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Así afecta el LSD al cerebro

El LSD, una droga psicodélica


semisintética, conocida por sus efectos
psicológicos, puede
provocar experiencias psicodélicas en
estado de semiconsciencia a los que la
consumen. Aunque cada 'viaje' es
único, hay efectos y características
comunes: confusiones sensoriales –que
pueden convertir los olores en colores–,
distorsión temporal y disolución del ego,
con la que los individuos sienten una
pérdida de los límites físicos que separan
su cuerpo del resto del universo,
pudiendo llegar a experimentar una
percepción extrasensorial.

Los consumidores de LSD a menudo experimentan pérdida de apetito, insomnio,


sequedad en la boca y temblores. Los cambios visuales están entre los efectos
más comunes: el consumidor puede llegar a estar fijado en la intensidad de ciertos
colores.

También se experimentan cambios


de humor extremos, desde una
“felicidad” desconectada de la
realidad hasta un intenso terror. Lo
peor es que quienes consumen LSD
no pueden distinguir entre qué
sensaciones están creadas por esta
droga y cuáles son parte de la
realidad.

Algunos consumidores de LSD


experimentan una intensa felicidad
que confunden con la “iluminación”.

Uno de los peligros de su uso es el


riesgo de padecer accidentes o suicidio,
cuando se está bajo los efectos de esta
sustancia, aunque no se ha conocido
ningún caso de muerte causada
directamente por el efecto del L.S.D-25.

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