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Universidad de los Andes


Núcleo Dr. Pedro Rincón Gutiérrez
Programa de Profesionalización Docente
Asignatura: Educación en Valores
Profesor: Omar Contreras M.
Sección 02

CORRELACIÓN DE
VALORES
EN LA FAMILIA

Alumno:

MADRIZ, MARY CAROLINA

San Cristóbal, 29 de mayo de 2010


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“Más hombres grandes formó Sócrates


con sus costumbres, que con sus lecciones”
Séneca
“Los niños aprenden lo que viven y
crecen viviendo todo cuanto han aprendido”
Dorothy Law Nolte
INTRODUCCIÓN:
Con el paso de los años, la vida, la estructura, los procesos, las relaciones entre
los subsistemas, la comunicación entre los miembros de la familia ha ido variando. De
familias rurales nos fuimos convirtiendo en familia urbanas. De familias en las cuales la
fuente de ingresos estaba constituida por el sector primario de producción, fuimos
migrando al secundario y terciario. De padres trabajadores y proveedores con madres
dedicadas a los oficios del hogar, cuidado y crianza de los hijos, hemos ido migrando a
hogares donde ambas parejas trabajan; de familias nucleares ampliadas hemos ido
migrando a nuevas construcciones familiares. Si nos detenemos a pensar en que dichos
cambios han ocurrido en menos 100 años, se podría pensar que muchos elementos se
pueden haber movido de manera positiva o negativa en las familias.

Particularmente la familia ha dado varios giros en el transcurso de un siglo


(principios del siglo XIX, 1901 hasta la presente época), por ello para hablar de la
correlación de valores de mi familia haré un recorrido por la historia de la familia de
mis padres (paterna y materna), mi familia de origen (mis padres y mis hermanos) hasta
llegar a mi familia actual (hogar con mi esposo e hijos), tomando en cuenta la
importancia del tema de valores para la convivencia familiar, la socialización de los
hijos y la vida en comunidad.

FAMILIA PATERNA: ABUELOS MADRIZ


Jadacaquiva
María Adelina Madriz Smith, nació en 1902 en Jadacaquiva
Estado Falcón, zona rural de la Península de Paraguaná y
familia dedicada a las actividades del campo falconiano
Carirubana, Las
(cría de ganado caprino, producción de leche y queso de
Piedras
cabra). Muy joven salió del hogar de sus padres en
búsqueda de un futuro costera cercana a la actual ciudad de
Estado Falcón
Punto Fijo también en Paraguaná, zona con muelle
pesquero y puerto con gran intercambio con las islas de las Antillas Holandesas (Aruba
y Curazao). Allí comenzó a trabajar haciendo comida casera para los viajeros que
llegaban a los puertos.
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Conoce a Candelario Salgueiro nacido en 1883, con quien vive en concubinato y


tienen cuatro hijos (Blanca Luz, Ángel, Moisés y Edgar), pero éste no se hace cargo
directamente de su rol de padre ni de la manutención de los hijos, ya que tenía varias
parejas con familias paralelas; recuerdo tíos por parte de mi papá como de cinco
apellidos diferentes, ya que el abuelo Candelario continuó casado pero con varias
concubinas a la vez. Estos cuatro hijos de María y Candelario estudiaron hasta 6to grado
en Carirubana y se incorporaron al mercado laboral a corta edad. Mi papá, Ángel Benito
(nacido en 1928), se fue a trabajar a Aruba a los 12 años de edad con unos parientes de
la abuela que se habían ido a vivir allá. Regresó a los 15 años y se fue a vivir a Puerto
Cabello, con un tío materno y se regresó a Punto Fijo a los 19 años, por el boom
petrolero, y entró a trabajar en 1948 en la Creole Petroleum Corporation, empresa
petrolera recién iniciada en Judibana, Estado Falcón, que luego sería la actual Refinería
de Amuay.

