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La OMS define la violencia como “el uso deliberado de la fuerza física o el poder, ya
sea en grado de amenaza o efectivo, contra uno mismo, otra persona, o un grupo o
comunidad, que cause o tenga muchas probabilidades de causar lesiones, muerte,
daños psicológicos, trastornos del desarrollo o privaciones”.
En concreto, la violencia de género se define como «todo acto de violencia de
género que resulte, o pueda tener como resultado un daño físico, sexual o
psicológico para la mujer, inclusive las amenazas de tales actos, la coacción o la
privación arbitraria de libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la
privada». En nuestra legislación, a día de hoy, la enmarcamos en el contexto de las
relaciones de pareja.
Las formas en que esta violencia se ejerce de forma directa sobre la mujer son:
· maltrato físico: acciones de carácter intencional que conllevan daño y/o riesgo
para la integridad física de la víctima,
· maltrato psicológico: acciones intencionadas que conllevan un daño y/o riesgo
para la integridad psíquica y emocional de la víctima, así como contra su
dignidad y su desvalorización como persona,
· maltrato social y ambiental: son formas de maltrato psicológico; el primero es
el control sobre la vida social de la víctima (reclusión, prohibición de
relacionarse…), y el segundo es el deterioro del entorno de la víctima (romper
objetos personales, suciedad…);
· maltrato económico: actos u omisiones destinadas a controlar el aspecto
económico de la vida de la víctima;
· maltrato o violencia sexual: acciones que obligan a una persona a mantener
intimidad sexual forzada (por intimidación, coacción, etc.)
Siempre que hay maltrato físico, económico, sexual y/o social, hay también un
maltrato psicológico.
De este modo, se puede hablar de la violencia de género como una crisis
circunstancial. Como ya sabemos, las crisis circunstanciales son aquellas
situaciones que se encuentran en el ambiente y que pueden suponer la pérdida de
una fuente de satisfacción de necesidades básicas, el peligro (o amenaza) de esa
pérdida, o un desafío que rebasa las capacidades del sujeto.
La violencia de género, en sus distintas facetas y en el período de tiempo en que se
presente (desde un mes, hasta décadas), afectará no sólo a la integridad de la
mujer, sino a otras personas de su entorno, en primer lugar, a los hijos. Éstos, de
forma directa o indirecta, serán otra de las víctimas de este tipo de violencia.
Leonor Walker formula la Teoría del Ciclo de la Violencia para tratar de explicar la
dependencia, el aislamiento y el temor que sufren las mujeres maltratadas, a las
cuales les cuesta analizar el proceso de violencia que están sufriendo y del que no
logran salir. Según esta teoría, el fenómeno comprende tres fases:
1. Acumulación de tensión: escalada gradual de la tensión, donde la hostilidad
del hombre va en aumento sin motivo comprensible y aparente. Presenta
violencia verbal y los primeros indicios de violencia física, pero como episodios
aislados, por lo que la mujer asume que puede controlarlos.
2. Explosión o agresión: estalla la violencia y se producen las agresiones físicas,
psicológicas y sexuales. Es la fase donde la mujer suele denunciar o pedir
ayuda.
3. Calma, reconciliación o luna de miel: el agresor manifiesta que se arrepiente y
pide perdón a la mujer, mediante estrategias de manipulación afectiva (regalos,
caricias, disculpas, promesas), para evitar que la relación se rompa y que la
mujer piense que todo cambiará. Esta fase tiende a desaparecer cuanto mayor
terreno ganan las conductas agresivas.
INTERVENCIÓN EN CRISIS
** GALICIA
Aunque no todas las mujeres que sufren violencia de género reaccionan de la misma forma,
en general, este evento precipita una crisis en la mujer. Las víctimas suelen mostrar
ausencia total de emociones, de sensibilidad emocional, sentimientos de desconexión,
reducción de recononocimientos de ambientes, sentidos de irrealidad o amnesia, etc. Si la
mujer es tratada de forma rápida los síntomas en general disminuyen o desaparecen en 30
días, de ahí la gran importancia de la intervención en crisis. De no hacerse tal intervención
esta población puede presentar TEPT (3 meses).
** Una vez explicado esto, podemos decir que como se ha comentado anterormente, hay
que intervenir con los hijos de estas mujeres, y que encontramos estos programas en
España.
4 programas:
❖ La Rioja: Programa de atención integral a menores expuestos a violencia de
género. Empezó a funcionar en Febrero de 2013 y lo lleva a cabo la
Asociación Pro-Infancia Riojana (APIR) con sede en Logroño. Es un servicio
con financiación pública y cuenta con tres empleados: un psicólogo, una
trabajadora social y una educadora social. En total se ha atendido a 90
mujeres maltratadas y a sus 121 hijos e hijas.
❖ Mallorca: “Programa Mentories: Atención psicosocial para hijos e hijas de
mujeres víctimas de violencia de género”, que lo lleva a cabo la Fundació
IReS desde Marzo de 2008. Este servicio es financiado con capital público y
privado y cuenta con 5 empleados: 4 psicólogos y una educadora social. En
este servicio se han atendido aproximadamente a más de 150 mujeres
víctimas de violencia de género y a más de 150 menores expuestos a este
tipo de violencia.
