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La tripa

Para seguir con la temática de las mujeres causa de muerte, las mujeres fatales,

en el cuento de la tripa, Vanessa se ha marchado llevándose con ella una de las

tripas del narrador-protagonista, intradiegético, naturalmente.

El texto va desmadejando su historia desde la ausencia, contra parte de la

presencia de Siniestra, en el primer cuento, Siniestra causa la muerte de su

amante con su presencia, al contacto. En este cuento Vanessa causa la muerte

de su amante con la ausencia, y a partir de este vació corporal del amante

también se van vaciando los recuerdos y termina por vaciar un segundo sentido

en el texto, un sentido categóricamente sexual.

Entonces desde el hueco, se construye una historia de dolor, aquí no hay una

muerte explícita, no es claro que el protagonista realmente muera, sin embargo,

algunas líneas hacen referencia a que la huida de Vanessa acabará con él.

Nos encontramos frente a un cuento con una estrategia narrativa bien lograda.

El narrador está desorientado, esto logra confusión también en el lector, ya que,

es un cuento escrito en primera persona, aparentemente sencillo, pero en

realidad, no hay otros personajes que den información complementaria o pistas

que llenen los espacios en blanco que su relato nos produzca, como

consecuencia la desorientación que el narrador experimenta pasa directamente

al lector.

Desde una perspectiva teórica: “en la ficción, las relaciones temporales y

espaciales se refieren al propio campo interno de los personajes ficticios, no hay


compromiso con el hoy o el mañana, la deixis se convierte en símbolo sin

orientación efectiva” (Garrido; 2009: 112).

En el caso de este texto no hay otros personajes, mucho menos diálogos,

tampoco encontramos un epígrafe que nos de pistas como en los otros dos,

podríamos llamarlo un texto plano, en este sentido; únicamente encontramos

una intertextualidad con el cuento La caída de la casa Usher de Edgar Allan Poe;

pero éste no va más allá de hacer alusión a la partida de Vanessa, haciendo una

analogía entre el desvanecimiento metafórico de la cama queen size que

compartían y el desmoronamiento repentino de la casa Usher.

Entonces, claro está que no es el primer texto de estas características: narrado

en primera persona con un solo personaje y sin diálogos, ni siquiera en los

recuerdos del narrador los hay, el verdadero mérito de la estrategia narrativa

estriba en el juego de palabras y de simbología que le dan un segundo nivel

interpretativo al cuento, en el cual, las connotaciones son directamente sexuales,

y donde el título, cobra relevancia fálica.

Para algunas culturas, las tripas (intestinos), están relacionas directamente con

la vida por ser medio de alimentación y nutrientes; también están relacionados

con las emociones y la unión prenatal del feto con la madre. Según el diccionario

de Símbolos de Chevalier, los intestinos estaban cargados de poder mágico, a

los ojos de los antiguos egipcios. En las ceremonias de embalsamamiento, eran

cuidadosamente extraídos del cuerpo del difunto y encerrados en una urna”

(Chevalier; 1986: 594).


Aún en nuestra cultura occidental contemporánea, gracias al psicoanálisis y su

teoría sexual, se tiende a equiparar el acto sexual con la ingesta de alimentos,

es un devorar metafórico, tema que también ha sido rescatado por la literatura

sobre todo del romanticismo con textos como Pentesilea de Heinrich Von Kleist.

Los impulsos y conflictos jaloneados por el magnetismo digestivo o nutriológico


del comportamiento humano oscilando entre los deseos y los temores tienden a
confundirse (descender, poseer, penetrar) con el seno nutriente y el aparato
digestivo dominantemente matriarcales. La viscosidad y adherencia de esté
régimen nocturno de la imaginación genera símbolos hacia el cobijo o
devoramiento místico: el vientre, la cueva, el manto, la copa, el caldero, la
tumba, la crisálida, el huevo, la barca, etcétera. Toda una plétora de imágenes
enlazadas por su carácter de recipientes que disuelven, degluten y absorben
cualquier diferencia en el oscuro ámbito de su interioridad (Solares; 2005: 103-
104).

Es de este mismo campo semántico del refugio que desprendemos la idea del

cordón umbilical, esta tripa prenatal representa el anhelado origen, la vida y la

muerte, es posible referirnos al vientre también como tumba y última morada de

la humanidad.

El planteamiento de estas ideas nos ayuda a aterrizar el cuento de Flores. Nos

enfrentamos nuevamente al temor fantástico de la visión masculina ante el poder

místico que representa una figura femenina que se muestra huidiza y

desgarradora, literalmente: “cuando Vanessa salió por esa puerta se llevó una

de mis tripas con ella. En realidad esa mujer ha ido desmadejando mi tipa, un

centímetro cada momento de su ausencia” (Flores; 2011: 91).

El protagonista comienza hablando del dolor que le ha causado la ausencia de

Vanesa el cúmulo de emociones por las que atraviesa, y simbólicamente,


representa ese dolor en el desmadejamiento de tus tripas, sus intestinos,

Vanessa está ausente, pero nuestro protagonista experimenta un objeto

fantasma a través del recuerdo, el protagonista, genera un sentimiento

persecutorio que le impide el inicio de un duelo, no atraviesa ni siquiera la

negación, él es consciente de lo que ocurre y de su dolor, para Cecilia secreto,

“el duelo implica un agujero en lo real que moviliza todo el orden simbólico,

puesto que la desorganización momentánea de la estructura pierde la

localización, esto se realiza más como puesta en escena que como síntoma”

(secreto; 2008: 102).

Nuestro protagonista está dispuesto a esta movilidad con tal que reencontrarse

con Vanessa, su objeto de deseo,

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