Está en la página 1de 14

See discussions, stats, and author profiles for this publication at: https://www.researchgate.

net/publication/315369035

Re-conceptualización del constructo de imagen corporal desde una


perspectiva multidisciplinar

Article  in  Arbor · February 2017


DOI: 10.3989/arbor.2016.781n5010

CITATIONS READS

0 85

1 author:

Nuria Castro Lemus


Universidad de Sevilla
10 PUBLICATIONS   10 CITATIONS   

SEE PROFILE

Some of the authors of this publication are also working on these related projects:

augmented reality View project

All content following this page was uploaded by Nuria Castro Lemus on 26 June 2017.

The user has requested enhancement of the downloaded file.


ARBOR Ciencia, Pensamiento y Cultura
Vol. 192-781, septiembre-octubre 2016, a353 | ISSN-L: 0210-1963
doi: http://dx.doi.org/10.3989/arbor.2016.781n5010

VARIA / VARIA

RE-CONCEPTUALIZACIÓN DEL RECONCEPTUALIZATION OF


CONSTRUCTO DE IMAGEN THE BODY IMAGE CONSTRUCT
CORPORAL DESDE UNA FROM A MULTIDISCIPLINARY
PERSPECTIVA MULTIDISCIPLINAR PERSPECTIVE
Nuria Castro-Lemus
Universidad de Sevilla
ncastro@us.es

Cómo citar este artículo/Citation: Castro-Lemus, N. (2016). Re- Copyright: © 2016 CSIC. Este es un artículo de acceso abierto
conceptualización del constructo de imagen corporal desde una distribuido bajo los términos de la licencia Creative Commons
perspectiva multidisciplinar. Arbor, 192 (781): a353. doi: http:// Attribution (CC BY) España 3.0.
dx.doi.org/10.3989/arbor.2016.781n5010

Recibido: 23 marzo 2015. Aceptado: 2 mayo 2016.

RESUMEN: El presente artículo realiza de manera sistemática ABSTRACT: The present article carries out a systematic review
un repaso de las principales conceptualizaciones que existen of the main conceptualizations that currently exist of the body
del constructo de imagen corporal desde diferentes disciplinas image construct from different disciplines, such as philosophy,
como la filosófica, psicológica, sociológica e incluso la Educación psychology, sociology, and even Physical Education. This
Física. Dicho análisis argumenta la unificación terminológica de review argues the terminological unification of terms such
términos como cuerpo, corporeidad, corporalidad, identidad as body, embodiment, corporeality, corporal identity, self-
corporal, autoconcepto, capital corporal y esquema corporal. Y concept, corporal asset, and body schema. It also offers a
ofrece una re-conceptualización propia del constructo. reconceptualization of the construct.

PALABRAS CLAVE: cuerpo; corporeidad; corporalidad; identidad KEYWORDS: body; embodiment; corporeality; corporal
corporal; autoconcepto; capital corporal y esquema corporal; identity; self-concept; corporal asset; body schema; Sociology;
Sociología; Psicología; Educación y Educación Física. Psychology; Education and Physical Education.
INTRODUCCIÓN para la evaluación de algunas de las dimensiones de
la imagen corporal (Cash, 2004).
La imagen corporal ha sido un tema de interés
a353 desde épocas prehistóricas, pero podríamos identifi- Siguiendo en esta línea, hemos realizado una bús-
car un resurgir científico cuando Hilde Bruch (1962) queda por la base de datos TESEO y hemos encontra-
revela la relación que tiene la imagen corporal con do un total de 31 tesis que abordan la imagen corporal
Re-conceptualización del constructo de imagen corporal desde una perspectiva multidisciplinar

los trastornos de la conducta alimentaria (TCA), con- como temática principal en los últimos diez años. De
cretamente la anorexia. Uno de los referentes más ellas podemos destacar que la mayor parte están re-
importantes en el estudio y conceptualización de la lacionadas directamente con algún tipo de trastorno
imagen corporal es Slade, quien en su artículo titu- de conducta alimentario, con la práctica de ejercicio
lado What is Body Image? Y publicado en la revista físico, con los medios de comunicación y con el diseño
Behaviour Research and Therapy en 1994, realiza y validación de algún tipo de instrumento evaluativo
una de las primeras revisiones bibliográficas sobre la de la imagen corporal.
conceptualización del constructo que se convierte en
Otra búsqueda a nivel internacional por la ProQuest
referente a seguir a partir de entonces.
Dissertations and Theses muestra que de las tesis pu-
La literatura demuestra que la investigación cien- blicadas en Estados Unidos en el año 2010, 59 aborda-
tífica básica y aplicada sobre la imagen corporal ha ban la imagen corporal en sus distintas dimensiones y
crecido constantemente durante el último medio además lo llevaban reflejado en su título. En la mis-
siglo, con un aumento impresionante en las últimas ma base de datos aparecen nueve tesis publicadas en
décadas. Pruzinsky y Cash (2002) realizaron una bús- el mes de enero de 2011. Como ejemplos podemos
queda por algunas de las principales bases de datos destacar que la mayor parte de ellas tratan la insatis-
internaciones como PsycINFO y PubMed y demostra- facción corporal como temática central y la relacio-
ron este aumento progresivo entre las décadas de nan con distintas particularidades como los medios
1970 a 1990. Exactamente registraron la siguiente de comunicación (Belden, 2010; Ferguson, 2011) y la
proporción en cuanto a citas relacionadas con la salud, ya sea como indicador de riesgo (Petty, 2011) o
imagen corporal general y con la (in)satisfacción cor- relacionada a su vez con la apariencia, el estado físico
poral: en la década de 1970: 1.970 y 1.785 citas. En o teorías feministas (Cooper-Molinero, 2011; Rima,
la década de 1980:1.428 y 1.785. Y en la década de 2011). También destacamos el número de tesis que se
1990: 2.477 y 2.766. dedicaron a relacionar la imagen corporal con algún
tipo de práctica deportiva, como por ejemplo la que la
El auge suscitado ha quedado patente en el au-
relaciona con las actividades extraescolares practica-
mento de revistas científicas que se dedican en algún
das en Secundaria (Joshi, 2011).
momento al abordaje de este tipo de temáticas (Cash,
2004). Contreras Espinosa y González Romo (2010) Pero, ¿qué es la imagen corporal? ¿A qué nos re-
realizan un estudio que incluye una revisión realizada ferimos cuando hablamos de imagen corporal? ¿Qué
a 136 artículos publicados en 67 revistas de ámbito dimensiones tiene?
internacional, y destacan la tendencia que existe en
relacionar los TCA con los medios de comunicación. PRIMERAS APROXIMACIONES
Igualmente señalan la tendencia a utilizar en la mayo-
Uno de los referentes más importantes que se
ría de las muestras a mujeres jóvenes, lo que provo-
tienen sobre la imagen corporal proviene de la neu-
ca carencias sobre todo en las investigaciones donde
ropsicología. Paul Schilder publica en 1935 una mo-
la muestra sea exclusivamente masculina o también
nografía sobre la imagen y la apariencia del cuerpo
aunque en menor grado las que incluyen chicos y chi-
humano en la que considera la imagen corporal no
cas indistintamente y en la misma proporción.
sólo como una estructura fisiológica sino también
De todas las revistas existentes en el mercado cien- psicológica. Además considera la imagen corporal
tífico, debemos destacar la creación en el 2004 de la como un factor decisivo en toda la acción humana y
revista científica dedicada a la imagen corporal llama- como una parte constitutiva de la persona (Schilder,
da Body Image: An International Journal of Research, 1989). Este autor entendía que esta imagen del cuer-
de la que es editor y director Thomas F. Cash, persona- po no sólo se constituía por las impresiones recibidas
je dedicado a su estudio desde hace más de 30 años, a través de los sentidos, de los músculos (aponeuro-
reconocido investigador por la publicación de multi- sis) o vísceras, sino que el cuerpo se percibía como
tud de investigaciones y la creación de instrumentos una unidad más allá de las percepciones. En palabras

2
ARBOR Vol. 192-781, septiembre-octubre 2016, a353. ISSN-L: 0210-1963 doi: http://dx.doi.org/10.3989/arbor.2016.781n5010
de Schilder (1989) podemos decir que “el esquema to por los antiguos egipcios (s. VII a.C.) como por los
corporal es la imagen tridimensional que todo el griegos (s. V a.C.). Ya en estos casos el objetivo era
mundo tiene de sí mismo” y que podemos llamar a encontrar la proporcionalidad estética, el llamado ca-
a353
esta imagen “imagen corporal”. non de belleza. Los egipcios tomaban como referencia
las proporciones corporales del faraón. Los griegos, en
Ya entonces empiezan a confundirse los términos

