Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Egipto de Las Risa Al Llanto
Egipto de Las Risa Al Llanto
El presidente egipcio argumenta que no ha tenido más remedio que hacerlo debido al
“obstruccionismo” de otros actores políticos. No parece dispuesto a aceptar que el hecho de haber
ganado democráticamente unas elecciones, como es su caso, no le legitima para la concentración
de poderes. Sin duda, el hecho de que en el islam las líneas que deberían separar cultura, religión
y política no están definidas es parte del problema. De ahí la ventaja de que disfrutan y el riesgo
que suponen los fundamentalismos islámicos. Hace un par de décadas se sostenía que no
constituían alternativa alguna, que eran más bien un signo de crisis. Por entonces, el arabista
François Burgat decía que el fundamentalismo islámico es el ruido que hace la garganta árabe
cuando traga la modernidad, no cuando la rechaza. Sin embargo, desde entonces ha habido
suficientes señales y hechos para deducir que en algunos países, Egipto incluido, la garganta
árabe se está atragantando. Desde luego la del presidente Morsi, quien ha atentado contra la
constitucional separación de poderes, sustentado en una concepción político-cultural que se aleja
de la modernidad.
Si mantengo que el islam necesita una reforma que dificulte el fanatismo islamista, tal vez se me
acuse de simplista. Todos los fundamentalismos —judío, islámico, cristiano— son indeseables.
La ventaja del cristiano sobre el islam es que nació seis siglos antes y ha superado etapas que a
este le falta recorrer.
Me temo que la necesaria reforma del mundo islámico no echará raíces hasta que el derecho al
disenso, fundado en la relatividad de las propias certezas, se consolide en dicho mundo. Mientras
tanto, Bassem Yusef, cirujano cardiaco convertido en estrella televisiva en un país donde la mitad
de su población padece horror cósmico a quien perturba un firmamento de incuestionables
certezas, continuará siendo acosado por quienes preconizan un universo donde no quepa el
disentimiento. Como ha escrito el marroquí Tahar Ben Jellon, “los integristas persiguen a los
escritores porque saben que un creador de ficción introduce la duda y a veces la risa en la
fortaleza de la certidumbre. La duda puede pasar, pero la risa resulta insoportable. ¿Qué futuro
puede esperar a una sociedad que ha olvidado la risa?”.
Los islamistas quieren sofocar la risa de la sociedad egipcia y ahogarla en el llanto. Ernst Jünger
recordaba en 1995, al cumplir los 100 años, que el XXI sería el siglo en que regresarían los
titanes, figura mitológica caracterizada por un insaciable apetito de poder. ¿Son los
fundamentalistas islámicos los titanes de este siglo? A la espera de que la cultura islámica sea
capaz de poner en tela de juicio las “verdades absolutas”, Bassem Yusef, aun consciente de que,
como decía Jünger, vivimos un mal momento para los poetas, se ha propuesto dificultar la
consolidación de los titanes. Y lo hace con el humor y la risa. En entrevista a un medio
occidental, ha dicho: “Yo no critico. Satirizo. Y hago reír, lo que resulta aún más impactante”.
Ojalá contribuya a agrietar en su país la fortaleza de la certidumbre.