Está en la página 1de 6

UNIVERSIDAD TECNOLÓGICA DE PEREIRA - FACULTAD DE EDUCACIÓN

LICENCIATURA EN ETNOEDUCACIÓN Y DESARROLLO COMUNITARIO


SEMINARIO DE INVESTIGACIÓN EN CONFLICTO Y VIOLENCIA
PROFESOR JHON JAIME CORREA RAMÍREZ
2013

RESEÑA
“ORDEN Y VIOLENCIA”
Evolución socio-política de Colombia entre 1930 y 1953”.
Daniel Pécaut.
Grupo Editorial Norma
Bogotá, 2001
(Primera edición 1987)
Pág. 648

Quisiera comentar desde un principio que al tratar de reseñar el


libro Orden y Violencia del profesor Daniel Pécaut, me he visto
implicada en grandes retos y responsabilidades, sobre todo en una
confrontación constante por comprender el entramado de redes de
relación entre política, sociedad, economía, estado, orden y
violencia en línea histórica; temas que si bien no se desarrollarán a
Ilustración 1. Última edición. Editorial EAFIT, 2012.
profundidad en estas páginas, por lo menos serán indicados como
invitación consiente para estudiantes inquietos por cuestiones tan
importantes y vitales como la comprensión a largo plazo, de una
de las piezas más interesantes de nuestra historia política y social,
reflexión que de ningún modo puede ser mirada de forma desarticulada a actuales procesos de conflicto y
violencia en nuestro país.

Y es que al leer al profesor Pécaut, es imposible no hacer observación constante de la época abordada,
(1930- 1953) en relación a los subsiguientes momentos de violencia que si bien han sido objeto de numerosos
estudios, requieren -para un ejercicio de estudio coherente-, de una revaloración desde la visión de los
procesos antecedentes diseccionados en la obra del académico y sociólogo francés; y esto es significativo
además, porque la lectura de un libro como “Orden y Violencia”, no solo aporta datos y descripciones
multidimensionales sobre el período conocido como la “Revolución en Marcha”, las relaciones entre el partido
conservador, el liberal y las élites económicas a principio del siglo XX, la conformación de sindicatos, la
participación del partido comunista en las redes liberales o sobre la emergencia del populismo gaitanista y el
recrudecimiento de la Violencia entre 1947 y 1953; la lectura de un libro como este, va configurando en el
lector una forma de observar y analizar los procesos sociales y políticos de forma más compleja e integral; es
decir, que el lector experimenta un doble proceso formativo, al acercarse a este clásico de los estudios sobre
Violencia en Colombia.

Pero antes de llegar al tema central, es necesario describir un poco al autor de la obra. Daniel Pécaut es un
filósofo y sociólogo francés formado en la Ecole Normale Sauperieur, de París, reconocido como uno de los
académicos expertos en el tema latinoamericano y específicamente en el caso Colombiano durante el siglo
XX. Llega al país en los años 60 en compañía de su formador, el reconocido sociólogo Alain Touraine quien le
aporta en su inquietud por la complejidad nacional vista desde el análisis de los movimientos sociales. El
primer resultado de su investigación se dio con “Política y sindicalismo en Colombia” en el período
comprendido entre los años 1930 y 1970; de esta primera obra surge el interés por estudiar a profundidad los
UNIVERSIDAD TECNOLÓGICA DE PEREIRA - FACULTAD DE EDUCACIÓN
LICENCIATURA EN ETNOEDUCACIÓN Y DESARROLLO COMUNITARIO
SEMINARIO DE INVESTIGACIÓN EN CONFLICTO Y VIOLENCIA
PROFESOR JHON JAIME CORREA RAMÍREZ
2013

años de la República Liberal y el fenómeno de la Violencia, hasta presentar en 1987 la obra que nos implica
en esta reseña. El texto fue editado en el año 1986 por Ediciones de la Maison def sciences de l`homme, de
París; durante el año 1987 el Centro de Estudios de la Realidad Colombiana –CEREC- y la editorial Siglo XXI
lo publican en dos volúmenes, para el año 2001 la editorial Norma con la traducción del profesor Alberto
Valencia Gutiérrez de la Universidad del Valle logra una segunda edición en 648 páginas y, en 2012 el Fondo
Editorial EAFIT lanza una excelente edición de lujo que fue revisada por el mismo autor.