Nuria Castro-Lemus
cambio, utilizaron las aportaciones de Platón y la de
“imagen corporal” y “esquema corporal”, llegando
escultores como Policleto y Lísipo. Así establecieron
esta confusión hasta nuestros días. Estudios como el
de Baile Ayensa (2003) aseguran que todavía no han que las dimensiones corporales estaban en propor-
sido consensuados por la comunidad científica mu- ción a las dimensiones de la cabeza (Martín Serrano,
chos términos utilizados en diferentes ámbitos que 2002; Galiano, Porta y Tejedo, 2003; Heredia y Espejo,
son cercanos conceptualmente, similares en algunos 2009; García Alonso, 2011).
aspectos o incluso sinónimos a “imagen corporal”. Más tarde, en el Medievo, el valor del cuerpo queda
Pero esta confusión conceptual no se centra exclu- relegado a un último plano, por lo que existe un parón
sivamente en utilizar “esquema corporal” e “imagen científico en este sentido. No es hasta el Renacimiento
corporal” indistintamente, sino que se aglutinan tér- que, aunque se sigue teniendo la misma concepción
minos como cuerpo, corporeidad, identidad corpo- dualista del cuerpo que en el Medievo, el cuerpo pasa
ral, autoconcepto físico e incluso capital corporal. Y a ser considerado como una máquina. Una máquina
esta diversidad de terminología depende en muchas perfecta hecha a semejanza de Dios, considerado
ocasiones de la disciplina desde la que abordemos el como la pura esencia del concepto de belleza natural.
constructo de imagen corporal. En esos momentos se realizan multitud de estudios
Según Grasso (2006), el abordaje de la imagen cor- anatómicos que sirven para dar comienzo a lo que se-
poral implica un posicionamiento filosófico y a veces ría el modelado del cuerpo (Heredia y Espejo, 2009;
hasta teológico. Desde un punto de vista filosófico, se García Alonso, 2011).
identifican dos enfoques de abordaje: el que conside- Desde un punto de vista fenomenológico, materia
ra el cuerpo como máquina-materia (dualismo) y el y cuerpo no pueden ser el mismo término, ya que,
que entiende el cuerpo como corpóreo. aunque hagan referencia a las mismas realidades,
El dualismo ha tenido diferentes planteamientos denotan distintos significados. El cuerpo, al igual que
a lo largo de la historia y de las diferentes culturas. la materia, tiene como propiedad el hecho de ocupar
Cruz y Maganto (2002) analizan esta evolución y lugar en el espacio. Pero no podemos describir ningún
describe un primer planteamiento que se daba en ser humano sólo con la palabra “cuerpo”, ya que estas
los pueblos antiguos. En las antiguas civilizaciones propiedades que existen en el cuerpo no son el cuer-
y en determinados posicionamientos teológicos, el po en sí. La palabra cuerpo puede ser definición indi-
cuerpo pertenecía a lo terrenal y el alma pertenecía vidual o esencia particular de cualquier cosa en el en-
a lo espiritual, a los dioses y poderes de la naturale- torno real. Esto es así porque su identidad de unicidad
za. Así entiende que el verdadero sentido de la vida irrepetible implica consideraciones o notas propias
pasaba irremediablemente por conseguir propor- que distinguen a un individuo de los demás. Por lo
cionar felicidad al alma (a los Dioses, a la Natura- tanto, el término “cuerpo” resulta impreciso e inexac-
leza). Este pensamiento antiguo evoluciona y la im- to para cualquier entidad o cosa (Astacio, 2001).
portancia de lo espiritual pasa a ser sustituido por lo La dificultad del cuerpo atañe a la naturaleza com-
mental. Este pensamiento, liderado por Descartes, pleja del mismo. Éste tiene multitud de potencialida-
entiende el cuerpo como materia-máquina separa- des y posibilidades inciertas desde el que se lleva a
da de la mente pero supeditada a ella. Esto sugie- cabo la materialización o desde la encarnación de los
re que cualquier modificación externa al cuerpo no contenidos de fondo que animan los ejes culturales
sólo es posible sino que además tendrá repercusión
de cada momento. En palabras de Sierra Hernando
“casi matemática” en la mente de la persona. Esta
(2007), ni el cuerpo es una realidad unitaria y comple-
dualidad cartesiana tiene su legado, el cual llega
ta, ni estática, ni substancial. Podríamos decir que el
hasta nuestros días.
cuerpo no resulta el depositario natural de la acción
Este abordaje dualista del cuerpo se ha visto refle- humana sino el principio que la dimensiona, que le da
jado a lo largo de la historia de la sociedad occidental. mayor dimensión o importancia a la acción humana,
Los primeros indicios que tenemos es el utilizado tan- al movimiento.

3
ARBOR Vol. 192-781, septiembre-octubre 2016, a353. ISSN-L: 0210-1963 doi: http://dx.doi.org/10.3989/arbor.2016.781n5010
LA IMAGEN CORPORAL DESDE UNA PERSPECTIVA cuerpo, ni las relaciones humanas intrapersonales,
MULTIDISCIPLINAR de comunicación, copulación o socialización; ni las
El abordaje de la imagen corporal desde distintas relaciones con el medio natural sensible y manipu-
a353
disciplinas ha enriquecido y matizado este construc- lable, ni las relaciones intrapersonales de reflexión
to. Desde el campo de la Literatura hasta la Filosofía, y opción. El cuerpo se constituye como centro de
Re-conceptualización del constructo de imagen corporal desde una perspectiva multidisciplinar

Antropología, Psicología, Psicoanálisis, Sociología, gravedad donde se produce la gran síntesis de todas
Educación Física y Deporte, etc. (De la Cruz Vives, las fuerzas interpretativas de lo real en una cultura
2002; Pastor Pradillo, 2002; Grasso, 2006; Ruiz Cal- dada. Se ve el cuerpo como la auténtica cultura social
vente, 2008). (Sierra Hernando, 2007).
Por otro lado, el cuerpo como elemento de inte-
Desde la sociología racción social ha ido cobrando un estatus capital en
Merleau-Ponty, uno de los más importantes repre- nuestras sociedades; el cuerpo como plusvalía so-
sentantes del enfoque fenomenológico, aborda la cial y como elemento de movilidad social. Bourdieu
imagen corporal desde la sociología y considera que entiende este capital como todo aquello que puede
es nuestro cuerpo lo que asegura que existan objetos producir efecto en la competencia social, cualquier
para nosotros. Por lo tanto, el cuerpo no es un objeto instrumento de apropiación de oportunidades que
cualquiera del mundo, es un medio de comunicación permite la dominación. El capital corporal, en cuan-
entre nosotros y el mundo. Además, concibe dos di- to forma de capital cultural (socialmente construi-
mensiones del cuerpo: como estructura experiencial do e íntimamente ligado a las condiciones materia-
vivida (Yo no estoy delante de mi cuerpo, estoy en mi les y culturales de existencia colectiva e individual,
cuerpo, o mejor, soy mi cuerpo) y como ámbito de etc.), nos permite cuestionar el carácter universal y
los mecanismos cognitivos (percibir es tornar presen- asocial con el que con frecuencia explicamos los va-
te cualquier cosa con la ayuda del cuerpo) (Firenze, lores y la importancia del cuerpo y del movimiento
2003; Costa, 2006; Pérez Riobello, 2008). (Barbero González, 2005).
Apoyándonos en la perspectiva fenomenológica Un ejemplo de capital corporal lo encontramos
de Merleau-Ponty se puede entender la corporeidad en el análisis que realiza Carrión (2010, 8 de febre-
como una dimensión global y compleja de la persona. ro) de la nueva versión de Sherlock Holmes. La es-
Sería la construcción permanente de la persona en su cena clave de la película es el combate clandestino
esfera biológica, psicológica y sociocultural. Abarca que protagoniza Sherlock Holmes. Su lucha no es
la unidad de lo psicofísico, lo espiritual, lo motriz, lo por honor ni por dinero. En la lógica psicológica del
afectivo, lo social y lo intelectual, a partir de lo que nuevo personaje, el combate se debe a una mez-
tiene significado para él y para la sociedad. Dos nue- cla de terapia y de impulso autodestructivo. En la
vos términos aparecen relacionados, en este caso con lógica narrativa de la película, quitarle la camisa al
la corporeidad: “habitus”, término sociológico que se detective, convertirlo en un luchador implacable,
utiliza como sinónimo en muchas ocasiones de ima- significa subrayar la importancia de su cuerpo en
gen corporal, y capital corporal (Sierra Hernando, esta nueva etapa de su secular singladura. Aunque
2007; Barbero González, 2007). la trama dependa de la capacidad deductiva de
Según Pierre Bourdieu, el “habitus” es la historia Holmes, la película avanza en clave de película de
incorporada y a la vez puesta a disposición en cada acción. El cuerpo es el trampolín desde el que salta
situación para percibir, ser, evaluar, etc. Este “habitus” la mirada para atar cabos. La inteligencia se somete
integra todas las expectativas pasadas y funciona en al vértigo corporal. No podría ser de otro modo en
cada momento como matriz estructurante de las per- una reencarnación del siglo XXI”.
cepciones, las apreciaciones y las acciones de las per- El capital corporal sería todo lo que es el cuerpo,
sonas cara a una coyuntura o acontecimiento y que posee el cuerpo y ha ido adquiriendo con el tiempo:
contribuye a la reproducción de modelos. El cuerpo la experiencia, la cultura, el entorno que le rodea,
es historia y el “habitus” es la historia hecha cuerpo etc. Hablamos de constructo multidimensional en el
(Grasso, 2001; Barbero González, 2007; Rodríguez y
que intervienen diferentes factores sociales, históri-
Galak, 2009).
cos, culturales, etc., al igual que cuando hablábamos
A nivel sociológico podemos afirmar que todas las de cuerpo desde una perspectiva fenomenológica
actividades humanas son corpóreas, no se dan sin el (Córdoba, 2010; Aréchaga, 2010).

