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21 de octubre de 2018
-Los gobiernos no pueden hacer nada; son temporarios. El cambio pasa por el
marco teórico, por lo intelectual. Las universidades pueden hacer el cambio; los
académicos construyeron el motor y tendrían que hacer que funcione en el
sentido contrario y que la riqueza se distribuya entre la gente. Las regulaciones
pueden hacer que los ricos que reciben 99 de cada 100 reciban 98... Solo eso.
-Primero, hay que identificar las fallas del sistema. El error fundamental en el
motor que construimos es la interpretación del ser humano. Quién es el ser
humano, qué quiere. El sistema capitalista interpretó al ser humano como
alguien motivado por su interés egoísta. Supone que usted, yo, todos somos
egoístas. Y lo que hacemos con la economía es buscar satisfacer nuestro interés
egoísta. Eso se traduce en la búsqueda de maximizar ganancias. Lo que nosotros
decimos es que el ser humano no solo tiene que ver con el egoísmo; ese es solo un
nivel. Y existe también el altruismo. Los seres humanos somos egoístas y
altruistas, y si uno incorpora eso, cambia el motor. En el negocio social el interés
es resolver problemas. Todos tenemos en nuestro interior el ser egoísta y el ser
altruista. Ver eso no es forzar a nadie; es el sistema capitalista el que fuerza a la
gente a olvidar su altruismo. Uno lo encierra, no lo saca a la luz. ¿Qué hago con
mi altruismo? La teoría capitalista dice: haga caridad, no interfiera con los
negocios. Y damos dinero, pero eso no resuelve mucho, porque se mantiene la
máquina que chupa la riqueza hacia la cima.
-Si usted necesita dinero y antes iba al usurero; yo le doy el dinero mucho más
barato y usted lo toma. Así, usted tiene un negocio. Yo he visto cambiar
completamente la vida de personas. El banco Grameen tiene 42 años y suma 9
millones de prestatarios. Al principio, las personas suelen pedir 20 dólares, 30
dólares; año tras año la cifra crece. Ahora hay quienes piden 5000, 10.000
dólares... Algo debe haber sucedido con esas personas. Yo lo veo todos los días. Y
quien toma prestado tiene que tener una cuenta de ahorro. El año pasado llegó a
haber alrededor de US$3000 millones en ahorros. Para las mujeres, todo cambió
completamente. En Bangladesh, ellas solían estar siempre dentro de sus casas y
ahora son muy abiertas, muy seguras y tienen dinero en su cuenta. Si alguien
dice que no pasa nada, no está mirando el microcrédito, está mirando para otro
lado.
-¿Cuál es el sentido del ahorro para los pobres en particular?
-La meta de los tres ceros, ¿es cumplible, o el mundo siempre será una
dualidad entre la economía social y la economía capitalista tal como la
conocemos?
-El acceso a la educación es una cuestión importante para vivir en el mundo que
hemos creado. Pero yo pregunto: ¿es la educación adecuada? Si no lo es, ¿por qué
nos preocupamos por ella? Si se educa para buscar empleos y luego no hay
empleos, hay una idea equivocada. La educación es buena. Pero la educación
correcta es más importante.
-¿Qué es el dinero?
-Es solo un medio para las transacciones. No tiene carácter propio. Nosotros le
imputamos vida. El antecedente fue el trueque: yo traigo bananas y usted trae
cocos, y los intercambiamos; luego encontramos algo para intermediar: un vale.
Así empezó; después se le imputaron cosas y se convirtió en un poder en sí
mismo. Ese es el problema.
-La paz es que uno se sienta feliz y realizado en su vida. Que como ser humano
tenga la capacidad de tomar contacto con muchos más seres humanos. Si uno
tiene éxito en eso, en compartir su vida con los demás, eso es paz. Sentir que uno
es parte de esta travesía humana, que no está solo y que no solo trata de ocuparse
de sí mismo. Tenemos una capacidad creativa infinita, que no debe
desperdiciarse usándola solo en uno mismo. Porque esta capacidad es para hacer
que sucedan cosas que hagan felices a otras personas. La paz es hacer del mundo
un lugar en el que uno aumenta un poco más la felicidad. Paso a paso.