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ComoReprogramarTuVida MetodoSideisVictorBrossafb183 PDF
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Como reprogramar tu vida
Más allá de un listado de instrucciones precisas, deseo que este libro sea una
fuente de inspiración para ti, convirtiéndose en una propuesta liberadora que te
ayude a recordar que eres lo más importante de tu vida. Un manual que de verdad te
impulse a crear y a aprender a gestionar la realidad que mereces vivir. Para ello,
solamente necesitas comprender los mecanismos de creación y las dinámicas que
intervienen en los procesos en los que vives sumergido. Reconocer que lo que
piensas, sientes y deseas se convierte en la realidad que respiras cada día y sobre-
todo, que muchas veces, las verdaderas creencias, esas que con-forman nuestra
forma de ver y sentir la vida, viven ocultas de nosotros mismos en lo más profundo
de nuestra propia inconsciencia.
Lo que si necesito aclarar, antes de que empieces a leer este libro, es que no
deseo que creas a pies juntillas todo lo que comprarto a lo largo de sus páginas. Más
bién tengo la esperanza de que absorbas solamente aquella información que resuene
contigo más allá de la verdad que ahora mismo manifiesto. Al fin y al cabo, se trata
de mi propia verdad, tan válida como cualquier otra. De hecho, podría estar
totalmente equivocado e incluso cambiar de parecer mañana mismo y eso sería lo de
menos. No importa entonces la información en sí misma, sino aquello que recojas
más allá de mis palabras. Me refiero a la huella que deje en tu corazón mi más
sincero y profundo deseo de que recuperes, por ti mismo, el sentido sagrado de tu
propia existencia.
Todo aquello que expresas en tu vida, de la forma que sea, es arte, porque
cualquier cosa que sale de ti contribuye a crear tu experiencia vital, una realidad de
la que también te nutres día tras día. Eres lo que creas y creas lo que crees. Tu norte
es tu corazón y solo él conoce la verdadera razón que te impulsó a decidir encarnar y
vivir esta experiencia vital que ahora transitas. En forma de deseos esenciales, tu
corazón tiene las respuestas que siempre has buscado y solo atendiéndolo podrás
abrazar la coherencia que te lleve a crear una vida saludable para ti. Una vida que te
permita resolver esa sombra que te pone a prueba constantemente, conflicto tras
conflicto, obstáculo a obstáculo, pues la oscuridad se hace luz en la escena, así como
la luz se oscurece más allá de nuestra propia conciencia. No tiene sentido pues
luchar contra uno mismo. Basta asumir nuestros conflictos internos hasta lograr
transformar aquello que nos impide avanzar en el poderoso aliado que nos impulse a
crecer. Al fin y al cabo, no hay mayor oscuridad que nuestra propia inconsciencia.
EL MÉTODO SYNEIDESIS
INTRODUCCIÓN
EL KIBALIÓN CREATIVO
MENTE, EMOCIONES, VÍSCERAS Y CUERPO
LOS MARCOS DE PROTECCIÓN
CASOS PRÁCTICOS DE GESTIÓN CON ARTE RITUAL
EL MÉTODO SYNEIDESIS
<<El arte es la consecuencia de todo aquello que expresamos y esa misma expresión, puede ser saludable
o insana. Cuando el arte favorece el equilibrio de nuestra salud mental, espiritual y material hablamos de
arte sagrado>>
Víctor Brossa
El arte es aquella parte de nosotros que nos permite crear realidad, encarnando lo
que pensamos, sentimos y deseamos al mismo tiempo que lo experimentamos.
Incluso cuando dormimos, seguimos creando posibilidades que activamos a través
de la imaginación. Realidades paralelas en las que también vivimos y
experimentamos. Un sueño es en definitiva una obra de arte considerada en algunas
culturas, algo tan o más real que lo que llamamos nuestra realidad cotidiana. Pero si
somos tan poderosos, ¿por qué no logramos tener la vida y el mundo que creemos
desear? La respuesta es muy sencilla: alguien o algo crea por ti. Por eso en lugar de
sujeto, te ves convertido en objeto de tu propia escena. Tu falta de presencia es la
clave, porque cuando estás ausente, cuandio no eres consciente, tus creencias
deciden por ti.
Muchos mitos afirman que, en diferentes momentos del pasado terrestre, existieron
otras civilizaciones que sabían utilizar los sonidos, las vibraciones y la
representación como herramientas para producir o alterar la realidad. Hubo un
tiempo en el que el arte era la herramienta sagrada para encarnar el poder divino en
la Tierra y generar, afectar o gestionar lo que llamamos vida. Me refiero a un tiempo
donde la palabra arte todavía simbolizaba lo mismo que palabras como magia,
alquimia o chamanismo. Eso fue antes de que se redujera el arte a simples
disciplinas relacionadas con acciones y profesiones concretas, siendo desvinculado
de la vida cotidiana. Se ocultó su valor y se lo separó de lo mágico, de lo sutil, de lo
alquímico y lo iniciático. En realidad, este es el origen de nuestro rompimiento
interno, donde lo masculino aprendió a someter a lo femenino, cuando nuestro
hemisferio izquierdo se puso por encima de un infravalorado hemisferio derecho.
Precisamente el arte es una herramienta de unión, pues además de ser el lenguaje
de lo inconsciente, no entiende de separación. Eso es debido a que está en contacto
con el hemisferio derecho. Es por eso que se hace sagrado ante su uso sagrado, ante
la voluntad creadora de la conciencia que lo genera, proyecta y gestiona. Es
importante aclarar entonces, volviendo al tema de la importancia de estar presentes
en nuestras vidas, que no es el arte como herramienta en sí misma la que tiene la
voluntad y la responsabilidad, sino más bién el estado de presencia del que la usa,
algo que si hacían los primeros artistas, cuidando hasta el extremo su estado de
presencia para usar el arte en favor de la vida, para crear la realidad que necesitaba
el colectivo. Creaban arte sano y por eso todavía hoy hablamos de artesanía cuando
nos referimos a la aplicación artística más tradicional.
En los orígenes, el arte fue usado para detonar los estados cerebrales, corporales
o vivenciales que generaran una transformación dirigida al crecimiento interior.
Como si de una planta de poder se tratara, se usaba el arte para generar el acceso a
estados de conciencia amplificados desde los cuales podían resolver lo que desde su
estado habitual no era posible. El arte era un medio para la reprogramación
cotidiana. Hubo un tiempo en el que se crearon edificios basados en la proporción
áurea, música que armonizaba el flujo interno o imágenes que nos recordaban nuestra
unión al mundo espiritual. Culturas herederas de todo este conocimiento, todavía hoy
programan de colores y símbolos sagrados paredes, ropas y objetos de uso
cotidiano. Esa es su forma de hablarle al cuerpo, de reprogramar a la mente
subconsciente. El chamán es a la vez curandero y artista, ya que interactúa con los
mundos inconscientes para generar lo aparentemente imposible. Generalmente los
artistas del nivel de los chamanes comprenden el arte de forma integral y lo usan a
través del ritual cotidiano ejerciendo una acción terapéutica sobre su comunidad en
beneficio de todos.
Absorbidos y educados por el poder de las iglesias, reyes y emperadores, los
artistas pasaron a ser mercenarios al servicio de sus señores. Lejos de la
responsabilidad del chamán, el artista ya no era libre y generaba un arte que
programaba el subconsciente de la población en beneficio de los más poderosos. El
arte era usado, al igual que se hace hoy en día a través de la publicidad y los medios
de comunicación, para sugestionar y programar las necesidades, impulsos, creencias
y deseos del grueso de la población. A pesar de todo ello, artistas rebeldes al
sometimiento como en el caso de Leonardo da Vinci, dejaron en sus pinturas y
creaciones mensajes que traspasaban, velados gracias a su sublime belleza, la
influencia y conocimiento de sus señores. Un arte capaz de transmitir al inconsciente
del espectador la verdad de la naturaleza sagrada del ser humano más allá de toda
manipulación.
La llegada del siglo XX dio paso a una tecnología cada vez más abrumadora,
permitiendo que por un lado los artistas pasaran a crear un arte cada vez más
dirigido hacia ellos mismos, mientras el sistema absorbía el verdadero poder del
arte para establecer una auténtica ingeniería social. Primero fueron los nazis y tras la
guerra, las agencias de inteligencia y de forma oficial, la publicidad, las que
normalizaron la aceptación del engaño como parte de nuestra realidad. Me refiero a
un sistema de venta y propaganda capaz de inducir y llegar a convencer a nuestro
subconsciente de cualquier cosa, pasando por encima de nuestra propia elección
personal. Ese es el poder del arte. Un poder que podemos usar en nuestro beneficio
si comprendemos la forma en la que actúa sobre nuestras emociones y pensamientos.
Gran parte de lo que transmite este libro está inspirado en las bases del Método
Syneidesis de creación consciente que yo mismo he creado, a través del cual se
investiga la forma de usar el arte desde su vertiente más sagrada para ayudar al ser
humano a proyectarse de forma saludable y equilibrada. La clave está en comprender
que para el Método Syneidesis, el concepto de arte es algo mucho más grande de lo
que la ortodoxia oficial reconoce. Me refierio a lo que nos desvela la propia
etimología de la palabra, que define el arte como la herramienta o pilar para crear
realidad. Por tanto, el Método Syneidesis es una vía hacia el estudio de la aplicación
práctica del arte desde su vertiente más iniciática, cuyo propósito es acompañar al
ser humano a transformarse en un canal consciente, capaz de gestionar, integrar y
reciclar la información que se maneja a través de los procesos alquímicos vitales de
creación, así como a desarrollar la capacidad para desvelar lo oculto y aprender a
proyectar y dirigir la realidad en función de sus deseos más esenciales.
Para nuestra mente subconsciente no existe diferencia entre una experiencia real y
una ficción representada de forma metafórica, simbólica o ritual. Se trata pues de
abrazar la experiencia artística como una poderosa herramienta que nos impulse a
pintar y transformar nuestra vida desde lo psíquico hasta lo corporal, desde lo
emocional hasta lo visceral, planteando nuestra propia vida como una partida
metafórica, donde nuestra capacidad creativa nos permita, no solo gestionar y crear
la experiencia vital que nos satisfaga, sino también disolver las creencias que,
transformadas en leyes aparentemente inamovibles dentro de nosotros, condicionan
nuestra percepción del mundo.
Sin lugar a dudas, mis investigaciones, respaldadas por la forma en las que las
culturas iniciáticas de todo el planeta usaron el arte, evidencian que es a través de la
experiencia artística como podemos conocer, drenar, traspasar y transformar lo que
desde el subconsciente nos impide ser nosotros mismos, además de aprender a
proyectarnos de una forma saludable en nuestras vidas. El arte no es solamente el
acto de crear, sino también el resultado de todo aquello que expresamos de la forma
que sea. El simple hecho de respirar ya afecta nuestro universo interno y externo. El
arte es entonces mucho más que un lenguaje. Es la esencia de toda forma de creación
y comunicación, capaz de traspasar cualquier límite o programa establecido.
Al margen de si se trata de un arte sano o insano para nosotros, esa capacidad de
traspasar límites es la que convierte al arte en una poderosa herramienta de
transformación, que nos permite la posibilidad entre otras muchas cosas, de
reprogramar nuestro propio sistema de creencias si sabemos usarlo adecuadamente.
Cientos de pensamientos y acciones inconscientes determinan por nosotros cada día
quienes somos y la forma en la que percibimos el mundo. Programas heredados o
adquiridos a largo de nuestra experiencia vital, muchas veces generadores de
conflictos internos y poderosos bloqueos que nos impiden ser aquello que nuestro
corazón anhela. A través de la experiencia artística, tomando el arte de forma
sagrada, podemos aprender a autosugestionarnos, a reinventarnos provocando en
nosotros profundas transformaciones hasta donde nos atrevamos a soñar. Como
podrás comprobar, la forma en la que aquí trataremos el arte tal vez sea totalmente
nueva para ti. Por eso necesito que abras tu mente a muchas cosas que tal vez el
mundo oficial todavía hoy no reconoce. Aspectos relacionados con el verdadero
poder del ser humano y su capacidad creativa. Aunque en realidad, me basta con que
abras tu corazón.
Víctor Brossa
INTRODUCCIÓN
<<El auténtico aprendizaje no es computar información para adecuarla a nuestros conceptos, sino
descubrir con todo el riesgo que conlleva, nuestra propia capacidad, nuestro potencial y nuestro
apoyo>>.
Francisco Peñarrubia
(Terapia Gestalt, la vía del vacío fértil, 1998)
Ser conscientes del acto de crear empieza por hacernos conscientes de nuestra
propia respiración, porque en cierto modo, mientras respiramos la vida, la estamos
creando, aunque muchas veces lo hagamos de forma totalmente inconsciente. Claro
está que para muchos, la vida es algo que ocurre a pesar de ellos, por lo que
directamente considerarán una locura plantear que somos los creadores de nuestra
propia experiencia vital.
Para saber la forma en la que creas desde el inconsciente, solo tienes que
observar cómo su sombra se refleja en tu vida y en tu propio cuerpo. Ellos te
mostrarán siempre lo que de verdad está ocurriendo en ti, para que al desocultar lo
oculto sepas desde dónde estás creando realmente. Un punto de partida que te
permitirá la posibilidad de transformarte a ti mismo eligiendo un nuevo lugar desde
donde proyectarte de una forma favorable. Transformarse dentro es el principio
fundamental de toda verdadera reprogramación. Solo entonces lo externo reflejará el
cambio, y lo hará en tu vida y en tu cuerpo. Si no deseas ver tu sombra, si no la
aceptas para integrarla y transformarte en alguien nuevo, seguirás atrapado en el
mismo lugar de siempre a pesar de creer que tus condiciones externas han cambiado.
Estar conscientes y presentes nos permite reconocer tanto nuestra luz como nuestra
oscuridad. Darle espacio a todo aquello que se oculta en la sombra para que se
exprese es darle amor y eso frenará su crecimiento bajo las profundidades de nuestra
mente inconsciente. Como una olla exprés que va dejando escapar el aire para evitar
explotar, regular la salida que produce la presión emocional es fundamental para
entender que el arte es una vía esencial de sanación. Expresarnos de forma
constructiva es necesario y muy saludable, porque además de evitar la acumulación
de presión interna nos permite elegir la forma en la que proyectarnos en la vida.
Conociendo que todo lo que expresamos está cocreando nuestra experiencia vital,
podemos dirigir nuestros pensamientos y acciones de una forma beneficiosa para
nosotros. Esa es precisamente la base de investigación del Método Syneidesis de
creación consciente.
Ser conscientes implica haber despertado de la amnesia que nos hizo olvidar
nuestro interés por experimentar la vida. Un interés que vive del deseo de la
experiencia y el conocimiento. Ser conscientes es recordar que mientras
experimentamos la vida como actores, la creamos a su vez como dioses, encarnando
el cielo que llevamos en nuestros corazones. Una posibilidad que perdemos cuando
estamos ausentes, cuando no estamos conscientes. Ser consciente es elegir
materializar el sueño de ser nosotros mismos desde la autenticidad más esencial. Ser
lo que deseemos ser, lo que sintamos que necesitamos y hemos venido a manifestar,
y que todo lo que nazca de nosotros nos represente en cualquier área de nuestra vida.
Esa coherencia es el camino de la sanación y tiene que ver con ser uno mismo sin
dejar de ser la Totalidad que nos envuelve. Cuando eres tú mismo, desaparece el
conflicto.
MAGIA Y CREATIVIDAD
El dilema a partir de aquí está en cómo salvar los obstáculos que nosotros mismos
crearemos y proyectaremos desde dentro de forma inconsciente para impedir lograr
lo que nos proponemos. Siempre que una parte de nosotros desea algo, otra frena el
deseo. Así se crean las dialécticas internas que nos mantienen atrapados en eternos
enfrentamientos y temerosas dudas. La actitud aquí es la del guerrero que se mantiene
firme y no pierde jamás el foco de su atención, traspasando cualquier impedimento al
disolverlo dentro de sí. El obstáculo reflejado fuera es solo eso, un reflejo de lo que
nos ocurre dentro. El poder, una vez más, siempre es nuestro.
Si dudamos aunque solo sea un momento y cedemos el poder a lo externo, sin
comprender que todo lo que vemos es el fruto de un bloqueo personal que solo puede
arreglarse dentro de nosotros, entonces el obstáculo nos someterá. El ejemplo más
claro lo tenemos en los casos donde, ante la falta de dinero, renunciamos a nuestro
sueño por creerlo imposible, por ejemplo, el sueño de vivir en una casa en el campo.
