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AZABACHE

ANDREA MENÉNDEZ MENÉNDEZ

Entre los desechos de ocupación de la fase 3 (segunda mitad del siglo XII En las caras más anchas presenta una pareja de círculos concéntricos1;
y primera del XIII), en la UE 2-73, se localizó una pieza de azabache (Pz98/2- en una de ellas, a causa de una rotura, sólo podemos apreciar uno de estos
73/526) poliédrica, facetada, formada por catorce caras, con perforación axial grupos de círculos, aunque se intuye la existencia del otro en el mismo lugar
bicónica y tallada siguiendo la dirección de la veta del material. Sus medidas de la fractura, la cual parece haberse producido durante la realización de la
son 19 mm de largo; 16 mm de ancho; 14 mm de grosor. decoración. En las caras laterales tan sólo se ha efectuado una pareja. Estos
En su superficie se advierten unas líneas de abrasión que pueden ser círculos estarían practicados con el mismo taladro con el que se realizó la
resultado de una primera fase de pulido mediante una piedra de grano. El hecho perforación, con un simple movimiento de giro2.
de no presentar un aspecto muy brillante, junto con las marcas que muestra, La fractura en una de las caras, así como otras menores de tipo concoideo,
podría indicar que no fue objeto de mucho uso, ya que el brillo del azabache que son características de este material, indican su buena calidad3.
se consigue mediante el pulido, pero también a través del uso y del tiempo.

Fig. 1.- a) Vistas de las caras principales y secciones; b) arriba las caras más anchas de la pieza, una de ellas presenta una pareja
de círculos concéntricos; en la otra, a causa de una rotura sólo podemos apreciar uno de estos círculos. En el medio las caras laterales,
en las que tan sólo se ha efectuado una pareja y por último la perforaciones en las caras afrontadas axialmente

{1} Esta misma decoración la encontramos en Peñaferruz en unas placas de material óseo, catalogadas como apliques decorativos, que pudieron formar parte de algún tipo de
arqueta o caja de madera o hueso.
{2} Se trata de un taladro o parahuso de giro alternante muy similar al que se utiliza aún en la actualidad. Según Gonzalo Menéndez Pidal (1986: 185) es un tipo de taladro conocido
ya desde época romana. Es común ver imágenes de artesanos trabajando con este instrumento, marcando los puntos de las caras de los dados (Ib.: 186), objetos de hueso en general,
cuentas de collar... (MUÑOZ VILLAREJO & ECHEVARRÍA ALONSO-CORTÉS, 1999: 225), dedales... (EGAN, 1998: 264, fig. 205).
{3} Estos datos nos los ha proporcionado el tallista de azabache Eliseo Nicolás, a quien agradecemos esta información. Según su experiencia se trata de azabache de buena
calidad, como puede apreciarse en las fracturas de tipo concoideo características del buen material y presentes en la pieza, por lo cual podría proceder de Oles (Villaviciosa, Asturias).

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CARACTERÍSTICAS DEL AZABACHE Y LOCALIZACIÓN GEOGRÁFICA creta señala que al sur de Oviedo, hacia Llamaoscura, se encuentran en las
arenas de este terreno, algunas ramas de azabache sin mérito en concepto
El azabache es un carbono impurificado por diversos componentes; por industrial5, siendo de mejor calidad otras que se hallan en la Creta arenosa de
su composición y textura se considera dentro del grupo de los lignitos, resultado Heres y Nembro al O. de Luanco; también las hay en la costa de Antromero
de la gelatinización de los tejidos leñosos de vegetales fósiles. Se trata de un entre Luanco y Candás y mejores junto a Llanes en la pequeña ensenada de
material negro, compacto, suave al tacto y lo suficientemente duro4 como para San Pedro (Ib.: 125).
admitir un buen pulido; carece de estructura cristalina por estar compuesto A finales del siglo XIX Máximo Fuertes Acevedo recoge, en la línea de
de vitrita. Presenta fractura concoidea y el color de la raya es pardo oscuro Schulz, que el azabache yace en las areniscas finas del terreno jurásico o más
(CAMPÓN et alii, 1978: 162). bien en su tránsito al de la creta, en Villaverde, Argüero y Oles (Villaviciosa),
Las capas de este material se encuentran en los tramos más altos del situados en la región del Lías, donde se encuentra la variedad mas fina; también
Jurásico Superior, también lo encontramos, aunque de peor calidad, en las lo sitúa en la creta arenosa de Nembro y Heres, cerca de Luanco y junto a Llanes
fácies detríticas del Cretácico Inferior. Las características de este último se en la pequeña ensenada de San Pedro, y también en Gijón y alrededores de
corresponden más con las de un lignito en sentido estricto y es poco abundante Oviedo pero de menor calidad señalando que se trata más bien de verdadero
y fácilmente reconocible en las canteras arenosas de la zona comprendida entre lignito (FUERTES ACEVEDO, 1884: 69).
Oviedo e Infiesto, en Antromero y en Llanes (GUTIÉRREZ CLAVEROL & LUQUE CABAL, En las Tejeras de Pruvia, Lugones y la vertiente sureste del Naranco se
1993: 287-289). localizan también tramos del Cretáceo donde aflora esporádicamente el mineral
Durante el siglo XIX comienzan a proliferar los estudios que se preocupan (MONTE CARREÑO, 1984). Igualmente se ha encontrado de forma ocasional en
por la geología y geografía de nuestra región, y en los que se habla de la terrenos del concejo de Piloña, Cabranes, Siero, Caravia, Carreño y Peñamellera,
localización del azabache. Caveda y Solares en su obra escrita entre 1805 y y en la zona de Puerto Ventana (MONTE CARREÑO, 1995).
1811 hace especial hincapié en los yacimientos de azabache que se explotaban Al hablar del Liásico, Hernández Sampelayo dice que “entre arcillas negras
en la época y que se extendían por toda la marina, desde la ría del Puntal hasta (...) se encuentran delgados horizontes de lignito con azabache, material muy
el río España o río Peón, pero sobre todo en las parroquias de Oles, Villaverde, estimado hace años y que, mucho más que el combustible, animaba a la
Careñes y Catiello (CAVEDA y SOLARES, ed. 1988: 33). Al igual que Joaquín Ezquerra investigación o explotación de estos pequeños criaderos. Dos de estos horizontes,
et alii, que en 1831 localizan azabache en la desembocadura del río España, sin duda se encuentran en los montes de Pico Fario y Muño (HERNÁNDEZ
en las parroquias de Quintueles y Villaverde (Villaviciosa). También sitúan SAMPELAYO, 1944: 49), términos muy cercanos a Peñaferruz.
azabache cerca de Avilés (MONTE CARREÑO, 1995). En 1837 Juan Antonio Suárez En el resto de la Península se localiza en Portugal y en la zona de Teruel
Victorero menciona trozos de azabache en el Pedregal, situado al oeste de la en Montalbán6. Fuera de ella destacan fundamentalmente el de Whitby,
bahía de Lastres (SUÁREZ VICTORERO, ed. 1985). Yorkshire (Inglaterra), considerado tradicionalmente como el de mayor calidad
Pero los primeros estudios geológicos asturianos y la descripción más junto con el asturiano; aunque según Monte Carreño (1995: 13) se localizan
precisa de los terrenos jurásicos donde se localiza el azabache se deben a también en diversos puntos de Europa (Alemania, sur de Francia, Flandes,
Guillermo Schulz, quien los data en terrenos de Lías (Jurásico) y del Cretácico, Italia...) y en algunas zonas del continente americano.
afirmando que es en los primeros donde se localiza el de mayor calidad y el
más abundante. Ya en 1836, en su obra Viages (sic) por Asturias dice que “el LA TALLA DEL MINERAL
azabache se encuentra hoy en día casi sólo en la parroquia de Villaverde por
la parte del norte de la iglesia en terreno areniscoso”; más adelante menciona El tratamiento del mineral en la Antigüedad no diferiría mucho del que
en el camino de Avilés hasta Alzapiés “arcillita clara cretácea (azabache)” y se utiliza en la actualidad. El trabajo del azabache se sigue realizando hoy en
de “Nembro hasta donde continúa el terreno carbonífero”, “toda la parte árida día de forma artesanal y no es posible la utilización de instrumentos mecánicos,
entre Solís y Serín será, a pesar de su enorme grueso, todo arenisca cretácea excepto en la fase de pulido.
en la cual hay azabache” (SCHULZ, ed. 1982: 21-22 y 25-26). Pero será en su Las piezas con aristas, como es el caso de la de Peñaferruz, son las formas
trascendente obra Descripción geológica de la provincia de Oviedo cuando más básicas de la talla del azabache. Ésta parte de una figura prismática cuyos
hace una relación mas detallada y establece que en Villaverde, Careñes y Oles, vértices van siendo cortados al bies formando otras caras. Para este tipo de
se encuentran considerables y frecuentes ramas de azabache de calidad fina piezas, se selecciona el azabache por el tamaño según las formas a elaborar.
siendo frecuente en toda la formación arenisca del Lías y también en el terreno Se desbasta la pieza con una navaja o cuchillo hasta conseguir una forma
de la creta junto con succino pajizo (ámbar); añade también que en muchos aproximada, esto es lo que se denomina fase de pelado. Si va a ser perforada,
estratos de areniscas de Lastres se hallan pequeñas ramas de azabache común. como es el caso, se le practicaría la perforación en este momento; ésta debe ser
Hacia lo alto de las lomas de Peón, en el cordal de Lludines, menciona la siempre perpendicular a la estratificación del mineral, tal como observamos
presencia de una “pizarrilla arcillosa más o menos bituminosa que contiene, en nuestra cuenta. La realización de la perforación se hace también para
sólo en algunas partes venillas o capitas delgadas de antracita o azabache facilitar el trabajo, ya que hace más fácil el manejo de la pieza y su sujeción
resquebrajado” (SCHULZ, 1858: 107, 109 y 110). En lo referente al terreno de la mientras se está tallando. En la actualidad se usa una herramienta llamada

