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Philippe Juli~n

El manto de Noé
Ensayo sobre la paternidad

Alianza Estudio
Alianza Estudio
Philippe·Julien ·

El manto de Noé
Ensayo sobre la paternidad

Traducción de Ana María Magaldi


y Patricia Guthmann

Revisión técnica de
Hélyda Peretti

Alianza
Editorial
Titulo original: Le manteau de Noé. Essai sur la paternité.
Esta obra ha sido publicada en francés por Desclée de Brouwer INDICE

Prefacio / 13

l. Un triple declinar / 17
11. Una triple dimensión / 35

III. Un triple discurso / 55


l . Decir el bien / 55
2. Decir la ley / 59
3. Un bien decir / 71
IV. Una _alteridad irreductible / 79

Conclusión / 89

<O Dcsclée de Brouwer, 1991


10 Ed. cast.: Alianza Editorial, S.A., ·suenos Aires, 1993
Moreno 3362 - (1209) Buenos Aires
l ~ ON : 950-40-0090-8
1l«dto e l depósito que marca la ley 11.723
l11 1p1cso en Argemina - Printed in Argentina
Para Emmanuelle
Para Jacques-Henri
Noé, labriego, comenzó a plantar una viña, se
embriagó y se desnudó dentro de su tienda.
Cam, padre de Canán, vio la desnudez de su
padre y habló con sus hermanos, que estaban
afuera. Sem y Jafet tomaron un manto y po-
niéndoselo sobre sus hombros retrocedieron de
espaldas a su padre y ~u.._Qesnudez.
Con el rostro vuelto, no vieron la desnudez de
su padre (Libro del Génesis, IX, 20-23).
l'Hl~FACIO

¿Qué ocurre actualmente con la paternidad? El


hlcentenarto de la Revolución francesa nos ha re-
' ordado que, gracias a ella, una nueva fraternidad
M11rgtó en el mundo, una fraternidad que desde en-
tonces no se basa en ningún padre señalable. ¿No
11 IC la muerte de Luis XVJ un parricidio!j) kos f.rance-
~rt-t se re_c_Qn_Qcen her_!Ilanos al volverse políticamen-
1r- huérfanos. - - - - --- -
--
Es así como la imagen paterna se relegó a la
vida privada. El padre es el hombre de la familia,
11q11el a quien el hijo llama papá.
Ahora bien ¿qué ha sucedido en este siglo xx?
11:1 poder del padre sobre,, su pequeña familia -Ua-
--.:-
1111tcla nuclear- se vuelve cada vez más µmll.a.d.Q.. por
ht nutoridad. finalmente reconocida. de la madre. y
1'111' la creciente ingerencia de la sociedad civil en
1111110 al hijo, en nombre de su interés. de su bien y
1 Ir m 1 felicidad. Historiadores y sociólogos concuer-

t l11 n en esta comprobación.


Pero ¿qué pasa con los hijos y las hijas? No es
1 n u al que precisamente en este contexto europeo

1 lt 11 na triple conmoción -política. religiosa, fami -

13
14 Philippe Julien -
1
liar- de la figura del padre. fuera posible este des-
cubrimiento de Freud: a pesar de nuestras afecta- UN TRIPLE DECLINAR
das maneras de personas adultas. la sexualidad hu- - _-----::_----
mana permanece siendo infantil. Y así, ~ anto rñás
se debilita la imagen social oel padre ¡más- reclama
el hijo una imagen grande, fuerte, bell(!!
¿Quién se la dará? ¿Quién se la garantizará?
Extrafla paradoja de este siglo en el que Hitler no
fue el único en provocar la adhesión de la juventud
repitiéndole que había sido traicionada por sus pa-
dres y que heredaba las uvas verdes de sus claudi-
caciones y de sus cobardías. Hitler no fue el único
en hacérselo creer: en efecto. en nuestra época más
que en cualquier otra, la juventud ha sido objeto de
solicitación y de seducción para mejor consagrarla a
una causa.
Tal es la paradoja que es preciso analizar. ¿Ob-
tiene la paternidad su consistencia de la imagen
que ofrece. fuerte o miserable? ¿;O, por el contrario.
de la denominación del nombre del padre? ¡Padre!
Un simple sustantivo de algunas letras colocado en
el origen de algo inagotable.
Micromégas no juzgaba por la aparente grande-
za. Hoy. a través de estas páginas sobre el padre. se
invita al lector a este encuentro.

Junio de 1990
. --~-·-·~---~-·- -·~·-···~·-- --· --·--- -· - ·--~ ·-

¿Qué es ser un padre? Diversas respuestas se


hnn dado a esta pregunta, y se sigue dándolas ...
rvidentemente.
Ahora bien, cualquiera sea la definición que se
nclopte. sociólogos. historiadores. juristas concuer-
dnn en comprobar que durante el ~glQ )g{_s~ l?I~~u­
c t una declinacióR soGial de Ja paterniQ.ad.
En efecto. a cada una de las definiciones del
"''r-padre corresponde hoy un cancelamiento espe-
1•iflco. Para designarlo. nada mejor que hablar en
t1•1·minos de derechos: derecho sobre el h ijo. dere-
1 llo deL hijo. derecho aL hijo.

1 rcl derecho sobre el hijo

¿Cuál es, en Occidente. la :QdW§J;ª:dÍf:}Jlaici.á.n


1lrl set-..12a.dl;e? Originariamente se considera padre

110 ul hombre de una mujer sino al4¡uv. es decir. al


qtt • dtrtge la ciudad. Asi, la paternidad es al ca-

17
18 Philippe Julien El manto de Noé 19

mienzo política y religiosa. y no es familiar sino signa un principio único generador que no tiene
como consecuencia. 1 nada de fisico.
Como lo demostró Benveniste a propósito de Así, en razón de este significado de orden no
las civilizaciones indoeuropeas, el adjetivo ·patrius .na.t.l.U1ll sino cultural. a la vez político y religioso:Se
"se refiere_no al padre fisico sino al padre dentro del ha podido hablar en los Estados Unidos de los "pa-
parentesco clasificatorio" .2 Así, la patria Po~ es dres fundadores". en la URS.5, de Stalin co.mo "padre
el poder de engendrar que instaura. a través del de los pueblos". en el cristianismo de los "padres de
nombre propio, un linaje de tipo clasificatorio antes la Iglesia" o del papa, de su nombre de Santo-Padre.
que de ser fisico o de consanguineidad. Ahora bien. es de este sentido primigenio del
. . ~n efecto. la patria es la descendencia social y Padre-en-tanto-amo que se desprende como conse-
Jund1ca que proviene de los padres fundadores: y ser cuencia la paternidad familiar. Porque es el...ru:n.Q...Q.-
ciudadano formar arte del linaje..Qe los padres. lítico y religioso. el Qadre es el amo de la casa. el d.o-
De este modo, en la ciudad romana el emperador minus.~ELes el que toma mujer: desposar una m{i]er
(Pater patriae). los senadores (Patres}, los patricios es con ucirla a su ca a (u.xorem ducere) y hacerla
(Patricii) encarnan esta paternidad instauradora de así acceder al matrimonium. es decir, a la condición
un lazO:Snej.al .~n tantd que éste es determinado fun- leg~~~e. ESaeesta manera como el ame e
damental.mente~ sangi:~no por la ~ra, vuetQ.e_Qadre de ta ro: se autoriza a sí mismo a
palabra Justamente llamada "paterña"- (sermo pa- ser el padre de un niño reconociéndolo como su hijo
trius). o su hija.
Así también cuando San Pablo dice: "Me arrodi- En el origen de nuestra cultura europea. la pa-
llo en presencia del padre, del que toda patria (des- ternidad era adoptiva y voluntaria: "En la Roma an-
cendencia) recibe su nombre" (Efesios. m. 14). de- tigua -dice Philippe Aries- después del nacimien-
to. el niño era depositado en el suelo, delante del
1
Es lo que ha demostrado admirablemente la monumen
padre. y éste lo reconocía levantándolo; era como
Htstotre des péres et de la patemtté, dirigida por Jean Delu- un segundo nacimiento. un nacimiento no biológi-
meau y Daniel Roche (La,rousse, 1990, 475 páginas). El padr co, comparable a la adopción. "3
es el Rey, es Dios. .
2 Emile Benvenlste, Le uocabulatre des tnstttuttons mdoeuro
peénnes. Parts, Mlnult, 1969, t. 1, p. 272. Asimismo: wEn su ft
3 "Le pere autrefols", en Les péres aujourd'hut, INED, 1982,
guraclón original la relación de la paternidad fistca se excluye
(p. 210).
p. 6.
El manto de Noé 21
20 Philippe Julien
. . . ha tenido una doble consecuen-
Esta mvers1on
En efecto, un hombre engendra un hijo porque

-
es padre y no a la inversa. Lo que define el_ser-
padre no es la coacción de la sangre. sino el a to de
un amo que toma posesi{m de u_n niño y declara ú-
- eta:
1. La autoridad paterna. que con:emía indi.v~sible ­
mente a la sociedad política. religiosa y fanHhar. se
blicamente: Yo soy el padre .. La_Qaternidad €S-aU.to- centra exclusivamente en la farnilia con el Ideal bur-
rreferencial, como todo a e.tu de...amo. gués del siglo XIX. b
A partir de esto se fundamentan los derechos La patria potestas es solamente el poder del .~om re
del padre sobre el hijo: derecho de vida y muerte r una muj er y a travé s de ella h~J~S. De
de tene · · nd1co ro-
(cualquiera sea la edad del hijo o de la hija}, dere- donde surge la nueva fuerza del a d agw ~u m
cho de castigo, derecho de encarcelamiento, 4 y. mano que define la paternidad: Pater is est q.ue
1 que el matnmo-
sobre todo, derecho de decisión sobre el matrimoriio nuptiae demonstrant. el pad re es e
de su hijo y de su hija en atención a los intereses nio destgna.s Así, el hijo tiene por padre al marido
del patrimonio que hay que salvaguardar. de la madre. ¡ ®
Ahora bien, esta definición del ser-pa.Qre sufre Es decir que~ derecho de ~~ida~ ~obre ~ 1 o
~ radica en el poder políti~o o reh 1.QSO sino ~
un constante deterioro desde hace dos ~glas . En el
un lazo prealable: la conyu9afid~.6 El carnpdo sde
siglo XVIII se inicia. en efecto. un gran giro: la socie- - .-- art· lanza• pasan o ee
mántico se restringe y se P ic~ 1
dad se funda sobre la fraternidad y ya no sobre la lo social-público a lo soclal-pnvado. pasando d
paternidad. En Francia la ejecución de Luis XVI es amo fundador al h ombre de tal mujer.
el síntoma social de ello: ¿no fue acaso un parrici-
dio? Este cambio se expresa claramente en la fór-
mula de Jean-Jacques Rousseau: "En lugar de decir
que la sociedad deriva del poder paterno. habría s Digesto, 2, 4. 5. 1 l odujo el
que decir que, por el contrario. es de ella que ese 6 Este cambio radical llene relación con el que ~ r· i. !smo
E 1 Grecia antigu a Zeus es e m
poder extrae su fuerza principal" (Discurso sobre el Judeo-crlstlanlsmo. n a . • > todo oderoso- (Pater panto-
origen de la desigualdad.). "Padre de todas las cosas , 1 adre p d re de un hijo lla -
crat.orJ. Por el contrario, Jehovd no deviene pat al Ftat de una
. 1 al consenllmle n o,
mado Jesus stno grac asl d de Is rael La teología trtnl-
. cumple os eseos ·
mujer. Mana. que . di te una ontología de rela-
bo rará esta subverslon me a n
4 Es así como Mirabeau estuvo en prisión por orden real
::es !~temporales. que prov1ene precisamente de los gentiles.
hasta la edad de treinta y dos años por oponerse su padre a su
casamiento. con Platón y Artstótdes.
22 Philippe Julien
El manto de Noé 23
2. Pero este primer cambio no se produce sin gene-
rar otro. En efecto, con la monarquía son desecha- consensualismo del derecho roQJjlllQ ~stente ara
dos al mismo tiempo el absolutismo político y la transformarlo y dar así al_ ma.tri!P2!11.Q. Ye!,~ de ~a­
"realeza doméstica". No se trata so,amente de la li- cramento. Efectivamente, no hay sacramento sin el
mitación del campo del poder del Padre-en-tanto- otorgamiento de una palabra libre por parte de cada
amo sino de una modificación cualitativa del poder uno de los contrayentes: condición necesaria puesto
en eL interior mismo de la familia
que son ellos mismos. el uno para el otro, los minis-
tros del sacramento que indefinidamente se confie-
Este declinar no data del siglo XVIII. Se ha ope- ren para una unión indisoluble. Así, un matrimonio
rado lentamente y durante numerosos siglos bajo la secreto entre bautizados a espaldas de sus padres
influencia de la Iglesia, antes de que el Estado mo- es reconocido como perfectamente válido.
derno tomara poco a poco el relevo. Ahora bien, por esta tradición, que no dejó de
En efecto, el cristianismo relativizó el derecho crear conflictos con las familias feudales preocupa-
rom.a no del pater familias sobre sus hijos. Al pedir a das por su honor y por la transmisión de su patri-
la Igl.e sia el bautismo de sus propios hijos, el cris- monio, un tercero se introduce entre el padre y sus
tiano los introduce en otra filiación, de la que no es hijos o hijas y provoca el primer deterioro del poder
amo sino servidor. La Iglesia sabrá recordárselo: de paterno. No es sino lentamente que el Estado m..Q-
la ley, el padre no es el legislador sino el represen-
---
derno a partir del ~glo ~ reemplaz ~a g!esia en
tante: y en caso de conflicto con la Iglesia educado-
ra del joven cristiano, el padre debe saber some-
terse.
e~.t.a.fuoci.GR-de tercero que gar~ @sJiber.tades.
La sociedad
cencias, como si. más que la Iglesia, ella debiera
-
-- civil no la ha cumplido sin algunas reti-
El caso más notable es el del matrimonio de proteger el derecho de los padres a controlar el ma-
sus hijos e hijas. al menos en la Iglesia latina. En trimonio de sus hijos, y sobre todo de sus hijas. El
efecto, la Iglesia lucha con sorprendente constancia Código de Napoleón da testimonio de ello.
contra el poder paterno para que el matrimonio se Pero. Iglesia o Estado. de cualquier manera y
fundara sobre el solo consentimiento de los jóvenes gracias a ello algo nuevo entra en juego: ya no más
esposos y no sobre el de los padres de sus respecti- el solo derecho del padre $Obre el hijo sino el dere-
vas familias. Este destronamiento progresivo de la cho del hijo.
"realeza doméstica" se basaba en un desafio impor-
tan te (en una táctica importante): apoyjl..f..se_e~l
24 Philippe Julien El manto de Noé 25

