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Yield To Me PDF
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editorial oficial.
salen en español y quiere incentivar a los lectores a leer libros que las
editoriales no han publicado. Aun así, impulsa a dichos lectores a adquirir los
libros una vez que las editoriales los han publicado. En ningún momento se
Con una sonrisa pícara que su madre diría que sostenía una
mirada de puros problemas, tomó una copa de champán de una
bandeja cuando la anfitriona pasaba, sorbiendo sin realmente
probarla. Fingiendo interés en algunas de las obras de arte y
esculturas esparcidas por toda la habitación espaciosa, seguía
mirando a Sophie, mientras él hizo poco a poco su camino en dirección
a ella.
Su mirada viajó sobre ella otra vez, más relajado esta vez,
preguntándose qué secretos la señora estaba escondiendo. Una cosa
era cierta, sin embargo, que el vestido que llevaba no escondía
ninguno de ellos.
Inesperadamente despertó.
— ¿Estás bien?
— ¡Sí! —Su tono ronco reveló que el hombre había llegado a ella
en un nivel puramente sensual. Ella hizo un pequeño esfuerzo de
apartarse, pero sus manos sólo se apretaron alrededor de sus brazos.
Ella entrecerró los ojos en los suyos. Después de unos momentos de
tensión de silencio que ella ordenó—. Por favor, quíteme las manos de
encima.
—Entonces ¿por qué tienes un arma? —No era muy grande, pero
no por ello menos mortal.
—Yo exijo que me digas quien eres y de que se trata todo esto,
—dijo en un tono gélido, confirmando sus pensamientos.
—Ya lo hice.
— ¡Maldita sea!
—No te creo.
—Es lo mismo que darse por vencido. —Él le dio la vuelta en sus
brazos, al mismo tiempo, alcanzo el pañuelo anudado en el bolsillo. Lo
había metido ahí por si acaso, agradecido ahora por haberlo pensado.
1
El peñón de Gibraltar: (en inglés Rock of Gibraltar; a veces llamado Columna de Hércules), es un islote rocoso
unido a la península ibérica por un istmo de arena, cortado a su vez por un canal. Consiste en un promontorio
monolítico de piedra caliza ubicado en el extremo suroeste de Europa en la península ibérica.
permaneció cementada sobre la de ella, revelando una descarga de
emociones complejas que no podía empezar a desentrañar. Entonces,
algo le hizo detenerse, y Sophie se preguntó si tenía algo que ver con
su expresión. Nunca había estado tan asustada en su vida y sabía que
tenía que reflejarse en su rostro.
—Voy a mantener mis dedos cruzados para que no seas del tipo
mimado de la rica sociedad que no se preocupa de lo que pasa a nadie
más que a sí mismo.
—Claro que sí. Si la seguridad abre esa puerta, quiero que vean
la escena de dos personas tan absortos con el otro que no saben lo
que está pasando alrededor de ellos.
—Si me traicionas...
¿Qué esperaba?
Lo siguiente que supo fue que Brent se apartó de ella. Y ella era
capaz de respirar de nuevo. Él se puso de pie y bajó la mirada hacia
ella, diversión leve, y algo más, nadando en sus ojos sexy. Una risa se
le escapó cuando sus ojos se fueron a la parte delantera de su bóxer.
—Te dije lo que pretendía; ¿cuándo fue la última vez que hiciste
el amor con un hombre que no implicara besar? —Había sido necesario
para su plan. Sólo su reacción al momento definitivamente no era
parte de ello, capturándolo con la guardia baja—. Y necesitabas una
lección.
—No sé quién eres, pero exijo que me dejes ir. —Su tono
mordaz cortó a través de sus pensamientos tan fácilmente como un
cuchillo caliente cortando mantequilla.
—No vas a salirte con la tuya, —dijo en voz baja, mirando hacia
él desde debajo del barrido de largas pestañas. Trató de fingir que
su mirada inocente no era sexy como el infierno. Alargó la mano hacia
sus pantalones y se los puso, comprimiendo cuidadosamente a lo largo
de la protuberancia de su erección. Tenía que darle crédito a Sophie;
ella se negó a romper el contacto visual con él, incluso cuando se vio
obligado a ajustarse a sí mismo.