También puede ocurrir que nos resistamos y luchemos, lo que alimentará el poder
del obstáculo. Siguiendo con el ejemplo anterior, al ver que no tenemos dinero,
luchamos contra el sistema capitalista y los bancos, algo que no nos dará el dinero
para conseguir la casa de nuestros sueños y sí desviará nuestra atención y energía
alimentando el poder de lo que percibo como un gran enemigo. Cuando ponemos la
atención en algo, ese algo se hace más fuerte. El artista consciente jamás se somete o
lucha, simplemente crea una vía alternativa en la que hace compatible lo
incompatible, transformando al obstáculo en el trampolín que lo impulsará hacia su
destino elegido. Para terminar con nuestro ejemplo, imagínate que decides tomar al
obstáculo, es decir, el dinero o la falta de dinero y buscas qué pasa contigo dentro
respecto a la abundancia y el merecimiento hasta disolver el conflicto. Entonces y de
forma mágica, aparece el dinero o la vía para ganarlo, si lo que ocurre no es
directamente algo totalmente inaudito que desde nuestra rigidez y ausencia de
creatividad no podíamos ver. En el ejemplo, podría ser que en lugar de comprar la
casa, nos ofrecieran alquilarla a un precio totalmente asumible. Conozco un caso en
el que una casa preciosa estaba en venta. Todos deseaban vivir en ella pero nadie
tenía la cantidad de dinero que pedían. Entonces a alguien se le ocurrió proponer al
dueño el pagarle un alquiler. A los dos meses vivía allí. A nadie se le había ocurrido
que desearan alquilarla. Seguramente los dueños tampoco lo deseaban. Solo hacía
falta crear la posibilidad desde esa tercera vía, desde lo interno. De eso va la
creación consciente. Cosas más grandes he visto y se ven cada día, aunque los
medios se encarguen de no mostrarlo al mundo. Recuerda a mi amigo Víctor
Truviano.
VIVIR JUGANDO
La mente analítica es muy útil para muchas tareas, aunque otras veces se convierte
en nuestro principal obstáculo, porque busca siempre recrear el camino que ya
conoce y no cree en lo que no puede ver ante sí. Por eso, cuando actuamos desde ella
sin tener en cuenta el hemisferio derecho, lo que ocurre es que nos encontramos con
los mismos obstáculos e impedimentos de siempre, esos que el mundo exterior tan
bien conoce y de los que nos advierte una y otra vez cuando nos decidimos a hacer
algo fuera de lo común. La mente analítica sirve al hemisferio izquierdo del cerebro
y está absolutamente programada, ya sea para bien nuestro o para mal. Mucha gente
de la nueva era lo ve como a un enemigo, algo tan absurdo como que un informático
vea la parte protocolaria para programar un ordenador como un obstáculo. Todo lo
contrario. Para el informático es esencial conocer el mecanismo de programación
porque le da la posibilidad de insertar en el ordenador personal todo lo que desea.
El problema no está en el hemisferio izquierdo, sino en negar el poder del hemisferio
derecho y su posibilidad de ayudarnos a reprogramar nuestro sistema de creencias.
Lo mismo sucedería al revés. Todo desequilibrio genera caos.
No sirve de nada soñar y sentir toda nuestra infinitud si no insertamos la
posibilidad deseada dentro del disco duro que nos conecta a nuestro programa de
vida. Lo que permite encarnar un ideal es la interacción entre ambos hemisferios. El
problema del hemisferio izquierdo nace cuando no tiene registrada la posibilidad
que deseamos generar. Hemos sido programados desde la barriga de nuestras
madres. Tenemos instalados programas personales, familiares, sociales e incluso
programas heredados. Me refiero a eso de que no tenemos suficiente dinero por
ejemplo, o al clásico sentimiento de culpabilidad o de inmerecimiento. Esos son los
obstáculos que nos mantienen atrapados a los paradigmas imperantes de los que ya
he hablado en la introducción y a los que damos el poder de nuestras decisiones. En
lugar de conectar con el programador que vive dentro de cada uno de nosotros y
tratar de encarnar nuestro deseo desde la creatividad y la posibilidad de abrir
nuevas vías, nos regimos a través de un programa limitante que, aunque a duras
penas nos ayuda a sobrevivir, nos marca una cantidad indecible de obstáculos y
condiciones como única vía para llegar a nuestro destino. Esa es la fuerza de los
programas que llevamos dentro y también la clave de nuestra propia liberación.
LOS IDEALES
Estamos convencidos de que, al sufrir por los demás como hizo el Cristo que nos
han vendido, accedemos a la bondad y al merecimiento que nuestro inconsciente
tanto anhela, en lugar de comprender que no necesitamos ganarnos algo que por ser
nosotros mismos ya tenemos. Sufriendo por los demás interpretamos el rol de
salvador que nos ha conectado durante años a una forma de amor totalmente
neurótica. En realidad, a través de esa forma de amor solo hacemos que generar
deuda, además de afianzar las cadenas que inevitablemente pasaremos a nuestros
hijos si no las rompemos antes en un acto de amor hacia nosotros mismos.
Un bebé no se preocupa en salvar a otros porque respeta la vida por encima de
todo. Sabe que solo puede ser quien ha venido a ser y trata de crecer desde esa
misión interna. Un bebé tiene claro que ha venido a expresarse desde su autenticidad.
En ella radica su valor. Por eso nunca lo verás ahogando su espontaneidad y
sencillez como hacemos los adultos o incluso los niños que ya fueron programados
para dejar de ser ellos mismos. El único interés que parece tener un bebé es el de
desarrollarse desde la manifestación de su individualidad esencial a través de los
dones innatos que trae integrados en su memoria interna. En cambio, cuando nos
hacemos mayores, lo último que valoramos es lo que esencialmente ya somos. Nos
pasamos la vida tratando de ser lo que los demás esperan, lo que los modelos de
bondad que nos han vendido proponen, en lugar de brillar desde lo que surge de
nosotros reconociéndonos sagrados al hacerlo.
Nuestra expresión natural tiene un gran valor y nace siempre sin esfuerzo porque
va unida a estados creativos esenciales. Hemos aprendido a despreciar lo que nos
sale fácil sin saber que eso es lo más valioso que poseemos. Curiosamente, no hay
nada más sencillo que ser uno mismo, pero nos asusta tanta sencillez y autenticidad.
Preferimos complicarnos la vida convirtiéndonos en alguien que construimos desde
la carencia y el miedo, un personaje que lo último que atiende es al canto de nuestro
corazón. Tememos el juicio externo sin saber que solo es un reflejo de nuestro
propio juicio interno. Somos demasiado duros con nosotros mismos.
Así estamos todos, repitiendo patrones generados en base a programas de
sufrimiento, carencia y falta de merecimiento. Entenderás que es lógico que, por
mucho que creas desear prosperidad en tu vida, no la tengas si a niveles
inconscientes tus células creen que eso es algo indigno para ti. Así funcionan las
cosas. Tu mente inconsciente crea por ti, a pesar de que te cueste creerlo. Lo primero
que te pido entonces es que te vuelvas un interesado de por vida. Un interesado en ti
y en la obra de arte que es tu vida. Eso hace un artista consciente. Entonces, solo
tienes que tratar de valorar lo que ya eres y lo que sale de ti de forma natural y
sencilla. Esa es la forma de empezar a ser uno mismo y esa es tu única verdadera
misión de vida.
MUESTRA TU INTERÉS
A pesar de que muchas veces crees que eliges vivir, lo que elige por ti es el
reflejo inconsciente de lo que dirige tu vida. Un montón de ideas y órdenes internas
que te llevan a ser quién crees ser, un personaje que lejos de representar lo más
esencial de ti, representa las creencias de tu madre, de tu padre, de tu entorno, etc.
Eres lo que otros desearon que fueras porque jamás decidiste elegir existir por ti
mismo. Me refiero a elegir representar lo más esencial de ti a través del personaje
que te sirve como avatar para experimentar la vida dentro de esta gran película que
entre todos creamos e interpretamos. Hablo de decidir quién deseas ser dentro de la
obra, asegurándote de que tu personaje sea digno portavoz de lo más esencial de ti,
imagen y semejanza de lo que de verdad importa a tu corazón. Si lo haces, tendrás
una misión que te servirá de norte. Esa misión debes sentirla y traducirla luego a un
propósito. El propósito es lo que le da forma a ese ser tu mismo, forma en las 3D
para que todo lo que hagas, lo que crees en cualquier área de tu vida, sea una
extensión de tu misión, una manifestación totalmente coherente de lo que
esencialmente eres.
Ahora ya sabes que es fundamental que te construyas tu propio propósito a partir
de esa misión interna, esto es, amándote tanto como para ser únicamente tú mismo y
reflejar esa autenticidad en cada pensamiento y acción, a través de cada proyecto
que emprendas. Ir en contra de tu esencia es ir en contra de la vida que viniste a
proyectar. No se trata entonces de lograr cosas o de aprender a crear lo que a tu
capricho le plazca, sino de recordar cómo generar tu propia realidad desde tu estado
más absoluto de presencia, para que aquello que viniste a encarnar forme parte de
este mundo para contribuir a la riqueza de todos. La pregunta es saber cómo llegar a
la esencia de nuestra autenticidad traspasando las múltiples máscaras con las que
nos hemos ido identificando, hasta creer que únicamente somos el efecto limitado de
lo que sueña un dios, en lugar de comprender que al mismo tiempo, somos también el
dios creador del sueño que interpretamos.
Tener una misión en la vida no es suficiente. Me refiero a esa sensación espiritual
que pocas veces sabemos bajar a Tierra. Tal vez por eso existe tanta gente perdida
ante una vida aparentemente opuesta a eso que sueña y desearía vivir. El propósito
es entonces aquello que debe concretar lo esencial de nuestra misión. Te invito a
crearlo ahora mismo. Construir eso que de sentido a tu existencia diaria, que encarne
lo que tu corazón te pide vivir. Un propósito relacionado con tu cotidianidad como
ser humano consciente que se enamora, tiene hijos, necesita cosas, tiene inquietudes,
sueños, deseos. No hay nada malo en eso. Por mucho que te cuanten sobre el
desapego, verás más adelante, a medida que leas el libro, cómo te confundieron para
que no tomaras lo que es tuyo, para que no vivieras tu vida.
¿Cómo creo entonces mi propósito de vida? La respuesta es muy sencilla:
necesitamos usar ambos hemisferios cerebrales. Nos sintonizaremos con el
hemisferio derecho para sentir esa misión, para respirar lo que nos cuenta el
corazón. El hemisferio izquierdo lo usaremos despues para concretar como bajar la
información a Tierra. Es quizá donde habitualmente tenemos mayor dificultad, en
comprender que un ideal se encierra en lo limitado para bajar al mundo denso. Es
algo que nos cuesta comprender porque emitimos un juicio limitante ante la
manifestación de lo material. Nunca es tan grande, tan maravilloso o tan perfecto
como el ideal imaginado. Este tema lo tocaremos en capítulos posteriores. El caso es
que el hemisferio izquierdo se encargará de ayudarnos a elegir los límites más
adecuados para disfrazar nuestros ideales. Me refiero a codificarlos para que puedan
encajar dentro de la realidad cotidiana en 3D. Para crear un propósito necesitaremos
diseñar un cáliz que pueda contener eso tan amplio y maravilloso que sentimos que
hemos venido a realizar como misión en la vida. Solo me queda puntualizar algo
fundamental, quizá lo más importante: la clave para diferenciar una misión de un
propósito de vida está en que al bajar el ideal a Tierra, su disfraz debará ser tejido
desde la dualidad. Me refiero a que la fusión diferencial entre luz y oscuridad es las
que da forma al volumen, al relieve que permite que cada ideal tome presencia. Así,
para crear tu propósito solo debes descubrir la sombra que tu misión no tiene, esa
que se manifestará en tu realidad cotidiana. Voy a poner un sencillo ejemplo para
facilitar la comprensión:
Imagina que respiras tratando de descubrir tu misión de vida, y conectas con tu
corazón, sintiendo que has venido a fluir y ser feliz. Es muy bonito pero no dice
nada. Son muy subjetivas la felicidad y la fluidez. Además, es algo que tratas de
hacer sin éxito todo el tiempo porque el mundo externo parece impedirlo. Así,
observas cual es la sombra que se manifiesta en tu vida, esa que se esconde tras tus
problemas en todas las áreas de tu vida. Te das cuenta entonces de que anhelas la
fluidez porque tu vida carece de ella, porque tienes un patrón de control que te
rigidiza, porque todo en tu vida te contiene: un jefe dictatorial, un trabajo que
detestas, unos padres rígidos y severos, etc. Gracias a darte cuenta de esto, puedes
elegir entonces fluir para resolver esa falta, lo que te facilitará, sin ninguna duda, la
felicidad interna que no tienes. No es que debas hacer algo extra para ser feliz, sino
que al ser feliz vas a fluir, pues en definitiva, lo que manifiesta tu misión es la
relación entre felicidad y fluidez. Si eres feliz podrás fluir. Aquí tenemos la clave
del propósito. Sin sombra que resolver, sin ausencia que sanar, sin conflicto que
armonizar, no hay propósito que tenga sentido. El alma y el corazón anhelan aquello
que no tienen, porque precisamente lo que falta es lo que les recuerda aquello que
vinieron a realizar. Esa es la clave. Construir un propósito es unir luz y oscuridad en
nosotros, es dar sentido a su danza en lugar de enfrentarlos, en lugar de permitir que
uno someta al otro.
Un propósito en base al ejemplo visto anteriormente podría ser: “MI propósito es
rsolver con fluidez conflictos de rigidez”. Entonces la rigidez será mi aliada, pues
me permitirá poner a prueba lo que vine a realizar. Así es como la sombra da sentido
a la luz. Cada problema permite resolver internamente en base a lo que venimos a
realizar. La comprensión de la misión y la creación del propósito solamente son
formas de creativas de facilitarlo. Para eso sirve el arte aplicado.
Solo una última cosa para aquellos que, al tratar de sentir su misión, duden de su
corazón. A pesar de meditar y probar diferentes formas para sintonizarse con esa
parte más esencial, a veces no tenemos claro si lo que sentimos es la consecuencia
de alguna creencia que nos pueda estar condicionando. No importa. Si ese es tu caso,
no tiene sentido que te fuerces. Recuerda que si tienes dificultad en escuchar lo que
es importante para ti, lo más esencial de ti, solo tienes que detenerte a observar la
sombra que desde siempre, se cierne sobre tu vida. Los problemas en los que te
atrapas, los roles que interpretas para escapar de aquello que más temes, eso que te
angustia por encima de cualquier otra cosa. Si eres paciente, descubrirás que se trata
siempre de la misma historia, esa que precisamente tu corazón viene a resolver. Si
deseamos crear un propósito que sintonice con nuestra misión de vida, debemos
observar que es lo que necesita nuestra herida más profunda para ser sanada. Una
vez más, esta es la luz de la oscuridad aunque nos pese. Atendiendo esa herida nos
unificamos y de esa reunión entre luz y oscuridad crecemos. Aún sin llegar a algún
lugar. Un norte sirve para saber dónde fijar la mirada. Llegar es lo de menos cuando
el camino proporciona las riquezas. La misión es la información para construir ese
norte que nos permita marcar un rumbo y dar sentido a nuestra existencia. La fuerza
de la vida se encarga del resto.
SÉ TÚ MISMO
La palabra «cristo» viene del griego khristos, que significa «el ungido». En
realidad, el psicoanalista José Luis Parise profundiza un poco más en el significado
etimológico de la palabra al desvelar, a raíz de su profunda investigación sobre la
vida oculta de Cristo, que khristos podría querer decir esencialmente «el que se
unge a sí mismo», algo que avalaría poderosamente lo que trato de transmitirte desde
este libro. Recuerda que la realidad que vivimos es fruto de los pensamientos
inconscientes que duermen anclados en nuestra memoria colectiva, donde el idioma y
el significado esencial de lo que nombramos, más allá de lo que representa dentro de
nuestra realidad social y lengua actual, tiene una poderosa influencia en la forma en
la que nos proyectamos. Lo mismo ocurre con la simbología judeocristiana y todo
aquello que de una u otra manera, forma parte de nuestra propia herencia
inconsciente desde la que inevitablemente creamos y construimos día a día.
