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Fin de la Pobreza

“La pobreza es la forma más eficaz para asfixiar el potencial humano”. La pobreza va
más allá de la falta de ingresos para garantizar unos medios de vida sostenibles.
Bajo la perspectiva de capacidad y desarrollo humano, la pobreza implica limitaciones
en la capacidad para definir, elegir, construir y disfrutar vidas valiosas. Esta capacidad
se ve restringida por múltiples causas, sociales, políticas, culturales y ambientales, es
decir, multidimensionales. Además de ser multidimensional, la pobreza causa impactos
diferenciados a personas con distintas identidades y condiciones.
Entre sus manifestaciones se incluyen el hambre y la malnutrición, el acceso limitado a
la educación y a otros servicios básicos, la discriminación y la exclusión sociales y la
falta de participación en la adopción de decisiones. El crecimiento económico debe ser
inclusivo con el fin de crear empleos sostenibles y promover la igualdad.

DATOS DESTACABLES
 Para 2030, erradicar la pobreza extrema para todas las personas en el mundo,
actualmente medida por un ingreso por persona inferior a 1,25 dólares de los Estados
Unidos al día.
 Para 2030, reducir al menos a la mitad la proporción de hombres, mujeres y
niños de todas las edades que viven en la pobreza en todas sus dimensiones con
arreglo a las definiciones nacionales.
 Poner en práctica a nivel nacional sistemas y medidas apropiadas de
protección social para todos, incluidos niveles mínimos, y, para 2030, lograr una
amplia cobertura de los pobres y los vulnerables.
 Para 2030, garantizar que todos los hombres y mujeres, en particular los
pobres y los vulnerables, tengan los mismos derechos a los recursos económicos, así
como acceso a los servicios básicos, la propiedad y el control de las tierras y otros
bienes, la herencia, los recursos naturales, las nuevas tecnologías apropiadas y los
servicios financieros, incluida la microfinanciación.
 Para 2030, fomentar la resiliencia de los pobres y las personas que se
encuentran en situaciones vulnerables y reducir su exposición y vulnerabilidad a los
fenómenos extremos relacionados con el clima y otras crisis y desastres económicos,
sociales y ambientales.
 Garantizar una movilización importante de recursos procedentes de diversas
fuentes, incluso mediante la mejora de la cooperación para el desarrollo, a fin de
proporcionar medios suficientes y previsibles a los países en desarrollo, en particular
los países menos adelantados, para poner en práctica programas y políticas
encaminados a poner fin a la pobreza en todas sus dimensiones.
 Crear marcos normativos sólidos en los planos nacional, regional e
internacional, sobre la base de estrategias de desarrollo en favor de los pobres que
tengan en cuenta las cuestiones de género, a fin de apoyar la inversión acelerada en
medidas para erradicar la pobreza

FIN DE LA POBREZA MUNDIAL


Pese a que la tasa de pobreza mundial se ha reducido a la mitad desde el año 2000,
en las regiones en desarrollo aún una de cada diez personas, y sus familias, sigue
subsistiendo con 1,90 dólares diarios y hay millones más que ganan poco más que
esta cantidad diaria. Se han logrado avances significativos en muchos países del Asia
oriental y sudoriental, pero casi el 42% de la población del África Subsahariana
continúa viviendo por debajo del umbral de la pobreza.

La pobreza va más allá de la falta de ingresos y recursos para garantizar unos medios
de vida sostenibles. La pobreza es un problema de derechos humanos. Entre las
distintas manifestaciones de la pobreza figuran el hambre, la malnutrición, la falta de
una vivienda digna y el acceso limitado a otros servicios básicos como la educación o
la salud. También se encuentran la discriminación y la exclusión social, que incluye la
ausencia de la participación de los pobres en la adopción de decisiones,
especialmente de aquellas que les afectan.

