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Explicacion Ampliada Nueva Ley de Amparo PDF
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LEY DE AMPARO
NUEVA LEY DE AMPARO
I. Introducción
El 6 de junio de 2011 se publicó en el Diario Oficial de la Federación el Decreto por el que se re-
forman, adicionan y derogan diversas disposiciones de los Artículos 94, 103, 104 y 107 de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Esta reforma modernizó la institución
jurídica protectora de derechos y garantías por excelencia del Estado Mexicano: el juicio de am-
paro.
Tradicionalmente, el juicio de amparo se ciñó a limitar el ejercicio del poder público del Estado,
es decir, de las autoridades gubernamentales frente a los particulares; sin embargo, las transfor-
maciones políticas, sociales, económicas y culturales en nuestro país, hicieron necesario actua-
lizar el objeto, alcance y procedimiento de este juicio, con el propósito de garantizar el mayor
respeto a los derechos humanos de los gobernados.
En efecto, el devenir del amparo mexicano provocó que a finales del siglo XX se le considerara
−más bien− un proceso alejado de su concepción más genuina. Iniciada la segunda década del
siglo XXI, nadie en su sano juicio podía negar que el amparo mexicano, si bien había sido punta
de lanza en el siglo XIX en materia de garantías constitucionales, también era cierto que se ha-
bía convertido en una institución lenta, al alcance sólo de algunos.
Con la convicción común de fortalecer y revitalizar esta importante institución de nuestro de-
recho, el Constituyente Permanente estimó necesario reformar nuestra Carta Magna para con-
vertir al juicio de amparo en un instrumento verdaderamente eficaz de defensa de los derechos
humanos y, como se señaló con anterioridad, el 6 de junio de 2011, se publicaron en el Diario
Oficial de la Federación importantes reformas constitucionales en la materia.
Esta nueva Ley de Amparo, revitaliza al instrumento de control constitucional, colocando los ci-
mientos de un sistema de justicia moderno, capaz de asegurar a todas las personas una pronta,
imparcial y completa impartición de justicia.
• Ampliar el ámbito protector del juicio de amparo al incluir los derechos humanos reconocidos
por la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, así como por los Tratados In-
ternacionales de los que el Estado Mexicano sea parte.
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• Reconocer no sólo el interés legítimo individual, sino también el interés colectivo para pre-
sentar una demanda de amparo.
• Ampliar la protección de las personas frente a normas generales, actos u omisiones por par-
te de los poderes públicos o, incluso de particulares, tratándose de la materia administrativa.
• Establecer la figura del Amparo Adhesivo, a fin de que el juez resuelva todas las violaciones
procesales que puedan aducirse respecto de la totalidad de un proceso y que esto no tenga
lugar a través de diversos juicios de amparo.
• Orientar la impartición de justicia en todas sus vertientes hacia procesos ágiles, transparen-
tes y accesibles a la población.
• Facultar a los Poderes Ejecutivo y Legislativo federales, para solicitar a la Suprema Corte de
Justicia de la Nación la atención prioritaria de los asuntos de su competencia, cuando se jus-
tifique la urgencia atendiendo al interés social o al orden público.
• Matizar el principio de relatividad de las sentencias, por virtud del cual la protección de la jus-
ticia sólo beneficia a quien presentó la demanda de amparo respectiva.
• Erradicar las fallas o dilaciones en la ejecución de las sentencias a través del establecimiento
de sanciones y multas que resolverá la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Estos objetivos se verán traducidos en los siguientes beneficios para todas las personas:
• La protección directa del Estado en el ejercicio y goce de sus derechos previstos no sólo en la
Constitución, sino también en los Tratados Internacionales ratificados por el Estado mexi-
cano.
• Protección del Estado contra actos de particulares que violen los derechos humanos de las
personas, cuando aquéllos actúen como autoridad (amparo contra particulares).
• Garantizar el principio de economía procesal, es decir lograr en el proceso los mayores resul-
tados con el menor empleo posible de actividades, recursos y tiempo.
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• La protección del interés social y el orden público en los procedimientos judiciales federales.
Al ampliar el ámbito de protección del juicio de amparo, se permitirá que los derechos humanos
contenidos en los tratados internacionales suscritos por el Estado mexicano, puedan ser tutela-
dos por la justicia federal a través del juicio de amparo.
