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FABULAS

EL AVARIENTO

Cierto hombre ávaro vendió cuanto poseía y convirtió su precio en oro, el cual enterró en un lugar
oculto; y teniendo todo su ánimo y su pensamiento puesto puesto en el tesoro, iba diariamente a
visitarlo, lo que observado por otro hombre fue a aquel sitio, desenterró el oro y se lo llevó.

Cuando el ávaro vino según costumbre a visitar su tesoro, vió desenvuelta la tierra, y que lo habían
robado, se puso a llorar y a arrancarse los cabellos. Uno que pasaba viendo los extremos que hacía
aquel hombre, se llegó a él, y después de informarse de la causa de su dolor, le dijo: ¿Por qué te
entristeces tanto por haber perdído un oro que tenías como si no lo poseyeras? Toma una piedra y
entiérrala, figurandote que es oro, una vez que tanto te servirá ella como te servía ese oro que nunca
hacías uso.

MORALEJA:

De nada sirve poseer una cosa, si no se disfruta.

EL ZORRO Y EL CUERVO

Cierto cuervo, de los feos el primero, robó un queso y, llevando su botín fue a saborearlo en la copa
de un árbol. En estas circunstancias lo vio un zorro muy astuto, y comenzó a adularlo con la intención
de arrebatárselo. - Ciertamente, hermosa ave, no existe entre todos los pájaros quien tenga la
brillantez de tus plumas, ni tu gallardía y belleza.

Si tu voz tan melodiosa como deslumbrante tu plumaje, creo, y con razón, que no habrá entre las
aves quien te iguale en perfección. Envanecido el cuervo por este elogio, quiso demostrar al galante
zorro la armonía de su voz. Al comenzar a graznar, dejó caer el queso de su negro pico. El astuto
zorro, que no deseaba otra cosa, cogió entre sus dientes la suculenta presa y, dejando burlado al
cuervo, se puso a devorarla bajo la sombra de un árbol.

MORALEJA:

Quien a los aduladores oye nada bueno espere de ellos.


EL HOMBRE Y LA CULEBRA

Un hombre, pasando por un monte, encontró una culebra que ciertos pastores habían atado al
tronco de un árbol, y, compadeciéndose de ella, la soltó y calentó. Recobrada su fuerza y libertad,
la culebra se volvió contra el hombre y se enroscó fuertemente en su cuello.

El hombre, sorprendido, le dijo: - ¿Qué haces? ¿Por qué me pagas tan mal? Y ella respondió: - No
hago sino obedecer las leyes de mi instinto. Entretanto pasó una raposa, a la que los litigantes
eligieron por juez de la contienda. - Mal podría juzgar - exclamó la zorra -, lo que mis ojos no vieron
desde el comienzo. Hay que reconstruir los hechos. Entonces el hombre ató a la serpiente, y la zorra,
después de comprobar lo sucedido, pronunció su fallo. - Ahora tú - dirigiéndose al hombre, le dijo -
: no te dejes llevar por corazonadas, y tú - añadió, dirigiéndose a la serpiente -, si puedes escapar,
vete.

MORALEJA:

Atajar al principio el mal, procura; si llega a echar raíz, tarde se cura.

CHISTES

1. Caperucita Roja va por el bosque,


se encuentra al lobo feroz y él le pregunta:
- ¿A donde vas niña?,
Y ella le dice: - ¡A usted que le importa!
Y él dice: - como ha cambiado este cuento.

2. (Acento turista ingles)


- ¡Camaguego! ¡Hay un mosca en sopa!
- No es UN mosca, es UNA mosca.
- (turista asombrado) ¡Caray! ¡Que vista tiene usted!
¿Me da un café con leche corto?
- Se me ha roto la maquina, cambio...

3. Oiga, ¿Este autobús me lleva al cementerio?


- Hombre, si se pone delante, es posible...

ANÉCDOTAS

Años atrás un agricultor tuvo un cultivo de grano inusualmente fino casi listo para ser cosechado.
Una granizada llegó repentinamente y destruyó todo el cultivo.

Después de la tormenta, el agricultor y su hijo observaban los campos desolados desde la entrada
de su casa. Cuando el pequeño niño vio lo que quedó del trigo, las lágrimas llenaron sus ojos.

Sin embargo, su padre comenzó a cantar en voz baja, “Roca de la eternidad, fuiste abierta para mí;
sé mi escondedero fiel; solo encuentro paz en Ti”.
Cuentos

SUPERMAN A VOLAR

Un día Superman estaba volando cuando vio a un monstruo. Superman le ganó y se fue volando a
su casa. Se subió al tejado, el tejado se rompió porque estaba sucio y Superman se cayó.

Se rompió un diente y se fue al dentista. El dentista era otro monstruo que se llamaba Samuel,
entonces Superman le ganó también y se fue a otro dentista que no dijera mentiras y fuera
simpático. Allí se curó el diente. Al salir se encontró a una mosca, se hicieron amigas, se fueron de
excursión a la selva y lo pasaron muy bien.

LA TORTUGA TOMASA

Un día de sol la tortuga Tomasa se fue al parque. Allí se columpió y luego se cayó del columpio. Vino
su amiga tortuga y la ayudó a levantarse. Jugando las dos tortugas encontraron una casa. La casa
estaba llena de agua.