Para lograr este Objetivo de acabar con la pobreza, el crecimiento económico debe ser
inclusivo, con el fin de crear empleos sostenibles y de promover la igualdad. Los
sistemas de protección social deben aplicarse para mitigar los riesgos de los países
propensos a sufrir desastres y brindar apoyo para enfrentarse a las dificultades
económicas. Estos sistemas ayudarán a fortalecer las respuestas de las poblaciones
afectadas ante pérdidas económicas inesperadas durante los desastres y, finalmente,
ayudarán a erradicar la pobreza extrema en las zonas más empobrecidas.
 Unos 783 millones de personas vive por debajo del umbral de pobreza
internacional, con 1,90 dólares diarios.

 En 2016, menos del 10% de los trabajadores de todo el mundo vivían con sus
familias con menos de 1,90 dólares diarios por persona.

 En el mundo existen 122 mujeres, entre los 25 y 34 años, viviendo en extrema


pobreza por cada 100 hombres del mismo grupo de edades.

 La mayoría de las personas que viven por debajo del umbral de pobreza viven
en dos regiones: Asia meridional y África subsahariana.

 Las altas tasas de pobreza se encuentran a menudo en los países pequeños,


frágiles y afectados por conflictos.

 Uno de cada cuatro niños menores de cinco años, en todo el mundo, tiene una
estatura inadecuada para su edad.

 En 2016, solo el 45% de la población mundial estaba amparada efectivamente


por un sistema de protección social con al menos una prestación en efectivo.

 En 2017, las pérdidas económicas debidas a desastres, incluidos tres grandes


huracanes en los Estados Unidos y el Caribe, se estimaron en más de 300 mil
millones de dólares.

METAS DEL OBJETIVO 1


 1.1 Para 2030, erradicar la pobreza extrema para todas las
personas en el mundo, actualmente medida por un ingreso por
persona inferior a 1,25 dólares de los Estados Unidos al día

 1.2 Para 2030, reducir al menos a la mitad la proporción de


hombres, mujeres y niños de todas las edades que viven en la
pobreza en todas sus dimensiones con arreglo a las definiciones
nacionales

 1.3 Poner en práctica a nivel nacional sistemas y medidas


apropiadas de protección social para todos, incluidos niveles
mínimos, y, para 2030, lograr una amplia cobertura de los pobres y
los vulnerables

 1.4 Para 2030, garantizar que todos los hombres y mujeres, en


particular los pobres y los vulnerables, tengan los mismos
derechos a los recursos económicos, así como acceso a los
servicios básicos, la propiedad y el control de las tierras y otros
bienes, la herencia, los recursos naturales, las nuevas tecnologías
apropiadas y los servicios financieros, incluida la
microfinanciación
 1.5 Para 2030, fomentar la resiliencia de los pobres y las personas
que se encuentran en situaciones vulnerables y reducir su
exposición y vulnerabilidad a los fenómenos extremos relacionados
con el clima y otras crisis y desastres económicos, sociales y
ambientales

 1.a Garantizar una movilización importante de recursos


procedentes de diversas fuentes, incluso mediante la mejora de la
cooperación para el desarrollo, a fin de proporcionar medios
suficientes y previsibles a los países en desarrollo, en particular
los países menos adelantados, para poner en práctica programas y
políticas encaminados a poner fin a la pobreza en todas sus
dimensiones

 1.b Crear marcos normativos sólidos en los planos nacional,


regional e internacional, sobre la base de estrategias de desarrollo
en favor de los pobres que tengan en cuenta las cuestiones de
género, a fin de apoyar la inversión acelerada en medidas para
erradicar la pobreza

ENLACES
 Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo

 Banco Mundial

 Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia

 Fondo Monetario Internacional

 Pacto Mundial

 UNESCO

 Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de


Desastres

El fracaso de Hambre Cero: La lucha fallida


contra la desnutrición infantil en Guatemala
Guatemala ocupa el sexto lugar en la lista de países con mayor incidencia de
desnutrición crónica infantil. Los últimos dos gobiernos han echado a andar programas
millonarios para mejorar los índices, pero han fracasado en el intento: en 2018, de
acuerdo con datos oficiales, la desnutrición infantil había crecido unos 7 puntos
porcentuales respecto a 2015.