{4} Los análisis realizados en distintos azabaches de varias localidades (Oles, Tazones, Playa de la Ñora, Arenal del Granzón y Playa de España) dan como resultado una densidad
que varía entre 1,2 y 1,8 (gm/cm3) y una dureza que se encuentra entre 25,6 y 38,9 (Kp/mm2) (GUTIÉRREZ CLAVEROL & LUQUE CABAL, 1993: 327, LIV).
{5} Schulz añade al hablar de estos yacimientos, que carecen de importancia industrial, aunque una de las concesiones mineras más antiguas sitúa una mina de azabache en
Cadavedo, uno de los lugares de los que el autor cita como manchón terciario. Se trata de una concesión fechada en 1695, para la explotación de unas minas, entre ellas una de
azabache en el término de Cadavedo, concejo de Valdés, Revista Industrial-Minera Asturiana, Año 1, nº 8., Oviedo, 1 de sept. de 1915 (cfr. MONTE CARREÑO, 1984: 12, nota 8).
{6} Donde tenemos constancia documental de su explotación desde finales el siglo XVI (ONA GONZÁLEZ, 1998).

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ballesta, similar al llamado “taladro de arco” que se utilizaba en diversos El proceso de talla en el caso de Peñaferruz se terminaría probablemente
trabajos artesanales para practicar perforaciones; se compone de una barrena en lo que podríamos llamar una primera fase del pulido (el bucido); se pueden
formada por una varilla y un mango de madera con un estrecho punto de apreciar perfectamente las marcas realizadas al ser frotada con el material
apoyo (el mandril), que sirve para fijarla mientras el extremo de la varilla se abrasivo; estas marcas no existirían si la pieza hubiese pasado por la última
dispone sobre el elemento a taladrar. Un cordel atado a las puntas de un palo fase donde recibiría el brillo definitivo.
rodea la varilla, que gira cuando se actúa mediante un movimiento de vaivén.
La perforación no puede ser realizada de un tirón desde un lado de la pieza,
pues ésta se rompería, de ahí que se comience por ambos lados hasta calar y
unirse en el centro. NOTICIAS ACERCA DEL AZABACHE
El azabache es un material que se adapta muy bien a cualquier tipo de
perforación, pero es la bicónica la que mejor se adecua a la estructura del En el mundo clásico se le denominó succinum nigrum, equiparándose
material y a su fragilidad. Se practica desde ambas caras, cuando se ha llegado al ámbar o sucino, siendo considerado incluso como una variedad de éste9.
a la mitad de la cuenta se comienza desde la opuesta. Esto permite que el orificio Plinio lo denominará Lapis Gagates10, tomando el nombre del río Gagas en
sea más estrecho que otro cónico o cilíndrico, pues sólo la parte distal del Asia Menor en cuya desembocadura se encontraba el material11.
perforador, la más estrecha, es la que penetra en la cuenta existiendo por ello El Lapidario órfico, situable cronológicamente en una franja comprendida
menos riesgo de fractura. En el caso de nuestra pieza, se aprecia perfectamente entre el siglo II a. C y el siglo II d. C., corresponde a un texto en verso en el
que éste ha sido el proceso seguido por el artesano. A continuación se le da a que se describen 28 piedras entre las que se encuentra una vez más el
la pieza la forma definitiva con la navaja. azabache12.
La siguiente fase se denomina bucido; consiste en frotar todas las caras También otros como el médico griego Dioscórides en su obra A cerca
de la pieza contra una piedra de grano para conseguir eliminar todas las de la materia medicinal, y de los venenos mortíferos, recogida por el
imperfecciones. No sirve cualquier piedra; los azabacheros asturianos tuvieron médico Andrés de Laguna en 1677, nos da noticia de su uso, refiriéndose
predilección por las de zonas muy determinadas, sobre todo las de Pola de Lena a ella como piedra llamada gagate de la que describe también sus
o Felechosa (en el concejo de Aller). Deben tener forma de paralelepípedo, y virtudes13.
se debe frotar hasta que sus caras estén lisas. La piedra utilizada como abrasivo Las noticias de su uso en época visigoda nos vienen de la mano de san
debe permanecer constantemente húmeda7. Isidoro, que en el siglo VII, en sus Etimologías dedica unos párrafos al preciado
La cuenta estaría lista ya para la última fase, la del pulido o sobón; recibe mineral haciendo referencia a sus propiedades, en la línea de los anteriores14.
un primer suavizado con un trozo de cuero untado en carbón vegetal, El cosmógrafo persa del siglo XIII, Cazuiní, recoge un texto de Aristóteles en
procediendo por último a su abrillantado que tradicionalmente se obtenía con el que dice que es originaria de la India y donde se recogen sus propiedades
un fieltro impregnado en rojo inglés y alcohol8. ópticas, pues según él, mirándola fijamente se curan las cataratas y se afina

{7} En el caso de suponer que la pieza se hubiese tallado en Peñaferruz, podemos decir que es interesante el hecho de que se hayan encontrado afiladeras de arenisca que bien podrían
haberse utilizado para este fin.
{8} Los términos técnicos sobre el trabajo del azabache en la actualidad han sido extraídos de Valentín Monte Carreño (1995), a quien queremos agradecerle también su amabilidad
al ver la pieza y proporcionarnos otros datos de interés.
{9} Es habitual encontrar juntas ambas sustancias, tanto en estado natural como dentro de yacimientos arqueológicos transformadas en su mayoría en cuentas de collar de variada
tipología, y sus propiedades son también consideradas de forma tradicional como similares, por lo que en alguna ocasión se ha considerado al azabache como una simple
variedad de ámbar. Schulz en su Descripción geográfica de Asturias dice que es frecuente encontrar el azabache en el terreno de la Creta con succino pajizo o de color miel (SCHULZ,
1858, 107). En 1762, Gaspar Casal, hace referencia al azabache y al ámbar; dice que es indudable que el origen, género y sustancia del azabache son los mismos que los del
ámbar, y por eso el ámbar negro se debe llamar azabache, añade que ambos se pulimentan y se les da forma con los mismos instrumentos y del mismo modo, y esto, junto con las
demás propiedades que les son comunes demuestra la hermandad entre ambas sustancias (CASAL, 1762: 394-395).
{10} Del término gagates derivan directamente los vocablos europeos relativos al azabache; el inglés jet, el francés geitz, jayet, el alemán gagat y el catalán gaieta. Del término
árabe az-zabag proceden el castellano azabache y azabaje. El gallego acebiche y acibeche, el catalán atzabeja, açabais, el aragonés azabaya (OSMA y SCULL, 1916).
{11} Lo define así: “Es negra, llana, pumicosa, no muy diferente de madera liviana, y frágil y, si se muele, de mal olor. Los vasos de tierra, pintados con ella, no se les quita la pintura.
Quando se quema da olor de azufre. Y es cosa admirable que se enciende con agua y se apaga con azeite: así ahuyenta las serpientes y recrea las sufocaciones o ahogamientos de
la madre. En sahumerio da a conocer la enfermedad de gotacoral y la virginidad. La misma cozida en vino, cura los dientes y, mezclada con cera, los lamparones. Desta piedra dizen
que usan los magos en aquella que llaman axinomancia, y afirman que no se quema si ha de suceder lo que se desea” (HERNÁNDEZ, ed. 1998: 181).
{12} “Asimismo huye la serpiente de los vapores que exhala la piedra azabache, que atormenta a todos los mortales con su ocre olor. De color negruzco, de superficie lisa, es
pequeña de aspecto; y a semejanza del pino seco, eleva una divina llama (...) pero si una mujer expone al vapor de múltiples remedios (...) sus entrañas, inmediatamente expulsa
el abundante flujo negro, que cuando permanece en el vientre, recibe el nombre de “estrago de la mujer” (...) y otros muchos son los efectos de la piedra azabache...” (CALVO
DELCÁN, 1990: 392-393).
{13} “Entre las especies de piedra gagate debe ser preferida, la que se enciende preto y la que huele al betum, la qual es comunmente negra, escabrosa llena de escamas, y muy ligera.
Tiene virtud de mundificar y de revolver. Su sahumerio descubre la gota coral resucita las amortecidas a causa de la sufocación de la madre y haze huir las serpientes. Mezclase
con las medicinas que alivian el cansancio y el dolor de la sota...” (LAGUNA, 1605: 560).
{14} “El azabache (gagates) es piedra descubierta en Sicilia, arrojada a la orilla por la corriente del río Gagates de donde le viene el nombre, a pesar de que en Britania es piedra
muy abundante. Es de color negro, plana, suave, y arde si se le arrima al fuego. Los dibujos que con esta piedra se graban en las vasijas no se borran. En estado incandescente
hace huir a las serpientes, delata a los endemoniados y señala la existencia de la virginidad. Es digna de admiración, por que se enciende con el agua, y con el aceite se apaga.”
(OROZ RETA & MARCOS CASQUERO (eds.), 1993: 271).

