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Anthony Blunt Teoria de las artes en Italia 1450-1600 Prologo y addenda bibliografica: Fernando Checa Cremades Traduccién: José Luis Checa Cremades CUARTA EDICION CATEDRA ENSAYOS ARTE Leonardo da Vinei, Autorretrato CAPITULO II Leonardo Con la excepcién de Miguel Angel, Leonardo es el Gnico gran pintor del Renacimiento italiano que nos ha dejado en forma de escritos un cierto niimero de materiales relativos a la concepcién de las artes; por ello, podemos suponer que las opiniones e ideas de este hombre arrojan mas luz sobre las teorias del Arte del Renacimiento que todos los tratados filos6ficos y sistema- ticos de los «no profesionales» (legos en la materia) que escribieron durante el siglo XVI, Es cierto que algunas de sus teorias nos suministran infor- macion acerca de los métodos ¢ ideas de este periodo que nunca hubiéramos extraido de otras fuentes; sin embargo, debido a la confusién en los manus- critos que nos quedan y la falta de orden en sus notas, es imposible de- ducir de los escritos de Leonardo una teoria de las artes realmente co- herentes, Evidentemente, Leonardo proyectaba escribir un tratado sistemético sobre pintura y, segan Luca Pacioli, algunas secciones de este tratado estaban ter- minadas en 1498. Si asi fue, las partes en cuestién se han perdido aunque entre los materiales conservados es facil encontrar numerosos proyectos del plan de conjunto del tratado, sin que estos proyectos sean siempre coherentes entre si. Lo que realmente nos queda de los escritos de Leonardo es una enorme cantidad de notas, la mayor parte de ellas escritas en los margenes de los cuadernos de apuntes. Estas notas son, bien pasajes copiados por Leonar- do al hilo de sus lecturas, o bien ideas originales que expresan una teoria u observacién personal. Los manuscritos que pueden ser fechados cubren un perfodo que va de 1489 a 1518. Los originales de éstos manuscritos se encuentran en numerosas bibliotecas publicas o privadas, sobre todo en Paris y en Windsor, y la mayor parte han sido publicados!, Sin embargo, para nuestros propésitos es mas importante la copia de los originales, actualmente ' Principalmente por J. P. Richter en The Literary Works of Leonardo da Vinci. Low: dres, 1880-3, y 1939; por C. Ravaisson-Mollien en Les Mamuscrits de Léonard de Vinci, Pax tis, 1881-91; en la edicion del COdice Atlntico publicado por la Accademia dei Lin Roma, 1884-1904; y por Beltrami en Wl Codice di Leonardo da Vinci nella Biblioteca del Prin cipe Trivulzio in Milano, Milén, 1891. La Commissione Vinciana ha comenzado la publicacién de una edicién completa de los manuserites. Hay traduccion castellana preparada por Angel Gonzalez Gareia, Tratado de pintura, Editora Nacional, Madrid, 1976. 35 en el Vaticano, copia que un erudito del siglo XVI hizo con la idea de publicarla y en la que las notas se agruparon, en cierta medida, por temas’. La primera edicién, que se apoyaba en otras dos copias manuscritas?, ‘se publied en Paris por Dufresne en 1651. Tiene poca importancia para el estudio del texto pues es incompleta e inexacta, su interés reside esencialmen- te en los grabados que la ilustran, grabados ejecutados segin dibujos de Poussin y cuya finalidad era explicar algunos puntos de los escritos de Leonardo. Leonardo nacié en 1452 en Florencia, donde se educd. En esta ciudad la influencia intelectual dominante era entonces el neoplatonismo. Ya nos hemos referido en el primer capitulo a la fuerte influencia intelectual de los neopl: t6nicos. Si bien en el campo filos6fico su supremacia era absoluta, el viejo método cientifico de las artes, que hemos estudiado a propésito de Alberti, sobrevivi6 bajo la forma de tradicién de taller, sobre todo gracias a pintores como Verrochio, del que Leonardo