El artículo titulado “Antiveneno contra la picadura del alacrán” fue publicado
en la edición de octubre de 2016 de la revista Cómo ves, que es el medio de divulgación cultural de la Universidad Nacional Autónoma de México. Escrito por Isaac Torres Cruz, es el relato de todo un proceso de investigación, desarrollo y ensayos de prueba y error para un nuevo antiveneno con el que se pretende salvar más vidas humanas puestas en peligro anualmente con la picadura de alacranes en todo el territorio que va desde el sur de los Estados Unidos hasta Centroamérica. El autor ha escrito antes articulos en esta misma revista sobre drogas sintéticas e ingeniería genética, este es su primer artículo acerca de químicos que combaten toxinas en el cuerpo humano, combina varios estilos de redacción en el, desde la narración (que se observa desde el subtítulo Como un grupo de científicos del Instituto de Biotecnología de la UNAM desarrollan eficaces antivenenos mediante ingeniería genética), la descripción (en el proceso de obtención de anticuerpos), el planteamiento de información y la opinión propia. He aquí un resumen del artículo en cuestión. El antiveneno usado actualmente para las picaduras de alacrán, que desde hace décadas salva vidas en todo el mundo, es obtenido de anticuerpos equinos que, disueltos de manera acuosa se inyectan al torrente sanguíneo para contrarrestar el efecto de las toxinas. Sin embargo, el doctor Lourival Possani no está contento y busca una mejor opción desde el Instituto de Biotecnología de la UNAM, Campus Cuernavaca. Desde hace 40 años, el doctor Possani intenta aislar toxinas específicas en el veneno del alacrán y obtener una proteína para neutralizar a dichas toxinas, desgraciadamente sus esfuerzos han sido fallidos. Pero eso no lo detuvo a él ni a su equipo: con el conocimiento que han acumulado lograron obtener el suero Alacramyn, que a pesar de ser uno de los más efectivos del mundo, es obtenido de anticuerpos de origen equino (caballos), y ahora Possani trabaja en el prototipo de una nueva y mejor formulación basado en anticuerpos de origen humano, lo que lo volverá más eficiente, seguro y rápido que cualquier otro en la actualidad. Las ventajas de este nuevo antiveneno además incluyen que el tamaño de las moléculas del compuesto es más pequeño, lo que permite una mejor distribución por el cuerpo. Para la obtención del antiveneno usado actualmente, se le inyectan al caballo el veneno de cuatro especies diferentes de alacranes de México en dosis no letales. Los equinos reaccionan produciendo anticuerpos y cuando se produce un suero lo suficientemente protector contra el veneno (en un periodo de 6 a 8 meses) se extrae sangre y se recupera el plasma. Sin embargo, este suero provoca desagradables efectos secundarios como fiebre, malestar general, urticaria, dolor articular, salpullido e inflamación de ganglios, inclusive una reacción alérgica grave de anafilaxia que puede ser mortal. Actualmente el suero es procesado para obtener los anticuerpos encargados de eliminar las toxinas, y no se utiliza el suero en sí. Estos anticuerpos, con base en animales se llaman “faboterápicos”; éstos no generan reacciones tan intensas como las antes descritas, y con el nuevo antiveneno que desarrollan el doctor Possani y su equipo se espera que estas reacciones sean nulas. Los anticuerpos son proteínas que tienen la característica de unirse con una alta afinidad a otras moléculas, y son un mecanismo que tienen los organismos vivos para protegerse de sustancias extrañas que entran al cuerpo. Ante la presencia de sustancias extrañas. Así, cuando un agente externo penetra el cuerpo, lo primero que se generara son los anticuerpos, empero los primeros que se generan no tienen la afinidad suficiente para mantenerse unidos a su blanco (el agente externo) y eliminarlo. Es por esa razón que su producción pasa por un proceso de maduración y perfeccionamiento, y mientras más anticuerpos se generen contra determinada toxina, mejores se volverán éstos para inhibir de manera más efectiva al exógeno. Los anticuerpos son grandes moléculas de proteínas, pero la parte fundamental es la llamada “región variable” por medio de la cual identifican correctamente a su blanco. Investigadores en laboratorios clínicos están clonando