La tía Lulú (Blanca Luz) estudió hasta 6to grado, estuvo con la abuela y en la
adolescencia se fue a vivir con una tía y unas primas en Maracaibo, donde conoció a un
empleado de la Menegrande Petroleum Company, se casa y se va a vivir a Cabimas
donde formó su familia. El tío Moisés se quedó en Carirubana trabando con
comerciantes que importaban productos de Aruba y Curazao, luego formalizó una
empresa personal de importaciones de las islas antillanas, se casó, se mudó para Caracas
con su familia y siguió luego con una empresa contratista de construcción. El tío Edgar
vivió con un tío en Puerto Cabello, luego se fue a Caracas y trabajaba en instituciones
gubernamentales.

En esta familia con una madre soltera que salió adelante con sus cuatro hijos, los
valores que estuvieron presentes, aprendidos, vividos y cultivados para ser transmitidos
a sus hijos fueron: la responsabilidad, el desarrollo humano y la superación, la
solidaridad, la disciplina, el respeto, la honestidad, hablar con la verdad y la generosidad
y el compartir con los demás.

FAMILIA MATERNA: ABUELOS CAMACHO


María del Carmen Thompson Jiménez, nació en 1908 en La
Vela de Coro Estado Falcón, en su adultez temprana se muda
Coro para la ciudad de Coro en donde conoce a Martiniano
Camacho, natural de Coro, nacido en 1901, próspero
comerciante con quien se casa y forman una familia con seis
hijos (Juan, Manuel, Celia Josefina, Aida, Ofelia y Cira). El
matrimonio vive en la ciudad de Coro, la abuela María del Carmen se dedica a su rol de
madre, los oficios del hogar y a cuidar a los hijos y el abuelo Martiniano trabajaba en
sus negocios de víveres; pero el abuelo Martiniano fallece muy joven de un cáncer
gástrico cuando aun los niños son estudiantes de primaria y sólo los dos varones
mayores están en bachillerato, quedando sola la abuela con seis hijos, se deprime y los
tíos maternos (Thompson Jiménez) y paternos (Camacho Nava) se hacen cargo de los
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niños en grupo de dos: Juan y Manuel se quedan con un tío en Coro, mi mamá Josefina
y la tía Aida se los lleva una tía a La Vela de Coro y a las tías Ofelia y Cira se las lleva
un tío a Caracas. Los negocios del abuelo siguieron administrados por sus hermanos.

Mi mamá, (nacida en 1933) culmina el 6to grado y ayudaba en los quehaceres


domésticos a la tía que tenía hijos menores. El esposo de la tía tenía una joyería en
Coro, él cumplió muy bien su rol de padre sustituto y apoyó a que mi mamá hiciera
unos cursos en academias de Coro, que le sirvieron luego para conseguir trabajo en la
Creole Petroleum Corporation en Judibana, donde conoció a mi papá y se casaron.

En esta familia de los abuelos maternos se aprendieron, vivieron, cultivaron y


fueron transmitidos a sus hijos los valores de la disciplina, la responsabilidad, el respeto,
la superación y el desarrollo personal, la perseverancia, el compartir, la verdad y la
honestidad, así como una gran carga de valores religiosos católicos, muy en contraste
con la familia de los abuelos paternos, donde los valores religiosos estaban casi
ausentes.

FAMILIA DE ORIGEN: PADRES MADRIZ CAMACHO

Mi papá Ángel Benito Madriz Smith nació en Jadacaquiva


Estado Falcón en 1928, a los 19 años comenzó a trabajar en la
Creole Petroleum Corporation, fue un trabajador muy
emprendedor y los norteamericanos lo enviaron a formarse en
Norteamérica (Michigan) como técnico petrolero. Mi madre,
Celia Josefina Camacho Thompson nació en La Vela de Coro
en Falcón en 1933, se inicia como cajera del Comisariato de la Creole Petroleum
Corporation en el Campo Petrolero de Adaro en Las Piedras, cerca de Carirubana,
actualmente un sector de Punto Fijo. Allí conoce a mi papá y se casan en el año 1949.
Cuando se casan, mi mamá se trae a vivir a la abuela y a las 3 hermanas menores (Aida,
Ofelia y Cira) que estaban con los tíos luego del fallecimiento del abuelo, ya que como
ambos trabajaban en la Creole tenían un ingreso económico holgado. El matrimonio
tienen 6 hijos (Reyna, Betty, Ángel, Marcos, Iván y Mary Carolina). Mis tías se casaron
luego con trabajadores de la Shell (otra petrolera holandesa) y formaron sus familias en
Punta Cardón y Coro y Caracas.