Sin embargo, la transición democrática, la globalización y otros factores han traído como conse-
cuencia que el contexto social en el que nos relacionamos sea complejo. En estas condiciones,
resultaba desatinado limitar el acceso al amparo sólo mediante un interés jurídico, pues se co-
rría el riesgo de negar o impedir el acceso a la justicia a otro tipo de reclamos relacionados con
derechos humanos de naturaleza colectiva.
En esta tesitura, en la nueva Ley de Amparo se establece que podrá promover el juicio de ampa-
ro quien aduce ser titular de un derecho o de un interés legítimo individual o colectivo, siempre
que el acto reclamado afecte real y actualmente su esfera jurídica de manera directa, o en virtud
de su especial situación frente al orden jurídico.
Se regula la figura del amparo por omisión de la autoridad. Así, procederá el amparo no sólo
cuando la autoridad viole de manera activa los derechos humanos sino también cuando las au-
toridades no cumplan cabalmente con sus responsabilidades en la materia.
El juicio de amparo podrá promoverse en contra de normas generales, actos u omisiones de au-
toridad que violen los derechos humanos reconocidos y las garantías otorgadas para su protec-
ción por la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, así como por los tratados in-
ternacionales de los que el Estado Mexicano sea parte.
El mandato constitucional para las autoridades —todas— es que no deben omitir acciones en
perjuicio de los gobernados. Si lo hacen, serán responsables por omisión.
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La reforma pone de manifiesto el criterio amplio del constituyente que trata por este medio de
incorporar la mayoría de los supuestos posibles de violaciones de derechos de los ciudadanos
por omisiones de la norma o de la ley por parte de la autoridad.
Sin embargo, este concepto tradicional de “autoridad responsable” ha quedado rebasado por la
realidad actual debido a tres razones principales. La primera, es que el surgimiento de los dere-
chos económicos, sociales y culturales ha transformado el papel del Estado frente a los gober-
nados, de tal manera que ahora los particulares participan como un aliado para hacer efectivos
estos derechos. La segunda, es que actualmente la vulneración a los derechos humanos no sólo
proviene del Estado, sino también de los propios particulares bajo ciertas circunstancias. La ter-
cera razón es que antes de la reforma constitucional que sirvió de sustento a la nueva Ley de
Amparo, no existía una vía de protección procesal para prevenir o reparar violaciones a derechos
humanos cometidas por particulares.
Por ello, se evoluciona de un concepto de autoridad estrictamente formal, a uno de carácter ma-
terial, en el que se atiende a la naturaleza del acto independientemente del sujeto que lo emite.
Es decir, la nueva Ley de Amparo establece que tendrá el carácter de “autoridad responsable”,
con independencia de su naturaleza formal, la que dicta, ordena, ejecuta o trata de ejecutar el
acto que crea, modifica o extingue situaciones jurídicas en forma unilateral y obligatoria; u omita
el acto que de realizarse crearía, modificaría o extinguiría dichas situaciones jurídicas.
En este sentido, para los efectos de esta nueva Ley, los particulares tendrán la calidad de “auto-
ridad responsable” cuando realicen actos equivalentes a los de autoridad (en sentido estricto)
que afecten derechos en los términos en ella previstos y cuyas funciones estén determinadas
por una norma general.
En la nueva Ley se ajustan los plazos que rigen el juicio de amparo en casos determinados en pro
de la seguridad jurídica.
a) Se establece un plazo de hasta ocho años para los casos en los que se reclame la senten-
cia definitiva condenatoria en un proceso penal, que imponga pena de prisión, y
b) Se establece un plazo de hasta siete años para los casos en los que se promueva el am-
paro contra actos que tengan o puedan tener por efecto privar total o parcialmente, en
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En años recientes, el Poder Judicial de la Federación se ha enfrentado a contextos que años atrás
era poco probable imaginar, de tal manera que ha tenido que procesar un número inusualmente
alto de demandas sobre todo en tratándose de la materia fiscal1. Estas circunstancias origina-
ron que el Consejo de la Judicatura Federal, tomara medidas extraordinarias para hacer frente
a esa carga de trabajo.