ERES EL REY DE TU UNIVERSO
Tu alma eligió venir en el instante perfecto para experimentar todo aquello que
deseaba conocer y la impronta de su deseo quedó grabada en las estrellas. El
programa de tu vida ya está escrito en el firmamento, pero un mapa jamás es la
realidad del terreno que marca y nos sirve solamente como referente, como guía para
no perdernos en el camino. Tus padres, tu entorno, las dificultades, las ventajas, los
talentos, las ataduras, tu suerte. Todo ello aparece reflejado en tu carta astrológica y
solo marca el mapa de todo aquello que decidiste traspasar. El destino lo escribes tú
mismo a partir de todos esos condicionantes que aceptaste para ti.
Si tienes como norte a tu corazón, cualquier cosa que implique manifestar lo que
viniste a ser se abrirá para ti. No tiene sentido intentar ser otra cosa. Aprender a
escuchar al corazón y aceptar la frustración del ego al descubrir el verdadero sentido
de tu vida, es proporcional a la satisfacción que sentirás al recordar la grandeza de
tu alma, donde el cuerpo es el vehículo que te permite estar aquí y ahora integrando
lo sutil en lo denso. Crear tu realidad conscientemente no es transformar tu vida a tu
capricho, sino aceptar y comprender el valor de lo que ya eres, y proyectarte
apartando lo que te impide manifestarlo, creando desde la coherencia de tu
autenticidad más esencial. No es necesario matar al ego. Se trata de hacerlo nuestro
aliado. Al fin y al cabo nos salvó la vida. El ego es una coraza que creamos en los
primeros años de vida, cuando sentimos el dolor que produjo en nuestra sensibilidad
extrema el contacto con lo denso. Es una armadura con la que nos hemos
identificado.
Tu alma está aquí para conocerse a sí misma un poco mejor. Para ello necesita de
este escenario que conforma tu realidad. También necesita un cuerpo para sentir,
para expresarse y navegar en el océano de las tres dimensiones. Recuerda que todo
lo material es a su vez espiritual porque todo nace del espíritu. No reniegues de tu
vida, porque ella solo manifiesta lo que eres, lo que estás creando. No reniegues de
tu cuerpo como si este fuera el que te impide llegar a la iluminación, porque tu
cuerpo es un enlazador de mundos. El cuerpo te permite jugar dentro del juego,
representarte dentro del escenario vital. Gracias al cuerpo, tienes la posibilidad de
encarnar el cielo. Sin ficha no podemos jugar dentro del tablero.
No estás aquí por casualidad. Iluminarte no tiene nada que ver con alcanzar el día
negando la oscuridad de la noche. Iluminarse es integrarse y vivir la luz y la sombra
de nuestros sueños encarnados. Iluminarse es estar siempre presente, aquí y ahora,
existiendo y viviendo con agradecimiento. Recuerda que eres muy importante.
Mucho más que cualquier opinión externa. Amar tu cuerpo no significa exponerlo a
juicios estéticos o al sometimiento de nuestra propia rigidez. Amarlo es dejarlo fluir,
expresarse desde su necesidad y liberarse de lo que somatiza. Amarlo es atenderlo y
cuidarlo como atiendes y cuidas tu alma.
En la alquimia simbólica el cuerpo es un grial, un contenedor para que el agua
sagrada que representa el alma pueda ser contenida. En los mundos densos, el grial
da forma al alma. Solo con una forma podemos actuar dentro del juego. Por tanto, lo
más esencial de nosotros se une a lo más denso para generar una comunión sagrada,
es decir, una común unión en la que lo que estaba separado se une de nuevo. Somos
fruto de la fusión, de una alquimia sagrada resultado vivo de la densificación de
nuestro ser esencial. El cuerpo representa la posibilidad para el alma de actuar
dentro de un marco limitado. En el árbol de la vida de la cabala podemos dibujar,
uniendo los puntos superiores y los inferiores, una copa que desvela la escena en la
que alma y cuerpo se unifican. La parte esencial es simbolizada por el círculo que
contiene el total de la información del universo. En la imagen está bajando a lo
denso para introducirse dentro del grial que representa, una vez más, nuestro cuerpo
material. Se trata de una clara evidencia desde la que comprendemos que, para la
mayoría de las culturas iniciáticas, es el deseo del alma lo que hace posible la
manifestación física de un vehículo que pueda contenerla. Tu cuerpo sagrado, es
perfecto para lo que viniste a vivir. Es el diseño que permite que todo aquello que
vienes a ser pueda manifestarse. El cuerpo es tu aliado, te cuenta como estás si lo
escuchas, como te sientes, cuales son tus conflictos, tus memorias, tu recorrido y
aquello que vienes a experimentar.
IV
ERES UN FRACTAL DE LA DIVINIDAD
SER UN ARTISTA CONSCIENTE ES ELEGIR SER EL DIOS DE TU UNIVERSO
<<Toda la materia tiene su origen y existe en virtud de una fuerza. Debemos presuponer la existencia de
una Mente inteligente y consciente tras esa fuerza. Esa Mente es la matriz de toda la materia.
Con estas palabras, Max Planck, el padre de la teoría cuántica, descubrió en 1944 el campo universal de
energía que conecta todo lo que existe: la Matriz Divina.
La Matriz Divina es nuestro mundo y también todo lo que existe en nuestro mundo. La Matriz Divina somos
nosotros y todo lo que amamos, odiamos, creamos y experimentamos.
Al vivir en la Matriz Divina, somos como artistas expresando nuestras pasiones, miedos, sueños y deseos
más íntimos por medio de la esencia de un misterioso lienzo cuántico. Pero nosotros somos ese lienzo, así
como también somos las imágenes que aparecen en él. Somos la pintura, así como también somos los
pinceles.
En la Matriz Divina, somos el recipiente en el que existen todas las cosas, el puente entre las creaciones de
nuestro mundo interior y nuestro mundo exterior, y el espejo que nos muestra lo que hemos creado>>
Gregg Braden, de su libro La Matriz Divina.
El que decide existir por sí mismo dejando atrás toda ausencia de sí, recuerda ser
el soñador consciente de su propio sueño dentro del sueño. Elige estar sobre el
escenario totalmente presente, proyectando a través del recuerdo que lo une de nuevo
a la Fuente, a la Conciencia Universal. El escenario de tu vida cobrará una
dimensión totalmente diferente si permites que la apariencia de separación no impida
que lo que realmente eres se manifieste a través de los límites, a través de ti, de tu
cuerpo, abrazando estados creativos conscientes. Desde ese estado de presencia
podrás traspasar los límites del propio juego, convirtiéndote en el programador y el
mago capaz de transformar el sueño desde dentro. Ya lo haces muchas veces, cuando
juegas, cuando eres feliz.
El camino hacia la existencia, hacia el deseo de volver a ser aquello que
llamamos Dios es el del amor, y cuando nombro al amor no me refiero a la trampa
sentimental que nos atrapa al deber, al miedo, a la dependencia, al juicio y a la
culpa. Para volver a ser Dios solo queda elegirlo y creerlo posible, valorando y
manifestando desde nuestro propio brillo todo aquello que esencialmente ya somos,
incluidas las sombras que proyectamos. Al fin y al cabo, si la divinidad es el Todo,
la oscuridad forma parte de esa Totalidad que, de forma infantil, hemos identificado
con un padre severo y justo.
Ya se ha descubierto que vivimos en un universo holográfico, donde cada pequeña
parte contiene todo el potencial. Que todos seamos Dios significa que somos
divisiones fractales perfectas de la Fuente con toda su inteligencia y potencial y por
tanto, que tenemos el poder de crear realidad propia. Si decides creerte que eres el
dios de tu propio universo empezarás a usar tu poder creador para generar las
transformaciones necesarias que conviertan tu vida en el paraíso que siempre
deseaste experimentar, un paraíso que vive dentro de ti y que puedes sentir si
escuchas lo que hay más allá de los latidos de tu corazón.
ESTADOS CREATIVOS
SOMOS UNO
Todos estamos unidos, aunque a veces no lo parezca. Cuando un niño llora o ríe
en la otra punta del mundo, algo de ti también está llorando o riendo. Todo nos afecta
de una forma u otra porque la información y las memorias que compartimos son parte
de nuestra historia, donde cada nueva creación se adhiere a la anterior.
Imagínate ahora nuestra vida colectiva, aquí en el planeta, como un gran lienzo que
primero pintaron nuestros antepasados, generación tras generación hasta llegar a
nuestros días. Imagina capas y capas de pintura hasta llegar a ti. Aunque la pintura
esté seca por el pasar de los años y a pesar de que se ha ido pintando encima una y
otra vez, desde la primera pincelada hasta la última nos afectan y forman parte de
nosotros, aunque todas esas capas estén ahora sepultadas por el paso del tiempo.
Todo lo que ayudó a que nosotros existamos ahora forma parte de nuestra memoria
y de nuestro aprendizaje. Ir en contra de nuestros orígenes es ir en nuestra propia
contra. Debemos estar en paz con nuestros padres y hermanos, con todos nuestros
ancestros. Debemos agradecerles su existencia y experiencia, sea cual sea, porque
gracias a ella nosotros estamos aquí. Eso no significa que nos sometamos a su
voluntad o a su capricho. Simplemente se trata de respetarlos, de reconocer su valor
en nosotros y aprovechar su experiencia con agradecimiento. No existe algo más
sanador para tu mente subconsciente que reconocer el valor de tus padres. Al fin y al
cabo, son los que te dieron la vida. Sin su sangre, tu biología no existiría. Por tanto,
ya te lo dieron todo. Es un acto de humildad agradecerles la vida.
EL ESPÍRITU EN LA MATERIA
La palabra persona viene del griego y significa máscara. Identificarnos con ella es
una de las cosas que acostumbramos a hacer cuando olvidamos quiénes somos más
allá de lo que representamos dentro de la obra de arte que es nuestra vida.
Estuve mucho tiempo convencido de que mi personalidad era el reflejo de mi
propia autenticidad. Una personalidad a la que me agarré con fuerza durante años,
que me ayudaba a justificar una vida alimentada por los NO PUEDO, NO TENGO,
NO SÉ y NO DEBO. Una vida bañada por la culpa y el juicio de tres personajes que
convivían conmigo en las entrañas de mi lado oscuro: una víctima, un verdugo y un
juez interno que castigaba a ambos.
VÍCTIMA, AGRESOR Y JUEZ
Ahora sé que creamos nuestra realidad desde lo que creemos, desde lo que
sentimos y pensamos. Cada ser humano en la Tierra es un artista de poder ilimitado y
la capacidad de crear es lo que nos conecta a cada uno de nosotros a nuestra propia
divinidad. Somos almas de artistas cósmicos y todo lo que sale de nosotros, seamos
conscientes de ello o no, crea el sueño de nuestra propia experiencia vital dentro del
programa que ahora compartimos. Un sueño tan real como cualquier sueño que
decidamos habitar como escenario de experiencia. Graba esto en tu memoria interna:
TU PUEDES: puedes ser tú mismo y puedes encarnar en tu vida todos aquellos
sueños que nacen desde la esencia de tu corazón.
TU TIENES: tienes todo lo que necesitas para ser lo que eliges ser. La abundancia
del universo está a tu disposición. No pidas como hace el que no tiene, simplemente
ordena tu caos y lo que precises para efectuar tu misión de vida se te concederá.
TU SABES: toda la sabiduría vive en ti. Lo que ves fuera es solo el resultado de
lo que tú has creado. Solo tú sabes lo que viniste a hacer y eso es lo que debes hacer
y puedes hacer.
TU DEBES: debes realizar lo que te trajo aquí, a este juego mágico que es la vida.
Debes ser fiel a tu corazón y ningún deber o exigencia puede estar por encima del
placer por ser tu mismo.
EL CAMBIO EMPIEZA EN TI
ABRAZAR LA SOMBRA
Nací y crecí en Barcelona. Desde muy pequeño me sentí mágicamente atraído por
el arte, por la pintura. Mi madre me amaba tanto que para protegerme, castró toda
inclinación creativa que naciera de mi corazón. Actuaba dejándose llevar por una
programación inconsciente que le susurraba al oído que ser artista era algo peligroso
para la felicidad de cualquiera. Así lo creía ella y en base a su sentir veló por mi
futura felicidad. Hay amores que matan. A mí todo aquello me fue matando por
dentro, poco a poco, de forma inconsciente. Aprendí desde mi mirada de niño, que
todo lo que yo era y sentía no valía, no contaba. Mis verdaderas necesidades eran
solo un obstáculo que me separaba del amor de mi madre, que a pesar de amarme
mucho, solo parecía hacerlo cuando yo era lo que ella deseaba.
Me fui dejando atrapar poco a poco por las paredes ilusorias del programa
informático que forma “nuestra realidad”. Una realidad que se iba haciendo cada día
más densa, hasta que una extraña forma de amnesia empezó a invadirme a mí
también. Olvidé entonces que era yo mismo el que estaba escogiendo y creando día a
día mi propia experiencia de vida, y como ocurre con la mayoría de los niños del
planeta, al desear formar parte del mundo que me envolvía, me fui confundiendo
entre todas sus voces para terminar creyéndome que yo era otro, alguien formado a
partir de las opiniones y pensamientos de los que me influenciaban.
Observé que parecía existir un bien y un mal que socialmente decidía lo que
debíamos ser y hacer, a pesar de que luego todo aquello no fuera realmente
practicado de forma coherente desde la sombra que todos proyectamos. No había
espacio para el error. Ser uno mismo era ser despedazado. Equivocarse no estaba
bien visto y te condenaba para siempre. Recuerdo cuando un niño de mi escuela se
cagó en los pantalones porque tenía miedo. Ya nunca se libró de las burlas de los
demás. Le apodaron “el cagón”. Yo era el primero que me unía al grupo para gritarle
¡cagón! ¡cagón! para pasar así desapercibido y no levantar sospechas. Nadie debía
descubrir que yo tenía miedo también, que yo tenía pensamientos y emociones
diferentes. Nadie debía conocer lo que ocultaba dentro de mí, mis inquietudes, mis
anhelos, mis verdaderos deseos. Era demasiado peligroso. Así fue como, poco a
poco, terminé por olvidarme de mí.
LA NEGACIÓN
Juicios y culpas navegan en nuestro mundo inconsciente como losas que nos
anclan a una prisión mental y emocional construida por nuestra falta de amor hacia
nosotros mismos, pero yo entonces no lo sabía. No sabía que ser lo que los demás
necesitaban no tenía nada que ver con el amor. Me desatendía, me detestaba, me
infravaloraba y eso me mataba por dentro. El amor no va en contra de la vida y yo
iba en contra de mi propia vida. A pesar de que ahora sepa que se trataba de un
reflejo de mis propios juicios y temores internos, el juicio externo que yo recibía de
los otros era demasiado insoportable para mí, por lo que aprendí a estar más
pendiente de lo que pensaban y decían los demás que de lo que yo mismo sentía.
Como con mi madre y con mi padre, aprendí a mostrar solo lo que los demás
esperaban ver, a satisfacer las expectativas que los que me rodeaban ponían sobre
mí, mientras ahogaba mis verdaderas necesidades vitales. Aprendí a ser falso,
hipócrita y mentiroso, participando de todo aquello que me alejaba de mi propia
integración. Jugué a no mostrarme desde donde no era aceptado y a ocultar y olvidar
en la sombra todo aquello que me hacía un ser apestado e indigno. Aprendí a
odiarme por no ser perfecto, a condenarme desde el inframundo, desde la
inconsciencia.
LUCHA NTERIOR
Desde los mundos inconscientes, fueron mis creencias las que generaron dos
bandos claramente diferenciados dentro de mí, provocando una guerra interior entre
luz y oscuridad que yo proyectaba hacia afuera sin saberlo, desde cada expresión
consciente e inconsciente reflejada en la obra de arte que es nuestra vida. La lucha
entre bien y mal me llevó a crecer entre la frustración y la culpa, y el reflejo de todo
aquello se manifestó en forma de enfermedad.
No hay mayor incoherencia que odiar lo que uno es, desde donde sea. Mientras yo
renunciaba a una parte de mí condenándola, también renunciaba a una parte de mi
poder y a todos aquellos sueños que tenían que ver con lo que el mundo exterior no
aceptaba de mí. A pesar de ser ya un adulto, la mirada de mi madre y su aprobación
estaban presentes en cada situación de vida que se presentaba ante mis ojos. Me
había quedado atrapado en el niño y reproducía inconscientemente aquel patrón del
pasado.
