresas que producen y venden plaguicidas son en su mayoría multina-
cionales. Por lo que esa ganancia no queda dentro del país y contribuye a una fuga de divisas al
exterior”.

En base a datos de la FAO (organización de Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura)


afirma que, respecto de la utilización de herbicidas por superficie arable, la Argentina está en
el segundo lugar de mayor utilización de herbicidas por hectárea, luego de Chile. Y desmiente
una de las banderas argumentales del agronegocios: “Este uso intensivo de herbicidas no se
ve reflejado en un mayor rendimiento por hectárea comparado con otros países (Argentina se
ubica detrás de Estados Unidos, Australia, Francia, Brasil y Chile, entre otros). Argentina es el
país menos eficiente en producir granos”.

Un discurso instalado por los impulsores del agronegocio es que los herbicidas -que matan las
plantas no deseadas- “desaparecen” cuando llegan al suelo. El libro del INTA afirma todo lo
contrario: el glifosato persiste en el suelo entre cuatro y 180 días, el 2,4-D y el clorpirifos hasta
120 días y la atrazina hasta 115 días. Sobre este último, los investigadores cuestionan: “A pesar de
su prohibición en países de la Unión Europea, en Argentina es el tercer herbicida más usado”.

En las consideraciones finales, la publicación del INTA alerta que “la presencia de plaguicidas
en distintas matrices ambientales indica un agotamiento en la capacidad del suelo de funcionar
como reactor (transformar, filtrar, amortiguar y depurar sustancias)”. Y señala que, al perjudicar
al suelo, también se “estaría provocando impacto en el aire y el agua”.

Y también recuerda la legislación vigente, en este caso el artículo 41 de la Constitución Nacional


y el principio precautorio, vigente en la Ley General del Ambiente): “Cuando haya peligro de
daño grave o irreversible, la ausencia de información o certeza científica no deberá utilizarse
como razón para postergar las medidas eficaces para impedir la degradación del medio am-
biente”.

Finalmente, la investigación propone reducir el uso de agroquímicos, diversificar la produc-


ción, mejorar las condiciones de vida de las familias rurales y establecer franjas de no aplica-
ción de químicos. También sostiene que es necesario que los ingenieros agrónomos “desarro-
llen un espíritu crítico y compromiso social” para impulsar producciones sustentables y solicita
que los profesionales del sistema agropecuario tengan “una visión amplia, integrando la parte
ambiental, social y productiva”.

CUANDO LA SALUD ES UN “PROBLEMA”

Científicos, investigadores, docentes y distintos movimientos ecologistas cuestionan el desa-


rrollo de los agronegocios sin que sus voces se amplifiquen, se difundan, se escuchen al menos.
Como si se tratara de gritos desesperados en el desierto, alertan sobre las graves consecuencias
que esta actividad ocasionan a la población a partir del uso indiscriminado de agrotóxicos. Pero
lo importante es que esa crítica, que no surge de un fanatismo panfletario sino de los diversos
estudios, congresos, foros y debates realizados a nivel local, nacional, regional y mundial, se
inscribe en un cuestionamiento integral dirigido al corazón mismo del sistema capitalista.

Como se viene explicando, de la mano de la expansión del uso de agroquímicos creció la des-
titución de la población rural, el agotamiento constante de la fertilidad de los suelos, la pérdida
de la biodiversidad, el desplazamiento de otras producciones diversificadas, la contaminación
de los acuíferos. A todo esto debemos añadirle los efectos que producen en la salud y la vida.

Entre los riesgos más relevantes se pueden mencionar los numerosos casos de nacimientos
con malformaciones, multiplicación de casos de cáncer, en especial en niños y jóvenes, proli-
feración de muertes de bebés en abortos “espontáneos” en las zonas de uso intensivo. El efecto
negativo de los agrotóxicos y los cultivos transgénicos sobre los seres humanos está científica-
mente probado. La lista de afecciones incluye desde alergias, alteraciones cutáneas y oculares,
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hasta cánceres, malformaciones y abortos espontáneos.

La propia Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró recientemente que el glifosato es


cancerígeno, mientras que cientos de estudios en la Argentina y el mundo ya venían informan-
do de sus negativas consecuencias sobre la salud. Pero hasta el momento se los sigue utilizan-
do, rociándolo literalmente sobre unos 14 millones de argentinos, ante la irresponsabilidad
cómplice y criminal de las áreas nacionales y provinciales de Salud y Medio Ambiente. Por esta
razón, son innumerables las opiniones fundamentadas de profesionales, técnicos, científicos,
médicos, etc., que afirman de manera contundente que una vez que los biocidas son liberados
al ambiente resultan incontrolables. Y de eso dan cuenta las numerosas víctimas de los pueblos
fumigados, que cada vez hacen sentir con más fuerzas sus resistencias y sus reclamos.

Para conocer más acerca del tema dialogamos con el Dr. Darío Gianfelici, médico rural, pe-
diatra, especialista en Geriatría y Magíster en Salud Mental, abocado desde hace años a la in-
vestigación de los efectos que este modelo productivo y sus tóxicos provocan en la salud de la
población de Cerrito en particular y de diferentes zonas del país en general.

