Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Advierten que por el agua que se consume “sólo Bangladesh tiene más problemas que
Argentina”. Estudios realizados dan cuenta de la grave situación. Destacan que se avanzó en la
legislación pero no se aplica por motivos económicos. “En el mundo, sólo Bangladesh tiene
problemas más graves con el arsénico que la Argentina”, aseguró el ingeniero químico Roberto
Cáceres, que se desempeña como docente e investigador en la Universidad Nacional de San
Juan y es uno de los máximos especialistas en envenenamiento crónico con arsénico.
En declaraciones consignadas por el diario La Voz del Interior, el especialista indicó que, con
respecto a otros países, Argentina sigue siendo un país con una muy alta incidencia del agua
subterránea.
Y agregó: “Pero, ahora, al bajar la norma del máximo de arsénico permitido en agua, el
número de argentinos bajo riesgo se elevaría a 10 o 12 millones“.
Asimismo, apuntó que el país viene avanzando, pero muy lentamente. “Se dio un paso con la
legislación, pero todavía no se la puede poner en práctica porque no se disponen de los
medios económicos y técnicos para darle de tomar a su población agua con sólo 0,01 de
arsénico”.
Afirmó que será complicado llevar a la práctica la norma que coloca en 0,01 el máximo de este
elemento contaminante en las aguas porque, “además de una inversión muy elevada, la gran
diversidad de poblaciones que sufren el problema en Argentina hace que el tema sea más
desordenado”.
Cáceres también mencionó que todavía “no está realmente comprobado que bajar de 0,05 a
0,01 de arsénico en el agua potable tenga tantos efectos positivos. Lo que es cierto es que
seguimos pateando la pelota y haciendo más postergaciones para aplicar la norma”.
“También hay muchos lugares del país donde las cooperativas hicieron contratos para brindar
agua con el máximo de 0,05 y, si ahora deben bajarlo a 0,01, tendrían que cambiar su
tecnología y multiplicar costos”, añadió.
Cuestión de conciencia
Además, de las inversiones necesarias, el experto consideró que es importante “generar más
conciencia en la gente porque hay esfuerzos mínimos que se pueden hacer”.
Sobre este punto, ejemplificó: “Con una gota de lavandina por litro de agua, se puede bajar
hasta 10 veces la toxicidad del arsénico. Hay hábitos por desarrollar, sobre todo en la
población rural, que no recibe el agua a través de una red controlada de cañerías. Hay que
hacer más campañas educativas que involucren a las escuelas, los agentes sanitarios y la
prensa de cada zona”.
“Debe darse -continuó- un cambio cultural. Hay gente que vive en la zona más afectada y cree
que todos allí se mueren de viejos, pero no prestan atención a que la incidencia de cáncer es
de uno por mil, más o menos, y dicen ‘en mi familia no hubo muertos por cáncer’”.
Fte: http://www.fundavida.org.ar/web2.0/2013/07/08/bebemos-la-peor-agua-del-planeta/
Más de tres millones de argentinos consumen agua contaminada con un alto nivel de arsénico.
El país necesita realizar millonarias inversiones en infraestructura para poder proveer agua
potable en las provincias donde más afecta el problema.
Una medialuna mortal. El arsénico es un compañero invisible y letal que acompaña a buena
parte de los habitantes de este país toda su vida. Se instala en los cuerpos de los argentinos
ricos y los argentinos pobres, de los niños más chiquitos y de los ancianos, en los habitantes de
las villas miseria y de los departamentos y countries más caros. Millones lo van acumulando en
sus organismos a lo largo de los años, sin enterarse siquiera, porque es un residente
asintomático, que no provoca fiebres, ni dolores, ni otras evidencias físicas más graves hasta
que ya ha hecho daño. A veces, mucho daño.
