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Rating: Explicit
Archive Warning: No Archive Warnings Apply
Category: M/M
Fandom: | Killing Stalking (Webcomic)
Relationship: Oh Sangwoo/Yoon Bum
Character: Oh Sangwoo, Yoon Bum, Min Jieun, Kim Donggyu, Yang Seungbae,
Original Characters
Additional Tags: Alpha/Beta/Omega Dynamics, Alternate Universe -
College/University, Knotting, Scent Marking, Accidental Bonding,
Anal Sex, Miscommunication, Manipulation, Oral Sex, Emotional
Hurt/Comfort, Angst with a Happy Ending
Collections: Anonymous
Stats: Published: 2017-02-02 Updated: 2017-05-31 Chapters: 17/18 Words:
161314

Me amas, ¿verdad?
by Anonymous

Summary

Impresionar al beta sería sencillo, y teniendo en cuenta el sonrojo de Bum y las poco
sutiles miradas que le mandaba a su abdomen y brazos, no habría necesidad de perder
mucho tiempo en ello.

Sonrió como lo tenía ensayado, se acercó y con un tono falso de amabilidad habló.

“Ah, Yoon Bum, ¿cierto?”

Sangwoo tuvo que contener el reír al ver la reacción del patético beta.

Si, esto será divertido.


Chapter 1
Chapter Notes

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La música podía escucharse en todo el vecindario. El lugar de la fiesta no era muy grande, la casa
pertenecía a un alfa de mediana categoría que buscaba hacerse popular, pero el patio trasero era
espacioso y tenía piscina.

A pesar de ser temprano, ya había grupos de amigos sosteniendo a un compañero ebrio, en el


segundo piso todas las habitaciones estaban ocupadas y el alcohol en la cocina se iba acabando.

Al lado de la cocina, antes de salir al patio trasero, se encontraba un grupo de alfas alrededor de
una mesa de billar. Eran grandes, con músculos bastante desarrollados y risas estruendosas.

“¿Qué tanto esperas? ¿Esas pelotitas te recuerdan a algo?”

Risas.

“Mierda, por poco.”

Más risas.

Estaban divididos en dos grupos situados a los polos opuestos de la mesa, varios vasos frente a
ellos y pelotas de ping-pong en sus manos.
Tres alfas se encontraban sentados en los sillones frente a la mesa, observando. El primero era un
muchacho grande, obeso, tenía en una mano una botella de vodka y en la otra, una bolsa de papas
fritas. Reía con la boca abierta.

El segundo alfa, a la izquierda, era más reservado. Observaba con diversión a los demás, pero no
reía, su mirada era más bien algo calculadora, sus ojos un poco más rojos que el resto. Tenía un
cigarro en la mano y miraba el móvil cada cinco minutos, sutilmente.

El alfa del centro era, en definitiva, el líder. Los dos alfas a su lado le miraban de reojo, como
esperando una reacción. Oh Sangwoo era su nombre, y su presencia ejercía un gran poder sobre
los demás alfas, bastaba con ver a los que estaban en la mesa buscando su aprobación en cada
lanzamiento, pero el alfa no mostraba ningún favoritismo, hasta parecía aburrido.

“Ese juego no tiene sentido si no tienen qué perder.”

Y ahí estaba, la reacción que los alfas esperaban.

“¿Retos?”

“¿Me lo preguntas?”

“Retos.”

“Eso está mejor.”

Sangwoo detestaba la falta de iniciativa de su grupo, esperaba algo más de ellos.

Los que siguieron fueron 15 minutos de alfas tratando de no fallar y otros inventando los retos más
humillantes posibles.

“Mi turno es el siguiente,” declaró finalmente el líder, para sorpresa del grupo.

El alfa frente a la mesa lanzó la pelota, y esta cayó en el vaso del equipo contrario, sus
compañeros celebraron.

“Adelante, alfa.”

Llegó el turno de Sangwoo, sin mucha gana lanzó la pequeña pelota. No entró en el vaso.

El grupo no dijo nada por unos segundos, nadie sabía exactamente cómo reaccionar a los errores
de su líder. Muchas veces, Sangwoo lo hacía a propósito para evaluar las reacciones de los alfas a
su cargo, en el pasado uno trató de aprovechar ciertas circunstancias, creyendo que Sangwoo no
tenía control sobre la situación.

Años después las personas aún seguirán contando entre murmullos llenos de admiración la golpiza
que recibió ese sujeto a manos de Sangwoo.

Después de todo, había una razón por la que él era líder y respetado por todos.

“Eh, Sangwoo, ¿quién te dará el… reto?”

Nunca había perdido una pelea, y el único alfa que había logrado herirle había sido su propio
padre.

“Ustedes lo decidirán, por supuesto.”


Los rostros de los alfas a su alrededor fueron de sorpresa, y algo de temor. Conocían a Sangwoo
lo suficiente como para saber que aquello era otra prueba. Si sugerían algo que pusiera en ridículo
a su líder, Sangwoo los castigaría torturándolos. Si por el contrario, sugerían algo muy simple y
aburrido, Sangwoo los humillaría.

Todos se miraron entre sí, ninguno se atrevía a hablar, pero si nadie lo hacía pronto Sangwoo
sabría que lo hacían por miedo y los declararía cobardes y podría retirarlos de la manada.

Ya había pasado antes.

Sangwoo frunció el ceño, de repente olía mal. Los demás no lo notaron, tan ensimismados en
pensar el reto.

Eso parecía que iba a demorar, así que volvió a sentarse, apoyó su cabeza en la palma derecha y
observó cómo su manada trataba de no equivocarse al darle un reto digno de él.

“Se necesita buscar un juguete para recibir a los de primer año la siguiente semana, todavía no
hemos decidido quién…”, habló alguien a su izquierda. Sangwoo no volteó a mirar sino que fijó
su mirada en el más corpulento de los alfas de su grupo, Donggyu, quien se había puesto de pie e
ido hacia uno de los rincones del salon, movil en mano. “Pero pensábamos en uno de los alfas sin
manada…”

Tener que hacer pequeños sacrificios para entretener a los imbéciles de los que se rodeaba no era
usual para Sangwoo, pero ese día estaba de muy buen humor y como siempre ocurre en los
grupos de alfas los demás reafirmaron su posición como líder antes de sugerir el reto.

“Un alfa sería digno de nuestro líder, hay varios que merecen que se les desmadre—”

“¿Y piensas dejarle ese trabajo a Sangwoo?, ¡vete a la mierda!”

“Hay un beta, Yoon, no es gran cosa pero sería muy fác—“ Hm.

“Dime, Donggyu, ¿por qué crees que algo fácil sería interesante para mí?”

Ver a un alfa tan grande como Donggyu bajar la mirada en sumisión aún con los ojos brillando de
frustración hizo que Sangwoo riera con desprecio.

“Ah, se refiere a Bum,” habló otro de los alfas de su manada.

“¿Mm?”

“Está enamorado de ti,” dijo una nueva voz.

Bueno, eso explicaba el horrible hedor a alfa excitado de hace unos minutos.

La joven frente a él saludó a todos y se sentó a su lado, amenazando con la mirada al alfa sentado
a la izquierda de Sangwoo a que se moviera. Los alfas que se acercaron con ella al grupo
movieron asientos, siempre respetando la jerarquía de Sangwoo y la recién llegada.

Jieun era una de las alfas más codiciadas de la escuela, no había alfa, omega o beta que no la
deseara. El año pasado una omega usó su celo para atraerla, creando una ocasión para quedar
encerradas en el salón de música. Se necesitaron cinco profesores beta para evitar un desastre, la
chica fue expulsada y Jieun se volvió aún más deseada.

También estaba enamorada de Sangwoo, pero ese detalle era el que menos le importaba al alfa.
Era irritante, controladora y creía que su belleza era razón suficiente para validar su superioridad
sobre él. Sangwoo la hubiera desafiado si no fuera porque era líder de una manada muy influyente
en las políticas de la universidad. Por el momento, le convenía una alianza.

Lamentablemente Jieun agotaba su paciencia cada día más.

“No puedo creer que no te hayas dado cuenta, te sigue a todos lados y no te deja de mirar,” dijo
Jieun haciendo una mueca de desdén. Sangwoo en realidad no lo había notado, recibía
confesiones de alfas, betas y omegas anónimos diariamente, un beta enamorado no merecía
atención especial, mucho menos un acosador.

De hecho, ningún beta lo merecía. Sangwoo creía que eran terriblemente aburridos, su único valor
era el de servir alfas, y aún así las pocas ocasiones en las que Sangwoo los usó de juguetes
sexuales habían sido tan poco satisfactorias para el alfa que dejó de involucrarse con ellos
inmediatamente.

Los omegas era aún peor. Sangwoo los odiaba.

Para alfas como él, lo mejor era involucrarse con otros alfas, ninguno era superior a él y le
producía una enorme satisfacción humillarlos y recordarles este hecho. Jamás repetía de alfa en la
cama, y jamás era exclusivo. Jamás mordería a otro alfa. Aparentemente, Jieun quería cambiar
esto.

“Cuando saliste con aquella alfa al festival, se fue casi llorando del lugar,” agregó un miembro de
su manada riendo. Jieun no perdió oportunidad para recordarle lo inferior que era esa alfa. Típico
de Jieun.

Aburrido.

“Salir con esa alfa fue estúpido, era muy inferior y venía de una familia de omegas. Sangwoo no
cometería ese error otra vez,” sonrió de lado, haciendo un ademán con las manos. “Salir con este
beta sería peor, no se lo perdonaría.”

Si había algo que Sangwoo odiaba, era gente que tratara de controlarlo, es por eso que desafió a
su padre cuando tuvo oportunidad, justo antes de entrar a la secundaria. Y es por eso que Jieun
estaba firmando sentencia al decir aquello.

Sin embargo, y a pesar de que sus instintos de alfa demandaban desafiar y someter a Jieun por
aquel atrevimiento, no era estúpido. Había soportado a Jieun por años, no iba a echar a perder la
oportunidad de arrebatarle los beneficios que obtenía sin usar la fuerza, quería humillarla en su
inteligencia y popularidad, cosas que eran la vida de la chica y que poseían mayor valor que el ser
más fuerte físicamente.

Pero, eso no significaba que esto quedaría sin reacción de su parte, Jieun lo había insultado y
sobre todo, había dicho que Sangwoo debía valer su perdón en caso hiciera algo que ella no
aprobara. Y todo esto delante de su manada y otros alfas de la universidad.

Sangwoo había llevado personas al hospital por menos que eso.

No, esto no podía dejarse de lado.

“Acepto.”

“¿Qué?”

“El reto, no me hagas repetirlo, estoy de buen humor y odiaría que eso cambiara.”
“¿¡Estás loco, salir con ese… ese…?!”

Sangwoo reía por dentro, esta reunión volvía a ser interesante. Con la mejor sonrisa y el tono
irónico de amor preguntó, “Querida Jieun, ¿estás molesta?”

Jugar con Jieun era uno de los pequeños placeres de su vida universitaria.

“Por cierto, ese vestido te hace ver muy bien.”

La muchacha se levantó indignada y sonrojada, recogió sus cosas, llamó a su manada y se fue, no
sin antes soltar un te odio entre dientes a Sangwoo.

Ah, el salir con ese beta le estaba resultando satisfactorio desde ya.

El odio de Jieun duró muy poco, para molestia de Sangwoo. Esperaba tener un par de días más sin
la constante presencia del alfa.

“No lo harás, ¿verdad?,” dijo en una de las tantas clases que compartían juntos. Jieun siempre se
sentaba a su lado, toda la escuela lo sabía y respetaba. Si bien no tenían aún la marca que los
señalaba como pareja oficial, los rumores decían que faltaba muy poco para que Sangwoo se
decidiera a dar el gran paso. Al alfa no le extrañaría enterarse que Jieun fue quien comenzó esos
rumores para espantar posibles rivales. Tch. “No te atreverías.”

Sangwoo ni se molestó en mirarla, sus ojos fijos en la pizarra. Sabía que lo que más odiaba un alfa
era que no le prestaran atención. “Mm, ¿qué cosa?”

“Sabes a qué me refiero.”

Ah, celos. Nuevamente Jieun mostrándose posesiva con él, ya debería darse cuenta que no había
cosa que le irritara más que eso, si quería ganar puntos iba por muy mal camino.

“Oh, claro que lo haré.”

“No puedes.”

Ahora si volteó a mirarla, sus ojos estaban entrecerrados, amenazadores. Incluso mostraba algunos
dientes, señal universal de que un alfa estaba a cinco segundos de retar a otro. Era una alerta.
Juegas con fuego y te vas a quemar.

“¿Estás retándome?”

Como siempre pasaba en las ocasiones en las que Sangwoo estaba a cinco minutos de atacarla,
Jieun se contuvo. Su aroma ya no era amenazante sino que pareciera como si esperase algo.
Podría buscar apelar a su superioridad alfa, algo que a esas alturas viniendo de Jieun ya no era
ninguna novedad y no le daba mucha satisfacción.

Eso no iba a durar mucho, tenía poca paciencia y se frustraba rápido cuando las cosas no iban
como ella quisiera, era solo cuestión de tiempo, solo tenía que dejarla hablar sola.

“Ese chico no es digno de un alfa, mucho menos de alguien como nosotros. ¿Qué sacas tú de
esto? Otro ligue sin importancia, ¿tan desesperado estas por llevarte a toda la universidad a la
cama? No puedo creer que hagas esto. No puedo creer que vayas a poner en riesgo tu valor como
alfa saliendo con un beta así, y todo por un reto estúpido, si quisieras no tendrías que—”

Suficiente.
“Jieun, no me hagas enfadar,” dijo, con una sonrisa. Su aroma decía lo contrario.

“Sólo digo que—”

“Ya.”

El aroma de un alfa era tan fuerte como lo era el mismo alfa, tal vez por eso algunas personas
giraron para ver qué alfa estaba a punto de retar a otro. Sangwoo volvió a fijar su vista en la
pizarra, terminando la conversación.

“Eres un idiota, estoy harta.”

Escuchó a Jieun recoger sus cosas, y el sonido de sus tacones al salir apresuradamente del salón.

Paz.

El profesor volteó a verla irse, miró el reloj y después de unos minutos declaró la clase concluida.
Sangwoo sólo pensaba en volver a su dormitorio, cambiarse, comer algo y salir en busca de su
beta. Si todo salía bien tendrían juguete para la iniciación de los nuevos alfas de primer año, sino,
alguien pagaría por haberle hecho perder el tiempo.

“Oh Sangwoo, quédese unos minutos por favor.”

Betas. Inicialmente el curso lo dictaba un alfa, pero al pedir descanso medico llegó este sustituto
hace algunos meses. Era un hombre de mediana edad, bajo, rechoncho y tenía pinta de pervertido.
Algunas omegas y betas quedaban encantadas con sus trucos de magia con cartas, o al menos eso
era lo que creía el profesor porque solo las que necesitaban unos puntos extra lo buscaban.

“¿Me habla a mí?” Quedarse en el salón después de clases no era lo que tenía planeado.

El beta no ignoró el tono frío que Sangwoo usó, pero igual respondió. “N-no entregaste tu
reporte…”

“Un beta, dirigiéndose así a un alfa. No creo que al comité le agrade saber de esto.” Podría haberle
dicho que el reporte no pudo entregarlo porque estuvo preparando el festival, pero un alfa nunca le
daba razones a un beta.

“Por favor, no use su jerarquía en mi salón.”

Y un beta jamás exigía razones a un alfa.

“Por favor, no pretenda que no me la quiso mamar hace unos días en los baños del equipo.”

“A-ah… eso… eso no...”

El rostro del profesor casi hizo reír a Sangwoo, se había puesto pálido, sus manos comenzaron a
temblar y de su frente resbalaban grandes gotas de sudor.

Por supuesto Sangwoo no mentía, una tarde luego de entrenar con el equipo y siendo el único que
se quedaba horas extra, se encontró con el profesor en las duchas. Sangwoo tenía poco pudor, así
que mientras el profesor le daba una excusa ridícula sobre buscar a un beta de primer año que
había entrado por casualidad, se desvistió.

El gemido, aunque delator, no fue registrado por Sangwoo como algo de importancia. Así que se
despidió del profesor y se volvió a las duchas. Pensaba en salir a comer, o invitar a algún alfa a su
casa para pasar el rato, cuando escuchó a alguien entrar a la misma ducha. El profesor estaba de
rodillas frente a él, y aunque era evidente lo que buscaba, Sangwoo le preguntó qué hacía.

El viejo contestó metiéndose el pene del alfa a la boca.

El incidente no llegó a mayores, Sangwoo apenas y sintió algo aparte de aburrimiento, a pesar de
que el profesor le dedicaba una serie de elogios sobre su tamaño y grosor. Después de unos
minutos apartó al profesor y sin mirarlo le dijo que no le hiciera perder el tiempo.

“Sería una pena… si alguien supiera que estuvo de rodillas frente a mí, rogando que se la
metiera.” dijo, acercándose al mayor hasta arrinconarlo contra el escritorio. Seguramente estaba
excitado el imbécil.

El profesor murmuró algo, Sangwoo invadió su espacio personal hasta quedar a unos centímetros
de su oreja izquierda.

“¿Mm, qué dice?”

“E-está bien.”

Con ello, el alfa se alejó del profesor para tomarlo del mentón y dirigirle una sonrisa cruel.

“Ah, gracias por su comprensión.”

Sangwoo se debatió por unos segundos besar al profesor, pero con el número que hizo pareciera
que estaba a un segundo de venirse en los pantalones u orinarse encima. Ambas cosas le parecían
repugnantes al alfa, así que prefirió irse.

No sin antes agregar el toque final.

“Quién sabe, quizá si se comporta como debería le deje chuparla un par de veces.”

—xxx-xxx-6829 4:24pm
encontre su fb: facebook.com/xyoon--bum/

“Hola.”

“A-ah, ¡hola!”

La universidad tenía pocos espacios comunes donde alfas, omegas y betas pudiesen estar juntos,
usualmente los alfas tenían pases o salones aparte para uso exclusivo. Incluso algunos grupos
influyentes, como el de Jieun, poseían espacios donde sólo ellos podían estar o usar instalaciones
de la universidad cuando ellos así lo quisieran. La biblioteca era uno de esos espacios comunes.

Era grande, elegante y muy bien equipada. Cualquier omega o beta podía usar los libros y
computadoras, pero si un alfa llegaba y deseaba lo mismo tenía derecho sobre esas cosas más que
un omega o beta. Algunos alfas no les gustaba ejercer ese poder, prueba de que eran débiles.

Sangwoo, a diferencia de ciertos alfas violentos, creía que tenía un gran control sobre sus instintos.
Prefería asustar a otros alfas con una mirada, más que con sus puños. Nunca le decía que no a una
pelea, pero jamás peleaba con alguien sin humillarlo. Para él esa era la verdadera satisfacción de
un encuentro entre alfas, desgarrar al otro de cualquier rastro de orgullo y dejarlo irreconocible,
profanado, desnudo ante los ojos de sus compañeros. Muchos alfas que perdieron contra Sangwoo
tuvieron que mudarse de ciudad y nunca volvieron a ser los mismos. Si bien Sangwoo poseía poca
empatía para el resto del mundo, tenía muy buena intuición, lo que le permitía leer a sus retadores
y desmembrar sus miedos.

Naturalmente, buenas clasificaciones también eran indicadores del valor de un alfa, y Sangwoo,
con todas las comodidades de su categoría, obtenía las mejores. Así que conocía la biblioteca,
aunque nunca había ido entre clases, prefiriendo el salón reservado para su grupo en el segundo
piso del edificio nuevo.

Sacó su tarjeta de la universidad y se la dio a la joven del mostrador, sin prestar mucha atención.
Sus dedos hicieron contacto y un olor dulce y algo débil inundó el lugar.

“Aquí tienes, si necesitas cualquier cosa, llámame.”

Era una omega.

Sangwoo le dedicó una sonrisa, pero sus ojos se mantuvieron fríos y evitaba acercarse demasiado,
no quería dar ninguna señal de que tuviera el menor interés. La joven, como pasaba con varios de
su categoría, sólo se concentró en el falso gesto de amabilidad y le devolvió la sonrisa, expidiendo
más feromonas de atracción.

Aquello era por lo que odiaba omegas, al menos la razón principal.

“Mm, huele muy mal, ¿no lo crees?”

La muchacha se sonrojó y de inmediato el olor se disipó. Sangwoo no sintió piedad por ella,
después de todo, él había sido la verdadera víctima, ella trató de excitarlo con sus patéticas
feromonas.

Todos los omegas eran así, todos usaban feromonas y sus celos para atraer alfas y convertirlos en
criaturas sin razón, pensando sólo en montar y atarse con un omega. La falta de control era lo que
más enojaba a Sangwoo, y por lo que odiaba a los omegas y humillaba cada vez que podía. Aún
así los muy idiotas seguían creyendo que tenían esperanza de que él los mordiera.

De ninguna manera.

Jamás se ataría con alguien tan débil e inútil, jamás iba a renunciar a su libertad.

Aún si el sexo con alguien en celo despertara su interés, sabía que no valía lo que inevitablemente
vendría después. El celo de un omega activaría el periodo de líbido extremo de cualquier alfa,
ninguno de los dos podría pensar en nada más que en sexo, anudar y la mordida, lo último sólo
puede ser hecho por un alfa y es lo que convierte a un beta, omega u otro alfa en su pareja oficial.

En el caso de que un alfa quisiera morder a otro, usualmente ambos tendrían que pelear para
decidir quién mordería a quién, aceptando la superioridad del ganador. Jieun había expresado su
deseo de que sea Sangwoo el que la muerda, sin necesidad de decidirlo con la fuerza.

Sangwoo rió tan fuerte cuando ella se lo insinuó, ambos tomando en una fiesta, que Jieun tuvo
que decir que fue una broma y negó que ella haya querido decir tal cosa en serio.

La mordida también tenía un efecto inmediato e irreversible, marcaba a la pareja como oficial
porque ambos aromas se combinaban advirtiendo a otros de la unión de ambos. Además, en caso
de los alfas, no se podría anudar con nadie excepto con la pareja oficial.

Sí, los omegas eran patéticos y débiles, pero tenían trucos para atrapar y controlar alfas, logrando
que se mantuvieran a su lado criando hijos y proveyendo a su familia. Sangwoo estaba seguro de
que si se encontrara en aquella situación, el omega que se atreviera a hacer algo así desearía morir
en una semana.

Los cuchicheos de algunos betas le hicieron recordar para qué había llegado a ese lugar algo
aislado de la universidad.

Tenía una hora para encontrar a ese beta, no iba a gastar más de su tiempo libre.

Donggyu le había informado que el beta siempre iba a la biblioteca entre clases y al finalizar el
día. Así que debía estar por ahí.

El puerco de Donggyu jamás se atrevería a darle una información falsa.

Ah, será...

Sacó su móvil del bolsillo, abriendo el enlace que le había mandado Donggyu con el perfil de
Yoon Bum. Si había dudas de que era un completo perdedor, la foto genérica de perfil y el hecho
de que tuviera 3 amigos lo delataba.

Sí, ahí está.

Allí, en el computador más alejado del salón, se encontraba el beta.

No era gran cosa, Sangwoo notó con poco interés sus ropas descuidadas, el aspecto flaco y
pequeño, más semejante a un omega que un beta. Usualmente los betas se esforzaban en parecer
deseables, pero este no tenía buen semblante, se veía pálido, ojeroso, y como todo beta, tampoco
desprendía aroma propio.

En el gran esquema de las cosas, podría haber sido mucho peor.

Al menos no era Seungbae de Economía.

Aquel beta lo odiaba con todo su ser. Sangwoo apropósito quebraba reglas delante de él sólo para
verlo tratar de probar su culpabilidad, fallando miserablemente ante el carisma y superioridad de la
categoría de Sangwoo. Los alfas eran élite.

Regresando a Bum, parecía que más que estudiar estaba escondiéndose. No le extrañaría que
todos sus compañeros se burlaran y abusaran de él, tenía el perfil.

O talvez estaba acosando a alguien.

Aquello fue lo único que le interesó de él, no es como si nadie lo hubiera acosado antes (de hecho,
muchas personas lo habían hecho) pero sentía curiosidad, ¿hasta qué punto había llegado Bum?

¿Se habría escondido mientras sus amigos y él jugaban en el campo deportivo?

¿Habría tratado de abrir su casillero?

¿Lo habría seguido a casa?

¿Y si robó alguna de sus prendas, se las llevó a su dormitorio y—?

Mm, después de todo, puede que haya más de una cosa que le interese de Bum. Si el beta jugaba
bien sus cartas, Sangwoo podría hacerle el favor de llevárselo a casa y hacer que muerda la
almohada un par de horas.

Aparentemente su aroma era lo suficientemente fuerte como para que un beta como Bum levantara
la cabeza para descubrir de dónde venía. Al verlo, se sonrojó de inmediato y trató de esconderse
tras el monitor.

Impresionar al beta sería sencillo, y teniendo en cuenta el sonrojo de Bum y las poco sutiles
miradas que le mandaba a su abdomen y brazos, no habría necesidad de perder mucho tiempo en
ello.

Sonrió como lo tenía ensayado, se acercó y con un tono falso de amabilidad habló.

“Ah, Yoon Bum, ¿cierto?”

Sangwoo tuvo que contener el reír al ver la reacción del patético beta.

Si, esto será divertido.

Chapter End Notes

Bueno, aquí está. Cumplo lo que prometo.

Trataré de actualizar semanalmente, aunque lo más probable es que lo haga cada dos
semanas.

Espero que les guste y por favor escriban lo que quisieran ver en futuros capítulos, si
tienen alguna idea para un fanfic me encantaría recibirlas :D

Fanart hecho por tsundereslasher en tumblr ❤


Chapter 2
Chapter Notes

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“Ya llegué.”

Se quitó los zapatos dejándolos en el lugar de siempre y se desabrochó además el abrigo y lo


colgó en el perchero de la sala.

Yoon Bum había tenido un gran día en la universidad.

No recordaba haber llegado a casa de sus abuelos a pie, usualmente algunos estudiantes le
gritaban insultos o bromas, extraños lo miraban como si fuera un bicho raro y Bum aceleraba el
paso, jamás respondía a las provocaciones de otros. Pero ese día… si no estuviera seguro, Bum
diría que llegó levitando a casa.

Probablemente la enorme sonrisa en su rostro lo hacía ver aún más raro que de costumbre, pero
eso no le importaba. Nada le importaría ese día, decidió. Nada.

Sangwoo me invitó a salir.

Más que eso.

No estaba seguro de que aquello realmente haya pasado, Oh Sangwoo era el alfa más fuerte,
inteligente y popular de la universidad, él no iba en busca de pareja, las personas iban hacia él.

Habían diversos rumores sobre su relación con una alfa de otro grupo, y el mismo Bum lo había
visto en una fiesta unos meses atrás besándose entusiastamente con otro alfa, pero aún no mordía a
nadie, Bum estaba seguro. Todas sus parejas anteriores eran alfas de su categoría, no había manera
de que Sangwoo se fijara en alguien como él. Al menos eso creía hasta esa tarde.

Su día no había comenzado con buen pie, como siempre se levantó algo tarde para su clase de la
mañana, como vivía en las afueras de la ciudad, en uno de los barrios marginales porque era lo
único que podía pagar, se demoró en tomar el bus. Cuando llegó se dio cuenta que había olvidado
imprimir el último trabajo, y cuando fue a imprimirlo notó que su billetera no se encontraba en su
mochila. Tuvo que esperar al final de la clase, listo para rogar por una nueva oportunidad,
felizmente el profesor aceptó que le enviara el trabajo por correo, pero lo hizo de mala gana y le
advirtió que sería la última vez.

Sin dinero no podía comprar el almuerzo, por lo que tuvo que contentarse con tomar agua del
bebedero y mirar al grupo de alfas comiendo y riendo en los parques de la universidad.

Llegó a la biblioteca a la hora habitual, era uno de los lugares donde se sentía seguro porque muy
pocos alfas acudían a esa hora. Kyung, la recepcionista omega, le pidió su tarjeta. Era amable,
pero jamás había intentado hablarle más de la cuenta ni hacerse su amiga. Nadie lo hacía, ya
estaba acostumbrado.

De todas formas trataba siempre de expresar su gratitud con una sonrisa. Los omegas lo trataban
considerablemente mejor que sus compañeros betas y alfas, no sabía si eso tenía que ver con su
natural instinto protector, o si simplemente sabían lo que era estar en el fondo de la escala social.
Se sentía mucho mejor estando a su alrededor, no lo molestaban.

Su pasado con betas no era algo de lo que le gustaba hablar, especialmente con el incidente que
tuvo en el colegio con aquella chica beta. Bum no sabía exactamente qué les molestaba de él,
¿sería su aspecto?, usualmente los betas se preocupaban por vestir lo mejor, en cambio él sólo
poseía cuatro cambios de ropa.

Sabía que no le agradaba a las personas, dudaba que la forma en que vestía fuera la razón.

¿Habia tratado de cambiar, encajar de alguna manera?

No.

No tenía razón para hacerlo, estaba bien, se repetía. En realidad a Bum no le interesaba nadie en
particular como para cambiar…

… excepto, talvez, Oh Sangwoo.

El día que Bum había aceptado sus sentimientos, lloró en su cama por horas. No sólo era
Sangwoo un alfa, sino que era el alfa más amable y bueno que había conocido. Una vez salvó a
Bum del ataque de otro alfa, aunque era probable que no lo recordara.

Desde la biblioteca se tenía una gran vista al campo de juego, en un muy buen día vería a
Sangwoo jugar y quitarse el polo por el sudor. Pero hoy, a pesar de que su grupo de alfas estaba
ahí, Sangwoo no se encontraba entre ellos. Extraño.

Miró la pantalla del computador, ese día no le quedaba de otra que ir a casa de sus abuelos para
comer. Estaba más cerca de la universidad, y sus abuelos lo trataban bien, pero no era por ellos
que no iba si podía evitarlo.

Tenía mucha hambre. Buscó por última vez algo de dinero en su mochila, pero el resultado fue el
mismo que el de hace unas horas.

Casi se había gastado el dinero de la última paga que había recibido en el trabajo, a ese paso
tendría que conseguir otro trabajo o arriesgarse a perder el cuarto donde vivía.

Escuchó algunos murmullos, los betas de la otra esquina seguramente estab—

Un alfa.

El aroma era débil, pero debía ser fuerte para que un beta como Bum pudiese olerlo.

Era, además, uno que conocía muy bien.

Si alguien le preguntara a qué huele Sangwoo, Bum diría que huele a masculinidad. Cada vez que
Sangwoo estaba cerca, su aroma lo transportaba a, lo que imaginaba, sería una cabaña en medio
del bosque, había algo salvaje y natural en él, su aroma prometía algo que Bum no sabía cómo
describir. Otros alfas olían a fuerza bruta, no era el caso de Sangwoo.

Bum levantó la cabeza, esperando pasar desapercibido pues había estado mirando la pantalla
mientras disfrutaba del aroma que había inundado la sala. No esperó encontrarse en el foco de la
mirada de Sangwoo, ni mucho menos recibir una sonrisa de él.

Debía ser un error.

“Ah, Yoon Bum, ¿cierto?”

Eso no podía estar pasando.

Sangwoo se encontraba frente a él, su aroma más cerca de lo que había estado nunca de Bum,
Sangwoo se encontraba frente a él, su aroma más cerca de lo que había estado nunca de Bum,
sonriéndole a él y sólo a él.

Eso era un sueño, claramente Bum se había quedado dormido en la biblioteca.

Eso—

No era un sueño.

Y Bum tenía que responder.

Ya.

“A-ah…”, sabía que tenía que decir algo, pero Bum no podía pensar en nada más que el lugar más
seguro en el planeta debía ser entre los brazos de Sangwoo. Dormir todas las noches abrazado a
él, sentir su pecho contra su espalda, seguramente evitaría que tuviera pesadillas. Estaba
convencido de que nadie le haría daño si así fuera.

“¿Mmm?”

Parecía aburrido.

“Ah, sí, soy yo.”

Nuevamente el alfa sonrió. Se acercó un poco más.

Bum no pudo evitar soltar un gemido embarazoso.

“Te he estado buscando, me dijeron que estarías aquí. Mira, no suelo hacer esto, ni siquiera me he
presentado pero...”

“Sé quién eres,” dijo Bum con reverencia. “Eres Oh Sangwoo.”

El alfa parecía complacido con lo que había dicho. Bien.

“Si sabes quién soy, sabes que no hago esto. Pero te vi hace unos días y quería saber si puedes
salir conmigo mañana. Nada formal, sólo pasarla bien.”

Sangwoo estaba muy cerca, se había agachado para hablarle en tono cómplice pero Bum había
dejado de escucharle, su voz venía de muy lejos y al tenerlo tan cerca Bum tuvo el repentino
deseo de hundirse en su cuello y respirar profundamente aquel aroma, quedarse el tiempo
necesario hasta que quede impregnado en su propia ropa. Quería… quería lamer…

“¿Qué?”

El alfa frunció el ceño, impaciente. “Preguntaba si puedes salir conmigo mañana.”

¿QUÉ?

¿Había escuchado bien?

Eso no podía estar pasando.

¿Salir con él? ¿Acaso era una broma?

No, Sangwoo era muy noble para hacer ese tipo de cosas, él no era como los otros alfas.

“Oye, estoy apurado, ¿podrías responderme hoy?”


“¡SÍ! ¡SÍ, ACEPTO!”

Sangwoo rió, Bum sintió enamorarse de él un poco más. “Tranquilo, no te estoy pidiendo
matrimonio. Es sólo una salida, y… quién sabe. Dame tu número y te avisaré el lugar y la hora.”

No intercambiaron números, Bum escribió el suyo en un pedazo de papel y se lo entregó,


esperando un número a cambio, pero Sangwoo sólo guardó el papel en su bolsillo trasero.

“Tengo que irme.”

Era todo tan surreal, tan sacado de uno de las tantas fantasías que había tenido Bum sobre el
momento en que conocería a Sangwoo. Era todo tan perfecto.

El alfa iba a incorporarse, cuando pareció pensárselo mejor y se acercó a darle un beso en la
mejilla. Si eso no había sido suficiente para matarlo, lo siguiente hizo que Bum sufriera un colapso
interno.

Se acercó a su oído y con un tono de voz que seguramente iba a acompañar a Bum en futuras
noches solitarias por el resto de su vida, susurró, “Nos vemos mañana, Bum.”

Y así había sido su primera conversación con Sangwoo.

Aún recreaba la escena en su cabeza cuando sus abuelos lo recibieron y su abuela le sirvió un
plato de comida. Aún pensaba en los brazos de Sangwoo, su aroma y la sensación de aquel
susurro sobre su piel. Aún escuchaba su nombre en los labios del alfa que le había robado el
corazón. Quizá, se dijo, quizá esa vez sus sueños se harían realidad y encontraría a alguien que lo
amara de verdad. Quizá esa vez no estaría confundiendo las señales.

“Chico, hoy estás en las nubes.”

Bum no tenía ni idea de qué le había preguntado su abuelo, pero éste lo vio tan feliz que no volvió
a molestarlo. ¿Se notaría la razón?

Estaba enamorado, y por primera vez en mucho tiempo, aquello le hacía sonreír.

Se había levantado para lavar los platos, cuando su abuelo habló nuevamente.

“Tu tío vendrá mañana.”

Era imposible ignorar el peso de esas cuatro palabras sobre Bum, la palidez y las repentinas ganas
de vomitar eran prueba de ello.

No había nada en el mundo que Bum temiera más que esas palabras.

Con excepción, claro, de su propio tío.

Sangwoo me invitó a salir.

Sonrió lo mejor que pudo a sus abuelos y decidió en ese momento que su tío no arruinaría su buen
humor, buscaría una excusa para ausentarse mañana y dormiría en otro lugar. Quizá un motel, su
pequeño cuarto no era un lugar seguro puesto que su tío conocía su ubicación. Bum no tenía
amigos a los cuales pedirles asilo temporal en sus casas, no tenía más parientes que sus abuelos,
así que tenía que encontrar un lugar por su cuenta, no importaba la zona o el mal estado en que
estuviese, si de algo estaba seguro era de una sola cosa.

Cualquier lugar era mejor que estando con él.


Al día siguiente llegó a la hora a todas sus clases, se aseguró de no olvidar la billetera y verificó
dos veces los trabajos que tenía que presentar ese día. Llegó temprano a la universidad, incluso
tuvo tiempo de comprar algo para el desayuno. No hubo ninguna novedad durante sus clases, pero
se encontró varias veces mirando un punto en el vacío, pensando sobre la cita con Sangwoo. Lo
bueno de pasar desapercibido para los profesores y compañeros era que podía sentarse en la parte
de atrás y fantasear por un rato sin que le molestasen.

Sacó el móvil una docena de veces, contando los minutos para poder retirarse.

5 minutos.

4 minutos.

3 minutos.

2 minutos.

1 minuto.

Ya.

Déjanos ir.

Pero el profesor seguía hablando sobre el tema de la semana, ignorando que la clase ya había
terminado. Bum miró alrededor esperando que alguien le avisara, incluso contempló hacerlo él
mismo, pero no sabía cómo lo tomaría viniendo de un beta.

Volvió a mirar el móvil. Su pierna derecha empezó a moverse, impaciente.

“Ah, miren la hora, es todo por hoy. No se olviden de formar grupos y enviar un borrador del
esquema que planean seguir por el semestre. No más de cuatro personas, y sería mejor respetar
jerarquías para evitar un incidente como el de hace unas semanas… y sí, me refiero a tí, Jieun.”

Sin perder tiempo Bum guardó, como pudo, sus apuntes y lapiceros en la mochila. Cuando estaba
a punto de salir se encontró cara a cara con una alfa muy atractiva, pero que lo miraba como si
quisiera matarlo. Su naturaleza dictaba que evitara confrontaciones y que bajara la mirada,
respetando la supremacía de la chica, pero estaba tan aterrorizado de que lo atacaran unas horas
antes de una ocasión tan especial, que no se atrevió a mover un pelo. Los alfas alrededor de ella
susurraron entre sí, mirándolo como si estuvieran esperando una señal de su líder para desgarrarlo
miembro a miembro.

“Muévete.”

El gélido tono de voz que usó en él hizo que el instinto de correr triunfara sobre su petrificación y
salió rápidamente del lugar, usando la otra salida.

Camino a su casillero Bum se preguntó si sin querer había hecho algo contra esos alfas.
Usualmente se molestaban de que los mirara, o que estuviera en el mismo espacio que ellos, razón
por la cual Bum prefería evitarlos.

De todas maneras estaba seguro que no había visto antes a esa chica, su rostro se le hacía familiar,
no sería una sorpresa que fuera popular con lo bonita que era y teniendo en cuenta que parecía ser
la líder de un grupo poderoso de alfas.

¿Tendría que ver con Sangwoo?


No sería extraño que el rumor se haya propagado, quizá ya todos sabían que lo había invitado a
salir.

En fin, si había decidido que su tío no arruinaría ese día, tampoco lo haría una alfa anónima.

Nuevamente sacó su móvil.

(0) Mensajes nuevos.

Sangwoo había dicho que le diría la hora y el lugar de la cita, pero durante todo el día no le había
mandado ningún mensaje de texto. Bum se preguntó, no por primera vez, si no hubiese sido mejor
intercambiar números, de esa manera si ocurría algo podía llamar a Sangwoo y viceversa.

Los pasillos estaban llenos de estudiantes yendo a sus siguientes clases o hablando con amigos
para pasar el rato. Algunos, como él, se preparaban para volver a sus casas.

Bum era algo sensible a los olores de omegas y alfas, usualmente los betas no podían percibirlos, a
menos que sean excepcionalmente fuertes y aún así. Pero para Bum no era tan difícil, además era
una ventaja que tenía para evitar contacto alguno con grupos de alfas que buscaban un blanco
beta.

Fue así como supo que Sangwoo se encontraba en la biblioteca, y fue así como noto que el alfa
caminaba hacia su direccion desde el final del pasillo. Bum no podía verlo aún, habían grupos de
estudiantes entre ellos, pero olía su aroma característico y fue como si sus pulmores dejaran de
funcionar. Poco a poco los otros grupos se dividieron para hacerle espacio a un alfa de su
categoría, Sangwoo no miraba a nadie, ni siquiera a los miembros de su grupo que andaban
siempre detrás de él.

¿Debería hablarle? ¿Le hablaría él?

Sabía que era inevitable que quedaran frente a frente, Sangwoo entraba al corredor del que Bum
buscaba salir, ¿debería cederle el paso también?

Ya sólo quedaba un grupo entre ellos, y cuando éste se dividió para dejar al alfa pasar, Bum se
quedó unos minutos en medio del pasillo, inseguro de cómo debía actuar en tal situación, antes de
hacerse a un lado.

Sangwoo no lo había mirado.

El beta se había asegurado de quedar frente a él lo suficiente como para que supiera que estaba
ahí, pero nada. El alfa jamás bajó la mirada ni cambió la velocidad de su andar.

Bum volteó a verlo, esperando encontrar a Sangwoo mirándo hacia su direccion. Nada.

Sin embargo, alguien del grupo de alfas sí se giró a verlo, era un alfa enorme al lado izquierdo de
Sangwoo, Bum estaba seguro de que lo miró por unos segundos y luego soltó una carcajada cruel.

¿Sería todo una broma?

Chequeó nuevamente el móvil.

(0) Mensajes nuevos.

No, no podía ser una broma. Quizá Sangwoo decidió que no valía la pena y se arrepintió de
invitarlo a salir, quizá no le enviaba un mensaje cancelando la cita porque no quería herir sus
sentimientos.

Con poca gana llegó a su casillero, lo abrió y sacó algunos cuadernos y libros para llevarlos a
casa. Algunos estudiantes botaban basura por las rendijas de su casillero, por eso no le sorprendió
ver cómo un pedazo de papel doblado caía hacia el suelo al retirar uno de sus cuadernos.

Lo levantó, no parecía basura.

Además olía a…

Sangwoo.

Miró a los alrededores, no había nadie cerca, y extendió la nota.

Perdí tu número. Nos vemos en el cine xxxx a las 7 - OS.

Bum acercó aquel papel a su pecho con un leve sonrojo en sus mejillas. Su corazón palpitaba muy
rápido y las palmas de sus manos sudaban. Ese era el mejor día de su vida.

La cita habia sido perfecta.

Bum esperó a Sangwoo por casi una hora fuera del cine. No sabía exactamente a qué hora iría su
tío a casa de sus abuelos, o si éste pasaría por su cuarto primero. Por si acaso al salir de clases se
fue directamente a su cuarto, tomó una muda de ropa, su cepillo de dientes, sus apuntes para las
clases del día siguiente, se bañó y vistió y rápidamente se dirigió al centro comercial en el que se
encontraba el cine. Llegó casi dos horas antes de lo acordado, pero se entretuvo una hora
caminando y viendo tiendas, algunos de sus compañeros de la universidad estaban ahí, pero lo
ignoraron. Bum tomo eso como un signo de que el día sería uno bueno.

Sangwoo llegó puntual, tenía el cabello peinado hacia atrás, vestía de manera casual pero aún así
parecía como alguien salido de una revista.

“Me veo bien?”, preguntó el alfa, dándose una vuelta.

Bum asintió, aún sin poder creer que eso realmente estaba pasando.

Sangwoo le echó una mirada rápida. “Tú no te ves mal, hasta pareces normal.”

Tomó eso como un cumplido, se había esforzado en verse lo mejor que podía con lo poco que
tenía. Verse normal había sido uno de sus objetivos.

Sangwoo le dio a escoger la película, pero Bum no sabía cual, así que prefirió que fuese el alfa
quien escogiese una, alegando que éste sabía más de esas cosas. Compraron los refrescos y el
popcorn, Sangwoo no permitió que Bum pagara por nada, diciendo que él lo había invitado.

Los asientos que Sangwoo había comprado estaban algo alejados del resto, y como era una
película que le quedaba pocos días en cartelera, no había mucha gente.

Mientras se acomodaban y esperaban a que comenzase la película, Bum se dio cuenta de que al
alfa le encantaba hablar, el beta no tenía mucho que decir de su casi inexistente vida social o
personal así que gustaba de escuchar lo que el otro contaba de la suya. La mayoría de las veces era
sobre alguna anécdota en las fiestas con sus amigos, otras veces hablaba de los cursos y cosas de
la universidad. Bum sentía mucha envidia de los personajes en sus historias, ellos pasaban casi
todo su tiempo a su lado, podían verlo reír y estar cerca de él sin temor a nada.
Durante el transcurso de la película era obvio que Bum se había perdido en la historia, estaba muy
al pendiente de cada movimiento que hacía el alfa a su lado y no estaba seguro de qué dictaba el
protocolo de citas en ese momento, ¿sería muy pronto para tomarle de la mano?

¿Sería mejor esperar a que Sangwoo, como alfa, tomara la iniciativa?

Trató hacerlo un par de veces, en una el alfa se volteó a verlo y le preguntó qué necesitaba y Bum
tuvo que decirle que quería ir al baño como excusa.

Al salir caminaron un rato por el centro comercial, curiosamente no se encontraron con


compañeros de la universidad, o si lo hicieron Bum no se dio cuenta. Fijaba toda su atención en
Sangwoo, y éste disfrutaba de ello. Poco a poco el beta se sintió lo suficientemente cómodo como
para iniciar temas de conversación, o reír libremente cuando el alfa contaba alguna anécdota
graciosa.

“Es tarde, te llevo a tu casa.”

Bum asintió.

Se debatió en si sería buena idea decirle que no tenía a dónde ir mientras caminaban al
estacionamiento. Había olvidado buscar algún motel disponible para pasar la noche, talvez lo
mejor sería decirle a Sangwoo que lo dejase cerca a uno. Sujetó su mochila con más fuerza y por
primera vez en toda la noche tuvo vergüenza de su situación.

Sangwoo le abrió la puerta del auto, invitándolo a sentarse.

El vehículo estaba tan bien cuidado que parecía nuevo, los alfas eran conocidos por ser algo
desordenados pero no había nada fuera de lugar ahí.

Se distrajo mirando a la calle mientras esperaba que Sangwoo entrara también, se preguntó
distraídamente cuántas de esas personas conocían al alfa, cuántas de las personas en el cine lo
habían visto junto a él y deseado estar en su lugar.

“Debes usar el cinturón de seguridad. Espera, lo hago yo.”

El alfa se acercó a su asiento y le colocó el cinturón, Bum creyó no poder respirar al sentir a
Sangwoo tan cerca de sí. Cerró un poco los ojos esperando calmarse, si el otro se daba cuenta que
le afectaba tanto seguro creería que era muy raro y cancelaría todo.

Pero no sintió movimiento alguno por parte del alfa, y, en cambio, una calidez recorrió su mano
derecha, Bum abrió un ojo y vio cómo Sangwoo entrelazaba ambas manos, con curiosidad. No lo
miraba, hasta que se dio cuenta que era observado y levantó la mirada, inclinándose sobre el beta.

El ambiente había cambiado, ya no sentía el frío propio de la estación, ya no sentía el peso de su


mochila sobre sus pies. Sólo existían ambos en ese pequeño espacio, Sangwoo a pocos
centímetros de él, toda su atención en Bum.

¿Debería hacer algo?

¿Qué?

“Sangwoo...”

Sintió los dedos del alfa en su nuca, seguido por sus labios fundiéndose con los suyos en un beso
lento, suave, que casi reduce las rodillas y el cerebro de Bum a un licuado. La mano del alfa
seguía sujetando la suya con decisión, sin hacerle daño. Sintió por todo su cuerpo como la
temperatura se elevaba, sintió su corazón latir en su boca, manos y cuello.

Fue un beso corto, pero el beta podía jurar que había durado horas.

Lentamente, Sangwoo se alejó de Bum y regresó a su asiento, sin soltar su mano.

“Vamos a mi casa.”

Y fue así como había terminado en el auto de Sangwoo, rumbo a la casa de éste.

Bum no sabía si el alfa estaba manejando a gran velocidad, o si su corazón se sentía en vértigo
debido a todo lo que había pasado. ¿Cómo es que en un solo día uno puede pasar de no conocer a
alguien a tomarle de la mano, besarle e ir a su casa a pasar la noche?

Miró por la ventana, el vecindario de Sangwoo era muy diferente al de sus abuelos o al suyo, las
casas no eran grandes pero se veían impecables. Era todo tan tranquilo, uno debía ser feliz
viviendo ahí. Incluso olía bien, a diferencia del vecindario donde él vivía ya que las personas
dejaban bolsas de basura en las esquinas por semanas.

Sangwoo se estacionó frente a una casa con una reja exterior y dos pisos, por lo que sabía los
padres del alfa había fallecido, así que él vivía solo en toda esa casa.

Bajó del auto sin sentir las piernas, temblaba.

No podía contener la felicidad.

El alfa se acercó para ayudarlo, riendo de buena gana al ver lo afectado que se encontraba el beta.

Abrió la reja y dejó a Bum apoyarse en el muro al lado de la puerta principal mientras él buscaba
las llaves. El beta todavía podía sentir la presión de su mano sobre su cintura, Sangwoo lo miraba
de reojo.

Apenas entraron a la casa, observó rápidamente los ambientes del lugar, la cocina al final del
pasillo, la sala por la derecha… era todo tan diferente a su cuarto o a la humilde casa de sus
abuelos. Lucía justo como un hogar debía lucir.

“Tu casa es mu—”

Fue interrumpido al sentir como el alfa lo volteaba de un tirón, casi golpeándolo contra la pared
más cercana. De inmediato lo estrechó contra su propio cuerpo, aprisionándolo.

No tuvo tiempo de digerir la situación porque Sangwoo lo besó nuevamente. Pero a diferencia del
primer beso, ese beso parecía desesperado, violento, Bum se sentía ahogado en el aroma de
Sangwoo y su cuerpo ardía con el contacto de las manos del alfa sobre él. Sintió cómo éste le
levantaba la polera, parecía buscar tocar su piel directamente, y Bum le dejaba hacer lo que
quisiera. Ambos necesitaban estar más cerca del otro, no tenía idea de qué estaba pasando pero el
sentimiento era tan intenso, que Bum dejó de lado su temor a parecer inexperto y levantó los
brazos, rodeando el cuello del alfa en ellos y acercándolo aún más a él. Sangwoo gruñó
placenteramente, Bum gimió en respuesta.

La lengua del alfa exploraba agresivamente la boca de Bum, era como si estuviera saboreando su
saliva, como si quisiera grabar en su memoria la textura de su lengua. Jamás se había sentido tan
deseado, tan querido.

Perdiéndose en lo que mandaba sus instintos, rompió el beso y se acercó al cuello de Sangwoo y,
como había querido hacer el día anterior, inhaló el aroma característico del alfa. Sintió el efecto
que aquello había tenido en el alfa sobre su muslo, y tuvo las ganas de tocarlo. Quería tocar a
Sangwoo, todo de él. Quería…

Es grande.

Nunca había sostenido un miembro que no fuera el suyo, pero se había masturbado muchas veces
pensando en cómo se sentiría el pene de Sangwoo en sus manos… en su boca… en...

Está muy duro.

Gimió nuevamente, su erección comenzaba a dolerle, sentía que la ropa le molestaba, quería…
no… necesitaba que Sangwoo se hiciera cargo de él, quería sentir su lengua recorrer su cuerpo
entero, quería que sus manos quemaran su piel. Quería a Sangwoo dentro.

“A-ahh… Sangwoo… tócame, por favor,” suplicó, tratando de provocarlo.

En respuesta el alfa dejó de mordisquearle el cuello y quitó la mano de Bum de su entrepierna,


evitando que éste siguiera masturbándolo y la sujetó por encima de su cabeza fijándola en la
pared. La mirada que le dirigió estaba nublada de placer, y a Bum se le ocurrió que parecía un
depredador a punto de devorar a su presa. Soltó más gemidos lastimeros, acercándose como pudo
al cuerpo del alfa, buscando fricción, ofreciéndose. Sumiso.

Con una sola mano el alfa desabrochó los pantalones de Bum y los suyos, se acercó al beta y
comenzó a frotar ambos miembros entre sí, no había fineza en sus movimientos, parecía tan
perdido como el beta.

Mío, escuchó decir al alfa con un gruñido ahogado, mientras su cuerpo sometía al de Bum,
empujándolo contra la pared aún más. El sentir el miembro de Sangwoo sobre el suyo lo hacía
querer explotar, lo único que pensaba era en que necesitaba tenerlo dentro de sí y pronto. No
podía parar de gemir y llamar a Sangwoo. Su mente sólo procesaba el placer que se le estaba
brindando y el que le podía brindar.

No notó la sensación pegajosa que se deslizaba sobre sus muslos, no notó lo caliente de su cuerpo
ni el aroma dulce y poderoso de un omega en celo.

El alfa estaba muy ocupado estimulando el pequeño cuerpo frente a él como para caer en cuenta
de todas estas cosas, sólo fue cuando su mano derecha se deslizó hacia el trasero de Bum,
metiéndose en su ropa interior y acariciando superficialmente la delicada piel de su ano que notó
una sustancia que no debería estar ahí.

Se separó bruscamente de Bum, éste levantó los brazos gimiendo por la pérdida de contacto.

“Omega.”

Chapter End Notes

Y es aquí donde comienza realmente el angst :)

Gracias por leer el fic, agradezco desde ya los kudos y comentarios que me dejan ♥
Chapter 3
Chapter Notes

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Omega.

Bum era un omega.

Apenas y podía entender la situación, mucho menos procesarla. ¿Cómo podía ser posible que
aquel muchacho patético, sin aroma, que a todas luces era un beta, resultaba ser un omega?
¿Cómo no lo había notado?

Maldijo entre dientes, esto había sido un descuido de su parte, uno muy grave, pero no era
momento de lamentaciones, seguramente el omega planeó todo eso. Sangwoo había pensando que
sería un beta fácil de manipular y lo subestimó, ahora el bastardo estaba usando su celo para
atraerlo y lograr que fuera su compañero. Todo esto tenía mucha lógica en la cabeza del alfa,
aunque la realidad era que el hecho de pensar se le hacía muy complicado cuando su instinto alfa
sólo pensaba en hundirse en Bum, marcarlo con besos y mordiscos, hacerlo suyo una y otra vez
hasta que no el mundo entero lo supiera, el aroma dulce lo estaba volviendo loco y si no se
acercaba iba a—

No. no. no.

Sangwoo apretó los puños, su instinto alfa le pedía a gritos hacer suyo al omega en celo frente a
él, arrancarle la ropa que aún tenía puesta, tomarlo contra la pared, morder… morder...

Cerró los ojos.

No.

“S-Sangwoo…”, escuchó gemir al omega.

NO.

Mi omega.

“¡ALÉJATE!”

Mío.

Bum no registró el dolor que le causó ser embestido contra la pared inmediatamente, el alfa era
muy ágil como para notar que se había ido sobre él hasta que sintió la evidencia en su espalda y
cráneo. Es muy rápido, añadió su omega interior, deseando aún más a aquel alfa que parecía estar
luchando consigo mismo, aferrándose a sus hombros y sudando a mares.

¿Debía seguir llamándolo?

No podía moverse ni aunque quisiera, así que se limitó a observar al alfa frente a él. Su cabeza
estaba gacha, respiraba con dificultad. ¿Temblaba?

Por mí.

Tiembla por mí.


“Sangwoo.”

Como si lo hubiera golpeado, el alfa levantó la cabeza rápidamente, lucía fuera de sí. Parecía
observar a Bum sin reconocerlo.

“No te acerques.”

Bum jamás se había encontrado en una situación así, el aire entre ambos era pesado y caliente, no
podía pensar en nada más que en la persona que lo sujetaba fuertemente de los hombros. Jamás
nadie lo había tocado de tal manera. Así que dejó que su instinto lo guiara, esa sensación de que el
alfa estaba siendo dominado por su aroma y que se estaba conteniendo, talvez esperando algún
permiso de su parte, hizo que se sonrojara más y sonriera, sus ojos brillando de apreciación y
cariño.

Su instinto le mandaba asegurarle de que su deseo era correspondido y bienvenido, así que con
cuidado posó una de sus manos sobre la más grande del alfa, pensó que sería más difícil apartarlo
de sí pero para su sorpresa el alfa retiró su mano casi como si el contacto con Bum le quemara.
Despacio, tomó la mano que ya no lo sujetaba y lo llevó a su cuello, los ojos de Sangwoo
siguiendo sus movimientos al milímetro.

No pudo evitar el estremecimiento que le causó, pero eso no fue nada comparado con la reacción
del alfa.

Como si la fuerza de sus piernas se le acabara y no fuera capaz de sostenerse en pie por más
tiempo, cayó. Sobre Bum. Ambos cayeron, uno sobre el otro.

“No puedo más.”

El omega dentro de sí se sintió poderoso, reducir a un alfa como Sangwoo era un logro y quizá
algo que nadie había visto, sólo Bum.

Sangwoo hundió su cabeza en su cuello, inhalando libremente el aroma de Bum de una de las
zonas donde era más fuerte. Sus manos ya no sujetaban dolorosamente los hombros de Bum, sino
que una estaba en su cintura, por debajo de su polera y la otra estaba sobre su muslo.

Cuando el alfa comenzó a lamer lentamente su cuello, como si se estuviese tomando todo el
tiempo del mundo para saborear a Bum, el omega decidió que el momento había llegado. Casi en
un suspiro, y sólo a oídos del hombre sobre él, dijo. “Alfa… mi alfa…”

Sangwoo nunca había presenciado a nadie en celo, evitaba a los omegas lo más que podía. Pero
esa sensación, no, ese llamado no iba dirigido a él. Iba dirigido a lo más primitivo dentro de él, al
alfa salvaje en su pecho. Fue como si sus sentidos sólo se enfocaran en Bum, sus latidos le
sonaban en los oídos con fuerza. El aroma del omega, aceptándolo, llamándolo.

No podía luchar contra algo que deseaba con todo su ser.

“Mío.”

Con poca delicadeza tomó al omega de los muslos y lo levantó nuevamente, la única palabra en
sus labios era mío, lo demás eran gruñidos casi bestiales. Cualquier miedo que Bum sintió al ver a
Sangwoo así no era nada comparado con la lujuria líquida que le recorría por todo el cuerpo.
Rodeó con fuerza el cuello de Sangwoo como lo había hecho antes, llevándolo a su propio cuello.

“Tuyo, tuyo…”, recitaba, causando que el alfa le respondiera con gemidos y gruñidos, satisfecho.
Bum rodeó su cintura con sus piernas, haciendo un movimiento de pelvis que pusiera en claro sus
intenciones.
El alfa no necesitó más.

Apartó aún más los muslos que lo rodeaban, y dejó su peso aprisionar a Bum contra la pared, sin
dejar de lamer su cuello fervientemente. El omega podía sentir su gran erección sobre la suya, y no
pudo evitar volver a mover sus caderas hacia él, buscando fricción.

Casi de inmediato Sangwoo comenzó a moverse contra Bum, como si quisiera penetrarlo por
encima de su ropa, sus movimientos sin fineza alguna, embistiendo la frágil figura del omega.
Hubiese sido algo doloroso si Bum pudiese sentir algo más que placer en esos momentos, pero lo
único que sintió fue el deseo de tener aún más cerca al alfa, su boca sólo podía gemir. Sangwoo
dejó de lamer y comenzó a succionar su cuello enérgicamente hasta tener a Bum retorciéndose en
sus manos, sus dedos apretando la casaca del alfa y sollozos cortos y rotos salían de él casi
ahogándolo. Se sentía como si corrientes eléctricas pasaran de su espina directamente a su
miembro, haciendo que palpitara casi dolorosamente.

En lo único que pensaba Sangwoo era en estimular al omega, en hacerse digno de ser su
compañero y brindarle todo el placer que pudiese. Así que sin detenerse siguió dándole fuertes
embestidas, sintiendo ambas erecciones contra la otra.

El aroma del Bum cambió y Sangwoo, que estaba muy al pendiente de ello, lo notó enseguida, se
va a correr pronto.

Sus movimientos se hicieron más frenéticos, sus manos fueron de los muslos del omega a su
trasero, apretando sus nalgas y sintiendo el líquido entre ellas.

“A-ah…Sangwoo…”

Bum gemía, sus manos se aferraban al cabello de Sangwoo, tirando de él más cerca, consiguiendo
una fricción adicional por la que perdía la cordura, y antes de que incluso se diera cuenta de lo que
estaba sucediendo, ya se había corrido, con la espalda arqueándose contra la pared.

Todo lo veía nebuloso, sus ojos no podían enfocarse en nada y tenía que esforzarse por respirar.
Sus muslos y entrepierna aún más húmedos, sentía el líquido lubricante salir de dentro de sí. Se
sonrojó, ¿le gustaría ver eso a Sangwoo o le daría asco?

No sabía que el alfa estaba luchando contra darle la vuelta, ponerlo frente a la pared, arrodillarse
frente a su trasero, abrirlo y comérselo hasta que no quedara ni rastros del líquido en su cuerpo.

Habría tiempo para eso, en ese momento era más importante satisfacer al omega.

Finalmente lo liberó, lamiendo dulcemente el cuello de Bum, mientras éste parecía ido. Le besó,
salvajemente y cuando el omega comenzó a responderle, el alfa se retiró, arrancándole los
pantalones y la ropa interior con una fuerza descomunal, arrojándola hacia al lado y, para sorpresa
de Bum, poniéndose de rodillas frente a él.

Admiró las piernas delgadas y torneadas del omega, el líquido que corría entre ellas le hacía
salivar. Era frágil, débil, alguien a quien proteger. El alfa dentro de sí rugió con vigor, quería ser él
quien protegiera a ese omega, toda la vida.

Sus caderas eran algo anchas para un beta, y si Sangwoo hubiese tenido aún algo de conciencia
hubiese pensado cómo rayos se le ocurrió que alguien con un cuerpo así fuese un desabrido beta.
Era obvio que el cuerpo de Bum estaba hecho para complacer a un alfa, para crear una familia y
criarla. Su cuerpo estaba hecho para Sangwoo.

Ser observado de tal manera, con tanta hambre por un alfa hizo que Bum volviera a excitarse, su
tiempo de recuperación reducido a casi nada estando en su primer celo con un alfa en iguales
condiciones frente a él. Su miembro se levantó, como si pidiese atención, haciendo que Sangwoo
fijara su mirada caliente en él.

“Porfavor… p-porfavor…”

Casi embriagado el alfa se acercó a su miembro, su boca cálida, casi abrasadora, provocándole
espasmos en todo su ser, aún sin haber contacto. Hasta que lo hubo, y tal fue el placer que por un
segundo el omega pensó que se había corrido. Sangwoo succionó la punta como si la vida se le
fuera en ello.

“¡Ah!”, gritó.

Bum nunca había estado tan duro en su vida. La lengua de Sangwoo le envolvió el miembro
dentro de su boca, acariciándolo, empujándolo mientras tragaba, y los gruñidos del alfa eran lo
único que escuchaba. Estaba paralizado, no podía creer que ese era él y que eso le estaba pasando.

El alfa lo tenía sujeto por la caderas con fuerza, y Bum tuvo que resignarse a no poder empujar ni
embestir contra esos labios suaves alrededor de él. Al omega le costaba respirar, tenia fuego en los
pulmones, en su miembro, en el espacio entre sus nalgas. A pesar de que estaba sollozando de
placer nuevamente, no quería apartar su mirada de Sangwoo ni perderse un minuto de lo que le
estaba haciendo. Así que eso era lo que se sentía ser querido y deseado, casi ríe.

Se iba a correr pronto, lo sintió. Recordó las veces en las que se había corrido pensando en
Sangwoo, en los fuertes brazos que en esos momentos lo sujetaban, en la boca que lo acariciaba,
en aquellos ojos que lo miraban con tal calor que lo hacía avergonzarse.

“P-pronto…aah…”, le advirtió. No sabia cómo consiguió hablar, pero creyó que era correcto
avisarle. Jamás había recibido una mamada, así que no sabía qué hacer.

Pero Sangwoo no le hizo caso, por el contrario, sintió que el alfa se había vuelto más violento, lo
apretaba con más fuerza, succionaba como si quisiera… como si…

Los ojos de Sangwoo lo miraban fijamente, su rostro estaba enrojecido, gotas de sudor caían por
su frente. Su cabello, casi siempre en su lugar, estaba alborotado. Eso era obra de Bum, eso lo
había hecho él con sus propias manos. Sus labios se veían rojos y estaban alrededor de su
miembro, bajando e introduciéndoselo todo en su garganta. Bum sintió que iba a morir.

Y acabó.

Era como si su cuerpo ya no pudiese más, se corrió y con ello se acabaron todas sus fuerzas. Sus
rodillas le temblaban, el mundo le daba vueltas, y quería llorar de felicidad.

Buscó la mirada de Sangwoo como pudo, y se dio cuenta que se había corrido en su boca. Boca
que aún estaba sobre él, succionando casi cariñosamente la punta sin dejar de mirarlo. Se separó
cuando Bum uso sus hombros de soporte, y el omega no pudo evitar observar maravillado el hilo
de saliva que los unía.

Sangwoo no escupió nada.

Ambos mantuvieron el contacto visual, Bum respirando agitadamente en iguales condiciones que
Sangwoo. El omega pudo ver lo afectado que estaba, su cremallera estaba abierta y el gran bulto
evidenciaba la erección de Sangwoo, además que el frente de sus pantalones estaba manchado.

¿Porqué no hace nada si está así?


Bum sintió más líquido escurrirse entre sus muslos, estaba listo, ¿qué más faltaba?

Acarició los cabellos de Sangwoo, casi con reverencia aunque él no fuera el que estuviese
arrodillado. El alfa se levantó, quitando con cuidado lo único que aún cubría a Bum, su polera.

La arrojó a algún rincón y juntó su frente con la del omega, sin cerrar los ojos.

Perdido, Bum sólo atinó a buscar un beso, pero el alfa se lo negó. Al bajar la mirada vio cómo
tomaba su miembro con una mano, y comenzaba a masturbarse, su mirada fija en los ojos de Bum,
su aliento sobre su boca.

Lentamente exploró el cuerpo del omega, comenzando por sus labios. Llegó a su cuello y trazó las
marcas que había hecho en él, aplicando algo de fuerza, lo que hizo gemir al omega. La velocidad
aumentó. Rozó sus pezones con curiosidad, jugando con ellos, haciendo que Bum soltara un
sonido ahogado de placer, era muy sensible ahí. Sangwoo comenzó a gruñir aún más, soltando
algunos gemidos y salivando.

Sus manos bajaron hasta sus caderas, las marcas de sus dedos impresas en ellas.

Mío.

Terminó corriéndose en el pecho de Bum, el omega no pudo evitar soltar más feromonas, la
tensión volvía con mayor fuerza. El alfa quería poseer al omega y éste estaba aceptándolo con los
brazos abiertos. Y Sangwoo viendo a Bum así, cubierto en su semen, se preguntó cómo es que
había esperado tanto tiempo, no había omega más atractivo que ese.

“Fóllame… por favor, Sangwoo…”, dijo, como una plegaria.

Los alfas eran terribles, siempre lo habían tratado muy mal y buscaban hacerlo siempre el punto de
sus bromas pesadas. No los odiaba, pero sabía que ninguno se fijaría en él seriamente. Pero ahí,
frente a la puerta principal de Sangwoo, completamente desnudo, el pecho cubierto de semen, los
pezones algo inflamados, el cuello húmedo y con marcas rojizas, líquido recorriendo sus muslos y
sus labios ardiéndole aceptó que si muriese ese día, moriría feliz. No había momento que le fuera
rival a ese.

Sangwoo lucía desesperado, pero no se movía.

Quizá él también estaba emocionado, se dijo Bum. Quizá también él había pasado su vida
esperando a alguien.

Con una lucidez que no había tenido desde que Sangwoo lo besó por segunda vez, tomó el rostro
de Sangwoo entre sus manos y habló, decidido. “Te necesito.”

Sintió algo de vértigo cuando Sangwoo lo levantó, apenas y pudo aferrarse al cuello del alfa antes
de caer. A grandes zancadas lo llevó hasta un cuarto casi al final del pasillo, cerró la puerta con
fuerza y lo acostó sobre una cama que olía al alfa. El dormitorio de Sangwoo.

No notó que Sangwoo aún estaba vestido hasta que comenzó a quitarse lo que llevaba puesto,
dejando a la vista de Bum músculos grandes y definidos. Estaba bajándose los pantalones cuando
vio al omega en su cama tocar con un dedo el semen en su pecho y llevarse ese mismo dedo a la
boca.

Casi hace trizas su ropa interior por la rapidez con la que se la quitó.

Te voy a tocar como me dé la gana hasta que te corras.


Te voy a penetrar con tanta fuerza que no querrás que salga nunca.

Te quiero partir en dos.

Me voy a correr dentro de tí.

Cuando Sangwoo introdujo el primer dedo, Bum se arqueó involuntariamente. Quiero más,
pensó, impulsando su cadera hacia atrás, buscando más. El alfa no necesitaba prepararlo, pero lo
dejó ser, sabía que muy probablemente era la primera vez que Sangwoo estaba en presencia de un
alfa en celo, así que todo lo que hacía tenía un tono de curiosidad. Al llegar al tercer dedo creyó
llegar al límite de su cuerpo, los dedos se Sangwoo eran grandes y gruesos, nada como los suyos
propios. Se sintió lleno, pero no lo suficiente.

El alfa se movió, inquieto, resopló e hizo un movimiento con los dedos que hizo a Bum ver blanco
por varios segundos. Gimió más fuerte, casi gritando, se arqueó buscando contacto, no sabía qué
hacer y Sangwoo suspiró, satisfecho.

Una de sus manos se aferró a algunos mechones de Sangwoo, la otra alrededor de sus hombros
anchos y escondió el rostro afiebrado en el cuello del alfa para ahogar sus gemidos.

La cabeza le estallaba, sentía su propia sangre recorrer dolorosamente sus oídos y miembro.

Bum no tuvo que hacer ninguna petición, Sangwoo parecía leer sus deseos en su rostro, apretó
nuevamente su interior, y el placer fue casi insoportable, el movimiento seguía y era una puñalada
constante dentro del omega. Su agarre se tensó, para él Sangwoo era su única salvación, temía
perder la cabeza.

Repitió palabras sin sentido, orando. Escuchó a alguien murmurar algo en su oído que apenas y
pudo percibir, y los tres dedos salieron de golpe. Se sintió mareado, abierto y vacío a la vez. Ve a
Sangwoo posicionarse mejor entre sus piernas, moviéndolas para que le abran espacio, pero no
soportó el frío de estar tanto tiempo sin contacto con el alfa, así que como pudo lo jaló para que
vuelva a estar sobre él, abrazándolo con sus piernas y besándolo torpemente, necesitado.

El alfa comenzó a presionar su glande contra la entrada estrecha, tanto que ni siquiera parecía que
le hubiera metido los dedos minutos antes. Casi le duele de la presión a la que somete su miembro,
pero el placer era infinitamente mayor.

“M-más…”, pidió el omega, casi rogando.

Sangwoo respondió empujando en él.

Había visto el tamaño del alfa, aún así apenas y registró el dolor que le hubiera producido en otras
circunstancias, pero lo que no esperó fue como poco a poco el aliento se le iba, juró que podía
sentir la textura del miembro que se hacía paso dentro de él, el corazón lo tenía en la garganta de la
impaciencia, quería que Sangwoo entrara de golpe, no importaba lo que doliera.

Al alfa le hubiera encantado cumplir tal petición, pero su tamaño y la virginidad de Bum no le
estaban ayudando.

“Mierda…”

Sintió al omega clavarle las uñas en la espalda cuando llegó a estar completamente dentro, fue
placer líquido y todo en su mundo volvió a tener sentido nuevamente.

La cintura de Sangwoo estaba pegada a su pelvis, el pene en su interior se sentía duro, rígido.
Sangwoo estaba dentro de él, en él, sobre él, estaba en todas partes y no había sensación mejor.
Frotó su rostro contra el cuello del alfa, pidiéndole que se mueva.

Las primeras embestidas fueron lentas, Bum tiró la cabeza hacia atrás, extasiado. La fricción no es
dolorosa, el líquido lubricante fue lo suficientemente abundante como para facilitar la entrada, aún
así Bum deseó que pudiese experimentar el ardor de tales embestidas. Será para otra vez.

Bum sintió que Sangwoo se está hinchando dentro de él, casi palpitando, y le embistió en el lugar
que le hizo perder la visión cuando le metió los dedos, juró ver estrellas. Me voy a correr, pensó,
la cabeza hecha un batido. Así que siguió incitando al alfa a aumentar el ritmo cada vez más y
más, el último atacaba su próstata ferozmente.

Quiero todo de Sangwoo, su fuerza animal y amabilidad. Quería que éste lo destruyera, lo
desarmara y lo volviera a armar. No podía parar de susurrar incoherencias, balbuceos,
declaraciones de amor, contra su oído.

“Estrecho…”, dijo el alfa, parecía que su cerebro era incapaz de procesar más de un pensamiento
a la vez, todos relacionados a poseer, a marcar. Los gemidos desgarradores que soltaba el omega
seguramente podían ser escuchados por cuadras.

Bien.

No podía dejar de mirar al omega retorcerse de placer en sus brazos, su boca abierta y los
reiterados jadeos. Bajó la mirada y se encontró con algo aún más estimulante. Su miembro,
visiblemente demasiado grande para un cuerpo tan pequeño, entrando y saliendo del interior del
omega, podía ver su pene brillante, cubierto del fluido del omega mezclado con el suyo propio.

No supo cuánto tiempo estuvieron así, sus movimientos erráticos y descoordinados, sólo
separándose para gemir y respirar. Sangwoo lo embestía con estocadas cortas y Bum sintió cada
vez menos sangre en su cabeza.

Los brazos del alfa rodearon a Bum, llevando sus manos hacia su trasero, apretándolo. El omega
gritó.

Casi lloró la segunda vez que Sangwoo lo hizo.

Bum sintió una creciente presión sobre su próstata, con sorpresa. Sangwoo rodeó su cintura con
ambas manos, levantándolo levemente de la cama, buscando estar lo más profundo posible dentro
de él. Todo era tan confuso, hasta que algo cálido estalló en su interior, llenándolo con intensas
ráfagas de placer, y se arqueó contra su cuerpo, corriéndose también.

Bum tiró la cabeza hacia atrás, dejando todo su cuello expuesto en clara invitación, quería ser
poseído por el alfa.

Mío.

Sangwoo lo tomó del cabello, acercó su boca y con gran fuerza lo mordió en el mismo punto que
antes había besado. El sabor de la sangre del omega inundó su boca, sólo un poco bastó para
forzar una nueva descarga de semen dentro de Bum, tan potente que lo dejó mareado.

Sintió como su miembro se hinchaba en la base, aprisionándole dentro del cuerpo del omega,
seguía eyaculando.

Apenas soportaba la presión del nudo de Sangwoo, el tremendo placer al sentir cómo se
agrandaba en su inteior, rozando sin compasión el lugar de mayor satisfacción de un omega.
Fue como si toda la tensión se liberara, como si se hubiera roto una cuerda. No fue sólo el
orgasmo, ni el nudo, sino fue el sentido de pertenecer, finalmente. Su cuerpo temblaba, no tiene
idea de qué día era o si la humanidad aún seguía de pie. Lo único que sabía era que el alfa sobre sí
era suyo, y viceversa, para toda la eternidad.

Apretó el cuerpo de Bum contra él, agotado y cerca de su límite, acomodándose. El omega apenas
y pudo encontrar fuerzas para rodearle con los brazos, manteniéndolo pegado a él, sus piernas
dobladas sobre las suyas.

“Bum.”

Sangwoo recargó su frente en el hombro del omega, llenando sus pulmones en bocanadas
grandes. Lamió un poco su cuello, buscando aliviar el dolor de su, ahora, compañero.

Todo olía como debía ser, finalmente el omega era suyo y de nadie más.

Bum se despertó solo al día siguiente en una casa desconocida.

Por un momento estaba desorientado, se quedó mirando el techo sin moverse. De repente los
recuerdos inundaron su mente. ¿Había sido un sueño?

Se sentó, lo primero que Bum sintió fue un agudo dolor en la zona baja de su espalda, seguido por
la sensación de algo escurriéndose entre sus muslos. Levantó la sábana, asustado.

Semen.

Sus muslos, pecho y abdomen estaban cubiertos de mordiscos y marcas de succión, estaba lleno
de moretones. Ninguno dolía mucho, ni siquiera cuando por curiosidad Bum acercó uno de sus
dedos, ejerciendo presión sobre ellos.

Lo segundo que sintió fue una presión en su cuello, le dolía un poco. Se puso de pie, rodeando su
cuerpo con la sábana y acercándose como pudo a la puerta. Estaba abierta.

“¿Sangwoo?”

Nadie.

El olor de Sangwoo inundaba la casa, pero no era lo suficientemente fuerte como para asegurar
que el alfa estuviese aún ahí.

Casi cojeando recogió su ropa y mochila tiradas por la entrada principal, y buscó el baño que para
su buena suerte se encontraba al lado. Como pudo encendió la bañera, no sabía si estaba
sobrepasando sus límites pero se dijo que si no hacía un alboroto y dejaba todo como estaba no
habría problema. Después de todo su alfa había sido muy—

Mi alfa.

Con cuidado fue hacia el espejo, y se miró. La marca en su cuello se veía reciente, pero no
sangraba. Parecía diferente, había un brillo en sus ojos que no existían antes, su piel hasta lucía
más saludable.

Terminó de bañarse, cantando una canción en voz baja, feliz.

Se vistió con la muda de ropa que había llevado, mientras pensaba en qué hacer. Sangwoo
probablemente había tenido clases temprano y no había querido despertarlo. Lo mejor sería que
fuese directamente a la universidad, no había razón para no hacer lo que ya tenía planeado.
Llevaba las anotaciones del día y lo demás estaba en su casillero.

Seguramente se encontraría ahí a Sangwoo, hablarían de lo que había pasado y buscarían la mejor
manera de hacer oficial su relación.

Bum sonrió, no había forma de equivocar la señales. Sangwoo lo había mordido, quería estar a su
lado para siempre.

En el camino sentía que todos lo miraban diferente, él mismo se sentía diferente. La marca en su
cuello le latía bajo el cuello de la casaca que llevaba. Hacía algo de frío.

Cuanto más se acercaba a la universidad, más sentía que lo observaban. Alrededor de él


estudiantes que lo conocían de vista, murmurando entre sí. No sólo era el hecho de que el beta
raro no olía a beta, sino que además olía a apareado. Algunos negaban con la cabeza, como si no
pudiese aceptar lo que seguramente era un truco de sus sentidos.

Cuando llegó hasta su casillero, dejó la ropa sucia en una bolsa dentro de él, y sacó lo que iba a
necesitar. Con lo tarde que había llegado sólo tenía tiempo para entrar a una clase ese día.

¿Tendría que almorzar con Sangwoo?

Al pasar por un pasadizo se percató que el alfa que lo había casi amenazado con la mirada estaba a
unos metros de él. Trató de irse a otro lado, pero ella fue más rápida y lo tiró contra la pared.

“Tú, ¿qué tienes ahí?”

Se acercó a su cuello, oliéndolo.

El instinto de Bum fue liberar feromonas pidiendo ayuda a su alfa.

Jieun no sabía qué pensar.

Omega. Aquel tipo con el que Sangwoo salió un día antes era un omega. Y no tan sólo eso, sino
que olía diferente, olía a alguien que ella muy bien conocía.

Olía a Sangwoo.

Con fuerza le quitó la casaca de los hombros de Bum, dejando a la luz una muy reciente mordida,
los alfas que la acompañaban soltaron un quejido, alejándose un poco al reconocer la mordida de
un alfa poderoso, pero a Jieun no le importaba. Sintió la furia llenar su cuerpo entero, deseaba
destrozar al be- omega frente a ella, quería descuartizarlo con sus propias manos.

Lo tomó del cuello y lo levantó.

“No me vas a quitar lo que es MÍO.”

Bum sabía que no era lo suficientemente fuerte como para defenderse, su única salvación era que
alguno de los que estaban cerca, observando, se apiadara de él y lo defendiera. Lloró, pidiendo
ayuda. “P-por favor… no puedo…”

Frente a él ya no estaba más la alfa atractiva que lo había amenazado un día antes, sino una bestia
con dientes que gritaba sin control, que le hundía las uñas en el cuello haciendo que en su visión
aparecieran puntitos blancos.

“Sangwoo…”
Y así, lo soltó. Bum oía gritos pero estaba más preocupado en volver a respirar. Se llevó ambas
manos a la garganta, temiendo que le hubiese dejado alguna herida sangrante. Felizmente sólo
estaba algo irritado.

“¡IMBÉCIL, LO MORDISTE!”, escuchó a la alfa gritar.

Sangwoo la tenía aprisionada usando su cuerpo, mientras ésta luchaba con patadas y puñetazos
contra su agarre. Bum casi deseó estar en su lugar, sólo para volver a sentir a Sangwoo tan cerca
de sí.

Casi.

Ninguno de los alfas compañeros de Jieun se acercaron a ayudarla, la más cercana a Bum, una
muchacha alta de cabello rojo, sólo se limitaba a advertir a Sangwoo que no le hiciese daño. El
grupo de Sangwoo también se encontraba ahí, evitando que las personas se quedaran a observar.
Cuestión de alfas, decían.

“¿¡PERDISTE LA RAZÓN?!”

“Jieun.”

Parecía que Sangwoo se estaba frenando a sí mismo, sólo soportaba los golpes de Jieun, tratando
de inmovilizarla, pero era inútil, la alfa se movía continuamente sin importar la presión que el alfa
ejerciera sobre ella.

“¿¡Cómo pudiste?! ¡No quiero verte nunca más, no mereces ser el líder de tu grupo si ese es el
omega que elegiste como compañero!”, gritó a todo pulmón, alertando incluso a las personas al
final del pasillo.

Con rapidez y bruscamente, Sangwoo arrojó a Jieun contra una pared, haciendo que cayera y se
golpeara el brazo. Levantó la mirada con furia, sus ojos llenos de lágrimas traicioneras, la
impotencia marcada en su semblante.

De pie, frente a ella, estaba Sangwoo. Sus labios en una mueca de asco, sus ojos fríos.

“Estoy harto de que me retes, si quieres hacerlo apropiadamente nos veremos al final de clases. Si
esa no es tu intención te advierto que no soportaré más desafíos de ti. No soy como los demás, no
tienes poder sobre mí.”

Jieun le escupió.

Todos los alfas presentes dejaron de respirar. Todos sabían que Sangwoo había mandado al
hospital a otros alfas por menos que eso. Al instante varios miembros del grupo de Jieun trataron
de ir en su ayuda, pero fueron bloqueados por los del grupo de Sangwoo. Bum temblaba de
miedo.

Sangwoo la jaló del cabello haciendo que Jieun gritase con más fuerza.

“¡Suéltame, loco de mierda!”

“Sigue así, no puedo esperar a bañar el suelo con tu sangre.”

Finalmente el sentido de supervivencia pudo más, y la alfa tuvo que aceptar que en cuestiones de
fuerza él era más poderoso que ella. Soltó un gemido y bajó la cabeza en sumisión, pero sus
dientes rechinaban de furia.
La soltó contra el piso, y fue ahí cuando los alfas de Sangwoo dejaron a los de Jieun acercársele.

El alfa se aproximó a Bum, y con poca gentileza, casi con odio, lo puso de pie.

“Bum vivirá conmigo.”

Jieun parecía estar a punto de arrojarse sobre Sangwoo (o sobre él, Bum no estaba seguro) pero se
contuvo, lo que le decían sus alfas la aplacaron.

Y así fue como terminó cruzando a toda prisa los parques de la universidad, la mano de Sangwoo
entrelazada a la suya.

Bum vivirá conmigo.

Era cuestión de tiempo, algo como la mordida entre una pareja no se podía ocultar. Sangwoo sabía
esto, pero aun asi no podia evitar sentirse engañado. Lo mejor sería que Bum viviera con él, así lo
vigilaría y seguiría manteniendo la imagen del alfa ejemplar, puesto que abandonar omegas no era
nada aceptable en su sociedad.

“Sangwoo…”

Apresuró el paso, apretando con fuerza la mano del omega, escuchó un quejido pero lo ignoró.

Encontraría la forma de romper ese vínculo, de ninguna manera estaría atado a un omega, mucho
menos uno como Bum.

No sabes lo que te espera.

Chapter End Notes

Nunca he escrito tanto smut, espero que les haya gustado ♥ Se vienen más escenas
explícitas pero con angst.

No se preocupen, Sangwoo sufrirá.

¡Gracias por los kudos y comentarios!


Chapter 4
Chapter Notes

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El edificio era nuevo y estaba muy cerca de los dormitorios de los omegas. Sangwoo jamás había
ido al centro médico, pero había enviado a varios allá. Sin embargo todos sabían dónde se
encontraba, era una de las primeras cosas que se decían en las clases introductorias de primer año.

Estaba furioso, las enfermas que se cruzaron con él se alejaron asustadas. Al ser betas no podían
olerlo, pero su rostro lo delataba.

La mano delgada en su palma lo hizo enfurecer más al recordarle su nueva situación y la razón por
la que fue ahí. El aroma de Bum era lo más predominante que Sangwoo podía oler, pero se juró
ignorarlo, no tenía ninguna intención de entender a Bum o saber sus necesidades. Todo había sido
su culpa, de alguna manera pretendió ser un beta y usó su celo contra él y ahora tenía que lidiar
con todo este problema. Apretó la mano con más fuerza y jaló bruscamente a Bum.

Felizmente el omega se mantuvo silencioso y obediente a su lado mientras esperaba a la secretaria


que lo atendiera, de haber hablado Sangwoo no hubiera podido contenerse más y hubiera
explotado.

Quería sacarle la madre a alguien.

“Queremos una consulta,” gruñó, apenas se acercó la beta para atenderlos. Pidió la identificación
de estudiantes de la universidad a cada uno, y les indicó que esperaran, que la doctora los
atendería pronto.

Sangwoo sabía que no esperaría mucho, había sólo otro paciente en la sala y era un omega que
olía muy mal, seguramente cerca de su celo, y que lo miraba asustado. Le sonrió cruelmente, y el
omega casi se pone a llorar, huyendo hacia los baños.

Eso lo puso de mejor humor.

La puerta del consultorio frente a ellos se abrió, y una beta de mediana edad salió con unos
papeles en la mano. “Pasen,” dijo, sin elevar la mirada.

Sangwoo se levantó y empujó a Bum para que entrara primero al consultorio, la mirada de la
doctora estudiaba al omega con curiosidad. Pudo notar el momento exacto en el que descubrió la
mordida, que apenas y sobresalía del cuello de la casaca. Silenciosamente esperó a que ambos
entraran para cerrar la puerta y sentarse en su escritorio, frente a ellos.

“Nombres.”

Sintió a Bum jugar con sus manos a su lado, nervioso. Se forzó a no voltear a mirarlo y
concentrarse en responderle a la mujer, malditos instintos. “Oh Sangwoo.”

La doctora tipeó su nombre en la computadora, y miró a Bum pidiéndole el suyo.

“Yoon Bum.”

Tipeó nuevamente, pero se quedó mirando la pantalla como si no entendiese las palabras frente a
ella, el gesto en su rostro de extrañeza. Algo no encajaba y Sangwoo sabía exactamente qué.
“Yoon Bum,” dijo. No era una pregunta, sino parecía más bien contemplar el archivo del omega
frente a ella.

“Sí.”

Finalmente dejó de lado la computadora, toda su atención en ellos. Su mirada le recordaba a una
profesora beta que Sangwoo tuvo en la secundaria. Era muy estricta y muchos alfas le tenían
miedo, aunque lo ocultaban. Esta mujer tenía la misma frialdad y mirada calculadora en sus ojos,
algunos betas tenían ese mecanismo de defensa, ese no te tengo miedo aunque Sangwoo estaba
seguro que sabían muy bien que si un alfa quisiera, los mataría sin gastar mucha energía.

“Está inscrito como beta.”

Sangwoo soltó una risa sin gracia. No me diga. “Claramente cometieron un error.”

La mujer no se inmutó ante la clara provocación, sino que levantó sus lentes con el índice y le
respondió. “No era un beta entonces, sino que no se presentó.”

Fue muy cauta como para no sonar altanera, algo que viniendo de un beta hubiera ocasionado en
Sangwoo una reacción violenta. Su tono fue casi monótono, se limitó a informar en lugar de hacer
parecer que lo estaba corrigiendo.

Se apoyó en el respaldar de su silla, como si pudiese observar a Bum mejor desde esa distancia.
“Puedo notar su mala nutrición, es muy pequeño… incluso para estándares omegas. Su pareja ha
vivido en muy malas condiciones, esa pudo ser la causa.” Algo brilló en sus ojos y se acercó,
apoyando ambos brazos en el escritorio, mirando fijamente a Bum. “Aunque hemos tenido casos
de omegas reprimidos por malas experiencias con alfas.”

Como si hubiese dicho algo terrible, Bum se tensó, conteniendo la respiración. Sangwoo odió sus
nuevos instintos por notarlo.

“Lo mejor será que coordinemos una entrevista,” siguió la mujer, girando nuevamente hacia su
computadora.

Todo eso se le hacía tedioso a Sangwoo, iba a negarse cuando siente a alguien apretar fuertemente
su brazo derecho. Por primera vez durante toda la consulta voltea a ver a Bum, más sorprendido
porque se haya atrevido a tocarlo que por preocupación. El omega temblaba, pero su agarre era
decidido aunque desesperado y su tono suplicante. “N-no… Sangwoo…”

A pesar que era un murmullo, la doctora lo escuchó.

Le importaba muy poco la razón de Bum para negarse a otra consulta, pero sabía que los doctores
eran entrometidos y no tenía ningún interés en volver a ese lugar, a menos que le ofrecieran una
solución a su problema.

Tomó la mano de Bum entre las suyas, apretándola con fuerza y sonriendo dulcemente falsamente
como muchas veces lo había hecho para seguir con su imagen de alfa ejemplar.

“Gracias, pero creo que lo resolveremos solos.”

“Si está seguro,” abrió un cajón y le dio unos papeles de colores con gráficas y mucho texto a
Bum. “Toma estos folletos, te ayudarán a entender lo que te está pasando. Supongo que por lo
reciente de la marca en su cuello lo mordió durante un celo, uno reciente.”

Volvió a su computadora, Sangwoo pudo reconocer la página donde estaban registradas sus
asistencias.
“Sí,” respondió Bum.

“Usualmente duran una semana, pero debido a los cambios que su cuerpo está experimentando
para adecuarse a su nuevo compañero, el celo se terminó el día que lo mordieron,” tipeó unas
palabras. Sus cejas se levantaron en sorpresa, miró de reojo a Sangwoo. “El primer día.”

“Mmm.”

Hizo una mueca, para Sangwoo era claro que no aprobaba que haya mordido a Bum en el primer
día de su primer celo. Pfft, para lo que le importaba la opinión de una vieja imbécil.

“No tienen porqué preocuparse de eso entonces. El aroma de su compañero lo incitará pero eso no
será problema para un alfa de su nivel.”

Alfa de su nivel. Un alfa de su nivel no debería estar en ese lugar, junto a un omega como Bum
escuchando a una beta sobre los efectos de una mordida. Sangwoo se concentró para no destruir la
habitación.

“Necesita supresores,”dijo. Y añadió, para seguir con la imagen de alfa responsable. “No
queremos ningún accidente en la universidad.”

En parte era verdad, sabía muy bien del poder que ejercían los omegas sobre sus parejas alfas,
sabía que muy pronto las feromonas y el aroma de Bum lo volverían loco, que su instinto le
dictaría estar al tanto de Bum y lo que pudiese necesitar. Esas pastillas supresoras harían que el
aroma de Bum se confundiera con los de los demás, así podría ignorarlo más fácilmente.

“Dadas las circunstancias tiene razón. Los omegas apareados usualmente no necesitan supresores
porque esperan a estar por graduarse para la mordida.” dijo, pensativa, abriendo uno de sus
cajones y sacando unas cajas. Nadie quería tener a un alfa montando a un omega en medio del
campus de la universidad.

“Tome media pastilla antes de venir a la universidad pero asegúrese de haber comido antes. Le
aconsejo tomar bastante agua, eso disminuirá la cantidad de feromonas y evitará… un accidente.”

Bum tomó las pastillas, guardándolas en su abrigo inmediatamente, junto con los folletos en su
regazo.

“¿Algún otro efecto?”

“Ninguno, estas pastillas son inofensivas si se toman en una dosis adecuada. El señor Yoon no
tendrá problemas, su aroma volverá a su intensidad normal cuando lleguen a casa.”

Sangwoo se puso de pie, Bum lo siguió. Para él esa consulta ya había terminado y el ambiente del
centro médico le estaba comenzando a irritar. Era el efecto de tantos betas en un solo lugar.

“Ah, una última cosa,” llamó la beta cuando estaba por abrir la puerta. “Necesita llenar este
formulario, la universidad requiere saber cuando un estudiante ha sido mordido, y el formulario es
para registrarlos apropiadamente. De todas formas ya los agregué a una lista especial.” Le alcanzó
unos papeles a Sangwoo, al ver que éste no hacía ademán de tomarlos, se los dio a Bum. “Esto les
permitirá excusar sus ausencias en caso de accidentes, y tomarse una semana en caso de celo. El
siguiente llegará más pronto de lo usual, tomen sus precauciones.”

“Muchas gracias,” se despidió Bum, Sangwoo no esperó a escuchar la respuesta de la mujer, sino
que se dirigió lo antes posible a la salida.
Esperó unos segundos a Bum, que llegó algo agitado. Lo tomó del brazo y lo llevó al
estacionamiento. Él, caminando a grandes zancadas, y Bum tratando de llevarle el paso y no
tropezar.

Cuando llegaron a su auto, el omega llamó. “Sangwoo…”

El alfa casi lo empuja contra el vehículo, pero recordó que aún estaban en público.

“Entra al auto.”

Dentro, Sangwoo decidió que no podía aplazar esa conversación ni un minuto más.

“Te llevaré a casa, de ahora en adelante vivirás conmigo,” dijo, iniciando el auto. “¿Vivías solo?”

“Sí,” respondió Bum, nervioso.

Ninguno habló por unos minutos. Sangwoo creyó que finalmente Bum había entendido la
situación y no trataría de entablar conversación.

Se equivocó. “Debo llamar a mis abuelos, querrán conocerte…”

Estaba nervioso, lo miraba pero el alfa insistía en no hacerlo, de lo contrario sabia que lo arrojaría
fuera del vehículo. ¿Presentarle a su familia? Apretó el timón con fuerza, imaginando que era el
cuello de Bum. Sangwoo no quería tener nada que ver con la familia de este desadaptado, apenas
y aceptaba que tendría que vivir con él. Y eso era claramente temporal, sólo hasta saber cómo
deshacerse de él.

Presentarle a su familia. No en esta vida.

“No,” gruñó, usando su voz alfa. Sólo funcionaba con omegas, debería funcionar en Bum así
fuese un omega defectuoso. “Llama a quien tengas que llamar, pero no pisarán mi casa.”

No hubo respuesta.

Luz roja.

Se giró, amenazador. “¿Entendiste?”

“Sí,” Bum se movía mucho en su asiento. Sangwoo lo miró de reojo para ver cuál era el problema,
pero fue su olfato el que dio con la razón de porqué el omega estaba tan inquieto.

Mi voz alfa lo excitó. Este idiota...

Se estacionó frente a su casa, sacó las llaves de su bolsillo, abrió la puerta e indicó a Bum a que
entrara. Antes de salir y cerrar con la clave de seguridad, le gruñó a Bum, usando nuevamente su
voz alfa.

“Asegúrate de tomar esas malditas pastillas.”

Y le cerró la puerta en la cara.

Había sido un día muy complicado y merecía un descanso. Tenía mucha rabia acumulada.

Aquello no debía ser sano, se dijo.

Luego de dejar a Bum decidió volver a la universidad a entregar algunos trabajos y sacar sus
apuntes del casillero. No estaba muy seguro de qué hacer, podría salir con su manada pero no
tenía ganas de divertirse follando alfas, quería partirle la madre a alguien.

Por la mañana había tratado de hacer que Donggyu lo retara pero el gordo imbécil sólo se sometió
a él, bajando la cabeza y aceptando su culpa en todo el problema con Bum sin reclamar.

Lo que Sangwoo necesitaba era a alguien que creyera que le podía ganar, alguien que hiciera
explotar la violencia en sus instintos más bajos. Quería sangre en sus manos, quería golpear a
alguien hasta que los puños le dolieran de tantos golpes.

“Oh Sangwoo.”

Sangwoo se dio la vuelta, aburrido. “Se nota que tienes mucho tiempo libre, Seungbae.”

El beta parecía tener esa cara de estreñido permanentemente, o talvez sólo la usaba cuando tenía
que lidiar con Sangwoo. De cualquier forma, el alfa no tenía ganas de hablar con él.

¿Pero no era acaso esa una oportunidad divina para romperle la cara a ese sujeto?

No, a pesar de que Seungbae se metía constantemente en sus asuntos, golpearle no le daría al alfa
ninguna satisfacción. El beta y él sabían quién era superior físicamente.

“Mostraré a todos cómo eres en realidad.”

Ah, el mismo discurso de siempre. “¿No te cansas?”

Seungbae apretó el folder en sus manos, con impotencia.

Para mayor efecto, Sangwoo bostezó. “Me aburres, has estado repitiendo lo mismo por años.”
Sonrió, levantando ambas manos. “No te he hecho nada.”

Y ahí estaba. Seungbae casi arrojó su folder con ira, acercándose a Sangwoo y casi escupiendo las
palabras en su rostro. “Perdí la beca por tu culpa, sabías lo que me import—”

“Ah. Te equivocas. Me culpas por algo que gané limpiamente, la beca se le dio al mejor y fui yo.”
Es cierto que una pelea con el beta no le daría ninguna satisfacción, pero vencerlo en lo que más
orgullo le daba era casi orgásmico. Su rostro de impotencia, ira y decepción al escuchar los
resultados del examen para la beca aún le hacía reír al alfa.

“No la necesitabas, imbécil,” dijo entre dientes. “Además has roto las reglas muchas veces, lo sé y
tú también. Sólo necesito probar una de las cosas que has hecho a espaldas del comité y
entonces…”

Siempre era lo mismo. Sangwoo no entendía de qué se quejaba, si era el beta quien iba en busca
de problemas. El alfa sólo respondía a una acción.

“Di lo que tengas que decir, te doy una oportunidad porque hoy es un día especial, ¿sabes que ya
mordí a alguien?” Se rascó el cuello, casual, como si hablara con un amigo. Seungbae parecía
estar a segundos de arrojársele encima y tratar de matarlo con su folder. “Se siente muy bien poder
marcar a un omega. Hablando de eso, ¿dónde está esa omega que te sigue a todos lados?”

Eso fue lo que hizo que finalmente el beta perdiera toda compostura y arrojara el folder al piso.
“Aléjate de ella.”

“Es un poco plana para mis gustos, pero algo bueno debe tener, ¿no?” Siguió, no le interesaba esa
omega en lo absoluto, pero no era estúpido como para no notar que al beta sí.
Una vena palpitante apareció en su frente, sus ojos se abrieron inyectados de sangre. Seungbae se
veía muy gracioso.

Pero así como ocurrió, así mismo todo rastro de furia desapareció. Sus ojos volvieron al tamaño
normal, se apartó de Sangwoo para recoger su folder, y cuando se puso de pie sonrió de lado. “Tu
relación no tiene ni una semana y ya estás buscando otros omegas. Creí que eso lo hacían algunos
alfas aburridos con sus parejas. ¿El amor se acabó? ¿Problemas en el paraíso?”

Nuevamente Sangwoo se preguntó porqué no le partía la madre.

Sonriendo para ocultar sus deseos homicidas, respondió. “¿Celoso de que yo sí tenga una vida?”
Posó una de sus manos sobre la cabeza del beta, como si fuese un infante al que se le tuviese que
educar. “Seungbae, eso no se ve bien en alguien como tú. Seguramente tienes muchas cualidades
que atraerán a esa persona especial. Capitán Astuto, ¿no era así como te llamaban los de primer
año?”

Seungbae retiró bruscamente su mano, y Sangwoo rió.

“Te advierto Oh, no me gustan los juegos. Voy a descubrirte, de alguna forma u otra.”

Alguien se acercaba, corriendo.

“Pfft, bueno, de alguna manera tienes que gastar tu tiempo libre.”

Una omega.

“¡Seung—!”

La compañera del beta los miraba desde buena distancia, Seungbae parecía haberle comunicado
telepáticamente que se mantuviera lo más lejos posible del alfa. ¿Realmente creía que tenía interés
en ella? Absurdo. Tenía mejores gustos.

“Tengo que irme, debo volver a casa y follar a mi omega. A diferencia de otros…”

Apenas se retiró, la omega se acercó al beta, buscando cualquier indicio de violencia. Le había
dicho muchas veces que Sangwoo era muy violento, y que ella había visto al alfa deshacerse de
una manada en una ocasión.

“¿Estás bien, Ju-hyun?”

Parpadeó. Algo confundida puesto que ella recién había llegado y era él quien había tenido que
lidiar con Oh. “No te preocupes, el aroma de Sangwoo no me afecta ahora que ha mordido a
alguien. Huele diferente.”

Estaba agitado, quizá Sangwoo no lo había notado, porque al ser beta no habia aroma que indicara
cuando estaba asustado, pero los enfrentamientos con el alfa siempre lo dejaban agotado. Lo tomó
del brazo y lo recostó como pudo al lado de uno de los ventanales, abriendo un poco para que
pudiese respirar mejor. “Seungbae…”

“No le tengo miedo.”

Ese era el problema. “Lo sé, pero tiene muchas ventajas de su parte. No has podido probar nada
en su contra, a pesar de ser delegado y formar parte del comité de estudiantes, ellos no te apoyarán
si no muestras pruebas contra Sangwoo.”

Un grupo de omegas se acercó, yendo hacia los casilleros frente a ellos y sacando sus cosas. Se
fueron a los pocos minutos, cuchicheando.

Ju-hyun recordó a Bum.

“Siento mucha pena por su compañero, es muy violento y Yoon Bum es tan pequeño, parece un
conejito asustado.” Se apoyó en el ventanal semi-abierto, moviendo su coleta a su hombro
izquierdo, pensativa. “Es muy extraño, estuve hablando con amigos y no sabían que siquiera se
conocieran. Sangwoo odiaba a los omegas.”

Seungbae no la miraba, su vista fija en el techo. “Pudo haberlo forzado.”

Ella negó. “Bum parecía feliz. Además, te olvidas que Sangwoo lo protegió de Jieun.”

Soltó una risa incrédula, y se dio la vuelta para apoyarse en el ventanal también. “Sangwoo no se
enamoraría de alguien como Yoon, lo vería como algo bajo su nivel. Lo conozco bien.”

No le gustó cómo lo dijo, aunque no se atrevió a negarlo. No conocía a Sangwoo tanto como
Seungbae, pero por primera vez esperaba que no tuviera razón. Había visto muchas veces a Bum
cerca de Sangwoo, observándolo con anhelo y no podía evitar sentirse algo identificada. El alfa
era un ególatra insoportable pero si hacía feliz a Bum, quizá no era tan malo.

“Ojalá no le haga daño,” agregó ella, mirando por el ventanal a Sangwoo caminando hacia el
estacionamiento, cualquiera diría que se veía tranquilo si no fuera porque tenía los puños
apretados.

No había duda que muchos omegas envidiaban a Bum, incluso ella lo hacía un poco, no tanto por
aparearse con Sangwoo como por haberse apareado con alguien a quien él amaba. Si tan sólo ella
tuviese el coraje que él tuvo y le dijese a Seu—

“Eso es,” dijo el beta a su lado, sonriendo como si hubiera tenido una epifanía.

“¿Qué?”

Seungbae se veía muy bien sonriendo, lástima que lo hiciera por estar a punto de vencer a alguien
que consideraba su némesis. Pero Ju-hyun podía pretender que era por ella. “Sangwoo es muy
violento, tú lo dijiste. No tiene ningún tipo de vínculo sentimental con Bum, de alguna forma lo
mordió sin querer. Es cosa de tiempo para que abuse de él.”

A esto ella frunció el ceño, no le gustaban los temas sobre el abuso de omegas. El gobierno era
muy estricto al respecto debido a lo físicamente débiles que eran.

“Si eso sucede lo expulsarán de la universidad y podría ir preso.”

El beta volvió la mirada hacia Sangwoo, ya muy lejos del edificio.

Su sonrisa, triunfal.

“Exacto.”

“Hola. Te gustaría—”

“Lárgate.”

Era el tercer alfa que se le acercaba, en otro momento lo hubiera considerado pero había ido a ese
bar lejos de la ciudad por una razón. Si ese idiota seguía insistiendo lo iba a joder, pero no de la
forma en que esperaba.

Hablar con Seungbae había sido la gota que derramó el vaso. Mandó a la mierda a todos los que
se le cruzaron, incluso amenazó a su grupo cuando le llamaron por teléfono, invitándolo a salir
con ellos.

Pocas veces había estado tan furioso, pero cuando sucedía siempre iba a ese lugar. Era un bar
pequeño, todo parecía viejo y sucio. Sangwoo nunca comía ahí, sólo tomaba unos cuantos tragos,
y esperaba.

Pero ya llevaba esperando una hora y sólo se acercaban para invitarle un trago, no para retarlo.
Quizá era su aroma.

“Sólo estaba siendo amable. Ni que estuvieras tan bueno.”

Ah, ya era hora.

Terminó su trago y se puso de pie. El grupo de alfas en la esquina lo miraron, curiosos. El barman
guardó la botella de alcohol, sabía que habría una pelea pronto.

Sangwoo se estiró, sus músculos cediendo placenteramente. Una pelea siempre lo animaba, y
había estado esperando mucho por una.

El alfa pareció notar por primera vez el tamaño de Sangwoo y sus músculos, claramente no le
importaron cuando trató de seducirlo, pero en un contexto como ese debía ser aterrador ver que tu
contrincante era al menos una cabeza más alto que tú y con una masa muscular mucho mayor.

Iba a ser fácil derrotarlo, pero al menos ese grupo de alfas amigos suyos le haría ejercitarse un rato.

Con rapidez lo tomó del cabello, arrastrándolo hacia la barra. El sujeto lo golpeaba como podía,
pero Sangwoo apenas y sentía los golpes. “Jajaja, ¿quieres ver lo bueno que soy?”

Lo tiró sobre la barra con un brazo, algunos vasos cayeron al piso, rompiéndose en miles de
pedazos. Sangwoo llevó una de sus manos al cuello del otro alfa, y le comenzó a dar puñetazos al
estómago. “¿Ahora lo ves? ¡Soy muy bueno!”

Siguió hasta que el sujeto vomitó sangre sobre su brazo izquierdo, haciendo que Sangwoo lo
arroje al otro lado de la habitación, sus ojos desenfocados. El grupo del alfa caído se acercó a él,
retándolo, apestando a alcohol.

Con rapidez y fuerza se deshizo de todos, golpeando con violencia a cada uno de ellos hasta no
dejar ninguno con huesos y nariz rotos. Los pateó y usó sus puños para herir a los siete alfas
alrededor suyo. Por un momento quiso imaginar que uno de ellos, el más pequeño, era Bum, pero
al no poder hacerlo se enojó aún más y le rompió la cabeza al golpearlo contra la pared. Un alfa
trato de contenerlo, y apenas y pudo llevarlo hacia el callejón en la parte trasera. Algunos de los
clientes salieron para ver la pelea.

Sangwoo escupió al suelo.

El alfa frente a él era más grande y estaba en sus treinta, además que tenía varias marcas y
cicatrices de peleas anteriores. Sangwoo apenas y parecía tener alguna. Sabía lo que pensaban
muchos ahí. Lo subestimaban. Lo veían como un niñato engreído, uno de la ciudad que sólo
buscaba divertirse. Qué equivocados estaban.

Dentro, el barman ni se molestó en salir. Sabía cómo terminaría eso.


Sangwoo se quedó en su lugar, esperando el primer movimiento del otro alfa. Podía sentir el
hambre de sangre en sus venas, era lo que justamente estaba buscando. Sus puños se tensaron.

Cuando el otro se arrojó sobre él, con el puño listo para encajarle un golpe, Sangwoo se movió
con mucha agilidad, bloqueando el golpe y pateándolo en la espalda. Lo que no tenía su
contrincante en rapidez, lo tenía en fortaleza.

No había problema, Sangwoo había contado con eso.

Nuevamente se arrojó contra él, pero esa vez Sangwoo se dejó caer con él. Ambas manos en sus
hombros, empujándose. Finalmente logró derribarlo, se puso de pie y, sin piedad, pateó con todas
sus fuerzas la rodilla del alfa más grande.

Gritos.

Sin perder un minuto se puso sobre él, rodeándole la cintura con las piernas y comenzó a reír al
mismo tiempo que le daba puñetazos al rostro mientras el otro inútilmente trataba de zafarse y
cubrirse.

Nadie intervino.

Sus brazos comenzaban a cansarse, la sed de sangre saciada y su furia parecía descansar
finalmente. El hombre bajo él ya no se movía. Por un segundo Sangwoo creyó que había muerto,
pero el movimiento de su pecho le decía que más bien se había desmayado. Sangraba mucho, su
rostro apenas reconocible bajo toda la sangre.

Sangwoo se puso de pie, entró al bar y pagó su cuenta. El barman le alcanzó una toalla húmeda.

Salió, subió a su auto.

A casa.

Tiró su casaca al asiento trasero.

Bum.

El camino a casa fue casi terapéutico. La velocidad, el silencio, la soledad. Por un momento
Sangwoo deseó vivir en ese limbo antes de llegar a su casa, odiaba todo lo relacionado con Bum,
con la universidad, con Jieun, con Seungbae, con su manada, con todo. Amaba el poder, amaba
su propia fuerza, pero debía admitir que estaba cansado.

Ya no tenía el control total de su vida, la mordida iba a cambiar todo. Eso no había estado en sus
planes.

Bum tenía que desaparecer y esa mordida con él.

Se quedó estacionado unos minutos frente a su casa, antes de decidirse a salir.

Poco le importaba lo que había estado haciendo Bum durante todo el tiempo que estuvo fuera,
aunque sus instintos le pedían asegurarse de que el omega estaba bien.

Sangwoo los ignoró.

Entró a su casa, se quitó los zapatos, y colgó su casaca sangrienta.

Todas las luces estaban apagadas, y no es escuchaba otro ruido que no fuera la respiración débil y
constante de alguien que dormía.
constante de alguien que dormía.

Los sonidos venían de su dormitorio.

Abrió la puerta con fuerza, asustando y despertando a Bum. El omega se cubrió con la manta y lo
miró aterrorizado. Sangwoo sabía que olía a destrucción y violencia, sabía que sus puños estaban
algo manchados de sangre aún después de limpiarse con la toalla. Al reconocerlo Bum lo llamó
por su nombre en voz baja. Aquello irritó más a Sangwoo.

“¿Qué mierda haces aquí?”

El omega se puso de rodillas, bajando la cabeza. “C-creí que…”

Sangwoo caminó hasta la cama, Bum retrocedió. “No. Lo que creas no me importa. Tú no me
importas.” Dijo cruelmente entre dientes, apuntándole con un dedo. “Lárgate a buscar donde
dormir.”

“Pero… Sangwoo…”

“¡Fuera!” Gritó.

Torpemente, con la gracia de alguien que aún sigue algo dormido, Bum salió como pudo del
dormitorio, y apenas lo hizo Sangwoo cerró la puerta de un golpe. Escuchó algunos ruidos, pero
decidió que había tenido suficiente con Bum por un día.

Se quitó la polera y los jeans hasta quedar en ropa interior. No se molestó en usar pijamas, se
sentía cansado y sólo deseaba dormir.

Giró un par de veces, acomodándose en la cama.

Maldijo.

El olor de Bum estaba impregnado en la almohada y las sábanas. Por un segundo quiso
presionarlas contra su rostro y aspirar profundamente.

Con furia se sentó y tiró la almohada al otro lado de la habitación, pero al darse cuenta de que
estaba aún más incómodo sin ella, se levantó de mala gana a recogerla, se recostó nuevamente,
tratando de ignorar todo lo relacionado con Bum.

El aroma del omega tan cerca de él, tentándolo.

¿Cuánto tiempo había estado ahí, en su cama, durmiendo?

No, no le importaba. Era sólo un omega sin importancia.

Pero...

Nadie sabrá que lo oliste.

Nadie.

Finalmente sucumbió y aspiró.

Huele tan bien.

Mi omega.

De inmediato se alejó de la almohada, arrodillándose, ambos brazos sosteniéndolo. Rechinó los


dientes, y con toda la fuerza que poseía, con los puños enrojecidos por pelear, dio un puñetazo
contra el suelo.

Mierda.

Chapter End Notes

Amé escribir a Seungbae, quería dejar bien en claro que aunque su sentido de justicia
está en buen lugar, su deseo de 'vencer' a Sangwoo es mayor, y a veces es medio
ciego y algo cruel. En el capítulo anterior dije en uno de los comentarios que Jieun
sería la que menos haría sufrir a Bum, bueno, Seungbae será el que lo haga sufrir
más.

No habrá triángulos amorosos de ningún tipo.

♥♥ Gracias por los comentarios y kudos ♥♥


Chapter 5
Chapter Notes

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Bum despertó al día siguiente como nunca antes lo había hecho.

A pesar de que no había dormido en una cama, el sillón era muy cómodo y espacioso, algo a lo
que él no estaba acostumbrado. La temperatura de la habitación era perfecta, a diferencia de las
noches en su dormitorio donde sufría de temperaturas extremas debido a la falta de aire
acondicionado. Sólo poseía un viejo calentador que apenas y servía apropiadamente.

El invierno pasado había sido terrible para Bum, forzándolo a dormir casi diariamente en la casa
de sus abuelos. Ellos tampoco tenían aire acondicionado pero sí muchas frazadas y su abuela le
recibía con bebidas calientes, aún así… él...

Cerró fuertemente los ojos. No había porqué pensar en eso, su vida era diferente. Era un omega
con pareja y una mordida de la que se sentía muy orgulloso en su cuello. Vivía en una casa muy
bonita y cómoda.

Todo estaba tan silencioso y olía muy limpio. Quería quedarse así por unos minutos más.

Respiró profundamente.

Pasos.

“Oye.”

Sintió el sillón moverse, abrió uno de sus ojos.

“Levántate de una vez.”

Era Sangwoo, estaba vestido y con el cabello mojado, parecía haberse dado una ducha. Tenía la
mochila que usaba en la universidad sobre uno de sus hombros.

Se veía muy bien.

Bum le sonrió, con Sangwoo era tan fácil hacerlo.

“¿Crees que vas a estar aquí sin hacer nada?” Parecía molesto. Bum se incorporó lo más rápido
que pudo.

Quería agradecerle al alfa por todo lo que le había dado, no quería que pensara que era un
desagradecido. “¿Q-qué quieres que haga?”

Sangwoo frunció más el ceño, pero la tensión en sus brazos se había ido. “No sé, limpia, lava, haz
lo que los omegas hacen.” Se dio la vuelta, indiferente. Bum deseó haberse levantado antes para
poder ir juntos. “Voy a ir a la universidad, si sales asegúrate de cerrar la puerta”.

Se talló los ojos, se sentía algo cansado y el sillón se veía tan cómodo…

Volvió la mirada hacia Sangwoo, y lo encontró observándolo fijamente desde la entrada. Por unos
segundos Bum tuvo la sensación de que algo iba a suceder, pero el alfa sólo hizo un gesto de
desagrado y agregó. “Otra cosa, ni se te ocurra acercarte a mi cuarto.”
Y se fue.

Bum se quedó sentado unos minutos más, tomándose el tiempo para ver su nuevo hogar. Tocó los
cojines del sillón, sintiendo su textura. Se puso de pie y se acercó al gran televisor frente a él, no
quiso tocarlo por miedo a dañarlo. Sus abuelos tenían un viejo televisor en su casa, era mucho más
pequeño que el que examinaba y las imágenes no se veían bien.

A su lado había un gran reloj que marcaba las 8:30 de la mañana. Iba a llegar tarde.

Por la ventana se veía que sería un día agradable, el cielo despejado y algo soleado. Bajó la mirada
hasta su ropa, sería buena idea lavarlas.

El día anterior había encontrado la lavandería al lado de la cocina, la idea de tener una lavadora
propia fue increíble al principio. Solía lavar su ropa a mano y era por eso que parecía siempre
arrugada y como era mucho trabajo lo hacía cuando ya no podía aplazarlo más.

Como aún no sabía usarla muy bien, probó con la función de secado primero. Tomó su mochila y
sacó una a una las prendas que había usado el día de la cita. La polera aún olía a Sangwoo,
aunque débilmente.

Usó una tina para remojarlas con algo de detergente y quitamanchas. No sabía qué tanto era
correcto, pero en la emoción se atrevió a usar algo más de lo que usualmente usaba. Bum estaba
acostumbrado a utilizar sólo un jaboncillo y algo de detergente, pero en el estante había más
productos: quitamanchas, una botella que aseguraba que no había necesidad de enjuagar, un
suavizador de ropa, etc.

Su ropa ya estaba lista, la colocó con cuidado en la lavadora y activó la función de secar. En la
pantalla apareció un contador de 15 minutos. Suficiente tiempo para lavar la tina y preparar algo
para desayunar.

El tamaño de la cocina le había hecho darse cuenta de su condición anterior por primera vez el día
anterior, era tan grande como su habitación entera con baño incluído. Todo estaba tan limpio,
ningún plato o vaso en el lavadero. No habían ollas sucias sobre las hornillas.

Se había sonrojado al recordar el estado de su cocina, un omega… ¿se suponía que debía saber de
esto?

¡Lo unico para lo que sirves es para abrir las piernas cuando me dé la—!

Si era algo que un omega tenía que saber, aprendería. Haría lo mejor que pudiese para que
Sangwoo se sintiese orgulloso de tenerlo de pareja.

Al abrir la refrigeradora vio que casi estaba vacía, había algo de queso, unos panes y yogurt.
Suficiente.

Se sirvió un vaso de yogurt y se preparó unos panes con queso. Comió lentamente en la mesa,
observando maravillado los detalles de la habitación. Los colores eran tan cálidos.

“Mi casa.”

Decirlo en voz alta ayudó en algo a aceptar que era cierto, era su casa.

¿Qué hacían los omegas en una casa? ¿Cocinar para Sangwoo sería lo correcto?

No quería herir al alfa haciendo algo que no debiera, pero realmente sentía la necesidad de hacer
algo por Sangwoo. Él mismo había dicho que debía hacer lo que los omegas hacían. Además, no
le había cocinado nunca a nadie, evitaba hacerlo en su habitación porque no podía pagar el
consumo extra de energía y en casa de sus abuelos sólo ayudaba a cocinar. Sería un buen
comienzo aprender a hacerlo.

El sonido de la lavadora al terminar de secar su ropa lo alertó. Olía bien. Satisfecho, dobló la ropa
y se la llevó al baño. Volvió a la cocina para terminar lo que le faltaba, llevó los platos al lavadero
y estaba por irse, cuando recordó que la cocina había estado muy limpia antes que él llegara y lo
correcto sería lavar todo lo que había usado antes de irse. Lo hizo con cuidado.

Volvió al baño, se desvistió y encendió la ducha. Hubiera deseado darse otro baño pero iba a
tomar mucho tiempo. Usó un poco del shampoo de Sangwoo y se enjuagó lo más rápido que
pudo. Estaba acostumbrado a duchas rápidas y a los cortes de agua, en otro momento disfrutaría
de un baño largo y placentero.

Se secó con la ropa sucia y se vistió con la recién lavada. Aún estaba algo húmeda, pero apenas y
se notaba.

Recogió la ropa tirada en el suelo y la llevó a la lavandería, tomó un cesto y lo dejó ahí. La lavaría
cuando regresara de la universidad.

Al salir tomó su mochila y cerró la puerta, asegurándose de que no se pueda abrir por fuera,
dándole unos golpes.

La casa de Sangwoo estaba más cerca a la universidad que su habitación, caminó unas cuadras
hasta llegar al paradero del bus que lo llevaría. En el camino vio pocos negocios y muy poca
gente, el vecindario donde vivía el alfa parecía tener varias casas abandonadas, pero era un buen
lugar, las calles no estaban sucias, no habían grupos de alfas renegados en las esquinas y había un
parque cercano.

En la universidad todos seguían mirándolo muy extraño, y aunque Bum estaba acostumbrado a
que las personas se alejaran de él con desdén, ocurrió algo diferente. Las personas cuando lo veían
se apartaban con miedo. Ninguno lo golpeó con el hombro, y siempre parecían buscar a alguien
más detrás de él. Bum aún no se sentía muy cómodo mostrando su mordida, a pesar de sentirse
muy orgulloso de ella. Con el incidente del día anterior sus temores de provocar nuevos
enfrentamientos se vieron sustentados, no quería que Sangwoo peleara con otros alfas por su
culpa, y tampoco quería que Jieun lo atacara nuevamente.

Sólo quería ser invisible, la mirada de los demás le incomodaba.

Entró a clases, todavía no llegaba el profesor y los estudiantes dentro conversaban animadamente
y reían, cuando lo vieron se callaron, y esperaron hasta que se sentara para continuar. Bum no
pudo evitar sentir que hablaban sobre él.

La clase se le hacía algo aburrida, su mente estaba en otro lado. Aún así anotó todo lo que pudo y
trató de concentrarse.

Miró el reloj colgado en la pared, Sangwoo tenía una clase que terminaba unos minutos después
que la suya. Desde comienzos de semestre que sabía de memoria el horario de Sangwoo, lo había
seguido las primeras semanas con el fin de conocer todo lo que pudiese del alfa. Aprovechó que
era un beta y que los alfas no podían reconocer su presencia, pero las cosas habían cambiado.

El día que se había presentado, cuando apenas y había cumplido 13 años, su tío había llevado a
sus abuelos y a él a un consultorio pequeño, en un segundo piso de una casa muy vieja. Bum
recordaba el letrero despintado de la entrada, y la mano húmeda de su tío agarrándole fuertemente
el brazo delgado.
Unas semanas antes, esa misma mano lo había tocado por primera vez.

El doctor parecía un viejo amigo de su tío, lo saludó informalmente y con confianza. Bum
temblaba, pero no se atrevió a zafarse del agarre de su tío. Su abuela lo tomó de la otra mano, y
con una sonrisa lo llevó hasta la otra habitación. Agradeció aquel gesto porque el alfa lo había
soltado finalmente.

De la entrevista sólo recordaba que el doctor le había hecho unos cuantos análisis, su tío y él
discutieron precios y su abuela apretó sus manos al escuchar lo caras que estaban algunas pruebas.

“Y bueno, ¿para qué sirven esas pruebas?”

“Por seguridad. No todos los alfas son violentos, algunos betas tienen caderas anchas, hay algunos
que suprimen su naturaleza hasta años después…” Dijo el doctor, revisando algunos papeles. “Es
una precaución.”

“El chico es un beta, no ha tenido ningún celo. Y no hay forma que sea un alfa.”

Beta.

Ellos habían dicho que lo era, el doctor había firmado un papel diciendo que lo era luego que su
tío dijera que no eran necesarias más pruebas. Había sido inscrito como uno.

Con todo, no se había puesto a pensar en lo que no ser un beta significaba. Nunca sintió que
pertenecía a ese grupo, los betas siempre lo excluyeron de todo, con excepción de sus abuelos que
siempre lo habían tratado lo mejor que podían.

Ser un omega significaba que tenía cosas que aprender, significaba que podía tener una familia,
significaba que era pareja de Sangwoo y podía pasar sus celos con él. Para Bum ser un omega, a
pesar de haberse enterado hace unos días, significaba buenos momentos y un futuro que alguien
como él nunca se hubiera atrevido a contemplar.

Al salir de la clase vio como siempre a un grupo de omegas fuera, todos cerca a la puerta,
esperando. Ya los había visto antes, pero ahora tenía curiosidad. Esperó unos minutos y vio uno
de sus compañeros alfa salir y abrazar a uno, hundiendo su cabeza en el cuello del otro. Y así vio
otros alfas hacer lo mismo con los omegas que los esperaban.

Haz lo que los omegas hacen.

Caminó rápidamente hacia el salón de Sangwoo. Y así, como en su salón, un grupo de omegas
esperaba por sus alfas. Algunos le sonrieron débilmente al verlo, y por primera vez desde que pisó
esa universidad, Bum se sintió parte de algo.

“Falta poco.” Avisó uno de ellos.

El sonido de personas poniéndose de pie y alistando sus cosas se escuchó de repente, alertando al
grupo. La puerta se abrió finalmente, unos alfas salieron y el omega frente a Bum dio saltos de
felicidad, levantando las manos para avisar a su pareja.

Hasta que al fin vio salir a Sangwoo, rodeado de un grupo de alfas, el único que parecía mirar
aburrido a su alrededor. Bum dudó en acercarse, tenía algo de miedo a su grupo, no pudo evitar
recordar la pelea con Jieun.

Pero no hubo necesidad de caminar hacia el alfa, Sangwoo pareció oler algo en el aire y se dio la
vuelta, encontrándolo con la mirada. Se acercó, ignorando a su grupo. “¿Bum? ¿Qué haces aquí?”
No parecía molesto, Bum trató de interpretar su aroma, pero no sabía si lo estaba haciendo bien.
Sus instintos le decían que el alfa estaba tranquilo.

“E-estoy esperándote, eso hacen… los omegas... “

Sangwoo lo miró por unos segundos, el omega apenas y le pudo sostener la mirada antes de
bajarla. El contacto visual directo le sofocaba. “Ya veo, ¿tienes hambre?”

“¿N-no?”

“Me lo preguntas?” Comenzó a caminar, después de debatirse si seguirlo o no, Bum fue a su lado.

“Quise decir… no, no tengo hambre.” ¿Tenía hambre? A veces ni comía, su cuerpo ya estaba
acostumbrado.

Sangwoo se inclinó a su lado, el omega aguantó la respiración. “Mm. Sí tienes hambre, lo puedo
oler.”

Aquello le llamó la atención, ¿uno podía oler cuando alguien tenía hambre? ¿Qué más podía oler
Sangwoo? “¡¿Puedes olerlo?!”

“Tranquilo bicho raro, no puedo oler todo lo que sientes.” Dijo, casi divertido. “Tampoco quiero.”

¿Sería algo entre parejas de alfas y omegas, o algo que sólo los alfas podían hacer? Había mucho
que no sabía y que era necesario que investigara lo antes posible. Decidió ir a la biblioteca apenas
terminaran sus clases.

“Necesitas comida, vamos, también tengo hambre.” Habló nuevamente, y sin mirarlo tomó su
mano.

A diferencia del día anterior cuando lo arrastró hasta la clínica, Sangwoo parecía tímido, evitaba
su mirada pero su agarre era firme, no era doloroso sino… cálido. Lo llevaba hacia el comedor y
mientras caminaban por los pasillos Bum sintió que todos los miraban sorprendidos e indignados,
pero ninguno se atrevió a interceptarlos. Se sintió con la confianza suficiente para entrelazar los
dedos con Sangwoo, haciendo que éste lo mirase de reojo y al sonreírle, apresuró el paso.

Sangwoo pagó por sus almuerzos y llevó ambas bandejas a una mesa separada, cerca al ventanal
en medio de la sala. Los ojos de todos los estudiantes sobre sus espaldas.

Y al sentarse, Bum supo porqué. El grupo de Jieun se encontraba a unos metros de ellos, todos los
miraban, menos la misma Jieun. Se podían ver los moretones en sus brazos y algunos cortes en su
rostro, pero aquello sólo la hacía ver más fuerte como alfa.

Bum no pudo evitar encorvarse sobre sí mismo, no se atrevía a probar bocado.

“Come.” Dijo Sangwoo, usando un tono de voz que dominaba a Bum, sintiéndose atrapado y a la
vez le hacía estremecer de diferente manera. La primera vez que lo había usado con él, Bum se
había sorprendido con lo mucho que se había excitado, trató de ocultarlo pero no sabía si había
tenido éxito.