“La fumigación afecta en la medida en que se haga de manera imprudente. No es cuestión de


distancia sino de control. Si se fumiga a 2.000 metros pero con viento a favor, es exactamente
lo mismo. El viento va a llevar el agroquímico adonde esté la gente” disparó sin miramientos
Gianfelici.

“El ser humano puede ser afectado de dos maneras por los agroquímicos. Una es por la intoxi-
cación aguda, es decir, me expongo y en menos de 24 horas tengo síntomas que pueden variar
desde náuseas, vómitos, diarreas, dolor de cabeza, hasta erupción en la piel. Esto desparece en
poco tiempo. Lo que nos preocupa, en cambio, son los síntomas a distancia que pueden apare-
cer hasta 20 años después de la exposición”, alertó el investigador local.

Lo dramático de esta situación llega a su punto culminante cuando Gianfelici desnuda la falta
de control del Estado a la hora de poner límites a una actividad privada que sólo aspira a alcan-
zar su mayor rentabilidad, a costa de la salud de sus vecinos. “Todos los días hay cosas, el tema
es que no siempre se tiene la valentía de ponerlo en un certificado”, en alusión a la inoperancia
de la Salud Pública. Desde 1994 a 2004 enfermedades que sí tienen relación con los agroquími-
cos habían crecido en un 100 y un 500 por ciento. En realidad no hay voluntad de contar con
datos estadísticos”, sentenció.

“Por eso cuando dicen que con la soja entra mucha plata, yo les digo: « ¿Pero ustedes descuentan
de toda esa plata que entra todo lo que se gasta en salud para solucionar los problemas que pro-
ducen los agroquímicos?». Porque la mayoría de los pacientes afectados por agroquímicos son
peones rurales que, generalmente, se atienden en el sector público. El paciente va al hospital y
no le cobran nada, pero al médico hay que pagarle, a los medicamentos hay que comprarlos, en
fin, todo el funcionamiento de un hospital cuesta plata. Para que haya salud hacen falta recursos
porque si no, no funciona”, enfatizó el investigador.

Para dejar en claro la permanencia en el tiempo del efecto de los agrotóxicos sobre la vida hu-
mana, Gianfelici explicó que “los resultados que estamos viendo hoy en día son la consecuencia
del uso de agroquímicos en los años finales de los 90, principio de 2000. Si se prohíbe el uso
de agroquímicos en todo el territorio de la República Argentina nosotros aquí seguiríamos te-
niendo casos de cáncer y de problemas de tipo de fertilidad durante mucho tiempo, durante 20
o 30 años más”, aseguró con preocupación.

En declaraciones a otros medios de comunicación, Darío Gianfelici alertó sobre el aumento de


casos de Cáncer que existen en Cerrito: “Que aparezcan dos o tres casos por año de personas
jóvenes en localidades como Cerrito es para preocuparse, el cáncer tiene un alto riesgo de ter-
minar con la vida pero también lo que tiene que ver con malformaciones en personas por na-
cer, las cuales siguen estando y a esto lo hablamos con colegas permanentemente y lo podemos
observar en el consultorio. Creo que hay que analizar con autoridades este tema que debería
preocuparnos a todos por igual porque es la salud de la población”. Y agregó: “Ya se determinó
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que el glifosato es cancerígeno, y siguen insistiendo con el mensaje de que no pasa nada, e in-
clusive hay mucha gente que está empezando a usarlo para el uso hogareño, para erradicar las
malezas del borde en las veredas y esto sucede aquí en Cerrito, lo que uno no puede verificar es
donde compran ese herbicida fraccionado (Roundup – nombre comercial)”, planteó en diálogo
con el portal Debate Abierto.

Hay que recordar que las leyes vigentes permiten aplicaciones a distancias mínimas de la po-
blación y cursos de agua y que no existen controles efectivos en relación con las dosis y mo-
dalidades de esas aplicaciones, lo cual aumenta considerablemente las diversas enfermedades,
ocultas de manera intencional por la carencia de registros epidemiológicos. Existen estudios
fundamentados que indican que no existen derivas controlables, ya que según el tamaño de
las gotas y las condiciones del tiempo, las mismas pueden recorrer decenas de kilómetros de
distancia desde donde son esparcidas.

LA TIERRA: UN PACIENTE CON PRONÓSTICO RESERVADO

Además de hablar de salud, Gianfelici también hizo referencia al cuidado del medio ambiente
y consideró que: “Estamos haciendo muy poco por preservar el futuro del planeta que, si fuera
un paciente, diría que su pronóstico es reservado, por la manera que se lo está agrediendo. (…)
Día a día perdemos tiempo porque otra de las cosas que los decisores políticos no terminan de
entender es que, cuando exportamos soja, no sólo exportamos porotos, sino también nutrien-
tes, potasio –que es un recurso limitado–, nitrógeno. No es que haya potasio para siempre.
Más teniendo en cuenta que la soja –al menos la transgénica- no es un alimento. Además, es
mediante una agricultura más racional que se pueden producir mucho más alimentos en pe-
queños espacios. Hay que decir que el problema de los alimentos, del hambre en general, no es
un problema de producción, sino de distribución”, añadió.