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la vista15. Samodin de Damasco (1256-1327) hace referencia a la calidad del surge en un momento en que se buscó para la concha venera un material
azabache indio y a sus virtudes16. “mágico”, convirtiéndose ésta al mismo tiempo en emblema, recuerdo y
Los primeros textos en los que se menciona el azabache en la España amuleto (MONTE CARREÑO, 1984: 17).
medieval, los encontramos en el ámbito de al-Andalus. En unos versos compuestos En un primer momento surge el oficio de la azabachería como una rama
por Abul Casim Ben Abad, príncipe de los Abadíes (que vivió hacia la primera dentro del propio de los concheros, pero junto a esto van surgiendo otros muchos
mitad del siglo XI) se compara de forma metafórica una copa de nácar con la objetos que ofrecer a los viajeros que se acercaban a Compostela y a otras
flor del nenúfar, en cuyo centro aparece en su espléndida negritud una “gema” ciudades de paso como Oviedo, que desarrollaría su actividad comercial
negra de azabache. Pero la palabra árabe empleada, Sabach, significa “gema relacionada con los peregrinos en la antigua calle de la Platería, que
de sortija” o “piedra engarzada en anillo” (OSMA y SCULL, 1916: 5). desembocaba directamente en la catedral; o León19, donde se documenta
Benbuclaris, físico y naturalista musulmán que vivió en Zaragoza en la también la existencia de trabajo del azabache y donde aún hoy se conserva
corte de Ahmed Almostain, entre 1085 y 1119, afirma que el azabache es una calle llamada “Azabachería”, en los barrios históricamente artesanales
abundante en la Península, no sólo en León y Asturias, donde se utilizaba como de Palat del Rey y San Martín. Al parecer crearon una cofradía, la de Santa
amuleto para los niños, sino en todo el noroeste donde se utilizaba con fines Isabel, con sede en la Iglesia de San Martín, lo que atestigua la importancia
profilácticos y apotropaicos. Dice que en España el pueblo dice az- zabach, de éste trabajo en la ciudad (ALONSO GONZÁLEZ, 1997). Pero no sólo se trata de
(con z en vez de con s) y se ponen los “zabaches” al cuello de los niños para elementos religiosos, sino de otros de tipo popular, como collares, pulseras y
librarles del mal de ojo (Ib.: 3). abalorios destinados a decorar los trajes ya desde el siglo XIV.
En el Diccionario de Abesinda, escrito en Murcia antes de 1066, se Los primeros azabacheros compostelanos formarán su propio gremio al
denomina el azabache “algerce negro”. Algerce significa cuenta o abalorio margen de los Concheros en 1412, agrupándose en la cofradía de San Sebastián.
(objeto agujereado con el fin de insertarlo en un hilo), y hablará de muchos Son famosas sus primeras ordenanzas de 1443; en dicho texto se intenta
algerces subrayando sus virtudes mágicas . Del az-zabach sólo dice que es asegurar el monopolio compostelano en el arte del azabache, tanto como la
negro (Ib.: 5). calidad del material, asegurándose de la destrucción del falso o de mala calidad.
En el conocido como Lapidario de Alfonso X, compuesto según Sagrario En el siglo XVI, el momento de mayor expansión de la industria azabachera,
Rodríguez M. Montalvo (1981: 11) por el judio Yhuda Mosca, médico del rey al no poder hacer frente a la enorme demanda, se ven obligados a encargar
y astrónomo reconocido de la época, se hace referencia a varias piedras y a sus grandes partidas de material ya tallado o a medio tallar; estos materiales se
propiedades relacionadas con los signos del zodiaco; entre ellas una vez más hacían sobre todo en el concejo de Villaviciosa. De la mano de estos encargos
se habla de la piedra gagates de la que dice que se encuentra en España en se va desarrollando en Asturias una incipiente industria rural, además de
unos montes cerca de Zaragoza y en Granada. También habla del zebech, desplazarse hacia Santiago aprendices que ya como maestros volverán a Asturias
del que dice procede de la India y hace referencia a su virtud como medicina a desarrollar su trabajo y enseñar el oficio (OSMA y SCULL, 1916: 124).
para la vista (Ib.: 22 y 150). El material trabajado en Santiago procedía de Asturias, ya que Galicia
El escritor hispano-musulmán Ibn al-Beitar, uno de los transmisores de carece de yacimientos. También había yacimientos en Portugal y Teruel, pero
la obra de Dioscórides en la Península, da noticia, en la primera mitad del era conocida y valorada la gran calidad del azabache asturiano y los
siglo XIII, en su obra Tratado de los simples (1248), de que el az-zabach se azabacheros compostelanos sentían especial predilección por él; es considerado
utiliza para alejar el “mal de ojo”17. el de mejor calidad de toda Europa junto con el de Whitby (Inglaterra). El más
Vemos cómo en un primer momento del uso del azabache en la España solicitado por los artesanos gallegos, según Antonio Carreño y Cañedo (MONTE
musulmana medieval su utilización está en función de las propiedades del CARREÑO, 1984: 14 y 15) era el de Oles (Villaviciosa).
mineral como sustancia, independientemente de la forma; esto pasó también La importancia y el auge de la industria azabachera trajo de la mano
a formar parte de la cultura de la España cristiana. Aunque con el paso del a los imitadores y una industria paralela de falso azabache. La utilización
tiempo la forma más común que adopta el azabache como símbolo de de hueso teñido y vidrio como falsificaciones, llegó a ser tan abundante
protección será la de figa o higa, que ya existía en época romana18. que se hizo necesaria la emisión de una serie de ordenanzas específicas20.
A partir sobre todo del siglo XIII y el desarrollo de las peregrinaciones, Ya en una de 1443 se dice que “non sea ousado de trajer, nen labrar,
comienza el gran momento de la industria azabachera. El oficio del azabachero nen vender pedra, nen labor de azabache labrado, nen por labrar,

{15} En su obra El Cazuiní’s Kosmographie lo describe así: “...es una piedra que se trae de los países de la India; es negra, muy brillante, muy inconsistente, se quiebra más pronto
que todas las otras piedras. Cuando al hombre se le debilita la vista por su edad avanzada, le es muy útil esta piedra, pues así que comienza la catarata... si se fija la mirada en el
azabache se evita la enfermedad con la ayuda de Dios. El que se viste con algo de azabache está seguro contra la desgracia del mal de ojo. Otros dicen que, mirando con asiduidad
el azabache, se afina la vista y si se pulveriza y se usa su polvo como colirio, también se afina la vista, y si se aplica sobre la cabeza, cura la hemicránea” (OSMA y SCULL, 1916: 6,
nota 2).
{16} “El azabache es una piedra negra ligera, débil, sin solidez. En dos lugares se halla; en un monte de la sierra de Horrain (...) y en otro lugar de la India. El mejor es el indio.
No es transparente, pero es susceptible de pulimentación hasta tal punto que en él se ve uno la cara como en un espejo. Una de sus (virtudes) es que evita el sofoco o el ahogo de
los niños cuando lloran si se les cuelga (el azabache del cuello). Si con azabache se hace un espejo, fortalece la vista de quien fija en el su mirada, si se coloca (el azabache) sobre
un hombre, evita el mal de ojo.” (Ib.).
{17} “El que se viste un aljerce de esta materia, o se pone al dedo un anillo de esta materia, aparta de si el mal de ojo” (Ib.: 1916: 6).
{18} Al carácter protector que tiene de por sí el material, desde un punto de vista defensivo, se le une el carácter ofensivo de la forma, la mano señalando, en este caso (Ib.).
{19} Es curiosa la noticia que deja el noble flamenco Lalaing al pasar por León en 1502 que dice “la mina de azabache está bastante cerca, y así ganan mucho dinero con los rosarios
y Santiagos que allí se hacen, pues la mayoría de los que compran los peregrinos en Santiago están hechos en León”, aunque a la luz de los documentos no debieron de ser muchos
los azabacheros que realizaban su trabajo en la ciudad (CASADO LOBATO, 1985: 112). El Conde de Toreno (1785) sitúa una explotación en “Caboalles e Abaxo, concejo de Laciana”.
{20} La cofradía hace quemar el azabache declarado falso o de mala calidad, sobre lo cual nos da buena cuenta Pérez Constantí (1925: tomo I, 213-220).