Comenzó a comer, lentamente. No estaba acostumbrado a comer tanto en el almuerzo. Sangwoo


no había escogido lo mismo que para él, su plato tenía más vegetales, frutas y fibra, mientras que
en el de Sangwoo predominaban las carnes. Poco a poco sintió hambre, y en minutos ya casi no
había nada en su plato. ¿Cómo podía saber Sangwoo algo que ni él mismo sabía? ¿Era sólo por el
olor?
“Habla, puedo sentir que quieres preguntar algo.”

Bum levantó la vista, los ojos de Sangwoo estaban fijos en los suyos. Tragó. “¿Puedo olerte
también? Si tu puedes…”

El alfa rompió el contacto visual, levantando los hombros, restándole interés. “Supongo.” Siguió
comiendo, mientras Bum esperaba por una explicación. Sólo volvió a hablar cuando ya no había
nada en su plato. “La doctora dijo que recién te has presentado, así que no será fácil para ti
interpretar los olores como otros que llevan años.”

“¿A qué huelo?” Preguntó, ruborizándose. Recordó la noche en la que Sangwoo había hundido su
rostro en su cuello, respirando profundamente.

El alfa respondió rapidamente. “Apestas.” Y agregó. “Llevas puesta esa ropa varios días.”

Pero la lavé esta mañana, se dijo. Quizá no lo había lavado bien. “L-lo siento.”

Sangwoo ya se había puesto de pie, y esperó a que Bum lo hiciera para guiarlo hasta la puerta,
una mano en su espalda. “Vamos.”

Caminaron hasta el pasillo principal, el salón de Bum se encontraba en el tercer piso, y el de


Sangwoo en el primero. El alfa le tomó ambas manos, varios grupos de estudiantes trataban de no
observarlos por mucho tiempo al pasar. “Mi clase está por comenzar, ve a la tuya y nos veremos
luego de mi entrenamiento.”

Bum asintió.

Parecía que todo había ido bien, Bum se dirigió a su salón con la mente en las nubes y el corazón
saltando de felicidad. Su omega interior también se sentía satisfecho.

Había estado horas en la biblioteca, y había leído más de lo que lo había hecho por ningún curso,
pero aún sentía que habían muchas cosas que necesitaba aprender.

La página web escrita en uno de los folletos que la doctora le dio, le decía que algunos omegas
eran capaces de transmitir señales a sus alfas, sólo con sus feromonas. Pero era algo instintivo, no
parecía haber una técnica, lo más que había encontrado era el anuncio de un producto que
aseguraba a los betas el mismo efecto que las feromonas de un omega.

Leyó más sobre la mordida y cómo ésta cambiaba a la pareja, en los omega acortaba el celo
porque sus cuerpos cambiaban, sus caderas se anchaban un poco más preparándose para la
fecundación futura. Su fuerza se incrementaba un poco más para poder resistir la violencia natural
de un alfa. El aroma que poseían se alteraba para indicar a los demás que tenía pareja,
dependiendo de lo fuerte que era los alfas y omegas alrededor sabrían qué tan fuerte era el alfa que
lo había mordido. Su celo sería cada tres meses, pero como la mordida interrumpió el primero, el
segundo sería muy pronto. La doctora ya se lo había dicho.

Los omegas también sentían la necesidad de hacer un nido cuando querían quedar embarazados.
Al ver las fotos de los nidos, Bum tuvo curiosidad de si se sentirían tan cómodos como se veían,
¿estaría bien pasar el siguiente celo en uno, con Sangwoo? ¿Sería muy pronto? ¿Asustaría al alfa?

El nudo de Sangwoo incrementaba la posibilidad de que Bum quedara en cinta, pero sabía que
podía tomar algunas pastillas para evitarlo. Tendría que ir al centro médico lo antes posible,
después de todo había leído que los omegas se hacían irresistibles a sus alfas una vez mordidos.
Anotó las cosas que iba a necesitar en las hojas finales de uno de sus cuadernos.
En los folletos hablaban de que los omegas eran muy maternales y se sentían muy a gusto
ayudando en cosas del hogar. Ofrecían apoyo emocional a sus alfas y los cuidaban, muchas veces
de sí mismos.

Cocinar había sido una buena idea, comenzaría por ahí. Iría a la tienda de camino a casa y
compraría todo lo necesario para preparar algo a Sangwoo. No tenía mucho dinero en su cuenta
pero valía la pena, con todo lo que había hecho el alfa por él, era lo menos que podía hacer.

Volvió a mirar la pantalla, cuando un anuncio sobre una línea de ayuda le llamó la atención, sería
mucho mejor preguntar a alguien directamente sobre ciertas cosas. Marcó el número.

“Muy buenas tardes, esta línea es anónima así que no se preocupe en darnos un nombre. Somos
omegas ayudando omegas. Recuerde que los ataques sexuales a omegas son muy comunes,
sobre todo viniendo de familiares alfa que—”

Cortó.

Se levantó mecánicamente de su asiento, ya era hora de ir al campo a esperar a Sangwoo. La


omega de recepción le dio su tarjeta de estudiante, y lo miró extrañada, pero no hizo ningún
comentario.

Con la cabeza gacha y los puños cerrados llegó al lugar. Los alfas en el campo estaban por
terminar, Bum ya sabía su rutina.

“Voy a salir con mis amigos.”

Bum levantó la cabeza, sobresaltado. Sangwoo se encontraba frente a él, sudando y con una toalla
alrededor de sus hombros. Parpadeó un par de veces. “Oh, esta bien.”

“¿Quieres que te lleve a casa?”

Algo en la forma en la que le preguntó le hizo negar con la cabeza. “Eh… no, gracias, puedo ir
solo.”

El entrenador y el resto del equipo se acercó, recogiendo sus mochilas y quitándose los polos.
Miraban todos curiosos a Bum.

“... Si estás seguro. Me preocupo por ti.” Sangwoo se acercó, tomando su rostro entre sus manos.
Bum no pudo evitar enrojecer hasta las orejas. “Eres tan lindo. Algo podría pasarte.”

“¡A-ah!”

Los alfas a su alrededor rieron, algunos hicieron comentarios pero Bum no escuchaba. Su mundo
era el rostro de Sangwoo sobre el suyo.

“Sangwoo, sabes las reglas, no omegas dentro del campo.” El entrenador hizo que finalmente se
separaran. “Guarda un poco de esa energía para el partido, capitán.”

El alfa suspiró, cansado. “Tengo que irme.”

“S-sangwoo.”

“Te veo en la noche.” Dijo, divertido y con un doble sentido que no se le escapó a sus
compañeros alfa.

Bum asintió y estaba por irse cuando el alfa lo llamó. “¿No olvidas algo?”
¿Un beso? ¿Debía besa—?

“Toma, la contraseña. No vayas a olvidarla o tendrás que esperarme fuera.”

Salió de la universidad, animado.

El bus de regreso estaba algo lleno, pero el tiempo se le hizo corto, sólo pensaba en todo lo que
tenía que hacer y aquello le llenaba de propósito.

Pero su buen humor cambió cuando miró la pantalla de su móvil. No había dejado de sonar desde
que había tomado el bus, Bum había decidido ignorar las llamadas pero no podía evitar los
mensajes de voz. No supo muy bien qué le impulsó a escucharlo cuando sólo quería olvidar.

“Bum, maldito desagradecido, ¿dónde mie—?”

Borrar.

“HOMO HIJO DE PUTA, VUEL—”

Borrar.

Ojalá fuera tan fácil como presionar la pantalla.

No por primera vez se preguntó si sería buena idea llamar a sus abuelos, podía decir que estaba
bien y no dar mayor información, no quería preocuparlos. Sabía muy bien que lo que dijera
llegaría a oídos de esa persona, así que tenía que ser muy cuidadoso cuando lo hiciera.

De camino a la tienda decidió que lo haría apenas llegara a casa.

Gastar lo que quedaban de sus ahorros por Sangwoo no le hizo sentirse mal, por el contrario, se
sentía muy feliz de poder darle aunque sea eso a su pareja. Quizá ser omega no sería tan difícil.

Llegó a casa y colocó las cosas que había comprado sobre la mesa de la cocina, era todavía muy
temprano y Sangwoo había dicho que volvería por la noche.

Podía ir a su habitación por sus cosas.

Se dijo que necesitaba toda su ropa, los apuntes y libros que había dejado y algunos objetos
personales. De todas maneras estaba muy atrasado con la renta, la señora lo echaría en cualquier
momento. No había porqué seguir alquilando aquel lugar si ya tenía una casa propia. Además, si
lo hacía lo más pronto posible habría menos probabilidad de encontrarse a su tío.

Tomó el pedazo de papel con la contraseña y salió nuevamente, asegurándose de cerrar la puerta
tras de sí. Volvió al paradero y tomó otro bus rumbo a su antiguo “hogar”.

Dudó en usar esa palabra, después de todo, siempre había sido muy infeliz viviendo ahí.

En esa habitación nunca había sentido la necesidad de hacer algo más, ¿para qué? Se preguntaba
continuamente, no tenía mayor aspiración que la de vivir solo y tranquilo. Quería terminar la
universidad y conseguir un trabajo que le pagara decentemente para salir de aquel lugar. Pero
jamás creyó que lo morderían, o que alguien quisiera vivir con él. Mucho menos Sangwoo.

Toda su vida le habían dicho lo extraño que era, lo poco agradable y atractivo de su personalidad
e imagen. Poco. Eso era lo que incluso él creía. Y se decía que era suficiente, que estaba bien
como las cosas iban. Se había acostumbrado a que las personas no lo quisieran cerca.
La única persona que lo había visitado en aquella habitación le decía que él se lo había buscado,
que ese era su propósito en la vida, para lo único en lo que era bueno. Y Bum se lo había creído,
aceptando con lágrimas en los ojos el maltrato continuo.

Nadie lo iba a ayudar, no tenía sentido pelear.

Nadie lo quería.

Con Sangwoo… todo se sentía diferente, mejor. Quería hacer esas cosas con Sangwoo, no porque
fueran lo único que sabía hacer sino porque quería hacerlas con él.

Nadie más.

Su tío ya no lo iba a tocar nunca más.

Aquel pensamiento le dio fuerzas que antes no tenía. Sangwoo no era sólo una probable salida a
esa vida anterior, sino que era una realidad. Eran pareja, vivían juntos. Había logrado escapar.

Llegó a la habitación, y en esos momentos, al abrir la puerta y ver el lugar en donde había vivido
por años, supo cuán miserable había sido. Quiso quemar el colchón donde su tío lo había violado
innumerables veces, quiso romper las tazas y platos viejos con comida pegada en el lavadero,
recordó las veces que tuvo que comer alimentos en mal estado con las manos. Entró al baño y al
ver su viejo dildo en aquel estanque de agua sucia se preguntó cómo había sentido placer al jugar
con él, imaginando que era Sangwoo en su cama. Quiso quemar el lugar entero, lleno de
cucarachas y suciedad.

Su ropa parecía tener un olor perpetuo a viejo y sucio, metió a una bolsa negra sólo las prendas
que olían mejor. Su cepillo. Sus anotaciones y libros. Y nada más. No había nada en esa
habitación que le importara ya, todo eso era su pasado.

De camino al paradero no pudo evitar voltear hacia atrás, creyendo oír su nombre. Apresuró el
paso, y llegó casi corriendo a tomar el bus.

No había forma que su tío supiera en dónde estaba viviendo. Casi llora de la tranquilidad al
sentarse.

Era libre.

Cocinar no había sido tan difícil, pero había terminado muy cansado.

Lavó todo lo que estaba sucio, limpió la mesa e incluso el piso de la cocina. Mientras cocinaba la
lavadora había secado toda la ropa sucia que tenía, así que la dobló y la acomodó en su mochila.
No sabía dónde poner sus cosas, pero eso serviría por mientras.

Se aseguró de guardar la comida en la refrigeradora, él ya había comido y aunque no se veía muy


bien, sabía delicioso.

Sangwoo le había advertido que no entrara a su dormitorio, así que fue hacia la sala y se echó en
el sillón, quedándose dormido casi al instante.

“¡Bum!”

Se levantó de un golpe. Había tenido una pesadilla en la que su tío llegaba a su casa y quería
romper la puerta a patadas. Acostumbró sus ojos a la oscuridad, había luz en la cocina.
“¡BUM!”

Corrió hacia Sangwoo, estaba de pie frente al refrigerador, en sus manos se encontraba la comida
que le había guardado. Lucía furioso, Bum retrocedió.

“¿Qué mierda es esto?”

“Lo cociné para ti.” Dijo, mirando al piso. Había hecho algo mal, no sabía qué, pero había hecho
enojar al alfa.

Trató de oler el aroma de Sangwoo, pero como siempre no supo interpretarlo. Su omega interior
sabía que el alfa no estaba contento con él, pero había algo más.

“E-eso… hacen los omegas, ¿estuvo bien?”

“¡NO ERES MI OMEGA!” Gritó, arrojando la comida a los pies de Bum.

Olía a alcohol, ese aroma lo conocía muy bien. Pero...

Su corazón se detuvo.

“No quiero que vayas a mi salón, no te quiero cerca.” Gruñó, casi empujando a Bum al salir de la
cocina.

Pero el omega no escuchaba, trató de no llorar pero apenas y podía contener las lágrimas.

Había entendido a qué olía Sangwoo.

A sexo y otro alfa.

Chapter End Notes

Los siguientes capítulos serán muy fuertes para mi pobre corazón PERO SON
NECESARIOS.

Todo se pondrá muy mal antes de mejorar.

♥♥ Gracias por los comentarios y kudos ♥♥


Chapter 6
Chapter Notes

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Sangwoo despertó, agitado.

Había pasado casi un mes desde que Bum llegó a su casa, un mes desde que lo mordió.

Con excepción de algunos incidentes, la convivencia había sido casi cordial. Apenas y se veían en
casa, Bum generalmente andaba por la cocina o la sala, mientras que Sangwoo se iba al sótano a
ejercitarse y a estudiar. Si era noche de fiesta no volvía hasta que tuviese que hacerlo.

Bum siempre le guardaba comida.

Él siempre la arrojaba a la basura.

No había usado sus feromonas desde aquella noche que lo encontró en su dormitorio, Sangwoo
no sabía si era porque no sabía usarlas o porque la amenaza había servido. De cualquier manera el
alfa no las había olido desde hace mucho.

Hasta esa noche.

Su respiración era elaborada, como si hubiera corrido por un buen tiempo y necesitara aire
desesperadamente. Sentía un sabor desconocido en la lengua, sus cinco sentidos estimulados por
un aroma que inundaba por completo la casa. A pesar de lo que le gritaban sus instintos, decidió
no salir por ningún motivo.

“Sangwoo…”

En el silencio de la madrugada, Sangwoo pudo escuchar claramente al omega susurrar su nombre.

Respiró profundamente.

Al instante supo que había sido un error hacerlo.

No sólo podía escuchar a Bum, sino que casi lo podía ver.

Escuchaba sus gemidos como si estuviera en la habitación con él, la fricción entre su miembro y
mano, una inflexión en su voz que le recordaba al sonido que hizo cuando jugó con sus pezones la
noche de su primer celo. Escuchaba cómo repetía su nombre bajo su respiración, casi suplicante.

Cerrar los ojos sólo ocasionó que pudiese imaginar tal escena, el omega lo estaba llamando, quería
ser montado.

“Mierda.”

Aún podía recordar el sabor de su líquido lubricante, aún podía recordar lo que se sintió al estar
dentro de él. Marcarlo, suyo, suyo.

Lo único que quería era entrar a esa habitación, mirar al omega con las piernas abiertas,
ofreciéndose a él. Quería jugar con su pecho, dejarle mordidas y lamer cada parte que pudiese.
Quería voltearlo, dejarlo boca abajo y lamer su entrada hasta que el omega gritara y se
retorciera de placer. Quería embestir, quería morder su cuello, quería ver su miembro hinchado
entrar en el omega y llenarlo de semen.

Por desesperación, más que por placer, tomó su entrepierna, tratando en vano evitar la creciente
excitación que sentía. Su miembro estaba muy duro y su ropa interior completamente húmeda con
líquido pre-seminal. “Mierda.”

Se sentía perdido, ¿debía salir y forzar al omega a callarse?

¿Sería capaz de hacerlo estando frente a él?

Tenía que hacerlo, poseía más control que eso. Podía contenerse frente a un omega excitado en su
sillón.

“¡Sangwoo!”

Sintió el orgasmo de Bum en su miembro como si hubiera estado dentro de él.

“Mierda.”

Se levantó, tenía que detener eso.

Consciente de que su miembro estaba completamente erecto pero dispuesto a callar de una vez por
todas a Bum, se dirigió a la sala. A pesar de que había podido escuchar los sonidos que hacía el
omega como si los hiciera con ayuda de un micrófono, en la realidad Bum apenas y murmuraba.
Se estaba cuidando de no hacer mucho ruido.

Al llegar a la sala se quedó atónito en la entrada, viendo cómo Bum apretaba entre dientes las
sábanas que Sangwoo había dejado para lavar el día anterior, sus pantalones estaban en el suelo,
su pecho semidescubierto. Su cuerpo entero sudaba y liberaba más feromonas, llamando a un alfa,
pero no a cualquiera. A él.

La poca luz del exterior no ocultaba ningún detalle de la escena, las piernas de Bum estaban
completamente abiertas, tenía una mano ocupada masturbándose mientras que la otra tenía tres
dedos entrando y saliendo sin ninguna fineza de dentro de sí.

Sintió un tirón casi doloroso en su miembro, pero aunque el deseo de masturbarse ahí mismo era
muy fuerte, sólo pudo observar cómo el omega gritaba su nombre una vez más, llegando al clímax
y eyaculando sobre su mano y estómago. “¡S-Sangwoo!”

El omega parecía tan perdido como él, apenas y veía el mundo a su alrededor. Cerró los ojos,
respirando a grandes bocanadas de aire. Sangwoo creyó ver sus pezones asomando bajo la vieja
polera que usaba para dormir.

“Bum.”

Volteó de inmediato, sorprendido ante la presencia del alfa. Como pudo trató de cubrir el semen
en su estómago con la sábana, como si Sangwoo no hubiese sentido y visto todo lo que había
ocurrido en su sillón.

“Vístete.”

No tenía sentido quitarle las sábanas, Sangwoo no quería tocarlas nunca más en su vida.

Decidió quedarse en su sitio, observando al omega vestirse torpemente antes su mirada. Sus orejas
lucían muy rojas, parecía querer morirse de la vergüenza, algo que Sangwoo no hubiera creído
posible con lo caliente y vocal que era hace unos minutos.
Cuando terminó, lo tomó del brazo y lo llevó al baño. “No quiero que esto vuelva a repetirse,
¿entendiste, idiota?”

Abrió el cajón cerca al espejo, y sacó las pastillas que había comprado cuando se acabaron las que
les dio la doctora.

“¿Estás tomando las pastillas?”

“S-sí, las tomo todas las—” Bum evitó como pudo su mirada.

Las arrojó a sus pies, frustrado.

“Pues toma más, no están funcionando.”

El omega asintió, esperó a que Sangwoo saliera del baño para cerrar la puerta.

Regresó a su dormitorio, pero por más que trató ya no pudo volver a dormir. Se quedó durante
horas mirando el techo, tratando de evitar pensar en la satisfacción de ver al omega masturbarse
con el aroma de sus sábanas sucias, la imagen de sus dedos delgados dilatando su entrada
estrecha, su cuerpo sudoroso que lo llamaba.

Si se concentraba podía escuchar la respiración del omega en la otra habitación, ¿dormiría con las
mismas sábanas?

Cerró los ojos y hundió la cabeza en la almohada.

Encontraría la forma de romper ese vínculo lo más pronto posible.

“Busqué en la biblioteca como mandaste, pero no encontré nada,” dijo Donggyu, mientras
almorzaban. Era la primera vez que lo hacían en semanas, cuando lo veían llegar con Bum se
retiraban a una mesa alejada. Sangwoo se había acostumbrado al silencio mientras comía con el
omega, pero era muy diferente hacerlo con su manada. “Pregunté a la recepcionista y… creo que
el delegado me escuchó.”

Por tercera vez en el día Sangwoo reprimió las ganas de golpear a Donggyu, el alfa era un gordo
imbécil que hablaba más de la cuenta y si no fuera por su gran fuerza ya lo hubiera echado a
patadas del grupo. Algún día esa gran boca los meterían en problemas.

Sangwoo miró hacia la puerta en la que Bum se había despedido hace unos minutos. El omega le
había dicho que tenía una clase de recuperación y almorzaría algo después, el instinto le decía lo
que le hacía falta en su nutrición pero lo ignoró, soltó la mano de Bum y se forzó a corresponder la
sonrisa que el omega le dio antes de ir a su clase.

La rutina siempre era la misma, Bum iba a su salón, ambos caminaban por los pasillos tomados de
la mano hasta llegar al comedor, comían, Sangwoo le decía que lo esperase luego de prácticas y se
despedían. Algunas veces Bum le preguntaba algo, Sangwoo respondía lo mejor que podía,
siempre con respuestas cortas. ¿Llegarás muy tarde hoy?

A veces Bum guardaba silencio, pero su aroma le decía a Sangwoo más de lo que le interesaba
saber. Ilusión.

Sangwoo sentía tener más control sobre la situación que antes, Bum obedecía cada orden que le
daba y eso hacía las cosas más sencillas. En la universidad tenían que aparentar ser una pareja
ejemplar, a pesar de haber estado en contra en un principio era necesario que Bum siguiera yendo
a su salón y así se lo dijo al omega.
“Tiene que haber una manera.”

Sungmin dejó de jugar con su almuerzo, parecía permanentemente cansado y con los ojos
enrojecidos. “La hay, pero es la que todos sabemos. El omega tiene que morir para que puedas ser
libre y morder a alguien más.”

Alguien más.Gruñó, mostrando los dientes. “No quiero morder a nadie más. Esto fue un error.”

“Podrías contratar a alguien.” interrumpió Donggyu, en voz baja. Los otros alfas de su manada
estaban muy distraídos haciendo una competencia improvisada de quién podía comer más rápido.
“Alguien… que se encargue de ese problema.”

Sangwoo se cruzó de brazos. La idea había pasado por su mente un par de veces, pero la había
desechado porque no era su estilo.

“¿Un asesino?”

Creció creyendo que uno debía lidiar con sus problemas solo, era lo que demostraba la fuerza de
un alfa. Habían los que sólo usaban su carisma y belleza para ganar peleas y poder, como Jieun, y
era algo que Sangwoo usaba también. Pero aborrecía esa parte de su vida, prefería mucho más la
adrenalina de un reto. Herir, golpear, la sensación de sangre en sus manos era algo de lo que
nunca se aburriría. Contratar a alguien más no se sentía bien, sería un cobarde si lo hiciera.

“¿Podrías gritarlo más fuerte? Mierda, no me sorprende que el delegado te haya escuchado.”
Susurró el alfa frente a él. Sungmin había sido al primero que reclutó, no tenía la fuerza de
Donggyu pero era un buen estratega cuando se necesitaba pelear en grupo. Vio sus dedos sucios
jugar continuamente con el bolsillo interior de su chaqueta. También era un fumador y drogadicto.

“No lo haré.” Declaró finalmente, evitando que el alfa robusto respondiera. “Nunca he dejado que
nadie pelee por mí, no lo haré en esto.”

“Pero entonces…”

“El problema es él. Si se va, todo se arreglará.” Cansado de discutir sobre algo sin llegar a una
solución, Sangwoo prefirió seguir comiendo en paz. “Ya no los necesito, a menos que encuentren
otra manera no vuelvan a hablar de este tema. ¿Está claro, Donggyu? Si llego a enterarme que
abriste esa enorme boca, te la partiré.”

El enorme alfa asintió, aunque su rostro parecía querer desafiar a Sangwoo. “Claro, sí.”

“Largo.”

Ambos se pusieron de pie, dispuestos a dejarlo solo en ese lado de la mesa, e ir hacia donde los
otros alfas del grupo estaban sentados. Sungmin volteó, con un tono adormilado y pose relajada le
preguntó. “¿Saldrás hoy con nosotros?

“Como siempre.”

La mitad de la mesa estaba vacía y Sangwoo podía comer en relativa tranquilidad mientras su
grupo bromeaba en la otra mitad, más cercana al ventanal.

Trató de oler a Bum. No pudo.

Bien.

Había escuchado de su madre muchas veces que al morder a un omega se podía diferenciar su
aroma del de muchos otros, y que el vínculo era muy especial si ambos se abrían a él. Sangwoo
había hecho lo posible por evitar cualquier tipo de interacción entre ambos que no fuera
estrictamente necesaria, creyó que Bum ya estaría harto de oler otros alfas en él, de su desinterés y
mal trato, pero el omega seguía insistiendo y parecía poner más energía en formar una relación con
él.

Mientras Sangwoo mantuviese al omega lejos, el vínculo no se profundizaría y sería más fácil de
romper. Suficiente tenía con poder oler la excitación y el llamado de Bum en casa, el olerlo a todas
horas sería un infierno.

“Ten cuidado con lo que haces.”

Hablando de infierno.

“Ah, Jieun. Pensé que no volverías a hablarme.” Dijo, sonriéndole. Los golpes en sus brazos y
rasguños en su rostro ya no se veían, pero Sangwoo aún recordaba el placer que había sentido
aquel día. Años de frustración y todo gracias a Bum.

De todas formas, la alfa debía agradecérselo, nadie la tomaba en serio antes. Con esos golpes y
rasguños hechos por alguien tan poderoso como Sangwoo, se había vuelto aún más irresistible
para los demás.

Jieun estaba sola. Al voltear Sangwoo pudo ver a su grupo mirándola expectante al otro lado del
comedor. Tenía la frente en alto. “Me das pena.”

“A mí me das asco.” Dijo, de forma agradable. Como si le estuviese haciendo un cumplido. Pero
al seguir su tono cambió a uno burlón. Las risas de los demás ayudaban a camuflarlo a cualquiera
que no estuviese participando en la conversación. “Te enamoraste de mí sin siquiera conocerme,
sólo querías creer lo que te daba la gana. Siempre te usé, sólo quería el poder que conocerte me
daba, nada más. Eres una chiquilla caprichosa y los demás sólo te han dado poder sobre ellos por
tu belleza, no eres fuerte ni inteligente. No has retado a nadie en todos los años que te he
conocido, y cuando finalmente lo haces, eliges a un omega patético y débil.” Volvió a prestar más
atención a su comida. “No vales nada como alfa.”

“¡Eres… eres un…!”

Ese gesto de furia, la hacía ver muy fea, pero para Sangwoo Jieun no había sido más interesante
que en ese momento. “¿Soy…?”

Por un segundo creyó que le echaría la comida encima, pero la alfa se contuvo. Suspiró
pesadamente, como si pudiese expiar su furia de esa manera, y habló con voz severa, sin rodeos.
“Me enamoré de ti por idiota, pensé que eras un alfa respetable y gentil. Es cierto, no quise creer
que eras un puto loco que sólo piensa en pelear como un bruto y se coge a todo lo que se mueve.”
Se acercó más a Sangwoo, mirándole directamente a los ojos. El alfa no sabía si Jieun era muy
idiota o muy valiente para tratar de intimidarlo de esa manera. “Me das pena, pero ese pobre
miserable con el que estás me da aún más pena. Espero que seas infeliz por el resto de tu vida.”

La tomó del brazo, poniendo fuerza en su agarre. A pesar de que debía dolerle, Jieun sólo intentó
zafarse una vez. Su ceño permanecía fruncido, mostraba los dientes.

“Prefiero mil veces estar atado a ese omega que soportar tu compañía por un minuto más.”

Al soltarla, Jieun no se apartó, sino que se atrevió a amenazarlo. “Te mataré si vuelves a tocarme.”

¿Tocarla?
“Ya quisieras.”

El sonido de la música pisos abajo había sido lo que lo había despertado, o al menos eso creyó
antes de abrir los ojos.

Recordaba haber salido de fiesta con su grupo luego de clases, recordaba haber llegado con todos
a la casa de un líder alfa, recordaba que se había aburrido de mirar como otros jugaban y decidió
tomar unas botellas de alcohol y beber cómodamente en una de las sillas reclinables mientras su
grupo se divertía en la piscina. Donggyu y Sungmin lo habían acompañado, pero unos alfas se les
acercaron con más alcohol y comenzaron a hablar. Como era costumbre, ambos alfas esperaron a
que Sangwoo escogiera primero.

Y no podía recordar más.

La cabeza le dolía demasiado como para ser simple producto del alcohol. Su nariz parecía
constipada.

Hubo un movimiento a su lado que le hizo mirar de reojo, alguien estaba durmiendo de espaldas a
él. Era delgado, pequeño y tenía el cabello negro y corto.

Puso una de sus manos sobre las caderas del desconocido, y se apoyó en un brazo, hundiendo su
nariz en el cuello del otro.

“¿Bum?”

Se acercó más a la persona, moviéndolo débilmente, tratando de despertarlo.

No podía ser Bum, eso lo sabía. No podía ser él. Pero, por un segundo…

Finalmente el otro se despertó, al darse la vuelta Sangwoo pudo ver el gran parecido que tenía con
Bum pero definitivamente no era el omega. Era un alfa.

Con una sonrisa relajada, se estiró, y al verlo le tomó de la mejilla, acariciándolo. “No, tonto. ¿Así
se llama tu pareja? ¿Está aquí? Porque no diría que no a un trío, todavía es temprano.”

Apartó al sujeto de un golpe que por poco lo arroja al piso. Se puso de pie rápidamente, miró a
todos lados, su vista aún estaba algo desorientada y si bien su olfato parecía recuperarse, aún tenía
la sensación de constipación. Eso no era por efecto del alcohol, lo habían drogado.

“¿Quién mierda eres?” Gruñó. Había peleado antes completamente ebrio, aún sin sus cinco
sentidos podía derrotar a ese alfa sin problemas.

“Me presenté hace unas horas, ¿tan rápido te olvidas de las personas?” El alfa desconocido se
repuso, y quitando las sábanas respondió con un aire que pretendía ser seductor. “Ven, vuelve a la
cama, cariño.”

Cariño.

“Te pregunté quién mierda eres.” La paciencia de Sangwoo era inversa a la impasibilidad en su
rostro, cuanto menos paciencia tuviera, más tranquilo se veía. Así que el otro alfa al verlo más
sereno, se atrevió a salir de la cama, completamente desnudo, pasarle los brazos por el cuello y a
morderle el lóbulo de la oreja.

Sangwoo ya había tenido suficiente. Sin decir palabra le tomó fuertemente del cabello, jalándolo
hacia atrás, apartándolo de sí mismo. El alfa gritó de dolor. “¿¡Qué te pasa?! ¡SUÉLTAME!”
Le dio una patada en el estómago derribándolo sobre la cama y tomó su ropa del piso. El alfa
seguía quejándose e insultándolo. Trató de golpearlo cuando Sangwoo lo volvió a tomar del
cabello, pero apenas y le hizo daño.

Lo arrastró hasta el pasillo, sus gritos llamaron la atención de los alfas en otras habitaciones. Creyó
ver a Donggyu salir con los pantalones por las rodillas.

“¡HIJO DE PUTA, SUÉLTAME!” Apenas el alfa en el suelo volvió a insultarle, Sangwoo lo


pateó contra la pared. El alfa gritó, sosteniéndose la cabeza.

“¡Sangwoo, detente!” Gritó alguien.

Frente a él aparecieron un grupo de alfas, sus rostros estaban enrojecidos por el alcohol pero aún
lo suficientemente sobrios como para entender la situación. Reconoció al dueño de la casa, el líder
de esa manada. Sudaba.

Sangwoo se mantuvo en su sitio, aún en ropa interior y con sus cosas en una mano.

“Sabes las reglas Sangwoo. Te metes con uno, te metes con todos.”

Su olfato había regresado, lo que fuese que había en su cuerpo parecía estar bajo control. Lo único
que quedaba era la violencia en su pecho que luchaba por salir.

Sonrió, haciendo retroceder a algunos de los alfas frente a él.

El líder tragó sonoramente.

“Perfecto.”

Llegó a casa de madrugada, más tarde de lo que había planeado. Su grupo había escuchado la
conmoción en el piso superior y habían subido. Donggyu sí había estado en la habitación
contigua, y fue el que lo ayudó hasta que subieron los demás.

Había sido una dura pelea, el grupo era numeroso y Sangwoo no había estado en su mejor forma.
Tenía algunas heridas sangrantes en el torso, brazos y cabeza, pero no eran nada comparado a
como habían terminado los otros. Encargó a Sungmin quedarse hasta ver que la ambulancia
llegara, pero él se marchó cuando el último alfa cayó herido.

El enfrentamiento entre dos manadas por deporte no era bien visto en la universidad, pero en casos
como ese era diferente. Al haberlo drogado, el otro grupo lo había retado. No era tan inusual que
se realizaran ataques así en su contra, pero el método era cobarde y una vergüenza para los alfa.
Aunque, Sangwoo tenía que aceptar, no hubiera habido forma de derribarlo si no hubiera estado
drogado.

No recordaba haber manejado a casa, todo había pasado tan rápido y su cabeza le dolía aún más.
Estaba seguro que sangraba.

Salió del auto, sacó las llaves y abrió la reja principal, luego puso el código para que la puerta se
abriera. Sólo pensaba en dormir.

Como siempre lo primero que le recibió fue el aroma de Bum, junto con lo que sea que haya
hecho de comer ese día. Ya debería saber en donde terminaría su comida.

Con suerte Bum no se despertaría, con suerte podría ir a su dormitorio sin tener que interactuar
con el omega.
“¡Sangwoo!” Al parecer el olor a sangre era más fuerte de lo que esperaba, porque a pesar de no
encender la luz Bum pudo saber que sangraba.

Sintió brazos sosteniéndolo, lo cual era divertido porque Bum parecía pesar menos que uno de sus
puños. Se masajeó las sienes, pero no se apartó. “Bum, no grites. Me duele la cabeza.”

“Estás… estás…” Tartamudeó. Era un idiota por preocuparse pero casi se veía adorable al
hacerlo.

“No.” Dijo rápidamente, pero luego lo pensó mejor. En realidad no sabía la magnitud del daño.
Corrigió. “No sé. Creo que es más sangre de ellos que mía.”

El omega lo llevó hasta la sala, encendiendo la luz del pasillo en el camino. Sangwoo se dejó caer
sobre el sillón, ocupando casi todo el espacio. Levantó la mirada para ver a Bum correr en
dirección a la cocina. Regresó con el botiquín de primeros auxilios en las manos y se sentó a su
lado. Parecía frenético, casi arroja el líquido desinfectante en la alfombra del nerviosismo. “No es
gran cosa, Bum.”

Pero no escuchaba, sus manos temblaban mientras examinaba las heridas de sus brazos. Sangwoo
sabía que se veían peor de lo que realmente eran. Se curarían en unos días. “Bum.”

Finalmente levantó la mirada y entendió lo que el alfa quería decirle. Respiró profundamente y
volvió a su trabajo, su toque menos tembloroso. Desinfectó las heridas de los brazos y se quedó
mirando la mancha de sangre en su torso sin saber qué hacer. Sangwoo se quitó el polo, y lo puso
sobre la mesa de centro. Era consciente de lo peligrosa que era esa situación, Bum aún estaba
tomando las pastillas supresoras pero su celo estaba cerca y, aunque no lo quisiera, eran pareja. La
mordida haría que sintiera cualquier cambio en Bum con mucha mayor sensibilidad. Recordó lo
que había sido oler al omega tocarse y—

Bum había comenzado a desinfectar la herida. Sangwoo podía oler la ola de excitación que había
pasado por el cuerpo del omega al verlo semidesnudo, pero también sintió la preocupación del
otro y al parecer su prioridad no era tratar de seducirlo con feromonas, sino curarlo.

“Eh, no lo haces mal.”

Bum lo miró por entre sus espesas pestañas. Sus ojos ojerosos, como siempre. “Tengo experiencia
con las heridas.”

“¿Peleabas mucho, eh?” Rió.

Aquello lo avergonzó, sus orejas se habían coloreado. “A-ah… no… yo…”

“Bum, estoy bromeando.” Era patético, pero divertido. Debía aceptar que ese tipo de dinámica no
la podía tener con un alfa. Eran orgullosos y ninguno dejaría que se burlara sin terminar en una
pelea. Hacerlo con los miembros de su manada era terriblemente aburrido, se indignaban pero
aceptaban con la cabeza gacha cualquier trato. En cambio Bum era diferente, su sumisión era
seguida por una serie de reacciones que despertaban la curiosidad del alfa.

Bum ya había terminado de desinfectarlo, pero no se movía. Evitaba mirarlo a los ojos, pero era
tan obvio que Sangwoo no tuvo necesidad de olerlo para saber que quería preguntar algo.
“¿Ahora qué?”

El omega miró fijamente el algodón en sus manos. “Hueles… como otras noches, ¿ocurrió algo?”

“Nada que te importe.”


Cerró los ojos, apoyándose sobre el brazo del sillón. En cualquier momento caería dormido,
apenas y podía luchar contra sus párpados y la cabeza le pesaba.

Sintió movimiento y luego el aroma del omega pegándole a la cara. Muy cerca.

Al abrir los ojos vio su propia mordida en el cuello de Bum. La marca ya se había cicatrizado,
Sangwoo no pudo evitar sentirse orgulloso de lo notoria que era. Sabía que eran sus instintos de
alfa reaccionando al ver su marca en alguien, pero también aceptó que él mismo se sentía igual.
Era posesivo, lo sabía, y aunque Bum no significara nada más que un juguete para él, era suyo.

Bum sostenía su cabeza tratando de no hacer presión en la herida, pero no se movía, parecía
revisarla. “¿Qué?”

“Tu… cabeza…”

“Ah.”

Uno de los alfas lo había arrojado contra una puerta de vidrio, en ese momento no había sentido
dolor pero era probable que tuviera una contusión. Se lo dijo a Bum, quien asintió. Cerró
nuevamente los ojos, sintiendo cómo el omega limpiaba la herida lo mejor que podía, por
momentos sentía su respiración sobre los párpados y parecía arrullarlo.

Inevitablemente recordó a su madre.

Sus manos eran tan delicadas y cuidadosas cuando llegaba de la calle con moretones luego de
jugar con sus amigos. Lo acariciaba con las manos mojadas porque casi siempre estaba cocinando,
lo limpiaba y le decía cuán orgullosa estaba de él, cuán feliz era al verlo regresar con una sonrisa,
cuánto lo quería.

Te quiero. Fue como si la hubiera escuchado en su cabeza.

“Te quiero.” Repitió.

Escuchó a Bum aguantar la respiración, y al segundo, en un susurro urgente, dijo, “Y-yo… yo


también. Creo que...”

Abrió los ojos. “¿Uh? ¿De qué hablas?” Bum lo miraba con las mejillas sonrojadas de pena, sus
ojos grandes y brillantes por la confesión. Sangwoo arqueó una ceja. “Recordaba a mi madre.
¿Acaso eres mi madre, Bum?”

El omega sólo bajó la cabeza, apretaba fuertemente sus rodillas, sus hombros temblaban.

“¿Oye, me estás escuchando?”

“Terminé. Iré a… limpiar.“ Sin levantar la cabeza Bum se puso de pie, recogió todo lo que había
usado y se fue hacia la lavandería, donde había encontrado el botiquín.

Sangwoo esperó sentado unos minutos antes de dejar la sala, un aroma nuevo inundaba el
ambiente y no estaba seguro porqué el olor le resultaba desagradable pero familiar. Pasó por la
cocina, vio la luz prendida y se quedó fijo en la puerta. No sabía que hacía ahí.

Bum no volvió a salir.

Incluso horas después, echado en su cama y dispuesto a dormir, no podía evitar pensar que ese
aroma le recordaba mucho a su niñez. Un par de veces se incorporó, la vista fija en la nada.
Ese aroma le recordaba a su madre.

Decepción. Vergüenza. Rechazo.

Chapter End Notes

Poco a poco, Sangwoo. Poco a poco.

Hay dos detalles en este capítulo que son evidencia de un cambio en su relación. El
primero no lo diré porque es spoiler, pero el segundo es el hecho de que Sangwoo es
posesivo. Cuando no tiene ningún interés no le importan los demás, pero si considera
algo como suyo, la cosa cambia.

♥♥ Gracias por los comentarios y kudos ♥♥


Chapter 7
Chapter Notes

See the end of the chapter for notes

Con los días Bum se encontró forzando su sonrisa cada vez que veía a Sangwoo, y se preguntaba
si valía la pena hacerlo cuando al alfa no le importaba.

Desde la confesión, el omega no se había atrevido a mirarlo a los ojos, avergonzado. Pero lo que
más temía era ver ese gesto burlón y la risa de Sangwoo frente a sus sentimientos. No sabía
porqué le había respondido tan prontamente, sólo sintió que todas sus emociones se acumulaban y
que era muy afortunado al tener el cariño del alfa.

Seguía yendo al salón de Sangwoo, pero trataba de no almorzar siempre con él. El silencio ya no
era cómodo, parecía que en cualquier momento el alfa estallaría y lo echaría de su lado frente a
todos. Incluso tomar su mano era diferente, antes se sentía muy feliz pero después de lo que había
pasado cada vez que sentía la mano de Sangwoo tomar la suya su corazón saltaba y un temblor
recorría su cuerpo.

No sabía si el alfa lo había notado.

¿Sería su culpa?

¿Qué eran Sangwoo y él?

Sabía que el alfa estaba haciendo lo posible para aceptar su relación, y le agradecía por todo lo que
había hecho pero...

Pero…

Todo era tan confuso.

Sacó algunas cosas de su casillero. Había estado tan preocupado por Sangwoo que no había
notado el poco dinero que quedaba en la billetera vieja que le regaló su abuelo hace años. Su
cuenta de ahorros también estaba vacía. No sabía cómo iba a poder comprar los ingredientes para
cocinar la cena y todavía no había almorzado.

Miró el reloj en la pared, al otro lado del pasillo.

Era muy tarde para almorzar con él, Sangwoo debía estar rumbo a su otra clase. Si lo molestaba
quién sabe qué podría hacer…

Recordó la forma en la que había golpeado a Jieun y el olor a sangre con el que había llegado a
casa aquella noche.

No. Lo mejor sería no molestar al alfa.

Quizá… no habría problema en no hacer la cena ese día. Sangwoo nunca se la comía.

Fue hacia el comedor, no tenía que comer un almuerzo completo. Antes de conocer a Sangwoo
apenas y almorzaba, habían días en los que olvidaba hacerlo. Nunca había tenido ningún
problema, pero el haber estado comiendo adecuadamente por un mes lo había acostumbrado a
hacerlo, y su estómago lo sabía.
La beta encargada de servir la comida lo miró con desdén luego de percatarse de su mordida.
Cuando andaba con Sangwoo apenas y notaba que existía. Sus ojos le incomodaban, bajó la
cabeza para evitarlos.

Como adivinando su situación, o más probablemente, leyendo su nerviosismo de manera


impecable y observando la ausencia del alfa que casi siempre pagaba por sus almuerzos, la mujer
le dijo el costo total. “¿Tienes para pagar, no?”

Bum no tuvo necesidad de verificar, sabía que era mucho más de lo que tenía pensado gastar en su
almuerzo, aún después de haber decidido sólo cocinar para Sangwoo. “No tengo… tanto…”

“Si no hay dinero, no hay comida. El que sigue.”

“P-pero…” Tenía mucha hambre, no había desayunado por la prisa.

Sintió sudor correr por su frente, no podía moverse de la fila y la beta parecía dispuesta a moverlo
ella misma. Cuando abrió la boca y Bum se preparó para los insultos, una nueva voz la
interrumpió. “Hey, dele lo que pidió.”

Una omega estaba a su lado, Bum lo sabía por su olor. “Esta va por mi cuenta.”

Al no estar acostumbrado a que los extraños hicieran cosas por él, se quedó buen rato sin saber
qué decir. No fue hasta que la beta les dijo que se movieran que reaccionó. “Gracias.”

“Oye, oye, ¿no quieres acompañarme a comer? Muero de hambre.” Sonrió.

Decidió que al menos podía agradecerle de esa forma, y la acompañó hasta una mesa lejana. El
almuerzo de ella era considerablemente mayor que el suyo, y la omega lo notó también, aunque no
dijo nada al respecto.

“Soy Seo Ju-hyun.”

“Yoon Bum.”

“Sí lo sé.” Silencio incómodo. Bum tenía una idea de su fama en la universidad. Ju-hyun trató
nuevamente. “No te he visto por la mesa de los omegas…” Bum volvió la mirada a su plato,
esperaba poder comer en silencio, pero ella siguió. “Pensé que eras un beta.”

¿Había una mesa de sólo omegas? ¿Sería correcto ir ahí cuando ya tenía pareja?

Pareció interpretar su silencio y rió. Bum trató de oler su ánimo pero era algo a lo que no estaba
acostumbrado y le resultaba difícil leer más de un sentimiento a la vez, aunque no parecía burlarse
de él. “Ah, disculpa. No es mi problema, si no quieres decirme no tienes porqué.”

“¿Puedes olerme?” Había pensado que el que Sangwoo pudiese oler sus necesidades era algo
entre parejas, incluso recordaba que una de las páginas web describía eso a detalle. No podía ser,
¿o sí?

“¿Uh? Pues claro. Hueles a omega.”

Tragó. “No, quise decir… Oler cuando tengo hambre…”

“No. Sólo te vi en la fila y la voz de esa mujer no es exactamente baja.” Volvió a comer, algunos
betas de la mesa a su lado la miraban haciendo gestos. Ella no lo notó porque estaba de espaldas
pero Bum sí. “¡Ah! Te refieres a la conexión entre parejas. Eso sólo lo puede hacer tu alfa, están
biológicamente diseñados para cuidar de nosotros y todo eso. A mi parecer los omegas somos lo
suficientemente capaces como para hacerlo nosotros mismos, ¿no crees?” Bum se encorvó un
poco en su asiento, tratando de comer lo más rápido posible.“¡N-no quiero decir que tener un alfa
sea signo de debilidad! Pero… bueno… Aromas. Sí. Sólo los alfas lo pueden hacer con sus
parejas omegas.”

“¿Tienes pareja?”

Se ruborizó. “M-me gusta alguien pero no es un alfa. ”

Volvieron a comer en silencio. A Bum no le desagradaba la compañía pero se sentía inquieto,


podía sentir que ella no se quedaría callada por mucho y eso lo llenaba de ansiedad.

“¿Puedo?”

Bum levantó la cabeza, sin tener idea a qué se refería. Ella señaló su cuello y por un segundo el
omega olvidó la mordida que ahí se encontraba, oculta bajo el cuello de su polera.

Aunque no le gustaba mostrar la mordida (y se preguntó si era eso o el que Sangwoo le haya
dicho que era mejor que la ocultara), se dijo que no habría problema en que se lo muestre a esa
omega, después de todo, pagó por su almuerzo.

Sus ojos se ensancharon de sorpresa al ver la mordida, Bum no pudo evitar sentirse feliz y
orgulloso al ver a otro omega admirar el trabajo de su alfa. “¡Tu mordida es muy grande!”

“¿Eso es malo?” Preguntó, sonrojándose.

“No, pero usualmente los omegas pavoneamos las mordidas. Yo lo haría.” Dijo ella, soltando un
silbido. Los beta de la otra mesa comenzaron a susurrar sin quitarle la vista. Bum cubrió
rápidamente su cuello.

“Es privado.”

¿Qué estarían susurrando?

¿Hablarían de ella? ¿Hablarían de él?

¿Conocerían su situación?

Mira, ese es Yoon Bum, no tiene amigos, es raro, tiene un alfa que no lo quiere y una mordida
que tiene que ocultar.

Patético.

No sirve para nada.

Debería morir.

Ju-hyun siguió su mirada, y al ver al grupo de betas chasqueó la lengua, sacándolo de sus
pensamientos. “No te preocupes, esos idiotas de atrás están algo celosos de que atraparas a
tremendo pedazo de alfa.” Se volteó y los miró directamente a la cara, sin dejar duda a quiénes se
refería. “Ya quisieran tener mitad de tu suerte.”

Perdió las ganas de comer, pero siguió jugando con la comida en su plato.

“Quieres preguntar algo.”

Levantó la cabeza, curioso. “Uh, ¿lo hueles?”


“Bueno, en parte. Como no soy tu alfa no puedo oler cosas específicas, pero hueles muy fuerte a
nerviosismo. Además estás jugando con tu comida y mirándome como queriendo preguntar algo.”

Dudó en preguntar lo siguiente, pero era algo que no había podido encontrar en el internet, todo lo
relacionado con celos de omegas era más erótica que información útil. Y aunque Bum se había
masturbado con uno que otro video, no aprendió nada nuevo de ello.

¿Aún importaba saber?

Decidió preguntar de todas formas. “¿Cómo pasas tus celos?”

“Uh.”

Nunca había interactuado con muchas personas, no era bueno en ello y evitaba hacerlo. La gente
lo ponía incómodo y prefería observar a distancia que lidiar con una conversación. Pero cuando la
omega, que no había dejado de hablar, se quedó varios minutos callada, entendió que lo que había
preguntado era algo muy íntimo. “¿N-no estuvo bien preguntar eso?”

Se repuso. “No, no es eso. Pero… bueno, como todo el mundo. Me encierro en mi dormitorio y…
uh… bueno, ya sabes. Juguetes. Aunque compré una vela muy buena con aroma de alfa.
Usualmente no la hubiera comprado porque mis instintos buscan algo semejante a la persona que
me gusta, pero es un beta y no tiene un aroma como los… Ah, jaja, estoy hablando demasiado
otra vez.” Tomó un gran trago de su bebida antes de continuar. “Supongo que debe ser diferente
con un alfa al lado.”

“No sé, sólo he pasado un celo con Sangwoo.”

Ella sonrió. “Tiene sentido, han estado juntos poco tiempo.”

“Sí.”

“Te ves… feliz.”

Asintió. “Lo soy.”

¿Lo era?

“Ju-hyun, te estuve buscando para almorzar juntos.” Bum miró de reojo y reparó en un beta de pie
a su lado, había llegado casi desapercibido para los dos omegas, era muy alto y usaba lentes. Tenía
cara de pocos amigos. Volvió a concentrarse en su almuerzo.

“Ah, Seungbae… Olvidé que habíamos quedado para almorzar juntos.” Mentira.

Bum levantó la vista.

Sabía que eso era una mentira. ¿Cómo?

¿Lo había olido?

“Este es Yoon Bum. Bum, este es Yang Seungbae. Es delegado y no entiende lo que es
divertirse.” Ju-hyun sonreía pero Seungbae parecía fruncir cada vez más el ceño. A diferencia del
fuego de Sangwoo, este beta parecía más bien gélido. Tuvo un escalofrío y un mal presentimiento
cuando lo miró.

“Eres el omega de Sangwoo.” Ju-hyun y él saltaron, lo había dicho en un tono casi apocalíptico,
como si aquella frase implicara más de lo que parecía. No ayudó que agregara, en igual tono de
voz. “Deberías cuidarte de él.”

Rápidamente la omega se puso de pie. “A-ah, Seungbae sólo juega… No le hagas ca—”

“Te hará daño.” Siguió el beta, inmune al agarre de Ju-hyun y sus susurros urgentes para que no
continúe.

Bum no entendía la situación, ese beta no lo conocía. Él no podría saber…

¿Conocía a Sangwoo?

“Él sí me…” Defendió, débilmente.

“No te ama.”

Nadie te va a amar.

¿Quién querría a alguien como tú?

Sólo sirves para una cosa, y sólo una.

Gritos, sangre, dolor.

Mucho dolor.

“¡Seungbae!”

Muere.

La voz del beta apenas era reconocible, sin embargo las demás voces eran muy familiares. “Y lo
sabes.”

MUERE, MALDITO FENÓMENO.

Lágrimas se asomaron por sus ojos pero Bum hizo lo imposible para evitar que cayeran. El ruido
del comedor ocultaba la situación, se preguntó si por esa razón la omega había escogido una mesa
tan alejada. No importaba ya. “Te equivocas.” Dijo, bajo su respiración pero con un tono firme.
“Sangwoo es el mejor alfa que he conocido.”

Y salió corriendo.

Entró al primer pasadizo solitario que encontró y se apoyó en la pared, respirando agitadamente.

¿Qué había pasado?

“¡Bum!” Saltó.

No quería hablar con nadie.

Ju-hyun parecía asustada, pero se acercó y su aroma lo calmó un poco. Cuando estuvo casi frente
a frente habló. “Disculpa. ¿Está bien que te llame por tu nombre?”

Bum asintió.

“Bien.” Suspiró. “No le hagas mucho caso a Seungbae, está estresado. Además no quiere mucho
a Sangwoo…” Miró hacia el pasillo, parecía desalentada. “Él no sabe cómo es para nosotros los
omegas.”
Al no obtener respuesta alguna, Ju-hyun metió una mano al bolsillo, buscando algo. Sacó unos
billetes y tomó la mano de Bum, dejándolos ahí.

“Sé que no tienes mucho dinero, felizmente trabajo en la cafetería del otro lado del campus.
Desearía prestarte más, pero-”

Bum trató de devolvérselo inútilmente. “No, no. No puedo aceptar…”

“Sí puedes. Venga, toma.” Cerró el puño de Bum, decidida.

“Pero…”

“Nada. Necesitas el dinero. No sé porqué Sangwoo no te lo ha dado…” Bum volvió a prepararse


para una situación como la del comedor, temblaba. Ella hizo un gesto desesperado con las manos.
“¡Pero es tu tema! No quiero meterme en tu relación ni nada.”

Dándose por vencido, Bum bajó la mirada y comprobó que era mucho dinero, el suficiente para
comprar ingredientes para la cena por dos semanas más. Sonrió genuinamente. “Gracias.”

“De nada.” Se dio la vuelta, pero al despedirse agregó. “¡Puedes regresármelo cuando quieras!”

Ju-hyun apenas había cruzado el pasillo cuando se encontró con Seungbae, quien la tomó del
brazo y la llevó hasta un salón desocupado. Había soñado con algo así por mucho tiempo, y al fin
lo estaba viviendo, pero era gracias a una situación que estaba comenzando a darle dolores de
cabeza.

“No debiste decirle eso. Fue muy grosero de tu parte.”

El beta se cruzó de brazos, indiferente. “Era la verdad y lo sabes.” Levantó sus lentes. “¿Te dijo
algo?”

“Tenías razón, no llega a la universidad con Sangwoo. No tiene dinero para comer, a pesar de que
siempre almuerza con él. Me preguntó sobre… bueno, sobre aromas y celos.” Dijo, tratando de no
sonrojarse al mencionar lo último. Era un tema muy íntimo y casi muere de la vergüenza al
hablarlo en el comedor con Bum. Seungbae parecía tomar notas mentales. “Algo más. Vi su
mordida y era muy grande… y parecía haber sido hecha por alguien violento. Las marcas de los
dientes eran muy profundas... “

Seungbae no le quitaba la mirada de encima, si no estuviera segura Ju-hyun diría que podía oler
que guardaba más información. “También dijo que sólo había pasado un celo con Sangwoo.”

Bingo.

El beta comenzó a andar de un lado a otro. “No se han ausentado desde que llegaron como
pareja.”

“No.”

Caminó por unos minutos, sumido en sus pensamientos, hasta que de la nada declaró. “Sangwoo
lo mordió durante su celo.”

“Puede ser, pero no fue contra la voluntad de Bum. Parecía muy feliz y la única razón por la que
oculta su mordida es porque cree que es privado.”

“Así que no fue contra la voluntad de Bum.” Murmuró, procesando todo lo que decía la omega y
su propia interacción con Bum. “Pero, ¿y si fue en contra de la voluntad de Sangwoo?”
Ju-hyun rió, ¿Bum obligando a Sangwoo a hacer algo? “¿Estás bromeando? Uno de los brazos
de Sangwoo es más grande que el torso de Bum, no hay manera.”

“Olvidas que Sangwoo pudo estar cegado por su propio celo.”

“Dices que el celo de Bum…” Dijo, tratando de entender lo que decía el beta, cuando por fin
parecía haber dado con la explicación, negó con la cabeza. “No… eso es una fantasía omega. En
clase nos dijeron…”

“No si era el primer celo de un omega.” Seungbae tenía esa mirada decidida de cuando al fin
descifraba algo.

Algo horrible, agregó mentalmente la omega. “Pero si es así, si están apareados por error…”

“Si Sangwoo nunca quiso esa unión, entonces debe estar desesperado por romperla.”

“Eso es imposible.”

“No lo es.”

“No lo haría.” Se acercó al beta, reduciendo su voz hasta un siseo. “Estás hablando de un
asesinato, Seungbae.”

Ju-hyun no era una omega romántica, no le agradaban los alfas y a veces se preguntaba porqué
defendía tanto a sus compañeros omegas cuando casi siempre se derretían por el primer alfa
mediocre que les cruzara. Pero Bum…

No se merecía eso.

“Prométeme que no le dirás nada a Bum.” Habló, urgentemente. “No hasta que tengas pruebas.”

Seungbae parecía no entender, cosa que no le sorprendió. “¿No te parece que tu nuevo amigo
debería saber de esto?”

“No si no estás seguro y lo haces para vengarte de Sangwoo.” Dijo, tomándole del brazo, con
fuerza. “Si realmente eso fue lo que pasó no es culpa de ninguno, y el que Sangwoo haya sido un
hijo de puta contigo no quiere decir que lo será con Bum.”

No se inmutó, miró su brazo prisionero y a la omega frente a él. “Estás internalizando sus
problemas. Apenas y lo conoces.”

“Lo que sé es que es un omega muy confundido, que está apareado con el alfa que ama y es
feliz.”

“Dice serlo.” El beta afirmó severamente.

Era como hablar con una pared, Seungbae se nublaba cuando de Sangwoo se trataba y era peor
cuando creía que por fin había encontrado algo con qué incriminar al alfa.

“No te importa Bum.”

“Es sólo daño colateral. El medio para un fin.” Dijo, como si estuviesen discutiendo sobre alguna
clase. Ju-hyun quiso abofetearlo.

“Sabes, no sé porqué…” No había manera de que terminara esa frase, su relación con Seungbae
era ambigua en sus mejores momentos, pero eso no se trataba de ella. “Si le dices algo a Bum, le
diré a Sangwoo lo que hiciste en la fiesta.”

A esto, saltó, liberándose del agarre de la omega. “No lo hice yo.” Se defendió. “No es mi culpa
que Sangwoo tenga tantos enemigos.”

Pero ella no se movió.

Luego de unos minutos, Seungbae suspiró, resignado. Colocó una mano en el hombro de ella,
queriendo evitar otro enfrentamiento. “Bien, no le diré nada.”

Estaba cansada, discutir con el beta era tedioso y le dejaba un mal sabor en la boca por días.
También le hacía ver cada vez más los defectos del otro, y las similitudes que tenía con aquel que
decía odiar.

Quitó con cuidado la mano en su hombro, tomó sus cosas y se quedó unos minutos frente a él
antes de salir. “Para ser tan astuto aún no entiendes los sentimientos de los omegas.”

Sangwoo ya no volvía a casa oliendo a sexo y otros alfas.

No había sucedido desde… ese día.

Bum trató de concentrarse en el libro que tenía en su regazo, pero su mirada seguía yendo al
campo deportivo, donde el equipo de Sangwoo entrenaba.

Si bien la rutina era la misma y Bum le decía a Sangwoo que iba a casa luego de dejarlo en el
campo, la verdad era otra.

En el campo, Sangwoo se quitó el polo, el sudor sólo agregaba más volumen a sus ya enormes
músculos.

El alfa le había dicho que no quería que volviera a tocarse bajo su techo, así que Bum…

Bum se masturbaba en el tejado del edificio frente al campo deportivo.

Cerraba la puerta con llave y se escondía por una hora, observando al alfa detenidamente. Si se
concentraba podía incluso olerlo.

Pero ese día, luego de lo que había dicho aquel beta, no podía quería hacerlo. Se decía que no
significaba nada, que aquella persona no conocía a Sangwoo como él. Nadie podía conocerlo
como él.

Otra parte…

¿QUIÉN PODRÍA AMARTE, PEDAZO DE MIERDA?

Otra parte le decía que todo era cierto.

Sangwoo no lo encontraba atractivo.

Sangwoo no lo amaba.

Sangwoo no lo soportaba.

Sangwoo lo odiaba.

Movió la cabeza de un lado a otro. No.


Eso no era cierto.

Sangwoo era diferente. Era gentil, era considerado, era bueno. No…

No…

No era como ella.

No era como él.

Cerró el libro, no había razón para seguir pretendiendo que estaba leyendo. Sentía los ojos arder
de lo mucho que quería llorar.

No había razón de hacerlo, todo estaba bien.

Sólo tenía que esforzarse, Sangwoo estaba haciendo lo posible para que sean una pareja, él
también tenía que poner de su parte. Los omegas eran criaturas maternales y amables, los alfas
necesitaban de sus cuidados, Sangwoo lo necesitaría también.

Si todo salía bien, no sólo podría volver a masturbarse en casa, sino que el alfa lo acompañaría y
podrían ser una pareja oficial. Toda esa confusión se iría.

Serían felices.

Con nuevos ánimos, volvió a mirar al campo. Sangwoo se pasó una mano por el cabello y Bum
pudo jurar que su aroma le llegó directamente hasta los pulmones, podía respirar el olor
característico del alfa pero mucho más concentrado debido al ejercicio.

Se fijó en sus dedos y quiso tomarlos uno a uno y ponérselos en la boca, chupándolos de tal
manera que pudiese recordar su sabor días después.

Imaginó a Sangwoo notar su mirada, subir rápidamente hacia el último piso, donde se encontraba,
abrir la puerta de una patada y tomarlo ahí mismo. No le importaba lo que la universidad o nadie
más pensara. Quería que Sangwoo hiciera con él lo que le dé la gana, quería satisfacerlo al nivel
más primitivo.

Se desabrochó los pantalones, dejándolos hasta sus rodillas.

Podía escuchar sus jadeos, incluso sentía la presión de sus dedos en sus piernas, separándolas.
Bum, ¿estás mojándote? ¿Es por mí?

“A-ah… ah…”

Un dedo desapareció en su entrada, apenas y sintió el dolor, el líquido lubricante había facilitado
su ingreso. Le siguieron dos más. Se imaginó que eran los dedos gruesos de Sangwoo dentro de
él, entrando y saliendo frenéticamente, buscando ese manojo de nervios que lo haría arquear la
espalda de placer.

Su miembro estaba medio erecto, su temperatura se elevaba y gotas de sudor bajaron por su frente.
Apenas y podía concentrarse en un ritmo, se forzó a morder su otra mano mientras sus dedos, no,
los dedos de Sangwoo golpeaban su próstata. Empujó sus caderas hacia atrás, desesperado.

Si Bum se concentraba lo suficiente, podía sentir la erección gruesa y dura de Sangwoo en la


curva de su trasero, empujando.

¿Quieres más?
“Sí… sí… Sangwoo…”

No podía pensar en nada más que el deseo dentro de él, no podía evitar sentir a Sangwoo
embistiéndolo por atrás, como un animal.

Besaba su mordida, susurraba contra su oído palabras de amor y deslizó sus manos hacia la
entrepierna de Bum.

La mano en su boca se movió hacia su erección, tocándose con rapidez.

Imagina que te amo.

“A-ah… Sangwoo…”

Te quiero.

“¡T-Te amo!”

Te amo.

Se corrió con fuerza, sintió su cuerpo contraerse alrededor de sus dedos, su semen cayó sobre su
mano y el piso, sus piernas temblaban ligeramente. Bum se sintió colapsar. Le tomó un rato
recuperar el aliento y el equilibrio suficiente para vestirse y salir de ahí. Sangwoo terminaría su
entrenamiento en una hora, según lo que le había dicho a Bum se quedaría para hacer unos
trabajos.

Bum tenía que volver a casa, pero antes iría a comprar los ingredientes para cocinar la cena.

Y quizá algo de ropa nueva.

Regresó a casa más tarde de lo habitual, al salir del edificio sintió que lo observaban y creyó que
Sangwoo había descubierto su escondite. Pero al girar numerosas veces no encontró a nadie
siguiéndolo.

Se esforzó mucho al cocinar, aún si Sangwoo no comía lo que hacía, mejoraría y demostraría su
valor.

Había dejado la ropa nueva que compró en la sala, que a esas alturas era casi como su dormitorio,
aunque sus objetos personales permanecían en su mochila. A Sangwoo no le gustaba encontrar
sus cosas por ahí.

Mientras esperaba que la comida terminara de cocinarse, escuchó el timbre de su celular. Corrió
hasta la mesa, esperando pensando que sería Sangwoo, pero fue su abuela.

Contestó.

La situación con sus abuelos era algo delicada, por un lado quería que vieran lo feliz que era,
invitarlos a comer en su nuevo hogar y abrazarlos. Pero Sangwoo había dicho que no quería a
nadie de su familia en su casa. Sus abuelos lo habían aceptado, diciendo que quizá era cuestión de
alfas, pero eso no evitaba que insistieran, esperando que su respuesta cambiara.

“Estoy bien, todo está muy bien con Sangwoo”

La voz de su abuela sonó lejana, como si llegara de otra dimensión. “Quisiéramos conocerlo, ya
ha pasado más de un mes…”
Bum miró por la ventana, ya era de noche. En unas horas llegaría Sangwoo y tenía que dejar todo
listo. Si le quedaba tiempo iría a limpiar el baño. “No sé si a él le gustaría, está muy ocupado. Se
queda algunos días haciendo proyectos hasta muy tarde.”

“Estamos muy preocupados por tí, tu abuelo quiere saber si te trata bien.” Bum sintió culpa, sus
abuelos eran personas de avanzada edad, no quería preocuparlos así. “Además tu tío no ha dejado
de preguntarnos dónde vives, ¿estás seguro que no podemos ir a visitarte?”

Casi dejó caer el teléfono, pero se sobrepuso.

Su tío no sabía dónde estaba. Estaba a salvo.

“No.” Dijo, rápidamente. “Mi alfa es muy territorial.”

“¿Y si sólo vamos nosotros? Somos betas.” Insistió.

“Lo siento.”

Al colgar tuvo que tomarse unos minutos para calmarse, no le gustaba mentir a sus abuelos pero
no podía dejar que su tío lo encontrara.

Guardó la comida, limpió el baño y leyó sus notas hasta que sintió que sus párpados pesaban y se
preparó para dormir. La sábana con la que Sangwoo lo había descubierto masturbándose estaba
limpia sobre el cojín y como el alfa había dicho que no la volvería a usar, Bum la usaba para
abrigarse por las noches.

El que antes le hubiera pertenecido a su alfa era reconfortante, algo de su aroma debía seguir ahí
porque Bum sentía que podía dormir mejor con ella.

Se acomodó en el sillón, cerró los ojos y durmió.

El día había comenzado… diferente.

Como siempre sucedía, Sangwoo había salido sin dirigirle palabra y muy temprano. Bum se
despertó horas después y se preparó un desayuno liviano, estaba a la hora así que no había porqué
salir apresurados.

Luego de comer, listo para salir y sacar la bolsa de basura, se encontró con lo usual, la comida que
le había guardado a Sangwoo arrojada al lavadero.

“¿Uh?”

El plato no estaba lleno, alguien se había comido la mitad.

Sangwoo se lo había comido.

Revisó el contenedor de basura, pero no encontró su comida ahí.

Sangwoo había aceptado su comida.

Sólo había comido la mitad pero para Bum era más que suficiente. No pudo contener la sonrisa
durante todo el camino hasta la universidad, ni siquiera para notar las reacciones de sus
compañeros a su nuevo vestuario, no le importaba. Sólo quería ver a su alfa.

Pero para su mala suerte el profesor forzó al salón a quedarse, y cuando llegó al salón de Sangwoo
el alfa ya se había ido. Sabía que en caso de no encontrarlo comía con su manada, así que sin
importarle las consecuencias fue hacia el comedor, dispuesto a disculparse y quizá, si el alfa se lo
permitía, comer juntos.

Lo vio en el lugar de siempre, alejado del resto de su grupo. Se acercó, pudo sentir las miradas de
todos sobre su espalda, pero se forzó a enfocarse en el alfa a unos metros de él. Su corazón
palpitaba con fuerza.

“Sangwoo…” Dijo, al llegar al asiento junto a él. “Llegué tarde.”

El alfa había volteado, frunció el ceño al ver a Bum y al notar su ropa nueva algo sucedió. No
sabía con exactitud qué, pero en un momento Sangwoo estaba sentado mirándolo como si no
pudiese creer quién estaba frente a él y en el otro lo empujó para poder salir a grandes zancadas
del comedor. Apenas se fue, numerosos murmullos se podían escuchar.

Bum se sintió hervir de la vergüenza.

¿Había cometido un error nuevamente?

La manada de Sangwoo comenzó a reír, y el omega se debatía si salir corriendo o aceptar las
burlas. Uno de ellos se levantó, era alto y tenía ojos muy rojos, parecían infectados. Bum
retrocedió, el otro levantó las manos, como en señal de que no le haría daño. “No es nada, el líder
sólo quiere un momento a solas.”

“¿A solas?”

El grupo volvió a estallar en risas, todos excepto un alfa grande y gordo que sólo lo hacía sentir
incómodo bajo su mirada.

“Deberías ir a ayudarlo.” Agregó alguien más.

“No es una buena idea.” El alfa obeso había hablado, Bum sintió muchas ganas de irse de ahí, el
sujeto lo ponía muy nervioso.

“Venga Donggyu, nosotros cubriremos al capitán.”

Sin saber de qué estaban hablando y sintiendo como si se burlaran de él, decidió ir en busca de
Sangwoo. “¿A dónde se fue? ¿Dónde lo busco?”

Los alfas intercambiaron miradas de desconcierto. “¿No lo puedes oler?”

¿Podía?

Salió del comedor por la misma dirección por la que Sangwoo había ido hace unos minutos. Se
concentró en el olor de las sábanas, tratando de descubrir el trazo del aroma de Sangwoo en los
pasillos. Subió al segundo piso.

No, el aroma era más fuerte por la escalera.

Subió al tercer piso.

Seguía siendo muy fuerte.

Por instinto y con el pecho palpitándole de la excitación y la expectativa, decidió ir al último piso,
donde el día anterior había estado observando al alfa y en donde se había tocado pensando en él.
Al llegar trató de abrir la puerta pero se encontraba bajo seguro.

El aroma era muy fuerte tras esa puerta.


“¿Sangwoo?” Llamó.

Ruidos.

No, gruñidos.

Bum casi cae sobre la puerta, apenas sosteniéndose y apretando su cuerpo contra ella. “¡S-
Sangwoo!”

Los sonidos se incrementaron, fue como si el mundo se redujera a esa parte de la universidad,
Bum no podía sentir nada más que lo que sucedía dentro, incluso podía escuchar el sonido de la
fricción de la mano de Sangwoo y su miembro. El ritmo era brutal.

“¡Sangwoo!”

El alfa soltó un par de insultos antes de volver a gruñir con fervor, Bum se llevó casi de inmediato
una mano a su erección.

Ambos se estaban masturbando, el omega no entendía qué fue lo que había ocasionado que
Sangwoo se excitara de esa manera pero siguió repitiendo su nombre como un mantra porque
cada vez que lo hacía los sonidos se hacían más y más fuertes.

Hasta que llegó al orgasmo y casi cae cuando Sangwoo abrió finalmente la puerta. Lucía furioso
pero Bum apenas y lo registró. Su bragueta estaba abierta, podía ver el bulto de su entrepierna y se
sintió salivar.

“¿Estás bien?” Murmuró. “¿Sangwoo?”

Parecía un animal o más bien una bestia. Respiraba fuertemente, su pecho subía y bajaba y Bum
no podía evitar mirar fijamente.

“Cállate.”

Hizo un ademán de tomarlo por los hombros pero se alejó de Bum, cambiando de parecer a último
momento. Parecía querer controlar su respiración, cuando volvió a hablar sonaba más en sí. “Te
dije que tomaras los supresores.”

“Eso hago…”

“¡No están funcionando!” Explotó, tomándolo fuertemente por los hombros y sacudiéndolo muy
cerca a las escaleras. “¿Quieres jugar conmigo? ¿Es eso?”

“N-no” Su olor lo estaba intoxicando, los ojos de Sangwoo se fijaron en su entrepierna. Bum
tragó con dificultad. “Estoy… tomando… lo que dijo…”

Eso pareció sacar al alfa del trance y soltó a Bum bruscamente, haciéndolo chocar contra la puerta.
“¡Entonces toma más pastillas!”

Y se fue.

Bum no lo siguió, tuvo la extraña necesidad de ver el sitio donde había observado a Sangwoo
entrenar, entró, cerró la puerta tras de sí y miró el lugar.

Respiró profundamente.

Aún podía oler al alfa, pero…


Había algo más.

Ahí, frente a él, estaba la marca que había dejado su semen el día anterior al masturbarse. Y sobre
esa marca, Sangwoo había eyaculado unos minutos atrás.

Lo podía oler. Probablemente la universidad entera podía olerlo también.

No había duda, Sangwoo se había excitado por él.

Sonrió.

Chapter End Notes

Este capítulo fue algo duro de escribir, sobretodo porque Bum tiene un conflicto de
sentimientos y eso es sólo el comienzo de algo que pasará más adelante.

Si hay quienes creen que Sangwoo marcó ese lugar por posesivo, tienen mucha
razón.

Nuevamente hay pistas de lo que pasará en el próximo capítulo.

Olvidé decir cuando apareció pero me inspiré en el fandom para escribir a Ju-hyun.

♥♥ Gracias por los comentarios y kudos ♥♥


Chapter 8
Chapter Notes

See the end of the chapter for notes

“Capitán, creo que hay alguien observándonos.”

Sangwoo no volteó a ver el lugar que el otro miembro del equipo señalaba, ya había olido a Bum
minutos antes. Llegaba siempre a la misma hora y se iba mucho antes de que acabara el
entrenamiento.

“No es nada, sigue.”

El aroma del omega se estaba volviendo cada vez más fuerte conforme pasaban los días, por eso
no fue difícil detectarlo aún a tal distancia. Sangwoo trató de no pensar en lo que estaba haciendo
en el último piso del edificio frente al campo deportivo e ignoró el ligero aroma que había
comenzado a asociar con la excitación del omega. Tch, maldito pervertido.

Se concentró en entrenar y no pensar más en él, a pesar de que una parte se sentía satisfecha.

Su alfa interior reconoció a Bum como suyo desde el momento en que olió como un omega, eso
no había cambiado. Pero una cosa eran sus instintos, y otra muy diferente él.

Desde muy pequeño Sangwoo había entrenado sus instintos para que le obedecieran, no al revés.
No le gustaba perder el control debido a ellos, pero amaba poder usar su fuerza para saciar la sed
de violencia y sangre que sentía en el pecho. A pesar de que era algo común en alfas, Sangwoo
sabía que era diferente. A él no le interesaba ganarse el respeto de los demás, no quería usar su
fuerza para proteger omegas, él quería destruir y sentir huesos romperse bajo sus puños.

Todo lo que los demás sabían de él, era un disfraz. No le importaba ser líder de un grupo de alfas,
le entretenía ordenarles y usarlos para propósitos personales, además un alfa con un grupo
poderoso se consideraba superior. Alfas como Jieun, omegas como Bum e incluso betas que
romantizaban sus acciones al máximo eran molestos, el sexo era mecánico y aunque lo disfrutaba
sabía que era un nivel instintivo. Su alfa se satisfacía así, y él lo hacía cortando y destruyendo.

Estaba contento con su vida, se graduaría y tendría aún más poder para hacer lo que quisiese.

Así que cuando Bum llegó a su vida, y perdió el control que tenía sobre ella, los planes que había
hecho cambiaron. No quería un compañero. Nunca había sido sobre “encontrar al indicado”,
simplemente nunca le interesó lo que otra persona podía ofrecer.

¿Amor? Sangwoo no quería amor, el único cariño que había deseado se fue con su madre, años
atrás.

Pero, conforme los días, se volvió evidente lo solo que estaba.

Le molestaba la conversación sin sentido de su grupo y les ordenaba que ninguno lo molestara
mientras comían, en las clases sólo pensaba en lo mucho que quería retar a todos los presentes en
lugar de estar un segundo más sentado y las fiestas estaban llenas de gente con las que estaba harto
de jugar al perfecto alfa.

Debía aceptar que el único lugar donde se sentía como sí mismo era en su casa.

Y el único con el que no tenía que fingir era Bum.

En parte era porque no quería nada de él, no tenía porqué guardar apariencias con Bum porque
quería que supiera con quién se había metido.

Con el pasar de las semanas creyó que todo estaba saliendo como esperaba, se sintió inmune a la
mordida y a sus consecuencias. Después de todo, sólo un par de veces había sido víctima de las
feromonas de Bum, y eso sólo a un nivel instintivo. Su vínculo con Bum no se había
profundizado, y aunque muchas veces podía detectar su olor antes de verlo, no era en particular
diferente a cuando llevaban poco tiempo como pareja.

En retrospectiva, ese había sido su primer gran error.

Subestimar al omega.

Antes del día en el que llegó a casa cubierto en sangre de otros alfas, Bum olía a desesperación y
deseo. Todos los días que iba a su salón era lo mismo, y Sangwoo sabía que ello iba dirigido a él.
Pero luego de ese día, las cosas cambiaron.

Lo primero fue su aroma, Bum seguía oliendo a desesperación y deseo, pero también a rechazo,
dolor y algo que se asemejaba al miedo. Era un olor muy parecido a flores marchitas, Sangwoo lo
conocía muy bien porque era el olor que lo había recibido día a día al regresar de la escuela.

Lo odiaba.

Por esa razón no hizo ningún comentario el día en el que Bum se disculpó e inventó alguna
excusa estúpida para no almorzar con él. Sólo asintió y lo dejó ir.

Cuanto más pronto Bum se diera cuenta de lo imposible que sería una relación entre ambos,
mejor.

Eso no explicaba porqué tenía ganas de buscarlo.

Miró rápidamente al edificio. Sí, Bum seguía ahí.

Se quitó el polo.

Había declinado las invitaciones a fiestas desde ese día, sin mayor razón que el incidente en casa
de aquel alfa. Aún no sabía quién había estado detrás de todo eso, pero sabía que no había sido
orquestado por el otro grupo de alfas. No después de que el líder fuera a rogarle por perdón.

Droga de la verdad, había dicho Donggyu. Ese alfa, el que confundió por Bum, lo había drogado
con grandes dosis de eso. ¿Porqué?

Si el propósito era retarlo y ganar, pudieron haberlo hecho con cualquier otra droga.

De cualquier forma, no tenía ganas de salir nuevamente, recordaba que la fiesta había sido muy
aburrida hasta ese momento, siempre lo mismo. Las mismas personas con las mismas reacciones,
el mismo sexo mediocre. Apenas y había podido terminar.

Por algún motivo, creyó que eso le agradaría a Bum, que dejaría de forzar la sonrisa en su rostro
que lo hacía ver incluso más estúpido pero no, seguía con el mismo aroma y cuando Sangwoo
apretaba fuertemente su mano, incluso hasta el punto de dolor, Bum apenas y reaccionaba.

Tengo que estudiar, voy a llegar tarde, le decía, aún cuando no estaban en público, pensando que
sólo se lo hacía saber para que no hiciera algo estúpido como esperarlo despierto o esperarlo hasta
después de clases.

“Buen trabajo, Sangwoo. Este año la universidad se llevará el campeonato.”

Sangwoo asintió, levantando la mirada para ver el último piso del edificio frente a él.

“Eh, Sangwoo, ¿no quieres ir al centro comercial? Han abierto un nuevo bar, y van a ir varios
alfas de otras universidades.” Dijo alguien de su equipo y miembro de su manada.

Miró por varios minutos más el lugar donde había estado Bum, para luego darse la vuelta e ir
hacia las duchas.

Muchas horas después, cuando llegó a casa y abrió la puerta, se dio cuenta que ya no olía sólo a
alfa, sino que el aroma de Bum también se sentía en el aire.

Incluso cuando sus padres vivían, el aroma de su padre y el suyo opacaban al de su madre. Era tan
débil, apenas se podía oler al compartir la habitación con ella.
Respiró. La casa olía a ambos, el aroma de Bum un poco más predominante que el suyo.

Se quitó los zapatos y los dejó en la entrada, como siempre pasaba cuando llegaba, escuchó la
respiración de Bum cambiar. Seguramente el omega no se había dado cuenta pero cada vez que
llegaba, no importaba la hora, su cuerpo se ponía en estado de alerta. Si Sangwoo así lo deseara,
podía despertarlo con sólo emitir feromonas.

Se quedó unos minutos en la entrada de la sala, sólo observando al omega dormir. El alfa dentro
de él complacido al ver sus sábanas alrededor de Bum.

Con las luces apagadas apenas y podía ver las líneas de su rostro, lucía cansado. Su instinto le
dictó razones por las que podría estarlo, pero como solía hacer, lo ignoró. No era niñera de Bum,
no tenía porqué cuidarlo.

Entró a la cocina, todo estaba en orden. Los primeros días luego que Bum llegó a vivir ahí,
encontraba los platos mal lavados y la cocina sucia. La comida no se veía bien y si no hubiera
sabido que Bum era un inútil hubiera pensado que trataba de matarlo por envenenamiento.

Su comida había mejorado notablemente, al igual que sus cualidades para la limpieza.

Abrió el refrigerador y sacó el plato de comida que siempre le guardaba.

Lo dejó en la mesa y se apoyó en el mueble frente a él. Se cruzó de brazos, mirando el plato
fijamente.

Tenía hambre.

El plato no se veía mal.

Se lo podía comer.

Estaba en todo su derecho, Bum vivía gratis ahí y lo había hecho usando la cocina que él pagaba.

No entendía muy bien porque era gran cosa comer algo del plato, no significaba nada. Si Bum lo
creía así por la mañana, estaría muy equivocado.

Se sentó y comió sólo la mitad, tirando lo demás al lavadero.

Al día siguiente salió más temprano de costumbre, al caminar hacia el salón compró algo para
desayunar mientras esperaba que la clase comenzara. Tenía una hora para perder algo de tiempo.

Se estaba dirigiendo hacia una de las bancas cuando vio el edificio frente al campo deportivo.

Sintió ganas de subir.

Y así lo hizo.

No habían muchas personas en los pasillos por lo temprano que era, así que no tuvo que hablar
con nadie ni dar explicaciones de porqué subía al último piso del edificio. Había una puerta azul
que daba al patio exterior, la abrió con poca dificultad a pesar de que estaba algo oxidada. La dejó
abierta, por si se trababa y evitaba que saliera.

El lugar era grande, algo sucio pero perfecto para pasar desapercibido si se quería evitar a otras
personas. Caminó hacia el muro donde había visto sobresalir la cabeza del omega. Sí, no había
duda de que tenía primera fila a los entrenamientos.
¿Le habría gustado el espectáculo de ayer?

El olor de Bum aún se podía sentir, lo cual era muy extraño considerando que estaba en un lugar
abierto. El viento debió encargarse de llevarse su aroma. Respiró profundamente.

No, definitivamente olía a Bum. Pero… el olor venía de sólo un sector. Bajó la mirada.

Ah.

Típico.

Ahí, en el piso, a unos centímetros del muro, habían varias manchas secas blanquecinas. Sangwoo
casi se llevó una mano a la frente en exasperación.

Le había dicho a Bum que tenía prohibido tocarse en casa, que si lo hacía lo sabría. El omega
aparentemente interpretó eso como que podía hacerlo en la universidad, masturbándose con
Sangwoo mientras entrenaba, y quién sabe en dónde más.

En el baño.

En la biblioteca.

En el sa—

Detuvo esos pensamientos al instante, desde el día en que lo vio había tenido que detener, de
tiempo en tiempo, ciertos pensamientos relacionados a la escena. Por las noches aún podía
recordar ciertos detalles, antes de obligarse a pensar en otra cosa.

La alarma de su móvil hizo que finalmente quitara la vista del piso.

Salió de ahí, cerró la puerta y bajó hasta su clase.

Otro error.

Su alfa interior no estaba tranquilo y él tampoco. Ambos necesitaban ver a Bum. Por un lado
quería molestarlo, ver su reacción. ¿Así que te masturbas conmigo en un sitio público? Pero eso
podía hacerle creer que comenzaba a haber cierta confianza entre ambos. Por otro lado, quería
decirle que no tenía permitido masturbarse con él, era asqueroso.

No podía concentrarse en clase, aún menos que de costumbre.

¿Usaba sus dedos?

¿Algún dildo especial con un nudo artificial?

¿Pensaba en la noche en la que lo mordió?

“Fóllame… por favor, Sangwoo…”

En sus manos, el lapicero de Sangwoo se partió a la mitad por la fuerza que había hecho. Jieun,
sentada en la carpeta de al lado, miró su entrepierna y frunció el ceño, volteando hacia la ventana
con las mejillas sonrojadas.

¿Porqué si seguía deseándolo, continuaba oliendo rechazo dolor tan mal?

Al terminar la clase y salir, no vio a Bum junto al grupo de omegas, tampoco lo encontró llegando
sudoroso pidiendo perdón por la demora. Tuvo que caminar hacia el comedor solo, su manada
detrás de él, riendo por alguna estupidez.

Cerró la mano derecha en un puño.

Estaba comiendo tranquilamente, decidido a gritarle a Bum en cuanto tuviera la oportunidad, o


hacerle limpiar la casa entera de rodillas cuando llegó.

“Sangwoo…” Dijo. Sangwoo no volteó enseguida, si el omega supiera interpretar olores sabría
que Sangwoo no estaba complacido con él. “Llegué tarde.”

El aroma lo confundió un poco, hace semanas que no olía tan bien, pero al girar…

Bum usaba ropa nueva, el negro definitivamente era su color, pero también lo hacía ver aún más
delgado y patético al resaltar sus ojeras y pálida piel.

Su parte alfa rugió placenteramente.

La mordida.

Su mordida estaba ahí, a vista de todos.

MÍO, MÍO, MÍO.

Nunca había experimentado la ola de excitación que lo golpeó en ese momento, fue como si su
lado alfa y él deseasen lo mismo por primera vez. Ya no escuchaba el sonido del comedor, ni la
conversación de su manada. Sólo podía escuchar los gemidos a todo volumen del omega frente a
él, sólo podía oler su aroma dulce y ver aquellas manchas en el suelo, en el último piso del
edificio.

Tenía que salir de ahí.

Empujó a Bum y salió del comedor a grandes zancadas. Escuchó risas a lo lejos.

Pensó en ir al baño, pero prefería algo más privado, ahí lo olerían todos. Se detuvo al llegar al
último piso, frente a la puerta oxidada. Sus instintos lo habían llevado ahí, así que abrió la puerta y
la cerró con llave.

Se abrió la bragueta y bajó sus pantalones lo suficiente para exponer su pene, pequeñas gotas de
pre-semen salían de la punta. No tenía tiempo para hacerlo despacio, necesitaba eyacular ya.

Tomó firmemente su miembro y comenzó a masturbarse, tratando de terminar lo más antes


posible.

“Alfa… mi alfa…”

En su mente apareció la imagen de Bum, gimiendo y retorciéndose de placer, llamándolo. Podía


recordar la humedad de la habitación, el olor de omega en celo ocupando sus pulmones. Podía
sentir los brazos delgados de Bum rodeándole el cuello, forzándolo a fundirse en él.

Recordaba lo bien que se había sentido tomar al omega de los muslos, sólo pensando en que era
suyo, y hundiéndose en el cuello de Bum. El olor a fértil llamando a sus sentidos.

“Tuyo, tuyo…”

No había podido olvidar sus sollozos, casi ahogados que parecían salir de Bum esa noche como si
vinieran de lo más profundo de su ser, haciéndole temblar.
“A-ah…Sangwoo…”

Tampoco podía olvidar lo mucho que había amado apretar el trasero del omega, sentir el líquido
entre sus nalgas. Quería abrirlo con su lengua y dedos hasta que el omega sólo pudiese gritar de
placer.

La fuerza con la que estaba masturbándose hizo que tuviera que apoyarse en el muro.

“¿Sangwoo?”

Gruñó. Gotas de líquido seminal cayeron al piso.

Su omega estaba a unos metros de él, llamándolo como antes. Bum era suyo, el alfa en su interior
estaba de acuerdo. Nadie podía detenerlo si quisiera follar a Bum en ese sitio. Nadie.

Sintió un peso caer sobre la puerta, y supo que Bum había olido su excitación, así como él había
tenido que hacerlo por semanas en el campo de entrenamiento. “¡S-Sangwoo!”

Acelerando el ritmo brutal, hizo lo posible por ignorar el olor de Bum masturbándose al otro lado.
Lo único que evitaba que abriera esa puerta y lo tomara en todas las posiciones posibles era sólo el
hecho de que sabía que iba a complicar todo.

“¡Sangwoo!”

Mierda.

Mierda, Bum.

Soltó más gruñidos.

Sentía que estaba cerca, así que buscó con la mirada el sitio donde el día anterior había encontrado
las marcas en el piso y terminó sobre ellas.

Bum es mío.

Se acomodó la ropa interior y subió sus pantalones, dejando la bragueta abierta. Podía escuchar el
orgasmo de Bum justo antes de abrir la puerta con fuerza. El omega tenía los ojos vidriosos y
desenfocados, había una mancha en su entrepierna y su aroma olía dulce nuevamente, lleno de
lujuria.

“¿Estás bien?” Dijo en un murmullo. “¿Sangwoo?”

Se forzó a relajarse, si seguía así llevaría a Bum a cualquier cuarto disponible y descargaría toda su
frustración dentro de en él. “Cállate.”

Controló su respiración, y trató de evitar cualquier contacto directo. “Te dije que tomaras los
supresores.”

“Eso hago…”

“¡No están funcionando!” Gritó, aunque estaba dispuesto a aceptar que tenía cierto interés en
Bum, no le gustaba que usara su aroma ni feromonas con él, ¿lo estaría haciendo apropósito?
“¿Quieres jugar conmigo? ¿Es eso?”

“N-no” Sentía el olor de Bum mucho más fuerte, bajó la mirada hasta su entrepierna donde se
concentraba el aroma. Oyó a Bum tragar. Podía hacerlo. Nadie lo detendría.
Bum tartamudeó, sin estar seguro de qué responder. “Estoy… tomando… lo que dijo…”

Aquello hizo que quitara la mirada y volviera a fijarla en Bum, arrojándolo hacia un lado al
gritarle. “¡Entonces toma más pastillas!”

No esperó respuesta, subió su bragueta mientras bajaba las escaleras lo más rápido posible,
diciéndose que estaría tarde para su próxima clase, tratando de empujar hasta lo más oculto de su
mente todo lo que había ocurrido.

Aunque tenía que aceptar que ya no sólo su parte alfa consideraba a Bum como suyo, sino él
también.

“... Sangwoo, ¿no lo crees?”

Miró con impasividad al pobre imbécil que se había atrevido a hablarle, volteando hacia la ventana
y dejando la conversación del todo.

Luego de lo ocurrido el día anterior, había llegado temprano a casa sólo para evitar que Bum
cocinara otra vez. Apenas y lo miró en todo el día, encerrándose en el sótano para ejercitarse y
estudiar. Se fue a dormir muy tarde y al despertar, encontró el desayuno en la mesa, el omega
había salido temprano.

“¿Sangwoo?”

Comenzó con una leve sensación de que algo no estaba bien.

No le tomó mucha importancia al principio, podía ser que había olvidado hacer algún reporte o
entregar algún trabajo. No era gran cosa, los profesores le daban ciertas libertades por ser un
estudiante ejemplar. Tch.

A los minutos ya no era una sensación, sino que su corazón latía con fuerza, era como si algo muy
malo hubiese pasado. Sangwoo miró alrededor, todos estaban muy concentrados en la clase. El
ritmo de su corazón se aceleró cada vez más, su alfa interior estaba en modo de defensa y el
mismo se encontró buscando la fuente de un posible ataque.

A pesar de que tenía buenos instintos para detectar el peligro, nunca había experimentado algo así.

Bum.

Se levantó de golpe. No sabía si lo había olido, o si simplemente había interpretado lo que su


cuerpo le decía. Pero no tenía duda, una vez que Bum entró su mente tuvo la urgencia de ir a
buscarlo a como dé lugar. Ya no estaba en modo de defensa sino que su aroma asemejaba al que
tenía antes de atacar.

Cuando estaba dispuesto a irse, alguien tomó su hombro. Donggyu lo miró curioso, evitando que
saliera del salón. “Eh, ¿a dónde vas?”

Sabía que era parte de su manada, pero eso poco le importaba cuando algo suyo estaba en peligro.

“Muévete.” Gruñó. Estaba seguro que si no lo hacía, lo mataría ahí mismo. Las personas alrededor
lo miraban expectantes. El profesor había dejado de escribir en la pizarra y se acercaba a ellos.

“¿Jóvenes?”

“Oye, ¿estás bien?” Sungmin estaba ahora de pie, detrás de Donggyu. Olía a miedo.
“¡Que se muevan!” Quitó la mano del alfa más grande con brusquedad, y con una velocidad y
fuerza considerablemente mayor a la usual, lo arrojó a la pared, varios alfas se acercaron a
socorrerlo pero Sangwoo tenía mejores cosas que hacer que quedarse ahí.

“Carajo, ¿qué le pasa?” Escuchó los gemidos de dolor de Donggyu antes de salir del salón.

“Esa fue su voz alfa.”

¿Dónde mierda se había metido?

¿¡Dónde estaba?!

Necesitaba encontrar a Bum.

Anduvo como desquiciado por el edificio, salió al patio y buscó pero no pudo encontrar nada.
Llegó hasta el edificio antiguo de administración, donde a veces se organizaban algunos
seminarios y entró, casi tumbando a un par de chicas que salían corriendo del lugar. “Oye! Espe
—”

Subió las escaleras casi saltando.

Podía oler a Bum cerca.

Se concentró en su olor, hasta que finalmente encontró que venía del tercer piso. Izquierda.
Derecha. Baño de omegas. Cerrado.

Pateó la puerta un par de veces, hasta que cedió y pudo entrar.

Fue ahí donde finalmente lo encontró.

Estaba tirado en el piso, Sangwoo se acercó lo más rápido posible y lo recogió, buscando heridas
o sangre. No encontró ninguna. Sacudió un par de veces a Bum, y aunque respiraba, pudo notar
que su pulso era débil.

A su lado encontró las pastillas supresoras.

¿Había intentado…?

No.

No podía ser posible.

Por más que trató no pudo controlar sus latidos ni respiración, seguía estando en alerta. Caminó lo
más rápido que pudo al centro médico, y si hubiera tenido algo más de sentido hubiera notado lo
horrorizados que se veían todos al ver su rostro.

Al llegar, vio a la recepcionista y dijo con una voz que asustó a la beta al punto de tirar los
documentos en su escritorio. “No sé qué le pasa.”

Un grupo de alfas de primer año llegó en ese momento, y al ver tal escena se acercaron a ayudar a
la mujer, pero Sangwoo malinterpretó ese gesto y sosteniendo más fuertemente a Bum, como si
esos alfas quisieran arrebatárselo, mostró los dientes y parecía estar a un segundo de desmembrar a
cada uno de ellos.

Lo hubiera hecho, de no haber sido porque la doctora salió en ese momento, queriendo averiguar
por qué hacían tanto ruido. “¡Aléjense de él! ¡Ahora!” Gritó.
Al sacarlos a empujones pudo escuchar que dijo, “¿No ven que es su omega?”

Una hora y varios calmantes después, Sangwoo se encontró sentado al lado de un inconsciente
Bum. Se sentía cansado, pero se negaba a moverse del sitio. La doctora entró con unos papeles
cuando estaba por irse a comprar algo de beber.

“Les dije a ambos que tengan cuidado con las pastillas.” Dijo, mirándolo por sobre sus lentes.

Sangwoo miró por la ventana, ignorándola.

La beta se acercó hasta estar al otro lado de Bum, revisó los papeles que tenía en sus manos. “Su
pareja está bien, señor Oh. Tranquilo.”

“Lo estoy.” Dijo, casi sonaba ofendido. No me interesa.

“Claro.” Replicó ella, con tranquilidad, aún leyendo los resultados de los exámenes. “Ahora por
favor suelte aquel pedazo de, lo que creo, era antes el brazo de una silla.”

Lo arrojó a una esquina. Volvió a mirar por la ventana.

“Podrán irse en unas horas, su omega no ha estado comiendo bien y la combinación con las
pastillas hizo que hubiese una descompensación. Llévelo a casa, ninguno está en condiciones de ir
a clases.” Ella tampoco lo miraba sino que su atención estaba en Bum. “Sólo asegúrese de que se
alimente mejor y…”

A esto sí fijó su mirada en él, Sangwoo la observó silenciosamente de reojo.

“Lo mejor será que deje los supresores.” El alfa ya sospechaba que le diría algo así, y era en parte
la razón por la que no tenía ganas de hablar. Lo único que le daba algo de control eran esos
supresores, sin ellos no era cuestión de qué le haría a Bum, sino cuando. “El celo del señor Yoon
se acerca, me atrevería a decir que está unas semanas de experimentarlo, ningún supresor podrá
evitarlo y cuanto más cerca el día, será peor.”

Asintió con el ceño fruncido, desviando la mirada. La doctora se fue a los minutos, dejándolo solo
con el omega.

Bum se despertó apenas llegaron a casa, abrió los ojos desorientado y se asustó un poco, antes de
oler el aroma de Sangwoo. Miró a su alrededor sin poder creer que estaba en el auto con él.

El alfa bajó del vehículo y caminó hasta su puerta. “¿Tengo que cargarte o vas a poder solo?”

¿Qué había pasado?

Recordaba haber llegado al edificio antiguo buscando a un profesor, había salido muy temprano
por la mañana así que no había desayunado ni tomado sus pastillas. Como el profesor no aparecía
en su oficina fue a los baños del segundo piso, pero estaban cerrados. Subió al tercero y encontró
uno, cerró la puerta y luego de lavarse las manos tragó las cuatro pastillas que había estado
tomando.

Sintió vértigo, trató de sostenerse del lavabo.

Cayó.

Escuchó ruidos, gritos de unas chicas y golpes. Después, nada más.


“C-creo… que… “

Sintió como Sangwoo lo tomaba del brazo y lo jalaba, haciendo que se apoyara en él. Bum se
ruborizó. El alfa lo miró con gracia. “No te hagas ideas, eres muy lento.”

Al entrar, no perdió tiempo y lo llevó hacia la cocina. Lo sentó en una de las sillas y buscó comida
que no necesitara prepararse. Bum aún no entendía la situación, ¿estaba soñando? “La doctora
dijo que tenías que comer bien.” Dijo el alfa, acercándole un vaso de jugo y un plato con unas
galletas. “Así que hazlo.”

“Gracias.”

No tenía mucha hambre, pero sentía el estómago muy vacío. Comió un par de galletas y casi la
mitad del vaso de jugo bajo la mirada de Sangwoo, y se animó a preguntar, “¿Qué pasó?”

El alfa apoyaba su cabeza en su palma derecha. “Tomaste muchas pastillas, no has estado
comiendo bien y te desmayaste en el baño.” Sonrió débilmente. “Tuve que rescatarte.”

“Lo siento.”

Sangwoo se puso de pie al ver que ya no iba a comer más. “Vamos, tienes que dormir.”

Lo tomó nuevamente del brazo y lo ayudó a levantarse, pero en lugar de llevarlo hacia la sala, lo
llevó a su dormitorio y lo sentó en la cama, mientras él buscaba algunas frazadas.

Sangwoo estaba cuidando de él.

¿Porqué?

“Tu aroma.” Declaró el alfa de espaldas. “Estás tratando de confundirme.”

No lo podía evitar al estar feliz, aunque no entendiese la situación su aroma cambiaba acorde a sus
sentimientos y al haber sido omega por tan poco tiempo no podía atenuarlo o esconderlo. “Yo
no… no lo hago apropósito… es sólo que—”

Sacó unas frazadas de un cajón y una almohada extra. Se arrodilló frente a Bum mientras
arreglaba la cama. “No pongas esa cara, te ves más feo así.” Dijo, y siguió con lo que hacía. “No
voy a hacerte nada.”

Ahora su aroma estaba combinado con algo de ansiedad, Sangwoo pensó en dejarlo así pero
decidió agregar, “Tu aroma no me molesta.”

“¿No?”

“Odiaba cómo la casa olía antes.”

“Olía a ti.” Dijo Bum, y dio un salto, como si pensara que Sangwoo se iba a ofender por ello. “Lo
siento.”

“No, olía a mi padre.” Corrigió.

Bum parecía debatirse en preguntar algo, sospechando lo que sería continuó. “Están muertos.”
Rió, poniendo su índice en la nariz del omega. “La cara que pusiste fue muy graciosa.”

“Lo siento.”

“Yo los maté.” Dijo, observando cada nueva expresión de Bum, aún con los rastros de la risa
anterior en su boca.

“¿Ah?”

“Los maté… creo que fue en la secundaria.” Trató de recordar hace cuántos años había sido de
aquello con los dedos. “Mi padre era un alfa abusivo y mi madre era una omega. Siempre olía a
alcohol y usaba su fuerza para someternos. Cuando fui lo suficientemente fuerte lo maté.”

El omega parecía conflictuado. “Pero…”

“No sé porqué te cuento esto.”

Ambos permanecieron en silencio. Sangwoo no sabía qué era lo que pasaba con Bum, pero estaba
comenzando a aceptar que no era producto de la mordida solamente. Mientras que Bum sentía
muchas emociones por las revelaciones, felicidad porque Sangwoo estaba compartiendo algo
íntimo con él pero también ansiedad por la naturaleza de la conversación.

No era extraño que un alfa matara a otro, aún si estuvieran unidos por sangre. Pero la forma en la
que lo decía, era muy extraña. Parecía orgulloso.

¿Y qué pasaba con su mamá? Dijo que los había matado a ambos, pero sólo habló de la muerte de
su padre. ¿No había dicho hace tiempo que la quería?

¿Acaso se arrepentía?

“Sabes…” Bum levantó la vista, Sangwoo no lo miraba más, se llevó una mano al pecho. “Odio
tener esto dentro de mí que me recuerda más a él que a ella.”

Había sentido un aroma a enorme tristeza, estaba seguro. Quiso proteger y calmar al alfa, pero no
sabía cómo, así que posó una mano sobre la suya, sólo un leve contacto sin buscar más.

Sangwoo lo miró, sus ojos oscuros lucían desconcertados. “Tus feromonas.” Dijo, en voz baja.

“Lo siento.”

Tomó la otra mano de Bum y se la llevó al rostro, acariciándolo y cerrando los ojos. Le dio un par
de besos al lado interno, causando que Bum se estremeciera. “Creo que sé lo que deberíamos
hacer.”

“Sangwoo.”

Lentamente subió la otra mano hasta posarla al otro lado de la cara del alfa, y sosteniéndolo se
acercó, su corazón latía muy fuerte pero se dijo que ese era el momento. Sangwoo lo necesitaba y
lo estaba aceptando.

Quizá…

¡Quizá…!

Risas.

“Eres tan fácil.” Había agarrado la mano de Bum, dándole un beso final antes de estrecharla con
fuerza.“¿Crees que voy a jugar a la familia contigo, Yoon Bum?”

Bum trató de zafarse, pero era imposible con la diferencia de fuerzas.

“¿Crees que te amo? ¿Es eso?” Continuó el alfa cruelmente, tomando la barbilla del omega y
apretándola entre sus dedos, causando que el omega dé un grito de dolor. “¿Acaso crees que todo
está bien? ¿Que viviremos felices?”

“S-Sangwoo…”

“Oh, Bum.” Se acercó hasta su oído, y con un tono casi sensual le preguntó, “¿Quién podría
amarte?”

¿QUIÉN PODRÍA AMARTE, PEDAZO DE MIERDA?

“S-Sangwoo... yo…” Lloró, el dolor se expandía por todo su cuerpo.

Sin querer emitió feromonas, esperando calmar al alfa de lo que sea que haya hecho mal, pero el
alfa se enfureció apenas las detectó, tomando el cuello de Bum y arrojándolo a la pared.

“¡DEJA ESO!”

Y así, Bum ya no se encontraba en el dormitorio de Sangwoo.

Estaba por cumplir 13 años, su abuela había cocinado su plato favorito y luego de comer había ido
a dormir. No sabía qué tan tarde era cuando un sonido lo despertó.

Era su tío. Entraba silenciosamente al dormitorio y se acercó a la cama, ignorando que Bum estaba
despierto y observándolo. Quitó la sábana y antes que Bum pudiese preguntar lo que ocurría, le
tapó la boca con una mano grasienta.

Con el aliento oliendo a alcohol y tábaco, se acercó a su oído y entre lamidas dijo, “Shhh, Bum.”
Había tratado de soltarse de su agarre, no sabía lo que estaba pasando pero algo le decía que
estaba mal y que tenía que escapar. Tenía miedo. Quería gritar. “Deja eso, ¿no querrás despertar
a los viejos, no?”

Más sollozos.

“Deja de llorar, vas a ver que te va a gustar.” El sonido del cinturón cayendo al piso lo llevó a
otra memoria.

Fue nuevamente en esa cama, pero años después, cuando al fin había encontrado un dormitorio en
un lugar a las afueras de la ciudad. Los que estaban cerca a la universidad eran costosos y aunque
trabajara en dos empleos no podría pagarlos.

Sus abuelos lo habían felicitado, le llamaron “independiente”. Bum sonrió, creyendo escapar
finalmente de una pesadilla.

Su tío no estaba tan feliz con verlo ir.

Llegó a medianoche, rompió los jarrones de su abuela y entró a la habitación dando un portazo.

Bum no se mantuvo quieto esa vez, sino que trató de patearlo y hundirle las uñas, pero su tío era
más fuerte y grande que él. Un alfa. “¡DEJA ESO, HIJO DE PUTA! ¡ERES UN MALDITO
ENFERMO!” Lo tomó de las muñecas y se acomodó entre sus piernas, lo abofeteó un par de
veces para que dejara de moverse. “¡¿ASÍ AGRADECES TODO LO QUE HAGO POR TI?!
¿MUDÁNDOTE DE CASA?”

Lo tomó de la barbilla, forzándolo a abrir la boca, y le escupió dentro. “¿CREÍSTE QUE ASÍ TE
LIBRARÍAS DE MÍ?”
Bum ya no hablaba, estaba quieto y había cerrado los ojos. “Shhh, pero no te preocupes, no podía
dejarte ir sin un regalo de despedida.” Sintió al alfa cambiar de posición, podía sentir el olor de su
erección muy cerca a su nariz. Bum ahogó un sollozo. “¿No quieres que me moleste otra vez,
verdad Bum? ¿Uh? Ven aquí, eso, abre la boca.”

Sangwoo miró a Bum con curiosidad. No había parpadeado, parecía en shock y aguantaba la
respiración. ¿Había escuchado bien?

Se acercó a moverlo y pedir una explicación de su extraña conducta, pero antes que pudiera
tocarlo Bum golpeó su mano a otro lado, cerrando los ojos fuertemente.

¿Qué?

No hubo necesidad de echar a Bum de la habitación, el omega se levantó inmediatamente como


pudo y con el rostro horrorizado y los ojos rojizos de aguantar las lágrimas salió corriendo de la
habitación, casi tropezando en su desesperación.

Su aroma había cambiado e inundaba el lugar causándole gran estrés. En lugar del aroma dulce de
hace unos minutos, lo que olía era completamente lo contrario. Parecía querer ahuyentarlo.

Se debatió en ir a buscarlo.

Había algo más.

No tenía sentido, pero…

Estaba seguro de que había escuchado a Bum llamarlo tío.

Chapter End Notes

Me gustaría decir que esto es lo peor que pasará en el fic, pero no es así.

♥♥ Gracias por los comentarios y kudos ♥♥

Créditos del hermoso fanart inspirado en este capítulo a Karla Magan K. (ノ◕ヮ
◕)ノ*:・゚✧
Chapter 9
Chapter Notes

See the end of the chapter for notes

“Señor, creo que esta vez puedo conseguir pruebas contra Oh Sangwoo.”

El profesor Park era un beta de mediana edad, había servido al departamento de Criminalística de
la Policía por mucho tiempo, y aunque aún colaboraba con ellos su participación ya no era tan
activa como antes, prefiriendo dictar clases en la universidad local.

Seungbae había ido con él muy temprano para discutir sobre ciertos asuntos, esperando contar con
su apoyo.

Lo invitó a sentarse frente a él.

“¿Leyó mis correos?” Preguntó, yendo directo al grano.

“Los leí, sí.” Conocía ese tono. “Escucha Seungbae, has tratado de probar algo contra Sangwoo
por dos años. Sé que el incidente con sus padres te puso en alert—”

“Mató a sus padres.”

El profesor negó con la cabeza y trató de corregirlo, como muchas veces. “Retó a su padre y por
poco pierde, pudo haber muerto también.” Seungbae evitó hacer cualquier gesto de
desaprobación, respetaba al profesor. “Su padre murió de una herida producto de esa pelea, estás
comparando la fuerza de un alfa mayor y uno que estaba en secundaria.”

“Mató a su madre, ella era una omega. Debió ir a la cárcel pero en lugar de eso está aquí muy
tranqui—”

“Ya hemos hablado de esto.” Le interrumpió el profesor.

Pero Seungbae estaba decidido a presionar el tema. “Él la mató.”

“Ella trató de defender al padre.” Dijo el profesor con pena, bajando la mirada. “El vínculo fue
más fuerte que el amor por su hijo.”

El tema había sido tocado muchas veces para cansancio de ambos, Seungbae estaba convencido
de la culpabilidad del alfa, mientras que Park insistía en su inocencia.

“La ahorcó.”

“Seungbae.”

“Vi los reportes.” Insistió. “La ahorcó y apuñaló a su padre después de muerto.”

Park suspiró, casi recitando lo que le había dicho muchas veces al otro beta. “Yo estuve entre los
que fueron a la escena del crimen, no es necesario que me lo expliques. El muchacho estaba en
shock.” Recordaba la escena, fue uno de sus últimos casos. El alfa había estado sosteniendo el
cuerpo de su madre con una tristeza tan profunda que hubieron alfas que negaron acercarse más
porque el olor a desesperación los alteraba. “Y recuerdo que cuando llevaste mi curso y trataste de
tocar el tema te dije lo mismo.”
Pero Seungbae no iba a aceptar su derrota fácilmente, y habló nuevamente. “Profesor. No es sólo
eso, Oh Sangwoo ha estado organizando peleas entre alfas, muchas veces contra alfas sin
manada.”

“Aunque es ciertamente barbárico, todos los alfas fueron ahí por su propia cuenta.” Dijo Park,
cruzándose de brazos y con paciencia trató de explicar, por enésima vez, los hechos. “El año
pasado mostraste las pruebas al comité y a pesar que se entrevistó a todos los testigos, todos
aceptaron haber ido por su cuenta. Además, los alfas pueden… explorar sus sexualidades con tal
que no dañen a otros y sea con permiso de todos los involucrados.”

“Los engaña.”

A esto el profesor soltó una risa, que sólo hizo al otro beta fruncir el ceño. “Sangwoo es una
persona muy carismática, nada de eso es ilegal.” Entendía el punto del beta, pero a veces su
terquedad era insufrible. “Les dice la verdad, pero de tal manera que acceden.”

“Uso inadecuado de los ambientes de la universidad.” Recitó Seungbae.

“No hay pruebas.”

Con furia arrojó el folder en sus manos frente al profesor, y con una voz algo chillona intentó
nuevamente. “Ha sido responsable de la muerte de más de diez alfas en los barrios bajos.”

A esto Park borró todo rastro de gracia de su rostro, poniéndose serio. “Todos lo retaron primero,
además sus muertes fueron a causa de traumas severos. Lamento decirlo pero Sangwoo es lo
suficientemente inteligente como para detenerse antes de matarlos. Generalmente mueren en el
hospital, si es que alguien se molesta a llevarlos ahí.” Aunque era injusto que tales hechos sólo
lograran aumentar la popularidad y poder del alfa, pensó. Era definitivamente un mundo donde los
alfas reinaban, no había nada que hacer.

Pero el muchacho frente a él no parecía entender que los betas tenían lugares definidos en la
sociedad, y que su búsqueda por probar que Sangwoo era culpable de crímenes no sería
satisfactoria. “No somos alfas, la violencia está en su sangre.” Seungbae abrió la boca, dispuesto a
discutir pero el viejo beta se le adelantó. “No quiere decir que apruebe su comportamiento pero
está dentro de la ley.”

“Es un maldito psicópata y están esperando a que mate a alguien para detenerlo.”

Sintiendo el ambiente cargado, Park intentó desviar el tema, volteando hacia su computadora y
leyendo rápidamente el correo que el beta frente a él le había enviado la noche anterior. “Hablaste
de un omega, su omega.” Miró de reojo. “Eso sí sería grave.”

Seungbae se había calmado, acomodó sus lentes sobre su nariz antes de responder. “Le mandé
todo lo que sé, estoy tratando de probar mis teorías antes de ir a la policía.”

Policía. Suspiró. “Yoon Bum. Dices que era un omega sin presentarse. Inusual, pero hay
antecedentes de esto. La mordida fue accidental…”

“Fue su primer celo, por alguna razón Sangwoo invitó al omega, cuando no lo era, y lo mordió
por sus feromonas.” Dijo el beta, convencido. Dos cosas sabía muy bien del beta: Seungbae tenía
gran habilidad para descifrar situaciones y era terriblemente terco, no había manera de hacer que
pensase de otra forma una vez una idea haya echado raíces en su mente.

“¿El omega está en una relación abusiva?”

“Sí.” Parpadeó rápidamente. “No sé.”


Y volvían al primer punto. “Nuevamente tienes problemas con la falta de pruebas.”

“Señor, Yoon no podía consentir esa mordida.”

“El señor Sangwoo tampoco.” Dijo, apoyando ambos codos sobre la mesa y haciendo que su
palma soporte el peso de su cabeza. Estaba cansado tras una noche de corregir trabajos de sus
estudiantes. “Cuando un alfa está en presencia de un omega que experimenta su primer celo y no
está emparentado con él, entra en celo también. Es una reacción muy fuerte y se guían por sus
instintos.”

Volvió a leer el contenido del email, sólo para aplacar al beta frente a él. Negó con la cabeza, no
había nada ahí con substancia, eran todas suposiciones. Lógicas, pero ninguna con pruebas.

“No quiero alentarte a buscar más sobre esto.” Levantó una mano para detener el vómito verbal
del beta. “Sé que no me harás caso y lo harás de todos modos, pero por lo que me has dicho esta
situación, aunque tiene sentido, está basada en conjeturas tuyas que a su vez se apoyan en tus
interacciones con Sangwoo. No hay indicios de que sea agresivo contra omegas.” Nuevamente
calló al beta con un gesto. “Excepto aquel con su madre, que te repito, fue una situación de vida o
muerte.”

Seungbae se levantó, algo indignado y tomó el folder, dispuesto a salir de ahí sin decir una palabra
más al mayor.

“Señor.”

O al menos eso creía.

“¿Sí?”

“Y si llego a encontrar algo, ¿contaría con su apoyo?” Preguntó.

“Tu padre hubiera estado muy orgulloso.” Dijo, con sinceridad. Seungbae tenía un gran futuro
frente a él, podía ver que su sentido de la justicia, aunque nublado por problemas personales,
estaba en un buen sitio. Sonrió de buena gana. “Claro que sí muchacho.”

“Gracias, profesor.”

No le extrañó no contar con el apoyo expreso del profesor, tampoco le extrañó que no aceptara
sus suposiciones fácilmente. Sabía que tenía razón y necesitaría pruebas, pero nunca había estado
tan cerca de incriminar a Sangwoo, podía sentir que había algo más que lo que estaba viendo.
Algo que tenía que averiguar a como diera lugar.

Fue a los baños de los betas pero a último minuto recordó que los de ese piso estaban en
reparación y cerrados temporalmente. Entró sin dudarlo al baño de los alfas y al no ver a nadie se
dirigió al baño del final. Estaba malogrado.

Iba a salir cuando escuchó gemidos y el golpe de una puerta cerrándose con fuerza. Subió sobre el
asiento y guardó silencio. Seguramente eran alfas y no le convenía comenzar una pelea con ellos.

Escuchó abrir los baños uno a uno, hasta que llegaron al suyo y golpearon. “Donggyu, gordo
imbécil, ¿no sabes leer? Dice que está malogrado. No hay nadie aquí.”

Golpes. “Muy bien, vas a hablar.”

Por lo que podía distinguir, eran dos voces. Donggyu. Ese era el nombre del alfa que pertenecía al
grupo de Sangwoo. “Sabemos que fuiste tú quien drogó a nuestro líder.”

Mierda.

La fiesta.

“¿Quién te mandó?” Se escucharon más gemidos y luego un sonido de desgarro. Probablemente


una cinta adhesiva.

Una nueva voz habló. “No es tu maldito problema.”

“¿Quién fue?”

Escupitajo. “Vete a la mierda.” Risas, casi histéricas. “Tu líder fue tan fácil de engañar…”

“Donggyu.”

Era claro que dos alfas, miembros del grupo de Sangwoo, estaban torturando a otro. Podía
grabarlos y tomar aquello como prueba, pero recordaba haber dejado su celular en la oficina de los
delegados, pensando que su entrevista con el profesor sería rápida y no la necesitaría.

Maldijo mentalmente.

“¿Dónde está el hijo de puta?”

Sonidos de agua, ¿estaban ahogando al otro alfa? “S-se fue, no va a regresar ahora que sabe que
Sangwoo está tras él.”

“¿Sabes quién se lo ordenó?”

“No fue nuestro líder. Él nunca se atrevería a desafiarlos.”

“¿Quién fue?”

“No sé.”

“¿Qué querían saber?”

“¡No sé!”

Sintió al alfa respirar profundamente y nunca se había alegrado de ser un beta como en ese
momento. “Mm, hueles a mentira grandísimo idiota.” Golpes. “Habla.”

Se le pasó por la mente salir a ayudar al alfa herido, pero sabía por experiencia propia que los alfas
odiaban ser ayudados por betas y además necesitaba saber el motivo de la discusión y qué tanto
sabían de su participación en el incidente con Sangwoo en la fiesta.

“Sólo sé que querían información, el alfa que tenía que hacerlo lo drogó demasiado como para que
hablara. Querían saber de la fiesta de los de primer año, del juguete.” La voz sonaba rasposa,
definitivamente lo estaban ahorcando. “Y sobre el compañero de Sangwoo.”

Hubo silencio por unos minutos, hasta que nuevos gemidos se escucharon en el lugar.

“Sabes, deberías llevarte un pequeño recuerdo.” El alfa gritó de dolor. “Eso está mejor. Ahora
lárgate.”

Abrieron la puerta y volvieron a cerrarla con seguro. Seungbae aguantó la respiración,


presintiendo que escucharía algo de importancia.

“¿Qué pasa? Alguien está detrás de Sangwoo, es lo de siempre.” Dijo la voz de Donggyu. “Lo
protegemos y ya.”

Pasos.

“Alguien quiere saber sobre su omega y seguramente también sobre la apuesta.” Seungbae pudo
distinguir entre el delgado espacio entre la puerta que el alfa caminaba de lado a lado. Preocupado.
“Sabrán lo de la fiesta de los alfas de primer año y como el omega iba a ser el plato principal.”

La amistad entre alfas y betas era casi imposible, pero ambos podían usarse mutuamente para
beneficio propio. Y fue así como Seungbae, un año y medio atrás, había conseguido un
informante en un alfa de un grupo más o menos influyente en la universidad. Dicho alfa había
entrado a ese grupo gracias a él, y a cambio le daba a Seungbae la información que necesitaba.
Eso, y que a todos les convenía ver a Sangwoo fuera de la universidad.

Unos días antes de la fiesta, Seungbae había hablado con el alfa y le dijo que necesitaba
urgentemente saber sobre la fiesta de los alfas de primer año, un evento que era más bien una
orgía. Usualmente escogían alfas o betas, pero siempre verificaba en caso llevaran a un omega,
pues era ilegal. Hasta ese momento no tenía idea que aquel evento guardara relación con Yoon
Bum.

“No era un omega entonces, no es ilegal.”

“No, pero Sangwoo odia a ese omega.” Respondió el otro, el alfa alto. “Recuerda que nos dijo
que investigáramos la manera de destruir su vínculo. Odiar omegas no es algo que sea bien visto,
mucho menos odiar a tu pareja.”

El beta escondido sintió orgullo al haber estado en lo correcto, sabía que no había forma que
Sangwoo quisiera estar con un omega. Ju-hyun tendría que aceptar que sus sentimientos habían
nublado su juicio.

“Mierda, Sangwoo me va a matar. Fui yo el que sugirió a Yoon para esa apuesta.” Donggyu dijo,
se escuchó un ruido, probablemente el alfa había liberado frustraciones con un golpe. “¿Crees que
alguien más lo sepa?”

Apuesta. Sangwoo no tenía intenciones de morder a nadie, no estaba en su naturaleza, así que esa
apuesta no puede referirse a eso. Además, creían que Yoon era un beta. Les dice la verdad, pero
de tal manera que acceden, había dicho su profesor.

Necesitaba un beta para la fiesta de primer año.

Sangwoo había salido con Yoon por una apuesta, sólo como un juego para convencerlo a
participar en esa fiesta. Naturalmente todo salió muy mal al encontrarse con un omega en su
primer celo frente a él y morderlo. Bingo.

“Creo que alguien sospecha. Hay algo aquí que no cuadra.” Se quedó inmóvil, si esos alfas
descubrían que estaba escondido ahí la pasaría muy mal. Sin contar que Sangwoo lo buscaría y
aunque no le gustara aceptarlo, la fuerza física del alfa era mucho mayor a la suya.

“Los alfas no solemos recurrir a estas cosas para averiguar algo, ¿drogas?” Seungbae trató de no
sentirse ofendido, drogar a Sangwoo había sido su idea. “Muy poco físico.”

“Pero el alfa…”
“Actuó por órdenes de alguien más.” Mierda, ese alfa era muy hábil. “Tu líder es muy fácil,,
usaron al alfa que más se parecía al omega de Sangwoo para engañarlo.”

“Pero dijiste que lo odiaba.”

“Sí, pero su pene no.” Risas. Abrieron la puerta, finalmente.

“¿Le diremos algo a Sangwoo?” Preguntó Donggyu. “Esto no le gustará.”

“No.” Las voces se alejaban, el beta apenas y pudo escuchar lo último. “Pero le llevaremos
regalos antes de decírselo, y creo que sé exáctamente qué llevarle.”

Salió del cubículo media hora después, mirando de lado a lado hasta caminar rápidamente hacia
un salón vacío. Necesitaba pensar.

Podía ir con el profesor y compartir lo que había escuchado, pero incluso en ese momento sabía la
respuesta de Park: no hay pruebas. Si bien Seungbae era un testigo, para inculpar a un alfa se
necesitaba más que el testimonio de un beta que perdió su beca por un alfa al que años después
intentaba denunciar. Sin duda Sangwoo usaría eso en su contra.

Podía esperar a encontrar más evidencias…

Pero algo le decía que tenía que encontrar al omega, si Yoon culpaba a Sangwoo no habría forma
de que pudiese ganar. El testimonio de un omega era muy valioso, así que si denunciaba a
Sangwoo éste se iría a juicio.

¿Cómo lograr eso? Según Ju-hyun el omega amaba a Sangwoo.

“Sangwoo odia a ese omega. Recuerda que nos dijo que investigáramos la manera de destruir su
vínculo. Odiar omegas no es algo que sea bien visto, mucho menos odiar a tu pareja.”

Ah.

Lo único que tenía que hacer era decirle todo eso a Yoon.

Quizá no lograría nada al instante, el omega seguramente entraría en negación, pero sembraría las
semillas de la duda en su cabeza.

Desde hace días evitaba a Sangwoo a como diera lugar.

Y aunque lo negara, era lo que hacía. Aunque dijera que era porque temía molestar a Sangwoo o
porque estaba ocupado, lo que hacía era evitarlo.

Salía muy temprano de la casa con la mochila y sus pertenencias en el hombro. Había comenzado
a guardar ciertas cosas en su casillero. Por alguna razón se sentía como un huésped en esa casa,
apenas y soportaba quedarse a dormir. Muchas veces se despertó en la noche ahogando un grito
porque estaba seguro que Sangwoo estaba de pie frente a él, dispuesto a matarlo.

Lo había soñado muchas veces.

Sangwoo cubierto en sangre, excepto que era su sangre. Sangwoo ahogándolo y diciéndole que lo
amaba, que lo amaba mucho, ¿no ves cuánto te amo, Bum?

Cuando despertaba de una nueva pesadilla e intentaba volver a dormir, soñaba con él. Soñaba que
se burlaba, que le decía que con él estaría mejor, que Sangwoo no lo amaba como lo hacía él. Que
estaría a salvo con él.

Bum sentía ganas de vomitar al recordarlo.

Antes había tenido pesadillas ocasionales, pero esos días los terrores nocturnos habían sido diarios.
Siempre que se despertaba llorando ahogaba sus sollozos en los cojines, y trataba de evitar que sus
feromonas lo delataran.

Ya no iba al salón de Sangwoo, las pocas veces en las que habían sido forzados a interactuar el
toque del alfa lo había alterado en lugar de calmarlo. Sangwoo lo había soltado inmediatamente al
sentir sus feromonas de alerta y le había dirigido una mirada indescifrable.

No volvió a tocarlo.

Su omega interior sólo lo quería cerca y aunque Bum también, era más complicado que eso. Todo
se había complicado.

Tampoco iba al edificio frente al campo deportivo, y aunque aún sentía ganas de ir, no se atrevía.
Si Sangwoo lo veía…

Sacó su celular, el centro médico lo había llamado muy temprano diciéndole que necesitaba que se
acercara a sus instalaciones para un chequeo de rutina después de clases. Todavía tenía que
encontrar el libro para una exposición, el profesor había dicho que lo podían encontrar en la
biblioteca del edificio para omegas, en el pabellón antiguo.

Caminó por los pasillos amplios. El edificio parecía diseñado para calmar a los omegas y hacerlos
sentir cómodos. Habían asientos suaves en las salas de espera y los colores de las paredes
ayudaban a tranquilizar sus feromonas.

Hasta que vio a alguien conocido acercándose.

Era ese beta que había conocido en el comedor, Seungbae, el amigo de Ju-hyun.

Apretó sus notas y cuadernos contra su pecho y caminó más rápido, pretendiendo que se viera lo
más casual posible y pasar desapercibido. No tuvo tal suerte porque al pasar al lado del beta, éste
lo tomó del brazo y lo llevó hacia un corredor alterno.

“Necesito hablar contigo.”

Bum miró hacia el otro corredor, incómodo.

“Todo fue por una apuesta.”

A esto volteó a ver a Seungbae, sin entender. El beta lo soltó, convencido de que no trataría de
huir.

Estaban a salvo en ese edificio, era uno para clases exclusivas de omegas y reuniones, los betas no
solían ir tampoco pero su ingreso no estaba prohibido, a diferencia de los alfas. “Sangwoo te
invitó a salir por una apuesta.” Explicó, los ojos del omega se abrieron de par en par, el agarre en
sus libros parecía flaquear y por un momento el beta temió que llorara en medio del pasillo y
atrajera la atención de los demás. “No sabía que eras un beta y cuando te presentaste como omega
sólo siguió sus instintos.”

Bum bajó la cabeza y se dio media vuelta dispuesto a terminar la conversación ahí. El beta volvió
a agarrarlo, pero por el hombro. Recordó que los omegas eran muy sensibles y no lograría nada si
se frustraba y empezaba a gritar. “Ahora está buscando romper el vínculo.”
El omega negó con la cabeza, cerrando los ojos con fuerza.

“Es cierto.”

“No, no es…”

Sangwoo no es así.

“Sólo fue forzado a salir contigo.” Siguió la voz del beta, el agarre en su hombro permanecía firme
y Bum se había petrificado, no intentó zafarse. “Quizá para que seas el juguete de esa fiesta de
primer año, los detalles aún no los sé. Usualmente toman alfas pero también han usado betas.”