Il.·.El derecho del hijo juega, habla babyisch con el recién nacido. Ya· no es
más únicamente aquel de quien la madre habla (el
oficial de marina que recorre los mares. el prisione-
Una segunda definición del §.el:=.pa~ más re- ro de guerra durante cuatro años en Alemania, etc.)
ciente. más burguesa, resulta del tomar en cuenta. sino aquel a quien el hijo habla y al que llama
sobre todo a partir del siglo xrx, los derechos del papá.
hijo. Ahora bien, esta definición del ser-padre es frá-
Iodo hijo tiene derechos
--~~
cada vez más numero- gil en la medida misma en que designa tareas o fun-
sos y precisos en función de su bien, de su interés y ciones a cumplir para el interés. el bien y el bienes-
de su bienestar. Ahora bien, para la realización de tar del hijo. En efecto, esta función puede ser de-
éstos. todo hijo tiene derecho a una filiación pater- sempeñada a justo titulo por otros igualmente capa-
na. Derecho universal que concierne tanto al hijo ces, si no más. de introducir al niño en la sociedad.
menor como al primogénito, tanto al hijo natural. al en la educación nacional y en la cultura humana.
hijo adoptivo. como al hijo legítimo. Esa defini"Ción declina pues cada vez más en razón
De ello se desprende una nueva definición del de dos factores:
ser-padre, concebida en términos de roles a desem-
peñar y de tareas a cumplir. Es padre el qµe se l. Por empezar. en nombre del interés del hijo. la so-
ocupa realmente del hijo. es decir, el que-F'e sponde-a. ciedad civU interviene entre el hijo y el padre: me-
sus derechos -derechos no sólo a conservar Ja-vida diante los representantes de la ley,: para salva~uar-
sino a entrar en el mundo de la cultura y a iQtegrar- los derechos de filiación del niño. mediante los
se en la sociedad de los adultos. pediatras. parac onstruir-el legajo médico. mediante
De esta manera, en el curso del siglo ·xvm y los puericultores para inic iar al hijo en la socializa-
sobre todo del XIX, el hijo ya no es más aquel de ción, mediante los tnstitutores e institutrices para
formar al joven ciudadano en la República. etc. As í,
quien se encarga-globalmente esa microsociedad
un supuesto saber adquirido y poseído por aquellos
que es la comunidad aldeana. Una bella imagen del
y aquellas que intervienen en torno al niño constitu-
padre-educador nace, exaltada por Diderot y Jean- ye una opinión fonnada por datos médicos. pslcoso-
Jacques Rousseau. Ella se encarna en el siglo XIX ciológicos, pedagógicos, que implican una ética sub-
con la familia nuclear, urbana y burguesa. Se ex- yacente. reconocida o no. Ese saber determina un
pande en el siglo xx con lo que se llama el "nuevo trabajo de asistencia médica. maternal (nodrizas).
padre", el que lleva en brazos, cambia los pañales, social, educativa y juridica que justifica investigacio-
26 Phllippe Jullen El manto de Noé 27

nes, encuestas. legajos de todo tipo. El ejemplo más la lactancia. Tiene un saber que ningún hombre. ni
impactante es el de las exigencias requeridas para la siquiera el mejor del mundo, podría verdaderamente
adopción de un hijo: pero está lejos de ser el único. reemplazar o imaginar. Es por ello que. si el- padre
--
Asi, el hijo debe..~ protegido 9~1 gadre.Jle ése de
~ ....... ..._
g~ieI_!.ja escuela.o los veci[lOS sg_spech_an_g~erce
es eminentemente inte~amblable en. su p~pel de
educador, a- maare, porel contra~rio , no lo es. y !1º
violencias-físicas o abusa sexualmente de su hija~ -- pue_de ser reemplazada por el padre.
~
Todo ello por ~l bien supuestamente sabido del hijo. En consecuencia, debid9 a la creciente inter-
en fun ción de criterios cada vez má~ vención del Estado y arpap~Í ir~emplazable a signa-
escribió una jurista: do a la madre en lo concern!ente al hijo. se perfila
MDesde 1804, el poder paterno tal como lo entendía un segÜndo_deterioro social de la p~~erniaad.
la ley se ha alterado progresivamente por la multi- --- - -........ - ......
plicación de los controles judiciales o administrati-
vos a los cuales puede dar lugar su ejercicio.''7
Este saber adquirido, supuestamente sabido, acerca
del bien del hijo. deja atrás al llamado padre y redu- III. El derecho al hijo
ce a una magra ración de dieta su competencia en
caso de "dificultades" físicas, psíquicas o sociales
del hijo. La paternidad "ocupacional" se ha vuelto Pero en fin ¿no subsiste al menos una defi-
social; es compartida. fragmentada, plural y, en con- nición irreductible y necesaria del ser - padre?
secuencia y por definición. intercambiable. Es_pa"ºre, si_mplemente. el genitor d el hljo. ¿ No es
2. Pero, más aún, a esta relatlvízación del padre se éste un fundamento sólido y una roca in controver-
agrega otra, mucho más radical. que proviene del tible?
lugar asignado a la madre por la ley civil. Así es como se hablará d e "paternidad biológi-
ca". Y en nombre de ésta se verá entonces quebran-
En efecto. ¿qué hay mejor en el mundo para un tado el viejo pilar de la paternidad y de la filiación:
hijo que eJ amor de la madre? Ella posee una intui- Pater is est quem nuptiae d.emonstrant (g_ad!:.~~s~!~
ción que proviene al mismo tiempo del corazón y de que las nupcias designan).
la experiencia fisica de la gestación, del parto y de -¿Adónde nos conduce este camino? De hecho,
¿qué produjo? ~i se quiere fund a r la paterni.~ad
en la "verdad" biológica, aparece más que nunca su
7 Cathertne La~rousse, MLa notlon de paternité en drolt", en
fragilidad. En efecto, esta tentativa ha permitido la
Les peres aujourd'hut, op. cit., p. 22.
ZB Philippe JuUen El manto de Noé 29

promoción de un derecho nuevo: ..el- dereeho-8.e-la_ Que el Estado deje pues a la madre tranquila.
...T:1t: :_a1 t!.U.9· Dos tipos.de discursó lo sostienen. H~ en ella un §.Q.ber.. obre_ lp qu~ le CO!}viene al
nlñ<>- 1'.fue:uib · hombr~uede imaginar. En efecto,
1. En primera instancia. el discurso jurídico. ¿qué mejor para un hijo que el amor maternal? ¡Se
Durante mucho tiempo la paternidad era presunti- promueve pues el derecho femenino al hijo gracias
va: legalmente el padre era el marido de la ' madre. A al apoyo de los biologistas!
partir de la ley francesa del 3 de enero de 1972 ya Ahí es donde, con la ciencia, aparece claramen-
no es así. La madr~. casada o no, tiene desde enton- te el punto en el que tropieza la paternidad cuando
ces el poder de declarar al hijo con su~nombre_,_de se la define por el supuesto genitor. ¿Qué es!;á en
soltera y de retener para ella SQla.,..la_autoridad a-
rental (art. 311-14 y 374). Basta con que diga que -~
está sola para criarlo. Y es entonces el padre el que
Para comprenderlo. debemos interrogar a la
debe probar que no es así. La ley no sostiene más al ciencia. Esta no es sólo de una creciente eficiencia
hombre que estima ser el genitor. para intervenir sino que tiene et°' poder de tornar in-
2. Pero aún hay más. Con la ayuda del cuerpo médi- teligible lo que no Jo era.
co las pr:ocreaciones llamadas "artificiales" permiten Así, ella explica el vínculo entre el encuentro
a una mujer tene-;- un hijo sin encuentro sexuaLcpn sexual y la llegada algunos meses más tarde de un
un genitor. T~cnicamente, esto es p9sibI_;. niño. Nuestros ancestros no eran tan ignorantes
como algunos podríañ creer: ellos siempre supieron
Así. con la IAD (inseminación artificial con do- que había una relación entre estos dos aconteci-
nador) la noción de "paternidad biológica" se torna mientos. ¿Pero qué precisa y exacta relación? Sobre
irrisoria. este punto. la biología hace maravill as desde las
¿Y por qué no? Robert Badinet decía en Viena primeras inseminaciones a rtificiales r ealizadas des-
el 20 de marzo de 1985. según criterios puramente de 1780 por el abate Spallanzani. Es así como
biológicos: puede remediar las carencias de esta relación -di-
gamos una esterilidad- aWique haya habido unión
Si para procrear el hombre tiene necesidad de la sexual. ¿Y entonces? ¿Por qué no habría de s er lo
mujer ¡la mujer podría no tener ya necesidad del mismo cuando no hay unión sexual?
hombre! (. .. ) El derecho a la vida parece implicar el ¡Pero lo más extraño no ~
derecho de todo ser humano a dar la vida, la libertad nuestro tema: la paternidad. La ciencia de la repro-
de elegir los medios por los cuales podrá dar la vida. ducción de los seres vivos pone en evidencia más
30 Philippe JUlien
El manto de Noé 31
que nunca un saber de lo imposible. ¿Qué imposi-
ble? Cuanto mas el saber científico torna inteligible Conclusión
la relación entre el espermatozoide y el óvulo, más
hace aparecer como imposible que lo verdadero de
la paternidad sea del orden de lo que ese saber ?9ué es sei:_ un padre? En la medida en que se
muestra. ¿Puede. en efecto, decirse que se es hijo o ha pretendido dar una res puesta a esta pregunta
hija de un espermatozoide? Una grieta se abre aquí. planteada en términos de ser. oo se puede sino
Estaba ya allí. por cierto; pero cuanto mas avanza cqmprobar una decadencia, una insuficiencia , un
el saber, mas se _en_sancha }a grieta.y habríae nton- obstáQ-!lo.
ces abuso de lenguaje al hablar de paternidad bioló- Tanto sea que se trate del derecho sobre el hijo
como del hijo o al hijo. de todas maneras el discur-
-~ so social sostiene c.ada~v~z_menos el ser-padre.
La ciencia afecta, en verdad, a un real que de
por si es sin-sentido, que carece del sentido instau- ¿Hay que lamentarlo o: por el cOñfrarTo. ale-
rado por la relación paternidad-filiación. Antes .de grarse de ello?
ella. este sin-sentido se daba como pura contingen-
.~: resultó que una violación, por ejemplo. tuvo
como consecuencia un nuevo ser vivo; este efecto
hubiera podido no ser. Hoy . en día la biología intro-
-...,
duce algo muy distinto: es del saber mismo acerca
.de lo necesario para que haya fecundación de donde
surge el sin-sentido, es decir, la imposibilid.a d de

fund amento a partir de esta fecundación en tanto


taL
-
que la relación paternidad-filiación pueda hallar. su

La ciéncia tiene como efecto la demostración de


que el real que en cierta medida ella afecta e inscri-
es
be
--
un imposible, el de la "paternidad" biológica~
.....
II