Sobre el final, Gianfelici analizó el problema de manera integral, y cerró su participación en


la nota con un interrogante clave: “Este es un problema ambiental, de salud y económico, por
lo tanto, es un problema político. Y si no vienen soluciones desde la política vamos a seguir de
mal en peor.”

El médico comentó su paso por el 3º Congreso de Médicos de Pueblos Fumigados, realizado


el pasado mes de octubre en la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires (UBA).
“Siempre digo que nos juntamos para hacer catarsis porque nos contamos todas nuestras expe-
riencias y, obviamente, pasa desapercibido por los decisores”, insistió Gianfelici.

“Uno de los testimonios recogidos en esa oportunidad fue el de un bioquímico de la Universi-


dad Nacional de La Plata que, convocado por Medardo Ávila Vázquez, pediatra cordobés, y uno
de los organizadores de ese congreso. Este profesional llevó a cabo un estudio del agua de lluvia
de Monte Maíz –ciudad del sureste de Córdoba- y encontró una gran cantidad de glifosato. De
manera que el tema no pasa por si vivimos o no en el campo. Nos llueve glifosato”, enfatizó el
médico entrerriano.

“Otro testimonio que me conmovió mucho fue el de un señor que se había ido a vivir al campo
porque estaba harto de la inseguridad de la ciudad y, de paso, para hacer vida sana junto con su
familia. Y compró un campo al lado de un sojal. Hoy su esposa padece cáncer; y a una de sus
hijas tuvieron que sacarle un riñón porque tenía un tumor”, subrayó Gianfelici.

“Y otro tema que abordamos allí, y que tuvo mucha repercusión fue el del estudio a través del
cual , hace pocos meses, se encontraron restos de glifosato en las toallitas femeninas, los tam-
pones, los Q-tips que suelen usarse para limpiarles los oídos a los bebés. Como estos productos
están hechos de algodón y el algodón se fumiga con glifosato, aparecieron restos del herbicida
en esos elementos. Y una cantidad importante. Entonces cabe preguntarse vos decís ¿de qué
salud estamos hablando? y ¿cuánto interesa la salud de la gente? Ahí está la razón por la que el
cáncer en la mujer aparece ahora con más frecuencia”, concluyó el investigador.

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¿QUÉ COMEMOS?

Existen estudios que demuestran la presencia de glifosato en la comida elaborada con soja
transgénica. El maíz transgénico es igualmente peligroso, dentro de la misma planta se desa-
rrolla la toxina BT que, se decía, no provocaba daño en los humanos, pero si en los insectos.
Luego se demostró que aún en pequeñas dosis destruye los glóbulos rojos, perturba la coagula-
ción y causa degeneración orgánica y daño en los tejidos.

CONCLUSIONES

Sin dudas, estamos cegados con la necesidad de tener más y no nos damos cuenta de que eso
nos conduce al abismo. Hay una sociedad narcotizada por el hiperconsumismo, por la locura
de tener más, de acumular objetos, de vincular la felicidad con el “tener”. Estamos inmersos en
un sistema que en su propia lógica lleva a dejar afuera al “grueso” de la población y afecta la base
de sustentación de nuestra vida, que es el ambiente, es decir que provoca simultáneamente dos
problemas graves: los humanos y los ambientales.

Cuando hablamos de “crecimiento económico”, perdemos de vista su real significado que,


como lo indica la experiencia a nivel mundial, poco tiene que ver con el desarrollo, con el
crecimiento sustentable que contemple, no el aumento desenfrenado del PBI de las naciones,
sino que tenga en cuenta las necesidades de las sociedades y la defensa innegociable del medio
ambiente y sus recursos naturales.

Con el avance del Capitalismo, el vocablo “crecimiento” significó lisa y llanamente embarcarse
en un proceso autista que nunca acaba, que tiene que ver con obtener cada vez mayor cantidad
de bienes comunes y con la extracción de recursos no renovables, generándose desechos en
forma contínua e insostenible para la capacidad de absorción del planeta.

La expansión sin fin, en el marco de la finitud de “la Casa de Todos” es un delirio que sólo la
locura de la economía convencional puede proponer y defender. O disminuimos en un 50 por
ciento la forma en que estamos extrayendo recursos de la naturaleza y en la que estamos arro-
jando desechos, o difícilmente podremos seguir viviendo en este la Tierra por mucho tiempo
más.

El grave deterioro a nivel mundial del ciclo del nitrógenos y del fósforo, la destrucción masiva
de la biodiversidad y la desaparición de numerosos especies, la contaminación cada vez mayor
del agua potable y la destrucción de los glaciares de altas montañas y los humedales, indican
que estamos pasando los límites de no retorno, que nos llevan a escenarios inimaginables de
colapsos y caos, que deberían hacernos reflexionar para buscar urgentes alternativas que eviten
la colisión y el abismo.