Cada palabra le dolía físicamente, tenía muchas ganas de llorar y gritar y se sentía terriblemente
cansado de todo. Sus feromonas le decían algo, su corazón le decía otra cosa, su cuerpo iba en una
dirección diferente y su mente sólo podía recordar el dolor y…

Quitó la mano de su hombro y quiso correr, estaba harto. No quería saber nada más.

Sólo quiero respirar.

Seungbae le había dado vuelta con facilidad, acorralándolo contra la puerta del cuarto de servicio.
La proximidad del beta le hizo soltar feromonas llamando a su alfa sin que lo quisiera
conscientemente, cuando recordó que Sangwoo no iría a su rescate se calmó y se forzó a dejar de
hacerlo. “¿Acaso no te das cuenta?” Respondió agitado el otro, su rostro era duro y tenía el ceño
fruncido, Bum no pudo evitar encogerse en sí mismo bajo su mirada. “Eso no va a cambiar. Si él
quiere deshacerse de ti entonces—”

“No.” Dijo Bum, aún con los ojos cerrados.

“Corres peligro, aún si su intención no es ma—”

“Sangwoo está haciendo lo posible.” Interrumpió el omega, tercamente. Abrió los ojos con tristeza
y apretando los puños admitió. “Sé que la mordida fue un error.”

“Entonces deberías—” Intentó el beta nuevamente y aunque no levantaba la voz su tono era frío.

“Sé que él no me hubiera escogido.” Continuó Bum, entre dientes, lágrimas ya recorrían sus
mejillas.

“Puedes acusarlo antes que sea muy tar—”

“¡No fue su culpa!” Gritó, empujando al beta con tal fuerza que lo alejó de si y lo hizo tambalear.
Seungbae sólo lo miró atónito como si nunca antes hubiera visto a un omega llorar.

Sudaba y había perdido control sobre sus feromonas, el deseo de ver a Sangwoo y tenerlo cerca
era demasiado, sobre todo luego de un enfrentamiento así. Sus instintos le decían que buscara
protección y seguridad en su alfa.

“Me tengo que ir.” Declaró.

¿Pero y si era de su alfa de quien debía protegerse?

Antes que pudiera irse, el beta volvió a insistir. Tal como lo había previsto el omega se negaba a
creer algo así de su alfa. “No sé qué ideas tienen los omegas, pero si esperas que cambie por ti...”
Tenía que lograr que ese omega entendiera aunque sea eso. “Sólo se volverá más violento.”
¿Qué más? Ju-hyun tenía algo de razón, no entendía a los omegas.

Decidió dejar un poco la pasividad y decirle las cosas de una vez. “¿Crees que eso es mejor? Si
denuncias sus malos tratos podrás volver con tu familia, podrás ser feliz.”

A la mención de su familia, Bum sintió una ola de miedo recorrer su ser. Su tío. Volver con su tío.

No. Jamás volvería ahí. Estar con Sangwoo era infinitamente mejor que regresar, no podía. Había
logrado escapar ese infierno, no cambiaría la vida que tenía por aquella. Aún si todo fuese cierto...

“No.” Dijo, firmemente a pesar de que sus puños estaban blancos de la presión que ejercía en
ellos. Seungbae notó el gran grado de estrés del omega y miró discretamente a todos lados,
esperando que nadie más lo notara.

“Vivir con él es lo mejor que me ha pasado.”

Y se fue.

Se sentía confundido, furioso, triste y sólo quería irse. No sabía a dónde, sólo quería dejar todo e
irse a donde no tuviera que experimentar todo eso nuevamente. Ni siquiera pudo pedir el libro que
se encontraba en el auditorio de los omegas y que necesitaría para la exposición de la semana
siguiente. Detestó al beta que lo había retrasado aún más.

No iba a volver ahí, no quería arriesgarse a encontrar nuevamente a Seungbae.

Revisó su celular, aún tenía algo de tiempo antes de la cita médica, podía ir de todas formas y ver
si podían atenderlo antes.

Al llegar al centro médico vio que no había nadie en la sala de espera, se acercó a recepción y la
señorita que estaba ahí lo reconoció y le dijo que esperara unos minutos, que la doctora saldría
pronto a atenderlo. Bum se sentó y trató de distraer su mente en las pinturas y carteles de
¡Enfermedades y cómo prevenirlas! colgados en las paredes.

Al poco tiempo la puerta del consultorio se abrió y la doctora lo llamó. Soltó un ‘buenas tardes’ al
sentarse, había olvidado de saludar a la mujer antes de entrar y se sintió avergonzado en hacerlo
tan tarde. La doctora apenas y lo notó. “Señor Yoon, lo llamamos para un chequeo rutinario, hace
unos días sufrió de un problema por sobredosis de pastillas supresoras.”

“Sí.” Y al ver que la doctora leía algunos papeles, seguramente referentes al incidente, agregó.
“Lo siento.”

La beta levantó la cabeza y entrelazó los dedos de sus manos en un gesto profesional. Tenía toda
su atención puesta en Bum. “¿Porqué lo hizo?”

Odiaba el contacto visual.

Bajó la mirada.

“Mis feromonas estaban fuera de control…” Tragó, no sabía qué decir. “Sangwoo…”

“Su alfa.”

Sangwoo me dijo que lo haga No, eso sonaba a que el alfa había tenido la culpa y… eso no había
sido así. “Sangwoo no podía concentrarse.” Eso sonó mejor.

Miró un par de veces para ver la reacción de la doctora, su cabeza seguía gacha. Cuando notó que
seguía observándolo como si pudiese leer todo lo que ocultaba en su cara, volvió a mirar su regazo
y a jugar con sus dedos, nervioso.

“Debe ser por el celo que se aproxima, aunque una vida sexual saludable ayuda a disminuir las
feromonas.” Escuchó decir, Bum no dijo nada. “Dadas las circunstancias entiendo que no pueda
aún controlarlas.”

Volvió su atención a los papeles en su escritorio, cuando Bum oyó el sonido del papel se atrevió a
mirarla nuevamente. “¿Estoy en problemas?”

“No.”

Siguió leyendo los documentos, haciendo sonidos de comprensión por ratos. Bum trató de
relajarse en vano, el ambiente del centro médico lo ponía muy nervioso y el estar solo ahí aún más.
Antes no le importaba estarlo, se sentía incómodo e incapaz de interactuar con otras personas y
sabía que las personas no gustaban de él, pero se había acostumbrado a la compañía de Sangwoo
y a su aroma cerca de él.

“Su alfa estuvo muy preocupado.”

¿Sangwoo? ¿Preocupado?

Sintió algo calentar su pecho, sus feromonas seguían llamando al alfa.

“Mmm.”

Pero sabía que no era así, sabía que aunque Sangwoo estaba haciendo lo posible para pretender
ser una pareja ideal, no era algo que sintiera verdaderamente. Aún, se obligó a recordar, aún.

“En fin,” dijo la doctora, poniéndose de pie y acercándose a uno de los estantes al lado de un
armario grande y lleno de cajas, tomó algunas y las llevó al escritorio, frente a él. Le hizo una seña
para que las cogiera. “El gobierno exige que le demos los medicamentos requeridos a todos los
omegas en nuestras instalaciones sin pago alguno. Estos son para prepararlo para el celo, la
próxima semana le daremos otros conforme la fecha se acerque.” Bum cogió sólo una caja,
examinándola. “Aquí tiene los medicamentos, según su análisis de sangre el segundo celo debería
llegar en dos semanas.”

Dos semanas.

¿Qué iba a hacer?

Como estaban las cosas Sangwoo no iba a querer pasar su celo con él y… Bum no estaba seguro
si él lo quería. Recordaba su primera noche juntos pero también recordaba su rostro violento y las
manos que lo agarraban hasta que no pudiese respir—

“Su alfa debió venir con usted.” Habló la beta, con tono estricto. Bum no pudo evitar bajar
nuevamente la mirada. “Hay ciertas cosas que debería tomar en cuenta.”

“Tenía cosas que hacer.” Se apresuró a excusarlo. “Está ocupado.”

“¿Planean un embarazo?”

“N-no…”

Tomó una caja celeste de entre las que habían frente a él. “Entonces deberá tomar una de estas
pastillas el mismo día en que comience a sentir malestar. No detendrá el celo pero ciertamente
evitará que quede embarazado.”

“¿Sólo una pastilla para todos los días?” Preguntó.

“Una semana, señor Yoon. Su celo durará una semana.” Explicó la mujer, apoyándose sobre el
respaldar de su silla. “El señor Oh deberá proveer comida y bebida, ya que usted se encontrará
muy cansado. Los celos en pareja suelen ser más llevaderos y menos dolorosos, pero mucho más
intensos. Tendrán periodos donde apenas podrán pensar lejos del nido.”

“¿Nido? Leí que… eso sólo era necesario cuando quisiéramos tener niños.” Jugó con la caja en
sus manos para distraerse, se sentía ansioso. No quería hablar de esos temas.

“No, es muy común ahora para los omegas hacer un nido aún si no quieren quedar embarazados,
es mucho más cómodo al verse rodeados con aromas que los calmen.”

Bum asintió.

Silencio. La doctora volvió toda su atención a él. “¿Algo más?”

Parecía ser todo, pero Bum tenía aún muchas dudas en su cabeza. Pensó en cómo iba a comprar
las cosas para su nido, ¿dónde lo haría? Quizá lo mejor era volver a su dormitorio o buscar otro
lugar donde pasarlo. No quería obligar a Sangwoo a hacer algo que no quería. Había dejado muy
en claro que no deseaba tocar a Bum.

Pero lo que dijo fue algo que lo estaba llenando de angustia. “El vínculo, leí que no hay forma de
romperlo.”

“No.” La doctora no se inmutó, parecía haber previsto que algo así preguntaría. “La cirugía sólo
ayudaría a disimular la cicatriz, pero la mordida va más allá de eso. Los cambios físicos y
químicos ocurridos en su cuerpo no son reversibles.”

Bum asintió nuevamente.

“Pero…” Continuó, frunciendo el ceño. Romper un vínculo entre alfa y omega era una
experiencia devastadora para ambos, pero en especial para los omegas, no era el tema favorito de
la doctora. “Se han hecho estudios satisfactorios en los que la distancia entre parejas por grandes
periodos de tiempo ayuda a hacer el vínculo tolerable, lo suficiente como para que ambos lleven
una nueva vida lejos uno del otro.”

Aunque no lo supiera, su rostro era un libro abierto para la beta.

“¿Sangwoo podría morder a alguien más?”

“Tecnicamente.”

Los betas no podían interpretar aromas como los alfas y omegas, no podían liberar feromonas ni
experimentar los celos. Pero habían aprendido a leer las expresiones corporales de las personas y
eran buenos haciéndolo. Así que no fue difícil para la doctora entender que la forma en la que
Bum se comportaba mostraba el perfil de alguien que había sufrido abusos.

“Señor Yoon, tengo la obligación de preguntarle esto.”

Bum se tensó, no se atrevió a pestañar.

“¿Ocurrió algo? ¿El señor Sangwoo está abusando de usted?”


“No, él nunca…” Se apresuró, levantó las manos como rechazando la idea físicamente. Negó con
la cabeza varias veces. “No.”

La beta sólo lo miró unos minutos antes de sonreír amablemente. “Lo siento, tenía que preguntar.”

“Sangwoo me trata bien, él… está haciendo lo posible.” Explicó, hundiendo sus puños en sus
muslos.

Se quitó los lentes antes de volver a dirigirse al omega, estaba segura que sus niveles de estrés
estaban por los cielos en esos momentos y eso no era recomendable para alguien que hace unos
días había sufrido un colapso. “Sabe, la unión entre un alfa y un omega por la mordida puede ser
abrumadora, no digo que algo esté mal con su relación, pero entienda que si en algún momento
siente que es mucho, el centro médico ofrece acomodamiento especial para omegas. En realidad el
programa va dirigido para omegas en celo cuyos feromonas son particularmente fuertes.” Tomó
un sobre con el sello del centro médico y se lo entregó. “Puede quedarse un par de días, quizá su
alfa necesite concentrarse para algo en particular y a usted le vendría bien un espacio con otros
omegas, dadas… las circunstancias de su presentación tardía.”

Bum sonrió, pero aún así evitaba el contacto directo. “Muchas gracias.”

Se puso de pie y parecía dispuesto a salir corriendo de ahí.

“Señor Yoon.”

Huía, ¿pero de qué?

“Sus medicamentos.” Le alcanzó las cajas y vio cómo las guardaba en su mochila. “Sé que se
negó en la primera consulta, pero puede agendar una entrevista conmigo u otros especialistas.”

Sacó una de sus tarjetas personales de su saco y se la entregó. Bum dudó pero finalmente la
guardó en su bolsillo. “Su caso no es muy común, y quizá tenga más dudas.”

Caminó hacia la puerta, concentrándose en no parecer muy apurado, y recordó que no había
agradecido por la ayuda brindada. Nuevamente, con vergüenza, agregó en un susurro
entrecortado. “G-gracias.”

Cuando salió del centro médico, el entrenamiento de Sangwoo había terminado media hora antes.

Sus instintos le decían que buscara al alfa, no lo había visto en todo el día y estaba acostumbrado a
al menos compartir unas horas juntos. Es sólo mi celo, se dijo. Pero la necesidad de encontrar a
Sangwoo no se fue.

Decidió no tomar el bus e irse caminando, no tenía apuro. Sangwoo llegaría en unas horas y para
entonces tendría la comida hecha y esperándolo. Trató en vano de evitar un escalofrío al pensar en
que vería al alfa pronto.

Sus sentimientos con Sangwoo eran un desastre, aunque quisiera negarlo, las palabras de
Seungbae habían resonado en su mente. No podía negar que la idea de que Sangwoo estuviera
pensando en romper el vínculo le dolía pero entendía. Sabía que la mordida había sido accidental,
pero el alfa no lo había arrojado a la calle, sino que lo recibió en su casa.

Un grupo de omegas pasó por su lado riendo.

Aún era feliz. Mucho más de lo que había sido antes.


Sólo tenía que… evitar provocar al alfa. Había sido su culpa, trató de tranquilizarlo con feromonas
e intentó besarlo cuando no era el momento apropiado. Todavía le era muy difícil leer a Sangwoo
y casi siempre malinterpretaba lo que quería decir con su aroma.

Te hará daño.

Huye.

Movió la cabeza como si eso pudiese despejar sus miedos, ¿era normal tener miedo de tu alfa?

Pero también deseaba estar cerca de él, quería hundirse en su aroma y quedarse ahí para siempre.
Si lo único que tenía que hacer era obedecer al alfa, entonces lo haría.

Te hizo daño, lo hará otra vez.

Cerró los puños y evitó pensar en que parecía que trataba de convencerse a sí mismo. Aún amaba
a Sangwoo, quedarse con él era mil veces, no, un millón de veces mejor que regresar a lo de antes.
No volvería a ese dormitorio solitario. La idea de que… esa persona lo tocara otra vez…

Pensó en la última vez que había visto a su tío, en la sangre y los moretones que aquel encuentro
le había dejado. En cuánto había llorado al limpiar todo al día siguiente, de rodillas, abrazando su
estómago adolorido.

Siempre empieza así.

¿Qué le estaba pasando?

Sin proponérselo había llegado al centro comercial donde había ido con Sangwoo en su primera
cita, miró alrededor. Había mucha gente.

Sintió un profundo sentimiento de nostalgia al recordar aquel día, había estado tan feliz. Aún no se
lo podía creer, ¿cómo podría? Sangwoo siempre había sido alguien inalcanzable para él, era
alguien a quien admiraba y amaba de lejos. Jamás creyó llegar a una situación parecida con él, ni
siquiera en sus fantasías.

Se dio cuenta que aún era alguien muy lejos de él, a pesar de vivir en la misma casa sentía que
siempre lo miraba a distancia.

¿Sería siempre así?

Creía poder recordar su voz gritando su nombre, sus brazos sosteniéndolo y ayudándolo a salir del
auto. Su preocupación había sido genuina, lo sabía. Lo había olido. Esos momentos antes de que
Sangwoo lo golpeara habían sido lo más cercano a él que había estado en todo ese tiempo y estaba
seguro que el alfa lo sabía. Él también lo había sentido.

Además, razonó, los alfas eran violentos por naturaleza. Quizá Sangwoo sólo había tenido un mal
día y Bum no había ayudado. No quería decir que sería así todo el tiempo.

Sangwoo no era su tio, se repitió. No lo era.

Respiró profundamente, tenía que tranquilizarse. No había razón para dudar de Sangwoo ni creer
todo lo que el beta le había dicho.

Sus instintos saltaron de repente, como solía pasar cuando se encontraba cerca del alfa y al instante
pudo sentir sus feromonas llamarlo. Se controló y trató de buscar entre la multitud el rostro del
alfa.
Si lo podía sentir, debía estar por ahí.

¿Pero qué hacía Sangwoo en el centro comercial cuando había dicho que se quedaría a estudiar?

Su corazón dio un vuelco.

No.

Seguramente no era nada.

Sintió el aroma característico de Sangwoo, apenas detectable desde el lugar donde se encontraba,
miró a todos lados atrayendo la atención de un grupo sentado en el café a su izquierda. Lo
señalaban y murmuraban pero Bum los ignoró como pudo.

Finalmente pudo distinguir el cabello de Sangwoo de entre un grupo lejano, subían las escaleras.
Estaba rodeado de muchos alfas atractivos de ambos sexos. Riendo. Dos alfas muy bellas
aferradas a sus brazos. Reconoció a Jieun, la alfa con la que se había peleado el primer día, muy
cerca de él, también reía y bromeaba con el grupo.

Todos lo miraban con adoración.

Si Sangwoo quisiera, podría escoger entre todos ellos a un nuevo compañero.

Lágrimas se asomaron por sus ojos.

“Tengo que estudiar, voy a llegar tarde.”

Mentira.

MENTIRA.

Uno a uno aparecieron en su mente todos los momentos que había pasado con Sangwoo, los más
preciados de su vida. Cuando le tomó la mano por primera vez, cuando lo besó, cuando lo cuidó.

Y uno a uno se desgarraron en su mente.

Todo había sido mentira.

El beta tenía razón.

El recuerdo de haber sido invitado en aquella cita, la felicidad que había sentido y el calor que
inundó su pecho durante aquel día, todo había sido calculado. Sangwoo no había sentido lo
mismo. Fue por una apuesta. Sangwoo sólo se había acercado a él por juego.

¿Acaso alguien lo quería como él a ellos?

“¿Quién podría amarte?”

NO ERES NADA.

Sus feromonas se salieron de control, alguien lo había tomado del brazo y como si le hubiera
quemado se zafó, empujando a esa persona y casi tropezando con sus propios pies al voltear,
arrojando la bebida de alguien al piso. Escuchó gritos, pero lo único en lo que pensaba era en huir,
huir, huir.

Sangwoo solo quería deshacerse de él. Nada de lo que hiciera cambiaría eso.
“Eres tan fácil.”

No se detuvo hasta cruzar la calle, frente a la entrada del centro comercial. Se tapó los ojos con
fuerza, limpiándolos de las lágrimas que corrían libremente por su rostro, pero seguían saliendo a
pesar de sus esfuerzos. Miró con dolor hacia la dirección donde seguramente Sangwoo contaba
una de las anécdotas graciosas de su grupo que antes le había dicho a Bum, causando las risas de
todos esos alfas atractivos junto a él. En su mente pudo imaginarlos riéndose de él. Pudo ver a
Sangwoo burlándose de sus sentimientos.

“Te odio.”

Lo había dicho en voz baja, en su boca las palabras sonaban a herejía, más lágrimas salieron de
sus ojos, su nariz enrojeció. Sentía escalofríos.

“Te odio tanto.” Dijo, ahogando sus sollozos.

Su corazón latía con fuerza, sentía un dolor en la base de la nuca pero se quedó en ese lugar
llorando por alguien que jamás lo amaría, que ni siquiera lo quería, que no soportaba.

Sangwoo lo odiaba.

No recordó cómo llegó hasta la puerta de su— de la casa del alfa, pero no se movió por varios
minutos, observando los detalles de la construcción y cosas que habían escapado de su vista por
siempre llegar tan apresurado para hacer la cena. Tenía dos pisos, Bum no conocía el segundo.
Abrió la reja, y llegó a la puerta principal, introdujo el código y entró, apoyándose en la puerta al
entrar.

Creía que ya no podía llorar, que estaba seco luego de hacerlo todo el camino, silenciosamente.
Pero al sentarse en el piso y esconder su rostro entre sus brazos no pudo evitar soltar sollozos de
dolor, que más parecían haber sido arrancados de su pecho. Le dolía todo el cuerpo.

Cuando levantó la mirada vio la bolsa al pie del sillón donde guardaba todas sus pertenencias,
como un visitante. Vio la sala en la que dormía, vio las sábanas de Sangwoo asomándose por el
brazo del sillón y recordó lo bien que se había sentido al dormir con ellas, pero en esos momentos
la idea de dormir cerca a algo que olía a Sangwoo le hacía estremecer y cerrar los ojos
fuertemente.

El silencio de la casa lo abrumaba, pero aún así reprimió las ganas de salir de ahí. No tenía a
dónde ir.

Se levantó y fue al baño, se limpió. Dejó sus cosas en la sala, fue hacia la cocina y sacó los
ingredientes que necesitaba. Rutina. Sólo tenía que seguir la rutina y todo estaría bien. Sangwoo
no quería pasar tiempo con él y por primera vez Bum se encontraba agradecido de eso.

Cocinó, limpió y lavó.

Terminó media hora antes que Sangwoo llegara y aunque aún era algo temprano para dormir,
apagó las luces y se acostó, las sábanas de Sangwoo dobladas sobre otro sillón.

Se despertó en el segundo en que la puerta se abrió, pero seguía con los ojos cerrados y
adormilado.

“Bum.”

Cerró los ojos con fuerza y su cuerpo comenzó a temblar.


No es él.
No es él.
No es él.

Sangwoo no encendió las luces del pasadizo, ni las de la sala. Se acercó a la entrada y dijo, con un
tono indescifrable. “Ven, come conmigo.”

“No tengo mucha hambre.” Dijo automáticamente, sus manos aferradas a sus hombros.

“Ven.” Repitió, su tono exasperado, estaba perdiendo la paciencia. “La doctora dijo que
necesitabas comer bien.”

Se levantó. El rostro miserable y los ojos aún algo rojizos de tanto llorar, Sangwoo lo miró
fijamente pero no dijo nada al respecto, aunque Bum pudo ver que su mirada notó las sábanas
intactas en el otro mueble.

Sangwoo se sentó en la mesa, y Bum se preparó para calentar y servir los platos. No tenía hambre,
así que se sirvió considerablemente menos que al alfa.

“No fuiste al entrenamiento hoy tampoco.”

El omega dio un pequeño salto de sorpresa, pero se repuso tratando de ocultar su nerviosismo y
ganas de irse lo más lejos posible del alfa. Asintió. A pesar de estar de espaldas podía sentir la
mirada del alfa en su nuca.

“Fui al centro médico.” Agregó.

“Ah.”

¿Quería más explicaciones? Bum no estaba seguro, pero la idea de hacerlo enojar y ser el foco de
su violencia le hizo hablar nuevamente. “Mi celo se acerca.”

Caminó hacia la mesa con los platos y cubiertos, Sangwoo se había sentado de tal manera que el
lado más lejano era frente a él. Bum dejó su plato y se sentó.

Trató lo más que pudo en no mirar a otro lado que no fuera su comida.

“Supongo que no me dejarás tranquilo.”

Se mordió el labio pensando en lo que había dicho la doctora sobre pasar días en el centro médico,
quizá la semana entera de su celo. No hizo ningún comentario, el alfa parecía no querer ninguno.

“Esto no sabe tan bien.”

Comió rápidamente, los ojos le picaban con las ganas de llorar que sentía. La mano que sostenía
los cubiertos comenzó a temblar ligeramente.

Bajó más la cabeza.

Comieron en silencio, pero era uno cargado y nada cómodo.

“Te llevaré mañana a la universidad.” Comenzó el alfa. “Ayudará a mantener la imagen de que
somos la pareja ideal.”

Imagina que te amo.


Quiso llorar nuevamente y gritar cuánto lo odiaba, salir corriendo de aquel lugar y no regresar
jamás, pero se contuvo, estaba cansado. Muy cansado.

“N-no.” Respondió, forzando un tono liviano y fingiendo normalidad. “No te preocupes,


Sangwoo. Puedo ir solo.”

El otro insistió, usando su tono alfa. “Mm, quiero hacerlo.”

Sintió la usual excitación que su tono le daba, pero también sintió miedo y sus hombros temblaron
sin que lo pudiese evitar. Dejó el cubierto sobre el plato, no creía ser capaz de continuar
comiendo.

“Bum.”

Su respiración se agitó al instante, las palmas de sus manos le sudaban. Levantó la mirada.

Sangwoo no estaba sonriendo, sólo lo observaba fijamente, como si quisiera leer su mente. Bum
tuvo ganas de correr lejos de él.

“Cambia de cara.” Dijo, nuevamente usando su voz alfa. “Sonríe.”

Sonrió.

“Mejor no lo hagas.”

Fue lo último que le dijo antes de ponerse de pie e irse de la cocina, seguramente a estudiar o a
ejercitarse en el sótano. No importaba. Bum sentía que podía respirar al fin.

Mientras lavaba los platos pensó que a pesar de ser una casa muy bonita, tener una cocina grande
y su propia lavandería, se sentía aprisionado. Apagó las luces al terminar y miró hacia la puerta.

Sería tan fácil salir.

Mudarse de la casa de sus abuelos había requerido gran valor y un deseo de sobrevivir más grande
que sus propios miedos. Además odiaba a su tío y no sentía ningún remordimiento por haberlo
hecho. Pero Sangwoo...

Se sentó en el sillón de la sala, agotado, miró su reflejo en el televisor frente a él. Un auto pasó por
la calle, iluminando parcialmente la habitación con sus luces.

Había cambiado una cárcel por otra.

No puedo seguir amándote.

¿Cómo podría…?

Chapter End Notes

Eso de odiar a Sangwoo no será fácil para Bum, y lamentablemente pasará mucho
tiempo antes que pueda dejar de amarlo.

No sé si este capítulo sea más triste que el otro, lo que sí es que me hizo llorar porque
todos tenemos historias así, cuando nos pega en la cara que alguien no nos quiere
como nosotros a ellos y en el caso de Bum está tan confundido por sus propios
sentimientos y sus instintos que su mente debe ser un desastre.

♥♥ Gracias por los comentarios y kudos ♥♥


Chapter 10
Chapter Notes

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Sangwoo recordaba muy bien el día que su madre murió.

El día en el que la mató.

Su padre había estado particularmente irritable, a pesar de que su madre había hecho lo posible por
aplacarlo. Sangwoo no había planeado retarlo ese día, sólo observaba silenciosamente como el
alfa mayor tomaba más alcohol y gritaba por cualquier cosa. No fue un golpe lo que lo llevó a
hacerlo, no fue un grito ni fue algún otro ataque hacia él o su madre.

Fue ver la mordida de su madre a plena luz, por primera vez.

Fue el olor que casi hizo que vomitara.

¿Era ese el olor de alguien con pareja?

Por alguna razón eso fue lo que hizo que se levantara de su silla y se arrojara a su padre, lleno de
furia y sed de sangre. Podía recordar que se lo había dicho, sin poder dejar de reír mientras
golpeaba al otro alfa,¡mira, realmente soy hijo tuyo!
Pero eso había sido un ataque sorpresa y su padre había estado ebrio, cuando se repuso lo arrojó
fácilmente hacia una pared y le hundió las uñas en el pecho, dejándolo sangrar. Poco sintió los
golpes de aquel día, lo único que pasaba en su cabeza era que lo mataría. Estaba seguro de eso. A
pesar de que su padre era un alfa más grande, Sangwoo era mucho más ágil y había desviado
varios ataques. Sí, su padre también lo estaba golpeando (cuatro costillas rotas, hematomas en todo
el cuerpo especialmente en el rostro, un corte profundo en el tórax, nariz rota, fractura en brazo
izquierdo y pierna derecha) pero Sangwoo no sentía los golpes, parecía poseído.

Cuando finalmente lo tenía en el piso y estaba listo para terminar esa pesadilla, seré libre, seremos
libres, mamá. Apareció ella.

No habló, sólo dio un grito salvaje y con el cuchillo que llevaba en la mano trató de separarlo de
su padre, hundiendo el filo en su espalda. Era casi poético que las heridas de su padre se hayan
curado en su totalidad, pero la única cicatriz que aún tenía en su cuerpo había sido hecha por ella.

“¡SUÉLTALO!”

Por instinto, se dio la vuelta y con furia apretó su cuello, mientras ella seguía tratando de
acuchillarlo donde pudiese. No se detuvo por más que lágrimas salieron de sus ojos, la presión de
sus dedos seguía firme. ¡TRAIDORA! ¡Yo te amaba! ¡¿Porqué lo defiendes?!

Quería dejar de oler ese horrible aroma de su cuello, el aroma mezclado de su padre y ella, la
prueba de que aún a pesar de todo el abuso, ella siempre lo amaría a él. Siempre preferiría morir al
lado de su padre por culpa de él, antes que huir con Sangwoo de ese infierno.

¿El amor es así?

Él la había matado, pero ella también a él.

Bum le recordaba mucho a ella.

¿Amaba a Bum? No. No sentía como si lo hiciera. Pero… sentía algo por él. Y no era por la
mordida, entendía muy bien que su vínculo era para entender al otro, no para crear sentimientos
que no existían.

Creía que todo estaba bien, que finalmente habían encontrado un equilibrio hasta que pudiese
romper cualquier relación y ambos fuesen libres otra vez. Muchas veces se preguntó si luego de
hacerlo él sería el mismo de antes, pero evitaba profundizar aquel pensamiento. No había tenido
sexo con nadie desde la fiesta y aunque dijera que era por precaución la realidad era que
simplemente no quería.

Pero tampoco podía soportar ir a casa temprano y lidiar con Bum, su aroma desde esa noche
¡DEJA ESO! había cambiado radicalmente. Antes, olía a algo amargo, pero esos días el olor era
casi a azufre, era insufrible y sentía ganas de presionar sus dedos… y terminar con todo eso.

Lo había soñado incluso, un par de veces, Bum en lugar de ella.

Bum con los ojos abiertos, cayendo al piso ante su mirada atónita, sin vida.

Y cuando se despertaba, volvía a oler ese horrible olor y reprimía las ganas de salir de su propia
casa y no volver. Huir como lo debió haber hecho hace años atrás.

En la universidad ya no hablaban, y cuando trató de tomarle la mano la última vez que comieron
juntos, hace muchos días atrás, Bum tuvo una reacción de terror que hizo que varios alfas
voltearan a verlos al sentir las feromonas de alerta del omega. Nunca antes había pasado algo así,
tan visceral.
¡Realmente soy hijo tuyo!

Lo odiaba.

Cada vez que interactuaba con Bum se hacía evidente el miedo y terror que sentía el omega en su
presencia, las sonrisas sutiles que le enviaba habían sido reemplazadas por muecas, los toques
casuales eran acompañados con temblores y escalofríos. Y aunque su reacción al miedo y terror en
los demás era de orgullo y le causaba gracia, con Bum era diferente porque no lo estaba haciendo
intencionalmente. Antes, espantar al omega había sido divertido, probablemente aún lo seguía
siendo, pero más que eso estaba fascinado con las reacciones contradictorias de su cuerpo. Le
tenía un cierto grado de miedo, lo podía oler, pero también sentía su excitación y deseo por él.

Recordó la forma en la que no podía dejarse de mover aquel día en el centro médico y cómo olía a
ansiedad y nerviosismo, pero su reacción a su voz alfa había sido rápida y fuerte, el olor a
ansiedad apenas y se podía percibir. Tal poder en Bum le nublaba la mente y no podía negarlo, le
gustaba. Sentía algo en sí mismo sólo parecido a lo que sentía antes de participar en un reto.

De alguna forma, el amor de Bum lo hacía fuerte. O quizá sólo hambriento por más de ese poder.

Y aún poseía ese poder, podía oler cierta excitación en el omega al verlo, pero era apenas
distinguible entre todo lo demás miedo terror desesperación alerta. Todo desde esa noche.

¿Porqué lo había hecho? Las feromonas de Bum lo habían calmado, había hablado más de la
cuenta y no quería que se metiera en su vida. Todas excusas válidas. Pero la verdad era que alejó a
Bum cuando se dio cuenta que las feromonas no sólo lo estaban calmando sino que estaba
bajando la guardia. El poder que tenía sobre él, aunque torpe, era enorme. Por un momento,
cuando conversaron, pensó en que realmente podían tener un futuro, quizá podía seguir con la
mordida y tendrían una vida feliz. Y es ese momento, esos pocos segundos, lo que no podía
perdonarse.

Ya se había dejado guiar por sus instintos antes, pero no podía culparlos ya.

Bum ya no iba al edificio frente al campo deportivo. Sangwoo subió después de clases y se había
quedado viendo la marca de su semen en el piso, sin poder pensar en nada. O más bien, tratando
de no recordar el rostro de puro horror de Bum antes de salir corriendo de su cuarto y fallando.

“Sangwoo.”

Había estado tan concentrado, que no había podido oler a Donggyu y Sungmin subir hasta que
ambos se encontraban de pie, en la puerta oxidada, mirándolo como si temieran que hubiera
perdido la razón.

Eh. Quizá sí lo había hecho.

“Mm.” Salió, cerrando la puerta tras de sí. Por alguna razón la idea que alguien más entrara le
molestaba. Los otros alfas lo siguieron, bajando las escaleras.

“Encontramos a uno de los alfas, hablamos con él y nos dijo que estaban averiguando sobre la
fiesta de los de primer año.” Dijo Sungmin en un murmullo.

Ese edificio casi siempre estaba desierto a esas horas, así que no habría problema con que hablaran
libremente.

“Ah.” Continuó Donggyu, nervioso. “También nos dijo que querían saber sobre tu omega.”
Dejó de caminar.

Había tenido razón, no era cuestión de líderes de alfa o querer retarlo, alguien estaba detrás de
todo y aparentemente también querían información sobre Bum.

“Alguien los mandó.”

Sungmin asintió. “Si, tenías razón.” Sacó una cajetilla de cigarros, le ofreció uno a Sangwoo y dio
el encendedor. “Querían interrogarte, pero se les pasó la dosis.”

Alfas no usan ese tipo de métodos. No, había algo más detrás de todo eso. Un omega no se
atrevería a ir tras Sangwoo, la población omega entera de la universidad estaba idiotizada con él.
Recordó a la omega que usó su celo con Jieun y decidió no descartar del todo la idea.

“¿Porqué quieren saber de Bum?” Se preguntó en voz alta, pensando. El omega no tenía amigos y
apenas y conocía a alguien que no fuese Sangwoo. ¿Quizá había hecho amigos ahora que no
estaba a su lado? La idea no le gustó.

“Podríamos… seguirlo, ver qué tiene que ver. Si quieres.” Preguntó el alfa más grande.

A pesar de estar acostumbrado a las idioteces de Donggyu y nunca tomarlo en serio, Sangwoo lo
tomó del cuello y le dijo firmemente.“Bum es mi problema.” No lo soltó hasta que el otro bajó la
cabeza en sumisión, levantando las manos en señal de paz. Volvió a seguir caminando por el
corredor, el cigarro encendido entre sus dedos. “No se acerquen a él.”

Los otros alfas se apresuraron a correr a su lado.

“Eh, sabes.” dijo uno. “Sungmin es amigo del dueño de uno de los bares que están inaugurando
en el centro comercial.”

Siguió fumando, sin mirarlos.

“Conocemos un par de alfas que creemos podrían gustarte.” dijo otro.

Le había dicho a Bum que se quedaría a estudiar, pero no planeaba volver a casa luego de hacerlo,
así que ir a aquel bar encajaba en sus planes.

Además, tenía un asunto con cierta alfa que tenía que discutir.

Fue a su clase con los alfas caminando tras él, apagó el cigarro en cuanto llegaron a una zona con
más estudiantes. Se sentó en su asiento habitual, esperando a que el profesor llegara.

Jieun llegó a los pocos minutos y aunque ya no parecía querer escupirle como antes, tampoco le
dirigió la palabra. No importaba, hablaría con ella después de clases.

Salió primero cuando el profesor terminó, dándole entender a su manada que se fueran sin él. No
se sorprendió al salir y no ver a Bum esperándolo, en realidad contaba con ello. Esperó en el
pasillo alterno por donde sabía que siempre pasaba la alfa con su grupo, apenas la vio caminó a su
lado.

“Jieun.”

“Ah. Sangwoo.” Dijo, fingiendo que recién lo había visto. Sangwoo reprimió las ganas de
humillarla por el corazón que tenía dibujado en la mejilla. “¿No te dije que no quería hablarte
nunca más?”
“Me hieres, ¿por qué dirías tal cosa?” Dijo, fingiendo inocencia, sin poder evitar provocarla.
Algunos alfas de su manada soltaron feromonas de excitación ante su actuación. Tch.

Pero mientras que otras veces se hubiera ruborizado hasta las orejas, Jieun sólo mostró un leve
rubor sobre sus mejillas y rodó los ojos, dirigiendo una mirada de desaprobación a su grupo.
Volteó, su rostro cambiando a uno más serio. “Así que necesitas mi ayuda.”

Y era justamente esa la razón por la que nunca había retado a Jieun, ser su amigo tenía muchos
beneficios, y su falta de interés en poseer poder por la fuerza era muy conveniente para un alfa que
sí, como Sangwoo.

“Puedo hacerlo sin ti, pero no me queda mucho tiempo.” Dijo. “El celo de Bum se acerca.” Era
cierto, lo podía sentir. El aroma de Bum se había intensificado y Sangwoo se había vuelto muy
sensible al olor de otros alfas cerca de él.

“Mm…” Dijo ella, llevándose un dedo a los labios, haciendo suspirar a un grupo de betas cerca.
Sangwoo no podía creer que tal acto de aparente dulzura sea todo lo que necesitaban algunos para
caer a sus pies. Jieun simuló olerlo, acercándose. “Si, ya empiezas a apestar.”

Habían caminado hacia el salón que usaba su manada, Jieun era parte del consejo estudiantil así
que tenía oficinas a su cargo. Hizo una señal a un par de alfas de su grupo a que se quedaran
vigilando en la puerta y lo invitó a pasar.

“Ven, aquí hablaremos sin que nadie nos moleste.”

Ninguno se sentó en los sillones, sino que se acercaron a la gran ventana tras el escritorio,
seguramente hecho por algún artista famoso, y Sangwoo comenzó a hablar sobre lo que había
pasado con esos alfas que lo drogaron y todo lo que había averiguado, dando especial énfasis en la
fiesta de los de primer año.

Mientras lo hacía pudo ver el tema desde una nueva perspectiva y a su mente llegó la figura de
alguien que podría estar detrás de todo. Cuando terminó, miró de reojo al alfa a su lado. Jieun
lucía preocupada y pensativa, aunque guardaba calma.

“La fiesta de los de primer año estaba bajo tu responsabilidad.” Dijo, su vista fija al frente. “Si
creen que es ilegal, también te afectará a ti.”

“Lo sé.” Si se decía que la fiesta había ido en contra de alguna regla, como Seungbae quería
hacer, Sangwoo sería expulsado. Pero si Jieun era implicada en algo así, no sólo la expulsarían de
la universidad por abuso de poder ni la aceptarían en ningún otro lugar sino que además el hecho
de ser hija de quien era le haría perder su hogar. No había dudas de que su padre preferiría echarla
antes de aceptar la vergüenza de tenerla como parte de su familia. Prácticamente perdería todo.
“¿Quién pudo ser?”

“Tengo mis sospechas.”

“Seungbae.” Dijo ella, dándose la vuelta y cruzándose de brazos. Sangwoo pudo sentir su furia.
Ah, esta nueva Jieun le gustaba mucho más. Pero rápidamente su rostro cambió a una sonrisa
socarrona. Sangwoo sabía que lo que dijera no le gustaría, y quiso borrársela de un golpe. “Ese
beta te lleva en el corazón, realmente lo marcaste.”

“Ja. Gracioso.” Fue hacia donde habían caramelos y tomó uno. Se sentó en una de las sillas frente
al gran escritorio.

“Esta bien, me encargaré que no se meta en nuestros asuntos. Mis alfas son más sutiles que los
tuyos.” Dijo Jieun, sentándose en una silla alta y más grande que las demás. Le debía gustar la
ilusión de superioridad que tenía sobre Sangwoo desde ahí.

Había ido pocas veces ahí, nunca sin su manada, porque era considerado territorio de la alfa y
alimentaría los rumores (que ella misma iniciaba) sobre su relación. Pero era un lugar muy
agradable, espacioso y con buen gusto.

“Te odio pero no me conviene que salgas de la universidad.” Dijo ella de repente, quería quitarle
importancia a lo que había admitido al jugar con sus uñas. “Además Seungbae es el sujeto con
menos gusto en esta escuela y me aburren sus discursos y reglas. Por su culpa las reuniones con el
consejo son el triple de largas. Debería ubicarse.”

“¿No que el enemigo de mi enemigo es mi amigo?” Preguntó él, divertido. Era la conversación
más civilizada que había tenido con ella en mucho tiempo. Era extraño, casi como si fueran
amigos en lugar de fingir serlo.

“No eres mi enemigo, Sangwoo.” Respondió Jieun, levantando la mirada. “Pero no soy tan tonta
para llamarte mi amigo.”

“Somos alfas, considera una alianza por beneficios.”

Se encogió de hombros, como si aquello no le importase mucho.

“Hay otra cosa.” Dijo, con mucha dificultad. Nunca había hecho algo así y esperaba que el
vínculo estuviera roto para entonces.

Desafortunadamente sus circunstancias no cambiarían y todavía tenía que hacerse cargo de


muchas cosas.

“Voy a necesitar que te hagas cargo de mi manada mientras no estoy.”

Silencio.

Pensó que se burlaría, él lo hubiera hecho, pero Jieun sólo lo miró como si no creyera lo que
estaba escuchando y soltó una carcajada que hubiera hecho a sus fans llorar.

“¿Qué?”

“Nada, nada.” Dijo ella, limpiándose las lágrimas, poniéndose de pie y acercándose a él hasta estar
a su lado. Se apoyó en el escritorio.

Puso una mano sobre su cabeza y la desordenó un poco. “Sólo… me das risa.”

Sangwoo quitó su mano y apretó con fuerza antes de que ella se zafara. La violencia siempre sería
parte de su relación.

“Lo que me recuerda…” Comenzó en un tono nuevo, suave. “Tengo que hablar contigo sobre
algo, pero puede esperar unos días.” Siguió, Sangwoo podía leer su lenguaje corporal pero no
entendía a qué se podía referir. Parecía incómoda, pero el tema no era uno que le desagradara,
jugaba con algunos mechones de su cabello, evitaba sus ojos. “¿Cuánto tiempo tienes hasta que tu
omega entre en celo?”

Tu omega.

“Unas semanas, 2 o 3, no más.” Respondió.

“Bien, te buscaré antes que ocurra.” Dijo ella, poniéndose de pie y yendo hacia la puerta,
Sangwoo la siguió.

Abrió la puerta y intercambió un par de palabras con los alfas en la puerta.

Se volvió hacia él. “¿Irás al bar nuevo hoy? Muero por un trago.”

“Sí.”

Haciendo un gesto con la mano se despidió, los alfas cerca a ellos suspirando. Sangwoo estaba
seguro que la mayoría de alfas en su universidad eran unos imbéciles ciegos.

“¡Nos vemos allá~!”

Fue hacia el comedor, su manada aún seguía ahí. Comió pero no permitió que ninguno le hablara.
Caminó a clases. Su mente en otro lado.

Cuando llegó al campo de entrenamiento no pudo oler a Bum ni verlo en el edificio al frente.

Siguió entrenando.

Al caminar hacia el nuevo bar en el centro comercial, pensó que había sido una buena idea,
necesitaba desestresarse y no pensar en nada por unos minutos. Ir a casa le recordaba a sus padres,
a Bum, a cómo había retrocedido al verlo acercarse, pegándose a la pared de su dormitorio con los
ojos abiertos, sin pestañear, antes de salir corriendo.

Pero cuando subía con el grupo al segundo piso, un par de alfas del grupo de Jieun tomadas de sus
brazos, preguntándole sobre los rumores de la fiesta en la que dejó a todo un grupo de alfas
inconscientes, sintió algo muy extraño. Giró un par de veces.

Entre el mar de aromas pudo sentir el olor de azufre que caracterizaba a Bum esos días, pero eso
no fue lo más raro, después de todo, Sangwoo podía oler su aroma aún sin Bum cerca, era como si
estuviera permanentemente en su nariz. No, eso no había sido lo más extraño.

Sintió dolor, en sí mismo. Sintió como si le faltara el aire y una presión en el pecho que apenas
podía soportar. Era físico, y por un segundo pensó que alguien lo había atacado, ¿habrían drogado
nuevamente su bebida?

Se soltó del agarre de las alfas y fue hacia el barandal del segundo piso, apretándose el pecho con
la mano izquierda, buscando desesperadamente con la mirada algo.

Alguien.

Nada.

Un idiota en el primer piso estaba gritándole a la mesera, señalando su bebida arrojada al piso.
Pero en la cantidad de aromas, no podía enfocarse en el de Bum, además que el dolor seguía.

Jieun se acercó, sus alfas y los de Sangwoo se mantuvieron a una distancia considerable. Un alfa
en dolor podía volverse muy violento. “¿Estás bien?”

El dolor se disipaba, pero seguía ahí. No era un aroma, era algo que sentía en su cuerpo, sentía
que quería correr de ahí.

“Sangwoo.” Dijo ella, poniendo una mano sobre su hombro. “Respira.”

Lo hizo, sintió romper el metal bajo sus manos.


“¿Mejor?”

Asintió, el dolor no se había ido del todo, pero al menos ya no parecía tan… suyo.

La noche no estaba yendo como quería, en lugar de divertirse estaba tomando el mismo vaso de
alcohol desde hace dos horas. Sus alfas comían y bebían como siempre, pero ninguno lo invitaba a
tomar más, no desde que Sungmin trató de hacerlo y casi le arranca un brazo.

“¡Otro trago aquí!”

Se levantó y caminó hacia el baño, pero fue interceptado por una alfa que salía.

“Hola.” Dijo, pegándose a su cuerpo. “¿Quieres acompañarme?” Su aliento apestaba a alcohol.

“No.” Le tomó los brazos y la alejó de sí, pero ella insistió y al hacerlo bajó un poco su polera.
Frunció el ceño y se acercó, respirando profundamente antes que Sangwoo la arrojara contra la
pared. Otro alfa pasó por entre medio de ellos, mirándolos curioso antes de ingresar al baño.

“Oh… Oh.” Dijo ella, llevándose una mano a la boca. “Lo siento no creí que tuvieras…”

Salió de ahí, fue hacia la mesa donde estaban todos y tomó su casaca, dejando unos billetes ante la
mirada expectante de todos. “Me voy.”

Todavía era temprano, generalmente llegaba a casa dos horas después de esa hora. Pensó en ir al
bar que solía frecuentar cuando necesitaba liberar algo de estrés, y aunque no sentía la misma sed
que solía aparecer ante el prospecto de destrozar alfas, era el único lugar que se le venía a la mente
en el que podía encontrar algo de paz.

Jieun salió tras él, podía escuchar el sonido de sus tacones cuando ya estaba fuera del bar.

“Sangwoo.” Llamó. Se preparó para lo que sea que le dijera, cruzándose de brazos. Su rostro
parecía el de una niña, sus ojos se veían redondos y las líneas de su rostro eran gentiles. “Ve a
casa.”

A Sangwoo sólo se le ocurrió mientras manejaba que esa debía ser la primera vez que Jieun había
suplicado por algo en su vida.

Cuando llegó a casa, el olor era insoportable y no sabía si realmente sentía el dolor en su pecho o
si era un eco de lo que había sentido en el centro comercial. Como siempre lo hacía entró sin
encender ninguna luz, quedándose en la entrada de la sala, observando al omega dormir.

“Bum.” Llamó. Lo sintió despertar.

Se acercó más, pero sin entrar a la sala. Podía ver que había comenzado a temblar, sus ojos ya
estaban abiertos.

“Ven, come conmigo.”

“No tengo mucha hambre.” Dijo, rápidamente. Su voz sonaba diferente.

“Ven.” Repitió el alfa, exasperado. Por alguna razón no se sentía como comer solo, necesitaba—
“La doctora dijo que necesitabas comer bien.”

Cuando Bum se levantó pudo ver por qué su voz sonaba algo nasal. Había estado llorando, sus
ojos estaban algo hinchados, incluso con la poca luz que brindaba el alumbrado público podía
darse cuenta de eso. Lo dejó pasar por su lado, sin poder hacer ningún comentario, su mirada se
había percatado en las sábanas dobladas y limpias en el sillón a su lado. Bum no estaba durmiendo
con ellas.

Al llegar a la cocina vio que Bum ya estaba calentando la comida, de espaldas a él. Se sentó.

“No fuiste al entrenamiento hoy tampoco.”

Lo vio saltar, ¿de sorpresa o miedo?

No, era miedo. Lo podía oler y sentir.

“Fui al centro médico.” Dijo, sus hombros se veían rígidos y se estaba encorvando más de lo
normal, como si quisiera volverse invisible.

“Ah.” Era natural, un omega con pareja se había desmayado por sobredosis de supresores, lo más
probable es que quisieran hablar con él también. Investigar sobre lo que había ocurrido.

“Mi celo se acerca.” Agregó Bum. Naturalmente eso ya lo sabía.

El silencio era incómodo y asfixiante, pero a diferencia de otras ocasiones Sangwoo se negó a
levantarse, no sabía que quería lograr al hablar con Bum, pero sabía que no estaba encontrando lo
que buscaba.

Bum llevó los platos a la mesa y se sentó frente a él, evitaba su mirada a como diera lugar mientras
Sangwoo no le quitaba la mirada de encima y aunque había tomado el cubierto, no comía bocado.

“Supongo que no me dejarás tranquilo.” Dijo, sólo por obtener una reacción. Cualquiera.

Nada.

“Esto no sabe tan bien.”

Di algo.

Nuevamente comenzó a temblar, pero era más notorio por el agarre que tenía en el cubierto,
además comía casi sin detenerse, como si quisiera irse de ahí lo más rápido posible.

“Te llevaré mañana a la universidad.” Dijo, y si no lo supiera mejor, Sangwoo diría que aquello
había sido un intento desesperado. “Ayudará a mantener la imagen de que somos la pareja ideal.”

Estaba cansado.

“N-no.” Respondió el omega, sus ojos vidriosos y leve tartamudeo negaron el aparente falso tono
liviano que usó. “No te preocupes, Sangwoo. Puedo ir solo.”

Apretó con fuerza los puños, pero poseía más control que Bum así que la sonrisa falsa le salió
natural. “Mm, quiero hacerlo.”

Los hombros de Bum cayeron, resignados. Dejó el cubierto sobre el plato aunque no hubiese
terminado de comer.

“Bum.”

Miedo
Terror
Desesperación
Alerta
Levantó la mirada.

La sonrisa se borró de su rostro, sólo observaba fijamente al omega frente a él.

Di algo.

“Cambia de cara.” Había usado su voz alfa, y como había ocurrido las veces en que lo había
hecho, Bum reacción al instante. El aroma que emitía se tiñó del débil olor dulce que asociaba a su
excitación. “Sonríe.”

Lo hizo, pero era una mueca. Una máscara.

“Mejor no lo hagas.”

No pudo más, se levantó y salió de la cocina, dispuesto a encerrarse en el sótano donde el olor era
menos fuerte, quizá dormir ahí también. Estar en su dormitorio sólo le hacía despertar con la
imagen de su madre o Bum muertos por sus propias manos.

¿Aún me amas?

¿Verdad?

Esa noche ni las noches que le siguieron pudo dormir, porque desde ese día Bum se despertó
gritando de terror y lloraba hasta el amanecer. Sangwoo sólo había escuchado los gritos, pero
podía sentir sus sollozos apagados, así estuviese durmiendo en el sótano con el rostro hundido en
una almohada.

Con los días, se formó una nueva rutina.

Sangwoo no había podido dormir sin despertarse en la madrugada y se había comenzado a notar.
Apenas y podía evitar quedarse dormido en clase. Casi atropella a una persona de camino a la
universidad, despertándose a último minuto por el grito de advertencia de Bum y la mano que lo
había agarrado del brazo por unos segundos.

Sangwoo ya no hacía ningún comentario sobre la ausencia de Bum en su salón y ya no


almorzaban juntos. Apenas y hablaban antes que Bum se fuera por otra dirección, el alfa se
obligaba a no salir huyendo también.

Nadie se había atrevido a preguntarle porqué el cambio en su relación, pero podía ver en sus
miradas que querían hacerlo. El alfa trataba de mantener la imagen de que nada ocurría, muchas
veces mencionando a Bum casualmente, con una sonrisa -falsa.

Todo estaba bien.

Excepto que no, no lo estaba.

Faltaba aún una semana antes que los exámenes comenzaran, y Sangwoo se encontraba más
irritable que de costumbre. La falta de sueño y la situación con Bum le generaba más estrés que el
que estaba acostumbrado a controlar. Ya había pasado noches enteras en la universidad, tratando
de concentrarse y estudiar, pero tenía que regresar a su casa en algún momento.

La gota que derramó el vaso fue el quedarse dormido en clase y ser despertado, nerviosamente,
por el profesor beta.

Fue todo, regresó a casa temprano dispuesto a poner un fin a esa ridícula situación.
Bum lo recibió sorprendido, sosteniendo un cucharón, seguramente en medio de cocinar la cena.
Voy abajo, le dijo y sin esperar respuesta alguna entró a su habitación y bajó los escalones hacia el
sótano con su mochila en el hombro.

No comieron juntos.

Era de madrugada cuando lo escuchó.

Gritos.

“¡Bum!”

Los gritos ya no se podían escuchar, pero en su lugar Bum mascullaba.

Aún si ya no fuesen gritos, a Sangwoo se le hacía imposible poder concentrarse. Cerró el libro que
estaba leyendo y subió, decidido a callar al omega de una vez por todas.

Cambió de planes al llegar a la entrada de la sala. Bum se había contraído entre sí, casi adoptando
una posición fetal, sudaba y sus pestañas brillaban por las lágrimas que se acumulaban ahí.

“A-ah… no…”

Hablaba en susurros.

“Basta—”

Susurros desesperados.

“Por favor—”

Sangwoo se acercó hacia él, agachándose hasta llegar a su nivel, moviendo su hombro para tratar
de despertarlo, pero el omega sólo frunció el ceño en dolor y siguió hablando.

“Alguien… por favor...”

Con algo más de fuerza, sacudió a Bum, pero éste sólo pedía ayuda entre sueños y temblaba bajo
sus manos. “Bum.”

Decidió usar su voz alfa como último recurso.

“Ya basta, despierta.” Ordenó.

El omega saltó, pegándose al sillón. Sangwoo aún tenía ambas manos sobre sus hombros. Al verlo
Bum levantó las manos y empujó con fuerza. Gritó. “¡NO!”

Sangwoo no lo soltó, sino que lo tomó con más fuerza. La reacción fue mayor.

“¡ALÉJATE DE MÍ!” El omega trató de separarlo usando sus piernas, y la fuerza con la que lo
hizo le sorprendió al alfa un poco. Teniendo en cuenta lo pequeño que era casi se había zafado de
su agarre.

Cuando pudo inmovilizarlo, fijándolo fuertemente al sillón y atrapando sus piernas entre sí, se dio
cuenta que los ojos de Bum, a pesar de estar abiertos de par en par, estaban nublados. Como si no
estuviera realmente despierto.

Bum no lo había reconocido.


“Oye,” Dijo, subiendo y bajando sus manos, en un gesto vago para calmarlo. “Soy yo. Sangwoo.”

La luz de un automóvil inundó la escena de luz, y pudo observar el momento exacto en el que el
omega había despertado. Parpadeó un par de veces, y aunque sus hombros seguían tensos, la
rigidez de sus brazos había disminuido.

“¿Bum?” Trató, nuevamente.

El omega bajó la mirada, ocultando sus lágrimas.

“¿Qué pasa?”

Respiró, su nariz estaba saturada de mucosidad pero aún así, aunque fuera tan obvio que lloraba,
levantó la cabeza sonriendo.

Deja de fingir.

“Es una pesadilla, sólo eso.” Dijo, su aroma le contaba otra historia a Sangwoo, ¿cómo no lo
había olido antes? “Voy a guardar silencio, disculpa por despertarte.”

Se acostó nuevamente en el sillón y hundió sus ojos en las palmas de sus manos. Seguía llorando.

“No.”

Comenzó a temblar. Cuando Sangwoo trató de levantarlo del sillón, Bum soltó un sollozo
desesperado, pero se mantuvo inmóvil. Las manos en su rostro, firmes.

No estaba durmiendo con sus sábanas, una rápida mirada al otro sillón confirmó que seguían ahí.
Conforme el celo se acercara necesitaría su olor para tranquilizarlo, de lo contrario sufriría.
Decidió hablar de aquello en otra ocasión.

“Has estado gritando por minutos, hace una semana que no puedo dormir sin escucharte.”
Continuó.

Bum siguió llorando.

“La casa entera apesta.”

Y siguió.

“Quiero saber qué está pasando.”

Sintió algo punzante en el pecho. Bum se había detenido, sus manos bajaron descubriendo sus
ojos y nariz enrojecidos. Su rostro cubierto en lágrimas.

Trató nuevamente de sonreír. “No… no es nada.”

“¿No?”

“Gracias por preocu—” Bum saltó cuando Sangwoo trató de tomar su brazo, abrazando la
extremidad y pegándosela al pecho, como si quisiera protegerse del alfa. Como si el alfa fuera a
atacarlo.

Sangwoo frunció el ceño.

“Pequeño mentiroso.”
Lágrimas gruesas comenzaron a caer nuevamente por sus ojos, bajó la mirada pero ya no hacía un
gran trabajo tratando de ocultarlas.

“Habla ya.”

Comenzó a hipar. Era en verdad una imagen miserable.

“Bum.” Sangwoo suspiró, poniendo finalmente una mano sobre la mejilla del omega, sintiéndolo
retraerse y por un segundo creyó que se alejaría, para luego relajarse y aceptar que le limpiara las
mejillas con los pulgares. “Ya, ya.”

Cerró los ojos con fuerza.

“Sólo dime qué está mal.” Siguió el alfa, sin parar de luchar contra las lágrimas que caían por los
ojos de Bum.

Con voz entrecortada y grave, el omega respondió. “N-no puedo.”

Repitió lo mismo un par de veces más.

Apenas y reconoció su propia voz preguntando. “¿Porqué no?”

El omega sólo negó con la cabeza, rechazando físicamente tocar el tema.

“¿No confías en mí, Bum?” Preguntó, bajando la voz, una voz suave que no era la suya, y
acercándose al omega que tenía la mirada perdida.

“Me lo merecía.”

Frunció el ceño. “¿Qué cosa?”

Volvió a sollozar con todo el cuerpo. Sangwoo no podía enfadarse con él, había algo más detrás
de todo eso que necesitaba su atención.

“No puedo escucharte cuando lloras así.” Trató, acercando su mejilla a la del omega, tratando
torpemente de calmarlo, tal y como su madre había hecho con él cuando era pequeño.

Si bien lo había logrado, Bum seguía sin parar de llorar y no podía entender lo que decía. Pero olía
vergüenza en su aroma, y supo que el omega jamás hablaría mirándolo a los ojos y así estarían
toda la noche sin lograr nada.

“Vamos,” Hizo un gesto a Bum a que le hiciera espacio y se sentara más al borde, el omega no
entendió lo que quería decirle y sólo lo miró confundido. “Hazte a un lado.”

Bum se arrimó, dejando un espacio considerable entre el sillón y su cuerpo, en el que Sangwoo,
sin pensárselo demasiado, se acomodó, acostándose tras el omega y moviendo sus piernas de tal
manera que también se acostara.

Pasó uno de sus brazos por su cintura y lo pegó hacia él, hundiéndolo en su aroma y las
feromonas que producía con la finalidad de calmarlo. Nunca lo había hecho, no sabía si estaban
funcionando, pero al menos había dejado de llorar tanto.

Siguió produciendo feromonas.

“¿Mejor?” Preguntó, sintió a Bum asentir débilmente. “Ahora, habla.”

El omega parecía querer quedarse dormido, y eso no lo podía permitir. Apretó la piel bajo su
mano y Bum saltó.

“Comienza diciéndome sobre tus pesadillas.” Susurró.

Silencio.

Pensó que Bum no hablaría, hasta que usando una voz patética y débil comenzó a hablar. “A
veces sueño contigo, sueño que dices… “

“¿Mm?”

Lo sintió respirar profundamente.

“Intentas matarme.”

Sus feromonas se detuvieron por un instante, sintió que la respiración también.

Al escuchar a Bum gemir, volvió a producirlas.

El omega siguió, después de tragar sonoramente. “I-intentas matarme… de diferentes formas, a


veces... te imagino golpeándome y…”

¿Podían omegas y alfas compartir el mismo sueño?

¿Había visto Bum lo que él?

El brazo que sostenía al omega se aferró al cuerpo más pequeño, casi hundiendo su cabeza en el
cuello del omega dijo. “Bum, no te voy a matar.”

Pero Bum no se movió, Sangwoo sintió en su aroma que no estaba del todo convencido.

“¿Me crees?” El omega no respondió.

Hundió su rostro en el cuello de Bum.

“¿Puedes sentirlo en mi aroma?” Dijo, sus labios apenas rozando la piel del omega.

Sintió a Bum respirar profundamente, y luego asentir.

“Fue un error.” Dijo, y Sangwoo sólo lo había podido escuchar porque estaba muy cerca a él,
había sido apenas un suspiro.

¿Qué? Preguntó, directamente en su oreja.

“No me amas.” El omega sólo se hundió más en Sangwoo, como si quisiera esconderse. “Todo
fue un error.” Trató de cubrir su rostro entre sus manos nuevamente pero el alfa lo detuvo,
llevando sus manos a un lado. “Soy… soy…”

Un nuevo olor apareció en la habitación, sabía que era algo relacionado con el miedo pero no
sentía que estuviese dirigido a él.

“Él tenía razón.”

Con ello los sollozos volvieron, salían del cuerpo de Bum con fuerza, a pesar de ser silenciosos.
Volvió a juntar sus mejillas, calmando al omega lo suficiente como para preguntar. “¿Quién?”

Pero Bum no habló, sino que volteó la cabeza hasta hundirla en el cojín, el temblor de su cuerpo le
hacía rechinar los dientes.

“Bum, ¿quién tenía razón? ¿Quién te dijo eso?” Preguntó nuevamente, tratando de mantener su
tono bajo.

Tomó unos minutos más hasta Bum se calmara. Su hipo había regresado.

“Mi tío.”

Tío.

Bum lo había llamado así aquella noche, antes de empujarlo.

Sangwoo no conocía casi nada sobre la familia de Bum o su pasado, sabía que sus abuelos
querían conocerlo e ir a visitarlo pero sólo porque el omega se lo había preguntado alguna vez, los
primeros días de su convivencia. No tenía idea sobre el paradero de sus padres y estaba bajo la
impresión de que los viejos betas eran sus únicos parientes.

Aparentemente no era el caso.

Al ver a Bum derrumbarse luego de decir esas dos palabras, supo que había requerido toda su
energía para decirlo, así que lo envolvió en más feromonas.

No lo presionó, se tomó su tiempo para tranquilizarlo y seguir.

“¿Qué pasó con tu tío?”

El omega tomó su mano, la que estaba sobre su estómago, y la apretó. “Sangwoo, no…”

Pensó en usar su voz alfa, pero era mejor no hacerlo en ese caso. Pasó su otro brazo por debajo de
Bum, cubriendo con ambos brazos su pecho, apretándolo más contra sí.

“Dime todo.”

Dime todo.

¿Por dónde comenzar?

Bum sólo podía llorar, quería seguir llorando y olvidar cualquier cosa que existiera fuera de ese
espacio, fuera de esa casa. ¿No podían quedarse para siempre ahí?

Pero no…

Sangwoo quería saber… todo.

Comenzó como había comenzado para él, con esa noche cuando estaba a punto de cumplir 13
años.

Había comido una torta pequeña que sus abuelos le habían comprado, no, que su tío muy
amablemente había comprado. ¡Es porque ya estás grande! ¡Debemos celebrarlo!, había dicho,
su mirada no lo dejó durante toda la pequeña celebración.

Era un hombre de mediana edad, le gustaba mucho tomar. Lo había conocido cuando cumplió 8
años, pero en ese tiempo tenía un trabajo en una ciudad algo lejos de su casa, por lo que casi
nunca lo veía. Todo cambió cuando lo despidieron por sus problemas con el alcohol y regresó a
vivir a casa de sus padres, cuando Bum tenía 12.
En ese tiempo todos decían que sería un omega, sus abuelos querían que fuera un beta pero a Bum
no le importaba ninguna de las dos cosas, quizá se inclinaba con la idea de ser un omega y poder
tener hijos, una familia propia, pero no era algo en lo que pensara mucho.

Nunca había sido un niño extrovertido, pero sí muy cariñoso. Le gustaba abrazar a sus abuelos y
besarlos, pero cuando su tío le abría los brazos para hacerlo no le gustaba tanto. Olía mal y sus
abrazos duraban mucho, lo apretaban demasiado. Y sus besos eran pegajosos, le dejaba las
mejillas con saliva.

Guardó silencio, lo siguiente no era tan fácil de contar pero Sangwoo sólo seguía oliendo tan bien
y ese aroma lo tranquilizaba. Siguió

¡Eres un niño tan grande! Lo había dicho muchas veces durante esa noche.

Recordaba que en algún momento había querido pedir a su abuela dormir con ellos esa noche,
pero desistió porque ya era muy grande. La mirada de su tío le incomodaba.

Fue a su dormitorio, cerró la puerta. Nunca con seguro porque su abuela decía que lo mejor era
dejarla abierta, en caso ocurriese alguna desgracia.

La desgracia de todas formas ocurrió.

Tragó, el agarre de Sangwoo se mantuvo firme, pero no asfixiante.

Vio a su tío entrar, pero sólo cerró los ojos y cubrió lo que podía de su rostro, no sabía porqué
tenía tanto miedo, pero cuando sintió el aliento embriagado y caliente de su tío sobre su oído, su
lengua recorrer su mejilla, supo que algo terrible, una desgracia, iba a suceder. Sollozó,
silenciosamente. Se había acostumbrado a llorar en silencio para no alertar a sus abuelos ni
preocuparlos.

Shhh, Bum. Le había dicho.

Shhh.

Trató como pudo por soltarse del agarre que tenía el hombre sobre sus hombros, pero era muy
pequeño comparado con él. Años después su tío le había dicho No te soltaste porque te gustaba,
homo de mierda. Y habían veces en las que Bum aún se preguntaba si eso era cierto.

Estaba muerto de miedo, quiso gritar, aún si eso significaba despertar a sus abuelos. Pero su tío
sólo lo tocó, ahí abajo. Deja eso, ¿no querrás despertar a los viejos, no?

Se había mordido los labios y lloró más fuertemente, pero sin emitir sonido alguno.

Recordaba lo mucho que le dolió, recordaba sentir la sangre caer por sus muslos. No pudo
sentarse por unos días. A pesar que no había vuelto a forcejear con su tío, éste lo golpeó un par de
veces en las mejillas y el agarre que había tenido en sus caderas dejó marcas que duraron semanas.

Sangró. Lloró.

Pensó que estaba muriendo.

La primera vez que se corrió con su tío dentro de él, lloró por días. No podía creer que había
tenido razón, sí le gustaba. Tú tienes la culpa, por tener este culo. Eso le había dicho, era su culpa.

Él era el enfermo.
Conforme el tiempo su tío se volvió más y más violento, a pesar de que él apenas y luchaba, una
vez que trató de hacerlo le fracturó 4 costillas por las patadas repetidas en su pecho. Su abuela
lloró al pensar que se había unido a una pandilla. No podían oler a su tío sobre él, dentro de él.

Dejó de tener los pocos amigos que aún tenía, apenas y hablaba con sus abuelos.

Por alguna razón nunca había sentido el nudo de su tío, quizá ya había mordido a alguien y por
eso no podía anudar con nadie más. De cualquier forma, se alegraba de que no le haya hecho eso.

Al menos.

No fue hasta que… terminó secundaria que entendió que su cuerpo hacía cosas que él no quería,
que no había sido su culpa. Pasaron cosas. Y decidió irse.

Aquel día sintió el poder de un alfa, por última y única vez.

“Creí verlo esa noche.” Dijo, y sintió a Sangwoo moverse y creyó que hablaría, pero no dijo nada.
“Esa noche que salí corriendo, pensé que él estaba ahí.”

Había llegado muy tarde, su tío, casi a medianoche. Bum había celebrado con sus abuelos el
encontrar finalmente un cuarto más o menos decente y lejos de ahí. Estaba durmiendo cuando
sintió la puerta abrirse de un portazo.

Escuchó jarrones romperse.

Estaba harto, recordó que esa fue la única vez que usó toda su fuerza para defenderse, lo pateó,
trató de arañarlo, pero el peso de su tío y su estatus como alfa le ganaban por mucho.

¡DEJA ESO, HIJO DE PUTA! ¡ERES UN MALDITO ENFERMO!

“Deja eso...” Dijo, su nariz sonaba tapada de tanto llorar. “ Eres un maldito enfermo, eso gritó. Y-
yo ya lo sabía.”

Lo había tomado por las muñecas, tan fuerte que pensó que las había roto. Lo abofeteó. Sus labios
estaban rojos de sangre.

Se acomodó entre sus piernas, Bum trató de no abrirlas pero él le hundió las uñas en los muslos.
¡¿ASÍ AGRADECES TODO LO QUE HAGO POR TI?! ¿MUDÁNDOTE DE CASA?

Le agarró la barbilla, dolorosamente, forzándolo a abrir la boca.

Le escupió, le obligó a tragar.

¿CREÍSTE QUE ASÍ TE LIBRARÍAS DE MÍ?

“L-lo peor es que eso creí.” Admitió en la oscuridad de la sala.

Se desabrochó el pantalón y se acercó a su rostro. Shhh, pero no te preocupes, no podía dejarte ir


sin un regalo de despedida. Podía sentir el olor fuerte de su miembro, muy cerca a su nariz. ¿No
quieres que me moleste otra vez, verdad Bumi? ¿Uh? Ven aquí, eso, abre la boca.

Cuando terminó, trató de gritar y él lo tiró al piso y le golpeó la cabeza tanto, que al día siguiente
no podía mover los labios, tenía la cara hinchada. No volvió a casa por dos semanas, escogiendo
dormir en el dormitorio que había alquilado, con lo poco que tenía, para evitar la vergüenza de
presentarse así frente a sus abuelos.

Nunca te desharás de mí.


Nunca te desharás de mí.

Fue lo último que le había dicho, cuando fue a su cuarto hace casi 4 meses, la última vez que lo
había tocado. Desde entonces Bum evitaba coincidir con su tío en casa de sus abuelos, y si lo
hacía fingía que tenía que volver a la universidad pronto, y se quedaba en un hostal cercano.
Cuando iba a su dormitorio guardaba silencio hasta que se cansara de patear la puerta.

Y así terminó de hablar.

“¿No estas omitiendo ningún detalle?” Preguntó Sangwoo.

“Hay algo más.” Se dio la vuelta y atrajo la cabeza de Sangwoo hacia su cuello, sobre su mordida
y como pudo le dijo entre voz entrecortada lo que faltaba. El alfa asintió, separándose, pero por
unos minutos tampoco pudo hablar.

Se levantó y tomó las sábanas dobladas en el otro sillón y se acomodó al otro lado, indicando a
Bum que se acostara a su lado. Estaban frente a frente, cubiertos sólo de esas sábanas. Bum seguía
hipando, pero sus lágrimas se habían reducido. Las feromonas de Sangwoo eran como un canción
de cuna.

“Duerme.”

Miedo. Pero no era dirigido hacia él.

“¿Sangwoo?”

Lo abrazó, y Bum, después de unos minutos, rodeó como pudo la amplia espalda del alfa,
lentamente. Indeciso.

“Dormiré contigo.” Dijo, besando su frente.

El sueño de Bum fue difícil, pero libre de pesadillas.

No volvió a despertar durante toda la noche.

Sangwoo en cambio no pudo conciliar el sueño, prefiriendo vigilar el del omega hasta el día
siguiente.
“Tengo que ir a buscar un libro hoy, en el edificio de omegas. Almorzaré después.” Dijo Bum al
salir del auto de Sangwoo, mirando con nerviosismo el asiento del alfa. “¿E-está bien?”

“Sí.”

Podía sentir la confusión del omega, pero al menos ya no olía como hace unos días. Ambos
habían despertado abrazados y la casa olía a ellos nuevamente, casi en armonía. No era igual, no,
pero era mejor que el olor a azufre.

Creyó que eso sería todo, creyó que todo estaría mejor. Pero Bum no lo había mirado durante el
desayuno ni cuando manejó hasta la universidad. Ni en ese momento.

“Bum.”

El omega levantó la mirada pero evitó sus ojos. Vergüenza.

“N-no quise decirle… nada… quería evitarle la vergüenza de tener un nieto así.”

“Nada.”

Creyó que todo estaba bien.

Estaba muy equivocado.


A mediodía se hizo evidente que nada estaba bien, unas horas antes había discutido a gritos con
un profesor alfa, había mandado a la mierda a unos betas que murmuraban cerca de él e hizo a un
alfa de primer año llorar.

Y hace unos minutos había sido lo más cerca que había estado de matar a Seungbae.

El beta se apareció en el salón de la biblioteca donde estaba estudiando, su territorio, y con una
sonrisa insufrible había preguntado, “¿Problemas en el paraíso?”

Estaba solo, Sungmin y Donggyu habían ido a comprar cigarros y comida, dejando el salón a su
disposición por unos minutos. Sangwoo pensó luego del incidente en que Seungbae sólo había ido
a provocarlo, aprovechando que no estaba con su manada, y él había caído en la trampa.

Había llevado sus manos al cuello del beta y lo arrojó por encima de la mesa, tirando al suelo
muchos de los apuntes de Donggyu y algunos lapiceros. Mostraba los dientes, preso de la
violencia en su interior y por un segundo entretuvo la idea de ahorcarlo. Fue suficiente para que
Sungmin y Donggyu tuvieran tiempo para regresar y lo separaran, lucían confundidos.

“Sangwoo, oye.” Preguntaron, una vez que Seungbae se fue amenazando con cobrársela y
denunciarlo al consejo. Lo de siempre. “¿Estás bien?”

Cuando se lo preguntaron Sangwoo notó que no había parado de caminar de un lado a otro, como
un león enjaulado.

¿Qué era?

¿Acaso necesitaba un reto? ¿Quería sangre en sus puños?

Sí, sí lo quería. Pero—

No de cualquiera.

Empujó a Sungmin cuando éste trató de evitar que deje la habitación, diciendo que tenían que
llamar a algún doctor, que seguramente era por el celo de su omega. A la mención de Bum usó la
fuerza para hacerse camino.

“Sangwoo, ¿sucedió algo?” Preguntó Jieun, cuando llegó, tarde, a su siguiente clase.

“¿Qué mierda quieres?”

“Wow.” La alfa abrió los ojos. Se acercó discretamente a olerlo. “¡¿Porqué estás oliendo como si
quisieras retar a todos?!

“Jódete.”

“Hueles a… ” Se cortó, y le dirigió la misma mirada suave y infantil de días atrás. “¿Pasó algo?”

Tomó sus cosas y se marchó, sin importarle que la mirada del profesor estaba fija en él. “Si no me
vas a retar, no me molestes.”

Llegó una hora antes al entrenamiento, y corrió por el campo mientras esperaba al equipo. Cuando
llegaron y comenzaron las prácticas de juegos en grupo, el entrenador notó que Sangwoo estaba
siendo muy violento con sus compañeros y al tercer jugador que cayó gimiendo de dolor, lo llamó.

“Sangwoo. Fuera del campo.”


Salió. No sin antes mentarle la madre a todos.

Al llegar a las bancas, el viejo alfa lo tomó del hombro, pero al gruñido que le dio el alfa lo soltó
inmediatamente.“Estás muy agresivo hoy, muchacho.” Hizo unas señas al suplente. “Ve a las
duchas, no puedo dejar que juegues así, vas a terminar matando a alguien.”

Fue hacia las duchas pensando que quizá una ducha fría era lo que necesitaba, y resultó que sí,
que era lo que necesitaba para finalmente decidirse a hacer algo.

No tenía caso seguir evadiéndolo, la idea seguía en su cabeza y maduraba cada minuto más. Si
seguía así iba a matar a alguien.

Caminó hacia la biblioteca, no esperó entregar su tarjeta de estudiante a la recepcionista omega y


fue directamente hacia la computadora que siempre usaba Bum. Lo encontró ahí, leyendo sobre
alguna tontería que le dejaron de tarea en clase. El omega casi grita del susto al verlo.

Lo tomó de la muñeca, dándole tiempo apenas para tomar sus cosas y ponerlas rápidamente en su
mochila, y lo llevó hasta el estacionamiento.

“¿S-Sangwoo, a dónde vamos?” Preguntó Bum, tratando de seguirle el paso.

Alguien los detuvo, unos metros antes de llegar al auto. Seguramente olieron el aroma de estrés de
ambos.

“Señor, ¿está todo bien?” Era un alfa.

“S-sí.” Respondió Bum, sin mirar al sujeto. “Mi celo… está cerca y… seguramente…”

“Muévete imbécil.”

El alfa se movió sólo porque los reconoció como pareja, pero aún así lo vio hablar por la radio. No
importaba, seguía sujetando la muñeca de Bum firmemente. Abrió la puerta del auto y no esperó a
que Bum entrara para ir hacia el asiento del conductor.

“¿A dónde vamos?”

Encendió el vehículo, miró por el espejo para poder retroceder sin problemas. No respondió hasta
que hubiesen salido de la universidad.

“Dame la dirección de tu casa.”

Sintió a Bum helarse a su lado.

“¿Porqué?”

Sangwoo se obligó a concentrarse en conducir. “Sólo dámela.”

Se la dio, y cuando Sangwoo pidió referencias y preguntó si estaban yendo por el camino
correcto, le respondió. Pero seguía sin entender, aunque el alfa podía oler que estaba sospechando
la razón de su pequeño paseo.

“¿Porqué estamos yendo a mi casa?” Preguntó cuando ya estaban cerca.

El desgraciado debía estar en casa de sus padres aún, seguramente borracho y arrojando las
botellas vacías por la habitación.

“¿Sangwoo?”
Estacionó el carro en la otra acera, frente a la casa pequeña de los abuelos de Bum. “Voy a matar
a ese hijo de puta.”

Inmediatamente Bum se aferró a su brazo, como si eso fuera a evitar que lo hiciera.

“Sangwoo no,” rogó, lágrimas ya asomaban por las esquinas de sus ojos. Sangwoo lo observaba,
silencioso. El monstruo, su padre, dentro de sí pedía a gritos la sangre de otro. “Regresemos por
favor.”

Era muy tarde.

Bum trató de evitar que saliera del auto, “Por favor.”

Pero era inútil.

Tomó el bate que guardaba en la parte trasera y abrió la puerta para salir.

“No salgas del auto.” Usó su voz alfa para asegurarse que así fuera.

Cerró la puerta y caminó hacia la entrada. Tocó tres veces el timbre.

Salió un hombre de mediana edad, apestaba a alcohol, parecía que no se había bañado en días.
Sentí su aliento, e-estaba ebrio y— “¿Quién es usted?”

Pudo oler el terror de Bum. Sonrió.“¿Es el tío de Bum?”

“Sí.” Dijo el alfa confundido, para luego sonreír de tal forma que dejó ver que le faltaban algunos
dientes. Lo miró de arriba a abajo. “Ah, así que eres el alfa de esa puta.”

Sin perder el tiempo y sin importarle que estuvieran casi en la calle, Sangwoo levantó el bate que
tenía tras de sí y lo usó para golpearle la cabeza al alfa frente a él, haciendo que éste cayera sobre
el piso. Sangwoo lo tomó del cuello y lo arrastró hacia el medio de, lo que asumía, era la sala.

“¡Qué mierda!” Gritó, de dolor.

“Te reto.”

Nunca había retado a nadie, sólo a su padre. Así que esta mierda debía estar agradecida. Un alfa
de su categoría se estaba rebajando a su nivel.

No lo golpeó nuevamente, pero sus gritos de dolor, exagerados en la opinión de Sangwoo,


alertaron al resto de la familia. Dos viejos salieron de uno de los cuartos y trataron de acercarse
pero Sangwoo los detuvo, levantando una mano en advertencia.

“¿Quién es usted? ¿Qué está pasando aquí?” Chilló la mujer.

El abuelo fue más rápido y la tomó del brazo, dándole un teléfono celular. “Llama a la policía.”

Cuando estaba dispuesto a seguir golpeándolo con el bate, para ir calentando, sintió a alguien abrir
la puerta principal y entrar, agitado. El aroma de Bum inundó el lugar. El sujeto levantó la mirada.

“Sangwoo, no…”

Escupió en dirección del alfa herido. “Bum, te dije que te quedaras en el auto.”

La anciana beta lo miró con otros ojos, volviéndose hacia su nieto. “Bumi, ¿conoces a este
hombre?”

“Es mi…”

Y fue ahí cuando el imbécil trató de arrojarse contra él, aprovechando su descuido. No tardó en
alejarlo de sí con una patada. El alfa se alejó, gritando. “¡Pelea como un alfa de verdad! ¡Sin ese
bate!”

Un alfa de verdad.Gracioso. Muy gracioso.

Tiró el bate hacia los pies de Bum, el omega se había quedado mirando a su tío, petrificado. Se
acercó al alfa y lo tomó por el cuello, levantándolo y cuando éste trató de golpearlo en el
estómago, Sangwoo hizo lo mismo. Repetidas veces.

Lo tiró al suelo y lo pateó hasta que tuviera que cambiar de pie.

“¿Ahora soy un alfa de verdad?”

Escuchó a alguien gritar para que se detuviera, pero apenas y registró el grito.

“¿Qué tal ahora? ¿Esto me hace uno de verdad?”

Se sentó sobre él, golpeándole el rostro, aunque el alfa trató de protegerse con los brazos, lloraba,
pedía que ¡para, por favor!

Y Sangwoo sólo sintió asco, tenía ganas de destruir al alfa, de desaparecerlo de la faz de la tierra.

“¡Ten piedad!” Gritó, escupiendo sangre a su polera nueva.

“Aww, ¿te cansaste?” Dijo, arqueando una ceja. Se puso de pie. “Levántate. No he terminado
contigo.”

Quien había gritado había sido la abuela, que estaba siendo sostenida por el abuelo de Bum.
Ninguno tenía oportunidad contra Sangwoo, razón por la cual no habían intervenido. Los betas
eran tan cobardes. Trató de ver el daño en su polera, esperando que la sangre de esa mierda
pudiese quitarse.

“¡¿Como pudiste hacerle algo así a mi hijo?!” Gritó la vieja, luchando contra el débil agarre del
otro beta. “¡Maldito! ¡Maldito!”

Bum sólo miraba la escena con los ojos muy abiertos, secos. Sangwoo le sostuvo la mirada, y algo
entre ellos pasó que al segundo el alfa se sintió fuera de sí, se acercó al imbécil que seguía
gimiendo y lo tomó del cabello, arrastrándolo hasta que quedara frente a sus padres.

“Diles.” Ordenó.

“N-no.”

“DILES.” Gritó, arrancándole unos mechones por la fuerza de su agarre. Escupió sangre a los pies
de los betas, su rostro casi desfigurado por los golpes y la sangre.

Como no hablaba, Sangwoo lo levantó del cuello y dijo en voz firme, sosteniéndolo para que
estuviese cara a cara con los betas. “Diles que violaste a tu sobrino desde que tenía 13 años,”
Escuchó a Bum ahogar una exclamación. “Como entrabas a su habitación y lo golpeabas hasta
que no pudiese hablar, diles que lo dejaste sangrando más de una vez y le quebraste las costillas
cuando no quiso hacerte caso.”
Apretó el cuello del alfa con fuerza, hasta que sus ojos casi parecían saltar y su rostro se volvió
morado por la falta de aire.

“Diles que intentaste morderlo.”

La madre se llevó las manos a la boca, parecía no poder creerlo. El abuelo miró a Bum, y como
Sangwoo aún sostenía al alfa no pudo ver su expresión, pero lo que fuera que vieron, los
convenció de que todo lo que había dicho era verdad.

Nadie habló por unos minutos.

Sangwoo lo soltó, el alfa cayó y a grandes bocanadas trató de volver a respirar. Lo miró
desinteresado, y se dio la vuelta para acercarse a Bum.

“¡SI, LO HICE!” Gritó el idiota. Claramente quería morir.

Tomó el bate de las manos de Bum, quien lo había recogido. Se acercó y le dio un beso en la
mejilla, agradeciéndole.

“¿ESO TE MOLESTA?”

Se dio la vuelta y caminó hacia el alfa que, a todas luces, había perdido la razón.

“¡ESE CULO LO ROMPÍ YO PRIMERO!” Soltó unas risas estruendosas. “¡DEBERÍAS


HABER OÍDO CÓMO SE RETORCÍA DE PLACER, A LA PEQUEÑA MIERDA LE
GUSTABA! ¡GRITABA Y PEDÍA MAS!”

Quería matarlo repetidas veces, porque no creía que la furia que sentía hacia ese hombre podía ser
aliviada con sólo hacerlo una vez.

Levantó el bate y golpeó su pierna izquierda, haciendo que cayera de rodillas. Hizo lo mismo con
la derecha, el sonido del hueso al romperse hizo saltar a los presentes pero para él el sonido le trajo
paz.

“¡HIJO DE PUTA!”

Dejó que se arrastrara unos metros, hasta llegar donde sus padres, quienes lloraban. Su abuelo
tenía a la beta entre sus brazos, había hundido su rostro en él para no mirar más.

“Mamá.” Llamó, la madre soltó unas palabras y el hombre se alejó, arrastrándose hacia Sangwoo.

No.

Iba hacia Bum.

“Bum, Bumi, sálvame.”

Sangwoo, en su furia, tomó su brazo y lo trató de arrancar, logrando fracturarlo por completo.
“¡NO TE ACERQUES A ÉL!”

Se había puesto entre el alfa y Bum, ya era hora de terminar.

“Me voy a asegurar que nunca vuelvas a tocarlo.” Dijo, levantando el bate nuevamente.

Los padres del alfa se habían dado la vuelta, no podían mirar la escena.

“Ni a él…” Dijo jugando a marcar el punto en el que estrellaría el objeto. “Ni a nadie.” Su
entrepierna.

Y golpeó con toda su fuerza.

No murió, no. Estaba muy mal herido e inconsciente. Además se había orinado de miedo en algún
momento. Pero estaba vivo.

Bum estaba a su lado, sosteniendo el bate sangriento. Por un momento Sangwoo creyó que se
quedaría viendo el cuerpo de su tío pero su mirada estaba fija en él.

“Tenemos que llevarlo al hospital, y luego llamar a la policía.” Habló el beta, la madre lo estaba
limpiando y le había vendado el brazo. No dejaba de llorar.

“Hagan lo que quieran.” Dijo Sangwoo, sólo quería largarse de ese lugar deprimente.

El abuelo tenía el teléfono en la mano, no se atrevía a acercarse más a su nieto por miedo a que
Sangwoo lo fuera a golpear. “Bum, tienes que denunciarlo.”

“Bumi.” Llamó la abuela.

El omega sólo se despidió y dio media vuelta.

Sangwoo lo siguió, abrió las puertas del auto y ambos entraron. El silencio dentro era cómodo,
ambos estaban tranquilos, como si algo realmente terrible se hubiera acabado finalmente.

“Deberías denunciarlo.” Dijo, cuando ya estaban a la mitad de camino de regreso a casa, por la
carretera. “Sufrirá más en prisión.”

Bum permaneció callado. Su aroma, por primera vez, indescifrable.

Cuando estacionó el auto al llegar a casa, el omega lo llamó.

“¿Sangwoo?”

Volteó a mirarlo, estaba sonriendo. Abiertamente. Sin máscaras.

Tenía algo de sangre en una mejilla y Sangwoo sintió que no podía respirar.

“Gracias.” Puso una mano tentativa sobre la suya.

Sangwoo mandó todo al diablo.

Y entrelazó sus dedos.

¿El amor es así?

Chapter End Notes

Se prendió esta mierda.

♥♥ Gracias por los comentarios y kudos ♥♥

Créditos de los bonitos fanarts dedicados a este capítulo a Karla Magan K. y


Kyurachi Lakshmi M. (ノ◕ヮ◕)ノ*:・゚✧
Chapter 11
Chapter Notes

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¿Cómo podía cambiar todo en unas horas?

Él se sentía diferente, la casa también se sentía diferente.

¿Era el mismo lugar en el que había vivido toda su vida?

Al abrir la reja principal apenas y pudo reconocer el pequeño jardín interior, ¿siempre había tenido
esas plantas? Sintió que miraba todos los detalles de la construcción por primera vez; el arco en la
entrada, las baldosas de los escalones, lo gastado del adobe en algunas partes.
Antes no veía el arco, sino que recordaba los autos de policía, los agentes entrando y saliendo de
su casa. En lugar de las baldosas sólo podía verse a sí mismo, con las manos cubriendo su cabeza
y alguien a su lado diciendo Todo estará bien, muchacho mientras los paramédicos sacaban a su
madre muerta cubierta y a su padre con un aparato en la boca.

Sin embargo al regresar de la casa de los abuelos de Bum y cruzar ese mismo arco, subir esos
escalones y pararse frente a esa puerta la única cosa que resonaba en su cabeza era la calidez de la
mano de Bum sobre la suya.

El omega esperó pacientemente a que ingresara el código y abriera la puerta, se había apoyado
contra una de las paredes y estaba jugando con el borde de su camisa.

Al estar dentro ninguno se atrevió a hablar por varios minutos. Sangwoo dejó su casaca en el
perchero y Bum dobló la suya y la colocó en uno de los sillones. Ambos permanecieron en el
pasillo, sin saber qué hacer o qué decir.

Sangwoo fue el primero en preguntar, aunque Bum pensaba en cuestionarle lo mismo a él. “¿Estás
bien?”

¿Lo estaba? Bum sabía que tenía que examinar los eventos ocurridos ese día, pero no podía, no
sin tener que desenredar todos los pensamientos que cruzaban por su cabeza y estaba tan cansado.

“No sé.”

Ver a su tío en el suelo, gimiendo de dolor con sangre en el rostro había sido una experiencia
dolorosa porque podía recordar perfectamente el haber estado en su posición, pero en esos
momentos sólo sentía una gran tranquilidad. Por un segundo quiso tomar el bate y golpearlo el
mismo.

Por un segundo quiso que Sangwoo lo matara.

Creyó que al huir de la casa de sus abuelos sería libre, creyó que lo era cuando se mudó a casa de
Sangwoo, pero sólo lo fue cuando lo vio suplicando y llorando de dolor bajo sus pies.

¿Era una mala persona?

El alfa se apoyó en el muro frente a él, cruzándose de brazos. “¿Crees que lo estarás?”

Sí.

Ya no puede herirme más.

Estoy contigo.

“Creo que sí.” Respondió, levantando la mirada para fijarla directamente a los ojos de Sangwoo.
El silencio era cómodo, podía estar así toda la noche, sólo mirando al alfa.

Finalmente Sangwoo dirigió su mirada hacia la puerta, rompiendo el momento.

“No volverás a verlo. Puedo hablar con el abogado que vio mi caso, lo puedes denunciar.” Dijo,
con un tono casi aburrido. “O puedo volver y matarlo.”

No, no quería eso. No estaba seguro de lo que quería hacer con respecto a su tío aún pero no
quería que muriera a manos de Sangwoo.

Sintió al alfa girar a mirarlo nuevamente.


“¿Bum?”

¿Era preocupación lo que olía?

Bajó la mirada, habían sucedido tantas cosas en corto tiempo y la confrontación de hace unas
horas lo había dejado muy vulnerable. ¿Qué pensaba Sangwoo?

Lo único que quería en esos momentos y de lo único que estaba verdaderamente seguro, era que
necesitaba al alfa junto a él, aunque fuera sólo por una noche más.

“¿P-puedes dormir conmigo otra vez?” Preguntó, nervioso y en voz baja.

Sangwoo se encogió de hombros.

“Si eso evita que los vecinos piensen que te estoy torturando, claro.” Respondió y Bum sonrió.

Es tan gentil.

Se quedaron así, ambos al lado contrario del pasillo y mirando a todo menos al otro, hasta que
Sangwoo hizo un gesto y se fue al baño, mientras que Bum caminó hacia la sala. El omega dejó la
mochila en una esquina, se cambió de ropa y llevó la que había estado usando a la lavandería. La
dejó en un cesto, seleccionando calcetines y ropa interior a un lado. Luego fue hacia la cocina,
esperando encontrar algo rápido para comer, seguro de que Sangwoo tendría hambre.

Encontró una bolsa de panes y algo de jamón, alcanzó para prepararle una cena rápida a ambos.
Conectó el calentador de agua eléctrico y esperó unos minutos, contando ausentemente los
números que aparecían en rojo.

A los pocos minutos escuchó el sonido de la ducha y pensó que le hubiera gustado que Sangwoo
no se bañara.

Suspiró.

Cenaron en silencio, por primera vez después de mucho, y aunque ambos sentían que tenían
mucho qué decir, ninguno sentía presión por hacerlo.

Al terminar, Sangwoo le ayudó a llevar los platos al lavadero, y regresó al baño para recoger la
ropa ensangrentada y dejarla en la lavandería. Silenciosamente fue hacia la sala mientras Bum
lavaba los platos usados.

Cuando acabó, apagó las luces y caminó en la oscuridad hacia la sala. Su respiración era lo único
que podía escuchar esa noche.

Pudo ver la silueta de Sangwoo, sentado en el sillón y acomodando las sábanas y cojines, su
figura enmarcada por la luz del alumbrado público.

Se acercó a él, levantando un brazo en caso tropezara con algo.

Casi saltó al sentir la mano del alfa tomando la suya, guiándolo.

El día anterior Bum apenas y había tenido conciencia para recordar las palabras exactas que había
usado para contarle a Sangwoo esa parte de su vida, tampoco recordaba detalles, sólo tenía
presente una sensación que lo abrazaba por dentro. Así que no pudo percatarse en lo íntima de la
posición hasta que la repitieron.

Sentía el aliento de Sangwoo en su nuca, tenía que pegarse a su cuerpo para no caer y el brazo del
alfa estaba sobre su cintura. Así no podría dormir nunca, se dio la vuelta.

Fue peor.

El alfa estaba a centímetros de él, si se movía un poco más podría besarlo. Sin proponérselo llevó
ambas manos hacia el amplio pecho frente a él y se miraron por varios minutos, esperando. Hasta
que Sangwoo en un gesto algo brusco pasó su brazo izquierdo por su cintura, llegando hasta su
espalda.

Bum bajó la cabeza, ocultándola en su cuello.

No queria hablar de los eventos que habían sucedido ni tampoco sobre el estado de su relación,
pero al estar así, juntos, sólo se le vino una cosa a la cabeza, y sabía que no iba a estar tranquilo
hasta que se lo dijera.

“Sangwoo…” Comenzó.

“¿Mm?” Dijo, Bum pudo sentir el movimiento de su quijada sobre su cabeza. “¿Más confesiones?
Creí que me habías dicho todo.”

“Lo hice.” No era fácil, pero lo había pensado camino a casa y mientras lavaba los platos en la
cocina, si era sincero también lo había estado pensando hace días, aunque hubiera deseado no
hacerlo. “No, no es sobre… eso.”

¿Se enojaría? ¿Le importaría? ¿Se burlaría de él y le arrojaría sus sentimientos a la cara?

Lo que había sucedido le había dado fuerzas para hablar con Sangwoo, pero no estaba seguro de
lo que sucedía realmente en su cabeza. Muchas veces había creído entender al alfa y al final no
había sido así.

“Sé lo de la apuesta.”

Sintió el brazo sobre su cintura soltarse, así que Bum se aferró a su pecho, evitando que Sangwoo
se separara completamente de él.

“¿Quién te lo dijo?” Preguntó el alfa, con tono frío.

“Sólo— No me importa.” Tragó. No era agradable recordar las palabras de Seungbae. “Has hecho
tanto por mi. Cuando me invitaste a salir me hiciste muy feliz y… yo... ”

Frunció el ceño, inseguro.

“No importa si no me quieres.” Días atrás había decidido quedarse al lado de Sangwoo, porque
aunque quisiera odiarlo e irse, no tenía a dónde. Pero luego de lo que había presenciado ese día,
luego de ver lo que era capaz de hacer Sangwoo por él, por la razón que fuera, sabía que quería
estar a su lado. “Porque… Sangwoo… yo...”

Sintió la respiración de Sangwoo detenerse, cerró los ojos fuertemente.

“Te amo.”

Es suficiente, se había dicho mientras el alfa manejaba, lo amo y es suficiente.

“Te amo tan—”

“Ya, estás asustándome.” Sintió a Sangwoo mover la mano alrededor de su cintura hacia su boca,
tapándola con su palma, evitando que continúe. “Duerme, ha sido un día muy—”
tapándola con su palma, evitando que continúe. “Duerme, ha sido un día muy—”

Trató nuevamente, usando una de sus manos para liberarse. “Pero Sangw—”

“Duerme.”

No fue hasta que sintió nuevamente el brazo de Sangwoo a su alrededor que pudo finalmente
dormir.

Desde entonces habían pasado un par de días. Bum no volvió a mencionar a su tío excepto un par
de veces, y aunque Sangwoo aún sentía hervir la sangre al pensar en el alfa, lo dejó pasar. Una de
las cosas que le había dicho, luego de recibir una llamada de su abuela, fue que estaba en un
hospital y que los viejos betas habían hablado con las autoridades.

Sangwoo había mandado a Sungmin a averiguar el estado del alfa y supo que, entre las muchas
fracturas y hematomas, había quedado permanentemente estéril. Sus heridas sanarían, aunque con
constante terapia física. No volvería a ser el alfa de antes y no podría defenderse en la cárcel. No
le producía la misma satisfacción que el matarlo, pero quería que sufriera por largo tiempo y él
carecía de paciencia para hacerlo.

No. Sangwoo sólo lo mataría.

“No quiero verlo.” Le había dicho el omega la última vez que hablaron del tema, apretando los
puños. Los ojos fijos en el suelo. “Quiero que desaparezca.”

Y así había terminado esa conversación.

La casa ya no olía a azufre. No desde el día que regresaron de casa de los abuelos de Bum.

Pero el aroma era diferente al de antes, Sangwoo no podía interpretarlo. Cada vez que lo intentaba
sentía algo distinto.

Sangwoo seguía preparándose para los exámenes en la universidad y cuando regresaba se


quedaba en el sótano hasta muy tarde. Los exámenes de Bum comenzaban una semana después
que los de Sangwoo, así que el omega sólo estudiaba unas horas en la biblioteca.

Bum lo esperaba para comer aunque llegase muy tarde.

Había sido al día siguiente de que hubiesen visitado al tío de Bum que, mientras comían, el omega
se había levantado de su asiento rápidamente, avergonzado y tumbando la silla.

“Aah, lo siento.”

“¿Mm?”

“Lo siento.” Repitió, bajando su polera para cubrir su entrepierna. “Ya no hay supresores...”

Estaba excitado, y no sólo eso, había manchado la silla con líquido lubricante. Su aroma dulce
inundó la cocina, Sangwoo se preguntó cómo era que no lo había notado antes.

“Bum.” Dijo, dejando el cubierto sobre su plato. “No voy a comprar más.”

“P-pero Sangwoo—” Gimió el omega, sosteniéndose con ayuda de la mesa, sus piernas
temblaban y estaba sonrojado. El alfa evitó por lo alto mover su mirada del rostro de Bum hacia su
entrepierna. “Yo… no…”

“No puedes tomar esas pastillas.”


Más gemidos. Sangwoo se puso de pie y se quitó la polera. Se acercó a Bum lo suficiente para
que la tomara. El roce de sus manos hizo que ambos empezaran a producir feromonas sin
proponérselo.

De inmediato el omega lo acercó a su rostro, abrazó la prenda y hundió su cabeza en ella, casi
perdiendo el equilibrio. Suspiró satisfecho.

Sangwoo tenía que irse ya.

“Ten y si necesitas más puedes entrar a mi cuarto cuando no estoy.” Dijo, con la respiración algo
agitada. Le estaba costando no responder al llamado del cuerpo de Bum. Tomó su plato de comida
y decidió que lo mejor era comer en el sótano.

“Gracias, Sangwoo.”

Si bien Bum parecía estar en un constante estado de excitación en casa, sólo necesitaba
masturbarse un par de veces para quedarse dormido hasta el día siguiente. Siempre con alguna
prenda de Sangwoo en sus brazos.

Había sido suficiente, no era un arreglo que le gustara mucho a Sangwoo debido a que mientras el
omega se masturbaba él podía sentir todo y tenía que concentrarse para no subir y tomar lo que era
suyo. Pero sabía que eso sólo complicaría las cosas.

“Te amo.”

No ayudaba que Bum se corriera gimiendo su nombre.

Sólo duraron cuatro días así hasta que lo inevitable ocurrió.

Cada vez le tomaba a Bum más tiempo terminar, y aunque Sangwoo había decidido quedarse en
la universidad para estudiar hasta muy tarde, aún seguía siendo interrumpido por los jadeos
eróticos del omega en cierto punto de la noche.

Ese día había comenzado más temprano de lo usual, a la hora de la cena. No sabía si Bum lo hacía
apropósito pero siempre parecía avergonzarse de que le sucediera cuando Sangwoo estaba
presente así que seguramente no era el caso. Tampoco sabía si era causado por algo en particular o
si era al azar.

De cualquier manera, a los segundos Bum ya estaba sudando y sonrojado hasta las orejas, sus
feromonas llamándolo como de costumbre.

“¿Bum?” Dijo, dejando de comer. “¿Estás—?”

“Ah.” Gimió el omega, llevándose ambas manos y apretando sus rodillas para evitar dirigirlas al
lugar que realmente quería. “L-lo siento.”

“No, está—”

“Traté—”

Vio el pecho del omega subir y bajar rápidamente. “Bum, está bien.”

Se quedaron en silencio por varios minutos, ninguno se atrevía a mirar al otro, sólo se podía
escuchar la respiración agitada de ambos. No fue hasta que Bum levantó la mirada y Sangwoo fijó
la suya en el omega que ambos salieron de ese trance y se pusieron de pie, saliendo rápidamente
del lugar.
“Voy a estudiar.” Dijo Sangwoo cuando ya estaba en el pasillo.

Pero pasaron las horas y el omega seguía gimiendo, sin detenerse.

Se levantó de su silla, abandonando sus libros y notas en la mesa.

Subió al primer piso e inmediatamente le golpeó el fuerte aroma de Bum. Caminó hasta la sala
como si estuviera en un sueño. Miró discretamente por la ventana antes de voltear hacia el omega,
no le sorprendería encontrar un grupo de alfas husmeando.

No había nadie.

“Bum.” Comenzó, controlando su respiración.

El omega tenía el rostro hundido en una de sus prendas, el polo que había usado un día anterior, y
una mano desaparecía en sus pantalones. No se había detenido al ver a Sangwoo, se podía
escuchar perfectamente el sonido de su miembro húmedo contra su mano. “No puedo, aún…”

Se acercó al omega, pero no lo suficiente. “No me puedo concentrar.” Dijo, con tono acusador.
“Si desapruebo voy a perder la beca, y gracias a eso no tengo que trabajar.”

“Lo siento.”

Camino hasta quedar frente al sillón y se sentó al lado del omega, lo miró detenidamente causando
que se moviera, inquieto.

“¿Sangwoo?”

“No me mires así.” Dijo, indicandole que se quitara la ropa. “Te estoy ayudando.”

De inmediato y con gran entusiasmo, el omega lo hizo. Su cuerpo entero estaba sonrojado y podía
sentir lo caliente que se había puesto, incluso sin tocarlo. “Gracias, gracias…”

Con cuidado lo apoyó sobre el brazo del sillón, colocó una mano posesiva por su cintura y
aproximó su cara hacia el pezón derecho, atrapándolo en su boca, lamiéndolo y mordisqueándolo.
El cuerpo del omega tembló en respuesta.

“Eres muy sensible aquí.” Sangwoo dijo, con voz grave.

El alfa se tomó su tiempo con él, chupando ambos pezones y jugando hasta que la respiración de
Bum se hizo cada vez más rápida y entrecortada, sus manos se aferraban dolorosamente a los
hombros de su compañero.

“Sangwoo…” Lamidas. “Eres tan—” Mordiscos. “Amable.”

Mientras que una mano se encargaba de pellizcar levemente un pezón, su boca se encargaba del
otro. La otra mano acariciaba los muslos y trasero del omega con firmeza, pegándose cada vez
más a su ingle, su pene duro contra él como una promesa.

“Bum…”

A los pocos minutos el omega se levantó del sillón, empujándolo levemente y haciendo que se
sentara.

“¿Puedo?” Preguntó, mirando la entrepierna del alfa, con hambre.


Sangwoo asintió.

El omega se deslizó por su pecho hasta quedar de rodillas frente de él. Usando ambas manos abrió
la bragueta de Sangwoo apresuradamente, sacó su miembro excitado y sin esperar más acercó sus
labios a la punta y dio largas lengueteadas a todo el largo, de arriba a abajo.

“Bum… “ Jadeó. Tuvo que respirar hondo para que las palabras le salieran con algo de sentido.

“Sangwoo.” El alfa no podía apartar la mirada del omega, viendo como partía sus labios y trataba
de meterse todo por la boca, succionando lentamente.

Bum no tenía la mejor técnica pero lo compensaba en energía y ganas de complacer. Tenía la
mirada desenfocada, gemía perdido en el placer y Sangwoo pensó que jamás olvidaría la
sensación de esa lengua caliente y húmeda alrededor de él.

Sintió una nueva ola de placer y tuvo que morderse los labios ligeramente para evitar gemir. Bum
acariciaba sus testículos, ejerciendo un poco de presión sobre ellos con los dedos. Al mismo
tiempo seguía metiéndosela por completo, hasta casi rozar la nariz contra su piel.

Levantó la mano y la puso sobre su cabeza, enredando los dedos en algunos mechones y lo guió,
acelerando el ritmo. El otro no se quejó y dejó que fuera el alfa quien lo dominara. Las lamidas se
hicieron más profundas y podía sentir la punta de su miembro chocar contra las paredes de su
garganta.

Si seguía, Sangwoo se correría pronto.

No podía dejar que eso pasara.

“Mmm.”

Alargó la mano y con la palma acarició el trasero del omega hasta llegar a su entrada, acercó un
dedo y esparció el líquido lubricante sin hacer mayor presión por penetrarle. Simplemente siguió
masajeando al mismo tiempo que la boca de Bum recibía su pene hinchado.

De repente el omega dio un salto al sentir un dedo invadir su cuerpo.

“¡Ah!” Bum soltó su miembro, dejando que un hilo de saliva los conectara y luego de unos
segundos exhaló un profundo suspiro soltando todo el aire que tenía en la boca y comenzó a emitir
pequeños gemidos.

“Mm, estás tan húmedo.” Dijo el alfa, introduciendo el dedo todo lo que pudo, moviéndolo en
círculos. El cuerpo de Bum se contrajo levemente y Sangwoo casi siente perder el poco control
que tenía al notar cómo su dedo era aprisionado por los músculos del otro.

“S-Sangwoo...”

Sentía la garganta reseca, así que tragó sonoramente. Siguió penetrando lo más profundo que
podía para volver a sacar el dedo y repetir lo mismo nuevamente, hasta que decidió que era hora
de intentar con un segundo dedo. Tuvo que obligarse a ir despacio para controlarse a sí mismo.
Los sonidos que salían de Bum luchaban constantemente contra su cordura y autocontrol.

“Bum...”

En la habitación sólo se podía escuchar el sonido obsceno de los dedos de Sangwoo entrando y
saliendo de Bum, los gemidos del omega alrededor del enorme pene del alfa y los jadeos de
ambos.
Sangwoo había aumentado el ritmo, moviendo los dedos dentro de Bum en forma de tijeras. Un
gemido profundo salió de sus labios, seguido por una serie de pequeños sonidos que sólo hacían
que el omega chupara su miembro con más avidez causando que el alfa extrajera los dedos dentro
de él para volver a introducirlos con fuerza, añadiendo un dedo más.

La fricción fue demasiado y las piernas de Bum temblaron de placer. Tuvo que sostenerse
firmemente con las manos, apoyándose en las rodillas del alfa, porque por un momento pensó que
caería sin remedio.

Ambos gimieron, experimentando una sensación distinta por parte del otro. El interior de Bum era
cálido, húmedo y estaba listo. Al cruzarle aquel pensamiento por la cabeza, Sangwoo usó sus
dedos para penetrarlo más fuerte y sin piedad.

Bum sintió la piel caliente y demasiado sensible, estaba seguro que pronto se correría. Ni la boca
ni el cerebro le respondían ya, estaba siendo consumido por una sensación de calor que se hacía
más y más grande, llenándolo por completo.

“Bum… Voy a…”

“Ah... Hazlo.” Dijo el omega, sin quitarle la vista y haciendo desaparecer su miembro por entero
dentro de su boca.

Con un gruñido ronco y una mano sobre la cabeza del omega, Sangwoo se corrió embistiendo la
boca de Bum, usando los mechones de pelo que tenía entre sus dedos para llegar más profundo. El
omega sólo se dejó, tomando el miembro por entero y chupándolo como si la vida se le fuera en
ello.

Bum eyaculó a los pocos segundos, manchando su vientre y el piso, parecía perder todas sus
energías en aquella acción, casi desplomándose en el regazo del alfa.

“Eso no estuvo mal.” Dijo, entre jadeos. “Ahora supongo que… ¿Bum?”

Bum se había quedado dormido.

Con cuidado el alfa lo levantó y le colocó la ropa interior, resistiendo la tentación de lamer el sitio
que sus dedos habían penetrado tan arduamente. Se quitó los jeans, quedando en boxers, se
acomodó y tomó las sábanas que habían sido arrojadas al pie del sillón, cubriéndolos a ambos.

Bajó la mirada.

Bum dormía cerca a su pecho, con los labios levemente abiertos, su boca brillaba con saliva y
tenía un poco de semen en la comisura.

Jamás había querido besar a nadie más que en ese momento.

Podía…

Nadie lo sabría. Sólo él.

Con un leve gruñido echó la cabeza hacia atrás, cerrando los ojos. En sus brazos Bum se movió
un poco, buscando acomodarse.

“Inútil.”
“Bum, ya levántate.”

No era una situación incómoda. No exactamente. A Sangwoo no le molestaba ayudar de vez en


cuando al omega, cuando su aroma ya no era suficiente para que se corriera. Aunque evitaba
quedarse dormido con Bum.

“Te amo.”

Lo había hecho una vez y había sido suficiente.

Aún no tenía una idea de su relación en esos momentos. Había hecho cosas por Bum que no había
querido hacer hecho por nadie más y no era sólo porque lo consideraba como suyo. Recordó lo
que sintió al escuchar su historia, recordó que aunque su sed de sangre estaba satisfecha al golpear
al tío de Bum también sintió verdadera ira que sólo pudo calmar con huesos rotos. No estaba
pensando en él entonces, pensaba en Bum y en las imágenes que su confesión había creado en su
mente.

Al comienzo había tratado de alejar a Bum, de espantarlo. No había hecho ningún esfuerzo por
retenerlo y las pocas veces que había caído bajo el poder de sus instintos volvió en sí y fue muy
agresivo en su rechazo.

Días después de haberlo mordido se preguntó porqué el omega seguía junto a él, y la idea de que
era por amor le hacía enfurecer.

¿Cómo podía amarlo? Antes no lo conocía, y después de hacerlo…

Pero ya no se sentía igual, le gustaba pasar tiempo con el omega, quería seguir haciendo que se
contrajera de miedo y hacer que soltara esas feromonas de excitación a los pocos minutos. Quería
usar su cuerpo para su propia satisfacción, sabiendo que era lo que el omega deseaba. Quería que
se queda—

Pensar en eso sólo hacía que se sintiera perdido.

Así que decidió lidiar con lo que sea que estuviese pasando con el tiempo. Seguiría buscando la
forma de romper ese vínculo, aunque sin prisa. Seguiría ayudando a Bum porque eso le hacía
feliz. Y si Bum creía que eso era amor entonces…

Entonces...

Bebió un vaso de jugo de la refrigeradora, a modo de desayuno. “Debo llegar temprano y no voy
a esperar que tu trasero ocioso se levante a la hora que le dé la gana.”

Escuchó un murmullo desde la sala.

“Bum, sé que estás despierto.”

El omega se levantó a los minutos, Sangwoo pudo verlo entrar al baño y salir con el rostro limpio
y libre de todo rastro de sueño. Llegó hasta la cocina y se quedó a medio camino hacia la nevera al
ver su vaso vacío.

“¿Y-ya comiste?” Dijo, lucía indignado.

“Si te esperara no comería nunca.”

Miró hacia un lado. “P-pero… yo quería…”

Se acercó a Bum y con un dedo le dio un toque leve en la frente, por encima de la pequeña arruga
que se había formado cuando el omega frunció el ceño. “Comeremos juntos en la universidad, no
seas egoísta.”

Terminaron de prepararse y con las mochilas en el hombro salieron hacia el auto. Había sido un
acuerdo silencioso. Desde aquel día en el que Sangwoo se ofreció a llevarlo, todas las mañanas,
muy temprano, el alfa llevaba al omega a la universidad en su auto.

“Hoy tenemos esa cita en el centro médico, iré por ti luego de los entrenamientos.” Dijo Sangwoo,
encendiendo el vehículo. “Te llevaré a casa pero tengo que volver, vamos a quedarnos a estudiar.”

“Ah.”

Sonrió, Bum había hecho un puchero. Nunca lo había visto hacerlo.“¿Y porqué esa cara?”

“Quería cocinarte algo.” Confesó.

Rodó sus ojos, dándose cuenta que el omega no estaba usando el cinturón de seguridad. Desistió
en recriminárselo, ya lo había hecho muchas veces y el hacerlo él mismo no le molestaba.

“Hazlo, no comeré nada.” Dijo, abrochando el cinturón alrededor de Bum. “Pero más te vale que
me guste.”

Muy poco hablaban durante el camino hasta la universidad, y cuando llegaban sólo se despedían
con un par de palabras y se dirigían cada uno a sus salones. Sangwoo tenía casi todas sus clases
muy temprano, mientras que Bum tenía que quedarse en la biblioteca para hacer hora.

Activó la alarma del auto al salir, Bum caminaba por el otro lado, yendo a su casillero.

Dejó sus cosas en el salón y caminó hacia el lugar donde tenía que comprar copias de un artículo.
Estaba pensando en si aún tenía tiempo suficiente cuando vio que una de las tiendas cercanas
estaba abierta y se acercó. Recordó que el omega no había desayunado como debía y compró
unos bizcochos y una cajita de jugo.

Caminó hacia los casilleros mientras comía uno de los dulces, no estaban muy lejos de su salón y
Caminó hacia los casilleros mientras comía uno de los dulces, no estaban muy lejos de su salón y
además ya había dejado sus cosas ahí, el profesor no podría objetar nada. A lo lejos vio a Bum
frente a su casillero, algunos omegas estaban a su alrededor, hablando. Guardaron silencio cuando
lo vieron acercarse.

Bum se dio la vuelta, sintiendo su aroma.

“Toma.” Dijo el alfa, dándole la bolsa de papel donde estaba el bizcocho y la cajita de jugo.

“Ah.”

Podía ver al omega salivar mientras tomaba la bolsa. “No voy a estar rescatándote si te desmayas.”

Los omegas al lado rieron. Sangwoo les dirigió una mirada que hizo que se retiraran, aunque
ocultando sus risas.

De pronto fue consciente de la poca distancia entre ambos, y con un paso la acortó aún más. Bum
tenía ambos brazos sujetando la bolsa que, en esos momentos, era lo único que los separaba.

“Y…” Dijo, en voz baja y grave, haciendo que Bum temblara ligeramente.

El omega no olía suficiente a él, necesitaba—

Se acercó poco a poco al cuello de Bum, sólo sintiendo su piel contra la suya por unos minutos
antes de separarse.

“Sangwoo...” Murmuró el otro, girando la cabeza y dejando a la luz la mordida en su cuello,


buscando más contacto.

El alfa bajó nuevamente, acariciando el cuello del omega con su mejilla, imprimiendo su propio
aroma en él. “¿Qué está— ah… qué…?” Pasó por su oreja, rozando apenas el lóbulo con sus
labios y frotando la barbilla sobre la mejilla sonrojada de Bum. El omega sólo pudo morderse el
labio, tratando inútilmente de ahogar sus gemidos.

Siguió acariciando su mejilla contra la suya y con cuidado tomó la mano que sostenía la bolsa de
comida y la fijó en el casillero del costado. Se acercó aún más al cuerpo del omega, aprisionándolo
contra el suyo, cubriéndolo por completo.

Bum sólo podía respirar el aroma de Sangwoo, su boca abierta en un grito silencioso. La mano del
alfa encontró el doblez de su camisa y se coló en el interior, su palma trazó un camino de fuego
hasta el estómago del omega. Finalmente se detuvo y con la cabeza apoyándola en el hombro de
Bum, suspiró. “Mejor.”

“S-Sangwoo.” Dijo el omega, al borde del delirio. Sólo volviendo en sí cuando Sangwoo se alejó
de su cuerpo.

“Es tarde y—”

“Sí pero—”

Ambos respiraban con dificultad, aunque Bum parecía que no podría mantenerse en pie por
mucho tiempo más.

“Te espero en mi salón.” Dijo Sangwoo con las manos quemándole y la cabeza en otro lado. Se
dio media vuelta, volviendo por el lugar que había llegado.

Era natural. Completamente natural imprimir su aroma en Bum porque era suyo y así alejaría a
cualquiera que se le acercara. Quería que todo el mundo supiera que ese omega no sería de nadie
más.

Cuando terminó la última clase antes del almuerzo, salió, siempre antes que su grupo, y entre los
omegas que esperaban a sus alfas, estaba Bum. Jugaba con sus dedos y miraba al piso, podía oler
que estaba ansioso.

Se acercó a él y con gran esfuerzo le tomó la mano. Era ridículo, lo habían hecho miles de veces
antes y no significaba nada.

No sabía, entonces, por qué su pecho se contrajo al hacerlo.

Al llegar al comedor y luego de comprar su comida, se dieron cuenta que todas las mesas estaban
ocupadas, así que tuvieron que dejar a su manada sentarse con ellos. Los idiotas reían y hablaban
en voz alta, interrumpiendo la paz con la que Sangwoo y Bum acostumbraban comer.

Habían estado almorzando, ignorando al resto, cuando Bum bajó su tenedor. “Sangwoo.”

El alfa arqueó una ceja.

“Baño…” Pidió.

“No tengo ganas de ir.” Le dijo, distraído. “Ve solo.”

Bum se volvió hacia la persona a su lado, Donggyu era un alfa muy grande y estaba obstruyendo
su salida. Miró nuevamente a Sangwoo como esperando permiso y al verlo tan desinteresado, trató
de llamar la atención de Donggyu. “Disculpa…”

Nada, el otro alfa seguía comiendo como si su estómago no tuviera fondo y riendo por intervalos.

“Disculpa…” Trató nuevamente. Sangwoo sonrió, estaba disfrutando de las expresiones de Bum,
pero había tenido suficiente.

“Donggyu, cállate y deja pasar a Bum.”

El alfa reaccionó al instante a la voz de su líder, aunque sólo empujó su silla lo más que podía,
lejos de la mesa. Bum se retorció en su sitio, inseguro.

Sangwoo usó su voz alfa. No había manera que dejara que Bum se acercara a ese imbécil.
“Levántate.”

“L-lo siento, B—” Dijo, mientras se ponía de pie y se pegaba a la mesa, dándole espacio
suficiente al omega para salir.

“Yoon.” Corrigió el alfa, posando su mejilla sobre su palma, sin quitarle la vista a Bum.

“A-ah, sí, Yoon, pasa.”

Apenas salió, el omega se fue con dirección a los baños. El grupo se había percatado del incidente
minutos antes que Bum se fuera y se burlaron de Donggyu.

“Jajaja, gordo imbécil, ¿cómo iba a pasar si eres un puto Snorlax?”

“¡Al menos no soy un drogo!” Gritó el otro, indignado y rojo de la ira.

“Cállense ambos.” Vio el vaso vacío de Bum frente a él y se dirigió a Donggyu. “Ve y compra
una botella de jugo.”
El alfa más grande bufó entre dientes, pero no reclamó. “Sí, Sangwoo.”

Sungmin soltó una risa molesta y confidente, se apoyó en la mesa y como si fuera un gran chiste
comenzó. “Imagina si tu omega se hubiera caído sobre Donggyu.” Algunos alfas que lo
escucharon rieron con él. “Puto virgen, se le hubiera parado la ver—”

Pero a Sangwoo no le hizo nada de gracia.

“Mejor no imagines nada.”

No tuvo necesidad de ver a Bum para saber que el omega se había masturbado en el baño, pero al
oler que su aroma se acercaba a una mesa llena de alfas, su instinto le hizo mostrar los dientes y
los miembros de su manada no tenían idea de lo que sucedía hasta que Bum llegó a la mesa.

“Sangwoo.” Dijo, avergonzado y suplicante.

“Chicos, muévanse.” Sungmin tuvo el suficiente tino como para reaccionar a tiempo antes que
Sangwoo los retara a todos, y muy probablemente ganara, e hizo que todos se movieran hacia el
lado más lejano de la mesa. “¡Ya!”

Ninguno de los presentes había experimentado el morder a alguien, mucho menos a un omega, no
sabían lo mucho que Sangwoo se estaba controlando para no golpearlos sólo por estar cerca de su
omega oliendo a placer. Quizá no lo podían oler y definitivamente no podían sentirlo como él.

“Bum.”

“Lo siento, no pude evitarlo…” Dijo, sentándose con la cabeza gacha. Los alfas al final de la mesa
los seguían observando pero bastó una mirada de Sangwoo para que volvieran a lo suyo.

“Ah, aquí tienes.” Donggyu había vuelto con el jugo y se había acercado a Bum para entregárselo.

Sangwoo sólo dio un puñetazo a la mesa, pero en lugar de correr el otro alfa se quedó petrificado.

“Uh.”

“Donggyu.” Dijo, cortante. “Lárgate.”

Finalmente pudo salir de su estupor, volteando la cabeza hacia todos los lados, confundido por lo
que acababa de pasar. “A-ah, claro… yo… me voy.” Habló, casi corriendo hasta la salida del
comedor. “A clases.”

Faltaba al menos una hora para su próxima clase.

Almorzaron tranquilos, y si Sangwoo envió señales de alerta a todo alfa que se acercara, e incluso
una mirada asesina hacia algunos betas, nadie comentó al respecto.

Fue a clases y al terminar se dirigió al campo de entrenamientos, esperando encontrar a Bum antes
que éste fuera a la biblioteca, para su sesión de estudios diaria. No estaba ahí.

Se habían despedido en buenos términos así que debía tener otra razón para ausentarse.

Fue hacia los vestuarios y se cambió, para luego salir a entrenar.

Después de 15 minutos de ejercitarse, comenzó a oler algo diferente pero familiar, al parecer era el
único que podía hacerlo porque todos seguían como si nada.
“Eh, ¿qué es eso?” Escuchó el comentario de su compañero y levantó la mirada hacia el edificio
que ya conocía muy bien. Y sí, ahí, en el último piso, sobresalía la cabellera y ojos de cierto
omega.

“No es nada, concéntrate.”

Maldito pervertido.

Así que sí había ido al campo a verlo, después de todo.

Sólo al terminar la clase los demás alfas repararon en el aroma dulce y adictivo del omega, algunos
hablaron de ir a buscarlo pero sólo fue suficiente que Sangwoo los alertara con su olor para que
desistieran.

Tomó sus cosas y caminó con dirección a la entrada del edificio. Subió las escaleras ya conocidas
hasta el último piso y abrió la puerta oxidada, encontrando al omega a punto de salir.

“Sabía que estabas por aquí.”

“¿Me oliste?” Dijo el omega, encogiéndose un poco.

Creo que toda la universidad te olió. “¿Terminaste?” Preguntó, sin poder evitar echar una mirada
a la marca que ambos habían dejado en el suelo. Se sintió complacido al verla aún ahí, justo al
lado de una marca nueva.

“Sí.”

Se acercó al omega, olía a semen y sudor y a él. Su aroma había quedado impregnado en él, a
pesar de que nunca había hecho algo como eso parecía estar funcionando bien.

Sin pensarlo tomó a Bum por las caderas y hundió su nariz en su cuello, justo encima de la cicatriz
de su mordida.

“Deberíamos ir…”

Y respiró.

“¿Sangwoo...?” Preguntó el omega, como si le faltara el aliento.

“Espera.” Nuevamente respiró profundamente, sintiendo al omega responder a la acción,


liberando feromonas al instante. “Hueles a mí.”

“Yo… no sé…”

“Mm.” Se separó. “Vamos.”

Dos veces. Bum se había masturbado dos veces sólo ese día.

Mientras caminaban hacia el centro médico se dijo que debía preguntar a la doctora sobre eso,
porque la única solución que podía pensar no era exactamente el consumo de más pastillas.

“Señor Oh, Yoon, pasen.”

No tuvieron que esperar mucho, muy pocas personas iban al centro médico. Los omegas eran el
grupo que más lo visitaba pero eran también sólo el 12% de toda la universidad. Los alfas evitaban
el lugar, no se veía bien que fueran a ver al doctor a menos que estuvieran a punto de morir. Y los
betas… bueno, los betas preferían sus propios seguros médicos.
“Bum ha estado masturbándose muchas veces hoy.” Dijo, luego de sentarse y sin esperar a que la
doctora hablase. “¿Eso es normal?”

“Lo es.” Dijo la doctora, sin perder la compostura. “Y ya que el señor Yoon no puede usar las
pastillas y la cercanía del celo sólo hará que todo empeore, lo único que le recomiendo es
discreción.”

¿Discreción? “¿A qué se refiere?”

La mujer acomodó sus anteojos con un dedo, subiéndolos un poco más. “Va a tener que ayudar a
su compañero, señor Oh.” Levantó una ceja. “Sexualmente.”

Bum soltó un sonido como si estuviera a punto de ahogarse, pero Sangwoo sabía que estaba bien
así que sólo esperó a que la beta continuara.

“Una vida sexual saludable evitará que ocurra tantas veces.” Explicó. “Sólo le pido que elija los
lugares con discreción. Naturalmente este es un consejo personal, la universidad preferiría que
siguiera tomando algún otro tipo de supresor pero con el incidente pasado no puedo recomendar
eso.”

Sacó un folder de entre los documentos que tenía a un lado y revisó varios papeles,
comparándolos con un papel que ya estaba sobre la mesa en el momento que entraron.

“Según los exámenes, el celo llegará en 5 días. Durante ese tiempo el señor Yoon sólo liberará
más feromonas, llamándolo. Mientras que usted, señor Oh, se volverá cada vez más posesivo y
hasta agresivo con los alfas a su alrededor.” Aquello ya lo sabía, el incidente con Donggyu le daba
una idea de lo que serían esos cinco días. “Ahora más que nunca serán más sensibles el uno al
otro, podrán olerse a una gran distancia y sus aromas se volverán más fuertes, mostrando a todos
que son pareja.”

5 días.

A su lado, Bum no apartaba la vista del pequeño calendario sobre la mesa.

“El día del celo…” Siguió la doctora, sin quitarle la vista a Sangwoo. “Necesito que se preparen,
porque será muy intenso y aunque usted ha sido un alfa toda su vida, esto no es algo que haya
experimentado jamás. La mordida hará que el vínculo se refuerce. El señor Yoon va a necesitar de
su ayuda.”