Estaba claro que iba a pasar por alto el episodio de lujuria entre
ellos. Brent no podía evitarlo. Él se echó a reír.
Su mirada voló hacia él. Estaba claro que ella estaba todavía
inconsciente de que él pudiera verla en el espejo. Reconoció la
indecisión en su expresión, justo antes de que ella hiciera un intento
desesperado por ello. Cuando ella llevo el pequeño y negro revólver
arriba, Brent se dio la vuelta. Y antes de que él se diera cuenta, él
estaba mirando el cañón de su arma.
—No te creo.
—Prácticamente lo hiciste.
—No te apresures.
enador...
— ¿Cómo lo lleva?
—Por cierto, ¿dónde estás? —La profunda voz del senador cortó
los pensamientos silenciosos de Brent—. ¿En algún lugar cerca?
Brent casi podía entender eso. Ella era el tipo de mujer que un
hombre codiciaba mientras que temía al mismo tiempo. Rica,
inteligente, hermosa, el tipo que nunca había sostenido ningún
atractivo especial para él. Sin embargo, a pesar de los problemas que
le causó, no podía negar que le gustaba su espíritu.
—Deja de hacer eso, —él ordenó cuando ella cerró de golpe sus
caderas de nuevo, saltando lejos en su control. La próxima vez que lo
hizo, él aspiró una respiración audible, enojándose por su incapacidad
para darse cuenta de lo que estaba provocando. Él empujó sus
caderas de vuelta a ella.
—No puedes hacer eso, —dijo cuando ella finalmente fue capaz
de cerrar la boca de nuevo. Sus ojos se veían positivamente salvajes,
el color en sus mejillas profundizándose.
—Pero...
Ella se quedó sin aliento y poniéndose tan rígida como una tabla
en su contra. Brent sólo podía imaginar lo que pasaba por su mente.
Entonces él estaba cuestionando su propia cordura. Su polla se
acurrucó contra su culo suave; sus piernas desnudas estaban tocando
desde el muslo hasta el tobillo. Su brazo estaba debajo de sus pechos
y su nariz estaba enterrada contra su pelo fragante. Todo en ese
momento se intensificó. Él quería su cuerpo bajo control. No fue
hasta que su respiración suave, constante, indicó que ella había
quedado dormida, fue que Brent pudo finalmente relajarse y ceder a
su propio agotamiento. Todavía estaba más caliente que nunca, pero
por lo menos ella no se retorcía más. Con un suspiro de alivio, cerró
los ojos y se hundió en un sueño de bienvenida.
L
Traducido por Jesica
Corregido por FLOR25
¡Gracias a Dios!
—Eres mi captor...
— ¿Por qué? ¿De qué tienes miedo? ¿De descubrir algo que no
puedas manejar?, —le cuestionó.
—Esto no está bien, —se quedó sin aliento. Pero nada nunca se
había sentido tan bien. Él estaba llevándola rápidamente a un
orgasmo. Ella se arqueó debajo de su boca, sus manos apretando las
sabanas a cada lado de ella. Era eso o enterrar los dedos en su
cabello para mantenerlo cerca. Cuando su jadeo se aceleró, su lengua
se aceleró.
¡Noooooooooooo! —Ella gritó, incapaz de hacer otra cosa que
dejarse ir con la bola de fuego explotando a través de su cuerpo de
torsión. Fue la peor traición—. ¡Oh, Dios! —Ella tomó una respiración
profunda final y luego la expulsó, colapsando, drenada. Su cuerpo se
convulsionó sin control cuando Brent retiró lentamente su lengua.
—Te odio.
— ¿Quejándote, princesa?
Suspiró profundamente.
— ¿Quién cree que está detrás de esto? ¿Cree que tiene algo
que ver con las próximas elecciones? ¿Está...
—Así como se puede esperar. Tengo toda la fe que una vez que
se cumplan las demandas Sophie será liberada sana y salva.
