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Semiótica peirciana: Introducción a una teoría estética-semiótica.

Roberto Fajardo.

1. La Semiótica1

La Semiótica considerada como ciencia tiene un origen reciente, sin


embargo como teoría de la significación deviene de una larga tradición que se
remonta al mundo griego de Platón, Aristóteles y los Estoicos, estos últimos,
inclusive, son los primeros en proponer un modelo tríadico del signo, modo que
sería adoptado posteriormente por Peirce. Para los Estoicos la preocupación
esencial fue definir el lenguaje y encontrar modelos de signos que tuvieran
como base la propia materialidad del lenguaje.
En términos etimológicos la palabra semiótica se deriva del griego
“semeion” que significa signo y de “sema” que puede ser traducido como señal
o también, signo.

“Semio, es una transliteración latinizada de la forma griega semeio, y sus radicales parientes

sema(t) y seman han sido base morfológicas para varias derivaciones de vocablos que le dan

nombre a las ciencias semióticas” (Nöth, 1998, Pág. 21)

Siguiendo a Nöth, 1998, sería en el campo de la medicina, donde la


semiótica mostraría su primera utilidad en el diagnóstico de signos de las
enfermedades, sobre todo con el médico griego Galeno de Pergamo (139-199)

En la Edad Media, dando continuidad a esta tradición, importantes


estudios realizaron Roger Bacon, John Duns Scot y Willian de Okham en el
ámbito de la teología y del trívium de las artes liberales. (Recordemos que en
este periodo se reconocían siete artes liberales; el trivio de las artes formales:
Gramática, Retórica y Dialéctica y el cuadrivio de las artes reales: Aritmética,
Geometría, Astronomía y Música.)

1
En 1969 la Asociación Internacional de Semiótica, por iniciativa de Roman Jacobson decidió

utilizar el término Semiótica para unificar el uso de los términos semiología, semiótica y otros.

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Entre el siglo XVII y XVIII el Racionalismo y el Empirismo también se
ocupan de esta tradición a través de filósofos como Leibniz, Francis Bacon,
George Dalgarno y John Wilkins. En el cuadro del Empirismo Británico
podemos destacar Hobbes, Locke, Berkely e David Hume.
Locke en particular es el primero en proponer el concepto de signo como un
instrumento cognitivo.
A partir del Iluminismo se destacan los alemanes Christian Wolf, iniciador de
una semiótica iluminista y Johann Heinrich Lambert, autor del primer tratado
sobre una teoría general del signo titulado “Semiótica” de 1746. Vale mencionar
también a la escuela de Port-Royal, que a diferencia de los Estoicos proponen
un modelo “diádico” del signo.
El siglo XVIII asiste al nacimiento de la Estética, como “Ciencia de lo Bello”
creada por Alexander Baumgarten en 1750, orientando investigaciones sobre
los signos a través de autores como Giambattista Vico, Condillac y Diderot.

“El término griego Aísthesis, del cual se deriva Estética significa percepción de los sentidos. De

acuerdo con esto, Baumgarten definió la Estética como la ciencia de la cognición perceptiva;

scientia cognitionis sensitivae en contraposición a la lógica, definida como ciencia del

conocimiento racional. Resulta interesante verificar que la especialización de la nueva ciencia

inaugurada por Baumgarten refiere directamente a un ramo de la lógica que él denominaba

semiótica. En su definición esa semiótica debía tratar de signis pulchrae cogitatorum et

dispositorum; “de los signos bellos en la cognición y la disposición” (Nöth, 1998, Pág. 46)

El siglo XVIII asiste al nacimiento de la Estética, la ciencia de lo bello,


creada por Alexander Baumgarten en 1750, orientando investigaciones sobre
los signos a través de autores como Giambattista Vico, Condillac y Diderot.
En el siglo XIX, autores como Fichte, el poeta Novalis, Hegel, Von
Humbolt, Bernardo Bolzano y Lady Victoria Welby le darán continuidad a esta
tradición hasta el surgimiento de Charles Sanders Peirce, punto de partida de
la semiótica contemporánea. Generalmente se acepta como creadores de la
misma a Peirce e a Ferdinand de Saussure.

