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ÍNDICE

HOMICIDIO IMPRUDENTE O CULPOSO……………………………..…...….….2


1. NOCIONES GENERALES………………………………………………......…..2
2. IMPUTACIÓN OBJETIVA………………………………………………………..3
3. IMPUTACIÓN DE LA CONDUCTA……………………………………………..3
4. IMPUTACIÓN DEL RESULTADO………………………………………………5
5. IMPUTACIÓN SUBJETIVA……………………………………………………...6
6. AMPLIACIÓN DE LA IMPUTACIÓN: TENTATIVA…………………………..7
7. AUTORÍA Y PARTICIPACIÓN………………………………………………….7
8. ANTIJURICIDAD……………………………………………………………....…8
9. TIPOS CUALIFICADOS……………………………………………..…….…...10
9.1. Cuando resultan varias víctimas de la misma
conducta imprudente:…………………………………………………......10
9.2. El delito es producto de la inobservancia de las
reglas técnicas de profesión, de ocupación o industria:……………11
9.3. Cuando el agente se encuentra en estado de ebriedad
o bajo los efectos de estupefacientes:………………………………....11
9.4. Cuando resulte de la inobservancia de reglas
técnicas de transito:………………………………………………...……..12
10. CONCURSO DE IMPUTACIÓN…………..……………………................12
11. CONCLUSIONES………………………..………………………………..…13
BIOGRAFIA……………………………………...……………….………………….14

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HOMICIDIO IMPRUDENTE O CULPOSO

1. NOCIONES GENERALES

A modo introductorio, analizando los códigos penales anteriores que tuvimos nos
damos cuenta que por ejemplo el Código Penal de 1863 no regulaba en ninguna parte
el homicidio imprudente, luego el Código Penal de 1924 incorporó una regla en el artículo
156°. Por consiguiente, nuestro código sigue la misma línea del Código Penal derogado.

Ahora bien, la doctrina clásica diferencia los términos de negligencia, imprudencia e


impericia (algo que no vemos en nuestro Código penal vigente) de la siguiente manera:
cuando la muerte de otro es resultado de obrar con falta de previsión de un efecto
profesionalmente previsible(negligencia) o si habiéndolo previsto, confió en poder
evitarlo (imprudencia); finalmente si se realizó la acción sin la preparación técnica o
científica adecuada para garantizar un resultado (impericia).

En la actualidad vemos que la mayoría de veces que acontece este tipo de homicidio
se da en el ámbito del tránsito automotor, así lo determina los datos estadísticos oficiales
y en la jurisprudencia.

Aclaremos siempre que si bien es cierto la delincuencia del tránsito es la más


frecuente, no es la única en el campo del homicidio por imprudencia. Esta idea es
concordante con la afirmación dad por Rosa del Olmo, en el sentido que resultaría
preferible no considerar a los accidentes de tránsito como una epidemia (como lo hace
la OMS) “sino más bien como un problema social con una visión sociológica que ubique
esos accidentes dentro de un contexto social determinado”.

Recordemos que dentro de la teoría positivista de la pena (teoría preventivo especial)


se hacía énfasis en el fin de la pena, la cual era la de resocializar a los delincuentes y
que obviamente no encaja correctamente aplicarla a los delincuentes que cometieron un
delito culposo en general, ya que gran parte de la doctrina penal concuerda en que el
delincuente en estos casos nunca llega a la desocialización.

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2. IMPUTACIÓN OBJETIVA

El homicidio imprudente es un delito de comisión, pero también puede ser realizado


por omisión impropia, es decir inobservando el deber de cuidado o deber de garantía.

En lo referente a los criterios para los de la imputación objetiva del homicidio


imprudente son criterios generales:

a) Que la conducta del sujeto cree un riesgo desaprobado, o lo que es lo mismo, no


se encuentre dentro de los alcances del riesgo permitido.
b) Que el resultado la materialización del riesgo permitido creado por el sujeto con
su comportamiento.
c) Que el resultado causado este comprendido dentro del alcance del tipo, por ser
precisamente, la materialización del peligro generado por el comportamiento que
el tipo quiere prohibir.