UNA TRIPLE DIMENSION


• 1 .....
Lo que has heredado de tus
padres adquiérelo para pose-
erlo.•

¿Qué aporta. entonces. el psicoanálisis con


Freud y con Lacan, su ~comentador". como se nom-
bra a sí mismo?2
El psicoanálisis no frena ni acelera_es~movi­
mi.euto de dec_a51~!1cia social de lª imagen~paterna .
-Se sitúa.en otra parte. en su lugar. no para decir el
todo -de la- paternidad ·sino para permitir que se
.Qiga si.,Qq_en su escándalo al menos en su flagran-
_cia.-al una verda_d importante siempre desconocida
por el-discurso oficial y por la pslcosociología.
El-.psicoanálisis revela que ante la pregun_ta:
~er-un padre? no hay una respuesta decisi-
va. Pero a esta pregunta el psicoanálisis la sustituye
con esta otra: ¿qué es para un hijo. para una hija.

1 Goethe, Fausto. versos 682 -683. citados por Freud en


Totem y Tabú. Obras Completas. Buenos AJres , Amorrortu Ed ..
1976.t.xm.p.159.
2 ·Por mi parte, he tratado de poner en evidencia la coheren-
cia, la consistencia de lo pensado por Freud -soy un epígono.
Es una obra de comentador" (Lacan, el 2 de noviembre de 1976).

35
36 Philippe Julien El mFmto de Noé 37

tener un padre? _¿Qué p_eanile a t-m sujeto poder ¿No es acaso chocante afirmar que una mujer
decjr que-Ra--tenide t.n;:i-padre? funda al padre como Nombre? En nombre del amor
- - El analizante puede. si quiere. responder a esta propio masculino se exclamará: ¡Ah! ¡Qué depen-
pregunta. y lo hace con frecuencia, siguiendo las dencia humillante la del hombre! ¿O bien se · con-
tres dimensiones según las cuales ha ·accedido a cluirá. a Ja inversa. que es una linda manera de
una filiación -tres funciones de una verdad pater- desligar al hombre de su responsabilidad?
na que se despliegan sucesivamente. Adscribir a este pathos. 1colocarse en este terre-
no competitivo y concurrencia!, es no escuchar
aquello de lo que se trata y no dimensionar lo que
verdaderamente está en juego .
...I.Elp~ La madre instaura un lugar en posición tercera
entre ella y el hijo. Lo instaura en el hijo en ese
lugar de inscripción. en esa estructura que Freud
Lo que revela el psicoanálisis no es lo que ofi- llama el inconsciente y La.can el Gran Otro. es decir
cialmente dice el discurso político o religioso. Origi- el orden simbólico donde el padre tiene. o no. su
nalmente. para el niño. el padre es instaurado como lugar.
Nombre por la madre. Para el niño (¡no para la so- ¿Qué está en juego para el hijo? Lo primigenio
ciedad!) es la madre quien inscribe un lugar en el no son los avatares de la pulsión. según los cuales
orden simbólico -lugar vacío que luego tal hombre el hijo tendria inicialmente a la madre como objeto y
podrá ocupar.. . a su manera. _ luego la cambiarla por el padre. ¿Seria el hijo natu-
Dicho de otro modo, para el niño la falta de me- ralmente monógamo e incestuoso?
rito. la insuficiencia y la impostura se conjugan en Lo que cuenta en primer lugar no es el deseo
el hombre que de él-mismo se declara padre: yo soy del.. hijo por la madre sino el deseo de la madre ...
el padre . y no lo es. sino que viene a ocupar un ¿Por quién? ¿Por qué?
lugar. Y puede hacerlo en la medida en que un ¿Cuál es la causa de su deseo? Tal es la pre-
lugar vacío esté ya ahL Veremos cómo a propósito gunta original: ¿qué quiere ella? ¿Qué le falta?
·del padre real. En pocas palabras, él no es padre Ella va y viene. Se ausenta. está ahí. Ahora bien,
como el jefe político o religioso que, identificándose el significado de esta alternancia de ausencia y pre-
con el significante que lo representa. se declara. en sencia permanece enigmático, como sometido a la ley
términos de ser, en el ejercicio de su jefatura. de lo arbitrario, del capricho y del sinsentido.
38 Philippe J ulien El manto de Noé 39

La pregunta por el "¿qué soy yo, entonces, para cluido, forcluid.o del orden simbólico, no habrá alter-
ella?" queda sin respuesta. ¿Soy acaso todo para nativa posible: ¡nada que ganar y nada que perder!
ella? Pero entonces ¡qué angustia! ¿Cómo respirar y Entonces. ante tal circunstancia, cuando se vuelve
tomar la distancia que pondría fin a fobias y pesadi- necesario, más allá de la rutina habitual. que el su-
llas nocturnas? ¿Acaso no soy nada para ella? En- jeto apele a ese lugar simbólico del Nombre-del-
tonces yo no cuento... ¡como no sea en tanto boca Padre. nada responde. Habitualmente estamos sos-
para llenar y ano para limpiar tres veces por día! tenidos por la relación con nuestro semejante en
Hay una alternancia sin fin. La respuesta pro- una relación de espejo a espejo: yo soy por el otro.
viene de la madre. Por el significante del Nombre- él lo es por mí. " La rejilla imaginaria"3 es suficiente
del-Padre se da al sujeto un significado referido a lo para esclarecer nuestra conducta.
que existe como falta en la madre. en el Otro. ¿De Pero no siempre alcanza. En efecto. cuando,
qué manera? El significante enigmático del deseo de nombrado presidente de la corte de apelación de
la madre es sustituido por el significante del Nom- Dresde, Schreber tuvo que dirigir a colegas veinte
bre-del-Padre: se engendra así para el hijo un signi- años mayores que él; cuando un hombre se entera
ficado: el significado del falo. es decir. no el signifi- de que su mujer va a tener un hijo dentro de algu-
cado del órgarw que ella no tiene. ni de la imagen de nos meses; cuando un hombre sabe por su médico
un hombre. sino del significante de esa falta que es que será estéril para siempre ... entonces la relación
el deseo de la madre. de espejo con el semejante no alcanza. Se ab re en
Hay una producción de sentido por la sustitu- ella una grieta desde donde el sujeto apela a l Nom-
ción de un significante por otro. es decir. por una bre-del-Padre. Pero si éste no responde. s i hay for-
metáfora, justamente llamada metáfora paterna. El clusión ¿qué hacer con este agujero en lo simbólico
Nombre-del-Padre es lo que permite al sujeto la rea- sino llenarlo con un delirio? Así es como se desen-
lización misma de la metáfora paterna. y ello gra- cadena una psicosis.
cias a la madre en la medida en que ella funda al Si. por el contrario. gracias a la madre. el Nom-
padre como Nombre. bre-del-Padre no está forcluido. él será el funda-
Esto trae aparejado una importante consecuen- mento de una verdadera autoridad llamada pater-
cia. Puesto que el falo es el significado, entonces na.
existe una posibilidad para el hijo: ·s er el falo del
Otro, allí donde originalmente la madre se sitúa.
Si, por el contrario. el Nombre-del-Padre es ex- 3 J. Lacan. Escritos. México. Siglo XXI Ed., 1984. p. 49.
40 Philippe Julien El manto de Noé 4l

El padre real podrá ser todo lo que se quiera. no somos (¡pero esto no es seguro!) ¿qué relación
fuerte o débil. presente o ausente, gentil o tiránico. establece con el padre? ¡Que lo hayamos olvidado o
trabajador o negligente, fiel a su mujer o infiel... no carece de importancia! De todas maneras. el
¡poco importa! Sin el Nombre-del-Padre su palabra analizante e n lo que a él respecta puede saberlo
no tendrá otro efecto sobre el hijo que el de deslizar- porque Je concierne directamente. En efecto. ese
se como el agua sobre las plumas de un pato: padre como imagen es. por definición. el obje to
"Sobre lo que queremos insistir, decía Lacan, es (... ) mismo del trabajo analítico.
sobre el caso que la madre hace de la palabra del Hacia la edad de cinco o seis años. en el mo-
padre. digamos el término, de su autoridad, dicho mento de la declinación del Edipo y de la interiori-
de otra manera del lugar que ella reserva al Nom- zación del superyó, el hijo. varón o niña. borra al
bre-del-Padre en la promoción de la Ley. "4 No hay padre real. Lo desdobla recubriéndolo de un Parlre
verdadera autoridad paterna sino aquella que se re- imaginario. Fomenta, fo~ja, una imagen pa terna de
cibe de una muj~r. alta estatura. de fuerte estatus. de bella estatua. Se
Allí es donde el amo se resiste con todas sus vuelve hacia esta imagen digna de ser admirada. Y
fuerzas: quisiera ser padre sin mujer y tener una la sustenta con tal o cual rasgo proveniente de un
descendencia a pa rtir de él solo. reducida la mujer a hombre hermoso. fuerte. viril, encontrado en la tele-
una pura ma triz biológica. visión, en el cine. en las historietas. en la literatu ra.
o más simplemente en la escuela er.tre sus educa-
dores. Basta con que encarne un poco esa a11tori-
dad cuyo origen es de csencl« polillca y reli _gios n
ll. El padre como imagen mucho más que familiar.
Se suscita este padre en lanlo poderoso. El fin
buscado es qu e un padre haga de contrapeso al
El Padre como Nombre proviene de la madre. deseo de la madre. Si la madre Llene una carencta
Pero el padre como imagen ¿de dónde viene? Provie- ¡que esa carencia provenga sólo del padre y no de
ne del hijo. mí, el hijo, que no puede ser sino insuficiente! Tnca-
El niño que todos hemos sido ... y que quizás ya pacidad del niño para colmar a la madre: su propio
narcisismo · es puesto en tela de juicio. Al intentar
ser el falo ·'de la madre. el hijo no logra s ino encon-
4 /bid .• p. 560. trarse con la impotenciq..
El manto de Noé 43
42 Phllippe Julien
hecho tan mal?5 Ciertamente. él es digno de amor:
¡Que exista entonces un padre que esté a la al- ¿pero por qué, entonces, no me ama tanto como yo
tura y que él sea la única causa de la privación de desearía? A este padre creador tenemos en efecto
la madre! Tal es la apelación: ¡que la madre sea pri- muchos reproches que dirigirle. por no haber reali-
vada por ese padre solamente! zado todo, todo lo que él podría haber hecho .. . ¡si
hubiera querido! Podía. ya que era todopoderoso.
Así. el hijo se vuelve hacia el padre en tanto pri- ¡Hubiera podido, pero no lo ha hec ho! Aquí se origi-
vador-privador a doble titulo:
na el proceso que Job intenta contra su Dios a par-
tir de su infelicidad.
l. Por empezar. éste es erigido como amo legislador.
haciendo la ley (y no como su representante). Así es
¿Por qué no ha querido? No hay respuestas
como Freud nos presenta al padre primordial. el Ur-
vater. en su "mito cientificon de Totem y Tabú: él
para esta pregunta. Este reproche continuará por lo
priva a los hijos no de una sino de todas las muje- tanto mientras no se realice el duelo por ese padre
res. Este padre mítico es la Imagen de un Padre- ideal. Más exactamente: el duelo no podrá hacerse
como-amo. es decir. el que se corresponde con el sino mediante el riesgo de decir todo lo que el hijo
de,;:;eo del niño: que crece tiene que reprocharle ... todo. hasta las
Este padre es bu scado. deseado. porque es promovi- heces. hasta el fondo de la copa de amargura.
do como digno de ser amado. Y es en razón de este En efecto. la renuncia al amor por el poder de
amor que . en el momento de la declinación del tal padre supone necesariamente pasar por un mo-
Edipo, se produce una identificación con él. una in- mento de odio hacia él. a fin d e qu e e l du elo s e rea-
corporación, una Einverleibung, dice Freud, de su lice. ¡Qué extraño! Pero lo que descubre el .analizan-
voz dictando la ley: ¡voz de la conciencia! te es esta observación: el duelo de ese padre se rea-
A esta herencia Freud le ha dado el nombre de su-
liza mediante el reconocimiento de su propio odio
peryó. El superyó, nos dice Freud, es el heredero del
por él.
Edipo. Y es así como el masoquismo moral saca de
allí provecho. ¿Pero cómo es posible? ¿Bajo qué condiciones
puede recorrerse este camino de desencanto?
2. Pero. todavía más. este padre no es sólo erigido
como amo sino como creador del hijo. No es un
padre entre otros sino el padre. ése que lo ha hecho 5 Es por lo que nos preguntamos: ¿es posible contentarse
a él. el htjo. Es responsable de lo que el hijo es y en con esta herencia? El padre real. como también el ps icoanálisis
consecuencia de lo que no es. ¡Ah!, allí está el repro- ¿no introducen a otra cosa?
che. la pregunta: ¿por qué. entonces. él me ha
44 Philippe Julien El manto de Noé 45