Ferdinand de Saussure (1857-1913) lingüista francés y creador de la


“Semiología” se dedico a estudiar el lenguaje considerado por sí y para sí

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mismo. Su interés por el estudio del signo en el vientre de la vida social lo lleva
a considerar el lenguaje como una estructura paradigmática capaz de revelar
mecanismos y procesos que relacionan al individuo con la colectividad. De allí
su importancia como modelo de una estructura epistemológica contemporánea.
Saussure define El signo como una entidad síquica de dos caras, siendo
una de ellas; un concepto (un significado) y La otra; una imagen acústica (un
significante). El signo no une una cosa con su nombre, pero sí realiza una
operación en la cual une este nombre a un concepto que va más allá de su
respectiva imagen acústica. En Saussure un sistema de signos es un sistema
de oposiciones que se basa en la arbitrariedad y la diferencia, a través de una
cadena de relaciones de tipo binario. La posición de cada signo en esa cadena
de relaciones determinará el valor del mismo.

Charles Sanders Peirce (1839-1914) filósofo norteamericano y estudioso


de la lógica y por esto, de la tradición estoica y aristotélica. Para él la semiótica
puede ser considerada como una evolución de la lógica en la medida en que el
estudio de la significación es fundamental.
Peirce concibe la lógica como una ciencia de las condiciones necesarias
para la consecución de la verdad, consciente de que tal consecución no puede
realizarse solamente por inferencia deductiva. Aquí, para Peirce resultan
fundamentales los datos aportados por la experiencia y la aportación de nuevas
ideas que puedan justificar este aspecto desde la lógica de la investigación
científica, condición necesaria para sus inferencias.
Peirce, a diferencia de Saussure, propone una relación tríadica para el
estudio del signo, relación que, como ya fue dicho, sigue la tradición estoica la
cual Peirce había estudiado de manera vehemente y de la cual se declara
heredero. Otra diferencia en relación a Saussure es que Peirce desarrolla una
preocupación de naturaleza ontológica sobre el objeto de sus estudios y de
este modo no queda su semiótica restricta al campo de la lingüística. En
función de esto, Peirce desarrolla tres categorías las cuales llamará de
faneroscópicas2 convencido que solo a través de una relación tríadica se
podrá percibir la totalidad de un fenómeno genuinamente significativo.

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Peirce propone el concepto de fanerón como sinónimo de fenómeno, como la
cosa que se presenta a nuestra mente sea real o no. Y a pesar de que se trate
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2. Fundamentos básicos de la semiótica de Peirce3.

Las categorías faneroscópicas tratan de los modos o predicados que las cosas
pueden tener. Peirce, cuidadosamente, tomó en consideración y estudió de
manera profunda las categorías que ya habían sido creadas por otros filósofos
de la tradición occidental, tales como Aristóteles, los Escolásticos, Leibniz, Kant
y Hegel, antes de llegar a formular un esquema propio, en este esquema
encontraremos las siguientes categorías:

Primeridad (firstness)
Segundidad (secondness)
Terceridad (thirdness)

La Primeridad es La cualidad que se percibe, La relación del signo


consigo mismo. La Segundidad es la sustancia individual que es inherente a
esta cualidad, esto es, la relación de un primer ser con otro. La Terceridad es la
relación que se puede establecer entre esta substancia y otros sujetos de
inherencia, estos es, la relación de un Segundo con un Tercero, lo que implica
en mediación y convención.

Así, en términos de estados mentales, por ejemplo, las categorías pueden ser
percibidas como:

de un análisis de naturaleza compleja, Peirce reconoce en el límite inferior de


este análisis la existencia de sensaciones brutas, indivisibles y sin partes
analizables

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Entre los estudiosos de Peirce existe el consenso de utilizar las referencias bibliográficas

según los números encontrados en el Collected papers de Peirce, editados a partir de 1931 por
Hartshorne, Weiss y Burks. Nosotros también nos referiremos a este modelo de modo que al

citar Peirce seguiremos el siguiente modelo general: C.P. (Collected Papers) seguidos de

números que se refierren respectivamente a los volúmenes y parágrafos. Ejemplo: (Peirce, C.P.
2.274) = Peirce, Collected Papers, volumen 2, parágrafo 274. Cuando la referencia obedezca a

otra fuente o circunstancia esta será indicada textualmente.

