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La Monarquía de España y la guerra rior e interior fruto de una modernización


de Mesina (1674-1678) y The Dynastic a fondo que le llevó, en 1700, a contar con
State and the Army under Louis XIV. Royal casi 400.000 hombres, diez veces más que
Service and Private Interest, 1661-1701, en 1660. Dos libros, en definitiva, que refle-
dos libros sobre las dos máximas potencias jan el auge actual de los estudios sobre los
europeas y sus ejércitos: la una en declive, ejércitos en época moderna y que vienen a
la otra en auge; la una con una concepción dar luz, en el caso del de Ribot García, sobre
y organización del ejército quizás para una época poco estudiada hasta el momento.
entonces ya obsoleta, la otra con un ejérci-
to permanentemente en armas dispuesto en Núria de Lucas Val
todo momento a intervenir en política exte- Universitat Autònoma de Barcelona

STEIN, Stanley J.; STEIN, Barbara H.,


Plata, comercio y guerra,
Barcelona: Crítica, 2002.
GOODMAN, David,
El poderío naval español,
Barcelona: Península, 2001.
Las colonias dependen de la armada, En esta línea de investigación, Stanley Stein,
el comercio de las colonias, y del comercio profesor emérito de la Universidad de Prin-
depende la capacidad del Estado de emprender ceton (Estados Unidos), y Barbara Stein,
las más gloriosas y útiles iniciativas. también hispanista, publican Plata, comer-
(Citado en Jacob VINER, cio y guerra, obra en la que buscan recons-
Power versus Plenty) truir y reconsiderar la interacción de
América, España y Europa entre los años
Síntesis del paradigma del sistema políti- 1500 y 1750. En este análisis, España re-
co europeo del siglo XVII , este principio cupera su papel central en la formación de
viene a reafirmar hoy que no se puede hacer la Europa moderna, y América y su tesoro
la historia de España en la edad moderna su lugar como detonante del desarrollo de la
sin asumir que América constituía una parte economía de mercado y del estado-nación.
de la Monarquía, algo que, según Demetrio «El legado» es el título de la primera parte
Ramos, fue durante mucho tiempo un olvi- del libro, donde los autores explican cómo
do común y llamativo. Alguien dijo incluso la plata americana que «galvanizó» Europa
que parece como si la historiografía sobre estimulando las principales industrias y los
ese período se hubiese propuesto hacer la sectores exportadores de Inglaterra, Francia,
independencia americana apenas conclui- los Países Bajos, Italia y Alemania, acabó
do el descubrimiento. En definitiva, en pri- perpetuando en España una estructura carac-
mer lugar, el principio citado devuelve al terizada por el retraso político, económico
primer plano el papel de las colonias en y social.
el desarrollo del capitalismo comercial en la De seguido, el estudio de los Stein gana
Europa occidental dentro del paradigma en originalidad cuando, en su segunda parte
mercantilista del siglo XVII; en segundo, («Hacia un paradigma Borbón español»),
consolida la idea de que comercio y gue- describe la forma en que Felipe V y sus
rra eran inextricables e inevitables en ese descendientes debieron aceptar el legado
sistema. español de la edad media: una monarquía
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agraria, patrimonial y eclesiástica, de princi- da era la visión tardomedieval de Carlos V de