LA REBELDÍA DE LA ADOLESCENCIA
Cambiar algo es transformar la forma en la que nos posicionamos ante ese algo,
pura y simplemente. Es más sencillo gritar fuera que ir adentro a observar desde
donde renunciamos a ser nosotros mismos para decidir ser otra cosa, algo que vive
en nosotros, pero que no somos realmente nosotros. Hay quien le llama “el otro” o
“la voz del mundo”, un ruido que se apodera de nuestra voluntad, decidiendo por
nosotros, poseyéndonos como lo hace un virus, hasta confundirse con su víctima.
LA CONCIENCIA DE VACIARSE
Vaciarse de lo que no somos, es la primera cosa que nos permite dejar de impedir
que lo que deseamos se manifieste en nuestras vidas. Saberlo es una cosa, lograrlo…
otra muy distinta. Por mucho que pasen los años y vaya traspasando capas y procesos
de autoconocimiento, cuando estoy descentrado todavía acostumbro a irme al niño
mamón que un día fui y proyecto en los demás la exigencia a nutrirme, así como
proyecto mi rabia contra el mundo y hacia mí mismo cuando represento al
adolescente que desde la rebeldía cree que no puede generar cambios en su
insatisfactoria vida.
ENFRENTAMIENTO Y SOMETIMIENTO
Mi padre había sido pianista y compositor, pero lo había dejado tras casarse con
mi madre, frente a la insistencia de ella en desarrollar un patrón de vida más
adecuado para un padre de familia. Para mí simbolizaba la figura del perdedor que
había sucumbido al poder de mi madre, el mismo poder del que yo trataba de
escapar ahora. No deseaba reproducir aquel patrón y sin saberlo, lo estaba haciendo
cuando, de forma inconsciente, me aliaba con el perdedor de mi propia historia
familiar, al que mi inconsciente relacionaba directamente con la debilidad. Así
funciona la mente reactiva o biológica. Relaciona aspectos de forma totalmente
diferente a como lo hace la mente analítica. Si mi padre era sensible y artista y yo lo
juzgaba a través de los ojos de mi madre como al débil, automáticamente, para mi
programa inconsciente, ser sensible y ser artista eran sinónimos de debilidad. Ese
era el programa que yo abrazaba al decidir ser artista como mi padre. Dejar de ser el
hombre fuerte para mi madre para convertirme en un artista con el peso de la
debilidad y el fracaso económico a mis espaldas. Solo con el paso de los años y
mucho aprendizaje a través de procesos personales, pude reprogramarme para poder
abrazar mi fuerza sin renunciar a la sensibilidad, para poder atraer abundancia, éxito
y equilibrio a mi vida de artista. Curiosamente, todo eso se culminó cuando decidí
dejar de ser artista a secas, para convertirme en un verdadero artista consciente, algo
que esencialmente pedía mi corazón desde que era niño, a pesar de haberlo olvidado
durante todos aquellos años de nutritiva oscuridad.
REPRODUCIENDO PATRONES
Con el tiempo descubrí que mi obsesión por ser un pintor reconocido, tenía mucho
que ver con la necesidad vital de que mi madre, representada por la mirada de los
demás, me aceptara y valorara desde donde ella nunca me reconoció. Al mismo
tiempo, estaba tratando de sanar el patrón de mi padre, transformándolo en ganador.
Si el mundo me aceptaba como artista, mi madre tendría que aceptarme también,
comprendiendo que el arte era realmente importante en la vida.
LA HUIDA
SANACIÓN EMOCIONAL
Sané mi relación con mis padres cuando acepté su influencia sobre mí, la
influencia de ambos, aceptando los papeles que sus almas habían elegido
representar. Cuando dejé de ir en contra del programa familiar sin someterme a él,
pude empezar a reprogramarlo y a aprovecharlo en mi propio beneficio para bien de
todos. Gracias al conocimiento de las constelaciones familiares y de otras muchas
formas de interactuar con el inconsciente, aprendí a sanar mis propias heridas y a
valorar y descubrir lo que se ocultaba bajo la superficie. Investigué con el arte y
bebí de diversas fuentes relacionadas con el chamanismo y la psicoterapia hasta que
me encontré ante un largo recorrido de experiencias internas.
Nadie vive lo que no desea vivir. Todo aquello que nos ocurre, lo estamos
escogiendo. El tema está más bien en descubrir desde donde creamos nuestro propio
infierno. Años antes de sanar mi relación familiar, decidí dejarlo todo para irme a
Berlín, donde pasaría casi siete años de mi vida. Estaba convencido que desde la
capital germana lograría el reconocimiento que mi obra pictórica necesitaba.
Pretendía que el mundo me aceptara desde mi autenticidad, pero de alguna forma
inconsciente, lo que realmente me estaba moviendo era la necesidad de buscar la
aprobación de otros, de un sistema oficial del que yo dependía para triunfar, como
me sucedía con mamá.
MIEDO AL FRACASO
REPROGRAMACIÓN ESENCIAL
Al final comprendí que todo pasaba por ir adentro. Fue entonces cuando comencé
a sanar y reprogramar mi relación con el mundo mostrándome tal y como yo era, tal y
como yo sentía que era. No importaba que las galerías no lo comprendieran, o mi
madre, o el mundo entero. Decidí apostar por ser directamente yo con todas las
consecuencias. Lo primero que hice fue escuchar a mi corazón y reconstruirme desde
allí. Entonces tomé el compromiso de que todo lo que me moviera y generara,
nacería en coherencia con lo que yo era, a pesar del temor al juicio y el miedo a la
burla o la falta de aceptación. Entonces empecé a ser realmente feliz. Mi obra de arte
ya no eran tan solo pinturas, esculturas o cualquier otra manifestación medible y
clasificable dentro de un sistema de compraventa. Mi obra de arte sería a partir de
entonces mi propia vida creada de forma cada vez más consciente.
PROGRAMADORES DE REALIDAD
Somos magos, pero crecimos sin creer en la magia. Por eso la generamos
dormidos, desde el inconsciente, usando nuestro poder creador para crear una
realidad proyectada desde nuestro caos interno. Incapaces de ordenar la
incoherencia y la dispersión, permitimos que otros nos dirijan sobre lo que debemos
imaginar y creer que es real y lo que no lo es. Vivimos de espaldas a nuestra
grandeza, mientras abrazamos una vida de esclavos, creyendo que nada de lo que
ocurre a nuestro alrededor depende de nosotros mismos, de nuestra voluntad.
Soñamos para escapar de una realidad que no nos agrada abrazando la imaginación
como una fantasía irrealizable, en lugar de imaginar lo que deseamos que los
electrones creen para nosotros. Los estados creativos son precisamente los que nos
abren nuevas posibilidades de experiencia. Son formas naturales de meditación
activa implícitas en el potencial humano consciente, que nos llevan al recuerdo de
nosotros mismos desde donde no impedimos que la magia suceda.
LA VERDADERA FELICIDAD
Más allá de risas y llantos, de placeres o dolores, ahora era capaz de ser feliz por
el simple hecho de estar vivo aquí y ahora. Ser artista ya no era cosa de disciplinas o
del talento de unos pocos. No se trataba de algo seccionado y catalogado. Ser Artista
tenía ahora un sentido mayor, porque nos incluía a todos como cocreadores de la
realidad que respiramos cada día, juntos. Empecé a hacerme responsable de mis
creaciones en lugar de quejarme ante ellas y aprendí a vivir y saborear mi obra,
nuestra obra, respirándola y transformándola como si de un gran lienzo interactivo se
tratara. Deseé filtrar como el agua la magia de mis deseos dentro del programa
común, fabricando posibilidades que nos unieran de nuevo al recuerdo de nuestra
coherencia como seres humanos conscientes. Me atreví a alimentarme desde todo
aquello que mis potenciales pudieran crear para encarnar mi propio cielo.
Sigo en el intento y en cada caída, ante cada nuevo tropiezo, aprendo a levantarme
y a no culparme. Cada vez aprendo a juzgar menos afuera y a juzgarme menos dentro,
dándome cuenta con mayor rapidez de cuando no estoy en estado de presencia.
Tengo toda una vida para seguir intentándolo. Intentar algo para algunos chamanes es
estar lográndolo ya. En el camino está la riqueza de lo que vinimos a buscar, sobre
todo si tu camino lo guía tu propio corazón. Tú eres sagrado y lo que expresas
también lo es, es ARTE puro naciendo de ti para volver a ti. Un ARTE que merece
estar en el lugar del que nunca debimos relegarlo. Devolver el ARTE a su lugar
sagrado es devolverte a ti mismo al trono que te hace heredero del poder creador de
lo divino en ti. Eres sagrado y nada de lo que sale de ti puede dejar de serlo.
VII
TRANSFORMA TU SOMBRA EN UN ALIADO
EN EL INCONSCIENTE ESTÁ LA SOMBRA QUE PROYECTAS FUERA
LA COTIDIANIDAD
La manifestación de esos programas que nos impiden ser lo que deseamos ser está
impregnada en nuestro día a día, en lo que detestamos y admiramos en los demás o
en nuestras relaciones familiares y sociales. En realidad, se trata de programas que
configuran y determinan tu propio sistema de creencias, el mismo a través del cual tu
mente procesa la información que recibe y el mismo que construirá tu percepción, tu
personalidad y tu vida en base a sus propios esquemas. Por eso te interesa
comprender cómo puedes utilizar la expresión del arte para aprender a reconocer lo
que navega en lo más profundo de ti y al mismo tiempo entender que es el idioma del
arte el que puede interactuar con el inconsciente para reprogramarlo. No te pido que
dejes de lado tu lógica, sino que abraces el equilibrio de tu hemisferio derecho e
izquierdo, desde la armonía entre ambos para beneficiarte.
El arte siempre estuvo en manos de reyes, emperadores y papas porque ellos
decidían lo que los artistas debían pintar, escribir y representar para el pueblo.
Sabían que el arte programa el inconsciente. Hoy en día, con las tecnologías, esa
labor se hace a través del cine, la radio, la televisión, la publicidad, las campañas,
etc. Es importante que comprendas que puedes usar estas técnicas para tu propio
beneficio.
LOS SUEÑOS Y LA MEDITACIÓN
EL CUERPO
A su vez, hay numerosas técnicas corporales para averiguar qué ocurre bajo la
apariencia. Técnicas que usan la danza y el movimiento del cuerpo para descubrir y
liberar la sombra a través de la expresión, abriendo así la posibilidad de generar el
espacio para traspasar lo antiguo y abrazar lo nuevo. Si sabemos confiar, el cuerpo
nos puede mostrar lo que ocurre más allá del velo y cómo liberarlo a partir del
movimiento espontáneo. También hay disciplinas, algunas de ellas milenarias, que a
través del mismo cuerpo tratan de reprogramarnos, como lo son el yoga, el Chi kung
o el Tai Chi por ejemplo. Es bien conocido que el simple hecho de reprogramarse a
partir de rutinas concretas, genera al mismo tiempo una verdadera y poderosa
liberación en el sujeto que se transforma.
Es importante entender que ver lo que hay en la sombra no significa liberarlo. Una
vez más, para hacerlo debemos darle espacio, dejar que se manifieste de forma
constructiva. Al expresar, podremos explorar la forma biológica en la que el
pensamiento inicial se ha desarrollado y transformado. El cuerpo somatiza cualquier
conflicto emocional. A veces se necesitan años o toda una vida para llegar a las
verdaderas profundidades, pero obtener algo de información mientras vamos
liberando y reconociendo lo más esencial de nosotros es suficiente para poder elegir
crear de otra manera.
Continuando un poco más con el cuerpo, este nos muestra muchas cosas de
nosotros mismos en la forma de caminar, sentarnos, los gestos que hacemos ante
diferentes situaciones, nuestro aspecto, nuestra rigidez. Nuestra estructura corporal
nos habla. Como todo lo que nos rodea, el cuerpo nos da valiosa información sobre
la verdad que se esconde tras la máscara del ego. El problema es que eso es lo
último que deseamos ver. Duele demasiado, porque está asociado a nuestra herida
de base, la causante de todos nuestros problemas, que en realidad se resume en un
único problema enfocado de formas distintas, vestido con múltiples disfraces
actuando en las diferentes áreas de nuestra vida.
EL ARTE COMO HERRAMIENTA TERAPÉUTICA
También el tarot, muy utilizado por Alejandro Jodorowski para poder hacer sus
diagnósticos de psicomagia, puede resultar tremendamente revelador. Por otro lado,
Georges Colleuil, escritor francés especializado en simbología y arquetipos,
propone un trabajo fascinante con el Tarot. En ambos casos, debemos abrazar este
preciado arte de forma seria y constructiva y no como una forma vulgar de simple
adivinación. Su manera de interactuar con lo arquetípico conecta directamente con la
información más esencial que guarda el universo inconsciente y es un gran debelador
de misterios, al igual que ocurre con el I Ching, tal vez más introspectivo y sutil.
Es interesante aprender a distinguir las ciencias que nos presentan el mapa de
nuestra situación, de las formas de expresión que nos permiten transformarnos,
aunque muchas veces ambos aspectos vengan de la mano. Me refiero a la astrología,
la numerología, la lectura de las líneas de las manos, la iridología y un largo
etcétera, que permiten comprender la manera en la que hemos elegido manifestarnos
dentro de esta gran obra de arte que es nuestra vida, pero que nada más muestran el
lugar en el que estamos situados. Para caminar necesitamos expresarnos, movernos,
respirar y vivir. La toma de conciencia es importante, pero solo es el primer paso y
muchas veces no es suficiente.
Tenemos vías de observación e interacción muy nutritivas para autoconocernos y
para comprender cómo están afectándonos nuestras emociones. Hay muchas, pero
con la fascinante nueva medicina germánica del Dr. Hamer o la Biodescodificación
creada por Christian Fleche, tenemos ejemplos bien claros y contemporáneos de
cómo aprender a interpretar la enfermedad para sanarnos. También existen
poderosas psicoterapias como la Gestalt o el Eneagrama, que abrazan la experiencia
misma de la vida como el terreno donde aplicar el crecimiento interno más allá de
simples teorías.
Por otro lado, tenemos los mapas puramente iniciáticos que podemos encontrar en
culturas de todo el mundo, como el caso del diagrama de cuatro que tan bien
desarrolló Peirce desde la lógica contemporánea a través de su conocido diagrama.
De hecho, el diagrama de cuatro cuadrantes es uno de los más comunes. Culturas
como la tibetana o la inca siguen utilizándolo hoy en día. Los usos son variados y no
por ello difieren de su objetivo común, esto es, desvelar donde nos encierra esa
parte de nosotros que no quiere crecer, esa a la que llamamos ego. Es interesante
conocer que, aunque no hayan estado aparentemente conectadas entre sí, todas esas
culturas han trabajado el diagrama de cuatro de formas similares.
Todas reconocen que ese pequeño yo teme cualquier movimiento interno que
represente salir de su zona de confort. Saben que construye cuatro cárceles para
atraparnos en el caso de que nuestra parte más esencial nos impulse a crecer. Son
conscientes de que dentro de nosotros se da una lucha interna que necesitamos
resolver. Es como en el caso del Dr. Jekyll y Mr, Hyde, solo que esa división interna
no se soluciona acabando con una de las dos manifestaciones. Más bien se trata de
integrarlas, de hacerlas trabajar en equipo. Los mapas iniciáticos son para eso, para
desvelar donde intenta atraparnos el ego cuando vamos a crecer y resolverlo.
Muchas veces, esto se refleja en nuestra vida cotidiana a través de obstáculos que
tratan de limitarnos, me refiero a eso que llamamos problemas. La clave está
siempre en reconocer la jugada y usar al ego en nuestro beneficio, algo que refleja a
las mil maravillas la carta del mundo en el Tarot de Marsella. En ella, la esencia
aparece en el centro simbolizada como una mujer que dirige a los cuatro egos: el
mental, el emocional, el sexual y el corporal. Recordemos que, para algunas
corrientes iniciáticas o esotéricas, nuestro ego se subdivide en esas cuatro
manifestaciones, algo en lo que ya profundizaremos en capítulos posteriores.