FECHA DE PUBLICACIÓN: 02-06-19


– ¿Qué hay hoy para almorzar en su casa?

– Sopa de vaso.

– ¿Hay una sopa para cada uno?

– No.

Con las pocas palabras en español que sabe usar, Hilda Rivera contesta preguntas
sobre el almuerzo de su familia. Su lengua materna es el Chortí, la del pueblo maya al
que pertenecen ella y toda su familia, formada por su esposo, Juan González, y sus 6
hijos –4 hombres y 2 mujeres–; la mayor se llama Glenda y tiene 15 años, el menor es
Nery, de 4.

Hilda no supera los 160 centímetros de altura. Uno de sus ojos no responde a sus
nervios, por lo que no logra fijar la mirada con los dos en un mismo punto. Viste
colorida y fresca, como suelen hacerlo las mujeres chortíes en esta aldea, y calza un
par de sandalias.

Todos en esta familia son delgados. Tienen la piel morena, los ojos negros y el pelo
café. El de los niños no es un café uniforme: en algunas partes la cabellera tiene un
color más claro, casi rojizo. Es lo que los profesionales de salud llaman “signo de
bandera”, una de las señales más obvias de deficiencia de ciertos nutrientes y
calorías, esa y la pérdida de masa muscular. Son señales fisiológicas de la pobreza.
Este martes, 12 de marzo, Hilda ha llevado a Nery, su hijo menor, a una medición de
talla y peso en la escuela pública del caserío Las Lajas de la aldea Oquén en Jocotán,
el municipio de Chiquimula en el que viven, a unas 4 horas y media en carro desde la
capital. Les acompaña Doris, otra de las hijas. Las tres sonrisas están llenas de caries.
La familia de Hilda es una de las 170 que viven en el caserío, algunas con 8, hasta 10
hijos. Hoy han venido a las escuelas algunas de las que tienen niños menores de 5
años, como Nery.

Hace calor. Los profesionales y voluntarios que hacen las mediciones se han instalado
en los pasillos de la pequeña escuela –que hoy ha suspendido clases– para intentar
protegerse de las altas temperaturas típicas de esta región, ubicada en el llamado
Corredor Seco del país.

En aldeas como esta viven las familias, como la de Hilda, y los niños cuyas tallas
engrosan las estadísticas que hablan del fracaso del Estado guatemalteco en combatir
la desnutrición infantil: Guatemala ocupa el primer lugar en América y el sexto en el
mundo en desnutrición infantil de acuerdo con el Fondo de las Naciones Unidas para
la Infancia (UNICEF). En la lista de países con mayor prevalencia de hambre en el
continente, Guatemala está justo por encima de Nicaragua y Bolivia, según un estudio
de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

Los dos últimos gobiernos presentaron, en el papel, programas sofisticados de


atención a la desnutrición, pero los resultados en lugares como Jocotán, aún a nivel
nacional, son poco prometedores. Tanto el gobierno del Partido Patriota (PP) como el
del FCN se plantearon reducir un 10 por ciento de los indicadores nacionales de
desnutrición crónica. Eso no ha ocurrido. Peor: los números han empeorado.

El informe “Evaluación de Seguridad Alimentaria Nutricional 2018” refleja que el 53.2


por ciento de los niños menores de 5 años padecen de desnutrición crónica, lo que
significa que ha aumentado con relación a las cifras reportadas hasta 2015.

Los datos presentados en la Encuesta Nacional de Salud Materno Infantil (ENSMI)


2014-2015 eran del 46.5 por ciento, menos de lo que se reportó en 2018 en un informe
realizado por la Secretaría de Seguridad Alimentaria y Nutricional (SESAN) y UNICEF.
Esta es una imagen común en esta zona de Guatemala. La de un espacio en el que
podría haber agua, pero no hay; es, también, la imagen de una promesa vacía. Foto:
Simón Antonio Ramón.

El gobierno de Jimmy Morales matiza las cifras. Juan Carlos Carías, secretario de la
SESAN, dice que la cifra real es la de la encuesta oficial, la ENSMI, y que la única
forma de determinar si los datos han variado es hacer otra medición igual, como la de
2014. Hay expertos que objetan esto.