Argentina posee y exhibe con orgullo sus rutas turísticas y gastronómicas, sus caminos del
vino, de las artesanías, del adobe, de los lagos y las estancias jesuíticas. Pero también tiene
otra ruta, ignorada y escondida, que es la ruta del arsénico, un veneno que más de 10 millones
de argentinos ingieren todos los días, y que por lo menos tres millones de ellos lo hacen en alta
proporción. La ruta argentina del arsénico, como se puede ver en el mapa, es principalmente
una larga medialuna que se extiende desde la cordillera salteña hasta el norte de La Pampa,
pasando por Chaco, Santa Fe y Córdoba. También afecta, con distintos niveles, a Jujuy,
Formosa, Catamarca, Tucumán, Santiago del Estero, Buenos Aires, San Juan, Mendoza, San
Luis y Chubut (Infografía).
Otras regiones no aparecen en este mapa por falta de datos y no porque se tenga seguridad de
la ausencia de arsénico en grado significativo. La ruta argentina del arsénico, además, es una
de las más extensas del mundo. Su presencia se debe a la actividad volcánica que tuvo la
cordillera de los Andes, aunque la diseminación del arsénico también es una consecuencia de
las actividades de los seres humanos tales como la minería, las fumigaciones de cultivos o el
uso de insecticidas.
Pese a la dimensión que tiene el problema y a las numerosas advertencias de los estudiosos
que mes a mes monitorean distintos rincones del territorio nacional, las miles de muertes
silenciosas provocadas por la ingesta de arsénico continúan sin ocupar un lugar expectante en
la agenda política, económica y sanitaria de la Argentina. Es fácil dar un ejemplo.
Los medios periodísticos y las autoridades sanitarias de Argentina llevan meses encabezando
sus noticieros y sus conferencias con la incidencia que está teniendo la gripe A: 23 muertos
confirmados hasta el pasado viernes, según el Ministerio de Salud de la Nación. Esa cifra se
torna insignificante si se la compara con los perjuicios sanitarios que provoca cada
año la
ingestión de agua con arsénico, un elemento que, está demostrado, tiene efectos
cancerígenos.
“Los muertos por cáncer provocado por ingestión de arsénico no se atribuyen al arsénico”,
contó Cáceres.
“El problema es que en Argentina no es obligatorio dar la real causa de la muerte en el acta de
defunción. Entonces, al no darse la causa real, resulta que todos nos morimos por paro
cardiorrespiratorio así nos atropelle un tren. Obvio que todos morimos por un paro, pero, si no
especificamos bien las causas, es muy difícil hacer estadísticas”.
Cáceres propone que se modifique la ley y se haga constar las causas específicas de las
muertes. “El médico que ha tratado a una persona puede saberlo bien. Si no, el único indicador
que tendrán los médicos van a ser los pacientes que los visitan en hospitales y consultorios,
con lo que es muy difícil hacer estadísticas”. Los problemas que puede provocar la ingestión
continuada de agua contaminada por arsénico son tan numerosos, como se puede ver en el
gráfico, que se agrupan bajo 13 rubros.
Es una enfermedad fácilmente identificable por el tipo de lesiones que provoca en la piel y por
diversas alteraciones, cancerosas o no. Luego de que la Organización Mundial de la Salud
(OMS) señaló hace pocos años que el límite aconsejable de arsénico en agua para consumo
humano no debe superar el 0,01 miligramo, millones de argentinos continúan bebiendo agua
con índices superiores.
Un silencio perjudicial. Más allá de las discusiones sanitarias, existe un motivo poderoso que
explica por qué el problema no está en los primeros planos: los costos. Disminuir la presencia
de arsénico en el agua que toman millones de argentinos todos los días requiere una inversión
millonaria y constante en infraestructura.
Y no es un tema que resulte tan atractivo para los políticos como los torneos de fútbol, las
obras públicas monumentales o los carnavales. Además, mucha de esa inversión debería
quedar a cargo de pequeñas cooperativas de agua que no podrían afrontarla sin un programa
de apoyo específico.