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hen esta dita cidade (…) salbo que seja boa pedra fina, que non los cristianos. Sin embargo reconoce las virtudes del azabache. Es significativo
quebre a sol, nen a vento…”; y en las de 1581: “Item por quanto en como en este momento, a partir del siglo XVII, ya no encontramos amuletos
Monte Alban y en el rreino de Portugal ay mucha cantidad de acebache en forma de higa en retratos de nobles ni infantes (Ib.).
falssa, e por ser tal como es se llama muerta e falsa, porque no sufre En el Diccionario de Autoridades de la Lengua Castellana (Madrid,
en si callentura, ni ayre ninguno, y hiende y se quebranta al sol y al 1726-1739), se define la higa como “la figura de una mano cerrado el puño
aire, e no tiene la fuerça que tiene el acebache de Asturias fina, que mostrando el dedo pulgar”. No hace referencia a otros amuletos corrientes que
biene del Principado de Asturias, la cual sufre el aire e sol, e toma en el siglo XVI también eran denominados de la misma manera. Parece que
la paja; lo cual no hace la de Monte Alban, ni la de Portugal; e por en el XVIII, por tanto, la higa hacía ya sólo referencia a la de azabache (Ib.).
quanto ay mas de trescientos anos que en esta ciudad no se bende Vemos cómo a lo largo de la historia el uso de azabache como materia
acebache ni bendió, sino fina, que toma la paja…” (ib.: 151, 162)21. protectora se hace muy común hasta nuestros días. Ya desde el Paleolítico
Esta cualidad eléctrica ha sido indicativo desde siempre de la buena calidad tenemos noticias de su uso como elemento simbólico. En Alemania el
del material22. prehistoriador Bosinski, localizó unas plaquetas de azabache donde aparecían
La importación del azabache a Santiago desde Asturias, introduce a ésta grabados elementos femeninos. El especialista suizo Michel Egloff, inventariará
dentro de un comercio tanto minero como artesanal. Junto con el desarrollo diversas figurillas femeninas, que datará en el Magdaleniense y similares a
de la explotación minera, la enorme demanda de piezas de este material obliga otras encontradas en Peterfels (Alemania). Éstas serían utilizadas probablemente
a los azabacheros de Santiago a encargar piezas elaboradas a Asturias junto como colgantes de collares tal vez con fines mágicos o profilácticos (GÓMEZ-
con material en bruto. Se trataba fundamentalmente de cuentas de collar y TABANERA, 1999: 5).
rosario, manos, veneras y otros elementos menores, mientras que las grandes Todo el conjunto de propiedades atribuidas al azabache como sustancia
tallas se elaboraban en Santiago23. desde épocas muy tempranas unido a su relativa escasez, a su profundo color
El Renacimiento impuso en la Península el uso de objetos como la higa negro y su brillo, hicieron que se le considerase en algunos lugares como gema
en azabache y también en otros materiales, además de diversos amuletos como semipreciosa, obteniendo un lugar destacado dentro del mundo de la alquimia
colmillos24 o manos de tejón que se ponían junto a aquéllos entre las damas y de la magia (MONTE CARREÑO, 1995). Es común encontrarlo citado en tratados
y los infantes. Son testimonio de ello diversos cuadros donde se pueden apreciar de alquimia o lapidarios tanto clásicos como medievales.
estas piezas (FERRANDIS TORRES, 1928)25. La Iglesia reacciona y en época de Es curioso que una materia tradicionalmente utilizada con ideas
Carlos V se terminará por prohibir su uso, aunque esto entra en contradicción supersticiosas, se convierta también en símbolo de la Iglesia y del Camino de
con los documentos conservados en los que se siguen expidiendo por estas Santiago. El uso de este material por la Iglesia como algo religioso y por el
mismas fechas pedidos de artesanos azabacheros compostelanos en los que pueblo con fines profilácticos es paralelo. Tanto en Santiago, como en León
figuran tanto manos como otro tipo de tallas. y Asturias donde, como ya hemos visto, también se trabajaba el material
Aproximadamente a mediados del siglo XVI la voz higa, traducción vinculado al Camino, la talla de elementos religiosos se combinaba con la talla
importada del francés e italiano, figue o fica (OSMA y SCULL, 1916: 7), comienza de piezas populares, como sortijas, pulseras o manos protectoras. Lo profano,
a sustituir a la de “mano de azabache”, terminando por imponerse figa o lo mágico y lo religioso se unen mezclando sus significados.
cigua en el caso asturiano, para designar a aquellos amuletos destinados a Ya hemos citado las propiedades que se atribuían al azabache desde la
preservar del “mal de ojo”. Antigüedad, y desde muy temprano se hace costumbre portar objetos fabricados
El Tesoro de la Lengua Castellana, (Sebastián de Covarrubias, 1611), en azabache a modo de amuletos contra el aojamiento o como elemento
hace referencia y enumera los amuletos que tradicionalmente se les pone a los profiláctico contra las fuerzas del mal. Con el tiempo entra en uso portar
niños para protegerlos. Entre ellos habla de piezas de azabache, entendiendo una figura ofensiva que intensifique el poder de este material ya considerado
de esta manera que era utilizado con este fin independientemente de la forma de por sí mágico. Se extiende así el uso de las figas o higas, mano que se dispone
que adoptase (Ib: 24 y 25). cerrada con el dedo pulgar metido entre el índice y el corazón. Para Gómez
En 1633 encontramos la obra de J.E. Nieremberg, Oculta Filosofía de la Tabanera (1993), el origen de este gesto podemos buscarlo en las culturas del
Simpatía y la Antipatía de las Cosas, donde se condena el uso de la higa por Próximo Oriente, donde era común portar objetos de forma punzante o una

{21} Propiedad de atraer los cuerpos que la tocan cuando se calienta, de la que ya hacía mención Plinio.
{22} Gaspar Casal, envía “una caxa con producciones naturales á un Amigo de la Corte”, y éste le responde con una carta en la que hace referencia a estas propiedades eléctricas
que mencionamos “por la misma causa de la Electricidad, me quaja creer, que el Azabache no es otra cosa que un genero de Ambar negro. Sé que los Modernos atribuyen
Electricidad á todo genero de cuerpo, Cera, Crystal, Laca, Seda, etc. Y aun al mismo cuerpo humano. Pero es innegable, que solo en el Ambar, y Azabache se halla con singularidad
la virtud Eléctrica; y si el Azabache se hallase también en sitios pizarrosos (lo que no sé) podría entrar, en la tentativa, con los quatro cuerpos referidos arriba” (CASAL, 1762:
XVIII).
{23} En el siglo XVI se hicieron por tanto largas series de encargos a Asturias, en cuyos talleres prima más la cantidad que la calidad, por ello en las figuras la inexpresividad y el
hieratismo son algunas de sus características principales (FRANCO MATA, 1986; 1989). Entre los objetos de culto de esta época destacan las cruces procesionales, aunque algunas de
ellas se documentan ya en el siglo XIV. Uno de los ejemplares más bellos conservados es el de la Catedral de Oviedo (Ib.: 1995 y VILLA-AMIL y CASTRO, 1899).
{24} En el yacimiento de Peñaferruz se han localizado un colmillo de felino y otro de suido que (como se deduce del estudio que se hace en el capitulo sobre el material óseo),
podrían haber sido utilizados con este fin.
{25} Podemos citar el retrato de la infanta Ana, de Pantoja de la Cruz, el de otra hija de Felipe II y doña Margarita, de Bartolomé González (en el Instituto Valencia de Don Juan) y
el de Felipe Próspero, de Velázquez. Resulta paradójico que en una época en la que la Inquisición estaba en contra de todo lo que fuera considerado heterodoxo, en San Isidoro de
Toledo, del cuello del niño de la Virgen de los Remedios penda una higa de azabache (FERRANDIS TORRES, 1928).