Por otro lado, existían experiencias de aplicación muy exitosas de la Firma Electrónica desde el
ámbito del Poder Ejecutivo Federal, ya que el Tribunal Federal de Justicia Fiscal y Administrativa
aplica desde hace un par de años el procedimiento en línea con este tipo de firma. En este sen-
tido, la modernización y agilización de los procesos judiciales resultaba una medida necesaria
dentro del ámbito de atribuciones del Poder Judicial de la Federación.
Así, la nueva Ley de Amparo establece que en estos juicios, todas las promociones podrán ha-
cerse por escrito, o bien, a través de la vía electrónica mediante el uso de la Firma Electrónica
cuando la parte interesada así lo solicite expresamente.
La Firma Electrónica es entendida como el medio de ingreso al sistema electrónico del Poder Ju-
dicial de la Federación, como una opción para consultar, enviar y recibir promociones, documen-
tos, acuerdos, resoluciones, sentencias, comunicaciones y notificaciones oficiales relacionadas
con los asuntos competencia de los órganos jurisdiccionales, la cual produce los mismos efectos
jurídicos que la firma autógrafa.
Asimismo, se establece que con motivo de la utilización de este mecanismo, los órganos juris-
diccionales del Poder Judicial de la Federación deben integrar un expediente físico y paralela-
mente un expediente electrónico.
Todas estas nuevas disposiciones favorecen el respeto y pleno ejercicio del derecho a una justi-
cia pronta y expedita reconocido en el artículo 17 constitucional, así como en los tratados inter-
nacionales de derechos humanos de los que el Estado mexicano es parte.
vii) Sentencias
La nueva Ley de Amparo introduce una distinción entre las sentencias cuyo pronunciamiento
aluda a normas generales y aquéllas que se refieran a actos de autoridad. De esta manera, se
introduce la figura de “declaratoria de constitucionalidad” a la par del principio de “relatividad de
las sentencias”.
1/ Como el caso de los juicios de amparo promovidos en contra de la Ley del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado
(Ley del ISSSTE) y de la Ley del Impuesto Empresarial de Tasa Única (Ley del IETU). Por lo que hace a la Ley del ISSSTE se recibieron aproximada-
mente 169,000 demandas de amparo, mientras que en contra de la aplicación de la Ley del IETU fue un aproximado de 30,172 demandas.
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La nueva Ley de Amparo mantiene el sistema de los efectos individuales puesto que la decla-
ratoria general de inconstitucionalidad sólo podrá lograrse una vez que se hayan dictado cinco
sentencias que establezcan la inconstitucionalidad de una norma general y siempre que con-
curra una votación calificada de ocho votos. Cuando se logre esa mayoría en ese número de
asuntos, se iniciará el procedimiento de declaratoria general de inconstitucionalidad.
La nueva Ley de Amparo modifica la estructura prevista anteriormente para los procedimientos
de amparo directo e indirecto. Así, se establecen los supuestos de procedencia y demanda, pos-
teriormente los de substanciación y, finalmente, los relativos a la suspensión del acto reclamado.
Se replica el mandato constitucional que obliga al órgano jurisdiccional a hacer un análisis pon-
derado de la apariencia del buen derecho y la no afectación del interés social, a fin de que no se
otorguen suspensiones que causen mayores perjuicios sociales que beneficios para el quejoso.
Se incluye una lista de supuestos en los cuales de concederse la suspensión, se actualizaría ese
perjuicio al interés social, por lo que, en principio, no será procedente la suspensión. Entre otros
están:
En todo caso, la Ley prevé que la suspensión definitiva puede concederse excepcionalmente y de
acuerdo a las circunstancias del caso, incluso tratándose de delitos que la ley señala como gra-
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ves, si a juicio del órgano jurisdiccional con la negativa de la suspensión pueda causarse mayor
afectación al interés social. Con ello, se espera evitar abusos que desvíen el objetivo central del
juicio de amparo.
Se introduce la figura del amparo adhesivo, el cual busca resolver en un solo juicio todas las po-
sibles violaciones cometidas en un proceso, con el fin de decidir y resolver sobre las mismas de
forma conjunta.
Se prevé la posibilidad de que la parte que haya obtenido sentencia favorable y la que tenga in-
terés en que subsista el acto, pueda “adherirse” al amparo que promueva su contraparte con el
objeto de fortalecer las consideraciones de la sentencia definitiva.