fue alumno. La base de las observaciones cientificas de Leonardo —que cubrian todas las ramas del estudio de los fendmenos naturales, tanto 1a zoologia, la ana- tomia, la botdnica, la geografia como los problemas de mateméticas y me- cdnica— es una profunda fe en el valor de la experiencia y de la observa- cién directa. Es sobre todo gracias a lo que ha visto, —del cuerpo humano, de las plantas 0 de la formacién de las rocas—, por lo que sobrepasa en mucho a sus contempordneos, comprendidos los especialistas en las diversas ciencias que habia estudiado. Medio siglo después de su muerte, los médicos estaban Iejos de conocer tan bien como él la anatomia humana. Hizo falta todavia mas tiempo para que numerosos hechos que él observé se integrasen en la concepcién del Universo. A menudo expresa su fe en la experiencia. En una serie de notas ataca las especulaciones abstractas de los escolésticos. Invirtiendo el principio me- dieval segiin el cual una ciencia no serd cierta si no es especulativa, y es s6lo mecénica si entra en contacto con el universo material, escribe: __ Dicen que toda forma de saber es mecénica si es producto de la experien- cia, que es cientifiea, si tiene su comienzo y fin en el espiritu, y que es semimecinica si nace’del saber puro y conduee a una actividad manual. Sin embargo, me parece que son vanas y equivocadas estas ciencias que no nnacen de la experiencia, fuente de toda certeza, que no condueen a la verdad experimental y de las que el comienzo, el medio o el fin no depende de nninguno de los cinco sentidos; y si dudamos acerca de la certeza de todo lo que nos lega por el canal de los sentidos, ;e6mo no habriamos de dudar de las cosas que no pueden ser verificadas por los sentidos, tales como la naturaleza de Dios, del alma o de cosas parecidas?*. " 2 Este manuscrito constituye a wuscrito constituye 1a base de la edicién de Leonardo da Vinci preparada por He uxiwig para los Quellenschriften fiir Kunstgeschichte, de Eitelberger. Esta edcin et la is cémoda y ala que prineipalmente nos referiremos en las paginas siguientes. El Codex Barberini y un manuscrito de la Ambrosiana, . * Ludwig, op. cit, § 33. : 36 Leonardo da Vinei, Estudio de anatomia Aqui la creencia de Leonardo en la existencia de un mundo material y en el testimonio de los sentidos le leva a opiniones que, en tiempos menos seguros, le hubiesen ocasionado problemas con las autoridades eclesidsticas; pero este pasaje muestra hasta qué punto se oponia a la especulacién sin 37 fundamento empirico. Su verdadero sentir puede resumirse en la formula que toma de Aristételes: 5 % ‘innea’: Todo nuestro saber tiene su origen en nuestras percepciones El mismo argumento que Leonardo emplea con respecto al método especulativo lo aplica al principio de autoridad: Muchos piensan que pueden culparme alegando que mis pruebas contra. dicen Ia autoridad de algunos hombres, cuyo juicio desprovisto de experien- cia tienen en alta estima; todo ello sin considerar que mis trabajos son el resultado de la experiencia pura y simple que es la tnica maestra ver- dadera®. Esto constituye una extensién de la prueba personal de verdad que en Alberti y en los primeros humanistas sustituy6 a la prueba de autoridad. Todo el que en una discusién apele a ta autoridad emplea no su inteligencia sino su memoria’. En cierto sentido, Leonardo prosigue el desarrollo de los principios que Alberti habia aplicado a las artes; sin embargo, sus métodos respectivos presentan importantes diferencias. Mientras Alberti aplica las formas ordina- rias de la deduccién a los hechos que observa para llegar a unas leyes generales, a fuerza de Leonardo reside en la observacién misma de los fenémenos y se preocupa muy poco de introducir leyes generales a partir de sus observacio- nes. Ademés, las