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274 ANDREA MENÉNDEZ MENÉNDEZ

mano que señala, cuya representación figurativa pudo llegar a la Península suficientes para atestiguar que se trataba de un material apreciado no sólo
desde el norte de África, de la mano de culturas púnicas o beréberes26. como elemento de adorno sino también como referente simbólico de protección
Los inventarios de joyas litúrgicas en las iglesias y los testamentos de reyes y superstición.
y nobles ponen de manifiesto el aprecio que se tenía a este tipo de artesanía en El ejemplo más antiguo que conocemos por el momento es una cuenta
azabache27. Cruces, rosarios, figuras de Santiago y otros santos de los que anular encontrada en la cueva de Las Caldas, en el concejo de Oviedo,
tenemos buena muestra tanto en el Instituto Valencia de Don Juan, como en concretamente a los niveles solutrenses de la cueva (BLAS CORTINA, 1999: 52;
el Museo Arqueológico Nacional, el Museo de Pontevedra, el de las CORCHÓN RODRÍGUEZ, 1999: 50). De época neolítica tenemos un ejemplo más
Peregrinaciones y otros, fuera de la Península, que son fruto de las adquisiciones significativo tanto por su calidad como por su tamaño; se trata de una cuenta
de peregrinos venidos de toda Europa (FILGUEIRA VALVERDE, 1943)28. Pero también de forma “oliveta”29, con perforación bicónica y localizada en un dolmen
se conservan collares, cofres y diversos tipos de colgantes y adornos personales, del Monte Areo. Probablemente se trate de un elemento perteneciente a alguno
lo que da buena cuenta de que desde la Edad Media se convirtió en un trabajo de los cuerpos inhumados en el túmulo (BLAS CORTINA, 1999: 52). En las
muy apreciado en sus dos vertientes, la de la belleza ornamental y religiosa arquitecturas megalíticas de la Llaguna de Niévares (Villaviciosa), se pudo
por un lado, y la de sus virtudes mágicas y significación supersticiosa por otro. localizar una laminita de azabache, lo que tal vez nos esté indicando el
En todo el norte peninsular son notas características de la indumentaria aprovechamiento de los recursos de la zona (BLAS CORTINA, 1992: 124).
tradicional la utilización de cuentas de azabache junto con otros materiales, También en Villaviciosa, ya en el ámbito castreño, se localizaron “dos
como el coral, formando collares. Tanto en Galicia, Asturias, Cantabria o País piezas de azabache sin pulimento empleadas como adorno” en el castro de la
Vasco, como en la zona leonesa se mantienen en la indumentaria popular el Camoca (CAMINO MAYOR et alii, 1986: 57).
uso de collares y adornos de azabache. También en Zamora los collares negros En la Villa romana de Veranes (Gijón), muy cercana a Peñaferruz, se
de azabache son utilizados como símbolo de luto de forma continuada hasta han localizado recientemente 7 piezas de azabache; 5 de ellas tienen
la actualidad. características muy similares a la que estamos estudiando pero de menores
proporciones. Todas han sido localizadas en la puerta de entrada a la villa,
pertenecientes probablemente al siglo V, excepto una de ellas que ha aparecido
USO DEL AZABACHE A LO LARGO DE LA HISTORIA descontextualizada30.
No disponemos de más referencias de elementos de este tipo hallados en
En nuestra región se han encontrado ejemplos del trabajo y uso del nuestra región hasta época altomedieval, concretamente en la necrópolis de
azabache desde el Paleolítico Superior. Son pocos los que conocemos, pero la Santa Cruz, en Cangas de Onís. Se trata de un emplazamiento con singulares

{26} Según éste autor (1977: 389) una de las primeras representaciones de la “higa” conocidas sería la que utilizaban los egipcios mostrando el pulgar sujeto entre los dedos índice
y medio a modo de defensa, para “ahuyentar a las serpientes”.
Los ejemplares más antiguos llegados a nosotros proceden de la necrópolis púnica de Ibiza y existieron igualmente en época romana, donde eran también muy utilizados amuletos,
fundamentalmente con formas fálicas, en diferentes materias pero sobre todo en bronce. Se protegían del mal de ojo llevando un amuleto de significado obsceno, que conseguía
atraer la mirada de la persona que proyectaba el mal, neutralizando así sus efectos maléficos; pero también era símbolo de la fecundidad, por lo que al mismo tiempo era un elemento
protector de los frutos agrícolas. Podemos citar algunos ejemplos encontrados en España en los que se combina el amuleto fálico con el gesto de la higa. En Celsa, Velilla de Ebro
(Zaragoza), se recuperó un colgante fálico de tipo antropomorfo; el cuerpo lo forma una cabeza de toro, el brazo izquierdo que se conserva completo remata con la mano formando
la higa; probablemente se tratase de un amuleto de un atalaje de caballo (ARCE, 1990a: 249, fig. 162). En Laguardia (Jaén) tenemos un amuleto compuesto por un falo y en el
extremo opuesto el símbolo de la higa (ARCE, 1990a: 251, fig. 166). Las formas de estos amuletos son muy variadas, pero su fin protector es el mismo. El uso de la higa parece que
fue común en Roma, por lo que podemos suponer que también lo fue en el resto del Imperio y que aún se conocía en Andalucía a la llegada de la invasión musulmana. De esta
forma, entre los musulmanes de la Península son utilizados estos elementos -junto con dientes, colmillos y figuraciones de manos en diversas posturas- como símbolos de poder y
superstición.
La higa más antigua en azabache se halló en Granada, junto con un tesorillo de dírhenes almohades que estuvieron en circulación hasta algo más de finales del siglo XIII, se
trata de una mano tallada toscamente, de pequeño tamaño y con un agujero para ser insertada en un hilo o collar (OSMA y SCULL, 1916: 7). A partir del siglo XVI y sobretodo del XVII
es muy común que se tallen sobre ellas símbolos religiosos, e incluso en algunos casos la parte de la muñeca tiene la forma de algún santo, y en algunos de sus inventarios del
siglo XVI llaman a estas piezas “santiagos de figas” (ALARCÓN ROMÁN, 1987: 27). En esta época la forma de la higa tiende a estilizarse para disimular su gesto, de forma que prácticamente
resulta irreconocible, aunque su uso y función sigue siendo el mismo. Ya en el XVIII se abandona progresivamente esta tendencia recuperando su forma realista. La higa surge,
por tanto, enlazando el carácter mágico y defensivo del material con el carácter ofensivo de la forma. Hasta bien entrado el siglo XX seguía muy arraigada en Asturias la creencia de
que portando una cigua ésta se quebraba en el momento de recibir el agüeyu o mal de ojo protegiendo de esta forma al portador. El agüeyu podía producirse por envidias o por
exceso de adulación e incluso también por exceso de cariño, eran consideradas tradicionalmente poseedoras de tal facultad las solteronas, individuos con defectos físicos, los poco
agraciados etc. Es fácil ver aún estas piezas sobre todo en niños pequeños, que tradicionalmente son considerados los más proclives a recibir el agüeyu.
{27} En el testamento de Isabel la Católica se enumeran un buen número de joyas en este material : “...dos satas de ylo de cuentas de azabache menudas; una cuenta de
azebache raxada, cubierta de anbar; ocho cuentas olivetas de coral colorado, en un cordoncico leonado, con tres extremos de azebache, el vno dellos quebrado; otros
syete rramales de perlas medianas, puestas en hilos de seda negra y en cada hilo quatro cuentas de azabache negro... ; un cofrezico muy chequito de azabache guarnesçido
de oro liso que vale un castellano, todo como esta; vn Santiaguito de azebache guarnesçido de oro...: un cofre de azabache chequito guarnesçcido de plata blanca syn
pestillo e tiene una asyta retorçida por encima y vna llavecita cuequita de plata....”. Continúa enumerando más piezas de características similares. Trascripción y estudio de
Antonio de la Torre y el Cerro: Instituto Isabel la Católica. Valladolid, 1968 (cfr. MONTE CARREÑO, 1995: 96).
{28} Asimismo se conservan amplias colecciones por todo el mundo como la del Kaiser Friedrich Museum; la Hispanic Society of America, las piezas del Museo Machado de Castro
en Coimbra; además de numerosas piezas distribuidas en distintos museos europeos que convierten el arte del azabache en universal (MON, 1973).
{29} A este tipo de cuentas también se las denomina “ovoides”, “en tonel” o “tonelete” dadas sus semejanzas con éste tipo de recipientes.
{30} Queremos agradecer a Fernando Gil Sendino, codirector de las excavaciones de Veranes, que nos permitiese acceder a estos materiales aún inéditos.