❖ Guadalajara: De castilla la Mancha han participado dos servicios en
Guadalajara uno que empezó en Noviembre de 2008 y ya ha finalizado en
Diciembre del 2012 y otro que comenzó en Julio de 2013 en Azuqueca de
Henares.
➢ El primero, Proyecto de intervención psicológica para menores
víctimas de violencia de género en la provincia de Guadalajara, que
fue financiado mediante un convenio entre la Caja de Ahorros de
Guadalajara y el Instituto de la Mujer de Castilla la Mancha. Un
psicólogo atendió a 196 menores y a sus más de 150 madres.
➢ El segundo, Proyecto de intervención psicológica para menores
víctimas de violencia de género en la ciudad de Azuquecade Henares,
se financia mediante un convenio entre el Ayuntamiento de esta
localidad y La Caixa. Un psicólogo ha atendido hasta la fecha a 27
menores y a sus 23 madres.
❖ Murcia: “Servicio de atención psicológica a hijos e hijas de mujeres víctimas
de violencia de género”, que se lleva a cabo desde 2009 por la Asociación
para el Desarrollo de la Salud Mental en Infancia y Juventud, “Quiero Crecer”.
Este servicio se financia con capital público, y en la actualidad cuenta con
dos psicólogas y una administrativa. Se han atendido a 407 menores
expuestos a violencia de género y a sus 285 madres.
PROGRAMA INTERVENCIÓN PSICOLÓGICA
Colegio Oficial Psicólogos de Guipúzcoa
Objetivos:
1. Valoración del riesgo
a. Medidas de autoprotección
2. Percepción del maltrato
a. Reconocimiento del ciclo de la violencia
b. Reconocimiento de sus indicadores VAD’i
c. Reconocimiento de la tipología sufrida
d. Reconocimiento del impacto en los hijos/as
3. Empoderamiento
a. Modificación de mitos y creencias
b. Autoafirmación
c. Regulación emocional
d. Asertividad y toma de decisiones
e. Potenciación de la autonomía y las relaciones igualitarias y de buen
trato (Dependencia emocional )
4. Sintomatología clínica
5. Cambios en el área social
a. Entrenamiento en habilidades sociales
b. Desarrollo de actividades sociales y red de apoyo social
c. Afrontamiento del área de lo laboral
Consideraciones previas
● Estilo de contacto e impacto en el profesional
● Grado de conciencia
● Tipo y gravedad de la violencia y/o de las secuelas
● Elección de foco
● Fase de la violencia
● Alcance de la intervención
● La seguridad
● Contacto psicológico
○ Permitir el desahogo
○ Escucha activa
○ Tranquilizar, dar seguridad
○ Canalizar y contener sus emociones
○ Mostrar empatía
○ Transmitir esperanza
○ Mostrar un posicionamiento contra la violencia
● Ayuda a la acción
○ Examinar el problema
○ Explorar la violencia
○ Informar de los recursos y derechos
○ Promover la toma de decisiones
○ Valorar el riesgo
● Ofrecer seguridad
○ Alejamiento del agresor
○ Facilitando los recursos de acogida
○ Retorno al hogar
○ Facilitando los recursos de autoprotección
○ Sosteniendo una “ruptura evolutiva ”
● Recuperación emocional
○ Visibilización de la violencia
○ Trabajo específico de:
■ Creencias erróneas
■ Roles de género
■ Aspectos emocionales
■ Habilidades
■ Redes de apoyo
○ Trabajo intrapsíquico: resignificación del hecho traumático
Objetivos:
1. Valoración del riesgo
a. Medidas de autoprotección
2. Percepción del maltrato
a. Reconocimiento del ciclo de la violencia
b. Reconocimiento de sus indicadores VAD’i
c. Reconocimiento de la tipología sufrida
d. Reconocimiento del impacto en los hijos/as
3. Empoderamiento
a. Modificación de mitos y creencias
b. Autoafirmación
c. Regulación emocional
d. Asertividad y toma de decisiones
e. Potenciación de la autonomía y las relaciones igualitarias y de buen
trato (Dependencia emocional )
4. Sintomatología clínica
5. Cambios en el área social
a. Entrenamiento en habilidades sociales
b. Desarrollo de actividades sociales y red de apoyo social
c. Afrontamiento del área de lo laboral
Consideraciones previas
● Estilo de contacto e impacto en el profesional
● Grado de conciencia
● Tipo y gravedad de la violencia y/o de las secuelas
● Elección de foco
● Fase de la violencia
● Alcance de la intervención
● La seguridad
● Contacto psicológico
○ Permitir el desahogo
○ Escucha activa
○ Tranquilizar, dar seguridad
○ Canalizar y contener sus emociones
○ Mostrar empatía
○ Transmitir esperanza
○ Mostrar un posicionamiento contra la violencia
● Ayuda a la acción
○ Examinar el problema
○ Explorar la violencia
○ Informar de los recursos y derechos
○ Promover la toma de decisiones
○ Valorar el riesgo
● Ofrecer seguridad
○ Alejamiento del agresor
○ Facilitando los recursos de acogida
○ Retorno al hogar
○ Facilitando los recursos de autoprotección
○ Sosteniendo una “ruptura evolutiva ”
● Recuperación emocional
○ Visibilización de la violencia
○ Trabajo específico de:
■ Creencias erróneas
■ Roles de género
■ Aspectos emocionales
■ Habilidades
■ Redes de apoyo
○ Trabajo intrapsíquico: resignificación del hecho traumático