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PERITO EN DOCUMENTOS CUESTIONADOS

La documentoscopía o documentología, es la disciplina que se ocupa del examen


de documentos a efecto de dictaminar respecto de su autenticidad o determinar las posibles
alteraciones de que haya sido objeto.

Dentro de las funciones del Perito en Documentos Cuestionados, podemos


mencionar las siguientes:

ANÁLISIS DE PAPEL

El perito analiza las características intrínsecas de elaboración del papel, sus


dimensiones, tamaño, textura, color, grosor, y los dispositivos de seguridad.

El invento del papel se atribuye a Tsai-lun de origen chino en el año 105 d.c., y
se dice que en el año 751, en la batalla de Samarcanda, los árabes hicieron prisioneros a varios
fabricantes de papel, a quienes les arrancaron el secreto guardado celosamente durante varios
siglos, extendiéndose este por todo el imperio árabe, o sea, Egipto, Marruecos y España durante
los siglos XI y XII.

Fue hasta a principios del siglo XIII cuando el papel fue actualizado por los
franceses, quienes lo importaban de España e Italia, pero fue Juan Gutemberg, quien con el
invento de la imprenta dio impulso a la fabricación del papel.

Por virtud de las diferentes pastas utilizadas en la fabricación del papel, tales
como bisulfito, sosa, etcétera, este nos da una fluorescencia especial bajo la lampara de Wood,
mejor conocida como “luz negra”, y el microscopio nos permite examinar las diversas fibras
que entran en composición del papel, e incluso apreciar el sistema de fabricación de este.

ANALISIS DE LA FIBRA. Este análisis deberá hacerse al microscopio-


estereo, con el objeto de utilizar el menor papel posible; sin embargo, puede efectuarse a simple
vista siempre y cuando haya suficiente papel disponible; para ello existen formulas químicas
que en Francia se les denomina “Norma NF Q 03-001”, que es la que precisa las coloraciones
obtenidas por las formulas en las diversas fibras, siendo estas las llamadas “Reactivo de
Herzberg”, “Reactivo de Selleger” y “Reactivo de Lofton-Merrit”.

EXAMEN FISICO. El estudio del papel versa sobre los siguientes elementos:

Dimensiones en décimas de segundo o milímetros.

Anchura y espaciado del rayado si lo tuviera.

Configuración externa, mediante fotografía a la luz refleja con 15 o 20


aumentos.
Configuración interna, mediante microfotografía por transparencia, mojando el
papel con tretacloruro de estaño.

Matiz del papel y del canto.

Espesor del papel, utilizando el esferómetro, las irregularidades del espesor y la


presión de la escritura se podrán poner a descubierto por este método.

Filigranas y marcas de agua.

Opacidad y transparencia se mide mediante un diafanómetro, midiendo la luz


que pasa a trasluz.

Fluorescencia, examen con lampara de Wood o de luz negra.

EXAMEN DE LAS TINTAS

Se establece su color, tonalidad, la posible existencia de tintas de seguridad y el


origen del solvente.

En el mundo moderno la experiencia y las investigaciones científicas enseñan


objetivamente cuales son las variaciones que la escritura puede sufrir por razón de los
elementos usados para su confección. Entre estos merece especial importancia la tinta, cuya
utilidad esta al servicio del trazado de letras y dibujos sobre el papel, y que por su resistencia y
permanencia da testimonio de lo escrito. En todo tiempo, los hombres se han preocupado por
buscar las combinaciones, composiciones y mezclas mas adecuadas para su preparación, y
señalar al mismo tiempo sus coloridos, intensidades, grados de oxidación, fijación e
indelebilidad, etcétera, a fin de conocer con mas facilidad los fraudes, correcciones, borrones y
otras anomalías que ocurren a menudo a consecuencia de su constante uso o empleo.

