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intento
Mauricio Salinas Escobar
Abogado
1.- En primer lugar, quisiera agradecer el espacio para la
tan necesaria reflexión, y la invitación a exponer,
especialmente por no tener la representación de nada ni de
nadie. Lo que no significa que mi opinión no sea, o pueda
ser, compartida por muchos. Esa es, por lo menos, mi
fantasía.
Al mismo tiempo, quisiera decir que lo que diré puede ser
dicho desde cualquier partido de la Concertación, o desde
un independiente concertacionista, o incluso desde afuera
de ella. También estoy seguro que hay, en todos los
partidos, (y afuera), detractores de estas opiniones.
2.- Si bien esto es sobre el que hacer, o sea es una
conversación para el futuro, creo que no es posible hacerlo
fructíferamente o por lo menos, seriamente, sin examinar el
camino por el cual se ha llegado a este lugar actual, con la
Concertación fuera del gobierno, del ejecutivo. Con la(s)
derecha(s) en el gobierno.
3.- Porque esto no es casualidad, ni se debe, creo yo, a que
la mayoría el electorado haya pensado que la derecha sería
lo mejor para Chile. Creo más bien que una parte de la
ciudadanía, suficientemente grande, pensó que la
concertación no debía seguir gobernando. (Seguramente
hubo también muchos que, a pesar de pensar así, votaron
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por ella). Quizás algunos pensaron que no había
diferencias significativas como para renovar el mandato
concertacionista. Yo por lo menos, sigo pensando que la
mayoría de la ciudadanía no se inclina por una opción de
derecha. Todos los estudios de opinión (por lo menos en mi
opinión), así lo indican. Esto no es contradictorio con que
Piñera haya obtenido más votos que Frei en 2º vuelta. Un
solo dato: Piñera obtiene solo cerca del 30% del total de
posibles votantes (12.000.000) y de los inscritos, cerca del
43%.
4.- Pero no solo la Concertación no fue capaz de atraer al
electorado que no estaba con Piñera, sino que creo que lo
peor, es que no lo pudo hacer, básicamente, usando
términos futbolísticos, por autogoles. O sea, como se ha
dicho tanto, no se perdió por los goles que metió la
derecha, sino que principalmente por autogoles, o por goles
que se regalaron o por goles que no se quisieron meter.
Creo, además, que las razones de los autogoles, o mejor
dicho, de los autogoleadores, o de los que “regalaron”
goles o de los que, increíblemente, no los metieron, son de
diversa índole, Van desde el error o la equivocación, hasta
la convicción de que era mejor perder. O que ganar,
haciendo determinadas acciones o asumiendo determinadas
posturas, no era deseable. (Por ej. enviando el proyecto de
ley sobre AFP estatal, o la reforma tributaria, o el tema de
los profesores o de los jubilados, etc.).
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Sospecho que, más allá de lo difícil que es en sí, la
autocrítica en política, esta es la razón de fondo, (el haber
perdido y no que la derecha haya ganado), por la cual los
principales responsables de este resultado, en el que
todoslos demócratas tenemos alguna cuota, (muy diferente
unos de otros, dependiendo del poder que se haya tenido),
rehúyen la discusión o dan razones unilaterales que dejan
afuera a la mayor parte de la realidad, a lo más grueso del
proceso. Es decir, es claro que hay perfecta conciencia que
no se hizo todo lo necesario, o, lo que es parecido pero no
igual, con toda conciencia no se hizo todo lo necesario
para ganar (por lo menos por algunos). Otros tratan de
mostrar que lo hicieron muy bien (según ellos) en el
proceso electoral y la campaña, evitando reflexionar acerca
de su “aporte” a las razones estructurales.
5.- Esta perspectiva de análisis del fracaso electoral, como
es obvio, es distinta de aquella que repite la letanía “Somos
la coalición más exitosa etc.…..”, la que supone que los y
las votantes son, por decirlo elegantemente, tontos. Si
somos los mejores, si lo hemos hecho tan bien, si les
hemos servido tanto, ¿Cómo no votan por nosotros?
¿Cómo no votan por los mejores?.
Es bueno recordar aquí a Brecht, pues parece inspirar estas
afirmaciones, “Si el pueblo no está de acuerdo con el
gobierno, hay que cambiar al pueblo”. No falta el que dice
que el pueblo es malagradecido (no es muy original: ya lo
había dicho Pinochet).
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Otra forma de presentar este mismo argumento
autocomplaciente es aquella que dice: “Porque hemos
hecho lo que hemos hecho, ahora podemos plantearnos
estos otros desafíos”. En realidad, esa es una verdad a
medias (o lo que es lo mismo, pero al revés: una mentira a
medias), pues si bien es cierta en muchos casos, en otros,
precisamente por haber hecho lo que se hizo, es necesario
cambiar; o por lo menos arrepentirse. (Por ej. Transantiago,
EFE, LEGE, etc.).
También se opone a esa otra que dice que “La gente vota
por el futuro, no por el pasado”. Esta mirada, que al mismo
tiempo que trata de escabullir el juicio electoral sobre lo
hecho, termina también borrando la historia de la derecha,
ya que de acuerdo a ese aserto, hay que evaluarla por lo
que propone y no por lo que ha hecho. Es evidente que el
futuro importa. Se elige al gobierno para el periodo futuro,
pero, tanto o más importante para la decisión del
ciudadano, es lo que se ha hecho en el pasado.
De igual manera esta visión, también contradice a la
afirmación que dice que este resultado es producto del
desgaste natural del gobernar, es decir que no hay que
relacionar los resultados con lo hecho, no hay que evaluar
las razones, pues es natural el desgaste. Esto, que si bien da
la razón a quienes decimos que la derecha no ganó (sino
que la Concertación perdió), se basa en un supuesto falso:
Que el desgaste es “natural”, equiparando el poder de
gobernar, a un neumático o a un cuchillo, que se gastan con
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el uso. En realidad el poder político es más parecido a los
músculos, que mientras mas se usan, si se usan bien, mas
se desarrollan, más capacidad adquieren. El “si se usan
bien”, es fundamental, pues si se usan mal, se termina
“contracturado”
6.- O sea, tenemos que reflexionar autocriticamente, (como
debiéramos haberlo hecho, y hacerlo, siempre), sobre lo
actuado en estos 20 años. Para saber adónde vamos es
necesario saber de dónde venimos y quienes somos,
quienes éramos y en que nos hemos transformado, tanto en
términos individuales, como, y especialmente, en tanto
partidos.
Quizás sea que nosotros, los de entonces, ya no somos
(todos) los mismos, o quizás incluso, que no (todos)
éramos exactamente lo que creíamos ser. Seguramente es
una mezcla.
Esto, me parece a mí, (el que no seamos los mismos y/o
que no éramos lo que creíamos ser), hace que podamos
pensar en causas o razones de dos tipos para explicarnos el
presente:
a. Causas circunstanciales, relativas al proceso electoral y
a la campaña, y