Jorge Pernillo, el coordinador de la Escuela de Nutrición de la Universidad


Panamericana (Upana) y consultor en temas de seguridad alimentaria, cree que es
válido comparar mediciones. “El punto es que las muestras son representativas,
entonces son comparables. Es un punto importante para demostrar que la desnutrición
crónica aumentó”, dice el académico.

Y, de cualquier manera, la Evaluación de Seguridad Alimentaria Nutricional, que refleja


el aumento en la desnutrición, es elaborada por organismos internacionales con apoyo
de la SESAN y los resultados se presentaron como oficiales en el Consejo Nacional de
Seguridad Alimentaria y Nutricional (Conasan), presidido por el Vicepresidente de la
República, según el experto.

En el calor de aldea Oquén de Jocotán, todas esas cifras, así como las justificaciones
del Gobierno, suenan a poco: De Nery, el hijo menor de Hilda Rivera que comparte
sopas de vaso con su familia en los almuerzos, se reportó que mide 96 cm y pesa 15
kg (33 lbs). Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), estas tallas son el
promedio para un niño sin desnutrición de 3 años. El asunto es que Nery ya tiene 4.
La mentira del Gobierno
El puesto de salud más cercano a Las Lajas se encuentra en el caserío de Escobillal
dentro de la aldea de Oquén. Es una de las 32 clínicas que hay en Jocotán y funciona
dentro de un complejo destinado a la educación y a la salud, conocido como Nufed.
Ahí en un espacio que antes era un aula, es el consultorio.

La clínica –exsalón de clases– mide 2×5 metros y cuenta solo con lo básico: una
camilla, una cartelera con avisos y mensajes, una estantería para los insumos médicos
y los archivos, una refrigeradora para los medicamentos fríos y un escritorio. Hay una
banca en el pasillo afuera del consultorio a manera de sala de espera.

Jackeline Reyes, enfermera del Nufed, estuvo en la escuela de Las Lajas el 12 de


marzo, el día en que Hilda Rivera llevó a sus niños a las mediciones.

El puesto de salud de Escobillal, en el que regularmente trabaja Jackeline, es el primer


lugar al que llega la madre de un niño desnutrido después de las mediciones. Aquí
empieza, según está escrito en los planes del Gobierno, la atención integral a los niños
con desnutrición: aquí se les evalúa y traslada al centro de recuperación de Jocotán,
ubicado a 4 kilómetros, para que ahí se determine el nivel de deficiencia nutricional. Si
es moderada, se le atiende en el momento con alimento terapéutico listo para el
consumo, vitamina A, zinc y micronutrientes, para luego monitorear el progreso cada
15 días.

En caso de que los trabajadores de salud no vean mejorías en ese monitoreo, se


traslada a los niños al centro de recuperación de Jocotán, donde se les da tratamiento.
Si en el centro de recuperación presentan complicaciones los llevan al hospital de
Chiquimula. Nunca trasladan a un niño sin el consentimiento de los padres o, en casos
específicos y extremos, el apoyo de la Procuraduría General de la Nación (PGN).

Todo esto suena muy bien, pero en la vida real todo es más difícil de lo que aparece
escrito en los protocolos oficiales: solo llegar hasta este puesto de salud, el de
Escobillal, es un camino largo y peligroso.

Llegar a Escobillal desde el caserío Las Lajas toma 10 minutos en carro de doble
tracción –que se convierten en 35 si hay que caminar bajo el sol– por caminos de
terracería. Estos trayectos, además de no estar asfaltados, son riesgosos y conocidos
por asaltos con armas de fuego a cualquier hora del día.

“Esos que vieron ahí en la orilla de la calle, son asaltantes y están armados, los pobres
maestros siempre tienen que ver cómo se les escapan”, cuenta una anciana de un
poblado cercano que no quería hacer ese recorrido sola ni a pie.

