Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
ESTADOUNIDENSE
INSTITUTO DE INVESTIGACIONES JURÍDICAS
Serie: ESTUDIOS JURÍDICOS, Núm. 111
Coordinador editorial: Raúl Márquez Romero
Edición y formación en computadora: Karla Beatriz Templos Nuñez
LAWRENCE M. FRIEDMAN
BREVE HISTORIA
DEL DERECHO
ESTADOUNIDENSE
PABLO JIMÉNEZ ZORRILLA
Traducción y comentario
ISBN 978-970-32-4402-7
Para Leah, Jane, Amy, Sarah, Paul, David y Lucy
CONTENIDO
Reconocimientos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . XI
Lawrence M. FRIEDMAN
PRIMERO. INTRODUCCIÓN . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1
IX
X CONTENIDO
Correctivos y sanciones . . . . . . . . . . . . . . . . . 81
La pena de muerte (siglo XIX). . . . . . . . . . . . . . 89
Operación del sistema de justicia penal . . . . . . . . . 91
Proceso penal . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 97
Delitos sin víctimas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 98
Legislación contra las drogas . . . . . . . . . . . . . . 103
Justicia penal en el siglo XX . . . . . . . . . . . . . . . 107
La pena de muerte (siglo XX) . . . . . . . . . . . . . . 114
La guerra contra las drogas . . . . . . . . . . . . . . . 119
Raza y delincuencia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 120
Una nota acerca de la ejecución de la ley . . . . . . . . 121
Lawrence M. FRIEDMAN
XI
COMENTARIO DEL TRADUCTOR
XIII
XIV COMENTARIO DEL TRADUCTOR
INTRODUCCIÓN
1
2 INTRODUCCIÓN
las hace tener vida (cuando la tienen) son las personas y las insti-
tuciones que las crean, las interpretan y las ejecutan. Me refiero
a la policía, las cárceles, los alcaldes, los tribunales, los jueces,
los empleados del servicio postal, los agentes de la Agencia Fe-
deral de Investigación (Federal Bureau of Investigation o FBI,
por sus siglas inglés), el secretario del Tesoro, los servidores
públicos que trabajan para todas las dependencias gubernamen-
tales en Washington, en las capitales de los estados y en los go-
biernos de las ciudades; al igual que los inspectores que visitan las
fábricas y los negocios, que verifican que los ascensores sean se-
guros, que ponen su sello de aprobación en los pedazos de carne.
También comprende a los abogados (de los cuales tenemos casi
un millón) que asesoran a las personas para apegarse a las normas,
lidiar con ellas, darles la vuelta, o usarlas en su beneficio. Los
abogados son una parte esencial del sistema jurídico, tal como los
maestros son parte esencial del sistema educativo y los doctores y
enfermeras son parte esencial del sistema de salud. Además, el
“sistema jurídico” es la forma en que todas estas personas e insti-
tuciones interactúan entre sí y con el público en general.
Lo que esbocé anteriormente es, en mi opinión, una forma
práctica de percibir al derecho y al sistema jurídico; aunque exis-
ten muchas otras formas. En general, hice referencia a aquello
que el lector pueden identificar como “gobierno”; aquello que el
gobierno hizo o hace y la forma en que las personas utilizan o
reaccionan frente al gobierno (en sentido amplio), de forma tal
que el policía que dirige el tráfico en una intersección es parte
del sistema, al igual que el presidente de la Suprema Corte de
Justicia de los Estados Unidos. Existen formas aún más amplias
de definir al derecho. Se le puede percibir como un proceso que
no necesariamente está relacionado con el “gobierno”. Las uni-
versidades, fábricas, hospitales y grandes compañías —todas tie-
nen cierta forma de “sistema jurídico”, de carácter interno y “pri-
vado”—. El derecho puede, en otras palabras, ser oficial o no
oficial; gubernamental o privado. También puede ser formal o
informal. Un juicio es un procedimiento formal regido por una
4 INTRODUCCIÓN
años (aunque sí revisó actos de los estados). No fue sino hasta fi-
nales del siglo XIX cuando la revisión judicial de la legislación
pasó a ser parte natural del ciclo vital de toda ley importante.