4
ARBOR Vol. 192-781, septiembre-octubre 2016, a353. ISSN-L: 0210-1963 doi: http://dx.doi.org/10.3989/arbor.2016.781n5010
Desde la psicología En términos generales podríamos decir que el au-
toconcepto se define como la totalidad de las percep-
La psicología ha sido y es otra de las disciplinas que
ciones que cada persona tiene de sí misma. Esnaola
abordan la imagen corporal y su relación con el au- a353
(2008) realiza una revisión bibliográfica y define el au-
toconcepto. Uno de los referentes más importantes
toconcepto en base a siete aspectos. Se trata de una
lo tenemos en el grupo de trabajo dirigido por Goñi

Nuria Castro-Lemus
del Departamento de Psicología Educativa de la Uni- estructura dinámica, multidimensional, jerárquica, es-
versidad del País Vasco. Este grupo lleva trabajando table, que aumenta su dimensionalidad con la edad y
sobre el autoconcepto desde los años noventa desde como percepción de uno mismo.
diferentes perspectivas. De ahí la producción de tesis Presenta tanto aspectos descriptivos como evalua-
doctorales como por ejemplo: “Análisis correlacional tivos. Éstos serían juicios de valor a cerca de la per-
y eficacia en la mejora del autoconcepto físico de un cepción. Los descriptivos harían referencia a cómo so-
programa de intervención” (Zulaika, 1999); “Elabora- mos en cuanto a edad, sexo, profesión y/o rol social,
ción y validación del cuestionario AFI (Autokontzeptu características físicas, modos de comportamiento,
Fisikoaren Itaunketa) de autoconcepto físico” (Esnaola, lazos sociales, etc. Y los juicios evaluativos se refieren
2005); “El autoconcepto físico: estructura interna, al aprecio o valoración que nos merece cada una de
medida y variabilidad” (Ruiz de Azúa, 2007); “El au- nuestras características así descritas. En estos juicios
toconcepto físico y el bienestar/malestar psicológico la persona expresa cómo se representa, conoce y va-
en la adolescencia” (Rodríguez Fernández, 2008); lora a ella misma. Aunque a menudo se usan de ma-
“Actividad física y autoconcepto físico en la edad nera equivalente autoconcepto y autoestima, se tiene
adulta” (Infante, 2009); “El autoconcepto personal: es- establecido por la comunidad científica que la auto-
tructura y variabilidad” (Goñi, 2009); “El autoconcepto estima sería el aspecto evaluativo del autoconcepto
social: componentes, desarrollo y medida” (Fernán- físico (Cardenal y Fierro, 2003).
dez Zabala, 2010); “La presión sociocultural percibida
sobre el autoconcepto físico. Medida y variabilidad” Se entiende el autoconcepto como la percepción
(González Fernández, 2011); “Diseño y evaluación de que el individuo tiene de sí mismo y, en términos es-
un programa educativo para la mejora del autocon- pecíficos, las actitudes, sentimientos y conocimiento
cepto físico” (Axpe, 2012); “El autoconcepto físico y la de sí mismo acerca de sus habilidades, destrezas, apa-
motivación físico-deportiva durante la adolescencia” riencia física y la aceptación social (Faria, 2005).
(Revuelta, 2012); “Características físicas y psicológicas Según Raich (1994), el principio del autoconcepto
de jóvenes futbolistas de alto rendimiento” (Arostegi, implica percepción y está compuesto por diferentes
2013) y “El autoconcepto musical, motivación y bien- áreas; la social, la académica/laboral, la familiar, la
estar psicológico del alumnado de Conservatorio” (Zu- corporal y la global. En palabras de Esteve Rodrigo,
beldia, 2015). Estas investigaciones, a su vez, han pro- Musitu Ochoa y Lila Murillo (2005), el autoconcepto
ducido artículos científicos divulgados en revistas de físico es una representación mental que se elabora
impacto (Goñi Grandmontagne, Ruiz de Azúa García y al integrar la experiencia corporal y los sentimientos
Rodríguez Fernández, 2005; Esnaola, 2008). y emociones que ésta produce. Esta representación
La relación puede ser explicada a grandes rasgos con mental es multidimensional y jerárquica y está
la conceptualización del autoconcepto. Éste se compo- conformada por dos grandes subdominios o áreas
ne de un componente social, otro académico y otro de que son: la apariencia física y la habilidad física.
la persona o físico. Este último componente es el que
estaría directamente relacionado con la imagen corpo- Desde la educación
ral y con la autoestima (Esnaola y Revuelta, 2009). A nivel educativo, la imagen corporal adquiere vital
En un estudio realizado por Rodríguez Fernández importancia porque forma parte de la identidad de los
(2009) se asegura incluso que el autoconcepto físico educandos. De manera general podemos decir que a
guarda una relación de signo positivo con el bienestar raíz de la postmodernidad, la identidad adquiere un
psicológico y una relación negativa con el malestar gran protagonismo como constructo pedagógico. Esta
psicológico. En este sentido, cuanto más elevado sea identidad se desarrolla gracias a la construcción de
el yo-físico percibido, mayor bienestar experimentará un yo personal y social a través de procesos de reco-
la persona, menores niveles de ansiedad y depresión nocimiento e identificación de valores. La identidad
o menor riesgo tendrá de padecer un trastorno de la implica, por tanto, la asunción de determinados va-
conducta alimentaria (Rodríguez Fernández, 2009). lores históricos, culturas, ideas, etc. La convergencia

5
ARBOR Vol. 192-781, septiembre-octubre 2016, a353. ISSN-L: 0210-1963 doi: http://dx.doi.org/10.3989/arbor.2016.781n5010
de elecciones diferentes en éstas u otras dimensio- to de esplendor, por lo que estos ideales reflejaban que
nes lleva a la idea de una identidad multidimensional, lo grande era bello. Por lo tanto, podríamos decir que el
producto de la combinación e integración de todas ideal que favorecían no supuso graves alteraciones a la
a353
ellas. Ello origina y da lugar a múltiples identidades: hora de imitarlo. Sin embargo, en la actualidad, debido
identidad personal, identidad cultural, identidad lin- a la revolución tecnológica y a los cánones de belleza
Re-conceptualización del constructo de imagen corporal desde una perspectiva multidisciplinar