De esta forma, se pretende lograr que en un sólo juicio queden resueltas las violaciones proce-
sales que puedan aducirse respecto de la totalidad de un proceso y no, como sucedía anterior-
mente, que esto tenga lugar a través de diversos juicios.
Las fallas o dilaciones en la ejecución de la sentencia pueden llegar a anular la reparación del de-
recho vulnerado. La sentencia que otorga el amparo y protección de la justicia federal pierde su
objetivo cuando se incumple o deja de observarse por los servidores públicos a quienes va diri-
gida.
Por ello, en la nueva Ley se prevé que la Suprema Corte de Justicia de la Nación deberá llevar a
cabo la individualización de las sanciones que correspondan, previa garantía de audiencia, cuan-
do los servidores públicos incumplan las sentencias de amparo.
La nueva Ley de Amparo también prevé la facultad de la Suprema Corte de Justicia de la Nación
de separar de su cargo y consignar ante el Juez de Distrito, correspondiente, tanto a la “autori-
dad responsable” como a su superior jerárquico, así como consignar a los titulares que, habiendo
ocupado con anterioridad el cargo respectivo, hubieran incumplido la ejecutoria. Con relación a
esto, se incrementan las penas y sanciones aplicables a estos incumplimientos.
xiv) Jurisprudencia
Por lo que hace a la jurisprudencia por reiteración de criterios, se establece que deberá susten-
tarse un mismo criterio en cinco sentencias no interrumpidas por otra en sentido contrario, re-
sueltas en diferentes sesiones, por una mayoría de cuando menos ocho votos del Pleno de la
Suprema Corte de Justicia de la Nación, de cuatro votos de cualquiera de sus Salas o por unani-
midad cuando se trate de los Tribunales Colegiados de Circuito.
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Finalmente, por lo que hace a la jurisprudencia por sustitución, se prevé que ésta pueda sustituir-
se con motivo de un caso concreto resuelto:
• A solicitud de un Tribunal Colegiado de Circuito, por los Plenos de Circuito (por mayoría de
dos terceras partes);
• A solicitud de un Pleno de Circuito, por el Pleno (8 votos) o las Salas (4 votos) de la Suprema
Corte de Justicia de la Nación , y
• A solicitud de las Salas de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, por el Pleno (8 votos).
Uno de los principios fundamentales sobre los cuales se constituyó el juicio de amparo en Mé-
xico, es el de la relatividad de las sentencias. De conformidad con este principio, tal y como se
apuntó antes, la sentencia que otorga el amparo se limita a proteger al quejoso en contra del
acto específico que motivó la demanda, sin hacer una declaración general sobre la inconstitu-
cionalidad del acto reclamado.
Sin embargo, es importante destacar que el hecho de que las sentencias de amparo tengan
efectos particulares no significa que puedan ser desconocidas por autoridades que no fueron
parte en el juicio de amparo. De esta forma, las autoridades se encuentran obligadas a llevar a
cabo todos los actos tendentes a su ejecución y que estén relacionados con el ámbito de sus
atribuciones.
En este tenor, la relatividad de las sentencias de amparo puede considerarse contraria al prin-
cipio de igualdad ante la ley, pues la norma declarada inconstitucional para el quejoso se sigue
aplicando a todos aquellos que no promovieron el juicio de garantías, además del principio de
economía procesal, pues se llega al absurdo de tener que seguir promoviendo juicios de amparo
contra leyes que han sido declaradas inconstitucionales un sinnúmero de veces.
Asimismo, cuando los órganos del Poder Judicial de la Federación establezcan jurisprudencia por
reiteración, por mayoría calificada de ocho votos, en la cual se determine la inconstitucionalidad
de una norma general, la Suprema Corte de Justicia de la Nación lo notificará a la autoridad emi-
sora de la norma.
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En estos casos, si transcurre el plazo de noventa días naturales sin que se supere el problema
de inconstitucionalidad, la Corte emitirá, siempre que sea aprobada por una mayoría de cuando
menos ocho votos, la declaratoria general de inconstitucionalidad.
Cabe precisar que este procedimiento de declaratoria no se aplicará a las normas generales en
materia tributaria.