pios elaborados durante la Reconquista, mol- un imperio universal católico centrado en
deados y reproducidos por la colonización y la Europa; la plata que financiaba la contien-
necesidad de defender el imperio americano. da garantizó a España el lujo ilusorio de
A partir de entonces, los Borbones dedicaron el ostentar el poder y el esplendor en Europa
siglo XVIII a idear e implementar (con poco durante un siglo. Los tratados de Westfalia
éxito) una alternativa donde el estado espa- (1648), que pusieron fin a la Guerra de los
ñol pudiera actuar como árbitro de los intere- Treinta Años, muestran una realidad que
ses opuestos de Francia e Inglaterra. muchos no habían querido reconocer: el fac-
David Goodman, autor de El poderío tor colonial era el principal elemento de la
naval español, es director del Departamento decadencia en España. En primer lugar, las
de Historia de la Ciencia de The Open concesiones comerciales que la Monarquía
University (Milton Keynes, Reino Unido). Su debió realizar se derivaban de las contra-
estudio se dedica a analizar por qué, pese a dicciones de su proyecto imperial: una eco-
todos los esfuerzos, la historia de la Armada nomía agraria que tuvo que recurrir a los
española del siglo XVII es, si bien no una derro- productores europeos y a los intermediarios
ta total, la historia de una derrota más que comerciales para satisfacer la demanda colo-
nada. En este sentido, El poderío naval espa- nial de manufacturas. En segundo término,
ñol resulta un detallado juicio sintético (como la explotación y la defensa de las colonias
predicado que añade información) a la pri- ricas en plata en América estaba asociada a
mera parte de la obra de los Stein. La idea que la defensa de la hegemonía dinástica y reli-
subyace es que la historia del poder naval giosa de los Austrias en Europa; mientras
español representa la historia de la España en España la plata americana perpetuó una
misma (Adolfo Navarrete). En el primer apar- sociedad anticuada, en el resto del continente
tado del libro («Dinero y materiales»), Good- aceleró el proceso de modernización. En este
man investiga desde el estado de los bosques sentido, para José Merino Navarro nada dife-
españoles, las características de la construc- rente podría haber sucedido, ya que consi-
ción naval o los preparativos para hacerse a dera un «notable anacronismo y una clara
la mar, hasta los efectos de la crisis finan- demostración de mentalidad provinciana»
ciera sobre la Armada de Felipe IV. En la entender que España hubiera debido apro-
segunda parte («El personal»), el autor pro- vechar los recursos americanos para renovar
fundiza en el análisis de los recursos huma- su estructura. Sin embargo, para Juan Ortega
nos de la Armada española: el reclutamiento y Medina, la mentalidad de los españoles
de los marinos, sus condiciones de trabajo, y de época moderna, «que se alinean y pade-
la verdadera consideración social que gozaban cen el mundo, como Don Quijote», explica
(o sufrían) en la España del siglo XVII. su retraso frente a la Inglaterra que trans-
En otro siglo de imperialismo más cer- forma el mundo, triunfa, se expande en los
cano a nuestros días, Joseph Conrad escri- mares y, a través de esta expansión, desarro-
bió: «La conquista de la tierra, que por lo lla su industria y comercio. Por su parte, al
general consiste en arrebatársela a quienes contrario de lo que sucedía en la España
tienen una tez de color distinto, no es inte- imperial, no fue el soldado sino el marinero
resante por sí misma. Lo único que la redi- el héroe nacional de Inglaterra, popularmente
me es la idea. Una idea que la respalda.» En cantado en versos como: «No nos preocu-
Plata, comercio y guerra, los Stein analizan pamos por los hombres de armas / que des-
el modo en que la lucha por la plata para deñan el Estado / sino por los jóvenes
financiar la guerra llegó a transformarse en marineros / que lo sostienen.» En este sen-
el leitmotiv de los cinco reinados de los tido, Goodman concluye que en ningún lugar
Austrias en España entre 1517 y 1700. La idea era más claro el desprecio por los marinos
que intentaba redimir esa guerra continua- que en la España de los Austrias. La noble-
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za castellana del siglo XVII, que controlaba para la reputación de la Monarquía (clave en
los puestos navales superiores, despreciaba la estrategia del ministro Olivares) era nece-
las ocupaciones manuales; no había lugar sario contar con grandes galeones desplega-
entre los nobles para ninguno que hubiese dos en el mar.
cosido, aferrado y desplegado velas, empal- Finalmente, tanto en el estudio de
mado cuerdas o barrido las cubiertas. Una Goodman como en el de los Stein subyace
vez a bordo, los soldados «debían conside- la idea de que el concepto de hegemonía
rarlos sus sirvientes, gente que trabajaba en marítima no se circunscribe a lo que puede
el barco para que ellos pudiesen dedicarse suceder en una u otra batalla. El potencial
a la guerra.» Las consecuencias se encon- de las fuerzas navales (como así también su
traban en las mismas batallas, como por prestigio) acaba estableciendo el orden polí-
ejemplo la de Las Dunas (1639), cuando la tico internacional a través de un sistema
Armada española, al mando de Antonio de de pactos y alianzas. En el cuarto capítulo de
Oquendo, e integrada por marineros galle- su libro («Crisis coyuntural: la guerra y el
gos llevados a la fuerza y con la moral baja, Tratado de Utrecht»), los Stein analizan
fracasó terminantemente. En definitiva, para cómo el poderío naval inglés (con la conse-
Goodman puede entenderse en los docu- cuente ocupación de Jamaica) afectó a la
mentos conservados que los oficiales y sol- política española a partir de la segunda mitad
dados trataban peor a los marineros en las del siglo XVII y moldeó la actitud de sus diri-
armadas españolas que en las flotas enemi- gentes expresada en el principio «guerra con
gas. La moral de los marinos, debilitada ya todo el mundo y paces con Inglaterra». Así,
por los atrasos en la paga y la mala comida, el Tratado de Utrecht (1713) fue resultado
se reducía aún más, hasta el punto de que de la aplicación del poder naval y econó-
«es bien posible que esto contase más que mico de Inglaterra, que consiguió para su
cualquier otra cosa en el decepcionante ren- Compañía de los Mares del Sur el derecho
dimiento de la marina española». a penetrar con manufacturas y trabajo escla-
A su vez, basándose casi exclusivamen- vo africano en el mercado colonial. A partir
te en el estudio de las fuentes manuscritas de entonces, y frente a esta superioridad,
conservadas en archivos españoles, Goodman concluyen los Stein, algunos economistas
describe la forma en que la guerra continua- políticos españoles de principios del siglo
da en América y Europa condicionó los XVIII (proyectistas) intentaron romper con el
intentos reformistas de la casa de los Austrias, legado asfixiante de los Austrias: un siste-
en este caso, la financiación, construcción y ma de tratados comerciales desiguales. El
estrategia de su armada. En este sentido, una marqués de Ensenada, uno de los ministros
de las funciones de la Armada de Barlovento, de Felipe V primero y Fernando VI después,
unidad defensiva permanente en el Caribe planeó en 1743 un ambicioso programa de
creada en 1595, fue la de mantener la here- rearme naval que debía ir acompañado de una
jía protestante apartada de las Indias. Por otra reforma en las finanzas de la monarquía.
parte, si bien Goodman afirma que no es posi- Contemplaba la construcción de cincuenta
ble explicar las reiteradas derrotas navales buques de guerra en ocho años, lo que per-
españolas por un supuesto estancamiento en mitiría a Madrid impulsar su estrategia:
el diseño de sus barcos, reconoce que, tras la permanecer neutral y erigirse como árbitro
derrota de la lenta Armada Invencible, se en el inminente conflicto anglo-francés.
cuestionó el diseño de los grandes buques Ensenada impuso su tendencia durante la con-
españoles, de voluminosos cascos, construi- tienda, pero en 1754 su administración se
dos para los viajes transatlánticos donde se derrumbó definitivamente. Sus tendencias
debía transportar o proteger el tesoro de la reformistas no agradaban en una realidad
plata americana. Sin embargo, a fin del rei- española «de mentalidades y comporta-
nado de Felipe IV se seguía pensando que mientos de sociedad cerrada».
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Cuando en días en que las condiciones vamente un anegado sueño. O como había
del sistema político mundial vienen impues- resumido tiempo antes Lope de Vega, citado
tas por pleitos no siempre tan visibles, tanto por Bosch García:
el estudio de David Goodman como el de
Stanley y Barbara Stein exponen la signifi- Con viento mi esperanza navegaba,
cación que tuvo la guerra en clave colonial perdónola la mar,
(y muy especialmente su variante naval) para matóla el puerto.
la Europa de época moderna. Para media-
dos del siglo XVIII estaba claro que el pro-
yecto imperial español, dinástico y religioso Nicolás Barbieri
primero y borbónico después, era definiti- Universitat Autònoma de Barcelona