güística, religiosa, de género y la identidad corporal establecidos, estos modelos de referencia están cam-
(Colás Bravo, 2007). biando peligrosamente los pensamientos y actitudes
Esta identidad corporal y social forma parte del de gran parte de la población. Sobre todo, los de los y
ser humano desde épocas prehistóricas. La literatura las adolescentes (Martín Serrano, 2002; Galiano, Porta
indica que en esos momentos los ideales de belleza y Tejado, 2003).
estarían más influidos por causas funcionales prima- Como podemos observar, la identidad corporal se
rias-básicas que por un hipotético sentido del cuerpo construye de forma dinámica y evolutiva. Es un pro-
humano. La mayoría de las representaciones, dibujos, ceso dinámico con posibles grados de evolución en el
grabados, estatuillas, etc., de la figura humana de esa tiempo. Desde un punto de vista psicológico tenemos
época debieran interpretarse generalmente como que tener en cuenta un tiempo objetivo y un tiempo
muestras alegóricas, de unas características morfo- subjetivo, y en la construcción de la identidad deben
lógicas y sexuales que tendían a resaltar aspectos o conjugarse estos dos tiempos. Estos ejes tempora-
funciones vitales de la vida cotidiana. Un claro ejem- les marcan trayectorias de identidad diferenciadas
plo de canon de belleza funcional sería la Venus de en los sujetos. El tiempo pasado, presente y futuro
Willendorf, cuya belleza residía y estaba resaltada por actúa como eje articulador en los procesos identita-
su potencial capacidad de fecundación y alimentación rios. Las experiencias vitales previas, las condiciones
del recién nacido. En las antiguas civilizaciones, estos existenciales presentes y las expectativas futuras son
ideales de belleza se llamarían cánones de propor- referentes importantes para comprender las trans-
cionalidad y según la cultura tendría un significado u formaciones y cambios de identidad. La identidad no
otro. Los cánones hindúes y europeos marcarían es- es algo unitario, fijo y estable, sino que está en cons-
tado de salud y en el antiguo Egipto o Grecia estatus tante construcción y cambia según las circunstancias
social y cultural (García Alonso, 2011). (Colás Bravo, 2007).
Más adelante, la espiritualidad copó los intereses Encontramos una necesidad de trabajar esta identi-
de los transmisores de cultura y, a través de la reli- dad corporal desde el ámbito educativo y, en especial,
gión, concretamente del cristianismo, se difundieron desde la Educación Física.
ideales de belleza que pretendían el sometimiento del
cuerpo sobre el alma. Así aparecen los primeros casos Desde la Educación Física
de anorexia, identificados como “Anorexia Santa” (He-
redia y Espejo, 2009). El cuerpo como eje vertebrador de la Educación Fí-
sica ha sido ampliamente estudiado. Vázquez (2001)
Pero, el verdadero impacto que supone la imagen se plantea las aportaciones recientes de las ciencias
corporal en la sociedad actual comienza con la revolu-
sociales y humanas referentes al cuerpo y opina que,
ción tecnológica. Podemos decir que con anterioridad,
aunque más imprecisas, son más próximas a los intere-
la transmisión de los ideales corporales se producía
ses actuales. Ella concibe el cuerpo como una entidad
a través de la escritura, la escultura o pintura y estos
psicosomática que sobrepasa el mero concepto biolo-
ideales llegaban allí dónde llegaban estas obras. Uno
gicista y rompe el tradicional dualismo mente-cuerpo.
de los hitos más importantes en cuanto a modelos cor-
Ella entiende que el mismo cuerpo tiene diferentes fa-
porales a imitar, se produjo con el invento de la fotogra-
cetas como cuerpo acrobático, el cuerpo pensante y el
fía y con el desarrollo de la industria cinematográfica.
cuerpo comunicación. Además, realiza un símil con el
Con esta revolución tecnológica nace el star-system y
tipo de educación que conllevaría, siendo educación
los pin-up, modelos de estrella cinematográfica que se
físico-deportiva, psicomotriz y la expresión corporal,
creaban como reclamo publicitario de películas. Estos
respectivamente (Vázquez Gómez, 1989).
y estas modelos llegaban a ser considerados ídolos,
iconos y objeto de deseo a imitar por el resto de la po- Pastor Pradillo (2002) defiende que las líneas más
blación. El momento histórico y la localización donde importantes que en la actualidad sirven de orienta-
aparecen estos modelos a imitar son Estados Unidos, ción a la mayoría de las propuestas que pretenden
tras la I Guerra Mundial. Esta época resulta un momen- una definición conceptual del cuerpo, son:

6
ARBOR Vol. 192-781, septiembre-octubre 2016, a353. ISSN-L: 0210-1963 doi: http://dx.doi.org/10.3989/arbor.2016.781n5010
• El cuerpo como generador de actividad. motor adopta la forma de una mecanización, convier-
te nuestro propio cuerpo en un ente extraño para
• El cuerpo adaptativo y funcional.
nosotros mismos. Así Le Boulch se posiciona ante la
a353
• El cuerpo que se deduce de la propia experien- visión fenomenológica, evita la alternativa dualista y
cia vital. se niega a elegir entre el cuerpo objeto o el cuerpo

Nuria Castro-Lemus
sujeto. Entiende que el cuerpo, en función de su en-
Al intentar conceptualizar, aclarar y distinguir el
torno, expresará sus emociones o será un instrumen-
concepto “cuerpo” de otros conceptos o constructos
to eficaz de adaptación. Asume que la corporeidad
afines, hablamos de un constructo multidimensional
es un elemento de la motricidad porque contribuye
en el que influyen aspectos biológicos, sociales, cul-
a comprender la experiencia del cuerpo propio, cuer-
turales, políticos y afectivos. Las nuevas concepciones
po vivido, experiencia que se da ante todo como un
del cuerpo, como elemento fundamental de la perso-
sentir, fusión o indistinción entre cuerpo y yo, y no
nalidad y de la relación con los demás, así como las
como un simple proceso paralelo. Esta concepción es
teorías unitarias con el ser humano, rebasan el con-
la que asume la motricidad. La motricidad hace suya
cepto cuerpo-máquina y dan lugar a otros paradig-
la concepción de este elemento constitutivo y permi-
mas. Destacan del cuerpo su capacidad como medio
te entender que más que hablar de cuerpo, es más
o instrumento de expresión de lo humano. Con esta
pertinente ser cuerpo, lo cual, a su vez es hablar de
intención, algunos autores proponen lo “corpóreo”
motricidad (Benjumea Pérez, 2010).
como contenido principal de esta nueva comprensión
del cuerpo (Grasso, 2006; Benjumea Pérez, 2010). El cuerpo se ha mostrado tradicionalmente como
un misterio central donde se vislumbran las bases
Según Pastor Pradillo (2008), los paradigmas que a lo
expresivas de toda cultura. Lo corpóreo fuerza a la
largo de la historia se han utilizado para determinar el
existencia de “estar en el mundo” a materializar la
significado o significados del constructo cuerpo se han
experiencia humana y el pensamiento colectivo. La
concretado en diversos términos que, de forma parale-
corporeidad implica la inserción de un cuerpo huma-
la, han relacionado su común evolución conceptual. El
no en un mundo significativo, en la relación dialéctica
autor entiende que ha habido una sustitución del pa-
del cuerpo consigo mismo, con otros cuerpos y con
radigma que describe la naturaleza humana como un
los objetos (Pazos y Rey, 2000; Sierra Hernando, 2007;
modelo dualista por otro unitario y lo califica de “corte
Benjumea Pérez, 2010).
epistemológico”. Este cambio obliga a ensayar nuevas
consideraciones y a incluir contenidos distintos y más Quizás para el idioma alemán resulta más sencilla
diversificados. Para expresarlo se ha recurrido, por esta diferenciación, ya que poseen dos palabras dife-
ejemplo, a términos como carne, cuerpo, lo corporal, rentes para referirse a cuerpo: Köper y Leib. El prime-
corporalidad o corporeidad, para finalizar en la actuali- ro hace referencia al cuerpo como realidad material,
dad con la asunción de la noción de “Yo corporal”. que se constata mediante los sentidos. Leib sería el
cuerpo como objeto de una experiencia compleja y
Otros autores opinan que el trabajo motriz se sus-
unitaria. Leib es “la condición corpórea”, más que el
tenta en la concepción de la existencia de un sistema
cuerpo considerado como realidad del orden natural.
estructural del cuerpo que se compone de un cuerpo
La traducción más exacta de Leib sería “corporeidad”
biológico, social, cultural, político y afectivo en con-
(Rigobello, 2000).
tinua transformación dentro del continuum espacio-
tiempo. Esta argumentación defiende el trabajo de la En esta misma línea, Vázquez (2001) pone de ma-
motricidad en base a que no es lo mismo tratar con un nifiesto su versión: el cuerpo objetivo (conjunto de
cuerpo que pertenece a una persona y quiere conse- órganos, funciones, etc., objeto de las ciencias médi-
guir algo de él, que trabajar con un cuerpo que es una cas) y el cuerpo subjetivo (cuerpo propio que sólo se
persona. No es lo mismo sentir a través de un cuerpo, alcanza por la introspección y la experiencia propia).
que sentir con el cuerpo (Dewar, 1994; Pazos y Rey, Destaca también las aportaciones de diferentes auto-
2000; Grasso, 2001; Eisenberg, 2003). res que siguen en esta línea (Vázquez Gómez, 1989):
Apoyado en esta visión de lo corporal, Le Boulch • Extracuerpo/Intracuerpo de Ortega y Gasset.
(2001) entiende que para el desarrollo integral de
• Cuerpo/Corporeidad en López Ibor.
la persona debemos tener en cuenta que el cuerpo
propio es a la vez cuerpo afectivo y cuerpo operati- • Cuerpo para otro/cuerpo para mí en Sartre.
vo. Argumenta en su teoría que cuando el aprendizaje
• Cuerpo objetivo/Cuerpo vivido en Merleau-Ponty.

