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LA NACION | ECONOMÍA | ENTREVISTAS

Muhammad Yunus: "El error del capitalismo es


interpretar al ser humano solo desde su
egoísmo"

N - Crédito: Ricardo Pristupluk

El fundador de la banca para pobres e impulsor de las microfinanzas habló con LA


NACION sobre los negocios sociales, el empleo, la educación, el dinero y la paz
Silvia Stang

21 de octubre de 2018  

MINIBIO. Profesión: economista (Universidades de Dhaka y anderbilt). Actividad:


emprendedor social, creador del Banco Grameen y del Yunus Centre. Reconocimientos:
premio Nobel de la Paz (2006); Medalla Presidencial de la Libertad (2009), Medalla del
Congreso (2013).

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M irar al otro. Hacer negocios y generar ingresos, sí, pero sin dejar de mirar
al otro y de sentirse interpelado por su realidad. Incorporar la empatía a la
economía. Impulsor de las microfinanzas y de los negocios sociales, reconocido
en 2006 junto con su creación, el Grameen Bank, con el Premio Nobel de la Paz
por sus acciones contra la pobreza, Muhammad Yunus dice que el sistema
dominante parte de un "error fundamental" en su forma de ver al ser humano.
"El capitalismo interpretó al ser humano como un ser motivado por su interés
egoísta", afirma en una entrevista exclusiva con LA NACION este economista,
banquero, emprendedor y líder social nacido en Bangladesh hace 78 años. El
egoísmo, agrega, es algo presente en las personas, pero también lo es el
altruismo, un rasgo que se tiende a "dejar encerrado" o al cual se lleva a canalizar
a través de donaciones u obras de caridad, sin considerarlo algo natural que
puede manifestarse en cada actividad económica.

El sistema supone que todos tenemos que buscar un empleo y


eso es un error; el ser humano
. es básicamente emprendedor

Yunus, a quien se le atribuye ser el creador del microcrédito, fundó en 1976 un


banco para los pobres (después de darles préstamos de su bolsillo), que en 1983
tomó el nombre de Grameen Bank. Este esquema de préstamos, que está
enfocado en poblaciones vulnerables, prescinde de las garantías materiales y, en
cambio, está basado en la confianza mutua entre prestatarios, y entre
prestatarios y la entidad. La modalidad se replica con variantes en muchos
países, como la Argentina, y desde la acción de muchas instituciones de la
sociedad civil. Yunus se mantuvo como directivo de la entidad hasta 2011 y hoy
está al frente del Yunus Centre, que impulsa el emprendedorismo para la
creación de empresas que se propongan solucionar problemas sociales.

Reside en la ciudad de Dhaka y visitó Buenos Aires en el inicio de los Juegos


Olímpicos de la Juventud, para firmar un convenio con el Comité Olímpico
Internacional tendiente a promover el espíritu emprendedor de los atletas. El
acuerdo está en línea con su convicción de que uno de los problemas centrales
que lleva a muchas personas a no desarrollarse es que el sistema educativo se
centra en generar "buscadores de empleo", sin mostrar la opción por la
autonomía.
Hombre sencillo, de carácter amable y cercano, para Yunus la paz es "hacer del
mundo un lugar en el que uno aumenta un poco la felicidad".

Fuente: LA NACION - Crédito: Ricardo Pristupluk

-Hoy, en la economía, hay movimientos que se orientan a lo sustentable y a la


conciencia social; a la vez, avanzan compañías que, principalmente a través
de nuevas tecnologías, llevan a concentrar más la riqueza. ¿Ve alguna
tendencia de hacia dónde va en definitiva la economía en el mundo? ¿Es
optimista o pesimista?

-La economía capitalista sigue igual; es básicamente un motor que chupa


recursos desde abajo y la empuja hacia arriba. Eso no puede cambiarse si no
cambia el sistema mismo. Toda la riqueza del mundo se concentra cada vez en
menos manos y la velocidad a lo que esto sucede se acelera cada vez más. No
importa lo que uno diga sobre la economía social: a menos que cambiemos ese
flujo de la riqueza, nada cambiará. Cuando se habla de economía social es ver
qué se hace por la gente que queda marginada.
-Si la necesidad es el cambio de fondo del sistema, ¿qué rol deberían tener
los estados?

-Los gobiernos no pueden hacer nada; son temporarios. El cambio pasa por el
marco teórico, por lo intelectual. Las universidades pueden hacer el cambio; los
académicos construyeron el motor y tendrían que hacer que funcione en el
sentido contrario y que la riqueza se distribuya entre la gente. Las regulaciones
pueden hacer que los ricos que reciben 99 de cada 100 reciban 98... Solo eso.