III. El. hombre de una mujer incertus, decía Freud citando el adagio jurídico. El
padre es incertus, no en el crédito concedido a lapa-
labra que designa al padre. no en el firme asenti-
Responder a estas preguntas es abordar la ter- miento con que se supera la duda obsesiva. sino
cera dimensión de la paternidad: el real del padre. que es incertus en cuanto a lo que se puede probar
Hemos definido como primera dimensión de la en un saber explicativo.
paternidad la del padre como Nombre. La madre El real. decía La.can. es "la imposibilidad de de-
instaura para el niño un lugar fuera de ella en posi- mostrar lo verdadero en el registro de una articula-
ción tercera entre ella y su hijo. En efecto. el Nom- ción simbólica",s no de decir lo verdadero sino de
bre-del-Padre es la inscripción hecha por la madre . demostrarlo mediante un saber articulable.
del significado de su falta. Así, por ejemplo, el padre real, se puede decir,
Nombre sin atributos, lugar vacío, de modo que es el espermatozoide, es decir, justamente lo que no
un hombre pueda ocuparlo ... a su manera. En efec- puede evidenciar lo verdadero de la paternidad y de
to, afirmar que el padre como Nombre es fundado la filiación. Esta verdad es de otro orden. como afor-
por la madre no es decir que ese padre es designado tunadamente nos lo enseña la lengua. No se puede
por ella para cumplir tal función. para desempeñar decir. en efecto: "Yo soy hijo o hija de un espermato-
tales tareas. No se trata de exaltar tamaño sojuzga- zoide".
miento. El saber biológico fracasa a l demostrar lo ver-
¿Qué se quiere decir cuando se habla de padre dadero de la paternidad; seria falso si no fracasara
real? No se trata fuWmente del padre de la realidad en eso. De este no-saber acerca de lo verdadero
empírica, ni simplemente del genitor. El padre real surge un paso hacia adelante en el sentido del
es otra cosa: es el que introduce lo imposible. Existe decir-verdadero. Sin este saber de lo imposible se
Jo no-demostrable y por ende el no-saber en lo con- establece un falso saber de la paternidad, articula-
cerniente al decir-verdadero. El real es la imposibi- do en términos de fecundidad ftSica y de esterilidad.
lidad de que a toda verdad corresponda su saber, es Así es como la procreática ha inventado ese mons-
decir, lo demostrable de aquello en lo cual ella es truo idiomático de "paternidad biológica".
verdadera. De este modo el padre real es el real del
padre, es decir, aquello que se llega a intuir de la 6 Seminario del 1 O de Junio de 1972. Le Semtnatre. Ubro
imposibilidad de saber, que concierne a lo verdade- XVII,en L'enuers de la psychanalyse. París, Seuil, 1991, r. 201
ro de la paternidad. Mater certissima. Pater semper (corrtjo la transcripción) ..
46 Phillppe ,Julien
El manto de Noé 47
Pero la procreática no es la primera. Los teólo-
gos cristianos a partir del siglo IV hasta la escolásti- En efecto. la verdad de un hombre es su mujer:
ca quisieron fundar la paternidad de Dios sobre "¡Cherchez la.jemme!", nos dice el buen detective en
una definición de la generación: natural para Cris- las novelas policiales. Esto es verdad y no solamen-
to. adoptiva para los hombres. Mediante un saber te en los libros. Si se quiere conocer a un hombre,
onto-teológico de la generación quisieron demostrar basta con mirar a la mujer que ha elegido. Entre
el decir-verdadero de la nominacion de Dios por el paréntesis agreguemos: no ocurre lo mismo a la in-
nombre de Padre. 7 Falso saber. que borró esta ver- versa. pues para las mujeres no es tan simple; ellas
dad: Dios engendra porque se lo nombra y se le reza son un poco más inasibles, más enigmáticas, más
con ese nombre de Padre. y no a la inversa; es la dúctiles en cuanto a su goce.
paternidad la que norma la generación y no a la in- · Si la garantía de la función es un hombre
versa. padre-hacia, vuelto hacia una mujer, entonces ¿qué
Más radicalmente, ¿cuál es la función del padre consecuencias se desprenden de ello en lo que hace
real? El padre real para el hijo es el hombre de una a su relación con el niño?
mujer. No se trata en primera instancia de una rela-
ción vertical entre un hombre con su hijo. El ruño 1. El 1padre real es el que introduce para el niño una
tiene un padre real en la medida en que este hom- castración, esto es, un decir-no: tú no eres el falo de
bre es el que ha hecho de una mujer. de ésta a la tu madre . no eres lo que a ella le falta. El es el agen-
que yo llamo mamá, la causa de su deseo y el objeto te de esta castración no porque sea e l gran lobo
de su goce. Tal es el escándalo que revela el psicoa- malo, que por celos castiga a l niño por gozar de la
madre. No es por rtvaltdad retorcida o competitiva.
nálisis: la única garantía real de la función paterna
En absoluto -al menos en el mejor de los casos ...
es la de un hombre vuelto hacia una mujer (habi- El padre real es agente de la castración en tanto ins-
tualmente la madre. ¡pero no siempre!) que es la taura una cortina, un velo. para el niño. un justo
causa·de su deseo. decir-a-medias en lo que concierne al goce de esta
mujer. Establece para el niño un no-saber de su
7 gozo de hombre de tal mujer. ¡Telón! Lo real e~ esta
Desde ese supuesto saber sobre la ·naturaleza" de la ge-
imposibilidad de demostrar mediante un saber la
neración se ha desprendido hasta nues tros días la doctrina
verdad de su goce. Y el padre es padre de lo real. de
sobre la sexualidad. Cf. el articulo de Joseph Motgnt MRellglon
~l paternlté". en la revista Uttoral. núm. 11/12, Du pere, Edlt.
este real: W Este goce no te concierne. No es asunto
Eres. 1984, pp. 5 - 15. tuyo. Puedes imaginar todas las escenas primitivas
(en el sentido freudiano) que quieras: eso será tu
48 Philippe Julien El manto d e Noé 49

fantasma. Sí, pero yo no me prestaré a ello con de- En efecto, el padre real es el que. encontrand o
mostraciones o exhibiciones, sean las que fueren . su goce junto a una mujer, no la buscará e n su re-
Tu habitación es tu habitación y la mía es la mía." lación con el niño. Dicho de otra manera, él no in-
El real del padre es la imposibilidad de saber verda- tervendrá todo el tiempo, y sobre todo, en lo tocan-
deramente sobre el goce paterno. No se debe enton-
te al hijo. Sobre todo no hará la ley volviéndose
ces analizar al padre real sino, por el contrario, al
hacia el hijo, invadiendo el campo de su hijo o de
velo puesto delante de él. Esto es lo que. hizo decir
un día a Lacan:
su hija.
MExcluyo la posibilidad de analizar al padre real. y Nada peor que el padre-educador que se torna
más aún el manto de Noé cuando el Padre es imagi- omnipresente. omnividente, que grita ... en pocas
nario."ª palabras. que hace de sus hijos el objeto de su goce
El pádre real es el que Cam, el h~o . vio en su des- en lugar de encontrarlo junto a una mujer.
nudez de padre ebrio y adonnecido en su lecho; el Nada peor que el padre que en lugar de ser el
hijo sabe y quiere compartir su saber con sus dos representante de la ley se hace legislador. y hace la
hermanos, Sem y Jafet. Pero éstos recubren al ley identificándose con ella. Es así como Lacan, en
padre con una capa retrocediendo... para no ver su articulo sobre el tratamiento posible de la ps ico-
nada. Y Noé al despertar los bendecirá, no sin mal- sis publicado en los Escritos, pudo decir en conclu-
decir a Cam ... el que pretendía saber.9
sión, en el epílogo:
2. El real del padre permite responder finalmente a
la pregunta por el Padre imaginario que el hijo se
MLos efectos devastadores d e la fig ura pa terna se ob-
plantea: ¿cómo hacer el duelo, más allá del amor y
servan con particular frecu encia en los cas os donde
del odio, del padre ideal? Desde ahora podemos res-
el padre tiene realmente la función d e legislad or o se
ponder: podrá hacer ese duelo si tiene un padre real
la adjudica, ya sea efectivamente de los que h acen
es decir, un hombre que no se casa con, que no en-
las leyes. o ya que se presente como pilar de la fe.
dosa, que no se identifica con la imagen de un padre
como parangón de la integridad o de la devoc ión,
todopoderoso. de un amo, precisemos: de un educa-
como virtuoso o en la virtud o el virtuosismo, como
dor que hace la ley, sobre todo.
servidor de alguna obra de salvación, trá tes e de
cualquier objeto o falta de objeto, de nación o d e n a-
8 Télévtston, Paris, Seull, 1973, p. 35. (J. Lacan, Pstcoanált- talidad. de salvaguardia o de salubridad, de legado
sts. Radiofonía & Televtsfón, Barcelona, Ed. Anagrama, 1977, de legalidad, de lo puro, de lo peor o del imperio.
pp. 102- 109.) todos ellos ideales que demasiadas ocasiones le ofre-
9 En Ja Bfblfa, Libro del Génests, capitulo 9.
cen de encontrarse en posición de demérito, de ins u-
50 Philippe Julien El manto de Noé 51

