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Comparando el pasado y el presente,
POEMA LA PARTIDA DE LORD BYRON
el corazón se rompe de pesar,
pero yo sufro con serena frente
¡Todo acabó! La vela temblorosa y mi pecho palpita eternamente
se despliega a la brisa del mar, por la sola mujer que puedo amar.
y yo dejo esta playa cariñosa
en donde queda la mujer hermosa, Su nombre es un secreto de mi vida
¡ay!, la sola mujer que puedo amar. que el mundo para siempre ignorará,
y la causa fatal de mi partida
Si pudiera ser hoy lo que antes era, la sabrá sólo la mujer querida,
y mi frente abatida reclinar ¡ay!, la sola mujer que puedo amar.
en ese seno que por mí latiera,
quizá no abandonara esta ribera ¡Adiós!... Quisiera verla... más me acuerdo
y a la sola mujer que puedo amar. que todo para siempre va a acabar;
la patria y el amor, todo lo pierdo...
Yo no he visto hace tiempo aquellos ojos pero llevo el dulcísimo recuerdo
que fueron mi contento y mi pesar; de la sola mujer que puedo amar.
lo amo, a pesar de sus enojos,
pero abandono Albión, tierra de abrojos, ¡Todo acabó! La vela temblorosa
y a la sola mujer que puedo amar. se despliega a la brisa del mar,
y yo dejo esta playa cariñosa
Y rompiendo las olas de los mares, en donde queda la mujer hermosa,
a tierra extraña, patria iré a buscar; ¡ay!, la sola mujer que puedo amar.
mas no hallaré consuelo a mis pesares,
y pensaré desde extranjeros lares
en la sola mujer que puedo amar.
Tal fue mi intento, hacer del alma pura y la amapola o los hechizos pueden
mía, una estrella, una fuente sonora, adormecernos tan bien
con el horror de la literatura
como tu golpe y mejor aún. ¿Por qué te
y loco de crepúsculo y de aurora.
muestras tan engreída, entonces?
Del crepúsculo azul que da la pauta Después de un breve sueño, despertaremos
que los celestes éxtasis inspira,
eternamente
bruma y tono menor - ¡toda la flauta!,
y Aurora, hija del Sol- ¡toda la ira! y la Muerte ya no existirá. ¡Muerte, tú
morirás!
Pasó una piedra que lanzó una honda;
pasó una flecha que aguzó un violento. John Donne (1572-1631)
La piedra de la honda fue a la onda,
y la flecha del odio fuese al viento.
Muerte no te enorgullezcas.