Yo nací en 1962 y vivimos en Judibana, Falcón, hasta el año


1969, fecha en la que trasladan a mi papá a Caracas y allí
permanecemos hasta 1976 cuando lo trasladan para el oriente del
país a trabajar en los campos petroleros de Delta Amacuro
(Tucupita), Monagas (Temblador, Morichal, Quiriquire, El
Furrial, Maturín) y Sucre (Güiria). En Caracas se gradúan y se
casan mis tres hermanos mayores y comienzan a trabajar (dos en la Creole) y seguimos
la “gira petrolera” por oriente los tres hermanos menores. En Maturín dos se gradúan y
comienzan a trabajar en Lagoven, yo que era la última me gradué de bachiller en Güiria,
estado Sucre y me devolví a Caracas a estudiar Medicina en la UCV. Cada período de
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vacaciones durante mis 6 años de estudio los pasé con mis padres en algún lugar del
oriente del país.

En todos estos años de viajes frecuentes conocí mucho a Venezuela, la


naturaleza, las culturas, viví las desigualdades y brechas de ser “petrolero” y de los que
no lo eran. Estudié en cinco liceos públicos de Delta Amacuro, Monagas y Güiria. Fue
una adolescencia hermosa, en contacto permanente con la naturaleza y de aventuras
ecológicas frecuentes con actividades aeróbicas casi a diario: los caños, los indígenas, el
Orinoco, las cuevas, los ríos, los morichales, los llanos orientales, en fin…..soy
venezolana con mucho orgullo de serlo y haber vivido esa adolescencia.

En esta vida de traslados, transferencias y mudanzas todos los diciembres


viajaban mis hermanos a casa de mis padres y nos reuníamos donde ellos estuvieran, yo
en esa temporada estaba de vacaciones de la universidad, por lo que siempre estaba con
ellos en esas festividades esperando que todos llegaran. De la vida familiar que recuerdo
de mi niñez, adolescencia y adultez temprana con mis padres y hermanos puedo
nombrar como valores que conocimos, aprendimos, vivimos y cultivamos la unidad
familiar, el amor, la responsabilidad, el respeto, la honestidad, la disciplina, la
sensibilidad, la educación, la superación, el compartir.

FAMILIA ACTUAL: BYRNE MADRIZ


En 5to año de la carrera conocí a mi esposo Tomás. Era
compañero de trabajo de mi hermano Iván en Lagoven,
petrolera de Maturín en el Estado Monagas. Cuando terminé
mis estudios de medicina en al UCV me fui a hacer 1 año de
práctica en el Hospital Manuel Núñez Tovar de Maturín. Poco
antes de finalizar el año 1986 Tomás concursó en la ULA Táchira para un cargo de
docente en la recién iniciada escuela de Comunicación Social, ganó el concurso y
renunció a la petrolera y se vino a vivir a San Cristóbal. Luego que culminé el año de
pasantías en Maturín nos casamos y me vine a vivir al Táchira. Ya tengo aquí 22 años,
tenemos tres hijos (Brenda, Tomás Humberto y Betty Madeleine).

Se que los valores no se aprenden como una cartilla, hay que practicarlos, ser
coherentes con lo que se dice y se hace, ser congruentes con la palabra y el ejemplo, así,
hay que darles el ejemplo en nuestras acciones a los niños para que ellos los introyecten.
Por lo tanto, los valores que considero han conocido, están aprendiendo, viviendo y que
seguimos cultivando en nuestros hijos son la salud, la vida, la paz, la ecología y cuidado
del ambiente, la ternura, el cariño, el amor, la responsabilidad, la honestidad, la unidad,
la equidad, el respeto, el autoestima, la disciplina, la justicia, la tolerancia, la cortesía, la
sinceridad, el compartir, la amistad, el desprendimiento, la solidaridad, la sensibilidad,
la bondad, la educación, espíritu de trabajo, la serenidad, la calma, la paciencia, la
prudencia, el aseo personal, el cuidado del cuerpo y el deporte, el buen humor, el
compromiso, la buena comunicación, y además que conozcan y cumplan sus deberes y
derechos como ciudadanos.

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