Las tintas de nuez de agallas y de hierro, las de extractos tánicos, las de hulla, las
de anilina, las de glicerina y de azúcar, las de encinas, las de sulfatos ferrosos o férricos,
etcétera, suponían en otro tiempo la necesidad de llevarlas al laboratorio para distinguirlas y
fijarles su alcance y colorido, como también para averiguar sus sustituciones y reactivos para
establecer otras modalidades. El perito, en consecuencia tuvo que apelar a la ayuda del químico,
si es que quería obtener resultados completos. Hoy, cuando la química despierta en un nuevo
mundo y transforma no solo Las cosas sino también las ideas mismas, su contribución en el
campo de las investigaciones policiacas adquiere un prestigio y un valor incalculable; por eso,
el perito moderno debe recurrir también, sin vacilaciones ni temores, al servicio que dicha
ciencia presta en sus laboratorios y puestos de ensayo y, sobre todo, cuando se trata de analizar
tintas hechas a base de distintos ácidos y sustancias colorantes.

“Las condiciones que debe presentar una tinta para ser buena –dice Guareschi-
son numerosas. En primer lugar su color debe ser intenso, ser fluidas y conservarse sin
alteración, resistiendo en cuanto sea posible a los agentes atmosféricos”.
Hay tintas que difícilmente emanan de la pluma por exceso de densidad,
principalmente cuando se les mezcla goma, y hay otras demasiado sucias y pesadas, hechas en
masa, que presentan muchos inconvenientes para la escritura, y también existen preparados
poco resistentes, sobre todo los hechos con sustancias vegetales, que pierden su coloración y su
eficacia para los trazados y cuyo uso debiera evitarse a toda costa.

Por nuestra parte, anotamos que deben desecharse las tintas que por su acidez
afectan las plumas de acero y las que, en razón a la transformación de las sales ferrosas o
férricas, son muy propensas a la oxidación.

Los libros sobre tintas abundan en formulas. Todas ellas presentan


inconvenientes y ofrecen ventajas. Hay tintas muy finas que se secan con mucha dificultad,
posiblemente por la presencia de azucares, glucosas, etcétera. Ya vemos como los papeles
carbón y las tintas usadas para los mimeógrafos, así como las de imprenta, deben llevar alguna
sustancia higroscópica que impida una evaporación rápida a fin de que los colorantes no se
sequen inmediatamente. Las tintas para escribir deben llenar todos los requisitos indispensables,
con mira a que su perduración sea más segura, toda vez que si ellas quedan sometidas a ser
borradas por obra del tiempo o de otros agentes, ninguna eficacia presentarían desde el punto de
vista de la conservación y permanencia de los escritos y los documentos realizados con su
ayuda o mediante su uso.

El índice de resistencia de las tintas debe ser elevado para que por medio de
reactivos y otras composiciones químicas no sea fácil borrarlas ni tampoco someterlas al
sencillo o cruel efecto de la acción mecánica del borrador, del raspado, etcétera. De otra
manera, la falsificación, adulteración y sustitución de firmas y manuscritos tendría cabida sin
obstáculo alguno y se presentarían para un cumulo de injusticias, engaños y delitos. Aquí estriba
la principal critica que los expositores han hecho a las tintas de origen orgánico, que son muy
propensas a la descomposición, porque pese a que penetran fácilmente en el papel son de poca
firmeza y escasa estabilidad, lo cual no sucede con las hechas a base de polvo fino de carbón,
que cobran por ello mas dureza y persistencia.

El perito debe estudiar, mirando a lo dicho, la intensidad y fluidez de las tintas,


consistencia, viscosidad, grado de penetración, solubilidad y colorido. Esta labor debe relatarse
y exponer de una manera bastante detallada para que los jueces e investigadores encuentren
apoyo practico y fundamento dentro de la propia realidad de los hechos producidos.

En la clasificación de la intensidad y colorido de las tintas, el examen debe partir