En 2012, el gobierno del Partido Patriota, presidido por Otto Pérez Molina, lanzó un
ambicioso plan para cumplir la promesa electoral de reducir en un 10 por ciento la
desnutrición crónica infantil y para prevenir y mitigar el hambre estacional (periodo de
escasez de alimentos, entre abril y agosto, en especial, en el Corredor Seco) con el fin
de evitar muertes por desnutrición aguda. Ese plan tenía un título que era una
promesa: Pacto Hambre Cero (PHC).

Para alcanzar la meta, el programa insignia fue llamado “Ventana de los Mil Días”,
destinado a niños menores de 2 años en 166 municipios priorizados. Al final, el
gobierno Patriota nunca presentó mediciones sobre el impacto de esta parte del plan,
por lo que fue imposible medir si la promesa electoral se había cumplido.

Un grupo ad-hoc evaluó las encuestas que el gobierno del PP diseñó para medir el
impacto del programa. Lo único que la SESAN presentó fue la proyección de una cifra
parcial de reducción de 1.7 por ciento en los dos primeros años del gobierno Patriota.
La administración de Pérez Molina lo atribuyó al impacto de Hambre Cero. Los
especialistas, sin embargo, dijeron que era un monitoreo “descriptivo” y no una
evaluación de impacto. Nunca hubo evidencia estadística de la mejoría presentada.

El puesto de salud más cercano a Las Lajas se encuentra en el caserío El Escobillal


dentro de la aldea de Oquén, Chiquimula. Foto: Simón Antonio Ramón.

La realidad es otra: La prevalencia de la desnutrición crónica para niñez menor de 5


años aumentó de 59.9 por ciento a 60.7 por ciento entre 2012 y 2014. La prevalencia
entre la población específica a la que iban dirigidos los programas de Hambre Cero
aumentó un 4.4 por ciento, de acuerdo con el Grupo de Análisis Estratégico para el
Desarrollo (GAED).

Cuando el gobierno del FCN y Jimmy Morales llegaron al poder, el nombre del plan
cambió, ahora se conoce como Estrategia Nacional para la Prevención de la
Desnutrición Crónica (ENPDC) 2016-2020.

Lo que no cambió Morales fue el tamaño de la promesa: él también se comprometió,


en su primer discurso como Presidente el 14 de enero de 2016, a reducir el 10 por
ciento de la desnutrición crónica infantil en 4 años. El entonces nuevo mandatario dijo
que iba a hacer un uso adecuado de los recursos, así como a efectuar monitoreos
mensuales para garantizar que los resultados fueran efectivos.
Todo eso tampoco ocurrió.
El 7 de febrero último, tres años después de las promesas de Morales, el
vicepresidente Jafeth Cabrera reconoció que el gobierno no cumplirá, y bajó el umbral
propuesto al inicio de su gestión: dijo que su administración solo reduciría el 5 por
ciento de la desnutrición infantil. El vicemandatario lanzó sus cifras: “Nos queda muy
poco periodo de Gobierno y en algunas regiones como la región Chortí hemos
disminuido hasta un 6 por ciento. En otras regiones no se ha logrado, apenas llegamos
a 1.6 por ciento por múltiples causas”, dijo Cabrera.

Toda esta numerología contrasta con las mediciones más amplias, esas según las
cuales la desnutrición en 2018 creció casi 7 puntos porcentuales respecto a 2015. Y
todas las cifras, en general, chocan con metodologías de medición que son, por decir
lo menos, deficientes.

Juan Carlos Carías, de la SESAN, reconoció que los expertos que plantearon la
estrategia para la reducción de la desnutrición crónica no consideraron una medición a
mediano plazo. El único referente que hay, aceptó este funcionario, es el llamado
SIGSA, un sistema de información gerencial de la salud pública que es alimentado por
enfermeras en el campo con la información de los pacientes que atienden. El SIGSA
es solo eso, un compendio de cifras que ni siquiera son analizadas.