El fenomenal deterioro de nuestros bienes comunes se produce como consecuencia de una


forma de producción, de consumo y de vida que beneficia sólo a un sector minoritario de la
población del planeta y deja a la gran mayoría de la humanidad.

Al menos 4 mil millones de seres humanos viven en la pobreza estructural, y alrededor de dos
millones pasan hambre todos los días. En este contexto, se desarrolla la producción mundial
de alimentos impulsada por las grandes corporaciones de los agronegocios, tal como hacíamos
referencia.

Si bien los mercados de la tierra generaron resultados económicos favorables en la coyuntura,


el impacto resultó desigual. Los grandes ganadores son las corporaciones que concentran el
mercado; y el fisco nacional que participó de una parte de la renta generada mediante las reten-
ciones –ahora eliminadas-; y grandes y medianos productores que participan negocio.

Existe una peligrosa dependencia económica y tecnológica en un conjunto reducido de corpo-


raciones trasnacionales que dominan el mercado mundial. Se tiende a concentrar la produc-
ción y la propiedad de la tierra en los más poderosos; y se dejan de realizar otras actividades
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agropecuarias menos rentables que la soja pero necesarias e importantes para la diversidad
productiva.

Se pierden especies productivas; se afecta la necesaria diversidad genética; se generan más en-
fermedades; se impacta desfavorablemente sobre los montes nativos; se consume petróleo de
manera intensiva. Cuanto mayor es la monoproducción, más uso intensivo de agroquímicos
se requiere; y con la producción del mismo cultivo durante varias temporadas, sin rotación,
el suelo se empobrece y va perdiendo nutrientes. Y no sólo se contaminan los suelos, sino los
acuíferos donde se aplican.

La monoproducción de transgénicos es altamente mecanizada y expulsora de mano de obra,


además de concentrar la producción en grandes extensiones y pocas manos. Hay un fuerte des-
poblamiento del campo, y a corto plazo se acumula población sobrante en las zonas periféricas
de las grandes ciudades. A largo plazo, el campo no tendrá gente para volver a producir de otra
manera, porque los propietarios arriendan sus campos, liquidan sus instrumentos de trabajo y
viven de rentas en las ciudades.

Está demostrado el efecto negativo de los agrotóxicos y los cultivos transgénicos sobre los seres
humanos. Y el cuadro de situación es el siguiente:

- Se liberan productos tóxicos bajo la apariencia de inofensivos.


- El glifosato es cancerígeno.
- Hay carencia de registros epidemiológicos.
- Una vez que los biocidas son liberados al ambiente de la manera que sucede en nuestro
país, son incontrolables.

A todo eso se suma el impacto sobre el calentamiento global de toda la cadena de la producción
de alimentos. Si se contemplaran los costos reales de este modelo, el saldo de la actividad sería
fuertemente negativo. Los múltiples impactos negativos que generan daños irreversibles, de-
berían erradicarse totalmente si se cumpliera con la aplicación del principio precautorio que
ha sido aceptado en la legislación nacional y mundial.

AL MARGEN

LA CUMBRE DEL CLIMA EN PARÍS

El pasado 12 de diciembre, en la capital francesa, la secretaria ejecutiva de la Convención Mar-


co de la ONU sobre el Cambio Climático, Christiana Figueres; el secretario general de la ONU,
Ban Ki Moon; el canciller de Francia, Laurent Fabius; y el presidente del país anfitrión de la
cumbre, Francois Hollande, celebraron el denominado “Acuerdo de París”, en el marco de la
Cumbre del Clima.

Las conversaciones de la ONU sobre el clima alcanzaron ese día un hito cuando 195 países
aprobaron el primer acuerdo en el que se solicitó a todos los gobiernos sumar esfuerzos en la
lucha contra el calentamiento global.

El convenio hace alusión a:

- Objetivo de largo plazo: El acuerdo se ha fijado como objetivo de largo plazo garanti-
zar que el calentamiento global se mantenga “muy por debajo” de los 2° Celsius y “emprender
acciones” que limiten el aumento de la temperatura a 1,5° Celsius. Las temperaturas ya se han
elevado alrededor de un grado centígrado en comparación con la época preindustrial. Para al-
canzar la nueva meta, los gobiernos se comprometieron a frenar “cuanto antes” el incremento
de las emisiones de gases de efecto invernadero, los cuales retienen el calor. En alguna, fecha
después de 2050, las emisiones causadas por el hombre deben ser reducidas a niveles que los
bosques y océanos puedan absorber, según el acuerdo.

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- Objetivos sobre las emisiones: A fin de alcanzar el objetivo de largo plazo, los países
acordaron fijarse cada cinco años metas nacionales para la reducción de gases de efecto in-
vernadero. Más de 180 países ya presentaron sus metas para el primer ciclo que comienza en
2020. Solamente los países desarrollados tienen previsto reducir sus emisiones en términos
absolutos. Las naciones en desarrollo son “alentadas” a que hagan lo propio a medida que sus
capacidades evolucionen con el tiempo. Por lo pronto, sólo se espera de los países en desarrollo
que controlen el aumento de sus emisiones mientras prosperan sus economías.