Les entregó más folletos, el alfa no extendió la mano para recibirlos pero Bum sí.

“Tienen que preparar el nido. Cuanto antes mejor, los 5 días son una estimación.”

5 días.

“Eso es todo, si tienen alguna duda pueden venir aquí.” Como ninguno habló, asintió dando por
concluida aquella consulta, se puso de pie y los acompañó a la puerta.

“Señor Yoon,” dijo, antes que pudiesen salir. “Me alegra que se encuentre mejor.”

Bum lo miró de reojo, antes de bajar la mirada y sonreír.

Extraño.
Sangwoo no era un estudiante modelo, pero era uno de los más inteligentes. Si se les preguntaba a
sus profesores dirían que le faltaba disciplina, si se le preguntaba a Sangwoo diría que lo que le
faltaba era interés. Estudiaba una semana antes de cada examen para obtener un promedio por
encima de cada alfa en su grupo y mantener su beca, pero no el suficiente como para estar entre
los primeros del año. Muchos trabajos los hacía unos días antes sólo para demostrar que podía
hacerlo.

De alguna forma era sorprendente que obtuviera las calificaciones que tenía con tan poco
esfuerzo, pero el veredicto general de los profesores era que era capaz de mucho más.

Debido a que el celo de Bum se acercaba, Sangwoo estuvo obligado a estudiar arduamente
semanas antes de los exámenes, porque conforme el día se acercaba sentía su mente nublarse más
y más. La escena en el comedor había sido sólo una pequeña muestra de lo que sería su vida en
unos días.

El salón que habían reservado era el que generalmente usaba el grupo de Jieun. Los alfas de su
manada estaban muy felices debido a esto porque la gran mayoría de los miembros de la manada
de Jieun eran mujeres. Tch.

Habían estado repasando uno de los últimos temas desde hace una hora, pero Sangwoo apenas y
entendía lo que había escrito ese día, sus notas parecían no tener ningún sentido. Además que eran
unos cuantos párrafos, no parecía ser la clase completa.

Ah.

Ese día se había sentido intranquilo durante la clase, apenas y prestaba atención, y luego la había
abandonado al oler que Bum estaba en peligro.

“Esto es una mierda.” Dijo Sungmin a su lado, llevándose ambas manos a la cabeza. “No entiendo
nada.”

“Sungmin pásame tus apuntes.” Ordenó Sangwoo.

El otro alfa levantó la cabeza rápidamente, horrorizado. “Yo te iba a pedir tus apuntes.”

Tuvo que resistir golpearlo, estaba tan estresado y quería irse de ahí. Volteó hacia la puerta, por
donde Donggyu entraba con una bolsa de papas.

“Donggyu, tus apuntes.” Dijo, sin esperar respuesta empezó a buscar entre todos los papeles que
estaban regados en el asiento del alfa más grande.

“Si logras descifrar esa letra de mierda... ”

“Increíble.” Dijo Sangwoo, soplando exasperado. “Estoy rodeado de idiotas.”

Ninguno se atrevió a negarlo.

Durante toda la sesión notó que Jieun no le quitaba la mirada de encima, pero estaba tan
concentrado en terminar que decidió no molestarla por ello. Creía que su pequeño enamoramiento
había terminado, pero quizá no.

Al terminar todos los presentes sólo querían alejarse lo más posible de cualquier libro, algunos
propusieron algún bar o club al que podían ir. Sangwoo pensó que no estaría mal ir a divertirse
por unas horas, se lo merecía.

Quería ir al baño primero, así que ordenó a sus alfas esperarlo en la entrada de la universidad.
Antes que se separaran, Sangwoo apartó a Sungmin del resto.

“Quiero que sigas a Seungbae.” Dijo. Recordar lo que le había dicho el beta a Bum le hacía hervir
la sangre. “El imbécil ha hablado con Bum.”

“Podría seguir a tu—”

“No.” Había usado su voz alfa sin querer. Si bien no tenía el mismo efecto que con el omega,
ejercía poder sobre otros alfas de diferente manera.

“Disculpa, olvidaba que estás en modo alfa.”

“Sungmin.”

El alfa levantó las manos, en señal de paz, antes de buscar sus cigarrillos.

“Espérenme en la entrada.”

Mientras caminaba por los pasillos notó que no había nadie más en la biblioteca. La mayoría de
alumnos prefería quedarse estudiando en sus dormitorios a esa hora.

Dobló la esquina y entró a los baños de hombres alfa, sólo quería lavarse el rostro y las manos.
Estaba arrancando papel de la máquina cuando vio de reojo a alguien apoyarse en la entrada.

Se volvió y sonriendo burlonamente dijo, “Jieun, no pensé que entre tus muchas virtudes estuviera
el ser una acosadora.”

La alfa le devolvió la sonrisa y entró, colocándose a su lado y sacando su labial del bolso,
chequeando su reflejo en el espejo.

“Tranquilo.” Dijo, sin mirarlo, aplicando una capa de labial sobre su boca. “Creo que mordiste a
tu único acosador.”

A la mención de Bum se volvió al espejo frente a él, usando el papel para secar su rostro.

“Diría que me sorprende verte aquí pero supongo que este es como tu segundo hogar.”

“Ja.” Olfateó el aire cerca al alfa, su nariz hizo un gesto de asco. “Estás apestando a posesividad y
enviando señales de alerta por doquier.”

“Es el celo de Bum.”

“Se va a poner peor.” Dijo ella, cantando. Seguramente gozando con la nueva información. “Pero
no quería hablar de eso.”

Chequeó nuevamente su imagen y se volvió hacia él.

“Soy muy inteligente, mientras tú vas por ahí golpeando alfas yo uso mi cerebro y puedo darme
cuenta de ciertas cosas que alfas como tú no.” Sangwoo ya estaba aburrido con esa conversación,
¿para eso lo había buscado en el baño?

Pensó que sería algo más interesante, quizá relacionado con Seungbae.

“Debe ser verdad que tu cerebro es grande.” Dijo, burlón, llevando su mirada a la parte superior
de la cabeza de Jieun. “Porque tu frente lo es.”

“¡Ah!” Gritó, cubriéndose rápidamente esa zona. “¡Idiota, trato de ayudarte!”


“Frentona.” Siguió el alfa, divertido con su indignación. Era muy divertido burlarse de la imagen
de Jieun porque era algo de lo que la alfa se sentía en extremo orgullosa. “Me pregunto cuántos
centímetros—”

“Estás enamorado de Bum.”

Silencio.

¿Qué—?

Podía escuchar las débiles gotas que caían de los grifos mal cerrados, y por un momento cruzó por
su mente la idea de irse sin darle respuesta.

“Estás enamorado de Bum.”

Ridículo.

Se rió fuertemente. Era una broma.

Debía serlo.

“La frente ha hablado.” Dijo, llevándose una mano al estómago, entre risas.

“Ese día, en el centro comercial.” Recitó ella, ambas manos sobre sus caderas. Ya no lucía
indignada, estaba convencida. “Lo sentiste, pude ver cómo te dolía el pecho. No lo oliste, lo
sentiste.”

“Es el vínculo.” Dijo, deteniéndose.

“Sentiste su dolor, ¿sabes qué significa?” Preguntó, y no esperó a que Sangwoo contestara.

Ridículo.

“Cuando saliste corriendo luego que se desmayó y te vimos todos gritándole a Donggyu, como si
quisieras matarlo porque no se movía, lo sospeché ahí pero no sabía si era sólo tu instinto.” Dijo,
acercándose a Sangwoo y señalándolo con el índice, hablando como si fuera un puto detective.
“Luego cuando saliste y te llamé, no me hiciste caso. Lo tenías en brazos y no mirabas a nadie,
estabas como poseído.”

Sí, recordaba ese día.

Recordaba que no podía pensar en nada má—

No.

Sólo reaccionó así porque—

“Lo confirmé cuando te oí hablar de su celo, ¡haciendo planes!” Enfatizó las últimas palabras, casi
a gritos al ver el rostro inmutable del alfa frente a sus acusaciones. “Nunca haces planes a corto
plazo, estabas hablando como si fuera algo que fuera a pasar, no que tuvieras que lidiar.”

Ridículo.

“Estás enamorado de él.” Movió la cabeza de un lado a otro, para luego volver a señalarlo. “O
empiezas a estarlo, no sé cómo funciona ese corazón de mierda que tienes.”
Luego hizo algo que no esperaba, y lo tomó de las manos.

“Sangwoo, una vez que aceptas el vínculo, éste se abre de tal forma que puedes sentir en carne
propia sentimientos fuertes de tu compañero. Mi padre es un alfa y mi madre es una omega, pero
su matrimonio fue arreglado. No ha sido hasta hace 6 años que mi padre pudo sentir a mi madre.”

Se acercó más a él, tenía ese semblante infantil y los ojos redondos. El tono de voz era diferente,
casi como si se tratara de otra persona.

“Quieres quedarte con él, no quieres desaparecer el vínculo.”

No pudo evitarlo más.

Volvió a reír con ganas.

“Ah, Jieun, sí que te montaste una tremenda historia.” Dijo, limpiándose las pequeñas lágrimas
que aparecieron en sus ojos, producto de las risas. “¿Enamorado de Bum?”

Jieun soltó sus manos con fuerza, frunciendo el ceño.

“Acéptalo, idiota.” Volvió a su lugar inicial, tomando su bolso. “No me haces ningún daño al
negarlo, sólo te estás jodiendo a tí mismo.”

¿Cómo podía cambiar todo en unas horas?

No, no había cambiado en unas horas.

“Jieun.”

Había cambiado hace un tiempo atrás.

¿Cuándo?

“No me gusta que te metas en mis asuntos.” Declaró, haciendo que la alfa suspirara cansadamente.

“Sólo ve a casa y díselo.”

El alfa frunció el ceño, no del todo convencido con aquel acto de aparente bondad, ¿qué ganas
con esto? ¿Humillarme? ¿Qué es? “¿Qué sacas con esto?”

“Quiero recordarte por el resto de tu vida que te enamoraste del perdedor de la universidad.” Dijo
ella, limpiándose discretamente las lágrimas que caían por sus mejillas. Era muy débil, incluso para
discutir.

Terminó de limpiarse el rostro, alcanzándole un pedazo de papel a Jieun

“Diles a todos que no iré con ellos al bar.”

El vínculo, la mordida...

¿Qué importaba ya?

Sabía que quería.

Corrió al estacionamiento, ignorando los gritos que lo llamaban.

Estaba harto de negarse algo que deseaba desde hace días, semanas incluso.
Amaba a Bum a su manera.

Era suficiente.

Quería matar a quien lo tocase, quería imprimir su aroma en su piel de tal manera que no hubiera
duda que era suyo, quería protegerlo y tenerlo a su lado todo el tiempo.

Y Bum quería lo mismo.

No supo cómo había llegado a su casa, no supo si había respetado las reglas de tránsito pero como
no había ningún auto de la policía siguiéndolo, supuso que era buena señal.

Apenas y pudo abrir la puerta, tal fue su prisa por introducir el código que por poco lo hizo mal.

“¿Sangwoo?” Preguntó Bum, en la entrada de la cocina mirándole con los ojos muy abiertos,
debía parecer un loco. “Pensé que llegarías tar—”

Corrió hacia él, el omega no se atrevió a mover un músculo.

“Sangwoo…”

No recordaba haber abrazado así a nadie jamás.

Apretó al omega entre sus brazos y apoyó su cabeza en el hueco de su cuello, estrechándolo
fuertemente contra su pecho, como si de verdad temiera que fuera a irse. Bum saltó al sentirlo
temblar y levantó los brazos para responderle, moviendo sus palmas de arriba a abajo sobre su
espalda, a modo de consuelo.

“Quédate conmigo.” Murmuró el alfa, y Bum sintió que ya no podía respirar.

Luego de varios minutos, Sangwoo finalmente lo soltó, alejándose sólo unos centímetros. Sus ojos
estaban fijos en los labios del omega mientras que los de Bum lo miraban curioso y confundido.
Su aroma adictivo los envolvía y de pronto Sangwoo pudo entender qué era lo que significaba.

Para siempre.

Bajó sus manos hasta apoyarlas en su cintura, casi acariciando la espalda de Bum, acercándolo
más a su cuerpo y bajando lentamente hacia los labios del omega, cerrando el espacio entre
ambos. El rostro de Bum se tornó escarlata, sus ojos brillaban como si fuera a llorar y sus labios se
entreabrieron dándole la bienvenida al alfa.

Suave, cálido y dulce.

Comenzó casi tímido, explorando la textura de sus labios con los propios. Pero al sentir a Bum
rodear su cuello con ambos brazos y presionar su boca con más insistencia, el beso se profundizó.
Un suave gemido escapó del omega al sentir la lengua de Sangwoo encontrarse perezosamente
con la suya.

Sangwoo había besado a muchas personas en su vida, pero nunca así. Nunca había creído que un
beso podía ser así. Nunca había sentido tanto con un solo roce, nunca había querido tomarse el
tiempo para explorar. Nunca había querido ahogarse en otra persona como lo estaba haciendo en
ese momento.

Se separó, tomó el rostro de Bum entre sus manos y volvió a besarlo...

Y otra vez.
Y otra vez.

Y otra vez...

Chapter End Notes

Palabras mayores, señor Sangwoo. Pobre Bum, debe estar súper confundido.

¿Estrellita porque me esforcé en el hard? Y sí, pronto tendrán penetración, tranquilos.


Aprovecho para decir que desde ahora hasta el día del celo todos los capítulos
tendrán escenas explícitas. Citando a Luis Fonsi, 'deeeeeespacito'.

♥♥ Gracias por los comentarios y kudos ♥♥

Créditos de los hermosos fanarts que decoran este capítulo a Karla Magan K. y Alice
Nunez V. (ノ◕ヮ◕)ノ*:・゚✧
Chapter 12
Chapter Notes

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5 días.

Habían terminado de comer hace unos minutos, Sangwoo se retiró luego de decir que tenía cosas
que hacer en el sótano y Bum se había quedado en la cocina para lavar los platos y limpiar lo que
hiciera falta.

Después que Sangwoo llegara temprano de la universidad, por primera vez en mucho tiempo, con
un aire frenético y desesperado, y lo abrazara de esa forma… Bum no sabía qué pensar.

Recordó el rostro del alfa y...


Nunca lo había visto así.

“¿Sangwoo?” Había preguntado, muy confundido, ¿ocurrió algo? Sangwoo le había dicho que
volvería muy de noche, y apenas habían pasado un par de horas desde que lo dejó en casa. “Pensé
que llegarías tar—”

Lo que ocurrió a continuación sólo se había atrevido a imaginar en sueños. De hecho, una parte de
su cerebro aún creía que estaba soñando.

Sangwoo había extendido los brazos, estrechándolo contra su pecho de una forma que a Bum le
hinchó el corazón.

¿Era posible…?

“Sangwoo…”

Nunca lo habían abrazado así.

Aún cuando sus padres estaban vivos, no recordaba ningún abrazo que le hayan dado de esa
manera. Siempre era él quien se aferraba a ellos. Incluso con sus abuelos, no podía recordar una
sola ocasión en la que lo hubiesen abrazado como si las vida se les fuera en ello. Como si de
verdad temieran que los soltase.

Como si su temor más grande fuera separarse de él.

Pudo sentir el miedo en Sangwoo, la posesividad a la que recién estaba acostumbrándose, su


desesperación, y lo que pensó era deseo. Saber que todo eso estaba dirigido a él le mareó un poco,
y por unos minutos no supo cómo responder. Hasta que sintió al alfa temblar, ¡temblar!, en sus
brazos y rápidamente le devolvió el abrazo, moviendo sus manos por su espalda como gesto de
consuelo. Sangwoo había sido todo lo que deseó por mucho tiempo, un ideal que nunca creyó
alcanzar y tenerlo finalmente entre sus brazos, fue un sueño hecho realidad.

Y aunque no entendía la situación, sabía que sus sentimientos seguían siendo los mismos y amaba
a Sangwoo. Aceptaría las condiciones que fueran con tal de estar a su lado.

“Quédate conmigo.” Murmuró, ferozmente.

Y Bum sintió que todo el aire se le escapaba de los pulmones.

Sí.

Para siempre.

Sus ojos comenzaron a lagrimear y lo abrazó con todas sus fuerzas. Hasta que Sangwoo se separó
de él, con algo de dificultad debido a su agarre, sólo unos centímetros.

Aunque en otra situación, Bum hubiera evitado los ojos oscuros y penetrantes del alfa, en ese
momento sólo podía ver su reflejo en ellos. Miraba fascinado al omega entre sus brazos. ¿Qué
estaba pasando? ¿Había hecho algo mal?

Sentía que algo iba a suceder, el aire se había vuelto más pesado y tardó un poco en entender que
eran las feromonas del alfa y las suyas inundando la habitación. La casa entera.

¿Debía decirle?

Te amaré por siempre.


Sangwoo ya sabía que lo amaba, pero Bum sentía la necesidad de repetírselo. Una y otra vez,
asegurarle que sus sentimientos no cambiarían.

Por favor, déjame hacerlo.

Sintió las manos de Sangwoo bajar lentamente por su espalda, como si fueran una caricia, hasta
llegar a su cintura. Lo acercó más a su cuerpo, casi frotándose contra él y—

Bum se sonrojó al recordarlo.

Lo había besado.

Al principio había sido sólo un roce, apenas una caricia entre sus labios. No había cerrado los ojos
y pudo ver abiertamente la expresión de Sangwoo. Los ojos cerrados, las mejillas débilmente
ruborizadas, el anhelo escrito en cada parte de su rostro fue lo que ocasionó que Bum se
encendiera hasta las orejas. No era sólo un beso.

Era un gesto de amor.

Sangwoo era tan amable. Tan gentil de pretender—

Cerró los ojos y abrió los labios, rindiéndose.

El beso fue pausado, como si ambos se estuvieran tomando el tiempo para explorar con
profundidad la boca del otro. Sangwoo succionó su lengua como si la saboreara, y tímidamente el
omega hizo lo propio. Rodeó con ambos brazos el cuello del alfa y lo atrajo más a sí mismo.
Quería todo de Sangwoo.

Se besaron por varios minutos, y cuando se separaron no quisieron alejarse del otro
inmediatamente. Bum había mantenido los ojos cerrados y Sangwoo había apoyado su frente en la
suya, sólo respirando el aire entre ellos.

La cena había sido tranquila, silenciosa.

Ambos miraban sus platos, comiendo sin hacer conversación. Al terminar, Bum levantó la mirada,
encontrándose con la de Sangwoo. Sonrió y el omega no pudo evitar sonreír, aunque seguía
confundido.

¿Quizá sólo significaba que iba a intentar algo con Bum?

Bum sabía muy bien que Sangwoo no lo amaba, pero el hecho que quisiera tratar le hacía
inmensamente feliz. Era suficiente.

La presencia de una persona a su lado lo sacó de sus pensamientos, el alfa se había acercado y sin
decir palabra había tomado el secador y estaba pasándolo por todos los platos que se había dejado
para escurrir, llevándolos a sus lugares al terminar.

“¿Sangwoo?”

“¿Mm?” Dijo, mirándolo de reojo. “Quiero ayudarte.”

Más confundido con su actitud, pero agradecido, Bum asintió. “Ah, gracias.”

No tenía que hacer todo eso, y estuvo a punto de decírselo cuando el alfa volvió a hablar. “Creo
que eso era todo.”
“Sí.”

Sin decir más Sangwoo se volvió hacia él y lo tomó del hombro, evitando las manos mojadas de
Bum y besándolo suavemente en los labios. El omega estaba desconcertado pero correspondió el
beso lo mejor que pudo.

Al separarse y verlo sorprendido, Sangwoo sonrió y le dio otro beso, aunque corto. Se alejó con
dirección a la puerta, seguramente yendo de regreso a su dormitorio o al sótano, pero cuando
estuvo a unos metros volvió a dirigirse al omega.

“Deberíamos salir de compras mañana.” Seguía de espaldas a él, sólo a unos pasos de la salida.
“No hay mucha comida y también necesitamos las cosas para tu nido.”

Había olvidado por completo el nido, según la doctora debió haberlo hecho hace días pero en los
folletos hablaban sobre hacerlo en un lugar donde se sintiera cómodo y seguro. Lo cual sabría al
olerlo. Se le cruzó por la mente hacerlo en la sala pero no estaba totalmente convencido de ello.

Asintió, aunque el alfa no pudiera verlo.

Tomó un trapo y limpió la mesa, era lo único que le faltaba para prepararse a dormir. Apagó la luz
y caminó hacia la sala, y cuando pasó por el baño escuchó el sonido del grifo. Iría al baño cuando
Sangwoo lo desocupase, mientras tanto decidió arreglar sus apuntes para el día siguiente y
acomodar las sábanas sobre el sillón.

Y así fue como Sangwoo lo encontró. De rodillas, al lado de una de las esquinas del sillón,
tratando de arreglar sus notas y libros para las clases del día siguiente. Estaba decidiendo si tendría
tiempo suficiente como para repasar dos cursos y no escuchó ni olió al alfa acercarse hasta que
éste lo llamó.

“Bum.”

Levantó la mirada. ¿Quizá iba a decirle que se levantara temprano? No podía evitar dormir hasta
tarde, estaba acostumbrado a despertar después que Sangwoo se hubiese ido, le costaba un poco
acostumbrarse a su nuevo horario.

“¿Vienes?” Preguntó el alfa, con un ademán hacia el pasillo.

El omega sólo le devolvió una mirada de completa confusión.

“A la cama.”

¿A…?

Pero… su celo todavía—

No era necesario que Sangwoo hiciera eso por él, no aún.

Aunque no podía negar que la idea de pasar la noche con el alfa no le desagradaba en absoluto.
De hecho, era lo único en lo que había pensado cuando sus feromonas se descontrolaban.

Sangwoo olió el ambiente, percatándose del nuevo aroma del omega. “Sólo a dormir, pervertido.”
Se estiró, poniendo una mano en su propio cuello. “Hoy estudiamos mucho y me duele la
cabeza.”

¿Qué estaba pasando? ¿Por qué Sangwoo quería que fuese a su dormitorio? La última vez que
estuvo ahí… “Tengo que ir al baño.”
“De acuerdo.” El alfa asintió, y antes de salir de la sala sólo agregó. “No te demores.”

Se quedó mirando el espacio en el que antes había estado Sangwoo por unos minutos, tratando de
procesar la conversación.

Sí, pensó mientras terminaba de acomodar su mochila y sacando su cepillo de dientes y pequeña
toalla, Sangwoo había cambiado desde lo que pasó con su tío. Era más amable, cuidaba de Bum e
incluso lo había ayudado con sus feromonas al darle permiso de tomar sus prendas.

¡Incluso aceptó dormir con él! ¡Dos veces!

Era mucho más de lo que había esperado.

Sangwoo era una gran persona al hacer eso por alguien.

Pero Bum sabía que, aunque noble, era por lástima.

No cabía duda en su mente que nunca podría amarlo, ¿cómo podría? La situación con su tío
debió mostrarle al alfa lo dañado que en realidad estaba y aunque ya no creía que Sangwoo le
mentía sobre sus intenciones, no podía entender porqué el alfa le estaba llenando de cariño de esa
manera.

Fue hacia el baño y mientras se cepillaba, evitando mirar su reflejo, pensó que habían peores
maneras de vivir. Estar al lado de Sangwoo y amarlo era lo que siempre había querido.

Después de todo, ni en sus fantasías más increíbles se hubiera atrevido a imaginar que su amor
fuese correspondido.

Lo único que pedía era que el alfa lo aceptara, no quería que éste le arrojara sus sentimientos a la
cara y se burlara de ellos. Bum sabía muy bien que la indiferencia de Sangwoo le rompería el
corazón y que su odio lo mataría.

Se estaba secando el rostro cuando Sangwoo apareció en la puerta, que había dejado abierta. Se
había cambiado de ropa y llevaba una polera y boxers.

“¿Ya?”

¿Estaba soñando?

De la prisa dejó la toalla en el baño (Sangwoo no le gustaba que dejara sus cosas por ahí, le había
dicho una vez que era un visitante en esa casa y que debía tener todo en su mochila), pero cuando
trató de volver para recogerla, el alfa le tomó de la mano y lo llevó hasta su dormitorio.

“Ven aquí.”

Lo acomodó en la cama, como lo había hecho en el sillón un día antes, apagó la luz y se acostó a
su lado, mirándolo. Bum se volteó hasta quedar cara a cara con él.

“Deberías comer más.” Le dijo, en voz baja, mientras su mano izquierda se posaba en su
estómago. Bum no pudo evitar el escalofrío que recorrió su espalda al sentir esa caricia.

Parecía estar verdaderamente cansado porque a los minutos de que Bum tranquilizara su corazón y
normalizara sus respiraciones, el alfa se había quedado profundamente dormido. Por varios
minutos el omega sólo pudo observar el rostro atractivo de Sangwoo, lucía tranquilo y hasta
inocente.
Quería tocar y memorizar con las yemas de sus dedos todas sus facciones, cada marca y línea de
piel. Levantó una mano con cuidado, estaban tan cerca que pensó que podía hacerlo sin perturbar
al alfa.

Quizá…

Quizá…

¡Quizá eran…!

Bajó la mano, apoyándola en el colchón, a unos centímetros del rostro de Sangwoo. Lentamente
la movió para sí.

No quería cometer más errores, no quería asumir nada.

Sabía lo que había pasado antes, sabía lo mucho que le había dolido cuando creyó estar en una
relación y no había sido así.

¡MUERE, MALDITO FENÓMENO!

Cerró los ojos, tratando de olvidar la imagen de una muchacha enojada arrojándole gaseosa a la
cara, pero sólo pudo hacerlo cuando, entre sueños, Sangwoo se acercó y hundió su cabeza en el
pecho del omega.

Se levantaron muy temprano, al omega se le hizo más fácil hacerlo con Sangwoo al lado.
Tomaron desayuno juntos y se prepararon para ir a la universidad. Cuando estuvieron listos,
subieron al auto y el alfa manejó por conocidas calles hasta llegar a la autopista central.

Al principio, Bum le había incomodado la propuesta del alfa de llevarlo con el auto a la
universidad. Había sido después de verlo en el centro comercial y la idea de pasar más tiempo
cerca del alfa le partía el corazón en miles de pedazos y le hacía temblar de miedo. Pero sus
razones cambiaron, por esos días no quería incomodar al alfa, sentía que ya estaba haciendo
demasiado por él y temía que su paciencia se agotara y se diera cuenta que Bum no valía la pena y

Habían llegado. Volvió en sí y vio a Sangwoo quitarse el cinturón de seguridad. Siempre olvidaba
ponérselo porque la velocidad del auto lo llevaba a pensar en otras cosas, casi nunca conversaban
dentro así que sentía que podía tener la suficiente tranquilidad para pensar y la compañía para no
quedar sumido en su mente.

“Gracias.” Dijo. Había hecho una nota mental de siempre agradecer cualquier cosa que el alfa
hiciera por él.

Sangwoo hizo un ademán de salir del vehículo, pero se volvió a sentar y volteó a mirarlo. “Nos
vemos en el almuerzo.”

Asintió.

“Bien.”

Se quedaron así por unos minutos, Sangwoo seguía con su vista fija en él y Bum no sabía si debía
salir o si el otro esperaba que dijera algo más. En un movimiento fluido el alfa se acercó hacia él,
aprisionándolo entre el asiento y su cuerpo.

“Sangwoo…” Sus feromonas reconocieron la excitación del alfa y respondieron de igual manera.
Pero Bum sólo podía pensar en que estaban en medio del estacionamiento y cualquier persona los
podría ver. Aquel pensamiento salió volando por la ventana al sentir al alfa mordisquear la cicatriz
en su cuello y pasar una mano por la parte interna de su muslo. “¡A-ah!”

No había contacto piel con piel, Sangwoo sólo se limitaba a mordisquear levemente y acariciar su
mejilla con la suya, además de seguir tocando sus muslos. Su olor se había vuelto más fuerte y
Bum sintió que se embriagaba con el aroma, le estaba nublando la mente y hacía que sintiera los
toques del alfa de manera casi insufrible.

Le pasó los brazos por los hombros y hundió sus dientes en el cuello del otro, haciendo que el
agarre en sus piernas se volviera más firme.

Sangwoo estaba encima de él, cubriéndolo con su cuerpo y frotando sus muslos de tal forma que
Bum abrió las piernas por instinto. Cuando comenzó a gemir, el alfa se alejó, llevaba una sonrisa
orgullosa en su rostro.

“Ahora hueles a mí.” Declaró.

Salieron del auto, Bum tardó unos segundos más en reponerse, y Sangwoo se acercó a él antes
que pudiera retirarse. Parecía que quería besarlo y el omega estaba por cerrar los ojos, pero luego
cambió de idea y sólo le besó la frente. “Si seguimos, ninguno irá a clases.”

Mientras caminaba hacia los casilleros, recordó distantemente que en uno de los folletos que la
doctora le había dado hablaban sobre que los alfas gustaban de “marcar” a sus parejas omegas con
su olor, era buena señal en el vínculo porque los protegían contra otros alfas, además de
tranquilizar a los omegas con celos cercanos.

Eso debía ser, su celo estaba muy cerca y Sangwoo quería ayudarlo con su aroma. Bum no se
podía quejar, a pesar de que el tener a Sangwoo cerca pero no donde realmente lo quería era una
tortura.

Creyó ver a Seungbae al entrar de su primera clase, así que decidió que al salir tomaría una ruta
diferente. El beta le daba mucho miedo. Aún no sabía si era por cómo decía las cosas o porque
todo lo que le había dicho tenía algo de verdad.

Pero no hubo necesidad de eso, porque al salir un brazo firme evitó que pudiera avanzar hacia el
otro pasillo, y el sonido de sorpresa de varios omegas le hizo voltear rápidamente.

Era Sangwoo.

Había un grupo de omegas tras él, mirándolo como si no pudieran creer que estuviera realmente
ahí. Los alfas no iban a buscar a sus parejas, siempre había sido al revés.

¿Qué estaba pasando?

“¿Sangwoo?” Preguntó, incrédulo. ¿Estaba alucinando?

El otro sólo bostezó y lo tomó la mano, casi arrastrándolo hacia el comedor al ver que el omega no
reaccionaba. “Vamos.”

Caminaron y no tardó en escuchar comentarios durante todo el camino.

“Oh Sangwoo fue a recoger a su omega.”

“¡Oh por dios! ¡Qué afortunado!”

Incluso cuando llegaron al comedor, varios grupos de omegas los miraban y susurraban entre
ellos, sonriendo y haciendo gestos muy extraños. En la fila, mientras compraban sus almuerzos,
escuchó más comentarios.

“¿Sabías que Oh Sangwoo fue hoy al salón?”

“¿En serio? ¿Por ese omega?”

Bajó la mirada, estaba seguro que Sangwoo había escuchado esos comentarios y no quería ver en
su rostro que sí, era cierto, Bum no valía la pena como omega. Era muy poco para alguien como
él.

Pero el alfa no hizo ningún comentario, sólo compró un jugo extra para Bum y caminó hacia su
mesa.

Podía sentir las miradas del comedor entero sobre su nuca, no podía comer. Ser el centro de las
miradas de otros nunca le había gustado, así que Bum sólo se encogió en su asiento, revolviendo
la comida con el tenedor.

Sangwoo había escogido la mesa que usualmente utilizaban, pero su grupo de alfas estaba en otra,
cerca pero lo suficientemente lejos como para que su conversación no pudiera ser interrumpida por
sus risas.

“Les dije que no se acercaran.” Dijo el alfa, comiendo. “No nos molestarán.”

Apreciaba eso, y al recordar que hasta ese momento Sangwoo nunca había rechazado su mano, la
posó encima de la suya, en señal de agradecimiento.

Y como lo había hecho en el auto, luego de regresar de casa de sus abuelos, el alfa entrelazó sus
dedos, dándole un débil apretón antes de soltarlo y seguir comiendo.

Cuando terminaron y caminaban por los pasillos, Sangwoo le recordó que iban a ir de compras al
salir de clases. “Tengo que ir a entrenar, me esperas y vamos al centro comercial.”

Le tomó la mano brevemente y lo volvió a acercar hacia él, Bum dejó de pensar en todas las
personas que podían verlos porque estaban en público.

“Quédate en la biblioteca.” Dijo, parecía una orden. Bum asintió varias veces. “Te buscaré ahí.”

Nuevamente le besó la frente.

Y se marchó.

No fue hasta que Bum se dio la vuelta que notó que lo había dejado frente al salón donde tenía
clases luego del almuerzo.

Había pedido la computadora que siempre utilizaba cuando iba a la biblioteca, le entregó su
identificación a la recepcionista omega y esperó mientras ella tipeaba algunas cosas en la
computadora frente a ella. Kyung le devolvió su tarjeta con una sonrisa amable, como siempre.
Desde que se presentó como omega se había vuelto aún más atenta en su trato. Bum agradecía eso
porque incluso cuando era un beta nunca le había mirado mal.

“¿Todo bien, Bum?” Preguntó. “Los exámenes van a estar difíciles, así que deberías pedir los
libros para llevarlos a casa. Además que tu celo se acerca, cariño.”

Bum no pudo evitar sonrojarse.


“No te preocupes, estoy segura que Sangwoo cuidará bien de ti.” Dijo, y se acercó en tono
conspirador. “Ningún alfa ha reservado los salones de arriba por hoy así que puedes estudiar
tranquilo.”

Le sonrió nuevamente y volvió a sus cosas. Había sido lo más que le había hablado en todo el
tiempo que la conocía. Agradeció en voz baja y caminó hacia la computadora.

Se preguntó si Kyung había olido a Sangwoo en él, y por eso había hecho ese comentario,
sabiendo que la presencia de otro alfa molestaría al suyo.

“Bum.”

Ju-hyun, la omega amiga de Seungbae, estaba de pie frente a él. Llevaba numerosos artículos de
oficina, papelógrafos, tijeras, papeles de colores. Parecía que estaba por trabajar en algún
proyecto, ¿quizá algún festival de la universidad? No recordaba si pertenecía a algún grupo
estudiantil.

Miró discretamente hacia los lados, buscando al beta, y al no encontrarlo suspiró de alivio.

“¿Todo está—?” Dijo ella, volteando para saber qué tanto estaba mirando, pero se volvió
rápidamente, apretando su nariz entre los dedos. “Wow, hueles a Sangwoo.”

Había escuchado durante todo el día comentarios sobre su olor, sobre Sangwoo yendo a su salón
y sobre él mismo. Se sentía desnudo cada vez que los escuchaba. Como si la universidad entera
supiese exactamente lo que hacían.

Se movió en su asiento, intranquilo y esquivando la mirada de la omega.

“Está bien, ¡es completamente normal!” Agregó ella, notando su incomodidad. “Sólo que su
aroma es muy fuerte y a decir verdad no me agrada el olor a alfa. ¡Pero me alegra por ti!”

Bum asintió, quería evitar el tema.

“¿Todo está bien, entonces?” Aunque fuese muy ruidosa, Bum agradecía que supiera leer el
ambiente lo suficiente como para hablar de otra cosa. “No que haya estado mal antes, pero la
última vez que te vi no podías pagar tu almuerzo.” En realidad la última vez que lo había visto
estaba en brazos de Sangwoo, inconsciente mientras el alfa corría desesperado por el campus,
pero Ju-hyun prefirió no mencionarlo.

¿Bien? “Todo está mejor.”

“Me alegra, me alegra…” Dijo ella, dejando las cosas que tenía en sus brazos en el escritorio de al
lado. Se apoyó en el borde y olfateó nuevamente el ambiente. “Parece que tu celo está cerca.”

No había necesidad de olerlo en Bum, pues el omega apestaba a Sangwoo y el alfa se veía tan
territorial las pocas veces que había coincidido con él en algún lugar. Era en parte la razón por la
cual ella no se había acercado al omega. Un alfa en esas condiciones… podría verla como una
amenaza.

Y al ser omega, Bum también.

Las relaciones entre alfas y omegas tenían mucho drama para su gusto.

“Sí.” Respondió Bum, nuevamente mirando a todos lados, jugando con las mangas de su polera,
bajándolas lo suficiente como para descubrir su cuello.
Wow. Sangwoo definitivamente no perdía el tiempo. “Te ves muy bien, y uh… Creo que
definitivamente todo está mejor.” Hizo un gesto, señalando su hombro. “Se nota.”

Sin pensarlo demasiado levantó una mano hacia el sitio que señalaba, y al tocarlo recordó a
Sangwoo sobre él, en el auto, marcándolo.

Se sonrojó hasta las orejas.

¡Había olvidado las marcas y chupetones que tenía en el cuello!

Todo el mundo lo había visto.

Estaba en medio de una crisis existencial, Ju-hyun trataba inútilmente de tranquilizarlo, cuando
Seungbae apareció. Cargaba varios papeles y miraba a su alrededor, buscando a alguien. Bum
levantó la mirada y cuando quiso huir, fue demasiado tarde. El beta caminaba hacia Ju-hyun, a
quien había estado buscando.

“Ju-hyun, ¿dónde te—?” Preguntó, listo para darle un discurso sobre lo tarde que era y el poco
tiempo que tenían para trabajar.

Pero notó quién estaba sentado al lado de Ju-hyun, luciendo como si quisiera fundirse con la pared
a sus espaldas y lo miraba como si fuera el mismo demonio, como si fuera Sangwoo.

“Yoon.” Dijo, Ju-hyun quiso hablar nuevamente pero el beta no le hizo caso. Trataría de evitar
que le dijera al omega todo sobre su preciado alfa, y eso no lo iba a permitir.

Dejó los documentos sobre la mesa, teniendo cuidado de no arrugarlos, y se acercó hasta Yoon,
haciendo a Ju-hyun a un lado. “¿Puedo hablar contigo en privado?”

“Seungbae, eso no—” Volvió a interrumpir la omega.

Negó con la cabeza, no tenía tiempo para tonterías. Había hablado con Ju-hyun sobre lo que
escuchó ese día en el baño, le había dicho que sus sospechas habían sido confirmadas y que por
nada del mundo dejaría ese asunto así. Yoon Bum entendería, al final, era uno de los beneficiados
si Oh Sangwoo salía de sus vidas.

“Necesito discutir algo con Yoon, algo importante.” Los omegas eran problemáticos, pero la ley
era la ley y se les tenía que proteger. ¿Acaso Ju-hyun no podía entender eso? ¿Tan cegada estaba
por su propia naturaleza?

“Seungbae.” Advirtió ella.

Pero Seungbae sentía el tiempo correr, tenía que planificar varias cosas y aunque no le molestara
quedarse trabajando hasta tarde, prefería tener todo listo horas antes, para poder revisar su trabajo
en caso de errores.

No tenía tiempo ni paciencia para susceptibilidades, la seguridad de muchas personas estaba en


peligro a cada minuto que Sangwoo estuviese por ahí haciendo lo que le viniera en gana.
Ciertamente la comodidad y tranquilidad de Yoon eran irrelevantes en ese momento.

Con firmeza tomó el brazo del omega, sólo con el fin de ponerlo de pie y alejarlo un poco. Pero de
inmediato varias cosas sucedieron. Ju-hyun soltó una grosería, y cuando Seungbae estuvo a punto
de recriminarle, el omega, cuyo brazo aún sostenía, éste le clavó las uñas.

“Suélteme.”
Aún así no lo soltó. Pero se sorprendió grandemente.

Yoon Bum no parecía alguien agresivo.

“¿Qué—?” Ahí fue cuando notó las marcas en sus muñecas, en su cuello. Sin poder detenerse
levantó la polera del omega, Ju-hyun volvió a soltar una grosería y trató hacer que soltara la
prenda al omega mientras él observaba las marcas moradas que decoraban el torso de Yoon.
“Estás herido.”

Sangwoo era un maldito salvaje.

“¿En serio?” Preguntó Ju-hyun, logrando apartarlo del omega y poniéndose frente a él. Estaba
furiosa, jamás la había visto así. “¿Estás hablando en serio?”

Por supuesto que hablaba en serio, Seungbae frunció el entrecejo.

¿Cómo iba a bromear con algo así? ¿Acaso no veía las marcas? “Ju-hyun, necesitamos llevarlo
con las autoridades.”

Bum lo miraba como si quisiera salir corriendo.

Volvió a tomarlo del brazo, casi empujando a Ju-hyun.

Si ella estaba muy cegada con su fantasía romántica, entonces él se haría cargo.

“Idiota.” Volvió a maldecir la omega, usando toda su fuerza para soltar el agarre que tenía en el
brazo de Yoon, quien estaba llorando y no paraba de hacer esfuerzos inútiles por arañarlo. Al ver
que no lo lograba, recurrió a las súplicas. “Por favor, suélteme. A Sangwoo no le va a gustar—”

Por supuesto que a Sangwoo no le iba a gustar. Estaba muy cerca de descubrirlo.

“Suéltalo, idiota sin vida.” Siseó Ju-hyun, apartándolo de un empujón que casi hizo que se
tropezara con una persona que estaba a sus espaldas. Era la recepcionista.

Lucía agitada, seguramente creyó que estaban peleando. Estuvo por asegurarle que no era así, y
que la situación era diferente, cuando ella lo apartó de un empujón y le envió una mirada de odio.

Se acercó al omega, junto con Ju-hyun, y ambas lo ayudaron a levantarse y guardar todas sus
cosas en su mochila. La recepcionista trataba de no tocarlo demasiado, lo cual era extraño porque
Ju-hyun hacía lo mismo y sabía muy bien que era muy física en su afecto.

“¿Bum, estás bien?” Volvió a mirar a Seungbae con odio, poniendo al omega al otro lado,
evitando que tuviera algún contacto con el beta. Ju-hyun le entregó la mochila de Bum y se
disculpó en voz baja. “Tengo té, toma una taza y te vas a buscar a Sangwoo, ¿de acuerdo?”

Escuchó a Yoon hablar en voz baja, pero estaban ya muy lejos como para escucharlos.

Apretó los puños.

“Está herido.”

Ju-hyun lucía más calmada, pero lo miró como si quisiera ahorcarlo. “Ni siquiera voy a
preguntarte cuándo fue la última vez que cogiste pero…” ¿Qué? “Te puedo asegurar que esas
marcas no son de violencia.”

“¿Qué—?” Acaso esas marcas... “Quieres decir…”


“Sip, Sangwoo debe ser todo un animal en la cama. Rayos.” Dijo la omega, sonriendo mientras
iba hacia el escritorio donde estaban todos los papeles y cosas que necesitaban para trabajar.

Seungbae sintió que la sangre se le iba del rostro.

¿Cómo había podido leer tan mal esa situación?

¿Porque Ju-hyun estaba hablando de Sangwoo en la intimidad?

“Ju-hyun.” Dijo, cerrando los ojos y apretando su nariz entre sus dedos.

“¿Qué? ¿No puedo aceptar que Sangwoo está muy bueno?” Dijo, girando ambos ojos en señal de
exasperación. “Tengo ojos, sabes.”

“Las heridas hechas en una actividad sexual también cuentan como violencia.”

Ambos caminaron hacia el salón que tenían reservado hasta la noche, evitando mirar hacia donde
la recepcionista aún trataba de calmar a Bum.

“Bum se sentía amenazado, sí. Pero no por Sangwoo, sino por ti.” Dijo Ju-hyun, sentándose y
acomodando en toda la mesa todo lo que había llevado.

Seungbae quiso recriminarle por su falta de orden pero prefirió quedarse callado.

“Su celo se acerca.” Siguió ella. “Si Sangwoo te ve cerca tendría toda la razón del mundo para
desmembrarte en medio del campus.”

Soltó una risa irónica. “No la tiene.”

“Amenazaste a su omega.”

No era el malo de la historia, Ju-hyun quería que lo fuera pero sólo estaba tratando de hacer lo
correcto. Algo que las autoridades de la universidad debieron hacer hace mucho tiempo.

“Sólo le dije que Sangwoo lo invitó a salir por una apuesta. Era la verdad.” La omega lo ignoró,
tomó unas tijeras y se puso a cortar círculos de colores. Seungbae se acercó hasta quedar frente a
ella, y dijo en voz firme, aunque sin levantarla. Respetaba las normas de la biblioteca. “Tú no oíste
lo que yo.”

A esto ella se puso de pie de un salto, asustando un poco al beta con su energía. “¡Sabía que ibas a
decirle! ¡Aún cuando te dije que no lo hicieras!” Levantó las tijeras que tenía aún en las manos,
amenazándolo con ellas. “¿Sabes el estrés que le has ocasionado a un omega en celo?”

No, no lo sabía.

“Oh Sangwoo te va a matar.” Continuó. “Y lo peor es que voy a estar de su lado.”

Esa conversación no tenía sentido. Seungbae decidió finalizarla de una vez, otro día lidiaría con
Sangwoo. “Tenemos cosas qué hacer.”

Ju-hyun se volvió a sentar, y cuando el beta creyó que finalmente dejarían de hablar sobre el alfa
habló nuevamente, en son de burla.

“Team Sangwoo. Wooo.”

Sería una larga noche.


Kyung había sido muy amable al ofrecerle té y compañía, pero tenía razón, sólo quería correr
hacia Sangwoo. Le explicó que si el alfa lo veía así, su instinto le haría proteger violentamente al
omega, así que se quedó hasta que sus feromonas no estuvieran en el caos en que las había dejado
Seungbae y se fue, asegurando a la omega que se tranquilizaría e iría directo hacia el campo de
entrenamiento de los alfas.

Estaba por llegar, cuando vio a Sangwoo caminar hacia él. Parecía haber salido recientemente de
las duchas, su cabello estaba oscuro por el agua y peinado hacia atrás.

“Ah, debí suponer que no me harías caso.” Dijo el alfa, cuando llegó hasta Bum. Sonaba
divertido. “¿No te dije que me esperaras en la biblioteca?”

Bum tragó, de sólo recordar lo que había pasado… pero no, se obligó a pensar en otra cosa. No
quería que Sangwoo se metiera en problemas por su culpa. “Necesitaba verte.”

El alfa sonrió, complacido con su respuesta.

“Está bien.” Le tomó la mano. “Vamos.”

Caminaron hacia el estacionamiento, no habían muchas personas en el campus a esa hora, la


mayoría estaba ocupado en algún club o estudiando en sus dormitorios o la biblioteca.

Llegaron al vehículo, pero cuando Bum trató de abrir la puerta del auto no pudo. Sangwoo seguía
a su lado, y su mano agarraba firmemente la suya.

Le dio la vuelta y lo pegó al auto, nuevamente apoyando todo su cuerpo en él.

“Yo también necesitaba verte.” Confesó sobre la oreja ruborizada del omega, sus manos pasaron
de sus caderas hacia su trasero y aunque era exactamente lo que necesitaba Bum, no podía olvidar
que no estaban en casa, sino en la universidad.

Frente a la vista de todos.

“Sangwoo—” Bésame, tócame más, por favor—

Con gran dificultad el alfa se despegó, y caminó hacia el otro lado, quitándole el seguro al auto.
“Vamos.”

Durante el camino Bum recordó que no le había preguntado a Sangwoo a qué centro comercial
iban a ir, temía visitar el que se encontraba a unas cuadras porque aún le dolía recordar todo lo que
había sentido ahí. Felizmente fueron hacia uno que estaba algo lejos del campus.

“¿Qué debería comprar?” Preguntó, mientras salían del auto, caminando hacia el ascensor que los
llevaría hacia las tiendas.

“Lo que quieras.” Respondió el alfa, encogiéndose de hombros.

Sólo había una pareja de ancianos en el ascensor, y salieron antes que ellos subieran. “El folleto
decía que todo lo que me haga sentir cómodo.”

“Entonces compra eso.” Dijo el alfa, apretando un botón. “No me tienes que preguntar todo.”

Pasaron por un par de tiendas con “omega” escrito en el escaparate, pero no eran del gusto de
Bum, además que una era de lencería y, aunque Sangwoo parecía desinteresado, Bum no pudo
evitar sonrojarse.
No encontraron la tienda para artículos de nido en ese piso, debía estar en otro. El omega se sentía
algo cansado, cosa que nunca antes le había pasado teniendo en cuenta que habían días en los que
ni comía, y ese día había desayunado y almorzado bastante bien.

Sangwoo pareció entender que necesitaba descansar, así que lo llevó hasta un cafetín con asientos
externos.

“Vamos, tomemos algo.”

“Pero—”

Estaba cuidando de él.

Sangwoo era tan bueno.

“Tienes sed y estás cansado.” Dijo, y agregó. “Y yo también.”

Pidió dos bebidas y regresó a los minutos, Bum pudo ver por el vidrio que mientras estaba en la
fila volteaba constantemente a verlo.

La bebida era muy dulce, pero por alguna razón a Bum le gustó muchísimo, se lo terminó al
instante, cuando Sangwoo apenas y probaba el suyo. Escuchó al alfa reír. “Así que te gustó.”

“Sí, muchas gracias.”

Sangwoo se puso de pie nuevamente. “Voy a pedir otro.”

Se entretuvo mirando a las personas caminar por el centro comercial, a los niños jugar con sus
padres y jalándolos hacia una tienda de juguetes. Pensó que el tener hijos algún día no se veía tan
imposible en esos momentos, quizá hablaría en algún momento con Sangwoo sobre eso.

Escuchó un grupo de betas cerca a su mesa, era un grupo numeroso porque al pasar una de ellas
casi arroja la silla de Sangwoo a un lado.

Bum se puso de pie para acomodarla, pero la muchacha ya había arreglado el problema.

Se le hacía… extrañamente familiar.

“¿Bum?”

No.

“¿Yoon Bum?”

Pudo escuchar los cuchicheos de sus amigas, detrás de la beta.

“Ah… Ah.” Tragó.

¿Por qué ahí? ¿Por qué, después de muchos años, tenía que encontrársela ahí?

Quiso caminar lejos de ahí, correr si fuera necesario, su instinto le decía que lo mejor era alejarse
lo más que pudiese de ella o si no terminaría en la estación de policía, muerto de vergüenza.

“¿Qué haces—?” Preguntó ella, sus amigas seguían murmurando y Bum quería—

Buscó con la mirada rutas de salida.


Quería—

Sangwoo...

“Hm.”

Eran las feromonas de Sangwoo, sintió como poco a poco lo tranquilizaban. El alfa había
regresado, quizá pensando que había algún problema al verlo por el vidrio mientras hacía la cola.
Tenía su bebida en una mano y no parecía feliz.

Las betas y ella se congelaron, seguramente sin poder entender qué hacía un alfa como ese ahí.

“Alfa.” Escuchó.

Ella pasó la mirada de Sangwoo hacia él, como tratando de entender qué relación había entre
ambos. Y luego se fijó en su mordida y todo encajó. “Oh.”

Sangwoo dejó la bebida en la mesa y se sentó, acercando la silla del omega más a la suya, e hizo
un ademán para que Bum también se sentara.

Eso hizo que la beta frente a ambos reaccionara. “¿Podemos hablar?”

¿Hablar?

Muchos años su recuerdo había sido una fuente de vergüenza y dolor, cada vez que la recordaba
sólo podía ver su rostro enojado, sentir la bebida caer por su rostro y escuchar sus gritos.
¡MUERE, MALDITO FENÓMENO!

Su recuerdo le hacía llorar de furia, de enojo, de impotencia.

Hasta hace un tiempo aún la seguía culpando por todo lo que había ocurrido, si tan sólo hubiera
contestado sus cartas.

Si ella le hubiera dicho para hablar hace algunos años, él le hubiera arrojado la bebida que tenía
frente a él a la cara, tal y como lo había hecho ella.

Pero—

Pero en esos momentos no sentía nada por ella, quizá pena, quizá algo de vergüenza. Pero no
sentía odio ni rencor.

Asintió.

Ella suspiró y se sentó. Al verla, sus amigas fueron hacia la mesa más próxima y no le quitaron la
mirada de encima. “Nunca creí que me sentaría frente a ti alguna vez.”

Tampoco él.

“Sé que ha pasado varios años pero…” Comenzó Bum, era consciente de que Sangwoo no sabía
esa parte de su vida y hubiera preferido que nunca se hubiera enterado, pero esperaba que
cualquier reacción negativa se diera cuando estuvieran de regreso a casa, y no ahí, frente a ella y
sus amigas.

“Mira, siento mucho… todo lo que—”

“No, yo—”
“Me asustaste.” Dijo finalmente la beta, mirándolo fijamente. Bum sintió sus orejas quemar de la
vergüenza que sentía. “Creí que— No sé, debí hablar contigo primero sabiendo… tu situación.”
Miró a Sangwoo, seguramente pensando que Bum no le había contado sobre su tío. Sintió al alfa
incomodarse, pero no dejó de emitir feromonas para tranquilizarlo.“Pero mi mamá decidió ir a la
policía y—”

Bum la cortó, no era capaz de escuchar esa historia. No lo necesitaba ya. “Lo siento. Lo siento
mucho.”

Ambos se quedaron en silencio, Bum sólo podía pensar que aunque ya no importaba, aún sentía
que una parte de él, de su pasado, dejaba de ser una carga.

Cuando levantó la mirada, vio que ella observaba con curiosidad su mordida.

Quiso cubrirla.

“Me alegra que… seas feliz.” Asintió para sí misma, como tomando valor. “En serio. Eras mi
amigo y— Nunca te quise como algo más y lamento toda la confusión pero… creo que ambos
crecimos y—”

Sí, ambos habían crecido y habían pasado por muchas cosas, Bum reconocía su error, sabía que
había hecho mal al asumir y luego al demandar algo por lo que no tenía derecho.

“Disculpa por todo lo que te hice pasar.” Dijo, sinceramente. Tomó algo de su bebida, el sabor
dulzón le refrescó la garganta.

“Realmente necesitaba escuchar eso.” Sonrió, como hace muchos años no lo hacía. Bum le
respondió. “Lamento no haber leído tus cartas y por haberte gritado.”

Bum asintió.

Volteó a ver al alfa, lucía algo intimidada ante la mirada de Sangwoo. “¿Y hace cuanto están
juntos?”

“Unos meses.” Respondió el alfa, notó que Bum ya había terminado la bebida y se puso de pie.
“Bum, se nos hace tarde.”

El omega le siguió. “Ah, sí.”

“Oh, ¿van de compras?” Preguntó ella, amablemente.

Volvió a sonrojarse. “Sí— ah…”

“Cosas para su nido, su celo se acerca.”

No se atrevió a levantar la mirada del piso.

“¿Nido? Pensé que eras un beta.” Como yo, pudo entender el omega entre líneas.

“No.”

La conversación se había tornado incómoda, pero ninguno se atrevió a terminarla y tuvo que ser el
alfa quien lo hiciera. “Despídete Bum.”

“Eh, adiós.” Añadió. “Y gracias.”

Sólo habían caminado unos pasos cuando Bum pudo escuchar claramente lo que decían sus
amigas betas.

“¿Ese era tu acosador?”

“Pero si está con Oh Sangwoo.”

“¿Ese es Oh Sangwoo? Rayos. ”

“¿Cómo puede estar con alguien como él? ¿Acaso no sabe todo lo que te hizo?”

“Shhh, chicas. Creo que nos escucharon.”

“Debe ser buenísimo en la cama”

Bum se había quedado muy quieto.

“¿Qué? Es feo y raro. Debe ser lo único que—”

Quiso llorar.

¿Dónde estaba—?

Pero Sangwoo ya estaba dándose la vuelta, y sólo le dijo. “Espera aquí.”

“Sangwoo…”

El alfa caminó hacia el grupo de betas y dio un puñetazo a la mesa, haciendo que las bebidas
sobre ella cayeran y mojaran a las muchachas, que de un salto se alejaron, pero no se atrevieron a
reclamarle nada. Se dirigió a ella.

“No me importa tu historia con mi omega, pero controla a tus amigas.” Escuchó Bum, los ojos de
Sangwoo y sus facciones eran gélidas, y la beta sólo asintió, tenía una posición de defensa. Sus
amigas retrocedieron. Estaba usando su voz alfa. Era tal el efecto de Sangwoo que algunos de los
alfas que estaban alrededor se petrificaron al escucharlo. “Si las veo cerca de Bum, las
despedazaré hasta que nadie pueda reconocerlas.”

Y volvió hacia Bum, tomándolo de la mano y caminando fuera de ahí.

El omega sólo pudo entender entre los murmullos una sola pregunta.

“¿Qué le pasa?”

Y aunque él tampoco entendía la reacción de Sangwoo, no pudo evitar apretar la mano del alfa en
agradecimiento.

“¿Vas a salir?”

Sangwoo se había cambiado de ropa y estaba en la puerta, su juego de llaves en sus manos. “Te
dije que sí. Voy a la universidad, saco un libro y regreso.”

“A-ah.”

El alfa sonrió de buena gana, se acercó a Bum y le dio un rápido beso en los labios, alejándose
cuando éste quiso profundizarlo. “Cualquier cosa, llámame al celular.”

Salió de la casa, Bum lo siguió con la mirada por la ventana hasta que vio desaparecer el carro por
la calle.

Se levantó y caminó hacia la cocina, aún si Sangwoo se tardaba poco quería tener la cena lista
para cuando regresara. Después de todo, a veces el alfa regresaba tarde sin decirle nada.

¿Debía hablar con Sangwoo sobre lo que había pasado en el centro comercial?

Sin duda el alfa le preguntaría si quisiera saber.

No sabía qué pensaría de él si se lo contara.

¿Seguiría queriendo intentar? ¿O esa sería la gota que derramaría el vaso?

No quería perder a Sangwoo, no por algo que había pasado muchos años atrás.

Tampoco entendía su comportamiento, entendía que parte de eso era por el celo que se acercaba,
pero Sangwoo no parecía nublado por sus instintos. ¿De verdad quería a Bum a su lado? ¿Podía
confiar en lo que sentía?

Aún si Sangwoo hablaba con la verdad, no quitaba que sus sentimientos cambiaran y se aburriera
de Bum algún día. Y lo entendía, era la razón por la que no tenía amigos. La gente no gustaba de
él y tarde o temprano el alfa compartiría ese sentimiento.

Bum sólo debía cometer un error…

Sólo—

Escuchó ruidos desde la puerta principal, y vio al alfa entrar por ella con unas cajas en sus manos.
Se quitó la casaca y los zapatos, dejándolos en el perchero y piso, y al verlo en la cocina se acercó.
Dejó las cajas en la mesa, se sentó y las abrió.

“¿Qué es eso?”

Eran pastelillos de varios colores y tamaños, Bum siempre prefería los bocaditos salados pero no
pudo evitar que la boca se le hiciera agua al verlos.

“Pruébalos, te gustarán.” Aseguró el alfa.

Pero antes que pudiera hacerlo, sintió un temblor recorrerle la columna, signo de que sus
feromonas estaban saliéndose de control.

Levantó la mirada, tratando de advertir al alfa, ¿de qué?, pero Sangwoo seguía arreglando las
cajas y ofreciéndoselas al omega.

“Sangwoo—” Gimió.

Podía sentir sus piernas vibrar.

Su respiración se agitaba.

Necesitaba—

Alfa.
Alfa.

“Mmm, sí, ya te olí.” Dijo, dejando los pastelillos a un lado.


Bum sentía que iba a morir si no lo tocaba pronto.

Tomó al omega de la cintura y sin mayor esfuerzo lo sentó en su regazo, cara a cara.

Se movió, apoyándose en los brazos del alfa, intentando acomodarse, pero su temperatura se elevó
al sentir la erección de Sangwoo en su trasero.

Mordió sus labios.

Quería…

“¡A-ah!” Comenzó a hacer un movimiento de vaivén, inexperto y sin ningún tipo de coordinación,
parecía perdido en el placer que sentir el bulto duro debajo le producía. “Más, más—”

Sangwoo gruñó, presionando con más fuerza el agarre sobre su cintura, y bajó lentamente las
manos hasta llegar a sus nalgas, apretándolas casi dolorosamente. Bum tiró la cabeza hacia atrás,
podía sentir al alfa tan cerca de él, tan cerca de donde realmente lo quería.

“Mierda—” El alfa comenzó un ritmo con sus manos, subiendo y bajando al omega, frotando su
miembro duro entre el espacio de su trasero. Bum podía sentir líquido lubricante salir por su
entrada, pero estaba perdido, acercó a Sangwoo usando sus brazos y lo llevó hasta su mordida,
gimiendo sobre su oído.

“Por favor, ah, Sang—”

El alfa comenzó a jadear, acelerando el movimiento a uno casi brutal. Bum lo besó y trató de
seguirle el paso, pero finalmente sólo pudo gemir y lloriquear en su boca.

Quiere a Sangwoo dentro de él tanto que está dispuesto a rogar y suplicar—

Se corrió, fue un orgasmo largo que le hizo contraerse y temblar encima del otro hasta
derrumbarse contra él.

El alfa siguió moviéndose, usándolo para que ejerza fricción contra su pene hinchado. Bum tuvo
el vago pensamiento de que estarían así toda la noche, y no le importaría si así fuera, cuando el
alfa le rodeó la cintura con ambos brazos, empujándolo con toda su fuerza hacia abajo,
eyaculando finalmente.

“Ah-ah…”

Apenas y tuvo tiempo para levantarse, cuando Sangwoo lo cargó y lo llevó hacia su dormitorio,
cerrando la puerta de una patada.

Desnudó a Bum y arrojó su ropa a un lado, para luego hacer lo mismo. Bum seguía algo
desorientado y el contacto con la cama lo había relajado, hasta que el alfa lo cubrió con las
sábanas y se echó a su lado.

Recordó que quería hablar con él de algo, pero no sabía cómo comenzar. No quería tener esa
conversación en primer lugar pero tampoco quería ocultarle nada.

“Eh, ¿qué pasa ahora?” Preguntó Sangwoo, apretando su mano y leyendo su incomodidad.

“No quiero que pienses mal de mí.”

Que me odies...

Me mataría.
Me mataría.

El alfa sonrió, acercándose para besar levemente sus dedos. “Ya sabía que eras un acosador.”

Tragó. No, eso era muy diferente a ser un acosador, le había hecho daño a alguien y había una
orden de restricción que lo podía comprobar. Sintió las lagrimas acumularse en sus ojos, no había
manera que pudiera merecer al alfa, no después de que supiera lo que había pasado. “Sangwoo…”

“Ah, ¿otra vez? Nunca he visto a nadie llorar tanto como tú.” Limpió las lágrimas de las mejillas
de Bum con sus pulgares. “No me gusta.”

Se quedaron en silencio hasta que el omega pudo dejar de llorar, con cuidado el alfa habló. Sus
feromonas habían comenzado a tranquilizar a Bum.

“¿Quién era?” Preguntó.

Bum cerró los ojos. “Una beta de mi colegio, era mi amiga y... Me enamoré de ella.”

Sangwoo asintió, instándole a que siguiera con la historia.

“Puso una orden contra mí, no podía acercarme a ella.” Recordar todo eso era tan embarazoso, no
podía creer que se lo estaba diciendo a Sangwoo voluntariamente. “Su madre gritaba.”

Sintió al alfa acercarse más, aún no había soltado su mano. Bum pensó que esa debía ser una
buena señal. “¿Sabía sobre tu tío?”

“Sí, pero yo no se lo dije.” Ese detalle lo había pensado muchas veces, pero como nunca se lo
había preguntado a la beta, no supo como esta se había enterado. Recordaba que una vez le quitó
el polo y vio su torso desnudo pero ahí ella ya sabía la causa de sus heridas. “Creo que lo notó por
su cuenta. Nunca hablé sobre eso.”

Suspiró, volvió a cerrar los ojos.

“Creí que ella me amaba, que estábamos juntos.” Ella nunca había dicho que lo estaban, él había
asumido que así era. “Se lo dije a otros, ella se molesto. Me gritó y—”

Y tengo tanto miedo que tú hagas lo mismo, que des por terminado lo que sea que tengamos o
que yo diga algo que te haga enfurecer y pienses que ya no valgo la pena. Que me digas que
debería morir por ser un fenómeno, que ya no soportes verme y pongas una orden de restri—

“Bum.”

Abrió los ojos.

“Estás asustado.” Dijo, apretando su mano. “¿De qué?”

¿Cómo explicarlo?

¿Cómo decirlo sin sonar como un demente?

“¿Crees que haré lo mismo?”

Lentamente, asintió.

Por favor, por favor déjame quedarme contigo.

No me odies.
“Te dije que te quedaras conmigo.” Dijo el alfa, rodeándolo con sus brazos y emitiendo más
feromonas para calmarlo, besando su frente un par de veces. “¿No es suficiente?”

Si, tenía razón.

Era suficiente.

¿Cómo había podido dudar de el?

“Lo siento Sangwoo…” Quiso llorar, pero el alfa solo lo abrazó más fuerte.

“No se como será de ahora en adelante. Lo único que puedo prometerte es que todo lo que te diga
aquí, en esta casa, es verdad.”

Estaba tan agradecido con el alfa, era tan feliz.

“No te quiero hacer daño, Bum.” Y añadió, divertido, mordiéndole el lóbulo de la oreja y
causando que el omega soltara un gemido. “Al menos, no así.”

Y lo besó, no fue un beso suave, fue un beso posesivo, le apretó la mandíbula para que abriera la
boca y forzó su lengua dentro, pasándola por cada rincón y sometiendo a Bum a su antojo.

No pudo evitar sentir nuevamente aquel temblor que acompañaba a sus feromonas fuera de
control, no pudo evitar que llamaran al alfa, atrayéndolo hacia su aroma.

“Sangwoo.” Gimió.

El alfa rió. “Mm, ¿sólo con un beso te has puesto así?”

Bajó las manos hacia la entrepierna del alfa, encontrándolo medio erecto. El peso de su miembro
en sus manos le hizo salivar. “Sangwoo, déjame…”

“No.” Ordenó, usando su voz alfa.

Bum sintió una nueva ola de placer recorrer su cuerpo.

Con fuerza, Sangwoo lo tomó y lo subió en cuatro sobre él, haciendo que se apoye sobre sus
brazos. Bum ya estaba preparando su entrada con sus dedos para recibir al alfa, cuando éste volvió
a hablar.

“Date la vuelta.”

No entendía, pero le hizo caso y quedó frente al enorme miembro del alfa, estaba completamente
erecto.

Al darse la vuelta, tratando de entender la posición y lo que quería el alfa de él, casi se corre al ver
a Sangwoo recoger con un dedo parte del brillante flujo que caía por el interior de su pierna, y
llevárselo a la boca. Lo escuchó gemir de placer.

No había escuchado a Sangwoo gemir antes.

Sintió al alfa separar sus nalgas con las manos y volvió a lamer con su lengua el arrugado y
húmedo agujero. Parecía que lo estaba saboreando

Los dedos de Sangwoo se unieron a su lengua, y entraron sin resistencia alguna en el interior del
omega que sentía perder la razón con cada roce.
"¡Ah, Sangwoo!"

El alfa siguió lamiendo, rodeándolo una y otra vez, hasta que Bum comenzó a temblar encima de
él, su entrada abriéndose y cerrándose, rogando por ser tocado.

Se tumbó sobre el alfa, cayendo sobre su miembro y sin pensarlo lamió y succionó lo que podía,
con poca coordinación y el cerebro nublado por la lengua del alfa.

Estaba muy cerca, tan cerca que apenas y se podía contener, giró hasta poder enterrar dos dedos
dentro de sí, al mismo tiempo que tomaba el pene de Sangwoo y trataba de metérselo lo más que
pudiera en la boca. Sangwoo gruñó, sin quitar la mirada de esa nueva vista, pasando su lengua por
entre los dedos de Bum, justo en el lugar donde desaparecían en su entrada, tratando de adentrarse
entre ellos.

El omega gritó, arqueándose.

A los pocos segundos el alfa le siguió, corriéndose sobre el rostro de Bum.

Sólo podían escucharse sus jadeos por varios minutos, hasta que fue el alfa quien movió a su
compañero y tomó una prenda para limpiarlo, acomodándolo sobre sí.

Bum cerró los ojos con una sonrisa, se movió, buscando la mejor posición en el pecho del alfa y
estaba por quedarse dormido cuando volvió a escucharlo.

“Quédate aquí.” Dijo, el suave roce de las manos del alfa sobre su hombro lo arrullaba. “Trae todo
lo que tengas por la mañana.”

¿Qué?

¿Acaso… estaba entendiendo bien?

“¿Aquí?” Pregunto, desconcertado.

“Sí.” Respondió el alfa, para luego añadir con tono de sorna. “Te haré un espacio en el clóset,
para que guardes las cuatro cosas que tienes.”

Era tan feliz.

“Sangwoo…” Comenzó, nuevamente las lágrimas asomaron por sus ojos.

“Ah, no llores.” Bum hizo lo posible por calmarse, no quería arruinar ese momento, el alfa había
sido tan bueno con el. “Me gusta dormir contigo.” Confesó Sangwoo.

“¿Y la sala?”

“La usaremos como sala.”

Volteó a Bum con facilidad y lo abrazo por atrás, hundiendo su rostro en el cabello del omega.

“Hueles tan bien.” Dijo, con voz ronca. “Quisiera poder morderte otra vez.”

Bum sonrió, apretando la mano que rodeaba su cuerpo.

Soy tan feliz.

Cerró los ojos.


Me pregunto cuánto durará esta vez.

3 días.

Chapter End Notes

Otro fantasma del pasado aparece, pero a diferencia del tío sí quería que esto se
resolviera de la mejor manera.

En noticias más relevantes, Seungbae en serio necesita una vida fuera de la


universidad xD

♥♥ Gracias por los comentarios y kudos ♥♥

Créditos del hermoso fanart inspirado en este capítulo a Karla Magan K. (ノ◕ヮ
◕)ノ*:・゚✧
Chapter 13
Chapter Notes

See the end of the chapter for notes

3 días.

Tener una relación con Bum resultó ser mucho más fácil de lo que había pensando originalmente.

Antes de conocer al omega creía que tendría que renunciar a muchas cosas al comenzar a salir
seriamente con alguien, entre ellas el control sobre su vida. No estaba dispuesto a hacer algo así
por nadie. Veía a cualquier pareja como parásitos, y así había visto a Bum también. No planeó
morderlo, no planeó que se mudara a su casa y tampoco planeó que formara parte de su vida.

Pero después de unos días de estar en una relación con Bum se dio cuenta que eso no era
necesario, no tenía que renunciar a sí mismo por él. No tenía que hacer nada que no quisiera.
Hasta ese momento sólo había hecho cosas porque quería hacerlas. Si le daba la gana de dormir
con Bum, dormía con él. Si quería follárselo, también.

Si quería cuidarlo, lo hacía. No era ningún secreto para nadie que disfrutaba de someter y
humillar, así que defender a Bum le daba mucha satisfacción. Amó ver los rostros de esas betas,
aterradas de miedo y rojas de impotencia y vergüenza al ver a un omega como Bum, alguien a
quien habían ridiculizado y considerado inferior, al lado de un alfa con estatus mayor que el que
ellas pudieran soñar. Hubiese querido quedarse a humillarlas más, pero Bum tenía prioridad sobre
ellas.

Lo mejor de todo era que Bum lo amaba, hiciera lo que quisiera.

Aunque le gustaba dejarle ciertas decisiones al omega, después de todo, era una relación. No
quería un títere, pero tampoco quería un titiritero.

El destino de su tío había sido una de ellas. Si Bum quería, podía ir a matarlo. Una opción que le
agradaba mucho más que el dejarlo libre, pero el omega aún no sabía qué hacer sobre ese tema y
no había querido hablar más de eso. Así que Sangwoo lo dejó pasar.

Era consciente que había hecho muchas cosas por Bum, cosas que nunca había hecho ni haría por
nadie más, y creía que eso era suficiente para que el omega supiera cuánto significaba para él.

Alguien como Bum necesitaba que se lo recordara todos los días.

Observó con ojo crítico el nido que habían estado armando por horas. Había sido un trabajo árduo
y en un momento, durante la tarde, Sangwoo pensó en mandar todo al demonio y pasar el celo de
Bum en el sillón, pero luego recordó que era el primer celo en pareja que tenían y sería mejor
hacerlo apropiadamente.

Ya habrían otros celos que podrían pasarlos en el sillón.

“Hubiese preferido que fuese mas grande.”

El nido apenas y podría con ambos. En la tienda no habían estado seguros de cuánto tenían que
comprar, así que pensaron que había sido suficiente. Se veía muy cómodo, tal y como el tutorial
había indicado, lleno de cosas que harían a Bum sentirse seguro. Es decir, almohadones, sábanas,
frazadas suaves y ropa de Sangwoo.
Bum parecía estar dispuesto a caer dormido en el nido de una vez, lucía muy cansado. Sangwoo
decidió que era trabajo suficiente por un día.

“No importa ya, aún tenemos tiempo.” Se levantó del piso. “Iremos mañana y compraremos lo
que haga falta.”

El omega asintió, tallándose un ojo.

“¿Qué te parece?”

Nuevamente hizo un gesto de afirmación con la cabeza, que fue interrumpido cuando trató, y
falló, de reprimir un bostezo.

“Bum, ¿te gusta?” Preguntó nuevamente, algo exasperado.

“Sí, sí.” Respondió finalmente, haciendo un esfuerzo por sonreír. Sabía que a Sangwoo le gustaba
que lo hiciera. “Gracias, Sangwoo.”

Movieron la cama de tal forma que hacía más grande el nido, y arrojando unas cuantas prendas
más, Sangwoo dio por terminado su trabajo. Bum siguió tratando de evitar que su cansancio se
notase demasiado, pero seguía fallando.

Sangwoo se acercó al omega, tratando de recordar qué más faltaba.

“¿Tienes tus pastillas?”

“Aquí.” Respondió Bum, dándole las tabletas con prisa.

“Las necesitamos cerca, por si acaso.” Dijo, dejándolas a un lado de la cama, en un pequeño
maletín que les habían obsequiado en la tienda.

Habían llegado de la universidad unas horas antes, Sangwoo no se quedó a estudiar en el campus
porque le había dicho a Bum que prefería hacerlo en casa. Evitó mencionar que era porque apenas
y podía estar lejos del omega sin distraerse.

Repasó sus notas y libros en el sótano, y cuando terminó, dos horas después, y fue hacia la sala, se
dio cuenta que no habían abierto las bolsas con lo que habían comprado para el nido.

Tomó su celular y buscó rápidamente un tutorial, vio que el video con más vistas era de casi una
hora, y supo que tomaría bastante tiempo terminar. Así que fue a buscar a Bum.

Lo encontró en la lavandería, doblando la ropa limpia. Se acercó. “Tenemos que armar el nido
ahora.”

“A-ah…”

Faltaba todavía unas cuantas prendas por doblar, así que Sangwoo lo ayudó para terminar más
rápido. No sabía mucho de nidos, puesto que sólo había escuchado de ellos en la clase de omegas
que tuvo que llevar como parte de su educación como alfa en el colegio, pero lo que podía
recordar era que los omegas armaban sus nidos en el lugar que consideraban más cómodo y
seguro. Bum no había dicho qué lugar era ese así que tenía que preguntar. “¿Dónde?”

El omega se jaló las mangas y bajó la cabeza, indeciso.

“Yo…”

Con cuidado, Sangwoo dejó la ropa que tenía en las manos dentro del cesto, con lo que Bum ya
Con cuidado, Sangwoo dejó la ropa que tenía en las manos dentro del cesto, con lo que Bum ya
había doblado.

“Bum, ¿dónde lo armamos?” Preguntó, perdiendo la paciencia. Faltaban 3 días para el celo del
omega y el nido debían haberlo hecho mucho antes, no podían perder más tiempo.

Vio cómo Bum se mordía los labios, seguramente pensando en el lugar. Para Sangwoo era obvio
donde debía ser, pero esa decisión, como la de qué hacer con su tío, le correspondía únicamente al
omega.

Le mostró su celular, el video del tutorial se veía en la pantalla. “El tutorial dice que debe ser
donde te sientas más seguro y cómodo.”

Los ojos de Bum se fijaron en la puerta de la cocina, y luego en Sangwoo. Murmuró algo en voz
muy baja, el alfa tuvo que ladear la cabeza para escucharlo mejor.

“¿Mi cuarto?” Dijo, al entender lo que decía. Bum asintió débilmente. “¿Quieres que lo hagamos
ahí?”

“S-sí.”

No pudo evitar mostrar su felicidad al escucharlo decir eso, había querido que el omega eligiera su
cuarto y así lo había hecho. Tomó su rostro entre sus manos, y le dio un pequeño beso en la
mejilla para luego dedicarle una sonrisa.

“De acuerdo.”

Y así trabajaron por horas, ordenando los almohadones y demás cosas de tal manera que Bum
sintiera que estaba bien. Muchas veces su aroma decía lo que él no, como cuando la esquina que
habían escogido no se sentía bien o que una de las sábanas debía ir al otro lado. Para Sangwoo
todo se veía igual, no era como si el omega fuese a dormir mucho durante esos días, pero ese tipo
de cosas eran importantes en un vínculo y era un sacrificio que estaba dispuesto a hacer por Bum.
Así que movió las cosas como éste quisiera.

Con el nido listo, tenían un par de horas para distraerse. A diferencia de Bum, Sangwoo no se
sentía cansado en lo absoluto, así que apagó las luces de su dormitorio y caminó hacia la sala,
seguido por el omega.

Desde que Bum se mudó a su dormitorio, ninguno había pisado la sala. No era como si el alfa
viera mucha televisión, prefería usar el internet. Y el omega no estaba acostumbrado siquiera a
tener una. Antes de vivir con Sangwoo ganaba lo suficiente como para pagar el alquiler del cuarto
que tenía y comer, no había manera que pudiese costear lo que un televisor costaba.

“Bum, ven.” Llamó, sentándose en el sillón que antes había sido la cama del omega. Bum se
acercó tímidamente, y al ver que Sangwoo encendía el televisor lo miró como si hasta ese
momento no se le hubiera ocurrido que el aparato funcionara.

Dio unos golpes leves al espacio a su lado.

“Veamos una película.”

A Sangwoo le daba mucha curiosidad explorar su relación, tenían relaciones diariamente así que
la parte sexual estaba cubierta. Pero también quería experimentar el lado doméstico y simple, que
aunque a primera vista fuera patético y aburrido, le sorprendió lo relajante que en realidad era.
Podía bajar sus defensas porque Bum no presentaba ningún peligro.

Esperó a que Bum se cambiara de ropa por la que usaba antes de dormir y cuando el omega
regresó lo acomodó de tal forma que se apoyara en su hombro y estuviera sentado casi sobre su
regazo. Estaba dando una película de acción, Sangwoo le tomaba muy poca atención a la trama.
Bum bostezó por cuarta vez.

“La próxima vez te dejaré escoger.” Dijo, abrazando al omega para evitar que cayera, pues se
quedaba dormido por ratos.

No supo qué fue lo que lo hizo dormir; el sonido, las imágenes, la oscuridad, lo cómodo del sillón,
Bum dormido en su hombro, pero en un momento estaba tratando de encontrarle sentido a la
película que estaban viendo y en otro se estaba despertando con el sonido de estática de fondo,
una mano acariciando su mejilla y el rostro de Bum muy cerca al suyo.

“Sangwoo…” Dijo el omega, en un susurro. Sus ojos brillaban y lo miraba embobado.

“¿Mm?”

Bum no respondió y siguió acariciándolo. Sangwoo no lo detuvo, sólo cerró los ojos y se apoyó
en el respaldar del sillón, incapaz de seguir viendo el amor escrito en sus pupilas iluminadas por la
luz del televisor.

“No vas a confesarte otra vez, ¿no?” Dijo, con tono burlón. “Dos veces fueron suficientes.”

Sintió al omega mover la mano que estaba sobre su rostro.

“No.”

El alfa rió. “Mentiroso.” Abrió los ojos y tomó la mano de Bum de la muñeca, evitando que la
retirara por completo. El omega se había sonrojado y miraba con ojos brillantes la mano que
Sangwoo tenía presa. “Tienes toda la cara de querer hacerlo.”

Dejó la palma de Bum sobre el sitio que había estado y nuevamente cerró los ojos, inclinando la
cabeza para apoyarse en el sillón.

“Si quieres decirlo, dilo.”

El omega no necesitó más incentivo. Volvió a acariciar el rostro de Sangwoo, casi reverentemente,
y en un tono firme, dijo. “Te amo.”

“Lo sé.” Respondió Sangwoo, oliendo el cambio en el aroma de Bum y disfrutando cada segundo
del momento.

“Te amo.” Repitió, acercándose aún más.

“Dilo cuantas veces quieras.”

“Te amo.”

No lo besó, aunque al alfa no le hubiera molestado que lo hiciera, pero sí se apoyó en su pecho y
se quedó profundamente dormido repitiendo aquellas dos palabras.

Debía ser por el celo que estaba tan cansado, había estado tomando las pastillas que la doctora le
dio y comía más que antes. Su cuerpo estaba preparándose para la semana que se venía.

“Bum.”

Lo movió un poco.
“Bum, despierta.”

El omega abrió los ojos, aunque quiso cerrarlos nuevamente al segundo de hacerlo. Sangwoo
aprovechó para ponerse de pie, dejando al omega lejos de su calor corporal.

“No te voy a cargar, camina.”

Con pesadez el omega se levantó y lo siguió hasta el dormitorio, para luego sentarse a un lado del
nido, haciendo esfuerzos visibles por no caer dormido.

De repente fue como si todo el sueño lo dejara. Miró el nido, pensativo, y su semblante cambió.
Sangwoo, que lo había observado durante todo ese tiempo, pudo entender porqué.

“¿Sigues pensando en esa beta? ¿En lo que sus amigas dijeron?” Dijo, quitándose los pantalones y
la polera. Tomó un polo que estaba en su lado del armario y se lo puso.

Bum se había quedado viéndolo, como era costumbre cuando se cambiaba de ropa.

“Lo puedo oler.” Explicó, haciendo al omega a un lado para sentarse en el nido.

Bum prefería usar el baño para cambiarse, por alguna razón no le gustaba hacerlo delante de
Sangwoo, y estaba listo para dormir. La mayoría de la ropa que tenía estaba gastada y parecía ser
dos tallas más grandes. Con excepción de un par de cosas que lucían nuevas, todo merecía ir a la
basura. Se lo diría al omega cuando su celo pasara.

“¿Por qué no puedo olerte así?” Preguntó. Sangwoo sabía muy bien porqué pero no se lo diría.
No sólo era el hecho que Bum haya sido un omega sólo por unos cuantos meses y no estuviera
acostumbrado a interpretar aromas, también tenía que ver que el alfa poseía mayor control sobre su
aroma comparado con otros, evitando que sus emociones fuesen fáciles de interpretar. Era muy
difícil leer a Sangwoo en la vida diaria, lo que le había permitido ganarse el favor de otros alfas. Si
supieran que los odiaba a todos, nadie hubiera confiado en él.

Sólo en ocasiones como en retos o cuando sus instintos se hacían cargo (ya sea por decisión
propia o por pérdida de control sobre ellos), se podía leer su actitud perfectamente.

Bum sólo había podido olerlo un par de veces, pero su aroma era confuso y el omega no entendía
porqué su olor parecía decir una cosa diferente a lo que el alfa hacía o decía. Al principio había
estado tan seguro de lo que interpretaba, pero con el tiempo se dio cuenta que los instintos de
Sangwoo y lo que realmente quería eran dos cosas muy diferentes.

“Es práctica.” Respondió finalmente, empujando al omega levemente con su hombro. “Puedo oler
que estás preocupado pero no porqué.”

Era cierto, a diferencia de él, Bum era muy fácil de leer. Sus sentimientos estaban a flor de piel,
pero era extenuante, para alguien como el alfa, hacerlo. El omega muchas veces expresaba
sentimientos contradictorios y en gran variedad, incluso cambiaban radicalmente al minuto.
Muchas veces se sintió abrumado con sólo olerlo, prefiriendo distraer al omega antes de lidiar con
lo que sea que estaba pasando por su cabeza.

¿Cómo alguien podía sentir tanto? Era como un permanente dolor de cabeza.

Bum sonrió, su aroma era suave y no pesado como en las ocasiones en las que se encontraba bajo
gran estrés. “Antes… cuando llegué, ¿lo podías hacer?”

“Sí.” Podía hacerlo, sí. En ocasiones lo hizo por casualidad. Pero en ese entonces no quería
entender a Bum, su aroma sólo le recordaba que estaba atado a alguien. Además que la mordida
mejoraba esa capacidad y lo que menos quería el alfa era conocer a su pareja. No le importaba
hacerlo, no había necesidad cuando todo lo que quería era que se fuera de su vida. Se encogió de
hombros. “Supongo. El vínculo hace este tipo de cosas.”

Recordó aquella vez que sintió el dolor de Bum en el centro comercial, estaba casi seguro que el
omega había estado ahí, pero aún no entendía la razón por la que había estado sufriendo.

De todas maneras, no era de gran importancia. Podía esperar.

Vio a Bum jugar con sus dedos a su lado, algo que hacía cuando estaba particularmente nervioso.
Su aroma se había tornado ligeramente agrio, el alfa estaba seguro que pensaba en esos primeros
meses de convivencia.

“Pero antes… no me importaba entender.” Añadió, después de unos minutos en completo


silencio.

Otra cosa que le sorprendió de su nueva dinámica con Bum era que no le molestaba en absoluto
hacerse cargo del omega. Pensó que se hartaría de alguien dependiente y necesitado como Bum,
pero al contrario, le gustaba mucho. Se sentía superior al saber que Bum no podía funcionar sin él.

“Ahora…” Dijo, acomodando al omega por debajo de las sábanas, ayudándolo a que encontrase
una posición que le gustase en el nido, para luego echarse a su lado. “Todo es diferente.”

No había vuelto a soñar con su madre desde que Bum comenzó a dormir ahí. No había vuelto a
escucharla llamarlo entre gritos desesperados, furiosa, insultándolo para que soltase a su padre. No
se había despertado en medio de la noche creyendo oír sus golpes en la puerta.

Se volteó, hundiendo la cabeza en la almohada debajo de Bum. Lo escuchó bostezar a su lado, sin
tratar de esconder lo cansado que estaba.

Las sábanas y almohadones alrededor ofrecían un tipo de calor y comodidad que una cama regular
no. Incluso Sangwoo, que no estaba tan cansado como el omega, no pudo evitar dejarse llevar por
el sueño.

El nido era realmente cómodo.

“Estoy tratando, Bum.” Agregó, con los ojos cerrados y en voz baja.

“Lo sé.” Dijo el omega, su aroma nuevamente dulce, sin el tinte agrio de unos minutos atrás.
Parecía estar a punto de quedarse dormido. “Gracias.”

Sangwoo sonrió.

Sí, definitivamente todo estaba yendo mucho mejor de lo que había pensado inicialmente.

Se había despertado sintiéndose extraño.

No era molestia, pensó mientras acostumbraba sus ojos a la luz del día. Sintió a Sangwoo, a su
lado, moverse un poco, pero aún así tenía un brazo alrededor del cuerpo del omega. Se sentía
cansado, como si cada extremidad le pesara mucho y le faltaran fuerzas para moverse.

También sentía que su temperatura se había elevado, estaba como afiebrado.

Escuchó el sonido del despertador y a Sangwoo ponerse de pie a apagarlo.


“Bum, levántate.”

Se dio la vuelta, cubriéndose con las suaves sábanas que habían comprado juntos.

Quería quedarse ahí todo el día, no quería dejar la casa para salir a la universidad. Tampoco quería
que Sangwoo se fuera de su lado.

“De una vez, no quiero llegar tarde.” Volvió a decir el alfa, alistándose para salir.

No respondió.

Después de un rato sintió a alguien arrodillarse y poner una mano sobre su frente.

“Estás algo caliente.” Dijo el alfa. Bum se levantó, sentándose en el nido y tallando sus ojos.

“No me siento bien.”

“¿Estás enfermo?”

Negó con la cabeza. No se sentía enfermo, sólo… pesado. “No.”

“Vamos, debe ser tu celo. Faltan un par de días aún.” Lo ayudó a levantarse y lo llevó hasta el
baño. “De regreso podrás dormir todo lo que quieras. Hoy tengo un examen importante.”

Quizá Sangwoo tenía razón y sólo era algo relacionado con su celo, lo más probable es que se
sintiera mejor con el pasar de las horas. Se lavó y cambió de ropa, preparándose para otro día en la
universidad y esperando que el alfa tuviera razón.

No fue así.

Se hizo evidente que lo que sea que le estaba pasando sólo empeoraría, pero tampoco se sentía
enfermo, no como para ir al centro médico. Se quedó en el salón, haciendo su mejor esfuerzo por
entender la clase y anotar lo que decía el profesor.

Hasta que, unos minutos antes que terminara la hora, el tan familiar calor que anunciaba que sus
feromonas se estaban descontrolando lo invadió. Pidió permiso y salió corriendo con su mochila
en el hombro, hacia los baños omegas del cuarto piso. Eran los más cercanos y debían estar libres
a esa hora.

Entró a un cubículo, bajó sus pantalones como pudo y en el momento en el que iba a hacer lo
mismo con su ropa interior, escuchó la puerta abrirse y cerrarse con llave.

Se tensó, trató de vestirse nuevamente, y al no escuchar nada se asomó, con los pantalones
cayéndole por las rodillas.

“Mierda, Bum.” Dijo Sangwoo, con voz agitada. Parecía que hubiera corrido mucho, su aroma
inundó el baño y el omega, sin querer, comenzó a producir más feromonas al tener a su alfa cerca.

Sangwoo arrojó su mochila a un lado y avanzó hacia el omega, con aire depredador.

“Tuve que salir de clases.” Se quejó.

Bum sintió sus muslos mojarse con el fluido lubricante.

Vio a Sangwoo sonreír ampliamente, mostrando los dientes. Tragó. “Lo siento, Sangwoo.”

El alfa llegó frente a él y lo empujó dentro del cubículo, haciendo que Bum se tropezara con sus
pantalones y cayera sobre el inodoro. Se acercó hasta tocar las rodillas del omega con sus piernas.

“Sí.” Dijo lentamente, quitándose la polera. “Lo vas a sentir.”

De un jalón lo puso de pie, le sujetó con una mano la cadera y le dio la vuelta, haciendo que se
apoyara en la pared del cubículo. Bum bajó la cabeza, poniéndose tenso. La mano siguió hasta su
espalda y bajó a su trasero. El alfa lo agarró con fuerza y el omega apretó los dientes para contener
un gemido.

“Sangwoo…”

El alfa siguió manoseando su trasero, su piel estaba caliente y sintió estremecerse al contacto. El
omega comenzó a moverse, buscando restregarse con insistencia contra la entrepierna del alfa,
quien no pudo evitar que su miembro mostrase interés y el aroma que Bum emanaba no ayudaba.

“Espera.” Sangwoo lo tomó de la cintura, deteniendo cualquier movimiento por parte del omega.

Bum soltó más sonidos, moviéndose para poder bajar su ropa interior, gimiendo cuando la ropa
rozó su trasero y sensibles muslos.

El alfa tragó con dificultad, oliendo la esencia del omega.

Bajó la mirada.

Su entrada escurría líquido lubricante en gran cantidad.

Sintió al omega tomar una de sus manos y llevársela a la boca, lamiendo cuidadosamente cada uno
de sus dedos, dejando escapar pequeños gemidos cuando pasó su lengua entre ellos.

Al terminar, guió la mano del alfa hacia su entrada, ofreciéndose.

“A-ah…”

Sentir los dedos ensalivados de Sangwoo contra el calor en su entrada le hizo temblar y gemir de
placer. Arqueó su espalda y separó aún más sus piernas, facilitando la penetración.

El alfa comenzó a empujar dos de sus dedos dentro de Bum, doblándolos un poco para conseguir
estimular su próstata.

“¡Sangwoo!” Gimió, sintiendo al alfa deslizar un tercer dedo dentro de sí, siguiendo el ritmo de los
demás. Sus labios se separaron cuando el dedo medio de Sangwoo encontró su próstata.

Con cuidado, el alfa besó su hombro y continuó penetrándolo, procurando rozar su punto más
sensible, sintiendo como el líquido lubricante escurría sobre sus dedos.

No era suficiente, necesitaba a Sangwoo lo más cerca posible…

Lo necesitaba—

Sangwoo hizo una mueca, quitando sus dedos del omega y bajándose los pantalones.

“No puedo… creer…” Dijo, entre jadeos, forzando a Bum a juntar ambas piernas. “En la
universidad…”

El omega lo vio tomar su miembro con una mano y al sentirlo entrar en contacto con la cara
interna de sus muslos, se estremeció. Estaba tan cerca. Sangwoo soltó un gruñido ronco al
presionarse contra la piel de Bum, penetrando el espacio entre sus piernas. El suave y placentero
sonido que escuchó salir de los labios de Bum al hacerlo, le erizó la piel.

“¡Ah! ¡A-ah!” Bum empujó contra el alfa, tratando de acelerar la velocidad. Estaba perdido, sólo
podía sentir el pene de Sangwoo deslizándose entre las paredes de su piel, rozando contra su
propio miembro, incitando sus jadeos. El alfa se aferró a la cintura de Bum para fijar un ritmo
rápido, casi sacando por completo su miembro de entre sus piernas, pero nunca haciéndolo del
todo.

“No puedo esperar… para llenarte…” Dijo el alfa con fervor, empujando casi con agresividad
contra él, respirando agitadamente y escuchando los pequeños pero insistentes gemidos que
escapaban de Bum.

“¡Sí…! ¡Sangwoo!”

El alfa gruñó en respuesta, embistiendo con mayor fuerza contra él, sintiendo el sudor caer por su
frente debido al esfuerzo, al igual que la tensión en sus testículos al sentirse tan cerca de llegar al
orgasmo. El omega gimió y apretó las piernas involuntariamente, haciendo de la fricción entre
ambos miembros fuese mayor y que, tras un par de embestidas erráticas, ambos alcanzaran el
clímax. Sangwoo se corrió violentamente entre el calor de las piernas de Bum, haciendo escurrir
su semen por los muslos del omega y el omega lo hizo sobre el piso.

“Gracias…” Masculló el omega, sintiendo las últimas oleadas del orgasmo recorrer su cuerpo

“Sólo dos días más…” Escuchó decir al alfa.

Bajaron media hora después de la usual al comedor, compraron sus almuerzos y cuando
caminaron hacia su mesa notaron que no estaba disponible. La manada de Sangwoo, quizá
pensando que ambos ya no iban a almorzar ahí, estaban ocupando completamente la mesa. Reían
ruidosamente y comían con la boca abierta. A Bum le incomodaba verlos.

Al acercarse más pudo ver a esa alfa, Jieun, entre ellos. Reconoció a algunos de su manada
sentados en la mesa. ¿No estaba Sangwoo peleado con ella? Recordó que no, porque la última vez
que la vio fue en el centro comercial, junto a Sangwoo, riendo como buenos amigos.

¿Era entonces parte de la manada de Sangwoo?

Todos los alfas que pertenecían al grupo de Sangwoo tenían un olor al alfa que indicaba que éste
era su líder. Por lo que podía oler, ni Jieun ni los suyos olían a Sangwoo.

“Eh, ¿porqué se demo—?”

De repente todos se callaron. De hecho, a Bum le parecía que el comedor entero estaba en
silencio.

“¿En serio?” Preguntó finalmente Jieun, rodando los ojos y con un gesto de asco. “¿Aquí?”

“¿Qué? ¿Qué sucede?” Preguntó un alfa alto con ojos rojizos, sentado al lado del alfa grande que
había evitado que Bum fuese al baño la otra vez.“¿Por qué huele a—?”

Sexo.

Olían a sexo.

Sus orejas se encendieron y bajó la cabeza.

Todos podían olerlo.


Sangwoo gruñó, haciendo una señal para que se movieran y les dejasen asientos libres. De
inmediato varios alfas se levantaron. Ambos se sentaron y comenzaron a comer. “Cállense todos.”

Algunos alfas trataban de reprimir las sonrisas cómplices en sus rostros. Otros, como Donggyu,
trataron de fingir ignorancia y siguieron comiendo. Sungmin, el alfa con los ojos rojos, le hizo un
gesto con pulgares arriba a su líder, tirando toda sutileza por la ventana.

Jieun, sin embargo, sólo tomó de su bebida y dijo. “Eres un puerco.”

Después de almorzar con Sangwoo, y que éste lo dejara en su salón bajo la mirada enamorada de
otros omegas, Bum se sintió aún peor.

Su vista estaba perdiendo foco, tenía que concentrarse para entender lo escrito en la pizarra y por
momentos incluso se mareaba. Su temperatura se había elevado, no había duda de ello, y respiraba
con jadeos.

La ropa le sofocaba, se quitó la casaca para tratar de disminuir el calor interno, pero no funcionó.
Incluso se le cruzó por la mente quitarse el polo también.

Trató lo mejor posible de disimular su estado, pero sólo pudo hacerlo por una hora, porque cuando
el profesor estaba en medio de una explicación sobre el curso, Bum sintió algo escurrirse por sus
muslos. Algo que no había pasado hasta entonces sin estimulación de Sangwoo o propia.

Algunos omegas habían sentido el cambio en el aroma de Bum y se voltearon a mirarlo. De


inmediato las mejillas le ardieron de vergüenza.

Pero el sentimiento le duró poco porque alguien había tomado posesión de sus pensamientos.

Sangwoo.

Quería salir a buscarlo de inmediato.

Necesitaba hacerlo.

Ya.

Se puso de pie rápidamente, causando que la silla hiciera un sonido fuerte al chocar contra el
suelo, llamando la atención de todo el salón.

El profesor se le acercó, tenía el ceño fruncido, y con sólo verlo supo cuál era el problema.

No podía ser.

2 días.

Aún faltaban 2 días.

“Señor Yoon.” Dijo el viejo omega, haciendo que Bum levantase la mirada, sin reconocerlo. “Sus
pastillas.”

“Yo…”

Vio al profesor tomar su mochila y buscar entre los bolsillos. Encontró una tableta de las pastillas
anticonceptivas que le había dado la doctora, la única que llevaba a la universidad por si acaso.
Sacó una.
“Una botella de agua, rápido.” Escuchó decir. Luego sintió que alguien le ponía algo en la palma
de la mano. “Tome.”

Bum tragó la pastilla como pudo, con ayuda del omega mayor.

Con calma, pero en todo urgente, el profesor omega siguió. “Vaya a la enfermería. No se detenga
por nada, uno de ustedes que lo acompañe.”

Apenas y pudo percatarse de que alguien lo tomaba suavemente del brazo, y lo jalaba hacia la
salida del salón. Su mente sólo tenía al alfa en la cabeza.

“¿Sangwoo?” Preguntó. ¿Dónde estaba Sangwoo?

La persona que lo tenía de la mano sólo era un borrón a los ojos de Bum. “Sí, estamos yendo a
buscarlo.”

Caminaron tranquilamente por el pasillo principal, todo a su alrededor se veía turbio, como
cubierto por una neblina. El omega seguía sin reclamar a la persona que lo guiaba, pensando que
ésta lo estaba llevando con su alfa.

Caminaron hasta una esquina y…

Sintió a Sangwoo cerca.

“Sangwoo…” Volvió a llamar. El olor venía del lado derecho, pero la persona lo jalaba al lado
contrario. Hizo fuerza y gimió, emitiendo feromonas y llamando al alfa.

En un descuido la persona le soltó la mano y Bum aprovechó para correr desesperadamente hacia,
donde creía, estaba el salón de Sangwoo.

“¡Oye, espera!”

Sólo podía pensar en el alfa.

Necesitaba encontrarlo.

¿Dónde estaba?

¿Por qué no corría a su lado?

“¿Bum?” Escuchó. No sabía quién era, Su mente sólo registró que era alguien familiar.

Pero no era Sangwoo, así que ignoró los llamados.

“¿A dónde—?” Gritos. “¡Oh por dios!”

Alguien lo estaba siguiendo.

“¿Qué?” Preguntó otra voz, Bum se detuvo.

Esa voz… tenía que irse ya.

“¡Bum!”

Esa persona no quería que llegara con Sangwoo.

Quería separarlos.
“¿Por qué estamos corriendo?”

“¡BUM!”

Alguien lo había tomado por los hombros, evitando que pudiese avanzar. El aroma dulce de otro
omega no lo alivió, sino que lo puso aún más ansioso.

“No puedes ir por ahí…”

“Sangwoo…” Volvió a llamar, al borde de las lágrimas y respirando a grandes bocanadas.

Ju-hyun trató de calmarlo, pero la omega sabía que en esos momentos, al evitar que Bum saliera
corriendo a encontrarse con Sangwoo, Seungbae y ella eran una amenaza para la consumación de
su celo. Por lo tanto eran una amenaza para su relación.

Miró al beta, frunciendo el ceño para que no se atreviera a acercarse más.

Estaban muy cerca del salón de Sangwoo, y si éste los olía, saldría y mataría a Seungbae de
inmediato.

“Sí, sí. Sangwoo está ahí pero también otros 40 alfas más.” Dijo, emitiendo feromonas para
tranquilizarlo. Con suerte el omega la reconocería entre toda la nebulosa que debía ser su cerebro
o al menos no la vería como alguien que le quisiera hacer daño. “Si vas, los va a matar a todos por
sólo olerte.”

No lo dudaba. Todos ya corrían rumores sobre Sangwoo yendo diariamente a buscar a Bum a su
salón, cosa que hizo a Seungbae hablar por media hora sobre lo extra que era Sangwoo y cómo
eso era otra prueba de que el alfa era el demonio encarnado. Ju-hyun no tenía idea de cómo
aquella afirmación pudiese tener alguna lógica. Ningún alfa había hecho eso antes, no era
necesario para mantener una imagen de pareja ejemplar. Así que no entendía porqué Sangwoo lo
haría a menos que quisiera.

Para ella era una prueba más de que el alfa estaba mostrando signos de posesividad, algo que
aunque le desagradaba, era prueba de que el vínculo estaba fijo y estable.

Pero hacérselo entender a Seungbae fue imposible.

“Sangwoo…” Sintió el incremento de feromonas.

El salón de Sangwoo estaba al finalizar el pasillo, si lo olía...

“Mierda, lo está llamando.” Dijo, tomando a Bum de un brazo y llevándoselo al hombro. El


omega apenas y pesaba algo, aunque se notaba que estaba en buen estado de salud. “Vámonos,
ya.”

Seungbae caminaba delante de ellos, la omega dejó que los guiara, más preocupada por la persona
desorientada en sus brazos.

Al menos el rostro austero del beta espantaba a curiosos.

“Deberíamos llevarlo a la enfermería.” Dijo ella, levantando al omega para que éste se apoyara
mejor en su hombro. “Ellos lo llevarán a casa.”

Salieron al campus, cruzaron los parques rápidamente. Algunos omegas se les quedaron viendo
pero Ju-hyun los mandó al carajo y entre cuchicheos se alejaron.
Seungbae se detuvo.

Habían llegado al estacionamiento.

“Si se demoran podría volver a escaparse, y conociendo a Sangwoo eso sólo terminaría en
masacre.” Aclaró el beta, dándose la vuelta y sacando sus llaves. “Lo llevaremos nosotros.”

“¿Qué?”

En teoría, Seungbae tenía razón. Bum sólo tenía una cosa en mente, encontrar a su alfa. Conforme
su celo siguiera, se volvería más violento y buscaría a su pareja sin importar nada más. Podría,
incluso, hacerse daño. La enfermería lo podría contener, pero Ju-hyun no estaba segura si podrían
con un alfa excitado y con el poder de Sangwoo.

Pero llevarlo ellos mismos…

“Soy beta, no puedo olerlo. Sus feromonas no me afectan. Y tú eres omega, lo único que hace su
celo es volverte más maternal y protectora.” Rayos, tenía razón. “Vamos.”

Vieron un grupo de alfas acercarse mientras estaban caminando hacia el auto de Seungbae. La
omega cambió de posición de tal manera que Bum estuviese al otro lado y les dirigió una mirada
gélida.

Al llegar a unos metros de ellos, un par olió el aire y debió percatarse de que Bum tenía pareja
porque de inmediato todos se dieron la vuelta y se fueron corriendo de regreso al campus.

“No se atreverán a tocar al omega de Sangwoo.” Dijo Seungbae, abriéndole la puerta trasera a los
omegas.

Ju-hyun sacó una botella de agua de su bolso, y ayudó al omega a beber. “Bum, toma.”

El beta encendió el auto, mirando por el espejo para retroceder sin problemas.

“Necesita hidratarse, su temperatura está elevándose.” Dijo la omega cuando Seungbae le envió
una mirada cuestionando lo que hacía por el espejo retrovisor. “Necesita a Sangwoo.”

Según lo que le habían enseñado en la escuela sobre su propia biología, los omegas con pareja
necesitaban a su alfa, de lo contrario los celos eran muy dolorosos. Era la razón por la cual
aquellos que eran abandonados por sus alfas sufrían demasiado y tenían que pasar sus celos en
centros médicos, drogados, hasta que terminase.

“¿Su olor ayudará?”

Ju-hyun asintió. “Estará a salvo en su casa.”

Manejaron sin hacer otro comentario hasta que salieron de la carretera principal, bajando por una
calle a la izquierda. Las casas eran grandes pero lucían algo desarregladas. No había casi nadie en
las calles ni negocios abiertos.

Al parecer, Seungbae conocía la zona donde vivía Sangwoo porque parecía estar muy seguro de
la ruta que había tomado, pero no tenía la dirección exacta. Por eso, al cabo de un rato, dijo.
“Pregúntale por dónde.”

“¿Bum? ¿Me oyes?” El omega dijo algo indescifrable. “¿Es por aquí?”

Lo tuvo que sacudir un par de veces hasta que el omega volviera, relativamente, en sí.
“Ah… sí…” Dijo, su cabeza estaba echada hacia atrás, mirando por la ventana. “Derecha,
esquina... “

Ju-hyun no le gustaba la zona, estaba segura que no había visto a nadie desde que habían doblado
por aquella calle. Apretó su agarre en Bum, su instinto le decía que debía protegerlo.

“¿Bum?” Volvió a llamar, insegura. “Ya estamos en la esquina…”

“Izquierda.”

La respiración del omega se había acelerado, sudaba.

“Concéntrate, Bum.” Dijo ella, emitiendo más feromonas para tranquilizarlo. No era mucho,
probablemente no era nada, pero era todo lo que podía hacer. “Pronto verás a Sangwoo.”

El nombre del alfa hizo que sonriera, apoyando su frente caliente en el hombro de la omega.

“Sangwoo…”

Seungbae se había estacionado frente a una casa con dos pisos, estaba mejor cuidada que el resto
de las demás construcciones. Tenía una reja principal y un gran arco a modo de entrada.

“¿Llegamos?” Preguntó. No quería saber cómo el beta sabía que esa era la casa del alfa, prefería
no pensar que Seungbae había llegado al punto de seguir a Sangwoo.

El beta parecía confundido. Ju-hyun suspiró. “¿Es esta la casa?” Preguntó nuevamente.

Con cuidado, la omega abrió una de las ventanas y respiró profundamente. Olía a Sangwoo.
“Sí…”

Bum, a su lado, volvió a suspirar al escuchar el nombre.

Bajaron rápidamente del auto, la calle estaba desierta, no se podía escuchar el ruido habitual de la
vida cotidiana. Parecía que todas las casas estaban abandonadas. Con cuidado y viendo a todos
lados, llevaron a Bum hasta la puerta principal, Seungbae estaba de espaldas a ellos, cuidándolos.

“No me gusta este vecindario.” Dijo, sin voltear a mirarlos.

“A mí tampoco.” Levantó a Bum, haciendo que se apoyara en una de las paredes. “¿Y si nos
quedamos un rato?”

Seungbae asintió. “Necesitamos el código. Yoon, el código.”

“Bum… “ Lo tomó por los hombros, haciendo que abriera los ojos. “El código de tu casa,
necesitamos que nos lo des.”

“No... “ Negó con la cabeza varias veces. “Sangwoo— no…”

Sangwoo no quería que se lo diera a nadie más.

“Yoon, el código.” Insistió el beta, Ju-hyun lo detuvo.

“Bum, espera.” Lo cargó nuevamente con ayuda de su hombro, llevando gran peso del omega
sobre sí misma, y lo llevó hasta la puerta. “Ponlo tu mismo.”

Con gran dificultad el omega presionó los números en el tablero, falló dos veces antes que pudiese
dar con el código correcto. Al abrirse la puerta, los tres entraron sin esperar un segundo más y la
cerraron tras de sí.

Dentro, la casa olía más fuerte a ambos. Era… reconfortante, de alguna manera.

“Su nido debe estar en el dormitorio de Sangwoo.” Dijo ella, aún sosteniendo al omega ya que no
había permitido que Seungbae la ayudara.

“Sólo ve al cuarto donde apeste más.”

Caminó hacia el cuarto que estaba al lado del baño, y abrió la puerta. Según Seungbae, Sangwoo
era un psicópata con tendencias sádicas, así que imaginó algo completamente diferente a lo que
estaba viendo. Creyó que encontraría un cuarto con juguetes sexuales extraños y paredes pintadas
de sangre. No podía evitarlo, pasaba mucho tiempo con el beta y de lo único que había hablado
desde que comenzó el semestre era de Sangwoo.

Quizá era hora de echarle tierra a los sentimientos que tenía hacia el beta, claramente no eran
correspondidos.

Así que fue anticlimático abrir la puerta de su dormitorio y encontrar que todo se veía bastante
normal. Había incluso un nido en una de las esquinas. No hubo necesidad de ayudar a Bum
acostarse porque el omega se zafó de su agarre y casi saltó sobre los almohadones.

Lo vio acurrucarse en medio de todas las sábanas y frazadas, y tomar una de las prendas de
Sangwoo para abrazarla contra su pecho. Eso debía ser suficiente hasta que el alfa llegase.

Caminó hacia la sala, dándose el tiempo para hacer su propia exploración de la casa.

Todos sabían que Sangwoo vivía en la casa donde sus padres habían muerto, ¿no era eso muy
extraño? ¿Cómo podía vivir ahí tranquilamente?

Llegó hasta la sala, Seungbae había entrado sin percatarse que ella estaba en el pasillo. Lo
encontró haciendo lo que sabía que iba a hacer; husmear.

“Ya, lo dejé ahí. No se quiere mover.” Dijo, y al ver que el beta se daba la vuelta para mirarla con
un gesto incrédulo, preguntó. “¿Qué?”

El beta tenía unas sábanas blancas en sus manos.

“¿Sorprendido de que su nido estuviera ahí? ¿No es prueba suficiente de que su relación está
mejor?”

“Quiero preguntarte algo.” Dijo Seungbae, poniéndose de pie, agarrando aún las sábanas.

“Dime.”

“Estas sábanas, ¿a que huelen?”

Extraña pregunta, pero no tan extraña. Maldijo nuevamente el momento en que su mente idiota le
dijo que sería mejor ofrecerse como su ayudante para así conocer mejor al beta.

Las olió. “Sangwoo y Bum, ¿por qué?”

“¿Y el sillón?”

Se arrodilló para poder olerlo mejor. A diferencia del anterior, el olor más predominante no era el
de Sangwoo. “Huele… a ambos pero… huelo más a Bum.”
Vio al beta caminar hacia una de las esquinas del mueble, levantando una mochila vieja y rota en
algunos lados. No había duda, era del omega.

“Sus objetos personales están en esta mochila.” La abrió para que Ju-hyun pudiese ver su
contenido. “Cepillo, peine, toalla, sandalias.”

Frunció el ceño.

“No entiendo.”

“¿Por qué no están en el baño?” Preguntó. Odiaba ese tono. Seungbae no quería una respuesta, ya
la sabía.

No se atrevería a comenzar con sus estúpidas teorías cuando Bum estaba en medio de un celo.

¿O sí?

“No sé.” Dijo, poniéndose de pie y cruzándose de brazos. “Pero la casa huele a ambos y el nido
fue hecho con ayuda de Sangwoo, olía mucho a él.”

“No me convence.” Ju-hyun trató en vano de reprimir una exclamación de frustración. “Sangwoo
aún quiere deshacerse de Yoon.”

No esto de nuevo.

“El celo no funciona así.” Le recriminó, acercándose al beta. No podía creer que estuviera
nuevamente del lado de Sangwoo. “Si lo quisiera maltratar lo podría hacer ahora, de la forma más
cruel, porque Bum está muy hormonal.”

Seungbae no entendía lo mucho que significaba que un alfa ayudara a un omega a construir su
nido. Ju-hyun lo había hecho una vez, con ayuda de sus padres, y aparte de ser un gran trabajo
físico era una forma de vincularse emocionalmente en la vida de un omega. Era el tipo de cosa
doméstica y simple que indicaba un compromiso en pareja.

“Espera en el auto.”

Ni hablar.

“No te voy a dejar solo aquí.” Con Bum, agregó mentalmente. Era consciente que el omega estaba
en celo, así que técnicamente era su rival, pero a Ju-hyun no le preocupaba tanto el que el beta
pudiese escoger a Bum, un omega fértil y listo para copular, sobre ella. No, le preocupaba que el
idiota que tenía como supervisor fuera a decirle alguna cosa al omega que le ocasione una crisis y
Sangwoo terminara matándolos a todos.

“¿No confías en mí?” Preguntó, seriamente.

“No.” Respondió ella, sinceramente. “Te pones idiota cuando se trata de Sangwoo.”

“Quiero que se haga justicia.”

“Vas a hacer que te arresten.” Dijo ella, tratando de mantener su voz a un nivel normal. “Pusiste
en estrés a un omega en celo, vienes a casa del alfa que te odia con su omega y ahora quieres…
no sé, ¿decirle a Bum que Sangwoo quiere matarlo? ¿Te das cuenta de lo que estás haciendo?”

Quería abofetearlo, estaba cansada de tratar que Seungbae entendiera lo peligroso que era todo
este asunto.
“Siento mucho que hayas perdido tu beca, siento mucho que hayas querido retarlo y él no te haya
tomado en serio, siento mucho que Sangwoo pueda hacer las cosas que hace sin que nadie diga
nada pero lo que estás haciendo esta mal.” Señaló hacia donde estaba el cuarto de Sangwoo.
“Podrías lastimar alguien inocente.”

Seungbae frunció el ceño, su ademán tranquilo había cambiado notablemente.

“Hay pruebas. Sé lo que escuché.”

Oh por dios, no esto otra vez. No puedo creer que mi vida se haya convertido en repeticiones de
la misma discusión. “Tú iniciaste todo esto al hacer que lo droguen.”

“Sólo quería información.” Se defendió. Ju-hyun sabía que era un tema sensible, porque a
Seungbae le gustaba pensar que tenía superioridad moral sobre los demás mortales.

“¿Crees que el fin excusa los medios?”

El beta caminó hacia la entrada de la sala, mirando fijamente la escalera. Inmediatamente Ju-hyun
lo siguió. “Hay algo en Sangwoo, algo muy peligroso. No sabes lo que yo vi.”

“Aun si así fuera, nunca ha hecho algo ilegal.” Y agregó, sólo para herirlo. “Es más de lo que
podría decir de ti.”

Silencio.

“Tu naturaleza no te deja ver lo que yo. Estás cegada.” Dijo Seungbae. “Eres una omega, no
puedes evitarlo.”

¿Estaba escuchándose? ¿Mi naturaleza?

El beta ignoró la furia de la omega, volviendo su mirada hacia el dormitorio donde se encontraba
Bum. “Hará algo, lo sé, es cuestión de tiempo.”

¿Eso era lo que lo motivaba? ¿El hecho que, algún día, Sangwoo hiciera algo malo y él pudiese
estar ahí para decir “te lo dije”?

Increíble.

“Tu maldito ego.” Tomó su bolso del sillón, con enojo. “Todo esto es por tu maldito ego.”

El beta la siguió hasta la entrada principal. “¿Qué pasa si estoy en lo correcto? ¿Qué pasa si luego
de años de tratar de detenerlo finalmente ocurre una desgracia?”

¿Y qué pasa si no?

¿Qué pasaría si el único que comete un error terrible en su búsqueda idiota eres tú?

“Estoy harta.” Dijo ella, cansada. Abrió la puerta y esperó a que Seungbae saliera para cerrarla
tras de ella. “Vamos a la universidad, ni loca te dejo un segundo más aquí. Y antes que lo digas,
no. No es por miedo a que Sangwoo te encuentre, sino porque temo lo que puedas hacerle a Bum
con tus sospechas.”

Caminaron hacia el auto y subieron en completo silencio. Ju-hyun se había asegurado de cerrar
fuertemente la reja, pero aún así no podía evitar preocuparse por el omega dentro.
Lo había sentido cuando faltaba una hora para terminar el examen, y a diferencia de otras veces,
no fue el olor lo que lo alertó, sino un extraño escalofrío que recorrió su espalda. Había hablado
con Bum sobre lo que pasaría cuando, inevitablemente, su celo se presentara en la universidad,
pero no estaba preparado para algo así.

Había un protocolo entre los profesores sobre los celos en omegas. Cuando se presentaba tal
situación llevaban al omega a sus dormitorios, usualmente acompañados con betas u otros omegas.
Si eran uno de esos que tenían celos muy fuertes, tenían que ir primero al centro médico. En el
caso de los omegas con mordidas, que conformaban un pequeño grupo de alumnos que estaban
por graduarse, se les llevaba al centro médico para que esperen a sus alfas.

Y sabía que ahí estaría Bum, esperándolo.

Aún no sentía que su respuesta al celo de Bum fuese muy fuerte, parecía ser gradual. Aparte del
escalofrío que le indicó que ya había comenzado, podía oler al omega más claramente.

Al notar a varios alfas oler el ambiente, supo que otros también podían olerlo.

Sintió apretar el puño donde tenía sujeto el lapicero, pero se calmó. Tener control sobre sus
instintos no era difícil, aunque estuviera acostumbrado a dejarlos salir y no privarse de nada.

“Atención a sus exámenes.” Escuchó decir al profesor, mirándolo directamente.

Sólo tenía que terminar el examen.

Pasaron los minutos y su concentración se desviaba continuamente hacia el omega, tenía que leer
varias veces las preguntas en el examen para poder entenderlas.

Faltaban 15 minutos.

Algunos de sus compañeros ya habían terminado, pero el profesor no los dejó salir. Seguía
mirándolo, e incluso en algún momento se quedó de pie a su lado.

Hasta el último minuto tuvo que esforzarse por responder y evitar que ganaran las ganas de salir
corriendo de ahí en busca del omega. Cuando se puso de pie para acercarse al profesor y
entregarle su examen resuelto, sintió la cabeza cubrirse de una niebla, se movía en automático.

“Profesor.”

El viejo alfa lo observó cuidadosamente.

“Gracias, señor Oh.” Dijo, y sin mirar el papel que se le había entregado, lo guardó. Al ver que el
alfa aún seguía frente a él, con los puños cerrados y la frente sudorosa, frunció el ceño. “¿Qué
hace aquí todavía? ¿No tiene que ir a otro lado?”

Sin esperar ni un minuto más, salió del salón, haciendo una señal a Donggyu y Sungmin para que
lo siguieran. No tenía mucho tiempo, dentro de poco perdería todo control y quería asegurarse de
un par de cosas primero.

Sungmin fue el primero que salió, con una sonrisa triunfante. “Diviértete esta semana.” Donggyu
asintió, aunque sin sonreír y juntando ambos puños. Parecía estar siendo afectado por el olor.
Sangwoo no hizo caso al instinto que le decía que debía pelear con él.

Era manada, él era su líder. No había necesidad de hacerlo.

“Nos encargaremos de Seungbae.”


“Cualquier cosa…” Comenzó Sangwoo, no pudo terminar porque nuevamente sintió aquel
escalofrío.

“Sí.”

Jieun salió del salón a los pocos segundos, sus mejillas estaban algo coloreadas. Sangwoo gruñó
pero ella lo ignoró. “Tu omega debe estar en la enfermería.”

“Sí, no lo siento cerca.” Frunció el ceño, el olor ya no era tan fuerte.

La alfa evitó acercarse demasiado, conocía el poder de Sangwoo y no quería arriesgarse a


quedarse sin cabello sólo porque el alfa era un posesivo de mierda. “¿Estás bien?”

“No.”

“¿Te llevamos?” Ofreció Sungmin.

“No.” Se masajeó las sienes. “Los mataré si se acercan a Bum.”

Los alfas rieron, incluso Donggyu que parecía querer estar en cualquier otro lado.

“Mierda, maneja con cuidado.” Dijo Sungmin, entre risas.

No podía esperar un minuto más.

Tenía que buscar a Bum ya.

“Oh Sangwoo.”

Sangwoo se dio la vuelta, listo para encajarle un golpe al beta que estaba a unos metros de él. Su
reacción le sorprendió, porque aunque Seungbae nunca le hubiera agradado, su control era mayor
que ese.

Sungmin y Donggyu caminaron frente a él, el primero sonriendo y sacando un cigarro y el


segundo dando puñetazos a su palma en señal de advertencia.

“Este tipo…”

“Viejo, mal momento.”

El beta levantó sus lentes con el índice, y dijo, fingiendo amabilidad. “Al contrario, es el mejor
momento para hablar.”

Su tono.

Había algo…

Empujó a Donggyu a un lado.

¿Qué—?

Se acercó peligrosamente al beta, tomándolo del cuello de la camisa y arrojándolo hacia una de las
paredes. “¿Por qué hueles a Bum?”

No le dio oportunidad para contestar, prefiriendo dar un puñetazo al concreto.

“¿¡DÓNDE ESTÁ?!”
Seungbae sonrió, como si hubiese estado esperando esa reacción. “¿Tan preocupado estás por
alguien a quien quieres ver muerto?”

¿Muerto?

¿Dónde estaba Bum?

“¿De qué hablas?” Preguntó Jieun, detrás de ambos.

“Todos aquí sabemos que quieres romper tu vínculo.” Dijo el beta, sin quitarle la vista al alfa
frente a él. Lo estaba examinando.

Sangwoo sintió perder control sobre sus instintos con cada segundo que pasaba, y sus ganas de
matar a Seungbae por atreverse a decir tal cosa aumentaron en igual magnitud.

“Sangwoo.” Advirtió la alfa, acercándose hasta quedar justo al lado de ambos.

Pero éste ya no escuchaba razones, levantó al beta aún más y lo empujó dolorosamente contra la
pared, haciendo que gimiera de dolor. “¿Dónde mierda está mi omega?”

Silencio.

Lo presionó con más fuerza.

Finalmente habló, con voz entrecortada. “En… tu… casa.”

“¿¡Lo dejaste solo?!” Bramó el alfa. Sin perder más el tiempo, lo soltó y salió corriendo de ahí.

Los alfas sólo lo observaron por unos minutos, dejando que el beta recuperara el aliento.

“Estará bien.” Dijo Seungbae, poniéndose de pie. Ju-hyun había tenido razón, el alfa había
perdido todo control cuando mencionó a Yoon. Interesante.

Sungmin fue el primero que se le acercó, con pose amenazante. “Imbécil, ¿estás loco?”

“Si algo le sucede a Bum, Sangwoo te matará.” Añadió Jieun.

La relación entre Jieun y Seungbae se podía reducir a que ambos eran como el agua y aceite, no se
mezclaban de ninguna manera. Seungbae era hijo de una familia que había luchado por salir
adelante, no estaba acostumbrado a recibir cosas sin haber trabajado duramente por ellas, y odiaba
a la gente banal. Jieun, en cambio, era la vanidad personificada. Desde el primer día que el beta
ingresó a la universidad, supo que la alfa era la princesa de una familia adinerada y estaba
acostumbrada a una vida fácil y llena de lujos.

Aunque creía que Jieun y Sangwoo se odiaban a muerte. Después de todo, el alfa estuvo a punto
de retarla en medio del pasillo luego de morder a Yoon.

“Seungbae.”

“Jieun.” Dijo, en un tono burlón. “¿Estás de su lado ahora?”

La alfa se sintió ofendida. “¿De qué hablas? ¿Lado?” ¿Estaban acaso de regreso al cuarto
grado? “No pierdas tu tiempo, Seungbae. Sangwoo te ganó una beca hace años y ahora te quieres
vengar. Supéralo. El consejo está harto de escuchar tus demandas sin sentido, tus análisis sin
pruebas y francamente tu obsesión con Sangwoo es bastante preocupante. Consíguete una vida.”
Sin mencionar que ella misma estaba harta de salir tres horas tarde de una reunión sólo porque el
delegado tenía sospechas que Sangwoo había hecho alguna tontería.

“Eso viniendo de alguien que anda detrás de Oh Sangwoo recogiendo migajas es bastante
irónico.” Dijo él, cruelmente. Eso no le importó a la alfa, sabía que la universidad tenía muy
presente sus antiguos sentimientos por Sangwoo. Ella misma había hecho correr algunos rumores
con la esperanza de alejar otros alfas interesados.

Eso no le daba el derecho a un beta como Seungbae a tratar de humillarla con sus emociones
pasadas.

Con una facilidad que sorprendió a Sungmin y a Donggyu, Jieun tomó a Seungbae del cuello y lo
levantó. El beta trató de liberarse pero no pudo. Luego de un momento lo soltó, haciendo que éste
cayera a sus pies.

Sangwoo tenía razón, era una sensación muy adictiva. Pero aún así pelear no le parecía que
valiera la pena la manicura que tendría que pagar después.

“Sería bueno que no olvides lo que soy.” Dijo, sonriendo, con la nariz hacia arriba, mostrando
superioridad. “Sigo siendo un alfa.”

Los tres alfas vieron al beta ponerse de pie e irse, sin decir una palabra más y con los ojos
prometiendo venganza por lo que le habían hecho.

“Wow, creo que me enamoré.” Dijo Sungmin a su lado, cuando Jieun aún se estaba acomodando
la blusa.

Definitivamente nunca disfrutaría retar a alguien como Sangwoo, la idea de que su ropa quedara
manchada con sangre le molestaba mucho.

“No se va a quedar tranquilo.” Dijo, y comenzó a caminar con dirección a su oficina, seguida por
los dos alfas. “Ha presentado casos contra Sangwoo por años, necesito saber todo.”

Cuando llegaron a un pasillo solitario, Sungmin se atrevió a preguntar. “¿Por qué lo estás
ayudando?”

Porque creo que me enamoré de la imagen que proyectaba, el alfa perfecto. Pero nunca me
había agradado. Cuando conocí sus debilidades, entre los agujeros que había en su relación con
Yoon Bum, me agradó lo que era, pero dejé de amarlo.

¿Eso lo hacía su amigo?

Quizá, pero ninguno de los dos lo aceptaría jamás.

“Porque es manada.” Respondió ella con un guiño que hizo que Sungmin se sonrojara. “Y desde
hoy ustedes están a mi cargo, así lo dispuso Sangwoo. Entren, necesito saber lo que hará
Seungbae para poder detenerlo. Sangwoo no podrá librarse de esta si lo mata a golpes.”

Cosa que definitivamente haría si se lo proponía. No le sorprendería si ese hubiera sido el


propósito de Seungbae desde el principio; llevar a Sangwoo a la cárcel por ocasionar su propia
muerte.

“No tiene pruebas.”

“No, pero está convencido de lo que sabe y conociéndolo no se detendrá hasta obtener algo.”
Conocía al beta, había tenido que escuchar sus delirios muchas veces.
Además, estoy segura que ya sabe lo que Yoon significa para Sangwoo.

Ninguno tomó mucha importancia en la omega que estaba escondida detrás de una pared,
escuchándolos.

Ju-hyun se dio la vuelta y salió corriendo, decidida.

Para cuando llegó al estacionamiento, la mente de Sangwoo sólo gritaba el nombre de Bum.
Necesitaba encontrar al omega, luego se encargaría del imbécil de Seungbae.

Quizá ya era hora de cumplir uno de sus más grandes deseos y aceptar su patético reto de una vez
por todas.

Pero primero, tenía que llegar a Bum.

Con eso en mente, subió al auto y lo encendió. No recordaba haberse puesto el cinturón de
seguridad, tampoco recordaba haber manejado por la autopista principal.

Conforme se acercaba a su destino final, podía jurar que el olor de Bum se hacía más y más fuerte.

Lo estaba llamando.

No podía esperar hasta llegar a él.

No supo cómo manejó hasta llegar a casa sin ocasionar un accidente, lo único que tenía en mente
era el omega.

Pero cuando llegó a casa, había un grupo numeroso de alfas en la reja, tratando de entrar, y vio
rojo.