Fue el 6 de diciembre de 2018, cuando el Conasan, que preside el vicepresidente


Cabrera, presentó la evaluación de seguridad nutricional para 2018, la que, al
compararla con la encuesta ENSMI 2014-2015 refleja el aumento en la desnutrición.
Es decir, el informe del ente presidido por Jafeth Cabrera contradice las proyecciones
triunfalistas de Jafeth Cabrera.

La evaluación de 2018, realizada por el Programa Mundial de Alimentos (PMA) y


UNICEF con apoyo de las autoridades locales, también arroja otros datos que
certifican la gravedad de la desnutrición infantil en Guatemala.

Por ejemplo, el 60 por ciento de los casos está en el grupo etario entre 36-48 meses,
al que pertenece Nery, el hijo menor de Hilda Rivera de Jocotán. El 19 por ciento de
ese grupo ya presenta retraso de crecimiento severo por mala nutrición.

Más grave: los casos de desnutrición aguda a nivel nacional, la que mata niños y
niñas, afectan al 2 por ciento de los menores guatemaltecos. Este porcentaje está casi
tres veces por encima del 0.7 por ciento que presentó la ENSMI 2014-15.

Solo en Oquén, la aldea en que viven Hilda Rivera y sus hijos, han encontrado una
prevalencia de más del 60 por ciento de desnutrición crónica durante los últimos años.
En la segunda semana de marzo pasado, cuando se hicieron las mediciones en
Jocotán, encontraron al menos dos casos de desnutrición aguda.

Solo una promesa


La pobreza, sus causas, son plenamente visibles en las aldeas de Jocotán y sus
caminos. Se ve, por ejemplo, en la erosión de los suelos y en la escasez de agua del
municipio. Entre la escuela de Las Lajas y el centro de Jocotán hay un puente bajo el
cual pasa una microcuenca de casi 6 metros de profundidad. Está seca. Hay un pozo
a la orilla, pero en época seca es solo un hoyo.
Dice Rolando Pérez López, líder comunitario: “El año pasado perdimos las cosechas,
la mayoría perdió su maíz y frijol. La gente ha reducido el alimento, si antes comía 6
tortillas, hoy comen tres al día. Frijol, (comen) si consiguen el dinero para comprar y
cocinar, si no, solo tortillita con sal”.

Es una imagen común en esta zona de Guatemala. La de un espacio en el que podría


haber agua, pero no hay; es, también, la imagen de una promesa vacía. El suelo aquí
es pedregoso; se seca rápido. La vista panorámica de Jocotán es seca, árida y con
pocas zonas verdes que retienen mejor la humedad. Poca agua, poca cosecha, poca
comida.

La capacidad adquisitiva de la mayoría de las familias en el caserío Las Lajas es


mínima, aunque ya hay casos de migración y remesas que se ven reflejados en casas
hechas de adobe y block, con pisos de tortas de cemento y dos niveles. Estas
construcciones se pueden observar a la par de viviendas con techos fabricados de
hojas de palma seca, un solo nivel y piso de tierra.

Los que no tienen familiares migrantes que les envíen dinero, como es el caso de la
familia de Hilda Rivera, deben buscar trabajo en lo que saben hacer: agricultura y
artesanías. El único que trabaja para mantener a esta familia de 8 es Juan González,
esposo y padre, que sale todos los días a las plantaciones de café cercanas para
sacar la cosecha. Si le va bien hace Q40 al día: unos US$5.20, esto es US$0.65
diarios por cabeza.

Las cifras estrambóticas de los presupuestos gubernamentales parecen perderse en


pasillos que no llegan hasta Jocotán. Y la comparación entre esos números y el
ingreso de estas familias resulta grosera.

Entre 2013 y 2018, el Estado guatemalteco presupuestó un promedio anual de


32,266,500,000 de quetzales (unos 4.2 millardos de dólares) para atender la seguridad
alimentaria y nutricional del país. El monto se distribuye entre entidades centralizadas
y descentralizadas que no siempre han tenido buenos historiales de efectividad en la
ejecución de esos presupuestos. Fue hasta 2018 que, según el Gobierno, la ejecución
se acercó al 90 por ciento.