Fue hasta entonces que se convirtió en parte de la cultura política
y jurídica de los Estados Unidos; o quizás sería más acertado de-
cir que surgió a partir de la cultura política y jurídica de los Esta-
dos Unidos. La revisión judicial es un elemento estructural que
responde a la conciencia que los estadounidenses tienen de sus
derechos, al individualismo, al miedo a la concentración del po-
der, a la desconfianza a la centralización y a la tradición estadou-
nidenses de un gobierno disperso y fragmentado. En este sistema
“las demandas y las cortes proveerán” como ha dicho Robert Ka-
gan, “mecanismos no estatizados mediante los cuales los indivi-
duos” —y los grupos—“puedan exigir elevados estándares de
justicia” (como ellos la perciben) del gobierno.4
Ambos, la revisión judicial y el federalismo, son característi-
cas formales y estructurales del derecho estadounidense y, a su
vez, se encuentran profundamente arraigados dado que son reali-
dades de la cultura jurídica estadounidense. Otros aspectos del
derecho estadounidense son reflexiones más sutiles de la cultura
jurídica estadounidense. Ciertamente los hábitos de comporta-
miento jurídico estadounidense parecen ser muy distintos de los
hábitos de las personas que viven en Italia, Inglaterra o Japón. Se
dice que los estadounidenses son más conscientes de sus dere-
chos que los ciudadanos de otros países, son más inclinados a
demandar por daños y litigan más. Supuestamente, es menos
probable que los estadounidenses arreglen sus diferencias fuera
de un tribunal o que simplemente las toleren, en comparación
con personas de otras sociedades. Qué tan cierto es esto —y qué
tanta es la diferencia— es un muy controvertido tema de investi-
gación. En general, no podemos comprender el derecho estadou-
5 La forma clásica de abordar de este tema es, desde luego, la de Max We-
ber; véase Max Rheinstein, (ed.,) Max Weber on Law in Economy and Society
(1954); véase también Tyler, Tom R., Why People Obey Law (1990).
INTRODUCCIÓN 19
EL PERIODO COLONIAL
21
22 BREVE HISTORIA DEL DERECHO ESTADOUNIDENSE
E CONOMÍA
La mayoría de las personas piensan en el siglo XIX como la
era del liberalismo, un periodo en que el gobierno hizo tan poco
como pudo. Se dejó a la economía para que funcionara sola y
gobernó el libre mercado. Hay mucho de cierto en todo esto, pe-
ro no es la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad. De
hecho, el gobierno y el derecho tuvieron un papel fundamental
en la economía. Algunos aspectos de dicho papel fueron funda-
mentales; tan fundamentales que las personas tendían a darlos
por hecho. Se dio por hecho, por ejemplo, la idea de propiedad
privada —de las tierras y de las mercancías de cualquier tipo—.
Se dio por hecho la institución del contrato: el derecho de com-
prar y vender, el derecho de convenir sabiendo que la fuerza de
la ley estaba detrás de los convenios.
35
36 BREVE HISTORIA DEL DERECHO ESTADOUNIDENSE
7 Novak, William J., The People’s Welfare: Law and Regulation in Nine-
teenth Century America (1996), pp. 198-200.
ECONOMÍA Y DERECHO EN EL SIGLO XIX 39
DERECHO FAMILIAR
El derecho familiar es el derecho del matrimonio, la propiedad
conyugal, la adopción y otros asuntos relacionados. Al igual que
el resto del derecho, refleja lo que acontece en la sociedad; y lo
que acontece en la sociedad tiene un profundo impacto en la fa-
milia y en las relaciones familiares. El derecho familiar fue reno-
vado en su totalidad durante el siglo XIX —los grandes cambios
en la sociedad dejaron huella en este ámbito, al igual que en to-
dos los demás—.