3. IMPUTACIÓN DE LA CONDUCTA

El homicidio imprudente equivale a la infracción de la norma de cuidado pues se le


debe imputar al autor a través de un juicio retrospectivo de la infracción de la norma de
conducta o la norma de cuidado, el deber de cuidado de ubica en el contexto en el que
se produce la acción; representa:

o Un concepto objetivo, en la medida en que nos permite identificar el cuidado


necesario que se requiere en la ejecución de la conducta durante la vida de
relación social.
o Un concepto normativo, ya que nos permite reconocer las conductas riesgosas a
través de normas de cuidado y su contradicción con estas.

El deber de cuidado consiste en la obligación de prestar el cuidado debido para evitar


la lesión o puesta en peligro de bienes jurídicos, solo la lesión de un deber convierte la
conducta en acción imprudente.

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Es decir que actúa culposa o imprudentemente aquel que omite a diligencia debida,
por lo tanto, se trata de una infracción del deber de cuidado (normas de conducta
exigibles para el caso)

Para determinar el deber de cuidado se parte de un criterio objetivo, que permita al


juez analizar la conducta concreta frente a aquella que hubiera ejecutado un “hombre
prudente”, además también se de analizar la conducta desde la perspectiva de un
comportamiento especifico del sujeto, entonces vamos a decir que se trata de una
valoración de la capacidad de nivel del autor, para determinar cuál es el cuidado exigible
a cada individuo.

Se distinguen:

o Deber de cuidado interno, se refiere a la advertencia de cuidado que se debe


tener ante la creación o presencia de peligros contra bienes jurídicos resultado de
su conducta.
o Deber de cuidado externo, es la obligación de comportarse conforme a la norma
de cuidado, con el objeto de evitar la producción del resultado típico, se manifiesta
de la siguiente manera:
Primero: deber omitir las acciones peligrosas
Segundo: en el deber de precauciones e informaciones previas
Tercero: el deber de actuar prudentemente en situaciones peligrosas
El riesgo permitido determina el deber de cuidado, así las actividades peligrosas
pueden estar reguladas por diversas normas y reglas de la experiencia, en los dispositivos
normativos entonces encontramos diversas normas, así como de otras fuentes sin valor
normativo que están orientadas a que los individuos actúen excluyendo la creación de
riegos innecesarios.
El principio de confianza es otra característica resaltante en los delitos imprudentes, el
cual va a operar como un límite de naturaleza normativa de la previsibilidad objetiva,
cumple con la función de determinar los límites del deber de cuidado. El principio de
confianza es un criterio que tiene su fundamento normativo en el principio de auto
responsabilidad.

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La imputación de la conducta a la víctima se presenta en los supuestos que esta con


su comportamiento contribuye de manera decisiva a la realización del riesgo no permitido,
y este no se realiza en el resultado.
Por ejemplo, no se considera culposo si el procesado conducía su vehículo de acuerdo
a las reglas pertinentes, y por ello se dice entonces que la muerte del agraviado fue
consecuencia de su conducta, no cabe imputarle una falta de deber de cuidado al
conductor.

Finalmente debemos de decir que los delitos culposos tienen una penal muy baja
debido a su naturaleza, es correcto imputar responsabilidad penal al autor no obstante se
debe de disminuir la imputación personal, lo que se refleja al momento de la determinación
de la pena.
Posteriormente debemos analizar otro supuesto en el que se da la denominada
concurrencia de culpas en los que el sujeto pasivo es quien crea un riesgo no permitido
de mayor intensidad y en menor medida del sujeto activo.
Por último, también se puede dar la concurrencia de culpas de igual intensidad que se
presenta cuando ambos sujetos simultáneamente crean un riesgo no permitido de igual
intensidad para la afectación de un bien jurídico cuyo titular es el sujeto pasivo, el sujerto
activo en algunos casos no debe ser sancionado por tres motivos
a) La infracción del deber de cuidado del sujeto activo no fue la única que produjo la
lesión del bien.
b) En principio de ultima ratio, resultaría cuestionable sancionar penalmente actos que
podrán ser solucionados en materia civil.
c) Finalmente, el principio indubio pro reo (favorabilidad al imputado)

4. IMPUTACIÓN DEL RESULTADO

Existen diversos presupuestos para la imputación de resultado. Pero el más


importante es el que supone que no cualquier infracción al deber de cuidado se
constituye como un delito imprudente, pues se requiere además de un resultado típico.
En particular al tratar el homicidio solamente el resultado muerte concede relevancia
jurídico-penal a la infracción de la norma de cuidado.