Aun así, todo eso suena a muy poco en Jocotán, sobre todo cuando hay sequía.

Hilda Rivera cuenta que está preocupada y ha empezado a hacer más petates para
vender en Jocotán por Q10 o Q15, si tiene suerte. Ninguno de los esposos González
Rivera cuenta con la escolaridad para dedicarse a otra cosa que no sean las
artesanías o la agricultura. Ella ni siquiera fue a la escuela y de sus 6 hijos solo 3
asisten a clases.

La falta de escolaridad de la familia González Rivera es otro de los síntomas de su


pobreza. Y es otra de las deficiencias estatales a las que ni el Pacto Hambre Cero del
PP, ni el plan de Jimmy Morales lograron dar cobertura.

Juan Carlos García, el titular de la SESAN, enumera la lista de logros escrita por las
autoridades cuando se le cuestiona por situaciones como las de Jocotán.

Dice que, a nivel nacional, el Gobierno ha recuperado sistemas de riego que


estuvieron sin mantenimiento para favorecer la producción de alimentos locales y ha
impulsado proyectos de producción de huevo y desarrollo de cosechadores de agua.
Que se mejoró la asistencia alimentaria y la atención de emergencias a la gente
afectada por la canícula prolongada a través de cupones canjeables por alimentos.
Que se implementará el seguro agrícola como plan piloto.

Según Carías, la Ventana de los Mil Días ha sido mejorada. Asegura que Jocotán es
uno de los municipios que más asistencialismo ha recibido con apoyo nacional e
internacional en los últimos 10 años, y que el actual Alcalde ha implementado mejoras
en la seguridad alimentaria y supervisado la atención en el primer nivel de atención del
sistema de salud. Poco se reflejan en las cifras de desnutrición de los niños de Las
Lajas.

Las explicaciones de Hilda Rivera, la madre de 6 niños de la aldea Oquén, son más
urgentes. En su español básico, desde su timidez, describe su pobreza: ella hace la
comida diaria con los ingredientes baratos que va encontrando cada día. Casi siempre
tiene maíz y una planta rica en nutrientes conocida como quilete, una especie de
hierba mora que se prepara en caldos y guisados. “Cuando hay, frijol; cuando no hay
se come tortilla con sal o quilete”, explica como quien lee una sentencia.

Hilda no recuerda qué comieron el día anterior, sí se acuerda que hubo comida. Hoy,
después de un desayuno que había consistido en huevo con aceite, el almuerzo será 4
sopas de vaso para los ocho integrantes de la familia. La cena, frijoles si los
encuentra, y si no –y si no– sopa de quilete. Otra vez.

Sector Salud en Guatemala


Gobierno de Guatemala
El Gobierno de la República de Guatemala se ha propuesto el desafío de emprender un
amplio proceso de reforma del sector salud, bajo la conducción del Ministerio de Salud
Pública y Asistencia Social.

Comprendemos la reforma de salud como un proceso de cambio progresivo y participativo,


regido por los propósitos de superar la crisis de la salud pública en el país y sentar las
bases para un sistema de salud coordinado, descentralizado y sostenible.

Ya no podemos seguir postergando la reforma del sector. Las necesidades de salud cada
vez más complejas y una población creciente han rebasado las capacidades de respuesta
nacionales. La mortalidad infantil y materna, la desnutrición y las enfermedades
infecciosas mantienen altas tasas, la atención de las lesiones causadas por accidentes y
violencia consume importantes recursos y las enfermedades crónicas como la diabetes, el
cáncer, los problemas cardíacos y circulatorios, entre otros, han crecido rápidamente, sin
que haya una estrategia de respuesta preventiva y sin que capacidad de atención sea
proporcional a la escala de las necesidades.

Mecanismos
De cara a esta situación, reconocemos que los mecanismos financieros no son
sostenibles. El presupuesto público de salud se ha mantenido estático o decreciente en la
última década. La cobertura de la seguridad social refleja grandes niveles de elusión y
evasión por los sectores público y privado. El acceso a servicios y productos de salud por
medio del gasto de bolsillo golpea la economía familiar de la mitad de la población en
situación de pobreza, impide el acceso para los más vulnerables y también puede llevar al
empobrecimiento a población con mejores ingresos, cuando los problemas de salud que
enfrentan requieren servicios de alto costo y atención prolongada.