La producción del profesor Pécaut es casi imposible de detallar o valorar en estos renglones, expertos1
mencionan una casi “imposible anatomía” de su obra; basta decir que ha sido merecedor del respeto y la
valoración de los intelectuales, de sus colegas y estudiantes y de una institucionalidad del país que llega a
otorgarle en el año 2008 la nacionalidad colombiana como contribución a sus grandes aportes. Es así como
nos encontramos con un autor de las Ciencias Sociales, imprescindible para el estudio del País y referente
obligado en el debate de la Colombia contemporánea. Inmediatamente después de la primera edición del
libro, en el año 1987, aparece una interesante reseña en la revista Análisis Político N° 2 escrita por Gonzalo
Sánchez, quien no duda en afirmar que éste “constituye nada menos que una de las visiones más
completas e integrales de la historia colombiana de los siglos XIX y XX”, “Orden y violencia representa un
asedio permanente a las múltiples temporalidades de la violencia. La violencia es pasado, es presente y
¿quién podrá negar hoy que también será futuro?” cuestiona el reconocido investigador.

Por otra parte Guerrero Barón (1989) ubica “Orden y Violencia” junto a los estudios de “La Violencia en
Colombia” de Guzmán, Fals y Umaña (1862) y el trabajo de Paul Oquis (1978), “Violencia, conflicto y política
en Colombia”, como las tres obras clásicas de síntesis del conflicto colombiano. El mismo año de la
publicación, en 1987 aparece también la obra de los llamados “Violentólogos”, titulada “Colombia: Violencia y
Democracia” con la que comparte grandes “continuidades teóricas” (Guerrero 1989: Pág. 1). Estamos
entonces frente a uno de los estudios más importantes y orientadores para la comprensión de la problemática
nacional.

Para otros autores como Medófilo Medina existe una valoración y una crítica, (1994: pág. 473) “la influencia
de Orden y Violencia… es palpable”, esto es evidente en la literatura histórica aparecida después de la
publicación del libro, “de él se han tomado observaciones, conclusiones, información. Sin embargo no parece
que el ejercicio específicamente teórico haya producido mucho impacto en dicha literatura”, estos comentarios
surgen en la reseña hecha por Medina para la compilación de Bernardo Tobar sobre “La historia al final del
milenio” (1994), su reseña de la obra de Pécaut resulta muy recomendable para un análisis objetivo, debido a
que es tal vez en único apartado que trata con un juicio considerable algunos aspectos débiles de la obra de
Pécaut, como la visión comparada de la situación colombiana y latinoamericana que según Medina, no se
evidencia realmente.

Pasando ahora al tema principal del libro es importante destacar que la introducción despliega todo un debate
sobre la forma en que se configura el orden social desde la visión o supervisión de las élites, como
reguladoras insustituibles del orden, ante la desorganización de las “masas populares”. El autor advierte una

1 Si se quiere una ampliación de la obra de Pécaut y de su llegada y trayectoria intelectual en Colombia se


recomienda el artículo “Nuestras deudas pendientes con Daniel Pécaut” de Gonzalo Sánchez, Historiador,
investigador del Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales, escrito con motivo del
otorgamiento de la nacionalidad colombiana al intelectual en el año 2008.
UNIVERSIDAD TECNOLÓGICA DE PEREIRA - FACULTAD DE EDUCACIÓN
LICENCIATURA EN ETNOEDUCACIÓN Y DESARROLLO COMUNITARIO
SEMINARIO DE INVESTIGACIÓN EN CONFLICTO Y VIOLENCIA
PROFESOR JHON JAIME CORREA RAMÍREZ
2013

