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El asturianu, cosa de chinos

"Hai qu'escaecer prexuicios" asegura Andersen -Jinxuan, que tras aprender catalán y gallego
se esfuerza por conocer la lengua propia del Principado

"La diversidá cultural arriquez el mundiu". Lo dice el chino Andersen- Jinxuan Wu, que desde la
semana pasada participa en el curso elemental que la Universidá Asturiana de Branu (Uabra)
ofrece en Cangas del Narcea. Y es que Jinxuan, que está a punto de concluir el grado de
Lingüística en la Universidad de Zúrich (Suiza), siente predilección por los idiomas,
especialmente por los minorizados. Por eso cuando una compañera de estudios que estuvo de
intercambio en Oviedo le habló en abril de la existencia de asignaturas en asturiano no dudó
en formalizar su matrícula. Y no se arrepiente. "Na mio universidá d'orixe falamos de
conceutos como diglosia y la riqueza cultural d'España. Paecíame un desafíu estudialos in situ.
Nun m'equivoqué: cada día deprendo dalgo nuevo", explica.

No es la primera vez que Jinxuan pisa la Península Ibérica para empaparse de sus distintas
culturas. De pequeño disfrutaba de cortas estancias junto a sus padres y su hermano en
España y el verano pasado estuvo tres semanas aprendiendo gallego en Galicia y pasó dos más
empapándose del catalán en Gerona y Andorra. "Ye importante protexer les distintes llingües
porque son una ayalga y formen parte de la nuesa identidá", subraya el joven, de 24 años de
edad.

Los padres de Jinxuan son médicos y en casa no había nadie con intereses humanísticos. Fue a
raíz de un viaje a Francia cuando afianzó su pasión por las lenguas tras coincidir allí con un
grupo compuesto por personas de distintas nacionalidades. Tenía dieciséis años y no le costó
dominar el francés, un idioma al que siguieron otros como el portugués o el griego y que sumó
a otros que ya sabía como el chino, el alemán o el ingés.

Sociollingüística o situaciones comunicación orales son algunas de las asignaturas de las que
se tendrá que examinar este viernes para demostrar lo aprendido sobre la cultura asturiana.
Aunque no esconde que su asignatura favorita es literatura. "Los testos medievales préstenme
muncho", comenta. Fuera del horario lectivo el joven aprovecha para dar cuenta de la
gastronomía local y para aprender bailes y juegos tradicionales como el bolo vaqueiro, donde
ha ganado fama por su buena puntería. "Los compañeros de clase ayúdenme en tolo que
pueden, afáyome equí y yá me toi plantegando volver otru añu", asegura el lingüista, que en
su tiempo libre cultiva aficiones como la esgrima o tocar el piano.

Defensor de la máxima de que "hai qu'escaecer prexuicios", Jinxuantiene por delante otros
retos como mejorar su nivel de ruso y aprender árabe. En sus periplos por el mundo Andersen,
que vive desde los siete años en Suiza, no se olvida de hacer patria: el 1 de agosto celebró el
día de Suiza - país en el que vive desde los siete años - vistiendo la camiseta nacional e
invitando a los compañeros a unos chocolates.

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