la región de los anticuerpos conocida como “fragmento de cadena única” y después imitando el proceso natural de maduración y lograr una mayor afinidad hacia las toxinas. La primera tarea que tuvieron fue la de identificar los anticuerpos humanos que reconocieran las toxinas del veneno del alacrán, que llevó a cabo la doctora Lidia Riaño: construyó un banco de fragmentos variables de anticuerpos, o una “biblioteca” y fue entonces cuando pudo encontrar cuáles eran los fragmentos que reconocían a las toxinas del veneno y las atacaban. De esta manera, los investigadores han logrado aislar dos anticuerpos que reconocen a las toxinas más abundantes dentro del veneno (entre ellas la contenida en el del alacrán de Nayarit), y posteriormente lograron aumentar la afinidad de estos anticuerpos hacia otras toxinas, haciéndolas más eficaces en su objetivo. Los resultados respaldan su trabajo, pues han demostrado que con el uso de los de origen humano se neutraliza el veneno de siete especies distintas distribuidas por toda la República: tiene el mismo rango que el Alacramyn, pero pretenden aumentarlo aún más. El que desean obtener será efectivo contra todas las especies del género Centruroides, que habita desde el sur de E.E.U.U. hasta Centroamérica, sustituirá al Alacramyn y podrá ser usado en todo el planeta. Más ventajas incluirá puesto que siendo de origen humano, actuará más rápido (el tamaño de sus moléculas es un cuarto del de las de origen equino) y estudios realizados en ratones de laboratorio, a los que se les aplicó veneno demuestran que si unos 10 minutos después de iniciados los efectos de la toxina se aplica el antiveneno, los efectos desaparecen en un plazo de 20 a 30 minutos. Otra ventaja bastante obvia con los compuestos de origen humano es el origen mismo, se podrían obtener sin necesidad de cuadras de caballos, a los que se somete a un proceso de selección primero para encontrar a los que tengan mejor respuesta inmune y después se somete a mucho estrés, además de que sus vidas son cortas y no se obtiene suero más que cada determinado tiempo. La relevancia de esto es sobre todo para las farmacéuticas que se encargarian de su producción en masa. En este momento los faboterápicos en México son producidos por el Instituto Bioclon, de la empresa mexicana Silanes, y por Birmex, empresa del gobierno federal, y como se ha patentado todo el proceso de producción y maduración, al terminarse la identificación y prueba de los anticuerpos que constituirán el nuevo antiveneno, se contactará a las empresas que pudieran interesarse en su producción a nivel masivo y consecuente venta. Solo falta un paso por completar, y es el sustentar mediante pruebas clínicas la inocuidad del nuevo antiveneno: aún no hay seguridad de esto, pero los científicos están bastante seguros de ello dado el origen humano del antiveneno. Esto tendrá un gran impacto social dentro y fuera de México, en palabras de Possani: “Somos el único lugar del mundo donde se está haciendo un antiveneno con anticuerpos humanos; en otros sitios como el norte de África también desarrollan un nuevo tipo, aunque a partir de anticuerpos de camello, pero nosotros somos la punta de lanza a nivel internacional en el desarrollo de este tipo de antiveneno”. Finalmente, el texto escrito por Isaac Torres Cruz demuestra mediante pruebas clínicas la promesa del nuevo antiveneno que se desarrolla en la UNAM de ser más efectivo que el Alacramyn, más rápido y con menos efectos secundarios. Esto ayudará seguramente a muchas personas que anualmente son picadas por varias de las especies del género Centruroides anualmente, traerá consigo ventajas significativas en muchos campos del proceso de su producción y aplicación, además de la gran aportación mexicana y de la UNAM a la ciencia mundial. Sin embargo, no debe cantarse victoria todavía pues faltan aún algunos obstáculos por librar hasta que se libere completamente al mercado y comiencen a salvarse vidas. Solo cabe esperar a que pase el tiempo y la UNAM revele los resultados finales de tan arduo trabajo, que se lleva a cabo solo con una cuenta de años, porque es un proceso lento, meticuloso y que requiere de mucha paciencia. Los resultados se observarán pronto y se conocerá si su producto ha tenido un buen efecto o no.