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Sensación – Primeridad – categoría de lo posible
Reacción – Segundidad – categoría de lo real particular
Pensamiento – Terceridad- categoría de la ley, de la regla

En función de estas categorías, Peirce definen los componentes tríadicos del


signo que establecen la relación que instaura la función semiótica, estos son:

Signo: el vehículo que permite la expresión


Interpretante: significado o intención del término
Objeto: referente o estado de cosas

Entre el signo y el interpretante se establece una relación causal o de


obligatoriedad; entre el signo y el objeto se establece una relación atribuida y
entre el interpretante y el objeto se establece una relación, que en función del
objeto, remite a un nuevo signo.
Generalmente se ofrece como una representación gráfica de la triada el
denominado triangulo semiótico, derivado del modelo propuesto por Ogden y
Richards:

Pensamiento o referencia

Símbolo Referente

Una representación como esta limita nuestra percepción del proceso de


la semiosis al referir de una manera más rígida las relaciones de determinación
del signo por el objeto y del interpretante por el signo.

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En el sentido propuesto por Peirce, la triada conforma un proceso de
semiosis constante y repetido al infinito, por esto hemos adoptado el siguiente
modelo:

Interpretante

Signo Objeto

“Un signo, o Representamen, es un Primero que se coloca en una relación


tríadica genuina tal con un Segundo, denominado su objeto, que es capaz de
determinar un Tercero, denominado su Interpretante, para que asuma la misma
relación tríadica con su objeto en la cual el propio está en relación al mismo
objeto. La relación tríadica es genuina, esto es, sus tres miembros están por
ella ligados de modo tal que no consisten en ningún complejo de relaciones
diádicas. Esta es la razón por la cual el Interpretante, o Tercero, no puede
colocarse en mera relación con él mismo, del tipo de la asumida por el
Representamen. Tampoco puede la relación tríadica, en la cual el Tercero se
coloca, ser meramente similar para aquella en la cual se coloca el Primero,
pues, eso haría de la relación del tercero con el primero mera Segundidad
degenerada. El Tercero debe realmente colocarse en una relación de esa
especie y así debe de ser capaz de determinar un Tercero que le sea propio;
pero, además, debe tener una segunda relación tríadica en la cual el
Representamen, o mejor, la relación de este para con su objeto, será su propio
(del Tercero) objeto y debe ser capaz de determinar un Tercero para esa
relación. Todo eso debe ser igualmente verdadero en relación al Tercero del
Tercero y así en adelante indefinidamente. (C.P. 2.274)

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Según Peirce los signos son divisibles en tres tricotomías, siendo que La
primera de ellas se refiere a la relación del signo consigo mismo.

Cuali-signo (qualisign) es una cualidad que es un signo. No puede actuar


realmente como signo hasta que se corporifique, pero esta corporificación nada
tiene a ver con su condición de signo.

Sin-signo (sinsign) es una cosa o evento existente y real que es un signo. Y


solo lo puede ser a través de sus cualidades, de tal modo que envuelve un
cuali-signo, o mejor, varios cuali-signos. Mas estos cuali-signos son de un tipo
particular y solo constituyen un signo cuando realmente se corporifican.

Legi-signo: (legisign) es una ley que es un signo. Normalmente esta ley es


establecida por el hombre. Todo signo convencional es un legisigno (sin
embargo lo recíproco no es verdadero). No es un objeto singular, más un tipo
general que habiendo sido producto de un acuerdo, será significante. (C.P.
244-246)

De acuerdo a la relación entre un signo y su objeto, el signo puede ser


clasificado como:

Ícono: Signo que de algún modo se asemeja a lo que significa, de la forma


como la fotografía se asemeja al objeto fotografiado. El Ícono es una señal que
se refiere al objeto que denota, en virtud de ciertas características que le son
propias.

Índice: Signo cuyo significado se esclarece por medio de efectos por él


producidos, como por ejemplo; la sombra, que puede ser un indicio de la
posición del sol. El Índice es una señal que refiere al objeto que denota en
virtud del hecho de que realmente es afectado por el objeto.

Símbolo: Signo que se asocia a los objetos gracias a convenciones especiales,


tal como es el caso de las palabras. El símbolo es un signo que se transforma
en signo porque de ese modo él es entendido. (Peirce, C.P. 247-249)
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En función de la relación establecida entre el signo y su interpretante, éste
podrá ser:

Rema: Es un signo que para su interpretante es un signo de posibilidad


cualitativa. O sea, es entendido como representando esta o aquella especie de
objeto probable.