ficiencia, incluso de fraude y, para decirlo de una buscarlo en otra parte: fuera de la familia, en tal
vez, de excluir el Nombre-del-Padre de su posición líder social, en tal modelo político o religioso.
en el significante."JO A Freud le impactaba esta fascinación del ser
humano por el Gran Hombre. Hay en ello, en efecto,
¿Por qué efectos devastadores? Hemos visto una extraña facilidad, una turbadora debilidad en
cómo en el momento de la declinación del Edipo el dejarse sojuzgar por aquel que aparece como siendo
niño se vuelve hacia un Padre imaginario para con- verdaderamente alguien. Algunos, en política o en
vertirse en el objeto de su goce supuestwnente sabi- religión, han sabido usar o abusar de esta irresisti-
do, es decir. un goce sádico de padre privador y fun- ble inclinación representando sin vergüenza el
dador del superyó. papel tragicómico del "buen tipo".
Ahora bien, es imposible para el niño abando~ ¡Quizá el psicoanálisis sea el único que mues-
nar el masoquismo moral intrínseco al superyó si tra actualmente esta constante fascinación y que la
tiene verdaderamente frente a él a un padre priva- cuestiona para neutralizar sus efectos! Constante
dor que quiere corresponder al padre ideal que él fascinación, que se ajusta a lo que Freud descubrió:
anhela, es decir, a W1 hombre que está en posición lo infantil permanece en nosotros en razón de la se-
de "falta de mé1ito, de insuficiencia, hasta de frau- xualidad.
de". Se produce entonces complicidad en el goce: sá- Pero, sin un padre real ¿cómo poder hacer solo
dico del lado del padre, masoquista del lado del hijo el duelo de ese padre? Precisamente es gracias a
(¡único caso, por otra parte, en que se puede hablar aquel escollo que puede un día realizarse la expe-
de relación sado-masoquista sin abuso de lenguaje riencia analítica con un analista que no se tome a sí
y sin facilismo psicologista!). Encuentro perverso, mismo por un amo. Se torna así posible para el su-
encuentro demasiado bien logrado, en el sentido de jeto el análisis, no del padre real, sino del manto
que lo mejor que se puede esperar de un padre real arrojado sobre él del padre imaginario.
es que este encuentro fracase.
Y agreguemos ¡qué fracase definitivamente! En
efecto, el padre del real es el que, instaurando para
el hijo el duelo del Padre imaginario, le permite no

10 Lacan, Escritos, op. clt, p. 560.


52 Philippe Julien
III
Conclusión
UN TRIPLE DISCURSO
El psicoanálisis no tiene nada que decir en
cuanto a la declinación social del ser padre: por el
contrario, le concierne directamente la posibilidad
que se da a cada uno, a cada una. de decir sin dila-
ciones en qué medida él o ella tuvieron o no un
Padre:
l. Un padre como Nombre gracias a la madre.
2. Un padre como imagen ideal que él o ella ha
erigido para hacer contrapeso al servicio sexual de
la madre.
3. En fin. un padre real, como agente de castra-
ción, en tanto introductor de un no saber del goce
de la madre (genitivo objetivo).
Sin embargo. queda aún ' un interrogante: si el
Padre imaginario es el que hace la ley. ¿qu~ relación
tiene en cambio el padre real con la ley? ¿Y .de qué
ley se trata? No podemos responder a esto sino
abordando el discurso ético propiamente dicho.
1. Decir el bien

Hemos visto las tres dimensiones de la paterni-


dad, instauradas respectivamente por la madre. por
el niño y finalmente por un hombre que ocupa el
lugar del padre real. Estas tres dimensiones permi-
ten responder a la pregunta no por el ser-padre.
sino por el haber-tenido un padre. Pero por esto
mismo, por el hecho de haber tenido un padre ¿qué
ley ética se le transmite al sujeto?
Para responder a esta pregunta es necesario
presentar los distintos discursos éticos en los que la
paternidad ocupa un lugar. Este lugar se diferencia
en Occidente según tres posturas.
El discurso más antiguo es el que nos legó la
Antigüedad greco-latina. Conserva aún su actuali-
dad pues posee a nuestro entender un gran sentido
común y una evidente sabiduría.
Lo que plantea ese discurso es decir el bien, a
fin de desearlo y de realizarlo. Este decir se basa en
un doble postulado.
En primera instancia. tal o cual bien es promo-

55
56 Philippe Julien El manto de Noé 57

vido en nombre de la felicidad De ahí proviene la inscribe de partida en toda naturaleza viviente: ve-
forma a la vez gramatical y lógica del Wenn... so.. . , getal, animal o humana.
del si. .. entonces, si haces eso. entonces serás feliz. Ambos postulados -el vínculo entre bien y feli-
La argumentación se basa en este postulado: las cidad y una voluntad naturalmente determinada
vías del bien se indican ellas mismas mediante un por el Bien soberano- fundamentan el discurso
signo que se les asocia necesariamente; este signo ético en la medida en que lo concierne no el fin últi-
es un pathos. un sentir-se-bien. E inversamente. en mo e indiscutible que es el Bien. sino el tema de los
lo que hace a las vías del mal con un sentir-se-mal. medios de este fin, esos medios que son los bienes
El bien hace feliz y el mal infeliz. a más o menos particulares entre los cuales elegir.
largo plazo. Obviamente toda la discusión se referi- Es efectivamente con relación a la elección de
rá a la naturaleza de esta felicidad o infelicidad: ¿es los medios que se establecen estas tres clases de
ésta fisica o psíquica? ¿Quién se siente bien o mal? discursos éticos, basadas en su doble postulado
¿El cuerpo o el alma? Las distJntas escuelas se dife- común:
rencian según la respuesta que dan a esta pregun-
ta, por ejemplo, el epicureísmo y el estoicismo. Pero, -El discurso médico: el síntoma es el signo de
de cualquier modo, el postulado sigue vigente: exis- un déficit. ¡Síntoma oportuno que nos advie rte
te un vínculo de causa a efecto entre el bien o el sobre la presencia de un mal oculto en el que se ori-
mal y lo que éstos afectan en nosotros. ya sea el gina! Este mal es disarmonía. ruptura del vínculo
cuerpo o la psique. Este es el sentido básico de la entre el bien de este mi crocosm os que es el cuerpo y
palabra síntoma (sun-ptóma) como efecto padecido los bienes que son los diferentes órga nos.
que tiene lugar, que "cae" con su causa. La cura es un resta blecimiento. una restitución
El segundo postulado es el de plantear que el del estado anterior Ha maclo "na tura l". es decir
Bien soberano existe. Es soberano en el sentido de según la naturaleza. constdcracla como causa fin al.
que gobierna los bienes, de que se refleja en cada -El discurso político: el j efe político es el que
uno de ellos, considerados individualmente. y de no solamente designa el bien a cumplir sino el que
que, con.s ecuentemente, nos atrae a través de ellos. a través del arte de la retórica sabe persuadir a los
Existe una predisposición universal de todo ser vi- ciudadanos acerca de los medios para realizarlo en
viente hacia el Bien en la medida en que éste anima nombre de su felicidad cívica.
toda vida, física o psíquica. todo. cuerpo o toda -El discurso teológico: no se conforma con es-
alma. Esta finalidad es inherente al ser mismo; se cuchar la palabra de Dios y con dejarla actuar, sino
El manto de Noé 59
5 .a Phllippe Julien
duria soberana gobierna su cuerpo, puede gobernar
qve habla de ella para darle la razón. No se ·confor- otros cuerpos.
Jllª con leer públicamente los textos sagrados y con Sabe cuál es el bien particular en el que se rea-
hacer cumplir los ritos litú rgicos. Sabe mediante la liza el Bien, y lo dice en la relación médica, política
argumentación deducir de ellos la necesidad de tal o teológica. Pero. lo hace cumplir por otro porque él
0 cual acción para el cumplimiento de lo que fue es el modelo de éste: mediante su imagen de amo
leido en el texto y representado en el rito. presentifrca a los ojos del paciente, del ciuda dano,
del discípulo, el ideal que éstos han de generar en
Lo que está en juego en cada caso es lo mismo: su ser. En efecto, él ya es el bien y es por ello que
qtle el Bien soberano siga siendo soberano. es decir aquel al que gobierna es llamado a convertirse un
·que dé sentido final a los bienes de tal manera que dia a su vez en un amo. Tal es la fuerza del Padre-
~e pueda realizar a través de ellos! En cada caso, en-tanto-amo.
debe paliarse un déficit mediante un retorno al es-
w.do anterior. en donde en la causa primera se ins-
cribe una finalidad natural. El bien, lo verdadero, el
ser existen en una etnia piramidal que a la vez 2. Decir la ley
ca.usa y que da sentido final a los bienes relativos,
ulJicados en dis tintos niveles de la pirámide, en fun-
ción de su grado de ser y de acto. Este discurso en el que el Bien y el Ser se con-
Ahora bien, ¿qu é pa ternidad se inscribe dentro jugan para fundar los bienes y los seres fue socava-
de este discurso éUco? Hemos visto a propósito de do por otro discurso.
la decadencia social de la imagen paterna lo que
0 currió en Occidente en el origen de la noción de
paternidad: es reconocido como padre el amo, es l. PRIMERA CRISIS
decir el que dirige la Ciudad.
Es exactamente esta mis ma paternidad, funda- El primer cuestionamiento provino de la Ley
dora de un vínculo s ocial y principio de engendra- mosaica. es decir de un discurso que no dice el Bien
rníento político y religioso, la que encuentra lugar y sino la Ley. No buscar un modelo qu e pueda escla-
función en el decir el bien. El Padre-en tanto-amo recer nuestra acción: la Ley debe ser s u ficiente.
se sustenta en este discurso ético. Porque es amo ASl,· el Evangelio según San Ma teo nos relata
de sí mismo, es amo de la Ciudad. Porque su sabi-
60 Philippe Julien El manto d e Ntw h1

aquel encuentro frustrado entre Jesús y un hombre Pero agregaba:


rico. Este le pregunta: "Maestro ¿qué cosa buena "¿Se da uno cuenta de que todo en la Lracltclon
debo hacer para tener la vida eterna?" Y Jesús le judía va en contra de eso? En ella el cor~e no p~ sn
responde: "¿Por qué me preguntas acerca de qué es de lo más perfecto a lo menos perfecto, lo me noH
bueno? ¡Lo Bueno es único! Si quieres entrar en la perfecto es simplemente lo que es. a saber. radical-
vida, observa los mandamientos: Tú no ... tú no .... mente imperfecto y no hay más que obedecer estric-
etc." 1 ta y puntualmente. si se me permite la expresión. al
Y Jesús le recuerda crudamente la lista del De- que lleva el nombre de Jahvé. al que se suman
cálogo. transmitido por Moisés. Hay que remitirse a otros nombres. Este eligió a su pueblo y no existe
escuchar la Ley y a realizarla. sin pretender saber razón para oponerse . ~
más acerca de ella. sin ir a la búsqueda de un saber No le queda entonces al pueblo elegido otra al-
acerca del ser bueno o no bueno. La Ley fundamen- ternativa que la de '"traicionarlo eventualmente y es
ta el Bien y no a la inversa. de lo que obviamente no se privaron los judíos". 2
Pero. a partir del siglo IV, con el retorno de Pla- Claro está: "¿Qué puede resultar más insoportable
tón, y más aún en la Edad Media. con el de Aristóte- que el hecho de ser un elegido. un llamado a .... un
les, un saber onto-teológico en el que ser y amor se nombrado para ... T
conjugan intentó edulcorar este cuestionamiento. Uno de los signos más evidentes de la manera
Como decía Lacan en 1973 en su Seminario "Encore": en que el discurso ético del Bien se resiste al de la
"Todo el asunto de Aristóteles consisitió en con- Ley lo constituye el discurso prolífico durante los si-
cebir al ser como siendo aquello por lo cual los glos del texto bíblico acerca de la vocación de Moi-
seres menos ser participan en lo más alto de los sés en el capítulo 3. versículo 14 del Libro del
seres. Y Santo Tomás logró reintroducir esto en la Exodo. Moisés le pregunta su nombre a Dios. e l
tradición cristiana - lo que no debe sorprender. nombre que diría su ser. Ahora bien. ¿Qué se le res-
dado que. por haberse difundido ésta entre los Gen- ponde? "Ehyéh asher éhyéh".
tiles, no tuvo otra alternativa que la de formarse in- Pero, ¿cómo Lraducia Cada cual lo hace desde
tegralmente en ese contexto, de manera que no su postura ética. Según el discurso ontológico del
había más que jalar de las cuerdas para que volvie- Bien. se lo traduce como: "Soy el que es". el ser in-
ra a funcionar."
2 Le Sémtnaíre, libro xx. Encore. Paris, Seutl, 1975, p. 9 1