Me parece importante hacer un inciso para recordar a todos aquellos que creen
que la solución a todos sus males es matar al ego o agredir al cuerpo, que ambos son
nuestros aliados si sabemos cómo tratarlos. De hecho, no podemos crear nada sólido
sin ellos, al menos en esta realidad en 3D. El ego es la coraza que creó el niño, el
bebé, el feto que un día fuimos. Lo creó para proteger su sensibilidad ante las
agresiones insoportables de lo denso. Imagina un bebé con un escudo, aterrado ante
la vida y la densidad. Una coraza que amortigua su dolor con la que se ha ido
identificando. Una armadura construida para ser amado y no morir en el intento.
El niño es emocional y tiene un vínculo con lo inconsciente. Por eso un niño se
entera de todo, aunque se le oculte. Es como una esponja que absorbe e intuye. En el
mejor de los casos y por muy maravillosas que parecieran las cosas, cuando vinimos
al mundo, mamá y papá tenían conflictos. También en nuestra sangre los había,
procedentes de lo que nuestros antepasados no habían logrado resolver. No
podíamos gestionar todo eso. Ahora sí. En realidad, lo que necesita ese ego es
atención. Que través suyo podamos intuir al niño asustado que fuimos y podamos,
poco a poco, acercarnos a él, con paciencia, con dulzura. Hablo de acunar al niño o
a la niña interior. Eso es todo. Al mismo tiempo, puedo aprender a reconocer la
forma en la que ese ego, temeroso de crecer, trata de encierrarme en una de esas
cuatro cárceles para que no avance. No lo hace porque es malo, sino por el pánico
ante el crecimiento, por los recuerdos de dolor que sintió en un pasado que vuelve al
presente. Si logro poner al ego de mi lado, entenderé que es el aliado que me permite
superarme día a día. Cada vez que detecto sus trampas y las resuelvo, me vuelvo más
fuerte, más mago, más consciente.
Aunque el diagrama de Peirce y la forma iniciática de trabajar con él es compleja,
trataré al menos de explicar cada una de esas cuatro cárceles para que el lector tenga
una idea de lo que se pone en juego cada vez que lo más esencial de nosotros se abre
al crecimiento:
A) CUADRANTE DE LO POSIBLE
Aquí el ego se asegura de que jamás nos salgamos de la zona de confort más
segura y primordial, esa que representa la teta de la madre para el bebé, al que el
mundo exterior le resulta inaccesible por sí mismo. De hecho, el bebé no existe sin
la madre. Ella es todo su universo. Es uno con ella. Esa es la idea. Sin lo conocido,
sin lo seguro, voy a morir.
Reconocemos cuando el ego nos ha atrapado a este primer cuadrante porque
permanecemos en actitud de espera, justificación o combate hacia fuera. Lo que sea
para no salir de la zona segura. Pondré un ejemplo para que se entienda mejor:
Imaginemos que un chico desea ser escritor y en su familia de clase humilde existe
la creencia de que sus miembros solo pueden trabajar para subsistir, sobre todo
cuando nadie tiene estudios. El chico sin estudios trata de escribir su libro pero no lo
logra debido a la falta de tiempo, porque tiene que trabajar (justificación), o debido
a que no es el mejor momento, ya que sus padres le necesitan. Pospone entonces la
escritura del mismo para cuando la situación cambie (espera). Debido a su condición
familiar, vive enfadado con el mundo y con sus padres, algo que tampoco usa como
motivación extra para escribir el libro sino todo lo contrario. Vive entonces
peleando contra todo y eso lo desvía de su deseo de escribir el libro.
La frase clave aquí es “cesa de escribirse” porque jamás se termina aquello que
se desea hacer. Se empieza pero se detiene, ya sea un proyecto, una empresa, un
cambio. En realidad, somos nosotros los que nos detenemos, por miedo a lo
desconocido, a lo que no forma parte de lo posible para nuestro programa vital, a
cualquier cosa que nos saque de la zona de confort.
B) CUADRANTE DE LO IMPOSIBLE
Aquí el ego se da cuenta de que logramos salir del área de confort. Por eso, para
frenarnos, nos hace evidente que nos equivocamos al salir de lo conocido, de lo
seguro, de lo posible y se hace justamente imposible toda progresión. Es el
cuadrante que nos demuestra que todos los que nos advirtieron del peligro respecto a
nuestro crecimiento tenían razón y que no es para nosotros. Entonces volvemos a lo
posible o nos quedamos atrapados en la cárcel que jamás permitirá que logremos
aquello que nos dirigía a crecer. Es por eso que este cuadrante se simboliza con las
heces, haciendo honor al dicho popular: “parece que ha pisado mierda”.
Deducimos que nuestro ego nos ha atrapado a este segundo cuadrante porque no
somos capaces de reconocer que el motor que crea nuestra desgracia está en
nosotros. Normalmente, hay otro que nos lo advierte, aparentemente el menos
acreditado ante nuestros ojos, por eso es más difícil aceptarlo. Otra opción es que
aceptemos nuestra responsabilidad en el hecho pero la minimicemos. También puede
ocurrir que nos convenzamos de que ya le hemos puesto remedio, a pesar de seguir
atrapados. La última opción es que culpemos a las circunstancias externas de nuestra
mala suerte, convencidos de que nunca hicimos algo para provocar tal situación ¿Le
suena al lector toda esa gente que no asume su poder y responsabilidad a la hora de
crear su propia desdicha? Es más fácil culpar a otros, a la crisis, a lo externo, que
asumir que dentro de nosotros hay un otro que impide el avance. Una parte de
nosotros que detiene el crecimiento por miedo a morir. Este es el cuadrante de lo
imposible, porque aquello que deseo se hace imposible, irrealizable para mí.
Siguiendo con el ejemplo anterior del aspirante a escritor, imaginemos que en un
acto de valentía, deja a la familia y se va a la ciudad a ser escritor. Tras un tiempo
intentándolo, se confirma lo peor. Para sobrevivir y poder pagar su alquiler y
comida, solo encuentra un trabajo por horas muy mal pagado en una cadena de
montaje que le obliga a hacer 10 horas diarias. Al llegar a casa se siente cansado y
desmotivado. Argumenta entonces que no le queda tiempo para escribir. Para seguir
con el ejemplo y dar mayor comprensión sobre este cuadrante, imaginemos que, a
pesar de todo, nuestro hombtr va escribiendo su libro a ratos y logra terminarlo, pero
entonces nadie se lo quiere editar. Aquí es cuando culpa al mundo de su mala suerte
y se va hundiendo en su frustración en lugar de atender al desde donde está creando
su realidad para que suceda lo peor.
La frase clave aquí es “no cesa de no escribirse” porque no deja de reproducirse
la ausencia del logro.
C) CUADRANTE DE LO NECESARIO
Aquí el ego trata de hacernos creer que dependemos de otros para ser nosotros
mismos, para lograr lo que deseamos, de manera que nos lleva a renunciar al
crecimiento interior en detrimento de un aparente crecimiento externo que se
esfumaría si el sujeto u objeto del que creemos depender desaparece. Este cuadrante
lo simboliza la mirada porque estamos pendientes del juicio externo.
Reconocemos cuando el ego nos ha atrapado a este tercer cuadrante porque nos
supeditamos a otros ignorando o tapando sus faltas. Incluso si hiciera falta, nos
volvemos como ellos con tal de no perder el trato de favor, esto es, la mirada del
que nos crea la dependencia. Pondré un ejemplo para que se entienda mejor:
Muchos actores, actrices y cantantes de pop desearon ser estrellas. Aparentemente
lo lograron traspasando lo imposible, pero si en algún caso lo hicieron traicionando
el alma que los impulsaba al principio, han caído en el casillero de lo necesario.
Aparentemente y a los ojos de los demás han crecido, pero internamente se
vendieron por el lugar que ocupan y ahora dependen de una industria que hace con
ellos lo que quiere. Eso es estar en el cuadrante de lo necesario. Atrapados por la
mirada.
La frase clave aquí es “no cesa de escribirse”, en alusión a que, depender solo de
lo externo para ser nosotros mismos, jamás nos permite ser libres y de hecho, de esa
forma jamás seremos nosotros mismos. No cesa de escribirse la necesidad. Sin mi
coche no soy nadie, sin mi casa, sin una mujer al lado o un hombre, sin dinero, sin un
socio…
D) CUADRANTE DE LO CONTINGENTE
Este es un cuadrante de crecimiento. Aquí ya hemos logrado crecer y el ego lanza
sus últimos y desesperados ataques para confundirnos y encerrarnos, tratando que
abandonemos el crecimiento o al menos lo detengamos.
Reconocemos cuando el ego nos ha atrapado en este tercer cuadrante porque
suceden cuatro cosas muy características de los momentos de crecimiento: alguien se
va, alguien se enfada, alguien menosprecia el crecimiento o alguien no se da por
enterado del crecimiento y hace como si nada.
El ejemplo clásico es la llegada de un niño al mundo. Hasta entonces la pareja
tenía una realidad que ya conocía y tras los nueve meses de rigor, se encuentra un
niño en casa que demanda teta, cambio de pañales, atención, etc. Entonces el hombre
se ausenta escondiéndose en el trabajo, la mujer se enfada porque no puede con todo,
los padres de ella menosprecian el crecimiento al transmitirle a su hija que no hay
para tanto. Por último, cuando los visita su mejor amigo actúa como si no hubiera
niño, como si nada hubiera cambiado. Bieb, esta es solo una escena que puede tener
cientos de variantes y que expresa que es lo que ocurre ante el crecimiento. He visto
empresarios enfadarse porque al crecer su empresa tienen más trabajo que nunca, o
personas desapareciendo ante el crecimiento, convencidos de que su vida se ha
vuelto un infierno. También estamos acostumbrados a presenciar escenas de gente a
nuestro alrededor que menosprecian nuestro propio crecimiento quitándole valor.
Por último, están las personas indiferentes ante cualquier signo de crecimiento, como
el dueño de una gran superficie de venta de electrodomésticos, que desea seguir
actuando igual que antes de la ampliación de su negocio, cuando solo tenía una
prqueña tienda. Los argumentos del ego para no darse por enterado son muchos y
todos ellos llevan al mismo lugar. Detienen el crecimiento.
La frase clave aquí es “cesa de no escribirse”, esto es, el crecimiento se detiene
en seco y el símbolo que representa este cuadrante es la voz.
Cada vez que tenemos un problema o bloqueo, necesitamos reconocer en qué
cuadrante nos hemos quedado atrapados para saber cómo actuar en nuestro mayor
beneficio. Una vez aprendemos a detectar el cuadrante en el que el ego frena nuestro
crecimiento, solo tenemos que cruzar en diagonal, donde en lugar de una cárcel
encontraremos, mágicamente, la resolución al conflicto interno. Un movimiento que
nos equilibrará, que disolverá la lucha interna que representábamos. Añadir que la
clave de todo esto la tenemos en el cruce en diagonal. Por eso nombré la magia. Al
cruzar en diagonal, inevitablemente pasaremos siempre por el punto de cruce entre
las líneas, justo en el centro del mapa. Ese punto representa el vacío, esto es, el lugar
donde todo se crea de nuevo.
Un ejemplo práctico para comprender el trabajo con este tipo de mapa de cuatro
cuadrantes, más concretamente el basado en el diagrama de Peirce, sería darnos
cuenta de que, deseando tener nuestro propio negocio, jamás damos el paso para
lograrlo. Al consultar el mapa, confirmaríamos que hemos quedado atrapados a lo
posible, pues estamos a la espera de un mejor momento ante la enfermedad de
nuestro padre, que demanda nuestra presencia en la empresa familiar. Entonces, el
diagrama nos aconseja cruzar para liberarnos, para tomar el poder y abrazar la
resolución que nos permitirá hacerlo. El error sería dirigirse al cuadrante de lo
imposible o al de lo contingente, porque solo el cruce en diagonal nos permite
atravesar el vacío, esto es, el punto del centro.
Así, la sabiduría del diagrama recomienda cruzar de lo posible a lo necesario, en
este caso, centrar toda nuestra atención en la mirada, en aquello que deseamos
realizar. Eso nos dará la fuerza extra. Incluso podemos buscar aliados para lograrlo.
Una vez más, las cuatro cárceles se convierten a su vez en espacios de liberación
cuando cruzamos, como lo es una casa en un pequeño pueblo perdido en las
montañas para alguien que necesita dejar atrás la densidad de la ciudad y sus
preocupaciones laborales. Al mismo tiempo, puede ocurrir que, de forma inversa,
para algunos habitantes de ese pueblo perdido, el enclave sea una cárcel de la que
anhelan huir soñando con viajar a una gran ciudad. Cada cuadrante es también el
trampolín hacia el crecimiento como lo es la esfinge ante el iniciado que resuelve su
misterio.
Más allá de mapas y las diferentes formas de trabajar con ellos (aquí solo hemos
visto una), existen otras muchas vías para manejarse desde la luz y la sombra, desde
la unión de hemisferios, desde el trabajo conjunto que puede lograrse unificando el
ego y la esencia. La clave empieza en saber leer lo que se oculta en lo inconsciente
para tener una lectura real respecto a lo que ocurre en la escena visible. Para eso
existen herramientas que nos permiten detectar por qué parecemos querer una cosa y
nos sucede otra. Herramientas que solo tienen sentido en manos de aquellos que se
reconocen creadores de su realidad. Al final, inevitablemente necesitamos ir adentro
a reconocer y a responsabilizarnos respecto al desde donde estamos creando la
realidad que vivimos.
Hay disciplinas en todo el planeta encargadas de proteger el programa esencial
del ser humano y su equilibrio. Me refiero al feng shui, el chi kung o el yoga, por
nombrar solo algunas de ellas. Dichas disciplinas proponen siempre
transformaciones internas que llevan a la reprogramación del sujeto que las abraza,
sobre todo si existe verdadera implicación a todos los niveles. Es importante
recalcar que aunque suene extraño, además de la toma de conciencia, es en la rutina
cotidiana donde debe focalizarse toda reprogramación, puesto que es en la acción
donde llevamos a cabo la manifestación de lo que pensamos y sentímos.
Como hemos visto ya en el capítulo V, reconocer las múltiples caras que nuestro
personaje inicial representa y la energía que nos posee al hacerlo, es un propósito
que cada uno debe hacerse. Es una responsabilidad muy grande aprender a distinguir
entre nuestra propia voz interna y todas aquellas voces que hablan por nosotros a
nuestro pesar, esas que crean todo aquello que no representa la esencia de lo que
deseamos manifestar. Sería muy extenso analizar y nombrar todas las vías. De todas
formas, recomiendo a todo el que lea este libro que explore y busque la forma en la
que más cómodo se sienta.
Lo importante aquí es aprender a conocerse más allá de las apariencias, y una vez
más, hacerlo sin juicio para poder dar espacio a todas nuestras creaciones internas
mientras las observamos, comprendemos y transformamos en lo que nosotros
deseamos. En la liberación de la opresión está la luz y el acceso a la memoria
interna. Somos opresores de una parte de nosotros que creamos desde una sombra
que detestamos. Somos responsables de lo que generamos y evitar ver lo que
también somos más allá del velo es el principal camino hacia la enfermedad en todos
los niveles.
LA ESCUCHA
EL CAMINO DE LA SANACIÓN
Hay muchas formas de reprogramación. El ejercicio del final del capítulo anterior
es una de ellas. Reprogramar tu vida depende de diferentes factores y aquí solo
compartiré parte de lo que mi propia investigación y aplicación me ha demostrado
que funciona. Generalmente, es en mis talleres o en consulta privada como mejor
puedo aplicar el método, porque me permite acompañar y desvelar cada caso
concreto, puesto que estandarizar una forma de acción siempre tiene sus riesgos. De
todas formas, cuando enseño en mis formaciones, lo primero que aclaro es la
importancia de que cada uno se responsabilice de su propio proceso de
reprogramación. No creo en eso de reprogramar a otros. Se que es posible, pero no
me interesa.
Alimentar al que espera ser salvado por otro es, a mi modo de ver, generar desde
la carencia y la dependencia. Es lo que se ha hecho siempre desde la mayoría de
estamentos de poder, donde en lugar de enseñar a la gente a empoderarse, se la
enseña a ser rebaño. Es por eso que hablo de procesos de reprogramación esencial.