visión naturalizada de la barbarie que se hereda desde el siglo XIX y que pervive casi durante todo el siglo
XX, situación que se hace más insostenible al emprenderse el proyecto modernizador. Ante este panorama el
proyecto político de las élites en los años 30 y 40 destaca la necesidad de otorgar ciudadanía a las clases
populares, por medio de la legislación social y del intervencionismo económico. Pero este interés no es como
se podría pensar, tan loable por parte del Estado, el análisis subterráneo de Pécaut tiene la bondad de dejar
ver en el sistema de relaciones entre actores políticos, sindicales, gremios, oligarquías y “pueblo”, una tensión
incontenible en las formas de control de lo social, donde el orden y la violencia actúan a la par como procesos
y categorías centrales de lo político.

Las recurrencias del autor al respecto son fácilmente observables en la introducción y se desplazarán hacia la
afirmación de que “la Violencia no es el reverso del orden, no hay duda de que es una modalidad concreta de
acción del Estado o de los diversos grupos sociales; pero ésta expresa también de manera más general, la
concepción de lo social que alimenta la referencia al orden” (Pág. 25). La violencia tiene también relación con
la sobrepolitización de los actores sociales, que será evidente en los años 40 e inicio de los 50, con un
creciente discurso que configura la terrible separación entre amigo-enemigo, y el advenimiento de la Violencia
cruda después de los hechos del 9 de abril de 1948.

Pécaut expresa el objetivo de su estudio al preguntarse “¿Es una coincidencia fortuita que la violencia alcance
tal notoriedad en un país andino donde la democracia civil restringida ha sobrevivido a innumerables crisis? El
propósito de esta obra es demostrar que esto no es así”… “La violencia es consustancial al ejercicio de una
democracia que en lugar de tomar como referencia la homogeneidad de los ciudadanos, descansa sobre la
conservación de sus diferencias “naturales”, sobre adhesiones colectivas y redes privadas de dominación
social; y que no aspira a institucionalizar las relaciones de fuerza que irrigan la sociedad, ya que hace de ellas
el resorte de su continuidad” (Pág. 29). Otra pregunta fundamental ¿Por qué razón un tipo de democracia que
perdura desde hace casi un siglo confiere a la violencia una importancia tan grande? (Pág. 34), El autor
señala como responsable, la forma de institución de lo social, o más bien de su no-institución; la naturaleza de
la división política del cuerpo social significa que la democracia no sirve de manera alguna de mampara
contra la relación amigo-enemigo. Es así como inicia la obra, proponiendo una comprensión compleja que
sale de los sentidos comunes con los que se ha argumentado el desarrollo de este período; pero ya veremos
en cada uno de los cinco capítulos los quiebres, las vueltas y los intríngulis de la relación entre política y
sociedad, datos, procesos, actores y análisis sobre los que el profesor Pécaut tratará de argumentar y
sostener la columna vertebral de sus primeras afirmaciones.

El texto entonces se desarrolla como ya se dijo en cinco capítulos que abordan tres temas fundamentales a
saber, como son los modos de intervención económicos y políticos de las diversas élites ya sean liberales o
conservadoras, permitiendo un seguimiento de las características que asumen las relaciones entre el Estado
y la Sociedad. Un segundo tema se concentra en la evolución del sindicalismo como fuerza política, el
intervencionismo social y los intentos por inventar una nueva representación de la unidad de lo social. El
último gran tema tiene que ver con los avatares sucesivos de la división partidista, indicando el punto de
partida de la violencia en lo político y lo social.

