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“LA CO-TERAPIA COMO PARTE

DE UN GRUPO DE TRABAJO DE PAREJAS”

Psic. Ma. De Lourdes Bustínzar R.

ENTORNO.

El entorno donde se presentó esta experiencia clínica, fue dentro de una práctica de entrevista
psicoterapéutica de la especialidad en Psicoterapia de parejas. Estas se llevaban a cabo con las
personas que asistían al Instituto a tomar sesiones de terapia conyugal por presentar problemas
que, como objetivo principal, desde el inicio se clasificaban de parejas. La decisión de que se
diera dentro de un marco de tratamiento en co-terapia fue a través del diálogo interclínico con
todo el grupo que nos encontrábamos en entrenamiento aunado a que el único compañero varón
tenía experiencia en el tipo de caso que se estaba presentando. Así, la coordinadora sugirió que
se trabajara en pareja de terapeutas como en un intento de espejear el vínculo establecido entre
un hombre y una mujer.

ENTREVISTAS:

Se llevaron a cabo 4 entrevistas:

1.- ENTREVISTA: (tiempo para la exploración de los datos generales).

La pareja estaba conformada por el Sr. X que contaba con 43 años de edad y la Sra. X que era
una mujer de 35 años cronológicos. Había procreado a una niñita de 4 años, que era la segunda
hija de la esposa y la primera del esposo. Vivían con otra niña de 12 años, producto de una
primera relación de pareja de la Sra. En el momento de esta entrevista, ellos se encontraban
separados del hogar conyugal. El esposo vivía con su familia de origen compuesta por sus
padres ancianos, con los que compartía y actuaba como un hijo pequeño. La chiquilla dividía el
tiempo con cada uno de sus padres, dependiendo de lo que decidía y quería, con una actitud
desordenada de ella, pero en particular de los padres, que no tenían disciplina, tanto para las
visitas, como para el manejo de sus responsabilidades.

Al iniciar el diálogo interclínico de lo que presentaban los señores, se estableció que requerían de
una orientación como padres para un mejor manejo de la formación y educación de la única hija
procreada por ellos. Al comentar con el grupo de trabajo que se encontraba en la entrevista
detrás de la Cámara de Gesel todos los datos relevantes, se incluyeron detalles de la familia de
origen, historias personales, tanto de las relaciones establecidas con anterioridad, como de
aquéllas que había tenido entre ellos, así como lo que pretendían instituir en el futuro. Es
importante anotar que la actitud de los padres estuvo matizada por una constante de indiferencia y
cinismo, como si los dos se hubieran propuesto lastimar al otro a través de la hija.

Al presentar una lluvia de ideas entre los miembros del grupo sobre el caso, Alejandro Labarthe
comentó que él tenía experiencia en el trabajo con este tipo de pacientes, que consistía en
focalizar los límites de la relación parental con los hijos, y que podía cooperar dándome la
información necesaria para encauzar de forma acertada las intervenciones en cada una de las
sesiones subsecuentes. Ante esto, la coordinadora del grupo comentó que tal vez sería una
buena opción que se manejara e caso en co-terapia, para facilitar el abordaje, y que al mismo
tiempo, se manejara como un método para espejear el vínculo entre un hombre y una mujer. De
este modo, todo los ahí reunidos estuvieron de acuerdo, aceptando que era una modalidad
diferente y novedosa, que en particular resultaba interesante trabajarlo así, y que nos permitía
aprender más.
En este momento, se retomó el segundo tiempo de la entrevista con los padres y se presentó a
Alejandro, indicando que se había decidido trabajar los dos juntos. Esta intervención se dio sin el
grupo presente en sesión. Se abordaron varios de los temas que se habían presentado durante la
primera parte y se intentó establecer un buen rapport, además de empatía. Se puede comentar
que la pareja no opusieron ninguna resistencia o ni demostró incomodidad por la determinación
del grupo de ser dos los que tomaran la responsabilidad del caso, así también es importante
señalar que nos acoplamos de manera significativa como co-terapeutas. Las intervenciones entre
los dos se fueron dando como si lo hubiéramos planteado y se tuviera escrito. Se les dejaron
algunas tareas como la elaboración de contratos individuales que los comprometía en la relación
de padres y también en la forma de interactuar entre ellos delante de la hija, así como pareja
parental. De esta manera se iba eliminando definitivamente y hasta donde era posible los dobles
mensajes, el que la niña siguiera con su papel de mensajera, así como el que decidiera qué
debían ellos hacer en su vida y con los tiempos que pasara con cada uno de los padres.