1 XIX. 16- 19. (Aún. Barcelona-Buenos Aires, Paldós, 1981, p. 120).


El manto de Noé 11:1
62 Phillppe Julien

mutable y pleno, en la cima de la pirámide de los Tal es el padre como Nombre. el Nombr~-dcl
seres. el Ser en tanto ser. Por el contrarto. según la Padre. que conviene separar del Dios de los filosofos
ética de la Ley, Moisés recibe lo que Freud llama ?
y de los sabios. como lo llamé'I P.ascal. sea del Otos
una Versagung, es decir no una frustración (traduc- de la onto-teología de la metafis1ca occidental.
ción psicologizante). sino l.ln rechazo. un decir no.
una recusación: "Soy lo que soy ... ¡Soy el que soy!"
¡Mutis! Nada tienes que saber. Transmite a tus her- ll. SEGUNDA CRISIS
manos de Israel mi palabra como la del Dios de sus
padres, el de Abraham. de Isaac y de Jacob. es decir El segundo cuestionamiento (no desvincul~do
el de la promesa, el que hace lo que dice, sin qu~ del primero) de la ética del Bien provi~ne de la c1e~­
tenga que saberse lo que es. cia galilea y newtoniana. contemporanea del naci-
Y Lacan comenta así. a propósito de las muje- miento del sujeto cartesiano.
res ele los tres patriarcas: "El Señor de nombre im- La ontología de lo verdadero y de lo bue.no es~a­
pronunciable es precisamente el que vela en el ba sustentada en su discurso por un dualismo in-
a lumbramiento de las mujeres estériles y de los nato entre el mundo celeste de los astros Y el
hombres entrados en años." mundo sublunar. El primero. por su movimiento.
Por eso agrega inmediatamente que el verdade- llamado circular. de los astros (¡que destruirá Ke-
ro sentido de la paternidad implica un no-saber pler con la elipse!) aporta la certeza del retorno a l
acerca de la naturaleza de la generación, es decir mismo punto y la intuición serena del orden Y de la
acerca de la relación paternidad-filiación. armonía. El segundo. sometido a la imprevisibilidad
·"El carácter f undamenlalmente transbiológico del surgimiento de la vida y de la muerte. es el lugar
de la paternidad, sustentado por la tradición del de lo efimero y de la contingencia. Con lo ~ual. l~
desuno del pueblo elegido, posee algo que está origi- ética hallaba su sosiego en el primero Y su incerti-
nalmente reprimido. que resurge siempre en la am- dumbre en el segundo.
bigüedad de la renguera. del tropezón y del sínto- La ciencia moderna suprime esta oposición: as-
ma, del no encuentro, dustuchia, con el sentido que
permanece oculto."3
"Potnts", 1990. p. 276. (J . Lacan. Loscuatroconceptosfun<.la.·
3Le Sémtnatre. libro XI, Les quatre concepts jondamentaux mentales del pstcoanáltsls, España. Barral Editores, 1977, p .
de la psychanalyse. París. SeuJI , 1973 . p . 224: y en la colección 253.)
64 Philippe Julien El manto de Noé 65

tronomía y física están sometidas no la una a la éstos, la extensión democrática por Bentham de Ja
otra. sino una y otra a las mismas leyes. cuya letra. referencia aristocrática tradicional: "La mayor felici-
que las aJgebriza, no responde a ningún mensaje de dad para el mayor número posible". Una finalidad
finalidad. de sabiduría o de referencia ética. ha de permanecer en esto. intacta. orientando pro-
¡Ah! pero si el cosmos exterior es silenciado por ducción y consumo. y valorizando cada bien parti-
la ciencia ¿qué ocurre con la psique interior? cular.
¿No es el psiquismo el lugar donde ante un Con lo cual. frente al poder creciente del dis-
mundo que se ha tornado cada vez más inhumano curso de la ciencia acerca del Universo. el discurso
se puede refugiar el discurso del Bien y su ética? ético del Bien intenta mantener el Padre-en-tanto-
Y, en efecto. a la crisis cosmológica responde amo. perpetuándolo en esas dos figuras que son el
un retorno de la Antigüedad, por ejemplo con el na- médico de la psique y el empresario capitalista.
cimiento de la psiquiatría moderna. Así. con Pinel y Pero el así mantenerlo resulta frágil y precario.
Esquirol se produce un retorno revolucionario, en el En efecto, si no existe el Bien, los bienes psíquicos y
sentido astronómico de la palabra. de la ética estoi- económicos son configurados por la opinión. por la
ca de Cicerón, que permite fundar una cura del publicidad y, por lo tanto, por el poder de seducción
alma (una psiqu-iatría): la locura es un déficit. pero y de sugestión. En consecuencia ¿qué prevalece
deja intacta una parte de la razón. Es por lo tanto .sino aquello con lo cual "el mayor número" debe
curable gracias a la ayuda de este amo que es desde ·cumplir?
ahora el médico-filósofo aplicando un "tratamiento Sí, pero ¿cómo le es posible si no posee la sal>i-
moral". Este amo puede decir el bien, porque sabe duría de la felicidad? ¡El que supuestamente lo sabe
lo que es. y, más aún. puede imponerlo por su auto- de ahora en más es aquel que ticn~ la habilidad
ridad porque lo es por su razón soberana. para fabrtcar la opinión con el poder de la palabra y
Correlativamente. en la misma época. Jeremy de las imágenes!
Bentham. por su lado, rescata la ética del Bien apli- ¡Frágil respuesta, que varía según los momen-
cándola a la sociedad económica que está naciendo tos y los lugares! Es para una respuesta más sólida
a la autonomía de las leyes del mercado. ¿No ha y más segura que tomó lugar el discurso de la ley
sido definido el Bien desde siempre por lo útil, o sea con la máxima kantiana y su ética.
lo que está al servicio del hombre y de su felicidad?
Si el Bien vacila en tanto tal, en cambio los bienes
están ahí más que nunca. De donde. con respecto a
66 Philippe Julien El manto de Noé 67

. III. EL IMPERATIVO KANTIANO tonces de actuar no sólo en conformidad con Lo que


dice (¡propuesta muy banal!) sino lisa y llanamente
Kant realiza un vuelco copernicano. La ley porque lo dice.
moral no se desprende del concepto del bien y del Entonces concluyamos: según estos dos princi-
mal. ~ino a la inversa: bien y mal provienen de la pios se fundamenta la autonomía de la ley. pues la
ley misma; no advienen sino por ella. ¿De qué ma- voz interior de la conciencia es enunciada a la vez
nera? por el sujeto en tanto legislador y para el sujeto en
. . La ley se impone por ella misma y no en fun- tanto sujetado a la ley.
c1on de la consecuencia benéfica que permite obte-
ner: Si deseas eso. entonces ... obedece a la ley. No.
la_ ley ~abla en forma imperativa: "Haz esto.. . ", ni IV. EL PADRE EDIPICO
mas. m menos.
_Esto equivale a decir que la máxima se impone En este discurso ético ¿qué lugar ocupa el
SP.gun dos principios: padre? Para que se instituya la autonomía de la ley
l . La maxi ma incondicionaL ¿no debe haber un padre?
En efecto. todo lo que pertenece al orden de lo A estas preguntas responde Freud. no para
a~ect~vo. del palhos, de lo sentido, no nos aporta negar la m\\xima kantiana sino. por el contrario.
rn~gun escla rechnl ento acerca del deber. Amor u para mostrar su instauración en el sujeto.
od10 del otro. y más a ún a mor y odio de uno mismo ~El impe rativo categórico de Kant. escribe
no tiene ninguna relación áe necesidad con el cum- Freud, es la he r e n cia dlr ~cta del complejo de
plimiento del deber. Mediante esta. ruptura se ase- Edipo."4 Es obvio. Al declina r el Edlpo, el niño se
gu~a a la m~ma cons tancia, estabilidad y univer- aparta de la madre y se vuelve liada. el padre. En
sahdad: es ~ali.da en lodos Jos casos, si no en ningu- esa instancia interioriza la lt!y de Interdicción del in-
no. La casmsüca, con su afán de particularidad de cesto: renuncia al goce de la madre (genitivo objeti-
cada uno. no puede más que desorientar los espíri- vo y subjetivo). Y el resultado de ello es lo que Freud
tus y debilitar la determinación. llama el superyó como ~heredero" del complejo de
2. La máxima es cat.egórica
La máxima habla en forma imperativa, sin 4 En el articulo titulado "El problema económico del maso-
agregar razones. En efecto, vale por su enunciación quismo", S. Freud, Obras Completas , Buenos Aires, Amorrortu
Y no por el contenido de su enunciado. Se trata en- Ed. , 1979, t. XJX, p. 173.
68 Philippe Julien El manto de Noé 69

Edipo. es decir. en otras palabras. el imperativo ca- debe producir dolor como único sentimiento ligado
tegórico de Kant. a priori a la ley?
Este fue el descubrimiento de Freud en cuanto ¿Por qué ese masoquismo moral? ¿Es a causa
a la instauración de la máxima kantiana en el niño de un padre real? No. responde Freud: "La severi-
hacia los cinco o seis años. El padre aparece como dad del superyó desarrollado por un niño en modo
el que le permite al niño superar el complejo de alguno espeja severidad del trato que ha experimen-
Edipo. y de este modo heredar el superyó como lo tado" .6 Freud descarta esta respuesta psicologizante
que enuncia la voz de la máxima kantiana. demasiado sencilla.
Al declinar el Edipo. frente a la madre. el nifw
se vuelve hacia el padre. Pero ¿hacia qué padre? No
V. FREUD DESCONSOLADO hacia el ·padre real. sino h acia la imagen de un
Padre que fomenta él mismo: un padre fuerte. todo-
Algunos años antes de su muerte. Freud escri- poderoso. y por ende digno de ser admirado Y
be una obra sobre la ética. EL malestar en la cultura. amado. ¡Extraño impulso!
Existe malestar no a causa de la cultura y de la ine- En otros términos. lo que reclama el niño es
. vitable represión. sino en ella. debido al superyó. que la ley edípica esté ligada a la figura de un amo
Freud nota que esa instancia pesa mucho sobre la que la sustente. la promueva y la garantice. Y en
humanidad: más se la satisface y más exige. Meca- efecto, esto es precisamente lo que cada pueblo
nismo extraño: la voz del superyó es tanto más exi- cuenta a través de su tradición a sus h~jos en sus
gente cuanto que se la obedece. La conciencia relatos y sus mitos originales como fundación de la
moral, escribe Freud, "se comporta con severidad y ley. Hubo originalmente un legislador intransigente
desconfianza tanto mayores cuanto más virtuoso es e inflexible.
el individuo".s ¡Así la gran figura de Moísés! Al ver que el pue-
¡Triste 'observación! ¿Por qué esta ferocidad? b lo que lo habia hecho salir del país de Egipt~ ~e
¿No existe en el ser humano cierta complicidad para había puesto a adorar un becerro de oro. Mo1ses
sufrir esta crueldad? ¿No se acerca Freud al pensa- hizo inmediatamente ejecutar por decisión propia a
miento de Kant. quien reconocía que la ley moral tres mil de ellos (cf. Exodo. cap. 32).