Es importante mencionar que aunque refiere en su título un análisis del período comprendido entre 1930 y
1953, en su primer capítulo aborda períodos importantes del siglo XIX a partir de 1850, lo que supone un
UNIVERSIDAD TECNOLÓGICA DE PEREIRA - FACULTAD DE EDUCACIÓN
LICENCIATURA EN ETNOEDUCACIÓN Y DESARROLLO COMUNITARIO
SEMINARIO DE INVESTIGACIÓN EN CONFLICTO Y VIOLENCIA
PROFESOR JHON JAIME CORREA RAMÍREZ
2013

núcleo amplio de observación temporal que irá determinando las formas del Estado colombiano y los grandes
retos políticos de las élites Liberales para inicios del siglo XX.

El primer capítulo tiene como objetivo demostrar las condiciones económicas en desarrollo del Capitalismo en
latinoamérica y en el caso colombiano desde una mirada a los últimos 50 años del siglo XIX. La visión
obligada de un país de relaciones semi-feudales aún, se confrontará con la búsqueda de la modernidad
alentada por unos cuantos hombres educados en las estrategias económicas y ejercitados en los negocios
más allá de cualquier interés partidista, condiciones que consolidan el surgimiento de una clase central
colombiana que tendrá el liderazgo del país durante un largo período: La burguesía cafetera. A grandes
rasgos, el autor describe un país de final de siglo XIX y principios del XX, cuyo desarrollo no va más allá de la
preocupación seccionada y dispersa de actores sociales fragmentados, ya sea la dirigencia Conservadora, la
burguesía del café que incluye a liberales y conservadores, una clase obrera en formación y actores
emergentes desde una nueva corriente: el socialismo revolucionario. Pero los años 20 traerán motivos para la
transición, la crisis del gobierno conservador y la crisis económica internacional se unirán a favor del partido
Liberal.

Es así como el segundo y el tercer capítulo (Págs. 131-406), sus doscientas setenta y cinco páginas nos
ubican en una época donde el escenario político cambia aparentemente. El gobierno de la república Liberal
(1930-1948) se inicia con la elección del candidato único Enrique Olaya Herrera (1930-1934) pero su mayor
auge se desarrolla con la doble presidencia de Alfonzo López Pumarejo (1934-1938 y 1942-1945)y la
“Revolución en Marcha” como bandera, las élites económicas ya formadas tomarán entonces las riendas del
Estado en algo que Pécaut observa como una “Ruptura dentro de la continuidad”, el sector liberal que había
sido excluido del poder durante tantos años de gobierno conservador, ejercitado en los negocios irrumpe
ahora con el interés de consolidar la unidad de lo político y atender la crisis social por medio de reformas y
legislación a favor de los trabajadores y sindicatos. En otro sentido el accionar político transforma el modelo
económico de liberalismo hacia la intervención proteccionista a favor de fortalecer la economía interna y los
procesos de industrialización emergente.

El cuadro de análisis del profesor Pécaut es esclarecedor. El gobierno Lopista pretende dotar de ciudadanía
política a unos sectores excluidos y vistos como peligrosos ante la amenaza comunista, “a través de los
debates sobre el proteccionismo o la legislación social se elabora una referencia nueva de la unidad de la
nación y el Estado se constituye en representante de esa unidad” (pág. 133). Como garante de una “paz
industrial” cobija sectores demasiado reducidos y atiende necesidades sociales si bien importantes como la
dimensión laboral, aún muy parciales ante la complejidad nacional. Pero todo el desarrollo amplio de las
estrategias y el análisis de las relaciones entre los actores a través de estos capítulos darán cuenta de lo lejos
que se encuentra el objetivo unificador ante la realidad nacional, tal vez sea este uno de los aportes más
significativos de esta obra, comprender cómo “la afirmación de la unidad de lo social por intermedio del poder
estatal no significa que se hayan conjurado de repente las desarticulaciones que lo atraviesan, sino que por el
contrario va ligada a su acentuación y a su incremento” (Pág. 134).