En ellos, es uno mismo el que dirige su proceso, aunque en ocasiones o durante un
tiempo, reciba asesoramiento de algún experto que lo acompañe. Eso es un terapeuta,
un acompañante respetuoso que trata de ayudar a que el paciente recupere su salud,
esto es, su poder. Si uno no se responsabiliza de su propio proceso se vuelve un
objeto. Los objetos son usados y manipulados por sujetos. Tal vez nos interesa
entonces elegir ser sujetos de la escena, sujetos determinantes capaces de elegir que
queremos vivir y que necesitamos transformar en nosotros y en nuestras vidas.
EL PROCESO PERSONAL
FRASES FUERZA
Una frase fuerza es una forma poderosa de invocación. Debemos creer en lo que
nombramos, ponerle verdadera emoción, o no funcionará. Tampoco se trata de
repetirla cada día cien veces. Cuando repito cien veces a alguien que haga algo, es
porque no confío en que lo hará. Nuestro ordenador personal se apaga cada noche al
dormir y se enciende cuando despertamos, por lo que puedes repetir tu frase una o
dos veces al día. Los mejores momentos son siempre cuando te despiertas o cuando
vas a dormir. Al construir una frase fuerza, debes procurar evitar el nombrar en
negativo y definir muy bien lo que estás ordenando para no llevarte sorpresas
desagradables. Si dices que necesitas trabajo, estás pidiendo esclavitud a cambio de
dinero. Si manifiestas que tienes todo lo que precisas para vivir como deseas, atraes
directamente lo que te hace feliz de la forma que sea. Es solo un pequeño ejemplo
que pude tener muchos matices, pero creo que la idea de lo que trato de transmitirte
queda bastante clara.
Cuando se hace incapié en que las frases sean en positivo, no es poque lo negativo
sea malo. Lo que ocurre es que estamos acostumbrados a nombrar lo que no
deseamos en lugar de lo que sí. Frases como “no quiero pobreza” no nos ayudan. Por
un lado, porque focalizamos la atención en lo que no deseamos y la atención es lo
que crea. Por otro lado, porque el NO activa al igual que el SI. Prueba de cerrar los
ojos y no pensar en un gato negro. No podrás evitarlo. Observa a un niño de dos
años y dile que no toque algo. Comprobarás que la mano va de forma automática a
ese algo.
Otra cosa importante para las frases fuerza es decirlas en presente “gozo de una
salud perfecta” e incluso, en algún caso, personalizarlas como “yo soy prosperidad
económica”. Por último, la frase debe definir a la perfección aquello que deseamos,
porque a veces dice todo lo contrario. Me refiero a la mujer que desea encontrar a un
hombre y dice “deseo encontrar pareja”, atrayendo a dos personas en lugar de una, o
cuando alquien desea prosperidad y no especifica más. Entonces, si en ese momento
su cuerpo vibraba miedo a la pobreza, atrae prosperidad en esa dirección. Está lleno
de gente prosperando en su desgracia o su infortunio. Lo fundamental aquí es lo que
se nombra y el estado vibratorio en el que estamos al hacerlo, algo directamente
relacionado con nuestro estado emocional.
Para terminar con las frases fuerza, recordemos que lo que crea es el sonido, la
vibración al invocar. Aunque suene a fantasía, la energía y la materia se movilizan y
transforman con el sonido, algo que resaltan los mitos de numerosas tradiciones
ancestrales del planeta. Además, es conveniente recordar que las lenguas actuales no
vibran lo que nombran, un hecho que nos dificulta crear. Si lo pensamos por un
momento, no tenemos idea de lo que vibran nuestras palabras más allá de lo que
creemos que definen. Es por eso que la mayoría de rituales poderosos en el campo
de las ciencias esotéricas se acostumbran a realizar invocando en lenguas antiguas.
Ocurre algo parecido con los mantras, que se cantan en sánscrito o gurmukhi. Cada
cultura invoca en su lengua y la mayoría de ellas han protegido sus tradiciones. Me
refiero a las culturas que han logrado sobrevivir a la globalización, esas que todavía
guardan el verdadero significado y sentido de lo que hacen y nombran. Culturas
como los Q’ eros invocan en quechua y yo me pregunto por qué los españoles no lo
hacemos en euskera, la lengua más antigua de Europa y la misma que un día fue
probablemente el íbero. Lo que si propongo, es empezar a integrar palabras y
mantras de culturas antiguas que resuenen con nosotros a nuestro vocabulario
cotidiano, sobretodo aquellas que vibren y nombren justamente lo que nos conviene
para crear nuestra realidad desde el corazón.
PENSAMIENTO POSITIVO
EL AUTOENGAÑO
IMÁGENES FUERZA
ARTE RITUAL
El fin original de todo ritual, de toda magia e incluso de toda religión, era el de
mantenernos unidos a lo esencial, a lo sagrado, un estado en el que no existe algo por
encima o por debajo, donde la idea de enfrentamiento jamás ha sido alimentada,
donde incluso lo que se manifiesta separado reconoce formar parte de la totalidad
que lo proyecta. Recordar (recordari, recordis ) es volver al corazón. Crear y estar
en el corazón fue siempre el fin del arte sagrado, y cuando digo que el ritual mágico
une el hemisferio derecho con el izquierdo, es para que el lector comprenda que la
representación artística es dirigida a encarnar un fin concreto. Por eso es tan
efectiva. Es curioso descubrir que, esa función de reunir lo separado de la parte más
genuína del ritual, es la misma que la de los símbolos. Expertos en simbología como
George Colleuil han llegado a la conclusión que esa es precisamente la función de
todo símbolo. De ahí la fuerza de la espiral, la Flor de la Vida o el símbolo oriental
del YIN y el YANG por poner unos ejemplos.
Cualquier acto ritual, por pequeño que parezca, está dotado de un gran poder de
transformación y anclaje. Como ya hemos reflejado anteriormente, esto es debido a
que actúa directamente en el subconsciente y conecta con el psiquismo, allí donde se
gesta nuestra base interna. El arte ritual nos da la posibilidad de transformar la
visión que tenemos de la vida y nuestra relación con los mundos arquetípicos. El
ritual es magia aplicada, por desgracia usada muchas veces de forma no respetuosa,
no sagrada por los que manejan el poder o por personas inconscientes de su
divinidad. Por eso me inventé lo del arte ritual, para diferenciarlo. Nuestro día a día
transcurre en un escenario plagado de rituales limitantes que podemos reprogramar
sin necesidad de apartarnos del mundo. Podemos ir a un banco sin que por ello
cedamos el poder, podemos participar de la vida social, siempre atentos y presentes
para no perder nuestro centro. Es un juego que nos fortalece porque nos impulsa a
ser conscientes, a estar presentes para no ser engañados o manipulados. Esa es al
menos la actitud que siempre nos mantendrá a flote, en crecimiento, porque de lo
contrario podríamos decepcionarnos de la vida, algo que sucede a la mayor parte de
la gente que descubre que el mundo no es lo que nos han contado
LA OTRA CARA DE LA MANIPULACIÓN RITUAL
Esta es en realidad una especie de receta casera para generar realidad propia de
forma consciente. Seguramente hay otras, pero esta es la mía, la que yo he ido
creando en base a mi propia experiencia. Espero que disfrutes tanto del camino de
creación como del resultado final, sea el que sea. Recuerda que para que un guiso
salga bien, es importante preparar y juntar los ingredientes con amor y de la forma
más adecuada. Si lo único que te interesa es el resultado, te pierdes la esencia de tu
vida. Si cocinas a desgana y con prisas, el guiso recibirá toda esa energía que
inevitablemente estará influenciando en tu forma de untrirte. No hay mejor forma de
crear que hacerlo con interés y agradecimiento, desde un estado de amor y felicidad
que nos acompañe hasta la culminación en forma de un resultado. Acuérdate también
que después de disfrutar de una buena comida, lavamos los platos y dejamos el
espacio de tiempo necesario para la digestión hasta tener hambre de nuevo. Es
entonces cuando volvemos a empezar el ciclo.
Vamos a repasar: Ya sabes que tu misión en la vida es ser tú mismo y eso depende
de lo que tú elijas ser y vivir dentro de este escenario en el que todos participamos.
Tu norte debe ser siempre tu corazón y este jamás te engañará. Me refiero a lo que
esencialmente vive en él, a ese cachito único de cielo que trajiste contigo para
encarnar en la Tierra. Algo que solo tú puedes hacer.
Una vez sabemos quiénes somos y cuál es nuestra misión en la vida, que no es
poco, llega el momento de cuidar que todos nuestros deseos sean coherentes con eso.
Lo primero con lo que topamos entonces, es con un inconsciente programado para
crear obstáculos en nuestro camino. Ese inconsciente somos nosotros mismos sin
saberlo, imaginando y proyectando miedos y catástrofes, así como placenteras
formas de escape. También somos nosotros los que pasamos el día nombrando
barbaridades que atentan contra nuestro sentido esencial, como si todas esas frases
hechas no tuvieran poder al salir de nuestras sagradas bocas. Somos dioses
creadores y es imprescindible tomar la responsabilidad de lo que generamos.
Debemos poner atención a lo que imaginamos y nombramos, además de procurar
imaginar únicamente para concretar, definir y proyectar lo que nos interesa ser y
generar en nuestra vida. Debemos aprender a ordenar el caos de la idea a través de
la imagen y sobre todo, a través de la palabra, que es la que invoca, la que inserta en
el programa, la que ordena la materialización.
Es muy importante definir y nutrir nuestros deseos internos. Poca es la gente que
sabe realmente lo que desea en la vida, me refiero a lo que desea de corazón y no
por reacción. A veces deseamos cosas que se contradicen y que responden a nuestra
necesidad de huida y a nuestras frustraciones, más que a nuestra realización interna.
Todo deseo debe estar a la altura del personaje que hemos elegido interpretar y
viceversa. Si somos el auténtico, el que representa nuestra verdad esencial,
estaremos siempre a la altura de lo que precisemos. Si por el contrario, estamos
interpretando sin saberlo un personaje totalmente alejado de nuestra esencia,
nuestros deseos provocarán un enfrentamiento interno que puede llevarnos a la
enfermedad.
También puede ocurrir que en algún momento perdamos momentáneamente el
norte y nos identifiquemos con algún programa limitante de carencia, algún programa
heredado o asimilado en algún momento de nuestras vidas. Si eso ocurre, sin darnos
cuenta pasaremos a interpretar a un personaje relacionado con la pobreza, por lo que
jamás podremos materializar deseo alguno de abundancia. Por eso es importante no
perder el norte y estar en estado de presencia, para que todas esas construcciones
mentales no nos atrapen y nos transformen en lo que no elegimos ser. El estado de
presencia se genera en cada instante, cuando respiras de forma consciente. Eso te une
d e nuevo al corazón. Es fundamental este aspecto, porque si no creemos que lo
merecemos, jamás lo recibiremos.
Es importante ser claros a la hora de definir nuestros deseos y aprender a
focalizar nuestra energía y atención en todo lo que los alimente. Si no es así, desde
nuestras proyecciones inconscientes atraeremos dispersión y enfrentamiento. Si no
creemos internamente merecer aquello que deseamos, generaremos constantes
obstáculos en el camino, obstáculos que no creerémos estar capacitados para
traspasar. Si en cambio aprendemos a respirarnos y a confiar en lo que nuestro
corazón nos cuenta, cada uno de nuestros deseos será un tesoro coherente protegido
por toda la energía del universo. Eso sí, no olvides nombrar lo que deseas, con
convicción, con la seguridad de que ya está hecho.
Nadie nos ha enseñado a gestionar el deseo. Venimos de una herencia donde
desear está prohibido. Nos han inculcado un código moral respecto al deseo, una
idea clara sobre lo que está bien desear y lo que no. Juzgar un acto espontáneo
relacionado con lo que expresa nuestro cuerpo es lo más absurdo que podemos hacer
en la vida. La creación desea o el universo no existiría, por tanto, no es bueno ni
malo desear. Se trata más bién de una expresión sexual que manifiesta lo que algo de
nosotros está interesado en calentar, en gestar. Me refiero programas que por alguna
razón despiertan calor en nuestro centro sexual.
Necesitamos aprender a vivir con nuestros deseos sin juzgarlos y en todo caso,
saber como gestionarlos para no alimentar aquellos deseos que no nos interese
gestar. Podemos abrirnos al deseo y no por eso alimentarlo si no nos conviene.
Incluso podemos elegir lo que queremos desear. Un maestro me dijo una vez que el
ser humano era capaz de elegir lo que pensar, sentir y desear. Es cuestión de
atención, gestión y elección. Lo que no nos interesa jamás es reprimir un deseo.
Como también ocurre con el tema de las emociones, si nos reprimimos nos haremos
daño y acabaremos alimentando ese mismo deseo desde la sombra. De ahí nacen las
perversiones. Es un doble juego que no nos interesa abonar. Es más honesto con
nosotros mismos admitir aquello que nuestro cuerpo esta deseando en cada instante.
Respirarlo, integrarlo y si no nos interesa alimentarlo para que crezca en nosotros,
podemos soltarlo con agradecimiento dándole un espacio, un sentido constructivo
que nos aporte riqueza.
Los ejemplos te ayudarán a entender lo que te estoy comprartiendo: Es como
cuando te descubres babeando ante una tienda de helados. Admitir que tu cuerpo
desea un helado no es bueno o malo para ti, es algo que te está sucediendo. Puedes
entonces elegir si comes helado o no. Si lo haces, te recomiendo que disfrutes la
experiencia con gozo y no te culpes al terminar. Si decides no hacerlo, permítete
observar que es lo que movía el impulso, sin juicio, desde una mirada inocente como
cuando eras niño o niña. Aprende de tu deseo para que tenga un sentido el haber
decidido no vivir la experiencia y usa la energía generada para llenar aquello que en
ti esté vacío.
Para que comprendas mejor esto último, pondré otro ejemplo: Imagina que vives
en pareja y eliges ser fiel. De repente y sin parecer escogerlo, experimentas deseo
hacia otra persona. En el caso de que elijas seguir siendo fiel a tu relación de
compromiso, es importante que admitas lo que te ocurre y admires eso que tanto te
atrae de esa otra persona, eso que ha encendido tu deseo. Una vez más, no te culpes
por desearlo. Es algo natural que se manifiesta. Más bien se trata de descubrir qué es
aquello que te falta. Aquello que por creer que no está en ti buscas fuera. Una vez
comprendas qué es lo que calentó tu vientre, créalo en ti y en la persona que te
conviene amar, esa con la que has escogido la opción de la fidelidad.
No me refiero, obviamente, a que conviertas a una persona en la otra, sino que
llenes tu vacío desde ti. Al fin y al cabo, deseamos lo que no tenemos creyendo que
vive fuera de nosotros. El deseo te recuerda lo que echas en falta, por tanto, puedes
crearlo allí donde quieras. Puedes usar tu deseo para alimentar aquello que te
conviene gestar: proyectos, empresas, etc. El deseo genera energía sexual, algo que
veremos próximamente. En el caso de nuestro ejemplo, lo que hacemos es usar la
evidencia de que algo nos falta para construirlo allí donde nos interesa hacerlo, que
es en la relación de pareja basada en la fidelidad. Más allá de ejemplos, lo
importante es no generarnos conflicto interno y esta es una propuesta de gestión del
deseo que enseño a través del Método Suneidesis y que aplico en mi vida y en el
acompañamiento a terceros con mucho éxito. El deseo nos conecta con la vida, no
debemos olvidarlo nunca.
Para crear realidad propia de forma consciente, debemos abrazar en nosotros tres
poderes, representados en las figuras del guerrero, el sacerdote y el mercader. El
artista consciente es un guerrero porque decide abrazar un camino con corazón.
También es un sacerdote porque sabe que puede crear realidad propia usando la
magia que representa la unión de hemisferios. El mercader representa en cambio al
que sabe interactuar con el exterior desde lo interno para negociar, velando para que
el deseo llegue a buen puerto. La habilidad del guerrero es la de avanzar firme en el
camino, la del sacerdote es la de invocar y crear, y la función del mercader es la de
saber interpretar las señales y traspasar los obstáculos, encontrando la forma de
cruzar las puertas que permiten encarnar cada deseo.