-¿Cómo se construye en la práctica un negocio social?

-Primero, hay que identificar las fallas del sistema. El error fundamental en el
motor que construimos es la interpretación del ser humano. Quién es el ser
humano, qué quiere. El sistema capitalista interpretó al ser humano como
alguien motivado por su interés egoísta. Supone que usted, yo, todos somos
egoístas. Y lo que hacemos con la economía es buscar satisfacer nuestro interés
egoísta. Eso se traduce en la búsqueda de maximizar ganancias. Lo que nosotros
decimos es que el ser humano no solo tiene que ver con el egoísmo; ese es solo un
nivel. Y existe también el altruismo. Los seres humanos somos egoístas y
altruistas, y si uno incorpora eso, cambia el motor. En el negocio social el interés
es resolver problemas. Todos tenemos en nuestro interior el ser egoísta y el ser
altruista. Ver eso no es forzar a nadie; es el sistema capitalista el que fuerza a la
gente a olvidar su altruismo. Uno lo encierra, no lo saca a la luz. ¿Qué hago con
mi altruismo? La teoría capitalista dice: haga caridad, no interfiera con los
negocios. Y damos dinero, pero eso no resuelve mucho, porque se mantiene la
máquina que chupa la riqueza hacia la cima.

Los gobiernos no pueden hacer nada para que cambie el


motor que lleva a la concentración de la riqueza; lo que debe
cambiar es el
. marco del pensamiento

-Usted escribió el libro Un mundo de tres ceros (cero pobreza, cero


desempleo, cero emisión neta de carbono). ¿Cómo propone llegar a esas
metas?
-Propongo que empecemos a analizar las fallas del sistema. El capitalismo supone
que todos tenemos que buscar un empleo. Eso es, otra vez, una mala
interpretación del ser humano. Los seres humanos no son buscadores de empleo;
son básicamente emprendedores. Pero andamos presentando solicitudes de
empleo y no pensando como emprendedores. Y los políticos prometen que
crearán empleos. Deberíamos actuar de otra manera: en las escuelas deberían
enseñar que, al crecer, hay dos opciones: ser emprendedor o buscador de empleo.
En Bangladesh creamos para los jóvenes desocupados un fondo de capital de
riesgo para empresas sociales. Y les pedimos que traigan ideas de negocios para
invertir en ellos.

-¿De dónde vienen los recursos?

-Nosotros teníamos algo de dinero, ganancias de una compañía que pusimos en


ese fondo de capital de riesgo. Pero otros pueden hacerlo: los gobiernos pueden
hacerlo. Muchos países dan subsidios para el bienestar social. Estamos
desocupados y entonces el Estado nos paga. ¿Por qué no usan ese dinero para
crear las condiciones para fundar una empresa? Hay que orientar a las
instituciones, los bancos, a que presten dinero a los jóvenes que quieren crear sus
emprendimientos. El sistema financiero es otro motivo de la concentración de la
riqueza; funciona de tal modo que cuanto más dinero tiene alguien, más le dan. Y
debería ser al revés. Necesitamos bancos para los pobres, y por eso apareció el
microcrédito.

-Con su experiencia de más de 40 años, ¿qué efectos concretos evalúa que


tienen las microfinanzas sobre la pobreza y la indigencia?

-Si usted necesita dinero y antes iba al usurero; yo le doy el dinero mucho más
barato y usted lo toma. Así, usted tiene un negocio. Yo he visto cambiar
completamente la vida de personas. El banco Grameen tiene 42 años y suma 9
millones de prestatarios. Al principio, las personas suelen pedir 20 dólares, 30
dólares; año tras año la cifra crece. Ahora hay quienes piden 5000, 10.000
dólares... Algo debe haber sucedido con esas personas. Yo lo veo todos los días. Y
quien toma prestado tiene que tener una cuenta de ahorro. El año pasado llegó a
haber alrededor de US$3000 millones en ahorros. Para las mujeres, todo cambió
completamente. En Bangladesh, ellas solían estar siempre dentro de sus casas y
ahora son muy abiertas, muy seguras y tienen dinero en su cuenta. Si alguien
dice que no pasa nada, no está mirando el microcrédito, está mirando para otro
lado.
-¿Cuál es el sentido del ahorro para los pobres en particular?