Abrieron las ventanas y la puerta y se vació de agua. Subieron al tejado y había un tambor y una
trompeta. Las cogieron y se pusieron a tocarlas. Al rato fueron a un bar a comprar un bocadillo de
tomate y se lo tomaron en casa de Tomasa con un tenedor.

EL HUEVO Y UNICORNIO

Erase una vez un huevo que andaba por la carretera. Cuando el semáforo se puso verde se fue a la
universidad. En la universidad estaba aprendiendo números y sacó un uno porque no lo hizo bien.

Cuando se acabó la clase se fue al patio a comerse sus uvas de desayuno. Cuando terminó se fue a
jugar y se encontró una uña que era mágica.

Se puso la uña y pidió un deseo. Pidió que apareciera un unicornio. Después se montó en el unicornio
y se fue volando muy lejos.
LEYENDAS

LA LEYENDA DEL REY ARTURO

Según cuenta la leyenda, en lo que actualmente es Gran Bretaña vivía el rey Uther Pendragon que
tenía una larga disputa con el duque de Tintagel.

Con motivo de hacer las paces de una vez por todas, Uther invitó a su castillo al duque y a su esposa
Ingrayne. Al ver a la duquesa Uther se enamoró de ella y se obsesionó a tal punto que pidió a Merlín,
el mago de la corte, que la hechizara para hacerla creer que era su esposa.

De este amor nació Arturo que fuera entregado a Sir Héctor por Merlín para que lo adoptara como
su hijo.

Al cumplir Arturo los 16 años Sir Héctor lo llevó con su propio hijo Sir Kay a Londres, donde los
caballeros luchaban sin éxito por liberar una espada de una cárcel de piedra. Y según contaba la
leyenda el que consiguiera liberar la espada pasaría a ser el rey de toda Bretaña. Arturo lo consiguió
sin ningún esfuerzo y fue promulgado rey.

Arturo reinó rodeado de los más valerosos caballeros: Perceval, Gawain y Lancelot. Contrajo
matrimonio con la hija del rey Cameliard, Ginebra, la que lo engañó con Lancelot. En tanto Arturo
mantuvo un romance con su hermanastra Morgana que quedó embarazada y nació Mordred.

Éste fue quien dejó en evidencia el romance oculto entre Ginebra y Lancelot, noticia ante la cual
Arturo no tuvo otra opción que ordenar que su esposa fuera quemada en la hoguera como mandaba
la ley. Pero esto no pudo darse ya que Ginebra fue rescatada por Lancelot huyendo juntos hacia
Francia. Arturo indignado salió a perseguirlos dejando su reino al mando de su hijo Mordred.

Al regreso de Arturo al reino de Camelot, su hijo no le entrega el trono y debe trabarse en lucha con
éste para recuperarlo. Arturo y Mordred se enfrentan en una disputa en la que el padre mata al hijo
no sin que éste antes lo hiera también de muerte.
LA LEYENDA DE LAS SIRENAS

Según la mitología griega las sirenas eran criaturas fantásticas con la mitad del cuerpo en forma de
pájaro y la otra mitad de mujer.

Eran compañeras de Perséfone y al ser raptada ésta por Hades, no lograron salvarla por lo que en
venganza la madre de Perséfone, la diosa Deméter, las transformó en un hibrido, mitad mujer y
mitad pescado.

Vivían en la isla de Artemisa y tenían un canto melódico como el de los pájaros, sumamente
atractivo, seductor, que llamaba la atención de los marineros, advirtiéndoles de los encantos ocultos
del mundo submarino, engañándolos así para hacerlos caer en su trampa y devorarlos.

En la Odisea, el autor griego Homero relata que cuando el barco de Ulises navegaba frente a la isla
Artemisa, él hizo que toda su tripulación tapara sus oídos con cera para no escuchar el seductor
canto de las sirenas y caer en sus encantos maléficos. En tanto él no pudo tolerar su curiosidad y
planificó una estrategia, se ató al mástil del barco y ordenó que no lo dejaran soltarse por nada.
Ante esta frustración las sirenas se tiraron al mar ahogándose.

LA LEYENDA DEL UNICORNIO

Hace muchísimo tiempo atrás, en otras épocas muy remotas, salvajes y fantásticas criaturas vivían
y andaban libres por ahí.

La más hermosa de todas ellas era el Unicornio, una criatura de color blanco, con cuerpo de caballo,
barba de chivo, patas de antílope y un cuerno en la frente, que era perseguido permanentemente
debido a los mágicos poderes curativos y de juventud eterna de éste último.

Pero esta criatura no era fácil de atrapar, era muy rápida y ágil. La única forma de hacerlo, era
recurriendo a los encantos de las inocentes doncellas, de corazón puro, a las que los unicornios se
acercaban ingenuamente atraídos por su pureza y apoyaban la cabeza en sus regazos.

De esta manera al estar distraídos eran atrapados por ambiciosos cazadores que les cortaban los
cuernos, muriendo como consecuencia inmediatamente después. Así, progresivamente fueron
desapareciendo y extinguiéndose todos los unicornios, siendo hoy tan sólo una hermosa y
recordada leyenda.

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