Los tres son atributos fundamentales del mago, esto es, del alquimista o del artista
consciente, pues todos ellos designan en iniciación a la misma figura unificada de
poder. De los tres, el mercader es el menos comprendido. Saber interpretar señales
es una de las claves para conocer si estamos creando con coherencia o nos estamos
engañando. Eso significa escuchar y observar en nuestra vida lo que realmente está
sucediendo más allá de la pura apariencia. Esa es la forma de saber a dónde nos
dirigimos y cuándo nos desviamos de nuestro objetivo. Una vez el guerrero y el
mago han actuado, aparece el mercader, un negociador nato. Tiene la capacidad de
ver y escuchar, reconociendo las señales y las vías que el universo le presenta para
encarnar cada deseo. Entonces, es capaz de nombrar lo que los demás quieren oír
p a r a lograr traspasar cualquier obstáculo. Lo logra sin necesidad de mentir,
generando las alianzas más convenientes para todos, con el único fin de alimentar la
misión que trae en el corazón, una misión en forma de brillantes deseos. Aunque
pueda parecer lo contrario, el mercader jamás se vende, porque lo que esencialmente
es importante para su corazón es lo único innegociable.
Cuando tenemos un deseo y nace de nuestra parte esencial, el guerrero que vive en
cada uno de nosotros abraza su corazón reconociendo en este su misión interna, es
entonces cuando el sacerdote genera la posibilidad para que el mercader negocie por
su manifestación en el mundo físico. Desde el camino de la coherencia, se darán
siempre casualidades que te impulsarán hacia la realización de tus verdaderos
sueños. Podrás comprobar que la casualidad es solo una señal, una reacción a lo que
tú mismo has ordenado, consciente o inconscientemente, desde los mundos más
sutiles.
Solo si te vacías de lo que crees, puedes recrearte de nuevo generando una nueva
vida. Esa es en realidad la esencia de la reprogramación consciente. Debes aprender
entonces a confiar en lo que generas desde donde lo estás escogiendo. El vacío
puede ser muy oscuro de transitar, pero es desde donde renacemos a la luz como lo
hace el sol cada mañana. Dejar atrás es necesario, si lo que deseamos es ser
nosotros mismos. Eso nos recuerda el invierno. Morimos y renacemos cada día.
Debemos comprender y confiar en que a pesar de las apariencias, todo sigue su ritmo
natural. Este es un mundo donde Yin y Yang viven fundidos en nosotros y en todas
las cosas y seres. Debemos comprender que no hay día sin noche y que es nuestra
propia gestión y posicionamiento ante la vida lo que nos ayudará a respetar y confiar
en la naturaleza cíclica del universo, a pesar de que proyectemos en la oscuridad de
la noche todo aquello que manifiesta en nosotros temor y tristeza.
En un mundo de prisas y resultados, parece complicado comprender esto, pero
todo cocido precisa de un tiempo de cocción y ese tiempo pasa por diferentes fases.
Una vez mezclados los ingredientes, solo debemos vigilar que no se apague el fuego
y que no sea demasiado fuerte, para que no se pegue la comida a la cazuela. Eso es
todo. Es importante comprender que así funciona también la vida. Si generaste tu
deseo de forma coherente con lo que reconstruiste en ti en base a la necesidad de tu
corazón y lo alimentas con tu fuego lento pero constante, solo te queda observar
cómo se va formando y confiar, sabiendo intuir por dónde se abre la puerta y no
tomar la que no corresponde a lo que tu deseo expresa. No sabemos estar en el
vacío. Nos da tanto miedo que creamos respuestas y mucho ruido ante la
imposibilidad de sostenermos allí. El vacío es el lugar donde actúa la magia, no lo
olvides. Si sales del vacío antes de tiempo, no escooges tú sino tu miedo a eso que
no supiste sostener.
El problema está en que tomamos la primera puerta que se abre, incluso sabiendo
que no es la nuestra. Es como si, esperando nuestra maleta en el aeropuerto,
tomáramos otra desconfiando que la nuestra aparezca. Normalmente, si deseamos un
coche y nos quieren vender una moto, pasamos de largo porque tenemos claro que no
es eso lo que deseamos, así que esperamos hasta encontrar el coche que buscamos.
En cambio, cuando tenemos un deseo en la vida, un deseo profundo, nos
decepcionamos si ante nosotros no se manifiesta en el tiempo que nuestra expectativa
ha creado. Peor aún si aparece lo contrario, hundiéndonos en la frustración o
tomando el hecho como una señal inequívoca de nuestra inutilidad y fracaso.
Acostumbramos entonces a encerrarnos en nosotros o a luchar tratando de generar el
deseo a costa de lo que sea, manipulando el exterior sin saber que es dentro donde se
gesta. Eso es lo mismo que tocar el yeso cuando se está fraguando. El resultado es
desastroso.
Es interesante conocer que en todo proceso de creación se da el arranque bifásico,
donde siempre se manifiesta la energía del deseo y a su vez, la energía contrapuesta
perteneciente a la sombra que este proyecta. Si esa sombra aparece antes y no nos
deja ver la luz, creeremos que hemos fracasado. Si esperamos pacientes y
confiamos, la noche dará paso al día y nuestro deseo comenzará a tomar consistencia
física. Debemos confiar en lo que proyectamos. Dudar de nosotros mismos nos quita
valor y sin valor no tenemos crédito para crear. Deberíamos nombrar solo aquello
que cumpliremos. Eso ayuda a recuperar valor.
He comprobado que todo proceso creativo se basa en la confianza del que crea,
LA FE en su capacidad, en su disfrute a la hora de jugar, algo que debe sentirse
desde cada una de las células del cuerpo. No me refiero a una confianza técnica sino
a la fluidez que tiene el que se siente proyectando desde las necesidades vitales de
su corazón. Ya se que a muchos les resultará difícil hablar de necesidad cuando se
nos ha vendido que la necesidad nos separa de lo espiritual, pero si la Creación no
necesitara expresarse, no existiría. La vida se manifiesta todo el tiempo, crea y
necesita seguir creando vida. No seamos tan dogmáticos. No hay un camino
espiritual sino tantos como personas y posibilidades. Cada uno encuentra el suyo. Al
final, el camino espiritual es el que te devuelve la conciencia de que somos espíritu
a pesar de la apariencia, por tanto, todo lo que nos rodea es parte de ese mismo
espíritu. Al menos, así me gusta expresarlo para darle forma y no caer en absurdos
fanatismos. No me cansaré de repetirlo. Estamos eligiendo siempre. Eso es lo
importante. Y la elección que nos interesa abonar es la que nace de nuestro corazón.
Ir en contra de eso es morir poco a poco, por muchas cosas que seas capaz de crear.
Cuando hablo del corazón, ya sabes que no me refiero al amor Romántico, sino a
algo mucho más profundo. Me refiero a lo que vino a encarnar el Ser que
esencialmente eres. Por eso es tan importante reconstruirse a imagen y semejanza de
esa misión interna que todos llevamos grabada en nuestro ser esencial como un
tatuaje indestructible.
Todos tenemos dones y debemos descubrir cuáles son, valorarnos en lugar de
tratar de ser otros. Entender que el esfuerzo y la lucha no tienen más mérito que la
facilidad y la aceptación, y no me refiero al conformismo. Todo lo contrario. Ser tu
mismo es lo más grande que has venido a ser. Si has leído este libro ya lo sabes. Por
tanto, es imprescindible tener fe, y que mejor fe que la fe en nuestro propio corazón.
Ese es nuestro crédito, exactamente lo que esencialmente significa tener fe,
contrariamente a lo que nos han contado respecto a confiar ciegamente en lo que no
conocemos.
Cuando la fe se fusiona con la vibración del pensamiento, el inconsciente capta al
instante la vibración y la transforma en su equivalente espiritual, transmitiéndosela a
esa matriz divina o Conciencia Infinita que llamamos Dios. Ciertamente, la fe mueve
montañas. Por eso nos manipulan mediante sistemas de creencias en los que
depositamos nuestra fe. La FE es un estado mental que se puede inducir o crear,
dictando instrucciones precisas al inconsciente asegurándose de que lleguen y se
instalen en el disco duro. Podemos entonces elegir creer en nosotros en lugar de
ceder el poder a lo externo. La forma de hacerlo es mediante el principio de la
autosugestión.
LA AUTOSUGESTIÓN
LA INTERPRETACIÓN
PEDIR U ORDENAR
EL CORAZÓN
Cuando confío en mí, me siento seguro de lo que genero. Cuando confío en lo que
siento y deseo, jamás abandono. Por eso cuando mi corazón me pide encarnar algo,
lo visualizo cada día, al menos dos veces, una al levantarme y otra al acostarme.
Trato así de alimentarme de aquello, de sentirlo real dentro de mí, explorándolo,
jugándolo. Uso mi capacidad de imaginar para ir atrayéndolo a mi vida, en lugar de
utilizarla para generar miles de pensamientos que me digan lo imposible que es
lograrlo o incluso lo poco que merezco aquello en lo que pienso. No hay deseo
interno nacido realmente de lo más esencial de ti que no puedas materializar. En
lugar de tirar la toalla o justificarte de mil maneras, confía en ti y no dejes de
persistir de forma serena, respirando, sintiendo la posibilidad ya encarnada dentro
de ti.
LA ESENCIA DE MI NECESIDAD
TOMA DE TIERRA
IMPECABILIDAD
Esto que comparto en este apartado lo aprendí hace muchos años del libro “Piense
y hágase rico” de Napoleon Hill y creo que es muy importante tenerlo en cuenta. Lo
compartiré un poco a mi manera. Según este best seller, existen seis miedos básicos
que actúan sobre nosotros en nuestra vida cotidiana. Supongo que podríamos hacer
una lista más o menos ámplia pero he comprobado que en estos seis miedos está
realmente todo lo que acostumbra a temer el ser humano de a pié si entendemos que
miedo a la muerte engloba el miedo a todo lo que no es de este mundo, o al menos, lo
que nuestra mente cree que no lo es. Los seis miedos básicos son:
Miedo a la pobreza, miedo a las críticas, miedo a los problemas de salud, miedo a
perder el amor, miedo a la vejez y miedo a la muerte.
Para abordar el tema sin preámbilos, empezaremos diciendo que el objetivo de
este libro jamás será el de pretender que venzas tus miedos. Tampoco deseo que te
escapes de ellos así como de ocultarlos como si no existieran. Tener miedo nos hace
más valientes, me dijo un chamán al que admiro profundamente. Lo hacía mientras
me ayudaba a liberar mis miedos en una poderosa sesión con el cuerpo de más de
cuatro horas. El miedo es una emoción. El problema son nuestras proyecciones
mentales y la mala gestión que hacemos de nuestros miedos. Es importante mirar al
miedo a la cara, observarlo con diferentes ojos, drenarlo corporalmente y
traspasarlo a través del juego o la expresión artística. Lo que debemos evitar es
alimentarlo. Por eso te recomiendo dejar de ver y oír noticias en televisión y radio, o
leer periódicos. Te recomiendo aprender a anular mentalmente cualquier mensaje
negativo o de miedo que recibas de quien sea. Puedes informarte de vez en cuando
de lo que dicen que pasa por el mundo de forma superficial, pero no permitas que
cada día te programen diciéndole a tu inconsciente lo mal que está el todo.
ANTIVIRUS
Además de los seis miedos básicos, en el libro de Napoleón Hill nos se puntualiza
que hay un mal que hace sufrir especialmente a la gente: se trata de la susceptibilidad
a las influencias negativas, de la que nos advierte, debemos protegernos como
hacemos con los antivirus en nuestros ordenadores personales. Piensa y actúa por ti
mismo, señala el libro. Tiene toda la razón. Nosotros somos los que tenemos el
control absoluto sobre nuestra mente y podemos usarla como el medio a través del
cual dirigir nuestro destino. Para ello necesitamos usar la fuerza de voluntad. O
controlas el poder de tu pensamiento y tu mente o te controlará a ti, y la forma más
práctica de hacerlo es acostumbrarse a mantener a la mente ocupada con un
propósito firme respaldado por un plan definido. Visualizar va bien para eso. Si has
leído y aplicado lo que dice este libro lo tienes más fácil. Ocupa tu mente
alimentando tu propia misión interna. Trata de estar presente en todo lo que hagas,
siempre con el máximo interés. Respírate y siente. Vive y fluye. Así es difícil que el
miedo tenga poder sobre ti.
2. Principio de correspondencia
COMO ARRIBA ES ABAJO, COMO ABAJO ES ARRIBA
Todo lo que puedas crear sobre un papel, a través de una pintura, un escrito, o a
partir de una representación. Todo lo que puedas traspasar a través de la expresión
artística, a través de la danza, la plástica, la voz, el canto o la imaginación, puedes
traspasarlo también dentro de tu vida cotidiana de la misma manera. Lo pequeño es
igual a o grande y viceversa.
3. Principio de vibración
TODO SE MUEVE, TODO VIBRA
Una palabra, una nota musical, un color, una mirada, un poema, un gesto, una
danza… todo lo que crea vibra y todo lo que vibra crea. Lo primero que crea es la
vibración de tu propia respiración, de tu cuerpo sagrado.
4. Principio de polaridad
TODO ES DOBLE Y TIENE DOS POLOS
Como el día y la noche, cualquier cosa que creemos en nuestra vida creará a su
vez su polo opuesto. Cuando crece un bebé, crece su sombra representada por la
placenta, cuando crece una luz, trae consigo una oscuridad. Solo aceptando, amando
e integrando ambas partes tendremos salud y equilibrio. Los contrarios
aparentemente irreconciliables, son en realidad la misma cosa cuando se los
armoniza.
5. Principio de ritmo
TODO FLUYE Y SE MANIFIESTA EN CICLOS
En cualquier proceso creativo es importante contemplar la ley del péndulo y
aceptar la expresión cíclica de la creación. En oriente siempre se observa la vida
desde sus ciclos vitales. Desde el nacimiento hasta la muerte, pasamos por un
proceso de crecimiento, plenitud y maduración o recogimiento. La muerte y
nacimiento coinciden con el invierno, el crecimiento con la primavera, la plenitud
con el verano y la maduración con el otoño. Todo proceso creativo responde a estos
ciclos. Respetarlos es sacar el máximo partido a la vida. Así se manifiesta la
sabiduría. La muerte es solo una transformación, un dejar ir para renacer de nuevo.
Si no sabemos crecer en primavera, disfrutar de la plenitud en verano, aprender de la
maduración en otoño o morir en invierno, toda nuestra vida se transformará en un
simple reflejo de nuestra falta de sabiduría.
El mundo está lleno de personas adultas que actúan como niños o adolescentes.
Pocos saben estar presentes en cada momento de su vida. Pocos ancianos abrazan la
muerte mirándola fijamente a los ojos. Una sociedad que no sabe morir tampoco
sabe renacer. Una sociedad que no sabe dejar ir se convierte en dependiente. Cuando
decidas crear cualquier cosa, un hijo, una pintura, una empresa o un cocido,
comprende que primero germinarás la idea, luego la verás crecer hasta la plenitud y
cuando empieces a sentir que aprendiste todo sobre ella, debes poder dejarla partir
para volver a ser libre, para no destrozar el amor con la dependencia y poder
renacer de nuevo como creador. Solo así podrás volver a crear en un estado puro de
libertad.
6 – Principio de causa y efecto
TODA CAUSA TIENE SU EFECTO
Si creas cualquier cosa o situación, la consecuencia directa de hacerlo tendrá una
reacción, un efecto proporcional al que tu generas al decidir crear algo nuevo. Crear
implica siempre transformar y conlleva una gran responsabilidad.
7 – Principio de generación
TODO TIENE SUS PRINCIPIOS MASCULINO Y FEMENINO
No puedes crear en equilibrio si no lo haces desde ambos principios. Como
enseña la filosofía china, tú representas y te manifiestas en base a uno de los dos
principios, pero contienes dentro de ti la esencia del complementario. El cerebro
representa muy bien esta necesidad de equilibrio. El hemisferio izquierdo representa
el masculino y el derecho el femenino. El izquierdo nos permite comprender y
razonar, ordenar y proyectar. El derecho nos ayuda a sentir, a expresar, a traspasar
cualquier límite. Toda creación precisa del amor entre ambos principios. Lo
masculino representa la luz, el pensamiento, la información. Lo femenino es el agua,
la emoción. Cuando pensamiento y emoción se encuentran, cuando luz y agua se
abrazan, se genera el fuego que da pie a la vida. Una vida que solo precisa de un
marco, de un escenario, de una Tierra para poder germinar. Sin ambos principios no
se genera la vida y la creación deja de tener sentido. La lucha entre ambos principios
o el sometimiento de un hemisferio sobre el otro representa la muerte de la esencia
creativa.
MENTE, EMOCIONES, VÍSCERAS Y CUERPO
<< La vida es una fuente de salud, pero esa energía surge sólo donde concentramos nuestra atención.