¿Cómo era el derecho familiar a principios del siglo XIX?
Sería sólo una leve exageración decir que otorgaba todo al pa-
dre y muy poco a los demás miembros de la familia. En 1800,
por ejemplo, si una mujer tenía una porción de tierra —que
había heredado, supongamos— perdía la propiedad sobre ésta
al contraer matrimonio; ya que pasaba a manos de su marido.
Marido y mujer eran, como señalaba el dicho, un solo cuerpo;
pero el marido definitivamente estaba a cargo de ese cuerpo
—y más que del cuerpo—. En muchos sentidos, la mujer tenía
tan pocos derechos como un recién nacido o un loco. Una mujer
casada no podía comprar o vender sin el consentimiento de su
marido, no podía transmitir bienes por vía testamentaria, no po-
día obtener dinero hipotecando sus tierras. Si el matrimonio ter-
minaba en separación o divorcio, el derecho daba al padre (no a
la madre), la custodia sobre los hijos, salvo en ocasiones extraor-
dinarias.
57
58 BREVE HISTORIA DEL DERECHO ESTADOUNIDENSE
73
74 BREVE HISTORIA DEL DERECHO ESTADOUNIDENSE
Gran parte del sistema colonial nos parece muy extraño hoy
en día. Massachusetts castigaba delitos que nosotros no castiga-
mos, e incluso castigaba algunos (como la brujería) que creemos
fueron siempre inventos de la imaginación. En cierto sentido, el
sistema era menos técnico que el nuestro; pero en otro, se encon-
traba lleno de tecnicismos que hemos dejado atrás. El sistema
colonial se encontraba menos dominado por abogados que el
moderno. No obstante todo lo anterior, algunos otros aspectos de
la justicia penal nos resultan muy familiares en la actualidad. Por
ejemplo, a pesar de algunos contoneos, el sistema de juicio ante
jurado se encontraba en pleno uso en las colonias. Además, mu-
chas instituciones coloniales —la acusación por un gran jurado y
el examen de los testigos, por mencionar algunos— se utilizan
actualmente. Así pues, la justicia criminal es una historia tanto
de continuidad como de cambio.
CORRECTIVOS Y SANCIONES
46 Véase Rosenberg, Charles E., The Trial of the Assassin Guiteau (1968).
88 BREVE HISTORIA DEL DERECHO ESTADOUNIDENSE
47 Sobre el juicio, véase Brandt, Nat, The Congressman Who Got Away
with Murder (1991).
CRIMEN Y CASTIGO EN LA REPÚBLICA 89
PROCESO PENAL
La estructura fundamental del juicio penal ha cambiado poco
a lo largo de los años; sin embargo, existieron cambios importan-
tes en el proceso penal durante el siglo XIX. El acusado ganó el
derecho de subir el estrado y testificar —un derecho del que,
creámoslo o no, históricamente no gozaba—. Las reglas probato-
rias se volvieron más y más complicadas e intrincadas con el
98 BREVE HISTORIA DEL DERECHO ESTADOUNIDENSE
por la salvación del alma de los Estados Unidos fue sin duda la
Prohibición Nacional. Este “noble experimento” convirtió en de-
lito la producción y la venta de licor, prácticamente en cualquie-
ra de sus formas. La Prohibición tomó la forma de una enmienda
constitucional (la Decimoctava), que entró en vigor en 1920 y
prohibió la “producción, venta o transportación de licores em-
briagantes”. El Congreso aprobó también una estricta ley (la Ley
Volstead de 1919) para dotar de armas a la lucha contra el diabó-
lico ron. Muchos estados aprobaron sus propias leyes locales en
materia de prohibición, de manera que vender licor se volvió
tanto un delito federal como uno local.