7
ARBOR Vol. 192-781, septiembre-octubre 2016, a353. ISSN-L: 0210-1963 doi: http://dx.doi.org/10.3989/arbor.2016.781n5010
En este sentido, se diferencia la realidad física del muestran adquisiciones que no son innatas, sino que
cuerpo y se pueden destacar las nociones psicológi- dependen del desarrollo según direcciones culturales
cas tales como la conciencia, lo volitivo, lo cognitivo, precisas (Barbero González, 2007).
a353
lo afectivo o lo expresivo. Además no sólo se “posee”
En esta línea, Barbero González (2007), apoyado en
un cuerpo (que sólo hace), sino que su existencia hu-
las teorías de Bourdieu, se plantea desvincularse del
Re-conceptualización del constructo de imagen corporal desde una perspectiva multidisciplinar

mana implica hacer, saber, pensar, sentir, comunicar y


paradigma mecanicista en el que se glorifica al cuerpo
querer (Trigo, 2000).
como máquina y entiende que éste debe ser tratado
Si cuando hablamos de corporeidad expresamos de una forma más holística. Para su abordaje conci-
una idea, un concepto múltiple, plural, complejo y di- be al cuerpo como un “capital” que son los recursos,
verso de una unidad, de uno mismo, ese uno que a los dominios y el poder que tienen las personas, que
su vez no tiene otro igual, que como individuo es úni- les ayuda a “abrir puertas” e incrementar sus posi-
co e irrepetible, y que como grupo, es un conjunto de bilidades vitales. El cuerpo es objeto (en la sociedad
sujetos absolutamente diversos; entonces, cuerpo y occidental actual) de múltiples inversiones (cosmética,
corporalidad o corporeidad no son lo mismo. Cuerpo dietética, vestimenta, quirúrgica, gimnástica, etc.) me-
debería ser entendido como una realidad objetiva que, diante las cuales intentamos mantener al cuerpo (re)
a la manera de un objeto, posee una estructura delimi- presentable adecuándolo a los patrones hegemónicos
tada, y corporeidad como una historicidad determina- del momento. Entenderemos, según este autor, capital
da. Esto último permite sostener que la corporeidad corporal como una forma de capital cultural cuya po-
obedece a una construcción cultural, social e histórica. sesión permite ejercer un poder real o simbólico.
Además que el cuerpo vive o se expresa por medio de En la construcción de identidades, el cuerpo se pre-
su corporeidad (Grasso, 2008; Sossa, 2009). senta como un foco, “locus” u objeto imprescindible
Benjumea Pérez (2010) realiza un estudio sobre la de intervención. Cualquier tipo de iniciativa o discur-
motricidad humana y entiende que ésta no puede so activados por cualquier agente, grupo o instancia
existir sin corporeidad. Ve la motricidad como ele- social con una mínima capacidad de influencia, reper-
mento inherente a la corporeidad. Ella sostiene que cute inevitablemente sobre la vertiente corporal (Bar-
lo humano conlleva substancialmente un cuerpo. La bero González, 1998).
corporeidad permite ver que lo humano no se limita Algunas autoras dicen que la imagen corporal es el
al cuerpo fisio-biológico, aunque sí lo incluya signifi- fundamento de la identidad personal, entienden que
cativamente. Sostiene que para entender la relación nada es más personalmente real que el propio cuer-
que existe entre motricidad y corporeidad se debe po. La identidad supondría, por una parte, “identifi-
entender ésta como la consciencia que se tiene de car”, es decir, “singularizar” algo de los demás y, por
sí como sujeto, a la vez que se configura en una uni- otra, “pertenecer”, ubicación de los sujetos en un es-
dad significante del ser humano que da sentido y que pacio común compartido (Dewar 1994; Grasso, 2001;
permite integrar todas las dimensiones del ser. Pas- Marín, 2002).
tor (2002) entiende que, dentro de la “unidad onto-
lógica de la persona”, la corporeidad se manifestaría Grasso (2001) entiende que la identidad corporal es
como un componente esencial respecto a la subjeti- conocer y entender la corporeidad, distinguir y com-
prender lo que se constituye como figura visible, la
vidad humana, la cual debería entenderse como un
apariencia física, la esencia intelectual y emocional,
resultado psicofísico.
la representación de nuestro propio cuerpo. La iden-
Grasso (2001, p. 19) entiende que la corporeidad tidad corporal nos ayuda a formarnos una idea de
“es una concepción que rompe el habitus corporal nuestro cuerpo a través de asociaciones, memoria,
que tiene incorporado el profesorado, que busca la experiencias, intenciones y tendencias (Kogan, 2011).
identidad corporal del alumnado”.
Pero sin duda alguna, si hay dos términos que
Pero este cuerpo “historizado” es el que Vázquez tienden a la confusión son la imagen corporal y el
(2001) entiende que está singularizado, no sólo por esquema corporal. Y es que, aunque autores como
este “habitus”, sino también por el contexto en el que Dolto (1994) afirmaron rotundamente que el esque-
se desenvuelve, localizado en un lugar y momento ma corporal no era la imagen corporal. Lo cierto es
histórico determinados. Se puede decir que el cuerpo que este término resulta ambiguo y difícil de preci-
es una construcción social, ya que las funciones cor- sar, por lo que muchas veces tiende a la confusión.
porales que sostienen la vida social de una persona Su estudio desde diferentes disciplinas ha ayudado

8
ARBOR Vol. 192-781, septiembre-octubre 2016, a353. ISSN-L: 0210-1963 doi: http://dx.doi.org/10.3989/arbor.2016.781n5010
y/o enturbiado la concreción del término (Le Boulch, zado desde dos grandes perspectivas: una la fisioneu-
2001; Baile Ayensa, 2003; Sassano, 2003; Gallego del rología y otra la psicología.
Castillo, 2009).
Respecto a la perspectiva fisioneurológica, destaca a353
Existen incluso otros autores que añaden a esta las diferentes aportaciones de autores que van desde
confusión terminológica una tercera, como es la con- Bonnier, Pick, Head, Schilder o Ajuriaguerra, entre otros.

Nuria Castro-Lemus
ciencia corporal. Ellos diferencian la imagen corpo- Podemos destacar al respecto que sus aportaciones no
ral del esquema corporal en que el primero aborda sólo van encaminadas a definir o describir el esquema
el nivel cualitativo (concepción subjetiva del propio corporal como la imagen de uno mismo o la imagen del
cuerpo, condicionada por las características físicas de cuerpo, sino que también explican la inseparable rela-
la persona y que se desarrolla de manera paralela a ción con los estímulos vestibulares, mecanismos cere-
la concepción objetiva que los demás establecen de brales, experiencias sensoriales, espaciales, etc.
nuestro cuerpo). El esquema corporal abarcaría el ni-
vel cuantitativo y lo definen como el tipo de adapta- Respecto a la perspectiva psicológica, psicoterapéu-
ción que se establece entre la estructura ósea y los tica y psicosomática, destaca que están bastante rela-
grados de tensión muscular del organismo, haciendo cionadas con los estudios de enfermedades mentales
posible la percepción global y segmentaria del propio que afectan al cuerpo y al movimiento, principalmen-
cuerpo. Estos autores mantienen que la conciencia te. Resalta las aportaciones de la psicología genética
corporal sería la noción fáctica del cuerpo como re- de Piaget, Walon y Pierón, que hablan de la importan-
sultado de la existencia continuada de los dos concep- cia de la relación entre el individuo y el medio para
tos anteriores. El esquema corporal es la experiencia la formación del esquema corporal. En la psicología
propioceptiva, cenestésica, sinestesia, cenestésica, de la percepción subraya la importancia que le dan a
etc., que cada ser construye sobre la base del cuerpo la percepción de los objetos circundantes para la per-
propio (López Sáenz, 2002). cepción del cuerpo.