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AZABACHE 275

características, ya que la iglesia estaba levantada sobre un antiguo dolmen, lo Resulta curioso el hecho de que en las provincias vecinas, a pesar de no
que atestigua la utilización de dicho emplazamiento como lugar funerario en haber yacimientos del mineral, sí encontramos numerosos azabaches desde
el Neolítico, su reutilización posterior como lugar de culto, y por último el uso época muy temprana. Tanto en Galicia, País Vasco como en Castilla, León o
de sus inmediaciones nuevamente como lugar funerario hasta el siglo XII o incluso Cataluña y Levante son abundantes las cuentas halladas dentro,
XIII. Los enterramientos no presentan ajuares en su mayoría, únicamente fundamentalmente, del ámbito de las culturas prehistóricas, mientras que en
en tres tumbas (B, D y A), se había depositado una pequeña pieza de azabache Asturias como hemos visto apenas hay restos, por lo que se hace necesario
sobre la cubierta31; es en la tumba F donde se localiza una cuenta de azabache un repaso de algunos de estos ejemplos fuera de Asturias en la Prehistoria y
facetada de forma muy similar a la de Peñaferruz en cuanto a la talla, también Protohistoria fundamentalmente, que es cuando encontramos más cantidad
de catorce caras, pero de menor tamaño y sin decoración; la cronología para de material.
estas tumbas está entre finales del siglo XI y principios del XII (MARTÍNEZ VILLA, En el caso del País Vasco hay diferencia entre provincias. En Álava es el
1992). material más habitual en cuentas de collar y sólo para este tipo de adorno.
Otro hallazgo importante en este sentido es el de una intervención Entre cuentas y formas inidentificables son 22 los dólmenes que contienen
arqueológica realizada por Rogelio Estrada en la villa de Villaviciosa, donde lignito (ALDAY RUIZ, 1987). Las cuentas discoidales son el tipo más frecuente en
se localizó el taller de un azabachero bajomedieval; aparece material trabajado las cuevas sepulcrales, ya que se debieron utilizar ensartadas en cantidad
y sin trabajar junto con desechos de talla, y está fechado por monedas de Enrique numerosa. Las biconvexas no son excesivamente frecuentes en cuevas, siendo
IV. También en Villaviciosa, en los trabajos realizados por el mismo arqueólogo más características en dólmenes en los que también son abundantes las cuentas
en una calle, aparecieron una serie de cuentas junto con monedas de Enrique troncocónicas. El lignito, por su versatilidad, es una materia prima que se
III, pero en ningún caso se trata de piezas similares a la que estamos adecúa por igual a cada tipo de morfología, pero se aprecia una mayor
estudiando32. preferencia hacia el caso de las de “tonelete”, siendo significativo el hecho
No tenemos más datos por el momento sobre hallazgos de azabache en de que a medida que aumenta el tamaño de las cuentas de tonelete aumenta
yacimientos asturianos, lo cual no significa que no existan materiales de la presencia del lignito como materia prima.
este tipo. Se sabe que en los castros de la zona de Villaviciosa se han localizado, En la prehistoria vizcaína aparece igualmente transformado en su totalidad
además de alguna pieza, material en bruto que podría indicar la explotación en cuentas de collar, que son casi el único elemento que se repite una y otra
de este recurso de la zona, lo que por otra parte resultaría bastante lógico. vez en cada enterramiento, aunque en muy escaso número. Su tipología es
Las referencias que tenemos del uso y talla del material en época medieval poco variable, aparece por primera vez en el Eneolítico tardío, la etapa en la
se refieren a su explotación minera y al comercio que se producía con Santiago. que se encuentra mayor variedad y cantidad, disminuyendo en el tiempo y
Pero el comercio del azabache asturiano no termina con la decadencia de encontrando muchos menos ejemplos en el Bronce antiguo. No sabemos el
las peregrinaciones a Santiago a partir del siglo XVII33 y fundamentalmente significado que podía tener dentro del mundo prehistórico, pero se aprecia que
en el XVIII. El cambio de mentalidad que llega a España con los Borbones hace siempre está unido al mundo de los muertos, tomando en este caso
entrar en decadencia definitiva las peregrinaciones. Los azabacheros asturianos probablemente el cariz de amuleto. Según Apellániz (cfr. FERNÁNDEZ IBÁÑEZ,
consiguen entonces cierto grado de independencia, pero se despreocupan de 1983) podría tratarse de una significación distinta dentro de cada comunidad
la mejora y conservación de las técnicas de la talla del azabache. Se siguen de individuos.
fabricando figas, esferas, bolas poliédricas, etc., que en nada se diferencian de Ejemplos de similares características los encontramos también en Galicia,
las que en otro tiempo se demandaban desde Compostela. como es el caso de los monumentos de Dombate (BELLO DIÉGUEZ, 1993).
A finales del siglo XIX y principios del XX se pone de moda el uso del En los dólmenes de La Lora, en Burgos, se localizaron más de un centenar
azabache en Inglaterra, y el hecho de que a los artesanos ingleses les resulte tanto de formas esféricas, como bitroncocónicas y cilíndricas de dimensiones
más barato comprar el azabache asturiano que adquirir el de Whitby hace muy dispares (DELIBES de CASTRO, 1993: 59, 93).
florecer un comercio con nuestra región34, pero durará sólo unos años y con Otra zona donde se han localizado en esa época gran cantidad de cuentas
altibajos, lo que provocará el paulatino abandono de la profesión a lo largo es en Valencia. Estas cuentas han sido bien documentadas en contextos
del siglo. Aun así, será en esta época cuando surja también un floreciente funerarios y habitacionales del Neolítico, observando por su distribución y
mercado a América. Todavía en los años 60 siguen llegando al continente frecuencia una concentración importante en la zona de la Alcoiá y comarcas
americano ingentes cantidades de este material para cubrir la enorme limítrofes (PASCUAL BENITO, 1998).
demanda de supersticiones y creencias sobre todo en Cuba (MONTE CARREÑO, En Andalucía oriental se documentaron adornos de azabache en tres
1984)35. tumbas de Los Millares, asociados a un contexto Campaniforme y con otros

{31} Esto nos muestra claramente la importancia que se le daba a este material no sólo como objeto de adorno, sino por las propiedades “mágicas” de la propia materia y su relación
en muchos casos con el mundo de ultratumba.
{32} Estos datos nos han sido proporcionados por Rogelio Estrada, a quien queremos agradecerle su amabilidad y la información aún inédita que nos ha facilitado.
{33} En 1604 se funda la Cofradía de los Azabacheros de Quintueles (MONTE CARREÑO, 1995: 83; MENÉNDEZ GARCÍA, 1962). Son interesantes los libros de cuentas de la cofradía, que nos
muestran la importancia que tuvo la extracción del azabache para la parroquia hasta finales del XVII- momento en el cual los beneficios comienzan a caer- y a través de los
cuales podemos ver el proceso que sufrió la industria azabachera desde finales del siglo XVI hasta el siglo XVIII, cuando se comienzan a buscar nuevos mercados y, además de Asturias
y las regiones limítrofes, son fundamentales las exportaciones a Andalucía y América. El siglo XIX tampoco supuso grandes cambios, el abandono del oficio fue progresivo.
{34} Según Gonzalo Anes (1980: 113-114) con el azabache en esta época se hacían pendientes, cuentas, botones, rosarios... Y eran objeto de comercio con Galicia, Cádiz y
América.
{35} Se trataba fundamentalmente de rosarios y medallones en el ámbito devocional, junto con todo tipo de collares, adornos personales e higas, las cuales se documentan por toda
Hispanoamérica (FRANCO MATA, 1991).