-El ahorro es algo asombroso, porque de la dependencia se llega gradualmente a


la independencia. Alguien se siente fuerte sabiendo que tiene el dinero aunque
no necesite usarlo, y eso cambia la actitud, cambia completamente la manera de
mirar las cosas. Si alguien es vulnerable, si no tiene nada, se vuelve muy
tembloroso, es sumiso y trata de conformar a los demás. Particularmente para las
mujeres esto es muy importante. En Bangladesh, todo lo que posee la familia es
del marido. Con el banco Grameen y por primera vez la mujer dice: ahora tengo
dinero. A la cuenta de ahorro la opera con su firma y el marido no puede tocar el
dinero. Si ella compra una vaca con un préstamo, nadie puede disputar la
propiedad de la vaca, mientras que tradicionalmente el marido diría que si
pertenece a la familia, es su propiedad. Esto es muy importante en un divorcio:
antes las mujeres se volvían a la casa de sus padres sin nada. Ahora lo que
compró con su dinero se va con ella. Es una completa transformación para las
mujeres en Bangladesh.

El negocio social ofrece anteojos bifocales: está el signo del


dólar y el del ser humano. Usted elige con cuál ver más y con
cuál
. ver menos

-La meta de los tres ceros, ¿es cumplible, o el mundo siempre será una
dualidad entre la economía social y la economía capitalista tal como la
conocemos?

-La economía cambia si yo cambio y si usted cambia. Cambia si cambia la


mentalidad. Nuestra mente es moldeada en las universidades, en las escuelas y
en las familias. Hay que decirles a nuestros hijos que hay negocios para ganar
dinero y negocios para cambiar el mundo. Si se cambia el marco del
pensamiento, el mundo podrá cambiar.

-Hay emprendimientos y también grandes empresas que hoy se muestran


enfocadas a lo social y ambiental. ¿Confía en esa tendencia, en ese
movimiento?
-Hay una aceptación gradual de los negocios sociales. En muchas universidades
se crean centros de negocios sociales que enseñan que si se sigue el camino viejo,
se termina en el viejo destino. El mundo capitalista nos puso anteojos con el signo
del dólar y por eso nos volvimos gente con avaricia. Al crear empresas sociales
damos anteojos con lentes bifocales: está el signo del dólar y el del ser humano.
Usted decide con cuál ver más y con cuál ver menos. Hay 64 universidades en el
mundo que crearon centros de negocios sociales, y están las corporaciones, las
empresas que crean negocios sociales. Eso es importante.

-Usted habla de los contenidos educativos. Uno de los grandes problemas de


muchos países es el acceso a la educación. ¿De qué manera eso condiciona la
construcción de otra economía?

-El acceso a la educación es una cuestión importante para vivir en el mundo que
hemos creado. Pero yo pregunto: ¿es la educación adecuada? Si no lo es, ¿por qué
nos preocupamos por ella? Si se educa para buscar empleos y luego no hay
empleos, hay una idea equivocada. La educación es buena. Pero la educación
correcta es más importante.

Fuente: LA NACION - Crédito: Ricardo Pristupluk


-Le pregunto por sus emociones: ¿qué lo llevó a empezar con las
microfinanzas y los negocios sociales? ¿Y qué emociones le provoca ver los
resultados?

-Yo no decidí repentinamente que iba a hacer esto. A mí me gusta enseñar. Y de a


poco fui atraído a esto. Hubo situaciones de shock para mí, como ver la pobreza
extrema en Bangladesh. Yo trataba de ver si podía serle útil a alguien y no pensé
que eso me iba a cambiar a mí. Comencé a prestar dinero de mi bolsillo y eso me
llevó a crear el Grameen Bank. Hubo disfrute en cada paso que di. Todos decían
que era algo que no se podía hacer y yo no estaba seguro de que pudiera hacerse,
pero me dije que no había nada malo en probar. Ganar dinero trae la felicidad;
hacer feliz a otra gente me hace superfeliz. Y me sorprendió la superfelicidad.

-¿Qué es el dinero?

-Es solo un medio para las transacciones. No tiene carácter propio. Nosotros le
imputamos vida. El antecedente fue el trueque: yo traigo bananas y usted trae
cocos, y los intercambiamos; luego encontramos algo para intermediar: un vale.
Así empezó; después se le imputaron cosas y se convirtió en un poder en sí
mismo. Ese es el problema.

-¿Y qué es la paz?

-La paz es que uno se sienta feliz y realizado en su vida. Que como ser humano
tenga la capacidad de tomar contacto con muchos más seres humanos. Si uno
tiene éxito en eso, en compartir su vida con los demás, eso es paz. Sentir que uno
es parte de esta travesía humana, que no está solo y que no solo trata de ocuparse
de sí mismo. Tenemos una capacidad creativa infinita, que no debe
desperdiciarse usándola solo en uno mismo. Porque esta capacidad es para hacer
que sucedan cosas que hagan felices a otras personas. La paz es hacer del mundo
un lugar en el que uno aumenta un poco más la felicidad. Paso a paso.

Por: Silvia Stang

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