del termino medio o, mejor dicho, de un tipo que sirva de punto de relación para el cotejo.
Como en el orden de las cosas existen múltiples relaciones, es muy difícil adoptar un sistema
general de tinta-tipo o de estándar; nos limitaremos a decir que para dicha base debe tenerse
presente una tinta negra, de intensidad normal, no muy subida, pero tampoco muy débil; todo
con el fin de que el perito, en sus dictámenes, pueda calificar de distintos tonos dentro de la
graduación de muy intensos, intensos, normales, débiles, muy débiles e ilegibles. Con todo, en
la determinación de matices y coloridos no puede desatenderse la diversidad de tonos verdes,
azules, rojos, morados, etcétera, que ofrecen variadas especies de tintas existentes en el
mercado y que cada industria, en su afán competitivo, prepara para el consumo.
En el estudio de los colores se pasa fácilmente del negro al gris oscuro, y de este
al gris medio, para después invadir al claro hasta llegar, por ley de sucesión, al blanco,
fenómeno que se debe al impresión sensorial que van despertando los cambios de tintas casi
imperceptiblemente. Por eso el experto debe ejercitar su ojo observador a fin de que las
sensaciones cromáticas le lleguen con su valor bien definido y exacto en cada caso; se necesita,
en consecuencia, una buena capacidad perceptiva que permita hallar aun las mas mínimas
discrepancias entre los matices mas cercanos contemplados en la escala de tonos y coloridos.
Hay colores casi semejantes que, al ser comparados con detenimiento, ofrecen serias
diferencias. Muchas veces el mismo examen de las manchas creadas en un escrito o documento,
por la acción del borrador o del raspado, indica la similitud entre sombras y el color esencial del
papel, y para buscar su claridad y definir con exactitud su alcance resulta necesario observar de
manera cuidadosa cada uno de los detalles.

Así pues, cuando se habla del color es preciso atender sus propiedades
fundamentales: tono, claridad y saturación. La sensación visual ayuda a establecer estas
características, siempre y cuando se tenga en cuenta la ley del contraste simultaneo, en virtud
del cual la condición fisiológica en que esta la visión para mirar el color de un objeto no es pura
ni integra, ya que esta influida por sus colores de los objetos vecinos, en razón a que el área de
visión esta invadida simultáneamente por distintas clases de coloridos. En consecuencia, hay
que evitar interferencias y apartar, en cuanto sea posible, el efecto de una luz o de un color que
compliquen o tiendan a desorientar y confundir el examen y verificación exacta de la intensidad
de los trazados hechos por medio de la tinta o del lápiz, no sea que por ese influjo traiga como
consecuencia inmediata el aumento de la tonalidad de un color o se disminuya su claridad o
que, por ley de proximidad, el acto sensorial de una coloración despierta sufra alteraciones en
su alcance y en sus efectos.

Los defectos por la visión del color, muy principalmente la cromastenia común,
o dificultad en que se hallan aun los sujetos normales por falta de experimentación para
distinguir el tono de los colores y diferenciar exactamente su claridad y poder. Otro de los
defectos es la acromatopsia, o ceguera para el color. Son anomalías que impiden el ejercicio de
una prueba o de una observación bien detallada, pues el experimentador entra al plano de la
visión cambiada o anormal sin que logre contrarrestar los inconvenientes de orden físico, como
el contraste, y sin que consiga adaptarse a la verdad del objeto que examina.

Un buen dictamen debe aspirar, por lo consiguiente, a que se alejen de el todos


los defectos e ilusiones de los sentidos. Los errores del juicio, las fantasías de la imaginación, y
a que se mantengan las conclusiones sin desvíos y sin asomos de contradicción y de
insuficiencia.

Por otro lado cabe anotar que hay tintas que cambian su colorido inicial entre los
tres y diez días siguientes a su uso, lo cual quiere decir que su intensidad no logra estabilizarse
sino mediante la acción del tiempo y del medio físico que la rodea. En una experiencia y en un
cotejo relativos a este fenómeno, debe expresarse claramente el efecto proveniente del hecho
indicado.

La pluma comprueba la fluidez de las tintas: hay tintas que emanan normalmente
de aquellas, y hay otras que, por su constitución grasa, no caen ni obran sino mediante una
fuerte presión. Finalmente, existen algunas que, por su natulareza muy acuosa, fluyen con
precipitación. Parece que con la fluidez anda acompañado el factor referente a la densidad o al
peso de la tinta, cuyo valor debe ser mayor que el del agua, si es que se pretende un buen grado
de flujo o emanación. Por falta de este requisito conseguimos, a menudo, que las tintas se
rieguen en el papel y que obliguen la mayoría de las veces al retintamiento, resultando este
fenómeno no por obra y gracia de la labor de la falsificación, del calca, etcétera, sino mas bien
como un efecto torpe aunque natural.