La nueva Ley de Amparo incorpora la facultad del Consejo de la Judicatura Federal para que me-
diante acuerdos generales, establezca Plenos de Circuito. Con ello, se busca brindar una mayor
autonomía a los Circuitos judiciales para acrecentar la homogeneidad, precisión y claridad de sus
criterios y precedentes.
Los Plenos de Circuito estarán integrados por los magistrados adscritos a los Tribunales Cole-
giados del Circuito respectivos o, en su caso, por sus presidentes.
Las decisiones de los Plenos de Circuito se tomarán por mayoría de votos de sus integrantes,
con lo cual se busca propiciar la participación del mayor número posible de los miembros del Ple-
no de Circuito y que las decisiones que se aprueben en el mismo cuenten con mayoría relativa
para que tales decisiones posean mayor legitimidad.
Por lo que hace al ámbito competencial, los Plenos de Circuito están facultados para:
a) Resolver las contradicciones de tesis de jurisprudencia sostenidas entre los Tribunales Cole-
giados del Circuito correspondiente;
b) Denunciar ante el Pleno o las Salas de la Suprema Corte de Justicia, según la materia, las con-
tradicciones de tesis de jurisprudencia en las que contienda alguna tesis sostenida por ese
Pleno de Circuito;
d) Resolver las solicitudes de sustitución de jurisprudencia que reciban por parte de los Tribuna-
les Colegiados del Circuito correspondiente o de sus integrantes;
e) Solicitar a la Suprema Corte de Justicia, conforme a los acuerdos generales que emita el Con-
sejo de la Judicatura Federal, que inicie el procedimiento de declaratoria general de inconsti-
tucionalidad cuando dentro de su Circuito se haya emitido jurisprudencia derivada de ampa-
ros indirectos en revisión en la que se declare la inconstitucionalidad de una norma general, y
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La Suprema Corte de Justicia de la Nación conserva la competencia para conocer de las contro-
versias que se susciten entre: a) los Plenos de Circuito de distintos Circuitos; b) los Plenos de
Circuito en materia especializada de un mismo Circuito, o c) Tribunales Colegiados de un mismo
Circuito con diferente especialización.
La reforma constitucional en materia de amparo del 6 de junio de 2011, previó una nueva facul-
tad concedida a los Poderes Ejecutivo y Legislativo federales, a fin de solicitar a la Suprema Corte
de Justicia de la Nación la atención prioritaria de los asuntos de su competencia.
Se trata de una medida que reviste carácter excepcional y urgente, que sólo se justifica para
aquellos casos en los que por su impacto en el orden público o al interés social, deban ser resuel-
tos a la brevedad posible, a fin de evitar que con la dilación en su resolución se generen conse-
cuencias negativas para el Estado.
Se faculta al Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación para que, una vez recibida
la solicitud, valore la pertinencia de la misma y, en su caso, la someta a consideración del Pleno,
que será el órgano jurisdiccional que resolverá de forma definitiva. Lo anterior sólo significa que
el Presidente de la Suprema Corte deberá cerciorarse de que la facultad fue ejercida conforme
a derecho, es decir, limitarse a analizar la procedencia o improcedencia de la solicitud, estricta-
mente desde el punto de vista formal, por ende, tal resolución no admite recurso alguno.
xix) Delitos
Se incorpora un capítulo de delitos en el que se incrementan las penas respecto de los delitos
cometidos por las partes (de 6 meses a 3 años de prisión en el régimen anterior, a de 2 a 6 años
en la nueva Ley), y por las autoridades responsables por incumplimiento de sentencia o repe-
tición del acto reclamado (de 1 a 8 años de prisión en el régimen anterior, a de 5 a 10 años de
prisión en la nueva Ley).
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III. Conclusión
Estos y otros cambios darán la pauta para que nuestra justicia constitucional se configure den-
tro de un sistema de protección de los derechos fundamentales que corresponden a todas las
personas por la dignidad que les confiere esta condición.
Con la expedición de la nueva Ley de Amparo, nuestro país refrenda su compromiso con la ade-
cuada garantía y protección de los derechos humanos y dota a todos sus habitantes de una he-
rramienta fundamental para el adecuado ejercicio de sus derechos.
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