Se presentó un contrato terapéutico donde se aclaró que la presencia de los terapeutas se daría
en sesiones de co-terapia, donde los dos emplearíamos técnicas para definir mejor la orientación
que como padres estaban pidiendo y donde se focalizaría el manejo de su hija. Se establecieron
un número definido de sesiones que serían solamente tres y una más de seguimiento.

2ª. ENTREVISTA.

Antes de iniciar la sesión, se les pidió que entregaran los contratos elaborados por cada uno. A
estos se les sacó fotocopia para que cada uno de los terapeutas contaran con una copia.

Se prosiguió a iniciar la sesión y se les invitó a que leyeran cada uno su convenio, esto con el fin
de que los miembros de la pareja se enteraran con detalle lo que el otro podría aportar a la
relación con la hija y el compromiso que entre ellos se daría como pareja parental. Los padres
tomaron una actitud de interés por lo que leían y explicaban uno por uno los incisos que iban
presentando. La postura de los terapeutas en ese momento fue sólo de escuchar empáticamente
para permitir que ellos se sintieran apoyados y contenidos. Así también, existieron por su parte
comentarios que provocaron que entre los pacientes se dieran el “timing” necesario y siguieran en
el mismo orden de ideas. Daba la impresión de que los padres estuvieran propuestos a formular
sus quejas de forma más clara, centrándose en acciones que evitaran la utilización de la culpa,
etiquetar y leer la mente. Creo que lo más significativo fue que tuvieron una actitud abierta a no
herir al otro, sino a centrarse en hechos resientes.

Las intervenciones terapéuticas intentaron focalizar todo en la relación parental, lo que se había
establecido desde la primera sesión, es decir, lo que podían pedir a la niña y lo que le ofrecían
ellos a su hija. También, se definieron acuerdos y desacuerdos; por último se intentó
esclarecer los tipos de vínculos que se venían dando y en unción de quien.

Se trabajó con la pareja para evitar los dobles mensajes y para desarrollar una estructura de
recepción, incluyendo que se manejaran horarios y días para estar en compañía de su hija. Por
otro lado, se dejó claro que era innecesario el utilizar la generalización, pues podría provocarles se
sintieran (como conducidos) un constante malentendido y el subsecuente desaliento.

3ª. ENTREVISTA

FOCO: Racional – emocional.

Recibimos a la pareja en el mismo establecimiento de IFAC. Los invitamos en forma coordinada a


que manifestaran sus hallazgos y novedades. La actitud de ambos pacientes, desde nuestro
punto de vista clínico, fue de mayor apertura al definirse más sus posturas como individuos y
como padres. El señor X mostraba conductas que podrían clasificarse de amaneradas, o al
menos tendiendo a ser un tanto exagerado en sus gestos. La esposa se le notaba más relajada,
con menos necesidad de llorar o de gesticular en forma desorganizada. De hecho se mostraba
cierto acuerdo tácito entre ellos, más espontáneos y con un grado mayor de aceptación, así como
de atención a lo que se manejó desde el inicio de la sesión.

Se les cuestionó sobre lo que habían decidido de los contratos elaborados por ellos mismos, si
habían pensado en algún cambio acerca del mismo o en cuanto a ciertas actitudes.

Se trabajó sobre cómo habían manejado el espacio para ellos y sólo para ellos, con la función de
coordinar decisiones. Realmente esto fue como una experiencia innovadora para la pareja,
puesto que les clarificó sus dificultades individuales y las proyecciones de estas entre ambos, en
relación a los roles, tanto individual, como parental con la hija.

Retomamos todo lo mencionado con respeto a la evitación del manejo de los dobles mensajes,
los tipos de vínculo y la estructura de recepción.

Lo que como terapeutas esperábamos del manejo de cada una de estas condiciones, era que al
evitar la utilización de los dobles mensajes se comunicaran en forma más clara y definida, tanto
en la relación con la hija como entre ellos. Así podría esperarse que la confusión en la
comunicación se evitara y cada uno aceptara el rol junto con las responsabilidades que tenían
dentro del vínculo.

Ahora, en cuanto a los tipos de vínculo esperábamos que los padres tuvieran el rol de madre y
padre, la niña, el que le corresponde dentro del subsistema de los descendientes. Aquí el padre
tendría las obligaciones del mismo y no podría invadir las responsabilidades de la madre, esta, a
su vez, se manifestaría en todo el sentido de las características de su papel, al igual que la
chiquita debería adoptar conductas propias de su edad cronológica, sexo y posición de hija
pequeña. Esto último incluye la aceptación de las propuestas de sus padres en relación al tiempo
que estaría con cada uno de ellos, y que al mismo tiempo se harían cargo de todo lo que ella
necesitara.

