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Los anfibios, son todas aquellas especies de animales vertebrados que pueden vivir tanto
dentro como fuera del agua, y se distinguen por la transformación o metamorfosis que
sufren durante su crecimiento. Uno de los anfibios más característicos es, la rana.
Su forma es parecida al de una cabeza, ya que no se distingue ésta del resto del
cuerpo.
Aún no tienen cola.
Se adapta perfectamente al medio acuoso gracias a la posesión de branquias que les
permiten respirar bajo el agua.
A los pocos días se les forma la boca, pudiendo así alimentarse.
Son herbívoras, aunque también se alimentan de restos de animales.
De la larva al renacuajo.
Empieza la metamorfosis:
La larva poco a poco va alcanzando una forma parecida a la de los peces (cabeza y
cola).
Su anatomía se va modificando hasta convertirse en un renacuajo.
Permanece en el medio acuoso hasta 3 meses.
Del renacuajo a la rana adulta.
Finaliza la metamorfosis:
La mayor parte de las ranas viven en un medio acuoso, en las orillas de los ríos y
demás zonas húmedas.
Posee dos tipos de sistemas respiratorios: Cuando está dentro del agua, respira a
través de su piel y cuando esta fuera del agua, respira a través de sus pulmones,
formados en su etapa de renacuajo.
Sus orificios nasales se cierran al sumergirse en el agua.
Una rana adulta puede vivir hasta 14 años, aunque su esperanza de vida es de 4 a 8
años.
Tiene la piel lisa y suave.
Posee pequeños dientes en la mandíbula superior.
La rana adulta puede dar grandes saltos debido a sus poderosas patas traseras.
Su lengua le permite cazar insectos a largas distancias.