Igualmente, aquí se estudia la duración de las tintas, su conservación y su


consistencia, grado de penetración, viscosidad, etcétera. Se conocen tintas que se borran
fácilmente, como si se les desprendiera poco a poco el tono que las anima; en cambio, las hay
que, aun por medio de los disolventes mas eficaces, conservan su tonalidad y su valor. La
practica señal, como índice de poco consistencia, los sedimentos y las placas formadas en
algunas tintas, circunstancias que son fáciles de comprobar llegado el caso.

El factor concerniente al grado de penetración de las tintas tiene en su contenido


un gran interés, ya que de el depende el alcance de muchas enmiendas, emborronaduras,
raspados , falsificaciones, superposiciones, uso de ácidos, etcétera. El grado de penetración de
una tinta esta en relación directa con el encolado del papel, pero todo depende esencialmente de
los ácidos que la constituyen. A medida que es mayor también la naturaleza ácida, mayor es la
penetración y mas honda es la zona abierta por la tinta en el papel, mientras menor o mas
reducida es la capa de encolado.

Pudiéramos resumir lo que se refiere a la viscosidad y a la seguridad de las tintas


diciendo que, si estas son pegajosas, blandas y húmedas, dichos factores arrojarían una escritura
defectuosa y vulgar, restándole de esta manera fijeza al colorido y al trazado y estética al dibujo
o al manuscrito.

Hay que agregar, además, que la tinta no funciona sola, ya que por su finalidad
esta destinada a ser recibida en el papel. Los papeles para escribir cartas, contratos, cheques,
etcétera, tienen un grado normal de encolado, que dejan que las tintas penetren en ellos casi
insensiblemente. Sin embargo, primitivamente el papel usado par a tales efectos adolecía del
exceso de encolado que permitía la facilidad de borrar lo escrito en razón de su muy escasa
penetración, o de la deficiencia del mismo, que propiciaba el hecho de que la tinta penetrara
exageradamente, rompiendo las fibras y regándose el color con detrimento muchas veces de la
superficie escrita. Previendo esto se ideo la formación de una tinta que, aparte de reunir los
requisitos anunciados anteriormente contuviera alguna sustancia que afectara o atacara en algo
el papel, sin dejar huellas muy profundas, pero en todo caso bien definidas. El ácido clorhídrico,
por ejemplo, que tiene la ventaja o cualidad de permitir la penetración del carbón en la tinta
china hasta un punto ligero, pero en todo caso suficiente para mantener una fijación bien
definida del color de la tinta a través del papel. El procedimiento data de tiempos remotos y fue
adoptado, según se sabe por la Societe de Encouragement, de París.

Por esta razón interesa saber igualmente la calidad del papel porque, según su
constitución, será mayor o menor el efecto de los reactivos o medios usados para borrar lo
escrito. No basta, pues, que la tinta pueda hacerse desaparecer fácilmente, sino que es necesario
que el falsificador, al hacer caer el reactivo sobre el papel, sepa que con el no se alteran la fibra,
el color y el encolado.

Entre las tintas mas usuales en la actualidad, se encuentran la agallotánica (a


base de ácido tánico extraído de las nueces), la crómica (que se extrae del palo de Campeche), y
la de anilina. Existen además, las tintas de colores, la tinta china, la tinta de la India y otras
como la de vanadio y la de volframina.

Una de las mas usadas actualmente es la tinta para “bolígrafo”, que no es en


realidad una tinta en el sentido químico; sin embargo, en esta clase de “tinta” es factible usar,
con el objeto de identificarla y analizarla, el examen bajo rayos ultravioleta o bien recurriendo a
la lampara de Wood, pudiendo utilizar de igual manera los rayos infrarrojos.

ANTIGÜEDAD DE LAS TINTAS: Mucho se hablado de la edad de las tintas y


la investigación sobre la antigüedad de lo escrito, por lo que no vamos a sostener una polémica
que no nos conducirá a ninguna parte, solamente mencionaremos los distintos métodos usados,
y el ultimo descubrimiento por los investigadores de la Organización Internacional de Policía
Criminal.