Es del conocimiento popular que la Prohibición fue un enor-
me fracaso, que todo el mundo bebía y que el licor fluía como
agua, a pesar de la Decimoctava Enmienda, la Ley Volstead y las
pequeñas leyes Volstead aprobadas por los estados. Esto es una
exageración. Es cierto que la Prohibición fue profusamente eva-
dida, especialmente en las grandes ciudades, pero de ninguna
manera fue inerte. Tampoco fue un total fracaso. Millones de
personas infringieron la Prohibición y se salieron con la suya,
pero muchos miles fueron atrapados, multados o incluso envia-
dos a prisión. La Prohibición tuvo ciertos efectos laterales, bue-
nos y malos: menos casos de cirrosis hepática, menos muertes
por conducir en estado de ebriedad, pero más muertes por consu-
mo de alcohol adulterado. La Prohibición llevó millones de dóla-
res a los bolsillos de hombres como Al Capone. Era una maravi-
llosa fuente de dinero ilegal y de corrupción municipal. No
obstante, ciertamente dificultó el consumo de alcohol y evitó que
algunas personas bebieran. Cualesquiera que fueran sus costos y
beneficios, al final fue un enorme fracaso político; y cuando
perdió su popularidad, quedó condenada al fracaso.
La Prohibición terminó en 1933, cuando la Vigésima Primera
Enmienda derogó la Decimoctava. A partir de ese momento todo
fue cuesta abajo para la campaña por la moral tradicional. Las
antiguas virtudes aún tenían (y siguen teniendo) una fuerza y una
capacidad para recuperarse asombrosas; pero, en un balance fi-
CRIMEN Y CASTIGO EN LA REPÚBLICA 107
ran aprobado este tipo de leyes —lo que la mayoría hizo rápida-
mente—.73
La reunión de todos estos factores resultó en una enorme can-
tidad de reclusos —un mundo entero de personas (en su mayoría
hombres) tras las rejas—. En la época en que los países desarro-
llados intentaban reducir el número de reclusos, los Estados Uni-
dos acumulaban toneladas de escoria humana en apretujadas cel-
das. En 1998, California tenía más hombres y mujeres en prisión
que Francia, Gran Bretaña, Alemania, Japón, Singapur y los Paí-
ses Bajos en conjunto.74 El gulag* estadounidense se fue al cie-
lo, duplicándose, triplicándose; pasó la marca del millón y, a
principios del siglo XXI, se aproximaba a los dos millones. En
1997, había 1.6 millones de hombres y 132,900 mujeres en cár-
celes y prisiones más otros 3.9 millones que gozaban de libertad
condicional y de libertad bajo palabra.75 No obstante, el país pa-
reció detenerse a recuperar el aliento durante los primeros años
del siglo XXI. De hecho, el número de reclusos bajó en el 2000
—aunque sólo un poco—. Unos cuantos estados comenzaron
también a reconsiderar algunas de sus leyes más estrictas que es-
taban llenando las prisiones.76 Aún estaba por verse si esta
tendencia continuaría.
Esta segunda fase era una especie de segundo juicio, para decidir
entre la vida y la muerte del condenado. El jurado únicamente
podía dictar la pena de muerte si existían una o más “circunstan-
cias agravantes” o si el acusado había sido condenado anterior-
mente por un delito sancionado con pena capital. La ley exigía al
jurado considerar circunstancias mitigantes y contemplaba la re-
visión forzosa por parte de la Suprema Corte de Georgia —que
podía encontrar, por ejemplo, que la pena era muy severa en
comparación con casos similares—. La Suprema Corte de los
Estados Unidos puso su sello de aprobación a este esquema.80
Muchos otros estados siguieron el mismo camino y redactaron
leyes parecidas a la de Georgia. California, por ejemplo, tiene
también un juicio de dos etapas y la ley contempla una larga lista
de “circunstancias especiales” que justifican la pena de muerte
—como matar a un policía, a un bombero, a un juez, a un jurado
o a un servidor público de elección popular; homicidios con mo-
tivos raciales; homicidios en los que se tortura a la víctima; o
cuando el homicida utiliza una bomba, o veneno, o se vale de
una emboscada—.81
Así pues, la pena de muerte está de vuelta desde 1976 y la
opinión pública la ha favorecido considerablemente —quizás
hasta cuatro de cada cinco personas encuestadas la aprueban—.
