Artículo "Proyecto Falso" - Revista Entrenos

Proyecto Falso.
Re-acción pedagógica a la pos verdad

que circula por los medios de comunicación
Revista Entre Nos-otros - El Anzuelo Medios

Facultad de Humanidades, Artes y Ciencias Sociales.
Universidad de Ibagué, 2017
El Proyecto Falso surge como iniciativa pedagógica de: PROYECTO CEIS & FUNDACIÓN MEDIOS AL DERECHO - MAD
Proyecto Falso. Re-acción pedagógica a la pos verdad

Proyecto Falso
Re-acción pedagógica a la posverdad que circula por los medios de comunicación
1
Por: Andrés Felipe Ortiz Gordillo
Foto 1. Estudiantes de la Universidad de Ibagué en la implementación del Proyecto Falso (Fase: Noticia Falsa).
Antecedentes
Como es de suponer, el Proyecto Falso no es un proyecto original. La primera vez que vi
Un tigre de papel, el “documental” de Luis Ospina, yo me estaba estrenando como
profesor universitario y tenía muchas dudas (algunas de ellas perviven) sobre lo que
significaba “enseñar”. En Un tigre, terceras personas cuentan “la historia” de Pedro
Manrique Figueroa, pionero y precursor del collage en Colombia. Uno de los episodios
que se cuentan sobre la vida de este personaje que es, en sí mismo, un collage, es la del
Proyecto Falso: “Pedro trató de reproducir el Nueva York el Proyecto Falso, que había
1
Educador e investigador social. Profesor de la Universidad de Ibagué. andresfortizg@yahoo.es

tenido cierto éxito en Colombia. Consistía en marcar unos billetes comunes y corrientes
con un sello que decía ‘Falso’, y desestabilizar así la banca internacional…”
Ilustración 1. Fotogramas tomados de “Un tigre de papel”. Luis Ospina, 2007.
Con unos jóvenes activistas evaluamos, en aquella época, las oportunidades que
representaba el Proyecto Falso para ser aplicado en otros escenarios y desde otras
técnicas. Después de algunas discusiones se propuso hacer intervenciones sobre señales
de tránsito, para que, falsificando sus códigos, se re-significaran las relaciones entre los
ciudadanos, la ciudad que recorren cotidianamente y temas de actualidad. Desde el
Proyecto Falso, por ejemplo, allí donde decía “PARE” ahora diría “RE-PARE”. Eran los
tiempos de la Ley de Justicia y Paz. Eran tiempos de impunidad. Como ahora.
Como en el caso de Manrique Figueroa, nuestro Proyecto Falso no prosperó. Años

después, caminando por el barrio Teusaquillo de Bogotá, nos enteramos de que un

alguien había intentado intervenciones sobre señales de tránsito similares a las

propuestas desde el Proyecto Falso. Y parece que el proyecto llegó hasta la ciudad de
Cali:
Ilustración 2. Intervenciones sobre señales de tránsito en Teusaquillo. Foto: Publímetro.com.mx, 2013.
Ilustración 3. Señal de transito intervenida en la ciudad de Cali. Foto:

http://territoriosciertosanamariagomez.blogspot.com.co, 2014.

El Proyecto Falso no prosperó en la calle, pero sí en las aulas. Como profesor de una
facultad de comunicación social y periodismo, la pregunta por la “verdad”, la controversia
por el estatuto de lo “real”, la incertidumbre de lo “objetivo”, se convertía en materia de
discusión. La pregunta de qué tan real, veraz y objetiva es la información que circula por
los medios de comunicación se convirtió en centro de discusión.
A este interrogante se sumaron otros: en los medios de comunicación ¿cómo, quién

decide lo que es real, veraz y objetivo: los medios, los periodistas, los ciudadanos que son
audiencias de los contenidos mass mediáticos?, ¿cómo es el proceso que implementan
los medios de comunicación, los periodistas, para producir la información, y qué relación
tiene este proceso con la búsqueda de la verdad?, ¿la información, que es el producto de
los medios de comunicación, se puede producir, fabricar, así como una empresa
automovilística produce automóviles?, ¿lo que nos muestran los medios de comunicación
es “la realidad”?, ¿en el proceso de producir noticias, ellas pueden ser falsificadas (o, si
se quiere, se pueden modificar –es decir, falsificar– algunos aspectos de la “realidad
noticiosa”) sin que “la realidad” de los hechos se vea afectada?, ¿qué pasa con la
“información falsa” cuando comienza a circular socialmente, de boca en boca, entre los
ciudadanos?, ¿hasta dónde la información falsificada incide en la toma de decisiones
sobre asuntos públicos por parte de los ciudadanos?
Para intentar responder a estos interrogantes, se propuso definir un método que no

tuviera sólo como referente la abstracción de la teoría, un método que nos permitiera
alguna “evidencia empírica”. Y nace el Proyecto Falso como ejercicio de aula: ¿qué pasa
si, en el marco de un proceso de formación de jóvenes comunicadores y periodistas,
salimos a hacer sondeos de opinión y entrevistas a grupos de ciudadanos sobre
informaciones intencionalmente falsificadas?