En cuanto a la recepción, se esperaría que tuvieran los padre todo el ambiente necesario para que
la niña se sintiera contenida y apoyada en el plan de que se percibiera como esperada. Esto
también con el fin de que cada uno de los padres se hiciera responsable del cuidado y compañía
cuando su hija estuviera con cada uno de ellos.

4º. ENTREVISTA

Esta se llevó a cabo en las instalaciones de AMPAG, debido a que quince días antes se había
presentado los señores en IFAC por una confusión con la secretaria. Debido a que Alejandro
pertenece a la primera institución mencionada, él se comprometió a que podría llevarse a cabo la
última sesión para permitirnos conocer el seguimiento de los acuerdos establecidos con la pareja.

Esta última reunión se realizó tres mese después de la tercera sesión. Al inició se les notaba
mucho más relajados, de hecho, a diferencia de la anterior, se habían sentado más cerca, pero sin
invadir el espacio vital del otro, respetando el “timing” para poder relatar lo que les había
acontecido y como había manejado cualquier situación con su hija. Hablaron mucho de sus
actividades personales y de lo que quería alcanzar. Se notaba más tolerantes entre ellos,
poniendo atención a lo que el otro explicaba sobre sus planes.

Se decidió que en esa entrevista (final) trabajaríamos los puntos manifestados en sesiones
anteriores. Con esto encontramos una mayor clarificación y entendimientos a la exposición de los
sucesos acaecidos desde nuestro último encuentro, resaltándose incluso el apoyo entre ellos ante
las dificultades cotidianas que presenta la niña que representaría un viraje de la confusión que
presentaron en nuestro primer encuentro. Considero que hubieron diferencias dentro de la
relación como pareja parental, aún en estos momentos las intervenciones entre los co-terapeutas
las considero coordinadas y dando el espacio para que cada uno interactuara con los pacientes.

Se les proporcionó folletos de la clínica AMPAG, invitándoles a que reflexionaran sobre si creían
necesitar ayuda profesional en forma individual dentro de un grupo. Se les explicó con detalle en
que consistía la terapia y quedaron convencidos de que podría ser una buena opción para cada
uno de ellos.

Les dimos las gracias por habernos permitido entrar en su intimidad, comentándoles que para
nosotros fue muy agradable la experiencia.

CONCLUSIONES

❖ Como parte de un entrenamiento en psicoterapia de pareja, considero que fue


enriquecedor el poder definir entre dos terapeutas la problemática donde los pacientes
se presentan con objetivos ya planteados pero no concretados en relación a la
formación de su hija.

❖ El abordaje simultáneo de ambos terapeutas permite que una pareja pueda dispones
de patrones de interacción delimitados, facilitando la comunicación para llegar a
acuerdos o entender los desacuerdos en un marco de flexibilidad.

❖ Los contratos individuales les permitió aportar a la relación un manejo de sus propios
límites, donde las fronteras estaban establecidas por ellos y tenían que ser respetadas
por la pareja.

❖ El interactuar los terapeutas en forma coordinada sirvió para promover que la pareja
tuviera la oportunidad de reconocer en otros una forma nueva, y en particular menos
dolorosa de relacionarse.

❖ El fomentar la eliminación del uso, hasta donde fuera posible, de los dobles mensajes
permitió que tanto la hija, como sus padres, tuvieran un diálogo preciso con límites
claros.

BIBLIOGRAFIA

Guerin/Fay/Burdel/Gilbert. “The Evaluation and treatment of marital conflict” U.S.A., Basic Books,
1987

Haley, Jay. “Terapia para resolver problemas”. Buenos Aires, Amorrortu, 1982.

Montalvo, B. Issacs, M., Abelsohn, D. “Divorcio difícil, terapia para los hijos y familia”. Buenos
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O’Hanlon, Bill & Hudson Pat. “Amor es amar cada día” (¡Love is a verb. How to stop analyzing
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* Scharff, J. S. “Proyective and introyective identification and the use of the therapit’s self”.
Londres, Jason, Aranson Inc., 1992.

Watzlawick, P. Beavin, J. Jackson, D. “Pragmatics of human communication”. Nueva York, W. W.


Norton, Co., 1967

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