Salió del auto, llamando la atención de los alfas, y se acercó. No tenía tiempo para lidiar con ellos,
pero no se alejaban. Estaban retándolo con su sola presencia.

“¡Sangwoo!” Escuchó a Bum gritar desde dentro.

Y sonrió.

El omega había sentido al alfa cerca y se había despertado de su sueño afiebrado, no pudo evitar
tocarse mientras esperaba que Sangwoo llegase al dormitorio.

Apresúrate.

Estoy aquí.

Fuera, Sangwoo podía sentir el olor dulce y embriagador, muy parecido al que olió aquella noche
que mordió a Bum, pero diferente a la vez. Era más suave, más familiar, más suyo. Apretó los
puños mientras golpeaba sin piedad a los alfas que se arrojaban hacia él para herirlo.

Uno de ellos tomó un vidrio roto del suelo y trató de atacarlo con eso, pero el alfa apenas y sintió
la herida, usando sus puños para desencajarle la mandíbula.

Dentro, Bum podía oler las feromonas salvajes del alfa.

Estaba peleando.
Por él.

Desesperado se bajó los pantalones, hundiendo sin piedad dos dedos dentro de su entrada
lubricada, simulando la penetración enérgica del alfa. Tomó su miembro con la otra mano y se
masturbó, excitándose con la violencia de su alfa.

No era suficiente. Sus dedos eran muy delgados, no como los de Sangwoo. Sus manos eran
pequeñas y carecían de la rugosidad que poseía su alfa. Gimió patéticamente, casi sollozando.

El olor de la excitación de Bum se hizo más y más fuerte, Sangwoo sólo quería acabar para poder
entrar y tomar lo que era suyo de una vez por todas.

Sólo faltaba un par más.

Golpeó hasta dejar sangrando a todos los alfas, algunos en el suelo se quejaban de dolor. Otros no
reaccionaban.

Nunca se había sentido tan vivo.

Abrió la reja con fuerza.

Dentro, Bum aumentó el ritmo.

Presionó el código en el tablero, una parte lejana agradecía que lo supiera mecánicamente, de lo
contrario hubiera roto el aparato en su desesperación por entrar.

Apenas pisó la casa, escuchó un grito venir desde su dormitorio.

“¡SANGWOO!”

Su omega estaba listo para él.

Caminó hasta llegar a la puerta y la abrió con fuerza, haciendo que las bisagras chirriaran.

Vio al omega, en su nido, restregándose y quebrándose de tal manera que no dejaba nada a la
imaginación. Sus dedos entraban y salían con un ritmo salvaje, la mano que masturbaba su
miembro subía y bajaba a gran velocidad, parecía completamente consumido de placer.

Se detuvo. Levantó la mirada al percatarse que el alfa estaba en la entrada, viéndolo todo.

Le extendió una mano, como una invitación.

“Sangwoo.”

Cerró la puerta tras de sí.

El celo había comenzado.

2 días.

0 días.

Chapter End Notes


Bum DEFINITIVAMENTE se excitó al escuchar a Sangwoo pelear, ojo ahí.

Sólo un capítulo más para el clorox. Se acerca el final :'(

♥♥ Gracias por los comentarios y kudos ♥♥


Chapter 14
Chapter Notes

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Con cuidado, Bum lo guió hacia él.

Se arrodilló hasta quedar sobre el omega, sosteniéndose con ambos brazos. Por unos minutos sólo
se limitaron a observarse. Aún con la poca iluminación podía definir las facciones del omega, la
mano que seguía tomando la suya había cambiado de posición y se ofrecía a un contacto más
íntimo.

Era tan pequeña comparada a la suya.

Una invitación, una declaración.

Un comienzo.

Sangwoo no dudó en entrelazar sus dedos, así como lo había hecho muchas veces. Bum sonrió.

Fue sólo unos minutos, dedicado enteramente para ellos. Ambos eran conscientes que estaban por
perderse en el placer del otro, pero también sabían que era algo que deseaban desde hace mucho.
A diferencia de la primera vez, sus instintos estaban siendo guiados por los sentimientos que
tenían, cualesquiera que aquellos fuesen, por el otro.

Las feromonas en la habitación se incrementaron. El aroma de Bum se hizo aún más fuerte,
sacándolos de ese momento y recordándoles que estaban en medio del celo del omega.

“Bum…” La sensación era en definitiva, abrumadora, y no podía pensar en nada que no fuera el
omega semidesnudo frente a él. Por primera vez en toda su vida se le ocurrió que ceder no sería
una mala idea.

Fue lo último que pensó antes de sucumbir a lo que tanto él como sus instintos estaban esperando
desde hace semanas.

Vio al omega retorcerse, sus feromonas le gritaban que hiciera algo ya. Soltó la mano de Bum y
acercó sus dedos a la boca del omega, quien prontamente abrió los labios y los lamió con hambre,
recorriéndolos con su lengua y sin quitarle la mirada de encima, provocándolo.

Con un gruñido rodeó la cintura del omega con un brazo y lo acercó más hacia su torso,
sustituyendo los dedos con su propia boca. Se dieron un beso profundo y sin ningún ritmo, todo
lengua y saliva.

“Mío.” Dijo el alfa, en un murmullo grave, sin apartarse de Bum. Un gemido suplicante escapó
del omega y sus piernas se separaron más, casi por su cuenta, exponiéndose ante el alfa entre ellas.

Los pantalones que estaban en sus tobillos, su ropa interior y camisa fueron desgarrados
violentamente por el alfa con un rugido posesivo. Bum se encontró completamente desnudo,
expuesto al clima frío usual de esos meses, pero su cuerpo jamás se había sentido tan caliente. Sin
esperar la reacción del alfa, introdujo dos dedos bruscamente en su entrada y al sentirlos, varios
gemidos agónicos escaparon de su boca.

De repente sintió una mano más grande tomar la suya y apartarla de su trasero. Al levantar la
mirada Bum pudo ver al alfa, su alfa, lamer con deleite el lubricante natural de sus dedos.
Al terminar de lamer el líquido, introdujo sus propios dedos en Bum. Era tan estrecho y caliente.
Estaba fascinado al ver cómo ese pequeño agujero se abría hambriento con su toque. Podía sentir
el líquido lubricante del omega deslizarse por entre sus dedos.

“Sangwoo…”

El omega sintió mojarse más al ver a Sangwoo repetir la misma acción varias veces más, estaba
tan desesperado por tenerlo dentro que apretó las paredes de su entrada sobre los dedos gruesos
del alfa, tratando de mantenerlos en ese lugar, pero fue inútil.

Bum gimió patéticamente.

Suplicante.

“Sangwoo… por favor…”

El alfa pudo sentir todo el cuerpo del omega temblar bajo el suyo. Bum trató de decir algo pero lo
único que salió de su boca fueron balbuceos y gemidos lastimeros, mientras intentaba, sin éxito,
quitarle la camiseta con tacto tembloroso.

Se soltó del agarre del omega, para desvestirse rápidamente.

No podía respirar de la excitación, sentía que si no se hundía en el omega de una vez iba a estallar.
Con fuerza posó sus manos sobre los muslos calientes del omega y alineó su miembro erecto sobre
la entrada del más pequeño.

“Hazlo… hazlo…”

En su desesperación por tener algo dentro, Bum empujó su trasero contra el miembro de
Sangwoo, tratando de que lo penetrara de una vez. Un gemido escapó de la boca del alfa,
acompañado por una maldición entre dientes. El omega lo había tomado por sorpresa, su pene
entró de una estocada y por completo en la húmeda y caliente cavidad.

Sin perder más tiempo se aferró fuertemente a las caderas de Bum, extasiado con su mirada
nublada en deseo dirigida sólo a él.

Hundió sus dedos en su piel suave, deseando dejar sus marcas ahí. Con un ritmo rápido y salvaje,
movió el cuerpo del omega, embistiéndolo con gran fuerza.

Eran como animales. Los gemidos comenzaron a llenar el dormitorio, y la temperatura subió
considerablemente. Sangwoo podía sentir el interior del omega contrayéndose alrededor de él, su
cuerpo delgado y pequeño retorciéndose de placer bajo el suyo.

Jamás se había excitado tanto como lo hizo al ver y oír cómo Bum reaccionaba cada vez que lo
penetraba. Sus ojos se habían cerrado en un gesto de placer, sus mejillas estaban sonrojadas, su
boca estaba abierta y dejaba escapar jadeos y gemidos a desnivel, su piel brillaba por el sudor, sus
manos aferrándose desesperadas a las sábanas, su torso moviéndose rápidamente de arriba a abajo,
sus pezones rígidos, su miembro furiosamente erecto y liberando líquido seminal en abundancia.

Parecía tan perdido que no le extrañaría que se corriese con sólo sentir su miembro en su interior.

La imagen del omega, totalmente entregado a su delirio, era una visión intoxicante para el alfa,
quien sin darse cuenta aumentó la velocidad, atrayendo el cuerpo de Bum hacia él, buscando
embestirlo aún más profundo.

“¡A-ah!” Bum soltó un gemido ahogado, lo único que alertó al alfa de que se iba a correr. Vio el
miembro del omega sacudirse y de inmediato chorros de semen salieron de él, cayendo sobre su
abdomen. Su cuerpo se tensó y sintió su ano apretar placenteramente su pene. El alfa no se detuvo
y siguió moviéndose dentro y fuera de Bum, guiando el orgasmo del omega, disfrutando de cada
gemido de placer que producía.

No se detuvo aun cuando ya había terminado y el cuerpo de Bum yacía relajado, su respiración
agitada y vista perdida.

El omega parecía estar sumido en un sueño, veía todo bajo una nebulosa de feromonas y, aunque
trató, la imagen del alfa sobre él se veía algo borrosa. Quería mirar los ojos del alfa nuevamente y
perderse en ellos.

Sangwoo rompió el contacto visual, agachándose sobre el abdomen plano del omega, sin dejar de
penetrarlo furiosamente, y lamió una y otra vez, limpiando la piel de su semen con su saliva. Cada
toque de su lengua se sintió como una pequeña corriente eléctrica para Bum, su espalda se arqueó
dolorosamente sobre el nido y sus dedos se enredaron de inmediato entre los cabellos del alfa,
evitando que se alejara de él.

Escuchó un gruñido bestial y sintió a Sangwoo salir de su cuerpo completamente. Comenzó a


gemir, incitando al alfa con su aroma a que lo penetrara nuevamente. Podía oler incluso el aroma
de su lubricante natural, su entrada deseosa de ser llenada nuevamente por el alfa. No tuvo que
esperar mucho, un dolor placentero explotó en sus entrañas cuando fueron llenadas nuevamente
por el miembro del alfa, que parecía aún más enorme.

No podía creer lo mediocre que era el sexo que había tenido hasta ese momento. Nada se podía
comparar con la sensación de Bum aferrándose a su cuerpo con desesperación, nada había olido
tan bien, tan correcto, como el aroma del omega en medio de su celo. Quería cogérselo todos los
días de su vida, la sola idea de que alguien más pudiese estar en su lugar le hizo fruncir el ceño y
profundizar sus embestidas.

Bum era suyo.

Mataría a cualquiera que quisiera arrebatárselo.

Quiere oírlo gritar de placer, quiere escuchar de la boca del omega que no hay ni habrá nadie
más. Quiere que grite al mundo que ambos son del otro. Con embestidas firmes y certeras buscó
aquel punto dentro del omega que haría que perdiera cualquier juicio que aún tenía. Lo escuchó
jadear con sorpresa, como si la respiración se le hubiese atorado en la garganta, y al instante
comenzó a moverse, buscando que Sangwoo entrara en él completamente. Más fuerte, más
profundo. Su nudo creció en respuesta, lo pudo ver en el rostro del omega, cada vez más masivo,
cada vez más brusco en su interior, más dominante, hasta que Bum se aferró a él con todas sus
fuerzas y no lo dejó ir, colapsando sobre el nido, corriéndose nuevamente.

Las paredes del omega temblaron un par de veces más antes de relajarse, Sangwoo no detuvo su
ritmo, sino que comenzó a enfocarse en embestir en un sólo punto, la próstata de Bum.

No podía contenerse, vio la boca semi-abierta de Bum, jadeando, y se inclinó, besándolo. Las
piernas del omega se enredaron a su cintura, empujándolo sobre él. En respuesta, Sangwoo lo
abrazó, penetrándolo con abandono. Su nudo había crecido considerablemente, entraba y salía
bruscamente del omega. El líquido lubricante ayudaba a que el movimiento no fuese doloroso,
Bum comenzó a soltar gritos de placer.

El miembro del omega se puso rígido nuevamente, presionado contra su vientre. Sangwoo pensó
brevemente cuántas veces terminará corriéndose esa noche.
Vio a Bum echar la cabeza hacia atrás, mostrando su mordida en todo su esplendor.

Es mío.

La muestra de que Bum sólo le pertenecía a él.

Hundió su cabeza en el cuello del omega, y lo mordió en la base del mismo, aferrándose a él con
ambos brazos, como si el mundo entero quisiera robárselo. Al mismo tiempo las paredes del ano
de Bum se contrajeron, fijando su nudo en la entrada y atrapando el miembro de Sangwoo, a pesar
de sus enérgicas embestidas. Al instante, el alfa comenzó a correrse abundantemente dentro del
omega.

“¡Ah- ahhh…! ¡Sangwoo!”

Bum no podía pensar en nada más que sus deseos e instintos.

Mío.

Vio el cuello de Sangwoo y, con toda su fuerza, hundió los dientes en él.

“¡Bum!” Gritó el alfa al sentir una nueva descarga de semen salir de su miembro, separándose
momentáneamente del cuello del omega.

Sus sentidos estaban sobre estimulados, era como si el omega estuviera dentro de su cabeza, podía
sentir su orgasmo en todo su cuerpo como si fuera el suyo propio, la presión de sus dientes sobre
la piel de su cuello, el sabor de su propia sangre.

Estaba perdido, no sabía dónde terminaba Bum y donde comenzaba él.

No supo cuánto tiempo permanecieron anudados, aún al salir del omega podía sentir su semen
impregnándolo. Lamió la herida en su cuello, sintió al omega hacer lo mismo.

Bum podía sentir oleadas intensas de placer recorrer su ser, podía sentir sus músculos internos
palpitando, como el calor intenso dentro de sí parecía disminuir a cada segundo, sintiéndose más
cansado que nunca, pero a la vez completamente relajado.

En minutos se rindió a un plácido sueño.

A notarlo, el alfa se acomodó, acostándolo sobre su torso, entrelazando los dedos de sus manos
con los del omega. Observándolo.

Quería grabar la imagen de Bum completamente ido en su mente.

Poco a poco, se quedó dormido.

Se despertaron al día siguiente, al mismo tiempo, de madrugada. No sabían exactamente cuánto


tiempo había pasado desde que se quedaron dormidos. Sangwoo se levantó y regresó a los
minutos con una bandeja de comida y agua. Bum se negó a comer al principio, más interesado en
seguir con sus actividades del día anterior, pero el alfa le ordenó que lo hiciera.

El aroma de Bum se había intensificado durante la noche, aunque la urgencia en el alfa había
disminuido. Lo cual estaba bien para Sangwoo porque quería tomarse su tiempo con el cuerpo del
otro.

Dejó la bandeja a un lado, el omega frente a él estaba satisfecho e hidratado.


Lentamente, sus manos se deslizaron por el vientre de Bum, los ojos del omega seguían sus
movimientos y sus mejillas se colorearon. Subió hacia su agitado pecho, acariciando con
intensidad cada centímetro de su piel. Lo escuchó gemir suavemente en respuesta.

Al oírlo, Sangwoo se inclinó sobre él, apenas rozando sus labios, para luego hundirse en su cuello.
Olió su aroma con una respiración profunda, se incorporó y lo besó tiernamente, para después
lamer su oreja.

El cuerpo del omega se agitó y buscó aferrarse a las sábanas bajo su cabeza.

Disfrutó del momento tratando de mantener esa velocidad pausada, a pesar de las quejas
quebradas de Bum, simplemente acariciando la piel del otro.

Sangwoo frotó los pezones del omega con sus dedos. Ya estaban erectos, duros.

Lamió en círculos las aureolas y las besó, succionándolas suavemente.

“Eres muy sensible aquí…” Dijo Sangwoo, sin dejar de jugar con sus pezones.

Bum jadeó y su rostro se sonrojó más.

El alfa no pudo evitar besarlo al verlo así.

Fue un beso profundo, con sus lenguas acariciándose y pasando de uno a otro. La fuerza que Bum
ejercía sobre la suya era mínima, se dejaba llevar por la lengua del alfa, buscando aquella cálida y
experta boca que le hacía vibrar.

Sangwoo rompió el beso para arrodillarse entre sus piernas. Bum sintió aquel cuerpo grande y
sólido presionar contra el suyo, aquellos fuertes brazos envolverle, y sin darse cuenta rodeó los
hombros del alfa con sus brazos y cerró los muslos sobre sus caderas.

Le costó respirar.

“Lámelos.” Dijo el alfa, acariciando el labio inferior del omega con sus dedos. Bum abrió los
labios de inmediato y los devoró, sintiendo cómo la saliva inundaba su boca. Recorrió los dedos
con su lengua, mientras éstos también jugaban con ella. Sangwoo observó aquel rostro tan lascivo,
tan desesperado. Si otra persona lo viera…

No.

Bum era suyo.

Sólo suyo.

Sin decir nada, sacó los dedos de la boca del omega y vio cómo se levantaba levemente para
buscarlos y seguir lamiéndolos, pero Sangwoo se inclinó y evitó que lo hiciera, besándolo
nuevamente. De nuevo el omega se perdió en aquel beso, tan apasionado, dulce y profundo.

De repente sintió los dedos del alfa tantear su trasero, el leve contacto provocó una descarga de
placer y gimió antes de besarle otra vez. El alfa respondió al beso, no queriendo estar separado de
sus labios mientras continuaba acariciando su entrada y empezó a meter lentamente un dedo.

Bum separó más sus piernas cuando lo sintió entrar en él. Su cuerpo se estaba moviendo por su
propia cuenta, ya no tenía ningún control sobre él.

Su celo no evitaba que pensara, pero era como si su cuerpo tomara posesión de su mente y él
quedara en segundo plano, perdido en placer.

Por ello, era frustrante aquella lentitud del alfa. Necesitaba que lo embistiera de una vez, no
importaba si era doloroso. Necesitaba algo dentro, su cuerpo lo demandaba. La parsimonia con la
que Sangwoo movía aquel dedo, dando vueltas en su interior, y el segundo que le siguió, poco
después, se sentía casi como una tortura.

Despacio. Sangwoo le abría tan poco a poco que Bum creyó que moriría.

“Sangwoo, te necesito…” Gimió.

Volvió a besarle, ahogando sus súplicas con su lengua. Sin embargo, Bum pudo sentir que
aplicaba un poco más de fuerza en sus movimientos, abriéndole con varios dedos. Uno de ellos
debió rozar su próstata, porque de pronto Bum dio un gemido más agudo que el resto y apartó su
cara para apoyar su cabeza en el almohadón bajo su cabeza, luchando por no tener un orgasmo ahí
mismo.

Sentía que iba a estallar pronto.

“Por favor… te—ah... necesito dentro de mí…”

Los dedos salieron bruscamente de él y sintió inmediatamente la presión de algo más caliente y
duro frotarse sobre su entrada. Sangwoo guiaba su erección dentro de él, moviendo lentamente sus
caderas.

Disfrutó cada segundo de la penetración.

“¡Ah!” Comenzó a gemir en voz alta.

Se tapó la boca, pensando que irritaría al alfa de esa manera, pero el otro tomó sus manos y de una
mirada le comunicó lo que quería.

El omega quitó sus manos, liberando su voz, y gimió desvergonzadamente, aferrándose al


almohadón.

Conforme sintió al alfa avanzar dentro de él, su cuerpo se contoneaba y sus gemidos se volvieron
más intensos. Y cuando de una última estocada penetró hasta el fondo, su espalda se arqueó y un
pequeño chorro salió de su miembro manchando su vientre.

Sangwoo intuyó que esa era su señal y levantó un poco el cuerpo del omega para bajarlo luego
lentamente sobre su miembro más que dispuesto.

El alfa estaba acostumbrado a embestidas rápidas, a manos dejando marca en la piel del otro por la
presión. A besos instintivos, sin nada de pasión o cariño. Pero aquel cambio de ritmo no le pareció
mal, tenía que reconocer que al principio su idea era de disfrutar el cuerpo de Bum lo más que
pudiese, y lo estaba logrando. Podía notar por más tiempo la sensación de entrar en él y sentir el
calor y la presión de su cuerpo, abriéndose poco a poco…

Se quedaron inmóviles durante un momento.

Podía sentir las paredes cálidas y estrechas del omega apretar su miembro.

Quería permitirse unos minutos de aquella sensación.

En cuanto sintió que había sido suficiente y Bum comenzó a suplicar, desesperado y un poco
inseguro, echando las caderas hacia delante, se hundió completamente en él.
Comenzó a mover sus caderas, sin poder contenerse más.

El interior del omega lo abrazaba, masajeando su miembro, sin impedir su paso e incluso
succionándolo hacia dentro.

Sintió cómo la respiración de Bum poco a poco siguió el ritmo de sus embestidas, cada vez más
rápidas y fuertes.

Se inclinó sobre él y besó su mejilla.

Los brazos de Bum rodearon sus hombros, aferrándose a su espalda y clavando ligeramente sus
uñas en ella. Con fuerza y buscando llegar más profundo, el alfa movió las manos por sus piernas
y lo sostuvo por detrás de las rodillas mientras se hundía en él una y otra vez.

Lo necesito tanto y tan cerca...

“Sangwoo-sii…” Jadeó el omega, mordiéndose el labio.

El alfa se abrazó con más fuerza a él, enterrando el rostro en su cuello.

Más rápidas, más profundas, más intensas, las embestidas lo llenaron una y otra y otra vez. Amaba
aquello, amaba la sensación del pene de Sangwoo en su interior, amaba la sensación de aquel
cuerpo fuerte abrazándolo, amaba aquellos besos tan profundos.

Sus cuerpos, cubiertos ya de sudor, se balanceaban a un mismo ritmo.

Sus alientos se entremezclaban, con sus labios casi rozándose, pero imposible fijar el beso con
aquellos movimientos tan erráticos.

El miembro de Bum se frotaba contra el vientre del alfa, manchando de líquido pre-seminal los
vientres de ambos.

Sintieron pequeñas descargas recorrer sus cuerpos, invadidos por un calor tan intenso que
creyeron delirar febrilmente. Semejante placer no se podía alcanzar de ningún otro modo.
Sintieron que podían incluso tocar la mente del otro. Aterrador y maravilloso.

En una última sacudida de éxtasis, sincronizados, el semen del omega salpicó entre ambos y el del
alfa llenó por completo el interior de Bum.

Tan caliente y denso. Abundante.

Bum sonrió y murmuró gracias sobre la piel del alfa.

Terminaron jadeantes, uno encima del otro sin despegar sus cuerpos, recuperando el aliento. El
alfa no salió de su interior, no quería apartarse del omega, y Bum tampoco apartó los brazos
aferrados de su espalda, prefiriendo buscar los labios del alfa, besándolo mientras disfrutaban de
los últimos momentos de su orgasmo compartido.

Su respiración y los latidos de sus corazones se habían tranquilizado, pero seguían besándose,
cada vez más despacio, negándose a detenerse.

“Sangwoo…” Susurró Bum, con la boca entreabierta cuando se detuvieron.

Oír su nombre en un gemido ahogado del omega, con aquella voz jadeante, los ojos llorosos y
suplicantes y los labios rojos y listos para recibirle, reanimó su cuerpo al instante. Le besó
profundamente, calmándolo.
De pronto Bum sintió cómo el miembro dentro de él volvía a endurecerse, expandiendo sus
paredes y miró al alfa con los ojos muy abiertos.

“Todavía no hemos terminado.” Dijo éste, sonriendo de forma perversa, abriéndole las piernas.

El omega suspiró, agradecido.

Cuando Bum volvió a despertarse, tenía un vacío en su vientre.

Sangwoo lo había forzado a ir al baño y le había lavado, el omega estaba muy fuera de sí como
para poner resistencia, así que lo había dejado hacer lo que quisiera. Se habían quedado dormidos
luego de haber tenido relaciones nuevamente, aunque más frescos y limpios que hace unas horas
atrás.

Sin embargo, en esos momentos sentía—

Algo…

Necesitaba—

Escuchó leves ronquidos a su lado, y reconoció al alfa que tenía como su pareja.

Olía tan bien...

Quitó las sábanas y con poco cuidado se colocó encima de Sangwoo, con los codos apoyados
sobre su pecho y las piernas rodeando las del alfa. Le besó, lento y profundo.

Su mano izquierda bajó, decidida. No tenía tiempo para preocuparse por la reacción del alfa, ni
preguntarse qué tan buena idea era hacer eso mientras dormía, sólo pensó en una cosa cuando
tomó el pene de Sangwoo entre sus dedos firmes y decididos, masturbándolo.

El alfa se despertó al instante.

“¿Bum—?” Preguntó, su voz aún ronca por el sueño.

No lo escuchó. Con desesperación juntó su miembro erecto contra el de Sangwoo, cerrando sus
dedos alrededor de ambos con fuerza y empujó las caderas, guiado por sus instintos. Sangwoo
gruñó, la estimulación sobre su pene había sido demasiado y aún tenía rezagos de sueño.

Bum levantó la mirada al escuchar los gruñidos del alfa, notando que estaba despierto.
“Sangwoo… Sangwoo…” Siguió moviéndose más rápido y violento, haciendo que rápidamente
el miembro flácido en sus manos cobre interés.

Se incorporó sobre sus rodillas y apoyó una mano sobre el torso del alfa. Con la otra guió el pene
hinchado del alfa hasta su entrada húmeda, y bajó. Tuvo que morderse los labios para no gritar
cuando Sangwoo levantó las caderas con un golpe seco y se enterró en él, llegando de un sólo
golpe hasta su próstata.

Esperó a que el alfa marcara el ritmo pero éste no se movió, sólo lo miraba, expectante.

“Bum, apresúrate…” Dijo, demandante, aún cuando hablaba en jadeos y pareciera sofocado. “Lo
haces tú… o lo hago yo.”

Al escucharlo, Bum se balanceó un poco de adelante hacia atrás, buscando que el duro miembro
siguiera moviéndose dentro de su cuerpo y cuando finalmente rozó su próstata, cerró los ojos y
dejó caer la cabeza hacia atrás, soltando un gemido de placer. Sintió a Sangwoo tomarlo de las
caderas, apretando con más fuerza de la necesaria, evitando que cayera y soltó un gemido ronco,
impulsándose hacia arriba, buscando profundizar la penetración.

Llevó ambas manos hacia los hombros del alfa, inclinándose con cuidado de que el miembro de
Sangwoo siguiera en su interior. El alfa dio una embestida con todas sus fuerzas y los dos
gimieron al mismo tiempo.

“A-ah… ah— Espera…” Volvió a incorporarse, sujetó las manos del alfa, fijándolas más
fuertemente en sus caderas y...

Y comenzó a cabalgarle.

Al principio, fue despacio, con movimientos casi tímidos, buscando un ritmo que ambos
disfrutaran. Y cuando por fin lo encontró, aumentó la velocidad.

Los ojos de Sangwoo se clavaron en él, mirándolo con tal intensidad y deseo que hizo que su
miembro saltara del estímulo que le provocaba.

Trató de profundizar las embestidas, levantándose para caer sobre el miembro duro del alfa, pero
fue en ese momento que Sangwoo decidió levantar su pelvis, penetrándole al mismo tiempo que el
omega se dejaba caer.

Bum sintió que se le iba el aire.

Era demasiado y a la vez, no era suficiente.

Pero no podía concebir la idea de detenerse.

Trató de seguir el ritmo que había encontrado, pero apenas y podía mantener la coordinación, las
penetraciones pasaban de cortas y rápidas a lentas y profundas.

Bum no sabía cuánto más podría aguantar aquel ritmo brutal. No creía que pudiese seguir
haciéndolo por mucho.

De repente sintió al alfa llevar una mano hacia su pene y sólo lo tocó por uno segundos, al mismo
tiempo que su miembro estimuló su próstata.

Y el omega gritó.

Comenzó a eyacular, pero no se detuvo, siguió cabalgando al alfa, aunque de forma más rápida y
desesperada. Hasta que sintió las manos de Sangwoo someterlo con fuerza, haciendo que se
quedara quieto, y se corrió dentro de él. Trató en vano de volver a moverse, porque el alfa ya no
se lo permitió.

Había sido demasiado intenso, ver a Bum moverse sobre él, su rostro rojo y sudoroso, ahogado en
placer, casi masturbándose con su cuerpo. Abriéndose para él, haciendo que llegara dentro, muy
dentro, y lo llenara.

Bum perdió todas las energías que poseía y se tumbó sobre la forma sólida del alfa. Sangwoo
podía sentir su corazón latir a mil por hora y sabía muy bien que el suyo estaba en iguales
condiciones.

“Podría acostumbrarme… a despertar… así…” Murmuró el alfa, sin levantarse, demasiado


cansado para mover un sólo músculo. Escuchó las risitas débiles de Bum.
Nunca lo había escuchado reír.

Cerró los ojos.

Quisiera escucharlo reír más.

“¿Qué— ah- haces?”

Tuvo que obligarse a apartar sus ojos del alfa. Jamás podría concentrarse si seguía mirando
embobado las pupilas dilatadas de Sangwoo, su pecho bajando y subiendo por la agitación, o el
sudor que estaba bajando de su frente.

No, quería hacerlo. Podía sentir la saliva acumularse en su boca.

Bajó la cabeza, el olor a sexo llegó directo a su nariz y se mojó los labios con anticipación,
tragando.

Lanzó una última mirada al alfa. Tenía los ojos a medio abrirr, la vista fija en los movimientos del
omega. Llevó una de sus manos hacia la cabeza de Bum, el omega esperó la presión que, estaba
seguro, acompañaría el gesto, pero el alfa no la movió.

Por un segundo pensó que no le importaría si el alfa usaba su boca como quisiera, pero luego su
concentración se dirigió hacia la impresionante erección de Sangwoo y ya no quiso pensar en
nada más.

Ya sabía que era grande, la había visto, y sentido, muchas veces. Pero en ese momento, en medio
de su celo y tan cerca, le pareció gigante.

En otra ocasión, quizá se hubiera preocupado más sobre cómo iba a hacer para que entrara todo en
su boca, sin embargo sólo podía pensar en que no podía esperar más para metérselo hasta la
garganta.

“Ten cuidado.” Advirtió el alfa, con sorna.

Iba a esforzarse, quería que el alfa disfrutara de su cuerpo. Llevó la lengua hasta la cabeza del
pene de Sangwoo, duro y firme, y dio una pequeña lamida con la punta de la lengua, como
degustándolo, llenando su boca de un sabor intenso. Oyó el gemido ronco y grave del alfa por
encima de su cabeza y finalmente sintió la presión que tanto deseaba sobre su cabello.

Quería que el alfa tirara de su cabello y lo usara a su antojo.

Satisfecho con la reacción, se atrevió a lamer más profundo. Continuó haciéndolo, acompañando
cada lamida con una leve caricia de sus labios, besando el miembro casi con cariño.

Posó sus manos a ambos lados de la cintura del alfa, apoyándose en ellas para mantener el
equilibrio.

Empezó en la base de su pene y, al principio casi con timidez, recorrió todo el miembro de abajo a
arriba. Al llegar arriba hizo el mismo camino pero en sentido inverso, humedeciendo la carne todo
lo posible, y cada vez teniendo más confianza en sí mismo.

Tanto fue así que al par de pasadas de su lengua se dijo que aquello no era suficiente y empezó a
usar también sus labios, dando pequeños mordiscos por todas partes, acompañados de juguetonas
caricias de su lengua.
Y cuando ya tenía el sabor del alfa en su lengua, decidió seguir. Ir por más. Abrió la boca todo lo
que pudo y se la metió hasta que la sintió golpear su garganta.

“Ah!” Escuchó al alfa gritar, al mismo tiempo que sintió los dedos del alfa clavarse en su cabeza.
“Bum…”

La voz del alfa sonó desesperada y quebrada, y saber que él había sido la causa de tal cambio, le
llenó de fuego. Apretó ambas manos sobre la piel del alfa, y lamió con ganas toda la verga que le
cabía en la boca, usando su lengua para rodear la cabeza y dando lánguidas lamidas por todo el
tronco del pene.

Sabía tan bien.

Con cada caricia, los gruñidos del alfa se tornaron cada vez más intensos y el agarre sobre su pelo
se volvió más fuerte.

“Disculpa. No lo haré tan fuerte... ” Oyó decir al alfa, soltando su cabello. “Sigue.”

Volvió a chupar y lamer, acostumbrándose al grosor, y cuando Sangwoo dio una embestida, el
omega estaba listo y lo recibió con gula, gimiendo de placer. El alfa siguió follando su boca una y
otra vez.

Mantuvo ese ritmo durante unos minutos, disfrutando de todas las sensaciones que le embargaban
y no sabía cuál era el más estimulante: saborear el cuerpo del alfa tan íntimamente, o tener a
Sangwoo sobre él, penetrando su boca con desesperación.

Las embestidas del alfa no aumentaron de velocidad, sin embargo se volvieron más profundas y
largas, alternadas con otras más cortas y breves.

Estaba claro que el alfa quería que el orgasmo tardara en llegar. Pero no había dudas de que quería
tenerlo. Y que quería tenerlo dentro de la boca de Bum.

De pronto sintió un chorro de líquido caliente golpear su garganta y lengua, escuchó el gruñido
ronco del alfa, y tragó como si aquello fuera la cosa más deliciosa del mundo.

Quería bebérselo todo.

Movió la lengua para tragar cada gota.

Levantó la mirada, Sangwoo tenía un destello feroz en sus ojos.

No tuvo tiempo de reaccionar.

Sangwoo lo tomó por los hombros, tiró de él y al segundo tenía su boca comiéndose la suya,
compartiendo el sabor del semen en su lengua, gimiendo de placer. Se separaron cuando ya no
pudieron respirar.

Sin poder contenerse, el omega volvió a acercar su rostro al del alfa para besarle nuevamente y se
encontró con el de Sangwoo a medio camino, también ansioso. Saborearon el calor y la textura de
los labios del otro, disfrutando el momento.

Volvieron a separarse, pero el alfa lo tomó de la cintura antes que pudiera moverse lejos de él, y lo
sentó sobre su miembro. Bum suspiró, la sensación de tener al alfa dentro era tan familiar que
sintió que debía agradecerle.

“Ah… más…” Sangwoo parecía inmenso mientras se deslizaba en su interior, centímetro a


centímetro. La intimidad de la acción le sorprendió. Su cuerpo se relajó. Sintió los pulgares del
alfa acariciar levemente su cintura.

Y entonces, el alfa comenzó a follarlo con abandono.

Quiso llorar de la emoción. Bum jamás había tenido tanta atención centrada sólo en él.

Sangwoo lo embestía como si hubiese nacido para eso, como si quisiera hacer eso toda su vida, su
piel brillante de sudor, palmas suaves y fuertes, su miembro perfecto.

“A-ah… Sangwoo...”

La presión empezó a ser insoportable. Necesitaba sentir el semen de Sangwoo pintar las paredes
de su ano. Lo necesitaba ya.

Apretó los muslos alrededor del alfa, instintivamente presionando contra el miembro de Sangwoo.
Sintió su nudo formarse y deslizarse dentro de él.

“Ah-ah… muy… grande…”

Sangwoo sonrió, su expresión salvaje.

“¿Te gusta, Bum?” Jadeó, tomando las caderas del omega e internándose más profundo. El omega
sintió como si fuese partido en dos. “Me vas a sentir por semanas… Me aseguraré de ello…”

Sintió al alfa moverse más cerca de él. Las embestidas contra su próstata siguieron, de manera
constante.

“Ven.”

Sangwoo movió su cabeza a un lado, exponiendo su garganta.

“Lo hiciste una vez, ahora quiero que lo hagas apropiadamente.”

¿Quería…?

¿Quería que lo mordiera?

Vacilando, pero sin atreverse a refutarle algo a su alfa, Bum se inclinó, acomodando su boca sobre
la piel de Sangwoo. Sin poder contenerse lamió, encontrándose con el sabor salado propio del
alfa.

Lo sintió gruñir.

“¡Hazlo!”

Bum lo mordió, como pudo, pero Sangwoo negó con la cabeza.

“¡Más fuerte!” Ordenó.

Con toda la fuerza que poseía, el omega fijó su boca en la piel del otro, sus dientes se cerraron
fuertemente sobre el cuello del alfa, hasta que sintió su sangre llenar su boca.

Se apartó, la mordida no era ni remotamente tan profunda como la suya había sido, pero aún así,
ver aquella marca, su marca, sobre el alfa, le hizo calentarse.

Sangwoo gimió, sus uñas se hundieron dolorosamente en las caderas de Bum cuando trató de
acercarlo más a él. La presión dentro del omega aumentó, el nudo del alfa se había fijado en su
entrada y Sangwoo se estaba corriendo dentro de él.

“Mierda… Bum....” El omega no respondió, sólo temblaba en los brazos de Sangwoo, besando
torpemente la piel mordida con la boca abierta.

“¡Ah!”

Sangwoo ahogó sus gemidos con un beso, y luego dio un mordisco ligero a su cuello y garganta,
y recorrió con su lengua desde su pecho hasta su ingle, terminando frente al miembro de Bum,
dándole una lamida.

Horas antes, el omega había tratado de ocultar su erección mientras se duchaban, excitado y
desesperado como estaba, a Sangwoo le llamo la atención aquella reacción. Le quito ambas
manos, y vio el rostro lloroso y suplicante del omega mientras trataba inútilmente de volverse a
cubrir.

Estaba avergonzado. No sabía de qué, habían visto mas que suficiente del otro como para que no
pudieran sentirse cohibidos.

Miró el pene de Bum, nunca le había brindado particular atención. Era normal. Quizá mas
pequeño que el promedio, pero eso era algo normal en omegas. Era incluso… adorable. No tenía
el color furioso del suyo, ni venas rodeándolo.

Fue ahí cuando decidió que se la mamaría al regresar a su dormitorio, apropiadamente.

Jamas había hecho algo así.

¿Qué tan difícil sería hacer a Bum correrse sólo con su lengua?

Sintió a Bum gemir, seguido por sus dedos hundiéndose en su cabello.

El alfa no lo detuvo. Dio un par de lamidas más, esperando que Bum gritara de placer. Y cuando
el omega lo hizo, abrió la boca todo lo que pudo y se la metió hasta el fondo.

Fue ese momento en el que Bum se perdió.

“Ah-ah… ahhh!”

El omega sintió que iba a morir, movió las caderas de manera desesperada, buscando entrar cada
vez más dentro de esa boca que le seguía lamiendo.

Al sentir que el omega estaba nivelando sus jadeos, el alfa succionó su miembro con todas sus
fuerzas.

Llevo ambas manos hacia el trasero de Bum, empujándolo contra su propia boca, con tanta fuerza
que parecía que quisiera ahogarse con él. Y cuando sintió el pene de Bum apenas rozar su
garganta debido a su tamaño, éste soltó lo que no era otra cosa que un desgarrador grito de placer.

El omega no duró mucho. Miro a Sangwoo, con la boca llena de él y su mirada nublada en deseo
y—

Ni siquiera tuvo tiempo de avisar que estaba por correrse en su boca.

Sangwoo no sólo estaba chupándosela sino que lo disfrutaba inmensamente, así que no pudo
evitar soltar un jadeo animal al verlo así, sintiendo cómo todo su cuerpo convulsionaba. Apenas y
pudo reaccionar al sentir la boca del alfa succionar su pene con fuerza, tragando su semen. La
estimulación era demasiada.

Con rapidez el alfa se incorporó y besó a Bum con ganas, con el sabor de sí mismo en su lengua.
Lo besó hasta que dejó sus labios bien húmedos y enrojecidos y luego se arrodillo frente al omega.

“Ábrete para mi.” Ordenó.

Bum sintió un escalofrío.

Se dio la vuelta, quedando boca abajo, abrió las piernas y separó sus nalgas con ambas manos. La
lubricación se deslizaba por sus muslos en abundancia, y su miembro erecto goteaba sobre las
sabanas. Sangwoo tuvo que detenerse para no embestirlo ahí mismo.

Tenía otros planes.

“Alfa… mi alfa…” Suplicó el omega, completamente desesperado.

Con cuidado, el alfa se arrodilló tras él, tomo sus nalgas y hundió su rostro en su trasero. Lamió el
lubricante que caía de sus muslos y sus testículos, antes de probar con su lengua el húmedo
agujero. El cuerpo de Bum se sacudió y dejo salir gemidos agudos. Lamió nuevamente su entrada,
bebiendo el delicioso néctar que salía mientras lo abría con sus dedos.

Era estrecho, no tenia idea como si lo habían hecho muchas veces durante los últimos días.

Bum se corrió con su nombre en sus labios, soltando gemidos agudos con la boca abierta y los
ojos cerrados.

El alfa no se detuvo y siguió lamiéndolo con mas fervor.

Iba a hacer que se corriese con su lengua muchas veces más.

“¿Sangwoo?” Llamó Bum, al despertar.

No podía sentir el calor del alfa envolviéndolo.

Se levantó, escuchó algunos ruidos fuera del dormitorio.

¿Dónde estaba el alfa?

Lo necesitaba.

Tomó una camisa que estaba en el suelo y se la puso. Olía a él.

Fue hacia la cocina y ahí lo encontró, vestido sólo con unos boxers y sirviendo dos vasos de agua.
Bum gimió, apoyándose en la puerta. El olor del alfa le golpeó los sentidos, estimulándolo
nuevamente. Sin preocuparse de lo inapropiado que era, comenzó a masturbarse ahí mismo.

“¿Bum, qué—?” No pudo terminar la pregunta, porque había notado lo que llevaba puesto el
omega.

Con un gruñido se acercó a zancadas, apartó las manos de Bum de su entrepierna y lo cargó, con
ambos brazos, llevándolo al dormitorio y olvidando por completo los vasos de agua.

Lo depositó en el nido y se quitó los boxers antes de apoyarse sobre él. El omega se retorció ante
su mirada, trataba de llevar sus manos a su miembro necesitado pero Sangwoo tomó sus muñecas
y las fijó a ambos lados de su cabeza.

Uno a uno desabrochó los botones de su camisa y al bajar por su pecho descubierto, lamió se
esternón antes de desviarse hacia uno de los pezones y succionarlo hasta sentirlo erecto entre sus
dientes. Bum se arqueó por completo y el alfa sonrió, complacido, mientras daba pequeñas
lamidas con su lengua sobre el botón apretado.

“No sabes… lo bien que hueles… cuando mi aroma está sobre ti.” Dijo, dando un pequeño beso
sobre el pezón derecho antes de pasar al otro. “¿Me quieres dentro, Bum?”

Bum gemía, fuera de sí, restregándose contra él y balbuceando. Sangwoo no podía dejar de pensar
en lo excitante que era verlo de tal manera y su miembro estaba completamente de acuerdo.

Bajó por el pecho del omega, hasta su ombligo, y lo lamió antes de seguir más abajo. Aún
recordaba lo mucho que Bum había gozado de su mamada, su gesto de abandono total había
quedado grabado en sus pupilas. Con eso en mente, Sangwoo miró hacia arriba para observar
cómo gemía y se arqueaba bajo su contacto. Tenía las manos hechas puños, fuertemente cerradas
sobre las sábanas y parecía contenerse por tocar su entrepierna.

Estaba obedeciendo la orden que Sangwoo le había dado, al separar sus muñecas.

Eso lo excitó aún más.

Se inclinó hacia delante, fundiéndose en el espacio entre sus piernas, y ambos soltaron un gemido
cuando sus miembros calientes se rozaron. Sangwoo se agachó, mordiéndole los labios y lo
embistió suavemente, haciendo que el omega soltara un gemido gutural. Comenzó a moverse
contra él mientras se besaban con mucha lengua y poca coordinación.

“¿Te gusta?” Preguntó, entre jadeos.

La fricción era tan maravillosa que el alfa temió correrse enseguida como si fuera un adolescente.
Ver a Bum con su camisa había hecho que tanto él como sus instintos alfas quisieran aclamarlo
como suyo nuevamente.

¿Era posible morderlo otra vez?

Quería que todo el mundo supiera bien a quién pertenecía.

Bum no podía con el ritmo, se le hizo insoportable. Necesitaba más. Más rápido, más fuerte, más
duro, más, más…

El alfa cerró los ojos y apretó los dedos dolorosamente contra las caderas del omega. Éste se
inclinó hacia delante, sosteniéndose con los hombros anchos de Sangwoo, buscándole la boca, y
sus labios se encontraron en un beso errático. El alfa gruñó, enterrando una de sus manos entre su
cabello corto y le folló la boca al mismo ritmo que movía sus caderas contra las de Bum, antes de
dejarlo ir.

“Espera… Sangwoo…” Parecía estar a punto de correrse, así que Sangwoo se obligó a parar un
segundo, aprovechando para apretar y manosear los muslos que todavía tenía en sus manos,
impidiéndole que cambiara de posición pues así era justo como le quería: con las piernas abiertas
para él, completamente expuesto y dispuesto a recibirle todas las veces que le diera la gana.

No podía más.

Tomó su miembro y lo guió hacia el cuerpo de Bum, entrando en él de un sólo movimiento. Cerró
los ojos un instante, disfrutando de la sensación que le rodeaba. Tan cálido y húmedo, quería
enterrarse totalmente en él, ¿cómo había podido contenerse esos días? Podía vivir todos los días de
su vida ahí, dentro.

Lo único que quería era hacerlo todas las veces posibles, todos los días durante el resto de su vida.

Quédate conmigo para siempre.

Se levantó un poco y besó a Bum hasta que sintió los labios entumecer.

Al separarse, vio que la respiración del omega se había normalizado, señal de que ya se había
acostumbrado a la intrusión y decidió que prefería ver al omega gemir desesperado por que lo
penetrara de una vez.

Salió de él, completamente.

“Ah- ah… Sang… ¿Sangwoo—” La protesta fue interrumpida cuando el alfa volvió a entrar con
una brutal embestida con la que quedó enterrado completamente dentro de Bum. “¡Ahhh!”

El gemido del omega, desesperado y quebrado, era justo lo que Sangwoo quería oír. Y por eso no
esperó a que Bum se acostumbrara a tenerlo dentro sino que salió con un rápido movimiento y
volvió a entrar con la misma rapidez, una y otra vez.

Escuchó los sonidos de Bum, cada vez más suplicantes y ansiosos por tener al alfa dentro de él
más tiempo, tratando de evitar que su miembro dejara completamente su entrada.

Levantó las manos, queriendo tocarlo. “Sangwoo…” Gimió. Pero el alfa estaba más concentrado
en embestirlo, así que sus esfuerzos fueron inútiles. “Sangwoo…”

El alfa quería que Bum se corriera antes que él, quería verle tener un orgasmo y otro, y otro más.
Quería ver cómo su cuerpo se sometía por completo hacia él.

Se detuvo, sintió la presión en su ingle incrementarse. Tenía que concentrarse para no perder el
control y correrse antes de tiempo. Cuando lo hizo, salió de aquel cuerpo cálido para volver a
entrar en él con tanta brutalidad que la espalda del omega se levantó unos centímetros del nido.

“...Sangwoo…” Jadeó Bum. Repitió su nombre como un mantra, cada vez que sentía al alfa salir
de él sólo para entrar de nuevo con la misma brutalidad. “Por favor…”

“¿Qué?” Preguntó. Pero cuando no recibió respuesta, siguió embistiéndolo. Salió de él y entró de
nuevo, sintiendo cómo el omega trataba inútilmente de retenerlo dentro de él. Luchó contra sí
mismo, no era el momento de hundirse en Bum. No todavía. “Dime.”

Escuchó algo parecido a su nombre salir del omega en un jadeo, haciendo que el alfa empujara
con más fuerza directamente contra su próstata, haciendo a Bum eyacular.

La imagen de Bum corriéndose era algo que jamás olvidaría. Su cuerpo entero se retorció de
placer y su boca soltó un jadeo casi animal. Pero sólo pudo quedarse unos segundos disfrutando
la escena, quería prolongar ese placer aún más y fue así como salió del omega para volver a entrar
en él, buscando su punto de mayor placer.

El omega buscaba ciegamente algo a lo que aferrarse, Sangwoo seguía penetrándolo con
embestidas certeras, fuertes y controladas y sólo se quedaba dentro de él unos segundos, nunca el
necesario.

“Dime, Bum.”
“Quiero…” Dijo, revolviéndose en la cama. “Te quiero dentro…”

“¿Nada más?”

“Lléname…” Mojó sus labios, algo resecos, tratando de calmar su respiración y decir lo siguiente,
sin apartar un instante su mirada. “Por favor… lléname.”

Sangwoo sintió que una parte salvaje de sí mismo clamaba a gritos por poseer al omega frente a él.

Así que lo hizo.

Con un gruñido bestial se enterró en el cuerpo del omega nuevamente, sin controlar el ritmo de sus
embestidas, tan fuertes que parecía que era la primera vez que disfrutaba de su cuerpo. Podía sentir
el interior del omega como nunca antes, cálido y húmedo a más no poder.

“Sangwoo… aquí.” Vio a Bum tomar su mano y lo dejó, curioso. Siguió con la mirada como el
omega llevaba su mano hacia su propio cuello, ordenando los dedos para que encajaran ahí,
cubriéndolo todo.

¡TRAIDORA! ¡Yo te amaba! ¡¿Porqué lo defiendes?!

De un salto, se alejó.

Esa imagen...

Sintió la mano temblorosa del omega, tratando de posicionar nuevamente su mano sobre su cuello,
tímidamente. Sangwoo se alejó fuera de su alcance, confundido. “¿Bum?”

“Hazlo…” Murmuró con voz rota, como una súplica.

“¿Qué?”

“Confío en ti.”

La seguridad de Bum, el contacto entre sus manos y la mirada que le dirigió, hicieron que
finalmente el alfa se decidiera a llevar una mano hacia el cuello del omega, ejerciendo presión
sobre él.

“Te amo.” Escuchó decir, antes de ejercer más presión.

Sintió cómo el omega experimentaba un nuevo orgasmo, apretando con fuerza su miembro
hinchado, caliente, y que por fin estaba donde debería estar. Y al ver a Bum tan sumido en placer,
con los ojos cerrados y gimiendo su nombre, Sangwoo empezó a penetrarle con un ritmo brutal y
desesperado, sintiendo cada espasmo del cuerpo debajo de él.

Se corrió. Podía sentir cómo todo su cuerpo se electrizaba a causa del placer y la sensación de
poder marcar algo que era suyo. Apretó sus dedos aún más.

No se detuvo. Siguió moviéndose dentro de él, queriendo que su semen llegara lo más dentro
posible del cuerpo del omega y haciendo que el nido se moviera a su compás.

Cerró los ojos, hundido en placer y tratando de evitar que el dolor que sentía en su pecho
interviniera en ese momento. No podía mirar sus propios dedos alrededor del cuello del omega por
un segundo más.

No fue hasta que sintió la palma de Bum recorrer sus mejillas, que se dio cuenta que había estado
llorando.

Abrió los ojos y vio la mano del omega caer, sus párpados se habían cerrado.

Lo soltó de inmediato.

“¿Bum?” Al no escuchar sonido alguno, lo movió de una lado a otro, bruscamente. “¿Bum, estás
—?” El omega tenía los ojos cerrados, pero respiraba.

Se había quedado dormido. Lucía satisfecho.

Respiró, como si no hubiera podido hacerlo por mucho rato. Como si lo hubieran estado
ahorcando a él.

No podía dormir.

Después de unos minutos de observar el techo y escuchar la respiración de Bum a su lado, aún
vivo, vivo, vivo— se levantó, tomó su ropa, y salió de la habitación, dejando al omega
profundamente dormido.

El hombre frente a Seungbae parecía cansado, pero al menos había aceptado la entrevista.

“¿Está seguro?” Preguntó, por segunda vez.

“Sí.”

Se puso de pie, caminando hacia la ventana. “No tiene pruebas.”

“No, pero las tendré.” Aseguró el beta.

Lo vio caminar de un lado a otro, hasta que finalmente se sentó y leyó el documento frente a él.
Frunció el ceño. “Autorizaré una auditoría para revisar el caso, depende de ello que abramos
cualquier tipo de investigación contra Oh Sangwoo.”

Firmó el papel y se lo entregó al beta.

Seungbae no pudo evitar sonreír, le extendió la mano. El alfa frente a él hizo lo mismo, aunque
dudó por unos segundos en devolverle el gesto.

“Muchas gracias. Es todo lo que pedía.”

Salió del edificio principal, más feliz de lo que había estado en mucho tiempo.

Había conseguido lo que estaba buscando, pronto lograría que se hiciera justicia.

Pero antes...

Sacó su celular.

—xxx-xxx-4356 9:20am
Necesito otra dosis. Lo más antes posible, es urgente.

Chapter End Notes


Bueno, se acabó la luna de miel.

Traté de mostrar que a Bum le encanta la fuerza de Sangwoo, cuando no está dirigida
violentamente hacia él, y tampoco sabía cómo mató a su madre (de lo contrario jamás
hubiera pedido lo del final). Las cosas se complican para este par.

¡Espero hayan disfrutado de esta maratón!

♥♥ Gracias por los comentarios y kudos ♥♥


Chapter 15
Chapter Notes

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Cuando Bum abrió los ojos, notó que el alfa que había estado acostado a su lado antes que se
quedara dormido, ya no estaba. Y por lo débil de su aroma, se había ido hace mucho.

“¿Sangwoo?”

Se levantó, no encontró la camisa del alfa en el piso. De hecho, por más que buscó, no pudo
encontrar ninguna de sus prendas. Tomó una de las sábanas y se la envolvió alrededor del cuerpo
antes de salir del dormitorio a buscarlo.

“¿Sangwoo?” Llamó nuevamente, caminando con las piernas temblorosas.


Sintió...

Sintió miedo.

Fue hacia la cocina, apoyándose de las paredes. Pensó en ir primero a la sala pero por más que se
concentró no pudo oler al alfa ahí. Su aroma, aunque distinto al que había estado acostumbrado
durante esos días, venía de la cocina.

¿Quizá sólo se había levantado por algo de comida y agua como lo había hecho antes?

Algo le decía que no era así.

Lo encontró apoyado en el lavadero, la cabeza gacha y los brazos haciendo fuerza. Podía ver sus
venas y músculos tensos desde donde se encontraba.

Temió acercarse.

“¿Sangwoo?” Quería llorar, ¿por qué?

Después de unos minutos, el alfa habló, pero no se dio la vuelta. “Bum.”

A pesar del conflicto emocional que Bum estaba sufriendo, sintió una oleada de excitación, muy
común durante esos días, y fluidos bajar por sus muslos. Juntó ambas piernas, tratando de evitar
que siguiera saliendo más líquido lubricante.

“A-ah…” Miró al alfa, suplicante y emitiendo feromonas. “Te… necesito.”

Lo escuchó respirar con dificultad.

Y, finalmente, se levantó.

Caminó hacia la mesa, donde estaban sus llaves. Por más que quiso, Bum no pudo ver la
expresión en su rostro.

“Voy a salir.” Dijo, y sin dar más explicación caminó hacia la entrada.

Bum no entendía, ¿por qué se iba? Aún sentía que el celo no se había terminado del todo, debía
faltar poco porque la necesidad que tenía dentro se había calmado considerablemente. Eso no
quería decir que ya no quería al alfa a su lado. No.

Quería dormir con él, despertar junto a él.

Como pudo, caminó lo más rápido hasta llegar al alfa que estaba en la entrada, colocándose una
casaca y preparándose para salir.

“Sangwoo…” Dijo, y al no obtener respuesta se atrevió a tomarlo del brazo.

Había sido apenas un roce, pero el alfa se zafó del omega como si el tacto de éste le quemara.

Bum pudo ver su rostro entonces y retrocedió un paso. Tuvo que obligarse a mantenerse en su
lugar y no correr hacia la seguridad de su nido, pero los ojos del alfa lo habían asustado. Estaban
rojos y la expresión de su rostro...

“Vuelve al nido.” Ordenó Sangwoo, quitándole la mirada de encima.

“Pero…”
Abrió la puerta, Bum no pudo hacer más que verlo irse. No volvió a intentar retenerlo, muy
confundido por la actitud del alfa.

Estaba llorando.

¿Por qué?

Lucía perturbado.

Demente.

Todo había ido bien, o al menos eso creyó el omega. Habían pasado la mayor parte del tiempo en
el nido, recordó, mientras caminaba hacia el baño. Por alguna razón se sentía sucio.

Sangwoo había sido muy atento con él, lo había ayudado y ambos habían disfrutado de esos
momentos. Estaba seguro. Sentía la prueba de ello dentro de sí.

¿Entonces por qué, si todo estaba bien, se había ido? Preguntó una voz en su cabeza.

Encendió la luz del baño y observó, con atención, su cara en el espejo. Tenía el cabello revuelto y
enormes chupetones en el cuello y torso. Al bajar la mirada vio que en realidad su cuerpo entero
estaba decorado con marcas.

Llevó una de sus manos a su estómago, encontrando semen seco sobre su vientre.

Se quitó por completo las sábanas que aún traía alrededor de la parte inferior de su cuerpo, y
decidió tomar una ducha antes de volver al nido.

Durante los días de su celo, había sido Sangwoo quien lo había lavado. No recordaba detalles
puesto que estaba ido la mayor parte del tiempo, pero sí fragmentos del alfa hablándole con cariño,
jabonándolo y asegurándose que estuviera limpio y fresco.

Sentir el agua fría caer por su cuerpo fue un alivio.

Comenzó a jabonarse usando la esponja. Luego de terminar con la parte de adelante y limpiar los
restos de semen, decidió encargarse de la parte de atrás. Con cuidado metió un dedo dentro de él,
notó que aún había semen caliente, y no era poco.

La quitó, sonrojándose al recordar cómo Sangwoo lo había penetrado numerosas veces, tan
desesperado y agresivo...

Cómo había sido él el que le había suplicado que se corriera dentro.

Suspiró, apoyándose en la pared para terminar de enjuagar su cabello. Había usado el shampoo
del alfa, el olor familiar le hizo sentir un poco mejor.

Al salir de la ducha, tomó una de las toallas pequeñas y se la llevó a la cabeza. Usó la más grande
para enrollarla alrededor de su cuerpo.

Miró su reflejo.

¿Hice algo mal?

Sin obtener respuesta, volvió a su dormitorio.

Al dormitorio de Sangwoo, se corrigió.


Arrastró las sábanas hasta ahí, y cuando llegó la dejó en el piso. Después de buscarla por largos
minutos, encontró su ropa a un lado del armario, y se debatió en ponérsela o no. No iba a salir a
ningún lado, prefería quedarse ahí esperando a que el alfa regresara, como había hecho muchas
veces. No había necesidad de vestirse, razonó.

Un golpeteo en la puerta lo sacó de sus pensamientos.

Miró la ropa en sus manos, decidió que sería mejor ponérsela antes de ver quién tocaba.
Rápidamente se vistió, y se acercó hacia la puerta principal. Los sonidos no habían cesado.

Se acercó para ver quién era, y se encontró cara a cara con Seungbae.

Rápidamente, se dio la vuelta, como si el beta pudiese verlo también.

“¿Yoon Bum? ¿Estás ahí?” Escuchó.

Su corazón latía muy fuerte, quería esconderse.

No había forma que abriera esa puerta.

“Es urgente.” Dijo el beta, Bum no podía ver si estaba mintiendo o no, su olor neutro no lo
permitía.

“Me ha mandado la universidad. Mira.” Bum se acercó nuevamente a la puerta, poniéndose de


puntas para poder ver por la mirilla el documento que el beta le estaba mostrando. “Puedes verlo
por ti mismo.”

Pudo distinguir el nombre de la universidad a la que ambos iban, la firma del decano y la hoja
membretada.

Dudó.

“Si no abres, Sangwoo se meterá en problemas.”

¿En problemas?

Abrió la puerta, sólo un poco, esperando recibir el documento y evitar mayor interacción con
Seungbae, pero éste no lo permitió y entró de todas maneras. El omega no pudo resistencia, se
sentía cansado y nuevamente liberó feromonas, llamando a su alfa. No se sentía seguro con el beta
ahí.

“Yoon Bum, vengo a entregarles esto.” Dijo, solemne, aunque se notaba satisfecho.

Le entregó el documento que había visto antes. Bum trató de concentrarse en leerlo, mientras el
beta miraba curioso la casa.

“¿Dónde está Sangwoo?” Preguntó, en tono amable.

Por alguna razón, a Bum le recorrió un escalofrío al escucharlo.

“Salió.”

Caminó hacia la sala, echando una mirada casual. “Mmm.”

“¿Qué es esto?”

“Una citación para su auditoría.” Dijo, mirando hacia las escaleras del segundo piso.
Parecía como si…

Como si supiera que Sangwoo no iba a estar ahí.

Volvió su vista al documento en sus manos, había muchas letras y tenía que leer varias veces una
misma línea para entender el significado. Le estaba costando mucho. Fue por eso que al leer la
primera parte del documento, pensó que no lo estaba haciendo bien. Debía ser un error.
“¿...Orgías?”

El beta no parecía hacerle mucho caso, estaba más concentrado en recorrer con la vista todos los
detalles de la casa. Se veía muy distraído y casual como para serlo realmente. Bum sintió que
empezaba a marearse. “Es para lo que te quería. Usualmente se les organiza una fiesta a los alfas
de primer año, usan a un beta o alfa sin manada como diversión principal. No es expresamente
ilegal porque todos ellos aceptan hacerlo.”

Sabía de esas fiestas…

Incluso, si la memoria no le fallaba, el mismo beta le había hablado de ellas cuando mencionó lo
de la apuesta.

“Pero…”

“Yo creo que es una forma de manipulación.” Siguió Seungbae, como si estuvieran discutiendo
algo sin mucha importancia.

Bum se apoyó en la pared a sus espaldas y se llevó una mano a la sien, tratando de minimizar el
dolor que se había intensificado en esa zona.

“Sangwoo los invita a salir y las víctimas aceptan, muy felices de que el gran Oh Sangwoo viera
algo de valor en ellos. Las seduce, les hace creer que son importantes para él, les promete que la
pasarán bien juntos.”

Cerró los ojos, la mano que sostenía el documento comenzó a temblar.

“Mentiras, obviamente.”

Escuchó al beta caminar hacia la cocina.

“Todo para que accedan a participar.” Siguió.

Recordó la mirada del alfa, la sonrisa que decoraba su rostro cuando se acercó a él en la biblioteca,
hace meses. Había sido la primera vez que lo había tenido tan cerca, la primera vez que había
olido su exquisito aroma a tal distancia.

“Te vi hace unos días y quería saber si puedes salir conmigo mañana. Nada formal, sólo pasarla
bien.”

“Trató de hacer lo mismo contigo.” Dijo el beta, volviendo al pasillo.

No. No. Sangwoo no era así. Todo estaba bien entre ellos. Él jamás… “N-no… él—”

Abrió los ojos, vio a Seungbae permanecer frente a él, apoyado sobre la pared y con los brazos
cruzados. “Pero no contó con que fueras un omega.”

“¡ALÉJATE!”
Sangwoo había estado en el lugar en el que él se encontraba en esos momentos, con los puños
apretados y el gesto furioso. Lo había arrojado al otro lado cuando Bum había tratado de
acercarse.

“Y te mordió.”

Aquella noche.

“Por favor, corrígeme si me equivoco.” Dijo el beta, con un destello en sus ojos. “Quiero que mi
versión de los hechos no tenga errores.”

No entendía. “¿Versión? ¿De qué—?”

“Lee el cargo por el que aceptaron la audiencia.”

Volvió a bajar la mirada, sus manos seguían temblando y gotas de sudor caían por su frente.
Levantó el documento para evitar mancharlo. Buscó la parte final, que hacía referencia a la razón
principal de la audiencia.

“Malos tratos a su pareja omega.” Leyó. Por un segundo no pudo entender las palabras que
salieron de su boca. Con urgencia se volvió al beta. “¡Eso n-no es cierto!”

Una trampa.

Era una trampa.

Vio al beta fijar su mirada hacia el fondo del pasillo. “Te dije que iba a hacerte daño, te dije que
no te quería a su lado.”

“N-no, estás equivocado.” Defendió. “Sangwoo—”

“¿Dónde está ahora? Todavía sigues en celo, ¿no?” Dijo, abriendo los brazos. “¿A dónde crees
que se fue, dejándote aquí, solo?”

“Él…”

¡Él va a regresar!

¡Él no haría esto!

¡Él no me dejaría!

A esto, Seungbae sonrió, aunque tristemente. Como si le tuviera pena.

“No puedes responder porque no sabes.”

Comenzó a caminar hacia Bum.

“Te dejó.” Siguió el beta.

El omega retrocedió todo lo que pudo, pegando el documento a su pecho, como si fuera a
protegerlo de las palabras del beta. “N-no…”

“¿Qué pasaría si entraran otros alfas aquí? Este es un barrio solitario, podrían hacerlo.”

No. No.
Sangwoo lo había protegido.

Recordaba eso.

“A él no le importó pensar en eso.” Dijo el beta, acercándose aún más.

Estaba… seguro.

¿O no?

“La pasó bien por unos días, fue todo.” Dijo, deteniendo sus pasos y quedando a medio metro de
él, pero aún así Bum sentía que su presencia le sofocaba de la peor manera. Lágrimas cayeron por
sus mejillas, sus feromonas seguían llamando a su alfa inútilmente. “Sangwoo es así, no va a
cambiar. Sólo hace lo que quiere, cree que es superior al resto y las leyes no se aplican en él. No
organiza orgías, ni pelea con otros alfas porque fue maltratado de niño. No. Lo hace porque puede
hacerlo.”

Vio al beta caminar hacia las escaleras, sin subir. Señaló un espacio, cerca a la entrada de la sala.

“Mató a su madre omega, ¿lo sabías?” Bum no pudo asentir, estaba petrificado. “Aquí, lo hizo al
final de estas escaleras.”

Sangwoo se lo había dicho. Sin detalles, pero lo había hecho.

“Me parece ridículo que aún insista que la ama.” Con un gesto contemplativo, miró al omega que
se parecía estar a punto de perder el equilibrio. “¿También te dijo eso, Yoon? ¿Que te ama?”

No.

No lo había hecho.

Sangwoo no lo amaba.

“Su padre era como él, y su madre nunca lo denunció.” Dijo el beta, acercándose a la puerta. Los
ojos de Bum ya no lo seguían. “Si no te cuidas, terminarás en estas escaleras, sus manos alrededor
de tu cuello.”

Escuchó abrir la puerta.

“Dile a Sangwoo que en unos días lo veré frente al consejo.”

Cerró los ojos, rogando que de una vez se fuera.

“Claro, si es que regresa.”

Sin poder ahogar sus sollozos, cayó sobre el piso, aún sujetando el documento con sus manos.
Sentía que sus instintos le decían algo y las voces en su cabeza otra cosa. No podía pensar
claramente, parecía que las palabras de Seungbae le habían apuñalado varias veces y le dolía todo.

“Si no te cuidas, terminarás en estas escaleras, sus manos alrededor de tu cuello.”

Escuchó pasos.

No se atrevió a abrir los ojos nuevamente.

“Ah, pero ya lo intentó…” Era la voz de Seungbae. Venía de todas partes, como un eco dentro de
su cabeza.
No es real.

“Tú mismo se lo pediste.”

No es real.
No es real.
No es real.

“¿Qué tan idiota puedes ser, Yoon?”

“Es lo que él hace.” Trató de taparse los oídos, incapaz de seguir escuchando. “Seduce,
manipula…”

Por favor, basta.

“Es así como otros aceptaron ser parte de esas orgías.”

Detente.

“¿Tu amor te ha cegado?” Lo escuchó acercarse más a su oído. “No, lo disfrutaste.”

“Por favor…” Lloró.

Recordó la sensación sobre su cuello. “Sentir sus manos en tu cuello, apretando tu piel.”
Rodeándolo. “Evitando que respiraras.” Presionando. “Eres un puto masoquista. Puede hacer lo
que quiera contigo, puede cortarte si quieres... Siempre vas a estar ahí. Esperándolo.”

Negó fuertemente con la cabeza.

Sangwoo lo había aceptado a su lado. Lo sabía. Lo podía recordar. “Él… me dijo…” Dijo, en un
susurro desesperado. “Quédate—”

Quédate conmigo.

“¿Le creíste?” Preguntó una nueva voz que parecía ser la de esa alfa, Jieun. Reía. “Lo decía por tu
celo.”

Cubrió su cabeza con ambos brazos.

No.

No era cierto.

“Es un alfa, sólo quería follarte una semana sin parar.” Explicó. “No hay más que eso. Un
agujero, nada más.”

Pero él… fue tan amable. Tan gentil. Pensó. Sangwoo lo había cuidado durante todos los días de
su celo. No había sido como la primera vez. Lo había besado muchas veces y ambos habían
disfrutado de la intimidad de su nido, juntos.

“¿Lo fue?” Preguntó la voz, con sorna. “¿Seguro que no es tu celo nublando tu juicio?”

¿Recordaba eso?

Sí.
Recordaba a Sangwoo mirarlo con brillo en los ojos, su boca buscando desesperadamente la suya,
sus manos acariciando sus muslos.

Pero...

“¿Qué hay sobre Jieun?” Preguntó la voz de Seungbae.

“Ella—”

¿Acaso Sangwoo no la había golpeado cuando ésta trató de herir a Bum? ¿No había salido en su
defensa?

“Es una alfa muy atractiva, ¿notaste como han vuelto a hablarse? ¿Como ríen cuando no están
cerca de ti?” Reían cuando estaban subiendo las escaleras del centro comercial. Como buenos
amigos. Como algo más. “Se ríen de ti.”

Había hundido su cabeza entre sus brazos. “No importa…”

“Sí, sí importa. Te dice que te quedes con él, pero se va cuando más lo necesitas.”

“Volverá…” Aseguró, con voz quebrada.

“¿Oliendo a sexo y otros alfas? Lo ha hecho antes, aún así seguías con él.” Lo escuchó reír junto
con otras voces. Reconoció la voz de Sangwoo entre ellas. Ahogó un sollozo entre sus brazos.
“Cuando ya no le sirvas, te echará a un lado y volverá a buscar otros que le interesen.”

“Él no haría eso…” No, no. no.

“Despierta, Yoon Bum.” Levantó la cabeza, abrió los ojos. No había nadie frente a él. “Ya lo
hizo.”

Por varios minutos Bum no tuvo fuerzas para moverse ni seguir llorando. Todo fue silencio en la
casa.

¿Vas a quedarte ahí, viendo cómo entra por esa puerta con otros en brazos? ¿Vas a esperar que
llegue y folle a otras personas en tu nido?, escuchó. Un eco débil pero insidioso en su tímpano.

Lloró fuertemente, volviendo a ocultar su rostro entre sus manos, dejando el documento que
Seungbae le había entregado a un lado.

¿O vas a hacer algo al respecto?

Al salir de casa no había tenido una idea concreta hacia dónde ir, pero cuando estuvo manejando
hacia las afueras de la ciudad, se le ocurrió ir al bar al que estaba acostumbrado, y al pasar por el
cementerio, cambió de idea y se desvió.

No había visitado ese lugar desde que mató a sus padres, ni siquiera había ido al funeral. La
familia de su madre había insistido que su padre y ella fueran sepultados juntos, cosa que generó
gran indignación en el público que seguía el drama del momento.

Le costó poco tiempo encontrar las tumbas, estaban viejas, poco cuidadas. La tumba de su padre
tenía una flor podrida. Sangwoo creyó que le iba a pelo.

Había estado de pie frente a ellas, sólo observándolas. Su mente era un desastre y no podía pensar
con claridad.
“¿Sangwoo? ¿Oh Sangwoo?”

Volteó brevemente, antes de volver a dirigir su mirada a las tumbas. “Profesor.” Saludó.

El profesor Park. No lo había conocido en la universidad, no. Lo conoció hace muchos años atrás,
aquel día, como Oficial Park. Recordaba sus palabras perfectamente estudiadas al pie de las
escaleras, recordaba los esfuerzos inútiles que hizo porque asistiera al funeral. Es normal,
Sangwoo. Todos sufrimos diferente.

No entendía que él no había sufrido.

Estaba feliz.

Era libre.

“Muchacho, ¿qué haces aquí?” Preguntó el beta, acercándose cautelosamente.

Hizo un gesto vago con la mano. “Vengo por ellos.”

Podía imaginar el rostro de Park, lleno de gozo por verlo finalmente “expresar” su tristeza.

Trató de no reír.

“Ah. Tus padres…” Comenzó el hombre mayor, con un tono de voz de simpatía. Sangwoo temió
que le tomara de un hombro y le comenzara a hablar de la vida. No lo hizo. “A pesar de los años
uno nunca puede olvidar a sus seres queridos.”

Soltó una risa cruel.

“¿Queridos?” Dio media vuelta, mirándolo fijamente. “No, no. Los odiaba.”

Pateó una piedra a sus pies.

“Aún los odio.” Resaltó.

Levantó la mirada hacia la copa del enorme árbol a su derecha. Era un día tranquilo.

Esperaba que ellos siguieran pudriéndose en el infierno.

“Están haciendo mierda mi vida.” Suspiró, llevándose ambas manos a los bolsillos. Un gesto muy
casual para alguien con los demonios que él llevaba dentro en ese momento. “Quiero que me
dejen en paz.”

Park no dijo nada por minutos, su rostro mostraba lo confundido que estaba.

¿Acaso tenía que ser más claro?

Odiaba que tuviera que examinar sus palabras antes de decirlas. Era un gesto tan beta.

Finalmente lo escuchó hablar, aunque el tono de su voz no permitía entender hacia dónde quería ir
con su discurso.“Están muertos, no puedes pedirles justicia.”

¿Justicia?

¿Quién quería justicia?

“No, se equivoca.” Negó, sonriendo ampliamente. “No quiero justicia, ya la obtuve cuando se
fueron al infierno.”

“Sangwoo…” Advirtió el beta, tratando de evitar que siguiera, pero a Sangwoo le importaba un
carajo mantener una imagen frente al profesor.

“Nos pegaba, ¿sabía eso? ¿Lo escuchó en el juicio?” Oh sí. Lo había hecho. Todo el mundo
estuvo muy al pendiente de su historia y lo que él tenía que decir. Pobre niño, había escuchado, al
caminar hacia donde el juicio se había realizado, al lado de su abogado. Idiotas. “Era cierto,
aunque toda la basura que dijeron alrededor de la historial real no lo fuera.”

Hubo espectáculo, hubieron rumores. El más descabellado había sido que en un arranque de celos,
Sangwoo había desafiado a su padre al encontrarlo con su novia, matándolo para defender su
honor.

Hubieron otros, sobre la relación que tenía con su madre. Esos… esos le hacían hervir la sangre.

“Le pegaba a mi madre. Constantemente.” Dijo, pateando otra piedra, disfrutando del viento en su
rostro. “Nunca hicieron nada contra él.”

Cuando estuvo en la estación, dando su declaración, recordó que varios oficiales le habían tratado
como si fuera un infante, cuando en realidad ya estaba en secundaria. Recordó que muchos le
decían ¿pero tu madre por qué no lo denunció? Hubiéramos hecho algo antes que esto
sucediera. No entendían que ella no quería hacerlo. No entendían que había sido por su estúpido
amor. “La ley tiene muchas cosas por arreglar, lamentablemente hasta que un omega no denuncie
a su alfa, no se puede hacer mucho.”

Escupió hacia la tumba de su padre. “Nunca lo hubiera hecho. Lo amaba”

¿Acaso él la amaba? No.

Ni siquiera hizo el esfuerzo…

“¿Qué derecho tiene a ser enterrado junto a ella?” Comenzó, al no escuchar ninguna respuesta del
ex-policía. “Lo he pensado muchas veces.”

Aún recordaba sus gritos de terror. No por ella, sino por él. Sus brazos extendidos, como si
quisiera hundirse en el cadáver del hombre que los torturó por años.

“Y ahora me doy cuenta que es lo que ella hubiera querido.” Dijo, soltando otra risa. “Siempre a
su lado.”

Frunció el ceño.

“Me enferma.”

Ambos permanecieron en silencio. No era cómodo, pero al menos no tenía que escuchar el
incesante vómito verbal del oficial.

¿Qué querían?

¿Por qué seguía viéndola? ¿Por qué en Bum?

“No lo entiendo.” Dijo, mirando su tumba. Era más pequeña, común, simple. Como lo había sido
ella en vida. “Está muerta.”

“Lo sé.” Respondió Park, a su lado.


Se acercó más. “¿Entonces por qué mierda sigue atormentándome?” Preguntó, en un siseo
desesperado.“¿Porqué tengo que escucharla? ¿Por qué yo?”

Jamás había hecho algo contra ella, incluso cuando era un adolescente, jamás le levantó la voz.
Trató de protegerla. Muchas veces enfurecía a su padre a propósito para que éste lo golpeara a él y
no descargara su furia en ella. Pensó que se tenían el uno al otro.

Claramente, había estado equivocado.

“Quiero que se pudra en el infierno que escogió. No me importa.”

El hombre negó con la cabeza, sin quitar la vista de las tumbas. “No creo que eso sea cierto.”

“¿Qué carajo sabe usted?” Gruñó, mostrando los dientes. Vio a Park abrir mucho los ojos y se
alegró. “No me venga con esa basura psicológica, no sirvió antes y no servirá ahora. Es un puto
beta sin mayor relevancia, no sabe nada de mi vida.”

“Es cierto, no lo sé.”

No tenía ninguna gracia golpear al beta, lucía impasible. Tranquilo, incluso.

¿Había imaginado su sorpresa anterior?

“Pero no creo que tu madre te sea tan indiferente. Tampoco creo que tu padre lo sea.” Dijo, sus
cejas juntas en gesto de tristeza.

“Los mataría otra vez.” Aseguró, con los puños cerrados a cada lado de su cuerpo. “No piense por
un segundo que no lo haría.”

Había sido el mejor día de su vida, y el peor. Ver desaparecer el brillo de vida de los ojos de su
padre mientras lo apuñalaba había sido exquisito. Nunca se había sentido tan bien. Pero también…
había visto el rostro desencajado de su madre, los ojos saltones y la piel morada bajo sus dedos...

“Ambos sabemos que no los mataste.”

El alfa resopló. Al diablo con Park. “Lo hice. Soñaba con hacerlo por años.”

“Sangwoo…”

Estaba harto de las palabras del viejo, estaba harto del desorden en su cabeza y estaba harto de sus
padres. “Deje de pretender que soy un incomprendido, alguien que necesita protección. No soy tu
puto hijo, viejo idiota.”

Sabía que Park había perdido a su hijo muchos años atrás, se lo había dicho aquel día en las
escaleras. Te pareces a él cuando tenía tu edad. Ridículo. Sabía, además, que esa basura se la
decía a todo el mundo, se lo había dicho a Seungbae a quien tenía de protegido.

“No lo eres, lo sé.” Respondió, calmado.

“¿Entonces por qué mierda sigue aquí?” Sintió lágrimas. No.

“Estás sufriendo, Sangwoo.” Quiso matarlo, en verdad quiso hacerlo en ese segundo. “Esto, lo
que estás haciendo aquí, no va a servir de nada. El daño que tus padres te hayan hecho seguirá
siendo parte de ti.”

Risas. “Le dije que dejara su maldita psicología.”


Con cuidado, el hombre se acercó a él, hasta ponerse frente a frente. “¿Qué quieres, Sangwoo?
¿Qué estás esperando conseguir estando aquí?”

“Quiero que me dejen en paz.” Respondió, con honestidad. “Si no me dejan vivir tranquilo,
tampoco merecen morir tranquilos.”

A Park se le ocurrió que aunque Sangwoo hubiera crecido tanto, tuviera el doble de su masa
muscular en sus mejores tiempos y tuviera una personalidad poderosas, en muchos aspectos,
seguía siendo ese niño asustado que encontró en una escena de terror.

Nunca lo había visto así, parecía un león enjaulado.

Tuvo mucha curiosidad.

¿Qué había pasado?

“No quiero hacerle daño a Bum.” Escuchó decir apenas. Por un segundo creyó que había sido
algo que había imaginado, pero al ver a Sangwoo notó que éste evitaba su mirada.

¿Bum?

Recordó el nombre del omega que Seungbae le había dicho en su informe. Yoon Bum.

Así que, de eso se trataba.

“Ellos están muertos. No podemos cambiar lo que pasó.” Comenzó, evitando poner una mano en
el alfa. Sabía cómo eran, había trabajado con varios, odiaban que se les consolara. “Pero tú estás
vivo. Y sólo tú puedes arruinar tu propia vida, muchacho.”

Sangwoo se agachó, poniéndose en una posición extraña para un alfa en presencia a un beta. Pero
Park reconoció las señales, la tensión en los hombros del alfa y la forma distraída pero metódica en
la que arrancaba el pasto a sus pies.

“Tienes que escoger.” Si todo eso había sido por el omega, entonces Seungbae había estado
equivocado. Ah, el amor. “Los omegas son frágiles, pero aman intensamente. Tienes un verdadero
tesoro, no lo eches a perder.”

Sangwoo no respondió.

“Y por cierto, no me recuerdas a mi hijo.” Dijo, echando una mirada hacia donde se encontraba la
tumba que había visitado horas antes. “Me recuerdas a un niño asustado que conocí en uno de mis
casos. Trató de proteger a su madre como pudo, pero ella había sido manipulada y maltratada por
mucho tiempo, no estaba bien. Lo hirió y él, para sobrevivir, tuvo que hacer una elección.”

Se agachó como pudo, ya no tenía el físico de antes y sus rodillas y caderas protestaron con el
movimiento.

“Nada de eso fue tu culpa, Sangwoo.” Dijo, en un murmullo. “Tienes que comenzar a aceptarlo.”

Se puso de pie nuevamente, casi pierde el equilibrio al hacerlo.

“Sin embargo, las fiestas-orgía, las peleas callejeras y el uso inadecuado de propiedad de la
universidad… Eso me temo que sí.” Dijo, con buena gana. Nadie había resultado herido, salvo
esos pandilleros de las zonas bajas y el orgullo de Seungbae. “Y aunque no sea ilegal, como
siempre se lo recuerdo a mi estudiante, no quita que esté al borde de lo legal.”
El alfa era capaz de muchas cosas, era inteligente, razón por la cual la beca había ido para él y no
para su protegido. Era carismático y poderoso. Pero tenía un corazón frágil, aunque no quisiera
aceptarlo.

“No sé si conociste a Yoon Bum por una apuesta, como sugiere Seungbae. No sé si lo mordiste a
consciencia. No sé los pormenores de su relación, pero el hecho de que estés aquí, parado frente a
mí, en un lugar que no has visitado nunca… me da una idea de la importancia de ese omega en tu
vida.”

Por más que trató, no pudo ver la expresión del alfa.

“¿Y qué?” Dijo, con sorna. “¿Debo buscar en mi interior por la luz que iluminará mi camino?”

“No, necesitas ayuda.” Respondió el beta, seriamente. Había insistido muchas veces que fuera a
un especialista, pero ni el abogado del alfa ni sus tutores habían accedido. Está bien. Tonterías, el
muchacho frente a él no estaba nada bien. “Terapia, algún pasatiempo que no sea matar
pandilleros en los barrios bajos. Te recomendaría a alguien si no supiera que preferirías buscarla
por tu cuenta.”

Escucharon a lo lejos a alguien llamar por otra persona.

Todo se quedó en silencio después.

“¿Por qué sigue aquí?” Preguntó el alfa, volviendo a ponerse de pie. Park no pudo evitar comparar
lo pequeño que era a su lado. “Acaba de mencionar todas esas cosas por las que su protegido me
ha tratado de acusar por años, usted también firmó la audiencia que me hicieron la primera vez.
No pretenda estar de mi lado.”

Ah, los alfas no eran tan difíciles de tratar. Sólo… diferentes.

“Seungbae es un buen muchacho, como tú.” Dijo el viejo, con buena gana. “Sólo quiere
venganza…”

Sangwoo supuso que podía entender eso.

De repente Park se le acercó con un gesto conspirador. “Y necesita una vida.”

Echó a reír.

Caminaron lado a lado hacia la entrada del cementerio, donde estaba sus autos estacionados.

“Debes decirle adiós. Es difícil hacerlo, sobre todo a esas personas que nos hacen daño.” Dijo el
beta, sacando sus llaves. Sangwoo notó que llevaba unas flores blancas, algo marchitas, en sus
manos.

“Aún quiero desenterrarlos y volverlos a matar.” Confesó.

Vio a Park negar lentamente con la cabeza. “No servirá de nada, seguirás sintiéndote así.”

Donde antes se había sentido lleno de furia, en esos momentos Sangwoo se sentía vacío. Quería
enojarse con el beta, pero éste le hizo imposible el poder hacerlo. Odiaba admitirlo pero al menos
su cabeza ya no se sentía como si estuviera a punto de estallar.

“Me voy, deberías irte también.” Dijo el beta, abriendo la puerta de su carro antiguo.

Sangwoo estaba por hacer lo mismo con su propio auto, cuando escuchó que lo llamaba.
“Y muchacho,” se detuvo unos minutos, evaluando si decir lo siguiente o no. “Como yo lo veo,
no podrás estar con ese omega si sigues con este camino.”

No. No lo permitiría.

Tenía que estar con Bum.

Para siempre.

“Cuídate, muchacho.” Se despidió, manejando lejos de ahí.

Se quedó varios minutos dentro del auto, sólo mirando la calle frente a él, hasta que el sonido de
su celular lo sacó del ensimismamiento en el que se encontraba.

Contestó a la tercera timbrada. Era Jieun. “¿Alo?”

“Es urgente.” Dijo la alfa, sin dar más explicaciones.

“¿Dónde están?” Preguntó Sangwoo, arrancando el auto con una mano.

“Ikovox Coffee, pero oye—”

El alfa la interrumpió. “Voy en camino.”

Y aceleró.

La cafetería estaba a unos minutos del centro de la ciudad, así que llegó en poco más de media
hora. Usualmente no había mucho tráfico por esa zona, pero algunas calles estaban en reparación
y tuvo que tomar rutas alternas.

Era uno de esos lugares nuevos, caros y de moda. No había duda para Sangwoo que Jieun había
sido la que escogió el lugar.

Los vio en seguida. Sungmin y Jieun estaban sentados en una de las mesas exteriores, la alfa
estaba concentrada en su teléfono mientras que el otro hablaba en voz baja, apenas moviendo los
labios y jugando con la pajilla de su bebida. Ninguno notó su presencia hasta que estuvo muy
cerca de su mesa.

“¿Dónde está Donggyu?” Fue lo primero que dijo, pensó que se había ido al baño pero al
acercarse notó que sólo habían dos sillas.

Sungmin lo miró como si ni siquiera supiera quién era Donggyu.

“¿Qué?” Preguntó, dejando su bebida a un lado.

“Están aquí para hablar de Seungbae, pensé que él también tendría algo qué decir.” Dijo, jalando
una silla y sentándose.

Los dos alfas intercambiaron una mirada de desconcierto.

“¿Vine aquí por Seungbae?” Preguntó Sungmin, volviéndose hacia la alfa y levantando una ceja.

Había algo muy raro ahí.

Frunció el ceño.
“¿Qué pasa?” Preguntó al alfa de su manada, usando su voz alfa.

Sungmin se veía sumamente incómodo, pero como era de esperarse, no pudo negarse a una orden
directa de su líder, mucho menos hecha con esa voz. Tomó nuevamente su bebida y con una
mirada rápida a Jieun, comenzó a hablar. “En realidad—”

“Seungbae logró una audiencia para el viernes.” Lo interrumpió la alfa rápidamente.

Sangwoo sabía que lo había hecho a propósito, pero también era consciente que aquella era
información importante, así que lo dejó pasar. No sin antes enviar una mirada de advertencia a
Sungmin, indicándole sin palabras que no habían terminado su conversación.

“¿Cómo?” Preguntó.

Hace unos años, meses después que Sangwoo hubiese obtenido la beca que Seungbae quería, el
beta había logrado una audiencia con el antiguo decano. En ella trató de demostrar que el alfa
había roto reglas fundamentales de la universidad, pero no logró convencer al consejo. Todos
pedían pruebas, no teorías sin sentido de un beta de mediano rango.

En ese entonces Seungbae no había logrado siquiera que se pusiera en duda su inocencia, y
debido a que perdió los papeles y se atrevió a demandar otra oportunidad a una sala llena de alfas,
el consejo no volvió a hacer caso a sus reclamos.

Hasta ese momento.

“Habló con el nuevo decano, le dijo que tendría una prueba contundente para ese día.” Dijo Jieun,
dejando el celular a un lado y tomando un trago de su bebida.

Sangwoo resopló, con burla. “No tiene nada.”

La alfa negó ligeramente, haciendo una mueca de desagrado al dejar de tomar. “No entiendes,
puso en juego su propio puesto para asegurarse que le creyera.”

Imposible. Si algo sabía muy bien del beta era que amaba su puesto en la universidad. Tenía toda
clase de privilegios gracias a ello. No había manera que lo pusiera en juego por algo así.

No si no estuviera absolutamente seguro de que conseguiría las pruebas necesarias para culparlo.

Jieun miró a todos lados antes de seguir. La cafetería estaba lejos de la universidad, y aunque
había mucha gente dentro, en las mesas externas sólo había una anciana. “Debe tener alguna idea
de cómo hacerlo, de lo contrario jamás se hubiera arriesgado de tal manera.”

“¿La fiesta de primer año?”

“No podría ser eso, nos encargamos.” Contestó Sungmin, pidiendo permiso con la mirada. Jieun y
Sangwoo eran líderes de manadas, iguales en jerarquía, aunque Sangwoo no la viera así. Sungmin
era sólo un alfa parte del grupo, no debería interrumpir o siquiera participar en una conversación
así sin el permiso de su alfa líder. “Todos los involucrados fueron por su cuenta.”

Se quedaron en silencio, escuchando el ruido de los comensales dentro del establecimiento. El olor
a café y canela calmó los sentidos de Sangwoo.

Le recordaba a Bum.

“¿Viste el documento?” Preguntó, recordaba vagamente que la primera vez que lo citaron, la
universidad había enviado una copia del papel a su casa. No contento con eso, Seungbae lo había
encontrado al salir de clases al día siguiente para restregárselo en la cara.

“No.”

Olieron a un grupo de alfas acercarse. Eran jóvenes, llevaban el uniforme de un colegio cercano.
No hablaron hasta que los vieron desaparecer al doblar una esquina.

“No hay manera de que Seungbae obtuviese la información necesaria para acusarte sin hacer
cosas ilegales por su cuenta.” Dijo Jieun, rompiendo el silencio.

“La droga.”

Nuevamente Sungmin buscó la mirada de Sangwoo. “El sujeto que interrogamos, Donggyu y yo,
en el baño… dijo que el alfa que lo hizo se fue en cuanto la pelea se terminó porque sabía que lo
ibas a buscar.”

Al no obtener ningún comentario por parte del otro alfa, Jieun siguió. “Hablen con él nuevamente
hasta que suelte un nombre y busca a ese alfa.”

Sangwoo se puso de pie, bruscamente.

“No tengo tiempo para esto.” Declaró. Si Seungbae quería pelear con él con tanto ahínco, lo haría.
De una vez por todas.

“No puedes ir y retar a Seungbae.” Dijo Jieun como si estuviera hablando con un idiota.

El alfa tiró un puñetazo a la mesa, sonriendo con un placer macabro, haciendo que por poco las
bebidas de ambos alfas cayeran al piso. “Le voy a dar lo que quería. Está pidiendo a gritos que lo
mate.”

“Sangwoo, si haces algo así, podrías ir preso.”

La sonrisa se borró de su rostro. No podía ir preso.

Bum…

La sola idea de que lo alejaran de él—

“Déjamelo a mí.” Siguió Jieun, muy segura, tomando su celular y presionando la pantalla
rápidamente por unos segundos.

¿Seguiría Bum esperándolo en la cocina o habría vuelto al nido? Había pasado mucho tiempo
desde que se marchó. Sacó su celular y vio que ya era más de las cuatro de la tarde. Quizá lo
mejor sería comprar algo para comer antes de regresar. Alguno de esos pastelillos que a Bum le
gustaban tanto. Luego podrían volver al nido y pasar el resto del día ahí.

No notó que ambos alfas lo miraban, extrañados.

“¿Y... porqué viniste hasta aquí?” Preguntó Jieun, intercambiando otra mirada con el alfa frente a
ella. A Sangwoo muy poco le importaba si estaban cogiendo, pero estaba harto del secretismo
entre ellos. “Bum aún sigue en celo.”

Se encogió de hombros. No le debía ninguna explicación a nadie. Mucho menos a Jieun.

“Es el último día.” Dijo, restándole importancia.

Jieun levantó una ceja.


De repente, dejó de tomar su bebida y colocó el vaso con el logo de la cafetería frente al otro alfa.
“Sungmin, cariño, tráeme otro y compra ese pastel de fresas que vimos al llegar. Demórate un
rato.”

“¿Qué voy a hacer mientras?” Preguntó el alfa más alto.

“No sé, pero no se te ocurra comértelo.”

“Ah…” Miró a Sangwoo. “Er, ya regreso.”

Lo vieron ponerse de pie y caminar hacia la cafetería con el vaso de Jieun en sus manos.

Sangwoo soltó una risa.

“¿Cariño?” Preguntó, burlón.

Había pensado que sólo estaban juntos para liberar algo de tensión sexual, pero al parecer no era
así. Min Jieun estaba saliendo con un alfa de menor categoría, uno que fumaba como si fuera
chimenea y que estaba bajo el mando de Sangwoo.

Con un dedo en sus labios, Jieun lo calló. “Shh.”

No parecía particularmente molesta.

“¿Qué hacen aquí, realmente?” Preguntó, apoyándose en el respaldar de su silla. Más relajado que
hace unos momentos ya que el tema no estaba relacionado directamente con él.

“¿Qué te importa?” Dijo ella, haciendo lo mismo y cruzándose de brazos.

Sangwoo sólo arqueó las cejas, fingiendo inocencia a pesar de no estar frente a más personas. “Es
parte de mi manada, ¿cómo sé que no tratas de embaucarme?”

No lo decía en serio, por supuesto. Sabía que Jieun no quería ese tipo de poder, por eso le había
dejado temporalmente el mando de su grupo hasta que el celo de Bum terminara. Pero esa
situación era muy divertida como para no aprovecharla.

Jieun se acercó hacia él, ofendida. “Tengo mejores cosas que hacer que seducir a tu manada a ser
parte de la mía.”

“Nadie dijo nada de seducir.” Dijo él, con una sonrisa.

“Bueno, ya.” Se había sonrojado. Por un segundo a Sangwoo se le cruzó por la mente la idea de
que él debía sentirse ofendido porque Jieun había pasado de un alfa líder a uno como Sungmin.
Pero fue pasajero, poco le importaba lo que esos dos hicieran.

“¿Qué pasó? No deberías dejar esa casa hasta mañana…” Dijo, dirigiendo su mirada hacia los
carros que pasaban por la calle de al lado.

“Vengo del cementerio.”

Volvió su mirada hacia él, sorprendida.

“¿Qué hacías ahí?”

Sangwoo no tenía amigos. No los quería. Había usado a varias personas para conseguir lo que
quería, les había cegado con la idea de que formaban parte de su vida, cuando no era cierto. Casi
siempre estaba rodeado de personas, sabía que era alguien carismático y todos se sentían atraídos a
su poder. Jieun era prueba de ello, no lo conocía y aún así trató por mucho tiempo que la
mordiera.

Las cosas habían cambiado, Jieun era quizá lo más cercano que tendría a un amigo en su vida.

Aunque seguía sin confiar mucho en ella.

Entre toda la basura que Park había dicho, encontró algo de razón. No podía seguir así, los
fantasmas de sus padres estaban en su nuca, esperando pacientemente el momento para arruinar su
vida.

No podía arriesgar sus planes, su futuro, con algo así.

“Necesito ayuda.” Dijo, fijando su mirada en la alfa, pendiente de su reacción. Las palabras, al
salir de su boca, le supieron amargas, casi se retractó al segundo de decirlas. Su orgullo le gritó
que él no estaba mal, que los demás eran el problema. Pero sus padres ya no vivían, estaban a
metros del suelo, enterrados lado a lado en un cementerio olvidado, casi a las afueras de la ciudad.

Él no. Él se quedó ahí, viviendo, expiando sus culpas. No podía dejar que ellos siguieran
castigándolo. No podía dejar que su padre le arrebatara a otra persona que amaba. No podía dejar
que su madre lo atormentara por algo que ella misma escogió.

“Claramente.” Respondió Jieun, rodando sus ojos.

“No.” Siguió, mirando hacia la calle. “Voy a buscar ayuda.”

Finalmente, la alfa pareció entender el verdadero significado de sus palabras. Abrió los ojos, su
boca quedó semi-abierta. “Sangwoo…”

Levantó una mano, sintió la mirada de ella seguir el movimiento. Lo hizo un puño.

“No quiero ser como mi padre.” Dijo, liberando la presión en su palma. “No quiero que él se
quede conmigo así.”

Vio que Jieun tenía los ojos brillosos, como si estuviera aguantando las lágrimas y no soportó
verla. No quería su lástima ni su simpatía, le irritaba.

“Esto… no sale de aquí.” Aclaró.

La alfa se llevó una de las servilletas a los ojos, limpiándolos. “Pff, por supuesto.”

Un mozo pasó a recoger las cosas que la anciana, a unas mesas adelante, había dejado. Al pasar
por su mesa vio ninguno tenía una bebida, pero al percatarse del ambiente cargado entre ambos
alfas no se atrevió a acercarse.

Sangwoo se puso de pie, ya era tarde. Quería volver con Bum. “Puedes llamar a tu juguete sexual
de vuelta.”

“Ja, ya quisiera.”

Se despidieron, cada uno con varias cosas en la cabeza.

Sungmin debió estar viéndolos porque a los segundos de irse su líder, él se apareció, con una
bebida idéntica a la que había tenido Jieun antes, en una mano y un plato con un pedazo de torta
encima, en la otra.
“¿Cómo vamos a encontrar a alguien que no quiere ser encontrado? ¿Cómo Seungbae va a
conseguir pruebas? Los únicos que sabemos todo somos nosotros.” Dijo, tratando de no sacar un
cigarro y terminando por jugar con una de las servilletas, solo para tener algo qué hacer con los
dedos.

Sungmin no era el tipo usual de Jieun, quien antes de Sangwoo le había gustado sólo dos personas
en su vida. Pero a diferencia de otros alfas, a Sungmin no le molestaba que le ordenaran, era muy
gracioso e inteligente, aunque no lo hubiera parecido cuando lo conoció.

Era, además, atractivo, cuando no estaba oculto tras una gorra sucia y una casaca de cuero vieja.
Sus padres tenían dinero, como descubrió cuando sugirió aquella cafetería, pero Sungmin prefería
divertirse con Sangwoo y su grupo. Valoraba a su manada y respetaba mucho a su líder. Tanto,
que cuando Jieun, de broma, le había dicho que le daría un beso por cada secreto que le dijera,
Sungmin se había puesto muy serio y había dicho que jamás haría tal cosa contra su manada.
Aquello le sorprendió pues había logrado que Sungmin dejara de fumar tanto cuando lo amenazó
que no se le acercaría si olía a tabaco.

“No me mires así, yo no voy a hablar.” Había estado mirando distraídamente al alfa, causando que
éste pensara que estaba insinuando algo.

“Mmmm.” Tomó algo de su bebida. “La última vez, Seungbae trató de sacar información de
Sangwoo en una fiesta, drogándolo.”

Asintió. “Sí… pero estábamos desprevenidos, era una fiesta de alfas. No había razón para dudar.”

Una fiesta. Había sido la oportunidad perfecta para Seungbae, los alfas menores no atacaban a los
de mayor rango, así que el grupo de Sangwoo había estado desprevenido. Además, había sido en
casa de un grupo de la misma universidad. Había sido muy fácil drogar al alfa, aprovechándose de
su poco sentido contra el peligro. “Deberíamos organizar una fiesta.”

“¿Deberíamos?”

“Fin de exámenes, no sé, cualquier excusa.” La torta sabía muy bien.

Sungmin dejó la servilleta con la que había estado jugando a un lado. “Si la organizamos,
Seungbae sabrá que es una trampa.”

“Que la organice otro grupo, qué importa. Seungbae sabe que como los dos grupos élite de la
universidad, cualquier evento alfa está bajo nuestra supervisión. Igual sabrá que estamos detrás.”
Probó otro pedazo de torta antes de dársela al alfa, éste se negó. “La haremos mañana.”

“¿Un día antes de la audiencia?” Preguntó el alfa, mordiéndose los labios, pensando. Volvió su
mirada a Jieun cuando entendió su plan. “Ah, ya veo. Vas a crear una oportunidad para que haga
lo que tenga planeado hacer…”

Sonrió. “Sí. Iremos todos. Incluso el omega de Sangwoo.”

“¿Bum?”

“Vamos a hacer que Seungbae trate de conseguir su prueba en la fiesta, y entonces lo


atraparemos.” Dijo ella, con un brillo malicioso. Apenas podía esperar para destruir al beta.
Definitivamente se lo había tomado personal. “Y así tendremos nosotros prueba de que está
acosando a Sangwoo y usando drogas para acusarlo. Jaque Mate.”

Escuchó la exclamación de asombro de Sungmin y no pudo evitar sentirse orgullosa de sí misma.


“Jieun, Bum acaba de estar en celo…”
Ah.

Era cierto.

Los omegas se volvían muy hormonales y sensibles durante el celo, cualquier cosa podría
alterarlos y hundirlos en estrés.

“No pensé en eso.” Admitió.

“No, no.” Dijo Sungmin, entusiasmado, apoyándose sobre la mesa con los codos. Si Jieun no
supiera que había recibido la misma clase de modales que ella, desde pequeño, lo hubiera
corregido. “Un omega necesitado y asustado por la seguridad de su alfa sería perfecto, no habría
forma que Seungbae pudiera ganar.”

Oh. Ohhhh.

Si se probaba que Seungbae había alterado al omega de Sangwoo con sus acusasiones falsas—
“Seungbae dejaría el consejo…”

“...y no podría molestarnos nunca más.” Terminó el otro alfa, una sonrisa triunfante y orgullosa en
su rostro.

Dirigida hacia ella.

“Mierda, ¿sería muy rápido decirte te amo en nuestra primera cita?” Dijo Sungmin, riendo, y sin
pedirle permiso, tomó un tenedor y se llevó una de las fresas de la torta a la boca.

“¿Primera cita? ¿Y todo lo que hemos hablado es de Seungbae?” Con las mejillas algo coloreadas,
le quitó el tenedor, llevándose la fruta a la boca, antes que el otro tuviera oportunidad de
recuperarla. “Ni hablar. Haremos esto nuevamente.”

En respuesta, Sungmin tomó otra fresa de su torta con la mano y se la comió, mirándola
directamente a los ojos.

Jieun tuvo que recordarse que el alfa era parte importante de la manada de Sangwoo y por lo tanto
no podía matarlo.

Por el momento.

Abrió la puerta, con una sensación extraña en el pecho. Una que no podía describir más que como
urgencia.

“¿Bum?” Llamó, y por alguna razón, el silencio que obtuvo de respuesta no le sorprendió.

Esperó no haberlo asustado.

Había tratado no hacerlo.

Caminó hacia el nido, y si bien el lugar aún olía a Bum, no parecía que el omega había estado
recientemente ahí. Revisó el lugar donde había dejado su ropa, y no la encontró.

“Mierda.”

Casi corrió hasta la sala, se inclinó en el sofá y buscó la mochila donde el omega siempre
guardaba todas sus cosas personales, pero por más que movió los muebles como poseído, no la
pudo encontrar.

“¡Mierda!” Fue hacia la cocina, llegó hasta la lavandería. Nada. Ni siquiera olía tanto a Bum.
Subió al segundo piso, rogando que estuviera ahí a pesar de que le había advertido que no se le
estaba permitido. Nada. No había rastro alguno del omega. “¡Carajo!”

Revisó el baño, incluso bajó hasta el sótano esperando encontrarlo.

Nada.

¡Nada!

Subió nuevamente y sacó su celular, dejó que sonara hasta que lo mandó al buzón de voz.

Marcó nuevamente.

Siguió haciéndolo hasta que, enojado, arrojó el celular a la puerta de la cocina.

“¿¡A dónde se fue?!” Se preguntó, desesperado. Volteó, la puerta principal aún seguía abierta, en
su prisa había olvidado cerrarla. Salió corriendo hacia la calle antes de poder pensárselo mejor.

Miró a todos lados, no podía ver a ninguna persona fuera. El vecindario estaba casi abandonado,
lo sabía. Desde esa paliza que le dio a los otros alfas y su sangre aún decorando su calle, no habría
forma que otros se acercaran.

¿Cierto?

¿Acaso alguien se había atrevido a hacerle daño cuando no estaba?

Fue hasta un callejón, ni siquiera podía guiarse por su olfato porque no podía oler a Bum en
ningún lado. No había forma de que el omega hubiera sido secuestrado. No, no, razonó. La única
manera de no sentir sus feromonas o el dolor en su pecho era que Bum hubiera decidido irse por
su cuenta.

Era la única manera.

Sintió furia recorrer sus venas.

“¿¡Dónde mierda estás?!” Gritó.

Corrió hacia otro callejón, al otro lado de la calle. Sólo encontró tachos de basura y uno que otro
mueble viejo. Se concentró. Estaba convencido de que Bum estaría por ahí cerca, no había forma
de que— “¿Dónde…?”

No podía olerlo. No podía sentirlo cerca.

Su vínculo...

“Se fue.” Dijo, quedándose muy quieto en medio de la calle.

No.

No, no.

Era imposible.

“Bum…” Llamó suavemente, antes de volver a correr hacia el final de la calle.


Ya ni siquiera estaba preocupándose por investigar exhaustivamente cada callejón, sólo corría
como un demente por las calles.

“¡Se fue!” Gritó, sin detenerse.

Fundió las palmas de sus manos en puños, fuertemente. Rechinó los dientes. Era la imagen de un
alfa amenazado y dispuesto a atacar.

“¡MIERDA!” Volvió a gritar, rompiendo el silencio de la cuadra.

No podía ser—

Se detuvo.

Bum no se atrevería…

Él no—

“Después de todo... “ Murmuró.

¿Qué hacía ahí? ¿Él buscando a ese omega insignificante?

¿No debía ser al revés?

¿No lo había seguido Bum muchas veces alrededor del campus?

¿No había sido esto lo que quería?

Bum, fuera de su vida, al fin.

“Después de todo lo que le dije…” Masculló, sin poder disimular el escalofrío que recorrió su
cuerpo.

Llevó sus brazos a su cabeza, sentía que iba a volverse loco.

“¿Se fue?” Dijo, con una voz diferente, más aguda. Vulnerable. “¿Me dejó?”

Hizo lo que mi madre nunca pudo.

Al menos él sí se atrevió a huir, acotó una voz distante en su cabeza.

Pateó uno de los buzones con enojo.

“¡Después de todo lo que hice por él!”

Recordó sus propias palabras. Quédate conmigo.

¿Acaso le había importado al omega? ¿Quería verlo así, desesperado?

No. Bum no era así. Él lo amaba. Lo había demostrado muchas veces.

Debía haber una explicación para todo eso.

Bum jamás—

“No…” Dijo, en voz baja. “No podría…”


“Te amo.”

“Él…”

“Déjame hacerlo. Por favor.”

“No podría.”

Escuchó risas.

No eran sólo las suyas.

Comenzó a lanzar puñetazos a todo lo que se le cruzara, riendo como un desquiciado, causando
que varias paredes sufrieran daños. Ningún vecino se asomó a ver lo que pasaba.

“¡CÓMO MIERDA SE ATREVE A DEJARME!” Gritó, golpeando un tacho de basura,


arrojándolo hacia una casa. “¡NO LO PERDONARÉ! ¡NO LO PERDONARÉ!”

Llegó hacia otro callejón, había un poste de luz en la entrada.

“¡LO MATARÉ!” Lo tomó entre sus manos, simulando ahorcar a alguien.

¿Después de todo, no se lo había pedido él mismo?

¿No era eso lo que Bum quería?

Trató de imaginar su rostro, pero no pudo. Por más que presionaba lo único que llegaba a su
mente era la figura de su madre, sonriendo perversamente, casi disfrutando la tortura. Podía
escuchar las risas de su padre resonando en su cabeza.

“¡CARAJO!”

Lo soltó de inmediato, dando un puñetazo final que hizo que los nudillos de su mano derecha se
bañaran en sangre.

Se quedó mirando sus manos con asombro por varios minutos, respirando agitadamente.

¿Había sido él?

“No…” Frunció el ceño. Él no quería a Bum así. “Yo…”

Se sintió terrible, fuera de sí mismo. No podía creer que ese era él.

Cerró los ojos, sus hombros comenzaron a temblar.

“No soy…”

No soy mi padre.

¡No quiero hacerle esto a Bum!

¡No soy él!

Le dolía el pecho, pero ese sufrimiento lo reconoció como propio, al igual que el dolor de cabeza.
Sintió lágrimas bajar por sus mejillas.

“Está bien.” Respiró profundamente. “Todo está… bien.”


No, no lo estaba.

“Lo encontraré.” Se aseguró a sí mismo. “Solucionaré esto.”

Aún podía escuchar las risas de su padre por intervalos, gritando: “¡Mátalo, mátalo!”.

“Sólo necesito…”

Regresó a su casa, pudo notar algunas cabezas asomarse para ver la razón de todo ese disturbio
pero no se molestó en dar explicaciones. No le importaba si sus vecinos llamaban a la policía o no.

Estaba terriblemente cansado.

Fue hacia la cocina y se agachó frente al lavadero, abrió el grifo mojando toda su cabeza. La
temperatura fría del agua hizo que su dolor menguara, aunque el cambio fuera mínimo.

Se quedó bastante rato ahí, sintiendo las gotas caer por su cabello, hasta que escuchó el sonido
particular de su timbre de llamada salir de uno de los rincones de la cocina, donde estaba su
celular.

No tenía muchas ganas de contestar.

Dejó que sonara, hasta que se detuvo.

Se levantó y caminó hacia donde estaba su celular. Después de unos minutos de pensarlo, lo tomó.
Quizá era Jieun, quizá habían descubierto algo más sobre Seungbae.

Trató de que le importara pero no pudo.

Sólo quería encontrar al omega.

Vio la pantalla.

---Llamada perdida. Yoon Bum. 6:37PM

El corazón le dio un vuelco, presionó el signo de “llamar” lo más rápido que pudo, casi no podía
respirar de la anticipación.

A la segunda timbrada, escuchó a alguien responder.

“Sangwoo…” Era él.

“Bum...” No pudo evitar sonreír de alivio al escuchar su voz. “¿Dónde estás?”

Escuchó un par de voces más, Bum sonaba adormilado, se demoró más de la cuenta en contestar.
“Estoy en la universidad.”

¿En la universidad?

Sabía el horario de Bum de memoria, sabía que sus exámenes comenzarían cuando los de
Sangwoo terminaran. Sabía que no tenía nada que hacer allá a esas horas.

“¿Qué haces—? No importa, iré a recogerte.” Tomó sus llaves, corrió hacia la entrada.

Escuchó un sollozo.

Se detuvo en seco.
“No.”

Más voces. “¿Qué?”

“No vengas.”

“Bum.”

Ya no trató de ocultarlo, Bum comenzó a sollozar abiertamente en el teléfono. “No… quiero


verte.”

Se llevó una de las manos a la cabeza, miró al suelo, perdido. Y fue ahí donde lo vio, se agachó y
tomó el papel arrugado entre sus manos. Parecía manchado con lágrimas.

No podía ser.

¡No se atrevería…!

Iba a matar a Seungbae. Al demonio la audiencia y lo que Jieun le había dicho.

“¿Qué te dijo ese imbécil?” Dijo, cortante y furioso. “No es cierto, nada de lo que te haya dicho
es cierto.”

Escuchó más sonidos del otro lado, la respiración de Bum se entrecortaba con sus sollozos e
hipos. “Me duele.”

De inmediato su furia se evaporó. Su omega lo necesitaba.

“Déjame verte.” Rogó.

Podía solucionarlo.

“Me dejaste solo, yo pensé...” Tragó. Sangwoo podía imaginarlo llorando, como lo había visto
tantas veces, tratando de ocultar su tristeza porque estaba acostumbrado a hacerlo solo, en ese
dormitorio sucio a las afueras de la ciudad. “Pensé que tú…”

“Tenía que salir.” Aclaró, parpadeando rápidamente en un intento vago de aclarar su vista. “Bum,
déjame ir por ti.”

Más sollozos. Apenas podía aguantarlo.

“Lo siento.” Sangwoo apretó el teléfono contra su oído. “Sé que— No es tu culpa… Yo pedí
demasiado.”

No.

No.

“Bum—”

“Debí suponer—hic— que tú… que tú no...”

Sintió que no podía respirar. Sintió un dolor en el pecho que no podía soportar, un dolor muy
familiar. Escuchó a Bum quebrarse y supo que él también podía sentirlo.

“Bum.” Trató, nuevamente. Tragándose sus lágrimas.


“Sangwoo…”

Y no pudo escuchar nada más.

Se desesperó.

“¡Bum!” Cerró los ojos fuertemente y dio un puñetazo a la pared. “¡Mierda! ¡Contéstame!”

No hizo caso a las lágrimas que corrían por sus mejillas ni a la sangre que manchaba el piso del
pasadizo. Sólo podía sentir el dolor de su omega, casi podía verlo llorando y ocultando su cabeza
entre las piernas, sufriendo por tenerlo cerca.

Cuando estaba por colgar y llamar nuevamente, alguien comenzó a hablar.

“Buenas tardes señor Oh, soy la encargada del acomodamiento de omegas en celo en este centro
médico.” Gruñó. “Su omega presenta muchos signos de estrés, vino aquí por su voluntad.”

No contestó, se levantó y caminó como poseído hacia el dormitorio de ambos. Hacia su nido.

“¿Señor Oh?”

Se sentó, el aroma de Bum lo calmó un poco. “La escucho.”

“No está en problemas, pero necesitamos que firme unos papeles cuando el señor Yoon salga de
nuestras instalaciones.”

Tomó una de las almohadas y hundió brevemente su rostro en ella. “¿Cuándo?”

“Ha pedido quedarse 2 días.”

2 días.

Rió amargamente.

Un pensamiento cruzó su mente y volvió a hundir su rostro en la almohada, frunciendo el ceño.


“¿Está… está bien?”

“Sí.”

El dolor en su pecho disminuyó.

“¿Puedo ir a verlo?” Se animó a preguntar, aunque ya sospechaba la respuesta.

“Lo siento, no permitimos la presencia de ningún alfa dentro de esta parte del centro, podrá verlo
cuando salga.” Dijo la voz al otro lado, profesionalmente. Una beta, sin duda.

Pasó una mano por su cabello, desordenándolo. Estaba perdiendo la paciencia. “¿Puedo hablar
con él otra vez?”

Voces. Parecían discutir algo. “Disculpe señor Oh.”

Cerró las manos en puños, la sangre volvió a caer.

“¡Sólo déjeme hablar con él!”

“Disculpe.” Dijo la mujer beta, más fuertemente aunque con voz neutral, con un tinte apologista.
“El señor Yoon no quiere hablar con usted.”
¿Era acaso para lo único que era bueno?

¿Hacer sufrir a Bum aunque no lo quisiera?

“¿Señor Oh?” Llamó, al no escuchar ninguna respuesta de su parte.

Sangwoo se tomó unos minutos para volver a hablar.

“Dígale…”

¿Qué?

“Dígale que—”

Lo amo.

“Lo siento.”

Colgó, sin esperar respuesta de la persona al otro lado del teléfono.

Se dejó caer sobre la cama, arrojando el celular a algún lado a su izquierda y abrazando la
almohada de Bum fuertemente contra su pecho.

Chapter End Notes

Es un capítulo cargado por ambos lados, pero se veía venir. Como ya había dicho
antes, *ambos* tienen problemas serios que no se van a resolver con el mágico toque
del amor. Menos uno como el suyo.

Ojalá les haya gustado el toque Sungmin/Jieun que le di, tenía que haber algo tierno
entre tango angst :( Para los que les haya gustado la pareja, me los imaginé como los
protagonistas de una historia corta de Gabriel García Márquez: "El Rastro de tu
Sangre en la Nieve", pertenece al libro "Doce Cuentos Peregrinos" y lo pueden
encontrar en internet.

♥♥ Gracias por los comentarios y kudos ♥♥

Créditos del hermoso fanart inspirado en este capítulo a Karla Magan K. (ノ◕ヮ
◕)ノ*:・゚✧
Chapter 16
Chapter Notes

See the end of the chapter for notes

Bum se despertó muy temprano al día siguiente.

No pudo reconocer inmediatamente el lugar donde se encontraba. Se quedó muy quieto por unos
minutos, tratando de encajar los detalles de la habitación con la información que tenía en la
cabeza. Pero aún así le costó recordar que no estaba más en la casa de Sangwoo y que en esos
momentos se encontraba en el centro médico de la universidad. Más específicamente, el lugar
donde varios otros omegas en celo se quedaban a dormir.

Las paredes del cuarto en el que estaba eran del mismo color de las sábanas y el piso. Neutro.
Según lo que podía recordar, la enfermera le había dicho que había sido diseñado para evitar
generar más estrés.

A Bum le ponía nervioso.

Prefería los colores opacos pero diversos de la casa de Sangwoo, prefería la comodidad de su
cama en lugar de la que estaba usando en esos momentos. Extrañaba su olor.

Extrañaba a Sangwoo.

Se sentó en la cama, las sábanas cayeron lentamente sobre su regazo. Sólo había estado un día
lejos de él, pero sentía que había pasado mucho más tiempo. Llevó su mano izquierda a su sien,
¿por qué simplemente no regresaba?

¿Las palabras de Seungbae habían sido suficientes para alejarlo finalmente del alfa?

No.

En retrospectiva, así había sido. Pero al recordar lo que le había dicho, no se sentía igual.

Mientras el beta le hablaba, aquel día, sintió que era atacado por dentro, escuchaba voces
gritándole que hiciera algo, que no dejara que lo que ocurrió con su tío sucediera nuevamente.
Había sido tan fácil entonces escoger huir de casa de Sangwoo en lugar de quedarse y lidiar con
lo que había dicho el beta.

¿Y si Sangwoo no regresaba?

¿Y si regresaba pero olía a alguien más?

¿Y si llevaba a otros a su casa?

Había olvidado que después de todo, era casa de Sangwoo y antes ya había aceptado que el alfa
llegara oliendo a otros. Bum sabía que aunque le doliera, lo volvería a aceptar.

Entonces, ¿de qué estaba huyendo?

¿De Sangwoo?

¿O lo que sus sentimientos por él pudieran hacerle?

Juntó ambas piernas con su pecho y levantó la mirada, apoyándose en la pared.


Lo único que quería era que Sangwoo le diera una oportunidad, que lo aceptara. Todo había sido
tan perfecto durante su celo, ¿no era acaso eso una prueba de lo felices que podían ser? ¿O sólo
había sido un efecto de sus hormonas sobre el alfa?

Ya no podía escuchar las voces en su cabeza, pero el sentimiento de extrema pesadez perduraba.

Sangwoo había regresado a casa, su tono había sido violento y desesperado por teléfono. Sabía lo
de Seungbae y la notificación, ¿quizá estaba asustado de lo que su partida significaría en la
audiencia?

No había sido su intención empeorar su situación frente al consejo, no quería hacerle daño al alfa
ni mucho menos apoyar lo que Seungbae estaba por defender. No era cierto. Sangwoo jamás lo
había maltratado de la forma que el beta sugería, pero su negación y rechazo habían dolido tanto
comos los golpes que había recibido años atrás.

Bum sabía que no podía culpar al alfa por eso.

Después de todo, nadie podía forzarse a querer a otro.

¿Había sido tan tonto como para creer que aún así podían ser felices? ¿Que su amor sería
suficiente?

Seungbae había hablado de la madre de Sangwoo, y aunque la única información nueva había
sido que la omega había muerto al pie de esas escaleras, el hecho que otro supiera esos detalles le
dejó un sabor amargo en la boca. La forma en la que el beta se lo había dicho y las palabras que
usó (“Me parece ridículo que aún insista que la ama.”), le habían afectado más que la
información en sí.

El día anterior había llamado a Sangwoo luego de ver varias llamadas perdidas a su celular. Al
principio había saltado a la oportunidad de hablar con el alfa, pero cuando presionó la pantalla no
se sintió tan seguro. Había sido como tener varias fuerzas en guerra dentro de su cabeza. Quería
escuchar al alfa, pero tenía miedo de lo que pudiera decir. Quería tener la mente en blanco y
alejarse de todo por unos minutos, pero necesitaba a Sangwoo.

La parte que necesitaba un descanso, un respiro, ganó al final.

Le había sorprendido la voz del alfa aquella noche, recordó, aunque por más que se concentró
sólo pudo llegar a su mente pedazos de la conversación.

“Bum… ¿Dónde estás?”

Sólo necesitó oír la voz del alfa para comenzar a llorar, la encargada intentó quitarle el teléfono
pero él no se lo permitió.

“No… quiero verte.”

Era verdad, era algo que necesitaba decir. No por herir al alfa, sino para afirmar un deseo que
necesitaba cumplir. Por sí mismo, para sí mismo. Su cabeza estaba llena de pensamientos confusos
y contradictorios cuando llegó al centro dentro de la camioneta de la universidad, no sabía qué
hacer. Incluso en algún momento durante el viaje trató de bajarse del vehículo en movimiento,
gritando que había cambiado de opinión y quería regresar.

“¿Qué te dijo ese imbécil? No es cierto, nada de lo que te haya dicho es cierto.”

Sangwoo estaba equivocado.


Sí había algo de verdad en lo que el beta le había dicho.

Era la razón principal por la que sus palabras siempre afectaban a Bum de tal manera.

“Me dejaste solo, yo pensé...”

Pensé que te habías cansado, que ya no podías más con la farsa y rechazabas el tiempo que
habíamos pasado juntos. Pensé que había hecho algo para alejarte como otras veces. Su relación
tenía una fecha de caducidad, y Bum sabía que si Sangwoo así lo deseaba, lo dejaría sin darle
ninguna explicación.

“¡Mierda! ¡Contéstame!”

¿Pero qué había sido eso? El tono de su voz, los gritos desesperados por el teléfono...

“Yoon Bum.”

Salió de sus pensamientos, bajó la mirada hacia la puerta, donde la doctora se encontraba. Llevaba
un tablero en la mano y unos papeles en el bolsillo de su bata blanca. El escudo de la universidad
era lo único con color en todo su uniforme, y Bum se entretuvo mirándolo un rato.

No tenía ganas de hablar con ella, sabía lo que iba a preguntarle.

“¿Cómo se encuentra hoy?”

Mal. Terrible.

Quiero volver a casa.

Pero ya no sé dónde se encuentre eso.

“Mejor.”

“Su celo ha terminado, está listo para irse si lo desea.” Dijo, dejando el tablero en una mesa junto a
una puerta de vidrio opaco al lado izquierdo de la cama. “No le estoy echando, es sólo que…”

Bum no podía sostenerle la mirada por mucho tiempo, los ojos de las personas lo hacían sentirse
muy incómodo y fuera de lugar.

La escuchó suspirar.

“Me comunicaron que Oh Sangwoo habló con usted ayer.”

Se tensó.

“¿Qué pasó?” Preguntó.

Ni Bum sabía a ciencia cierta. Había tenido una crisis, eso le dijo la encargada. Le preguntaron
muchas veces la razón de su llamada y su internamiento, pero el omega sólo lloraba o guardaba
silencio, tratando de evitar el contacto con muchas personas.

Recordó las muchas veces que le aseguraron que todo estaría bien, mientras lo guiaban a su
dormitorio designado. Recordó firmar unos papeles.

Le dijeron que el centro médico era un lugar para omegas con problemas durante su celo, pero el
aroma del lugar era extraño. Olía a muchas medicinas y desinfectante. No le hacía sentir bien, no
como su nido. Se había enrollado en sí mismo tratando de encontrar el olor de su alfa en su piel,
pero había sido en vano. El aroma en lugar de tranquilizarlo lo había alterado.

No había podido dejar de llorar durante toda la noche llamando al alfa. En algún momento sintió
perder la conciencia, cayendo dormido, pero no había sido un sueño placentero.

“Las circunstancias de su estadía no son claras para mí. Sólo trato de ayudarle pero no puedo
hacerlo si no sé qué está pasando.” Dijo la beta, cruzándose de brazos y siguiendo sus
movimientos con la mirada.

Silencio.

¿Qué podía decirle?

Apretó las sábanas entre sus puños.

“¿Señor Yoon?”

¿Debía acusar a Seungbae? ¿Y decir qué, exactamente?

No quería meter en más problemas a Sangwoo.

“Tuve miedo.” Confesó, decidiéndose a hablar con la verdad. Aunque no la entendiera del todo.

La doctora asintió. “¿Del señor Oh?”

“No.” Contestó, rápidamente.

Del poder de mis sentimientos hacia él.

La imagen del alfa llorando mientras apretaba su cuello le llegó a la mente, y se ruborizó,
avergonzado de sí mismo. ¿Qué podía decir a su favor? ¿Que la fuerza de Sangwoo le prendía?

¿Por qué Sangwoo comenzó a llorar al hacerlo?

Su silencio fue interpretado como falta de cooperación, por lo que la mujer volvió a insistir.
“Cuando nos llamó, estaba en medio de un celo. Esas cosas… casi nunca ocurren. No cuando un
omega está en uno. Debió pasar por algo muy traumático para que su instinto de supervivencia
fuera más fuerte que el hormonal.”

“Sangwoo no me hizo nada.” Aclaró. Trató de subir el tono de su voz pero su garganta estaba
algo inflamada después de llorar por tanto tiempo. Él no lo veía, pero sus ojos estaban enrojecidos.

“¿Por qué no quiso hablar con él?”

Porque lo amo tanto que—

No podría…

Quería rogarle que viniera y me llevara lejos.

Pero él—

Sintió lágrimas recorrer sus mejillas nuevamente.

“Sólo quiero ser feliz.” Admitió.

¿Por qué era tan difícil? ¿Por qué no lo dejaban serlo?


Bajó la cabeza, tratando de ocultar su rostro inútilmente.

“Señor Yoon.” Llamó la mujer, su voz se escuchaba más cerca. Había caminado hacia la cama y
se había sentado junto a él.

“¿Puedo ir a clases hoy?” Preguntó, cuando se sintió mejor.

“Sí.”

La doctora se quedó un rato más. Conversaron de cosas sin importancia, aunque trataba de no
mencionar al alfa, y Bum se lo agradecía. Le contó que muchos omegas odiaban el olor a
desinfectante pero era por su olfato sensible, en realidad el centro no olía de esa manera para los
betas.

Cuando fue hora de retirarse, la mujer se acomodó los lentes con un dedo, se estiró un poco y se
puso de pie. Le sonrió levemente, y Bum agradeció el gesto haciendo lo mismo. Su presencia no
era abrumadora, y al ser alguien que no estaba directamente relacionado ni a Seungbae ni a
Sangwoo, no le provocaba mucha ansiedad.

“¿Aún planea regresar a su casa mañana?” Preguntó, recogiendo su tablero y acomodando los
documentos en él.

Respiró profundamente.

“Sí.”

Asintió y cerró la puerta al salir.

“Regresaré mañana.” Dijo, en voz baja, para sí mismo.

El silencio de la habitación pareció burlarse de su afirmación.

“No… quiero verte.”

No pudo dormir en toda la noche, cada vez que cerraba los ojos podía escuchar perfectamente la
voz débil del omega, sus sollozos por teléfono. Incluso había soñado con su rostro cuando
finalmente había conciliado algo de sueño.

Enterró su cabeza en la almohada de Bum, pero el aroma del omega ya no era tan fuerte como
antes.

Había pasado un día, unas horas. No pudo evitar sentirse traicionado y herido.