- Revisión de objetivos: Los objetivos iniciales serán insuficientes para enfilar al mundo a
lograr el objetivo de largo plazo sobre el nivel de aumento máximo de la temperatura. Así, en el
acuerdo se les pide a los gobiernos que revisen sus metas en los próximos cuatro años y exami-
nen si pueden “actualizarlas”. No es obligatorio que profundicen sus reducciones. Sin embargo,
la expectativa es que podrán reducirlas si tienen a su disposición fuentes de energía renovable
más eficaces y más asequibles.

- Transparencia: No hay sanciones contra los países que incumplan sus objetivos sobre
emisiones. Sin embargo, el acuerdo prevé normas de transparencia que contribuirán a alen-
tar a los países a que cumplan sus compromisos. Este fue uno de los puntos más difíciles de
concertar, porque China solicitaba compromisos obligatorios más flexibles para las naciones
en desarrollo. De acuerdo al pacto, todos los países deben informar sobre sus emisiones y sus
acciones para reducirlas. Aunque prevé cierta “flexibilidad” para los países en desarrollo que “la
necesiten”.

- Recursos económicos: Los países ricos deben mantener su asistencia financiera a las na-
ciones pobres para que éstas reduzcan sus emisiones y se adapten al cambio climático. El con-
venio también alienta a otras naciones a que hagan aportaciones voluntarias. Esta asistencia
allana el camino para que las economías emergentes como China hagan contribuciones aun
cuando no están obligadas a hacerlo. El acuerdo no prevé cantidades específicas. Sin embargo,
las naciones ricas habían comprometido de antemano un financiamiento contra el cambio cli-
mático por 100.000 millones de dólares en los próximos años hasta 2020.

- Pérdidas y daños: En una victoria para las pequeñas naciones isleñas a las que amenaza
el aumento de nivel del mar, el acuerdo incluye una sección en la que se reconoce “las pérdidas
y los daños” vinculados con los desastres derivados del clima. Estados Unidos había objetado
por mucho tiempo la inclusión del tema en el acuerdo, preocupado de enfrentar reclamos de
indemnización por daños relacionados con fenómenos climáticos extremos. Sin embargo, hay
que señalar que las emisiones ya realizadas comienzan a tener efecto en una o dos décadas y
permanecen por cientos de años en la atmósfera. En tanto que la cantidad de gases de efecto
invernadero alcanzaban a 280 partes por millón (ppm) hasta hace poco más de un siglo, la revo-
lución industrial y el uso masivo de combustibles fósiles elevó peligrosamente ese porcentaje. Y
si se pensaba que el límite máximo seguro no debía superar las 350 ppm, ya hemos alcanzado
las 400 ppm. De ahí que las estimaciones por parte del consenso científico de lo que sucederá
con el ambiente para las próximas décadas sean muy pesimistas.

UNA ENCÍCLICA MÁS QUE OPORTUNA

Previamente, en mayo de 2015, el Papa Francisco dio a conocer su esperada encíclica sobre
medio ambiente “Laudato si” (Alabado seas), que hace eje en la protección de la casa común,
nuestro medio ambiente.

Laudato si es la frase inicial del Cántico de las Criaturas de san Francisco de Asís, el nombre que
eligió Jorge Bergoglio tras ser elegido pontífice el 13 de marzo de 2013, y un santo vinculado por
los católicos a la paz, la pobreza y la protección de la Creación. Y al igual que el Cántico de las
Criaturas se considera el primer manifiesto ecologista de la historia. El documento de Francis-
co es también una alabanza a la “Creación”, pero también un duro ensayo contra quien la está
destruyendo y una denuncia contra la falta de voluntad de proteger el planeta.

El Papa espera que su encíclica sirva para apelar a la “responsabilidad” para proteger el planeta,
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“que se está destrozando”. Además, incide en que la destrucción de la “creación” perjudica a
todos, pero “especialmente a los más pobres”.

Asimismo, otro de los puntos cardinales del documento, de los más importantes que puede
publicar un pontífice y con el que el Jefe de la Iglesia Católica pretende abrir un debate, es que
se dirige no sólo a los creyentes sino a todos los que pueden colaborar en invertir la tendencia
de destrucción.

Entre sus puntos más destacados señalamos los referentes a:

- Combustibles fósiles: Francisco indicó que urge sustituir el uso de combustibles fósiles
y desarrollar en su lugar las fuentes de energía renovable con el fin de reducir las emisiones de
gases contaminantes. El pontífice considera que es “urgente e imperioso” desarrollar políticas
para que en los próximos años se reduzcan drásticamente la emisión de anhídrido carbónico y
otros gases altamente contaminantes.
“En el mundo hay un nivel exiguo de acceso a energías limpias y renovables. Todavía es nece-
sario desarrollar tecnologías adecuadas de acumulación”, escribió.