Por principio de cuentas, debemos distinguir previamente entre dos clases de


edades, la llamada “edad absoluta ”y la “edad relativa”, siendo la primera la que corresponde a
una tinta desde su fabricación, y la segunda es la antigüedad de una tinta con respecto a otra,
pues como sabemos, una tinta puede tener un proceso natural de envejecimiento dentro del
frasco en el que se envasa y, por consecuencia, aun cuando determinados la edad, esta no puede
estar acorde con el documento en cuestión, tomando en cuenta, además del proceso que sufre
con la exposición a la luz, aire, o sea factor ambiental, humedad, etcétera, lo que nos indica que
esto es solo un factor teórico.

Por esta razón, conocer la edad absoluta de una tinta solo nos llevara a errores,
para ello existen varios métodos señalados, pero por las razones expuestas, creo que no nos
interesaran en el presente estudio.

Sobre la investigación de la edad relativa, se encuentra el método de Metzger,


Rall y Hess, al que se le denomino “Proceso de ionización”, ya que se basa en la difusión
iónica, y se debe a la investigación sobre las propiedades de los ácidos clorhídrico y sulfúrico
contenidos en las tintas, libres de difundirse sobre el papel.

Marc Payot, en su escrito titulado “Determinación de la edad de las tintas según


los métodos de Metzeg, Rall y Hess”, en la Revue Internationale de Criminalistique, 1936, pag.
495, nos dice que estos elaboraron unas tablas de difusión que citamos a continuación:

PRIMERA DIFUSION DE LOS CLORUROS:


Unos días: comienza la difusión.
Una semana: los bordes de los trazos comienzan a perder nitidez.
Un mes: la imagen del trazo aparece en el reverso del papel.
Dos meses: trazos muy visibles al dorso, donde ofrecen doble anchura que en el
anverso.
Cuatro meses: presentan triple anchura.
Seis a ocho meses: los trazos parecen muy extendidos, ofreciendo mayor
intensidad en los bordes que en el centro.
Un año: difusión completa. Se observan manchas extendidas por las regiones
inmediatas a aquellas en que se encontraba el trazo, que aparece en blanco al revelar los
cloruros.

SEGUNDA DIFUSION DE LOS SULFATOS:


Es más lenta que la de los cloruros y casi no se puede comprobar hasta pasado
un año. Se produce aproximadamente de la misma manera que la de los cloruros, con una
equivalencia de un año por mes. Se calcula que habrá terminado al cabo de doce años.

DEFECTOS TIPICOS DE LOS RASGOS. Los saltitos microscópicos y las


manchas de tinta a lo largo de los trazos son altamente típicos. Estos dos defectos, muy
parecidos a los de las primeras estilográficas, son todavía muy frecuentes en la actualidad,
incluso son instrumentos de las mejores fabricas.

El blanco es debido a la circunstancia de que, al escribir el trazo, una misma


parte de la bola establece dos veces contacto con el papel sin haberse cargado de tinta entre una
y otra. También se puede imputar esta anomalía del trazo al frotamiento de la órbita que enjuga
en parte la tinta de la superficie de la bola; pero este ultimo fenómeno se traduce mas bien en
surcos en la anchura del trazo, que entonces muestra dos huellas análogas a las producidas por
las puntas de una pluma. El microscopio, especialmente con iluminación lateral, muestra que el
blanco no corresponde a un “levantamiento de la pluma”: el rasgo prosigue de modo normal,
pero no se imprime a consecuencia de la falta de tinta.

A menudo, sobre todo después de curvas bruscas, se encuentran manchas de


colorante debidas al arrastre y deposito sobre el papel de la tinta acumulada en exceso en los
labios de la órbita.

Estas pequeñas manchas sobre los trazos son características de las escrituras con
bolígrafo. Los de mala calidad e incluso acumulan tinta en tal cantidad, que el exceso llega a
rozar con la superficie del papel: manchas oscuras o surcos acompañan a los rasgos de diversos
puntos. Desde luego, la manera de sostener el bolígrafo influye en el fenómeno y la anomalía
del rasgo hace pensar injustamente en un fraude, siendo así que es perfectamente normal y
debida solo a la mala calidad del instrumento empleado. Este defecto puede mitigarse con la
limpieza periódica de la punta del bolígrafo.

