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Introducción
Existen ciertas características formales y ciertos principios teóricos que dan homogeneidad
al happening, no obstante la considerable variedad de modos en que éste ha sido entendido
y llevado a la práctica por los artistas. Dada la íntima vinculación entre la forma del
happening y los objetivos que éste persigue, seguiré un orden correlativo en el tratamiento
de ambas cuestiones.
Por último, el happening, pese a estar planeado (con más o menos precisión) de
antemano por el artista, ofrece a los espectadores la posibilidad de participar en
cierto grado (que difiere según el artista) en la realización de la obra, pasando así a
formar parte de ella y convirtiéndose en sus coautores.
El happening tiene también por objeto la creación de una nueva sensibilidad entre
sus participantes. Posee una función pedagógica orientada a la identificación de arte
y vida.
Este proceso de aprendizaje adquirió un marcado matiz político entre los artistas europeos
(como Lebel, Vostell o Beuys), que vieron en el happening un medio para liberar al hombre
de una situación de pasividad y opresión no sólo artística, sino también política y social,
impuesta por los modelos culturales dominantes.
La primera divulgación de los objetivos del happening estuvo ligada tanto a la misma
realización de happenings y su impacto en los círculos artísticos neoyorkinos como a la
labor teórica desarrollada por Allan Kaprow a través de artículos periodísticos (como
"Education of the Un-Artist", 1961).
Por otra parte, a mediados de los 60 algunos de los miembros más destacados del
happening se ocuparon del estudio teórico del movimiento, colaborando así a su definitiva
consolidación como forma de expresión artística (Kaprow, "Assemblage, Environments and
Happenings", 1966; Lebel, "Le Happening", 1966; Vostell, "Dé-collage Happening", 1966).
Los principales impulsores del happening fueron: en Nueva York, Allan Kaprow, Jim Dine,
Claes Oldenburg y Robert Rauschenberg; en Europa, Wolf Vostell, Jean-Jacques Lebel y
Joseph Beuys.
"Eighteen happenings in six parts", de Kaprow, Reuben Gallery, Nueva York, 1959.
"The smiling workman", de Jim Dine, Judson Church, Nueva York, 1960.
1[Este happening, que suscitó una intensa participación, consistía en plantar 7.000 encinas
en la zona municipal de Kassel y erigir junto a cada una de ellas una columna de basalto.]
El happening está relacionado de un modo directo con el dadaísmo (algunos autores lo han
incluido por ello dentro de la corriente neodadaísta), tanto en virtud del carácter público,
desconcertante y provocador de algunas de las manifestaciones de este movimiento como
por retomar su ideal de abolir las diferencias entre el arte y la vida. Así mismo se relaciona
con el surrealismo en la medida en que este continuó la línea dadaísta y por el recurso a la
libre asociación de elementos (es decir, el collage sensu lato).
Con respecto a corrientes artísticas contemporáneas, Kaprow relacionó desde sus orígenes
al happening con el assemblage y el environment; si el primero estaba construido para ser
contemplado y manipulado desde el exterior, y el segundo para serlo desde el interior, el
happening iba más allá con la introducción del movimiento,
la acción, en el espacio, y suponía un avance en el grado de participación del espectador.
Tanto el assemblage como el environment fueron cultivados por Kaprow y otros artistas del
happening, desarrollándose de modo paralelo a éste.
Pueden considerarse también deudores del happening el "arte del comportamiento", el body
art y el performance art.
Por su carácter colectivo y por exponer con brevedad los objetivos del happening, incluidos
los políticos, he escogido como texto significativo de este movimiento el "Manifiesto sobre
el happening" de 1966, que reproduzco a continuación de forma extractada:
Si es verdad que el arte debe ser vivido por todos y no por uno, es necesario
eliminar todo cuanto lo corrompe. Terminemos de una vez por todas con los
intermediarios.
El happening crea una relación de intensidad con el mundo que nos rodea porque
se trata de hacer prevalecer en plena realidad el derecho del hombre a la vida
psíquica.
Cuando hayamos conquistado la soberana multiplicidad del ser eso querrá decir
que habremos sobrepasado el arte, que hemos ido más allá del teatro y alcanzado
la vida.
Firmado por más de cincuenta artistas, entre otros por Ben, Joseph Beuys, Bazon Brock, Jean-Jacques Lebel,
Constant Nieuwenhuis, Wolf Vostell y Allanzion
En cuanto a las repercusiones del happening, la más evidente la constituye el "teatro total"
de nuestros días; su influencia también puede rastrearse en el empleo de la espectacularidad
como método de acción politicosocial (casos próximos son los de Panella, Ruiz Mateos y
Greenpeace) y (esto es más discutible) la progresiva interactividad de los "media" ("Quién
sabe dónde", "Ana", los chats de Internet...).
Bibliografía utilizada
S. MARCHÁN FIZ, "Del arte objetual al arte del concepto", Akal, Madrid, 1990
E. LUCIE-SMITH, "El arte hoy: del expresionismo abstracto al nuevo realismo", Cátedra,
Madrid, 1983
ANNA GUASCH FERRER y JAVIER HERNANDO CARRASCO, "Arte del siglo XX",
vol. 11 de
H. OSBORNE (dir.), "Guía del arte del siglo XX", Alianza, Madrid, 1990