La Suprema Corte ha resuelto un número importante de casos re-
lacionados con la pena de muerte —invalidó las leyes que con-
templaban la pena de muerte por el delito de violación, sin em-
bargo, la parte central de Gregg vs. Georgia subsistía—. Es
aceptable decir que existe pena de muerte en los Estados Unidos
ya que, de hecho, existe; pero la situación es mucho más comple-
ja de lo que sugiere dicha afirmación. En primer lugar, alrededor
de una docena de estados no contemplan la pena de muerte en lo
absoluto. Algunos estados la contemplan en sus leyes pero no
han ejecutado a una sola persona desde que la pena de muerte
RAZA Y DELINCUENCIA
86 El caso en cuestión era Pollock vs. Farmer’s Loan and Trust Company,
157 U.S. 429, 158 U.S. 601 (1895).
125
126 BREVE HISTORIA DEL DERECHO ESTADOUNIDENSE
93 Véase Jackson, Charles O., Food and Drug Legislation in the New Deal
(1970), capítulo ocho.
EL MODERNO ESTADO ADMINISTRATIVO-DE BIENESTAR 131
* Nota del traductor. Para una breve referencia sobre el principio de res-
ponsabilidad sin culpa (strict liability) del common law, véase la nota del tra-
ductor en la página 44 al capítulo tercero de esta obra.
EL MODERNO ESTADO ADMINISTRATIVO-DE BIENESTAR 133
98 Okla. Comp. Stats. 1926, secs. 7283, 7284, pp. 662 y 663.
99 Véase Claudia Clark, Radium Girls: Women and Industrial Health Re-
form, 1910-1935 (1997).
100 Así pues, la ley de Arkansas arriba citada señala que los padecimientos
cardiacos son causa de compensación “únicamente si… su causa principal es
un accidente”. Sec. 11-9-114.
136 BREVE HISTORIA DEL DERECHO ESTADOUNIDENSE
EL ESTADO DE BIENESTAR-REGULADOR
ta. Esta compleja ley fue, en parte, una ley convencional de asis-
tencia para los pobres; también creó un programa de compensa-
ción por desempleo financiado con impuestos; y, especialmente,
creó un sistema de pensiones para personas mayores que sería fi-
nanciado tanto por los patrones como por los trabajadores, a tra-
vés de retenciones de su salario. Al llegar a la edad para su jubi-
lación, el trabajador recibiría una pensión. Dicha pensión
dependía parcialmente de cuánto había contribuido a ella el tra-
bajador. No dependía de qué tan pobre o tan necesitado fuera el
trabajador, ya que estaba disponible para ricos y pobres. Estas
pensiones matarían dos pájaros de un tiro: las personas mayores
que ya no tenían un empleo obtendrían un cheque del gobierno
para evitar que cayeran en un estado de necesidad imperante; y
la idea de una pensión los animaría, en épocas de fuerte
desempleo, a dejar su trabajo y abrir paso a trabajadores jóvenes.
El Partido Demócrata de Roosevelt había arrasado en las elec-
ciones de 1932 y 1936. No obstante, en el sistema político esta-
dounidense los partidos perdedores aprenden a reorganizarse y,
eventualmente, reaparecen en escena. Harry Truman sucedió a
Roosevelt, pero cuando aquél dejó el cargo, el país se volcó so-
bre un popular héroe de guerra (miembro del Partido Republica-
no), Dwight D. Eisenhower. La guerra terminó con la Gran De-
presión y con la mentalidad de la depresión. El país era mucho
más prospero y la gente próspera tiende a ser conservadora. Los
presidentes miembros del Partido Republicano dejaron intacta la
base del Nuevo Acuerdo —tenían que hacerlo—. En materia de
derecho laboral, al igual que en algunas otras áreas, intentaron
restaurar el “balance” de las políticas públicas. Con todo, nadie
se atrevió a tocar el Seguro Social.