ANÁLISIS DEL TEXTO

Es la parte esencial de un documento. Es en el texto donde se detecta con


facilidad la mayoría de las falsificaciones, ya sea por adición, alteración, sobre posición o
supresión.

FALSIFICACIONES POR RASPADO Y LAVADO. Las falsificaciones por


raspado y lavado las veremos conjuntamente por ser sistemas muy semejantes. El microscopio
es de gran ayuda, pues nos revela los deterioros dejados por el borrador; el lavado y el raspado
pueden emplearse indistintamente en los escritos con tinta liquida ordinaria, con bolígrafo y en
los escritos a máquina o impresión digital.

Muchas veces el falsificador solamente suprime una palabra, otras sustituye esta
por otra. En estos casos se aplica el método de los rayos infrarrojos que vimos antes, o se revela
la palabra primitiva a base de química, pero esta tiene el inconveniente de dañar el papel.

Debemos tener en cuenta que muchas veces la supresión de una palabra no es


necesariamente un hecho fraudulento, pues pudiera ser una equivocación en la redacción de un
documento, y haberse efectuado por la misma persona que manufacturara el escrito o
documento.

Entre las sustancias mas usadas para hacer desaparecer los trazos de tinta se
encuentran los siguientes: agua clorada, cloruro de etano, ácido oxálico, bisulfito de sodio,
ácido crómico en solución sulfurosa, etcétera; pero los mas usados en la actualidad y que han
sido comercializados o industrializados, se encuentran los cloruros decolorantes, tales como el
hipoclorito de sosa, llamado también agua de javel; igualmente, tenemos el permanganato de
sosa o de potasa, que por lo común se les encuentra en el mercado la solución dosificada,
envasada en un frasco pardo, juntamente con otra solución de bisulfito de sosa; al aplicarse el
permanganato la tinta palidece de manera progresiva hasta dejar solo una mancha castaña de
bióxido de manganeso, y la solución de bisulfito hace desaparecer cierta mancha; por lo regular
un lavado reciente es invisible en circunstancias normales, pero la mayoría de las veces, aunque
no siempre, el papel, con el tiempo adquiere un tono amarillento en el lugar del lavado.

Por regla general, estas sustancias empleadas para el lavado atacan al encolado
del papel y desprenden parcialmente las fibras superficiales, pero esto no es muy visible, y en la
mayoría de los casos el falsificador los vuelve a alisar o es tan insignificante que no se nota.

El método especifico más usual y el único que tiene aplicación universal es el


que nos dice Ch. Sannie y J. Pinel en su articulo “Busca de los lavados en los documentos”,
publicado en Revue de Criminologie et de Police technique, Vol. IV, 1950. Hablan de la
medición comparativa de la conductibilidad eléctrica del documento, entre la zona sospechosa y
la que con toda evidencia no ha sufrido ninguna alteración, ya que el lavado modifica la carga
mineral del papel y, por ende, su conductibilidad eléctrica. Las sales minerales de la carga
pueden ser disueltas y arrastradas por el lavado; pero también es posible que suceda lo
contrario: el reactivo puede añadir a esta carga nuevos elementos minerales.

FALSIFICACION POR ENMIENDA. La falsificación por enmienda


contempla no solamente el aspecto de los borrones y de las intercalaciones hechas, sino mira
por igual al campo de las superposiciones y de las agregaciones que el falseario idea para sus
fines. En todos casos es necesario un examen detenido sobre cada uno de los rasgos
sospechosos, examen que según, los autores, puede tener cabida dentro del método
microfotográfico, si es que se trata de señalar la discrepancia entre las tintas usadas, o para
buscar partículas infinitesimales de materias usadas para esta clase de falsificaciones, o puede
ser también el consistente en una sola amplificación hecha por medio de lentes de aumento, si
lo buscado se relaciona con la fijación de la diferencia de gruesos o de perfiles entre varas
plumas.
Por regla general, el falseario no esta en capacidad de reproducir el mismo pulso
y la misma intensidad del sujeto que trata de imitar; de aquí que la intercalaciones aparezcan
con retintamientos, con matices indebidos y con distancias mal guardada, sobre todo en lo que
se refiere a espacios y márgenes. Las tintas usadas para la enmienda o para la intercalación a
menudo van muy cargadas o, mejor dicho, sobre cargadas, o bien pueden encontrarse
disminuidas en su coloración; si el autor de la falsificación apela al raspado del papel, por causa
de la destrucción del encolado, la tinta puede correrse o regarse a través y a lo largo de las fibras
constitutivas de dichos elementos; otras veces, las superposiciones vienen a ser las huellas y
forman la prueba que denuncia el intento o la realización de una firma alterada o de un
documento falso.