Y en este marco de imaginarios unificadores de la realidad, otra voz empezará a reclamarse el derecho de
representación de las “masas populares”, el “Gaitanismo” será abordado a profundidad en el cuarto capítulo
(págs. 410- 546) a través de un análisis de los acontecimientos desarrollados entre los años 1945 y 1948, y
muy concentrado en la observación de los discursos del líder del “pueblo”, Jorge Eliecer Gaitán, una “voz”, un
UNIVERSIDAD TECNOLÓGICA DE PEREIRA - FACULTAD DE EDUCACIÓN
LICENCIATURA EN ETNOEDUCACIÓN Y DESARROLLO COMUNITARIO
SEMINARIO DE INVESTIGACIÓN EN CONFLICTO Y VIOLENCIA
PROFESOR JHON JAIME CORREA RAMÍREZ
2013

“caudillo” o “un pueblo”, quien se aboga la misión de “superar el divorcio entre el país real y el país político”.
Pero el populismo de Gaitán según el análisis del autor, “se produce a partir de parejas de oposiciones sin
síntesis posibles y se sostiene solo a través de un tercer término que es exterior a dichas parejas: el discurso
del líder y un proceso de identificación con su persona” (Pág. 545), por ello es posible que de haber
sobrevivido Gaitán la constitución de una ciudadanía alrededor del Estado hubiera sido imposible, el
populismo de Gaitán convierte el mito de la división social en principio de una lucha sin cuartel, naturaliza las
características de ambos sectores y refuerza la escisión del mundo social sin puentes posibles.

Como ya sabemos su muerte se erigirá como uno de los referentes más constantes para señalar el inicio de
“la Violencia” en Colombia. Pécaut tiene la capacidad de demostrarnos que el conflicto en Colombia y su
manifestación violenta no aparece de la nada en el año 1948 como un fantasma ajusticiador que recorre los
campos poblados por colombianos bárbaros, sino que es manifestación de un ejercicio político alentado por
las clases políticas dirigentes y por los mismos sectores sociales, que ven en lo social un objeto de
disciplinamiento y de confrontación por medio de la violencia, en segundo lugar, de la formación en Colombia
de un imaginario amigo-enemigo, muy concentrado en los discursos de Laureano Gómez y de Gaitán en los
años antes del desastre nacional.

La conclusión del autor está esbozada desde el principio de la reseña, pero vale la pena transcribir sus
palabras en cuanto a la clase sociedad que sería la colombiana. Es así como no duda el autor en detallar dos
aspectos, como ““consociational democracies”” o “democracia consociacional”, “donde las élites forman
coaliciones para contrabalancear una fragmentación política o cultural, basada en la intransigencia
ideológica, un “cartel de notables” coexiste con una multiplicidad de organizaciones que reflejan la diversidad
de los intereses y las culturas”; y como una “sociedad políticamente invertebrada”, donde el Estado aparece
como una ramificación indefinida de interferencias entre notables, clases políticas y clientelas” (Pág. 647). En
ambos casos se establece la separación entre “el espacio de las clases sociales y el de los partidos políticos,
así las relaciones se establecen no de forma lineal sino a través de intersecciones cambiantes”. La
democracia es privada pero deja espacio a los ambiciosos y “la sociedad no se deja olvidar”, la atención
voluntarista al desarrollo sucede a partir de las crisis. Un modelo indisociable de una violencia que
después de haber presidido su estabilización, ha estado casi presente de forma permanente en su
funcionamiento” (Pág. 648).

Para concluir y de forma personal pienso que la lectura de este texto transforma de manera significativa los
imaginarios sociales que vamos configurando como estudiantes afines de las Ciencias Sociales, sobre todo
aporta a la construcción de una postura crítica y bien informada ante la complejidad social y política de
nuestro país, esto de forma general. De manera más específica el texto puede aprovecharse como referente
constante para otras investigaciones, en su metodología advierte un uso de fuentes escritas demasiado
riguroso, pone sobre la mesa la existencia de documentos, discursos, periódicos y lugares de datos nada
despreciables como fuentes primarias; por otro lado el aporte de la bibliografía es también considerable, el
análisis sintético de otros estudios permite comparar y revalorar las miradas sobre el tema de la Violencia a
gran escala.

