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]!
NOTA INTRODUCTORIA
a) Marco histórico.
2. ¿Qué es el ser'!
El ser no puede definirse, porque es algo que se presupone en toda
definición, porque es algo que se contiene en cada palabra y en cada
sentido de una palabra. Se capta con todo lo que es captado, y está
contenido en el captar mismo. Se pueden indicar únicamente diferen-
cias del ser y del ente.
3. Conocimiento y ser
1" Lo de "ser conocible" 110 tiene sentido en Dios, a no ser en relación con un
espíritu cognoscente finito.
8. CONOCIMIENTO, VERDAD, SER
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ciente para que sean evidentes para mí las lagunas de ese conocimien-
to y 10 imposible que es llenar esas lagunas con los medios que tengo
de conocer. Para un espíritu que puede captar una idea formal del ser,
la necesidad de que esa idea esté llena materialmente por diversos
modos de ser y lo inabarcables que resultan para él los diversos llena-
dos, el ser significa más de lo que puede entrar en su conocimiento,
Por consiguiente, en lo que a él respecta no existe la ecuación de que
ser es igual a ser conocible (en cuanto el conocimiento debe abarcar
par completo a ente). Pero el que tenga que haber algún espíritu fini-
to, para el cual todo ente fuera plenamente conocible, eso no resulta
evidente. Así que existe únicamente la [6] ecuación: ser es igual a ser-
conocido-par-Dios; pero no la ecuación: ser es igual a ser-(plenamen-
te) conocible.
De ahí se derivan las cuestiones: 1) ¿A todo espíritu finito tendrá
que serle accesible el ente? 2) ¿En qué condiciones un ente es accesi-
ble a un espíritu finito?
Con respecto al): el ser personal-espiritual es esencialmente un
ser consciente de sí mismo y una vida orientada hacia un objeto. Por
tanto, no puede haber ningún espíritu al que no sea accesible ningún
ente, es decir, al que nada le resulte conocible. La conciencia de sí
mismo (en el sentido de la reflexión) y los actos dirigidos objetiva-
mente son diversas maneras del conocer. Pero también el espíritu
L
mismo puede ser objeto de su acto de conocimiento.
Con respecto a 2): para que un ente sea accesible a un espíritu fini-
to y que conoce progresivamente, ha de tener primeramente duración
o tiene que ser, por lo menos, un momento en un continuum; en
segundo lugar, en parte (al menos) de su consistencia, tiene que per-
manecer inmutado; en tercer lugar, el espíritu cognoscente tiene que
ser capaz de retener lo captado. (Nota bene: a la estructura de objetos
en el fluir temporal de la vida espiritual la denominamos constitución L
fenomenológica o [7] trascendental.) Además, lo permanente que hay
en él debe poder distinguirse de lo que es cambiante, sin desgarrar lo
uno de lo otro; si en un momento posterior ha de captar del objeto algo
que no había captado en un momento anterior, entonces lo dado pos-
teriormente debe añadirse a lo dado anteriormente. Pero eso lo podrá
él hacer únicamente si 10 ha captado ya conjuntamente en cierta mane-
L
ra. Por consiguiente, pertenece esencialmente a un conocimiento en
trascurso temporal: el contacto actual con el objeto, la retención, la L
tendencia hacia, la abstracción, la síntesis.
3. CONPOCIMIENTOY SER 563