Le Boulch (2001) afirma rotundamente que es- Grasso (2005) identifica los dos términos como re-
quema corporal e imagen corporal son los mismos presentaciones mentales del cuerpo. Sin embargo
términos y que los utiliza según se refiera a un aná- concreta que el esquema corporal sería “el cuerpo
lisis más neurológico o psicológico. Entiende que la actual, en el espacio, la experiencia inmediata, a un
imagen corporal es la emergencia mental o funcio- cuerpo identificado en su forma, en el contenido de
nal del esquema corporal. Tanto el esquema como la sus superficies limítrofes, situado, localizado como
imagen corporal representan para él una estructura objeto percibido, orientado en un espacio”. La imagen
integradora central de la personalidad. Sin embargo, corporal sería un añadido de estas percepciones que
cuando intenta definir o aclarar la terminología reali- influirían en las actuaciones. Pone el ejemplo de cuan-
za una diferenciación clara. Por un lado, entiende que do nos encontramos un charco de agua en la calle.
el esquema corporal es un concepto neurológico que Antes de saltarlo, sabemos si podemos o no saltarlo
corresponde al conjunto de las estructuras nerviosas por el conocimiento que tenemos de nuestro esque-
que tratan la información propioceptiva. Añade que al ma corporal, por la organización sensorial: el largo de
depender esta estructura tanto de informaciones ex- las piernas, la fuerza, la longitud del charco con res-
teroceptivas, relativas al cuerpo-vivido, como a la fun- pecto a su tamaño, etc. Podemos saber en este caso
ción simbólica verbal, considera el esquema corporal que somos capaces de saltarlo, sin embargo puede
como “una intuición de conjunto o un conocimiento que no lo hagamos por alguna imagen negativa que
inmediato que tenemos de nuestro cuerpo en rela- tengamos de nosotros mismos. Podemos creer que
ción de sus diferentes partes entre ellas y sus relacio- nuestro cuerpo no es lo suficientemente hábil, que se
nes con el espacio circundante de objetos y personas”. puede resbalar o caer, debido a la influencia recibi-
Por otro, cuando hace referencia a la imagen corporal da por otras personas, a nuestras propias creencias, a
la describe como por encima del esquema corporal, las experiencias vividas, a la identificación que hemos
concretamente como un paso más hacia el cuerpo realizado con alguien torpe, etc.
operativo (López Sáenz, 2002).
Para Merleau-Ponty (citado en López Sáenz, 2002),
Gallego del Castillo (2009) realiza un estudio respec- el esquema corporal no es una representación estáti-
to a la evolución del término por entender que existe ca de las distintas partes del cuerpo, sino la integra-
un problema taxonómico en su definición. Estructura ción dinámica de las mismas en los proyectos motores
su investigación en las aportaciones que se han reali- del organismo. Es “postura orientada hacia determi-

9
ARBOR Vol. 192-781, septiembre-octubre 2016, a353. ISSN-L: 0210-1963 doi: http://dx.doi.org/10.3989/arbor.2016.781n5010
nada tarea actual o posible”, que unifica los horizon- Según diferentes autores, no existe hoy en día una
tes del movimiento actual y del presente vivido. Estos definición fiable, estricta y rigurosa de lo que es la
horizontes también están constituidos por imágenes. imagen corporal. Sin embargo, todos coinciden en se-
a353
El esquema del cuerpo propio es condición de nuestra ñalar que se trata de un constructo multidimensional
situación y media entre lo interno y lo externo; es la que abarca desde los pensamientos y creencias del
base del cuerpo fenoménico o vivido, el cual existe ac- propio cuerpo hasta las autopercepciones, sentimien-
Re-conceptualización del constructo de imagen corporal desde una perspectiva multidisciplinar

tivamente y es inseparable del mundo y de las relacio- tos y acciones referentes al mismo. La definición más
nes con los otros. El esquema corporal es un léxico de clásica de imagen corporal la describe como “la repre-
corporeidad en el quese interrelacionan las distintas sentación del cuerpo que cada individuo construye
intersubjetividades tanto propias como ajenas. en su mente. Desde el punto de vista neurológico, la
imagen corporal constituye una representación men-
Gallego del Castillo (2009) después de su análisis
tal diagramática de la conciencia corporal de cada per-
concluye que esquema corporal es “un lugar de en-
sona. Una concepción más dinámica define a la ima-
cuentro de conocimientos, pensamientos, percepcio-
gen corporal en términos de sentimientos y actitudes
nes, sensaciones, emociones, sentimientos y de otros
hacia el propio cuerpo. Algunos autores advierten de
aspectos subjetivos o conductuales, que se manifies-
la necesidad de distinguir entre representación inter-
tan en el movimiento (con su conocimiento y puesta
na del cuerpo y sentimientos y actitudes hacia él”. A
en acción), en el manejo de objetos y en la relación
estos aspectos debemos añadirle los factores históri-
con los demás”.
cos, sociales, culturales, individuales y biológicos que
menciona Slade (1994) y que influyen en la construc-
A MODO DE CONCLUSIÓN
ción o formación de nuestra imagen corporal (Baile
Atendiendo a la conceptualización de cada uno de Ayensa, 2003; Pastor Gil, 2004; Raich, 2004).
los términos según las diferentes disciplinas, Thomp-
Por lo tanto y para terminar entendemos que son dos
son, Heingerg, Altabe y Tantleff-Dunn (1998) recogen
las principales conclusiones de nuestra investigación:
una serie de definiciones de imagen corporal y térmi-
nos cercanos concluyendo que el uso de una expre- 1. Cuando hablamos de imagen corporal, habla-
sión u otra depende más de la orientación científica mos de identidad corporal, hablamos de cor-
de la investigación, del aspecto concreto de la imagen poreidad, hablamos de cuerpo. Hablamos de
corporal que se va a investigar o incluso de la técnica todos los elementos y factores relacionados con
de evaluación disponible. el cuerpo y con la imagen que nos formamos
personalmente y que reflejamos exteriormente.
Sassano (2003, p. 152), que estudió la evolución de
los conceptos de esquema corporal e imagen corporal 2. La imagen corporal debe ser definida como un
confrontando a más de 20 autores, dice que: “a pesar constructo multidimensional en el que inter-
de la variada terminología que se emplea para desig- vienen desde aspectos perceptivos, cognitivos,
nar este tema, no hay excesivas diferencias entre unas emocionales y conductuales, así como factores
posturas y otras, y las diversas interpretaciones que se históricos, culturales e individuales, que influ-
dan más bien se complementan unas a otras”. Como yen en determinadas alteraciones psicológicas
diría el autor, la confusión proviene de que a veces como la distorsión, la insatisfacción, la presión
se usan los mismos términos con significaciones muy corporal e incluso la ejecución de determina-
diferentes”. das actuaciones perjudiciales para la salud.

BIBLIOGRAFÍA

Aréchaga, A. J. (2010). El cuerpo y las alto rendimiento. [Tesis doctoral inédi- autoconcepto físico. [Tesis doctoral in-
desigualdades sociales: el espiral de la re- ta]. Leioa: Universidad del País Vasco / édita]. Leioa: Universidad del País Vasco
producción social. Revista Latinoamerica- Euskal Herriko Unibersitatea. / Euskal Herriko Unibersitatea.
na de Estudios sobre Cuerpos, Emociones
Astacio, M. (2001). ¿Qué es un cuerpo? A Baile Ayensa, J. I. (2003). ¿Qué es la imagen
y Sociedad, 2 (2), pp. 16-26. Disponible en
Parte Rei. Revista de Filosofía, 14, pp. corporal? Cuadernos del Marqués de San
http://www.relaces.com.ar/index.php/
1-4. Disponible en http://serbal.pntic. Adrián: Revista de Humanidades, 2, pp.
relaces/article/view/52/39
mec.es/~cmunoz11/cuerpoasta.pdf 53-70. Disponible en http://www.uned-
Arostegi, B. (2013). Características físicas tudela.es/archivos_publicos/qweb_pa-
Axpe, I. (2012). Diseño y evaluación de un
y psicológicas de jóvenes futbolistas de ginas/4469/revista2articulo3.pdf
programa educativo para la mejora del

10
ARBOR Vol. 192-781, septiembre-octubre 2016, a353. ISSN-L: 0210-1963 doi: http://dx.doi.org/10.3989/arbor.2016.781n5010
Barbero González, J. I. (1998). La cultura del Contreras Espinosa, R. S. y González Romo, Esnaola, I. (2008). El autoconcepto físico
consumo, el cuerpo y la Educación Físi- Z. F. (2010). Los trastornos del compor- durante el ciclo vital. Anales de Psicología,
ca. Educación Física y Deporte, 20 (1), tamiento alimentario y las Ciencias 24 (1), pp. 1-8. Disponible en http://www.
pp. 9-30. Disponible en http://apren- Sociales, una mirada a las revistas cien- um.es/analesps/v24/v24_1/01-24_1.pdf a353
deenlinea.udea.edu.co/revistas/index. tíficas. Revista de Investigación Ico-
Esnaola, I., Goñi, A. y Madariaga, J. M.
php/educacionfisicaydeporte/article/ no14, 8, pp. 9-24. Disponible en www.
(2008). El autoconcepto: perspecti-