Otra vez.

Apretó las manos en puños.

“Me duele.”

Pero no era culpa de Bum, razonó contra la furia que sintió formarse en su interior. Seungbae
había llegado ahí, le había dicho algo al omega cuando éste estaba en celo.
Se levantó de la cama, vio el despertador por unos segundos antes de salir hacia la cocina, donde
había dejado la notificación de su audiencia. Era aún de madrugada, y aunque físicamente
estuviera cansado, mentalmente sentía que no podría aguantar un minuto más con los ojos
cerrados.

Leyó con detenimiento el documento. Los cargos secundarios eran los mismos de siempre,
Seungbae lo acusaba de organizar orgías en las fiestas de primer año, del mal uso de instalaciones
de la universidad y las muertes de algunos alfas en los barrios bajos. Nada que no haya escuchado
antes Sangwoo de la boca del mismo beta.

Hasta que llegó al cargo principal.

“...por malos tratos a su pareja omega.”

Lo que siguió, fue una serie de maldiciones e insultos al beta, mientras caminaba de un lado a otro,
decidiéndose finalmente por arrojar las sillas del comedor al pasadizo y golpear con el puño herido
las paredes del lugar. Destrozó el comedor, y al terminar, caminó hacia la sala con la intención de
hacer lo mismo.

Se detuvo en la entrada.

Incluso en esos momentos, podía ver a Bum durmiendo en el sillón más grande. Lo había visto
tantas veces al llegar a casa, aún cuando no soportaba ver su rostro por las mañanas. Había algo
etéreo en verlo dormir; la posición fetal que adoptaba como si fuera un niño, el leve ronquido que,
a pesar de que lo negó muchas veces en su propia cabeza, era adorable. Las veces en las que
soñaba y Sangwoo podía ver el movimiento débil de sus pestañas.

Podía recordar su confesión, el temblor de su cuerpo cuando habló por primera vez de su tío. La
sorpresa al sentir la violencia vengativa, que no había sentido desde el día que había muerto su
padre, al escuchar sus palabras.

Esa habitación estaba fuertemente ligada al omega.

No podía hacerlo.

La furia, que sintió minutos antes, se evaporó.

Caminó hacia el sillón y se sentó. El documento aún en su puño izquierdo.

Se sintió terriblemente vacío.

Liberó el papel, estaba muy arrugado y con algunas manchas de sangre. Pero a Sangwoo ya no le
importaba leerlo nuevamente. Se enfocó en los pequeños detalles, los círculos transparentes que
decoraban la parte inferior.

Efectivamente, el papel estaba lleno de lágrimas.

“Me dejaste solo, yo pensé...”

El hecho que él mismo haya propiciado aquella oportunidad al imbécil de Seungbae sólo le hacía
querer matarlo con más fervor.

Tenía que arreglarlo, no sabía cómo pero tenía que hacerlo.

No podía vivir sin el omega, no quería hacerlo. Lo necesitaba cerca, ¿es que acaso Bum no lo
sabía?
Quizá era mejor que se fuera, pensó. Tiene mucho poder sobre mí.

Aún así, poco le importaba. Quería a Bum de vuelta.

¿No era irónico? Había tratado por meses deshacerse de él, y cuando finalmente el omega se había
ido, lo quería de regreso.

Comenzó a reír.

Lágrimas volvieron a salir por sus ojos, cerrados fuertemente.

“Sé que— No es tu culpa… Yo pedí demasiado.”

¿Lo había hecho?

Sangwoo había estado muy cómodo con la relación. Sí, algunas veces tenía que hacer pequeños
sacrificios pero no era nada que no pudiese hacer. Le gustaba cuidar del omega, incluso cuando
cuestionaba todo y fuera sumamente inseguro.

Se pasó toda la madrugada pensando en él.

E inevitablemente había llegado tarde a la universidad.

Cuando entró al salón, el profesor le pidió explicaciones, pero Sangwoo solo le gruñó en
respuesta, sin ánimos para pretender ser un estudiante modelo y volvió a su asiento, sin importarle
las miradas que le dirigían sus compañeros de clase y el mismo docente.

Agradeció que, por primera vez, Jieun se tragara sus palabras y no le preguntara qué pasaba.

La alfa sólo lo había mirado al llegar, pero fingió escribir algo en su cuaderno cuando regresó del
escritorio del profesor.

Con lo rápido que corrían los rumores en la universidad, Jieun y toda la clase debían saber que
Bum estaba en el centro médico y no en su casa. Seguro habrían varias teorías sobre ello.

No pudo evitar sentir furia al respecto.

Mataría a Seungbae. No importaba qué rayos le dijera Jieun, lo mataría.

Pero antes...

Necesitaba hablar con Bum, esa había sido la única razón por la que había ido a clase.

No sabía si el omega había ido a la suya, pudo sentir débilmente su olor cuando caminó por los
casilleros, después de comprar una botella de jugo y casi tuvo que luchar con el impulso de
quedarse ahí, respirando profundamente el aroma de su omega.

Su celo había terminado, así que no había razón para que no volviera a sus clases normales. Sobre
todo teniendo en cuenta que sus exámenes comenzaban la próxima semana.

Estuvo pensando en el omega durante una hora y media, no sabía de qué habló el profesor ni
reparó en lo preocupados que lucían los miembros de su manada al verlo tan distraído.

Apenas y esperó a que la clase terminara para ponerse de pie y salir de ahí.

Jieun lo siguió.
“¡Sangwoo!”

Pero no se detuvo, la clase de Bum iba a terminar pronto y si no se apresuraba podía perder al
omega.

La alfa volvió a llamarlo, agitada. “Espera.”

Se detuvo el tiempo necesario para que ella lo alcanzara, y al hacerlo volvió a caminar. “No me
interesa nada que vayas a decir.”

“Sólo serán un par de minutos.” Murmuró ella, con una mano en el pecho. Débil.

La vió acomodar sus cosas, parecía que en su prisa por seguirlo había arrojado todo lo que se
encontraba sobre su escritorio a su bolso. Sacó su celular. “Hoy habrá una fiesta, traté de llamarte
y te mandé mensajes.” Le mostró la pantalla con la aplicación abierta. Le había escrito por la
noche, sí, pero recordó que había dejado el celular en el dormitorio, sin dejar por un segundo de
llamar al omega y sólo deteniéndose cuando se le acabó la batería. Debía seguir ahí. “Atraparemos
a Seungbae.” Agregó, ferozmente.

El nombre del beta fue suficiente para que le gruñera a Jieun.

Ella no se inmutó.

“Tienes que ir.” Dijo, guardando su celular.

“No tengo ganas para una fiesta.”

La escuchó resoplar con frustración. Aquello le hizo sentir un poco mejor, su incomodidad
siempre le divertía. “Sangwoo—”

El alfa siguió como si nadie lo hubiera llamado, si Jieun quería hablar de algo tendría que caminar
con él. No había manera que él fuera a detenerse para discutir uno de sus planes.

“Tenemos clase, ¿a dónde vas?”

“Al salón de Bum, su clase debería terminar en unos minutos.” Contestó distraídamente, no estaba
seguro del camino más corto al salón del omega. ¿Era por este pasillo o el otro?

Otro suspiro de frustración. “¿Y qué vas a hacer? ¿Forzarlo a que vuelva a tu casa?”

Sólo tenía que llegar a él.

Ya pensaría en qué decir cuando estuviese ahí.

“No es tu maldito problema.” Respondió.

Jieun miró a todos lados y al asegurarse que no hubiera nadie cerca, empujó con todas sus fuerzas
a Sangwoo a un salón desocupado. El alfa lucía cansado y fuera de sí, Jieun supuso que debía
tenerle miedo en ese estado pero estaba más preocupada por sus acciones.

Además, debido a lo sorpresivo de su ‘ataque’, Sangwoo no pudo reaccionar a tiempo. Cuando


pudo hacerlo, Jieun ya había cerrado la puerta con llave.

“Lo es, si quieres tirar tus posibilidades de salir bien de esta audiencia tienes que pensar y dejar de
guiarte por tus impulsos.” Dijo, frunciendo el ceño y enfatizando su punto con las manos.

“Sólo quiero hablar con él.” Respondió Sangwoo, gruñendo y yendo hacia la puerta. “Ya está
fuera del celo—”

“¿Y qué?” Preguntó ella, extendiendo las manos y colocándose entre la puerta y el alfa. “Al irse
Bum al centro médico ha generado la oportunidad perfecta para que Seungbae use eso en tu
contra. Lo que menos deberías hacer es ponerlo bajo más estrés, lo único que conseguirás es hacer
que el centro lo notifique.”

No había dudas que el consejo pediría un reporte de ambos para la audiencia, el cual era de vital
importancia para que los alfas encargados de analizar el caso pudiesen darse una idea de la
relación entre ambos.

“¿Y cuál es tu plan?” Preguntó. Jieun debía saber que no era rival para su fuerza, y si él quisiera,
podría arrojarla fuera de ahí en pocos segundos.

Apretó los puños.

Si seguía reteniéndolo, lo haría.

“Espera a que resolvamos la audiencia.”

Sangwoo comenzó a caminar de un lado a otro. Mostraba los dientes al hablar, prueba de que se
sentía atacado. La alfa se forzó a quedarse en el lugar en el que estaba, no podía dejar que
Sangwoo fuera a hablar con Bum estando en ese estado. “Al carajo la audiencia, me importa una
mierda lo que Seungbae quiera conseguir con eso.”

“¡Puede generar cargos en tu contra, podrían expulsarte o llevarte ante un juez!” Gritó, perdiendo
los papeles ante la actitud inconsecuente del alfa. “¿Acaso no te importa?”

No pudo reaccionar a tiempo al ver a Sangwoo ir hacia ella a gran velocidad. Cerró los ojos,
esperando un golpe, pero sólo escuchó el sonido de algo quebrarse a su lado derecho.

Al abrir los ojos, vio que había sido la puerta.

Miró a Sangwoo, estaba rojo de ira, pero su rostro mostraba desesperación profunda.

“¡Sólo quiero a Bum de vuelta!” Gritó.

Se quedó con la boca abierta por unos segundos.

Estaba equivocada, Sangwoo no sólo estaba enamorado de Bum.

Lo necesitaba.

El vínculo se había completado y el muy imbécil no lo había notado.

Parpadeó varias veces, el alfa seguía frente a ella, respirando con dificultad.

“Estás haciendo una escena, idiota.” Dijo ella, más calmada y en voz baja.

Sangwoo no respondió, pero se separó de ella, examinando su puño herido.

“Si el consejo encuentra algo de relevancia entre toda la basura que Seungbae mostrará, todo mi
trabajo por defenderte se irá al desagüe.” Siguió. “Sólo ve, pero ten cuidado.”

Abrió la puerta rota del salón, tendría que arreglar eso también.

“Y asegúrate de que vaya a la fiesta.” Dijo, antes que el alfa saliera de su campo de visión. “Será
en casa de un alfa de último año que tiene compañero, así que habrán omegas y betas también.”

Sacó un papel de su bolsillo con la dirección y se lo entregó. “Seungbae irá y lo atraparemos, eso
si no lo matas primero.”

Sangwoo se dio la vuelta.

“Si veo a ese imbécil cerca de Bum—”

Jieun asintió cansadamente. “Sí.”

Sólo esperaba que el alfa no tuviera oportunidad de hacerlo hasta la audiencia.

El alfa miró su reloj, faltaban un par de minutos para que la clase del omega terminara. Se estaba
guiando sólo por el aroma de Bum, había perdido mucho tiempo decidiendo qué camino era el
más corto.

Llegó cuando los primeros omegas comenzaron a salir por la puerta, Sangwoo sabía que Bum se
demoraba un poco al acomodar sus cosas, así que recuperó el aliento y observó atentamente a
todas las personas que salían de ahí.

Hasta que lo vio.

Pensó en abrazarlo, hundir su nariz en el cuello del omega. Rodearlo con su aroma. Correr con él
y volver a casa.

Pero antes que pudiera hacer algo, el omega frenó en seco y volteó.

“Sangwoo…” Dijo, en un murmullo apenas audible, con los ojos muy abiertos.

Tenía los ojos y nariz enrojecidos.

Era evidente que había estado llorando.

“Bum.”

El omega pareció recuperarse, se volvió completamente hacia el alfa. “Lo siento, hoy… hoy—”

Sangwoo sacó la botella de jugo que había comprado en la mañana de su mochila y caminó hacia
el omega, entregándosela. “Toma.”

Bum la sostuvo pero lo miró como si no pudiera entender para qué se la daba.

“Sé que lo necesitas, tu aroma me lo está diciendo. Siempre olvidas desayunar bien.” Explicó.

Aquello hizo que los ojos del omega comenzaran a lagrimear. “Sangwoo…”

¿Qué debía decir?

Quédate conmigo. “Esperaré que tu tiempo en el centro médico se termine.”

Se encontraban frente a frente, Bum trató de bajar la mirada pero el alfa no se lo permitió.

“Esperaré lo que necesites, pero regresa.”

Por favor, quédate conmigo.


“La casa ya no huele a ti.”

Tomó la mano del omega y entrelazó sus dedos, tratando de que Bum entendiera sin palabras lo
que estaba sintiendo.

“El nido sigue ahí, no pude—” Sintió el apretón débil del omega y vio su rostro colorearse a la
mención del nido. “Dime que regresarás.”

A esto, el omega se tensó nuevamente y soltó la mano que sujetaba.

Bajó la mirada.

Sangwoo vio un par de lágrimas recorrer sus mejillas, rápidamente el omega las limpió con sus
puños.

“Bum.”

“Tengo que irme.” Dijo, sosteniendo fuertemente su mochila.

“Bum, dímelo.”

“Yo…” Miró a todos lados.

“¿Es por lo que dijo ese imbécil? ¿Le creíste?” Preguntó, sus puños volvieron a sangrar por la
presión que ejerció en ellos. “Voy a matarlo.”

A esto el omega saltó, llevó ambas manos a los brazos de Sangwoo, liberando la tensión que había
en ellos y con un rostro suplicante, habló.

“Sangwoo—” Estaba muy cerca, su aroma calmó ligeramente al alfa. “Por favor, sólo… dame
unos días…”

“Dime qué te dijo.”

“No.” Respondió el omega, sus ojos volvían a llenarse de lágrimas. “Después. Ahora no.”

Sangwoo odiaba verlo llorar, le había dicho que lo hacía verse muy mal y aunque era cierto, en
esos momentos sólo podía pensar que prefería cualquier cosa a ver a Bum sollozar como lo había
hecho en sus sueños la noche anterior.

No pudo evitar acercarse y limpiar con sus pulgares las gotas que se derramaban por sus mejillas.

“No llores, Bum.” Dijo, y agregó. “Te ves horrible.”

Liberó feromonas para tranquilizarlo, lográndolo luego de unos minutos.

“Quiero quedarme contigo para siempre, eso no cambiará.” Aseguró. “Lo sabes, ¿no?”

Vio a Bum morderse el labio inferior antes de contestar.

“...Lo sé.”

“¿Me extrañas?” Preguntó.

¿Me amas?

“Sí.”
Sacó el pedazo de papel que le había entregado Jieun y se lo dio.

“Habrá una fiesta.” Dijo, ante la mirada confundida del omega al leerlo. “Ve.”

“No sé si… sea una buena idea.”

“Irán otros omegas así que no serás el único.”

“¿No seré un estorbo?” Preguntó, jalando una de sus mangas y haciendo que la mordida en su
cuello fuera más visible. Sangwoo no pudo quitar la mirada de su cuello. “No quiero… intervenir
en tus planes.”

¿Intervenir?

“No me interesa nadie más. Sólo ve.” Aclaró, firmemente. “Hablaremos un poco.”

Se acercó lentamente al omega, hasta casi quedar sobre él y comenzó a impregnar su espacio
personal de su propio aroma.

“Sangwoo, la clase…” Dijo Bum, casi jadeando.

Se separó.

Por pocos segundos pensó que todo seguía igual que antes.

“Iré a buscarte mañana y volveremos a casa juntos.”

No esperó la respuesta de Bum y se fue.

En un momento de la conversación tuvo muchas ganas de tomar al omega y llevárselo a la fuerza


a casa, pero no podía hacerle eso. Tenía que ser su elección, de lo contrario nunca podrían estar
juntos.

Quiero protegerlo.

Caminó rápidamente hacia el edificio nuevo, donde tenía la siguiente clase.

Especialmente de mí mismo.

Al otro lado del pasillo, Ju-hyun se detuvo.

“Bum.”

Se quedó viendo un rato al omega y Sangwoo, estaba segura que ese salón era el de Bum. Ambos
lucían terrible, con ojeras y liberaban un aroma a melancolía. Dudó en acercarse.

Los observó hasta que el alfa se despidió, caminando hacia la salida del edificio. Vio a Bum
mirarlo hasta que estuviera fuera de su vista, acomodó su mochila sobre un hombro y cabizbajo
caminó hacia la dirección contraria, sujetando una botella de jugo con manos temblorosas.

“Ah, todo lo que hace por quedar bien...” Escuchó muy cerca a su oído.

Casi suelta los papeles que tenía en el pecho por la sorpresa.

Ni siquiera se había percatado que el beta estaba cerca, pensó que había seguido caminando sin
ella. Al voltearse para verlo, notó la gran sonrisa inusual en el rostro del beta.
“¿No sabías?” Preguntó, al ver su desconcierto.

Su corazón comenzó a latir con mucha fuerza. No era extraño cuando estaba en la presencia del
beta, pero el sentimiento que la embargaba era diferente. Sentía temor.

“Tu amigo abandonó a Sangwoo.”

Tardó varios segundos en entender lo que le había dicho.

“¿Qué?” Preguntó, frunciendo el ceño. “No puede ser.”

Había visto al alfa cuando Seungbae le dijo que Bum se encontraba en su casa, solo. La expresión
de su rostro era casi animal, pero aunque parecía querer matar a Seungbae, prefirió correr hacia el
omega para protegerlo. Era lo que sus feromonas habían indicado claramente; protección y
violencia.

Estaba advirtiendo a todo el mundo que no dudaría en destruir a quien se acercara a Bum, pero no
sólo eso, sino que quería protegerlo a toda costa.

No tenía sentido, entonces, lo que Seungbae había dicho.

“Claro que sí, está en el centro médico desde ayer.” Informó el beta.

Eso no estaba bien.

El celo de Bum debió terminar ese mismo día. La hora era variable, pero estaba segura del día.
Después de todo, ella había hecho los cálculos para poder ir a visitarlo sin Seungbae.

“Pero su celo—” Trató.

¿Por qué sentía esa presión en el pecho?

“Seguramente estaba harto de los constantes maltratos de Sangwoo.”

Volvió la mirada hacia donde habían estado Sangwoo y Bum. No parecía como si el alfa hubiera
estado actuando, su aroma también despedía melancolía y anhelo como el de Bum, y su
expresión, aunque más sutil que la del omega, tenía algo de desesperación.

No había olido nada de miedo.

“Era cuestión de tiempo antes que lo hiciera.”

Había algo más en el tono de Seungbae, algo que no podía entender pero que sus instintos
parecían interpretar como una señal de peligro.

“Ju-hyun.”

Apretó los documentos contra su pecho.

“Vamos.”

Seungbae no sería capaz.

¿O sí?
Las horas durante clases se pasaron muy rápido, Sangwoo estaba más concentrado en pensar lo
que iba a hacer por la noche que en prestar atención. Ningún profesor se atrevió a llamarle la
atención, quizá sabían de su situación.

O quizá sólo le temían.

En el almuerzo no vio a Bum en el comedor, como había esperado, pero sí lo vio después de
comer, a través del ventanal, corriendo por el campus hacia su siguiente clase.

Los alfas de su manada seguían hablando ruidosamente, Sungmin no estaba entre ellos. Donggyu
era el único que parecía estar pensando en otra cosa y jugaba distraídamente con su comida.

Se levantó de la mesa sin terminar de comer, y salió hacia las tiendas. Compró un pastelillo y pagó
extra porque lo empaquetaran. La omega que estaba encargada de ello le envió una mirada de
apreciación, que él devolvió con un gruñido.

Si Bum seguía con la misma rutina, iría a la biblioteca después de sus clases.

Llegó al lugar y estaba casi desierto, había un par de betas al fondo pero eran los únicos presentes.
Se acercó al mostrador, donde la omega recepcionista se encontraba.

Lo miró con una sonrisa.

“Hola—”

Con poco tacto, dejó el pastelillo sobre el mostrador.

“Dale esto a Yoon Bum.” Ordenó.

La omega sólo lo miró desconcertada, Sangwoo interpretó eso como que no tenía idea quién era
Bum.

“El omega que viene aquí después de clases, se sienta al lado de la ventana.” Explicó.

“Sé quién es.” Dijo ella, mirando el pastelillo y a él. Por fin pudo entender lo que le pedía y tomó
la caja, guardándola en su escritorio. “Está bien.”

Sangwoo no se despidió y se dio la vuelta, dispuesto a ir al campo de entrenamiento y quemar


energía. No tenía ganas de ir a su última clase.

“Disculpa.”

Volteó.

“¿Qué?”

La omega, el broche en su pecho decía ‘Kyung’, bajó la mirada, incómoda. La vio sonrojarse y
juró que si se le confesaba no iba a tener piedad con ella.

“Deberías tener cuidado con él.”

Lo había dicho solemnemente, aunque en su aroma pudo distinguir el miedo.

“¿Cómo?” Preguntó, caminando de regreso frente al mostrador.


La vio hacer un gesto hacia la computadora que Bum siempre usaba para estudiar. “Hace una
semana, Bum estaba estudiando ahí, cuando entró el delegado Yang—”

“Seungbae.” Terminó.

¿Por qué Bum no se lo había dicho?

Ella asintió. “Lo alteró.”

Frunció el ceño.

Eso quería decir que el beta había hablado más de una vez con Bum antes de ir a su casa. Sabía
que él había sido el responsable de que el omega supiera de la apuesta, de alguna forma se había
enterado.

Y cuando lo pensó mejor, recordó que había sido el beta quien había dejado a Bum en su casa
cuando éste entró en celo.

Los nudillos de su mano comenzaron a sangrar nuevamente.

“¡Disculpe, necesito ayuda!” Escuchó gritar a lo lejos.

No importaba ya qué le había dicho al omega.

Había alterado a Bum antes de su celo, arriesgándose a que Sangwoo se enterara. Claramente ya
no le importaba nada.

“En un segundo, señorita.” Respondió la recepcionista, sin mirar a quien la había llamado. Parecía
dudar en seguir con su historia, pero una mirada a sus puños le hizo decidirse. “No me pareció que
fuera la primera vez que ocurría.”

“Hijo de puta.”

Si lo veía en esa fiesta, iba a destruirlo con sus propios puños.

Lo cortaría en pedazos, arrancaría cada miembro de su cuerpo y gozaría cada segundo de la


carnicería.

Se dio la vuelta, pero antes de dejar la biblioteca dijo, “Gracias.”

Cuando ya estaba fuera, escuchó el grito de la omega en respuesta.

“¡Buena suerte!”

Fue al campo de entrenamiento y no lo dejó hasta que estuvo sudando a mares. El entrenador
estuvo muy cerca de retirarlo por herir de manera brutal a sus compañeros, pero Sangwoo ya no
era un caos. Tenía un propósito en mente. La sed de violencia que sentía ya tenía un destino.

Caminó hacia las duchas, se cambió y fue sin apuro al estacionamiento.

Tenía tiempo para cargar el celular, no mucho pero el necesario, llamaría a Donggyu para hablar
de algunos asuntos previos a la fiesta y se tomaría el resto del tiempo para arreglarse.

Esa noche iba a ser muy especial.

Convencería a Bum de regresar con él al final de la fiesta.


Se bañó nuevamente y cambió de ropa por un traje casual, dejó cargando su celular mientras lo
hacía. Trató de arreglar lo mejor que pudo el desastre del comedor. Al final tuvo que sacar los
pedazos de manera rotos en bolsas negras y dejarlos en la basura.

Desinfectó sus manos después, vendando la izquierda que parecía ser la que estaba en peor estado.

Volvió al dormitorio, desconectando el celular.

15 llamadas perdidas. 6 nuevos mensajes.

Guardó el aparato en el bolsillo de su camisa, sin leer ninguna de las notificaciones.

Salió de la casa, asegurándose de cerrar la puerta principal, y entró a su auto, arrojó el celular al
asiento del lado y encendió el motor.

No acostumbraba llegar muy temprano a las fiestas, pero haría una excepción con esa. Después de
todo, Bum parecía ser del tipo que llegaba temprano y no quería arriesgarse a perderlo de vista.

Con tantos aromas en un solo lugar, encontrarlo sería algo más difícil que de costumbre.

Detuvo el carro en una luz roja, y casi al segundo el tono de llamada de su celular comenzó a
sonar. Miró a la pantalla, sin quitar los brazos del timón.

Era Jieun.

Aún quedaban algunos segundos antes que la luz cambiara a verde. Presionó el signo para aceptar
la llamada y puso el celular en altavoz.

“Pensé que no contestarías.” Dijo la alfa.

Sonrió con sorna, acelerando. “Supuse que sería más fácil que dejaras de joder si lo hacía.”

Se encontraba de mejor humor, estaba convencido de que el omega regresaría con él y, si todo
salía bien, se encargaría de Seungbae una vez por todas. No habría nada ni nadie que pudiera
separarlos jamás.

“Estamos en camino.” Dijo Jieun, ignorando su provocación. “Donggyu y tu manada ya están


esperándonos allá.”

“Bien.”

“Ok, nos vemos allá.” Se quedó unos segundos callada, se podían escuchar voces en el fondo.
“No olvides lo que te dije.”

Y le cortó sin decir más.

Volvió a acelerar, no pudo evitar sonreír abiertamente.

Todo saldría bien.

La fiesta era en una casa muy grande, lo que indicaba el nivel del alfa anfitrión. Había conocido
brevemente a su pareja omega, ambos habían salido a recibirlo cuando llegó. Encontró a su
manada cerca a la entrada, esperando indicaciones. Con un gesto mandó a Donggyu a la cocina,
habían hablado horas antes y Sangwoo le había comunicado que él se encargaría de cuidar las
bebidas.

No iba a confiarse otra vez.


Caminó hacia la sala con vista a la piscina, algunos de su manada lo siguieron pero ninguno se
sentó cerca a él, respetando su espacio pero manteniéndose en la periferia.

Y esperó.

Y esperó.

Mandó a traer un par de botellas, cuando Jieun llegó con Sungmin.

Sangwoo apenas y respondió su saludo, levantando ligeramente la cabeza de la palma de su mano.


Sin invitación, la alfa se sentó frente a él, Sungmin no se sentó con el resto, sino que jaló una silla
y escogió un lugar cerca a una bandeja de comida, en la mesa al otro lado del cuarto.

Tomó una de las botellas y la abrió.

“Ya vendrá.” Dijo la alfa, mirándolo como idiota.

Miró a su manada con el ceño fruncido, estaban jugando póker con unas cartas viejas.

“¿Y si no?” Preguntó, distraídamente.

No fue hasta que Jieun lo pateó ligeramente que entendió la verdadera razón por la que su
manada había evitado sentarse cerca de él.

“Deja de emitir ese tipo de feromonas. Pones ansiosos a todos.”

La pateó con fuerza a modo de respuesta y sonrió al escuchar su quejido de dolor.

Tomó otro sorbo de la botella.

Un grupo de tres alfas jóvenes se habían quedado hablando frente a las puertas de vidrio,
Sangwoo notó que no le quitaban la mirada de encima y susurraban cosas entre sí, con un aire
burlón.

“¿Qué mierda miran?” Dijo, con fuerza. Los alfas se quedaron petrificados.

“N-nada… no…”

Volvió a ocurrir con un alfa que se atrevió a mirarlo al pasar. Pero con algunos tragos más encima,
Sangwoo no se limitó sólo a amenazarlo, sino que se puso de pie y abrió la puerta de vidrio,
dispuesto a retar al pobre imbécil.

Jieun lo tomó del brazo y lo obligó a mirarla.

“¡¿Qué te pasa?!” Preguntó, molesta y con las manos sobre sus caderas. “Es el quinto alfa que
quieres matar en menos de una hora.”

“Jieun.” Advirtió.

No había ningún rastro de Bum.

Había pasado más de dos horas desde que había llegado y el omega aún no se aparecía.

Estaba a punto de mandar a la mierda todo y golpear al primer imbécil que se le cruzara cuando la
alfa tomó su hombro y habló nuevamente.
“Salgamos.”

Quitó su mano con un gesto brusco.

“Lárgate.”

¿Dónde mierda estaba el omega? ¿Acaso no iría?

Sacó su celular, dispuesto a llamarlo, cuando la mano de la alfa lo detuvo.

“Al lado de la piscina hay una casilla, podemos quedarnos ahí mientras esperas a Bum.” Hizo
fuerza contra él, hasta que el alfa guardó el celular en su bolsillo. Se volvió hacia la habitación.
“Sungmin, avísanos cuando llegue Seungbae.”

Los alfas, que aún jugaban, se volvieron hacia ella. Se habían acostumbrado a sus órdenes así que
fue más por costumbre que respeto.

“Ustedes, vayan a la cocina y traigan más alcohol. Llévenselo a su líder a la casilla de la piscina.”
Indicó a un par de alfas cerca a la puerta.

Sin esperar por ella, Sangwoo salió de la habitación. Jieun no lo siguió.

“¿Planeas emborracharlo?” Preguntó Sungmin, tomando la bandeja casi vacía de comida y


acercándose a ella, hasta quedar de pie a su lado. Ambos siguieron a Sangwoo con la mirada
mientras éste caminaba hacia la casilla. “¿Debería preocuparme?”

Sacó su celular. 09:48 PM.

Aún era temprano.

“Quiero evitar que rete a todo el mundo, distraerlo de alguna forma.” Respondió, tomando uno de
los bocadillos que habían en la bandeja. “Por más fuertes que seamos no podemos con un alfa
desesperado y con la fuerza de Sangwoo.”

Lo que inevitablemente pasaría si Bum no llegaba.

Suspiró. Vio la botella que había dejado Sangwoo y la tomó. “Crear más peleas sólo lo pondrá en
riesgo con el consejo mañana.”

Todo el asunto con Bum en el centro médico había sido un desastre. No lo había conversado con
Sangwoo pero los miembros que conocía del consejo sólo hablaban de ello. La universidad entera
ya había formado varias teorías sobre la razón por la que el omega había ‘abandonado’ su hogar.

No sabía qué tanto de la situación había sido culpa de Seungbae, pero presentía que algo tenía que
ver. Sobre todo porque uno de los rumores más populares era que el beta estaba enamorado de
Bum y al encontrarlos en su propia casa, Sangwoo los había echado a ambos.

Era algo ridículo, pero el hecho que el nombre de Seungbae estuviera involucrado en todo el
asunto era muy sospechoso. El único que sabía la verdad era el mismo Sangwoo, pero el alfa
estaba de tan mal humor que sólo mencionarle al beta causaba que entrara en un estado basilisco.

“Quiere ver a Bum a como dé lugar.” Dijo el alfa a su lado, llevándose a la boca tres bocaditos a
la vez. “¿Sabrá cuando llegue?”

“Eso dice.”

Usualmente las fiestas a las que iban eran de sólo alfas, por lo que la presencia de un omega no
Usualmente las fiestas a las que iban eran de sólo alfas, por lo que la presencia de un omega no
sería difícil de notar. Pero en un lugar con alfas y omegas era diferente. Dentro de la casa podía
sentirse una mezcla de aromas, así que no estaba segura que Sangwoo pudiera identificar a Bum
inmediatamente. Debido a su vínculo lo podría hacer más rápido, pero no estaba segura de cuánto.

Sungmin dejó la bandeja vacía sobre la mesa. “Voy a vigilar la entrada.”

“Recuerda que Seungbae no tiene aroma, no le será difícil pasar desapercibido.” Advirtió ella,
arreglándose el cabello con el reflejo de la puerta de vidrio.

El alfa asintió, tomando otra bandeja.

“Y si no llegas a avisarnos a tiempo, evita que se acerque a Bum.” El alfa asintió, aunque no
parecía comprender la seriedad del asunto. “Sungmin, hablo en serio. No sé de qué sean capaces.
Sangwoo lo va a matar, estoy segura que lo hará. Y Seungbae está tan cerca de conseguir lo que
quiere que sólo tiene que estar de pie junto a Bum para crear un desastre.”

“No me gusta nada esto, Jieun.”

“A mí tampoco, hasta preferiría que se retaran y punto.” Dijo ella, con una mueca. “Este juego no
me gusta.”

Le ofreció uno de los bocaditos de la nueva bandeja, Jieun lo tomó. “¿Dónde está Donggyu?”

“Sangwoo lo mandó a que cuidara el alcohol que está tomando la manada.” Respondió ella,
mordisqueando ausentemente el bocadito en su mano. “Le dijo que no se moviera de la cocina,
debería seguir ahí.”

El alfa asintió. “Bien.”

Terminó de comer y se volvió a Sungmin. “Cuídate.”

“Lo haré, cuida al líder.”

Se quedaron mirando por unos segundos, hasta que Jieun se acercó y le dio un rápido beso en la
boca, para luego caminar y salir a la piscina.

“¿En serio? ¿Nuestro primer beso es en medio de un operativo para detener a Seungbae?”
Preguntó Sungmin, apoyándose en la puerta de vidrio, sin salir.

“Agradece que si quiera hubo uno.” Dijo ella antes de alejarse hacia la casilla.

Caminó hacia uno de los extremos de la piscina. Algunos alfas estaban arrojando omegas al agua,
podía escuchar sus risas y el chapoteo mientras se acercaba al lugar donde Sangwoo estaba

“Hey.” Dijo Jieun, sentándose al lado del alfa. A pesar de haber estado solo unos minutos, ya
habían varias botellas vacías en el piso. “Veo que ya te trajeron las botellas, genial. Te verás muy
atractivo para Bum cuando apenas puedas sostenerte.”

Uno de los alfas de su manada se acercó, trayendo aún más botellas de licor. Esperaron a que se
fuera para volver a hablar.

“Deja el papel de imbécil, no te va.” Dijo Sangwoo, sin ningún rastro de haber tomado gota
alguna de alcohol.

“¿Qué quieres decir?”


Tomó un trago de su bebida antes de preguntar. “¿Por qué estás jugando a la buena amiga,
Jieun?”

“¿Qué?”

“Decirme que estoy enamorado de Bum, que vaya a casa…” Dijo, sonreía pero era del tipo que
Jieun no soportaba. Era una sonrisa cruel. “Ahora con esto, te lo estás tomando muy personal.”

La alfa no entendía qué era lo que quería dar a entender el alfa.

“¿O acaso estás detrás de todo esto?”

Terminó otra botella, dejándola en el piso junto a las otras.

“Dejar que Seungbae aleje a Bum de mí, para que así puedas jugar tu papel de buena amiga.”

No pudo evitar mostrar un gesto indignado.“¿Perdón, qué? Debo haber escuchado mal.”

“Tiene sentido, tu buena disposición, el que hayas comenzado a salir con Sungmin para obtener
información…” Siguió el alfa, con la mirada fija en la casa. “Quiero pensar que todo es un plan
tuyo, porque de lo contrario sería muy patético, incluso para tí, ayudar a alguien sólo porque
quieres que sea feliz.”

Aunque se sentía terriblemente indignada, Jieun sabía que el alfa tenía razones de sobra para dudar
de ella. Así que sólo por eso le respondió lo más tranquila posible.

No causes una escena. No causes una escena.

“Te equivocas.” Dijo, tragándose un poco su orgullo por el bien mayor. “No soporto a Seungbae,
no lo soportaba antes que todo esto pasara.”

A la mención del beta, y como había pasado antes, Sangwoo soltó un gruñido y volvió a tomar un
gran trago de alcohol.

“Y no lo hago para… quedarme contigo.” Aclaró. “Jamás aceptaría las sobras de alguien, mucho
menos de un omega.”

Los sentimientos que alguna vez habían estado dirigidos a Sangwoo le habían hecho contemplar,
por un segundo, la idea de arrebatarle a Bum el cariño del alfa. Pero nunca en su vida había
contemplado hacer algo parecido. Los alfas se peleaban por ella, no al revés. Sabía su valor, no
iba a rebajarse a pelear por algo que bien podía encontrar con otro.

Uno con mejor carácter.

“No me gustas, Sangwoo.” Abrió la botella en sus manos y tomó un trago. “Y hago esto…
porque eres un peligro para la sociedad sin Bum.”

Sangwoo la miró de reojo.

Parecía más calmado.

“Deseé ser omega, por un segundo, para tener poder sobre ti.” Dijo, haciendo una mueca. No
estaba orgullosa de ese hecho, pero era cierto. Muchas veces deseó ser un omega. Después del
incidente que tuvo con una muchacha omega de segundo año, entendió el poder del celo sobre los
alfas y deseó tenerlo para usarlo con Sangwoo. En retrospectiva había sido un pensamiento
bastante idiota. “Creo que eso era realmente lo que quería, no buscaba en ti a un igual, quería
someterte y tener poder sobre ti.”

Recordó a Bum, lo frágil y asustado que lucía siempre.

“Lo odié, cuando lo vi con tu mordida. Las parejas destinadas son sólo entre alfas y omegas,
porque el vínculo es mucho más especial entre esos dos grupos.”

Llevó la botella a su mejilla, el frío del líquido se sintió bien contra su piel.

“Pero ahora me doy cuenta que no era su naturaleza omega lo que envidiaba, era él.” Confesó.
“No hubiera sido igual con otro omega. Es la única persona para ti.”

Finalmente se volteó a verlo.

“Te considero manada, Sangwoo. No sé si amigos, pero eres manada.”

El alfa la miró desinteresadamente.

“Además, creo que Seungbae ha llegado demasiado lejos.” Siguió, tomando más alcohol.
“Siempre pregonando ser moralmente superior. Ja.”

Por unos minutos ambos sólo siguieron tomando y viendo la piscina y la casa sin objetivo en
particular, con diferentes cosas en la cabeza.

Finalmente Sangwoo rompió el silencio.

“Lo atacó cuando estaba en medio de su celo.”

“¿Cómo sabía que estaba solo?”

“No lo sé.” Respondió el alfa, volviendo a llevarse la botella a la boca.

“¿Pudo haberte seguido? ¿Sería capaz?”

Sangwoo no respondió.

“Estaba pensando—” Comenzó. “Estaba pensando que cuando Bum regrese, quiero vender la
casa.”

Aquello hizo que se volviera hacia él, sorprendida.

Muchas veces había escuchado comentarios sobre Sangwoo viviendo en la casa donde sus padres
habían muerto. El alfa siempre terminaba esas conversaciones con alguna advertencia o
simplemente ignoraba las sugerencias sobre una mudanza. Odiaba a su padre, pero había amado a
su madre tanto que parecía incapaz de dejar el lugar. “¿Estás seguro?”

“Quiero comenzar en otro lugar. Sólo él y yo.” Dijo el alfa, contemplativo.

Ah.

Sangwoo y Bum.

Parejas destinadas.

Jieun no pudo evitar reír de buena gana al pensarlo.

“¿Quién es el patético ahora, eh?”


Todo había comenzado días antes, con un mensaje de texto de Jieun indicándole que buscara a
alguien.

—xxx-xxx-43617 7:37pm
Órdenes de Sangwoo ♥

Donggyu trató de encontrar al alfa responsable de haber drogado a su líder en la fiesta, pero le fue
imposible. Era un alfa sin mayor relevancia y no tenía idea de dónde comenzar a buscarlo. El que
se encargaba de ese tipo de trabajos era Sungmin pero no había podido contactarlo fuera de la
universidad.

Trató de hablar con Jieun nuevamente pero ésta parecía no tener tiempo libre, siempre estaba
rodeada de su manada o concentrada en el celular, y cuando le enviaba mensajes casi nunca los
respondía.

Con Sangwoo lejos por el celo de su omega, no tenía más alternativa que seguir insistiendo.

Fue cuando salió del examen de administración que finalmente pudo dar con el otro alfa. Contesto
el teléfono a la tercera timbrada.

“Habla Sungmin.” Cantó el otro, a modo de saludo.

Donggyu frunció el ceño.

“¿Dónde estás?”

“Ocupado, ¿ocurre algo?”

¿Ocupado en qué?

Apenas y veía al otro alfa en el campus o en exámenes.

“No, sólo que no encuentro al alfa con el que… hablamos la última vez.” Explicó, tratando de
encontrar una palabra que no delatara la naturaleza de sus interacciones. Miró sospechosamente a
los estudiantes que caminaban cerca de él.

Silencio.

“¿Sungmin?”

Escuchó risas.

“¿Tienes alguna pista?” Preguntó, cambiando de posición y buscando un lugar donde poder
hablar tranquilamente.

“No.” Respondió el otro alfa.

Esa conversación no estaba llegando a nada. Gruñó, perdiendo la paciencia. “Deberíamos


reunirnos, Sangwoo no va a estar nada feliz con esto.”

“Mm, lo sé, pero por ahora estoy ocupado con otro tema. Han ocurrido muchas cosas, viejo.”
Volvió a escuchar otra voz.

“Mierda, lo haré por mi cuenta entonces.” Colgó.

“No, espera, Dong—”

Estaba perdiendo la calma, necesitaba encontrar algo. Habían sido órdenes de Sangwoo y sabía
muy bien que no estaba en los mejores términos con su líder. No desde el incidente con Yoon
Bum.

Después de todo, él fue quien sugirió al beta —ahora, omega— para la fiesta. Sangwoo lo
culpaba de ello, se lo había dicho muchas veces. Su puesto en la manada estaba en peligro, con
Sangwoo cada día más enervado con su presencia, era cuestión de tiempo antes que lo echara,
como ya lo había hecho antes con otros alfas a los que consideraba perjudiciales para el grupo.

Ser un alfa solitario y sin manada… no era algo que fuera bien visto.

No había estado nunca sin un grupo. Cuando Sangwoo entró a la universidad, él ya pertenecía a
uno, aunque no tan poderoso. El líder fue retado por el nuevo alfa, y perdió. Como era costumbre,
los alfas de la manada perdedora retaron uno a uno al que había desafiado a su líder. Y fue así
como Donggyu peleó por primera y única vez con Sangwoo.

Perdió.

Donggyu sabía que era muy fuerte, pero Sangwoo no sólo lo era, sino que además era veloz y sus
golpes eran certeros y muy específicos. En menos de quince minutos ya estaba en el suelo,
luchando por respirar.

Al verlo levantarse, listo para volver a pelear con él, Sangwoo lo golpeó en el estómago, lo
suficientemente fuerte como para hacer que vomitara sangre.

Y se alejó.

Días después se enteró que Sangwoo había retado a casi todos los grupos de la universidad, sólo
había dejado los de los últimos años. Los grupos más viejos subestimaban al nuevo y solitario alfa,
burlándose de los alfas caídos. Donggyu sabía de la fuerza del alfa, y aunque no trató de corregir
lo que se decía de él, tampoco se unió a las burlas.

Los mayores dejaron de hablar cuando Sangwoo atacó al primer grupo de último año.

No sólo eso, sino que comenzaron a planear una estrategia para derrotarlo.

“¡Es sólo un alfa!” Gritaban, coléricos.

Pero no era sólo un alfa, no como ellos. Donggyu reconocía su potencial y fuerza.

Un verdadero líder.

No uno que jugaba a serlo en la seguridad de la universidad, no. Uno de verdad, del tipo que
podía salir a las calles y derrotar a cualquiera que se le pusiera enfrente.

Desde entonces, Donggyu rechazó unirse a otros grupos.

Cuando salía de clases y caminaba al pequeño departamento que tenía a unas cuadras de la
universidad, encontraba, casi siempre, a Sangwoo peleando con un grupo de alfas en el terreno
abandonado, cerca del centro comercial. Muchos estudiantes de la universidad estaban ahí, de
espectadores.

Donggyu nunca se quedaba mucho tiempo viendo, pues prefería ser un participante a parte del
público, pero un día decidió hacerlo. Y no fue por la habilidad de Sangwoo o la fortaleza del
grupo retador.

Fue por lo que uno de ellos dijo cuando estaba por seguir su camino.

“¡Ah, Sangwoo! Te conocemos.” Las provocaciones verbales eran usuales en ese tipo de peleas,
sobre todo cuando se sabía de la fuerza de Sangwoo. Todos buscaban alterarlo de alguna forma.
“Este tipo mató a su madre.”

Donggyu volteó.

“Una omega.”

No lo sabía entonces, pero el tema de la muerte de sus padres era algo que Sangwoo odiaba que
otros mencionaran. Donggyu se había mudado de otra región para estudiar, así que no tenía idea
de la historia del alfa. O más bien, la historia de la muerte de sus padres.

Pero había sido un suceso bastante público, como casi todas las tragedias lo eran.

El rostro de Sangwoo se tornó rojo de furia. El alfa retador comenzó a caminar a su alrededor, sin
dejar de hablar.

“¿Qué pasó? ¿Intentaste quitársela a tu padre?”

Los alfas en el público estaban en silencio.

“Eso dicen, querías a tu madre para tí solo.”

Al principio, Donggyu creyó que era sólo una forma de irritarlo. Pero con el pasar de los
segundos, las palabras del alfa parecían alterar aún más a Sangwoo.

“No te culpo, una omega…” El otro alfa hizo un gesto obsceno con la boca.

Y fue ahí cuando Sangwoo se arrojó a él.

“¡No hables de mi madre!”

Lo que ocurrió a continuación no fue una pelea usual. Fue una masacre. Alguien en el público
llamó a los paramédicos y la policía, el mismo Sangwoo sangraba pero había sido el único en pie
al final.

Nueve alfas de último año.

Todos con fracturas graves. Uno había quedado en estado vegetal debido a los traumas sufridos en
la cabeza.

Sangwoo sostenía su brazo sangrante, y se ayudaba de las paredes para caminar. Nadie trató de
acercarse, el alfa mostraba los dientes en señal de advertencia a quien quisiera hacerlo. Donggyu
sólo lo siguió silenciosamente, sin saber muy bien porqué.

Cuando vio que los paramédicos habían llegado, se acercó.

“Deberíamos irnos.” Dijo.


Le ofreció su departamento, pero el alfa lo rechazó, prefiriendo ir por sí solo a su casa.

Lo volvió a ver a los días, mucho mejor y con sólo una venda en los brazos que delataba su
participación en lo que había ocurrido.

La universidad entera no dejó de hablar de él por semanas.

Estaba comiendo en una mesa solitaria en el comedor, todos lo miraban pero él sólo estaba
concentrado en su comida. Donggyu sabía que habían planes para vengarse de él, puesto que el
grupo al que había atacado era uno de los más influyentes del último año.

Caminó y se puso de pie, frente a él. Sangwoo levantó la cabeza y con un gesto le indicó que se
sentara.

“Odio a los omegas.” Dijo, a modo de saludo y enviando una mirada gélida a los omegas que no
paraban de mirarlo con hambre en los ojos y susurrar entre sí. “A cada uno de ellos.”

¿No había sido su madre, una omega?

Extraño.

Por esos días ya sabía la historia completa de los padres de Sangwoo, se la habían contado
numerosas personas y en un arranque de curiosidad lo buscó en internet. Se sorprendió al saber
que Sangwoo había sido quien mató a su madre, pero entendió su comportamiento al leer que
había sido en defensa propia.

Era todo una mierda de novela.

“Donggyu, quiero formar una manada.” Dijo, cuando salían de clases.

Ambos compartían casi todos los cursos, y aunque Sangwoo había dicho días antes que sólo
soportaba la presencia de Donggyu, el alfa no había dejado de seguirlo.

Asintió, sorprendido por la decisión del alfa solitario pero de buen humor con la noticia. “Bien,
creo que hay unos alfas de último-”

“No, ninguno de último año. Esos imbéciles son unos viejos débiles.” Dijo Sangwoo, haciendo un
gesto de asco. “Retaré a todos los alfas solitarios de nuestro año.”

“Está bien, Sangwoo.”

Y así fue como el alfa formó su primera manada. De ese grupo quedaban la mayoría, con algunas
excepciones que Sangwoo se encargó de echar cuando se hizo evidente que no tenían el mismo
nivel que el resto.

Era un grupo divertido, todos estaban sedientos de poder y Sangwoo siempre lo proporcionaba, de
alguna forma u otra.

“¿Odias a Sangwoo?” Preguntó Sungmin, cuando estaban en algún club, tomando después de
vencer en otro reto.

¿Odiaba a Sangwoo?

Incluso cuando lo retó y pintó el suelo con su sangre, no lo odió. El alfa en su interior reconoció a
un líder nato cuando lo vio por primera vez, y en lugar de odiarlo sólo lo respetó y quiso ser
alguien merecedor de su respeto también.
“No.”

“Yo tampoco.” Dijo el otro alfa, encendiendo otro cigarrillo. “La mayoría del grupo le tiene miedo
porque les pateó el trasero.”

“A ti también te golpeó.”

“Sí, pero no tanto como a ustedes.” La elección de Sungmin había sido diferente a las demás. No
sólo había sido el único alfa del grupo que no había tenido que ir al hospital por puntos, sino que
había sido la primera vez que Sangwoo rió al pelear. Había sido una risa cruel, pero contaba. “No
tengo tanta fuerza, pero supe arrinconarlo. Eso le gustó.”

Sungmin era muy rápido, y lo que carecía de fuerza lo compensaba en estrategia. Naturalmente
Sangwoo supo predecir sus movimientos, así que la pelea no duró mucho.

“Eres extraño.”

“Lo respeto.” Dijo el alfa, recostándose cómodamente sobre su silla y fumando tranquilamente.
“Es un gran líder, ¿no crees?”

Lo era.

Pero estaba tan apartado del grupo, que más bien parecía que dejaba a otros tener el honor de
pelear bajo su nombre. Era confuso.

“Podemos pelear, festejar y divertirnos.” Siguió el alfa, extendiendo las manos y sonriendo
abiertamente. “¡Todos nos temen!”

“Le temen a Sangwoo.” Corrigió.

“Bueno, igual.”

La primera vez que Sangwoo decidió echar a alguien del grupo, fue cuando uno de los alfas
perdió luego de retar a un grupo débil de segundo año. El líder le ordenó que lo golpeara, y al
hacerlo, el alfa le fracturó las piernas.

“Lárgate.” Escupió, de pie frente al antiguo miembro de su manada. Se había asegurado de que
todos estuvieran presentes mientras lo hacía. “No necesito a alguien débil en mi grupo.”

“Sang—” Rogó el otro.

“Levántate y lárgate.”

“Mis piernas—”

De reojo, Donggyu vio a alguien hacer un además para acercarse. Sangwoo frunció el ceño.
“Dejen que él mismo lo haga.”

Fue un espectáculo patético, pero ninguno trató de intervenir. Sabían a qué se metían al entrar a la
manada de Sangwoo. Sabían qué significaba irse.

“¿Ven cómo se arrastra?” Dijo el líder, sonriendo macabramente.

Sangwoo disfrutaba del dolor ajeno, no era una característica extraña entre alfas, pero era diferente
en él. Sonreía cuando otros gritaban de furia, reía mientras quebraba huesos y hacía bromas
cuando sus puños estaban manchados de sangre. Era un tipo de normalidad a la que no estaba
acostumbrado. Aún así, no sabía qué prefería, si ver a Sangwoo sonreír mientras destruía o fruncir
el ceño.

“Eres un maldito gusano.” Siguió Sangwoo, y al ver al otro alfa arrastrarse hasta el final de la
calle, y escuchar las exclamaciones de sorpresa de algunos transeúntes, se volvió al grupo. “Que
les quede bien claro, no soportaré alfas así en mi grupo.”

En ningún momento se le pasó por la cabeza que había obrado de mala manera.

Pero algunos miembros del grupo no pensaban igual.

“Donggyu, ¿no crees que el líder fue... muy injusto?” Preguntó uno de los más jóvenes, cuando
estaban en los casilleros. Sungmin estaba a su lado, organizando sus papeles.

“No.” Respondió, con el ceño fruncido.

¿Debía golpearlo por atreverse a cuestionar la autoridad de Sangwoo?

Escuchó a Sungmin cerrar su casillero. “Este grupo es uno de los más poderosos de la región y es
por una sola razón.” Se acercó al alfa más joven. “Todos y cada uno de nosotros somos los
mejores.”

Rodó sus ojos. “Sungmin.”

“Es cierto, Sangwoo sólo está asegurándose de tener lo mejor de lo mejor.” Dijo el otro,
asintiendo para sí. “No estarías aquí si no fuera así, Donggyu.”

Sangwoo sólo estaba asegurándose de tener a los mejores en su grupo, era cierto. Si él decidía que
no era suficiente, Donggyu pelearía por su derecho a demostrarle que estaba equivocado.

“Ahora fuera, si vuelves a hablar mal de él, te retaré.” Terminó Sungmin.

A diferencia de Donggyu, Sungmin nunca había pertenecido a un grupo antes de conocer a


Sangwoo. Debía ser por eso que su lealtad era inquebrantable y sus pensamientos más ordenados.
Muchas veces él se preguntaba porqué seguía siendo parte del grupo si era evidente que Sangwoo
y él no se llevaban bien. El alfa lo llamaba idiota, y sí, se le hacía difícil entender las cosas que
Sungmin y él hablaban.

Era un hombre simple.

Pero luego recordaba la primera pelea que tuvieron y sabía que más que amistad o compañerismo,
lo que le unía a Sangwoo era el respeto. El alfa sabía de su fuerza, y Donggyu sabía de sus
cualidades como líder.

Y era por eso que tenía que cumplir con sus órdenes. Estaba en una situación vulnerable al haber
cometido tantos errores en esos últimos dos meses. Primero con Yoon Bum, luego con acercarse a
su propiedad y finalmente al haber dejado ir a uno de los alfas culpables de que lo drogaran.

No podía fallar más.

Buscó y preguntó por doquier, carecía de sutileza así que cuando finalmente encontró al alfa, lo
primero que hizo fue agarrarlo fuertemente por los hombros, en medio del centro comercial, y
llevarlo hacia el baño de hombres.

“¡Suéltame! ¡Les dije todo lo que sabía!”


“Quiero el nombre de quien te contrató.” Dijo, sin soltar al otro.

¿Debía llamar a Sungmin?

No, Sangwoo creería que era débil por no hacerlo solo. Las órdenes habían sido para él.

“No sé de qué hablas.” Respondió el otro, mirando a otro lado.

“Dímelo.”

“No.” Trató de zafarse pero Donggyu aplicó más fuerza y gritó de dolor.

“Te mataré entonces.” Respondió.

Lo tomó fuertemente del cabello y lo arrastró hacia uno de los cubículos, dispuesto a ahogarlo en
el inodoro. Al ver dónde se dirigía, el otro comenzó a chillar y finalmente se rindió.

“¡Está bien!” Gritó, aferrándose al borde de la puerta para que el alfa se detuviera. “Es un alfa de
otra universidad—”

“¿Quién?”

“Sólo lo conozco de vista, no sé su nombre.”

“Consíguelo.” Dijo, soltándolo. El alfa cayó al piso, respirando difícilmente. “Te voy a buscar,
más vale que lo tengas para entonces.”

No sabía qué más hacer, Sungmin algunas veces decía eso luego de encontrar a alguien. Sin más,
lo dejó ir.

Había sido un idiota al hacerlo.

No tenía ni su teléfono, ni su nombre y aunque sabía que Sungmin podía ayudarlo, no volvió a
hablarle del tema. Tenía que hacerlo solo, tenía que probarse a sí mismo y a Sangwoo que era
capaz de esa tarea.

Jieun le mandó un mensaje, diciéndole que toda la manada debía ir a una fiesta. Se preparó. Sabía
que el objetivo era Seungbae, así que estaría muy atento en caso el beta se apareciera.

Recibió una llamada de Sangwoo antes de salir, “Asegúrate de cuidar el alcohol en la fiesta, no
quiero más incidentes.” Su función sería vigilar la cocina y no permitir a ningún desconocido
acercarse a las bebidas que la manada iba a consumir.

Llegó mucho antes que el líder. Cuando éste se apareció, toda la manada salió a recibirlo.

Vio a Sangwoo caminar hacia uno de los cuartos, el que tenía salida directa a la piscina, y algunos
de su grupo se fueron con él. Vio a Sungmin y Jieun pasar después de un rato, pero ninguno se
percató de su presencia en la cocina.

Estaba aburrido.

Al menos había mucha comida.

Se llevó varios bocaditos a la boca.

“Oye.”
Levantó la vista.

En la entrada se encontraba el alfa que había amenazado en el centro comercial, el mismo que
Sungmin y él habían casi ahogado en el baño de la universidad.

¿Qué hacía ahí?

“Sígueme.” Dijo.

Se puso de pie.

“¿Encontraste al sujeto?” Preguntó, enviando una mirada al final del pasillo, donde se podían
escuchar las risas de sus compañeros de manada.

El alfa asintió. “Aún mejor, te traje al responsable de todo.”

Pudo haber llevado al alfa a su líder, hacer que Sungmin le sacara todo lo que sabía con sus
preguntas intrincadas, pudo incluso obligarlo a hablar con sus propios puños.

Todo hubiera sido mejor que seguirlo.

Y fue lo que hizo.

Antes de salir, recordó la orden de Sangwoo e indicó a uno de los alfas de su grupo que pasaban
por ahí que cuidara el alcohol. Caminó hacia el otro alfa, muy atento en caso éste hiciera algo
extraño, y juntos subieron al segundo piso. Mientras lo hacían, creyó ver a Sungmin pasar
corriendo hacia la entrada.

Una de las habitaciones tenía la puerta abierta, entraron.

No se veía nada, la habitación estaba a oscuras. Presionó el interruptor y caminó hacia donde
había una silla, inspeccionando mejor el lugar.

“¿Y bien, dónde está—?”

Sólo sintió un piquete en la nuca antes de caer de rodillas. No podía sentir su fuerza, las
extremidades le pesaban, parecían hechas de cemento. Trató de levantarse, pero no pudo. Escucho
las risas del otro alfa, voces, la música del piso inferior a todo volumen.

Se sintió terriblemente cansado, pero aún así no dejó de luchar.

Escuchó que le decían algo, no entendió muy bien qué. Los sonidos llegaban a sus oídos como si
estuviera sumergido.

No supo cuánto tiempo había pasado, pero cuando estaba tratando de nivelar su respiración, con la
frente pegada al piso, escuchó el sonido de la puerta abriéndose y cerrándose.

Pasos.

Dos voces hablando.

Frunció el ceño, concentrándose. “Aquí.”

“Ayúdame a amarrarlo a la silla.”

Una de esas voces era el alfa, estaba seguro.


La otra era muy familiar.

“Debería despertarse pronto.” Dijo uno.

Lo tomaron por los brazos, y con toda la fuerza que poseía trato de zafarse, gruñendo. Aún estoy
aquí, aún puedo dar pelea.

No soy débil.

Lo sentaron sobre la silla, hablaron sobre la posibilidad de amarrarlo, pero cuando Donggyu trató
de darles un golpe con sus puños y al no poder siquiera levantar su brazo, desistieron. “No es
necesario, este idiota no va a poder recobrar su fuerza en al menos una hora.”

“Tiempo suficiente.” Dijo el dueño de la voz familiar, caminando frente a el.

No tenía olor.

Beta.

“Seungbae.” Reconoció Donggyu, escupiéndole a la cara lo mejor que pudo. El alfa a sus
espaldas rió. “Hijo de… perra.”

Bajó la cabeza, trató de no hacerlo frente a alguien que consideraba un enemigo de su manada,
pero no podía sostenerse por mucho. Quería dormir.

“Hola Donggyu, qué sorpresa.” Escuchó, Seungbae lo forzó a levantar su cabeza. “Necesito
hacerte unas preguntas, si no te molesta.”

Dio un jirón brusco para zafarse del beta, cayendo nuevamente al piso. “Bas—tardo, te mataré.”
Dijo, mientras trataba inútilmente de levantarse.

El beta sólo lo vio, de pie, frente a él. “Otra dosis.”

“¿Otra? Sólo pagaste por una.”

“Dale otra.” Donggyu volvió a escupirle.

Hijo de puta.

No vas a deshacerte de mí tan fácilmente.

“No tengo más droga de la verdad, Seungbae. Tengo otro tipo—” Dijo el otro alfa, buscando en
los bolsillos de su gran abrigo. Droga de la verdad, la misma mierda que le habían dado a
Sangwoo.

Apenas pudo luchar contra el agarre del alfa, sólo pudo sentir otro pinchazo en su nuca.

El mundo le dio vueltas.

Cuando recupero la noción de las cosas, lo habían sentado en la silla nuevamente.

Comenzó a reír.

“Vamos, no te duermas.” Alguien lo golpeó ligeramente en la mejilla. Debía ser Seungbae, el otro
idiota estaba al otro lado de la habitación. “Necesito que me respondas algo sinceramente.”

Acercó algo a su rostro, hizo algo y escuchó un sonido extraño.


“Sólo son un par de preguntas.”

Sabía, muy en el fondo, que debió mandar al carajo a Seungbae. Lo sabía muy bien. Pero eso no
lo detuvo para responder cada una de las cosas que le preguntó el beta. No pudo evitar reír con
cada pregunta.

El beta le dijo que pronto se iría, que solo faltaba una cosa más.

Donggyu asintió como pudo.

“Cuida de él hasta que regrese, si trata de escapar, lo inyectas nuevamente.”

Y todo fue oscuridad.

Sangwoo dejo que Jieun hablara de sus traumas personales y sentimientos pasados hacia él, era
divertido, de alguna forma. Pero en realidad no le sorprendería saber que la alfa fuera capaz de
montar tremendo teatro solo para obtener una oportunidad con él.

Aunque tenía que aceptar que a diferencia de los demás alfas de su universidad, su idea para
someterlo y afirmar su superioridad sobre él, era bastante original.

Sacó su celular, revisando la hora.

Era tarde.

¿Y si Bum no iba?

Se forzó a no pensar en eso.

Tomó un trago de la botella de licor en su mano.

Sungmin no había regresado, así que Seungbae tampoco se había aparecido por ahí. ¿Y si iba al
centro médico? No podía ser, el lugar donde se quedaban los omegas tenía acceso restringido para
otros estudiantes. Los alfas no tenían permitidos de entrar, pero los betas tampoco tenían pase
libre.

Si Bum no se aparecía, iría a la universidad. Pasaría la noche frente al centro médico de ser
necesario.

De repente, pudo sentir un olor familiar.

Ese aroma…

Bum había llegado.

“Jieun…” Llamó. Poniéndose de pie, sintiendo un ligero vértigo al hacerlo y concentrándose por
encontrar de dónde venía el aroma. “Puedo oler a Bum.”

No recibió respuesta.

“Oye.”
La alfa había dejado de hablar unos minutos atrás. Sangwoo pensó que, como él, había estado
tomando tranquilamente, pero en realidad se encontraba respirando con dificultad y luchando por
no perder la conciencia.

Miró el piso, contó las botellas rápidamente.

Habían tomado mucho más que eso antes, y nunca habían llegado a ese estado.

“Me siento—” Comenzó ella, cubriéndose los ojos.

“¿Que mierda? ¿Qué—?” Se acercó, la sacudió. Jieun lo miraba completamente ida. “No estás
borracha.”

Tomó la botella que aun seguía en su mano, revisándola. No encontró nada extraño.

Le midió el pulso a la alfa frente a el, volvió a sacudirla para que volviera en sí pero ella solo
repetía incoherencias. Se levantó, dispuesto a ir hacia el cuarto donde estaban sus alfas, pero al
ponerse de pie volvió a sentir el mismo vértigo.

“¡Sungmin!” Gritó.

Comenzó a sentirse mareado.

Jieun estaba sudando y ya no reaccionaba a lo que él le decía. La sacudió nuevamente pero sin
resultados.

“Mierda.”

Tenía que asegurarse de que Jieun estuviera en un lugar seguro. No sólo lo habían drogado a él,
sino que el imbécil de Seungbae también la había drogado a ella.

La levantó con un solo brazo, pero no pudo avanzar, arrastraba las piernas de Jieun cada vez que
trataba de hacerlo. Volvió a intentarlo cargándola con ambos brazos, y sólo así pudo caminar.

“No podemos quedarnos aquí.” Le dijo, aunque ella ya no le escuchaba. Entraron a la sala y
ninguno de sus alfas estaba en su lugar. Caminaron por la cocina y tampoco pudo ver a nadie.
Todo se estaba volviendo muy borroso.

El aroma de Bum venía del segundo piso.

Sacudió nuevamente a Jieun, recibiendo un leve gemido de respuesta.

“Tengo que… buscar a Bum.” Dijo, antes de cruzar la sala para subir por las escaleras.

Por más que trato de concentrarse, se le hizo muy difícil a Bum hacerlo. Solo podía pensar en
Sangwoo, en lo que su aroma le indicó en su breve encuentro. Anhelo.

¿Había sido por él?

¿En verdad lo quería de vuelta?

Sus profesores lo habían ayudado mucho, se acercaron varias veces a su escritorio para explicarle
alguna cosa y algunos de sus compañeros se ofrecieron a ser sus tutores por las clases que había
faltado durante su celo.

Trató de contestar sus preguntas con buena disposición, pero cuando alguno mencionaba a
Sangwoo, se quedaba en silencio. Parecían entender que no quería hablar con ellos sobre un tema
tan personal, porque sonreían y volvían a tocar otro tema.

A la hora del almuerzo prefirió ir a uno de los salones vacíos, como solía hacer antes de conocer a
Sangwoo. Quería evitar los lugares donde pudiese encontrarlo.

Necesitaba pensar.

Quizá…

Movió la cabeza, siguió comiendo.

Cuando sus clases terminaron, pensó en ir al campo de entrenamiento para saludar a Sangwoo.
Después de todo, aún eran pareja y el omega lo necesitaba cerca. Pero se forzó a no seguir el
camino que antes hubiera seguido sin dudar. No le haría bien a nadie.

Llegó a la biblioteca, cabizbajo.

“Hola.” Saludo distraídamente a Kyung, quien estaba hablando con un beta pequeño, señalándole
cosas en un libro y respondiendo sus dudas. Llevó el peso de su mochila a un solo hombro,
dispuesto a no pensar en nada más que en sus estudios por al menos unas horas.

Pero cuando estaba por ir a la computadora que usualmente ocupaba, la recepcionista lo llamó.

“Bum.”

Se dio la vuelta.

Kyung salió del mostrador, dándole el libro al beta y diciéndole que se vaya a jugar al otro salón.

“En un segundo estoy contigo.” Le aseguró.

El beta se fue corriendo, pero antes le sacó la lengua.

Bum lo miro extrañado.

Se acercó a la omega, quien había regresado detrás del mostrador y estaba buscando algo entre los
cajones. Cuando lo encontró, lo puso frente a Bum, sonriendo.

“Toma.”

De inmediato reconoció la caja. Sangwoo le había comprado muchos postres de esa tienda y los
había llevado a casa. No pudo comerlos al instante porque sus feromonas actuaron al ver al alfa,
pero al terminar ambos probaron todos los postres y escogieron sus favoritos.

Sonrió al recordarlo.

Tomó la cajita. “Ah, gracias.”

Kyung había sido muy amable con el, seguramente aún se sentía mal por lo que había pasado
antes de su celo con Seungbae.

Uh.
No estaba seguro, pero ese olor…

Acercó la cajita a su nariz.

“¿Por qué huele a—?”

Kyung rió y con aire conspirador se acercó a él, apoyándose del mostrador.

“Es de Sangwoo, lo trajo hace unas horas.” Dijo, con un guiño. “Sabía que ibas a venir, así que
me encargó dártelo.”

Sangwoo.

No lo había olvidado…

Abrió la caja.

Efectivamente ahí estaba uno de los postres que Bum había escogido como favorito aquella vez.

Quizá no había arruinado todo.

Sintió lágrimas asomarse por sus ojos.

Había llorado tanto esos últimos días, no creía que fuera capaz de hacerlo nuevamente.

“Gracias.” Dijo, secándose las lágrimas y sonriendo.

Quizá aún había esperanza.

Kyung le aseguró que no permitiría que Seungbae volviera a acercársele mientras estuviese en la
biblioteca y que ella cuidaría de él porque era su responsabilidad. Además, le dijo en confidencia,
Sangwoo no le había dicho más de dos palabras en el pasado e incluso le había dicho un par de
veces lo mal que olían sus feromonas, así que el que haya tenido una conversación cordial con él
le llenaba de felicidad. Sobre todo porque podía notar lo mucho que cuidaba de Bum.

“No puedo traicionar su confianza, así que estaré muy pendiente de Seungbae desde ahora.”

Bum se sintió aliviado.

Realmente no tenía ganas de volver a verlo.

Felizmente, el beta no se apareció por ahí mientras estudiaba. Miró un par de veces al campo de
entrenamiento y su corazón dio un salto al reconocer la figura de Sangwoo.

Lo extrañaba tanto.

Sacó el pedazo de papel de su bolsillo.

Tal vez no era mala idea ir.

Se despidió de Kyung y caminó hacia el centro medico.

No fue hacia la entrada del lugar donde se estaba quedando, sino que se acercó a recepción y le
preguntó a la beta a cargo si podía hablar con la doctora.

Como no había nadie, pudo entrar de inmediato.


“¿Puedo ir a una fiesta?” Preguntó, al sentarse.

Por la expresión de su rostro, la doctora había esperado que le dijera todo menos eso.

Subió sus lentes y apoyó uno de sus codos sobre el escritorio. “No tiene que pedirme permiso para
todo, señor Yoon.”

Bajó la mirada, jugó con el borde de su polera.

Quizá había sido muy directo.

“No, es sólo que… Sangwoo estará ahí.” Explicó.

Sabía que la doctora estaba viéndolo inquisitivamente, así que no se atrevió a levantar la cabeza.

“¿Se retracta de su primera respuesta?” Preguntó, después de unos minutos. “¿Oh Sangwoo sí lo
maltrato?”

“No.” Respondió, sin dudar y levantando la mirada.

Ella asintió. “Entonces creo que no tendría porqué temer.”

Se encorvó en sí mismo. No era fácil preguntar lo siguiente.

“¿Alguna vez… amó a alguien?”

Le dio vergüenza preguntarle algo así a la doctora, pero no tenía con quién más hablar.

“Por supuesto.” Respondió, levantando una ceja y, seguramente, preguntándose hacia dónde iba
todo eso.

Respira.

“Quiero que Sangwoo sea feliz.” Dijo, armándose de valor y con las mejillas escarlata. “¿Eso...
está bien?”

La mujer pareció estudiarlo por unos minutos. “Sí, en la medida que tú también lo seas.”

“Yo soy feliz si él lo es.”

“Esa es una mentalidad muy omega.” Dijo ella, sonriendo amablemente. “Pero yo pienso
diferente.”

“¿Está mal?” Preguntó, confundido.

“No, pero creo que lo mejor es que hable con su alfa.” Se puso de pie y caminó hasta uno de sus
muebles, abrió un cajón y sacó un folder grueso. Regresó al escritorio y lo abrió. Bum pudo
reconocer su foto y la de Sangwoo. “Escuche, la impresión que tengo de ambos es que llegaron
aquí sin saber lo que hacían. Usted se había presentado como omega recientemente, y el señor Oh
tiene un amplio historial como alfa violento y ninguna pareja omega registrada.”

Le mostró la primera página. Era un perfil de Sangwoo.

“Al principio creí que tenía que reportarlos, pensé que el señor Oh trataría de abusar de usted.
Pero luego lo vi esperándolo cuando tuvo ese colapso, que aunque lo niegue, estoy segura que
algo de culpa tuvo.” Bum se encogió bajo su mirada, pero la doctora no presionó una respuesta.
“No dejó su habitación, a menos que tuviera que ir a los servicios.”
Pasó la página, casi al final.

Pudo distinguir la palabra “internamiento”.

“Y la encargada me contó sobre la conversación que tuvo con él, lo desesperado y agresivo que
sonó por teléfono.”

Cerró el folder.

“Todos son indicios de que su vínculo es uno fuerte y estable.” Explicó, mirándolo a los ojos.
“Pero también lo tienen que ser las personas vinculadas.”

Se quitó los lentes, dejándolos sobre la mesa.

“Mi consejo es que hable con él antes de decidir algo. Tiene opciones, se lo dije cuando preguntó
si el vínculo era permanente e inquebrantable. Pero por el bien de ambos preferiría que
solucionaran los problemas que tengan de la mejor manera posible. Recomendaría terapia si
tuviera la mínima esperanza de que el señor Oh fuera a aceptarla.”

Bum se mordió los labios.

“Vaya a esa fiesta, espérelo, regresen a casa y hablen.” Dijo la doctora, poniéndose de pie e
indicando que la sesión se había terminado.

Era lo más sensato.

Podía hacerlo.

Iría a esa fiesta, esperaría a Sangwoo y le pediría que fueran a casa. Hablarían, solucionarían sus
problemas y todo—

¿Estaría bien?

¿Sería como antes?

Entró al dormitorio en el que había dormido, se cambió de ropa con la mejor que tenía, se peinó
como pudo, se lavó y al finalizar, sacó el cepillo del baño que le habían asignado y acomodó todo
lo que tenía en su mochila.

Salió.

Firmó los papeles que la recepcionista le dio.

Se demoró un poco, la doctora quiso hacerle unos análisis antes de dejarlo ir, y luego le
recomendó que usara el transporte del centro.

Entró a la camioneta y le dio la dirección al chofer.

Se despidió de la doctora.

Respiró profundamente.

Llegaron al lugar relativamente rápido, no era una zona que Bum conociera, pero podía darse una
idea de la clase de familias que habitaban el vecindario con sólo ver el tamaño de las casas.

El chofer lo dejó en la entrada, habían un par de grupos de betas tomando en el jardín. Bum
caminó hacia la casa, con cuidado de no tropezar con alguna botella vacía. La música estaba a
todo volumen y había mucha gente bailando y bebiendo por todos lados. Parecía que la
universidad entera había asistido. Buscó entre las personas a Sangwoo y no lo encontró. Tampoco
pudo reconocer a ninguno de sus alfas. Trató de guiarse por el aroma, pero le fue difícil
distinguirlo entre tantos otros.

Comenzó a sentirse asfixiado entre tanta gente.

Buscó una salida, algún lugar en el que pudiera pensar por un segundo. Miró el segundo piso y
notó que sólo había algunos alfas al pie de las escaleras. Subió, pidiendo permiso. Al llegar, pensó
en ir a un baño, pero vio una puerta abierta y pudo oler el débil aroma de manada , caminó
cautelosamente hacia la habitación y encendió la luz antes de asomarse. Había alguien sentado en
una silla. Caminó hacia el alfa.

Era Donggyu y no lucía nada bien.

Se puso frente a él, estaba con la cabeza gacha y sus brazos se encontraban en una posición
extraña. Lo sacudió, el alfa sólo comenzó a reír.

“Ah, Yoon.”

Saltó.

Seungbae estaba en la puerta, la cerró tras de sí antes que el omega pudiera reaccionar. Un alfa
salió del baño, con unas agujas en las manos.

Bum sintió verdadero terror.

Sacudió nuevamente a Donggyu, con más desesperación.

Vio a Seungbae encender lo que parecía una grabadora, y se acercó hacia él.

“Déjame salir.” Le ordenó, tratando de sonar más amenazante de lo que en realidad se sentía.

“Lo siento, no puedo hacer eso.”

Levantó la cabeza de Donggyu con ambas manos, como si fuera un muñeco.

“Mira Donggyu, tenemos a un pequeño conocido tuyo, ¿sabes quién es?”

“...El omega de Sangwoo.” Dijo el alfa, sin dejar de reír, aunque sus ojos estaban semi-cerrados.
“Yoon Bum.”

“¿Es la primera vez que lo ves?”

“No.”

Bum retrocedió.

“Supongo que Sangwoo los presentó.”

Más risas. “No. Conocí a Bum antes de que fuera pareja de Sangwoo.”

“¿Cómo?” Preguntó el beta, moviéndolo un poco.

“Lo descubrí siguiendo a Sangwoo muchas veces.”


Bum miró la puerta, que estaba siendo bloqueada por el alfa desconocido. Detrás de él había una
ventana, pero parecía estar fuertemente cerrada.

Aún si pudiera huir, no quería dejar a Donggyu con esos dos.

“¿Qué tiene que ver Yoon Bum con la fiesta de los de primer año?” Preguntó el beta.

“Yo le sugerí a Sangwoo para esa fiesta.”

“No sabía que era un omega.”

“N-no.”

¿Qué estaba pasando?

¿Por qué Seungbae le hacía todas esas preguntas al alfa?

“Bum tuvo un celo sorpresa y Sangwoo lo mordió por casualidad.” Bum lo miró con los ojos muy
abiertos. ¿Por qué Donggyu estaba diciendo todo eso tan fácilmente? “¿Estoy en lo correcto?”

“Sí.”

“Tu líder odió esa situación.”

“Sí.”

Tenía que huir.

Estaba comenzando a agitarse.

“Dime lo que Sangwoo te dijo sobre ese tema.” Seungbae miró fijamente a Bum, sonriendo.
“Vamos Donggyu, no seas tímido, sólo repite lo que me dijiste hace un rato.”

Sus manos comenzaron a temblar.

No podía gritar, nadie lo escucharía con la música a todo volumen en el piso inferior.

“Sangwoo odiaba al omega, quería hacer lo que fuera necesario para romper el vínculo…”
Comenzó la voz de Donggyu, alargando las palabras.

“Sigue.”

“Incluso… incluso…”

“Sigue.” Ordenó Seungbae.

Bum sólo podía observarlos, horrorizado.

“Matarlo.”

Se llevó ambas manos a la cabeza.

NO.

¡NO ERA CIERTO! ¡SANGWOO NUNCA—! ¡ÉL NUNCA—!

“Hablamos de matar a Yoon Bum.”


¡NO, NO!

“Trató de romper el vínculo por otros medios, se acostó con otros alfas, evitaba tocarlo, ignoraba
sus cambios de aroma, incluso regresaba muy tarde para no tener que hablar con él.” Siguió el
alfa, con cada palabra que decía Bum sentía un dolor punzante atravesarle el pecho. Al terminar,
la cabeza del alfa quedó colgada, como si se le hubiera acabado la energía.

Como si estuviera muerto.

“Muy bien, Donggyu.”

Vio al beta apagar el aparato que tenía en la mano, y se acercó a él.

“Ahora sabes la verdad.” Dijo, frunciendo el ceño. “Sangwoo iba a matarte.”

Se alejó de él, cayendo sobre la cama. De un salto fue hacia el otro lado y en un acto desesperado
trató de abrir la ventana. “¡No! ¡N-no!”

“Era suero de la verdad.”

¿Donggyu estaba muerto?

¿Qué podía hacer?

“Sangwoo es así, siempre será así.” Dijo el beta, acercándose hacia donde Bum estaba. El omega
corrió hacia el baño, pero fue interceptado por el desconocido. “Todo lo que te mostró fue una
farsa.”

Corrió hacia la puerta.

“Pero con la audiencia estarás a salvo.” Escuchó decir, antes de salir rápidamente.

En el pasadizo pudo oler el aroma de Sangwoo, y al dirigir su mirada al lado izquierdo, pudo ver a
Sangwoo desaparecer, con Jieun en brazos, dentro de una de las habitaciones.

Era su aroma.

No podía ser un truco de su mente.

“…Sangwoo.” Llamó, preguntándose si debía ir hacia él o no.

“Ni siquiera te vio, estaba más preocupado en otras cosas.” Dijo Seungbae, detrás de él.

No quería quedarse más tiempo ahí.

Bajó las escaleras, resbalándose un par de veces por el apuro y el corazón que le salía por la
garganta. Corrió hacia la entrada, con su mochila en el hombro. Empujó a varias personas en el
camino, pero no se detuvo por nada hasta llegar a la pista, donde varios grupos se habían reunido
para tomar un taxi.

“Él me odia...y ha sido mi culpa.” Dijo, tratando de recuperar el aliento, con las manos sobre las
rodillas.

“¿A dónde vas?” Preguntó Seungbae, a su lado. Lo había seguido.

Bum volteó a ver a los grupos de estudiantes a su lado, asegurándose de no estar solo con él, y
decidió que si el beta no lo dejaba en paz, gritaría.
“Voy a casa.” Respondió, frunciendo el ceño y retrocediendo unos pasos.

“Estás loco.” Dijo el otro, mirándolo por encima de sus lentes.

“Déjame en paz.”

Seungbae lo tomó fuertemente del brazo. Bum soltó un grito.

El grupo a su lado apenas y se percató, estaban muy ebrios y les escuchó decir que Bum también
debía estarlo. Un par de estudiantes gritaron en respuesta, riendo.

“¿No te das cuenta?” Preguntó el beta, con furia en los ojos. “Mientras Sangwoo esté a tu lado, irá
a la cárcel tarde o temprano. Es claro que es inmensamente infeliz. Nunca quiso estar con una
omega, los odia. Fue un error que se quedara contigo.”

Le clavó las uñas, tratando que el beta lo soltara.

“En algún momento hará algo drástico al sentirse atrapado en una relación que no quiere, y
terminará siendo condenado. ¿Quieres eso Yoon Bum?”

Cuanto más hablaba, el omega ponía más y más fuerza en zafarse.

“¿No crees que estás siendo egoísta? Dices querer a Sangwoo pero sin embargo lo fuerzas a estar
a tu lado.”

Hasta que lo soltó.

“Yo soy feliz si él lo es.”

“Yo…”

Sangwoo no era feliz. Seguía buscando una forma de romper su vínculo, aún después de todo lo
que habían pasado.

Y Bum se dio cuenta, en ese momento, que el alfa nunca sería feliz con él.

Sólo podía hacer una cosa.

“La distancia entre parejas por grandes periodos de tiempo ayuda a hacer el vínculo tolerable, lo
suficiente como para que ambos lleven una nueva vida lejos uno del otro.”

Levantó una mano temblorosa, concentrándose en no llorar frente al beta. Un taxi se detuvo.

Podía hacer eso. Por Sangwoo.

“¿Sangwoo podría morder a alguien más?”

“Técnicamente.”

Miró a Seungbae un última vez antes de irse, temiendo que éste entrara en el automóvil.

Estaba sonriendo.
Trató de detener a Bum cuando lo vio de lejos, pero para cuando alcanzó al taxi ya era muy tarde.
El omega estaba dentro y el vehículo se estaba alejando por la pista, hacia la carretera. Creyó ver a
alguien junto a él, pero cuando llegó al lugar no había nadie más.

Regresó a la casa, salió a la piscina.

Sólo encontró botellas vacías en el lugar donde había dejado a Jieun y Sangwoo.

No había nadie dentro. Fue a la cocina, esperando encontrar a Donggyu, pero el alfa no estaba
ahí. Frunció el ceño, algo no andaba bien.

Preguntó a algunos de los asistentes si habían visto a Jieun, y entre risas y miradas sugerentes,
señalaron el piso superior. Dijeron que Sangwoo había subido con ella.

Ignoró los comentarios subidos de tono y subió los escalones rápidamente, escuchó la voz de
Sangwoo al final del pasillo y corrió hacia esa habitación, encontrando que la puerta no estaba
cerrada, sino junta.

“¡Sangwoo! ¡Bum está—!”

Aunque el cuarto estaba oscuro, la luz del baño iluminaba el lugar lo suficiente como para ver a
una Jieun inconsciente sobre la cama.

Escuchó otro sonido, la voz de Sangwoo, desde el baño.

“Mierda, ¿qué les paso?” Dijo, encendiendo la luz. “¿Cuántos tragos tomaron?”

Se acercó a la alfa, y al estar más cerca pudo notar las gotas de sudor que caían por su frente. La
tocó y sintió la elevada temperatura de su cuerpo.

“¿Qué les paso?” Pregunto, preocupado. Al no obtener respuesta fue hacia el baño, y encontró a
Sangwoo vomitando en el inodoro. Como Jieun, también sudaba.

Sungmin no estaba orgulloso de haber consumido drogas de diferentes variedades muchas veces.
Había sido un momento, como 5 años, de estupidez. Pero agradeció mentalmente su pasado de
adolescente imbécil porque debido a ello pudo reconocer rápidamente los síntomas.

Jieun y Sangwoo no habían sido drogados, les habían echado píldoras a la bebida.

Pero si eso había ocurrido, ¿dónde estaba Donggyu?

Según lo que le había dicho la alfa, él era el encargado de cuidar que eso no sucediera.

Mierda.

Sacó su celular, marcó rápidamente el número mientras salía al pasadizo y abría una a una las
puertas de las demás habitaciones. Algunas estaban desocupadas, otras tenían a un par de alfas
follando y ninguna a Donggyu. “¿Aló? ¿Emergencias?”

Escuchó a alguien responder, no esperó a que terminara.

“Mis amigos están intoxicados. Una esta inconsciente y el otro esta vomitando en el baño.” Le
preguntaron si estaba seguro que era intoxicación y no alguna droga recreativa. Seguramente
había escuchado la música estruendosa y sacó conclusiones apresuradas. “Ellos no se drogan.” La
persona volvió a preguntar si estaba seguro. “Le digo que no.”
La enfermera le hizo unas preguntas, el alfa contestó de buena gana las primeras porque las
consideró relevantes, pero siguió cuestionándolo como si no hubieran vidas en riesgo y fue ahí
cuando Sungmin comenzó a perder la paciencia.

“Son alfas de primera categoría, podrían mover sus traseros y venir—”

Abrió la última puerta que le faltaba.

Y encontró a Donggyu.

Estaba tirado en el piso, con la cabeza en un ángulo extraño y los brazos a los lados como si no
tuviera control sobre ellos. Cuando se acercó, corriendo, notó que su pulso era débil y que apenas
y respiraba.

“Donggyu.” Lo sacudió.

Nada.

“¡Donggyu!”

Nada.

Se puso de pie, la mano que sostenía el celular estaba empapada. Por el ángulo de su cabeza, pudo
ver tres marcas pequeñas en su nuca. Dudaba que quien no se hubiera inyectado antes las hubiera
reconocido tan rápido como él lo hizo. Tres veces. Tres inyecciones. “Mierda, mierda…”

Levantó el celular.

“¡VENGAN DE UNA VEZ!” Gritó. La enfermera trató en vano de tranquilizarlo. “¡NO ME


VOY A CALMAR, MIERDA!”

Y colgó.

“Donggyu, viejo. Estoy aquí.” No sabía si lo mejor era dejarlo ahí, pero no quería arriesgarse a
que el responsable regresara a terminar su trabajo. Lo levantó, como pudo, y lo llevó a la
habitación donde estaban Jieun y Sangwoo. El último ya no vomitaba, pero tampoco le respondía.

“No se te ocurra rendirte, gordo de mierda.”

Lo dejó sobre la cama, al lado de Jieun y se sentó en el suelo, apoyando su cabeza en el mueble de
la cama.

“La ambulancia llegará pronto.” Informó.

Nadie le respondió.

No supo cuánto tiempo se había tomado la ambulancia en llegar. Pudieron ser horas, semanas,
años. Sungmin había perdido la noción del tiempo y sólo se aseguraba, por ratos, de confirmar que
sus compañeros siguieran vivos.

No podía hacer más.

Se puso de pie y adoptó una pose de ataque cuando olió varios alfas acercarse, pero cuando notó
los uniformes, los dejó entrar a la habitación.

“Es mi manada.” Dijo, cuando uno lo cubrió con una manta. Para el shock, le explicó.
“Lo sé, vinimos a ayudarlos.” Contestó otro.

Los vio acercarse a Jieun, revisar su pulso e hicieron lo mismo con Donggyu, pero a diferencia de
la alfa, al terminar sólo negaron con preocupación la cabeza. “Éste está muy mal, traigan a los
paramédicos.”

Entraron otros alfas y se llevaron a Donggyu.

“La muchacha necesita una camilla.”

Y luego a Jieun.

“El del baño también. Se acaba de desmayar luego de querer pelear contra uno de los
paramédicos.”

Y a Sangwoo.

Uno a uno vio a los tres alfas más fuertes que había conocido en su vida dejar la fiesta sobre
camillas.

Los siguió, parecía un desfile retorcido. Los tres por delante, y el atrás, con una manta encima,
tratando de lucir tranquilo y desafiante por el honor de su manada.

No le importaba la mirada desconcertada, e incluso burlona, de algunos de los asistentes. No le


importaba el espectáculo que estaban dando. Solo quería asegurarse de que sus amigos, sus
hermanos, estuvieran bien.

A la mierda el resto.

“Hijo.” Le dijo uno de los paramédicos. “Ve a casa.”

Ni hablar.

“No.” Dijo, dispuesto a pelearse con el sujeto si fuera necesario. “Quiero ir con ellos.”

Y así fue.

Ju-hyun había escuchado sobre la mega fiesta que estaba organizando un alfa de último año, a la
que estaban admitidos toda clase de grupos. ¿Eras un omega soltero con ganas de divertirte? ¡Esa
era tu oportunidad de pescar un buen alfa!

Por supuesto, si eres amiga de Seungbae y el grupo mas poderoso de alfas de la universidad lo
odia, y te odia por adición, no estabas permitida de ir.

Pffft, ¿a quién le importaba? La podía pasar muy bien en la comodidad de su dormitorio.

Sola.

Maldijo nuevamente su decisión de ser asistente del beta, maldijo haber aceptado su amistad,
maldijo el momento en el que creyó que aquello seria una buena base para su relación romántica
futura.
Idiota.

Era obvio que Seungbae sentía más por Sangwoo que por ella.

Quizá debía quitarle algo.

¿Su puesto como delegado, tal vez?

Hundió la cabeza en su almohada. Idiota.

No le molestaba en absoluto no tener pareja, era muy común. Ella era una omega algo difícil y su
cercanía con el delegado no era nada bien recibida por otros alfas o incluso betas. Todo bien. Pero
a veces sí se sentía sola, a veces sí quería salir con alguien y hacer todas las tonterías que una
pareja normal hacía.

Incluso envidiaba el drama de sus compañeros con pareja.

Su vida era tan aburrida.

Tranquila, pero aburrida.

¿Qué habría querido decir Seungbae sobre Bum? ¿Qué quería lograr con él?

Había estado de muy buen humor cuando le dieron el papel que le informaba sobre la audiencia
de Sangwoo. Incluso la había abrazado al llegar a la oficina.

¿Pero cómo planeaba ganar? No tenía ninguna prueba.

Cuando se lo preguntó, el beta solo sonrió y le dijo que ya había pensado en todo. Ju-hyun solo
esperaba que no se atreviera a hacer nada estúpido como hablar con Bum nuevamente. ¿Debía
sentirse celosa del omega? Definitivamente tenía la atención de Seungbae.

Argh.

Estaba pensando en su vida, sus decisiones y problemas amorosos cuando Seungbae la llamó.
Contestó de inmediato.

“Seungbae, son las dos de la madrugada…” Dijo, quejándose.

Si comenzaba a hablar de Sangwoo, juró que le colgaría.

“Necesito que veas el correo que te acabo de mandar.”

¿Correo?

Corrección.

Si Seungbae comenzaba a hablar de trabajo, le colgaría y bloquearía su número hasta el día


siguiente.

“¿Ahora?” Preguntó, pateando las sabanas para sentarse en la cama.

“Sí.” Dijo el beta. “Es urgente.”

“Ok, espera.”

Su celular era uno de los prehistóricos, de esos que al presionar la opción para navegar por internet
demoraba 5 años en cargar. Así que se acercó a su computadora y se quedó casi ciega al encender
el monitor.

Al menos agradecía que Seungbae no pudiera verla.

Escuchó al beta tronar los dedos contra una superficie.

“¿Sobre qué es?” Preguntó, abriendo su correo. Sólo habían quince correos de spam, dos de su
madre, una de su hermana menor pidiendo otro par de botas y al menos veinte de la universidad.
Que también podían considerarse como spam. Al actualizar, apareció un nuevo correo, el de
Seungbae. Lo abrió, no había ni una sola palabra, sólo un archivo. “Sólo veo un audio.”

“Escúchalo.”

“Mmm, si no supiera que eres incapaz de eso, pensaría que es una broma.” Había abierto por
casualidad suficientes audios pornográficos enviados por su hermana a modo de broma como para
confiarse demasiado.

Igual, era Seungbae.

“Sólo escúchalo.”

Se puso los audífonos sobre los oídos, y le dio play al reproductor.

Al principio no pudo escuchar nada, revisó el volumen y le subió al máximo. Sacó los parlantes y
los conectó, ahí pudo escuchar unos pequeños sonidos pero nada en concreto.

Quizá si había sido una broma.

Hasta que escuchó voces.

Gritos.

Gruñidos.

Risas.

“¿Qué—?”

¿Era acaso una psicofonía?

Ju-hyun no creía mucho en fantasmas pero tampoco iba a tentar su suerte escuchando un audio del
más allá en la madrugada.

¿No era a las 3 de la mañana la hora de los muertos?

Podía escuchar murmullos.

Hasta que finalmente…

“Ah, Yoon.”

Era la voz de Seungbae, pero sonaba tan distinta.

“Déjame salir.”

Bum.
Bum estaba ahí.

“Lo siento, no puedo hacer eso.”

Pasos. “Mira Donggyu, tenemos a un pequeño conocido tuyo, ¿sabes quién es?”

“...El omega de Sangwoo.” La voz sonaba extraña, como ebrio. “Yoon Bum.”

“¿Qué tiene que ver Yoon Bum con la fiesta de los de primer año?”

“Yo le sugerí a Sangwoo para esa fiesta.”

¿Qué estaba pasando? ¿Por qué un alfa de confianza de Sangwoo le había dicho todo eso a
Seungbae?

“No sabía que era un omega.”

“N-no.”

“Bum tuvo un celo sorpresa y Sangwoo lo mordió por casualidad. ¿Estoy en lo correcto?”

“Sí.”

“Tu líder odió esa situación.”

“Sí.”

“Oh por dios.” Dijo, sin poder evitarlo. ¿Qué hacia Seungbae ahí? ¿Por qué no dejaba que Bum
se fuera?

¿Por qué rayos quería que ella escuchara eso?

“Dime lo que Sangwoo te dijo sobre ese tema.” Golpes, parecía que sacudían al alfa. “Vamos
Donggyu, no seas tímido, sólo repite lo que me dijiste hace un rato.”

Y de repente entendió.

Seungbae quería que el alfa confirmara sus sospechas a Bum.

“Sangwoo odiaba al omega, quería hacer lo que fuera necesario para romper el vínculo…”

“No, no…”

“Sigue.”

“I-incluso… incluso…”

“Sigue.”

“Matarlo.”

No podía ser. Bum había estado ahí, oyendo todo eso.

“Hablamos de matar a Yoon Bum.”

Presionó stop. Tomó el celular, la llamada aún seguía. “Seungbae.”


“¿Lo escuchaste?”

Ella soltó un débil sí.

“Fue más fácil de lo que creí. Sabía que con Jieun de su lado tratarían de engañarme, tenía que
correr el riesgo.” Seungbae parecía entusiasmado, sonaba muy contento por poder compartir su
plan. “Mandé a drogar a Donggyu. No fue difícil que mi informante lo convenciera de que llevaría
al alfa que buscaba Sangwoo, el que lo drogó en la primera fiesta. Estaba tan entusiasmado por
probarse ante su manada y Sangwoo.”

Drogas.

¿Qué?

“Los alfas… son tan fáciles de engañar.”

No hizo ningún comentario, no podía creer que en realidad estaba teniendo esa conversación.

“Recordé lo que me dijiste, de su orgullo. Donggyu nunca dirá que lo hice, porque aceptará que
un beta lo engañó y que es débil. Hará ver a la manada de Sangwoo como tal también.”

Quizá aún dormía y todo eso era una pesadilla.

“Mi plan inicial era dormir a Sangwoo y Jieun, en caso quisieran intervenir cuando Donggyu le
confesara todo a Yoon. No conté con el metabolismo de Sangwoo y demoró en funcionar.” Dijo,
como si estuviera explicándole sobre su plan para un evento de la universidad.

“Seungbae…” Intentó interrumpirlo.

Tenía la garganta seca y las manos sudorosas.

“No te preocupes, fueron simples pastillas para dormir. Con Donggyu lejos, no fue difícil alterar
las bebidas. Era el encargado de cuidarlas.” Rió. ¿Qué mierda? “De cualquier manera, la suerte
estuvo de mi lado. Sangwoo subió a Jieun a uno de los dormitorios…”

Bum.

“No…” Levantó la cabeza hacia el techo. No podía imaginar el rostro del omega en ese momento.
“Por favor…”

“¿Adivina quién los vio?” Preguntó el beta, divertido. “No tuve que hacer nada. Aún así…”

Era demasiado, sabía lo que el omega había sufrido, sabía de la naturaleza de sus sentimientos y
había tratado de que el beta entendiera que herir a Bum no era una opción.

“¿Puedes creer que Yoon se negó a aceptarlo?” Se cubrió los ojos. “No le importó lo que
Donggyu le dijo, ni tampoco lo que vio en la fiesta. Estaba decidido a volver a casa de Sangwoo a
esperarlo.”

“¿Qué— qué pasó?” Preguntó, temiendo lo peor.

Después de todo, Seungbae la había llamado para compartir su triunfo, así que esa historia no
podía acabar con Bum y Sangwoo felices en su casa.

“Traté de convencerlo de que Sangwoo quería matarlo. Creo que me creyó, pero no tiene
sentido… ¿Por qué se quedaría con Sangwoo aún sabiendo eso?”
“¿Qué hiciste?” Preguntó.

“Una vez hablaste de Yoon y sus sentimientos por Sangwoo.”

“¿Qué hiciste?” Repitió, levantando la voz.

Al carajo sus compañeros de pabellón, al carajo todo.

“Lo recordé y supe que tenía que enfocar mi discurso en otro ángulo. Yoon tiene poco sentido de
supervivencia y sus sentimientos lo ciegan. Fue fácil convencerlo durante su celo pero las
circumstancias habían cambiado.”

No.

Se llevó una mano a la boca. “¿Celo? ¿Fuiste-? ¿Seungbae, cómo pudiste?”

“Sólo se dio la oportunidad.” Se defendió. “Iban a entregar el cargo, yo sólo me ofrecí.”

“¡¿Casualidad?!” Gritó, completamente histérica.

“Sangwoo estaba en el cementerio.”

“¿Qué?”

Seungbae la iba a volver loca.

“Estaba hablando por teléfono con el profesor Park, él lo vio y tuvo que colgarme.” Dijo, escuchó
el sonido de bocinas así que el beta debía estar manejando. “Fue casualidad, planeaba ir a
entregársela al mismo Sangwoo, se dio la oportunidad de hablar sólo con Yoon y la tomé.”

Estaba confundida con tanta nueva información, pero si de algo estaba segura era de que tenia
muchas ganas de matar a Seungbae.

“De cualquier forma, le dije…”

“Mientras Sangwoo esté a tu lado, irá a la cárcel tarde o temprano. Es claro que es
inmensamente infeliz. Nunca quiso estar con una omega, los odia. Fue un error que se quedara
contigo. En algún momento hará algo drástico al sentirse atrapado en una relación que no
quiere, y terminara siendo condenado. ¿Quieres eso Yoon Bum? ¿No crees que estas siendo
egoísta? Dices querer a Sangwoo pero sin embargo lo fuerzas a estar a tu lado.”

“Y fue todo, se fue pero supe en ese momento que había ganado.”

Cómo podía ser que se sintiera tan orgulloso de sí mismo cuando Ju-hyun sólo sentía horror y asco
por alguien a quien antes había admirado.

“Bum dejará a Sangwoo y eso, junto a su estadía en el centro médico por estrés serán mis mejores
pruebas en la audiencia. No necesito el audio, sólo necesitaba eso para convencer a Yoon.”
Explico el beta, ignorando el silencio de Ju-hyun. “Sangwoo perderá. El que Bum lo abandone es
prueba suficiente viniendo de un omega.”

Se limpió las lágrimas que comenzaban a formarse en sus ojos. No tenía derecho al sufrimiento
que seguramente estaba experimentando el omega en esos momentos.

“¿Ahora entiendes porqué mi correo era urgente?”

No, las lágrimas no ayudarían a Bum.


“Ju-hyun, deberíamos celeb—”

Le colgó.

Se llevó las manos a la cabeza.

Tenía que hacer algo.

Había estado una hora esperando por noticias.

Al llegar a la clínica no se le había permitido entrar a ninguno de los cuartos donde se encontraba
su manada. Tuvo que quedarse en la sala de esperas y ver cómo uno a uno los familiares de Jieun
y Donggyu llegaban y lloraban cuando hablaban con los doctores.

La enfermera ofreció llamar a los suyos, pero Sungmin se negó. No quería asustarlos, lo haría
cuando supiera bien la situación de todos. Él estaba bien.

Apoyó su cabeza en sus rodillas y acomodó la manta sobre sus hombros.

Dos personas le habían preguntado qué había sucedido cuando llegó. Él no lo sabía.

¿Algún reto que salió mal?

No.

Todos lo miraban con desconfianza, como si estuviera ocultando la verdad.

Cuando vieron su historial, volvieron a preguntar.

¿Seguro que no les ofreciste nada?

Le rompió la nariz al maldito infeliz.

No volvieron a preguntar.

La enfermera volvió a acercarse, con un vaso descartable de café. Se lo ofreció.

“Oh Sangwoo está disponible para visitas.” Le informó.

Sin dudarlo, Sungmin se levantó. Desconectó su celular y fue hacia la habitación que la enfermera
le indicó, con el vaso de café en la mano.

Nunca había visto al alfa tan tranquilo. Estaba durmiendo y llevaba un respirador sobre la nariz.
Verlo así, fue un golpe duro.

Vio una silla en la esquina, y la jaló hasta el lado de la cama. Se sentó, mirando el aparato que
medía sus latidos.

La enfermera seguía mirándolo desde el otro lado de la cama.

“¿Cómo están mis amigos?” Preguntó, cuando sintió que podía confiar en su voz.
“Min Jieun salió de peligro y está descansando y el paciente Kim Donggyu aún está con
pronóstico reservado.” Dijo, revisando los papeles que llevaba.

Reservado.

Con razón sus padres habían estado llorando.

“¿Puedo verla?” Preguntó.

Ella negó. “Lo siento, sus padres están con la señorita Min.”

“De acuerdo.”

Quizá era mejor que se quedara ahí, Sangwoo no recibiría ninguna visita y aún hacía falta hacerse
cargo de los gastos de emergencia.

“Bum…”

La enfermera saltó. Se acercó a Sangwoo, revisando su estado.

“Bum…” Volvió a repetir.

Ante la sorpresa de la beta, Sungmin explicó. “Su omega.”

“¿Desea que le avisemos? Tenemos protocolo para estos casos, evitamos poner a los omegas bajo
mucho estrés.”

Con todo lo que había pasado, había olvidado por completo al omega.

¿A dónde se había ido?

“No, mejor no.”

Se estiró y tomó un sorbo del café. Estaba muy amargo.

Volvió a tomarlo.

“Es complicado.” Explicó, acomodando la manta nuevamente.

Al menos ahí dentro no podía escuchar los sonidos estresantes del hospital. Los gritos, sollozos,
los murmullos...

“¿Lo ha estado llamando desde hace mucho?” Preguntó ella.

Cuando entró a la ambulancia donde se encontraba Sangwoo, el alfa no había dejado de llamar a
Bum. Los paramédicos pensaban que estaba hablando incoherencias, pero Sungmin reconoció el
nombre del omega.

“Desde que llegamos no ha parado de hacerlo.”

La enfermera sonrió, mirando a Sangwoo con otros ojos.

“Su vínculo debe ser fuerte.” Dijo, con los ojos brillantes. “Su subconsciente busca estar al lado de
su compañero, debe quererlo mucho.”

“¿Estará bien?” Le interrumpió Sungmin, viendo preocupado al alfa que aún murmuraba el
nombre de su omega. No tenía ningún problema en hablar sobre la relación de su líder por horas,
pero en esos momentos el tema era irrelevante.

“Sí, sólo necesita descansar. Se podrá ir por la mañana.”

“Muchas gracias.”

Finalmente la beta caminó hacia la puerta abierta, pero antes de salir le dijo, “Descanse. Sus
amigos estarán bien.”

Y la cerró.

Sungmin sólo observó a Sangwoo respirar, preguntándose si Bum también sentía lo mismo que el
alfa en esos momentos.

Quizá, en algún lugar, estaba llamándolo también.

No sabía que en ese preciso instante, Yoon Bum estaba a kilómetros de ahí, a las afueras de la
ciudad, llorando entre unas almohadas el nombre del alfa como si sintiera algo en su interior
quebrarse.

“Sangwoo…”

Decidido a no volver jamás.

“Bum…” Llamó Sangwoo nuevamente.

¿Acaso lo sabía él, entonces?

¿Acaso por eso llamaba su nombre?

¿Acaso podía sentir su vínculo debilitarse minuto a minuto?

Chapter End Notes

Estamos en esa parte del fic en la que no puedo hacer comentarios o sino spoileo
todo. Eso sí, quiero que recuerden que el epílogo es 4-5 años después del siguiente
capítulo.

El angst sigue en el siguiente. Si no lloran en ninguno de los últimos dos capítulos, les
devuelvo su dinero.

♥♥ Gracias por los comentarios y kudos ♥♥


Chapter 17
Chapter Notes

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Todo lo que Bum había querido, quizá durante toda su vida, era que alguien lo amara como él a
ellos.

Su tío solía decir que aquello era imposible, que nadie lo amaría jamás.

Pensó que todo cambiaría cuando en secundaria alguien se fijó finalmente en él. Pero no lo vio,
no en realidad. En lugar de Bum, sólo vio sus heridas, las marcas del abuso de su tío y
reconocieron en él a alguien roto.

En ese momento, a Bum no le importó.

Era suficiente.

Y lo había sido por un tiempo, hasta que ella encontró a alguien más, o simplemente encontró a
alguien. Bum estaba seguro, en ese momento, que nunca lo vio como nada más que alguien que
llevaba la misma carga que ella.

¿Qué sabía, entonces, del amor?

Quizá… lo que sentía por Sangwoo…

Miró discretamente por la ventana del taxi, con los ojos secos y decidido a no llorar ahí. Sabía
que lo que sentía por Sangwoo era amor. Sabía que no sería capaz de olvidarlo.

Sabía que si de él dependía la felicidad del alfa, se iría lejos.

Aún así...

Había salido de la fiesta con intenciones de irse para nunca volver, pero luego de entrar al taxi
ya no estaba tan seguro de querer hacerlo. Al menos no de inmediato.

Necesitaba oler el aroma de Sangwoo una última vez.

Seungbae era un imbécil.

Si Sangwoo no lo mataba antes, pensó Ju-hyun, ella lo haría.

Dobló una esquina con rapidez, sosteniendo fuertemente su bolso para que no se le cayera con la
prisa.

¡Imbécil! ¡Imbécil!

“¡Hey, no se corre en los pasillos!” Gritó alguien a su derecha.

Al demonio con todo.

Al demonio con Seungbae.

No había podido dormir toda la noche pensando en lo que había hecho. Incluso escuchó el audio
un par de veces más, tratando de entender mejor la escena. Pudo escuchar pasos en el fondo, había
otra persona con ellos. Pudo escuchar la voz de Bum quebrándose en varios momentos de la
conversación.

¿Por qué Seungbae había hecho eso?

¿Era tanto su deseo por ver a Sangwoo fuera de la universidad?

Corrió hacia el otro lado del edificio.

¿Importaba ya?

Seungbae se había transformado en alguien que ella no reconocía y un tipo de persona al que
detestaba.

No sólo se había atrevido a hacer algo ilegal y en extremo peligroso como drogar a un alfa, sino
que había llevado a tal extremo el estrés de un omega que Ju-hyun no quería ni pensar cuál era el
estado de Bum en ese momento.

Había tratado de averiguar por redes sociales cualquier cosa sobre el omega, pero
lamentablemente nadie conocía a Bum y los pocos que sí, sólo lo recordaban por Sangwoo.

No sabía qué hacer.

Sólo sabía que tenía que hacer algo.

Fue recién a las cinco de la mañana que, mientras caminaba alrededor de su habitación,
mordiéndose las uñas obsesivamente, pensó en la alfa que había escuchado semanas atrás, la
amiga de Sangwoo. Min Jieun.

Ella dijo que se haría “cargo” de defender a Sangwoo, junto con los alfas de su grupo. Así que
debía tener algún plan. De todas formas y por más que quisiera ayudar, Ju-hyun no se imaginaba
yendo hacia Sangwoo ofreciéndole su apoyo. No. El alfa era muy intimidante y su fuerte olor aún
le ocasionaba hacer muecas con la nariz.

¿Qué había dicho Seungbae sobre Sangwoo?

“Mi plan inicial era dormir a Sangwoo y Jieun, en caso quisieran intervenir cuando Donggyu le
confesara todo a Yoon. No conté con el metabolismo de Sangwoo y demoró en funcionar.”

Rayos, pensó, había olvidado por completo que Sangwoo también había formado parte del plan de
Seungbae.

Se detuvo para normalizar su respiración. Había estado corriendo como desquiciada por los
pasillos y parques del campus, y no había podido encontrar a nadie. Esperó unos minutos y luego
caminó hacia la oficina de Min Jieun.

Estaba cerrada.

Se apoyó en el muro, limpiando de manera tosca las gotas de sudor que habían aparecido en su
rostro.

¿Qué alternativa tenía?

¿Aparecer sin más en la audiencia de Sangwoo?


Tenía el correo electrónico que Seungbae le había mandado, podía imprimirlo y…

Y…

Por primera vez en su vida, se sintió realmente inútil.

Sabía lo que su condición omega indicaba. Odiaba que la sociedad “los cuidara”, porque creían
que no eran capaces de hacerlo por su cuenta. Odiaba que muchos de sus compañeros omegas
pensaran de esa manera también.

Pero sabía lo que la sociedad había sido antes, cuando los omegas eran vistos como juguetes y se
les trataba como propiedades. Un alfa podía morder a un omega y echarlo a la calle. O matarlo.
Había escuchado historias terribles sobre los crímenes hacia omegas hace muchos años atrás.
Violaciones a omegas muy jóvenes, abusos de toda clase, incluso tráfico de omegas varones. No
tenían ningún derecho por encima de los alfas.

Todo cambió cuando el número de omegas comenzó a disminuir.

Esa parte de la historia de su grupo le hacía sentir muy incómoda. Los alfas habían pensando en
ellos como cosas por mucho tiempo, y cuando eso cambió, los veían como personas a quienes
debían proteger, nunca como iguales.

Así que prefirió la compañía de betas. Eran más imparciales a su grupo, no les afectaba su aroma y
podía conversar con ellos como un semejante sin depender de su fuerza para protección. Además,
a diferencia de sus compañeros omegas, podía hablar de más cosas que anidar, encontrar una
buena pareja y las estúpidas clases especiales para omegas.

Cuando conoció a Seungbae, en el primer año de la universidad, había sido gracias a la fama que
se había ganado por ser el único beta que había retado a Oh Sangwoo. Por supuesto, la fama de
Sangwoo entre omegas era, y seguía siendo, indiscutible. El alfa no sólo era perfecto físicamente
para estándares omegas, sino que tenía fama de lobo solitario y una fuerza que había sido el
chisme de la universidad por meses.

Todos le temían, pero también lo admiraban.

Ju-hyun se interesó más en el chico de lentes que con voz firme le había retado aquella tarde. Los
alfas no le llamaban mucho la atención y su aroma era, muchas veces, intrusivo. Además que la
mayoría eran impulsivos y ruidosos, perdían la cabeza cuando alguien los retaba y andaban todos
en manadas, que más bien parecían una excusa de pandillas.

No, ella prefería chicos como Seungbae.

Durante clases, había tomado la costumbre de sentarse al lado de la ventana, porque cada martes y
jueves, sin falta y a la misma hora, el beta caminaba hacia el otro lado del campus. Siempre se veía
tan tranquilo y a la vez, concentrado. Siempre cargaba muchos papeles.

¿Quizá trabajaba como ayudante en alguna clase?

Nunca lo siguió, carecía de la sutileza y perseverancia para hacerlo. Pensó que tendría que
contentarse con verlo de lejos, no tenía interés en hablarle. Y siendo sincera con ella misma, el
beta la intimidaba un poco.

Fue una sorpresa entonces, cuando un día finalmente lo conoció. Estaba caminando por uno de los
pasillos, rumbo al comedor, muy concentrada en leer un mensaje que le había mandado su
hermana y tratando de no reír, cuando tropezó con alguien.
“¿Estás bien?”

Ju-hyun estaba acostumbrada a hacer el ridículo. Durante el colegio le habían ocurrido cosas
realmente vergonzosas, haciéndola casi inmune a lo que su natural torpeza le traería más adelante.
Así que no se ruborizó por pena, ni los ojos le brillaron al ver a Seungbae, extendiéndole una
mano para ayudarla a levantarse.

Más bien se quedó con la boca muy abierta y, según lo que le había contado el mismo Seungbae
meses después, lo veía como si quisiera golpearlo. Ju-hyun no estaba segura qué cara había hecho,
pero recordaba que no podía creer lo cliché de la escena.

¿Esto realmente está pasado? Había sido casi como el inicio de un gran romance.

Excepto que no lo fue.

Le ayudó a recoger los papeles que había arrojado y entre ellos encontró un aviso para buscar un
ayudante. No se había dado cuenta de lo cerca que Seungbae había estado a ella, así que al
levantarse con rapidez golpeó la quijada del beta con su cabeza.

“¡Lo siento!”

“No hay… No hay problema.” Le respondió, tratando de sonreír para tranquilizarla.

“¿Estás buscando ayudantes? Yo puedo ayudarte.” Dijo, tratando de contener su emoción. Quería
conocer al beta, tenía el presentimiento que se llevarían bien. Y quién sabe, quizá podría iniciar
algo si todo salía bien. “Tengo todos los días libres menos martes y jueves porque tengo turno en
la cafetería más tarde.”

“¿En serio?” Preguntó, extrañado por su entusiasmo. “He estado buscando ayudantes por
semanas, pero nadie aplica.”

Luego entendió que nadie había aplicado porque el trabajo era en extremo aburrido y Seungbae
era muy estricto.

“Es un trabajo algo pesado, ¿estás segura?”

“Sí.” Respondió, sin dudar. “No puede ser peor que lidiar con estudiantes cansados y profesores
impacientes.”

“Supongo que no.”

Terminó de arreglar sus papeles y le extendió una mano. “Me llamo Yang Seungbae.”

“Soy Seo Ju-hyun.”

Las primeras semanas trabajando con Seungbae habían sido muy duras, pero por su cabeza nunca
pasó la idea de renunciar. El beta había comenzado a hablarle poco a poco, y eso para ella era un
avance. Parecía estar poco acostumbrado a compartir sus ideas con alguien más.

A pesar de que Ju-hyun había compartido su historia de vida casi al instante, no mencionó el ser
una omega. No lo había hecho a propósito, sino que estaba acostumbrada desde el colegio a no
hablar mucho de ello.

Así que cuando, unos días antes de su celo, sacó unas pastillas que le había dado el centro médico
y las tragó con agua delante de Seungbae, no pensó que éste acontecimiento sería importante para
su relación.
“Deberíamos terminar con estos permisos hoy, el resto lo podemos dejar—” El beta se quedó
petrificado por unos segundos, sin quitarle la mirada a la tableta de pastillas que Ju-hyun había
dejado sobre la mesa. “Eres una omega.”

“Claro.”

“Disculpa, yo—” Lo vio bajar la mirada, buscando las palabras. “No lo pareces.”

Se encogió de hombros. Su incomodidad le hizo preguntarse qué había de extraño en ser una
omega. “No me puedes oler, no te preocupes.”

“Nunca te he visto con alfas ni otros omegas.” Siguió.

“No me agradan mucho.”

Aquella respuesta pareció tomar por sorpresa al beta, a pesar de que su desinterés por los alfas
había estado más o menos claro desde que comenzaron a trabajar juntos.

Iba a preguntar el problema con eso, cuando vio cómo el gesto de asombro se borró del rostro de
Seungbae, para dar paso a una sonrisa plena.

“Eres tan diferente a los otros.”

La realidad era que no. No era diferente.

Pero en ese momento aquella frase la había hecho sentirse especial a los ojos del beta. Se ruborizó,
y cuando horas después llegó a su cuarto, le contó todo a su hermana menor entre gritos. El interés
que había sentido por el beta se había transformado en enamoramiento.

Eres tan diferente.

¿Qué había de malo en ser como los otros omegas?

Antes, no se hubiera hecho esa pregunta. Antes, creía que los alfas eran unos brutos salvajes que
habían obrado en contra de Seungbae. Pero con los años, se había dado cuenta que todo no era
blanco y negro. Había visto a muchos de sus compañeros encontrar alfas que los cuidaban. Sí, aún
no gustaba de ellos pero apreciaba que trataran bien a gente como ella.

“Eres la única persona con la que puedo hablar, Ju-hyun.” Dijo un día, cuando estaba por salir de
la oficina.

“Gracias, eso creo.”

“¿Mm?”

“Eres un maldito antisocial.” Dijo ella, sonriendo con sorna.

Seungbae sólo negó con la cabeza, sin tomar su tono en serio. “Tampoco veo que estés rodeada
de omegas.”

“Eh…” Su actitud hacia los omegas había cambiado durante esos dos años. Ya no se alejaba de su
grupo y más bien había buscado hacerse de amigos pero con muy poco éxito. No entiendes, le
habían dicho. “Hablan mucho de nidos, celos y alfas.”

“¿No piensas en eso también?”


“No.” Respondió con sinceridad. “¿Y tú? ¿Por qué no tienes amigos betas?”

“Mi grupo está regido por sumisión, hacemos lo que nos dicen y ninguno tiene mucha iniciativa.”

Seungbae era diferente a otros betas, lo había escuchado muchas veces. El beta era muy
argumentativo y terco, discutía con los profesores sobre algún punto, aunque de manera
respetuosa. Había solicitado innumerables veces una audiencia en contra de Sangwoo, y a la
tercera vez que lo hizo, Ju-hyun se preguntó si en realidad no estaba llevando eso a una obsesión.

“¿Iniciativa?”

“Para cambiar.” Caminaron hacia la puerta, salieron hacia el pasillo y Seungbae se dio la vuelta
para cerrar con llave. “¿No te parece que es un mundo de alfas? Quisiera que hubiese…”

“¿Equidad?”

“Para todos los grupos, sí.” Dijo, dándose la vuelta. “Omegas, alfas y betas. Todos con las mismas
oportunidades.”

Era lo que ella también quería. Un mundo donde todos pudiesen tener los mismos derechos, sin
importar el grupo al que pertenecían. Escuchar a Seungbae decirlo había sido una razón más para
confirmar que su corazón había escogido bien.

“Me gustaría eso también.”

Mientras seguía apoyada en el muro, al lado de la oficina de Jieun, no pudo evitar pensar que,
aunque Seungbae tuviera buenas intenciones, se había dejado llevar por su obsesión, haciéndolo
no menos diferente a su imagen de un alfa. Mientras que Sangwoo, un alfa al que antes
consideraba violento y un salvaje, había hecho lo imposible por cuidar de Bum.

Bum.

Había sido la imagen del omega quien finalmente había cimentado su posición. El omega era
débil, sumiso y dependiente. Y aún así inspiraba cariño y ganas de protegerlo. Recordó a la
recepcionista omega de la biblioteca y cómo valientemente se interpuso entre Seungbae y Bum.
Recordó la impotencia que sintió al escuchar al beta decirle que Sangwoo no lo amaba.

No, los omegas no eran débiles. Tenían otra clase de fuerza, eran importantes para los alfas y no
se trataba sólo de cuidarlos.

Era claro para ella que Seungbae había redirigido su descontento por los alfas, hacia los omegas.
Quizá porque muchos de ellos sólo hablaban de alfas como fanáticos. Quizá porque los veía como
ella antes, criaturas débiles y conformistas. Quizá sólo quería que ella compartiera su frustración
con su grupo.

Lo cierto era que jamás vio en el omega a alguien a quien proteger, desde el primer día había sido
una carnada. Seungbae había visto a Bum, como lo había visto Sangwoo en un comienzo. El alfa
pensó en él como un juguete para una apuesta, y Seungbae sólo como una prueba más para
conseguir “justicia”. Pero a diferencia de Sangwoo, el beta decidió no sólo usarlo en el proceso,
sino destruirlo junto con el alfa.

Eres tan diferente.

Había sido un cumplido. No eres sumisa como ellos, no babeas por alfas como ellos. Eres como
yo. ¿No era entonces Bum alguien a quien Seungbae detestaría?
Se preguntó si el beta era consciente de eso.

El amor de Bum hacia Sangwoo había sido la razón por la que Seungbae había sido empujado a
esos límites. Usó ese mismo amor para obtener lo que quería.

Eso no era equidad.

Era vil y merecía tener un castigo.

Me gustas. Me gustas. Me gustas.

No dejaría que su propio amor hacia Seungbae fuera utilizado.

Haría lo correcto.

Dejó caer su bolso al suelo y se llevó las manos hacia los párpados, frotándolos. Cuando volvió a
abrir los ojos, vio a tres alfas abriendo la puerta de la oficina al lado de la de Jieun.

“Disculpa, ¿sabes donde puedo encontrar a Min Jieun?” Preguntó levantando su bolso y
acercándose a uno.

“Sus alfas están afuera, en el patio.” Respondió el alfa. Los otros dos la examinaron, curiosos.

“Ah, gracias.”

Salió corriendo hacia el patio, había pasado por ahí más temprano así que seguramente los alfas
recién habían llegado. Era un grupo más o menos grande, la mayoría eran mujeres alfa y todas se
veían hermosas.

“Oye, tú.” Llamó uno de los pocos hombres alfa en la manada, mirándola con una sonrisa.

Ju-hyun arqueó una ceja.

“Sí, tú.”

Se acercó a ella.

“¿Qué quieres, pequeña omega?” Preguntó, mirándola de arriba a abajo. Su mirada la hubiera
incomodado en otra ocasión, pero estaba más preocupada en encontrar a Jieun. “No estás con tu
amigo beta hoy—”

“¿Dónde está Min Jieun?”

“¿Líder Min?” La sonrisa coqueta se había borrado de su rostro. Frunció el ceño, confundido.
“¿Por qué quieres saber?”

Hizo una mueca, no sabía qué tanto podía decir sin que ellos sospecharan de su participación. La
universidad entera sabía que era amiga de Seungbae, lo único que estaba protegiéndola en ese
momento era que, al parecer, nadie sabía lo que el beta había hecho. Aún. “Necesito comunicarme
urgentemente con ella.”

“Eso no responde mi pregunta.”

Podía ver la sospecha iluminar los ojos del alfa, podía olerlo en su aroma. Mierda, piensa rápido.
Piensa rápido.

“Bueno, no te importa.” Dijo ella, a la defensiva. Se le acababa el tiempo y la paciencia. “Sólo


dime dónde puedo encontrarla, te aseguro que es muy importante.”

De reojo vio a una de los alfas ponerse de pie y acercarse hacia ellos. No se había dado cuenta
hasta ese momento pero todos los miraban. Se sonrojó levemente al darse cuenta que su aroma
había cambiado indicando su estrés. La alfa era muy alta, pelirroja, y tenía una cicatriz en la nariz,
intercambió una mirada con el alfa frente a ella antes de preguntar, “¿Qué sucede?”

“Quiero saber dónde está su líder.” Dijo Ju-hyun, cruzándose de brazos.

“¿Por qué?”

Listo, había perdido oficialmente la paciencia. “Es para la audiencia de Oh Sangwoo.”

La alfa pareció reconocerla entonces. “Eres amiga de Seungbae, ¿por qué quieres hablar con la
señorita Min?”

“Porque no puedo hablar con Sangwoo.” Levantar la cabeza para responderle habría sido
intimidante en otra ocasión, pero Ju-hyun había adoptado, sin proponérselo, una pose de desafío.
Manos en las caderas, ceño fruncido y columna recta.

“No los vas a encontrar aquí, después de la fiesta…” Comenzó un alfa, detrás de ellos. De
inmediato el aroma del grupo cambió, Ju-hyun podía oler tristeza y enojo. Mala combinación en
una manada. Indicaba venganza. “Están en el hospital.”

“¿Qué?”

“Alguien los drogó.” Respondió el alfa con el que había hablado al principio, mirándola fijamente.
Están dudando de mí. Sospechan de Seungbae.

“Lo sé.” Dijo, y antes que alguno interrumpiera, habló nuevamente. “Díganme en qué hospital
están, sólo trato de ayudar.”

“¿Por qué?”

Evitó rodar sus ojos, sabía que los alfas no se tomaban bien ese tipo de gestos, sobre todo porque
en esos momentos la manada de Jieun estaba en alerta. Si su líder había sido atacada, caía en ellos
encontrar al culpable y vengarse. Pero, Ju-hyun pensó al verlos mejor, ninguno parecía ser mucho
mayor que ella. Lucían cansados y aunque no dudaba que tenían ganas de golpear al idiota que
había herido a Jieun, parecían también bastante perdidos.

Era difícil pensar en los alfas así, siempre se les veía muy confiados en su fuerza y poder. Ju-hyun
se sintió muy mal por deshumanizarlos. Eran estudiantes cuya líder y amiga había sido
hospitalizada. A cualquiera le hubiera afectado tales noticias.

Se aseguró de liberar hormonas para tranquilizarlos, no podía hacer mucho al ser una omega
desconocida, pero al ver los hombros de los alfas cerca a ella relajarse, supo que al menos había
funcionado como gesto de paz. “Yoon Bum es mi amigo, temo que le haya pasado algo.”

“¿Yoon Bum?”

“El omega de Oh Sangwoo.”

La pelirroja se acercó un poco más a ella, aunque sin invadir su espacio personal, y la olfateó.

“Dice la verdad.” Decretó la alfa, haciendo un gesto a su compañero. “Está bien.”


Sungmin apenas había dormido, la silla en el dormitorio de Sangwoo era muy incómoda y los
llamados del alfa hacia su pareja durante toda la noche no lo habían dejado descansar. No le
sorprendió ver ojeras muy pronunciadas bajo sus ojos a la mañana siguiente, tampoco el rostro
demacrado que apareció en el espejo frente a él.

“Me he visto peor.” Dijo, encogiéndose de hombros. Un alfa salió de unos cubículos y evitó
mirarlo mientras se lavaba las manos.

En ocasiones así hubiera fumado una cajetilla de cigarros, pero había prometido a Jieun que no lo
haría más. La alfa odiaba el olor.

Así que caminó hacia la cafetería, había dejado a Sangwoo durmiendo y esperaba llegar antes que
despertara. Habían sólo tres personas haciendo fila para poder ser atendidos, miró los pastelillos y
escogió el que se veía más dulce de todos. Por alguna razón, tenía un sabor amargo en el paladar.

¿Quizá una taza de té podría ayudar?

Odiaba el café y había sido todo lo que había tomado desde que llegó.

Antes que pudiera llegar a ser atendido, vio a un grupo de betas, vestidos con batas, correr hacia el
corredor donde él había salido minutos atrás para ir al baño.

“¿Qué sucede?” Escuchó a la mujer omega delante de él preguntar.

Uno de los enfermeros que caminaba hacia el sitio donde desaparecieron los otros, contestó. “Un
paciente alfa de ese pabellón se ha despertado y se ha puesto violento. No hay nada que
preocuparse, es normal.”

Escuchó un rugido.

Sintió el llamado en su sangre.

“Mierda.”

Era Sangwoo.

El alfa había sido el que en mejor condición de los tres había llegado, quizá porque vomitó todo lo
que había ingerido a los pocos minutos. La enfermera le había advertido que sería el primero en
despertar.

No pudo evitar sentir felicidad al ver a muchos enfermeros betas tratando de contener al alfa, era
una gran diferencia a la noche anterior cuando Sangwoo apenas y se movía.

“¡SUÉLTENME!” Rugió Sangwoo, dándole un puñetazo a uno de los betas cercanos a él.

Extraño.

El alfa sonaba herido. Como si estuviera aún con dolor.

Vio a un grupo de alfas en batas celestes acercarse, así que decidió intervenir antes que Sangwoo
retara, y muy probablemente matara, a todos los empleados del hospital.