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En conclusión, para imputar el resultado se requiere que se haya afectado la vida


humana independiente.

5. IMPUTACIÓN SUBJETIVA

Aquí debemos determinar si el peligro causado pudo ser conocido po el sujeto, por lo
tanto, se indaga sobre la cognoscibilidad: se entiende como exigibilidad del conocimiento
del peligro que se determinará en el caso concreto, atendiendo a todas las circunstancias
objetivas concurrentes, y previsibilidad: se trata tanto desde una perspectiva objetiva-
posibilidad de previsión de cualquier ciudadano prudente en la producción de un
resultado típico- y la previsibilidad individual o personal- posibilidades concretas del
agente en las circunstancias en las que actuó. Estas 2 categorías siempre se encuentran
relacionadas.

Ahora, existe culpa consciente cuando el sujeto previó el proceso que af3ectó al bien
jurídico, el mismo que exigía un cuidado determinado. La culpa inconsciente se presenta
cuando el sujeto no previó el proceso que afecto al bien jurídico que exigía un cuidado
especial.

Por otro lado, siempre debemos tener bien en claro la diferencia que existe entre la
culpa consciente y dolo eventual. Así, la culpa consciente se presenta si la actitud del
sujeto es de confianza en que no se producirá el resultado. Pero si la actitud del sujeto
es la de contar con la posible realización del hecho, estaremos ante el dolo eventual (#).

Cabe recalcar que el error de tipo es una figura que si puede ser aplicada a los delitos
imprudentes en general. Se afirma que el desconocimiento del peligro es siempre
desconocimiento de una circunstancia objetiva que concurre en la situación, por lo que
si estaríamos ante una forma de error de tipo. El error de tipo suele presentarse
principalmente en dos casos: Primero, sobre la valoración del autor sobre su capacidad
de poder mantener un control del riesgo que su conducta origina, en los casos en que
posee el control de esta. Segundo, el desconocimiento del autor sobre la efectiva
peligrosidad de su conducta.

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6. AMPLIACIÓN DE LA IMPUTACIÓN: TENTATIVA

El delito de homicidio culposo se consuma con la muerte de la persona. En los delitos


culposos no se admite la tentativa, puesto que este concepto solo puede entrar a jugar
en los delitos dolosos, el agente no quiere ni busca el resultado muerte de la víctima.

Tampoco es posible la participación de instigadores, cómplices, ya que estos


aparecen en hechos queridos y preparados.

El homicidio imprudente solo se reprime cuando está consumado. Los supuestos de


tentativa no son aceptados por carecer de una decisión delictiva que vaya más allá del
resultado objetivo, elemento esencial de toda tentativa por no existir plan de acción y la
imposibilidad de diferenciar entre actos preparatorios y ejecutivos.

7. AUTORÍA Y PARTICIPACIÓN

En cuanto a la admisión de la participación consideramos que esta es imposible de


tal forma que si dos o más personas realizan una acción culposa de la que deviene una
muerte, existirá una concurrencia de imprevisiones donde cada culpable responderá
personalmente por su falta de diligencia, pero de ninguna manera a título de coautores.

Por otro lado, no puede olvidarse tampoco que la participación solo tiene sentido en
el ámbito de los delitos dolosos, por cuanto el participe, esto es, el instigador, el
cooperador o el cómplice han de actuar con conocimiento y voluntad de participar en un
hecho doloso ajeno.