En provincias como Córdoba, el problema de las aguas con arsénico está concentrado en sus
zonas económicamente más poderosas: el este y el sur, donde existen numerosas ciudades y
poblaciones que beben líquido proveniente de perforaciones subterráneas. En el caso de la
ciudad de Córdoba, que consume agua de fuentes superficiales (ríos y lagos), el problema tiene
menor entidad, aunque la empresa proveedora Aguas Cordobesas informó que su contrato
con la Provincia continúa haciendo referencia al valor de 0,05 de arsénico, que es superior al
recomendado por OMS y por la Nación.
Por ahora, los diferentes gobiernos provinciales sólo actúan en lugares donde los análisis
demuestran que las poblaciones están consumiendo agua con niveles de arsénico altísimo, que
multiplican a veces por cien el límite de la OMS.
La semana pasada, una diputada provincial salteña, Irene Soler, pidió informes sobre la
denuncia de una docente de la localidad de Rivadavia que afirmó que algunos de sus alumnos
no podían finalizar los estudios por el retardo mental que les provocaría el arsénico.
En Córdoba se trabaja en lugares como Monte del Rosario, en el departamento Río Primero,
donde se está construyendo un tanque y red domiciliaria luego de que se comprobaran niveles
de arsénico muy altos.
Por ahora, son gritos y soluciones aisladas. Por ahora, es motivo para el buen negocio de las
empresas que comercializan filtros y aguas purificadas. La ruta argentina del arsénico sigue
siendo un tema escondido bajo la tierra.
Sin ningún dato. El ingeniero químico Roberto Cáceres, autoridad en la materia, asegura que
los muertos por acción del arsénico no figuran en las estadísticas, ya que no se indica que
mueren por esa causa. Se habla solamente de paro cardíaco.
Argentina muestra las rutas del vino, de las estancias jesuíticas y tantas otras. Pero hay otra
escondida: la del arsénico
El arsénico es un tema relevante en las últimas décadas por a su seria incidencia en la salud
humana debida a la ingestión de agua contaminada con pequeñas cantidades de arsénico
durante períodos prolongados. Alrededor de 100 millones de personas se encuentran en
riesgo en el continente asiático y 14 millones estarían potencialmente afectadas en América
Latina.
En 2014 se conmemora un siglo del descubrimiento de la arsenicosis (HACRE) en Bell Ville
(Provincia de Córdoba, Argentina). Por este motivo, la organización del 5to. Congreso
Internacional de Arsénico en el Ambiente en América Latina es relevante bajo el lema“As2014,
Un siglo del descubrimiento del HACRE en América (1914-2014)”.
June 10, 2013 CELMA - Centro de Estudios Legales del Medio Ambiente
En Alberti, el agua de red , presenta niveles altos en arsenico que oscilan entre los 0,03 mg/l
hasta los 0,8 mg/l; siendo el valor guía de la OMS 0,01 mg/l.
El Conicet ya emitió su dictamen en la causa judicial y determino que el 0,01 mg/l de Arsénico
en agua debe ser obligatorio.-
En su decisión la cámara plantense señala que los adherentes ostentan interés jurídico
suficiente como para considerarlos provisoriamente legitimados para interponer la acción de
amparo en el marco de las circunstancias fácticas y jurídicas que esgrimen.
El voto del Dr Sparacotel que hizo a la mayoría del tribunal subrayo la importancia del principio
precautorio señalando que resulta elocuente que la cuestión en debate, debe ponderarse a la
luz del “principio precautorio” que en materia ambiental se erige como orientación cardinal.
Bajo ese criterio hermeneutico la Camara plantense confirmo la resolución de grado debiendo
el Municipio entregar agua que se ajuste a los valores guías de la OMS (en relación al Arsenico)
en bidones para consumo y aseo personal de 17 familias amparistas vecinos de Alberti Prov de
Bs As.
CELMA
Centro de Estudios Legales del Medio Ambiente