Nuria Castro-Lemus
view/3387/3150 icono14.net
vas de investigación. Revista de Psi-
Barbero González, J. I. (2005). La escolari- Cooper-Molinero, A. K. (2011). A study codidáctica, 13 (1), pp. 69-96. Dis-
zación del cuerpo: reflexiones en torno of body image perceptions related to ponible en http://www.redalyc.org/
a la levedad de los valores del capital appearance, fitness and health ori- pdf/175/17513105.pdf
«cuerpo» en Educación Física. Revista entation among black women. [Tesis
Esnaola, I. y Revuelta, L. (2009). Relaciones
Iberoamericana de Educación, 39, pp. doctoral inédita]. Capella University.
entre la actividad física, autoconcepto
25-51. Disponible en http://rieoei.org/ Disponible en http://gradworks.umi.
físico, expectativas, valor percibido y
rie39a01.pdf com/34/39/3439416.html
dificultad percibida. Acción Psicoló-
Barbero González, J. I. (2007). Capital(es) Córdoba, M. (2010). La cirugía estética gica, 6 (2), pp. 31-43. http://dx.doi.
corporal(es) que configuran las co- como práctica sociocultural distinti- org/10.5944/ap.6.2.219
rrientes y/o contenidos de la Educa- va: un lacerante encuentro entre cor-
Esteve Rodrigo, J. V., Musitu Ochoa, G. y
ción Física escolar. Ágora para la EF y el poreidad e imaginario social. Revista
Lila Murillo, M. (2005). Autoconcepto
Deporte, 4-5, pp. 21-38. Disponible en Latinoamericana de Estudios sobre
físico y motivación deportiva en chicos
https://www5.uva.es/agora/revista/4/ Cuerpos, Emociones y Sociedad, 2 (2),
y chicas adolescentes. La influencia de
agora4-5_barbero_2.pdf pp. 16-26. Disponible en http://www.
la familia y de los iguales. Escritos de
relaces.com.ar/
Belden, A. K. (2010). As seen on TV: The Psicología, 7, pp. 82-90. Disponible en
relationship between body image and Costa, M. (2006). La propuesta de Merleau- http://www.escritosdepsicologia.es/
cultivation. [Tesis doctoral inédita]. Ponty y el dualismo mente/cuerpo en la descargas/revistas/num7/escritospsi-
Oklahoma State Univesity. Disponible tradición filosófica. A Parte Rei. Revista cologia7_investigacion.pdf
en http://citeseerx.ist.psu.edu/view- de Filosofía, 47, pp. 1-7. Disponible en
Faria, L. (2005). Desenvolvimento do
doc/download?doi=10.1.1.427.8342&r http://serbal.pntic.mec.es/~cmunoz11/
auto-conceito físico nas crianças e
ep=rep1&type=pdf malena47.pdf
nos adolescentes. Análise Psicológi-
Benjumea Pérez, M. M. (2010). La mo- Cruz, S. y Maganto, C. (2002). Índice de ca, 4 (23), pp. 361-371. Disponible en
tricidad como dimensión humana -un masa corporal, preocupación por la https://repositorio-aberto.up.pt/bits-
abordaje transdisciplinar-. España- delgadez y satisfacción corporal en ado- tream/10216/5484/2/82434.pdf
Colombia: Instituto Internacional del lescentes. Revista de Psicología General
Ferguson, C. (2011). The relationship
Saber. Disponible en http://viref.udea. y Aplicada, 55 (3), pp. 455-473. Dispo-
between American media exposure
edu.co/contenido/publicaciones/motri- nible en http://www.sc.ehu.es/ptwma-
and Trinidadian female adolescents’
cidad_dimension_humana.pdf mac/articulos/24a.pdf
body image satisfaction. [Tesis doc-
Bruch, H. (1962). Perceptual and conceptual De la Cruz Vives, M. Á. (2002). El problema toral inédita]. University of South
disturbances in anorexia nervosa. Psy- cuerpo-mente: distintos planteamien- Florida. Disponible en http://scholar-
chosomatic Medicine, 24 (2), pp. 187- tos. Boletín REDcientífica, 49. Disponi- commons.usf.edu/cgi/viewcontent.
194. https://doi.org/10.1097/00006842- ble en http://www.redcientifica.com/ cgi?article=4295&context=etd
196203000-00009
Dewar, A. (1994). El cuerpo marcado por el Fernández Zabala, A. (2010). El autocon-
Cardenal, V. y Fierro, A. (2003). Componen- género en la Educación Física: Una pers- cepto social: componentes, desarrollo y
tes y correlatos del autoconcepto en la pectiva feminista crítica. En Barbero, J. medida. [Tesis doctoral inédita]. Leioa:
escala de Piers-Harris. Estudios de Psi- I. (coord.) Investigación alternativa en Universidad del País Vasco / Euskal He-
cología, 24 (1), pp. 101-112. https://doi. Educación física: II Encuentro Unisport rriko Unibersitatea.
org/10.1174/021093903321329094 sobre Sociología del Deporte. Málaga:
Firenze, A. (2003). El problema de la
Junta de Andalucía, pp. 111-125.
Carrión, J. (2010, 8 de febrero). El cuerpo, percepción y la fenomenología de
querido Watson. El País. Dolto, F. (1994). La imagen inconsciente del Merleau-Ponty. NODVS. L’aperiòdic
cuerpo. Madrid: Paidós. virtual de la Secció Clínica de Barcelo-
Cash, T. F. (2004). Body image: past, pres-
na, pp. 1-7. Disponible en http://www.
ent and future. Body Image, 1, pp. Eisenberg, R. (coord.) (2003). Corporeidad,
scb-icf.net/nodus/contingut/arxiupdf.
1–5. https://doi.org/10.1016/S1740- movimiento y educación física. Méxi-
php?idarticle=97&rev=20
1445(03)00011-1 co: Consejo Mexicano de Investigación
Educativa. Galiano, D., Porta, J. y Tejedo, A. (2003).
Colás Bravo, P. (2007). La construcción de la
Forma, cuerpo y función. Cádiz: Con-
identidad de género: enfoques teóricos Esnaola, I. (2005). Elaboración y validación
sejería de Turismo y Deporte. Junta de
para fundamentar la investigación e in- del cuestionario AFI (Autokontzeptu Fi-
Andalucía.
tervención educativa. Revista de Inves- sikoaren Itaunketa) de autoconcepto
tigación Educativa, 25 (1), pp. 151-166. físico. [Tesis doctoral inédita]. Leioa: Gallego del Castillo, F. (2009). Esquema
Disponible en http://revistas.um.es/rie/ Universidad del País Vasco / Euskal He- corporal e imagen corporal. Revista Es-
article/viewFile/96661/92871 rriko Unibersitatea. pañola de Educación Física y Deportes,

11
ARBOR Vol. 192-781, septiembre-octubre 2016, a353. ISSN-L: 0210-1963 doi: http://dx.doi.org/10.3989/arbor.2016.781n5010
12, pp. 45-63. Disponible en http:// Le Boulch, J. (2001). El cuerpo en la escuela Disponible en http://search.proquest.
www.reefd.es/index.php/reefd/article/ del siglo XXI. Barcelona: Inde. com/docview/608113749
view/310/300
León París, C. (2000). Influencia del sexo Pruzinsky, T. y Cash, T. F. (2002). Under-
a353 García Alonso, A. (2011). Vigorexia. La pri- en la práctica deportiva. Biología de la standing body images: Historical and
sión corporal. Madrid: Pirámide. mujer deportista. Arbor, 165 (650), pp. contemporary perspectives. En Cash,T.
249-263. Disponible en http://arbor.re- F. y Pruzinsky, T. (eds.). Body image: A
Re-conceptualización del constructo de imagen corporal desde una perspectiva multidisciplinar