Una de las tareas más difíciles que suele plantearse dentro de este tema es la que
se refiere a la determinación de si una escritura es anterior o posterior a otra, y a la par que es
difícil es de gran utilidad, ya que por este sistema se puede llegar a saber si una frase o una cifra
fue puesta maliciosamente, con anterioridad o posterioridad a una firma, a una fecha o a una
parte cualquiera del documento; todo con mira a producir determinados efectos jurídicos. Se ha
llegado a concebir o, mejor dicho, se efectúa en la actualidad para resolver este problema y del
de las enmiendas y sustituciones, el método de microfotografía, mediante el cual el nivel de los
cruzamientos y el relieve de los rasgos resaltan con mayor poder y visibilidad en uno y otro
caso. La enmienda hecha encima de un número o de una palabra, por ejemplo, cobra en el
objetivo y en la fotografía una intensidad mayor, muy a pesar de que las tintas usadas sean
iguales, o todo el producto dependa de una misma mano; sin embargo, cuando se trata de tintas
diferentes, la tarea es mas sencilla; con todo, en este caso el experto debe tener mucho cuidado
en la fotografía mal tomada llegue a ser sorprendido y sometido por confusiones reales o
aparentes y por serios errores.

Por este motivo es bueno advertir que siempre ha sido indicio de grave sospecha
el hecho de que en un mismo documento se presenten rasgos contrarios o discordantes. En este
caso, la prueba de la enmienda o de la intercalación se dirige simplemente al establecimiento de
tales discordancias, usando, hasta donde sea posible, el sistema general de identificación.

FALSIFICACION POR CALCA. En repetidas ocasiones se ha dicho que una


excesiva identidad entre dos firmas o entre dos manuscritos, es prueba evidente de que
asistimos a una falsificación por calca.

El sistema de calca por interposición admite la colocación de la pieza o firma


que se desea calcar sobre una superficie plana, que ayude al trazado de los contornos que el
lápiz o el punzón han de verificar. Si se emplea papel carbón o transparente para estos casos,
pudiere suceder que la investigación presentase algunos problemas ya que los resultados
obtenidos de esta forma son mejores. El procedimiento pantográfico, usado también para la
calca, llega a descubrirse por la marcada precisión de los trazados que, a la larga, resultan como
un producto artificioso y mecánicamente dibujados.

También debemos tomar en cuenta el hecho de que, en toda tarea de falsificación


por calca, el falseario lleva la mano con mayor o menor lentitud, con mayor o menor precisión y
con un sentido más alto o más bajo de lo que acontece o suele pasar al sujeto normal. Por ello
es que los autores hablan de los dedos entorpecidos, de la incertidumbre en los enlaces y en la
terminaciones y, en fin, de las proyecciones recortadas, retardadas o anuladas.

FALSIFICACION SOBRE RECORTES. La falsificación por recortes se hace


con partes del material auténtico y el falseario lo utiliza con mira a reconstruir textos o
manuscritos al parecer originales. Por lo regular, su técnica se verifica con la ayuda de las artes
gráficas (fotografía y litografía), aunque bien puede hacerse en forma directa, caso en
el cual es más fácil de descubrir.

Estas en la practica se identifican por ciertas diferencias sospechosas en el ritmo,


en la continuidad y en el acabado de las letras, y se revelan a través de los calibres y de las
alturas crecientes o decrecientes de los grafismos, ya que por lo común la escritura contempla
disminuciones o aumentos parciales, cosa esta que viola el falseario lo cual lo acusa o lo delata.