Dicente o Dicisigno: Es un signo, que para su interpretante, es un signo de


existencia real. Por lo tanto no puede ser un Ícono, lo cual no le daría base
para interpretarlo como siendo algo que se refiere a una existencia real. Un
dicisigno necesariamente envuelve, como parte de él, un rema para describir el
hecho de que es interpretado como siendo por este indicado. Pero este es un
tipo especial de Rema y a pesar de que le es esencial al dicisigno, de modo
alguno lo constituye.

Argumento: Es un signo, que para su interpretante, es un signo de ley.


Podemos decir que un rema es un signo que es entendido como representando
su objeto apenas en sus caracteres; que un dicisigno es un signo que es
entendido como representando su objeto con respecto a una existencia real; y
que un argumento es un signo que es entendido como representando su objeto
en su carácter de signo. (C.P. 250-252)

La más conocida de las definiciones de signo elaboradas por Peirce es:


“Un signo o representamen, es aquello que, sobre cierto aspecto o modo,
representa algo para alguien”

(Something which stands... in some respect or capacity for something to somebody.)


(Peirce, C.P.2. 228)

Podemos decir que un rema es un signo que es entendido como representando


su objeto apenas en sus caracteres; que un dicisigno es un signo que es
entendido como representando su objeto con respecto a una existencia real; y
que un argumento es un signo que es entendido como representando su objeto
en su carácter de signo. (C.P. 250-252)

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Según esta definición, cualquier cosa puede ser considerada un signo, desde
que ella pueda contener alguna significación para alguien. En este proceso lo
que sea el signo no es más que una concepción que remite a la semiosis y de
este modo ejerce su función semiótica por excelencia: El Pensamiento.

La relación tríadica, esencia de La función semiótica, se constituye, entonces,


en un recurso epistemológico que se construye a partir de las categorías
ontológicas y que se presenta como medio analítico y relacional de conocer las
cosas en función de un perfil que refleja la propia estructura de ese conocer.

Evidentemente, la semiótica de Peirce, como instrumento analítico de


significación no se restringe solamente al lenguaje visual y considera todo tipo
de fenómeno como posible objeto de estudio semiótico, desde la sensación
más elemental a la más exaltada experiencia espiritual. Y, en el ámbito de
esos extremos, la imagen se presenta como un medio común de aprehensión
de sentidos y significados.

Así, para dar un ejemplo, La imagen pictórica, en su carácter de


semiosis, remite a la especificidad de la pintura, cuyas formas se organizan en
última instancia a través de “qualias” y que en el caso de la pintura, conforman
una “lectura del mundo”. Desde esta perspectiva cualquier elemento de la
imagen pictórica puede ser considerado un signo, un elemento que remite a
una relación tríadica, él mismo referente de su objeto, que en este caso es la
imagen pictórica y que a su vez, remite al interpretante, que no siendo signo ni
objeto determina una significación que es, en última instancia, pensamiento y
objeto de una nueva semiosis. Este carácter dinámico y múltiple de abordaje de
la obra de arte abre nuevas posibilidades de comprensión y concepción del
fenómeno artístico.

“Un signo o un Representamen es un primero que está en relación tríadica genuina tal

con un segundo, llamado su objeto y que es capaz de determinar un Tercero, llamado su

Interpretante, para que asuma esa misma relación tríadica con su objeto, como aquella en la
cual se encuentra el mismo con respecto al mismo objeto. (Peirce,C.P. 2.274)

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Bibliografía

DE SAUSSURE, Ferdinand. Curso de linguistica general. Madrid:

Alianza Editorial, 1994.

NÖTH, Winfried. Panorama da semiótica: de Platão a Peirce. São Paulo:

Annablume, 1998.

A semiótica no século XX. São Paulo: Annablume, 1999.

PEIRCE, Charles Sanders. Collected papers. Edited by Charles Hartshorne,

Paul Weiss and Arthur Burks.

Cambridge: The Belknap Press of

Harvard University Press, 1931/1965

Semiótica. São Paulo: Perspectiva, 2000.

The essential Peirce: selected philosophical writings.

Volume I (1867 – 1893) e Volume II (1893 – 1913)

Edited by the Peirce Edition Project. Indiana:

Indiana University Press, 1998.

SANTAELLA, Lucia. A teoria geral dos signo: semiose e autogeração.

São Paulo: Editora Ática. 1995.

Matrizes da linguagem e pensamento. São Paulo:

Iluminuras, 2001.

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