“Sangwoo…” Llamó, entrando a la habitación y caminando entre los betas. Uno de ellos trató de
detenerlo. “Está bien, soy parte de su manada.”

El alfa se detuvo, levantó la mirada y los enfermeros lo soltaron.


“Sungmin.” Dijo, mientras caminaba hacia él. “¿Dónde está?”

¿Donggyu?

¿Jieun?

“¿Quién?” Preguntó, sin estar muy seguro de a quién se refería.

“Bum.”

Pero por supuesto se refería a Yoon Bum, el alfa había estado mascullando el nombre del omega
durante toda la noche. ¿Por dónde empezar? Sungmin no estaba muy seguro de lo que había
ocurrido en la fiesta. Había tratado de armar el rompecabezas con los testimonios de los otros alfas
de su manada, pero con poco éxito.

En algún momento durante la fiesta alguien gritó ¡pelea!, y todos corrieron al patio interior, al otro
lado de la piscina. Y había sido cierto, dos alfas se habían retado por un omega. Pero todo parecía
mucha coincidencia para serlo. Ninguno había recibido orden directa de Sangwoo para no beber a
su antojo ni disfrutar de la fiesta, así que no lo pensaron dos veces antes de hacer justamente eso.
Para cuando la ambulancia había llegado, los alfas de la manada se habían emborrachado lo
suficiente como para no entender qué estaba pasando hasta que los vieron irse.

Por vergüenza, e incluso miedo, ninguno se atrevió a ir al hospital.

No los culpaba, nadie sabía cómo iba a reaccionar Sangwoo.

“Sungmin.” Llamó Sangwoo, sentándose en la cama. Era increíble lo fácil que era para él pasar de
alfa violento y listo para desmembrar a quien se le pusiera en su camino a un alfa calmado y
paciente, dispuesto a escucharte.

Era una fachada, y sólo sabía eso porque había visto a Sangwoo distraer a muchos alfas de esa
manera. Su paciencia era una máscara.

Esperó a que los enfermeros salieran de la habitación, uno de ellos arregló nerviosamente el suero
al lado, tratando de evitar mirar al alfa sobre la cama. Cuando estuvieron finalmente solos, caminó
frente a Sangwoo y jaló la silla. Se sentó. “Han pasado muchas cosas.”

“¿Qué cosas?” Preguntó el alfa, toscamente.

Ah. Miró hacia un lado, rascándose la nuca y deseando haber comprado el pastelillo.

Sabía que si no lo contaba bien, Sangwoo iba a perder el control y Sungmin no iba a poder
contenerlo. Pero tampoco sabía qué decir, estaba cansado y la falta de comida le estaba afectando.
O quizá era el café.

“Responde.” El tono de Sangwoo era gélido, haciendo difícil que el otro alfa no sudara frío.
Esperó unos minutos a que Sungmin respondiera, y cuando no lo hizo, se puso de pie. “Voy a
largarme de aquí.”

Sungmin lo siguió. “Sí, claro.”

En una mesa, se encontraba la ropa con la que había llegado Sangwoo, la habían doblado, y su
celular encima. Dejó el aparato a un lado, y le alcanzó su ropa al alfa.

“Aquí tienes.”
Sangwoo no perdió más tiempo y se cambió ahí mismo, Sungmin pensó en cerrar la puerta pero
sabía que al líder muy poco le importaba que alguien lo viera. Se entretuvo chequeando las
notificaciones en su celular, la mayoría eran de otros grupos, compartiendo fotos de Sangwoo
siendo llevado hacia la ambulancia y llamando a la fiesta “la mejor en mucho tiempo”.

Bastardos, estaban festejando.

Guardó la publicación, en unos días lidiaría con cada uno de esos.

Al ver que el alfa había terminado de vestirse, se acercó nuevamente a la mesa y le entregó su
celular. Sungmin pensó que lo habían apagado, pero cuando Sangwoo trató de encenderlo, la
pantalla permaneció en negro.

“Sin batería.” Dijo, dándole el celular. “Consigue un cargador.”

“Usaré el mío, lo dejaré cargando aquí.”

Buscó un enchufe, y lo conectó. La batería estaba al 0%, probablemente tomaría un par de horas
cargarlo completamente.

“¿Dónde están los demás?” Preguntó Sangwoo, al salir de la habitación. Miró hacia ambos lados,
tratando de evaluar los alrededores. Era el hospital de la ciudad, recordaba haber ido un par de
veces antes que sus padres murieran y aquel día la policía lo había llevado hasta ahí para
atenderlo.

Cuando se despertó, Sangwoo no había encontrado ninguna herida de gravedad, y lo único que le
dolía era el pecho. La sensación había sido similar a lo que había sentido en el centro comercial
hace meses, pero a la vez diferente. No eran punzadas agonizantes, era un dolor moderado pero
continuo.

Descartó una herida interna, no se sentía como algo físico y a la vez el dolor sí lo era.

Sólo podía pensar en Bum.

Sintió la necesidad de encontrarlo lo antes posible.

Esos enfermeros habían tratado de tranquilizarlo e inyectarlo pues al sentirse desorientado,


Sangwoo había tratado de salir de la habitación y al verse confinado, usó la fuerza. Su instinto le
mandaba buscar a su compañero y protegerlo.

Se volvió hacia Sungmin, mientras arreglaba las mangas de su polera. “¿Qué hago aquí?”

“¿No lo recuerdas?” Preguntó el alfa a su lado, sorprendido.

“No.”

Trató de hacer memoria. Lo último que recordaba era haber olido a Bum cuando estaba tomando
con Jieun en la piscina. Recordó distinguir el aroma particular del omega en el lugar, había
volteado hacia la alfa pero estaba ida y respiraba con dificultad. Estaba seguro que había entrado a
la casa con Jieun en brazos, buscando ciegamente a Bum mientras lo que sea que le estaba
afectando le quitaba movilidad.

Luces. Podía recordar luces y de ahí, nada más.

“No sé todo lo que ocurrió.” Dijo Sungmin, a su lado. En otra ocasión, Sangwoo hubiera sentido
enojo real por haber sido contenido tan fácilmente, pero más que el hecho, lo que le interesaba en
esos momentos era saber las circunstancias. No vio a ninguno de su manada al entrar a la casa,
tampoco los pudo oler cerca. Recordaba haber sentido el aroma de Donggyu al final del pasillo.
Así que lo que sea que haya ocurrido debió afectarlos sólo a ellos tres, Sungmin parecía estar bien,
y no estaba vestido con la bata del hospital, por lo que debía suponer que había llegado como
acompañante. Olía ligeramente a miedo... No, no era miedo. Era alivio. Al menos estaba
ocultándolo bien. “Creí ver a Bum en la entrada, y cuando entré a buscarlos, los encontré en el
segundo piso. Jieun estaba inconsciente, tendida sobre la cama y tú estabas en el baño.”

Era la segunda vez que alguien intentaba algo tan poco alfa contra su persona, y no sólo eso,
habían atacado a su manada y a Jieun también. No podía responsabilizar a otro grupo, el momento
había sido muy conveniente, y, aunque no dudaba que varios otros líderes estuvieran muy
entusiasmados por deshacerse de él un día antes de su audiencia, era mucha coincidencia para
serlo.

Todo tenía un tinte personal.

Seungbae.

Definitivamente había subestimado lo que era capaz de hacer.

Cerró los puños con fuerza.

No, aún no.

Tenía que hablar con Donggyu primero.

“¿Nos drogaron?” Preguntó, pensando que el beta debía tener una fijación con drogar a otros,
siendo la segunda vez que intentaba el mismo método. Hm, débil y poco original.

“No.” Contestó Sungmin, llevándose una mano al bolsillo interno de su blazer, sin duda escogido
por Jieun. No encontró la cajetilla de cigarros que usualmente tenía ahí. Lástima, Sangwoo tenía
muchas ganas de uno. “Creo que lo sabías en ese momento porque cuando te encontré estabas
induciéndote el vómito.”

“¿Qué usaron?”

“Pastillas.”

Donggyu había sido el encargado de cuidar las bebidas bajo una orden directa de Sangwoo. El
alfa, por más que odiase las órdenes de ese tipo, no se hubiera atrevido jamás a desobedecerlo.
Gruñó levemente. Su manada era la más fuerte de la universidad, y una de las más fuertes en todo
el estado, ¿cómo mierda un beta había podido incapacitar a tres alfas de alto rango?

“¿Qué le hicieron a Donggyu?”

Se detuvieron al mismo tiempo frente a una habitación cerrada. “Lo drogaron.”

Hijo de puta. Seungbae sabía que sólo confiaría en Sungmin y Donggyu, por ser los más cercanos
a él en rango. Sabía que no podría ir detrás de Sungmin porque el alfa era muy hábil y nunca
andaba solo. Desde que comenzó a salir con Jieun, era Donggyu el que lo hacía.

Fuerte y obediente, pero idiota como ninguno.

Ninguno habló por unos minutos, ambos sumidos en sus pensamientos. Vieron a una señora beta
pasar, llorando, mientras sostenía unos documentos en sus manos. Los hospitales eran los lugares
más deprimentes del mundo, Sangwoo apenas podía esperar para largarse de ahí.
“Puedes ir a hablar con él, está mejor.” Dijo Sungmin, haciendo un gesto con la cabeza hacia la
habitación.

“¿Mejor?” Preguntó, antes de abrir la puerta.

“Sobredosis.”

No hubo necesidad de decirle a Sungmin que esa sería una conversación privada. El alfa cerró la
puerta tras Sangwoo y éste pudo verlo apoyarse en el muro, al lado, antes de caminar hacia
Donggyu.

El alfa se veía realmente mal. Estaba pálido y, a pesar de su sobrepeso, se veía demacrado. Estaba
comiendo algo asqueroso que parecía ser gelatina. Sangwoo reprimió el deseo de quitarle el plato
y arrojarlo a la pared.

Seungbae estaba atacando su orgullo alfa, incluso en esos momentos.

Vio el cambio en los ojos de Donggyu al verlo, con cuidado dejó su plato de gelatina y apartó la
mesa con comida de sí. Se acomodó de tal manera que su espalda estuviera más erguida y su
semblante se tornó algo sombrío. Lo miraba directamente, pero con la cabeza algo gacha.

Sumisión.

Bien, Sangwoo apenas podía contener el enojo que sentía hacia Seungbae y que también culpaba
a Donggyu por lo que había pasado.

“Líder.” Saludó el otro alfa.

“Donggyu.” Dijo, con voz ligera, sonriendo mientras se sentaba en la silla al lado de la cama,
apoyando ambos codos sobre sus muslos, en actitud más bien relajada. Vio a Donggyu tragar con
dificultad.

Sonrió más abiertamente.

El alfa sabía que si no contestaba como Sangwoo quería, terminaría nuevamente en cuidados
intensivos.

“¿Qué sucedió?”

Donggyu miró sus manos. Por un momento Sangwoo creyó que tendría que repetir la pregunta, lo
cual hubiera terminado muy mal para el otro alfa porque no le gustaba hacerlo.

“Hace unos días, encontré al alfa que te había drogado en esa fiesta. Lo interrogué y amenacé para
que me dijera quién era el responsable de todo. No pensé—” No siguió, sabía que a Sangwoo
poco le interesaba lo que había pensado en ese momento. Quería hechos. “Apareció en la fiesta,
me dijo que tenía al responsable ahí. Era sólo un alfa pequeño, así que lo seguí. Dejé a alguien
encargado del licor en la cocina antes.”

Error. Los otros alfas no sabía de la situación, lo más que Sangwoo había compartido con ellos era
que le avisaran si veían a Seungbae. Dejar a alguien más a cargo de algo tan importante había sido
estúpido, el otro alfa no sabía de la importancia de tal acción y al no ser una orden de su líder no
tenía porqué seguirla.

“Subí, no había nadie en la habitación. Luego sentí un pinchazo.” Siguió Donggyu.

Seungbae sabía que con una dosis en la bebida jamás lograría drogar a un alfa con el tamaño y
peso de Donggyu a tiempo. Necesitaba incapacitarlo rápidamente, así que usó agujas.

“Y escuché a Seungbae.”

Así que esos alfas trabajaban con el beta, lo cual no era nada nuevo porque ya lo sospechaba. No
interesaba el porqué en esos momentos, al fin y al cabo no era el que aceptaran trabajar o seguir
órdenes de un beta, sino que querían deshacerse de Sangwoo. Y tenía muchos enemigos que
deseaban eso. Desde los estudiantes de último año que derrotó al entrar a la universidad hasta alfas
sin manada que querían vengarse de algún amigo que mandó al hospital en los barrios bajos.

Se habían comportado como el beta esperaba.

Hundió con fuerza los dedos en sus muslos.

Aún no.

“Lo demás, no está—.”

Se detuvo al mirar que la sonrisa de Sangwoo había comenzado a convertirse en una mueca.

“Fue un mal cálculo de mi parte, Sangwoo. No volverá a pasar.” No rogó, pero apretó con fuerza
las sábanas con sus manos y su rostro se comprimió en señal de enojo. “Pero aceptaré lo que
decidas.”

Sangwoo lo evaluó en silencio, viendo cómo el alfa hacía lo imposible por no volver a hablar,
aunque era evidente que quería seguir defendiendo sus acciones. Había tenido la culpa, podía
disculpar a los otros alfas en su manada porque nunca les dio una orden directa, pero Donggyu
sabía la situación en la que se encontraban.

Aunque...

En otra ocasión, hubiera golpeado a Donggyu hasta que los puños le sangraran y lo hubiera
sacado de la manada, pero el idiota era valioso, y uno de los alfas más fuertes y con mayor
resistencia que había conocido. Además, ni siquiera él había imaginado los límites del beta. Si
Seungbae no hubiera drogado al alfa, no tenía ninguna duda que hubiera salido de ese dormitorio
seriamente herido.

Donggyu había actuado de manera irresponsable e idiota.

Pero, pensó mientras observaba al alfa, había aprendido la lección.

“¿Líder?” Preguntó el otro, frunciendo el ceño.

“Vete a la mierda, Donggyu.” Dijo, recostándose sobre el respaldar de la silla. “Eres un imbécil,
confiaste en ese alfa aún sabiendo que estábamos en alerta por Seungbae.”

“Lo sé, no—”

“Pudimos haber muerto.”

Había usado su voz alfa, haciendo que Donggyu se callara de inmediato.

“Cuida que no vuelva a pasar.”

Podía ver cómo para Donggyu no sería fácil perdonarse tal error, y por el momento, aquello era
suficiente castigo.
A pesar de que la puerta había estado cerrada durante toda la conversación, sabía que Sungmin
había escuchado todo lo que habían dicho. Quedarse fuera había sido una formalidad de su parte,
no había razón para que siguiera ahí.

“Sungmin.” Llamó, borrando la sonrisa de su rostro y volviendo a un gesto neutro.

Vio al alfa entrar y cerrar la puerta, para luego acercarse a la cama, frente a Donggyu.

“Hola viejo.” Saludó, Donggyu le respondió con un gruñido insatisfecho. Ah, definitivamente le
costaría pasar la página.

Si Seungbae hubiera sido un alfa, Donggyu ya lo hubiera retado por honor. Pero debido a que era
un beta y no lo había vencido en un reto, la furia iba dirigida a él mismo por haber caído tan
fácilmente.

Había algo más en todo eso.

¿Para qué drogaría Seungbae a Donggyu? ¿Sólo para demostrar que podía?

No.

Había ido a la fiesta para obtener una prueba, y la había conseguido, estaba seguro de ello.

Sungmin notó el plato y rió. “¿Gelatina?”

“No jodas, Sungmin.”

Había subido a Jieun a uno de los dormitorios y corrió hacia el baño para vomitar lo que sea que
había ingerido. ¿Podía ser que Seungbae intentaría armar una historia con eso? Por más que lo
pensaba, sentía que no estaba yendo en la dirección correcta. La prueba de Seungbae no podía ser
relacionada a Sangwoo. No lo había visto, estaba seguro.

“Así que…” Comenzó el alfa más alto, apoyándose en una de las paredes y con las manos en los
bolsillos. “Seungbae.”

Sangwoo se cruzó de brazos. “Seungbae no es un alfa, prefiere jugar en las sombras.”

“¿Qué alfa le haría caso?” Preguntó Donggyu, confundido. El alfa había sido criado en otra
ciudad, donde vivían pocos betas. Era más bien una zona rural donde varias familias alfa vivían de
lo que cosechaban, así que no entendía cómo funcionaban los betas. Sangwoo, sin embargo, había
vivido siempre entre ellos. Estaba acostumbrado a sus juegos mentales y a todos los trucos que
tenían para intentar conseguir cierta ventaja sobre los alfas. Aún así, Seungbae había probado que
no seguía los parámetros beta.

Un beta jamás se hubiera atrevido a ir en contra de las reglas, ni mucho menos hacer una cosa
como esa contra alfas. Debía saber las consecuencias de ello.

Lo cual significaba que Seungbae creía que no tenía nada que perder.

“¿Cómo está Jieun?” Ignoró la pregunta de Donggyu, volviéndose hacia Sungmin y


preguntándole por la alfa. Según lo que recordaba, Jieun había estado inconsciente cuando
llegaron al dormitorio.

“Bien, mejor que éste.” Dijo Sungmin, sonriendo.

“Oye.”
“Tenemos que salir, la audiencia es en unas horas.” Dijo, mirando su reloj. Le importaba un carajo
lo que el consejo dijera y tenía más ganas de golpear a Seungbae que ganarle una audiencia. Pero,
sabía que perder ahí le dolería más al beta, y con las pruebas que tenían, lo más probable es que
fuera Seungbae el expulsado. “Con la declaración de Donggyu, no habrá forma que Seungbae
gane.”

¿Qué estaba dejando de lado?

“No me pareció que fuera la primera vez que ocurría.”

La secretaria de la biblioteca había dicho que Seungbae había alterado a Bum semanas atrás.
Había sido éste quien le dijo al omega sobre la apuesta, había sido él también quien fue a su casa y
causó que Bum fuera al centro médico.

Seungbae no había estado atacándolo directamente, en todo momento usó a Bum.

Sangwoo lo había olido en el segundo piso, donde también se encontraba Donggyu. Como no
recordaba sentir ningún signo de pelea en ninguno de los cuartos, debía asumir que el alfa ya
había sido drogado en alguna de las habitaciones.

¿Qué hacía Bum ahí? ¿Por qué se fue? ¿No pudo oler a Sangwoo cerca?

Sintió el dolor en su pecho intensificarse.

“Hablaste de Bum ¿dónde estaba?” Preguntó a Sungmin.

“En la entrada, subía un taxi. Estoy seguro que era él, olía a ti.” Aquello le había ocasionado una
ráfaga de orgullo, pero el dolor seguía.

“Yoon Bum estaba ahí.” dijo Donggyu, con un tono de voz diferente. No los estaba mirando ya,
sino que su mirada estaba dirigida a las sábanas arrugadas en su regazo.

Sungmin rodó sus ojos. “Sí, eso acabo de decir.”

“No, no… ahí.” Sangwoo sintió algo helado llenarle el pecho. “Conmigo.”

Sangwoo se levantó de inmediato, asustando a los otros dos alfas. “¿Dónde?”

No podía respirar.

No podía parpadear.

“En la habitación.”

El corazón le comenzó a latir con mucha fuerza, podía sentir las palpitaciones en su cabeza.

“Recuerdo que… me preguntaron cosas.” Siguió Donggyu, algo inseguro al ver a su líder en tal
estado. “Yoon me llamó.”

Bum había sido el objetivo.

“Varias veces.”

Recordó haber sentido un llamado cuando entró al dormitorio del segundo piso, algo lejano
gritando su nombre.

Un aroma…
“…Sangwoo.”

“Seungbae—”

El dolor se agudizó aún más. Interrumpió de manera brusca el relato de Donggyu, tomándolo por
el cuello de su bata. “¡¿Qué te preguntó?!”

“No— no lo recuerdo.”

Las feromonas de peligro de Sangwoo inundaron el dormitorio. Al ser parte de su manada,


Donggyu y Sungmin se alteraron con rapidez. El segundo trató de mantener la calma. “Donggyu,
viejo, haz un esfuerzo.”

“Me preguntó…” Comenzó el otro alfa, frunciendo el ceño y sudando.

Dolor.

“Me preguntó del vínculo, de…”

Mucho dolor.

“Le dije que habíamos hablado de matar a Yoon.” Concluyó. Lucía horrorizado y miraba a
Sangwoo con los ojos muy abiertos, como si no pudiera creer que lo que había dicho.

Sangwoo ya no escuchaba.

El dolor en su pecho se había extendido por todo su cuerpo.

“No sé lo que dije, pero—” Se apresuró a decir Donggyu, llevándose las manos a la cabeza.

“Mierda, de hecho lo grabó.”

Podía verlo.

Bum, en esa habitación, llorando y pidiendo ayuda. Su ayuda. Donggyu demasiado fuera de sí
como para hacer algo, contestando preguntas sin darse cuenta que con cada palabra había
perforado el corazón del omega.

Seungbae riéndose.

Triunfal.

Suficiente. Tomó la silla en la que había estado sentado, y la arrojó a una de las paredes,
rompiéndola en pedazos. Donggyu y Sungmin saltaron. Jamás habían visto a su líder así. Los ojos
los tenía casi rojos, una vena había aparecido en su cuello, los puños los tenía fuertemente
cerrados y parecía dispuesto a matar a quien se le cruzara.

Sungmin pudo verlo en los ojos de Donggyu. Tenía miedo.

“¡Voy a matarlo!” Gritó Sangwoo, corriendo hacia la puerta y abriendola con tal fuerza, que un
par de bisagras salieron de su lugar.

“No, espera.” Trató Sungmin, viendo al alfa cruzar la sala de espera y siguiéndolo. “Mierda,
Sangwoo—”

La mente del alfa estaba perdida, lo único que pensaba era en destrozar a quien había puesto en
peligro a su omega. El dolor en su cuerpo ya no importaba más, no era su dolor. Sólo imaginar
que Bum había sentido lo mismo durante toda la noche, llamando su nombre entre sollozos y él
sin saber…

“¡VOY A MATAR A ESE HIJO DE PERRA!”

Un par de enfermeros alfa trataron de detenerlo, pues sus feromonas estaban alterando a otros
pacientes alfas, pero no pudieron. Sangwoo los pateó hacia el otro lado de la sala. A pesar de la
ansiedad que sentía en ese momento, Sungmin tuvo que admitir que aquello había sido increíble.

“¡FUERA!”

“Señor, tiene que—”

Sungmin se apresuró a correr hacia los enfermeros. No era buena idea tratar de tranquilizar a
Sangwoo en tal estado. Acabaría en masacre.

“No, no.” Advirtió. “Déjenlo ir.”

Lo vieron correr hacia el estacionamiento, las personas se alejaron al verlo cerca.

Regresó a la habitación de Donggyu, mirando desde lejos el pastel de chocolate de la cafetería.

Encontró a una enfermera inspeccionando la puerta rota. Con un suspiro, le dijo que él cubriría los
gastos. Al menos usaría finalmente la tarjeta que le habían dado sus padres en casos de
emergencia.

“¿Sungmin?” Preguntó Donggyu, a medio camino de dejar la cama. Negó con la cabeza,
acercándose y obligando al alfa más grande volver.

“Viejo, quédate aquí.” No le haría nada bien a Donggyu dejar la clínica en esos momentos. No
estaba bien, había salido recientemente de una sobredosis y aunque estaba seguro que ganas no le
faltaban para ir con Sangwoo a romperle la madre a Seungbae, no era necesario. “Voy por Jieun y
seguiremos a Sangwoo.”

Salió del dormitorio.

“Sungmin.” Llamó Donggyu, antes que se alejara.

Lo miró de reojo.

“Golpea a Seungbae por mí.”

Sonrió.

“Hecho.”

Los padres de Jieun no la habían dejado sola en ningún momento. Había tratado de decirles que
estaba bien, pero ninguno la escuchó. Su madre había amenazado varias veces con denunciar a
quien fuera responsable, pero Jieun se había negado a decir el nombre de Seungbae. Su padre
entendió sus motivos cuando se los explicó, y le dijo que confiaría en ella para arreglar todo.

En esos momentos se encontraba sola, respondiendo distraídamente las preguntas de una de las
enfermeras.

Su mente estaba en otro lado, pensando en lo que haría y diría en la audiencia. Seungbae estaba
tan muerto. No iba a descansar hasta que fuera echado de la universidad, quería verlo caminar por
el campus con la cabeza gacha, completamente humillado.

Había esperado un ataque similar al que Sangwoo había tenido en la fiesta pasada. Drogas en las
bebidas. Pero no había pensando lo lejos que llegaría para conseguir lo que quería.

Maldito infeliz, vas a pagar por cada hora que me he quedado en este lugar.

Cuando terminó de responder las preguntas de la enfermera, la beta tomó los papeles que llevaba y
salió de la habitación. La otra se acercó a chequear algo en la máquina de al lado. Jieun resopló
con fastidio. Estaba bien. ¿Acaso no podían dejar de tratarla como un alfa débil?

Hm.

Olfateó el aire.

Omega.

Eso no tenía mucho sentido, ¿quién enviaría a una enfermera omega a la habitación de un alfa?

Olfateó nuevamente. El olor no venía de la beta cansada a su lado, venía de fuera de la habitación.
Notó que la puerta estaba abierta, y alguien trataba de mirar de reojo. Al verse descubierto, entró.

Jieun arqueó una ceja perfectamente delineada.

Era una omega de su edad, aunque más pequeña. No pudo evitar pensar que parecía haber salido
corriendo directamente de su cama. Tenía el cabello desordenado en una coleta y la polera que
estaba usando tenía una mancha de café en un lado.

“Hola.” Saludó, incómoda, cerrando la puerta. La enfermera levantó la cabeza, pero no le


respondió, prefiriendo seguir con sus actividades en silencio.

“¿Hola?”

La vio dirigir miradas a la enfermera, y luego hacia la puerta. Su aroma apestaba a nerviosismo,
aunque parecía decidida. Mm.

“Min Jieun.” Dijo, frunciendo el ceño y respirando profundamente. Sonaba agitada. “Soy Seo Ju-
hyun.”

La amiga de Seungbae. El rostro no le era familiar, a pesar de haberla visto un par de veces al
lado del beta. Pero sabía muy bien su nombre, todos conocían de su relación con Seungbae y sus
sentimientos hacia él habían sido el punto de bromas de muchos.

“Sé quién eres.” Dijo Jieun, sin mirarla. “Fuera.”

Aquello hizo que la omega se acercara a la cama, su aroma cambió a uno de descontento.

“No, no, espera—”

Jieun la interrumpió antes que siguiera con sus balbuceos. “Le digo a la enfermera.”

Ambas esperaron a que la beta saliera, sin decir palabra alguna, para volver a hablar.

“Eres amiga de Seungbae, ¿qué haces aquí?” Cuestionó, sospechosamente. Había creído que
Seungbae no sería capaz de las cosas que finalmente había hecho. No iba a confiarse de nadie
nunca más.
Debía ser consciente de lo que había ocurrido, porque a la mención del nombre del beta, sus
hombros se tensaron. “Yo—”

Levantó una mano, callándola.

“Supongo que debe estar saltando en un pie.” Dijo Jieun, tomando el espejo y el labial que su
madre le había dejado. Aplicó el maquillaje, chequeando que se viera bien. Necesitaba base,
corrector y muchos productos más, pero tendría que conformarse con sólo eso por el momento.
Dejó las cosas sobre la mesita, al lado y dirigió toda su atención a la omega frente a ella. “Bueno,
espero que sepa que sus acciones van a terminar con él en la cárcel. No tiene idea de lo que mi
familia ni yo significamos en la comunidad alfa, ninguno parará hasta que pague por cada cosa
que ha hecho.”

Iba a disfrutar verlo sufrir.

“Estoy de acuerdo.”

Jieun no pudo evitar un gesto de asombro, pero de inmediato lo ocultó.

“Sé lo que pasó.” Siguió la omega, mirando hacia un lado. “Seungbae me llamó hoy en la
madrugada, me contó todo.”

“Si se arrepintió, no me importa.” Dijo, entre dientes.

La omega negó la cabeza. Había comenzado a liberar feromonas de estrés. “Estaba… muy feliz.”

Feliz.

Los había drogado a Sangwoo y a ella, Donggyu había sufrido una sobredosis y no quería ni
pensar en las consecuencias de ver a tres de los alfas más fuertes de la universidad dejar una fiesta
en camillas.

Feliz.

Maldito hijo de—

Con enojo, tiró un puñetazo a la cama.

“Imbécil.”

“Sé que estuvo mal, sé que se excedió.” Dijo Ju-hyun, apoyándose en la cama para acercarse más
a Jieun. Su nerviosismo y timidez del principio olvidados totalmente. Tenía agallas, no muchos
omegas optarían por defender su punto frente a un alfa enojado. “Sabía más o menos lo que estaba
haciendo, pero no creí que fuera capaz de tanto… No lo detuve cuando pude hacerlo.”

Jieun se encogió de hombros.

“Sangwoo no es alguien por quien se pueda sentir pena.” El alfa era muy carismático pero en
extremo orgulloso. De haber sabido que alguien le tenía lástima, hubiera humillado a esa persona
de tal manera que lo hubiera terminado odiando. Sin embargo, el tema con Seungbae no había
sido sólo relacionado con Sangwoo. No, el beta los había atacado a todos. “Pero lo que nos hizo
ayer—”

...No se va a quedar así.

Ju-hyun se mordió los labios. “No es sólo por Sangwoo.”


¿Qué podría—?

¿Bum? ¿Acaso hablaba de Bum?

“¿Qué sabes?” Preguntó, levantando las sábanas e indicando a la omega a que se sentada en la
silla al lado de la cama. No podía esperar a cambiarse de ropa, la bata del hospital era horrible y
estaba segura que era alérgica al material. “¿Qué te dijo?”

Vio a la omega caminar hasta la silla y sentarse. Sacó su celular de uno de sus bolsillos. “Me hizo
escuchar una grabación, traté de traerla pero no supe cómo descargarla en mi celular.”

No le sorprendía, por lo que podía ver, el celular era uno muy anticuado.

“Puedes usar el mío—” Dijo, señalando el lugar donde la enfermera le había dicho, horas antes,
que había dejado sus pertenencias. Sólo había ropa, por más que lo buscó con la vista, no pudo
encontrar su celular. “¿Dónde está—?”

Ju-hyun se levantó y buscó entre la ropa y los lugares cercanos. Nada.

Le alcanzó todo lo que había sobre la mesa a la alfa.

“¿Nada más? ¿Y mi bolso?”

No había nada más.

“Mierda, era uno de colección.” Dijo, frunciendo el ceño.

La omega regresó al asiento.

“No importa, sigue hablando.” Ordenó Jieun, tratando de que el tono de su voz no fuera agresivo.

Al menos las feromonas de estrés habían disminuído. No tenía ninguna relación con la omega, así
que sus feromonas no la afectaban mucho, pero de todas maneras era una omega en estrés y el
instinto de Jieun, como alfa, le dictaba que tenía que tranquilizarla. “Seungbae interrogó a uno de
los alfas de la manada de Sangwoo, lo había drogado antes de hacerlo. Después escuché a Bum.
Esas respuestas estaban dirigidas a él.”

Así que Seungbae había llevado, de alguna forma, a Bum hacia el dormitorio donde se encontraba
Donggyu...

“¿Qué clase de preguntas?”

“Sobre su relación, su vínculo.” Siguió la omega, sin bajar la cabeza. No parecía ser una trampa.
Ju-hyun era un libro abierto y por más que Jieun trataba de pensar, no podía encontrar una razón
por la que Seungbae quisiera que ellos supieran todos esos detalles. ¿Qué había dicho la omega?
Ah, el vínculo. “La razón por la que lo invitó a salir.”

Usar a Bum para atacar a Sangwoo. Ah, Seungbae.

Brillante, pero idiota.

Hacerle eso a un omega era lo más bajo que podía hacerse, aunque tenía que admitir que no habría
otra forma de herir a Sangwoo. En fuerza física, el alfa era superior, y aunque el beta no quisiera
admitirlo, la beca era prueba de que Sangwoo era inteligente.

Bum, el omega débil y extraño. El acosador de Sangwoo. El ex beta. El Indeseable.


Él había sido la herramienta ideal para llegar a Sangwoo. El omega era manipulable y su reciente
estatus como tal garantizaba que no tuviera control hormonal, haciéndolo volátil. Unido a
Sangwoo, era una ecuación asegurada para el desastre.

No contó con que Sangwoo fuera a formar un vínculo emocional real ni estuviera dispuesto a
cambiar con tal de quedarse con el omega para siempre. De cierta forma, lo había subestimado.

“Seungbae lo hizo para hacerlo entrar en crisis.”

“Sí.”

Levantó la ropa que Ju-hyun le había alcanzado, notó un par de manchas en su blusa. Ugh.

“Dijo que hablaron de matar a Bum.” Agregó la omega. Le sorprendió que no lo haya hecho en
un tono acusador.

“Y él escuchó todo eso.”

Dejó su blusa sobre la cama.

“Ese alfa de quien hablas debió ser Donggyu.” Explicó Jieun. “Estuvo muy grave por una
sobredosis. Casi al borde de la muerte.”

Ju-hyun bajó la cabeza. Vergüenza, enojo. “Lo siento.”

“No fue tu culpa.” Dijo, restándole importancia a su reacción. “Pero esto complica las cosas, si
Seungbae tiene una grabación así…”

“¿Podrá usarla? Él dijo que no iba a ser necesario. Sólo quería convencer a Bum que Sangwoo no
lo quería y que estaba buscando la manera de romper el vínculo.”

Romper el vínculo.

El imbécil de Seungbae realmente creía—

Sangwoo y Bum habían completado su vínculo. No había forma… no sin dañar severamente a
ambos. Sería como arrancarles un pedazo de alma, vivirían en constante dolor. Sabía que los alfas
como ella no sufrían tanto como los omegas, pero sentían un vacío terrible dentro de sí, un eco de
algo. La mayoría se volvía loco.

Se llevó una mano a la sien.

“No podrá usarla porque tendrá que admitir que drogó a Donggyu para obtenerla.”

“También trató de hacerte dormir con unas pastillas. A Sangwoo también.” Dijo la omega,
mirándola curiosa. Jieun había comenzado a expresar estrés.

“Seungbae sabía que Sangwoo mandaría a Donggyu a cuidar las bebidas, sabía que confiaría más
en él porque Sungmin es más ágil y lo necesitaría para cuidar las entradas.” Pensó en voz alta.

Se levantó y caminó hacia el baño con su ropa en el brazo. Dentro, trató de cambiarse lo más
rápido posible.

Abrió la puerta cuando estuvo lista, pero no salió. “¿Qué pasa con Bum?” Preguntó, chequeando
su reflejo en el espejo del baño. “¿Escuchaste algo más?”
“No iba a abandonar a Sangwoo, aún después de lo que dijo Seungbae y verlos a ti y a Sangwoo
entrar a un cuarto.”

Sí, Sungmin le había contado brevemente que la encontró en uno de los dormitorios del segundo
piso con Sangwoo. Echó una última mirada a su rostro y salió del baño. “Ahí nos encontraron,
seguramente el instinto de Sangwoo era buscar un refugio y subió al segundo piso al oler a Bum.”

“Seungbae tuvo que decirle algo más a Bum para alejarlo.” Dijo Ju-hyun, haciendo una mueca de
incomodidad.

“¿Qué cosa?”

“Le dijo que Sangwoo era infeliz con él, y que le haría un favor si se alejaba, porque algún día
haría algo por querer abandonarlo y terminaría en la cárcel.”

Imbécil.

Seungbae, eres un grandísimo imbécil.

“Bum le creyó.” Dijo, con un suspiro cansado.

“Sí.”

Si Sangwoo… no, cuando Sangwoo se enterara, no quedaría rastro de Seungbae que enviar a la
cárcel.

Se llevó nuevamente una mano a la sien, apoyando la otra en la cama.

“Sangwoo nunca quiso matar a Bum.” Dijo, cuando el silencio se hizo insoportable. “Su ego de
alfa nunca le hubiera permitido contratar a alguien y en realidad, matar a una persona que no
ofrece satisfacción alguna al hacerlo no es su estilo. Prefiere otros alfas a los que pueda pisotear.
Humillar es lo que más ama.”

Sonrió, tristemente.

“Después de Bum.”

Sabía que los alfas eran violentos, pero ninguno haría algo así en contra de Sangwoo. En los años
que había estado en la universidad, el alfa se había hecho de muchos enemigos. De todos lados y
edades lo retaban continuamente. Mucha gente quería verlo destruido y humillado.

Ninguno había hecho nada como lo que Seungbae se había atrevido a hacer.

“Y bien, ya me contaste todo esto.” Jieun fijó su mirada en la omega. Usó su voz alfa. “¿Para qué
viniste realmente?”

“Quiero decir la verdad.” Respondió ella, sinceramente.

“¿Frente al consejo?”

“Sí.”

¿Estaría confiando demasiado? No parecía una trampa y en realidad necesitaban el testimonio y


el audio.

“Sabes que, si lo haces, Seungbae nunca te lo perdonará.”


“Sí.” Asintió, decidida. Jieun no pudo evitar sentir simpatía por la omega, era pequeña y vestía
terrible pero tenía coraje. “Sólo quiero ayudar a Bum.”

Jieun caminó hacia la puerta. “Y yo sólo quiero que Seungbae pague por todo lo que nos hizo.”

“Si eso significa que Bum podrá vivir tranquilo, estoy dispuesta a hacerlo también.” Dijo Ju-hyun,
levantándose y extendiéndole la mano. Sin dudar, Jieun la tomó.

“Bien, entonces…” Comenzó, abriendo la puerta. “Hablaré un rato con Donggyu y—”

Se pudo escuchar un estruendo a lo lejos.

Y después, un grito.

“¡VOY A MATAR A ESE HIJO DE PUTA!”

La piel de Jieun reaccionó de inmediato, el corazón aceleró sus latidos y sintió miedo.

“¡FUERA!”

Sangwoo sonaba como una bestia.

“¿Qué es eso?” Preguntó Ju-hyun, con los ojos abiertos y a pocos minutos de ocultarse tras Jieun.
La alfa no sabía si decirle que en una pelea, Sangwoo acabaría con ella a los pocos minutos.

“Era la voz de Sangwoo.” Contestó.

Rugido era la palabra correcta.

“Oh no.”

Jieun se giró hacia la omega.

“Lo sabe.”

Oh.

“Tengo que evitar que haga una tontería.” Dijo, cerrando la puerta rápidamente y caminando hacia
el pasillo donde las feromonas de Sangwoo eran más fuertes.

“¿Como matar a Seungbae?”

Ugh, había comenzado a ver a Sangwoo como manada, así que sus feromonas la estaban
afectando como si lo fuera. “Como matarlo delante del consejo.”

Encontró a Sungmin corriendo hacia la entrada.

“¡Jieun!” Gritó y, a pesar de estar claramente afectado por Sangwoo, le sonrió.

“Sungmin, ¿qué pasó?”

El alfa señaló el pasillo por el que había salido. “Donggyu le dijo todo a Sangwoo, y ahora va a
matar a Seungbae.”

“Genial.” Dijo ella. Todo ese asunto terminaría por sacarle canas. Lo mínimo que esperaba era ser
madrina en la boda. Pero primero... “¿Tienes mi bolso?”
“¿Qué bolso?”

“¿Olvidaste mi bolso?” Gritó, enojada.

“¡Estabas muriendo!”

“¡Mi celular estaba ahí!”

“Puedes usar el mío, o el de Sangwoo.” Dijo el alfa, sacando el celular del otro alfa de uno de sus
bolsillos. “Lo estuve cargando…”

“Quédatelo, vamos a la oficina.” Miró su reloj. No quedaba mucho tiempo. “Tenemos que alistar
todo para la audiencia.”

Mientras caminaban hacia la salida, una de las enfermeras a cargo de su cuidado, se le acercó,
preocupada. “Señorita, necesita quedarse un—”

“Estoy bien. Dígale a mis padres, si regresan, que salí a la universidad.”

“Pero—”

Se alejaron antes que pudiera seguir, no intentó detenerlos.

Al llegar al estacionamiento, Jieun volteó hacia Ju-hyun. “¿Dónde está tu auto?”

“¿Mi auto?” Preguntó la omega, perpleja. Luego se echó a reír. “No sé ni manejar.”

Sungmin siguió caminando hasta salir al paradero. “Podemos tomar un taxi.”

No tuvieron que esperar mucho, uno llegó y se subieron de inmediato.

“Por cierto, ¿qué hace la amiga de Seungbae aquí?” Preguntó Sungmin, sentado en la parte trasera
del auto y mirando a la omega a su lado.

“Me llamo Seo Ju-hyun.” Contestó ella, haciendo una mueca. Jieun estaba segura que no
agradaba mucho de los alfas.

“Ah, hola. Soy Kang Sungmin.”

Jieun miró por el espejo, Sungmin la estaba mirando. “¿Cómo está Donggyu hoy?”

“Mejor. Aunque no podrá comer nada de lo que le gusta por algunas semanas más.” Respondió,
acomodándose en el asiento y cerrando los ojos. Lucía cansado y tenía ojeras.

Con cuidado, Jieun se giró y le extendió una mano. Sungmin abrió un ojo y la tomó, dándole un
apretón antes de soltarla.

“Debe odiar a Seungbae.” Dijo Jieun, al regresar a su posición anterior.

“No te imaginas cuánto.” Debió dirigirse a Ju-hyun por lo que le escuchó decir después. “Sin
ofender, todos odiamos a tu amigo ahora.”

“No hay problema.”

No estaba seguro de la dirección exacta, pero llegar a la casa de Sangwoo no había sido difícil.
Trató de tranquilizar la presión abrumadora de su pecho apoyando su frente afiebrada sobre la
ventana.

Al llegar, buscó entre sus bolsillos el poco dinero que había llevado a la fiesta y le pagó al
conductor. Parecía querer decirle algo, pero Bum salió antes que pudiera hacerlo.

Abrió la reja y subió los escalones.

¿Habría cambiado Sangwoo el código?

No, se obligó a pensar. Sangwoo no lo había echado. Él había elegido irse.

Por alguna razón, era más fácil creer que el alfa se había hartado de él. Después de todo, era lo
que él esperaba. Dejar a Sangwoo jamás había sido una opción.

Que el alfa lo odiara, sí.

¿Dejarlo?

Nunca.

Se habría conformado con lo que él le hubiera dado, pensó, al entrar finalmente a la casa.
Hubiera aceptado cualquier cosa viniendo de Sangwoo. ¿No debía asustarle tal cosa?
¿Entregarse totalmente a alguien de esa manera?

Sentía… como si finalmente hubiera encontrado un hogar.

Pero la casa, en esos momentos, le daba una sensación de abandono. Como si no pudiera
reconocerla.

No encendió la luz, caminó a tientas por el pasadizo. El aroma de Sangwoo seguía en el lugar, e
incluso podía distinguir el suyo, pero era distinto.

Al tocar una parte de la pared pudo distinguir un relieve extraño, más grande que su puño.

Un golpe.

Había planeado ir al cuarto de Sangwoo, pero el aroma extraño era más fuerte en la sala, así
que regresó. Se quedó unos momentos muy quieto en la entrada, para luego caminar hacia el
sillón.

Se sentó.

La sala lucía exactamente igual a como la había dejado pero—

Bajó la mirada.

Encontró la notificación que Seungbae le había dado, arrugada en el piso. No la recogió, sino
que se recostó. Habían sábanas dobladas torpemente al otro lado del cojín. Las usó para
abrigarse. Cerró los ojos.

El olor extraño era muy fuerte.

Miseria. Eso podía oler.

Abandono. Desesperación.

Tragó con dificultad, tenía la garganta seca.


Había podido controlar su respiración durante todo el viaje hasta la casa, no dejó caer una sola
lágrima de sus ojos, sólo presionó fuertemente sus rodillas con ambas manos y esperó. Pero al
llegar y oler el aroma de Sangwoo nuevamente, no pudo más.

Podía ver al alfa en su mente, con los ojos abiertos y los puños apretados. Con sólo olerlo podía
sentir un agujero en el pecho.

No podía dejarlo, no quería hacerlo.

El alfa había sentido tanto dolor y él había sido la causa.

¿Por qué no podían ser felices? ¿Por qué?

Quiso rogar y suplicar, quiso buscar al alfa y prometerle que jamás se cruzaría en su camino,
que podía llevar a todos los alfas y omegas que quisiera. Si tan sólo...

“Sangwoo…” Murmuró, hundiéndose en el olor.

Se había prometido no llorar hasta estar muy lejos.

Pero esas no eran sus lágrimas, no era su dolor.

Podía hacerlo una última vez.

Por él.

“Sangwoo…”

Y lloró.

Llegaron a la universidad en pocos minutos, todos agradecieron mentalmente la falta de tráfico al


bajar del vehículo. Sungmin pagó lo que costó el viaje y entraron corriendo al campus.

No fue difícil encontrar a Sangwoo, sus feromonas alertaban a cualquiera a no acercarse.

Entraron al edificio de donde venía el aroma, y lo primero que escucharon fueron gritos y golpes
fuertes. Al cruzar el pasillo, casi tropezando con otros alfas que huían de la escena, encontraron a
Sangwoo golpeando la puerta de la oficina de Seungbae.

“¡ABRE!” Gritó.

Sungmin y Jieun tuvieron el repentino deseo de taparse la nariz. El aroma de Sangwoo siempre
había sido ligeramente más fuerte que el de los demás, pero no estaban acostumbrados a
reaccionar de tal manera a sus feromonas. Quizá porque el alfa se había cuidado mucho de
controlarlas en el pasado.

Si se dio cuenta de su presencia, Sangwoo no lo dejó ver. Siguió golpeando la puerta con fervor.
Parecía estar todavía débil por lo que había ocurrido la noche anterior, Sungmin pudo notar que
sus golpes carecían de la fuerza característica del alfa.

El alfa volvió a soltar insultos a gritos. “¡HIJO DE PUTA, SAL DE UNA VEZ!”

Pero Seungbae no estaba ahí, Jieun estaba segura que iría directamente a la audiencia.

“No está en su oficina.” Dijo Ju-hyun, antes que Jieun pudiese hacerlo. La omega parecía ser la
única que no había sido afectada por el aroma del alfa. Lo cual era muy extraño porque los
omegas tenían mayor sensibilidad a las feromonas de un alfa.

Sangwoo la miró de reojo y frunció el ceño cuando se dio cuenta quien era. Ju-hyun tragó con
algo de miedo, pero decidida a no retroceder. “¿Tú—?” Miró a Jieun. “¿Qué hace…?”

“Está de nuestro lado.” Explicó la alfa, y antes que Sangwoo pudiera responder, se puso entre la
puerta y él, mirando fijamente su puño levantado. “Tranquilízate, no vas a ganar nada así.”

“Voy a matarlo, Jieun.” Dijo Sangwoo. Nunca antes Jieun lo había escuchado así. “Hablo en
serio.”

A pesar de que estaba hablando sobre cómo matar a Seungbae, Ju-hyun no pudo evitar
entenderlo. Los omegas necesitaban alfas para que éstos los protegieran, no era algo que ella
compartiera, pero sabía que parte de la personalidad insoportable de los alfas tenía que ver con que
ellos se tomaban muy en serio ese trabajo. Sí, consideraban a los omegas como personas débiles,
pero igual les ofrecían protección.

En el caso de Sangwoo y su relación con Bum, era diferente porque el alfa ya lo había mordido,
ocasionando que el vínculo intensificara la necesidad de proteger y cuidar. Alguien como
Sangwoo, que era egoísta y sólo se preocupaba por sí mismo, debía sentir esas necesidades con el
doble de fuerza al no estar acostumbrado a cuidar de otros.

“No lo harás, ¿qué crees que dirá el consejo cuando te vean actuar de esa manera?” Siguió Jieun,
acercándose a Sangwoo y levantando la voz. “No le des a Seungbae la satisfacción de tenerte
donde quiere.”

“No me importa.” Dijo el alfa, enseñándole los dientes y tomando fuertemente el brazo de Jieun.
“Traté de jugar de buena manera y ese imbécil fue tras Bum.”

Más feromonas inundaron el ambiente, causando que varios de los estudiantes que pasaban por
ahí dieran la vuelta y echaran a correr. Ju-hyun vio a Sungmin retroceder y Jieun mostró los
dientes también, clavándole las uñas a Sangwoo para que la soltara.

Eso iba a terminar en una pelea si no hacía algo.

“Sangwoo…” Comenzó, no muy segura de lo que iba a hacer. Las feromonas de Sangwoo no la
afectaban tanto pero su fuerza sí lo haría. Así que tenía que cuidar sus palabras. Algo a lo que no
estaba muy acostumbrada.

Tragó al ver al alfa dirigirle su atención.

“Si el consejo determina que eres un alfa violento y maltrataste a Bum, nunca te permitirán
volverlo a ver.”

Silencio.

Piensa en Bum. Piensa en Bum.

“Eso sólo lo dañaría más.” Terminó, mirando rápidamente a Jieun, quien pareció entender a dónde
estaba yendo con eso.

“Exacto.” Dijo la alfa, aflojando su agarre. “Sangwoo, el vínculo que tienes con… Bum ya se
formó. Está completo.”

Sangwoo aún no la había soltado, pero ya no enseñaba los dientes y sus ojos parecían nublados en
lugar de enfurecidos.

“¿En verdad quieres que sufra de esa manera?”

Finalmente la soltó y se alejó de ellos, apoyándose pesadamente en el muro.

“Déjame defenderte.” Siguió, acercándose al alfa a pesar de las señales de peligro que éste aún
mandaba. “Seungbae ha hecho cosas horribles. Tenemos el testimonio de Donggyu y el de Ju-
hyun, así que no hay manera que pueda ganar.”

Aún así, Sangwoo parecía indeciso, Ju-hyun volvió a hablar, recordando las palabras que
Seungbae le dijo por teléfono: los alfas… son tan fáciles de engañar. “Está contando con que no
puedas controlarte.”

“Cierto, cierto.”

Con eso, Sangwoo se puso de pie, y caminó lejos de ellos, con dirección al auditorio.

“¿Sangwoo?”

“Hagan lo que quieran.” Dijo, antes de desaparecer al final del pasillo.

Todos sintieron que podían volver a respirar.

“¿Eso fue un sí?” Preguntó Ju-hyun, su corazón aún latía muy fuerte. Odiaba interactuar con alfas,
tarde o temprano le ocasionarían un paro cardiaco.

Demasiado estrés para su edad.

Jieun se dio la vuelta y caminó hacia ellos, su rostro estaba algo brilloso por el sudor. Hizo un
gesto hacia la omega. “Gracias, no pensé en hablarle de Bum para tranquilizarlo.”

“Ah, no es nada.” Dijo ella, sonriendo.

“¿Y ahora?” Preguntó Sungmin.

Jieun vio la hora.

“Voy a mi oficina por las cosas que tenía preparadas. Ustedes vayan con Sangwoo al auditorio,
cuiden que no haga ninguna tontería.”

Caminaron hacia el pasillo principal y al llegar, tomaron direcciones opuestas. El auditorio


principal era un edificio que sólo se utilizaba en ocasiones especiales como ceremonias de
graduación y exposiciones para los profesores. Ju-hyun nunca había entrado antes y Sungmin sólo
lo había hecho cuando el lugar había estado vacío.

Así que entrar por la puerta principal y bajar por los escalones de cada nivel del auditorio, y ver
alfas de alta categoría alrededor de ellos, fue impresionante para ambos. Reconocieron a algunos
de sus profesores, ya que no todos eran parte del consejo, e incluso vieron a algunos alumnos de
último año tomar notas al lado. Era una ocasión especial, encontrar a un estudiante culpable de
maltrato de omegas ocasionaba la expulsión inmediata y no permitirían que el alfa saliera de las
instalaciones hasta llamar a la policía. Había ocasiones en las que ni siquiera se les sometía a
juicio, si las pruebas eran contundentes.

“¿Esto es a lo que Sangwoo se tuvo que enfrentar dos veces?” Preguntó Ju-hyun, sin poder evitar
mirar alrededor. Se encontraban a unos niveles más arriba de Sangwoo, quien estaba sentado en
una mesa frente al estrado, cruzado de brazos. Al menos parecía más tranquilo que antes. “¿Lo
acompañaron alguna vez a las audiencias?”

Sungmin negó.

“Nah, el líder siempre insistía que era una tontería.”

“Ah.”

El alfa buscó con la mirada a Jieun, pero no pudo encontrarla entre la gente que bajaba por la
puerta principal. ¿Cuántos eran los representantes alfa del consejo? ¿por qué seguía llegando
gente?, Sungmin tenía la impresión que serían un par de ancianos alfa, no el panel completo de la
universidad.

“Seungbae estaba equivocado, pensaba que Sangwoo sólo quería deshacerse de Bum.” Sungmin
se volvió a la omega, quien ya no miraba a sus alrededores, sino a Sangwoo. “Yo también me
equivoqué, creí que se veía triste porque Sangwoo no lo amaba pero…”

“Sí, al principio no lo noté, es difícil saber con él.” Decidió no mencionar las muchas veces en las
que Sangwoo había dicho cuánto odiaba a los omegas. Después de todo, su opinión había
cambiado. “Jieun dice que se enamoró de Bum porque éste comenzó amándolo primero y siguió
haciéndolo hasta después de conocerlo.”

“¿Eso no los afecta?”

“¿Qué cosa?” Preguntó, genuinamente confundido. El tema con Bum y la manada nunca había
sido discutido abiertamente. Unos días después de que Sangwoo lo mordiera, lo vieron entrar al
comedor de la mano de su líder y eso había sido todo. Ninguno se atrevió a cuestionarlo, a pesar
que Donggyu parecía tener muchas ganas de querer hacerlo.

“¿Saber que su alfa está siendo dominado por un omega?”

“Pfft.” Dijo Sungmin, riendo. “¿En serio?”

“¡Es una pregunta totalmente válida!” Dijo ella, indignada y con las orejas rojas.

“Yoon Bum es manada.” Respondió Sungmin, borrando todo rastro de risa y sonriendo
levemente, sin quitar la mirada de la espalda de su líder. “Todos lo sabemos.”

Se preguntó nuevamente dónde estaría el omega. Jieun lo había mencionado en el taxi, pero
Sungmin había estado más preocupado en llegar a tiempo. No había dormido en toda la noche y
eso empezaba a afectarlo.

¿Habría huído esa noche por lo que Donggyu dijo?

Escuchó el sonido de tacones acercarse hacia ellos, y finalmente vio a Jieun bajar los escalones.
Tenía el cabello algo alborotado, apenas estaba usando maquillaje y sudaba levemente.

Sungmin nunca la había visto más hermosa.

Con excepción de la vez en que se puso en modo alfa y amenazó a Seungbae.

Ah, qué buenos recuerdos.

“¿Me perdí de algo?” Preguntó, frunciendo el ceño ante la gran sonrisa en el rostro de Sungmin y
acomodando los papeles y folders en su pecho.
El alfa metió las manos en sus bolsillos y se encogió de hombros. “Nah, viejos llegando, Sangwoo
mirando a la puerta con cara de querer matar a Seungbae en cuanto la cruce…”

“Sungmin, no bromees de esto.” Dijo Jieun, sin mirarlo y más concentrada en ordenar los
documentos que llevaba en sus brazos. Ju-hyun creyó ver el signo del centro médico, pero no
estaba muy segura.

“Lo siento.” Jieun levantó la cabeza, algo sorprendida. No estaba acostumbrada a escuchar a un
alfa disculparse con facilidad. Ni siquiera sus padres o ella misma lo hacían en casa, no sin sentir
algo pinchar su orgullo. “Mecanismo de defensa.”

“¿Con miedo?” Preguntó, haciendo una mueca con sorna.

“Por supuesto.” Admitió Sungmin, con seriedad. “Si Sangwoo mata a Seungbae, voy a tener que
detenerlo y me matará también.”

Escucharon un sonido llegar desde la entrada, y cuando voltearon vieron a más de una docena de
omegas entrar. Ju-hyun frunció el ceño, no se supone que ellos debían estar ahí, al menos no era lo
que usualmente se hacía. Los alfas de alta categoría decidirían el destino de Sangwoo, el grupo de
betas al otro lado del auditorio también era muy numeroso para ser simples observadores.

“Son los representantes omega de la universidad.” Aclaró, al ver que Jieun y Sungmin seguían
mirándolos sorprendidos.

“¿Qué hacen aquí?” Preguntó Jieun. Como miembro estudiantil del consejo, había atendido varias
reuniones en las que se permitía la opinión de los alumnos representantes, pero en todas esas
ocasiones sólo había interactuado con alfas y betas. Jamás se había reunido con la parte omega del
consejo. “Creí que sólo serían los alfas…”

La sala se veía mucho más intimidante con todos los representantes del consejo presentes. Miraron
a Sangwoo, pero lo encontraron en la misma posición. La impaciencia evidente en su rostro.

“Debe ser por el historial de Sangwoo.” Dijo Ju-hyun, en un murmullo.

“Ugh.” Eso sólo sirvió para poner aún más nerviosa a Jieun. Se recordó que no debía dejar que los
nervios la dominaran. Vio que las sillas detrás de Sangwoo estaban libres, así que habló.
“Siéntense detrás de nosotros.”

Ju-hyun y Sungmin se sentaron donde les indicó la alfa, la fila estaba completamente libre, al igual
que la fila de sillas detrás del sitio vacío de Seungbae.

“¿Están todos los presentes?” Preguntó uno de los alfas en la mesa superior, frente a ellos. Parecía
un anciano, pero el aroma que emanaba y el tono de su voz indicaban alto rango. Incluso
Sangwoo adoptó una pose de defensa al escucharlo, sentándose más derecho y con ambos ojos
fijos en el otro alfa.

Otro alfa, sentado en una mesa inferior, respondió a los pocos minutos. “No señor, falta el bet—”

La puerta principal se abrió.

El sonido de pasos resonó como ecos en la cabeza de Sangwoo, como si llegasen de su interior.

Los betas no tenían aroma, pero supo inmediatamente que era Seungbae el que estaba entrando
por la puerta en esos momentos.

“Perdón por la demora. Buenas tardes.”


Sangwoo se puso de pie con tal fuerza, que arrojó la silla hacia atrás. La sala cayó en completo
silencio, algunos representantes se levantaron de sus asientos, pero ninguno hizo ademán de
detener al alfa furioso en el que se había convertido Sangwoo.

“¡TÚ!” Gritó, arrojando las sillas que estaban en su camino y corriendo hacia el beta, quien
permanecía calmado y sólo miraba al consejo.

Jieun no pudo reaccionar a tiempo, para cuando lo hizo y corrió hacia Sangwoo, éste ya había
derribado a Seungbae de un puñetazo y lo tenía en el piso. El beta trató de defenderse, pero no era
rival para un alfa que había perdido todo control.

Trató de separarlos, pero fue inútil. Sangwoo la empujó y por poco cae por las escaleras.

“¡TE RETO!” Gritó el alfa, poniéndose de pie al ver que los alfas de seguridad se acercaban,
finalmente, hacia ellos. Señaló a un Seungbae con el labio roto y sangre manchando la parte
inferior de su rostro antes de gritar. Por un momento Jieun no pudo reconocer a Sangwoo, el alfa a
unos metros de ella tenía el rostro desencajado y sus ojos eran casi rojos. Podía jurar que incluso
tenía colmillos. Parecía una bestia. “¡AQUÍ Y AHORA!”

Jieun sintió su cuerpo estremecer al escuchar la voz alfa de Sangwoo, sus feromonas eran muy
fuertes y llamaban a pelear. Su alfa interior sólo quería unirse a la pelea y destruir a la amenaza
que era Seungbae.

Destrucción…

Venganza, venganza, venganza…

“¡Sungmin!” Gritó, arrojándose nuevamente hacia Sangwoo por la espalda y alejándolo se


Seungbae, quien a esas alturas estaba siendo atendido por la seguridad, aunque Jieun pudo ver que
rechazaba toda ayuda.

A Sangwoo le hizo poca gracia la intervención y trató de apartarla de él golpeándola contra el


muro, cuando no pudo hacerlo, la miró de reojo y gruñó. “Aléjate, Jieun.”

“No—” Respondió ella firmemente, mostrándole los dientes y clavándole las uñas. “Manada.”

Pudo ver a Sungmin tratando de inmovilizar a Sangwoo por delante. Podía ver el terror en sus
ojos cuando sus miradas se cruzaron, y Jieun supuso que los de ella debían estar en iguales
condiciones. Jamás había sentido miedo de Sangwoo, ni siquiera cuando éste la había golpeado en
el corredor.

“¡No voy a rebajarme a tu nivel, Oh Sangwoo!” Gritó Seungbae, de pie y alejándose de los cuatro
alfas de seguridad. ¿Qué mierda está haciendo?, pensó Jieun al verlo acercarse paso a paso hacia
ellos. “¿Crees que con retarme evitarás que se te castigue por lo que le hiciste a Bum?”

Los tres se tensaron.

Sangwoo comenzó a temblar de ira antes de tratar con todas sus fuerzas de deshacerse de Jieun y
Sungmin. Por poco tuvo éxito, pero era tanta su ira que estaba más concentrado en acercarse a
Seungbae para arrancarle la cabeza con las manos que separar a sus alfas de sí.

“¡HIJO DE PUTA, TE VOY A MATAR!”

El beta no retrocedió, sino que habló tranquilamente. Como si no estuviera en peligro. “Ah, pero
no puedes, no delante de tod—”
No se dieron cuenta que Sangwoo se había acercado lo suficiente para jalar a Seungbae por la
camisa. Sungmin trató de detenerlo, pero el alfa lo empujó hacia unas sillas. Los alfas de seguridad
trataron de contenerlo cuando hizo lo mismo con Jieun, pero fue entonces que cayeron en la
cuenta que Sangwoo había contenido su fuerza con los alfas de su manada, porque cuando los
otros alfas se acercaron, no tuvo reparos en golpearlos hasta que lo dejaran acercarse lo suficiente
al beta.

“¡No me importa nada, imbécil!” Rió Sangwoo, desquiciado y derribando nuevamente a


Seungbae de un golpe. “¡PUEDEN ENCERRARME SI QUIEREN, PERO NO DEJARÉ QUE
ÉSTE HIJO DE PERRA VUELVA A HABLAR CON MI OMEGA!”

Un alfa de seguridad se levantó e intentó liberar a Seungbae del agarre de Sangwoo, pero no lo
logró.

“¡¿CREÍSTE QUE NO ME ENTERARÍA?!”

Golpe.

Un sonido horrible se escuchó en la sala, al parecer Sangwoo le había roto la nariz a Seungbae.
Dos alfas más de seguridad trataron de detenerlo, lo único que lograron fue que Sangwoo rugiera
como un animal y sonriera como un psicópata.

“¿NO QUERÍAS ESTO, SEUNGBAE?”

Puñetazo.

“¿NO ROGABAS POR TENER MI ATENCIÓN?”

A pesar de estar claramente en desventaja, Seungbae no pedía ayuda ni hacía ademán de devolver
los golpes a Sangwoo, sólo se defendía ocultando la cabeza entre sus brazos. Sungmin miró
alrededor, esperando que algunos representantes estuvieran escandalizados por la escena, pero los
únicos que miraban horrorizados la pelea eran los omegas. Los alfas sólo observaban atentamente.

“¡AHORA LA TIENES!” Los gritos de Sangwoo se hacían más desesperados y crueles.


“¡PELEA!”

Seungbae escupió sangre y trató de reponerse cuando logró apartar a Sangwoo de él, con la ayuda
de uno de seguridad. “¿Por qué me culpas de lo que tú ocasionaste? ¿No fuíste tú quien buscó
matar a Bum?”

“¡Seungbae!” Gritó Ju-hyun. El beta volteó al escucharla, y al verla en el lado de Sangwoo abrió
más los ojos pero no dijo nada. Desvió la mirada hacia el alfa, pero las palmas de sus manos
estaban fuertemente cerradas en puños.

“¡No digas su nombre!” Rugió Sangwoo.

“Bum te abandonó, ¿no es así?” Siguió el beta, limpiándose la sangre de la cara con la manga de
su camisa.

“¡NO DIGAS SU NOMBRE!”

“¡LO HUBIERAS MATADO, AL IGUAL QUE MATASTE A TU MADRE!”

Con un sonido gutural y espantoso, Sangwoo se deshizo de todo aquel que tenía encima, y cerró
ambas manos fuertemente sobre el cuello de Seungbae.
“¡CONTENGAN A ESE ALFA!” Gritaron algunos representantes beta.

Uno de los profesores alfa se levantó de su asiento, y usando su voz alfa, gritó. “¡SEÑOR OH!”

Era inútil. Sangwoo ya no escuchaba a nadie.

“¡TE VOY A MATAR!”

Lograron separarlo, pero requirió el trabajo en conjunto de varios otros alfas.

“¡SUÉLTENME!”

Desde el piso, Seungbae habló nuevamente, apenas parecía tener aire. “Pelea todo lo que quieras,
no volverás a ver a Bum.”

“¡ARGHHHH!”

Jieun frunció el ceño. Lo estaba provocando a propósito.

Miró alrededor. Los representantes estaban muy al pendiente de sus comportamientos, por eso no
habían intervenido hasta que la vida de Seungbae había estado en real peligro.

“¡VOY A DESTRUIRTE!”

Como en ese momento.

“¡HAZLO! ¡ASÍ TODOS SABRÁN LO QUE REALMENTE ERES!” Gritó el beta,


poniéndose de pie y con toda la intención de acercarse al alfa, pero fue detenido por los alfas a su
izquierda.

“¡¿CREES QUE ESO ME IMPORTA YA?!”

Iba a luchar nuevamente por liberarse, cuando una voz resonó en la sala.

“Oh Sangwoo.”

El alfa se quedó inmóvil, aunque temblaba ligeramente. Como si estuviera luchando contra sí
mismo.

“Vuelva a su asiento.” Habló el alfa supremo, se había puesto de pie y estaba usando su voz alfa.
El silencio en la sala era casi sepulcral. “Ahora.”

Los alfas de seguridad soltaron a Sangwoo, y sorpresivamente éste no se arrojó sobre Seungbae
nuevamente, algo que claramente esperaba el beta, sino que caminó hacia su asiento con el ceño
fruncido y enseñándole los dientes a todo el que estuviera cerca. Sungmin se acercó a Jieun,
ayudándole a levantarse y ambos siguieron a su líder.

“Señor Yang, ¿se encuentra bien?” Preguntó el alfa en la mesa superior, el mismo que había
detenido a Sangwoo sólo con su voz. Aquel nivel sólo podía conseguirse a través de respeto en la
comunidad alfa, y eso sólo se lograba con peleas. El presidente del consejo había sido un alfa muy
fuerte en su época, tal era su poder que usaba su voz como advertencia antes de iniciar un ataque.
Pero no sólo era conocido por su fuerza física, sino por la inteligencia de su carácter.

Sangwoo, con toda su fortaleza y juventud, sólo obtendría ese poder con la experiencia y edad.
Aunque iba por buen camino.

El beta parecía entender muy poco del poder del presidente, pero sabía de su posición en el
consejo así que respondió rápidamente. “Sí, su señoría.”

“Que los paramédicos lo vean por un momento, esperaremos a que el señor Oh se tranquilice para
comenzar.” Dijo el presidente, dedicando una última mirada a Sangwoo antes de volver a sus
documentos.

Sungmin se sentó con Ju-hyun, apretando la mano de Jieun antes de separarse de ella. La alfa
siguió su camino hasta llegar al asiento al lado de Sangwoo, quien aún seguía emitiendo
feromonas de peligro y advertencia. La pelea que había tenido con Seungbae había sido
interrumpida, así que su sed por violencia no había sido saciada. Jieun temía lo que fuera ser capaz
de hacer en cuanto tuviera oportunidad de saltar sobre el beta nuevamente. Lo único que evitaba
que lo hiciera era el saber que lo detendrían antes que pudiera acabar con Seungbae.

Pero ni el presidente, ni el consejo, ni los profesores estarían vigilándolo toda la vida.

Tenía que distraerlo.

“Hiciste la única cosa que te pedí que no hicieras.” Comenzó ella, con aire de niña petulante y
cruzándose de brazos.

La imagen hubiera sido muy graciosa, porque en realidad distaba mucho de la alfa aniñada de
siempre. Su cabello estaba opaco, algunos mechones fuera de sitio debido a la pelea y el sudor
había hecho que se le quitara el maquillaje. Se veía cansada.

Sangwoo hizo lo mejor que pudo por controlar su respiración. La pelea con Seungbae no debió
gastar tanto su energía, pero la realidad era que apenas pudo caminar sin tropezar de regreso a su
asiento. Sus golpes parecían haber hecho daño en el beta, pero no el que deseaba. La droga, o lo
que sea que Seungbae había usado en ellos, había dejado secuelas que seguramente necesitarían
más de una noche en sanar completamente.

Por eso le fue tan difícil quitarse a Jieun y a Sungmin de encima, por eso tuvo que usar más fuerza
de la usual en pelear con los alfas de seguridad. Y por eso Seungbae estaba, aunque adolorido y
con algunas fracturas menores, ileso.

No pudo evitar apretar dolorosamente las manos.

El hijo de puta sabía lo que estaba haciendo al debilitarlo.

Sabía que iba a atacarlo en la audiencia.

Pero dijo el nombre de Bum—

Es una trampa.

Es una trampa.

Es una trampa.

Bum.

“Pelea todo lo que quieras, no volverás a ver a Bum.”

¡CÓMO SE ATREVE A—!

Jieun le ofreció un pañuelo, y señaló un lado de su rostro. Sangwoo se negó a usarlo, no iba a
descansar hasta bañarse en la sangre del beta. Ella rodó los ojos al ver al alfa arrojarle la prenda de
regreso. “Lo más probable es que hayan estado evaluándolos desde que entraron a la sala, los
representantes beta están discutiendo sobre la actitud de Seungbae, y los alfas están haciendo lo
mismo contigo.” Terminó, señalando discretamente a los alfas que hablaban en voz baja y no le
quitaban la mirada de encima.

Sangwoo gruñó, tratando de no pensar en el rostro de Bum, ni en sus ojos negros llenos de
lágrimas, ni el escalofrío que recorrió su piel la última vez que tomó su mano.

“La voz alfa del Presidente Alfa Sehun es muy poderosa.” Dijo Sungmin, interrumpiendo el
intento que hacía Jieun de empezar una conversación con Sangwoo.

“Es un alfa de categoría máxima.” Dijo su líder, bruscamente. Odiaba sentir el poder del anciano
en su sangre, le recordaba demasiado a la impotencia que sentía cuando su padre le daba una
orden directa.

“La pelea y las feromonas de Sangwoo han alterado a la sala, en especial a los omegas.” Comentó
Jieun, dándose la vuelta y dirigiéndose a la omega en el asiento posterior, quien parecía estar más
atenta a morderse las uñas. La alfa evitó comentar sobre lo asqueroso del hábito, decidiendo que
había cosas mejores qué discutir. “¿Estás bien?”

Ju-hyun asintió, bajando las manos. No parecía estar del todo bien, pero ni Sungmin ni Jieun
pudieron oler ningún tipo de feromona de estrés. “Sí, las feromonas alfa no me afectan mucho, a
menos que tenga lazos emocionales con esa persona.”

Sungmin y Jieun intercambiaron miradas de desconcierto. Aquello no era muy normal en omegas.
Incluso los representantes habían liberado señales de estrés ante la pelea.

“¿Qué harás?” Preguntó Sungmin, acercándose.

Mal temperamento o no, los hechos estaban a su favor. Seungbae sí los drogó, puso en peligro a
un alfa de alta categoría y acosó al omega de otro. Las pruebas eran suficientes. Tenían que serlo.
“Presentar el caso, supongo que puedo decir que Sangwoo perdió los papeles por todo lo que pasó
pero… ya todos han visto lo violento que es. Los omegas definitivamente no lo están mirando con
buenos ojos.”

Y era cierto, un alfa violento encajaba en el perfil que Seungbae estaba queriendo ilustrar de
Sangwoo. Si los representantes omega sentían que era una amenaza, sería muy difícil para
Sangwoo salir bien librado. No iría a la cárcel, pero sería expulsado de la universidad.

“Es ridículo.” Defendió Sungmin, haciendo una seña con la cabeza hacia el alfa. “Obviamente se
va a sentir mal, su omega—”

“Dejen de hablar como si no estuviera aquí.” Gruñó Sangwoo, sin quitarle la vista a Seungbae
quien aún seguía siendo atendido por dos paramédicos.

Era claro que sólo estaba esperando.

“¿Qué vas a hacer?” Preguntó Jieun, sospechando la respuesta.

“Apenas termine este circo, lo mataré.”

Lo había dicho tranquilamente, pero ambos sabían que cuanto más Sangwoo se molestaba, más
luchaba por mantener una calma aparente. Aunque no estaba preocupándose en lo absoluto de
ocultar sus feromonas. Quería que todos ahí supieran que tarde o temprano, terminaría con la
sangre del beta en sus manos.
Por la actitud y el rostro de los omegas presentes, eso no le estaba ganando ningún favor con ellos.

“Muy bien, veo que los jóvenes están más tranquilos y que las heridas del señor Yang han sido
curadas, así que comenzaremos.” Dijo el Alfa Sehun, mirando al beta sobre el vidrio de sus lentes,
con una sonrisa en los labios. Por algún motivo, aquel gesto de amabilidad parecía ser también
uno con el fin de intimidar. “Señor Seungbae, explíquenos qué hacemos aquí.”

El beta se acercó al micrófono en su mesa, acomodándose la corbata antes de hablar. Su rostro


tenía cortes y un gran moretón cerca de la mandíbula, pero se veía mucho mejor que lo que la gran
cantidad de sangre que cubría su rostro durante la pelea había sugerido. Las heridas eran
superficiales.

Aún así, Seungbae hizo un gesto de dolor al apoyar el brazo sobre la mesa.

“Señoría, miembros del consejo…” Comenzó, con la vista hacia al frente. “Estoy aquí para
denunciar los actos ilícitos que el estudiante alfa Oh Sangwoo ha cometido desde su registro como
estudiante de esta universidad.”

“Señor Yang, si mal no recuerdo, revisamos los actos ilícitos a los que usted hace referencia.” Dijo
el presidente del consejo, con tono aburrido. Levantó un documento cuando Seungbae se
preparaba a reclamar. “Dos veces.”

“Señoría, creo que esto es relevante para informar al consejo sobre la clase de persona que es Oh
Sangwoo.”

Los alfas alrededor del presidente comenzaron a hablar entre sí, pero el anciano los ignoró.
“Prosiga.”

“Durante su primer año envió a muchos alfas con heridas graves a la clínica, muchos no se
atrevieron a demandarlo porque tenían miedo y temían represalias contra sus manadas. Hay un
caso en particular donde perforó el tór—” Jieun se levantó de su asiento en seguida, aquellas
acusaciones eran absurdas. Los alfas eran violentos por naturaleza y, mientras no hirieran omegas
y las peleas tuvieran el consentimiento de ambas partes, podían reventarse la cara a puñetazos si
así lo desearan. Acusar a Sangwoo de algo que muchos alfas hacían era ridículo.

“Disculpe, ¿su señoría?”

“Señorita Min.” Asintió el presidente, dándole la palabra.

“El señor Seungbae olvida que está tratando con alfas. Es muy normal que las peleas entre alfas
terminen en alguien yendo a la clínica.” Dijo ella, cruzándose de brazos y rodando los ojos. ¿Qué
podía entender un beta como Seungbae de la comunidad alfa?

“Cierto, pero Oh Sangwoo es más violento que la mayoría.” Intervino Seungbae. Sangwoo notó
con satisfacción su estremecimiento al apoyarse en la pierna izquierda. Tomó un papel de su
escritorio y lo levantó a la vista de todos. “Esta es la lista de todas las personas que fueron a la
clínica por su culpa.”

Algunos de los representantes beta señalaron el papel con horror. Los alfa sólo intercambiaron
miradas de asombro. La violencia en ambos grupos claramente significaba dos cosas diferentes.

“Sólo en el primer año.” Concluyó Seungbae, con tono apocalíptico.

Jieun frunció el ceño y cerró los puños con fuerza. El beta sabía lo que estaba haciendo, sabía
cómo manejar al público en una presentación como esa y sabía jugar con sus tiempos.
“Oh Sangwoo es un alfa violento en extremo.” Siguió, nuevamente buscando algo entre sus
documentos. “Como han podido observar hace unos minutos.”

Una fotografía.

Jieun tomó rápidamente el brazo de Sangwoo, estaba en extremo tenso.

“Este es Yoon Bum. Su omega.”

La foto era una del sistema de la universidad. Yoon se veía más joven, más delgado, más pálido.
Más triste. Tenía un gesto perpetuo de miseria y no parecía ser la misma persona que hasta hace
unas semanas almorzaba con la manada de Sangwoo.

Era Bum antes de conocer a Sangwoo. Bum escondiéndose para verlo pasar con sus amigos. Bum
mirándolo jugar desde la biblioteca. Bum, antes de ser omega, cuando su tío aún—

No podía ir ahí.

“Yoon es un omega de baja categoría, y hasta hace unos meses, era considerado un beta.” Siguió
Seungbae, al parecer sin haber notado la reacción del alfa. “Según el reporte médico del centro,
Yoon se presentó tarde debido a una exposición a feromonas sexuales de un alfa al que él
consideraba como potencial pareja.”

Potencial pareja.

Quiso reír de la amargura.

Seungbae veía a Bum como un caso clínico, como un porcentaje, una variable más.

¿Qué lo detenía para romperle la cara?

“Oh Sangwoo lo invitó a salir por una apuesta, necesitaba a alguien para la fiesta de los alfa de
primer año. Ese es también uno de los actos ilícitos que denuncié por años—”

“Señor Yang, las fiestas de los alfas de primer año no son ilícitas. Entrevistamos a cada uno de los
implicados el año pasado y ninguno fue en contra de su voluntad.” Explicó el presidente,
levantando la mano derecha y callando inmediatamente al beta. “La orgía es un acto que está
prohibido en las instalaciones de la universidad, pero cualquiera es libre de hacerlo si tiene el
consentimiento de los demás.”

Seungbae frunció el ceño, frustrado. “Pero Yoon Bum—”

“Estaba registrado como un beta, pero en realidad era un no-presentado.”

El beta asintió, aunque parecía querer corregir ese punto. Volvió a hablar, acercándose un poco
más al micrófono. “Yoon se presentó ese día, en la casa de Oh Sangwoo, causando el celo en Oh
y que éste finalmente lo mordiera.”

La mayoría de los representantes omega y alfa giraron a ver a Sangwoo, quien sólo les respondió
con una mirada asesina. El presidente fue el único quien mantuvo los ojos en el beta. “Prosiga.”

“La mordida no fue consentida, ambos estaban bajo los efectos del celo, así que Oh Sangwoo
trató de deshacerse de Yoon. Ese era su plan, alejarlo con maltratos, sin llegar a lo físico, hasta que
se dio cuenta que no funcionaba. No importaba cuán cruel fuera, Yoon Bum no lo dejaba en paz.”
Declaró Seungbae, con una frialdad que hizo estremecer a Ju-hyun y a muchos de los omegas
presentes. No sabía explicarlo, pero el escuchar a alguien hablar tan crudamente del dolor de un
compañero omega era algo que sentía en la piel. Quizá la reacción de los demás omegas no fuera
la misma, pero el conocer a Bum hacía que escuchar lo que el beta decía le afectara más.

Seungbae se volvió hacia la dirección donde se encontraban los representantes omega antes de
seguir.

“Quiso matarlo.”

De inmediato la sala se llenó de murmullos y exclamaciones por doquier. Los betas hablaban con
furia en sus ojos, señalando a Sangwoo y los omegas sólo murmuraban entre sí, escribiendo algo
en sus portafolios.

Todos hablaban y juzgaban al alfa en el medio de la sala.

Sungmin se había puesto de pie en cuanto Seungbae dijo lo que dijo, alejando a Ju-hyun de su
líder en caso éste decidiera que había esperado lo suficiente y era buen momento de matar a
Seungbae. Incluso Jieun, temiendo que el alfa hiciera algo apresurado, lo había tomado
nuevamente del brazo. Pero Sangwoo permanecía inmóvil, con los ojos puestos en la foto de Bum
que había caído al suelo, muy cerca de él.

“¡Silencio!” Mandó el alfa al lado del Presidente Sehun, levantándose de su asiento y haciendo un
gesto general al salón. Había usado su voz alfa, incluso los betas reconocieron el tono y guardaron
silencio de inmediato.

Seungbae esperó a que el lugar estuviera en completo silencio antes de seguir.

“El maltrato dejó de ser mental, para ser físico. El reporte del centro médico testifica un alto grado
de estrés en Bum—”

Todo pasó muy rápido. Al escuchar el nombre de su omega, Sangwoo se levantó de su asiento
dispuesto a cumplir su palabra de matar al beta. Sungmin, que había estado observando al alfa
desde que notó lo que Seungbae estaba haciendo, saltó de su asiento y sujetó a su líder del cuello,
mientras que Jieun agarró uno de sus brazos con fuerza.

“¡POR TU CULPA!” Gritó Sangwoo, gruñendo y tratando de zafarse de Jieun y Sungmin para
arrojarse sobre Seungbae nuevamente. Era obvio que todavía no había recuperado su fuerza.
Ambos alfas temían que lo hiciera pronto.

“¡Señor Oh!” Alertó el alfa al lado del presidente. “Siéntese.”

Felizmente Seungbae se había quedado en silencio y no siguió tratando de enfurecer a Sangwoo,


así que fue más fácil para el alfa tranquilizarse y regresar a su asiento. Sungmin vio a Jieun
tomarse la muñeca con una mueca de dolor y la miró interrogante. Ella sólo negó con la cabeza,
haciéndole una señal a que regrese a su sitio.

“Prosiga, señor Yang.”

Seungbae tomó dos documentos de su escritorio y los levantó. “Como prueba, tengo el documento
del centro médico sobre el estado del omega en el momento de su ingreso. Además está el hecho
que Yoon Bum haya huído de su casa en pleno celo, cosa que es muy extraña en un omega.”

Nuevamente se pudieron escuchar murmullos en la sala.

“¿Dónde está el omega Yoon Bum?” Preguntó el presidente. Todos guardaron silencio.

Sangwoo tenía la mirada perdida. La fuerza en sus puños y la tensión en sus hombros se perdieron
en un instante ante la pregunta. Parecía estar buscando algo dentro de sí, pero sin éxito.

“¿Señor Oh?” Llamó el Alfa Sehun, logrando que Sangwoo sólo levantara la cabeza en su
dirección. Lucía igual de desconcertado. “¿Está en su casa?”

“No.” Respondió el alfa, negando con la cabeza y frunciendo el ceño. “No sé.”

Murmullos.

¿El vínculo no es lo suficientemente fuerte?

¿No es su alfa? ¿Acaso no debería cuidar de su omega?

¿Dónde está?

¿No puede olerlo?

Las preguntas de los representantes se podían escuchar desde sus asientos, aunque Sangwoo no
parecía escuchar nada más que sus propios pensamientos. Era evidente para los tres que estaba
tratando de encontrar a Bum por medio del vínculo, y por alguna razón, no lo había logrado.

“Huyó para poder salvarse de él.” Dijo Seungbae, mirando duramente a los representantes alfa.

“¿Alguna prueba?” Seungbae abrió la boca para contestar la pregunta del presidente, pero la cerró
al darse cuenta que en realidad no tenía ninguna prueba de ello. Negó con la cabeza. “¿Algo más
qué decir?”

“No, su señoría.”

Ju-hyun volvió a morderse las uñas, la sensación general era que Sangwoo era un alfa violento y
le importaba muy poco su omega. A ese paso, aunque demostraran que Seungbae dañó a Bum,
también culparían a Sangwoo de maltratar a Bum.

“Señorita Min.”

“Gracias.” Dijo, poniéndose de pie. Seungbae había hecho muy bien al organizar casi una obra
teatral al retratar la situación de Bum. Muy bien, entonces ella haría una maldita telenovela ahí
mismo. “Quiero comenzar diciendo que cualquiera reaccionaría de la manera que ustedes han
visto si estuvieran frente a la persona que dañó a su pareja.” Caminó hacia la foto de Bum que
estaba en el piso, al lado del escritorio donde estaba sentado Seungbae, y la recogió, mostrándola a
los representantes. “Yoon Bum… Bum es un omega débil, de baja categoría. No tiene amigos, y
antes de Sangwoo, tampoco ninguna pareja. De no ser por el incidente con su celo, quizá jamás
hubiera recibido una mordida.”

Todos seguían con la mirada la figura imponente de la alfa mientras caminaba hacia Sangwoo y
dejaba la fotografía frente a él. El alfa respondió tomándola de inmediato.

“Sangwoo lo invitó a salir para invitarlo a la fiesta alfa de primer año, pensando que era un beta.
La cita fue consentida por ambos y el omega no fue llevado contra su voluntad a la casa de Oh
Sangwoo.” Se apoyó en el escritorio. “Ninguno imaginó que la noche terminaría en una mordida.”

Volvió a levantarse y se dio la vuelta para dirigirse a los representantes omega. “Pero pasó, y
Sangwoo le dio un lugar donde vivir y trató de mejorar sus condicione—”

“Señoría, tengo pruebas de que a veces Yoon no podía comer en la cafetería porque no tenía
dinero.” Interrumpió Seungbae, levantándose de su asiento.
El rostro de Jieun se tornó algo rojo por la furia y al responder ni siquiera miró a Seungbae. “Yoon
es un omega muy tímido, temía incomodar a su alfa pidiéndole cosas. Viene de una familia de
escasos recursos y ha sido víctima de abusos durante toda su vida.”

Según Sungmin, Sangwoo los había mandado a investigar sobre un familiar de Bum en el
hospital. Donggyu no había sospechado nada cuando el alfa les dio esa orden, pero Sungmin
había visto personalmente al viejo beta y notó de inmediato que las heridas en su cuerpo no eran
las usuales que Sangwoo dejaba tras una pelea. Eran demasiado violentas, como si el objetivo no
fuera jugar, sino cumplir una venganza personal.

Sungmin mencionó que jamás Sangwoo había dejado a nadie estéril al destruir su miembro con un
bate y no tuvo que decir sus sospechas en voz alta porque Jieun ya sabía lo que estaba sugiriendo.

Pensó por unos segundos en usar ese hecho, pero era demasiado horrible.

“Todo eso cambió cuando Sangwoo se convirtió en su alfa, ahora tiene un hogar y una manada.
Como puede ver, Sangwoo es un alfa violento pero realmente se preocupa por—”

“No es evidencia de nada, muchos alfas pueden ser posesivos y a la vez, abusivos.” Volvió a
reclamar el beta. “Es un ejemplo textual de una relación tóxica.”

“Tenemos el testimonio de Ju-hyun, asistente de Yang Seungbae.” Dijo Jieun, levantando la voz.
Incluso Sangwoo la miró de reojo al ver el estado de exaltación en el que se encontraba. Al
escuchar el nombre de la omega, un tic apareció en el ojo izquierdo de Seungbae, pero no miró a
Ju-hyun ni una sola vez. “Tenemos el testimonio escrito de Kim Donggyu, miembro de la manada
de Sangwoo.”

“¿Testimonio de qué?” Preguntó por primera vez uno de los representantes omega.

“De que el delegado ha acosado al omega Yoon Bum, atormentándolo muchas veces hasta
llevarlo a un alto grado de estrés, haciendo que abandonara a Sangwoo en medio de un celo.
Además, por poco— por poco y mata a uno de nuestros alfas. ” Dijo ella. Con los hombros tensos
y la voz cortada volteó hacia Seungbae y gritó. “¡Por poco matas a Donggyu!”

Todo se quedó en silencio por unos segundos, antes que los representantes comenzaran
nuevamente a debatir entre sí. El presidente del consejo volvió a poner orden e invitó a Jieun a
exponer sus pruebas. Ju-hyun caminó hacia el escritorio donde se encontraba Sangwoo y habló de
la fiesta, del audio. Habló de los encuentros que habían tenido con Bum y se disculpó repetidas
veces por no haber hecho nada. Aseguró que la intención de Seungbae nunca había sido el hacer
daño a Bum a propósito, pero que el omega había sido daño colateral.

Sungmin fue el siguiente, explicó lo que sabía de la fiesta. El estado en el que encontró a sus
amigos y la relación de Sangwoo y Bum ante la manada. Admitió que Sangwoo no gustaba de los
omegas, pero aseguró que jamás había dañado a ninguno y que los evitaba siempre que podía.

La última en hablar fue Jieun, quien leyó el testimonio de Donggyu sobre lo que ocurrió esa
noche. La sala se quedó en silencio al escuchar cómo el omega de Sangwoo fue forzado a
escuchar los desvaríos de un alfa drogado. Donggyu terminó su testimonio asegurando que nunca
había sentido algo peor que la impotencia de no poder proteger al omega de su líder y poner en
peligro a su manada sin poder hacer nada al respecto.

Luego de escuchar los testimonios, el presidente llamó a un receso de cinco minutos, se dio la
vuelta y bajó las escaleras, yendo hacia los representantes omega.

“¿Qué pasará ahora?” Preguntó Ju-hyun, acercándose al asiento de Jieun.


“Los grupos están deliberando, harán una segunda ronda donde hablará directamente Sangwoo y
con eso termina todo.”

Los tres miraron al presidente mientras éste conversaba efusivamente con los omegas quienes
hacían gestos de desagrado hacia Sangwoo. “Parece que ya decidieron.”

“Esto no pinta nada bien.” Admitió Sungmin. Objetivamente, los testimonios de Jieun, Donggyu o
él no servían porque eran manada de Sangwoo. Su deber era obedecer a su líder y jamás dirían
algo que lo pudiese dañar. Quizá el testimonio de Ju-hyun pudiera tener más valor al ser omega y
ajena al grupo.

“Puedo buscar el correo que me mandó Seungbae y descargar el audio…” Dijo Ju-hyun,
buscando su celular para luego recordar que no había forma que ese aparato prehistórico
descargara algo a tiempo. “Eh, necesito un celular de esta era.”

Sungmin sacó un celular y se lo dio. “Toma, usa el teléfono de Sangwoo.”

Tomó el móvil con algo de envidia, era mucho más moderno que el suyo. Lo encendió e iba al
navegador para entrar a su correo electrónico, cuando vio el signo universal de “nuevo mensaje de
voz”. Era costumbre suya eliminar esos mensajes porque le inquietaba ver el signo cada vez que
encendía su celular, así que fue por instinto que presionó la pantalla y se llevó el aparato a su oído.

Escuchó sollozos.

El nombre de Sangwoo.

La voz de Bum.

“Oye…” Dijo, alejando el celular e interrumpiendo la conversación de Sungmin y Jieun. “Creo


que…”

Ju-hyun se había puesto muy pálida, y su rostro pareció alertar de inmediato a ambos alfas. “¿Qué
pasa?”

“Bum.”

Sangwoo se dio la vuelta.

“Hay un mensaje de él, debió llamar—”

No pudo terminar porque Sangwoo se había acercado lo suficiente como para arrebatarle el
celular.

“Sangwoo, estamos en medio—”

“¡Cállate!”

Presionó con fuerza la pantalla. Los oídos le zumbaban, las manos le temblaban ligeramente. No
podía escuchar nada, sólo los murmullos y voces de las personas en la sala. Activó la opción de
altavoz.

“¿A-alo? Sangwoo…”

La voz de Bum se escuchó débilmente en la sala, el micrófono estaba cerca al alfa pero no lo
suficiente como para amplificar adecuadamente el sonido.
Lo siento, pensó Jieun, antes de mover el micrófono lentamente de tal manera que la conversación
pudiese ser escuchada por todos. Con suerte, Bum salvaría al alfa.

“Sangwoo…”

El nombre resonó en el lugar e hizo que poco a poco los representantes guardaran silencio y
voltearan hacia la fuente del sonido.

“Huele a desesperación, siento este… dolor en mi pecho.” Se podía escuchar el sonido de telas
frotándose entre sí. “No es mío, creo que es tuyo.”

El vínculo. Sangwoo había dicho el nombre de Bum durante toda la noche en el hospital.

Bum había sentido eso.

“N-no puedo irme si no eres feliz, necesito que lo seas por mí. T-te pedí demasiado, yo s-sólo
quería amarte pero… Quieren encerrarte por algo que no hiciste. Tú nunca— a pesar de que no
—”

Sollozos.

“No eres culpable de nada, no me fui de la casa por ti. Me fui porque tuve miedo de mis
sentimientos, yo te hice… no sabía que tu madre…Temí que me odiaras…”

La voz de Bum estaba generando angustia en los omegas presentes, la sala se había llenado de un
denso aroma de feromonas que incluso estaba afectando a los alfa por su instinto protector.

“No fue tu culpa…” Más sollozos. “En realidad, fui muy feliz contigo… Me diste felicidad,
Sangwoo.”

El presidente hizo un gesto a los alfas a su alrededor y éstos comenzaron a tomar notas. La palabra
de un omega en un caso como ese valía mucho, así que lo que dijera Bum sería de vital
importancia.

“Sólo quisiera… que hubiéramos tenido más tiempo… Pero no quiero arriesgarte. No quiero…
que te pase nada por mi culpa. No podría—”

Las manos de Sangwoo comenzaron a apretar con tal fuerza el aparato que la pantalla comenzó a
quebrarse por un lado. Sus hombros temblaban, aunque ninguno supiera porqué a ciencia cierta.
¿Acaso era impotencia? ¿Furia al escuchar lo que decía su omega? ¿Estaba tratando de contener
su dolor?

“Te dejaré libre. Romperé el vínculo y—”

Algunas personas del consejo ahogaron una exclamación al escuchar aquello.

“Por favor…” Rogó el omega. “Por favor no me olvides.”

No se pudo escuchar más que los sollozos de Bum por un par de minutos, hasta que nuevamente
habló, con voz entrecortada.

“Te amo, y siempre- siempre—”

La operadora anunció el fin del mensaje de voz, la hora, 11:45PM del día anterior, y el número
que había hecho la llamada.

Nadie habló.
Nadie habló.

Sangwoo no había movido un músculo desde que el pitido irritante del celular había anunciado
que la llamada se había terminado. Sungmin se estaba preparando mentalmente para tratar de
evitar que mate por enésima vez a Seungbae, pero el alfa no volvió a arrojarse al beta. Ni siquiera
gruñó.

Guardó el celular en el bolsillo interno de su casaca, se puso de pie y, con una tranquilidad que
hizo que la sangre de muchos de los presentes se helara, caminó hacia la salida del auditorio.
Mientras lo hacía, los representantes sólo lo observaron. Ninguno se atrevió a detenerlo. Su mirada
estaba fija al frente. Su rostro, indescifrable. Lo único que delataba su verdadero estado era el
fuego en sus ojos.

“Señor Oh, siéntese.” Llamó el presidente del consejo, poniéndose de pie y usando su voz alfa.
Los alfas de seguridad bloquearon la salida, y Sangwoo se detuvo.

“Quítense de mi camino.” Dijo, usando también su voz alfa.

Los otros lo miraron con un reflejo de miedo, y se apartaron.

“¡Señor Oh, regrese a su asiento!”

Sangwoo siguió caminando hasta salir del auditorio, sin detenerse nuevamente.

De inmediato todos en la sala comenzaron a hablar. El hecho que Sangwoo haya desafiado al
presidente no había pasado desapercibido, pero era más que eso. La voz alfa de un personaje
como aquel ejercía un gran poder en otros alfa, y se necesitaba una enorme fuerza mental para
siquiera ejercer resistencia contra ella. No sólo Sangwoo no había sido afectado por la voz, sino
que no parecía como si le hubiera costado.

Lo cual significaba sólo una cosa.

“Mierda, esto no se ve bien.” Murmuró Sungmin al ver cómo muchos alfas se habían puesto de
pie para reclamar la salida de Sangwoo.

“Al contrario…”

El consejo en pleno había sido testigo de la fuerza del vínculo entre Sangwoo y Bum.

Apagó el celular.

Las palabras ‘te amo’ aún atoradas en su garganta.

Se dijo que esa sería la última vez en la que su debilidad por el alfa ganaría. No podía permitirse
hacerlo otra vez, de lo contrario jamás se iría.

¿Dónde estaba Sangwoo? ¿Aún seguiría en la fiesta?

¿Durmiendo en esa habitación donde lo vio desaparecer con Jieun?

Sólo…

Sólo esperaba que estuviera bien.

Se levantó del sofá y caminó con dificultad por el pasadizo, hasta el dormitorio del alfa. Abrió la
puerta y fue hasta la cama. El nido seguía ahí, en el mismo lugar. El aroma de Sangwoo seguía
impregnado entre las sábanas y prendas.
Estaba tan cansado.

Cerró los ojos y pensó que lo mejor sería pasar la noche ahí.

Era demasiado tarde y peligroso como para salir. De todas maneras, ¿a dónde iría?

Sólo había pensado en ir lejos, muy lejos, pero no tenía idea hacia dónde, ni siquiera tenía
dinero. Lo poco que le quedaba no le alcanzaría para mucho.

Buscaría un hostal a las afueras de la ciudad.

Y después…

Ya vería.

Su cuerpo estaba acostumbrado a no comer demasiado, sobreviviría.

Apretó la prenda de Sangwoo y aspiró profundamente su aroma.

Mañana. Se iría mañana.

El consejo estuvo debatiendo por varios minutos. El grupo de betas reclamaba algo a los alfas de
mayor rango, pero parecía que sus quejas no estaban siendo escuchadas. Los omegas habían
dejado de liberar feromonas de estrés, pero sus rostros lucían desencajados. Los únicos que
guardaban la calma eran los alfas. El presidente sólo asentía cada vez que alguno de su grupo
hablaba.

Seungbae se había cruzado de brazos frente a su escritorio y sólo observaba, como ellos, la escena
frente a sus ojos. La llamada de Bum había borrado la confianza que brillaba en sus ojos, pero ni
siquiera Jieun estaba segura de lo que las palabras del omega habían significado para el consejo.

Y Sangwoo no había regresado.

No fue hasta que uno de los alfas cercanos al presidente se puso de pie, levantando una mano para
indicar que necesitaba el silencio de los presentes. “Este consejo ha tomado una decisión.”

Jieun comenzó a hacer planes mentales para evacuar a Sangwoo lo más pronto posible fuera del
país. Buscarían a Bum y se lo mandarían después en una maleta, pensó, casi al borde de la
histeria.

Parecía ridículo que Seungbae tuviera oportunidad real de lograr lo que por tanto tiempo había
querido, sobre todo porque si culpaban a Sangwoo, sería por algo que no cometió.

¿Quizá si fuera buena idea golpear al beta al terminar la audiencia?

“Hemos tenido en cuenta todas las pruebas, y en vista de lo evaluado, encontramos infundadas las
acusasiones del delegado Seungbae.” Declaró, con voz fuerte. El grupo de omegas asintió, pero
no todos lucían satisfechos. La llamada había servido para aclarar la situación de Bum, pero eso
no quería decir que estuvieran convencidos de que Sangwoo fuera un compañero ideal para el
omega.

Sungmin suspiró sonoramente y cayó sobre su asiento, levantando un puño al cielo en señal de
victoria. Jieun sintió por primera vez lo cansada que estaba, y apoyó ambas manos sobre el
escritorio, haciendo de soporte a su cabeza. Ju-hyun sólo miró detenidamente a Seungbae, sabía
que no debía sentirse mal por haber hablado en su contra, pero esperaba que el beta entendiera sus
razones.

Habían hecho lo correcto.

“¡¿Qué?!” Exclamó Seungbae acaloradamente, levantándose de su asiento y dando un golpe seco


sobre la mesa con ambas manos.

“Declaramos al estudiante Oh Sangwoo, inocente.”

Aquella afirmación se repitió como un eco en la cabeza del beta.

Inocente.

Debía ser una broma.

No había manera—

¡No otra vez!

“¡Oh Sangwoo es un peligro para esta universidad!” Gritó, caminando hacia la mesa del
presidente del consejo, quien se había puesto de pie y había tomado la palabra. El beta siguió
pidiendo explicaciones, furioso, pero calló al escuchar al presidente levantar la voz.

El viejo alfa arregló su camisa y con aparente parsimonia, habló, mirando directamente al beta.
“Señor Seungbae, no vamos a justificar nuestra decisión. Pero, debido a que es la tercera vez que
demanda una audiencia contra Oh Sangwoo, le diré a usted, y a todos los presentes, nuestras
razones.”

Se dio la vuelta y miró a todos los grupos de representantes en el lugar. Los beta, en particular, no
parecían estar felices, aunque no se podía decir si era porque uno de los suyos había perdido
contra un alfa o si era porque un beta había sido capaz de usar métodos poco éticos para lograr
algo.

“Este consejo ha evaluado cada una de las pruebas mostradas hoy. Como ve, somos en su mayoría
alfas y conocemos a nuestro grupo. Hemos evaluado el comportamiento de cada uno de los
involucrados desde el momento en que entraron a la sala. El alfa Oh Sangwoo emitía feromonas
de estrés elevado y enojo, y en el momento en que usted entró, se arrojó hacia él y lo desafió.”
Dijo, y todos los alfas asintieron. El presidente arqueó una ceja blanca antes de seguir, sus
delgados dedos subieron los anteojos por su nariz. “Es un comportamiento territorial de nuestro
grupo. Los alfas no desafiamos betas, no es algo normal. A menos que se sienta atacado.”

El alfa levantó unos documentos, mostrándolos uno a uno a la sala. “Sus pruebas tuvieron buen
fundamento, y es verdad que aunque el comportamiento de Oh Sangwoo confundió al consejo, el
documento del centro médico y el abandono de Yoon Bum indicaban un descontento por parte del
omega, propio de parejas donde estos son abusados por su alfa. El testimonio de la señorita Min
Jieun y Kim Donggyu crearon sospechas, pero el alfa Kim Donggyu estaba bajo fuertes dosis de
drogas, y no tiene pruebas concretas de su participación.”

Seungbae se había quedado muy quieto, pero aún miraba desafiante al presidente y a todo el
grupo alfa. Estaba furioso.

“El testimonio de la omega Seo Ju-hyun, quien es además su asistente, se pudo deber a un tema de
celos.” Siguió, y fue entonces cuando Seungbae miró a la omega de reojo. “Sus feromonas
indicaban traición y decepción amorosa.”
Las orejas de Ju-hyun se colorearon y evitó levantar la mirada de su regazo.

“Lo cierto es que, aunque relevantes, los testimonios no aportaban ninguna prueba concreta.”

Fue obvio, entonces, que el consejo había planeado originalmente culpar a ambos. Como había
pensado Jieun antes, las pruebas contra Seungbae eran muchas, así que no había forma de que
fueran a dejar al beta libre de culpa. Pero también lo era la historia que Seungbae había contado
frente al consejo, su plan de mostrar a Sangwoo como el alfa violento que era había resultado. Por
eso los betas no estaban satisfechos con dejar al alfa ir, y el hecho que Sangwoo se haya retirado,
mostrando poco respeto al consejo, les debía gustar aún menos.

Los omegas debieron pensar algo similar, hasta…

“Hasta esa llamada.” Declaró el presidente, haciendo un vago gesto hacia el sitio donde Sangwoo
había estado escuchando el audio, minutos atrás.

Seungbae había bajado la cabeza y estaba temblando de ira.

“Como seguramente notó, varios de los omegas presentes reaccionaron fuertemente a las palabras
dichas por el omega Yoon Bum.” Dijo el presidente, revisando los papeles que tenía en su
escritorio. “No es algo que se pueda fingir, así como no lo fue la reacción de Oh Sangwoo. Sus
feromonas nos dijeron todo.”

Eso era lo que los alfas habían estado haciendo al no intervenir inicialmente entre la pelea de
Seungbae y Sangwoo. Estaban leyendo al alfa.

El alfa a la izquierda del presidente se puso de pie cuando éste se sentó y estaba acomodando sus
papeles en su maleta, dispuesto a retirarse. “Finalmente, y considerando el reporte clínico de Kim
Donggyu y su testimonio escrito, creemos necesaria una investigación para saber su participación
en aquel incidente.”

Ju-hyun y Sungmin caminaron hacia al frente, junto a Jieun quien se había puesto de pie para
saludar al consejo cuando terminara la sesión.

Con aire final, el viejo alfa agregó. “Oh Sangwoo demuestra un apego y conexión a su omega
normales para su estado. No vemos ninguna base para que este consejo tome acciones contra él.”

Al escuchar eso, Seungbae salió de su ensimismamiento y volvió a reclamar, con aire


desesperado. “¡No! ¡No puede ser! ¡Ustedes lo escucharon!”

“Silencio.” Le respondió el mismo alfa, intercambiando una mirada con el presidente antes de
seguir. “No sólo eso, consideramos que el acusado tiene suficientes pruebas para abrir una
demanda contra usted por cargos graves de maltrato de omegas.”

Maltrato de omegas.

Seungbae sintió que era sumergido bajo agua.

Maltrato de omegas.

La presión en su pecho se había liberado, afectando todo su cuerpo.

No podía ser.

“Naturalmente, y como la ley de este país manda, nosotros no podemos juzgarlo por dichas
acusaciones y dependerá de los señores Yoon Bum y Kim Donggyu denunciarlo a las
autoridades. Sin embargo, va en contra de las leyes de esta universidad tener entre nuestros
estudiantes personas con las tendencias peligrosas hacia omegas que usted posee.”

Tendencias peligrosas.

¿Él?

¡Era ridículo!

¡Él jamás—!

¡Jamás—!

“Así que, este consejo dictamina su expulsión inmediata, sin oportunidad de aplicar a futuro.”

¿Era así cómo terminaría? ¿Todo su trabajo, todo lo que sufrió por terminar sus estudios y poder
graduarse? ¿Acaso se lo merecía? ¿Era esa la vida que le esperaba en un mundo de alfas, siempre
perdiendo?

La imagen de Sangwoo, sonriendo, triunfal, le hizo querer gritar.

¡LO ÚNICO QUE QUERÍA ERA JUSTICIA!

“Y en vista que el señor Oh Sangwoo abandonó la audiencia, se le aplicará una norma correctiva
en forma de una suspensión por una semana. Esta audiencia ha terminado, pueden retirarse.” Dijo
el presidente, apagando el micrófono a su lado y bajando las escaleras del estrado.

“¡NO!” Gritó Seungbae, acercándose a los alfas del consejo que estaban retirándose. Subió las
escaleras del auditorio rápidamente. “¡OH SANGWOO ES UNA AMENAZA! ¡TRATÉ DE
DECIRLES PERO NINGUNO ME ESCUCHÓ!”

Y nadie lo escuchó en esos momentos tampoco. Los alfas caminaron sin prestarle atención, pero el
beta no dejó de reclamar. No fue hasta que el personal de seguridad se le acercara para alejarlo
que se detuvo. No dejó que ninguno lo tocara, y al darse la vuelta esperando encontrar a alguien
que lo escuchara, sólo encontró a Jieun, Sungmin y Ju-hyun subiendo las escaleras hacia la salida.

Corrió hacia ellos.

“¡Me traicionaste!” Exclamó, cuando estuvo frente a Ju-hyun. La omega quiso retroceder, pero el
beta la tomó fuertemente de los hombros y la sacudió, furioso. “¡Todo es tu culpa! ¡No puedo
creer que conf—!”

No pudo decir más porque Ju-hyun se había soltado lo suficiente como para darle un puñetazo con
la mano derecha. La fuerza del impacto hizo que Seungbae retrocediera unos pasos, sosteniendo la
mejilla golpeada, sorprendido.

La omega se mordió los labios y caminó por su lado, sin mirarlo.

“Buen golpe.” Silbó Sungmin, detrás de ella.

Los tres vieron al presidente alfa caminar con otros dos alfas de alto rango, y corrieron hasta llegar
a él. Por el estrés y la impaciencia, ninguno esperó a que el anciano les diera permiso para hablar,
sino que llegaron frente a él y preguntaron sin más.

“¿Sangwoo quedará libre?”

El anciano parpadeó un par de veces antes de indicar a sus acompañantes que sigan sin él. “Esto
El anciano parpadeó un par de veces antes de indicar a sus acompañantes que sigan sin él. “Esto
no es un juzgado, pero sí, quedará libre.” Dijo, asintiendo. “Aunque, coordinaremos con el centro
médico para evaluar a su omega. Tienen problemas, es bastante obvio.”

Sonrieron, cansados.

“Y será suspendido por irse así, aunque todos entendemos por qué lo hizo.” Agregó, sonriendo
amablemente, como si estuviera hablando de otra cosa y no de una medida correctiva. “Deberían
ir a buscarlo.”

Seungbae no había querido quedarse más tiempo en el auditorio. Al salir, algunos representantes
beta le expresaron su apoyo y decían entender su frustración, pero la verdad era que ninguno lo
comprendía. Ninguno había hecho nada para cambiar la situación de los beta en la universidad,
mucho menos en el mundo. Parecía que estaría condenado a seguir las reglas y bajar la cabeza
para toda su vida.

Caminó hacia su antigua oficina, encontró algunas magulladuras en la puerta.

Golpes.

Sangwoo.

Su primera reacción fue ir a reclamar por el daño a propiedad de la universidad y posible intento
contra su persona. Pero, ¿qué más daba? Lo habían expulsado. Sangwoo podía destruir el campus
entero y ya no sería problema suyo.

La oficina lucía exactamente igual a como la había dejado el día anterior. Los documentos para los
siguientes eventos en el lado izquierdo de su escritorio, algunos papeles de reclamación en el lado
derecho. El cuadernillo de apuntes que guardaba siempre en el cajón del centro seguía ahí.

El día anterior todo había sido tan diferente. Había estado tan seguro que conseguiría la expulsión
de Sangwoo. Quizá no su encarcelamiento, la duda de la aparición de Yoon en la audiencia había
estado presente entonces, pero estaba seguro que encontrarían al alfa, culpable.

No sólo no fue así, pensó, sacando una caja de documentos y echando todo lo que consideraba
suyo en ella. Sino que consiguió que me echaran.

Debido a la turbulencia en su cabeza, no se había fijado que no había cerrado la puerta. Así que
por poco y suelta la caja cuando la cabeza del profesor Park apareció dentro de la oficina.

“¿Puedo pasar?” Preguntó, cautelosamente.

Seungbae estuvo tentado a decirle que no, que quería estar solo. Era la verdad. Pero también
necesitaba hablar y confiaba en Park, a pesar de que el profesor no haya querido ayudarlo con la
audiencia. “Está abierto.”

El profesor beta entró, cerrando la puerta tras de sí.

Caminó hacia su escritorio y se sentó en una de las sillas, limitándose a observar a Seungbae
mientras éste seguía metiendo documentos y cosas de escritorio en la caja. “Esa amiga tuya tiene
una buena derecha.”

Silencio.

“Necesitas una compresa de hielo.” Dijo, de buena gana. Como si Seungbae se hubiera golpeado
en un juego amigable con otra universidad y no por, probablemente, su ex-mejor amiga. “Para tu
mejilla.”

Silencio.

“Seungbae…” Comenzó el profesor. Seungbae estaba preparado, sabía que Park había ido ahí
para darle un discurso sobre la lección de vida aprendida ese día. No tenía ganas de escucharlo.

Caminó hacia uno de los muebles y sacó más folders.

Basura.

Todo era basura.

Podía sentir el peso de la mirada del profesor en sus hombros. Era cuestión de segundos antes
que… “Sé que no quieres que te lo diga, pero todo esto lo causaste tú.”

Bingo.

“No.” Dijo, volteándose lo suficiente como para mirar al beta de reojo. “No quiero escuchar un
sermón.”

¿De qué servía ya?

Siempre perdería, sin importar qué.

Listo, lección aprendida.

Sólo tenía que pensar qué le diría a su madre cuando regresara a casa. Tendría que acostumbrarse
a sus ojos llenos de reproche y vergüenza. También tendría que ver cómo iba a pagar una posible
demanda de Sangwoo.

Su vida estaba destruida, sólo quería que le dejaran recoger los escombros en paz.

“Llevaste esto demasiado lejos.”

Quizá.

Pero había estado tan cerca. Después de dos años de trabajar por conseguir justicia, esa había sido
su oportunidad. Sabía que no podía jugar con las reglas, seguir el procedimiento sólo aseguraría
que Sangwoo estuviera libre de toda sospecha. El sistema favorecía a los alfas y Seungbae se
hubiera arriesgado a quedar en ridículo por culpar a un alfa ejemplar como era considerado
Sangwoo.

Recordó la voz de Yoon en esa llamada.

Y se sintió tan cansado.

“Creí…” Comenzó, dejando la caja sobre el escritorio y sosteniéndose la frente con la palma
derecha. “Estaba tan cerca.”

Había trabajado muy duro. Creyó que mientras probara que Sangwoo era el infeliz que estaba
seguro que era, no habría problema. Lidiaría con Yoon Bum después. Incluso con Jieun y su
manada de alfas.

Le agradecerían luego, cuando Sangwoo estuviera lejos de sus vidas.

¿Cómo había estado tan ciego?


Yoon había escapado y quería romper el vínculo. Sangwoo había perdido la poca razón que le
quedaba y estaba seguro que en algún momento volvería para hacerle pagar. Uno de sus alfas
seguía en el hospital por sobredosis.

Y él había sido el responsable de todo.

No lo había registrado antes, parecía algo mínimo. Lo echó a un lado y decidió concentrarse en
Sangwoo.

¿Valió la pena?

No.

Había estado tan concentrado en algo que había ocurrido años atrás, que no se dio cuenta de lo
que tenía en ese momento. Era un estudiante destacado, iba a practicar en el departamento de
Criminología de la ciudad, tenía un trabajo que le permitía enriquecer su hoja de vida y, además,
seguir estudiando en una universidad prestigiosa. Su madre había estado tan orgullosa.

Echó todo a perder por una beca que ya no necesitaba.

Quiso llorar.

“Muchacho, te entiendo.” Siguió el profesor, al verlo tan callado. “Pero no funciona así, ¿por qué
crees que nos tomaba tanto tiempo atrapar criminales en la policía?”

El sistema existe por algo, el profesor Park siempre repetía eso en sus lecciones.

“Has visto los casos, algunos tomaron años, y no es porque no supiéramos dónde estaban, era
porque teníamos que atraparlos siguiendo las reglas.”

“Pedí la audiencia dos veces. Traté de seguir—” Dijo Seungbae, apoyándose en el escritorio, la
cabeza gacha. “No funcionó.”

Dos veces.

Tres veces en total.

“Es un mundo de alfas.” Añadió, por costumbre.

En retrospectiva, parecía una pérdida de tiempo.

“Sí, pero sabes que el consejo te escuchó.” Dijo Park, juntando ambas manos y ponerlas sobre su
estómago abultado. Al menos el profesor parecía calmado, Seungbae no sabía lo que hubiera
hecho si además de él, el profesor hubiera estado histérico también. “Nunca tuviste pruebas
porque Sangwoo nunca fue el monstruo que creaste en tu cabeza.”

No es—

Sí.

Tenía razón.

Sangwoo era un alfa violento. Había golpeado y herido a muchos otros alfas, pero nunca había
tocado a un beta ni omega. A los últimos los evitaba, a los primeros sólo se los llevaba a la cama
de vez en cuando. Tenía que aceptar que Park tenía razón. Nunca había tenido pruebas.
“Tienes que dejarlo ir.” Dijo el otro beta, inclinándose sobre el escritorio y buscándole la mirada.
Seungbae sólo podía pensar en lo que diría su madre.

En lo que diría su padre si estuviera vivo.

Cuando perdió la beca, luego de retar a Sangwoo en medio del campus, exigiéndole que peleara
con él, había ido a la tumba de su padre para prometerle que Sangwoo pagaría por lo que le había
hecho. Su madre sólo le había dirigido una sonrisa débil y le aseguró que encontrarían la manera
de conseguir el dinero para su educación. Seungbae quiso golpear a Sangwoo sólo por causar que
la tristeza se reflejara en los ojos cansados de su madre.

“Esa beca era lo único que tenía para asegurar mi futuro.” Dijo, mirando por la ventana.

¿Volvería su madre a sonreírle débilmente y asegurarle que todo estaría bien?

Por alguna razón, aquello sólo le rompió el corazón.

“Sabes que no fue por la beca.” Dijo Park, seriamente. Su tono había cambiado y Seungbae se
obligó a voltear. El profesor había hablado muchas veces con él sobre el incidente, pero el beta
nunca lo había tomado en serio. Creía que el antiguo oficial sólo era como otro beta más, siempre
lamiéndole las botas a un alfa. “Hace tiempo que dejó de ser sobre la beca. Convertiste esto en una
competencia, y Sangwoo hizo lo mismo porque está en su naturaleza. Pero quien cambió las
reglas fuiste tú, al incluir a Yoon Bum y otros alfas en esto.”

La beca sólo había sido una excusa para ganar.

Sólo quería ganarle a un alfa, aunque fuera una vez. Sólo quería poder recobrar algo que le habían
quitado injustamente. Sólo quería eso.

Pero no así.

“Estaba harto de que él pudiese hacer lo que quisiera, y yo tuviera que jugar con las reglas por ser
beta.” Admitió, frunciendo el ceño. No era fácil aceptarlo. Se había sentido tan bien el tener cierta
superioridad sobre el alfa, verlo vulnerable y débil.

“Te entiendo, y hasta comparto tu frustración.” Park se apoyó en el respaldar de la silla, mirando
hacia el techo. “Eso no quita que hayas hecho mal.”

Pensó en Ju-hyun, en sus ojos cuando la sujetó por los hombros. En su rostro cuando el presidente
del consejo habló sobre sus celos. Pensó en lo buena amiga que había sido por años, ayudándolo a
pesar de que él no hacía lo mismo. Preocupándose por él.

No la merecía.

Park se incorporó. “Ese omega, Yoon Bum, no tenía la culpa de nada.”

“No.”

Yoon Bum.

¿Algún día sería capaz de pedirle perdón?

“Sentí… Me sentía superior al poder influenciar tanto en él.”

“Poder.” Dijo el profesor, volviendo a su posición anterior. “Nos hace mal a todos.”

“Le dije cosas terribles.” No recordaba ni la mitad de lo que le había dicho, pero la forma en la
“Le dije cosas terribles.” No recordaba ni la mitad de lo que le había dicho, pero la forma en la
que se encorvaba cuando lo tenía cerca y cómo desviaba la mirada hacia el suelo debieron ser
razones suficientes para dejar de hacerlo. “Pensé que Sangwoo lo veía como un juguete.”

“Así lo veías tú.”

Cierto.

Sintió tanta verguenza.

Había hablado más de una vez con el omega, pero nunca pensó en él como una persona. Sólo le
importaba su relación con el alfa y lo que significaba para su hipotética victoria. Un peón en una
tabla de ajedrez. “Nunca pensé en él, en lo que sentía cada vez que hablaba conmigo. Sólo quería
hundir a Sangwoo.”

“Mientras Sangwoo esté a tu lado, irá a la cárcel tarde o temprano.”

¿Cómo pudo—?

“¿Quieres eso Yoon Bum? ¿No crees que estás siendo egoísta? Dices querer a Sangwoo pero sin
embargo lo fuerzas a estar a tu lado.”

¿Había sido él quien dijo esas cosas?

¿Había registrado lo que estaba saliendo de su boca?

¿Estaba pensando en ese momento?

¿Qué diría su padre?

“No puedo creer—” Que haya dicho esas cosas, que no haya pensando en el sufrimiento de
alguien más. Que me haya comportado de un modo tan vil, tan asqueroso, tan alfa— “Que la
persona del audio sea yo.”

Tenía un concepto de su persona diferente. Su padre había sido un oficial muy recto y respetuoso,
velaba por la seguridad de otros. Siempre se lo había dicho y Seungbae creyó que vivía bajo el
mismo concepto. Era decepcionante saber que no era así.

¿Qué hacía uno cuando había caído tan bajo? ¿Cómo regresar?

“Profesor, ¿qué hago ahora?” Preguntó, desorientado. “Este trabajo era lo único que pagaba la
universidad, y ahora no tengo nada.”

Park se mantuvo en silencio por unos minutos, contemplando la situación.

“Puedes comenzar nuevamente, aplicar a otra universidad. Dudo que acepten un traslado, pero
podríamos intentarlo.” Dijo, caminando hacia su lado. “Lo único que puedes hacer por ahora es
recoger lo que tengas y analizar tus errores, para no volver a cometerlos, muchacho.”

Le puso una mano en el hombro.

Aquel gesto le dio algo de alivio a Seungbae.

“Tu vida seguirá. Al igual que la de ellos.” Aseguró.

“No podré mirar a la cara a mi madre.” Dijo el beta, pensando nuevamente en su rostro cansado,
cerrando los ojos, como si fuera incapaz de enfrentar su mirada decepcionada incluso en su mente.
Park sonrió, dándole unos golpes débiles en el hombro antes de soltarlo. “Consecuencias de
nuestros actos, es parte de ser un adulto, tienes que asumir tus errores.”

Sí, eso haría. Tenía que hacerse cargo de lo que había causado.

“Ella te apoyará.”

El profesor se dio la vuelta y caminó hacia la puerta. “La oferta de hacer tus prácticas en mi
departamento sigue en pie.” Sonrió. “Eres un buen estudiante, eso no lo dudes.”

Seungbae se dio la vuelta, dispuesto a seguir guardando sus cosas y volver a casa para explicarle
todo a su madre, cuando escuchó una exclamación de sorpresa de Park al abrir la puerta.

“Señorita Seo.” Saludó.

Ju-hyun.

“Profesor.”

Hablando de enfrentar personas…

Tenía una cuenta pendiente con la omega.

Se dio la vuelta, esperando que Park y Ju-hyun terminaran los saludos de rigor y el profesor se
despidiera, cerrando la puerta. La omega lucía muy nerviosa, aunque mucho menos que durante la
audiencia. Había sido un gran sorpresa verla con Jieun y el alfa de Sangwoo, y Seungbae mentiría
si dijera que al hacerlo no se sintió traicionado. Era su mejor amiga, la única que conocía cómo se
sentía realmente.

Pero en esos momentos sabía que había estado equivocado, Ju-hyun sólo había tratado de evitar
que cometiera algo de lo que se arrepentiría después.

“Seungbae—” Comenzó ella, jalándose las mangas de la polera.

Supo de inmediato que quería disculparse por el golpe en el auditorio.

“No, yo…” La interrumpió, subiéndose los lentes por la nariz. “Lo siento.”

Se merecía ese golpe.

Incluso merecía gran parte de la paliza que Sangwoo le había dado, aunque una parte de él estaba
orgullosa por haber terminado bastante mejor que el resto de sus víctimas.

“No debí gritarte así.”

“No, está—”

“No estuvo bien.” Dijo, con severidad.

Ju-hyun no se sentó, sino que caminó alrededor de la habitación. Quizá viéndola como él, por
última vez. “Tienes razón, no lo estuvo.”

“Pero entiendo porqué lo hiciste. Es sólo que… verte ahí, junto a él…”

Estaba tan concentrado en ordenar sus ideas y decir todo lo que sintió al verla en el grupo de
Sangwoo, como su cómplice, que no notó que la omega se había acercado por su derecha hasta
que lo tomó por los hombros, enredó sus brazos en su cuello y lo acercó´a su rostro.
Juntando sus labios en los suyos.

Se sonrojó de inmediato.

¿Debía—?

¿Qué—?

Se soltó.

“Ju-hyun—” Comenzó.

Lo sabía. No había estado seguro hasta la audiencia, pero sabía de los sentimientos de Ju-hyun
hacia él. Creyó que eran platónicos, creyó que se irían con el tiempo.

Seungbae la quería.

La quería demasiado.

Pero…

Pero no le correspondía.

La omega no se separó de él, sus brazos seguían alrededor de su cuello y Seungbae tuvo que
detenerse para no pedirle que lo suelte. “Me gustas. Creo que estoy enamorada de ti. Por eso
apliqué al trabajo de asistente.”

Aquello le hizo arquear las cejas.

“Creí que te gustaba el trabajo.” Replicó, algo ofendido.

“Lo odiaba, eres muy demandante y me quedaba horas extra para terminar todo lo que planeabas.”
Dijo ella, riendo.

¿Lo odiaría por no corresponderle?

“Ju-hyun…” Dijo, tomándola de las muñecas y separándola de sí.

Ella sólo sonrió y se alejó. “Lo sé.”

“Te quiero como una amiga.”

“Ah, no. Por favor, no sigas.”

“Es verdad.”

“Si dices algo como no eres tú, soy yo, te golpearé.” Dijo ella, dándole la vuelta al escritorio y
sentándose en la misma silla que Park. No parecía triste. “Sé que no me correspondes.”

Lo había pensando, muy brevemente y en contadas ocasiones. Su madre y Park siempre le


hablaban sobre buscar una vida lejos del trabajo y los estudios. Salir, ir en citas, interactuar con
otros betas. Nada de eso le había interesado.

Cuando llegó Ju-hyun a su vida, se llevaron bien de inmediato. Y fue ahí cuando lo pensó por
primera vez, ¿quizá…? ¿Algún día…?

Pero nunca sintió lo que suponía debía sentir al encontrar a alguien. Se sentía cómodo con Ju-
hyun, podía contarle cosas que no le diría a nadie más. Podía hablar con ella por horas. Sin
embargo, jamás había sentido nada.

Empujó todos esos pensamientos a un lado, más enfocado en otras cosas como sus estudios y, en
general, su vida académica, y no volvió a contemplar las posibilidades.

Se sentía incómodo, nunca antes nadie se le había confesado y no sabía cómo declinar sus
sentimientos apropiadamente. Sobre todo porque la persona era preciada para él y no quería herirla
más.

“Te mereces a alguien mejor.” Aseguró, negando levemente con la cabeza.

“Es cierto.” Dijo ella, estirándose, para luego mandarle un guiño. “Pero no te iba a dejar ir sin al
menos besarte una vez.”

Se levantó y caminó hacia la ventana, volteó y le hizo señas a Seungbae para que hiciera lo
mismo. Cuando llegó a su lado, volvió a hablar. “Vine aquí porque era lo correcto, pero también
porque Bum merece estar junto a la persona que quiere.”

Fuera, un grupo de omegas corría para perseguir a uno de sus profesores. Era un buen día para
salir.

“Lo que le hiciste fue horrible.”

“Lo sé.” Dijo él, sin quitarle la vista a los parques de la universidad, como si los estuviera viendo
por primera vez. “Sólo pensaba en librarme de Sangwoo.”

Ambos se quedaron en silencio por varios minutos. Ju-hyun se había apoyado en el borde de la
ventana, a pesar de que muchas veces Seungbae le había advertido que esa parte estaba casi
siempre sucia. No le dijo nada, por esa vez.

Volteó a verla, se hacía tarde y tenía que manejar para llegar a casa. No quería perder más tiempo,
hablaría con su madre esa misma noche. “Si ves a Yoon Bum, pídele disculpas de mi parte. Sé
que no servirán de nada, pero por favor, díselo.”

“Lo haré.”

Se alejaron de la ventana, caminando de regreso al escritorio.

“¿Estás bien…? ¿Tu mejilla?” Preguntó ella, llevando un par de folders contra su pecho.

“Sí, eso creo.” Respondió él, echando una mirada rápida a un par de documentos antes de tirarlos
a la basura.

“Lo siento, no debí hacerlo.”

“Creo que sí debiste.”

Por un segundo, fue fácil imaginar que era otro día más en la oficina. Ju-hyun revisó los cajones
de otros muebles, ayudándolo a guardar todo.

“Ambos estábamos equivocados. Los omegas no son exclavos sexuales de los alfas, ellos también
confían y necesitan de nosotros. Y los betas son suficientemente capaces de superar a un alfa, ser
arrogantes como ellos también.” Dijo, cuando le extendió un sobre con varios papeles dentro.

Era lo último que faltaba revisar.


“¿Qué harás ahora?” Preguntó ella cuando Seungbae dejó el sobre en el escritorio.

“Iré a casa, hablaré con mi madre.” Seungbae tomó la caja con todas las cosas más importantes
que tenía en esa habitación, se aseguró de tener la llave en su bolsillo, y caminó hacia la puerta.
Ju-hyun lo siguió. “Park me ha ofrecido un puesto como practicante en su departamento. Buscaré
alguna universidad en otra ciudad, comenzaré nuevamente.”