Por lo tanto, la participación no es posible porque no existe un plan común y menor la


distribución que le compete a cada uno de los partícipes en el hecho como recuerda
busto solamente habrá la posibilidad de los autores concomitantes o accesorios, esto
significa que cada autor realiza su propia acción de falta de cuidado en la realización del
evento.

Ejemplo, el copiloto que le indica al conductor del automóvil que reanude la marcha;
pues el semáforo presenta luz verde, y el conductor acata dando lugar a la muerte de un
peatón. Ambos son autores y de ninguna manera coautores.

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Los delitos imprudentes son delitos de dominio. En estos delitos, el autor es aquel que
se encuentra ante la posibilidad de realizar una acción peligrosa que está subordinada
a un deber de cuidado que incide sobre la forma y modo de ejecución.

Siempre encontraremos autoría directa o formas heterólogas de autoría colateral. Así,


se señala que solo existe autoría material propia y cuando concurren varias personas en
un delito culposo se presenta la figura de la Autoría accesoria, que agrupa los supuestos
en el que varias personas concurren imprudentemente a la producción de un resultado
típico.

No se acepta la autoría mediata ni la coautoría en estos delitos. Esto es consecuencia


que la legislación penal peruana para el caso de los delitos imprudentes utiliza el
concepto unitario de autor.

Tampoco se acepta la figura de participación en el homicidio Imprudente. Cualquier


contribución causal imprudente para el resultado representa autoría. Ejemplo: El que
reúne leña para la fogata y otro enciende el fuego originando un incendio con que se
produce la muerte de una persona. Cada uno violó de manera personal e incomunicable
el deber objetivo de cuidado impuesto por las circunstancias y originaron el resultado.

En cuanto a la instigación y complicidad, estas siempre son dolosas. Tampoco es


posible la participación de instigadores, cómplices, ya que estos aparecen en hechos
queridos y preparados.

Así, solo es posible el supuesto de la participación dolosa en un hecho imprudente en


el modelo de numerus clausus, la discusión está abierta en la dogmática actual y hay
autores que la aceptan.

8. ANTIJURICIDAD

En el homicidio por imprudencia se admiten causales de justificación. Así resulta


relevante el aspecto normativo de dichas causales, por ejemplo, la defensa racional en
la legítima defensa, la proporcionalidad de intereses del estado de necesidad. Debe
observarse la actuación del sujeto en relación a lo exigido (deber de cuidado).

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Nuestro Código Penal se refiere a la Legítima defensa (artículo 20, inciso 3, Código
Penal), el estado de necesidad agresivo (artículo 20, inciso 4 y 5, Código Penal) y
creemos que de hipótesis excepcionales que no ocurren frecuentemente y es posible
que esa sea la razón por la que nuestra jurisprudencia casi no las ha desarrollado.

Para el caso de la legítima defensa deben presentarse los tres requisitos: agresión
ilegítima, defensa racional y falta de provocación suficiente (que no lo hayas provocado
para que te agreda).

Aquí, la defensa es imprudente y tendrá sentido en la medida en que, conforme a la


situación objetiva, también hubiera resultado justificada una defensa intencional, por
ejemplo:

El individuo que se defiende con un palo ante la agresión de un tercero, quien lo


agrede intencionalmente con un cuchillo, pero no se percata que el palo tiene un clavo
que está oxidado causando la muerte por tétano al agresor.

La agresión ilegítima puede también ser imprudente y, en todo caso, lo importante es


la manera cómo reacciona el agente en relación al deber de cuidado que se le exige. Por
ejemplo:

En un parque un padre cuida a su hijo menor y, de pronto, advierte que un joven


circula en una bicicleta en forma tan imprudente que con seguridad atropellará a su hijo,
este reacciona y logra desviar el timón de la bicicleta tratando de detenerlo o cambiar el
rumbo, pero realiza la conducta con tanta fuerza que en joven conductor cae y muere.

También es posible estado de necesidad justificante cuando se trata de evitar un mal


grave inminente al que el agente es extraño. Es importante precisar la proporcionalidad
de los bienes en conflicto. Debe averiguarse si la conducta descuidada era realmente
necesaria, en relación a la previsibilidad del resultado y su situación personal.

