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Parte esencial de ese modelo es la sumisión a los acreedores usureros, por una
deuda ilegítima y fraudulenta asumida primariamente por la última dictadura
militar y aceptada vergonzosamente por los gobiernos que han gestionado el
Estado desde el retorno a la democracia. Una deuda que nunca debimos, que ya
la pagamos más de diez veces y que cada vez debemos más. Y esa sumisión
implica no sólo transferir ingentes recursos financieros en moneda extranjera,
sino también aceptar los condicionantes de política económica interna que
imponen a los gobiernos cipayos en contra del pueblo argentino, y que agravan
los efectos negativos del modelo (económicos, sociales y ambientales).
Endeudadores y pagadores seriales: dos caras de la misma moneda
Pero además esa estafa avalada por el gobierno de los EEUU (principal miembro
del FMI y el único con poder de veto) tenía otros objetivos: por un lado, dar
apoyo financiero al entonces presidente Macri en el proceso electoral (evitando
una corrida cambiaria y una eventual megadevaluación), y por otro, hacerlo de
manera de condicionar al futuro gobierno, ya que el préstamo era impagable en
las condiciones que se otorgaba, y eso llevaría luego a la necesidad de
renegociar y aceptar imposiciones y condicionamientos, gobierne quien
gobierne.
¿Quiénes dicen que el FMI en el año 2001 entregó 10 mil millones de dólares
para que lo saqueen los bancos y las corporaciones? Una Comisión Investigadora
especial de la Cámara de Diputados de la Nación, que demostró las modalidades
delictivas de los grandes capitales.
¿Quiénes sostienen que el último préstamo del FMI fue fraudulento y hay que
denunciarlo e investigarlo por eso? Muchos, aún con denuncias ante la justicia. Y
hasta el actual presidente lo denunció cuando era oposición y que luego ya
asumido anunció una “querella criminal” por ese acto ilegal, aunque quedó en un
anuncio más para la gilada. Y hasta el entonces presidente Macri y hoy líder
opositor, declaró recientemente ante la justicia que esos fondos prestados por
el FMI fueron destinados a los bancos comerciales, para que éstos se los
entregaran a los megaespeculadores que querían llevar sus ganancias afuera.
¿Cómo se está haciendo para pagar una parte de la deuda? (es decir, todo lo que
se pueda, ya que en las condiciones que se ha pactado es absolutamente
impagable)
En línea con las tradicionales exigencias del FMI se ha producido una continua
rebaja de los salarios reales de los trabajadores, cuyos ingresos nunca alcanzan
a los altos índices inflacionarios. También se ha producido una paralela
reducción de las jubilaciones y pensiones reales, agravado por la suspensión de
la movilidad jubilatoria en el año 2020 y por la posterior reforma que eliminó
los ajustes por inflación en los haberes (en una economía con índices
inflacionarios superiores al 50% anual). Y en especial, hubo un incremento de la
recaudación tributaria que se logró con la suba de impuestos y los aumentos de
precios que potencian los ingresos fiscales vía los impuestos indirectos.
Si vemos lo sucedido este año (primeros diez meses), los ingresos fiscales
aumentaron más del 84%, en tanto el gasto público primario (sin intereses) lo
hizo sólo en un 42%, y dentro de éstos las prestaciones sociales sólo subieron
un 25% (en comparación con igual período del año anterior).
Este camino nunca fue ni será una alternativa para la sociedad argentina y sus
sectores mayoritarios. Por eso urge desarrollar acciones que pongan en
evidencia este presente ominoso y el futuro más lúgubre que nos espera si
permitimos que se mantenga este rumbo destructivo.
Tenemos todo para que toda la población viva dignamente, pero somos
saqueados de manera perpetua. Y la deuda fraudulenta es uno de los
mecanismos más efectivos para promover ese saqueo. Está en nosotros hacer
algo, con más participación y protagonismo, porque nadie lo hará por nosotros ni
nos regalará nada. Y si seguimos haciendo más de lo mismo, contemplando
pasivamente cómo marchamos hacia el abismo, no tendremos otro futuro que un
grave empeoramiento social y ambiental. El primer paso es repudiar la deuda
fraudulenta y denunciar las estafas, ya que así nunca perderemos lo que vamos
a perder si seguimos el actual rumbo entreguista. (**)
(**) Esta nota fue escrita horas antes de que la legislatura de Chubut apruebe
entre gallos y medianoche una ley que autoriza la megaminería, a espaldas del
pueblo y sin ninguna licencia social ni ambiental. La rápida movilización popular,
masiva y pacífica, fue reprimida duramente y a los tiros. Tanto el gobierno
provincial como el nacional, traicionando los intereses de quienes los votaron,
buscan garantizar el saqueo de nuestro territorio y la contaminación de
nuestros bienes comunes, en beneficio exclusivo de los poderosos, y dar señales
de sumisión ante los acreedores usureros y el Fondo Monetario Internacional.
No les interesa el agua, ni la salud ni la vida…