5 El malestar en la cultura, en Obras Completas, op. cit.. t.


XXI , p. 121. 6 Ibid .. p . 126.
70 Philippe Julien El manto de Noé 71

¡Así. la gran figura del Padre primordial! Freud 3. Un bien-decir


la pone en el origen del nacimiento de la ley en el
~mito científico" de Totem y Tabú que él mismo crea.
Este padre posee no una mujer. sino todas las mu- Freud decía que la neurosis es el negativo de la
jeres: y se las prohíbe todas a sus hijos. Más aún. perversión. En efecto. la sexualidad humana no. es
después de su asesinato por los hijos. éstos interio- natural como el instinto: es perversa. en el sentido
rizan su ley de interdicción del incesto por amor a en que. en tanto humana y no animal. es "por natu-
él. Con lo cual, según el relato mítico. el amor por raleza" deriva. desvío, sometida a lo aleatorio del
ese padre. por el padre todopoderoso. funda la ley goce del otro. no reductible a la genitali.dad . ya qu.e
para siempre. no está sometida a un objeto predeterminado y um-
Y esto se repite desde entonces en cada genera- versal que le otorgaría su unidad y su finalidad.
ción con la gran figura paterna que crea cada hijo al Necesita entonces de una ley. Ahora bien. esta
declinar el Edipo. ley que se le impone llene como efecto la neurosis
En otras palabras. la voz de la conciencia. la social como reverso y "negativo" de la perversión.
voz del "dentro" tiene como principio y garantía un Pero. ¿no existe otra ley? ¿ No existe otra vía
"fuera". es decir "una voz. en primer lugar. vocal. y más que la neurosis para transitar con la sexuali-
sin más autoridad que la de ser la voz estentórea" .7 dad como fundamental y "naturalmente" perversa?
Ese es el padre que aparece en el discurso ético ¿Una ley que. lejos de ser su negativo. fuera el
en el que se dice la ley. apoyo mismo de la sexualidad? ¿Una ley para
Debemos entonces preguntar: ¿de la ausencia transgredir apoyándose en ella como en un borde
de mediación de qué otra Ley es la ley del superyó el necesario para inventar caminos siemp!'e nuevos?
reemplazo necesario? Y más aún: para la instaura- La respuesta a estas preguntas. que se reducen
ción de esta otra ley ¿por qué padre puede hacerse a una sola. tiene como condición previa evaluar en
el duelo de esta grande y fuerte figura paterna? su dimensión más amplia lo que Freud denominaba
el malestar. no el malestar de. sino en nuestra civili-
zación considerada moderna y de avanzada.

7 J. Lacan, Escritos. México, S iglo XXI Ed., t. 11 . p. 663, y en


el a rticulo lltulado "Kant avec Sade".
72 Philippe Julien
El manto de Noé 73
l. EL MURO DEL LENGUAJE
En otras palabras, tropieza con el muro del len-
El malestar proviene del desafio que hoy le guaje. de un lenguaje que se opone a la palabra, en
~lantea~ al hombre el nacimiento y el desarrollo la medida en que el sujeto es allí hablado, más que
irreversible de la civilización científica. Esta no es lo que él mismo habla.
un_sector más de la existencia; bien delimitado y lo-
calizable, es un nuevo discurso que, por sus conse-
cuencias técnicas, abarca y estructura el conjunto 11. LA EXALTACION DEL YO
de las relaciones llamadas humanas.
Este discurso técnico-científico ordena un uni- Como reacción contra ese universal abstracto
ve_rso abstracto en donde el s~jeto se olvida de sí · más que nunca se afirma en tonces el yo de cada
~1smo Y pierde el sentido particular de su existen- uno. de cada una, su "yo ... " en una reivindicación
cia Y de su muerte. El interrogante fundamental paranoica de su querido narcisismo. Pero el yo no
acerca de "¿qué soy yo, entonces?" es reemplazado es el sujeto.
por la preocupación del "¿cómo hacer esto?". En efecto, contra la alienación del lenguaje la
El lenguaje no es ya el lugar donde en la fe "palabra" del yo no es más que nostalgia de un
d.ada se funda el ser del sujeto allí representado arraigo espacio-temporal, exhibición de rasgos iden-
s~~o el lugar de un poder instrumental de transmi- tificatoi'ios. celosa defensa de privilegios. retrai-
s10~ de informaciones para una comunicación gene- miento de la vida privada, cierre de fronteras cultu-
ralizada y sin límites. · rales y religiosas. instauración de segregaciones se-
El Horno technicus de hoy, en el anonimato de xuales, todo ello con miras a fuertes fraternidades
~as ciudades nuevas y la abstracción de un lenguaje en las que cada yo pueda hallar un espejo donde re-
ms_trumental. es un desarraigado y un emigrante. flejarse.
S~eto a una superinformación por parte de los me- ¡Pero es en vanol Este discurso no hace más
dios de comunicación masiva, está constantemente que acentuar el desorden denunciándolo. Pues el yo
ª.' ~ant~ de cuanto sucede en el planeta, péro no de- se mantiene impotente ante el muro del lenguaje.
¿Cuál es. entonces. la palabra del sujeto que podría
c1d1do el mismo a nada en particular. Cuanto más
se aboca al proyecto común de la técnica y de la derribarlo?
ciei:icia, más sufre esta consecuencia: aislamiento
social en la nivelación de su lugar en el mundo.
El manto de Noé 75
74 Philippe Julien
ne al goce que un hombre se arriesga a encontrar
Ill. lJNA ETICA DIFERENTE ante aquella que es la causa de su deseo. 'Goce disi-
mulado, que se expresa sólo a medias. y como a
Derribar este muro supone tener en cuenta pesar suyo ... en la equivocidad misma del signifi-
otra dimensión del lenguaje, ésa que restablece la cante, equivocidad que mantiene el juego amoroso
fuerza jamás agotada del poder poético del lenguaje. volviendo a dar un senUdo metafórico a las palabras
Este poder no es privativo de aquellos o de aquellas demasiado usadas de la comunicación puramente
a quienes se llama artistas. Reside en cada uno, informativa y utilitaria.
cualesquiera sean su edad y su situación social. Esto es lo más seguro que los padres transmi-
Este poder promueve un discurso ético que no ten, como por añadidura. a sus hijos e hijas . La
se limita a decir el bien o la ley. Es el de un bien- madre, en tanto mujer, ocupa aquí su lugar tanto
decir cuya ley. lejos de ignorar el goce o de oponerse . como el padre en tanto hombre. Efectivamente, esta
a él. constituye a la vez su sostén y su camino. ética del bien-decir sólo puede ser sostenida por un
¿Cómo se transmite esta ley al sujeto? Le es hombre en la medida en que su mujer acepte el
transmitida por un hombre cuya paternidad no es riesgo de ser su objeto y la apuesta que ella implica.
primera. sino segunda. por estar subordinada a su Si ella se opone, se genera entonces entre los
posición de hombre frente a una mujer, la que él eli- padres una rivalidad recíproca. que se instaura en
gió. Lo que hijos e hijas reciben realmente no pro- relación a un ideal de roles a cumplir y de tareas a
viene en un comienzo de lo que este hombre quiere realizar ante el hijo: ¡a ver quién hará o deberá
otorgar como bueno, sino de su manera a él de diri- hacer más o mejor!
girse a esa misma mujer. En este contexto se hablará doctamente de ca-
En esto hay un arte, el de sostener su deseo rencia paterna: padre-en-el-bar, padre-de-viaje.
originándolo sin cesar a partir de lo desconocido del padre-que-calla. padre-que-lee-su-periódico, etc.
deseo del Otro. Este arte es de palabra. La literatu- Pero sólo existe catencia en relación a este ideal su-
ra. la canción, el cine nos dan una idea de ello pero puesto, ideal que sólo sirve para nutrir los efectos
no son más que efectos de otra cosa: de lo que se de prestigio de cada uno a los ojos del hijo.
dice cotidianamente entre tal hombre y tal mujer. Así es como permanece velado para el hijo el
en la felicidad o el dolor, en el esparcimiento o la verdadero problema: el del enigma de lo que une o
preocupación. desune a ese hombre y a esa mujer. Una ética del
Esta apuesta no implica demostración para los bien-decir erótico y amoroso es precisamenle lo q1.w
hijos. menos aún una mostración; pero ella concier-
76 Philippe Julien IV
permite sacar esa máscara ... al menos a medias, es
decir sin volverse hacia el hijo y caer en la comedia UNA ALTERIDAD IRREDUCTIBLE
de la exhibición o la impudicia de la obscenidad.

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¿Cómo puede una ética del buen decir, una
ética que asocia una erótica a una estética, hallar
su lugar? Responder a esta pregunta es recorrer las
distintas figuras del destino del amor y del deseo
entre el hombre y la mujer.
1. Muy temprano. desde la infancia, los padres
indentifican al recién nncldo para el estado civil
según la presencia o lu ouaencJa de un órgano Visi-
ble y eréctil. el pene. ¿Si~nlfica esto que nacemos
hombre o mujer? No. cadu CJCr humano tiene que
devenir, poco a poco, hombre o mujer. identificán-
dose él mismo con ciertos rasgos. según el discurso
del Otro. En éste, a cadn uno de los dos significan-
tes iniciales. macho o hembra, se agregan, se adjeti-
van una multitud de olros s ignificantes que le per-
miten al niño dar una significación concreta a cada
uno de los dos primeros significantes por los que
está prendido.
Ser un varón. ser uh hombre. es co.m portarse
de esta determinada forma. Ser una niña, ser una
mujer, es comportarse de esta otra forma, etcétera.
A partir del discurso del Otro. cada uno, cada

79
El manto de Noé 81
80 Philippe Julien

una se identifica con ciertas características que dos espaldas para explicar lo que es la vocación del
constituyen lo que Freud llama el Ideal del yo. Lo amor: reencontrar una unidad perdida. La configu-
hace según lo que está expresado en el discurso co- ración de los órganos llamados sexuales y las imá-
rriente. en ese decir que sostiene y realiza más o genes de pulsar el botón o de llave y de cerradura
menos (más menos que más) la imagen del adulto: que ellas evocan nos llevan natural mente en esta
el padre y sus sustitutos para el varón. la madre y dirección.1
sus sustitutos para la niña. Y como respuesta el en- En consecuencia, según este esquema genital.
torno apr~eba o desaprueba aseverando: M¡Ah! es el macrocosmos que es el universo y el microcosmos
un verdadero varón, él. ... él. .. " o "¡Oh! todavía es que es el cuerpo viviente no son sino uno. en la me-
un bebé". Y por otro lado: "¡.A..hl es una verdadera dida en que están sometidos a dos principios. activo
niña. ella.... ella.. . " o "es un varón fallido!" (sobre- y pasivo. El primero engendra. el segund? hace cre-
entendido: "fallJdo" para decir que la nina que hace cer. El primero produce la energía. el segundo lo
fallar al varón ya está ahí, en ella). conserva en tanto matriz. El primero da forma. el
Y el resultado de esto es la segregación. En segundo es in-formado. cte. Ahora bien. durante si-
efecto. cada uno se identifica por su lado. en mas- glos el significado de estos dos principios psico-bio-
culino o en femenino. Es lo uno o lo otro. no existe cosmológicos fue alrlbulclo n estos dos significantes.
término medio. He ahí adonde nos conduce el amor. lo masculino y lo fcmc111t10. Estos dos polos comple-
por cuanto amar es querer ser amado. identificán- mentarios estaría11 lnscrlpto8 en h-1 Naturaleza Y or-
donos con ciertos rasgos ... ¡queriblesl denarían toda finalidad . Sln ellos. no habria más
2. Este escándalo segregador que revela el psi- que decadencia. muerlr y cslC'rllldad.
coanálisis debe ser acallado. diciendo que la identi- 3. Esa visión fracasó. habiendo pcrciido la bata-
ficación conduce a una diferenctación de feliz com- lla en dos frentes . Del Indo del macrocosmos. la
plementariedad: todo lo que no es masculino sería ciencia galilea en el siglo de Descartes. al destruir la
femenino. todo lo que no es femenino sería masculi- Fisis aristotélica. tornó vana la distinción forma-
no. Con lo cual, teniendo cada uno lo que el otro no materia. acto-potencia. justificando una finalid ad
tiene, y careciendo de lo que el otro tiene, el amor como fundamento causal de loda génesis.
sería plenitud lograda mediante la unión de dos mi- Del lado del microcosmos. más recientemente.
tades.
Ya Aristófanes, en el Bwiquete de Platón, nos 1 Y. por añadidura, ¿no nos provee un argumento fácil. de-

presentaba su mito sobre el origen de la bestia de masiado fácil, contra la homosexualidad?