- Poder económico y político: El Papa identificó que “muchos de aquellos que tienen más
recursos y poder económico y político parecen concentrarse sobre todo en enmascarar los
problemas o en ocultar los síntomas, tratando sólo de reducir algunos impactos negativos del
cambio climático”.
“Pero muchos síntomas indican que esos efectos podrán ser cada vez peores si continuamos
con los actuales modelos de producción y de consumo”, afirma Bergoglio en el documento. De
ahí la urgencia de la sustitución progresiva del empleo de los combustibles fósiles.
Además, denuncia la “la debilidad de la reacción política internacional” y “los intereses eco-
nómicos” a la hora de afrontar la defensa del medio ambiente. “El sometimiento de la política
ante la tecnología y las finanzas se muestra en el fracaso de las Cumbres mundiales sobre medio
ambiente”, escribe.

- Calentamiento global: considera aquí que “la humanidad está llamada a tomar concien-
cia de la necesidad de realizar cambios de estilos de vida, de producción y de consumo” para
combatirlo o “al menos (luchar contra) las causas humanas que lo producen o acentúan”.
El Sumo pontífice señala que “la mayor parte del calentamiento global de las últimas décadas
se debe a la gran concentración de gases de efecto invernadero (anhídrido carbónico, metano,
óxidos de nitrógeno y otros) emitidos sobre todo a causa de la actividad humana”.
Y que “al concentrarse en la atmósfera, impiden que el calor de los rayos solares reflejados por
la tierra se disperse en el espacio. Esto se ve potenciado especialmente por el patrón de desa-
rrollo basado en el uso intensivo de combustibles fósiles”. De ese uso dijo que “hace al corazón
del sistema energético mundial”.

- Deuda ecológica: sobre este aspecto, denuncia la existencia de una “verdadera deuda
ecológica” entre el norte y el sur creada por desequilibrios comerciales consecuencia de la ex-
plotación de recursos naturales por parte de algunos países.
“Las exportaciones de algunas materias primas para satisfacer los mercados en el norte in-
dustrializado han producido daños locales” como la contaminación por la extracción de oro y
cobre, destaca Francisco. “Con frecuencia las empresas que obran así son multinacionales, que
hacen aquí lo que no se les permite en países desarrollados”, dice.

- “Revolución cultural”: en este sentido, Francisco pide una “valiente revolución cultural”
contra el comportamiento “suicida” que destruye el medio ambiente y el planeta y critica la
“especulación” del actual sistema económico mundial.
Asegura que “es insostenible desde diversos puntos de vista” un sistema mundial que los po-
deres económicos “continúan justificando” y que busca el beneficio financiero ignorando sus
efectos “sobre la dignidad humana y el medioambiente”.
“El estilo de vida actual, por ser insostenible, solo puede terminar en catástrofes, como de he-
cho ya está ocurriendo periódicamente en diversas regiones”, dice Bergoglio.

50
PROPUESTAS

Necesitamos una nueva economía sustentable, para la vida, en contraposición del sistema social
que predomina en el mundo y su búsqueda egoísta de ganancias, relaciones de competencia, y
máximo crecimiento; una lógica que tiende a afectar la vida y el ambiente en general y que deja
afuera a la mayor parte de los seres humanos.

Esa economía deberá ser:

- Solidaria, para todos, en la que decida el conjunto de la sociedad, y no los mercados; una
economía política, social y cultural que mire las aberraciones que se naturalizaron como “cosas
normales”, “necesarias” o “inmodficiables”, y entender que es necesario un cambio de rumbo
que priorice el bienestar del ser humano.

- Sustentable, que genere estructura y mecanismos de funcionamiento que garantice la
continuidad en el tiempo y que no destruya el ambiente.

- Participativa, en la que el “otro” no sea el único que resuelva.

- Creativa, en la cual no se repita y se haga lo que diga el poder, sino que se potencie la
capacidad que tiene cada uno en búsqueda del mejoramiento de la situación actual

- Liberadora del ser humano, que genere espacios en donde se aumente su autonomía.

En definitiva, es necesario “cambiar las gafas” con las que miramos al mundo y a nuestro alre-
dedor. Desechar los viejos y probadamente enceguecedores paradigmas impuestos por la fuer-
za, la tradición, la educación y la información tergiversada, en consonancia con intereses que
poco tienen que ver con el de las mayorías.

Pero no olvidemos que los cambios profundos, duraderos y beneficiosos para la totalidad sólo
pueden porvenir de una construcción colectiva, sin imposiciones; a través del diálogo, del de-
bate, de la aceptación del disenso y de las experiencias particulares.

Partiendo de esta base e informándonos debidamente; estimulando el pensamiento crítico; no


aceptando porque sí el orden establecido por unos pocos; y comprometiéndonos y participan-
do activamente, lograremos un cambio de paradigma que redundará en una mejor calidad de
vida para todos.

51
Otra historia

Flor de ceibo y flor de Romero

Por Fortunato Calderón Correa

El autor explica los dos objetivos cumplidos por el sistema con el ataque a la “Flor de Ceibo”
como marca argentina: mostrar la incapacidad argentina y el menosprecio de la flor nacional.
(Chasqui del Litoral).