— ¿Cuáles son los hechos, tal como los conoce?, —Un reportero
en la primera fila le preguntó.
—Gracias, eres muy amable. —El tono frío de su voz hizo una
burla del placer que vio en sus ojos.
— ¡Oh!
— ¡Yo... sí!
—Sí, —fue todo lo que dijo, con una mirada nerviosa llenando sus
ojos brillantes.
Brent tuvo que darle crédito por ser capaz de mirarle a los ojos
y mentirle a él, porque él no confiaba en ella. Con la excepción de su
madre y su hermana, no se fiaba de cualquier mujer. Aun así, tenía
que averiguar lo lejos que iría para convencerlo de eso.
Su respuesta lo sorprendió.
— ¿Por qué?
―No hagas las cosas demasiado fáciles para él. Necesito más
tiempo para indagar.
―Hija de… —Él pasó rozando la nota escrita a mano con una
creciente inquietud. En la caligrafía más bonita que había visto en su
vida estaban las palabras, ¡Recompensa! ¡Soy la hija del senador
Adams y he sido secuestrada! ¡Estoy siendo retenida en un
apartamento de un séptimo piso en Bayside Towers!
¿Qué quiso decir él con eso? Brent le dio la vuelta; sus labios
apretados con rabia.
― Eso está bien, estoy a punto de arruinar los tuyos. —Él le dio
una sacudida y el aliento quedó atrapado en la garganta de Sophie
cuando sintió la camisa deslizarse de sus hombros.
―No hay nada que puedas hacer que pusiera las cosas peor, —
replicó ella acaloradamente. Si no hacía algo pronto acabaría
completamente desnuda. Cuando la suave tela comenzó a deslizarse
sobre su pecho, ella intentó agarrarla, jalándola de nuevo en su lugar.
―Pero...
―Entra.
Tan pronto como sus pies tocaron el suelo, Sophie sabía que
estaban estacionados en la grava. Entonces reconoció los gritos
familiares de las gaviotas y el sonido del agua, convirtiendo su sangre
en hielo. Miró de nuevo a las luces, un escalofrío extendiéndose sobre
ella cuando finalmente reconoció lo que eran.
L
Corregido por Morgana Camelot
Había una manta ligera en sus pies que ella debe haber pateado
a un lado mientras dormía. La penumbra de la habitación era
proporcionada por una lámpara de pared junto a la puerta, no
emitiendo más luz de lo que una vela haría. En algún lugar, cerca el
sonido de un reloj rompió el silencio de modo misterioso. Sus cejas se
fruncieron con confusión, hasta que se volvió lo suficientemente
alerta para darse cuenta de lo que estaba buscando. Era un espejo en
el techo justo encima de la cama. Ella nunca habría vinculado a Brent
como ese tipo de hombre. Sus sentimientos viajaban entre shock y la
preocupación, y algo más, algo malvado y delicioso. Sus instintos
atrajeron su mirada hacia un rincón de la habitación; el contorno de
una sombra que revelaba que no estaba sola. Encontró a Brent
relajado en una silla, mirándola fijamente. Se inclinó hacia delante
hasta que sus rasgos estaban a la luz, y la preocupación inesperada en
sus ojos, hizo que las mariposas revolotearan salvajemente en su
estómago. ¿Estoy imaginando la ternura reflejada en su mirada
oscura?
Él se encogió de hombros.
—Yo te traje.
—Veo que tus agallas han regresado. —Se dio la vuelta después
enderezándose. Su mirada cayó a la parte delantera de su camisa,
estrechándose.
— ¡Sí!, —Insistió.
— ¿Te duele?
—Es mejor que ser enterrada viva en una caja de madera con
una jarra de agua y un tubo de aire para que te haga compañía.
—No eres muy inteligente, princesa. Hay reglas para este juego,
—él la sorprendió diciendo.
—Pero...
Brent...
¡Toda ella!