De hecho, durante la presidencia de Lyndon Johnson en la dé-
cada de 1960 se produjeron una nueva explosión de energía le-
gislativa y una enorme expansión del estado de bienestar. John-
son anunció su programa de la Gran Sociedad (Great Society) y
declaró la “guerra contra la pobreza”. La “guerra contra la pobre-
za” era tan difícil de ganar como la otra guerra de Johnson, la
EL MODERNO ESTADO ADMINISTRATIVO-DE BIENESTAR 141
108 El material relativo a linchamientos fue tomado del capítulo 6 del libro
de Litwack, Leon, Trouble in Mind: Black Southerners in the Age of Jim Crow
(1998).
109 En los llamados Casos de los Derechos Civiles (Civil Rights Cases),
109 U.S. 3 (1883); este caso invalidó el Acta de Derechos Civiles (Civil
Rights Act) de 1875, la cual prohibió la discriminación racial en instalaciones
públicas.
110 163 U.S. 537 (1896).
146 BREVE HISTORIA DEL DERECHO ESTADOUNIDENSE
117 Véase Dudziak, Mary L., Cold War Civil Rights: Race and the Image of
American Democracy (2000).
EL MODERNO ESTADO ADMINISTRATIVO-DE BIENESTAR 149
ció a todas las minorías. El trato que recibían los nativos ameri-
canos en ocasiones estuvo al borde de un verdadero genocidio.
Actualmente el derecho (y la sociedad) respetan, por ejemplo, las
religiones y los dialectos de los pueblos Cherokee y Navajo. De-
saparecieron los infames internados y los intentos de acabar con
las culturas nativas porque eran paganas y “primitivas”. Las tri-
bus gozan hoy de una considerable autonomía. En general, la su-
premacía blanca ha quedado sepultada y lo que alguna vez fue
doctrina ortodoxa en el sur, hoy está limitada a una lunática y
aislada franja de cabañas en Idaho y Montana. No obstante, el
racismo dista de estar muerto; es una serpiente lastimada que se
revuelca en (lo que esperamos sea) la agonía de su muerte, pero
sus colmillos aún son letales.
Quizás tan importante como el movimiento por la igualdad ra-
cial, fue el movimiento por la igualdad de derechos para hom-
bres y mujeres. La Ley de los Derechos Civiles de 1964 prohibió
la discriminación de las mujeres en ámbitos de trabajo. La histo-
ria (o la leyenda) cuenta que los sureños se opusieron a la ley en
forma terminante y, en forma clandestina, incluyeron la discrimi-
nación sexual en su texto; pensaron que esto aniquilaría por
completo las posibilidades de aprobación de la ley. Si éste era
realmente su objetivo, les salió el tiro por la culata, ya que la ley
se aprobó con el texto relativo a discriminación sexual como par-
te fundamental de su texto. Sin embargo, el éxito o el fracaso del
movimiento feminista no dependían solamente de este tipo de
accidentes de tiempo y lugar. Las relaciones de género atravesa-
ban un proceso de cambio impetuoso. Mujeres trabajando, la píl-
dora anticonceptiva, el triunfo del movimiento de los derechos
civiles —cualesquiera que hayan sido los principios fundamenta-
les, el efecto en la sociedad, en la vida familiar y en la economía
era profundo y definitivo—; y el efecto en el orden jurídico era,
necesariamente, igualmente profundo.
En 1971, como si despertara de un prolongado letargo, la Su-
prema Corte “descubrió” que la discriminación de género era un
acto prohibido conforme a la Decimocuarta Enmienda de la
EL MODERNO ESTADO ADMINISTRATIVO-DE BIENESTAR 155
123 En este punto, véase Friedman, American Law in the Twentieth Century,
pp. 305-310.
124 393 U.S. 503 (1969).