Falsificaciones deliberadas
El ejercicio parece, inicialmente, sencillo. Se trata de salir a la calle a hacer sondeos de

opinión sobre información de actualidad, en la lógica de: “qué opina usted sobre…” Pero
hay una pequeña variación en la propuesta pedagógica: la información que sustenta el
sondeo de opinión o la entrevista es falsa. Falsa sí, pero no imposible.
Se trata de rastrear temas de actualidad mass mediática (temas de la agenda setting 2,

como se diría técnicamente en los estudios comunicativos), seleccionarlos, explorarlos en
su composición: fuentes, enfoques, etc., y, a partir de una consulta temática a
profundidad, falsificar algunos de los datos claves de la información. Así, el tema
2
La agenda setting la asumimos aquí como un método para el análisis de los sistemas de comunicación mass
mediática. Tiene como fundamento “el hecho de que es necesario dar prioridad a los temas, personajes y
hechos que previamente han sido seleccionados desde las salas de redacción o consejos editoriales de los
medios y, en particular, de los ‘grandes’ medios masivos.” En: Botero, L.H. (2007) Teoría de públicos. Lo
público y lo privado en la perspectiva de la comunicación. Medellín: Universidad de Medellín.

corresponde a la actualidad, efectivamente, pero algunos datos sustantivos han sido

modificados intencionalmente.
Por ejemplo, en la reciente visita del papa Francisco a Colombia, uno de los hechos que
llamó la atención de los medios y, por extensión, de la opinión pública, fue el llamado del
pontífice a “no perder la paz por la cizaña”. Así registró la información el periódico regional
El País (08/09/2017):
Ilustración 4. Nota de prensa del periódico El País, de Cali, sobre la visita del Papa a Colombia. El País (08/09/2017)
Inmediatamente se da el hecho, algunos medios de comunicación, analistas de medios y

ciudadanos en general identificaron la cizaña con la figura del ex presidente colombiano
Álvaro Uribe Vélez. Dice el periódico El Espectador (11/09/2017):

Ilustración 5. Nota de prensa del periódico El Espectador, sobre la visita del Papa a Colombia. El Espectador
(11/09/2017)
Hasta aquí “la realidad”. Una vez los estudiantes hacen la identificación, el rastreo
temático y el análisis, intervienen la información, cambiando algunos de sus datos
constitutivos. Para este caso, a la información se le introducen nuevos elementos: en

respuesta a los comentarios de Bergoglio, “Álvaro Uribe lanzó un comunicado refiriéndose

al papa Francisco como máximo jerarca del castro chavismo…” La información falsa viene
acompañada de una serie de artefactos comunicativos (notas de prensa, twits, entre
otros) que intentan darle “mayor credibilidad a la información, a la hora de salir a la calle a
hacer sondeos de opinión, es decir, a consultar a los “ciudadanos del común” sobre el
tema de actualidad identificado y falsificado.
Ilustración 6. Nota de prensa y twits falsos. Artefacto de apoyo a implementación de ejercicio de Noticia Falsa.

Como resultado del ejercicio, los estudiantes producen notas televisivas que, al modo de
los informes que se presentan cotidianamente en los telenoticieros, dan cuenta de los
resultados de las consultas hechas. Como este no deja de ser un ejercicio académico, la
estructura de las notas toma como referente los siguientes aspectos: primero se hace una
presentación del ejercicio y de la información que ha sido falsificada. A continuación se
presentan las consultas hechas a los ciudadanos (sondeo de opinión), para finalizar con
un análisis sobre los resultados del ejercicio, intentando responder a preguntas como:
¿por qué los ciudadanos emiten opiniones sobre temas que no conocen, o no conocen a
profundidad? Y, ¿qué dicen los ciudadanos cuándo, al finalizar el ejercicio, se enteran que
la información sobre la que opinaron era falsa?