Se dio la vuelta, llevando a Sophie con él hasta que ella estaba
encima. Sus ojos se deleitaron con la perfección de sus pechos llenos
con sus puntas rosadas. Por un momento, sus movimientos cesaron;
sus miradas se encontraron y se aferraron; contuvieron la
respiración. Entonces las manos de Sophie fueron a su camisa,
tirándola abierta sin desabrocharla. Se estremeció
incontrolablemente cuando ella bajó la cabeza, dejaba pequeños
besos calientes a lo largo de su cuello y los hombros antes de viajar
por el pecho hasta que llegó a sus pezones. Su pelo le hacía cosquillas,
pero detenerla no entró en su mente cuando su cálida y húmeda boca
se cerró sobre una protuberancia apretada. El movimiento de su
lengua a través de ese nudo endurecido lo dejó impotente. Sintió el
control escapando.
Cuando se unieron sus labios, sintió sus manos suaves sobre los
hombros, tirando impacientemente en su camisa cuando se puso en el
camino. Brent sintió sus senos cepillar contra su pecho, apreciando su
plenitud y los pequeños pezones duros clavándose en su carne, donde
su camisa estaba abierta. Entonces, sin previo aviso, Sophie tiró de
su labio inferior, gimiendo de frustración cuando ella tiró de su
camisa de nuevo.
Sus manos viajaron desde sus hombros por la espalda, sin vacilar
deslizándose sobre la curva de su trasero y abajo parte posterior de
sus muslos. El viaje íntimo les llevó a nuevas alturas vertiginosas
cuando su mano se deslizó entre sus muslos, dejando que sus dedos se
sumerjan en el calor oculto allí.
— ¿Quién es?
— ¡Papá, soy yo! —Ella no esperaba la larga pausa que siguió. Tal
vez escuchar su voz le hizo entrar en estado de shock—. ¿Estás
bien?, —Preguntó con preocupación. — ¿Sophie? — ¿Estoy imaginando
la vacilación sorprendida en su tono?
—Yo…yo...
Brent resopló.
— ¿Tú lo amas? ¡Eso no tiene precio! ¿Es por eso dejas que te
folle? ¿O eres sólo una pequeña mimada, rica un poco put…
Él no le hizo caso.
—Yo sólo quería saber si eres un hombre fiel. —Ella bajó las
pestañas, lo cual fue un error cuando lo único que hizo fue traer su
pecho desnudo a la vista. Los arañazos que sus uñas habían infligido
eran la prueba de la lujuria que habían compartido.
—No sientas lástima por mí, princesa; tú eres la que está pegada
con un bastardo de corazón frío y sin sentimientos diferentes a los
del sur de su cinturón.
— ¿Sí?
—Todavía no. Sea lo que sea, Lord tuvo que cavar hondo. A
Sophie se le escapó que ella estaba en un barco en algún lugar. ¿Ese
sería el tuyo?
¿A quién estoy engañando? Quiero follar otra vez hasta que los
dos estemos tan cansados que no podamos movernos.
—Brent... yo…
¿Eran que…lágrimas nadando en sus ojos? Él la hizo callar,
frenándola con besos sobre la frente, los ojos y las mejillas. Él le dio
un breve beso en los labios y la miró a los ojos de nuevo. La
vulnerabilidad en sus ojos hizo que su corazón se hinche y él sabía que
estaba en problemas.
—Jódeme, Brent.
— ¿Es por eso que hiciste el amor conmigo? ¿Así hubiera bajado
la guardia? —Sus palabras suaves, un poco decepcionadas recordaron
a Brent cómo se había sentido antes, cuando pensaba que había usado
su cuerpo para hacer lo mismo—. ¿No crees que una mujer puede
amar a un hombre y todavía desea hacer el amor a otro?
—Sí.
—El plan es que nos vamos como el infierno fuera de este barco,
—Brent rallo con exasperación—. Me pondré en contacto contigo más
tarde con los detalles.
—Claro que puedes, princesa, sólo hay que poner un pie delante
del otro y subir, —le engatusó suavemente. Podía ver que ella ya
estaba sacudiendo la cabeza—. Confía en mí, cariño, —añadió en voz
baja—. Te prometo que no voy a dejar que te pase nada.
S
Traducido y Corregido por Jesica
— ¿Lista?