“Estarás bien.”

Abrió la puerta, ambos salieron al pasillo. “Eso espero.”

Caminaron por el campus, hacia el estacionamiento. Ninguno de los estudiantes que se les
cruzaron les tomaron mucha atención. Mañana sería diferente, con lo rápido que se propagaban
los chismes estaba seguro que la universidad entera sabría los pormenores de la audiencia ese
mismo día.

“Bueno, me voy.” Dijo Ju-hyun cuando llegaron al auto de Seungbae. Usualmente se despedían
ahí, la omega vivía en uno de los dormitorios de la universidad así que sólo tenía que caminar
hacia el edificio de omegas y Seungbae tenía que manejar todos los días hacia el pequeño
departamento que tenía en el centro de la ciudad.

Era fácil olvidar que no volvería al campus al día siguiente.

“Hubo… ¿algún momento en el que…?” Preguntó la omega, mientras Seungbae trataba de


encontrar las llaves de su auto. “¿Alguna vez consideraste…?”

“Sí.” Asintió, sonriéndole. Por un instante pensó en besarla, aunque le pareció que Ju-hyun sabría
que no sería por él, sino por ella. Desistió, sería cruel. “Un par de veces.”

“Eso me hace sentir mejor.” Dijo, dándose la vuelta y levantando una mano. “¡Hasta luego,
Seungbae!”

La vio subir las escaleras hasta llegar al centro médico, y desaparecer al doblar una de las esquinas
del edificio.

Pensó que Park y su madre tenían razón.

“Hasta luego, Ju-hyun.”

No pudieron encontrar a Sangwoo en ningún lado. Sungmin y Jieun habían perdido una hora
yendo de edificio en edificio, e incluso preguntando a sus compañeros de clase, pero ninguno
había visto al alfa desde la audiencia.

Temieron que hubiera regresado a la oficina de Seungbae, así que caminaron hacia allá, pero la
encontraron cerrada y sin las manchas de sangre que tanto temían.

“Debió salir de la universidad.” Dijo Jieun, respirando pesadamente. El alfa pensó en decirle que
regresara al hospital o que fuera a casa, que él se encargaría. Era obvio que todavía necesitaba
descanso y la audiencia había sido bastante intensa para todos.

Pero no lo hizo porque sabía lo que ella le diría.

Había pasado una hora desde que Sangwoo había salido corriendo del auditorio. Sungmin estaba
seguro que iría en busca de Bum, pero también estaba seguro que el alfa no tenía idea de dónde
comenzar su búsqueda. ¿Volvería a casa?
Jieun pareció querer decir algo más, pero el timbre del celular de Sungmin la interrumpió. La
pantalla brilló con el nombre de Donggyu.

“Ah, viejo.” Contestó, asegurándose de mantener un tono ligero. Preocupar a su compañero alfa
que aún estaba recuperándose no era buena idea.

“¿Qué sucedió?” Bramó el otro por el altavoz. “¿Sangwoo está—?”

¿Bien?

No. Sangwoo estaba todo menos que bien.

“Libre.” Respondió Sungmin, decidiendo no desglosar la historia completa. No tenían tiempo y


Donggyu poco podía hacer estando tan lejos. “Inocente.”

Eso era lo importante. Sangwoo había salido bien librado, aunque con una suspensión que tendría
que cumplir en los próximos días, pero era un precio mínimo comparado a lo demás.

Escuchó al alfa suspirar con alivio, y luego volver a hablar con un tono grave. “¿Seungbae?”

Miró la puerta cerrada de la oficina del beta.

Debía estar desocupada. Conocía a Seungbae lo suficiente, a través de sus interacciones con
Sangwoo, y sabía que el beta preferiría mantener su derrota en las sombras. No les daría la
satisfacción de verlo salir con sus cosas por la puerta principal de la universidad.

Podía entenderlo.

Seungbae, con todo su odio por los alfas, se parecía a ellos en muchos aspectos.

“Lo expulsaron de la universidad, se está viviendo todo un drama aquí.” Dijo, riendo. Quizá era el
cansancio comenzando a llegar a su cabeza. Realmente necesitaba dormir. Se apoyó en el muro, al
lado de Jieun y la golpeó ligeramente con su codo. “Bum llamó a Sangwoo.”

Silencio. Donggyu se tomó unos segundos antes de volver a hablar.

“¿Está ahí?”

“No.” La culpa que Donggyu sentía por no haber podido ayudar a Bum era evidente, incluso en
las inflexiones de su voz. La manada sabía lo importante que era el omega para Sangwoo, y aún
sin eso, estaba en su sangre cuidar a la pareja de su líder. Por un momento, cuando Sangwoo
habló con Donggyu en privado, pensó que aquello terminaría en sangre. El alfa estaba fuera de sí,
y estaba seguro que culparía a Donggyu por su descuido. Así que fue una sorpresa que no lo
golpeara. Quizá tenía que ver con que había sido el último que había tenido algún contacto con el
omega. “No sabemos donde está, ¿alguna idea? ¿Algo más que hayas podido recordar?”

“Nada.” Respondió el otro, como disculpándose. “Lo último que recuerdo es escuchar a Bum y
a ese beta hablar en la puerta, y nada más.”

Hubiera sugerido “hablar” con Seungbae, pero estaba seguro que el beta tampoco tendría idea.

“Está bien. Relájate y disfruta de tu estadía ahí, iremos a visitarte después de encontrar a Bum.”

“¿Golpeaste a Seungbae?”

“No, pero Sangwoo lo hizo. Hablamos luego.”


Colgó.

Guardó su celular.

A su lado, Jieun se recostó sobre su hombro en una posición bastante incómoda.

“Tenemos que encontrar a Sangwoo primero.” Dijo, en voz baja.

El bullicio de los estudiantes hablando y caminando, llegó a sus oídos. Era tan extraño ver que el
mundo seguía como siempre a pesar de todo lo que estaban pasando. ¿Sabrían lo de Sangwoo?

Recordó las publicaciones en las redes sociales.

Por supuesto que sabían de él. Seguramente en ese instante varios líderes de manada se estaban
poniendo de acuerdo para atacar al joven alfa.

Apoyó la cabeza en la pared y se llevó las manos a los bolsillos. Tenía muchas ganas de fumar un
cigarro. “Fue a buscar a Bum, así que…”

“¿Su casa?”

“Es lo más seguro.” Asintió.

Había sido difícil leer a Sangwoo cuando se retiró del auditorio. Para empezar, ni Sungmin ni
Jieun estaban en buenas condiciones. Bajo mucho estrés, los alfas actuaban por instinto y después
de haber estado en dos peleas con Sangwoo en un solo día, el instinto de ambos les decía que se
quedaran quietos.

¿Querría esperar a Seungbae afuera para cumplir su palabra de matarlo?

Sungmin estaba seguro que sí.

Pero en retrospectiva, no tenía mucho sentido. Sangwoo no hubiera esperado tranquilamente al


beta afuera, sino que lo hubiera arrastrado hasta salir del auditorio.

“Hace frío.” Comentó, sólo por decir algo mientras caminaban fuera del edificio, hacia el
estacionamiento.

Jieun no respondió.

Siguió haciendo comentarios casuales, hasta que Jieun estalló.

“Odio esto.” Se quejó, cruzándose de brazos. Sungmin estaba seguro que Donggyu había dejado
su auto ahí, pero no lo encontró. Hizo un berrinche cuando el alfa sugirió que tomaran un taxi
nuevamente. “Llama para que te traigan un carro.”

No quiso decirle que no, en parte porque sólo peleaba con Jieun cuando tenía ganas y en parte
porque él también estaba bastante cansado al no poder manejar con libertad. Hizo una nota mental
de recoger su auto de la casa de la fiesta.

Llamó al servicio de automóviles que su madre le había obligado a guardar entre sus contactos
(¡en casos de emergencia!) y pidió un carro. Cualquiera.

No supo si había sido por su apellido o por el buen servicio, pero sólo tuvieron que esperar 15
minutos antes de ver un auto nuevo junto a la camioneta de la empresa aparecer frente a sus
narices. Jieun hizo un comentario sobre el modelo, pero Sungmin sólo estaba agradecido de poder
contar con calefacción y un asiento cómodo.

Sin perder más tiempo, subieron al vehículo y manejaron hasta la casa de Sangwoo, seguros de
que encontrarían al alfa ahí. Y no se equivocaron.

Cuando llegaron, se estacionaron frente al auto de Sangwoo, y salieron, cada uno por una puerta
diferente, sintieron ahogarse con el olor del alfa en el ambiente.

“Argh…” Dijo Sungmin, sin poder evitarlo.

Era un aroma denso.

“Huele terrible.” Comentó Jieun, llevándose una mano a la nariz, tapándola.

Caminaron hacia la puerta principal, o donde antes se hubiera encontrado la puerta.

Sangwoo la había arrancado.

Con sus manos.

Tragaron.

“Entraré primero, camina detrás mío.” Declaró, tapándose la nariz también.

Tenía miedo.

Mucho miedo.

“Sungmin.” Advirtió Jieun, tomándolo de la mano y evitando que entrara a la casa. Sus manos
estaban frías y Sungmin se sorprendió de lo delgadas que eran. Era fácil hacerlo después de ver lo
fuerte que era en realidad.

Le dirigió una sonrisa. “Todavía no ha recuperado su fuerza, no te preocupes.”

Sus palabras ni siquiera sonaron convincentes a él mismo.

Caminaron en la oscuridad, preocupándose en no hacer ningún ruido fuerte que pudiera alterar a
un Sangwoo completamente perdido en su dolor. Con cada paso que daban, era evidente que el
alfa se había vuelto un animal; encontraron sillas rotas, pedazos de espejos, algo de sangre en las
paredes y agujeros profundos hechos en las habitaciones que pasaban.

Se detuvieron al llegar a la habitación de Sangwoo, su aroma era más fuerte ahí.

Abrió la puerta, o lo que quedaba de ella.

No vio nada.

De repente, sintió un jalón en el brazo y las uñas de Jieun clavándose en su piel.

“¿Qué?” Preguntó, en un susurro.

Sintió la respiración sonora de alguien más. Algo más. No estaba seguro de que la figura que lo
observaba desde una esquina, a su lado, fuera una persona. Mucho menos Sangwoo.

Sus ojos se habían vuelto casi rojos.

Lo vio acercarse.
Se petrificó, incapaz de alejarse y huir.

“¡SUNGMIN!” Gritó Jieun, jalándolo y rompiendo lo que sea que había sucedido. La alfa no lo
soltó hasta que estuvieron fuera de la casa.

Quiso vomitar.

El olor…

Se recostó en el auto, llevándose ambas manos a la cabeza. Ese olor le había helado los huesos, le
había dejado un hueco en el pecho. Nunca antes había tenido una reacción así de visceral ante una
feromona. Levantó la cabeza, Jieun estaba mirándolo con los ojos muy abiertos, temblaba. A pesar
de lo aterrorizado y enfermo que se sentía, estaba convencido de entrar nuevamente. “Tenemos
que sacarlo de ahí…”

“¡No voy a entrar nuevamente!” Gritó ella.

“Pero si no—”

“¡Tengo miedo!” Confesó Jieun, ocultando su rostro entre sus manos. “No puedo volver…”

Por un momento temió que se hubiera echado a llorar, no porque le molestara sino porque estaba
seguro que él también lloraría si la viera así. Tenía que concentrarse, si los dos se perdían,
Sangwoo se perdería también.

“Nos matará.” Dijo, después de controlar su respiración y levantar la cabeza. Sus ojos estaban
secos, pero lucía aterrorizada. “No… no puedo—”

Se acercó a ella y la tomó cuidadosamente por los hombros.

“Jieun.” Llamó.

Ella volteó el rostro, tratando de apartarse. “No—”

“También tengo miedo.” Dijo, mirando hacia el piso. “Estoy aterrado.”

Lo peor es que ni siquiera podía asegurarle que todo estaría bien porque no tenía idea de lo que
Sangwoo sería capaz en ese estado. Podían morir en sus manos en unos minutos… pero era
manada y tenían que sacarlo de ahí.

Era su deber.

“Tenemos que sacarlo de ahí.” Dijo, con convicción. “Nos necesita. Vamos.”

Eran los únicos que podían hacerlo.

Caminaron nuevamente dentro de la casa, Jieun fuertemente aferrada a su brazo y Sungmin con el
corazón en la boca. Comenzó a liberar feromonas para tranquilizar a la alfa, y ella, cuando se dio
cuenta, hizo lo mismo.

“Sangwoo…” Llamó al abrir la puerta del dormitorio.

Nada.

“¿Sangwoo?”
Pudieron ver la figura de antes en lo que parecía ser un nido, la oscuridad no permitía saberlo con
certeza, estaba encorvado sobre él, hundiendo la cabeza en los pliegues de las prendas y sábanas.

“Ugh…” Dijo Jieun a su lado, tapándose la nariz. “Apesta.”

Aún no podía definir el olor.

Usualmente era fácil para Sungmin leer aromas, pero el que estaba liberando Sangwoo en ese
momento era muy extraño.

¿Tristeza? No, era mucho más fuerte.

¿Dolor? Definitivamente, pero la sensación que le daba era de peligro también.

“Este olor…” Escuchó decir a Jieun. “Pérdida. Huele a pérdida.”

¿Pérdida?

“Acaso cree que…” Comenzó, y sólo pudo ver aterrorizado cómo Jieun se acercaba
decididamente al alfa y lo sacudía.

“¡Sangwoo!” Gritó, el miedo aún presente en el tono de su voz. “¡Bum no está muerto!”

Vio a Sangwoo darse la vuelta al escuchar el nombre de Bum, pero al ver a Jieun mostró los
dientes y le gruñó, levantándose. Estaba adoptando una posición de ataque, así que Sungmin se
apresuró a correr a su lado.

“¡BUM NO ESTÁ MUERTO!” Gritó al estar frente a él.

Eso pareció volverlo en sí, aunque aún permanecía en la misma posición.

“El vínculo puede debilitarse por la distancia.” Dijo Jieun, con urgencia. Había comenzado a
llorar. “Bum no se ha hecho daño, sólo está alejándose de ti.”

Sungmin sintió, con sorpresa, lágrimas correr por sus mejillas. El aroma le había dado una
sensación de extrema tristeza y su cuerpo había respondido liberando lágrimas a pesar que en
realidad no tuviera ninguna razón para hacerlo.

Pérdida.

Jieun había tenido razón.

Sangwoo creía que Bum estaba muerto.

“Concéntrate en tu vínculo.” Escuchó decir a Jieun. “Concéntrate, sólo está lejos y estás
desesperado. No puedes verlo por eso.”

Oyó a su líder gruñir profundamente, aunque ya no miraba a Jieun sino que había cerrado los ojos.

Tuvieron que pasar unos minutos hasta que Sangwoo hablara, los dos alfas permanecieron alerta y
no se atrevieron a pestañear hasta que el peligro hubiera pasado y Sangwoo dejara su posición de
ataque. Eventualmente el aroma disminuyó, y Sungmin se limpió discretamente las lágrimas del
rostro.

“Bum no está…” Comenzó Sangwoo. Su voz sonaba áspera, como si hubiera estado gritando por
horas.
Quizá lo había hecho.

“No.” Aseguró Jieun.

Esperaron que el alfa se calmara más para encender la luz, y con ello pudieron ver el daño real en
la habitación.

Bastaba con decir que lo único que permanecía intacto era el nido en una esquina.

Sungmin trató de acercarse, pero Sangwoo le advirtió con la mirada que ni lo pensara. Levantó
ambas manos en señal de paz, pero como era su costumbre, no pudo evitar comentar. “Mierda,
destruiste este lugar.”

El alfa no le respondió, permaneció en su sitio, mirando fijamente el nido. A los segundos, frunció
el ceño y se acercó hacia el montón de almohadas y sábanas. Se arrodilló y hundió la nariz en las
telas. Inhaló profundamente.

Gruñó.

Inhaló otra vez.

“¿Qué? ¿Qué pasa?”

“Lo puedo sentir.” Dijo, volviendo a olfatear las sábanas, inseguro. “Estuvo aquí.”

Con cuidado, movió el nido, buscando algo.

“Se llevó una de mis poleras.” Dijo al terminar.

Salieron del dormitorio y caminaron hacia la calle. Cuando pasaron por la sala, que era la única
habitación que permanecía intacta, ambos se preguntaron porqué, hasta que olieron el aroma de
Bum. Débil, pero seguía ahí.

“Buscaba algo con tu aroma para calmarse, es lo que hacen algunos omegas.” Le respondió Jieun
al bajar por las escaleras de la entrada.

“Tengo que encontrarlo.” Dijo Sangwoo, usando su voz alfa. Sungmin se le acercó y le entregó su
móvil antes de caminar hasta su auto.

Al tenerlo cerca pudo notar que sus manos sangraban levemente y su camisa estaba destruída. Los
pantalones que llevaba puestos estaban sucios. En general, se veía muy mal, aunque Sungmin no
tenía dudas de que finalmente había recuperado su fuerza.

“¿Me tienes miedo, Jieun?” Preguntó el alfa cuando sacaba las llaves del auto de su bolsillo, había
visto las marcas de las lágrimas en las mejillas de Jieun.

“Eres un imbécil y algún día me pagarás todo lo que estoy haciendo por ti.” Aseguró ella,
cruzándose de brazos. “Ahora lo importante es encontrar a Bum, ¿ideas?”

“No tiene mucho dinero, dudo que haya podido comprar un boleto para salir de la ciudad.”
Respondió Sungmin, mirando a los alrededores. No vio a ningún vecino asomarse por el ruido
ocasionado. Extraño. “Pudo haber ido a casa de alguien conocido primero.”

Sangwoo abrió la puerta de su auto. “La casa de sus abuelos o su antiguo dormitorio.”

“Iremos a casa de sus abuelos, mandame por mensaje la dirección. Les preguntaremos por ese
dormitorio e iremos después.” Dijo Jieun, caminando hacia el otro lado del auto de Sungmin.
dormitorio e iremos después.” Dijo Jieun, caminando hacia el otro lado del auto de Sungmin.
“Llama si tienes alguna noticia.”

El alfa no le respondió, sólo hizo un gesto con la cabeza, entró a su auto y aceleró, desapareciendo
por la calle.

Bum no está muerto, se repitió Sangwoo mentalmente mientras doblaba una esquina a gran
velocidad.

No lo está.

Pero por un momento lo había estado, le recordó su mente traicionera. Así lo había sentido.

Sangwoo se obligó a parar en el semáforo cuando éste dio en rojo.

No le convenía tener problemas con la policía en esos momentos, no si quería encontrar a Bum lo
antes posible.

Se tomó los minutos antes que cambiara a verde para respirar. Aún podía sentir algo de tensión en
su cuerpo. Cada vez que cerraba los ojos podía imaginar a Bum diciendo las palabras que tenía
grabadas en la mente.

“No fue tu culpa… En realidad, fui muy feliz contigo… Me diste felicidad, Sangwoo.”

Apretó el volante.

No fue su culpa.

Fue la de Seungbae.

Mientras estuvo en la casa, pensó en volver a la universidad y matarlo, pero su agonía por no
sentir a Bum había sido mayor que su deseo por venganza. Sólo quería al omega de vuelta.

“Te dejaré libre. Romperé el vínculo y—”

La única forma de hacerlo era que el omega muriera, por eso su primer instinto fue salir corriendo
del auditorio en busca de Bum, y al no ser capaz de sentirlo, se desesperó y pensó lo peor.
Destrozó la casa, quiso quitarse el sufrimiento golpeando las paredes hasta sangrar.

Se hundió en el aroma del omega cuando no pudo más consigo mismo.

“Por favor… Por favor no me olvides.”

¿Cómo podría?

¿Cómo podría olvidar a la única persona que le importaba?

“Te amo, y siempre- siempre—”

El sonido de una bocina lo sacó de sus pensamientos.

“¡Oye, imbécil, avanza!” Gritó un viejo al pasarle con el carro.

Luz verde.

Manejó por toda la ciudad, con cada minuto que pasaba su desesperación se incrementaba
exponencialmente. No podía oler al omega por ningún lado.
Entró a una calle con tráfico cuando Jieun lo llamó desde el celular de Sungmin.

Contestó cuando el timbre del teléfono comenzó a irritarle los oídos.

“Los abuelos de Bum dicen que fue allá para pedir algo de dinero, no les dio ninguna
explicación.” Dijo Jieun de inmediato, sin siquiera saludar. Podía escuchar más voces, pero no
pudo distinguir lo que decían. “Sólo les dijo que no estaba en problemas, que sólo tenía pensado
salir de la ciudad.”

Salir de la ciudad.

¿Acaso no podía sentir lo que eso le estaba haciendo a Sangwoo?

Apretó el teléfono con fuerza.

“Les preguntamos dos veces si no les dijo nada más.” Aseguró la alfa.

No quería ser encontrado. A Sangwoo le sorprendió que no les advirtiera a sus abuelos sobre una
posible llamada de él.

“Te amo, y siempre- siempre—”

Soltó una risa seca.

“¿Aún no lo sientes cerca?” Preguntó Jieun en su oído.

Sangwoo reprimió las ganas que tenía de mandar todo a la mierda.

Su cabeza le daba vueltas.

Odiaba sentirse así.

“No.”

Escuchó más voces. Seguramente Sungmin estaba hablando con los viejos betas mientras Jieun
hablaba por su teléfono. “No quiere ser encontrado, pero el vínculo sigue ahí. Sólo tienes que—”

Colgó.

El auto frente al suyo había avanzado bastante, pero Sangwoo no se había movido de su sitio
durante la llamada. El carro de atrás comenzó a tocar la bocina repetidas veces, pero Sangwoo no
se movió.

¿Por qué tenía que sentirse así?

Todo era culpa suya.

De Seungbae.

De Bum.

Todo estaba bien antes que él llegara.

Comenzó a reír.

¡Y pensar que lo único que quería, meses atrás, era deshacerse del inútil y escuálido omega!
Hubiera sido muy feliz si hubiera desaparecido de su vida.
Te amo.
Te amo.
Te amo.

¿¡Por qué le afectaban tanto esas palabras?!

¡Eran mentira!

¡Tenían que serlo!

Apoyó la cabeza en el asiento, sin dejar de reír.

Quería…

Quería apretar el cuello de Bum hasta dejarlo sin respiración—

No- él—

¡Así no se iría de su lado jamás!

¡Así no volvería a sentir la miseria que comía su interior otra vez!

Escuchó un golpe en la ventana, y vio a un hombre de mediana edad muy molesto. Bajó la
ventana, aún con rastros de la risa histérica en su boca.

“¡Oye, tú! ¿Por qué no—?” Era un alfa de baja categoría. Sangwoo tuvo ganas de salir del auto y
matarlo ahí mismo. Podía hacerlo, ya no le importaba nada. El rostro del viejo cambió cuando
sintió el aroma de Sangwoo y vio su rostro. “Oh.”

Apretó su agarre del volante.

“¿Sí?”

“Y-yo…” Dijo el hombre, fijando su mirada en las manos del alfa que más parecían garras. Tragó
con dificultad y retrocedió. “¡Ah!”

Subió la ventana. Avanzó.

Sólo era el celo hablando, había tenido una buena semana con el omega y creía que era
indispensable. Quizá no se había corrido lo suficiente, quizá era su instinto queriendo preñarlo y
sentía que había dejado algo inconcluso.

No era nada especial.

Sólo un omega.

Uno pequeño, de baja categoría.

¿Quién querría—?

ÉL.

Gruñó, su cuerpo entero se tensó.

No podía más. Por más que buscaba al omega no lo encontraba, ni siquiera podía olerlo. Su
cuerpo estaba al límite, necesitaba—
Frustrado, manejó a toda velocidad a las afueras de la ciudad, hacia el bar miserable al que solía ir
cuando la máscara de alfa ejemplar comenzaba a hartarle. Se estacionó en la entrada, dispuesto a
salir y no volver hasta que sus puños chorrearan en sangre y no pudiese sentir más que el latido en
sus nudillos, lo suficiente para ahogar la sensación en su pecho.

Escuchó los sonidos dentro del bar, los alfa riendo y brindando.

“Por favor… Por favor no me olvides.”

¿Por qué había perdido la razón al pensar que Bum había muerto?

Nunca antes había perdido el control de esa manera.

Ni siquiera cuando su madre—

Ni siquiera entonces.

La violencia, un fuego parecido al que sentía cada vez que peleaba, lo había consumido por
dentro. Lo estaba destruyendo. Estuvo luchando contra sí mismo por horas, antes que Sungmin y
Jieun llegaran, y lo peor era que sintió rendirse ante esa fuerza.

Quizá era mejor así.

Yoon Bum era una debilidad, era un punto fácil para Sangwoo. Cualquiera podría hacerle daño
usándolo, como lo hizo Seungbae.

Aquel pensamiento no lo reconfortaba.

No quería que el omega sufriera, tampoco quería que se fuera de su lado aún sabiendo que
irremediablemente le haría daño de alguna forma u otra.

No servía para eso. No quería—

No.

El problema era que sí quería.

Amaba a Yoon Bum.

Lo amaba con el único amor que era capaz de dar, con el único que su corazón podía producir.
Era lo que tenía, no había nada más.

Tenía que ser suficiente.

Pensó que al final no importaba si la opresión en su pecho nunca cesaba, pensó que valía la pena
si encontraba a Bum. Estaba cansado de huir, cansado de correr.

“Lo quiero de vuelta.” Dijo, apoyando la cabeza en el volante.

Cerró los ojos, la frente le ardía.

¿Se pasaría la vida buscándolo? ¿Cuánto más tendría que esperar para tenerlo nuevamente con él?

Eso lo estaba matando.

Regresa conmigo, rogó.


Escúchame.

Regresa.

Y lo sintió.

Como si estuviera contestando su llamado, tuvo la sensación de algo familiar engancharse en su


interior. Una conexión. No había sido consciente de ella hasta que desapareció, no tenía idea del
momento en el que se formó, pero estaba seguro que había estado ahí antes que él hubiera
aceptado sus sentimientos por Bum.

Algo cálido pareció tirar de su pecho. Un jalón.

Una respuesta.

Ven a buscarme.

Lo sintió cerca.

¿Dónde—?

Encendió el motor y se alejó, bajando por una calle estrecha.

Los latidos de su corazón se incrementaron al pasar por otra calle, retrocedió y fue por ahí. Así
siguió por diez minutos, dejando que su instinto lo guiara.

Llegó hasta un hostal pequeño y sucio, y finalmente olió el suave y adictivo olor de su omega.
Respiró profundamente. Se sintió como en casa.

Sacó su celular y marcó el número de Sungmin.

“¿Qué?” Contestó la voz de Jieun.

Seguramente Sungmin estaba manejando porque podía escuchar el sonido usual de la calle.

“Lo encontré.” Dijo, sin poder dejar de oler las feromonas de Bum. Anhelo. “Hostal Yuwon.”

“¿Dónde queda—?”

Colgó, no tenía más tiempo que perder.

El hostal no estaba tan lejos del bar, así que Sangwoo tuvo que concluir que, sin querer, él
también había bloqueado el vínculo. Salió del auto y se aseguró de cerrar ambas puertas, el
vecindario era uno de los más peligrosos.

Entró, y lo encontró igual de miserable y sucio por dentro.

Tch.

Cuanto antes sacara a Bum de ese lugar, mejor.

“¡Hey!” Dijo una vieja en la recepción al verlo entrar por el corredor. Había estado muy distraída
viendo algún programa basura en su televisor que no se fijó en él hasta que estuvo a medio camino
del pasillo que conectaba la entrada con los dormitorios.

Corrió hacia él para bloquearle el paso. “¡Hey, no puede entrar así!”


Al verlo mejor, la mujer retrocedió. Era una beta así que no podía oler sus feromonas, pero sí
podía observar la diferencia muscular entre ambos y saber que Sangwoo no necesitaría más que
un brazo para matarla.

“A-ah…”

Usó su voz alfa. “Fuera.”

“¡Llamaré a la policía!” Advirtió la beta, ocultándose en un pequeño cuarto, detrás de la


recepción.

Sangwoo sólo pensó que era una maldita cobarde y se concentró en encontrar a Bum.

Caminó por el pasillo, la ansiedad de hace unos minutos se había ido de su cuerpo y en cambio
una aparente calma inundaba su ser. Siguió hasta llegar casi al final, pasó por una puerta y se
detuvo.

Regresó.

Habitación 109. Tocó la puerta levemente. Bum debería saber que era él, conocía su aroma, debía
sentirlo.

“Bum.” Llamó.

Silencio.

Sentía al omega cerca. Muy cerca.

¿Estaría observándolo por el visor?

“Bum, abre la puerta.” Volvió a decir, tocando con más fuerza. Miró hacia los lados, ningún
huésped había salido de sus cuartos. Era de esperarse, el lugar parecía del tipo “no hables ni
preguntes”. Nadie se atrevería a intervenir si escuchaban algún problema fuera de sus
habitaciones.

Esperó un momento, dándole la oportunidad al omega de contestar, antes de volver a tocar.

Silencio.

Iba a hacerlo nuevamente, cuando escuchó una voz débil llamarlo al otro lado de la puerta.

“Sangwoo…”

“Bum.” Suspiró. Levantó una mano y la posó sobre la madera, mirando directamente al visor.
“Necesito verte. Abre la puerta.”

Tuvo que esperar unos minutos por la respuesta.

“N-no.”

¿No?

¿¡NO?!

Apoyó ambas manos a los lados de la puerta y dio un puñetazo sonoro contra la madera. “¡Maldita
sea, Bum! ¡Abre ya!”
Tuvo que controlarse para no echar abajo la puerta entera y sacar a Bum a la fuerza.

“N-no puedo…” Respondió Bum, nervioso.

“¡¿Por qué no?!” Preguntó en tono seco, mirando al piso y sosteniéndose de ambos brazos. Nunca
había aprendido a lidiar con el rechazo, no iba a hacerlo con Bum.

Escuchó el sonido de alguien apoyándose en la puerta.

“Si abro la puerta, no podré irme.” Confesó Bum al otro lado, su voz sonaba ligeramente nasal.
“No después de verte otra vez.”

“¿Por qué quieres irte?” Frunció el ceño. “Vine aquí para llevarte a casa, ¿por qué insistes en huir
de mí?”

“¡No es por ti!” Se apresuró a replicar el omega, su aroma indicaba desesperación. A pesar de
querer hacerlo, Sangwoo decidió no liberar ninguna feromona para tranquilizarlo. “Es sólo que…
nunca pediste esto, no fue tu culpa. Pensé que podría hacerte cambiar de opinión para que
aceptaras tenerme a tu lado pero— pero no pude.”

Sangwoo levantó la cabeza, mirando fijamente el visor. “¿De qué estás hablando?”

Escuchó otro sonido al otro lado antes que el omega le respondiera.

“Sólo te doy problemas, y no quiero eso.”

¿Problemas? Negó firmemente con la cabeza. “Quiero que regreses conmigo.”

“Es el vínculo, sólo es eso.” Replicó el otro.

“Bum.” Advirtió, perdiendo la paciencia.

“No me quieres, lo que sientes es la conexión que tenemos por el vínculo.”

¿No me quieres?

Apretó los puños, hundiendo las uñas en el concreto y no se sorprendió al no poder sentir dolor.
Su cabeza estaba enfocada en cada movimiento del omega al otro lado.

¿Qué creía que estaba haciendo ahí?

¿Por qué creía que había pasado horas buscándolo?

“¡Acaso no entiendes que—!” Comenzó, pero no pudo terminar de hablar porque de inmediato el
grito de Bum lo calló.

“¡NO ME AMAS!”

Nunca había escuchado al omega alzar la voz, así que al hacerlo por primera vez se quedó sin
palabras. Pero no sólo había sido el volumen, sino la forma en la que lo había dicho. Los
sentimientos que pudo sentir, fueron diversos y al reconocerlos pudo entender mejor el dolor que
aún sentía en su pecho. Tristeza. Rechazo. Certeza. Resolución.

Bum realmente creía que no lo amaba.

“Lo sé…” Dijo el omega luego de unos minutos de tratar de controlar su respiración agitada, con
un tono resignado. “Sabía lo que hacías cuando llegabas tarde a casa y oliendo a otros alfas. No
me importó, sólo quería estar contigo. Nunca creí que fuera a suceder pero—”

Suspiró.

“Fue como vivir en un sueño.” Cerró los ojos tratando de encontrar cierto consuelo en los
recuerdos. “Cada segundo.”

Sangwoo mantuvo la cabeza gacha, mirando al piso.

¿Realmente ese era el final?

Rió amargamente. “¿Así de fácil? ¿Sólo por eso vas a terminar todo?”

“¡Iban a mandarte a la cárcel!” Replicó el omega, liberando más feromonas de estrés que
nuevamente tentaron a Sangwoo a tratar de calmar a Bum con las suyas, pero decidió no hacerlo.
No sentía como si pudiera si quiera calmarse a sí mismo.

Las palabras de Bum le recordaron al beta.

Golpeó la pared antes de hablar.

“Por culpa de ese imbécil he ido dos veces a audiencias.” Dijo, su rostro perdiendo todo rastro de
la risa anterior. Estaba furioso. “No era la primera vez, no era nada con lo que no pudiera lidiar.
Soy lo suficientemente fuerte para hacerlo.”

Escuchó un sonido al otro lado.

“En cambio, que te vayas…” Apretó los dientes. “Eso no lo voy a permitir.”

Se quedó callado por varios minutos, sin poder entender nada de lo que ocurría en su cabeza.
Necesitaba ordenar sus ideas o de lo contrario actuaría por instinto y eso era lo último que quería.
Un lado le gritaba que abriera esa puerta con los puños, otro quería encontrar a Seungbae y
matarlo, una gran parte sólo quería hundirse en el aroma de Bum y hacer lo que sea necesario para
que aceptara volver con él. Sentía que lo estaban jalando en diferentes direcciones.

“¿Sangwoo?” Preguntó el omega cuando el silencio se hizo insoportable.

Un sueño.

¿Eso era lo único que serían?

“Después que te mordiera, quería que te fueras de la casa.” Comenzó.

Escuchó una débil exclamación. “Lo que dijo—”

“Era verdad. Te quería fuera de mi vida.” Dijo, seguro que Bum ya sabía eso. En ese momento
deseó odiarlo nuevamente, sería más fácil que tener que sentir lo que sentía. La situación con Bum
lo hacía sentirse débil y eso no le gustaba para nada, pero… si el omega era el único que conocería
ese lado, supuso que estaba bien. “Te odiaba.”

Rechazo
Certeza
Miseria

“Ahora sólo hay una cosa que odio.”

¿Seungbae?
No.

No quería ir tras el beta si eso significaba alejarse de Bum.

Llevó ambas manos a la puerta, tocando directamente la madera con las palmas. “Y es esta maldita
puerta entre nosotros.”

Quiero estar contigo.

Para siempre.

“Abre.”

“Te vas a arrepentir.” Advirtió Bum, con voz desesperada. “No quiero que—”

“¡ABRE DE UNA VEZ! ME ESTÁ MATANDO TENERTE TAN CERCA!”

Bajó la cabeza nuevamente. Se escuchó un sonido al final del pasillo, pero al volverse, Sangwoo
no vio a nadie. El lugar regresó a estar en silencio.

Al otro lado, Bum tragó, apoyando todo su peso en la puerta. No había podido resistirse más y
había visto a Sangwoo brevemente por el visor. Felizmente el alfa tenía la cabeza gacha y sólo
pudo ver su cabello.

Tenía que irse pronto. De lo contrario no podría soportarlo más.

Sentía el anhelo y deseo de Sangwoo, y estaba haciendo que sus propias feromonas se volvieran
contra él.

¿Qué le esperaba tras esa puerta?

No había querido irse, pero había aceptado la realidad. Sangwoo nunca lo amaría y tarde o
temprano él se daría cuenta también de que la convivencia con Bum no valía la pena y buscaría la
manera de alejarlo. Y no sería Seungbae quien le traería problemas, sino un oficial del gobierno,
un policía. No arriesgaría una expulsión, sino una condena.

Hubiera dado todo por seguir a su lado, pero no eso. El precio era muy alto.

Su felicidad no lo valía.

“Es sólo el vínculo…” Murmuró.

Temió que el alfa no lo hubiera escuchado al no obtener respuesta. Abrió la boca para repetir lo
dicho cuando Sangwoo respondió.

“¿Acaso parezco idiota?” Preguntó, Bum podía imaginarlo frunciendo el ceño. “¿Crees que no sé
diferenciar mis propios sentimientos? ¿Crees que no daría todo por no tenerlos?”

¿Sentimientos?

Se encorvó en sí mismo. No, se forzó a pensar y calmar su corazón herido, Sangwoo seguramente
se refería al cariño que sentía hacia él, la razón por la que lo había ayudado con su celo y había
golpeado a su tío.

Tan amable.
Sintió a Sangwoo dar otro golpe contra la puerta en su espalda. “Me costó demasiado llegar aquí,
contigo. No pienso regresar sin ti.”

Las lágrimas se asomaron por sus ojos al levantar la cabeza.

“¿Qué nos puede esperar afuera?” Preguntó, más a sí mismo que a Sangwoo. El mundo nunca le
había ofrecido más que miseria y experiencias terribles. Fuera estaba la incertidumbre de que
algún día (en una semana, en un mes, en un año), el alfa despertaría entendiendo que él se merecía
algo más que un omega malogrado por dentro. “Puedo vivir así, te he amado desde mucho antes
que supieras de mí.”

¿Acaso no podía entenderlo?

¿Por qué Sangwoo insistía?

“Pero no puedo vivir si no eres feliz.”

Y no lo era. Seungbae no había hecho más que decirle la verdad. Todo lo había causado él el día
que se presentó, Sangwoo sólo había tratado de hacer lo correcto al invitarlo a su casa pero incluso
su paciencia tenía un límite.

Había hecho mal al sentirse traicionado por el alfa aquel día en el centro comercial, Sangwoo no le
debía nada. Debió sentirse presionado al no querer llegar a casa, la convivencia debió hacérsele
insoportable hasta llegar al punto en el que estuvo obligado a mentir.

Mordió sus labios, limpiándose las lágrimas que amenazaban con caer de sus ojos.

“Nunca lo he sido, nunca he tenido amigos y nunca nadie me había abrazado ni besado como tú lo
hiciste. Nunca creí tener pareja jamás.” La felicidad le había sido ajena por mucho tiempo,
limitándose a espiarla en la vida de otros. Fue ingenuo pensar que al fin la había encontrado.
“Estoy acostumbrado a eso, he vivido toda mi vida así.”

¿Cuánto tiempo durará esta vez?, se había preguntado hace unas semanas.

Era extraño que el final lo hubiera decidido él.

Negó levemente con la cabeza, tratando de enfocarse en lo que estaba diciendo. “No sé… cómo
ser feliz, no sé qué hacer cuando pasa algo bueno. Siempre creo que va a acabar.”

Jugó con sus manos, nervioso.

Quizá era mejor así.

Cada día que pasaba con el alfa sentía que se enamoraba de una nueva faceta descubierta. Algún
gesto cotidiano, como la forma en la que Sangwoo leía el periódico los fines de semana, los
sonidos que hacía cuando soñaba, la pequeña arruga que aparecía en su sien cuando alguien lo
llamaba muy tarde. Incluso las ojeras producto de las horas de estudio, la manera en la que jugaba
con su taza de café cuando estaba muy caliente.

Todos esos detalles estaban grabados en su mente y tenían un lugar especial en su corazón.

“Y es mejor así, al menos fui yo quien le puso fin esta vez.”

Lo amaba...

Pero temía el poder que esos recuerdos tenían sobre él. Temía lo que su amor le haría a Sangwoo
y a él mismo. Si algo como lo del centro comercial ocurría nuevamente y perdía el control de sus
sentimientos, aquello lo mataría.

Y entonces podrían culpar al alfa.

No importaba cómo, estaba seguro que arruinaría su vida.

Lo haría miserable.

Como él lo había sido, como otros habían hecho con su vida.

“La doctora dijo… dijo que la distancia podría romper el vínculo. Así que cuando me vaya lejos,
el vínculo se romperá.” Dijo, resignado y limpiando las lágrimas que no paraban de aparecer en la
esquina de sus ojos. “P-podrás… estar con alguien más, alguien a quien quieras—”

La puerta tembló con la fuerza de otro golpe y el cuerpo de Bum tembló por el grito herido del
poderoso alfa. “¡NO QUIERO A NADIE MÁS!”

Bum ocultó su rostro entre sus manos.

No sabía cuánto tiempo más podría aguantar.

“Sólo... te quiero a ti.” Agregó la voz de Sangwoo, casi en un murmullo.

No. No podía hacerle eso.

No cuando estaba decidido—

“Bum.”

El corazón del omega dio un vuelco.

Lo sintió latir en su garganta.

“Puedo romper esta puerta en unos segundos y lo sabes.” Dijo Sangwoo, con un tono peligroso.
Bum dio un salto y se dio la vuelta, poniendo ambas manos en la madera, como si eso fuera
suficiente para sostenerla ante un posible ataque del alfa. “Pero no lo haré.”

Se acercó más, curioso.

“Quiero que tú la abras.”

“Sangwoo…” Dijo, y sin poder contenerse más se levantó en puntillas hasta llegar al visor.

“Puedes escoger.”

Se le detuvo la respiración, Sangwoo estaba mirándolo fijamente.

“Sólo quiero que sepas que estabas equivocado.” Agregó, sin mover su mirada de los ojos del
omega. Lo vio suspirar, los músculos de sus brazos se relajaron y su aroma cambió. O mejor
dicho, liberó nuevas feromonas que acompañaron al olor inicial, enriqueciéndolo y mareando a
Bum en el proceso.

¿Acaso Sangwoo había estado controlando sus feromonas? Eran demasiados sentimientos y
sensaciones, apenas y podía reconocer algunos.

Anhelo
Cariño
Angustia
Apego
Protección
Gratitud
Desesperación
Deseo

Ahogó una exclamación.

No podía ser.

Su instinto le decía...

Amor
Amor
Amor

Dejó de ver por el visor y se dio la vuelta, llevando ambas manos sobre su boca.

“Te amo.” Dijo Sangwoo, con todo el peso de alguien que no sólo se confesaba a otra persona,
sino que además se arrancaba el corazón y lo ofrecía sangrante a otro. Como una bendición.

Como una maldición.

Dejó que las lágrimas cayeran sobre sus mejillas.

La sonrisa se asomó tímidamente por su boca.

“No quiero a nadie más.” Volvió a hablar el alfa. “Abre la puerta, por favor.”

Siguió sintiendo las palabras de Sangwoo en su pecho, las feromonas le brindaron calidez a sus
manos frías. El amor estaba sellado en la declaración del alfa y en cada palabra que había dicho
después.

Los sentimientos de Sangwoo hacia él eran tantos, que se sintió un poco abrumado al ser el centro
de ellos.

Se obligó a girar nuevamente, llevando una de sus manos al picaporte.

“Bum.”

Y abrió la puerta.

Tenía lágrimas en los ojos, una sonrisa extraña en el rostro y las manos sudorosas. No sabía qué
decir. “Y-yo...”

Tragó. El alfa sólo lo miraba, esperando que hablara. Sin la puerta de por medio, sus feromonas
eran aún más fuertes, haciendo que las rodillas de Bum temblaran un poco.

Se veía cansado, pero con los ojos brillantes y con un leve sonrojo en el rostro. La ropa que
llevaba puesta estaba manchada de sangre y muy sucia.

Bum sintió enamorarse aún más.

“Sangwoo, ¿e-es verdad?” Preguntó, temiendo su respuesta. ¿Quizá estaba soñando? “En verdad
—”

¿Me amas?

¿En verdad me amas?

“Sí.”

No supo quién se acercó al otro, quizá fueron ambos, pero a los pocos segundos Sangwoo
sostenía el rostro de Bum entre sus manos y limpiaba sus lágrimas como lo había hecho otras
veces y Bum sujetaba las muñecas del alfa, sin poder evitar seguir llorando.

“No llores, cada vez que te veo llorar me duele…” Dijo el alfa, acercándose más, hasta que su
frente tocó la del omega. Los ojos fijos en los de Bum.

“No quería irme, nunca quise—”

“Lo sé, lo sé.” Le interrumpió Sangwoo, como si el tema en realidad no tuviera importancia.

Bum puso ambas manos sobre los hombros del alfa y se apartó lo suficiente para mirarle
directamente a los ojos, sintiendo una determinación extraña por hacerle entender. “Lo único que
quiero es estar a tu lado.”

“¿En serio?” Preguntó Sangwoo, sonriendo. Su aroma lleno de esperanza y afecto.

Pero también miedo y lástima.

“Sí.” Respondió, sin aire.

Había una nueva sensación en el aire, electricidad. Sangwoo tomó el mentón de Bum y lo
examinó cuidadosamente, tratando de grabar los detalles de su rostro en su mente. El omega no
pudo evitar ruborizarse, aún sin poder acostumbrarse a que alguien lo mirara de esa forma, con las
pupilas dilatadas por deseo,. así de carnal y desnudo.

Los sentimientos de Sangwoo estaban a simple vista.

Con lentitud, como si fuera un baile ensayado, Sangwoo retrocedió y guió a Bum dentro de la
habitación. Cerró la puerta de una patada y sólo se detuvo cuando la espalda del omega había
tocado la pared al lado de la entrada.

El alfa se acercó, aún sosteniendo su rostro entre sus manos, y le besó la frente, recorrió con los
labios el camino que habían dejado sus lágrimas minutos antes, la comisura de su boca, sus orejas
y su cuello.

“Sangwoo- ah— bésame por favor...” Rogó el omega, sin poder aguantar un segundo más y
buscando que lo besara apropiadamente. Sangwoo sólo se detuvo y se apartó un poco,
dedicándole una sonrisa traviesa.

Finalmente, con lentitud, Sangwoo lo besó en la boca, pero fue un beso abierto, infundido de
pasión, cariño y desesperación, nada como los besos que le había dado antes.

“¡Ah~!”

Bajó sus manos del rostro de Bum con lentitud, como si fuera una caricia, hasta llevarlas a las sus
caderas, mientras el omega le rodeó el cuello con los brazos, tratando de evitar que Sangwoo se
aleje de él.
Siguió bajando hasta llegar a la parte posterior de los muslos de Bum, y luciendo su fuerza lo
levantó con facilidad, el omega tuvo que romper el beso un momento para respirar y rodear con
sus piernas la cintura de Sangwoo.

“A-ah…” Gimió, clavando los dedos en los hombros de Sangwoo cuando éste vuelve a empujarlo
deliciosamente contra la pared con su enorme y sólido cuerpo, y le besa con la boca abierta,
desesperadamente.

Bum se obligó a respirar por la nariz, olvidando cómo hacerlo por unos minutos y agarrando los
pliegues de la camisa de Sangwoo como si fuera su única ancla a la realidad. Dejó que el alfa lo
besara, rindiéndose en igualar su energía, incapaz de hacer mucho más, con Sangwoo encima y
mordiéndole los labios, dominante. Bum sólo podía seguir gimiendo cuando Sangwoo se apartó
para mirarlo por unos segundos con ojos hambrientos.

No tenía idea de lo que está sucediendo, era un fuego muy diferente al que sintió durante su celo,
pero no menos poderoso.

Y entonces Sangwoo lo volvió a besar y dejó de pensar.

Bum decidió dejarse guiar por sus instintos, sintiendo la necesidad de girar sus caderas, buscando
más fricción y apretándolas casi dolorosamente contra la entrepierna de Sangwoo.

“¡A-ah~! ¡Ah!” Volvió a hacerlo una y otra vez, podía sentir los gruñidos de satisfacción del alfa
cada vez que intentaba besarlo, logrando sólo jadear abiertamente contra su boca.

“Bum—” Sangwoo hizo un sonido parecido a un quejido antes de besarlo con fuerza, como si
quisiera devorar cada sonido que salía de la boca de Bum.

De repente, el alfa rompió el beso, pero no se separó del omega, al contrario, apretó el agarre que
tenía en sus muslos.

“¿Quieres…?”

Miró a la cama sugestivamente.

Tragó.

Bum asintió rápidamente.

Sin esperar más, Sangwoo lo llevó con facilidad, con urgencia, hacia la cama, lo dejó sobre las
sábanas y subió a su lado.

Las manos de Sangwoo trataron de quitarle la polera por la cabeza, con rapidez, mientras Bum no
sabía si comenzar quitándose los pantalones o quitárselos primero a Sangwoo, así que trató de
hacer las dos cosas al mismo tiempo y al final no consiguió hacer ninguna. Sangwoo, al verlo,
soltó una risa que hizo que las mejillas de Bum se sonrojaran y respondiera riendo suavemente, tan
poco acostumbrado estaba de hacerlo que trató de ocultarlo. El alfa se quitó sus propios pantalones
y bóxers, ocupándose también de desabrocharle los pantalones a Bum y quitárselos, arrojando
todas las prendas hacia una esquina del pequeño cuarto.

No era la primera vez que Bum veía a Sangwoo desnudo, pero aún se le hacía difícil creer que
podía tener esa clase de intimidad con alguien como el alfa.

Sintió un escalofrío al recorrer, con sus ojos, cada línea de su cuerpo.

“Sangwoo…” No pudo evitar pensar que quería sentirlo contra su piel, sabía que estaba más que
un poco desesperado por tocar sus músculos duros, por sentir la familiaridad de su peso sobre su
cuerpo, contra el colchón y sus labios sobre su piel.

Así que cuando Sangwoo se echó sobre él y prácticamente le arrancó la ropa interior de un sólo
movimiento, no se sobresaltó, sino que se puso aún más caliente y levantó las caderas, cerrando
los ojos para sentir la manos ásperas del alfa recorrer la piel de su cintura y torso.

Después de unos tortuosos minutos, el alfa comenzó a moverse contra él, simulando embestidas.
Bum puso las manos sobre sus hombros, separándolo un poco de sí, y miró atentamente el espacio
entre sus cuerpos. Sus miembros se deslizaban uno del otro cada vez que Sangwoo movía las
caderas. La diferencia en tamaño era bastante notoria, el miembro de Bum era pequeño, incluso
para estándares omega, y el de Sangwoo se erguía orgulloso llegándole hasta el estómago. Lejos
de sentirse patético y humillado, el omega sólo se sintió hipnotizado y agradecido.

No podía quitar los ojos de aquel espectáculo.

“Mierda.” Escuchó decir al alfa, quien sólo dejó de moverse para cambiar de posición y apoyarse
en ambos brazos, facilitando el que Bum siguiera mirando.

“Sangwoo…” Jadeó, sus manos se abrieron paso entre sus cuerpos. No tenía tiempo para
avergonzarse o preguntarse si lo está haciendo bien, y antes de perder la determinación, atrapó la
erección de Sangwoo y la suya entre sus dedos delgados y firmes, y lo besó con la boca abierta,
bebiendo sus gruñidos graves como si se alimentara de ellos.

Ambos gimieron.

Ambos maldijeron.

Cuando sintieron que estaban cerca y la presión se había vuelto casi insoportable, Sangwoo obligó
a Bum a soltar ambos miembros y se acercó con cuidado sobre él para poder morderle los labios y
deslizar su lengua dentro de la boca caliente del omega, antes de llegar a su cuello y lamer
posesivamente la cicatriz permanente de su mordida.

“Bum- ah— mierda… Bum—” Jadeó. “Hueles tan bien.”

El omega se aferró a los hombros de Sangwoo, clavándole las uñas. La presión en su vientre
estaba aumentando y necesitaba algo a lo que agarrarse. Las embestidas de Sangwoo también
estaban volviéndose más ferales, perdiendo cualquier tipo de coordinación. Apretó, como pudo, su
cuerpo contra el alfa y cerró los ojos, dejándose llevar.

“¡Ah!” Tras unos minutos de pasión desenfrenada, un escalofrío recorrió al omega, que echó la
cabeza atrás y gimió fuertemente, sin soltar en ningún momento el agarre que tenía del alfa,
arqueando la espalda y corriéndose.

Al sentir el orgasmo de Bum entre sus cuerpos, Sangwoo gruñó en su oído y se corrió sobre su
estómago. Sus músculos se tensaron y relajaron, pero no dejó caer su peso por completo sobre el
omega bajo él, cuidándose mucho de no aplastarlo.

Pasaron unos segundos tratando de recordar cómo respirar.

“Uh.” Se quejó Bum, rompiendo el silencio, con un tono desilusionado y mirando el desastre entre
sus estómagos. “No pude ver...”

Sangwoo rió, incapaz de ocultar su felicidad. Volvió a arrojarse sobre Bum, como si no se
hubiera corrido hace un momento, besándole frenéticamente. Cuando su boca no estaba sobre la
del omega, estaba mordiendo su cuello y su pecho.
Sus manos se aferraban a su pelo, su cintura, sus brazos y sus muslos. Estar separado de él había
sido más duro de lo que había imaginado, se juró que jamás volvería a dejar que ocurra.

Bum recibió agradecido ese ataque violento de deseo. Tener a Sangwoo entre sus brazos hacía
que su cuerpo entero se llenara de emoción. Quería llorar, reír… Intentó corresponder lo mejor
que pudo, su fuerza no era nada comparada con la del alfa, pero aún así sus manos y su boca
trataron de evocar el mismo fervor que las de Sangwoo.

Mordida por mordida y caricia por caricia.

Sus manos pasaron a la espalda del alfa, pegándole más a su cuerpo. Estaba tan duro que por un
momento la idea de correrse sin que lo toquen cruzó por su mente como una realidad próxima.

Sangwoo lo había notado, en el aire o en el ritmo de su sangre o en la presión del bulto duro que
podía sentir contra su estómago. Cerró los ojos y se lamió los labios, deleitándose con el aroma
que el omega comenzó a liberar.

El celo había pasado, pero las ganas de hundirse en el cuerpo de Bum jamás se terminarían.

Un día había sido suficiente.

No podía aguantar más.

Se inclinó hacia la oreja de Bum y le mordisqueó el lóbulo.

“Necesito… estar…” Murmuró.

“Lo que quieras, todo lo que quieras.” Bum intentó mover sus caderas hacia arriba para dejar bien
en claro su respuesta, pero Sangwoo le sujetó con rapidez, controlando el movimiento.

“Necesito estar dentro de ti.”

La voz del alfa se había roto al decirlo, como si no pudiera contener su excitación por más tiempo.

Bum soltó un gemido ahogado, sintió líquido lubricante deslizarse por su trasero. Antes que
pudiera hacer algo, Sangwoo le quitó el aliento con otro beso profundo y frenético,
mordisqueando y succionando el lóbulo de la oreja del omega antes de recorrer el contorno
suavemente con su lengua.

“Ábrete para mí.” Murmuró. “Quiero verte hacerlo.”

Tratando de luchar contra el rubor que apareció en su rostro y el nerviosismo, Bum se dio la
vuelta, con una mano expuso su entrada a los ojos del alfa y con la otra metió un par de dedos. Ya
estaba lo bastante dilatado y húmedo para que no le doliera en lo más mínimo, tan solo se
estremeció y separó las piernas, tentando al alfa sin proponérselo.

“¡Ah— aah!” Hizo un movimiento con los dedos en tijera y arqueó la espalda, exponiéndose a los
ojos del alfa, soltando un gemido.

Empezó a penetrarse con sus propios dedos, el peso de la mirada de Sangwoo sobre su nuca lo
estimulaba más. La lubricación se deslizaba por sus muslos y había comenzado a empapar las
sábanas. Sentía tanto calor que gotas de sudor habían aparecido en su rostro y hombros.

Su miembro goteaba, como pidiendo atención.

Introdujo un dedo más.


Se sentía tan vacío.

“Sangwoo… Sangwoo…” Llamó, con los ojos cerrados.

Su cuerpo se sacudió y hundió el rostro en la almohada.

Estaba tan caliente, todo ardía en su interior.

Comenzó a mover las caderas, haciendo que la vista fuera aún más tentadora para el alfa entre sus
piernas. Se estaba sofocando y el que Sangwoo lo estuviera mirando atentamente lo excitaba más.

Gimió, implorando.

Ya estaba listo, ¿qué esperaba?

Usó otro dedo, pero no podía llenar el vacío que tenía dentro. No era suficiente.

Sangwoo se relamió los labios. El miembro en su mano palpitó. No podía haber imagen más
tentadora para un alfa que el ver a un omega, su omega, ofreciéndose de tal manera.

Deleitándose con esa vista y con las súplicas desesperadas de Bum, se arrodilló, agarró con fuerza
el trasero de Bum entre sus manos, dejando su entrada húmeda a plena vista, y hundió su rostro en
él.

“¡Aah!” Con un estremecimiento violento, Bum se aferró a las sábanas. Se sentía expuesto y a
punto de estallar cuando el alfa lo penetró con su lengua.

El sabor del líquido lubricante de Bum era como néctar para Sangwoo, lamió todo lo que podía al
mismo tiempo que abría la entrada con sus dedos y se deleitaba con los jadeos quebrados del
omega. Su miembro había comenzado a doler de lo excitado que estaba.

“Estás tan caliente.” Gruñó, con voz ronca mientras movía los dedos dentro y fuera, el sonido
indicaba lo húmedo que estaba el interior del omega. Sangwoo no podía apartar la mirada,
mordiendo su labio inferior para evitar penetrar a Bum en ese momento.

Bajó por el muslo del omega, lamiendo el hilo de líquido que marcaba un camino hasta las
sábanas, subió y volvió a besar su entrada.

Siguió lamiendo y penetrando a Bum usando su lengua, sintiendo cómo se contraía alrededor de
ella. Las piernas del omega habían comenzado a temblar, podía sentirlo por todo su cuerpo, en
unos minutos sería incapaz de sostenerse.

Su cuerpo estaba tan sensible, tan excitado, que no iba a aguantar mucho más.

Se incorporó y presionó su miembro hinchado contra su entrada. Bum se quedó inmóvil,


expectante, podía sentir la punta grande, dura y caliente casi penetrar su interior.

“Ah… Sangwoo.”

De repente salió completamente de él, tumbándose a su lado y mirando expectante al omega. Bum
no supo qué era lo que esperaba de él, ¿quizá había hecho algo mal?

Sangwoo tuvo que tomarlo de los brazos para que finalmente se moviera y entendiera el mensaje.
Con el rostro sudoroso y las mejillas quemándole, Bum se incorporó y se acomodó sobre las
caderas del alfa, su trasero voluptuoso sobre el miembro duro de Sangwoo.
Con poca elegancia, y sin esperar un segundo más, bajó lentamente sobre el miembro erecto,
ocasionando que ambos jadearan con fuerza. Sangwoo podía sentir como lentamente el ano del
omega se abría para él, centímetro a centímetro.

Vio al omega hacer un gesto de éxtasis tal que tuvo que usar todo su auto control para no
comenzar a embestirlo.

Un gruñido de satisfacción brotó de su garganta.

Bum tiró la cabeza hacia atrás, podía sentir el pene del alfa penetrando poco a poco en él, no pudo
evitar soltar un largo gemido muy parecido a un sollozo.

Lo necesitaba tanto, tanto, tanto.

Sus paredes estaban abriéndose, llenándose, dándole la bienvenida. Su interior, sensible y caliente,
estaba siendo estimulado por el gran miembro de su pareja.

Cuando lo sintió completamente dentro de él, lo dejó allí y se mordió los labios, tratando de no
correrse nuevamente y disfrutar la sensación de estar lleno. Se concentró simplemente en sentirlo
ahí, dentro suyo, con sus paredes contrayéndose alrededor del alfa bajo él.

“Bumi…” Dijo Sangwoo, con reverencia, llamándolo en un susurro ronco.

Nunca le había dicho así antes.

Ahogó un gemido y cayó sobre el pecho del alfa, hundiendo su cabeza en su cuello.

Sangwoo lamió suavemente el sudor de sus mejillas y dejó besos sobre sus párpados, Bum
respondió frotando sus mejillas contra las del alfa, en un gesto de cariño. Supo entonces que Bum
ya se había acostumbrado al tamaño, así que levantó las caderas y con un golpe seco se enterró lo
más que pudo en el omega.

“¡Más… ah- más!”

Salió de su interior casi por completo, para luego embestir con fuerza dentro de él, deseando poder
encontrar su próstata de inmediato, cuando sintió rozar algo que hizo a Bum retorcerse sobre él,
para después arquear la espalda y dar un gemido animal.

Sonrió con satisfacción.

Sin pensarlo dos veces, comenzó a embestir con fuerza ese lugar causando que el omega
comenzara a gemir sin control.

Bum estaba seguro que se había quedado sordo, sabía que estaba haciendo mucho ruido, pero el
placer que podía sentir cada vez que Sangwoo lo embestía era demasiado y sólo podía ser capaz
de oír los latidos de su propio corazón y los jadeos cortos y guturales del alfa en sus tímpanos.

Se sintió embargado por un sólo deseo.

Quería escucharlo gritar.

Sin tiempo para avergonzarse, Bum colocó ambas manos sobre el pecho del alfa y comenzó a
cabalgarlo con ganas, levantándose lo suficiente para dejar sólo la punta del miembro de Sangwoo
en su interior, para después bajar con fuerza en él, haciendo que el alfa experimentara, con cada
embestida, el calor de su cuerpo.
En respuesta, Sangwoo no gimió.

Rugió.

Cuando Bum volvió a introducirse el miembro del alfa, al mismo tiempo que Sangwoo levantó y
empujó con todas sus fuerzas. El omega gritó y se sujetó con fuerza de los hombros anchos de su
alfa, hundiéndole las uñas en la piel.

Después de varios minutos de crueles embestidas, Sangwoo sintió las piernas de Bum temblar, los
músculos de su entrada comenzaron a apretarse casi dolorosamente alrededor de su hinchado
miembro con espasmos esporádicos, comprimiendo la sensible base, en el sitio donde se formaba
el nudo.

Estaba cerca del clímax.

Sangwoo podía sentir toda esa zona de contacto sumamente caliente y tensa, él tampoco duraría
mucho más.

Siguió embistiendo hasta que el omega se arqueó nuevamente y lo tomó de las mejillas, apoyando
su frente afiebrada sobre la suya.

“¡Hazlo dentro!” Logró decir Bum, entre gemidos y sin dejar de cabalgarlo. “¡Termina dentro!”

Tomó las caderas de Bum y lo penetró lo más profundo que pudo, vaciando una gran carga de
semen caliente en su estrecha entrada. El omega había cerrado los ojos luego de su propio
orgasmo, aunque pareció disfrutar inmensamente de la sensación.

Con cuidado, arrojó a Bum a la cama y cambió de posición, acomodando al omega boca arriba.
No había anudado dentro de él, su miembro seguía aún duro a pesar de haber eyaculado y sintió
endurecerse aún más al ver su semen salir del ano del omega.

Todo era diferente a como fue el celo, o aquella primera vez que tomó a Bum.

No sólo era consciente de todo lo que hacía, sino que por primera vez, mientras follaba a Bum,
sabía que era él quien tenía el control, no su alfa interior.

Bum no sólo era su omega, era suyo.

Desesperado y al ver que el alfa seguía masajeando lánguidamente su trasero en lugar de


penetrarlo nuevamente, Bum se movió hacia atrás, intentando penetrarse él mismo, pero Sangwoo
lo detuvo, sujetando ambas nalgas firmemente, disfrutando el gemido de dolor y placer al apretar
fuertemente su piel.

“Bumi, mi Bumi…”

No quiso esperar más y lo penetró lenta, pero constantemente, hasta sentir el trasero del omega
tocar su ingle. Las paredes se abrieron nuevamente para él, adaptándose a su miembro con
rapidez.

El alfa sonrió, disfrutando del contacto.

Bum insistió, entre jadeos, a que lo embistiera con fuerza, pero Sangwoo decidió quedarse quieto
e ir con lentitud, tomándose el tiempo para besar el torso y pecho caliente del omega, recorrer sus
lados con ambas manos hasta llegar a sus pezones. Los pellizcó con suavidad y gruñó al sentir el
interior estrecharse alrededor él en respuesta.
“¿Te gusta eso?” Le susurró al oído, mientras volvía a pellizcar uno de los pezones.

“Sí…” Admitió, con lágrimas deslizándose por su rostro.

Estaba desesperado, incluso sintiéndose tan lleno sentía que necesitaba más.

Parecía una presa rogando a ser devorada.

Sangwoo se incorporó y le sujetó por las caderas. Sacó su miembro hasta que sólo quedó la punta
dentro y volvió a penetrarlo de una embestida. El omega gritó y arqueó la espalda.

El interior de Bum parecía devorarlo con gula, apenas lo dejaba salir para succionarlo de regreso,
y el omega parecía estar a punto de enloquecer de placer, no paraba de gemir su nombre y rogar
que le diera más fuerte, profundo y rápido.

El ritmo de sus embestidas aumentó, volviéndose más profundo y bruta. Necesitaba satisfacer a
Bum, hacerle perder la cabeza.

Intentó detenerse cuando el nudo comenzó a hincharse, pero Bum comenzó a empujar y apretarse
alrededor de él, exigiendo sin palabras que siguiera.

Así que volvió a mover sus caderas, embistiendo lentamente entre sus piernas.

Bum parecía ebrio, podía sentirlo todo, la dureza y calor del alfa frotando sus testículos, el nudo
golpeando deliciosamente su entrada y muslos, su propia lubricación facilitando las embestidas
salvajes.

Se sentía tan bien, en los brazos del alfa, contra su amplio pecho, envuelto en su olor, sintiéndose
como nunca antes lo había hecho, en casa.

Dejó de pensar y se aferró a los brazos que lo cubrían y comenzó a gemir con todas sus fuerzas,
atreviéndose a ser lo vocal que realmente era, moviendo él también las caderas para encontrarse
con las embestidas de Sangwoo.

Se había excitado nuevamente, su miembro se había puesto muy duro, pero no quiso masturbarse,
quería venirse sólo con la presión en su entrada.

Quería ser llenado, anudado y marcado.

“Mírame.” Le susurró Sangwoo al oído.

Bum no se había percatado hasta ese momento que había cerrado los ojos. Los abrió y fijó su
mirada en Sangwoo, grabando cada detalle del alfa. El pelo revuelto, los ojos brillantes y a medio
cerrar, los labios húmedos e hinchados, las marcas de sus dedos en sus hombros, los chupetones
en su cuello, su pecho amplio, su miembro impresionante desapareciendo dentro de él.

Tragó.

Podía sentir su corazón latir más rápido, podía sentir su boca llenarse de saliva.

Te amo tanto.

Sangwoo pareció escucharlo y le sonrió. Por un segundo el omega temió que pudiera leer mentes,
para luego recordar que el alfa ya sabía de sus sentimientos y que los correspondía.

“Te amo.” Dijo, inclinándose y ocasionando que Bum dejara de respirar hasta que sintió los labios
del alfa besarle nuevamente, despacio, sin prisa ni urgencia, saboreándolo. Bum lo dejó,
del alfa besarle nuevamente, despacio, sin prisa ni urgencia, saboreándolo. Bum lo dejó,
intentando explorar él también cada rincón de la boca de Sangwoo con su lengua.

“Sangwoo, yo—” Suplicó el omega cuando se separaron, poniendo una mano sobre su
mandíbula. Levantándose un poco para besar su labio superior, su nariz y su barbilla. “Yo
también te amo… Te amo tanto…”

Al escucharlo, Sangwoo enterró la cabeza en el cuello de Bum y gimió directamente sobre su


mordida, respirando a bocanadas cuando las embestidas se volvieron erráticas, cortas y rápidas.

Con fuerza, temblando con violencia con todos los músculos en tensión, se corrió muy dentro de
Bum, al mismo tiempo que el omega eyaculó sobre las sábanas, experimentado el orgasmo más
intenso de su vida.

No se atrevieron a moverse.

Bum podía sentir el caliente semen del alfa deslizándose por sus muslos junto con abundante
líquido lubricante.

La sensación le hizo estremecer de placer.

Sangwoo volvió a tumbarse sobre las sábanas, teniendo mucho cuidado de no caer sobre Bum, y
los acomodó de tal manera que el omega quedó tendido sobre él, apoyándose cómodamente en su
pecho.

El nudo estaba desapareciendo por falta de estímulo, y las feromonas sexuales que ambos habían
liberado durante el sexo comenzaron a disiparse.

Se quedaron unos minutos en silencio, tratando de recobrar el aliento.

“Sobre… sobre lo de…” Comenzó Bum, rompiendo la tranquilidad, no muy seguro de cómo
abordar el tema. Quizá no era el mejor momento, pero tenía que decirlo. Se acercó aún más, apoyó
su barbilla en el pecho desnudo del alfa y levantó los ojos para mirarle. “No sabia que tu madre
había muerto así, él me lo dijo ese día y pensé que te fuiste porque me odiabas. Y-yo te hice—
y…”

“No importa.” Le interrumpió Sangwoo, su voz aún ronca y marcando cada palabra. “No lo
sabías, debí decírtelo.”

Bum sintió los dedos del alfa rodear su cuello, delineando con el pulgar la herida que hace meses
le dejó ahí. El gesto hizo que sus ojos se cerraran pesadamente. El dormitorio olía a ellos, y eso le
reconfortaba, a pesar de tener muy en claro que ese no era su hogar.

“Pensé que estabas muerto.” Murmuró el alfa de repente, dejando de tocar la cicatriz en el cuello
de Bum para pasar una mano por su cabello. El omega abrió los ojos, encontrándose con los de
Sangwoo. “No podía sentirte.”

Yo sí, te sentía dolorosamente cerca. Había podido sentir a Sangwoo durante todo el camino a
casa de sus abuelos, al tomar el bus hacia las afueras de la ciudad, en ese cuarto olvidado. Como si
por más que se esforzara en alejarlo, estuviese aferrándose inconscientemente por tenerlo a su
lado.

Su instinto había estado en lo cierto.

En realidad no quería irse.

Desvió la mirada antes de responder. “Lo siento.”


Pero el alfa tomó su cara entre sus manos, obligándolo a posar sus ojos en él nuevamente, y
acarició sus mejillas con los pulgares, casi con ternura.

Vulnerable.

Bum se dio cuenta entonces que no había sido el único que había sentido miedo ante la idea de
separarse.

“Yo también quiero que te quedes a mi lado… Por siempre.”

Las palabras del alfa retumbaron en los oídos de Bum. Sin pensarlo demasiado, llevó una de sus
manos hacia el cuello del alfa, pero Sangwoo lo detuvo tomándolo de la muñeca.

Fruncía el ceño.

“¿Pero…?” Preguntó, leyendo el descontento del alfa de inmediato.

“No quiero hacerte daño.” Confesó Sangwoo, negando con la cabeza y llevando la mano de Bum
hacia su mejilla, cerrando los ojos al contacto. “No quiero ser como—”

Mi padre. Completó Bum en su mente.

Pero Sangwoo no era así, a pesar de las cosas que pasaron, él no era como su padre. Separó su
mano de la mejilla de Sangwoo y en cambio buscó la palma del alfa, entrelazando sus dedos.

“Confío en ti.” Dijo, llevando ambas manos al espacio entre ellos, a la altura de su pecho.
“Sangwoo, confío en ti.”

Los ojos de ambos comenzaron a brillar, y por primera vez ambos sintieron lo que era llorar de
felicidad. Sangwoo no pudo evitarlo, las lágrimas comenzaron a caer y ni siquiera se molestó en
ocultarlas. Bum, en cambio, sólo pudo soportar unos segundos antes de arrojarse a los brazos del
alfa y hundir su rostro en su cuello.

Nada podía ser más perfecto.

No supieron cuánto tiempo se quedaron así, disfrutando de la calidez del otro. La urgencia se
había ido temporalmente, habiendo saciado su necesidad de estar juntos, así que sólo se dedicaron
a acariciarse levemente. Sin ningún fin más que el de sentirse.

La luz que entraba por la ventana desapareció y la temperatura bajó. Sólo se separaron cuando
escucharon un sonido venir del pasillo.

“No voy a toca—” Dijo alguien en voz baja al otro lado de la puerta, antes de que ambos
escucharan golpes. “Jieun, huele a se—”

El aroma le decía a Bum que eran alfas de la manada de Sangwoo: Jieun y alguien más. Sangwoo
volvió a acariciarlo, ignorando las voces, pero Bum se separó y se levantó, apoyándose con sus
codos.

“La señora del mostrador ha llamado a la policía, deberíamos irnos.” Dijo la voz de Jieun.

Sangwoo se incorporó al escucharla. El omega creyó que finalmente saldría de la cama, pero el
alfa sólo estaba interesado en seguir besándole el cuello.

“Sangwoo—” No podían quedarse más tiempo ahí, si la policía llegaba estaba seguro que habría
problemas.
Al escuchar su queja, Sangwoo se alejó y salió de la cama.

“Vamos.”

Se vistieron entre besos y caricias, Sangwoo no pudo evitar reír al ver cómo Bum intentaba
amarrarse las zapatillas al mismo tiempo que trataba de besarlo. Por poco mandaron todo al
demonio y volvieron a la cama, pero el alfa desistió. Bum tenía razón, si la policía llegaba podrían
meterse en problemas y lo único que quería en esos momentos era descansar con el omega a su
lado.

Caminaron hacia la entrada, la vieja beta los amenazó sonoramente con represalias si se atrevían a
regresar. Sangwoo sólo la miró de reojo y dando la vuelta le hizo un gesto obsceno.

Salieron. Jieun estaba hablando acaloradamente con alguien usando el teléfono de Sungmin,
mientras el alfa jugaba con sus llaves al lado de un auto desconocido. Hizo una mueca cuando los
vio cerca, y señaló su auto.

Había una camioneta de repuestos al lado. Las llantas estaban pinchadas y una de las lunas, rota.
Sangwoo sólo resopló, no sabía si estaba muy cansado o feliz como para buscar a los
responsables, pero lo único que hizo fue abrirle la puerta del carro de Sungmin a Bum y entrar
después de él. Los asientos eran muy cómodos y el interior tenía calefacción. Bum apoyó su
cabeza en su hombro, y su mano buscó la suya.

Cerró los ojos.

Debió quedarse dormido porque cuando despertó, ya estaban en la carretera principal. Había algo
de tráfico debido a que a esas horas de la noche las personas salían del trabajo, rumbo a sus casas,
congestionando la vía principal.

Bum se despertó a los segundos, tallando sus ojos y parpadeando levemente al mirar las luces
centelleantes de la autopista. Sangwoo liberó feromonas para calmarlo.

Jieun los vio por el retrovisor.

“Estoy tan cansada.” Declaró, suspirando con pesadez.

Ninguno habló.

De repente Jieun soltó un grito.

Sangwoo, que estaba más que acostumbrado a sus gestos teatrales para llamar la atención, sólo
bajó la mirada para acomodar mejor a un adormilado Bum.

“¡¿Qué?!” Gritó Sungmin, claramente alterado.

Jieun se acercó al espejo, chequeando su rostro y pasando los dedos por sus mejillas. “Olvidé que
no me puse protector solar en todo el día…”

El alfa que estaba manejando, soltó el timón y se llevó una de las manos a la sien.

“¡Jieun, creí que algo estaba por atacarnos!”

“¡Lo siento, ha sido un día muy horrible!” Reclamó ella, frunciendo el ceño.

Sungmin suspiró, volviendo a tomar el timón. “Lo sé, es sólo que sigo en modo de defensa.”
Todo rastro de sueño se borró de la cara del omega en los asientos traseros al recordar lo que había
ocurrido ese día.

“La audiencia.” Soltó Bum, debido a la fiesta y todo lo que había pasado después, había olvidado
por completo la audiencia. Levantó la cabeza, preocupado. “Sangwoo, ¿qué pasó?”

El alfa arqueó una ceja.

Él también lo había olvidado.

¿Habría sido encontrado culpable?

“Te fuiste antes que dieran el resultado.” Dijo Sungmin, sin quitar la mirada de la pista. Jieun los
miró por el espejo retrovisor. Ambos lucían cansados pero relajados, así que Sangwoo lo tomó
como buena señal. “Estás libre. Aunque, te suspendieron por una semana por salir así.”

Sangwoo miró hacia la ventana, con un gesto incómodo, Bum lo notó y se volvió a Sungmin sin
poder entender lo que pasaba.

“El líder salió corriendo al oír tu mensaje de voz.” Explicó el otro alfa, con algo de sorna.
Sangwoo se prometió cobrársela luego.

“A-ah…” Dijo Bum, ruborizándose, avergonzado. Se acercó a Sangwoo y lo jaló del brazo,
haciendo que el alfa lo mirara. “Lo siento, yo no quería—”

Con un leve gruñido, Sangwoo interrumpió los balbuceos de Bum con un beso. “Te dije que no
me importa nada más que tú.”

Bum dirigió una mirada nerviosa al frente y Sangwoo lo obligó a ignorar la presencia de los otros
dos alfas besándolo nuevamente. El omega no hizo nada para separarse, sino que sus manos
subieron por los bíceps de Sangwoo, pasando por su cuello hasta poder enredar sus dedos en el
pelo del alfa, invitándolo a profundizar el beso.

“Ay, por favor.” Se quejó la voz de Jieun adelante. Los dos se separaron, reacios. “Es un auto
nuevo, no vayan a arrancarse la ropa aquí.”

Bum volvió a su posición anterior y llevó ambas manos sobre sus muslos, mirando hacia la
ventana y tratando de controlar sus feromonas de excitación que todos en el auto ya habían olido.
Sangwoo gruñó, empujando fuertemente el asiento de la alfa, haciéndole notar su descontento por
interrumpirlos. “Vete a la mierda, Jieun.”

Sacó su celular. Eran casi las 9 de la noche.

A su lado, Bum volvió a cabecear. Sangwoo lo acomodó sobre su hombro, pasándole un brazo
para sostenerlo.

“Me alegra que ambos estén bien y que hayamos podido encontrarte, Bum.” Dijo Jieun
sinceramente cuando avanzaron. Al notar que había usado el primer nombre de Bum, volteó hacia
Sangwoo y se disculpó. “Perdón, yo—”

El alfa negó levemente con la cabeza.

Bum era parte de la manada, sería extraño que lo llamaran por su apellido.

“Ojalá mis padres no hayan vuelto al hospital, mi madre se pondrá histérica si no me encuentra.”
Dijo Jieun, mientras esperaban que el tráfico se despejara un poco. “Y aún no sé dónde está mi
bolso ni mi celular.”

“Deben estar en la casa de la fiesta, llamaré al dueño mañana.” Le aseguró Sungmin, dando
pequeños golpes al timón.

Usualmente, Sangwoo prefería la velocidad de la carretera, pero esperar cómodamente a que el


tráfico se disipara no estaba tan mal, no con el omega dormitando en sus brazos. El sonido natural
del motor, la oscuridad de la noche e incluso las luces de los autos parecían invitarlo a relajarse.

Todo estaría mejor si Jieun no insistiera en seguir conversando.

Como si la hubiera invocado, la alfa volvió a hablar. “Por cierto, ¿cómo hizo Seungbae para—?”

Escuchar el nombre del beta le hizo reaccionar por instinto y apretó fuertemente el asiento,
causando que se rompiera en sus manos.

“No digas ese nombre.” Advirtió.

Sungmin lo miró por el retrovisor, frunciendo el ceño. “Mierda, Sangwoo, era un auto nuevo.”

El alfa no le hizo caso y sólo dejó el pedazo del asiento abajo y cuando se incorporó se dio cuenta
que Bum había vuelto a despertarse y que Jieun se había dado la vuelta para hablar con él.

“¿Por qué subiste al segundo piso?” Le preguntó. Bum se encogió de hombros, no había hablado
con la alfa desde aquella vez en el pasillo, hace meses y no había sido una experiencia grata. Aún
estaba acostumbrándose a hablar con otros, era algo difícil después de haber sido ignorado por
muchos años.

Miró a Sangwoo, esperando instrucciones, pero éste sólo levantó las cejas, dejando que él
decidiera si responderle o no.

No pudo oler ninguna mala intención en Jieun, algo de curiosidad y nada más, así que se volvió a
ella y evitando apartar la mirada, le respondió.

“Buscaba a la manada, olí a Donggyu y pensé que él podría decirme dónde estaban los demás.”
Jugó con sus dedos, nervioso. Dirigió una mirada rápida al alfa a su lado, pero Sangwoo parecía
más interesado en lo que ocurría por su ventana. ¿Debía continuar?

Había algo que le había estado molestando desde que salió de casa y pensó que ese sería el mejor
momento para decirlo. “Cuando salí, vi a Sangwoo y a ti entrar a uno de los dormitorios.”

Sintió a Sangwoo voltear e imaginó que tendría la misma mirada de sorpresa de Jieun en su rostro.

“No pasó nada.” Se apresuró a objetar la alfa, haciendo un gesto vago. “Nos drogaron a ambos.”

Bum asintió, estaba seguro que decía la verdad, pero el momento había sido muy amargo y había
revivido anteriores inseguridades. Le tomaría un tiempo acostumbrarse a Jieun.

Sin mirarlo, tomó la mano de Sangwoo que estaba en el asiento, a pocos centímetros de él. “Pensé
que también te había hecho algo.” Dijo, en voz baja.

Sólo intentó alejarte de mí.

“No.” Respondió el alfa.

“Infeliz. Me alegra que Sangwoo le haya dado su merecido y lo hayan echado.” Dijo Jieun,
dándose la vuelta y empujando el asiento, acostándose. “Ya no lo verás nunca más.”
dándose la vuelta y empujando el asiento, acostándose. “Ya no lo verás nunca más.”

Bum bajó la cabeza. Nunca había sido su intención que expulsaran a Seungbae de la universidad,
sólo no quería verlo. Su presencia había causado un gran estrés en él debido a los encuentros que
habían tenido en el pasado. Dudaba que algún día eso cambiase. Pero de todas formas, según lo
que Ju-hyun le había dicho brevemente, el beta amaba su trabajo y le daba lástima que al final lo
haya perdido.

“Siento pena por él.” Dijo, apenado. Esperaba que Sangwoo no lo tomara a mal, no estaba
simpatizando con su enemigo, sólo le tenía lástima.

Pero no fue Sangwoo quien lo cuestionó, sino Jieun. “¿Por qué? Hizo cosas terribles, te dijo
mentiras e intentó separarte de Sangwoo.”

“N-no sé…” Admitió.

“Bueno, hizo todo eso por desesperación, ¿no?” Dijo Sungmin, tratando de aliviar el ambiente que
se había vuelto algo cargado, girando el timón para ir a otro carril que avanzaba más rápido. Si
seguían así nunca saldrían de ahí. “Siempre creyó que fue injusto que Sangwoo ganara la beca.
Aunque es difícil creer que un beta haya hecho lo que él hizo.”

“Mm…” Entender las razones de Seungbae sonaba amargamente a “excusarlo” en la mente de


Sangwoo, así que prefería no pensar en el beta para nada. Sus razones, él y su patético drama de
vida, podían irse bastante a la mierda.

Para Sangwoo, el beta estaba muerto.

“Llamé a Donggyu para decirle todo lo que había pasado, lamentó que no haya podido golpear
a… ya sabes.”

Ante la confusión de Bum, Sangwoo explicó la situación. “Donggyu está en el hospital.”

“¿E-está bien?”

“Mejor, sufrió una sobredosis.” Dijo el alfa, tomando las manos de Bum y jugando con ellas. Eran
tan pequeñas y delgadas, era ridículo pensar en el omega como alguien mayor a él, pero lo era, por
4 meses. “No pudo ayudarte esa noche porque estaba fuera de sí.”

Siguió tocando levemente a Bum hasta que el auto avanzó lo suficiente para bajar por una de las
salidas, a partir de ahí las calles estaban vacías y Sungmin aceleró.

“¿Dónde los dejamos?” Preguntó cuando doblaron hacia una de las calles del centro.

Bum puso una de sus manos sobre la de Sangwoo para evitar distraerse. “¿En casa?”

“No pueden volver a su casa, está destruida. Sangwoo prácticamente arrancó la puerta principal
con sus propias manos, el muy salvaje.” Dijo Jieun con desdén, mirando sus uñas.

¿Destruida?

Sangwoo permaneció en silencio.

Sungmin se detuvo cuando vio una luz roja y aprovechó para voltear hacia la pareja, ofreciéndoles
su casa con una sonrisa. “Podríamos ir a mi casa. A mis padres no les molestaría en nada y
tenemos suficientes habitaciones para huéspedes.”

“O podrían quedarse en mi casa.” Replicó Jieun, con gesto altanero. “Es más grande que la de
Sungmin y con mejor gusto.”

El alfa a su lado bufó, divertido. “Estoy seguro que a Sangwoo le importará el nuevo decorado
que tu madre escogió…”

Ambos rieron.

Sangwoo los miró con desagrado. “Háganse un favor y cállense.”

Sujetó a Bum, quien había vuelto a acostarse sobre él, y apoyó su cabeza en el asiento. Estuvo
tentado a cerrar los ojos y volver a dormir, pero su instinto le decía que se mantuviera alerta, al
menos hasta llegar a un lugar seguro. El problema era que con la casa destruída, no tenían a donde
ir.

“Oh, perdón.” Jieun los miró por el espejo retrovisor, sonriendo maliciosamente. “Dejaremos que
le succiones la cara a Bum en paz.”

“Hace unos minutos estabas frotándote en la pierna de Sungmin como una—”

“Tú menos que nadie puede—”

Bum se movió en su hombro, buscando un lugar más cómodo. El tono brusco de la conversación
y el hecho que Sangwoo había dejado de liberar feromonas para tranquilizarlo le hicieron abrir los
ojos. Bostezó.

“Sangwoo…” Intervino Bum, sin poder evitar bostezar nuevamente. “Tengo sueño.”

Los dos alfas lo miraron expectantes.

“¿Líder?”

No quería ir a casa de Sungmin, era alguien de rango inferior y, aunque estaba seguro que tenía
mucho más dinero que él, la idea no sentaba bien. No con Bum a su lado. Tampoco quería aceptar
la oferta de Jieun, ya le debía demasiados favores a la alfa y sabía que inevitablemente los tendría
que pagar algún día. Necesitaba un lugar donde descansar tranquilamente, sin pensar en los
peligros potenciales hacia Bum.

Eso sólo le dejaba con una opción.

“Déjanos en la universidad.”

Ambos alfas se voltearon a verlo, sorprendidos.

“¿La universidad? ¿Seguros?”

Sangwoo asintió, sin molestarse en dar ninguna explicación.

“Bueno.” Dijo Sungmin, tomando fuertemente el timón y acelerando. “Ahí vamos.”

La universidad de noche parecía tan llena de vida como lo era por las mañanas. Gran número de
los estudiantes vivían en los dormitorios del campus, así que muchos de ellos estaban caminando
por ahí aún cuando las únicas clases dictadas a esas horas eran las de post-grado.

Sungmin y Jieun los dejaron en la entrada, no volvieron a insistir en sus ofertas, a pesar que, al
menos la alfa, le hubiera gustado discutirlo un rato más.
Bum bajó somnoliento del vehículo, no se había dado cuenta lo cansado que estaba hasta que
cerró los ojos y se acomodó en el hombro de Sangwoo. Deseó quedarse más tiempo así, pero
pronto llegaron a su destino y tuvo que salir del vehículo.

Miró el campus con otros ojos, tratando inútilmente de no bostezar. Nunca había ido a la
universidad de noche, lo más cercano que había estado fue cuando se quedó a dormir en el centro
médico, pero en ningún momento había salido de ahí.

Algunos árboles estaban decorados con luces, como las de navidad, y el camino era iluminado por
faroles. Pudo ver parejas y amigos sentados en los banquillos de los parques. Creyó reconocer a
un par de sus profesores saliendo de uno de los edificios, hablando alegremente y con una taza de
café humeante en sus manos.

Era un ambiente relajado, había algo con la noche que lo hacía mágico.

Caminaron tranquilamente, hasta que un par de alfas pasaron por su lado. No se voltearon a
verlos, Bum estaba seguro que ni siquiera se habían percatado de su presencia, pero aún así
Sangwoo rápidamente tomó su mano en un gesto protector. Quizá también algo posesivo.

No se quejó, amaba ese lado del alfa.

Su omega interior estuvo de acuerdo.

Cuando pasaron por otros dos puestos de comida que estaban cerrando, Bum sintió su estómago
gruñir. Miró de reojo a Sangwoo, parecía caminar con la decisión de alguien que sabía hacia
dónde iba.

La casa estaba destruida, y Jieun había agregado que el causante de todo había sido Sangwoo. Su
corazón dio un vuelco al recordar que el alfa había hecho eso al sentirse angustiado por su
desaparición.

Sabía que no podían regresar ahí, así que tendrían que pasar la noche en otro lugar. Agradeció que
el alfa no hubiera aceptado las ofertas de su manada, que, aunque generosas, le hacían sentir muy
incómodo. Quería pasar tiempo a solas con Sangwoo y, además, no los conocía bien.

Supuso que tarde o temprano debía acostumbrarse a ellos, era su manada, después de todo.

Sangwoo se detuvo, jalándolo en el proceso, tan ensimismado en sus propios pensamientos para
notar el lugar a donde habían llegado.

El centro médico. Se tensó.

¿Acaso quería dejarlo ahí? ¿Solo?

Dispuesto a reclamar, abrió la boca, pero antes que pudiera hacerlo Sangwoo volvió a caminar,
pero no hacia la puerta principal del centro, como esperaba que hiciera Bum, sino hacia una de las
puertas laterales, donde una figura oscura se encontraba cerrando la puerta.

“Doctora.” Llamó Sangwoo a su lado.

Bum volvió su mirada, cerrando un poco los ojos para poder ver mejor a la beta. Y en efecto, la
doctora que los había atendido después de su mordida, el incidente en los baños y su celo estaba
ahí, frente a ellos, envuelta en un saco grueso y con una bufanda suave alrededor de su cuello. Se
les quedó viendo con los ojos muy abiertos, como si no pudiera creer que estaban frente a ella.

Parpadeó varias veces y levantó sus anteojos.


“¿Qué hacen aquí?” Preguntó, bocanadas de aire caliente salieron de su boca. Pasó su mirada del
omega al alfa a su lado, quizá buscando golpes o sangre. No podía oler sus feromonas, así que su
observación aguda era la única herramienta que tenía frente a situaciones con los grupos alfa y
omega.

Bum se encorvó un poco ante sus ojos. No era que no le agradara la doctora, pero su mirada era
penetrante y sentía que había hecho algo malo.

A su lado, Sangwoo sólo apretó el agarre en su mano, pasándole suavemente el pulgar sobre su
piel, buscando tranquilizarlo. Sus aroma no cambió, incluso cuando la mujer se acercó, pero Bum
pudo sentirlo tensarse levemente. “Necesitamos ayuda.”

No requirió mucho lograr que la doctora aceptara darles alojamiento, parecía como si estuviera
esperando algo así de ellos. Sangwoo le dio una explicación rápida de su situación mientras
caminaban por los pasillos blancos y callados del centro. A diferencia del campus, el lugar parecía
estar deshabitado.

Es hora de cerrar los consultorios, explicó la doctora al ver la cara de incertidumbre de Bum. Dijo
además que, aunque el centro permanecia abierto las 24 horas, el área de consultorios se cerraba a
las 10 de la noche. Había recibido a su último paciente hace una hora, y estaba lista para volver a
casa, agregó.

Sangwoo sólo respondía lo necesario, siempre adverso a la conversación fácil y superflua. En


cambio Bum agradeció que llenara el silencio abismal de los largos pasillos. No había soltado la
mano del alfa en ningún momento.

Llegaron a una sala grande y vieron pasar tres enfermeras beta y perderse en otro pasillo. La
doctora los guió hacia una de las puertas cerradas, sacando una llave para abrirla, los invitó a
pasar.

Dentro había una camilla y unos aparatos extraños, Bum se acercó a ellos mientras la doctora
indicaba a Sangwoo dónde debía sentarse. El alfa le hizo caso a regañadientes, cruzándose de
brazos. La beta tomó su brazo y acercó un mueble con ruedas a él, habían muchos instrumentos
encima. Tomó algodón y algo de una botella pequeña, y comenzó a limpiar la sangre seca de los
nudillos heridos del alfa.

Sangwoo dejó que lo hiciera, lucía terriblemente aburrido.

Bum se sorprendió que la doctora hubiera notado las heridas de Sangwoo cuando él mismo no se
había percatado. Se preguntó si habían sido a causa de la pelea que había tenido con Seungbae.
Ninguno había dado detalles en el auto, sólo sabía que el alfa había ganado.

“Supe lo de la audiencia, no soy la persona que se encargó de redactar el informe, así que temí que
no fueran completamente imparciales al respecto.” Dijo, sin levantar la mirada de lo que estaba
haciendo, concentrada. “Me alegra mucho saber que lo encontraron inocente, señor Oh.”

Bum se dio la vuelta y se acercó, sentándose al lado de la doctora, admirando silenciosamente la


resistencia del alfa.

Echó los algodones que había usado a un pequeño tacho rojo, y tomó unas vendas. “Tuve dudas
sobre su relación, pero la acusación me pareció injusta.”

Después de unos segundos, y habiendo terminado de envolver las heridas, Sangwoo habló.
“Gracias.”
Tomó cuidadosamente el mentón de Sangwoo, limpiando los cortes en su barbilla y boca. Le
indicó que se quitara la camisa, y al hacerlo, limpió también los rasguños y sangre que tenía ahí.
Mucha de ella no era de Sangwoo.

“Lamento escuchar lo de su casa.”

Al ver los arañazos que tenía en la espalda, la doctora no dijo nada, sólo dirigió una mirada a Bum
quien bajó la suya, encontrando muy interesante el suelo de repente.

“Las heridas que tiene son superficiales.” Dijo, cuando terminó y se levantó de su asiento, yendo a
uno de los muebles en la esquina del cuarto. Bum no pudo evitar apreciar el torso desnudo de
Sangwoo antes que volviera a vestirse. El alfa lo notó y le sonrió, divertido.

La doctora volvió hacia ellos, y le entregó dos cajas de medicina a Sangwoo. “Sólo evite usar la
fuerza por un par de días, sanarán completamente después y podrá… hacer lo que los alfas
hacen.”

“¿Golpear?” Preguntó Sangwoo, arqueando una ceja y con sorna.

“Espero que haga más que eso, señor Oh.” Respondió la mujer, sonriendo levemente.

“Tch.”

La doctora volvió su atención a Bum, nuevamente se sintió examinado bajo su mirada. “¿Se
encuentra bien?”

“Sí, sólo… estoy cansado.” Admitió.

“Hm, necesitan dormir.” El sonido del estómago de Bum resonó en el consultorio, haciendo que el
omega se ruborizara. “Y comer, lamentablemente esto es todo lo que tenemos en el centro.
Suficiente para un omega, pero temo que no para un alfa.”

Los llevó a la sala contigua, que lucía como una pequeña cocina. Abrió un refrigerador y sacó
comida congelada, la llevó a un microondas y la calentó, indicándoles que esperaran en una de las
mesas junto a la pared.

Sangwoo comió las tres raciones que la doctora le dio en pocos segundos, engullendo la comida
como si no hubiera probado bocado en semanas. La doctora no se sorprendió ante eso, a pesar que
el mismo alfa lucía algo contrariado por su necesidad. Bum moría de hambre, pero a la segunda
ración no pudo más y declinó una tercera.

“El té ayudará a calmar sus nervios.” Le dijo la beta, antes de dejar una taza caliente de té frente a
él.

Esperó a que terminaran, viendo discretamente su celular. Cuando lo hicieron, se levantó y los
guió a la salida.

“Los llevaré a su habitación.”

En el camino, pasaron por el pabellón donde se había quedado Bum, aunque sólo lo vieron de
lejos. Los guardias custodiando a los omegas ahí dentro hicieron una mueca al reconocer a
Sangwoo como alfa. Cruzaron el lugar hacia el otro lado del centro, la doctora les dio mantas y
almohadas frescas, a pesar de que Sangwoo se había negado al comienzo diciendo que apestaban.

La habitación que les brindó era grande, mucho más de lo que había sido la suya durante su celo,
pero también tenía las paredes pintadas de blanco.
“Es una zona de descanso y oficialmente no debería dejar que pasen la noche pero…” Dijo,
cuando los vio recorrer el dormitorio, curiosos. “Tampoco puedo dejar que duerman en la calle.
Debo velar por los intereses de una pareja.”

Bum dejó la almohada y frazada que le había dado sobre la mesa, y caminó hacia la cama. Era un
poco más grande que la de su habitación anterior, pero no lo suficiente para que hubiera sido
pensada para dos personas.

“Pueden quedarse aquí por hoy, pero mañana tendrán que firmar la solicitud si quieren hacerlo por
más días.”

Bum se quitó la polera de encima, quedando sólo con una camiseta delgada, Sangwoo caminó
hacia el baño personal y observó sus heridas cubiertas de gasas. La doctora los dejó ser, antes de
recorrer ella misma la habitación, cerrando las cortinas de la ventana que daba al pasillo.

“Deberían considerar la cita médica que les comenté en nuestra primera entrevista.”

Ninguno le respondió. Bum observó a Sangwoo mientras éste se enfocaba más en los detalles del
cuarto, en lugar de responder a la mujer.

“Muy bien, me retiro.” Dijo, cuando ambos estuvieron sentados a lados opuestos de la cama.
Acomodó su bufanda y caminó hacia la puerta.

Bum estaba listo para entrar a la cama y dormir, cuando la voz de Sangwoo rompió el silencio.

“Doctora.”

La mujer beta se volteó, mirándolo de reojo.

“No aceptaré ayuda de la universidad.” Aseguró, con el ceño fruncido.

“No esperaba que lo hiciera.” Dijo ella, cautelosamente. Volvió a entrar a la habitación, metió una
de sus manos en el bolsillo de su saco y le entregó una tarjeta al alfa. “Pero espero que lo
reconsidere si la ayuda es personal.”

Abrió la puerta, apagó la luz y salió.

“Buenas noches.”

Ninguno se acercó al interruptor para encender la luz, a pesar de que aún no estaban listos para
dormir. Bum tomó las frazadas y almohadas y las acomodó como pudo en la cama, usando la poca
luz que venía de la ventana para guiarse. Sangwoo cerró con llave la puerta, y se quedó un rato
viendo entre las persianas.

En silencio, ambos entraron a la cama, debido al pequeño espacio, Sangwoo movió a Bum de tal
manera que la espalda del omega estuviera pegada a su pecho. No era una posición ajena a ellos,
estaban acostumbrados a dormir así desde los días en lo que la sala era el dormitorio de Bum y
compartían el sillón.

Era tan extraño pensar en todo lo que había pasado ese día y en lo mucho que había cambiado su
mundo. La confesión de Sangwoo seguía muy presente en su mente.

Cerró los ojos.

Con Seungbae fuera, se sentía más tranquilo y seguro. El aroma de Sangwoo lo rodeaba
placenteramente, pero, aunque quisiera, estaba muy cansado como para iniciar algo.
Sintió uno de los brazos del alfa rodear su cintura.

“¿Bum?”

Abrió los ojos.

“No puedo dormir.” Admitió, dándose la vuelta.

“Yo tampoco.” Dijo Sangwoo, levantándose y apoyando su cabeza en uno de sus brazos. “Fue un
día de mierda.”

Asintió, bajando los ojos.

“Lo siento.”

“No por tí. La audiencia, el imbécil ese…” Con un gesto de desprecio, Sangwoo dejó el tema de
Seungbae. “Según Jieun, fuiste tú quien hizo que el consejo no me culpara.”

Con desconcierto, Bum preguntó. “¿Yo?”

“Tu llamada.”

“A-ah…”

Se había regañado mentalmente por haber sido tan débil de llamar a Sangwoo esa noche, antes de
salir a casa de sus abuelos. Sintió que debía hacerlo, así que lo hizo. ¿Qué más importaba? Tenía
derecho a un adiós.

Si su llamada había ayudado a Sangwoo a salir libre de la audiencia, estaba feliz de haberla hecho.

“No quiero que pase otra vez.” Dijo el alfa, interrumpiendo sus pensamientos.

“¿Qué cosa?”

Sangwoo se inclinó levemente hasta besar su frente. “Que alguien abuse de ti y no me lo digas.”

“Lo siento.”

“Deja de disculparte tanto.” Dijo, frunciendo el ceño.

“Lo si—”

“Bum.”

Rió, Sangwoo al ver su risa tímida, le siguió.

Quizá ese había sido el verdadero problema, no hablar con Sangwoo de esas cosas. Pero estaba
tan acostumbrado a ese tipo de trato que el que Seungbae lo hiciera no fue motivo de sorpresa.
Además, en ese momento dudaba que Sangwoo hubiera querido defenderlo.

O al menos eso pensaba entonces.

No sabía cuándo o en qué momento los sentimientos del alfa hacia él habían cambiado.

“N-no volveré a hacerlo.” Prometió, en voz baja. “Si alguien vuelve a decirme esas cosas, te lo
diré.”
Sangwoo hizo un gesto, complacido. Pasó su mano izquierda por su cintura, apretando
protectoramente la piel del omega bajo su palma.

“Bien.” Volvió a inclinarse, juntando la frente del omega con la suya, forzando a que no quitara la
vista de él. “Sólo quiero protegerte, pero no sirve de nada si no pones de tu parte.”

Con la boca seca, asintió.

El alfa tomó su mano y, como lo había hecho en el auto de Sungmin, comenzó a jugar con sus
dedos. Permanecieron un buen rato así, escuchando a lo lejos el sonido de pasos y ruedas a través
del piso.

“¿Qué pasará con él?” Preguntó de pronto, recordando lo orgulloso que se había visto el beta la
última vez que habló con él. Había sido un recuerdo involuntario, no quería recordar lo que había
sido esa noche, atrapado con un alfa fuera de sí. “Con Seungbae.”

“No digas su nombre.” Dijo Sangwoo, soltando sus dedos. “Pondré una orden de restricción
contra él.”

A esto, saltó.

No quería tener que ver al beta nunca más.

La idea le causaba escalofríos.

Tampoco quería ir a la policía, no después de sus experiencias pasadas en la secundaria.

“No quiero problemas…” Comenzó, esperando que el alfa entendiera sus razones.

“Es sólo para tener una excusa en caso se acerque otra vez.” Dijo Sangwoo, restándole
importancia al tema del beta. Sin embargo, Bum pudo notar lo mucho que se estaba esforzando
por permanecer tranquilo ante la mención de Seungbae. “Dejaré que decidas si quieres
demandarlo o no, de todas formas su expulsión ya es oficial sin importar tu respuesta.”

Negó. “No quiero demandarlo.”

“De acuerdo.”

¿Era así de simple?

¿No iba a pedir explicaciones?

“¿No preguntarás porqué?” Preguntó, tomando su mano.

“¿Qué importa?” Dijo Sangwoo, llevando uno de los dedos del omega hacia su boca,
mordiéndolo y haciendo que Bum soltara un quejido de dolor. “No me interesa enviar a ese idiota
a la cárcel. Sólo quisiera matarlo con mis propias manos.”

Llevó su dedo herido hacia su propia boca, pero Sangwoo lo detuvo, acercándose y tomándolo
nuevamente. Bum temió que volviera a morderlo, pero el alfa sólo lamió lánguidamente la herida.

“No quiero eso… si lo haces podrían—” Ahogó un pequeño gemido.

“Sí, sí. Por eso no lo hago.” Dijo Sangwoo, soltando el dedo, muy a pesar del omega. “No quiero
estar lejos de ti.”

Sonrió, era un sentimiento nuevo el ser amado, pero no era desagradable. Aún sentía dudas en su
interior, pero estaba listo para confiar en Sangwoo y aceptar su apoyo. Como había dicho antes el
alfa, era fuerte, podía lidiar con los problemas que llegaran.

Tomó la mano que estaba en su cintura y delineó cada pliegue de su palma, pensativo.

“¿En verdad lo hubieras matado?”

No hubo necesidad de especificar a quién.

“Sí.”

“¿Delante de todo el consejo?”

“Sí.”

Los latidos de su corazón se incrementaron, su omega interior se sintió muy satisfecho con su
pareja. Bum, a pesar de huir de la violencia, no pudo evitar sentirse orgulloso y protegido por la
afirmación.

A lo lejos, un paciente soltó un chillido.

Recordó lo que le había dicho Sungmin antes de volver a la carretera, cuando Bum le agradeció el
viaje. Es lo menos que puedo hacer, somos manada.

Y en verdad sentía que lo era, pero no entendía lo que ello implicaba.

Buscó acomodarse mejor en el bicep del alfa, antes de volver a hablar. “Sungmin dijo que soy
manada, ¿qué significa?”

“Mis alfas te protegerán.” Respondió Sangwoo, volviendo a rodear su cintura. “No confío en
ellos, así que lo haré yo mismo.”

“¿Sólo eso?”

“Te verán como líder de alguna forma.”

Líder.

¿Él?

Hizo un gesto, desviando la mirada con preocupación. “No quiero serlo, parece mucha
responsabilidad.”

Sangwoo no respondió de inmediato, prefiriendo hundir la cabeza en el espacio entre el cuello y el


hombro del omega, aspirando profundamente su aroma.

“No lo es, sólo tendrás que alentarme durante los retos.” Comenzó a darle pequeños besos en el
cuello, trazando un camino hacia su clavícula. “Motivarme…”

Riendo al sentir los labios de Sangwoo en una zona de su cuello que, hasta ese momento, no sabía
que era sensible a las cosquillas, se alejó. El alfa no volvió a intentar besarlo, demostrando que, a
pesar de las apariencias, estaba igual de cansado que él.

“Sangwoo, ¿por qué la doctora te ofreció ayuda?”

“La necesito.” Admitió.


Bum mordió el tejido interno de su boca, nervioso. “Creo que yo también.”

“Hablaremos de eso después.” Dijo Sangwoo, volviendo a su posición anterior y apoyándose


sobre la palma de su mano. “He estado pensando en vender la casa.”

“¿Qué?” Dijo, levantándose por completo. “¿Por qué?”

“Es la casa de mis padres.” Explicó, liberando feromonas para tranquilizarlo y poniendo una mano
sobre el torso del omega y obligándolo a que volviera a acostarse. “Muchos recuerdos.”

Sus padres.

Había olvidado que era la casa de infancia de Sangwoo y las cosas que habían ocurrido ahí antes
que él llegara.

A pesar de todo, era difícil imaginarse viviendo en otro lugar.

Recordó a la madre de Sangwoo, cómo había muerto según Seungbae. No tenía duda que había
una explicación tras las acciones del alfa ("yo los maté"), sentía que había algo más en esa historia
que un simple deseo homicida.

Sus orejas se calentaron al recordar lo que había ocurrido durante su celo, cuando le pidió a
Sangwoo apretar su cuello. Ni siquiera estaba seguro porque lo había hecho, nunca antes había
sentido ni curiosidad por practicar ese tipo de cosas.

Tragó, dándose valor para tocar el tema.

“Yo… no sabía lo de—”

Tu madre. No sabía cómo había muerto.

No sabía lo que estaba pidiéndote hacer.

“Ya te lo dije, no importa.” Dijo, casual. Bum estaba listo para pedirle perdón nuevamente,
cuando el alfa le dedicó una sonrisa peligrosa. “Tienes gustos muy extraños en la cama…”

“¡No—! ¡Es que—!”

Como si estuviera contando algo divertido, el alfa comenzó a contar con los dedos. “Te calentaste
cuando entré a la casa con sangre de otros alfas, cuando me viste con las heridas en los puños,
incluso cuando acepté que mataría a… ”

“¡Sangwoo!”

El alfa se dio la vuelta, riendo de buena gana, acostándose boca arriba.

“Pervertido.” Dijo, mirando al omega con mucho afecto, contrariando sus palabras.

¿Qué era lo que le gustaba a Sangwoo?

¿Qué le gustaba de él?

¿Fantaseaba como lo hacía Bum?

Quería saber todo.

“¿Cuáles son… los tuyos?” Preguntó Bum rápidamente, por temor a perder el coraje. “¿Qué cosas
te gustan…?”

Sangwoo miró extrañado al omega acostado sobre su brazo. “¿Tú?”

“No me refería a eso…”

“Supongo que avergonzarte me excita.” Aceptó, pensativo. “Y tengo algo con tu trasero y tus
piernas.”

“¿En serio?”

Asintió. “Sí, por eso cuando salimos decidí llevarte a mi casa. Quería cogerte ahí mismo, en el
cine.”

“¡Sangwoo!”

Con un movimiento rápido, se dio la vuelta y aprisionó a Bum contra la cama.

“Tienes que comer más.” Advirtió el alfa, casi cubriendo al omega por completo y tocando sus
lados. “No podrás embarazarte así.”

“¿Hijos?” Preguntó, con una mirada intensa. “¿Quieres tener hijos conmigo?”

“Claro.”

¿Estaba soñando?

“¿Ahora?”

“No ahora, después.” Dijo el alfa, volviendo a su lado de la cama. “Tenemos que buscar otro
lugar para vivir, terminar la universidad…”

Nunca antes se había atrevido a tener metas sobre lo que haría luego de terminar la universidad, su
única ambición era ganar el dinero suficiente para alejarse de su tío lo más que pudiese. Tener
comida en su mesa diariamente y vivir tranquilamente.

Jamás había pensado en una pareja, no fuera de sus fantasías, ni mucho menos tener hijos. En ese
entonces había pensado que era un beta así que, considerando su mal aspecto y pocas habilidades
sociales, se resignó a estar solo para toda su vida.

“Suena tan extraño, nunca había pensado en tener hijos. Nunca había pensado que terminaríamos
así.”

Hijos. Hijos con Sangwoo. Estaba seguro que si el alfa se lo pidiera, aceptaría tener hijos en ese
instante pero, pensándolo mejor, aún se sentía fuera de lugar. Preferiría acostumbrarse a su nuevo
estatus antes de dar ese paso. Tendría que prepararse muy bien para ese día.

Apenas y podía esperar.

“Yo tampoco.”

Tomó la mano del alfa, llevándosela a la boca y besando los nudillos cubiertos por la venda.

“Estoy muy feliz.”

Vio al alfa cerrar los ojos.


“Sangwoo…” Dijo, en un murmullo.

“¿Mm?”

“Repítelo otra vez.”

Frunció el ceño. “Mm, ¿qué cosa?”

“Ya sabes.”

“No.” Dijo, buscando más contacto entre el omega y él. “Dime.”

Sus mejillas se colorearon.

“Te amo.”

Sangwoo rió. “Aw, gracias.”

“¡Sangwoo!”

Sintió al alfa acercarse hasta llegar a su oído, su aliento calentando la piel que se encontraba ahí al
confesarse nuevamente. “Te amo.”

“Otra vez…”

Obedeció. “Te amo.”

“Otra vez…”

“Te amo.” Repitió. “Te amo.”

Los siguientes días pasaron rápidamente. Como lo había sospechado Sungmin, los chismes y
rumores habían inundado las conversaciones diarias entre los estudiantes, muchos de ellos eran
exageraciones de lo que realmente había ocurrido. Lo demás eran puras mentiras.

Algunos hablaban de Seungbae como un héroe, otros, como un lunático.

Lo mismo ocurría con Sangwoo.

El alfa había hecho todo el papeleo necesario para quedarse un par de días más en el centro
médico y con ayuda de la doctora, comenzó a asistir a sesiones. Bum tuvo que reunirse con los
representantes omega y contó su versión de los hechos. Sangwoo no lo dejó un sólo minuto solo,
sino que, terco, insistió en quedarse a su lado durante toda la reunión.

El presidente del consejo habló en privado con Sangwoo, aunque el tema de la conservación no lo
compartió con nadie, ni siquiera con su pareja. Bum estaba seguro que era algo privado así que no
insistió.

De cualquier forma, y fuera lo que fuera que habían conversado, el viejo alfa sonreía amablemente
y con entusiasmo cada vez que lo veía en el campus, para el desagrado y molestia de Sangwoo.

Ninguno volvió a ver a Seungbae. Según lo que Jieun había contado durante los pocos minutos en
los que Sangwoo no estaba con ellos, el beta había decidido mudarse a otro estado.

Sungmin y Bum sintieron lástima por él, pero ninguno se atrevió a mencionarlo en voz alta.
A pesar que todavía faltaban 3 días para que la suspensión de Sangwoo terminara, el alfa desafió a
cualquiera que le dijera que no podía estar ahí. No entraba a clases, pero esperaba a Bum en las
suyas y no dejaba al omega caminar por el campus sin tomarle la mano.

Era adorable, según Sungmin.

Jieun sólo fingía vomitar cada vez que los veía, a pesar de quejarse ruidosamente cuando Sungmin
dejaba de agarrarle la mano.

El nuevo puesto de Bum en la manada de Sangwoo no había cambiado casi nada, el omega seguía
comiendo con Sangwoo y el resto del grupo comía a un lado. Excepto que habían dejado de
almorzar dentro y lo hacían en los parques. El clima no era el ideal, hacía mucho frío, pero para
Bum esa era sólo una excusa para sentarse en el regazo del alfa y dejar que éste le rodeara con
ambos brazos.

“Viejo, me das tanta pena verte comer esa porquería.” Comentó Sungmin, mientras trataba de
alcanzar una de las salsas, cuidándose en no derramar nada en el proceso. “Corre y cómprate una
bolsa de papitas o una hamburguesa.”

Donggyu lo miró con desdén, aún lucía algo pálido y demacrado, pero había recuperado su fuerza
y permanecía atento a cualquiera que estuviera cerca. El incidente con Seungbae sólo le había
hecho desconfiado y a la vez, incrementado su sentido de protección a su manada. Curiosamente,
entre los que cuidaba con más fervor, estaban Jieun y Bum.

Había sido dado de alta un días después de la audiencia, aunque tenía que cumplir varias órdenes
del doctor. Entre ellas, no grasas saturadas por una semana.

“No puedo, idiota.” Respondió, algo dolido. Para alguien cuya dieta consistía en papitas fritas y
demás, la orden del médico había sido casi suicida.

Miró con celo la comida de los demás, antes de engullir con agresividad su ensalada.

“Deja que coma verduras.” Intervino Jieun, sirviéndose en solidaridad una porción de ensalada.
“Le hacen bien.”

El alfa más grande la miró con nueva apreciación. “Gracias, Jieun.”

Comieron en relativo silencio, ignorando las miradas de otros grupos que pasaban por ahí.

“¿Alguna noticia?” Preguntó Donggyu, observando a todo aquel que caminara cerca.

Sungmin tomó una porción de puré que le ofreció Bum antes de responder. “¿Aparte de que el
profesor de economía nos la va a meter repetidas veces en la prueba de mañana?”

Todos gruñeron.

“¿Por qué tenías que decirlo así?” Se quejó Jieun.

“Es la verdad.”

Rodó sus ojos con exasperación, aunque su rostro indicaba cariño. “Eres tan—”

“Pfft, me amas.” Dijo Sungmin, casual.

Jieun abrió los ojos, luchando por no atragantarse con la lechuga que estaba masticando. “Yo- yo
no—”
La desesperación en el tono de la alfa y sus feromonas, hicieron que incluso Sangwoo arqueara
una ceja. Sungmin se ruborizó. “Mierda, me amas.”

“¡Sungmin!”

Algunos de los estudiantes que pasaban por ahí les enviaron miradas de desconcierto, tan poco
acostumbrados a ver al círculo cercano de Sangwoo comiendo fuera, sin ninguna preocupación
aparente cuando la realidad era que la universidad entera buscaba retarlo.

“¿Dónde están los demás?” Preguntó Sungmin, extrañado.

“En el comedor.”

Un día después de la audiencia, los alfas de la manada de Sangwoo se encargaron de seguir y


hacer pagar a los alfas que habían ayudado a Seungbae, arrojándolos a los pies de Sangwoo a
modo de disculpa. El alfa sólo se encargó del alfa que había drogado a Donggyu y asustado a
Bum, y dejó que los demás lidiaran con el resto.

No se volvió a hablar del tema, aunque era claro que el perdón de Sangwoo les iba a costar mucho
más que eso.

Una manada pasó, camino al comedor. Los miraron sonrientes, e incluso uno de ellos saludó a
Sangwoo. El alfa los ignoró, prefiriendo enfocar su atención en el omega que lamía sus dedos,
saboreando la comida sobre su piel.

Sungmin, en cambio, no les quitó la vista de encima. “Desde que pasó lo de… quien-no-debe-ser-
nombrado, todos creen que pueden derrotarte.”

Donggyu desvió la mirada del grupo, confundido. “¿Quién…? Ah.”

“No menciones su nombre si no quieres ver a Sangwoo volverse una bestia y golpear al primer
idiota que se le cruce.” Advirtió Jieun, echando otra porción de ensalada sobre su plato.

Sangwoo llevó una cuchara llena de arroz a la boca de Bum, haciendo que éste la abriera y
comiera sin pestañear. Era tan usual que ninguno de los presentes comentó al respecto, prefiriendo
seguir comiendo.

“Come.” Dijo el alfa, haciéndolo nuevamente.

“Son tan empalagosos.” Se quejó Jieun, viendo cómo el omega miraba embelesado al alfa. “Deja
de darle de comer, ¿quieres? No es un niño, es mayor que tú.”

El alfa gruñó, dejando la cuchara en el plato. Señaló con la cabeza la mano posesiva que tenía
Jieun sobre la rodilla de Sungmin. “Deja de manosear a uno de mis alfas entonces.”

“Es mi alfa también.”

“¿Se están peleando por mí?” Dijo Sungmin, llevándose una golosina a la boca. Desde que había
dejado de fumar, sentía la necesidad de tener algo en la boca en todo momento. Miró a Bum,
levantando ambas manos. “Bum, no te pongas celoso. No me interesa Sangwoo.”

Jieun rodó los ojos, pero no lo soltó. Miró en cambio a Bum, quien aceptó gustoso una manzana
que le alcanzó Sangwoo. “¿Cómo te va en tus exámenes, Bum?”

“Bien, eso creo.” Dijo el omega, inseguro y bajando la mirada. “Sangwoo me ayuda a estudiar.”
Con los días, se le había hecho más fácil mantener el contacto visual, pero Jieun entendía que le
costaría acostumbrarse a su presencia. No era algo de lo que hablaran, pero el aroma de la alfa
había comenzado a parecerse a uno perteneciente a la manada de Sangwoo, incluso sus alfas
almorzaban junto a los de Sangwoo, como si fueran todos un gran grupo.

“A estudiar anatomía, eso no lo dudo.”

Sangwoo volvió a gruñir, a modo de advertencia. “No jodas, Jieun.”

“Tengo dudas sobre uno de los cursos, pero Ju-hyun me va a prestar sus apuntes. Ella está en otro
horario pero es el mismo profesor.” Siguió Bum, masticando la fruta en sus manos.

Ju-hyun había sido de gran ayuda para la manada, Bum no estaba seguro si era parte del grupo
también, pero su aroma sí había cambiado y a veces la encontraba hablando con Sungmin o Jieun.
Algunas veces almorzaba con ellos, y sus feromonas ayudaban a tranquilizarlo, al no ser el único
omega en el grupo. Aún así, desde que Seungbae había sido expulsado, andaba la mayor parte del
tiempo sola. Aplicó al puesto de delegada y lo obtuvo, al ser la única que entendía lo que
Seungbae hacía.

“Oí que es la nueva delegada después de… quien-ya-saben se fue.”

“No sean ridículos, pueden decir su nombre.” Intervino Sangwoo, aceptando el pedazo de
manzana que había cortado Bum para él.

“Es más divertido así.” Dijo Jieun, recibiendo risas de Sungmin y Bum. Donggyu permaneció en
silencio al lado de la alfa, pero sonreía.

“Sí, es la nueva delegada pero no creo que le guste.” Siguió el omega, cortando más pedazos de
manzana para dárselos a Sangwoo. “Tuvo que renunciar a su trabajo en la cafetería.”

El alfa cogió una de las cajitas de jugo, al lado del recipiente de ensalada, y se la dio. “Bum,
toma.”

“Gracias.”

Siguieron comiendo en relativo silencio, hasta que Sungmin preguntó. “¿Cómo van las
reparaciones?”

“Bien.” Respondió Bum, tomando de la cañita del jugo antes de ofrecérselo a Sangwoo, quien
apoyó su mentón en la cabeza del omega y tomó. El omega volteó a verlos, antes de seguir. “Hoy
van a entregarnos la puerta por la tarde.”

La casa, en efecto, estaba destruida cuando fueron a verla. Sangwoo le había dicho que al creerlo
muerto, había perdido la razón. El único lugar intacto había sido la sala, pues su aroma seguía
siendo fuerte ahí, y el nido, que por la misma razón, el alfa no pudo destruir. Las paredes del
pasillo estaban golpeadas y con manchas de sangre, ninguna silla en la cocina había quedado de
pie, y la mesa había sido partida en dos. Algunos platos fueron arrojados contra el piso,
rompiéndose en varios pedazos. La puerta del dormitorio estaba rota y los cajones habían sido
lanzados contra la pared. Bum se había estresado un poco al ver el estado de las habitaciones, y la
puerta principal, pero más que por ser evidencia de la fuerza destructora de Sangwoo, lo que le
preocupaba era el dinero con el que tendrían que pagar todas esas reparaciones. Le había dicho
sus preocupaciones al alfa, quien le restó importancia.

Al pasar los días, él mismo había reparado los huecos que habían dejado sus golpes, hizo que
Bum le ayudara cargando lo menos pesado y llevándole herramientas. Lo hacían por las tardes,
luego de las clases, y por las noches volvían a la universidad para estudiar y dormir en el centro
médico. Las sesiones, si se podían llamar así, que Sangwoo tenía con la doctora duraban horas.
Muchas veces había despertado a Bum al volver y siempre se veía muy cansado luego de una.
Después de la primera, se había acostado, y compartió cada detalle de su vida con Bum. Cómo
murieron sus padres, lo que ocurrió con la beca y Seungbae, incluso los primeros años en la
universidad. Incluso le aclaró su posición sobre los beta (los odiaba), omega (débiles, pero ya no
los odiaba) y alfa (idiotas, pero útiles). Bum, en cambio, le contó sobre su vida con sus abuelos, la
muerte de sus padres, lo que había pasado durante primaria y secundaria y todo lo ocurrido con
Seungbae. Hablaron hasta el día siguiente.

“¿Tuvieron problemas?”

“No, Sangwoo se encarga de cualquiera que intente entrar.” Dijo Bum, sonriendo.

Jieun lo miró detenidamente. Habían pasado sólo unos cuantos días pero el omega se veía mucho
mejor, sus mejillas se habían rellenado ligeramente y el tono de su piel se veía más saludable. Se
veía feliz. “Te ves bien.”

“Gracias.”

“¿Usas algo?” Se acercó al omega, dejando su plato a un lado. “Juro que tienes más pestañas que
yo.”

Bum se encogió, apretándose contra Sangwoo al ver a la alfa acercarse. “Eh…”

“Aunque tienes que hacer algo con esas ojeras.” Comentó, mirando detenidamente sus ojos.

Bum tragó.

Sintiendo su incomodidad, Sangwoo apartó a Jieun de un empujón, causando que casi arrojara el
recipiente con el puré a un lado, para descontento de Sungmin. “Jieun, deja de torturarlo.”

La alfa volvió a su sitio, con un puchero infantil.

“Oh, cierto.” Dijo Sungmin, antes de sacar una caja morada y lujosa de su mochila vieja y sucia.
Miró a Sangwoo antes de dárselas a su omega. “Toma, mi madre me dijo que estos chocolates son
muy buenos para omegas. Algo sobre un ingrediente… no tengo idea. Son buenos para el estrés.”

Bum tomó la caja, maravillado con la portada y pasando los dedos sobre ella. No era algo de lo
que habían hablado abiertamente, pero era obvio por el cambio en la dieta de Bum y las pastillas
que había comenzado a tomar, que estaba preparando su cuerpo para un embarazo. Así que los
alfas de la manada, generalmente los de mayor rango como Sungmin, le regalaban bocadillos que
lo ayudarían. En respuesta, el apetito del omega se había incrementado, algo que sorprendió a sus
abuelos cuando fueron a visitarlo al centro médico. Sangwoo aún no parecía cómodo con ellos,
por ser beta y, en su opinión, por no haber podido evitar los abusos de su tío. El sentimiento era
recíproco, sus abuelos no sabían cómo tratar al alfa que había destrozado con un bate la virilidad
de su hijo, pero hicieron un esfuerzo por incluir a Sangwoo en sus conversaciones, y el alfa hizo
lo mismo, aunque dejó bien en claro que sólo soportaba su presencia por su pareja.

“Gracias.” Dijo Bum, abriéndola y probando uno de los chocolates. “Saben bien.”

Levantó la mirada, vio el perfil de Sangwoo, alerta.

“Pareces aburrido.” Susurró, disfrutando de la conversación del resto, les daba algo de privacidad.
Llevó uno de los chocolates a su boca.

“Lo estoy.” Admitió el alfa, sin quitar la mirada de sus labios.


Con cuidado, y suponiendo que Sangwoo quería uno, Bum levantó la caja de dulces. “¿Quieres
un chocolate?”

“Mm.”

Fue lo único que dijo antes de agacharse, tomar a Bum del mentón y besarlo profundamente,
delante de todos. Donggyu nunca los había visto hacer eso, así que fue el único que se sorprendió.
Los demás sólo siguieron con lo suyo.

“Al menos fue sólo un beso esta vez.” Comentó Sungmin, aprovechando el momento para tomar
uno de los chocolates que amenazaban con caer del regazo del omega.

Cuando terminaron de comer, y comerse, guardaron todo y se pusieron de pie. Los alfas de ambas
manadas los esperaban a unos metros, aunque en realidad fuera una sola pero sus líderes eran muy
tercos y preferían morir antes de aceptar estar en el mismo grupo. Caminaron hacia ellos, Sungmin
y Jieun al frente, jugando como idiotas a empujarse, Sangwoo y Bum atrás, el alfa rodeando los
hombros del omega y con su mano sujetando la más pequeña de su pareja, y Donggyu al final,
encuadrando los hombros y con los puños apretados a los lados de su cuerpo, listo en caso de
cualquier emergencia.

Algunos alfas los miraban desde las ventanas altas de algunas facultades, incluso un grupo los
señalaba, mientras murmuraban entre sí, al otro lado del parque.

“Siento que todos los alfas están mirándonos.”

“Quieren retarnos.” Aclaró Sangwoo, al mismo tiempo que Donggyu les dirigía una mirada
asesina a los alfas en las ventanas, logrando que éstos se escondieran rápidamente.

“¿Todos?”

Sangwoo sonrió. “Que lo intenten.”

Bum apretó su mano, liberando feromonas de deseo.

Quizá haya tiempo para desaparecer un rato antes de que sus clases comiencen, pensó el alfa.

Siguieron hasta llegar a su manada, quienes esperaron que pasaran por su lado, para poder
seguirlos. Sungmin se dio la vuelta, caminando al revés. “La universidad entera quiere retar a
Sangwoo, ¿qué hay de nuevo en eso?”

Cruzaron el campus, haciendo planes para ir al centro comercial a ver una película al terminar las
clases. El grupo comenzó a discutir sobre la mejor opción, cuando Sungmin interrumpió a todos.

“Hablemos de cosas más relevantes, ¿sabían que descubrieron al profesor beta de administración
chupándosela a un estudiante en las duchas, el día de la audiencia?”

Sangwoo se tensó. Bum lo miró, extrañado.

“¿Quién lo diría, no?”

Chapter End Notes


Ha sido un largo camino hasta aquí, no sólo para Bum y Sangwoo, sino para mí y las
personas que han seguido este fic por meses. Es el primer fic de KS que termino, y el
más largo que he escrito en mi vida. Estoy muy feliz de haberlo hecho, espero que
disfruten el final como yo lo hice al escribirlo :D

Sangbum tendrá que trabajar muy duro en su relación (ambos tienen problemas muy
serios que necesitan resolver), Seungbae sí logrará un nuevo comienzo (como en la
vida real, todo tenemos nuestros bajones y cometemos errores, pero siempre hay
chance de levantarnos), no todas las confesiones terminan en romance y a veces,
puedes encontrar amigos en lugares donde nunca creíste hacerlo (como Sungmin y
Jieun).

Aún falta el epílogo, pero ocurrirá 5 años después del final.

♥♥ Gracias por los comentarios y kudos ♥♥

PD: Imaginé al presidente del consejo como Albus Dumbledore lol.

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