FALSIFICACION POR IMITACION LIBRE O SERVIL. Toda falsificación


debe seguir, por lo menos la finalidad de que la producción conseguida sea formalmente
suficiente, en la falsificación por imitación libre es necesario seguir de cerca el verdadero
sentido o significado de las palabras y de los rasgos buscados para su exacta reproducción. Y
cada vez que se desfigure, se trastrueque o se desvíe la naturaleza de la escritura que se trata de
imitar, puede decirse que los resultados son negativos y fáciles de descubrir.

La falsificación por imitación servil, por su parte se conoce por las


interrupciones, tropiezos, retoques, tembelequeos y variabilidad intensiva de las tintas. El
falseario desconoce la acción dinamográfica de la letra imitada y por eso incurre en
desviaciones micrométricas y en retintamientos subyacentes, muy fáciles de precisar a través de
la lente o microscopio, y esto cuando no incurre en una identidad excesiva o plagiaria que lo
denunciaría a la sola luz de los datos grafométricos.

La imitación servil es el sistema más vulgar de falsificación y, por ende, el más


rápido de advertirse. Su uso es frecuente, pero por demás de alcance nugatorio.

ANONIMOGRAFIA Y FALSIFICACION POR SIMULACION. En este


tipo de casos la tarea del perito radica en averiguar si un manuscrito es de puño y letra de
determinada persona. El que disimula su escritura persigue animarla de nuevos gestos, de
rasgos extraños de ligaduras anormales o de separaciones indebidas y muy especialmente
dotarlas de interferencias y sustituciones, en la base de las curvas y en el pie de los ángulos. La
letra característica del disimulador es la puesta en posición vertical con estructura
tipografiada y con frecuentes yerros gramaticales y ortografía. Otros anónimos inclinan la letra
hacia la izquierda dando cabida a una escritura llamada sinistrografiada en razón del sentido
escogido.

ESCRITURA SINISTROGRAFIADA Y TIPOGRAFIADA. El artificio de


esta escritura y de la dirigida hacia la izquierda llega a ser fácil a la identificación si se tiene en
cuenta que los sujetos que adoptan tal procedimiento de desfiguración no tienen la habilidad
suficiente para estructurar formas esencialmente diferentes a las normales o de escritura cursiva.
Sucede que la escritura tipografiada presenta dificultades para la confección de algunos trazos y
quienes la logran vencer a menudo son artífices de dibujo y maestros de las tareas gráficas, lo
cual da motivo para asegurar que en el proceso de una pesquisa se pueden reunir los mayores
indicios de sospecha.

En este tipo de escritura se advierten deformaciones y desplazamientos que


encierran en sí la prueba misma de las dificultades encontradas para realizarla, el movimiento
de la mano izquierda puede efectuar, entonces, en el sentido de producir grafismos con
inclinación de dextrógira, o bien de orientación vertical y otras sinistrógira, lo cual indica que
una mano que no esta habituada arroja deficiencias en lo que respecta a los resultados y
ejecuciones.

INFLUENCIA DEL BOLIGRAFO EN LA ESCRITURA. La falta de


flexibilidad de la bola debería producir una escritura sin gruesos ni perfiles, pero esto no es
enteramente cierto. En efecto la anchura de los trazos es mas uniforme, pero algunas personas
logran una escritura cuyas variaciones de presión se manifiestan igual que en los escritos a
lápiz; un trazo ligero se traduce en una línea estrecha; un trazo mas fuerte en una línea mas
ancha y con mas tinta. Los rasgos impresos con poca fuerza, generalmente los ascendentes,
tienen una calidad distintiva suplementaria; puede faltar el surco de la bola y la tinta adherirse
solo superficialmente a las fibras del papel, sin penetrar en los intersticios microscópicos de
tales fibras. Es importante recordar que en la escritura con bolígrafo disminuyen notablemente
las variaciones del rasgo y si una inscripción con pluma parece muy matizada, la uniformidad
en la presión de una firma imputada a un bolígrafo puede muy bien explicarse por el
instrumento utilizado.

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