—Hola, Lord.
Sophie sabía que el calor que se arrastra hasta su cuello era una
señal de vergüenza. Ella comenzó a alejarse a deslizarse hacia la
camioneta.
No se molestó en negarlo.
—Sí.
—Mi padre es la única familia que me queda, Brent.
—No entiendo; ¿qué tiene que ver contigo casándote con Lord?
¿Tiene Lord algo en él? —Sentía que estaba cerca de encontrar
algo—. ¿O es que él tiene algo sobre ti? ¿Te está chantajeando con
algo? —Él sabía que había más que eso, a menos que el senador le
hubiera mentido, que lo dudaba seriamente—. ¿O es todo sobre el
dinero?
Se encogió de hombros.
Él resopló.
Me he enamorado de ella.
Por alguna razón, ella iba a casarse con Jonathan Lord. Era sólo
cuestión de tiempo antes de que él los encontrara, sobre todo con los
recursos que tenía a su disposición. Brent miró a su alrededor, en
busca de signos de él. Su mirada se posó inmediatamente en el Lincoln
último modelo, con sus ventanas teñidas de negro. Los había estado
siguiendo desde que habían dejado el puerto deportivo, reconociendo
a los chicos malos cuando los vio. Algunas cosas nunca cambian. Ellos
fueron, obviamente, en su camino hacia el embarcadero y no habían
alcanzado totalmente la gasolinera todavía. Tal vez con un poco de
suerte no reconocerían su camioneta y continuarían más allá.
—Pero...
Él la ignoró.
—Brent.
—Brent...
— ¿Has visto a mi padre? —Él había dicho que quería hablar con
ella cuando pudiera robar un momento a solas. Hasta ahora Jonathan
siempre se las había arreglado para estar allí, aferrándose a ella
como una sanguijuela y negándose a dejarla salir de su vista.
—Si eso fuera todo lo que tenía en mi mente, esto sería fácil.
Pero ha llegado el momento de ser sincero contigo Sophie,
completamente honesto.
—Me temo que lo que tengo que decir que va a hacer que me
odies. Pero ten en cuenta, que todo lo que hice fue porque te amo y
quería protegerte. Algún día, cuando tengas hijos propios lo
entenderás. Yo, ah... —Vaciló, aclarándose la garganta, y luego decidió
tomar un sorbo de su bebida.
—Sí. —Su mirada fue atraída a una estrella fugaz, que cruzó el
cielo, lo que provocó que ella pidiera un deseo de estar de vuelta en
los brazos de Brent donde ella anhelaba estar. Se apoyó en la jamba
de la puerta, inclinando la cara en la suave brisa, preguntándose si
alguna vez volvería a verlo.
e oído lo suficiente.
— ¡Bah! ¡No a los gustos de él! —El senador rugió, lanzando sus
brazos en el aire y dando vueltas con obvia frustración. No podía
ganar esa discusión con Sophie y ambos lo sabían—. Mete algo de
sentido en ella, Brent.
— ¿No lo crees?
Tan pronto como sus labios tocaron los de ella, se volvió un poco
loca. Ella quería que él la amara, todo de ella. Se tragó sus pequeños
gemidos de placer, trazando su lengua a lo largo de la parte interior
de su labio inferior antes de finalmente unirse con la de ella.
—Yo soy una mujer adulta, papá. Puedo manejar mis propias
batallas. —Su mirada no se apartaba los ojos de Brent—. Por favor,
comprende, —se declaró en voz baja.
—Papá...
—Pero...
—Sophie, soy yo, querida, abre. Tengo algo que decirte. —Ella
abrió la puerta, colocándose de nuevo para que su padre pudiera
entrar. Su preocupada mirada viendo su condición, causando que una
profunda arruga que aparezca entre sus ojos.
Se preparó para un ataque, reconociendo la actitud sensata que
encubría, sabiendo que todo se borraría una vez que ella le dijera sus
planes.
—Buenos días.
—Pero...
¿Atraparlo?
— ¿Dónde está?
P
Corregido por Jesica
―Te amo.
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