82 Philippe Julien El manto de Noe 80

la antropología social mostró que ese discurso pre- Esta amistad que los antiguos, griegos o lo.U-
científico sólo debía su prestigio a la bipolaridad nos, según las páginas tan admiradas en Aristótc·
complementaria de las funciones y de los roles. asig- les, reservaban para la ciudad de los hombres. se
nada al trabajo del hombre y de la mujer en el con- refiere ahora a la pareja que constituyen un hombre
texto de una cierta cultura. En los umbrales del y una mujer. Cada uno es el espejo del otro. Lo que
siglo XXI, al extenderse poco a poco en el planeta. la el Libro del Génesis decía de Eva. que era u na
igualdad profesional y doméstica (¡casi adquirida!) "ayuda semejante" a Adán. se torna también cierto
entre hombres y mujeres pondria en evidencia lo ri- para Adán. La similitud funda la reciprocidad y su
dículo de la distinción tradicional de lo mascuJino y reflexión en el sentido óptico del término. Así, en la
lo femenino. Sólo quedaría ¡desafortunadamente! el amistad el narcisismo del amor finalmente halló su
.. peñasco biológico" de los nueve meses de gestación. velocidad de crucero y su medida gracias a esta sa-
biduría que la pasión le negaba con sus ansias, sus
sufrimientos y sus eternas reivindicaciones.
Pero entonces , si el porvenir está ahí. la identi-
1. Un amor de amistad ficación desde la infancia con tal rasgo según el
Ideal del yo ya no produce segregación. los varones
por un lado. las niñas por el otro. Los rasgos se han
Pero la inves tigac ión culturalista, al indicar vuelto comunes. Con el cuestionamiento de la com-
que, siendo la compleme ntariedad de orden cultural plementa riedad ¿se habrá vuelto inconsistente la dl -
y no natural no puede por lo tanto ser más que un ferencia misma hombre- mujer?
momento contingente de n uestra historia, va más ¿Está el escándalo de la segregación que revela
lejos. Cuestiona· toda dislinclón el psicoanálisis superado con la igualdad de función
El porvenir de la pa reja es la semejanza. ¿No es y el nacimiento de un nuevo universal que aba rca n
lo que ya pensaba uno acer ca de las parejas de la vez a mujeres y hombres?
edad? S_e qu ieren, se comprenden ¡tienen un conoci- Nada de eso. Si la relatividad de las tareas y dr
miento acabado el uno del otro! Pero de ahora en las funciones permite cada vez menos una ld entlH
más, desde hoy, uno es el otro.2 cación que las distinga , no por ello ésta dcjn <Ir•
existir. Si es cierto que está sometida más q11 r
2 Tal es la tesis de Elizabeth Badlnter en su libro L'un est
nunca a las contingencias de nuestra his toria. p1·1
l'autre . París , O. J acob, 1986. manece indestructible porque es capa a la pa11opll11
84 Philippe Julien El manto de Noé 85

de las tareas y de las funciones, .Y la supera amplia- menino mediante un acto. Este nace de ese vacío
mente. Cada uno, cada una sigue aprendiendo del que es el entre-dos, el dos que no hace uno. Tal es
discurso del Otro, de su discurso comente, lo que el acto por el cual cada uno se declara al otro me-
puede significar comportarse como un verdadero diante el Tü: 'Tu eres mi mujer... Tü eres mi mari-
hombre, como una verdadera mujer. Los puntos de do". Esta declaración no es puramente una compro-
referencia cambian, desde luego, a una velocidad bación, es un acto performativo según el cu al cada
desconocida hasta ahora pero, concretamente, no uno deviene su propio mensaje bajo la forma inver-
por ello sojuzgan menos. tida del Yo: "Yo soy tu marido ... Yo soy tu mujer".
No obstante, sus fluctuaciones modernas dejan Cada uno se declara al otro mediante un decir Yo
entrever actualmente, má~ rápidamente que en el desde un sexo. Cada un.o se declara hombre o muje r
pasado, que la identificación ideal no lo es todo. mediante un "hacerse hombre" , o un "hacerse
Hay un más allá. Sin duda el psicoanálisis freudia- mujer". que hace u na señal al otro.
no nació justamente en un siglo en el que la fragili- Ahora bien, esta declaración de sexo no está
dad de estas identificaciones en masculino o en fe- dentro de la línea de la identificación idealizante. Va
menino nos obliga finalmente a interrogar a este más alla. En efecto, a l arriesgarl a. cada uno. negan-
más allá. do el auto-erotismo, postUviza el cuerpo del otro
como teniendo valor de ~oce : "Tú eres mi mujer...
Tü eres mi martelo" porqrn-.: .. . "'T11 ·res mi cuerpo".
Pero. mediante es Tu, 1111 Yo se dlrc en el con-
II. La declaración de sexo sentir al otro. dándol<· clcred10 y poder sobre su
propio cuerpo: "Yo soy tu rn nrldo ... Yo soy tu
mujer", es decir "Yo soy lo q11 c le falla a tu goce".
Hemos visto cómo el amor es el resorte de la Por lo cual hay pérdicln, uo Hólo del auto-erotismo.
identificación ideal con cie rtos rasgos, e n tanto sino de la libre disposición del propio cuerpo. Segün
amar es querer ser amado. Así, lo masculino y lo fe- la afirmación de San Pnblo: "La mujer no dispone
menino se distinguen, dejando a cada uno, a cada de su cuerpo, sino el marido. Asimismo el marido
una. de su lado. Ahí es donde aparece lo no sexual no dispone de su cuerpo. sino la mujer" (primera
del amor. Epístola a los Corintios, xn, 4). Estricta igualdad en
Ir más· allá de este requerimiento de ser amado esta servidumbre deseada. en la que cada uno s e
es salvar esta separación entre lo masculino y lo fe- remite al otro, deviniendo lo que le falta.
·¡
86 Ph111ppe Julien
El manto de Noé 87
Ahí se revela la verdadera alteridad que es la
diferencia llamada sexual, una alteridad que es de Este reír se basa en una ética del buen-decir, la
un orden totalmente distinto al de esta segregación de una erótica regida por el arte secreto del lenguaje
que resulta de la identificación. -popular o sofisticado ¡poco importa!
En efecto, nos encontramos con esto: el goce
que uno tiene del cuerpo del otro no es el que el
otro tiene del cuerpo de uno. ¡Ah! Por cierto, la con-
junción genital lleva a creer esto. al menos puntual-
mente. Pero no es más que una creencia. No existe
un acto sexual que una dos goces en uno; sigue
existiendo una separación ei:itre el cuerpo del otro ·
del que gozo y el goce que experimenta el otro con
mi cuerpo. Esta separación ofrece la dichosa posibi-
lidad de preguntarse: aquello de lo que se goza
¿goza?
No existe respuesta para este interrogante. El
acto de declaración de sexo es típicamente un acto
fallido en el sentido freudiano. debido a un no-
saber del placer del otro. Este saber es uroerdrdngt,
algo reprimido que es irreductible, indefectiblemen-
te y sin remedio. Se dibuja una abertura, nos sor-
prende la extrañeza; no-Uno, sino dos.
Arna a tu prójimo, ama a tu prójima... ¡como
a U mismo! No es hacer uno. sino consentir la
reciprocidad de ese no- saber del goce del otro:
dos carencias, dos yerros se enmiendan . En eso
mismo es en donde el acto fallido es un acto acer-
tado.
Entonces. ¡que el reír juntos prevalezca sobre
los lamentos solitarios!
El manto de Noé 89

Conclusión

No existe un acto sexual que una dos goces en


uno. Esta negación se basa en esta alteridad que es
la diferencia hombre-mujer. y manti ene abierto el
interrogante: aquello de Lo qu.e se goza ¿~oza? sin
que exista una respuesta.
Ahora bien. la verdad que toma en cuenta el
psicoanálisis es que sólo existe sexualidad en la me-
dida en que no se formule esta pregunta. O sea. la
sexualidad es eternamente infantil. Es perversa o
no lo es. La perversión, en el sentido analitico y no
médico. consiste en no plantear la pregunta sobre el
goce del otro. porque éste es un saber supuestamen-
te sc;Wido. No se pregunta, se sabe. La sexualidad
nace de ese saber mismo según el cual se realiza un
whacerse objeto" del goce del otro, de manera que
dos goces se hagan uno.
La perversión consiste en dedicarse y consa-
grarse. como un cruzado, al goce del otro. No es
aberración o desviación con relación a la Naturale-
za. pues no existe en el sujeto humano una sexuali-
dad según la naturaleza. en'el sentido de una finali-
dad inscripta en algún lado, como nos lo hizo creer
la sabiduría greco-latina.
La neurosis es querer negar la perversión en la
esperanza de una sexualidad que no· fuera perversa.
¡Pero en vano!
El escándalo del psicoanálisis no consiste,
90 Philippe Julien El manto de Noé 91

como lo repiten sus detractores. en decir que todo que no son perversos. lo que nos dic~n no puede ex-
es sexual. Freud siempre mantuvo una dualidad de plicarse por el goce fálico. como quena Charcot.
las pulsiones. A la pulsión sexual le agregó su otro. Nos hablan de un goce que experimentan Y del
no libidinal. En cambio, nunca cedió en cuanto a lo que nada saben. del mismo modo en que los poetas
·siguiente: en todo acto humano. la sexualidad está hablan del enigma del goce de la mujer.
presente. · No hablan de la mujer; pero esto no impide que
Está presente de un modo perverso. Pero ella sean ellos también poetas. para decirnos el "sin
no es todo; existe un más allá del goce fálico que porqué" del goce de Dios. Por lo que ~ste vi~jero del
abre el no-saber sobre el goce del otro. y que permt~ siglo XVII que fue Angelus Silesius pod1a escribir:
te interrogar acerca de él.
En Occidente, la literatura amorosa. desde el "Dios es todo por sí mismo. su cielo. sus delicias.
amor cortesano del siglo XII hasta nuestros días, Entonces ¿por qué nos creó? No lo sabemos."
hizo que la. pregunta fuera formulada por el hombre
acerca de la mujer. La hetera-sexualidad es lo otro-
de-lo-sexual. lo otro de la perversión. Existe un goce
"que se experimenta y del que nada se sabe" 1 acerca
del ·q ue se interroga a la mujer. Lo cual no quiere
decir que a ella no le ataña, tanto como al hombre.
el goce fálico. Pero hay un más allá. Hay en ella un
enigma que le plantea al hombre. Este enigma se
transforma en un vacío sin fondo que los poetas no
cesan de cercar girando alrededor con su arte de
cantar y de escribir.
Ciertos hombres se pusieron del lado de la
mujer. Son los que denominamos los místicos. Ellos
no se llaman así salvo que sean falsos místicos. Por-

1 J. Lacan, libro xx. Encore, Palis, Seuil, 1975, p. 71 (Aún,


España, Patdós, 1981, p. 93) .
Hstoriadores y sociólogos con-
cuerdan en que el poder del padre sobre su familia se vuelve cada
vez más limitado por la autoridad -finalmente reconocida- de la
madre, y por la creciente ingerencia de la sociedad civil en torno
al hijo, en nombre de su interés, de su bien y de su felicidad. Pero,
¿qué pasa con los hijos y las hijas? ¿qué significa ser padre?. En
la medida en que se pretenda poder responder a esta pregunta
planteada en términos de ser, no puede sino constatarse, hoy más
que nunca, una declinación, una insuficiencia, un demérito, inclu-
so hasta una impostura.
Sea que se trate de derechos sobre el niño, del niño o al niño, el
discurso social sostiene cada vez menos el ser padre. ¿H .. que la-
mentarlo o alegrarse por ello?
Por el contrario, un hijo, una hija, puede responder a la pregunta
¿qué significa haber tenido un padre? Y es de su decir de lo que
testimonia el psicoanálisis con Sigmund Freud y Jacques Lacan.
Tal es la paradoja que Phlllppe Jullen, psicoanalista francés, ana-
liza en su libro.

Alianza Editorial

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Cubierta: Pablo Darra¡¡~n
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