Por estas razones, la reforma del sector salud persigue el objetivo de garantizar la
protección integral de la salud, la disponibilidad, el acceso y la cobertura de servicios de
atención, a fin de lograr el más alto nivel de salud posible para todos los habitantes,
tomando en cuenta de los determinantes estructurales de la salud, la diversidad cultural y
étnica, y la capacidad económica del país.

Resulta impostergable realizar transformaciones estratégicas en la conducción, la


organización, el funcionamiento y los mecanismos de contribución financiera al sistema de
salud...

La reforma de salud es un proceso de transformación estratégica que articula la


conducción política, el liderazgo técnico y la participación social con la finalidad de darle
cumplimiento al marco jurídico y político nacional sobre la salud...
La reforma de salud es un proceso continuo, progresivo y por etapas que tiene por
finalidad la transformación profunda del sistema nacional de salud...

Los gobiernos locales de Guatemala son los que tienen la autoridad para regir todos los
servicios públicos...
La reforma se concibe como un proceso continuo, progresivo y por etapas de
transformación estratégica del sistema de salud. Las etapas tienen relación de
dependencia entre sí...

Con la finalidad de facilitar el avance en las distintas etapas de la reforma, es importante


asegurar el respaldo de los organismos del Estado, al más alto nivel.
Bienestar Social:
asistencia niñez y mejora
en programas de
reinserción, entre logros
de 2019

Por medio de sus distintas subsecretarías, la Secretaría de Bienestar Social de


la Presidencia de la República (SBS) ha logrado avances y una importante
inversión en la asistencia a la niñez guatemalteca y la atención a los
adolescentes en conflicto con la ley penal, expuso la dependencia del Ejecutivo
a manera de recuento de sus resultados durante 2018.

Este año se sirvieron más de 2 millones 230 mil raciones de alimentos a niñas
y niños de 8 meses a 12 años de edad que asistieron a los 41 Centros de
Atención Integral (CAI), a nivel nacional, donde se les atiende en apoyo a sus
padres trabajadores, explicó la SBS. Este aporte llegó gracias a la gestión de la
subsecretaría de Preservación Familiar.

En los CAI se atiende a un aproximado de 4 mil 149 menores.

En la consecución de este logro han sido importantes los cuidadores de los


Centros, de tal cuenta que 3 mil 336 personas han participado de mil 490
talleres llevados por Preservación Familiar.

Este año, los CAI lograron ser certificados por el Ministerio de Educación, dada
la enseñanza que facilitan a nivel nacional.
Además, se instruyó a 95 guatemaltecos dispuestos a recibir en sus hogares a
jóvenes separados de sus padres por ser víctimas de abuso, esto como parte
del Programa Familias Sustitutas.

Asimismo, se otorgaron 2, 664 subsidios de Q500 mensuales a familias que


tienen hijos o hijas con alguna discapacidad.

Ocupados en la reinserción de jóvenes


La reinserción de adolescentes en conflicto con la ley penal también ha sido
foco de la atención de la SBS.

A la fecha se reporta 73% de hacinamiento de los centros de internamiento a


cargo de la Secretaría. Esto por primera vez, luego que durante 15 años
estuvieran en 160% de hacinamiento.

En ese sentido, la SBS trabaja en la construcción de dos centros, donde se


espera ofrecer las condiciones adecuadas a los adolescentes para su vuelta a
la sociedad como personas que tienen algo que aportar.

Asimismo, en ese ámbito se mejoraron las condiciones laborales de 345


monitores con un bono de riesgo y atención psicológica.
Los ejes de protección consular y repatriación, atención psicosocial,
reintegración social y prevención también fueron atendidos con esmero; por
ejemplo, se actualizó el protocolo de la niñez y adolescencia no acompañada.

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