Por ejemplo, el sujeto herido de bala que está desangrándose, pero aún puede
conducir su vehículo rumbo a un hospital, decide introducirse por una vía más cercana
al hospital contra el sentido del tránsito, arrollando a un menor quien muere.

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9. TIPOS CUALIFICADOS

Las circunstancias que califican el homicidio culposo se fundamentan en la mayor


exigibilidad de previsión para quienes desempeñan actividades que demandan una
buena dosis de diligencia y precaución. Aparece así el principio de confianza que inspira
el actuar dentro de la comunidad haciendo uso de medios peligrosos o desarrollando
actividades que, por su trascendencia, devienen en peligrosos y, por tanto, exigen
conocimiento y una preparación especial.

En otras palabras, el maniobrar objetos riesgosos (vehículos, aviones, barcos, etc.),


o desarrollar actividades peligrosas (la medicina, la arquitectura, la química, etc.) exigen
un mayor cuidado en el actuar normal de las personas, caso contrario, de ocasionarse
un perjuicio a algún bien jurídico por falta del cuidado debido, se estaría configurando el
delito culposo calificado. El ejercicio de actividades riesgosas exige en quien lo practica,
como profesional o técnico, un cuidado y diligencia extrema para no aumentar el riesgo
consentido y ordinario.

En efecto, el legislador no podía ser ajeno a tales circunstancias y así los ha previsto
como agravantes los siguientes comportamientos:

9.1. Cuando resultan varias víctimas de la misma conducta imprudente:

En este supuesto el sujeto, activo, con una sola conducta típica produce la muerte de
dos o más personas. La pluralidad de victimas es una circunstancia agravante de la
pena, que no multiplica el delito, porque a pesar de la pluralidad de resultados delictivos
sigue siendo una sola la culpa del autor, por lo que se ha entendido que no es correcto
calificar el hecho en razón del resultado.

Al referirse el tipo penal a victimas solo se está refiriendo a las personas que han
perdido la vida y no a aquellas que pueden haber quedado heridas. Es decir, si a
consecuencia de la acción culposa solo una pierde la vida y las demás personas quedan
heridas, la agravante no se configura. La agravante se justifica por la extensión del
resultado ocasionado a consecuencia de una acción culposa temeraria por parte del
agente.

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9.2. El delito es producto de la inobservancia de las reglas técnicas de


profesión, de ocupación o industria:

Los deberes objetivos de cuidado no son iguales para todos, sino dependen de la
concreta función social que desempeña el titular del deber en su quehacer profesional o
técnico. Ello tiene plena justificación en el hecho que al desempeñarse en actividades
que exigen del agente la máxima diligencia en observar las reglas técnicas que le son
propias su inobservancia y como consecuencia de ello se produce un resultado letal de
determinada persona, sin duda, hacen más reprochable la acción del sujeto activo.

En realidad, esta modalidad culposa agravada equivale a la imprudencia propiamente


dicha, toda vez que el sujeto activo conocedor de lo regulado por una norma destinada
a evitar acciones riesgosas, la infringe trayendo como consecuencia la muerte de una
persona.

9.3. Cuando el agente se encuentra en estado de ebriedad o bajo los efectos


de estupefacientes:

Este tipo penal señala que la pena privativa de libertad será no menor de cuatro años
ni mayor de ocho años e inhabilitación, si la muerte se comete utilizando vehículos
motorizados o arma de fuego, estando el agente bajo efecto de drogas, estupefacientes,
sustancias psicotrópicas o sintéticas, o con presencia de alcohol en la sangre en
proporción mayor de 0.5 gramos/litros, en el caso de transporte partículas, o mayor de
0.25 gramos/litros en el caso de transporte público de pasajeros, mercancías o carga en
general.

La ebriedad producida por el alcohol es definida como la perturbación pasajera de las


potencias biopsíquicas del ser humano que en sus consecuencias con el hecho típico
debe tenerse en cuenta, tanto en su causa como en sus efectos, y estos en o psicológico
y lo filosófico.