Cuando debido a la segunda guerra mundial dejaron de llegar a la Argentina los productos im-
portados que antes regalaban la buena vida de las clases altas, fue necesario producir acá hasta
donde se pudiera lo que ya no se podía traer de allá.

Entonces empezaron a circular productos de una incipiente industria nacional de sustitución


de importaciones, como la que se desarrolló cada vez que por cualquier razón dejamos de “es-
tar en el mundo”, al que exigen entrar hoy los neoliberales. Para ellos significa ser vasallos del
capital financiero. Los 180.000 millones de dólares deuda innecesaria que tomó Macri son un
ejemplo.

Ya antes del comienzo de la guerra, el mercado argentino estaba asfixiado y ante la necesidad
de sustituir las importaciones bloqueadas por el quiebre del mercado mundial.
A principios de la década de 1940, por primera vez, la industria argentina aportó más valor que
el agro, lo que era una herejía a los ojos de la oligarquía vacuna, que esperaba que las relaciones
“normales” se restablecieran pronto. Por esos años, los obreros industriales llegaron al millón.

Los que se resignaban con disgusto a privarse del caviar de Finlandia o del champán francés
eran los mismos que decían que no había campos como los pampeanos ni vacas como las ar-
gentinas. Las vacas eran excelentes y estaban rigurosamente excluidas.

Como corresponde la mentalidad que tenían y tienen, por ejemplo la de Macri, Flor de Ceibo
se hizo sinónimo de productos de mala calidad, como necesariamente debía ser todo lo argen-
tino frente a lo importado de Europa. Es la posición de los que valoran las ideas europeas como
las mejores o las únicas posibles, y desdeñan todo lo que tiene otro origen.
Alguien tan opositor a la política del establisment como Jorge Altamira se burla de Macri por-
que según él “practica el hinduísmo”, un rasgo insólito de exotismo que le parece reprobable.
Por supuesto, Macri no tiene nada que ver con el hinduísmo, pero Altamira, capaz de análisis
rigurosos en otra materia, acá está como turco en la neblina, incapaz de distinguir un galgo de
un gallo.

El budismo, del que el presidente intenta sin resultado tomar algunas técnicas de meditación,
se terminó rápidamente en la India, donde nació, ya siglos antes de Cristo y hoy quedan apenas
rastros de él.

52
Pero en la recomendación de políticas, Altamira y Macri proponen las que vienen de Europa y
los Estados Unidos, sean trotskistas o neoliberales, pero nunca, ni por casualidad, nada de Abya
yala. Altamira propuso “¡Fuera Macri! como slogan de campaña, y lo expulsaron de su partido
por eso, pero no necesitó proponer ¡Fuera flor de ceibo!

Altamira repite con Mariátegui que un “indio” no es un “indio” sino un campesino sometido,
esto sí, a una doble explotación: la étnica y la de clase, y Macri piensa que todos los argentinos
bajamos de los barcos.

Con Flor de Ceibo convertida en designación injuriosa para los productos industriales argen-
tinos se mataban dos pájaros de un tiro: los productos mismos, tomados como prueba tangible
de la incapacidad argentina, y la flor nacional (también uruguaya) que quedaba envuelta en el
mismo menosprecio que las alpargatas.

Lo que quedaba claro al final era la incapacidad de las oligarquías latinoamericanas, en este caso
la argentina, para vivir sin tutores, su eterna infancia irresponsable.

Cuando se produjo la revolución del 55 y ya el imperio nos había vendido chatarra de guerra
y los productos “de calidad” habían vuelto, Arturo Jauretche contrapuso la flor de ceibo, repre-
sentada en los profesores expulsados de la universidad por la “libertadora” a la “flor de romero”
por el apellido del profesor designado por el gobierno rector de la Universidad Nacional de
Buenos Aires.

53
Nuestras actividades

Programa de Extensión “Por una nueva economía, humana y sustentable

Se realizó exitosamente el Seminario


Intensivo de “La Economía Política
Argentina desde los años ‘70”

En el curso de la semana del 22 al 26 de julio, tal como estaba anunciado, se desarrolló el semi-
nario que abordó el análisis de la situación nacional en el último medio siglo, como marco para
interpretar la realidad actual y las posibles perspectivas.

Ante una entusiasta concurrencia, los docentes Rubén Pagliotto y Luis Lafferriere, fueron pre-
sentando los principales aspectos del recorrido de nuestra historia reciente, para fundamentar
las razones por las cuales se produjo una regresión fenomenal en la sociedad argentina de las
últimas décadas.

Después de haber llegado, a comienzos de los años ’70 del siglo XX, a una situación social
y económica que presentaba indudables señales de mejoras en muchos aspectos, que distin-
guían favorablemente a la Argentina frente a la situación del resto de los países de la región,
un proyecto deliberado de concentración, saqueo y genocidio se descargó de manera brutal,
para romper las bases de sustentación del modelo socio-económico vigente y refundar nuestra
sociedad a costa de la exclusión de las grandes mayorías.