DOMÍNGUEZ NAFRÍA, Juan Carlos,


El Real y Supremo Consejo de Guerra (siglos XVI-XVIII),
Madrid: Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, 2001.

L’acte militar ha estat i encara continua com José Antonio Escudero1 o el mateix
essent un instrument eficaç i contundent a Juan Carlos Domínguez Nafría.
l’hora de mantenir una comunitat organit- Aquest llibre està estructurat en tres
zada políticament. La guerra va estretament parts, l’última de les quals és un apèndix
lligada al factor econòmic perquè tant aquest legislatiu i documental on es recullen els
com l’administració de l’exèrcit són peces decrets, Reales Órdenes, resolucions, con-
bàsiques a l’hora de planificar-la. Última- sultes, cèdules, declaracions, nomena-
ment han sorgit algunes iniciatives que trac- ments, papers… amb relació al Consell de
ten aquest aspecte de la guerra a l’edat Guerra. La primera tracta l’evolució histò-
moderna com El Real y Supremo Consejo rica d’aquesta institució a través de tots els
de Guerra (siglos XVI-XVIII) de Juan Carlos reis de la Monarquia Hispànica. Segons la
Domínguez Nafría. investigació de Domínguez Nafría el Consell
El Real y Supremo Consejo de Guerra no té un acte formal de fundació i les pri-
és la publicació de la tesi doctoral de Juan meres mencions que en trobem estan com-
Carlos Domínguez Nafría i és també fruit preses a la dècada de 1510. Durant el regnat
de la renovació de dos corrents histo- de Carles I va adquirint una forma més defi-
riogràfics de l’edat moderna espanyola. La nida, creant una secretaria, i sobretot durant
historiografia militar hispànica, que va les estances a Espanya del monarca, ja que
començar a adaptar els nous mètodes amb quan no hi era els seus consellers més prò-
retard respecte d’altres països i d’on desta- xims marxaven amb ell i el poder dels
quen obres com Guerra y decadencia de Consells quedava en conseqüència força
I.A.A. Thompson o Los Tercios españoles limitat. Tot i que en teoria el Consell de
de René Quatrefages. La segona és la histo- Guerra es considerava independent i un punt
riografia dedicada a l’estudi de les institu- de culminació del sistema polisinodial, com
cions de la Monarquia Hispànica (destacant el Consell d’Estat, la pràctica indicava tot el
els Consells i les Juntes) i que ha estat orga- contrari, ja que els consellers d’aquest últim
nitzada sobretot per grups d’investigadors eren per defecte consellers nats del de

1. ESCUDERO, José Antonio (1976). Los Secretarios de Estado y del Despacho, 4 vol., Madrid: Instituto
de Estudios Administrativos.

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