González Fernández, O. (2011). La presión vistas.csic.es/index.php/arbor/article/ handbook of theory, research and clini-
sociocultural percibida sobre el auto- viewFile/968/975 cal practice. New York: Guilford Press,
concepto físico. Medida y variabilidad. pp. 3-12.
[Tesis doctoral inédita]. Leioa: Univer- López Sáenz, M. C. (2002). La existencia
sidad del País Vasco / Euskal Herriko como corporeidad y carnalidad en la fi- Raich, R. M. (1994). Anorexia y bulimia:
Unibersitatea. losofía de M. Merleau-Ponty. En López trastornos alimentarios. Barcelona:
Sáenz, M. C. y Rivera de Rosales Chacón, Pirámide.
Goñi, E. (2009). El autoconcepto personal: J. C. (coords.) El cuerpo. Perspectivas fi-
estructura y variabilidad. [Tesis doctoral Raich, R. M. (2004). Una perspectiva desde
losóficas. Madrid: UNED, pp. 308-341.
inédita]. Leioa: Universidad del País Vas- la psicología de la salud de la imagen cor-
co / Euskal Herriko Unibersitatea. Marín, M. A. (2002). La construcción de la poral. Avances en Psicología Latinoameri-
identidad en la época de la mundiali- cana, 22, pp. 15-27. Disponible en http://
Goñi, A., Ruiz de Azúa García, S. y Rodríguez zación y los nacionalismos. En Bartolo- www.urosario.edu.co/medicina/apl/
Fernández, A. (2005). La importancia mé, M. (coord.). La construcción de la
conferida a los diversos aspectos del yo Revuelta, L. (2012). El autoconcepto físico
identidad en contextos multiculturales. y la motivación físico-deportiva durante
físico: Un instrumento para su medida. Madrid: CIDE.
Anales de Psicología, 21 (1), pp. 92-101. la adolescencia. [Tesis doctoral inédita].
Disponible en http://revistas.um.es/ Martín Serrano, M. (2002). Las transiciones Leioa: Universidad del País Vasco / Eus-
analesps/article/viewFile/27201/26381 juveniles y las contradicciones de la so- kal Herriko Unibersitatea.
cialización. Ponencia presentada en la Rigobello, A. (2000). El porqué de la filoso-
Grasso, A. (2001). El aprendizaje no resuelto Conferencia Europea sobre Jóvenes y fía. Madrid: Caparrós Editores.
de la Educación Física. La corporeidad. Políticas de Transición en Europa. Ma-
Buenos Aires: Novedades Educativas. drid, Junio 2002. Rima, B. N. (2011). Women’s Body Image
and Health: A Feminist Intervention
Grasso, A. (2006). Construyendo el concep- Pastor Pradillo, J. L. (2002). Fundamenta- Approach. [Tesis doctoral inédita]. The
to de corporeidad. En Brito, L. F., Pala- ción conceptual para una intervención George Washington University. Dis-
cios, L. E., Martínez Jasso, C. y Tinoco psicomotriz en Educación Física. Barce- ponible en http://pqdtopen.proquest.
Sánchez, R. (comps.). Primer Taller de lona: Inde. com/doc/848932422.html?FMT=AI
Actualización sobre los Programas de
Estudio 2006. Educación Física I. Anto- Pastor Pradillo, J. L. (2008). La identidad Rodríguez Fernández, A. (2008). El auto-
logía. México: Secretaría de Educación como elemento común del espacio pro- concepto físico y el bienestar/malestar
Pública, pp. 25-37. fesional y el ámbito académico. Revista psicológico. [Tesis doctoral inédita].
Fuentes, 8, pp. 36-52. Disponible en Leioa: Universidad del País Vasco / Eus-
Grasso, A. (2008). La palabra corporeidad en https://ojs.publius.us.es/ojs/index.php/ kal Herriko Unibersitatea.
el diccionario de Educación Física. Revis- fuentes/article/view/2455
ta Digital Portal deportivo, 1 (4), pp. 1-7. Rodríguez Fernández, A. (2009). Auto-
Pastor Gil, R. (2004). Cuerpo y género. Re- concepto físico y bienestar/malestar
Heredia, N. y Espejo, G. (2009). Historia de la presentación e imagen corporal. En Bar- psicológico en la adolescencia. Revista
belleza. Acta de Otorrinolaringología & Ci- berá Heredia, E., Martínez Benlloch, I. y de Psicodidáctica, 14 (1), pp. 155-158.
rugía de Cabeza y Cuello, 37 (1), pp. 31-46. Bonilla Campos, A. (coords.). Psicología Disponible en http://www.redalyc.org/
y género. Madrid: Pearson Educación, articulo.oa?id=17512723011
Infante, G. (2009). Actividad física y autocon-
pp. 218-239.
cepto físico en la edad adulta. [Tesis doc- Rodríguez, N. y Galak, E. (2009). Sinécdoque
toral inédita]. Leioa: Universidad del País Pazos, J. M. y Rey, A. (2000). La corporei- de un autor: habitus y cuerpo en Pierre
Vasco / Euskal Herriko Unibersitatea. dad. En Trigo, E. (coord.). Fundamentos Bourdieu. Entrevista a Alicia Gutiérrez.
de la motricidad. Madrid: Gymnos, pp. Cuadernos de H ideas, 3 (3), pp. 1-9. Dis-
Joshi, A. (2011). Participation in extracur-
75-87. ponible en http://perio.unlp.edu.ar/ojs/
ricular activities as a protective factor
against negative body image. [Tesis index.php/cps/article/view/1378/1694
Pérez Riobello, A. (2008). Merleau-Ponty:
doctoral inédita]. University of Hart- percepción, corporalidad y mundo. Ruiz de Azúa, S. (2007). El autoconcep-
ford. Disponible en http://gradworks. Eikasia. Revista de Filosofía, 4 (20), to físico: estructura interna, medida y
umi.com/34/38/3438013.html pp. 197-220. Disponible en https:// variabilidad. [Tesis doctoral inédita].
w w w. r e s e a r c h ga t e . n e t / p u b l i c a - Leioa: Universidad del País Vasco / Euskal
Kogan, L. (2011). Jóvenes y viejos: ¿el cuer-
tion/28230156_Merleau-Ponty_per- Herriko Unibersitatea.
po como locus de identidad? Revista
cepcion_corporalidad_y_mundo
Latinoamericana de Estudios sobre Ruiz Calvente, M. (2008). Cuerpo, Realidad
Cuerpos, Emociones y Sociedad, 5, pp. Petty, K. (2011). Implicit theories, dissatis- y Expresión. A Parte Rei. Revista de Filo-
15-24. Disponible en http://www.re- faction and risk behavior: A new theo- sofía, 59, pp. 1-13. Disponible en http://
laces.com.ar/index.php/relaces/article/ retical approach to body. [Tesis doc- serbal.pntic.mec.es/~cmunoz11/cal-
viewFile/120/72 toral inédita]. University of Houston. vente59.pdf

12
ARBOR Vol. 192-781, septiembre-octubre 2016, a353. ISSN-L: 0210-1963 doi: http://dx.doi.org/10.3989/arbor.2016.781n5010
Sassano, M. (2003). Cuerpo, tiempo y espa- py, 32 (5), pp. 497-502. https://doi. Vázquez, B. (1989). La Educación Física en
cio. Principios básicos de la psicomotri- org/10.1016/0005-7967(94)90136-8 la educación básica. Madrid: Gymnos.
cidad. Buenos Aires: Stadium.
Sossa, A. (2009). Cuerpo y sociología. Re- Vázquez, B. (coord.) (2001). Bases educa-
Schilder, P. (1989). Imagen y apariencia del flexiones sobre el cuerpo en la teo- tivas de la actividad física y el deporte. a353
cuerpo humano. México: Paidos. ría sociológica clásica. Exploración Madrid: Síntesis.
al pensamiento de Marx, Durkheim

Nuria Castro-Lemus
Sierra Hernando, C. H. (2007). De la mirada Zubeldia, M. (2015). El autoconcepto mu-
y Weber. Revista Cultura y Religión,
pétrea a la mirada encarnada: Merleau- sical, motivación y bienestar psicoló-
3 (1), pp. 167-183. Disponible en
Ponty y la invisibilidad del cuerpo. En gico del alumnado de Conservatorio.
https://dialnet.unirioja.es/servlet/
Arpal Poblador, J. y Mendiola, I. Estu- [Tesis doctoral inédita]. Leioa: Univer-
articulo?codigo=2952662
dios sobre cuerpo, tecnología y cultura. sidad del País Vasco / Euskal Herriko
Vizcaya: Servicio de Publicaciones. Uni- Thompson, J. K., Heinberg, L. J., Altabe, M. Unibersitatea.
versidad del País Vasco, pp. 147-166. N. y Tantleff-Dunn, S. (1998). Exacting
Zulaika, L. (1999). Análisis relacionales y
beauty: Theory, assessment and treat-
Slade, P. D. (1973). A Short Anorexic Behav- eficacia de un programa de interven-
ment of body image disturbance. Wash-
iour Scale. British Journal of Psychia- ción para la mejora del autoconcepto
ington D.C.: American Psychological
try, 122 (566), pp. 83-85. https://doi. físico. [Tesis doctoral inédita]. Leioa:
Association.
org/10.1192/bjp.122.1.83 Universidad del País Vasco / Euskal He-
Trigo, E. (coord.) (2000). Fundamentos de la rriko Unibersitatea.
Slade, P. D. (1994). What is body im-
motricidad. Madrid: Gymnos.
age? Behaviour Research and Thera-

13
ARBOR Vol. 192-781, septiembre-octubre 2016, a353. ISSN-L: 0210-1963 doi: http://dx.doi.org/10.3989/arbor.2016.781n5010

View publication stats

También podría gustarte