PEÑAFERRUZ (GIJÓN). EL CASTILLO DE CURIEL Y SU TERRITORIO


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elementos de marfil, cobre o ámbar (PASCUAL BENITO, 1998: 221). En la necrópolis localizaron en la llamada Gran Necrópolis del Sur, del bajo Imperio (PALOL,
megalítica del Pantano de los Bermejales, en Granada, se localizaron dos 1990: 58). En este yacimiento se han recuperado un número importante de
elementos de azabache (ARRIVAS PALAU, 1997: 152). En Villaricos y Herrerías, todo tipo de piezas talladas en azabache, hay también collares de cuentas
encontramos también varios ejemplos de época neolítica (SIRET, ed.1995: 49). globulares estriadas. En la Necrópolis Norte, se localizó un collar de nueve
En muchos de estos casos, como en el valenciano, no se habla de azabache cuentas de ámbar y ocho de azabache, seis de las cuales son de forma ovalada
sino de lignito en sentido amplio, ya que sí se encuentran depósitos de lignito y decoradas con grupos de estrías paralelas dispuestas de forma irregular; las
en la zona mencionada de la Alcoiá, pero es un material de peor calidad y otras, de forma discoidea, están decoradas con incisiones; están fechadas a
mucho más frágil y deleznable que el propio azabache y mucho más abundante mediados del siglo IV (ABÁSOLO & CORTÉS, 1997: 26).
en la naturaleza. Por ello podríamos hablar de un origen local, o tal vez La tumba 19 de San Miguel del Arroyo (Valladolid) constituye un buen
importado de la zona de Teruel, donde sí existen yacimientos de azabache. ejemplo del ajuar femenino de las necrópolis tardorromanas de la Meseta; los
También en la zona catalana es fácil encontrarlo (PASCUAL BENITO, 1998: 221) adornos se encontraban a los pies, entre ellos un collar formado por 15 cuentas
donde este tipo de yacimientos también son muy abundantes (PETIT MENDIZÁBAL, de azabache y ámbar. Cuatro de estas cuentas pertenecen al tipo al que nos
1975-1977). estamos refiriendo con idéntica morfología y decoración. La tumba está datada
Para los casos de Andalucía se han considerado como materia foránea, en la segunda mitad del siglo IV. El resto son de formas prismáticas y con la
por lo que el azabache adquiere según algunos autores el rango de material misma decoración aunque distinta forma y talla (PALOL, 1969: 119; WATTENBERG
de prestigio junto al marfil, ámbar y piedras verdes (PASCUAL BENITO, 1998: 221). GARCÍA, 1997: 150).
Se observa por tanto que los adornos de lignito se distribuyen en distintas En la necrópolis visigoda de Villaricos, en Almirazaque, en una de las
áreas geográficas de la Península Ibérica, en contextos generalmente funerarios tumbas del denominado “V grupo”, hay un buen número de cuentas de collar
que arrancan desde el Paleolítico, con el caso asturiano de la cueva de las de ámbar y vidrio, más una en azabache con decoración y forma idénticas a
Caldas. la que estamos estudiando, de la que se dice simplemente que es la única
Seguimos encontrando ejemplos del trabajo del azabache en la cultura aparecida con esta morfología y material. Hay otra cuenta de forma prismática
castreña sobre todo de Galicia y la zona portuguesa. Sabemos que en Portugal similar, pero en vidrio azul y sin decoración (SIRET, ed. 1995: 126).
hay yacimientos de azabache, por lo que el de Galicia podría proceder de allí En la necrópolis visigoda de Duratón (Segovia) encontramos nuevamente
o de Asturias, ambas posibilidades son factibles. En la cultura castreña tenemos un ejemplo formando parte de un collar de azabache, ámbar y pasta vítrea
el ejemplo del poblado de Santa Tecla (Pontevedra), en cuyo museo se hallan (MOLINERO PÉREZ, 1948: lámina XLII). E igualmente encontramos otra pieza
una serie de piezas inéditas: se trata de un entalle de anillo o botón, cuentas rectangular con idéntica decoración pero distinta forma, como en casos
de collar circulares, un fragmento de tapadera de joyero o relicario y una ficha anteriores (MOLINERO PÉREZ, 1971: lámina LV, 1).
de juego o pieza decorativa que está decorada con las mismas parejas de círculos En el túmulo de Urkibi, en Álava, se localizaron dos cuentas del mismo
incisos de la pieza de Peñaferruz (MARTÍNEZ TAMUXE, 1984: 190-191). El azabache tipo; son casi cuadrangulares y una está en muy buen estado, la otra se
es muy apreciado en época romana, el uso de anillos se intensifica a partir del encuentra muy deteriorada (VEGAS ARAMBURU, 1985: 171, lamina III). En
bajo Imperio; hay ejemplos excelentes de este tipo de objetos en el castro de Covairada, también en Álava, apareció una cuenta de similares características
Viladonga (Lugo) (ARIAS VILAS & DURÁN FUENTES, 1996: 115) en el que se han junto con otra de menor tamaño vidriada, también de forma muy similar pero
localizado también cuentas de collar, una de ellas de forma rectangular, con sin decoración, y otra pieza de azabache, en este caso una cuenta circular con
dos filas paralelas de tres círculos concéntricos como los que hemos descrito orificio transversal doble, de sección ovoidea, con un rostro que parece varonil
para nuestro ejemplo y con doble perforación transversal, la otra cuenta es en la cara anterior y superficie lisa en la posterior (APELLÁNIZ, 1973: 92; PÉREZ
globular y estriada. También se ha localizado un trozo a medio tallar lo que ARRONDO & LÓPEZ de CALLE CÁMARA, 1986: 57). En ambos casos, tanto en Urkibi,
indica que importaban el material en bruto, probablemente procedente de como en Covairada, las piezas aparecieron en estratos superficiales, junto con
Asturias, para trabajarlo en el castro36. De esta misma época tenemos diferentes cerámica común de época tardorromana, lo que nos da cuenta de una
ejemplos del uso del azabache distribuidos por la Península. Pero lo que más cronología similar al resto de las que estamos viendo. Probablemente este caso
nos interesa es la tipología que hemos descrito para nuestra cuenta. No es un sea consecuencia de una reutilización o interacción en el dolmen y la cueva,
caso aislado, pero no son demasiados los ejemplos que encontramos con esta respectivamente, en época tardorromana.
morfología y decoración. Pese a que el contexto en el que se localiza la pieza En la necrópolis tardo-antigua de Aldaieta, en Álava, se repite una vez más
corresponde a una cronología comprendida entre la segunda mitad del XII y la misma tipología en uno de los enterramientos junto con numerosas cuentas
la primera del XIII, lo cierto es que tenemos datos suficientes para pensar que en ámbar (AZKÁRATE, 1999: 264, foto 84, fig. 190).
pertenece a una cronología anterior. Los últimos paralelos que hemos localizado, por el momento, son dos
piezas que no aparecen definidas como de azabache, pero sí son idénticas
Los paralelos morfológicos en cuanto a la forma. Uno de ellos aparece en la necrópolis visigoda de
Los paralelos más cercanos y semejantes a la pieza de Peñaferruz que Segóbriga (Cuenca); la morfología es similar, descrita como “cuenta de
hemos localizado se encuentran todos en una cronología tardorromana y hueso de color negro” (ALMAGRO BASCH, 1975: 61), aunque probablemente se
visigoda, lo que nos hace pensar que es una morfología que después se pierde. trate de azabache o pasta vítrea, si bien aún no hemos podido confirmarlo.
En la villa de La Olmeda de Pedrosa de La Vega (Palencia), se encontraron El otro ejemplo corresponde a la basílica paleocristiana de Vega del Mar
varias piezas idénticas que formaban parte de collares, combinadas con piezas (Marbella), en la cual el autor incluye en el apartado correspondiente a los
de pasta de vidrio, ámbar, perlas de cristal y otras formas de azabache. Se materiales de vidrio el hallazgo de 3 cuentas de collar de “vidrio de color

{36} Agradecemos a Felipe Arias Vilas la información e imágenes que nos ha facilitado de las piezas halladas en el yacimiento de Viladonga.