La agravante se justifica en los reiterados accidentes de tránsito como resultado


muerte que se producen a diario en todo nuestro país y que son conocidos y difundidos
por los medios de comunicación masiva.

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9.4. Cuando resulte de la inobservancia de reglas técnicas de transito:

La pena privativa de libertad será no menor de un año ni mayor de cuatro años,


cuando las muertes imprudentes causadas a las víctimas sean resultado de la
inobservancia de reglas técnicas de tránsito. Esta agravante alcanza a los conductores
de vehículos automotores públicos o privados.

Por el contrario, si no se verifica la inobservancia de las reglas de técnicas de tránsito


y el resultado letal se produce por otras causas, el homicidio culposo no se configura.

10. CONCURSO DE IMPUTACIÓN

El homicidio por culpa se perfecciona en el mismo momento que se produce el


resultado muerte del sujeto pasivo a consecuencia del actuar negligente del agente. En
tal forma, la simple vulneración del deber de cuidado no es suficiente para estar frente
al ilícito en hermenéutica. Resulta necesaria la producción efectiva del resultado muerte.
De modo más claro para la imputación a una persona de un homicidio culposo no es
suficiente la simple infracción del deber objetivo de cuidado, resulta imprescindible que
se verifique el resultado muerte de la víctima. Recién con la verificación del resultado
letal podemos hablar de un homicidio culposo, antes no se configura.

Los delitos de homicidio imprudente cometidos mediante la conducción de vehículos


motorizados en la práctica generan importantes consecuencias respecto al tema de
concurso. Así, el homicidio se produjera mediante un vehículo motorizados y el
conductor estuvo conduciendo en estado de ebriedad o drogadicción se apreciará un
concurso aparente de leyes penales entre homicidio imprudente agravado y el tipo penal
de conducción en estado de ebriedad o drogadicción.

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11. CONCLUSIONES
- Podemos verificar que cuando hablamos del homicidio culposo, y en general en
cualquier tipo imprudente; debe añadirse como criterio de la imputación objetiva de
la conducta al deber de cuidado y esto tanto en su forma objetiva y subjetiva.
Objetiva; el sujeto debe velar por realizar su acción conforme al cuidado exigido
en la vida social y esto implica 2 presupuestos:1) Previsibilidad 2) Reglas de Cuidado.
Subjetiva; el deber objetivo de cuidado debe de ser individualizado a las
circunstancias del caso concreto; y conforme a los conocimientos y capacidades del
sujeto en cuestión.
- En cuanto a los tipos cualificados podemos concluir que al establecer que para el
transporte público basta con que el conductor posea 0,25ml de alcohol por cada litro
de sangre, mientras que para el transporte privado se admita que el sujeto tenga
hasta 0,5ml de alcohol por cada litro de sangre; debido a que es más reprochable un
delito imprudente producido por un transporte público por generar peligro a una
mayor cantidad de personas que en el caso del transporte privado.
- Finalmente podemos identificar que para tanto para los homicidios imprudentes y
dolosos, se debe de aplicar los mismos criterios de imputación objetiva, a diferencia
del deber de cuidado que se aplica para todos los tipos imprudentes en general.

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BIBLIOGRAFÍA
- F. VILLAVICENCIO TERREROS, “D. Penal General”, pg. 253 – 259, Año 2010.
Editorial Grijley, Lima, Perú.
- Universidad Peruana Los Andes “Manual de Derecho Penal Especial”, Tomo 1,
pg. 18 – 30, Año 2013, Editorial San Marcos, Lima, Perú.
- CLAUSS ROXIN, 1999, pg. 371, núm. 55
- FRANCISCO MUÑOZ CONDE/ MERCEDES GARCÍA ARÁN, “D. Penal Parte
General” 9na edición, pg. 301-313.
- F. VILLAVICENCIO TERREROS, “D. Penal Parte Especial”, pg. 253-279, Año
2017. Editorial Grijley, Lima, Perú.
- JAKOBS, 1995, pg. 254
- Derecho penal parte especial – Ramiro Salinas Siccha / vol. 1, año 2010

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