EL MODERNO ESTADO ADMINISTRATIVO-DE BIENESTAR 157
EL DERECHO DE PRIVACIDAD
cional y ésa era la cuestión que acechaba al caso —que fue deci-
dido mediante siete votos contra dos—. En esencia, la resolución
sostuvo que una mujer tenía el derecho constitucional de practi-
carse un aborto, de decidir si quería o no llevar un hijo en su
vientre —cuando menos durante los primeros meses de su emba-
razo—.
El caso, claro está, ha sido controvertido desde la fecha en que
la Suprema Corte emitió la resolución. El ministro Blackmun,
quien redactó la opinión mayoritaria, muy posiblemente creyó
que estaba construyendo un acuerdo —entre los grupos de muje-
res que querían un derecho absoluto al aborto (aun hasta justo
antes del nacimiento) y aquellas personas que consideraban el
aborto como un homicidio que debía estar prohibido bajo cual-
quier circunstancia—. Conforme a Roe vs. Wade, el derecho ab-
soluto al aborto estaba limitado al primer trimestre del embarazo;
los estados estaban facultados para legislar sobre el aborto du-
rante el segundo trimestre; y durante el tercer trimestre podía
(supuestamente) prohibirse completamente.
Sin duda la Corte esperaba que el caso generara controversia.
Probablemente también esperaba que el furor se extinguiera des-
pués de un rato. El caso de Brown vs. Board of Education fue
aún más revolucionario y creó más alboroto —al punto de causar
derramamiento de sangre— pero para la década de 1970 ese al-
boroto había terminado y el caso se había convertido en sagrado,
en intocable. Roe vs. Wade ha tenido un destino muy diferente.
El aborto, después de todo, era también un tema religioso. Millo-
nes de personas siguen considerando el aborto como un homici-
dio y por lo tanto, Roe vs. Wade es para ellas una total aberra-
ción. En alguna época, el Partido Republicano declaró que hacer
a un lado esta resolución era parte de la su agenda política. El
Congreso —y las cortes— han ido erosionando la resolución de
Roe vs. Wade. ¿Fondos federales para abortos? No, de acuerdo a
la llamada Enmienda Hyde que prohibió el uso de fondos federa-
les de Medicare para la práctica de abortos, excepto para salvar
la vida de la madre, o en casos de incesto o violación. La Supre-
EL MODERNO ESTADO ADMINISTRATIVO-DE BIENESTAR 161
131 El caso fue Harris vs. McRae, 448 U.S. 297 (1980).
132 Planned Parenthood of Southeastern Pennsylvania vs. Casey, 505 U.S.
833 (1992).
133 478 U.S. 186 (1986).
162 BREVE HISTORIA DEL DERECHO ESTADOUNIDENSE
134 Commonwealth vs. Wasson, 842 S.W. 2d 487 (Ky. S. Ct. 1993).
135 Powell vs. State, 270 Ga. 327, 510 S.E. 2d 18 (1998).
EL MODERNO ESTADO ADMINISTRATIVO-DE BIENESTAR 163
165
166 BREVE HISTORIA DEL DERECHO ESTADOUNIDENSE
LA ABOGACÍA
CENTRO Y PERIFERIA
143 El caso fue United States vs. Lopez, 514 U.S. 549 (1995).
178 BREVE HISTORIA DEL DERECHO ESTADOUNIDENSE
145 Dred Scott vs. Sandford, 19 How. (60 U.S.) 393 (1857); véase Fehrenba-
cher, Don E., The Dred Scott Case: Its Significance in American Law and Poli-
tics (1976).
146 Véase Forbath, William E., Law and the Shaping of the American Labor
Movement (1991).
DERECHO ESTADOUNIDENSE EN EL SIGLO XXI 185
149 Gabler, Neal, Life the Movie: How Entertainment Conquered Reality
(1998), p. 117.
188 BREVE HISTORIA DEL DERECHO ESTADOUNIDENSE
189
190 BREVE HISTORIA DEL DERECHO ESTADOUNIDENSE