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AZABACHE 277

castaño-rojizo” descritas como paralelepípedos biselados en los vértices y Pero no son éstos los únicos ejemplos del uso del azabache que hemos
decorados con un círculo con un punto central (POSAC MON & PUERTAS TRICAS, localizado en la Península, además de los paralelos morfológicos de nuestra
1989: 50, 102, 123). Incluso de no tratarse del mismo material, es interesante pieza, son numerosos los yacimientos de cronología medieval o posterior donde
tenerlas en cuenta, puesto que para estas fechas este tipo de forma y aparecen piezas o restos de azabache de todo tipo, como por ejemplo en Valeria;
decoración aparece en otros elementos de tipo decorativo y en diversas en la excavación de la ermita medieval aparecieron una serie de tumbas con
materias primas. Es el caso de un tipo de pendiente realizado mayoritariamente ajuares muy ricos, donde destacan un buen numero de collares de azabache; es
en bronce que se compone de un aro rematado en una cabeza poliédrica un claro ejemplo de cómo a lo largo de la baja Edad Media se irá relajando la
soldada al aro y de morfología similar a la que estamos estudiando, que costumbre altomedieval en el ámbito cristiano de no enterrar con ajuares,
en gran número muestran la misma decoración de círculos concéntricos. llegándose a amortajar a los individuos femeninos mejor vestidos y con
En el otro extremo de la cabeza poliédrica se encuentra un orificio donde se complementos muy ricos, como es el caso de estos collares o pendientes (FERNÁNDEZ
“enchufaría” el extremo libre del aro. Tenemos ejemplos en estas necrópolis GONZÁLEZ, 1981: 64, fig. 11; 67, fig. 12; 72, fig. 14; 82, fig. 19; 83, fig. 20).
de las que ya hemos hablado, tanto en Duratón (MOLINERO PÉREZ, 1971: Las únicas tumbas donde sí era normal encontrar elementos de ajuar era
lámina XLVIII, 2) como en Segóbriga (ALMAGRO BASCH, 1975: 23, 30, 32). en las necrópolis judías, así por ejemplo tenemos la noticia de una necrópolis
Es un elemento muy común en esta época, sobre todo en bronce, pero también judaica de la ciudad de Teruel donde aparecen cuentas de collar38. En la
en plata encontramos varios ejemplos. Aparecen prácticamente en todas las necrópolis judaica de Deza (Soria) aparece un collar de plata, bronce y
necrópolis visigodas de las que tenemos noticia como en la de El Carpio del azabache con cuentas parecidas a uno de los ejemplares de Valeria (CASANOVAS
Tajo, en Toledo (RIPOLL, 1985: 77); en las necrópolis céltico-romanas del MIRÓ, 1987: 46).
concejo de Alvas (Portugal), concretamente en la de Herdade de Cheminé En León tenemos también varios ejemplos. En la necrópolis de San Miguel
donde aparecen materiales visigodos (VIANA & DIAS de DEUS, 1950: 237, fig. de Escalada apareció un collar de azabache cuya pieza principal es una higa
5); en Alcalá de Henares (MÉNDEZ MADARIAGA & RASCÓN MARQUÉS, 1989: 154) de forma estilizada donde casi no se aprecia la postura de la mano,
donde aparece una pareja de pendientes de latón. También aparecen en probablemente relacionado con el interés, que ya hemos comentado, de
Villaricos, donde Siret los denomina “pendientes de enchufe”. Pero no sólo disimular la postura de la mano ya desde el siglo XV. A ambos lados de la pieza
en nuestra Península aparecen pendientes de este tipo, también fuera de ella; se sitúan otras cuentas de forma poliédrica. También se localizaron unos
podemos citar varios ejemplos, en Alemania (SHULZE-DÖRRLAMM, 1986: p.e. pendientes de bronce en los que va insertada una cuenta de azabache; la
607, 613, 665). Con la misma forma y decoración hemos encontrado, junto cronología de estas piezas se sitúa en torno al siglo XVI (LARRÉN IZQUIERDO,
con estos, otro tipo de complementos sobre todo en la zona inglesa y de época 1990: 236). También en León, en la iglesia de Palat del Rey aparecieron varias
anglosajona37. piezas en azabache donde podemos encontrar varios anillos, y cuentas de
Se utiliza por lo tanto no sólo en este tipo de pendientes, sino también collar o rosario. De un total de seiscientas cuatro inhumaciones, sólo treinta
en hebillas y en collares de tipo torques. De este tipo tenemos un ejemplo en portaban ajuares, en su mayoría niños o jóvenes. Todas estas piezas están
la sepultura 37 de Castiltierra, que es definido como “collar de clavo de cabeza comprendidas entre los siglos XVI y XVIII, excepto un anillo que apareció
poliédrica, en bronce” del que se dice que existía el par (MARTÍNEZ SANTA-OLALLA, en niveles romanos, de los siglos IV o V y una cuenta de collar circular que
1940: 33-54, 47). Pero es en Inglaterra donde hemos encontrado el caso más pudiera ser tal vez del siglo XI (ALONSO GONZÁLEZ, 1997). En la necrópolis de
abundante de este tipo de morfología y decoración en otros elementos, como Santa Marina de Felechas (Boñar, León), en el enterramiento número 49,
son las hebillas de cinturón en bronce (DIKINSON, 1982: 41-68). durante los trabajos de limpieza en el interior de la tumba se recuperó una
Este hecho es interesante porque podemos ver cómo durante un periodo cuenta de collar circular de azabache, sin que se pueda saber su procedencia
de tiempo pervive una forma y decoración que alcanza a diferentes materiales, exacta, aunque al encontrarse de forma aislada hace dudar de su posible
bronce, plata, pasta vítrea, azabache e incluso varios ejemplos de cuentas en pertenencia a un ajuar funerario (DOVAL MARTÍNEZ, 2000: 107). Los restos
vidrio aunque sin decoración y que nos muestran la expansión del uso de una cerámicos datan este enclave entre los siglos XI y XIII.
tipología concreta en un territorio muy amplio. En la necrópolis de la Ermita de Nuestra Señora de Tiermes aparece junto
Esto nos hace pensar que la cuenta aparecida en Peñaferruz es al ábside el ajuar de la tumba de época bajomedieval de un infante que
cronológicamente contemporánea de todos estos ejemplos. contenía restos de cuentas de un collar de azabache y restos de hilo de bronce
El hecho de su aparición en un contexto plenomedieval es más difícil, así, en el que se engarzaban con otras cuentas de resina (ARGENTE OLIVER & DÍAZ
de explicar; sin embargo, más que pensar en una tradición residual, sin DÍAZ, 1996: 81).
argumentos probatorios, ni eslabones cronológicos intermedios, debemos En la iglesia y monasterio de Santa María de Melque (Toledo), aparece
considerar una llegada circunstancial al castillo; en este sentido no es un caso un collar con eslabones de bronce y una higa de azabache asociada a un collar
aislado, pues conservamos otras piezas más tardorromanas, (como un de cuentas de piedra e hilo de bronce, apareció en una inhumación infantil
fragmento de sarcófago, quizás algunos de los bronces) acarreados y reutilizados; datada en el siglo XIV (CABALLERO ZOREDA, 1980: 500).
los yacimientos tardorromanos cercanos (Veranes, Beloño, Gijón, etc) podrían En la necrópolis de la villa romana de Santa María de Hito (Valderredible,
constituir los lugares fuente y las piezas aparecidas en Veranes parecen confirmar Cantabria), aparecen una serie de cuentas de collar de azabache datadas entre
esta hipótesis. el siglo I al III39, se compara estos materiales con las necrópolis de la Meseta,

{37} Donde también hemos encontrado ejemplos de cuentas de collar con idéntica morfología (CLARK, 1989).
{38} Floriano Cumbreño (1926: 845-851) habla de “diez cuentas de collar, negras de diverso grosor, labradas a círculos paralelos. Acaso azabache”. Cfr. Fernández González
(1981: 104). Por la descripción podría tratarse de piezas similares a la de Peñaferruz, al menos en cuanto a la decoración, pero por el momento no disponemos de imágenes de
las mismas.
{39} Se encuentran depositadas en el Museo Arqueológico de Santander, dos son circulares y estriadas y una más con forma rectangular.

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que antes eran denominadas “necrópolis de tipo Duero” (GUTIÉRREZ CUENCA & de esta tipología, la de Peñaferruz es el único caso de los localizados que presenta
HIERRO GÁRATE, s.d.). También de época tardorromana, en la necrópolis de en dos de sus caras dos grupos de círculos concéntricos en lugar de uno sólo.
Albalate de las Nogueras, en Cuenca, aparecen tres cuentas de azabache estriadas El hecho de que la pieza aparezca como un caso único dentro del yacimiento
y dos de ámbar formando un collar (FUENTES DOMÍNGUEZ, 1989: 89). parece dejar claro que fue traída de otro lugar ya que no hay ninguna otra
Como vemos, son numerosos los ejemplos de hallazgos de material de pieza de azabache ni indicios de trabajo de este material.
azabache que tenemos, y son más los casos que se pueden citar, lo que no hace La fractura que presenta en una de sus caras pudo producirse en el
sino confirmar que se trataba de un material muy apreciado y valorado a lo momento de realizar la decoración estropeando la pieza. Esto podría explicar
largo de la historia en nuestra Península, y fuera de ella. que presente una superficie poco pulida, por lo que entendemos que no fue
objeto de mucho uso.
Lo más probable es que sea fruto de un hallazgo casual que la extrajo casi
CONCLUSIÓN con seguridad de su contexto original, pudiendo relacionarla con las piezas
aparecidas en la cercana villa de Veranes. Además de haber podido resultar
A pesar del contexto estratigráfico en el que aparece la pieza, si tenemos atractiva por su belleza como objeto de adorno no debemos olvidar sus
en cuenta todos los paralelos distribuidos por la Península y también fuera de connotaciones como amuleto por el valor simbólico y las propiedades mágicas
ella, además de su homogeneidad cronológica, debemos considerar la cuenta que, como hemos venido diciendo, se le ha dado al azabache ya desde la
de Peñaferruz contemporánea de éstos. Podemos afirmar también que dentro Prehistoria en un espacio geográfico muy amplio.

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