En síntesis, el ejercicio de la “noticia falsa” desarrollado en esta fase del Proyecto Falso
atiende a cuatro premisas: la primera es que la información es resultado de un proceso de
producción. La información es el resultado del proceso productivo que ejecuta la empresa
llamada medio de comunicación, lo que quiere decir que la información es el resultado de
un proceso de fabricación.
La segunda premisa señala que si la información es el resultado de un proceso de

fabricación, es entonces resultado de la manipulación de los hechos, que son la materia
prima con la que trabajan los medios de comunicación. Y si reconocemos que la
información es resultado de un proceso de manipulación de los hechos, en ella se puede
falsear, se puede falsificar “la realidad”.
Aquí hay que aclarar que a la manipulación no se le entiende en su acepción negativa,

donde manipular significa: “Intervenir por medios hábiles y, a veces, arteros, en la política,
en el mercado, en la información, etc., con distorsión de la verdad o la justicia, y al
servicio de intereses particulares” (DLE, 2017). Las acepciones a las que remitimos, tiene
que ver con manipular en tanto “operar con las manos o con cualquier instrumento” (DLE,
2017), asumido aquí como el acontecimiento de “dar forma con las manos”, que podría
asimilarse con el acontecimiento de crear. Así, la información es producto de un proceso
de creación que, aunque tenga como referente la realidad, no necesariamente se remite a
su “verdad”.
La tercera premisa que sustenta el Proyecto Falso es que la información “manipulada”

adquiere estatus de verdad en el momento de su publicación. Una vez la información se
pone en circulación se constituye en opinión pública en tanto “opinión publicada”.
La última premisa subraya el hecho de que la información es legitimada como “verdad

social” desde el consumo. Una vez la información se consume por parte de las
audiencias, estas asumen que se encuentran informados sobre los hechos constitutivos
de la realidad. Esto, en el entendido de que los medios de comunicación son instituciones
que detentan la verdad, ya que nadie mira un telenoticiero esperando que le digan

mentiras, sino, por el contrario, esperando encontrar allí la verdad, una réplica de la
realidad, una reproducción de los hechos del mundo.
Proyecto Falso: re–acciones a la pos–verdad
Por los días en que “falsificábamos la información” con los estudiantes universitarios, una
amiga, que conoce de la existencia del Proyecto Falso, me envió al correo electrónico una
nota de prensa que confirmaba la pertinencia del ejercicio. La nota, escrita por Jéssica
Cruz y publicada por la Red de Periodistas Internacionales ijnet (21/09/2017), tiene un
título fulminante: “Por qué las noticias falsas amenazan la prensa libre”. Las afirmaciones
que contiene el título revelan varias cuestiones: que por los medios de comunicación
circulan noticias falsas (¿quién las produce, con qué interés, quién autoriza su
publicación?), que este tipo de información es una amenaza (¿por qué es una amenaza,
amenaza para quién, quién amenaza a quién?), que existe prensa libre (¿luego no toda la
prensa es libre, una “prensa” que no sea libre puede ser llamada “prensa”, quién usurpa la
libertad de la prensa, si la prensa no es libre entonces qué es? Partimos del supuesto de

que prensa libre es una redundancia: toda prensa debe ser libre, aunque las evidencias
digan lo contrario).
Y si el título era preocupante, el desarrollo de la información lo era mucho más, por las
evidencias que presentaba, evidencias que confirman situaciones que no son nuevas en
la discusión sobre los medios de comunicación y las libertades relacionadas con la
comunicación, la expresión y la opinión:
La confianza del público hacia los medios de comunicación sigue

disminuyendo. Según el Barómetro Edelman de Confianza 2017, el 82% de
los 28 países encuestados registró una disminución de la confianza en los
medios de comunicación entre 2016 y 2017. Este año, solo el 43% de los
encuestados dijo confiar en los medios, frente al 48% en 2016.
El informe continuaba con una invitación: “Corresponde a la prensa reflexionar sobre esta
desconfianza. ”La premisa es cierta: la prensa debe auto reflexionar sobre su papel social,
pero se queda corta. La prensa no es la única que debe hacer esta reflexión. Por el
contrario, hay que recuperar e incentivar las ciudadanías comunicativas para que exijan a
la prensa el cumplimiento de su deber social, no sólo de sus propósitos empresariales. El
problema de la falsificación de la información no es sólo materia de reflexión de quién la
produce, sino también y fundamentalmente de quien la consume y la usa para actuar
públicamente. La información, hay que recordarlo, es un bien público. Y el hecho de que
sea administrada por empresas privadas (con intereses privados), no implica que la
información “sea de su propiedad” ni que pierda su utilidad pública.
En esta misma línea, llama la atención el tratamiento que se hacho de la mal llamada
“posverdad”. Martín Caparrós dice lo que se esperaría en un debate serio: “La posverdad
es una palabra nueva para llamar algo muy viejo: la mentira”. Dice Armando Montenegro
que la “posverdad”:

Se refiere al arraigo de creencias y convicciones, basadas en la emoción,

que no logran ser refutadas por la evidencia y los hechos objetivos. (…)
Hay, por lo menos, tres circunstancias que facilitan la extensión del reino
de la posverdad. (i) El ambiente de polarización entre visiones extremas
del espectro político y social. (ii) El uso masivo de las redes sociales
permite que verdades a medias, rumores, chismes, alcancen a millones
de personas y pasen, a punta de repetición, a convertirse en firmes
convicciones, a pesar de que carecen de verificación o comprobación; y
una vez adquieren la calidad de posverdades, están blindadas de su
contraste con la realidad objetiva. (iii) La creciente debilidad de los
medios tradicionales de comunicación en el ejercicio de su tarea de
“formar y orientar a la opinión pública”. (Periódico El Espectador,
26/11/2016)
El Proyecto Falso es, frente a este contexto, una alternativa pedagógica que promueve la
reflexión sobre la necesidad de restituir el estatuto profesional de la comunicación social y
el periodismo, para que no se piense que lo que hace el periodista, que no es nada
distinto que investigación, lo puede hacer cualquier persona.
En época de posverdades se requiere de un periodismo cada vez más comprometido con

la búsqueda de la verdad. La posverdad es funcional a la crisis, entre otras cuestiones
porque desvía la mirada de los asuntos importantes para el debata ciudadano. La
posverdad podría entenderse como agente operador de, por ejemplo, las estrategias de
manipulación mediática de las que nos habla Noam Chonsky: a través de la posverdad se
desvía la mirada de los asuntos de prioridad pública, se distrae a los ciudadanos ya no
sólo con banalidades, sino con asuntos importantes que son tergiversados.
Y creado el problema, aquellos que lo generaron promueven la solución, para lo cual

necesitan de ciudadanos sin capacidad crítica y creativa. Desde la posverdad se hace de
la mediocridad un valor social, porque la posverdad es un escenario donde se admite

explícitamente que a los ciudadanos se les puede decir cualquier cosa sin que haya una
reacción de su parte.
Jessica Cruz, la autora de la nota Por qué las noticias falsas amenazan la prensa libre
señala que: “cuando los ciudadanos tienen poca confianza en los medios de
comunicación, la libertad de prensa suele erosionarse más fácilmente.” La erosión no es
sólo, ni fundamentalmente, sobre la libertad de prensa. La erosión que moviliza más el
interés de los medios de comunicación, de sus dueños, es la de la libertad de empresa: a
menos confianza en el producto, menos consumo del mismo. Y menos consumo implica
pérdidas económicas. En épocas de la posverdad, las pérdidas morales, los desgastes
éticos, los deterioros sociales que promueven las falsas informaciones son, pereciera,
motivo de “auto – reflexión”, pero no de correctivos contundentes: dónde están las

sanciones (¿y las auto sanciones?), dónde los sancionados. Dónde están las
rectificaciones públicas, los reconocimientos públicos y publicitados de las falsificaciones,
dónde los actos públicos (las publicaciones) que enmiendan la “incorrección” y a sus
afectados.
El Proyecto Falso re-acciona contra estos presupuestos. Facilita a los estudiantes

elementos de producción informativa que revelan la posibilidad de falsificar información. Y
facilita, en el ejercicio, elementos de análisis y evidencias empíricas sobre la forma como
se informa, y sobre las posibilidades de falsear periodísticamente los hechos. Hasta ahí
llega el Proyecto Falso. Lo que sigue es decisión de cada quién.
Referencias
Botero, L.H. (2007) Teoría de públicos. Lo público y lo privado en la perspectiva de la

comunicación. Medellín: Universidad de Medellín.
Cruz, J. (21/09/2017) Por qué las noticias falsas amenazan la prensa libre. Ijnet.
Recuperado de: https://goo.gl/fqVgYi
Montenegro, A. (26/11/2016) En la era de la posverdad. En: Periódico El Espectador.
Recuperado de: https://goo.gl/eWBvaj
Ospina, L. (2007) Un tigre de papel (Documental).

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