Queda una pregunta por resolver ¿Cómo enfrentarse ante la lectura de un volumen de 648 páginas, que
implican referencias constantes a disciplinas como economía, sociología, política e historia, conceptos que se
UNIVERSIDAD TECNOLÓGICA DE PEREIRA - FACULTAD DE EDUCACIÓN
LICENCIATURA EN ETNOEDUCACIÓN Y DESARROLLO COMUNITARIO
SEMINARIO DE INVESTIGACIÓN EN CONFLICTO Y VIOLENCIA
PROFESOR JHON JAIME CORREA RAMÍREZ
2013

erigen como muros para la comprensión? ¿Cómo ir superando la desarticulación de las ciencias sociales a
veces tan distantes a nuestros intereses y programas académicos?

Pues, tres cosas por decir. Primero, que el mundo social está contenido de complejidad y de cambio
constante, Daniel Pécaut lo advierte. No es solo cuestión de datos, lugares, fechas y actores sujetos a un
período, es cuestión de corrientes de pensamiento, de acciones políticas con influencias a largo plazo, de
mundos sociales internos y externos que rotan sus participaciones en la escena de la realidad, de
circunstancias que a veces parecen contradictorias y resultan no serlo. Ante ello un mínimo de reconocimiento
ante quienes escriben: no es “carreta”, ni “tiempo perdido”. Con la publicación de estos análisis se ha
avanzado hacia la comprensión y posibles salidas de la crisis en el país, hace falta la escuela de quienes
escuchen este legado y lo transmitan responsablemente en sus clases, en la formación de sujetos políticos y
acciones políticas que doten de sentido el ejercicio del criterio para la comprensión y acción en la actualidad.

Segundo, para leer a Pécaut hay que tener tiempo, pero no prisa. Un ejercicio tranquilo de acercamiento a
cada página. Sin mucho alarde puedo decir que el trabajar 10 horas diarias semanales y estudiar de 3 a 4
horas nocturnas, no hizo fácil el avance, pero tampoco fue impedimento, por el contrario transformó el sentido
otros lugares de mi cotidianidad, como la espera del bus, etc…

Para contrarrestar una primera negación a la lectura sobre todo en el primer capítulo va la tercera
recomendación. Ante el desconocimiento de conceptos de otras disciplinas, por favor no desista, un viaje
ligero por los buscadores del ciber espacio le dará la comprensión básica necesaria para continuar y cuando
lo haga, le aseguro que sentirá que “la matrix del discurso” se abre luminosamente para la comprensión y
todo fluirá más rápido dotándole de capacidad para otras miradas.

La obra “Orden y Violencia” de Daniel Pécaut, es imprescindible como texto base para el estudio del país, si
por alguna casualidad lo observa en la vitrina de alguna librería, por favor avisarme, creo no ser capaz de
robarme el texto prestado de uno de mis mejores amigos, ya que en la actualidad se encuentra agotado en
las librerías.

Por: Adriana Delgado Caicedo

BIBLIOGRAFÍA

GUERRERO, J. (1998). “La violencia: ¿un elemento consustancial a la democracia colombiana?”. En: Boletín
Cultural y bibliográfico N° 20, volumen XXVI de 1989.
http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/publicacionesbanrep/boletin/boleti1/indice.htm. Consultado el
20/04/2013.

MEDINA, M. (1994). “Historiografía política del siglo XX en Colombia”. En compilación de Bernardo Tobar La
historia al final del milenio: ensayos de historiografía colombiana y latinoamericana”. Bogotá: Volumen 2.
Universidad Nacional de Colombia. Facultad de Ciencias Humanas, Departamento de Historia.

SÁNCHEZ, G. (1987). “Daniel Pécaut, Orden y Violencia”. En: Revista Análisis Político N° 2, Sep/Dic 1987.
Universidad Nacional de Colombia. Bogotá: IEPRI.

También podría gustarte