Esta atención no sólo debe ser mental sino también emocional, sexual y corporal. El poder no reside ni en
el pasado ni en el futuro, sedes de la enfermedad. La salud se encuentra aquí, ahora>>.
Alejandro Jodorowsky
Cuando uno de estos cuatro centros se desarrolla en exceso, los otros tres se
desarrollan ahogados, inmaduros o reprimidos. Una vez más, la clave está en el
equilibrio que representa la carta del Mundo, arcano mayor del tarot de Marsella. En
la carta veintiuno de este fascinante diccionario simbólico y arquetípico, la esencia
es representada por una mujer que desde el mismo centro de la imagen, dirige los
cuatro egos simbolizando la máxima realización del ser humano. Lo que necesitamos
comprender es que estos cuatro centros no se comunican entre sí. Hablan lenguajes
totalmente distintos. De hecho, la función de la esencia es armonizarlos,
interconectarlos para que se vuelvan compatibles entre sí. La parte esencial actuaría
entonces como el director de orquesta que los dirige a un fin común. La clave para
lograrlo es poner atención en cada centro:
Nuestra mano tiene una disposición que nos permite comprender los cuatro egos,
así como esa parte esencial. El dedo índice representa el ego intelectual, a su lado
tenemos el dedo corazón representando al ego emocional, a continuación el anular se
conecta con el ego sexual y el meñique representa el material o corporal. El pulgar
está separado del resto y representa nuestra quinta esencia. Curiosamente, en los
mudras, el pulgar es el dedo que refuerza las cualidades de los demás dedos.
LOS MARCOS DE PROTECCIÓN
<< Todas las culturas iniciáticas se protegen antes de cualquier ritual. Como el hombre contemporáneo no
cree en la magia, se lanza a navegar por la vida sin protección, sin antivirus, El marco de protección que
invocamos cuando deseamos actuar de forma ritual es solo una construcción metafísica, una toma de
conciencia y presencia que nos protege de nosotros mismos, de nuestra propia inconsciencia>>.
Víctor Brossa
Según la cultura Q’ ero, nuestro cuerpo físico está formado por un 70% de
agua y un 30% de minerales (tierra) y nuestro cuerpo energético está
formado por un 70% de fuego y otro 30% de aire. Así pues, invocamos
también a los cuatro elementos, tierra, agua, fuego y aire. Por último,
invocamos a los cuatro puntos cardinales a los que saludaremos: Norte, Sur,
Este y Oeste.
Necesitamos imaginar lo que deseamos crear para encarnarlo en nuestro día a día,
para hacerlo verdad en nosotros y en consecuencia, en nuestro mundo físico. Este es
el juego, al menos el que desde aquí propongo. Ya que estás en este mundo, juega a
realizar lo que tu corazón te pide recordando que la metáfora y el juego son reales
para tu mente biológica. Eso es ser tú mismo, tu misma. Las excusas que surgirán por
el camino para no hacerlo serán muchas, incluidas esas que te recuerdan lo poca
cosa que eres, alguien al que todos pueden manipular. Tú decides a quién elijes dar
el poder. Recuerda que es lo que ocurre cuando pones la atención en algo o en
alguien.
Es en nuestra vida cotidiana donde realmente necesitamos aplicar todo el
conocimiento iniciático y espiritual. No sirve de mucho tener sabiduría si no la
encarnamos. Soñar en lo espiritual sin bajarlo a Tierra es perder una preciosa
oportunidad. No tiene sentido esperar a la muerte para recuperar nuestro valor
sagrado. Podemos hacerlo hoy, aquí, en nuestra cotidianidad, porque aquí y ahora es
donde estamos ahora focalizados. Recuperarlo es volver a creer en ello, es dejar de
poner la atención en juzgar cualquier cosa material como el impedimento hacia
nuestra iluminación.
Ante un joven musulmán que recriminaba a un sabio sufí por comer durante el día
en el Ramadán, el sabio respondió sonríendo: Por algo será que Alá dispuso esta
mesa llena de alimentos sagrados para la libre elección de sus hijos . Quiero decir
que está muy bien la teoría y las herramientas que aprendemos en el camino, pero
solo son ricas si producen riqueza, esto es, si se les da un sentido, si las ponemos en
práctica para adquirir experiencia. Más allá de hacerlo un rato en un curso o una
clase de yoga o aplicarlas de forma extrema, como normas de comportamien—to
estandarizadas, las herramientas están para que cada uno trate de usarlas un poco a
su manera, sobretodo cuando tenemos conocimiento de causa.
La vida diaria es el verdadero campo de pruebas, el lugar al que hemos venido a
desarrollar aquello que desde lo espiritual bajamos a Tierra, empezando por
nosotros mismos. Ese es al menos el punto de vista que he ido marcando desde el
inicio del libro. Con un poco de suerte, acabarás tan harto de leerlo que cuando
termines de leerlo, dejarás a un lado el libro y te dedicarás a jugar, probar y errar
una y otra vez, levantándote y volviendo a caer. Cuestionando, sontiendo,
traspasando, experimentando por ti mismo más allá de creencias y verdades de otros.
Porque está muy bien leer libros como este y encender un incienso para repetir
mantras un rato, y al mismo tiempo, sería maravilloso poder llevar los beneficios de
esas prácticas a los momentos cotidianos en los que no estas para nada centrado, en
los cientos de instantes diarios en los que te sientes arrastrado por la fuerza
contradictoria de tus egos y sus circunstancias.
Descubrir la luz de tu sombra, precisamente allí donde más se manifiesta, es más
interesante para ti que tapar aquello de tu persona que juzgas reprochable. Descubrir
tu oscuridad y darle luz para traspasarla es crecimiento, tal vez el mayor de ellos.
Para eso sirven los rituales. Pero resolver bo es cortar o aniquilar sino gestionar y
reparar, no lo olvides. Aprenderás ahora como usar el ritual para gestionar tu vida
en el mismo momento en el que sucede aquello que te bloquea o enfurece, eso que te
desestabiliza o te llena de tristeza, terror, euforia o vacío.
Sé que los lectores y lectoras que estén todavía en el paradigma del juicio dual
podrán sentir rechazo ante mis argumentos. Me he encontrado gente que dice estar en
la luz y no tener aspectos sombríos. Dicen no sentir nunca rabia o miedo. Lo respeto
pero no lo creo. Conociendo cuales son las emociones primarias y su
funcionamiento, reconozco en sus rostros la máscara que encierra sus propios juicios
y el terror a reconocer su humanidad más densa. Muchos desean estar iluminados
siguiendo un camino estandarizado como si no supieran que todos los caminos llevan
a la luz, al conocimiento interno.
Algunas personas parecen tener prisa por trascender el mundo material al que han
venido a aprender. Lo desprecian en lugar de honrarlo, creyendo que lo que buscan
está más allá, lejos de su presente y de su propio cuerpo. Es común descubrir que,
como en la mayoría de religiones, se trata de separar todo aquello que se juzga como
oscuro. Pocos se dan cuenta de que si la divinidad lo es todo, al separarla de lo
oscuro la negamos en toda su magnificencia. Si lo más oscuro forma parte de ella
¿por qué entonces esa obsesión por transformar la noche en día?
Mucha gente busca fórmulas mágicas para resolver sus vidas, creyendo que
acabarán todos sus problemas y podrán vivir una vida que idealizan, al igual que el
náufrago piensa que estar en un barco lo libraría de las tempestades. Pero el océano
está para todos y la diferencia entre unos y otros tiene que ver con el
posicionamiento, con la elección de dejar de ser un objeto a la deriva para pasar a
ser sujeto y tomar un barco. Aprender a navegar como capitanes de nuestro propio
destino para dirigirnos a donde nos pide nuestro corazón.
En esta metáfora, el océano es como la vida, se mueve, sube y baja, se manifiesta
en todas sus formas. Se trata entonces de gestión, esa es la palabra clave, gestión
ante la tempestad, gestión ante la calma, gestión ante aquello que por estar vivos
ocurre dentro y fuera de nosotros. Porque resolver un problema no nos librará de la
fuerza electromagnética de la vida, pero si nos dará mayor experiencia y riqueza, nos
permitirá aprender a movernos en la escena cada vez con mayor soltura. Resolver no
es entonces apartar de nosotros las vicisitudes de la vida, sino más bien aprender a
enfrentarlas desde nuestra capacidad de gestión.
De nuestros conflictos internos ante la vida creamos lo que llamamos problemas,
o lo que es lo mismo, problematizamos la vida en lugar de aprender a gestionarla
leyendo en cada conflicto una posible fuente de crecimiento. Los llamamos
problemas porque mueven los cimientos de nuestra zona de confort.
Problematizamos la vida para excusarnos ante ella, para ausentarnos de aquello que
nos pide resolución y crecimiento. Nadie nos ha enseñado a gestionarnos desde ahí,
desde las emociones, desde las vísceras, desde la alineación de todo aquello que
dentro de nosotros se enfrenta y nos confronta. Eso propone el Método Syneidesis
mediante la gestión con arte ritual.
Lo más importante a la hora de gestionar desde lo ritual es tomar conciencia de lo
que ponía en juego líneas más arriba en la metáfora del náufrago. Cuando en la vida
no estamos alineados y en presencia, nos comportamos como náufragos a la deriva.
Por eso lo primero que haremos ante cualquier conflicto, por pequeño que parezca,
es recitar nuestro marco de protección. Cuando la mar está calmada todo parece más
llevadero para el náufrago, pero cuando llega un temporal, la impotencia ante las
grandes olas y los poderosos vientos lo llevarán a la deriva por mucho que se aferre
a cualquier tabla. El marco nos da presencia, nos transforma en capitanes de nuestro
propio barco. Entonces somos capaces de responsabilizarnos de lo que nos ocurre,
encargarnos de nosotros mismos. Las emociones son las que nos permiten saber que
pasa en nuestro cuerpo, ese que recibe el impacto de nuestros conflictos internos
hasta somatizarlos en forma de patologías o enfermedades.
LAS CUATRO EMOCIONES PRIMARIAS
Necesitamos conocer qué son las emociones, como funcionan y de qué manera nos
afectan. Lo primero que debemos comprender es que las emociones son como el
agua que bebemos. Pasan a través nuestro y afectan nuestro cuerpo pero no somos
ellas. Sentimos tristeza pero no somos esa tristeza, por tanto, no estamos tristes
(recuerde el lector que ser y estar en inglés es la misma cosa. Ocurre lo mismo para
nuestro subconsciente). El problema es que, o negamos las emociones o nos
identificamos con ellas. De hecho, eso de la identificación lo llevamos hasta el
extremo de proyectarlo a los animales y a las demás personas. Proyectamos en ellos
nuestra forma de sentir.
En realidad, las emociones anclan pensamientos que fabrican realidad
precisamente porque generan una alquimia en nosotros. El problema es cuando nos
poseen emociones o pensamientos nocivos, pero para eso sirve la gestión emocional
que desarrollaremos en un rato. Antes me interesa seguir desgranando lo que ocurre
con las emociones, porque no negaremos que muchas de las emociones que pasan
por nosotros son estados cuya manifestación incomoda socialmente. Por eso se las
contiene, se las reprime o se las disimula. Si no somos muy conscientes, incluso al
educar a nuestros hijos, tratamos sin darnos cuenta de que solo sientan o reconozcan
sentir lo que nos agrada. Si no es así, lo relativizamos todo con frases como: ya está,
no fue nada, ya pasó .
Recuerdo una mujer que justificaba sonriendo los abusos sexuales que sufrió de
niña hasta que logré llevarla al estado desde el que pudo romper a llorar. Vivimos
en una sociedad que trata de controlarlo todo y una emoción no se puede controlar
sin afectar al organismo del sujeto. Las emociones necesitan ser expresadas. Es por
eso que debemos reconocerlas y darles una salida constructiva. Las emociones nos
permiten reconocer como estamos a pesar de lo que elija creer la pequeña mente. La
gestión emocional trata de generar un marco sano donde esas emociones puedan ser
expresadas sin hacer daño al que las expresa o a los que podrían recibir su impacto
desde el exterior. Algunas terapias somo la Gestalt se dedican a eso desde hace años
c o n muy buenos resultados, el único inconveniente por mi parte es que no
contemplan los marcos de protección. Para mí es vital hacerlo, ya que la ira liberada
contra alguien llega a esa persona externa si no hemos creado el marco. Es algo que
ya he comentado en el libro. No construir marcos tiene que ver con despreciar la
parte mágica que tanto afecta nuestra vida cotidiana, es pasar por alto que existe un
inconsciente que actúa en la escena.
Para mí, la liberación emocional propuesta por todas estas terapias es muy válida
siempre que introduzcamos el marco de protección que nos permita soltar lo que
contenemos sin generar un efecto boomerang del que acabemos recibiendo el
impacto. Es entonces cuando podemos abrazar la posibilidad de expresar y
representar aquello que nos permitimos liberar. Podemos hacerlo mediante la dana,
o el teatro como en las constelaciones familiares. También podemos pintarlo,
gritarlo, escribirlo y sobretodo, usar los cuatro elementos para traspasarlo.
Recordemos que la metáfora es real para el subconsciente. Pondremos un ejemplo de
gestión ritual: Tras realizar un marco de protección, puedo sacar la ira hacia alguien
que me ha hablado sin respeto, algo que detesto porque me recuerda aquello que
hacía conmigo mi madre cuando era niño. Libero esa ira que me quema por dentro
para evitar que la somatice mi hígado. Lo hago mientras golpeo un cojín o destrozo
un melón. Luego, cuando la intensidad ya es más baja, la pinto en un papel mientras
trato de respirar con consciencia y finalmente la quemo. Mientras el papel se
convierte en cenizas miro el humo y siento que simbólicamente devuelvo mi ira al
universo con agradecimiento por lo aprendido. Eso, sin ir más lejos, es liberación
emocional ritual.
Poca gente sabe esto, pero las emociones van siempre de dos en dos. No estamos
solamente tristes o alegres, enojados o con miedo. En realidad ocurre que la
dualidad se da incluso en nuestros estados emocionales. Pondré un ejemplo para
facilitar la comprensión, porque normalmente un estado emocional tapa al otro, lo
que no significa que no esté manifestándose:
Por ejemplo, imagina que te acaba de tocar la lotería. Lo celebras por todo lo alto
y sientes una inmensa alegría, y al mismo tiempo está el miedo a los posibles
cambios y a cómo vas a gestionar tu dinero. Otro ejemplo puede ser aquella persona
que siente alegría porque va a ir de viaje a la selva africana, justamente el lugar que
deseaba conocer, y al mismo tiempo siente el miedo de enfrentarse al reto que
representa ese viaje plagado de incertidumbres. Un último ejemplo sería el de una
persona que está muy enfadada con su madre, mientras que en realidad debajo del
enfado se esconde la tristeza porque ella jamás lo tiene en cuenta.
Ya ves que las emociones van en pareja y, aunque se manifiestan en tu piel y en tu
parte más externa, están afectando tus profundidades. Las emociones son agua y
como agua debemos tratarlas. Para limpiar agua estancada lo que hacemos es
vaciarla. Muchas veces necesitaremos también agua limpia. Veremos a continuación
mediante casos prácticos la forma mediante la cual yo gestiono emociones usando el
arte ritual en base al Método Syneidesis de creación consciente.
Este no es un libro exclusivo sobre arte ritual, algo que me reservo para un futuro
próximo, y aunque el uso del ritual para gestionar emociones es más acotado, creo
que enseñar al menos la base práctica de lo que representa la gestión emocional
ritual, puede suponer una ayuda para que puedas integrar esto a tu vida cotidiana. Al
menos, trata de divertirte detectando cual es la emoción que acompaña siempre a la
que se manifiesta abiertamente, eso te ayudará a comprenderte y a elegir la forma en
la que deseas gestionar lo que te está ocurriendo.
Te dejaré cuatro casos prácticos, uno por cada una de las emociones primarias. En
cada caso, primero te plantearé el asunto sin gestión emocional ritual y luego te daré
la información del mismo caso desde la resolución que aplica lo que te propongo.
Obviamente, la resolución me la invento yo y seguro habrá otras formas o
posibilidades. Lo que deseo que entiendas es que el espacio para la creatividad es
muy amplio. Mi intención es que lo veas tan sencillo que decidas usarlo a partir de
hoy e inventar para ti tus propios rituales de gestión emocional.