Fue muy importante la participación de los asistentes, que fueron aportando valiosos comen-
tarios a lo largo del seminario, enriqueciendo el análisis de la realidad y el debate sobre nuestro
presente y nuestro futuro común. El seminario fue coorganizado por Agmer Seccional Paraná,
la Junta Abya Yala por los Pueblos Libres y el Colectivo de Trabajadores Por la Ventana.

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Inicia nuevo curso, abierto y gratuito:
Entre Ríos, Argentina y el Mundo

El viernes 16 de agosto dará inicio una nueva actividad del Programa de Extensión “Por Una
Nueva Economía, Humana y Sustentable”. Se trata del curso trimestral denominado “Entre
Ríos, Argentina y el Mundo – Los horrores del neoliberalismo y la Crisis Civilizatoria”.

El objetivo del mismo es informar y sensibilizar a la sociedad sobre la profundidad de la crisis


que vivimos y la urgente necesidad de un cambio social, para comenzar a construir otros mun-
dos. Porque la situación actual es grave, y requiere transformaciones estructurales... Porque la
humanidad se encamina hacia el abismo... Y porque somos la primera generación que se en-
frenta al riesgo de su desaparición, y la última en condiciones de evitarlo...
Ante este preocupante panorama, el programa de extensión de cátedra “Por una Nueva Econo-
mía, Humana y Sustentable” que impulsan las cátedras de Economía y Periodismo Económico
de la Facultad de Ciencias de la Educación (UNER), organiza y llama a inscripción al curso de
“ENTRE RÍOS, ARGENTINA Y EL MUNDO. Los horrores del neoliberalismo y la crisis civili-
zatoria –Una visión desde la Economía Política-”

Luis Lafferriere, director del Programa de Extensión, planteó que el seminario tiene como
objetivo promover un ámbito donde los participantes desarrollen, desde la economía política,
una lectura crítica y fundamentada de los principales procesos que vivimos, a nivel local, pro-
vincial, nacional e internacional.

¿Dónde estamos? ¿Hacia dónde vamos? ¿Qué podemos hacer aquí y ahora? Estos serán algunos
de los interrogantes principales que los organizadores tienen previsto debatir, haciendo hinca-
pié en la búsqueda de propuestas políticas alternativas, transformadoras y colectivas.

El desafío es pensar y discutir: “qué deberíamos hacer en cada organización y no hacemos para
tener una sociedad mejor, y qué podríamos hacer entre todos y no hacemos para cambiar la
realidad”, sintetizó el contador Luis Lafferriere, que será el docente a cargo del curso.

También señaló que el propósito es debatir entre todos sobre diferentes aspectos que hacen a la
construcción de una sociedad política y económicamente más justa, al tiempo que indicó que
el temario incluye entre otras cuestiones los siguientes puntos:

* Un mundo en cambio, la crisis actual y sus efectos para América Latina;


* Argentina en la encrucijada: crisis y proyecto dominante;
* Entre Ríos y su gente: problemas, condicionantes y futuro; y
* Diferentes alternativas a los proyectos dominantes a nivel mundial, nacional y provincial.

El curso, que tiene una duración de nueve encuentros, se llevará a cabo los viernes cada dos se-
manas en el horario de 20,00 a 22,00 horas, y comenzará el día viernes 16 de agosto. El mismo
se desarrolla en el marco del cursado de la materia ‘Periodismo Económico’ de la carrera de
Comunicación Social.

La actividad es libre y gratuita, y se recomienda la inscripción anticipada. No se requiere contar


con conocimientos previos de economía. Se otorgarán Certificados de Asistencia y Aprobación.

Coorganizan la actividad la Junta Abya Yala por los Pueblos Libres ( JAPL), Agmer Seccional
Paraná y el Colectivo de Trabajadores Por la Ventana.

Se puede solicitar mayor información o inscripción, vía E-Mail a los correos electrónicos si-
guientes: info@porunanuevaeconomia.com.ar / luis.lafferriere@gmail.com
55
Sitio web recomendado

Rebelion.org
Según sus propios editores “Rebelión pretende ser un medio de información alternativa que
publique las noticias que no son consideradas importantes por los medios de comunicación
tradicionales.

También, dar a las noticias un tratamiento diferente en la línea de mostrar los intereses que los
poderes económicos y políticos del mundo capitalista ocultan para mantener sus privilegios y
el status actual.

Queremos servir y ayudarnos de todos los grupos, colectivos y personas que trabajan por cam-
biar este mundo en una perspectiva radicalmente diferente, más justa, igualitaria y equilibrada
social y ecológicamente.

Es nuestro objetivo contar con la participación y colaboración de todos vosotros para que Re-
belión sea un espacio serio, riguroso y actualizado en la difusión de noticias.”

Se trata de un sitio que brinda un servicio de enorme utilidad para mirar el mundo con otras
gafas. En él se puede encontrar valiosos documentos, con una amplia y variada temática que se
renueva diariamente, y que incluye una biblioteca de libros electrónicos de importantes auto-
res que analizan la realidad con una mirada crítica. Vale la pena visitarla cada día…

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