generalizaciones que llega a hacer estan casi siempre estrictamente fundadas en el trabajo de sus predecesores, sobre todo en los filésofos medievales. Para Leonardo, como para Alberti, la pintura es una ciencia porque tiene su fundamento en la perspectiva matematica y en el estudio de la naturaleza. Est4 fundada en principios «cientificos y ciertos»*, pero estos principios se deducen de la observacién, como nos Tevela Leonardo cuando, consigna- das una serie de sugerencias pricticas para los pintores, declara que son «producto de la sana experiencia que es la madre comin de las Ciencias y las Artes», Visto asi, como una especie de saber, el arte de la pintura debia juzgarse segiin dos criterios: la certeza de sus premisas y métodos y la plenitud de saber que representan sus producciones. ® Richter, op. eit., § 1147. © Mbid., $112. 1158. ® Ludwig, op. cit., § 33. 8 Richter, op. cit. § 18. 38 La veracidad de la pintura depende de elementos diversos. En primer lugar, del ojo que es el drgano sensorial que mas dificilmente se engafia’®, En segundo lugar, la pintura no se confia plenamente al ojo sino que verifica sus juicios con la medida'', y en tercer lugar la pintura se apoya en los principios de la geometria™?, La importancia que Leonardo da a la plenitud con que un arte representa la naturaleza y a la amplitud de su verdad particular, esté especialmente aclarada por las controversias acerca de la dignidad de las diferentes clases de arte —controversias cuya significacién veremos mas adelante’. Polemizando con los defensores de la poesia, Leonardo sostiene que, entre ambas partes, la pintura es la més excelente porque «produce imagenes de obras de la naturaleza con mas veracidad que el poeta»'4; en otros pasajes expresa la mis- ma idea de diferentes maneras; la pintura es a la poesia lo que la realidad es ala sombra'; en otro lugar escribe: Inscribid en cualquier lugar el nombre de Dios y colocad enfrente una Persona que lo represente, veréis cuiil de los dos sera mas respetado!®. La misma idea aparece cuando Leonardo reivindica para la pintura una superioridad sobre la escultura, porque ésta no puede emplear el color 0 la perspectiva aérea o depender de cuerpos luminosos y transparentes tales como las nubes, las tempestades y un sinfin de cosas!’. Todo esto sugiere que, siendo posterior el grado de certeza de los métodos, el grado de plenitud con que un arte representa la naturaleza es uno de los criterios segiin el cual se le debe juzgar. Puesto que la pintura es una especie de ciencia, sus procesos deben ser, en cada estudio, verificados por el juicio racional. Aquel, cuyos trabajos precedan al juicio, es.un pobre maestro. Pero aquel, cuyo juicio sobrepasa la obra, avanzard incesantemente en la perfec- cién de su arte!®, Otra seceién del Tratado hace todavia mas hincapié en el hecho de que el juicio en arte es un proceso racional; en esta seccién, Leonardo aconseja al artista escuchar las opiniones de sus amigos sobre las pinturas. gl. 1 Ludwig op. cit, § 11 ™ Thid., $47 y ofr. 2 id, 33. 8 Gr. mis adelante, cap. IV. 1 Ludwig, ap. cit, $14. 'S bid. §2. © Tbid., $19. 1 Ibid, $38. 8 Di 39 Asi pues, estoy dispuesto a escuchar con paciencia la opinién de los ina y pregintate escrupulosamente si el que censura tu obra nes vilidas o no para hacerlo, Si encuentras que las tiene corrigela; si no, finge no haberle comprendido, o si es un hombre distinguido hazle comprender mediante el raciocinio (per ragiones) que esta en el error!®, Asi pues, la pintura es una ciencia, pero difiere de las demés ciencias en que implica la produccién de una obra de arte material. En un importante pasaje Leonardo enumera los elementos que, como la perspectiva, constituyen la ciencia de la pintura y que

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